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EL PROBLEMA SOCIAL DE LA CEGUERA

Introducción
Mario Rene Matute García-Salas, joven profesional, poeta y narrador, recientemente
egresado del departamento de psicología de la Facultad de Humanidades de San Carlos
de Guatemala, invidente, audaz, acorde con su tiempo y su problemática, entregó para el
acto de su investidura profesional un trabajo que, lejos de ser el simple acto por el que
un estudiante próximo a llegar a la profesionalización, debe llenar el requisito de
elaborar una tesis, viene a ser un verdadero estadio de lo que enuncia en su titular: “El
problema psicosocial de la ceguera”.
El trabajo de Matute García-Salas, que debe ufanar con toda propiedad a nuestra
Carolingia Casa de estudios, ha llegado a nuestras manos en su forma original: Paso
previo para su edición por parte de San Carlos de Guatemala que de esta loable manera,
premia a uno de sus jóvenes egresados. Joven mental y cronológicamente, sin grasa ni
en el cuerpo ni en el cerebro, que, andando el tiempo, ha venido a convertirse en un
cabecilla que lucha inclaudicablemente en contra de los inveterados y obsoletos
prejuicios con que nuestra sociedad, honesta y fecunda, “premia” a los invidentes: Ya
negándoles una participación activa dentro del conglomerado social; ya relegándoles a
una peque fía porción, minimizando su capacidad, tratando de reconcentrarlos en
hospitales o centros en que puedan sobrevivir “con decoro” (?) y alejados de la
infamante mendicidad. Centros donde puedan dedicarse a la música (prejuicio más que
ridículo y que ha “escalado” alturas tan populares corno lo viene a ser el que aparezca
en la Enciclopedia universal editada por Espasa Calpe, tomo XIII, p. 100 y,
certeramente, citado por Mario René Matute García-Salas en su trabajo comentado) y
puedan llevar “su manera de ser” (?) en forma “normal”. (!)
La creencia de que los invidentcs no pueden hacerse cargo d serias responsabilidades,
viene a ser tan infundada como podría ser la afirmación de que los ciegos fácilmente
puedan ser “despistados”, por ejemplo en su manejo de monedas y diversos objetos; en
el reconocimiento de personas que se les acercan, en orientación y locomoción. Incluso
en que, por su condición de invidentes, cita Matute, se crea que son proclives a ser
engañados por las mujeres en su vida conyugal… (!!).
De frente a consideraciones de orden diario, de cerca a las responsabilidades que atañen
a graves problemas cívicos, el autor de esta tesis nos entrega también una lección
ejemplar. Es el ciego producto de su ambiente. Se mueve en una sociedad justa o
injusta, según sea quien considere y valore los actos de esa sociedad. Es un ciudadano
que trabaja, piensa, existe, se mueve diariamente entre sus semejantes, asiste a
espectáculos de la más diversa índole, habla de todo lo que hablamos los videntes,
percibe olores, sabores y colores (aún en casos de in videntes que no tienen percepción
lumínica de ningún tipo, es dable hablar de los colores; no es este el caso de M’alute,
que guarda memoria de colores en forma nítida y precisa. Así, en trabajo suyo que
nosotros publicáramos en la revista “Guatemala Comercial” cita, al reseñar en prosa
justa, sus recuerdos de un viaje a México y no habla de “las multicolores minifaldas de
las chicas ). Y como de acuerdo con una racionalidad equilibrada, todo ser humano lo es
de obligaciones tanto como de derechos, tenernos que el ciego trabaja (al menos lo
hacen los ciegos en Europa, Asia, algunas partes d América), vive, piensa y actúa,
tributa y disfruta tanto o más que un vidente que, en múltiples casos —y bajo un
aparente discurrir normal., oculta graves trastornos físicos y mentales, sin que por ello
sufra la afrenta de la discriminación ni reduzca su posibi1idad-disponibilidad
competitiva en todos los órdenes humanos. Y como muy bien señala el autor que
comentarnos: Tenernos casos de epilépticos débiles mentales, cardíacos, etc.,
apoltronados cómodamente en butacas de sueño eterno, en puestos de importancia, tanto
en la terrenos de la iniciativa privada, como en los graves y delicados cargos de la
dirigencia nacional...
¿Será de esta suerte, que tratamos nosotros de situar a los invidentes en un terreno
desajustado, rozando la genialidad? Definitivamente no. El hecho de ser nosotros
videntes, no nos garantiza que nuestra inteligencia sea “superior” a la de ellos; corno
tampoco el hecho de que un ciego destaque en el medio que nos circunda, lo coloca en
el plano de la genialidad. Lo que se trata de hacer es situar el problema y darle una
solución racional. Comprobar la capacidad de los invidentes frente a la hipotética
superioridad de los no carentes de visión. Erradicar la aplicación paternalista en el trato
para con los “cieguecitos”, situarlos en nuestra realidad diaria y dejar de lado el
tratamiento de minusvalia para con ellos ya que, como perfectamente señala
Matute, ...“en la actualidad, la educación ha liberado a muchos ciegos de ese
sentimiento de minusvalencia. Pero, por otra parte, la agresividad competitiva de la
sociedad ha aherrojado a la gran mayoría a lugares marginales improductivos”. Para
precisar, inmediatamente después, estos claros conceptos dadores de una realidad que
no podemos dejar pasar sin pecar de insensatos:
“Solamente con un cambio radical de estructuras, podrá irse transformando la visión
generalizada acerca de las deficiencias físicas y podrá otorgárseles progresivamente a
los individuos que las padecen, una ubicación correcta dentro del esfuerzo colectivo de
construcción social.
“Al desaparecer el sentido de la propiedad privada, desaparecerán todos los
sentimientos que su reflejo psicológico ha creado en la conciencia del hombre”.
El propio Matute García-Salas admite, con muy buen poder reflexivo, las limitaciones
que como hombre le son dadas a sus semejantes, invidentes o no. El caso es que todos
estamos inmersos en una cantidad innumera de limitaciones y realizaciones, de acuerdo
con lo que sea nuestra acción. Si nuestro desarrollo físico y mental es paralelo, si
nuestro poder de autodisciplina escoge el camino más largo y difícil frente a los
diversos problemas que diariamente se nos plantean, entonces, estaremos en el camino
de lo justo y erradicaremos prejuicios y hedonismos insulsos. Si, por el contrario,
nuestro desarrollo mental y físico va por carriles diferentes, seremos unos viejos jóvenes
que equivocamos el camino y nos entregamos al uso y abuso de de formaciones de todo
tipo. Seremos parásitos (aunque nos autollamemos “creadores), deambulando en torno a
nuestra ciudad, atormentándonos a nosotros mismos y a los que nos rodean. Y serán o
no complacientes con nosotros, en la medida en: que nuestras angustias no transgredan
el orden natural, no pasen la frontera de lo racional y se den de frente con la
irracionalidad.
Frente a todo esto, la conciencia, la inteligencia y el pensamiento de Maria René Matute
se rebelan. Y hace bien. Es un aporte válido para su lucha. Válido desde cualquier
ángulo que se le contemple y digno de ser tornado en cuenta por nosotros, los videntes
discriminadores...
“Además —indica Matute—, pensamiento e inteligencia no son tratados en el curso de
este trabajo, corno ordinariamente se les considera; esto es, como sinónimos.
Pensamiento e inteligencia son aquí, dos elementos cualitativamente distintos. El
pensamiento que es la ordenación de los conceptos con la ulterior aplicación, práctica de
sus inferencias, es el instrumento encargado de resolver los problemas (le todo tipo que
la realidad plantea. La inteligencia como reflejo de la realidad no se abre ante ésta con
el sentido práctico del pensamiento, sino con la profundidad escrutadora del
descubrimiento La inteligencia es el instrumento avizorador que sintetizando y
analizando los elementos conocidos, es capaz de ir más allá para plantear los problemas
de todo tipo que han de servir al hombre como incentivo infinito e inagotable en su
marcha constante de superación. La inteligencia es, pues, la visión de la conciencia
encargada de plantear la problemática del hombre”.
De frente a lo anterior, queremos nosotros señalar que el fin de estas notas no es sino
una reiteración fraternal y objetiva, de principio a fin, de los conceptos vertidos por
Matute en su tesis. Existe una profunda sintonía en cuanto a los principios universales
que el autor defiende y los defendidos por nosotros. Y es el testimonio de una honda
certidumbre en lo referente a que si su trabajo es visto con la seriedad y serenidad que
estos problemas demandan, Matute no solamente será reconocido como un verdadero
luchador, que en nuestro medio ha puesto el dedo en la llaga, sino que se le concederá el
derecho que tiene a afirmar que ha entregado un aporte. Pero ya no en la forma modesta
en que él lo apunta al inicio de su trabajo (y de frente a la problemática de los
deficitarios físicos “en una sociedad estructurada al estilo de la nuestra”), sino de una
manera más audaz y certera, como certera es la forma de Matute al contemplar, al ver,
sí, al ver, sí, al ver la vida y los fenómenos que la rodean. Y qué regocijo interior habrá
de coronar los pasos de Mario René, al recordar la prohibición que le entregaran para
ejercer el magisterio, los obstáculos que recibiera para dedicarse corno cualquiera de
nosotros a su trabajo diario y las barreras que le concedieran los abanderados del
oscurantismo académico (que lo hay, indudablemente.. .), al encaminar sus pasos por el
encomiable derrotero de la profesionalización...
Con una esmerada dedicación Matute después de modestos inicios llegó al final
(hipotético final desde luego para un estudioso verdadero) de sus estudios universitarios.
Le ha sido siempre fiel a San Carlos de Guatemala que hoy puede con toda propiedad
ufanarse de su egresado. La Facultad de Humanidades principia a entregar valiosos
elementos para la patria. Elementos que destacan ya en su lucha diaria con toda la
problemática nacional puesta ante si y tratada de aprehender y comprender por ellos.
Así, Matute demanda la crítica. Conoce, como queda dicho anteriormente, sus
limitaciones humanas. No se considera un genio, ni a ningún ciego por el simple hecho
de que se supere. No considera tampoco mal a los videntes, aunque seamos cegatos...
No, por supuesto, descarta la posibilidad de que se registren casos de invidentes
geniales, en cuyo caso, la ceguera nada tendría que ver con esa condición señalada.
Demanda la crítica hemos apuntado. Ello es cierto porque toma su trabajo como un
primer escalón para un gran diálogo en torno a lo problemática que en su trabajo aborda
y denuncia.
Dejemos, pues, vibrando en el aire la certera flecha brotada del carcaj de Mario René.
Dejémosla vibrando con sus propias palabras, estiletes de verdad y nobleza, al
autoanalizar brevemente su trabajo, objetiva, humanamente:
“Es obvio que los argumentos que rodean esta tesis, no se agotan ni con mucho en el
desarrollo de la misma.
“Véase pues, en este primer intento de descripción e interpretación, sólo el paso inicial
que pueda conducirnos a una más amplia y profunda comprensión de toda la
problemática de los deficitarios físicos, en una sociedad estructurada al estilo de la
nuestra.
“Creo que se han escrito muchas obras en torno a la educación del niño y el adulto
ciego, a su rehabilitación, a su capacidad de trabajo, a sus derechos y obligaciones, a sus
problemas inmediatos y a la forma de resolverlos. Pero asimismo creo que un intento de
interpretar la situación de los ciegos desde el punto de viola que este trabajo sustenta, es
todavía muy pobre en el mundo entero, no obstante que representa la tarea más
científica y el método más objetivo de llevarla a cabo.
“Así, la pretensión de este trabajo, no puede ser de ninguna manera la de un axioma
incontrovertible: Es, por el contrario, el primer párrafo de un diálogo que espera la
crítica y el desbrozamiento de todo aquello que, involuntariamente haya venido a
desvirtuar su fidelidad a la ciencia y a la objetividad”.

Guatemala y Caracas, 1971.

Carlos Zipfel y García.

PREFACIO
Estas breves notas iniciales, no tienen otro objetivo que el de plantear al lector, de
manera muy sucinta y esquemática, tres aspectos de la obra misma: a) la tesis que ella
asienta; b) la forma en que se plantee el problema; y c) un breve análisis de las páginas
subsiguientes.
Tesis
En gran manera, lo que aquí se afirma tiene validez, no sólo para los seres humanos
privados de la vista, sino para todos los deficitarios físicos en general, exceptuando a
aquellos cuyas afecciones vulneran de algún modo el funcionamiento correcto de la
corteza cerebral.
De la misma manera que el sentimiento de celos es un producto tardío de la conciencia
humana, aparecido cuando el ser amado se confunde con el todo de la propiedad privada
durante el surgimiento de la familia patriarcal. Asimismo los sentimientos de
minusvalencia son también socialmente condicionados a través de la historia y son
vividos en dos polos diferentes: a) el del grupo que pretende captar la subjetividad del
individuo minusvalente; y b) por el individuo mismo que. por alguna razón, constata
objetivamente alguna incapacidad para la competición con los demás. Desde luego,
desde el régimen del comunismo primitivo, debió ser problemático para los deficitarios
físicos, realizar todas las operaciones que les dieran como resultado, los mismos
beneficios que obtenían los demás. Sin embargo, no fue sino hasta cuando la propiedad
privada, durante el régimen esclavista, comenzó a instituirse, que los individuos con
deficiencias físicas —y entre ellos por supuesto los ciegos— tuvieron un motivo real de
significación social, para sentirse inferiores, puesto que tropezaban con muchas más
dificultades para competir y para controlar los bienes de que pudieran apropiarse. De
esta manera, se les relega a los campos más improductivos y se forma a su alrededor y
en su propia conciencia, el sentimiento de minusvalencia.
La posesión de bienes materiales, ya por herencia o por gran habilidad competitiva del
sujeto deficitario físico, es el único medio de librarse de ese sentimiento. De aquí que la
invalidez se asocie siempre con pobreza, mendicidad e inutilidad.
Los hábitos mentales de los grupos, no responden de inmediato a los cambios
materiales: De aquí que persistan por muchísimo tiempo, viejas fórmulas que ya no
tienen un estímulo real, porque éste ha desaparecido en el pasado.
Respecto a los ciegos, se sigue pensando exactamente lo mismo que durante el régimen
esclavista o, en el mejor de los casos, lo mismo que durante el medioevo. Son muy
pocas las capas donde se les comprende como un ser productivo, pensante activo, capaz
de participar en la praxis social, en el esfuerzo colectivo del trabajo.
El capitalismo, en una contradicción más de sus realizaciones, ofrece al ciego —lo
mismo que a todos los individuos— mucho mayores posibilidades de instrucción que
antes, pero a la vez, acrecienta el factor competitivo hasta la exacerbación. De este
modo, en la actualidad, la educación ha liberado a muchos ciegos de ese sentimiento de
minusvalencia. Pero, por otra parte, la agresividad competitiva de la sociedad, ha
aherrojado a la gran mayoría a lagares marginales improductivos.
Solamente con un cambio radical de estructuras, podrá irse transformando la Visión
generalizada acerca de las deficiencias físicas y podrá otorgárseles progresivamente a
los individuos que las padecen, una ubicación correcta dentro del esfuerzo colectivo de
construcción social.
Al desaparecer el sentido de la propiedad privada, desaparecerán todo los sentimientos
que su reflejo psicológico ha creado en la conciencia del hombre.

Forma de presentar el problema

En realidad la intención de esta pequeña obra, es la de constituirse en un modesto aporte


para la liberación integral de todos mis hermanos ciegos del mundo. Como nuestro
problema es aún un tópico desconocido por los (cerebros estudiosos, se hacía necesario
presentar una semblanza general de éste y del desarrollo que ha tenido a través de la
historia, a fin de ubicar con alguna precisión al lector, señalando los verdaderos orígenes
y las posibles fases de toda la problemática, así como los alivios factibles que pueden
ofrecérsele desde nuestro actual estado de cosas y la solución única y radical de la
misma.
Se ha dividido entonces el trabajo, en dos grandes partes:
Una descriptjiva y otra analítica y doctrinaria. La primera es base para la comprensión
de la segunda.

Breve análisis del trabajo

Es obvio que los argumentos que rodean esta tesis, no se agotan ni con mucho en el
desarrollo de la misma.
Véase pues en este primer intento de descripción e interpretación, sólo el paso inicial
que pueda conducirnos a una más amplia y profunda comprensión de toda la
problemática de los deficitarios físicos, en una sociedad estructurada al estilo de la
nuestra.

Creo que se han escrito muchas obras en torno a la educación del niño y el adulto ciego,
a su rehabilitación, a su capacidad de trabajo, a sus derechos y obligaciones, a sus
problemas inmediatos y a la forma de resolverlos. Pero asimismo creo que un intento de
interpretar la situación de los ciegos desde el punto de vista que este trabajo sustenta, es
todavía muy pobre en el mundo entero, no obstante que representa la tarea más
científica y el método más objetivo de llevarlo a cabo.
Así, la pretensión de este trabajo, no puede ser de ninguna manera la de un axioma
incontrovertible: Es, por el contrario, el primer párrafo de un diálogo, que espera la
crítica y el desbrozamiento de todo aquello que, involuntariamente, haya venido a
desvirtuar su fidelidad a la ciencia y a la objetividad.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Capítulo 1
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Es justo pensar alguna vez, que la realización de toda una vida, bajo determinadas
circunstancias, merece alguna explicación. El hecho de estar ciego, atrapado entre la
densa malla de prejuicios de nuestra época, sin más recursos que el de la propia
conciencia, venida de una visión objetiva de los hechos y del claro diálogo con los
amigos desprejuiciados y auténticos, es un fenómeno, estadísticamente raro, que
sumado al éxito en algunas líneas y algunos propósitos ideo lógicos, de transformación
y de influencia sobre el medio, amerita el aporte de algunos datos que dan cuenta de la
posibilidad del hecho y de su veracidad científica. Esto es, que lo explique como un
hecho real, en un momento y en una sociedad dados, ausente de todo rasgo ficticio. De
esta suerte, el trabajo se levanta sobre el propósito primordial y quizá paradójico, de
explicar su propia existencia. Esto, desde luego, merece alguna aclaración. Discutiendo
sobre los posibles temas de mi tesis, yo sostenía que cualquiera era aceptable siempre y
cuando no se relacionara con el problema de los ciegos, por ser precisamente yo, un
ciego. Deseaba demostrar, trabajando sobre cualquier tópico científico, que los ciegos
podíamos manipular las ideas, los conceptos y las categorías con tanta precisión come
cualquier otro cerebro dotado de visión. Aseveraba que el revertirse del pensamiento
sobre el propio problema, que pudiera constituir a los ojos de los demás, el problema
central de la vida misma, era algo así como afirmar, que los ciegos no podíamos salirnos
de nuestras propias fronteras y que aun dentro de la especulación o de la ciencia,
deberíamos permanecer en la propia isla de los ciegos. Las respuestas de los
interlocutores amigos, me convencieron de algo, que sin ser lo contrario, podría en lo
formal parecerlo: Debía tratar el problema de los ciegos en mi tesis, precisamente para
demostrar que tal problema no está en ellos mismos sino en el contexto social que los
involucra, incluyendo en él toda la gama de ideas prejuiciosas, actitudes
discriminatorias y posturas de auto- suficiencia que hacen de la visión, así como del
dinero, de la posición social o del pensamiento especulativo, ídolos irracionales. La
mejor arma para rebatir con firmeza los prejuicios en torno a la ceguera y sus
consecuencias, era precisa mente el enfoque objetivo de los reales problemas que los
ciegos debemos afrontar hasta el grado de establecer sus verdaderos orígenes sociales,
las exactas limitaciones que ellos significan para la personalidad individual y algún
vislumbre sobre el camino terapéutico, que planteando los cambios necesarios, en la
dimensión y profundidad requeridas, atraigan el ambiente propicio para el desarrollo
integral y armónico de todos los hombres, incluyendo a los deficitarios físicos en cuyo
rubro queda inscrita la ceguera.1
1 <. . .Ya Marx mostró que toda actitud científica obliga a situarse en otro punto de vista
que las particularidades psíquicas del hombre se han constituido en el proceso del
desarrollo histórico y que 1os órganos de los sentidos son el producto de la historia
universal»
Kosik, Leontiev, Luna. “El hombre nuevo”.
Ed. Martinez Roca, S. A., Barcelona, España, 1969, p. 89.

Metodología
Al entrar en total acuerdo con Alberto Merani,2 (ver Merani, Alberto L. “La dialéctica
en psicología”.Cap. II, apartados III,IV, V.) cuando afirma éste que la complejización de
la materia viviente habiendo llegado a un tope en la evolución filogenética, necesitó
marcarse en un plano cualitativamente diferente para continuar en su proceso de
superación, realizándose entonces el mundo de la cultura y la vida humana encontramos
que ni la cibernética ni la testología pueden ser cuadros suficientes para atrapar en sus
reducidos conceptos toda la riquísima imagen del hombre De aquí que deliberadamente
se prefiera para el apoyo científico del presente trabajo conceptos materialistas de la
historia, la interpretación materialista dialéctica del hombre Sus procesos mentales y su
sociedad desechando como meta cualquier cuantificación o juego estadístico, cuya
función instrumental puede ser muy valiosa en el caso en que la ciencia necesite
localizar números, prever aumentos o constatar curvas u ondulaciones. Como el
propósito de este trabajo no está referido a ninguno de estos tres tópicos sino más bien
es el de realizar en forma modesta pero clara la imagen del ciego a través de los tiempos
su ubicación en el presente y su segura reivindicación en el futuro, éste ha sido tratado
como todos los demás hombres discriminados por una u otra razón, contemplándolo en
medio de las fuerzas que constituyen las fundamentales contradicciones de nuestro
tiempo y avizorando una perspectiva de cambio y superación.
Utilizando la inducción y deducción de la lógica formal, como procedimiento
descriptivo y la dinámica de la lógica dialéctica en cuanto a la interpretación de
cambios, la acumulación de factores cuantitativos y su transformación en elementos
cualitativos, en la generación de factor contrarios a partir de causas opuestas, etc.
Se ha procurado enmarcar toda la problemática específica de los ciegos, dentro de un
lineamiento estrictamente científico, que sin perder el recurso de lo anecdótico,
guardara el más honesto apego a la realidad y su interpretación objetiva.
Además, pensamiento e inteligencia no son tratados en el curso de este trabajo, como
ordinariamente se les considera; esto es, como sinónimos. Pensamiento e inteligencia
son aquí, des elementos cualitativamente distintos. El pensamiento que es la ordenación
de los conceptos con la ulterior aplicación práctica de sus inferencias, es el instrumento
en cargado de resolver los problemas de todo tipo que la realidad plantea. La
inteligencia como reflejo de la realidad no se abre ante ésta con el sentido práctico del
pensamiento, sino con la profundidad escrutadora del descubrimiento. La inteligencia es
el instrumento avizorador que sintetizando y analizando los elementos conocidos, es
capaz de ir más allá para plantear los problemas de todo tipo que han de servir al
hombre como incentivo infinito e inagotable en su marcha de constante superación. La
inteligencia es pues, la visión de la conciencia encargada de plantear la problemática del
hombre.

Proceso
La inquietud por poner en manos de los humanistas, de los maestros y del pueblo en
general un trabajo, que conteniendo los conceptos fundamentales que en un apretado y
quizá no del todo feliz ordenamiento, se sirven a través de estas páginas, comenzó a
hacerse efectiva desde los años de la adolescencia cuando la incomprensión del medio y
la escasez de recursos, empezaban a complicar en algún grado, los estudios en la
Escuela Normal Central para Varones de Guatemala. Se hizo entonces patente, con todo
el vigor de lo incontrovertible que el ingenio sumado a la buena voluntad, eran factores
suficientes para que el cerebro de un ciego pudiera ensayarse también en el discurrir de
la ciencias: Matemáticas, sociales y naturales 3. (<…Toda tendencia a considerar la
inteligencia del hombre o cualquier otra de sus propiedades como un algo invariable y
no como un proceso es falsa desde su base. La conciencia humana supone la perpetua
transformación de lo desconocido en conocido y, debido a ello, de la debilidad en
fuerza. Desde este punto de vista, todo hombre, independientemente de su constitución
física o de su raza, es una fuente inagotable de posibilidades realizándose>. Ibid. P. 35
Los principales problemas quedaron salvados siempre gracias a la palabra, el
pensamiento y comprensión de los compañeros de promoción. Muy por el contrario, las
autoridades educativas saturadas de prejuicios ambientales trataron de obstaculizar hasta
lo último el egreso del primer maestro ciego de nuestro país. Se logró que aceptaran su
graduación bajo una condición de suyo injustificable. El título que se me extendió a
pesar de no haber perdido ni una sola materia durante os cinco años de estudio, me
prohíbe ejercer legalmente el magisterio.
El panorama se amplió, la comparaciones entre el estado de cosas de otros países y el
nuestro en relación a los ciegos se hizo más vivos cuando la correspondencia tendió sus
lazos imperecederos con organizaciones tales como• Asociación Ignacio Trigueros en
México; Consejo Panamericano Pro-Ciegos con sede en Lima, Perú; Imprenta Braille
de Buenos Aires, Argentina; Unión Nacional de Ciegos del Uruguay; Federación
Internacional de Ciegos con sede en California, E.E. U.U. La asistencia a tres eventos
internacionales: 1. Conferencia para el bienestar de los ciegos, realizada en Guatemala
en marzo de 1961;II. Conferencia para el bienestar de los ciego realizada en Nueva
York, en agosto de 1964; y las fiestas del V aniversario de la Organización nacional de
ciegos trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos permitieron aumentar al máximo
la esfera de las amistades en el mundo de la tiflología y conocer más de cerca los
diferentes planteamientos y posturas de los distintos países e instituciones.
Cinco meses de observación en el “Arkansas Interprise for the Blind” (Centro de
rehabilitación) así como las visitas de observación en años diferentes a la Escuela para
Ciegos de Arkansas, al Industrial Home for the Blind en Nueva York, a la Light House
de Nueva York, a las escuelas para ciegos de México, al Comité internacional Pro-
Ciegos de aquel país, la Sección de tiflología de la Biblioteca nacional de México, al
Instituto de secundaria para ciegos de México, la Escuela para ciegos de San José de
Costa Rica, Escuela para ciegos de El Salvador, contribuyeron también a redondear la
idea de que aún con toda la problemática social de nuestros países, puede hacerse
mucho en el campo de la tiflología.
Finalmente, la certidumbre para trabajar sobre el problema psicosocial de la ceguera, me
llegó a través de la amistad y el trato personal con dirigentes ciegos da más de ocho
organizaciones mexicanas, de la “Cane Blanch” de Francia y de la Asociación “Valentín
Haüy”, de la “Asociación de ciegos de la Unión Soviética” y de la “Organización de
ciegos de España”, quienes con sus experiencias y sus argumentos (favorables o
contrarios a los míos), estimularon definitivamente el afán de estructurar una pequeña
obra, que contribuyera sobre todo a orientar a las esferas intelectuales sobre la realidad
de vida de los ciegos. Si en conclusión este trabajo sirve de modesto estímulo a las
mentes inquietas de mi país, habrá alcanzado su propósito primordial.

¿De qué manera se relaciona la ceguera con el modo de producción?

En cada modo de producción pueden distinguirse dos aspectos generales Por una parte,
todo el inventario de recursos e instrumentos utilizados por la sociedad con el propósito
de producir bienes de consumo y otros medios de producción. Por otra parte, puede
distinguirse un cúmulo de ideas que corresponden a ese modo de producción existente y
las cuales se expresan en las distintas fases de la conciencia del grupo: Arte, religión,
moral, ciencia y política.
La ceguera no es sino una limitación física, que influye sobre todo en la localización a
distancia y la determinación del color; esto reduce las posibilidades de movilización,
con igual velocidad y destreza que la mayoría de individuos. Como es fácil apreciar, en
una sociedad que trabaja con medios de producción adaptados generalmente al sentido
de la vista, la falta de ésta reduce las posibilidades productivas del individuo que la
sufre. Además, si en las ideas y en la determinación axiológica del grupo, priva el
criterio de que una disminución física visible, reduce las posibilidades competitivas del
sujeto, éste se verá acosado por una actitud general de minusvalencia respecto a él, a un
lugar donde la discriminación lo hace su víctima propiciatoria.
Muchos individuos sufren las más variadas afecciones físicas, con resultados tanto más
peligrosos que los que la ceguera puede producir en la interrelación personal: Sin
embargo, como tales afecciones permiten una actuación normal del individuo frente al
grupo, de tal modo que la visibilidad del defecto es casi imperceptible, permanece éste,
sin sufrir el golpe de la discriminación. He ahí a los diabéticos, cardíacos, enfermos
hormonales, débiles mentales, epilépticos, etc., desempeñando puestos de alta
responsabilidad en las capas profesionales, del magisterio e incluso de la dirigencia
nacional. Los invidentes, por el contrario, han sido reducidos, desde siempre, a un
número limitado de actividades: Sin ningún cuidado se les ha colocado al lado de los
idiotas en las leyes y en general se teme encargarles cualquier acción de
responsabilidad. El estereotipo mental que se tiene acerca de los ciegos es dentro de este
contexto irracional, el de una figura inútil, reducida generalmente a las acciones más
simples’ sencillas r de ordinario habituada en una postura de absoluta dependencia.
Los cambios materiales, por medio de los cuales se va adoptando una mayor
mecanización del trabajo, así como las nuevas relaciones económicas que tales cambios
van imponiendo, tienden a facilitar cada vez más, la incorporación de todos los
deficitarios físicos, incluyendo a los ciegos, al mundo de la producción; las nuevas
concepciones, extraídas de esta práctica en los nuevos hábitos de relación y de
producción, sobre el universo, la vida, la sociedad y el hombre, se marcan en una
decidida tendencia a hacer desaparecer de la mente humana, todas las raíces de la
discriminación, incluyendo en ellas la de los defectos físicos.

¿Existe una psicología particular de los ciegos?


Aunque un defecto físico, especialmente aquellos que tienen repercusiones sociales
como la ceguera sitúa a todos aquellos individuos que la padecen en una posición
igualitaria respecto a determinados factores, de manera alguna puede ello interpretarse
como un igual denominador en cuanto a acciones y reacciones, puesto que incluso la
misma situación frente a los mismos estímulos (una discriminación legal por ejemplo)
opera de manera bien diferente en cada individuo.
Cada individuo trae consigo un equipo biológico, que partiendo de la común herencia de
los padres se desarrolla en una multiplicidad de relaciones con el medio, las cuales
contribuyen a la afirmación de determinados rasgos o a la debilidad de otros. Este
equipo biológico, en juego dialéctico con el medio natural y social es el que determina
la base temperamental de la personalidad, sus ulteriores adquisiciones de aprendizaje, lo
que equivale a decir el nivel integral de su personalidad. Ningún individuo, ni siquiera
los gemelos univitelinos, cuentan con idéntico equipo biológico. Por otra parte, nunca el
ambiente natural ni social, corresponde con precisión matemática en uno y otro
individuo. Las diferencias de posibilidades son siempre evidentes, asimismo, las
diferencias en cuanto a las baterías de estímulo que representa la vida, son también de
suyo, muy marcadas; de aquí que aun en el caso en que muchos individuos compartan
una misma circunstancia vital, se vean obligados a utilizar los mismos recursos
compensatorios, deban enfrentarse a la misma problemática social y tengan hasta que
agruparse para defender similares derechos, ello no puede significar nunca, ni que sus
reacciones subjetivas se den en los mismos matices, ni mucho. menos, que por el sólo
hecho de sufrir una situación compartida, la armonización de su personalidad, haya
correspondido a idénticos moldes, produciendo de este modo una uniformidad en toda
su psicología.

¿Es la ceguera capaz de debilitar por sí misma la capacidad intelectual de quienes la


padecen?
Como podrá comprobarse en el desarrollo del presente trabajo, muchos han sido los
ciegos que han tenido la posibilidad de demostrar su gran capacidad intelectual. Valdría
entonces la pena, con el deseo de llevar a exageradas consecuencias la interrogante que
motiva este pequeño apartado, preguntar si el factor ceguera no ha sido aun en estos
casos limitante en alguna medida, lo que en otras palabras significa que de no haber sido
ciegos los sujetos que han demostrado ser inteligentes, lo hubieran sido en mucho
mayor grado. Es difícil una comprobación objetiva de tal hipótesis, sin embargo, es
sumamente difícil que cualquiera de los su jetos, ciegos de nacimiento que han
recuperado la visión tardíamente, hayan demostrado de alguna manera que su
inteligencia aumentaba gracias al dato sensible de la profundidad del color. Por otra
parte, los sujetos que han perdido la vista tardíamente tampoco perecen dar muestras de
una disminución en su capacidad intelectual, puesto que ésta como factor encargado de
plantear problemas, sigue operando con el mismo rigor y perspectiva en todas las
personas ciegas.
Ni pensamiento ni inteligencia se ven esencialmente afectados por una disminución
física que no aísla al individuo de la representación simbólica manipulada por su cultura
y producida a través de la historia en la praxis colectiva del género humano. Dice
Alexander Luna que “Vigostsky ha rechazado por completo las viejas ideas de acuerdo
con las cuales algunos procesos de la vida psíquica, tales como los actos voluntarios o la
memoria lógica, son actitudes originales, inherentes al hombre, o bien propiedades
naturales”, innatas, de su cerebro. Mediante una serie de observaciones y experiencias
convincentes mostró que esos procesos psíquicos se forman durante el desarrollo del
niño, bajo la influencia de su educación, gracias a su contacto con los adultos y a la
asimilación de la experiencia acumulada por la humanidad. Aparecen, ante todo, formas
del comportamiento exterior del niño que ejecuta las instrucciones del adulto, y sólo
después se convierten en formas complejas de la vida psíquica interior del hombre. El
acto que antes era dividido entre dos personas —dice Vigostsky— se convierte en un
procedimiento interno de organización del comportamiento del niño. Lo que durante
siglos se consideró como formas originales de la “vida del alma” aparece, en realidad,
como el proceso de formación compleja de la actividad psíquica en el desarrollo social
del niño”.

¿Qué pueden hacer las instituciones tiflológicas en sociedades discriminatorias?

El ser humano, ya en forma individual o colectiva, está trasponiendo lo no conocido al


campo de lo conocido; está. además, constantemente tratando de transformar su medio.
Así, las instituciones tiflológicas, pueden acumular conocimientos, descubrir
posibilidades e influenciar el medio social, por negativo que éste sea, a fin de
ablandarlo, y en la medida de lo posible, sentar las bases que favorezcan una
transformación ideológica y práctica en cuanto a la asistencia social en general y a la
tiflología en particular.
En el transcurso de este trabajo se encontrarán múltiples casos que en el sentido ya
apuntado, han aportado y aportan valiosísimos ejemplos, ya en forma individual, ya en
forma institucionalizada.

¿Son los casos de ciegos destacados, ejemplos de genialidad?


Es posible, desde luego, que alguna vez un genio quede ciego o nazca ciego. Lo que es
imposible es que el número creciente, cada vez con más aceleración, de ciegos
preparados, que se enfrenta a la vida con decisión de vencer prejuicios y viejos
estereotipos en la mentalidad colectiva, sean necesariamente genios. Se trata,
simplemente, como se apunta en diferentes lugares de esta exposición, de un fenómeno
bastante vulgar, que partiendo del asombro, toma la explicación que tiene más a mano,
sin someterla a ningún análisis ni crítica. De esta manera, un simple comportamiento
normal, adaptado a determinadas circunstancias, parece constituirse en un hecho
extraordinario, de dimensiones poco acostumbradas. El sentido positivo de la ceguera
en muchos casos, es el de servir de acicate al pensamiento y obligarlo a retratar al
mundo por medio de la información científica; de aquí que en su mayoría, los ciegos
con un cociente intelectual normal, busquen con mayor ansiedad que la generalidad de
los hombres, la información de las aulas y los libros.
Un genio, es decir, el hombre que sintetiza muchos elementos de su momento para
presentarlos luego dentro de una nueva cualidad puede efectuar su trabajo aun sin el
recurso de la vista. Pero jamás un cerebro preparado, con ausencia o no de visión, podrá
rebasar los límites de la normalidad si el sustrato material de su funcionamiento no se lo
permite. No puede ser verdad entonces la afirmación popular, de que todos los ciegos
preparados son genios. En esta afirmación, solamente se refleja lo extraño del
pensamiento científico en una sociedad atrasada como la nuestra, siendo que, ante los
ojos populares, la única explicación posible para el extraño fenómeno de encontrar a un
ciego con preparación científica, es la de adjudicarle cualidades de “genio”.

Datos adicionales
En este capítulo introductorio se han presentado siete acápites diferentes, en los cuales
se sintetizan las motivaciones del proceso de maduración y las cinco interrogantes
principales que dieron origen a la elaboración de este trabajo.
En el recorrido de cada uno de los capítulos y sin romper artificialmente con el
entreveramiento que en la vida presentan los tópicos relativos a cada una de las
interrogantes, se va redondeando un cúmulo de ideas que permiten la mejor ubicación y
examen de éstas, hasta llegar a un análisis y una respuesta que, a manera de conclusión,
es servida al final en forma bastante sintetizada, como producto de todos los datos
anteriores, entrelazados en la hilación histórica, anecdótica explicativa. La inferencia
lógica, los ejemplos y la exposición de los resultados alcanzados por algunas
instituciones, interpretados doctrinariamente dan, a nuestro entender, una imagen
suficiente de la real problemática de los ciegos.

BREVE HISTORIA DEL MOVIMIENTO TIFLOLOGICO UNIVERSAL

Capítulo II

BREVE HISTORIA DEL MOVIMIENTO TIFLOLOGICO


UNIVERSAL
Los ciegos a través de la historia

“Mucho se ha escrito sobre la condición y manera de ser de los ciegos; pero todos los
que se han ocupado de esto, lo han hecho bajo una impresión determinada o dominados
por prejuicios, algunos de ellos muy generalizados. Uno de estos prejuicios es el de
considerar que los ciegos no pueden dedicarse más que a la música, Enciclopedia
universal, Tomo XIII, p.100, Espasa Calpe.
Probablemente, este concepto venga arrastrándose, desde muy lejos, a través de toda la
historia. Los ciegos de la antigüedad fueron vagabundos aedas que transportaban de
pueblo en pueblo las narraciones, los versos y los cánticos de aquella remota edad. Es
posible que Homero no haya sido un sólo hombre, sino muchos cantantes que iban con
las leyendas heroicas ganándose la vida a través de la gran Hélade.
Seguramente que antes de que en los grupos humanos sobrara tiempo para dedicarse a
las artes y las ciencias incipientes, es decir, cuando los pueblos aún no reservaban
alimentos ni otros materiales, sino que trabajaban por beneficio inmediato, a los ciegos
les debe haber sido muy difícil sobrevivir. Sin embargo, en cuanto la organización social
se fue superando en formas más organizadas, los ciegos encontraron acomodo
valiéndose de su capacidad de concentración, lo que les permitía memorizar largas
recitaciones de los héroes y dioses de aquel tiempo. También hubo adivinos como
Tiresias , (ciego adivino que aparece en Antífona de Sófocles. (“Las siete Tragedias”).
Editorial Porrúa, S.A. México 1966.) ya que era fácil atribuir poderes mágicos a la
personalidad de los ciegos. Aún ahora, mucha gente no se explica por qué los ciegos
saben muchas cosas, que según el criterio ingenuo con que se juzgan, sólo pueden
aprenderse a través de la vista. Constantemente se nos interroga acerca de cómo nos
orientamos, cómo podemos localizar un edificio, cómo reconocemos a muchas personas
aun antes de que hablen, cómo nos percatamos de ciertos movimientos de la gente que
charla con nosotros. Y es que muy pocas personas comprenden que los ciegos
atendemos a muchos estímulos que pasan desapercibidos para la generalidad: El ritmo y
pesadez de los pasos, la respiración, el olor habitual, ecos, ruidos de la ropa, de una
pulsera, la dirección y altura de la voz, etc., etc.
De este modo, muchas personas creen que tales percepciones se obtienen por poderes
mágicos y creen en un don sobrenatural de los ciegos.
Es cierto que en la antigüedad muchos ciegos triunfaron y hasta contribuyeron con su
aporte de adivinadores o cantantes, a transmitir las creencias y las creaciones literarias
de entonces, pero ello no les ocurrió a todos. El hecho de que haya habido muchos no
significa que muchos otros hayan podido dejar el viejo camino doloroso de la dádiva y
la mendicidad.
La literatura antigua, las ciencias y la filosofía, fueron objetos de pensamiento en las
mentes esclarecidas de más de un ciego famoso. Algunos de ellos las enriquecieron
verdaderamente y sus aportes tienen resonancia maravillosa hasta nuestros días.
Bástenos citar, como ejemplos de aquel hacer intelectual, en medio de un mundo
adverso, a Homero; Demócrito, cuya ceguera es poco conocida; Milton y Margarita de
Ravena.
Durante la Edad Media, la figura de un ciego en una comunidad cualquiera, se
identificaba con la del juglar, el cantor o el declamador. Los ciegos transportaban las
leyendas y los cánticos con sus laúdes de castillo en castillo y vivían de lo que se les
brindara a cambio de aquel arte popular, que sea como fuese, no era sino el disfraz de la
limosna improductiva.
Hubo, como en la actualidad, hombres ciegos que no tropezaban con el angustiante
problema de tener que ganarse la vida. Sus propiedades les aportaban suficientes medios
económicos para subsistir con comodidad y decoro y en muchos casos, hasta con
opulencia. (El caso de la señorita Melania de Salignac, citado por Diderot en su “Carta
sobre los ciegos”. Obras Escogidas de Diderot. París, 1897 p. 104.) La ceguera, en
aquel tiempo como en el presente, sólo era un problema real para el desvalido. El gran
señor podía pagarse servidores, acondicionar adecuadamente según sus caprichos, las
instalaciones de sus dominios, dedicarse a cualquier actividad que su gusto y sus
capacidades les hicieran preferir. El menesteroso tenía que aprender a cantar y a tocar
algún instrumento, debía rodar por el mundo y mendigar el pan despertando la
conmiseración de su auditorio.
El mismo cuadro persiste en muchas partes del mundo en la actualidad, las gloriosas
excepciones constatadas vivencialmente por el autor, serán descritas adelante, porque
representan un orgullo para los ciegos que ya las disfrutan y una esperanza para quienes
aún sufren el castigo de una sociedad discriminadora. Hoy, lo mismo en Madrid que en
Guatemala, en Estocolmo que en París, los ciegos continúan, en su gran mayoría
haciendo las mismas cosas: Venta de billetes de lotería —en Madrid llamado Cupón de
los ciegos, en Guatemala Lotería santa Lucía. En Estocolmo, aun cuando el seguro
social está plenamente desarrollado, los ciegos buscan las mismas actividades sencillas
o la limosna. En Nueva York muchos ciegos mezclan con el ensordecedor chirriar de los
“subways”, el lloriqueo de algún instrumento viejo limosnero. En París, los ciegos
hacen de las estaciones del metro, su refugio cotidiano; acordeones, guitarras, serruchos,
violines, mezclan sus lamentos con el bullicio de las multitudes que pululan
incesantemente en aquellos lugares y que casi rítmicamente, van dejando su
conmiseración o su descargo moral, en el tintineo de las monedas que van cayendo entre
el viejo bote de leche que indefectiblemente está junto al ciego.
Aun cuando los esfuerzos por librar a los ciegos de la mendicidad descarada o
encubierta, comenzaron a partir del siglo XII, cuando Güelfo VI fundó el hospital de san
Nicolás Meningen en 1178, ha sido sumamente difícil lograr que la población de ciegos
se aparte totalmente de aquellas prácticas improductivas e infamantes.
A partir del siglo XIII comenzaron a fundarse asilos, patrocinados por hombres
adinerados que cumplían de esa manera, con algún ofrecimiento religioso caritativo. En
1260, san Luis funda el asilo de “Quince Ving” en París, especialmente para los
cruzados que habían perdido la vista en la guerra de Palestina.
En Prusia, después de 1713, se fundaron 5 escuelas talleres de las cuales, se conservan
hasta la fecha la de Königsberg y la de Breslau.
La enseñanza totalmente individualizada, hacía sumamente costoso y lento el
aprendizaje de los ciegos. No existía un procedimiento, por medio del cual éstos
pudieran instruirse por sus propios medios. Como quedó anotado anteriormente los
ciegos deambulaban en busca de sustento, cantando o declamando. Así, uno de estos
grupos, una desafinada orquesta de ciegos adultos, situada en una acera de París, fue la
inspiradora para que Valentin Haüy. «Muchos difieren, en cuanto al origen del interés de
Haüy por los ciegos McDonald afirma que fue una cantante austriaca, Maria
Teresa Von Paradis quien desperté en Haüy la idea de educar a los ciegos. De acuerdo
con Illingworth Haüy comenzó a interesarse en el problema al ver a la entrada de uno de
los numerosos cafés de París a una banda de ocho o diez ciegos que divertían a los
clientes interpretando una «sinfonía discordante» y que vivían de las monedas que el
público les arrojaba. Haüy sostuvo que si estos ciegos podían distinguir las monedas y
aprender a conocer los numerosos objetos del mundo circundante, podrían también
aprender a distinguir las notas musicales y aun las letras del alfabeto; en otras palabras,
eran capaces de aprovechar las ventajas de la educación. A. de Heck “La educación de
los niños excepcionales” Ed. Novo. Bs. As. Argentina, l960. pp.100,190.) fundara la
primera escuela para ciegos, data sólo de 1785, cuando este hombre y pedagogo, en
compañía de su colaboradora, la señorita von Paradis, inician la hasta entonces
inexplorada labor de educar a los ciegos en forma sistemática.

Más tarde esta primera escuela para niños ciegos, se fusinó con una escuela para sordo-
mudos funcionó bajo la protección de Napoleón hasta que a pedido de A1ejandro I, fue
trasladada a San Petersburgo en 1805. Mientras tanto en Paris, recibían enseñanza los
ciegos en el llamado “Hospital de los 300” y no fue Sino hasta 1814 que se separa de
aquél, y continúa funcionando como una escuela independiente.
Valentín Haüy fue un educador que dedicó sus mejores esfuerzos a la causa de la
enseñanza para ciegos. De esta manera llegó a recorrer Europa fundando en diversos
países, escuelas e instituciones para ciegos. En Inglaterra el de Londres y en Alemania
el famoso de Berlin.
Más tarde, en 1804, Klein funda el de Estocolmo y bien pronto, el de Austria, en Viena.
Muchos otros hombres, educadores y filántropos comenzaron a interesarse por el
problema, de modo que en 1830 se encuentran establecimientos en todos los estados
alemanes y en casi todos los países de Europa. “En el año 1829, la legislatura de
Massachusetts aprobó una ley votada por unanimidad y sin discusión, por la que se
autorizaba el establecimiento de una escuela para ciegos. En el cuerpo de
administradores de la misma se contaban el gobernador, el vicegobernador, el presidente
del Senado y el de la Cámara de diputados, el Dr. Samuel Gridly Howe fue elegido
director de la escuela y enviado a Europa, para aprender directamente lo que habían
realizado Haüy y otros. En agosto de 1832, la escuela abrió sus puertas, con seis
alumnos: Así se inició la famosa institución Perkins y Escuela para ciegos de
Massachusetts”. Comienzan a surgir nuevas formas de emplear la capacidad de los
ciegos, aparecen talleres, fábricas y hasta asociaciones de ciegos en algunos países del
viejo continente. Desde 1900 se comienza a enseñar a los ciegos con verdadero éxito, la
técnica de la masoterapia en la escuela de Leipzig, Alemania.
Los ciegos han comenzado a liberarse. El siglo XIX es quizá, en muchos órdenes, la
etapa histórica en que se plantean abiertamente los postulados de todas las revoluciones
más profundas. Los ciegos también surgen a la vida colectiva con nuevos diseños en lo
que respecta a su relación con la comunidad y sus planteamientos comienzan a ser
escuchados, si no en su totalidad, al menos parcialmente, y la organización de sus
instituciones; comienzan a influirse por las ideas de los propios ciegos, que hasta
entonces sólo habían recibido, como una dádiva más, el poco de instrucción que se les
brindaba.
Naturalmente las actividades que los ciegos escogen, varían de acuerdo con la cultura en
que se dan. En Egipto, por ejemplo, los ciegos son muy apreciados en la recitación de El
Corán frente a los cadáveres, desde hace muchísimos años. “El Egipto fue conocido
como el país de los ciegos. Herodoto proclamó la fama del notable oculista egipcio. En
libros médicos primitivos de la India se registran numerosos desórdenes visuales”.
En París, la industria del papel viejo, promovida por la asociación Valentín Haüy, es una
fuente de ingresos para muchas personas carentes de vista.
Esta industria consiste en la conversión del papel viejo que el público obsequia, en
objetos útiles tales como sacos, bolsas y otros. Para efectuar este trabajo la asociación
cuenta con maquinarias especiales. Gran cantidad de asociados se dedican a ellas como
un medio efectivo de subsistencia. En Alemania, la Unión Soviética y Suecia, los ciegos
tienen actualmente el monopolio de algunos trabajos para el ejército.
Otro empleo muy utilizado en toda Francia, desde hace varios siglos, es el de obreros en
la fabricación de cigarrillos en las tabacaleras estatales.
En diferentes países existen talleres destinados a: Embalaje de botellas, tapones,
cañizos, telas de puntos, mechas, escobería, cestería de mimbre, de palma, colchonería,
confección de alfombras. En la Unión Soviética, como se verá más detalladamente en
otro lugar de este trabajo, los ciegos se dedican, ya no a las tradicionales labores
manuales, sino a la fabricación en serie de aparatos, tales como repuestos de carros,
asientos de tractores, montaje de generadores eléctricos, dinamos y lámparas. En
general, en los países socialistas los ciegos se han incorporado totalmente a la
produción colectiva y cuentan con dos tipos de fábricas: Las destinadas a su
entrenamiento que son manejadas por las propias asociaciones de ciegos, y las estatales
que los emplean como a cualquier otro obrero común y corriente.

Existe en Bucarest una de las instituciones más grandes para ciegos, que funciona bajo
el nombre de “Bata luminosa regina Elisabeta”. Se trata de toda una colonia, con
fábricas y talleres, viviendas e instalaciones de recreo. Fue fundada por una reina de
Rumania y en ella se encuentran industrias tales como: Hilados de lino, fundición de
metales, principalmente plomo, zapatería y otras. Desde 1820 se inició, gracias al
entusiasmo de un relojero, —don José Ricart—, el movimiento en favor de los ciegos de
Barcelona. Este hombre se las ingenió para que “sus ciegos” aprendieran a leer.
Inventó un sistema de alto relieve sobre planchas de metal.
Gracias a las gestiones del señor Ricart, el ayuntamiento de aquella ciudad sostuvo
desde entonces dos escuelas para ciegos que más tarde se fusionaron en una sola.
“La asistencia propiamente dicha de los ciegos es más antigua que la enseñanza e
instrucción de los mismos en la infancia. En Alemania los primeros establecimientos se
fundaron en Kónigsberg, Breslau, Marielweder, Berlín y Münster. Después se vio la
necesidad de dar un modo de ganarse el sustento a aquellos desgraciados, enseñándoles
un oficio que les permitiera volver al seno de su familia. Poco a poco se crearon
instituciones de asistencia a cargo de diferentes ciudades y provincias, siempre existió
en ellas un consejero o asesor con conocimientos especiales sobre aquella materia, pero
desgraciadamente la dirección estaba a cargo de personas incompetentes, por lo cual la
institución no daba los resultados que de ella se esperaban”.
A medida que hubo mayor cantidad de ciegos preparados, y que las mismas
instituciones los fueron agrupando, el sentido de organización fue prendiendo en ellos,
dando origen y forma a las primeras asociaciones mutualistas de invidentes.
En Alemania principalmente, surgió con sumo vigor el afán de agruparse en forma más
organizada. De ahí nacieron las asociaciones mutualistas, las primeras cooperativas de
trabajo, las cajas de socorro. De las sociedades mutualistas se extendió el movimiento
hasta alcanzar cierto grado de desarrollo, desde el cual se brindaba ya en el siglo
pasado, protección especial al trabajador ciego, se costeaban gastos de éstos cuando
iban a las playas del Báltico y se les ayudaba con materias primas.
En Francia también existe un movimiento similar que hasta la fecha continúa con
bastante éxito. Funciona bajo el nombre de “La Cane Blanch” y su meta principal es la
de brindar ayuda en todo sentido a los ciegos.
Paulatinamente el movimiento fue revistiéndose de una orientación realmente
reivindicadora y los ciegos reclamaron la dirección de sus propias instituciones. La
Organización de ciegos españoles (ONCE) está regida por personas ciegas, tanto en la
parte administrativa, como en la ejecutiva. Todos los jefes de dependencia son ciegos.
Otro tanto ocurre en los países socialistas. “La Sociedad de ciegos de la federación rusa
reúne a todos los ciegos que viven en el territorio de las Repúblicas socialistas
soviéticas. La sociedad es una organización social, voluntaria e independiente”.
“La tarea de la sociedad es reunir a los ciudadanos ciegos con el fin de incorporarlos a
actividades útiles para la sociedad, para mejorar su nivel económico y cultural, para
contri buir a su desarrollo ideológico y político, elevar su nivel de enseñanza general y
técnica, atraerlos a las filas de los constructores activos de la sociedad comunista”.
En realidad, juzgando superficialmente, parecería que no existieran sino razones
sentimentales para que los ciegos se asocien y busquen la organización de sus grupos, o
bien parecería como algunos lo expresan con sorna, incluso muchos ciegos, que la
ceguera no es una tarea o un trabajo que justifique la agrupación en esos “Sindicatos de
ciegos”.

La verdad es que la ceguera sitúa a los individuos bajo las mismas presiones sociales,
las mismas discriminaciones y exige para su adaptación, similares entrenamientos. Las
limitaciones objetivas son las mismas en todos los individuos que las padecen y ciertos
intereses son comunes a todos los ciegos, por ejemplo, el interés de librarse de la
discriminación, la garantía de un trabajo decoroso, el deseo de participar en las
decisiones que sobre sus problemas se toman por las instituciones encargadas de
resolver, etc., etc.
Ocurre entonces un fenómeno un tanto curioso para el observador, ya que, mientras los
demás defectos físicos no compelen a quienes los padecen, a la asociación, la ceguera sí
atrae a los individuos a formar agrupaciones. Quizá la diabetes y el alcoholismo se
aproximen un tanto al afán de organizarse que existe en los ciegos, pero las metas de las
asociaciones de diabéticos o de alcohólicos tienen finalidades muy estrechas
relacionadas exclusivamente con la enfermedad en sí, por ejemplo, el evitar que
progrese; o bien, mantener el control necesario sobre ella. En cambio, las asociaciones
de ciegos proliferan en todo el mundo y sus metas casi no se relacionan con la
enfermedad en si.
Más bien buscan la solución de problemas que son el resultado social de la situación de
estar ciego.

Braille y su obra
Aunque la vida de Luis Braille, su genial invención para la lectura y escritura de los
ciegos, tiene y tendrá permanente repercusión en la existencia de todos los ciegos del
mundo, la huella que aquel ilustre hombre en su paso por una sociedad que en lugar de
abrirle su inmediata y espontánea comprensión le presentara valladares y resistencias
que indudablemente amargaron su vida, no es, como se quisiera, abundante en hechos y
anécdotas. Alguno que otro dato certero se mezcla con la leyenda. y no son sino muy
pocos documentos los que pueden reportar algo acerca de sus quhaceres, sus
inquietudes, su lucha, su vida lenta y su muerte sin mayores premios, excepto el cariño
y la abnegación de sus discípulos ciegos.
Hoy día, el sistema de Braille ha sido adaptado prácticamente a todos los idiomas del
mundo. Sirve tanto a los ciegos franceses, en cuya patria naciera, como a los de habla
inglesa, japonesa, española, china, persa, vietnamesa, argelina. Incluso se ha aplicado a
todos los dialectos de la India y del África como su estructura fonética es idéntica a la
del sistema arábigo usado mundialmente, es posible aplicarlo a los idiomas autóctonos
americanos, sin ninguna dificultad, en cuanto a los sonidos básicos que representan las
diferentes letras.
Sin embargo, Braille no logró contemplar este rotundo triunfo de su magistral obra. Su
sistema, reciamente combatido por las autoridades del Instituto de ciegos dé París,
donde se educó y donde entregó toda su vida a la docencia, sufrió como se verá más
adelante, etapas de prosperidad y retroceso. Sin embargo, la convicción del autor, así
como el apoyo irrestricto del alumnado y de sus compañeros ciegos, concluyó por fin,
en una imposición mundial de lo que los propios ciegos deseaban y que por una de esas
injusticias de la organización discriminatoria de los grupos humanos, rechazaban las
autoridades compuestas exclusivamente por personas videntes.
Luis Braille, nace el 4 de enero de 1809 en un pueblecito de Francia: Coupvray
departamento del Sena-Marne. Sus padres, ya un poco entrados en años, habían
procreado antes a tres hijos más. Simón Braille y su mujer Mónica Baron, vivían en una
casa campestre, bastante sencilla. La profesión del padre, sin embargo, aportaba lo
suficiente para poder sostener a la familia, cuya vida no salía del marco de la vida
provinciana francesa de aquellos tiempos. La talabartería que el padre tenía instalada en
su propia casa, daba para comer, vestir, asistir a la escuela, etc.
Luis no asistía aún a la escuela, contaba apenas cuatro años; cuando un accidente,
ocurrido en la misma talabartería de don Simón, cambió por completo su vida y quizá la
de todas las generaciones de ciegos que precedieron la existencia de aquel ilustre
hombre. Jugando con una lezna, se lastimó profundamente un ojo. El hecho debe haber
conmovido tremendamente a la familia y hasta es posible que de inmediato se haya
buscado un médico —como noveliza Emilia Verdigier—, pero el caso es que no hubo
enucleación del ojo afectado y por lo tanto, la degeneración de los tejidos de éste se
trasladó prontamente al otro. La ciencia no ha establecido con precisión, a qué factores
entrópicos responde aquel fenómeno. De todas maneras, cuando un ojo —tanto en los
animales como en el hombre— se lesiona profundamente y no es enucleado, por alguna
razón de simpatía, el otro comienza a degenerarse hasta quedar totalmente ciego.
Así Luis Braille fue ciego totalmente desde muy temprana edad y los primeros años de
su vida, que pudieron transcurrir normalmente entre la escolaridad, algunas cuantas
tareas que el nivel económico de la familia imponía, el juego y los paseos campestres,
debió opacarse bastante, debido a la inadecuada información de los padres, de tal modo
que Braille no asiste a ninguna escuela hasta el 15 de febrero de 1819, fecha en que fue
inscrito en el Instituto para ciegos de París, que fundara años antes Valentín Haüy. Hasta
se antoja especular acerca de restricciones en el juego y en los vagabundeos, pues su
carácter de hombre solitario y retraído de los años ulteriores, no dejan de reflejar una
niñez poco socializada y activa.
París es la ciudad europea que ha sabido desarrollarse arquitectónicamente sobre trazos
de imponente modernismo, sin estropear en lo más mínimo su expresión de antigüedad.
Todas sus calles curveadas, quizás obedeciendo a ciertos caprichos del Sena, el remate
de calles en aquellos muros de antaño; hasta el adoquinado de hace varios siglos persiste
en las calles que cruzan los jardines del Louvre o los de las Tullerías. Las arcadas, la
estatuaria, los callejones, los suntuosos palacios, las viejas iglesias y los enormes
jardines... No es difícil ubicar, en. su hora, al París aquel por donde Luis Braile, se
desplazaba con timidez, sobre calles y callejuelas de piedra, por entre coches tirados por
caballos, encontrando a su paso alguno que otro mercado bullanguero, hasta llegar casi
al límite de la ciudad, donde antaño se levantara una poderosa puerta. Allí en una casa
húmeda y sombría, cuya historia atraviesa varias etapas, se escondía el Instituto para
ciegos, donde se “educaba” un puñado de muchachos semi-harapientos.
Aquella casa había servido a san Vicente de Paúl para convento. Más tarde se convirtió
en prisión de curas y al estallar la revolución., la tomaron a su cargo las mujeres
revolucionarias y Emilia Verdigier afirma, sin ningún fundamento, más bien como una
venganza tardía, que en ella vivieron días de libertinaje. Luego el gobierno se la entregó
a Valentín Haüy, y éste, enfilando contra todos los prejuicios y falsas creencias de su
época, se dedica a la problemática tarea de demostrar en la práctica, que los ciegos son
seres educables. Aquella aseveración, aunque todavía no se ha examinado en sus justas
dimensiones, revelaría datos de importancia, no sólo para los ciegos, sino para el género
humano en su conjunto. De una manera u otra, podrían inferirse de aquel hecho, hasta
entonces impracticado, conclusiones de máxima importancia en la elaboración Y
reelaboración de muchos conceptos básicos en la ciencia y en la fiosolfía. Asi, si la
aseveración de que los ciegos eran personas educables, resultaba falsa en la práctica, el
papel de la sensorialidad en la formación de los hábitos, de la personalidad, del
pensamiento y de la inteligencia, se elevaría a una categoría primordial, manteniéndose
la faceta de las visualizaciones en primerísimo plano; si por el contrario, como ocurrió
desde entonces sistemáticamente, se demostraba que los ciegos eran susceptibles de
aprender y de responder con estructuraciones cada vez superiores al estímulo
organizado de los datos, no sólo de los sensoriales sino de aquellos propios de las
simbolias, transmitidos a través de la palabra, se hacía posible plantear toda la
problemática del psiquismo de manera bien distinta. Por ello no obstante, olvidando
incluso los ejemplos individualizados de creatividad y de eficiencia que muchos habían
ofrecido desde antaño, en valiosísimos esfuerzos particulares, las interpretaciones
comenzaron a surgir en varias direcciones. No era extraño en aquella época —aún en la
presente lo es— que el problema se resolviera dándole al espíritu posibilidades infinitas,
desligadas absolutamente de la materia y de su organización y complejización. No faltó
quién afirmara que los ciegos hablaban de las mismas cosas, pero que todo era en
esencia, un asunto de imitar sonidos, pero que el cerebro de aquéllos, no lo
conceptuaban al nivel del de los videntes. Aun Diderot cae en esta trampa de los viejos
prejuicios, cuando escribe entusiasmado su “Carta sobre los ciegos”.
( Afirma que los ciegos confunden el sentido de la belleza con el de utilidad (p. 43). Que
las experiencias sensoriales de los ciegos no lea permiten ni la más remota comprensión
del campo visual, ni mucho menos de las refracciones, que manejar el mismo
vocabulario de los videntes pero sin Cenceptualizarlo (p 47). Que como los ciegos no
“ven’ la desnudez, su moral es distinta y no tienen sentido del pudor (p. 52); carecen,
para él. del sentido de la perspicacia, al grado que pueden ser fáciles victimas del
adulterio y del engaño. Simplemente porque no perciben la mímica (p.50). «Como
todas la manifestaciones exteriores que despiertan en nosotros la conmiseración y la
idea del dolor, los ciegos no aprecian más que el lamento, los acuso en general de
inhumanidad”. ¿ Qué diferencia hay para un ciego entre un hombre que orina y otro que
vierte su sangre sin quejarse? (p. 52). Dice que si el razonamiento fuera común entre
hombres y animales los mismos motivos que impulsan al ciego a afirmar algunas
ventajas sensoriales llevaría a los animales a afirmar sobre el hombre, sus ventajas de
tamaño, desarrollo de algunos órganos, precisión del instinto (p. 48). Como no ven la
naturaleza, tienen un concepto flojo de ella, No creen en su existencia (pp. 53.54),
Afirma que los ciegos carecen de imaginación porque no tienen concepto del color (p,
55). Después de describir y elogiar la magnifica labor del matemático ciego Saunderson
afirma: ‘Es indudable que en tales ocasiones, con todo el ingenio que tenia, Saunderson
no se entendía a sí propio más que a medias, pues sólo comprendía la mitad de las ideas
correspondientes a los términos que usaba”. «j Pero quién no se encuentra algunas veces
en el mismo caso? (Este accidente es común a los idiotas, que dan a veces bromas
sumamente espirituales, y a los hombres de ingenio, que dicen de cuando en cuando
solemnes tonterías, sin que aquellos ni éstos lo conozcan» (p. 68). Pretende que los
ciegos, al no percataras de la existencia real de ciertas cosas (luz, color, por ejemplo),
concluyen en juicios puramente idealistas y subjetivistas acerca de la materia y de los
objetos, Agrega que el idealismo ha de ser obra de ciegos (p. 72). En un anexo a su
“Carta sobre los ciegos. - .“, escrito 30 años más tarde, se retracta con suma honradez y
hasta con ternura da algunas de sus antiguas afirmaciones sobre todo en lo relativo al
pudor, a la idea objetiva de las cosas, a la sensibilidad para el dolor ajeno y a la
capacidad de expresión. Este último trabajo se lo dedica a la señorita ciega Melania de
Salignac.
Obras escogidas de Diderot. Garnier Hnos. Libreros Editores, ParIs, 1897.

Mientras tanto los alumnos de Haüy, sumidos en la sordidez de la casona aquella, en un


ambiente de insania por el cual él mismo La Martín, diputado a la sazón, conmovió al
Congreso de Francia al hacer la denuncia del caso, soportando los rigores de una
educación semi-militar, adusta y negativa, cuyas afirmaciones de violencia se
justificaban con mayor acento en el caso de los ciegos, por tratarse de un hecho en el
cual el aprendizaje se hacía más complicado y difícil. Así, en un ambiente de castigos,
rezos, frío durante el invierno, escasa comida de internado, soportando la proximidad de
basureros en que se habían transformado los predios cercanos, con todas las dificultades
que implicaban dos hechos: El de no ser comprendidos plenamente por lo que se les
trataba duramente y más bien como un acto de conmiseración para que no exhibieran su
abandono por las calles, y además, el hecho de contar con muy pocos e inadecuados
recursos para el aprendizaje y la instrucción. Así, los ciegos continuaban luchando
oscuramente desde su internado, entre ellos Luis Braille y su talento creador,
manteniendo como centro inspirador de sus acciones, la misma idea que aún mueve
individual y colectivamente a los ciegos: Hacerse respetar para dejar de ser
discriminados.
Emilia Verdigier describe así la tragedia de Braille, con todo acierto:

«Siempre la misma lucha, idénticos tropiezos. Al ser juzgado por videntes no podían
comprenderle, desconocían las dificultades de los procedimientos puestos en práctica
entonces. Si el asunto hubiera tenido que ser dirigido por ciegos, exclusivamente ciegos,
el resultado habría sido muy distinto, y si no allí estaba la prueba; sus alumnos,
muchachos educados por él, que le admiraban y defendían su alfabeto porque les daba
ventaja desconocida hasta el momento. Lo lamentable era eso: Que la vida de los ciegos
estuviera dirigida y orientada por personas que gozaban de perfecta visión, siéndoles
por tanto casi imposible captar sus verdaderas impresiones, sus sentimientos. “Pobre
Braille, la desilusión y la lucha de sentirse incomprendido le agota, le amilana”»

El planteamiento de la autora está perfectamente expuesto, pero sobre las bases


tradicionales que identifican los dos polos del asunto, Con dos situaciones a su vez
polares: In comprensión con personas videntes y auto comprensión con ciegos. Aquí se
hace necesario discernir con precisión y señalar cuál es el factor perturbador, qué
provoca el enfrentamiento —inadecuado por cierto— entre ciegos y videntes.

Es natural que quienes con mayor grado, constaten en la práctica cotidiana, sus
posibilidades de desarrollo y de participación en muchos aspectos de la vida, sean los
mismos ciegos. Es natural también que quienes defienden con mayor convicción y hasta
apasionamiento, su derecho de ser respetados como personas normales —en cuanto a
reacciones psicobiológicas se refiere— dentro del conglomerado humano en que
conviven, sean también los mismos ciegos. Por otra parte, innúmeras causas arrastran en
nuestro medio, no sólo en la actualidad sino largamente, a través de toda la historia, a
muchas personas videntes a, tomar parte en actividades relacionadas con los ciegos.

Depende entonces del tipo de causas que haya motivado la participación del vidente en
los asuntos de los ciegos, el que pueda o no, enfrentarse con claridad objetiva a la
problemática de aquéllos. Como en la mayoría de los casos, por razones obvias de
nuestra conformación mental y valorativa, moldeada en un ámbito social dado, cuyos
incentivos se fin can la mayor parte de las veces en valoraciones sumamente relativas a
un momento y a una estructura social determinada, aquellas personas videntes que
llegan a trabajar al campo de los ciegos o sobre éste, están movidas por una inspiración
subjetiva, cuyo asiento fundamental no es el deseo constructivo de cooperar firmemente
en la solución definitiva del problema, sino la necesidad de sentirse incluidos en un
programa de beneficencia, es decir: La autosatisfacción a íntimos compromisos morales,
que encuentran un sedante en la participación. Por otra parte, muchas personas videntes
llegan por mero azar al campo de los ciegos: Un nombramiento, un compromiso de
amistad, de clase profesional con quienes ya están participando. Esto hace sumamente
grueso el número de personas videntes que arriban al campo de los ciegos, a la
tiflología, sin comprender la esencia de sus problemas. Desde luego, una situación tal,
produce efectos negativos; el manejo superficial de los planteamientos las soluciones de
paso, la mecanización y burocratización de las instituciones, la ausencia de diálogos
entre timoneles y pasajeros, esto es, entre dirigentes y dirigidos, entre aquellos que
dictan las medidas de gobierno, que gobiernan; y aquellos que justifican la existencia de
la obra y que son gobernados.

Pero la generalización sin análisis, no sólo es ilógica, aun dentro de una lógica formal,
ya no se diga dentro de una lógica dialéctica, sino que arrastra a cometer injusticias. La
especulación de Emilia Verdigier, en la que afirma que si la obra tiflológica francesa,
hubiera estado dirigida “por ciegos, exclusivamente por ciegos” no toma en cuenta que
muchas veces son los propios ciegos, quienes influidos por la realidad social que
moldea la mentalidad individual, aceptan como un axioma vital, profundo, fatal, su
propia incapacidad, su destrucción, su inferioridad humana. En cambio, existen muchas
personas videntes —desgraciadamente alejadas, la mayor parte de las veces de las
instituciones tiflológicas_....; que valoran objetivamente la ceguera, y cuyos conceptos,
escapando a la presión de los prejuicios sociales, captan la personalidad del ciego en su
justo marco de normalidad.
De esta manera entendida, la lucha de Braille no se realiza contra los videntes, sino
contra un tipo de mentalidad discriminatorio, incrédulo, absurdo, que se refugia en la
más cara de la caridad e impone normas ofensivas y represivas a fin de garantizar que al
menos de aquel campo de la ceguera, del cual se ha apropiado, no surgirá ningún “rival”
de mayor efectividad.
Este fenómeno es claramente detectable en todo lo largo de la asistencia social no se
trata de un fenómeno aislado del cual resultaría una muestra única el caso de los ciegos,
sus fundamentos materiales están profundamente afirmados en las condiciones de
nuestra estructura social, clasista y discriminatoria, cuyos cimientos no son otra cosa
que el modo de producción actual. ( «Modo de producción. Modo de lograr los medios
de vida (alimentación, vestimenta, calzado, vivienda, combustible, instrumentos de
producción, etc.) necesarios para la existencia de los hombres y el desarrollo de la
sociedad. Históricamente, cada modo de producción representa la unidad, de las fuerzas
productivas y las relaciones de producción existentes. Las fuerzas productivas expresan
la posición del hombre con respecto a las cocas y las fuerzas de la naturaleza que utiliza
para la creación de los bienes materiales, en tanto que las relaciones de producción
indican a quién pertenecen los medios de producción, expresan las relaciones entre los
hombres en el proceso de la producción. El desarrollo y la modificación, del modo de
producción comienza por el desarrollo y la modificación de las fuerzas productivas, que
constituyen el elemento más movible y revolucionario de la producción. Con la
modificación de las fuerzas productivas, cambian también las relaciones de producción.
El modo de producción constituye e1 régimen social y determina su carácter. A tal modo
de producción tal sociedad. Las modificaciones en el modo de producción provocan
modificaciones de todo el régimen social, de las ideas e instituciones sociales. Por eso,
la historia del desarrollo de la producción es la historia de los modos de producción, que
sustituyen el uno al otro. Cada nuevo modo de producción significa un peldaño nuevo,
Superior en la historia del desarrollo de la humanidad.
Diccionario filosófico abreviado. Ediciones pueblos unidos. Montevideo, Uruguay,
1958.

Independientemente de la intención personal de cada individuo que participa, directa o


indirectamente en la tiflología lo mismo que en cualquier aspecto de la asistencia social,
su proyección sobre la obra estará determinada por su afirmación ideológica y por los
mecanismos de relación que haya escogido, según éstos sean producto de una u otra
postura filosófica. Así se verá con claridad la postura —revestida de bondadoso
altruismo— que frenará desde aquella particular actividad, el desarrollo, la superación
de los estadios viejos, su paso a otros distintos de una realidad diferente. Y se verá
también a la mentalidad que favorecerá tal superación de manera consciente y definida.
Al localizar la figura de Braille, en el contexto general de su época, de aquella sociedad
sacudida por el vigor napoleónico y confusa aún por el lastre recién botado de las
costumbres monárquicas; captada su figura talentosa, sumida en la inevitable telaraña de
los prejuicios de la época y aun más, contenida dentro de los adustos muros de un
instituto insano, férreo y distanciado de la sociedad, su mérito se agiganta y se revela no
como un simple éxito pragmático, sino como toda una obra, perfecta y pacientemente
concebida.
Braille debió sentir la misma necesidad que todos los ciegos con aficiones intelectuales:
La necesidad de información, de lectura, de contacto con otras inteligencias de todos los
tiempos. Constató la paupérrima utilidad del sistema de Haüy que se usaba a la sazón en
el Instituto y que no era sino una simplísima adaptación de los tipos de imprenta al
tacto. Esto es, marcados en alto relieve. Por aquella época, Braille aún era un chiquillo y
permanecía interno en el instituto. De alguna manera llegó hasta él la noticia del sistema
de Barbier, utilizado con fines militares y denominado “LECTURA NOCTURNA” y
escribió a su autor, se puso en contacto con él, conoció el sistema que sustituía el trazo
por el punto y encontró la inspiración de un nuevo sistema, que desde entonces se
elaboró y perfeccionó.
Se cuenta entre los ciegos de todos los países, sin que esta anécdota haya podido ser
comprobada, que en sus primeros tiempos el sistema de Braille se utilizó como clave
entre los alumnos —condiscípulos suyos— como una mera travesura.
Barbier se puso en contacto con las autoridades y se le ofrecieron mil francos anuales
para que perfeccionara su sistema y se pudiera aplicar a los ciegos; mientras tanto
Braille trabajaba sin estímulos, ignorado y hasta combatido.
La dirección del instituto estaba entonces en manos de Pignier, un hombre que
apreciaba a Braille y que había tomado posesión a los dos años de haber ingresado aquel
al instituto Sin embargo, no cabe duda que la incredulidad en la capacidad de los ciegos
no dejaba de operar en el medio y las autoridades no le dieron importancia a los avances
del nuevo sistema.
El mismo Barbier se sorprende cuando Braille le comunica sus progresos y lo felicita
por medio de una carta escrita en sistema Barbier. (Barbier fue un capitán que quedó
ciego en la guerra de Palestina. Su sistema constaba de 12 puntos, distribuidos en 2
líneas verticales de 6 puntos cada una).
Recién llegado el nuevo director Pignier, ocurrió un hecho que habla de la nueva
política que seguía. El 21 de agosto de 1821, regresa al instituto su fundador Valentín
Haüy a recibir un homenaje que le brindaban los alumnos. Haüy había permanecido
alejado de su instituto por no compartir las ideas asistenciales del director anterior.
Es oportuno aquí, señalar que la obra de Valentín Haüy, gracias a la cual pudo educarse
Luis Braille, es merecedora de todo encomio, pues aunque su inspiración inicial haya
sido la conmiseración (no olvidemos que Haüy se conmovió de tal suerte al contemplar
una orquesta de harapientos ciegos tocando en una acera de París, que decidió proteger
y educar a aquellos, para lo cual fundó el instituto). Ubicado en su época sin ningún
antecedente que lo iluminara, Haüy se lanzó solo, valientemente, a demostrar la
educabilidad de los ciegos. El mismo no creía gran cosa en la capacidad mental de
aquéllos, pero los respetaba y los quería. Decía que ni el mejor de sus músicos, podría
compararwe al peor de los músicos videntes de la corte. Si algunos años más tarde
hubiera escuchado los conciertos de Braille en la abadía donde trabajaba, seguramente
hubiera vacilado un poco antes de repetir esta afirmación. Pero él fue el iniciador de la
tiflología y amó su obra hasta el ultimo día de su vida el 18 de marzo de 1822, época en
que Braille tenía solamente tres años de estudiar en el instituto.
La dedicación de Braille en sus estudios, lo lleva pronto a ocupar el puesto de repetidor
cuando contaba 19 años.
Luego es ascendido a profesor de varias materias en el instituto. El salario era bajo, pero
Braille amaba la profesión de maestro y desde entonces, toda su pasión fue la de ayudar
a sus compañeros ciegos. Ayudó no sólo a sus alumnos, no sólo a sus compatriotas, no
sólo a sus contemporáneos, sino a todos lo ciegos del mundo de todos los tiempos
posteriores a él.

Braille había estudiado música y pronto obtiene un puesto de organista en una abadía,
imparte también clases de piano. Perfecciona, sobre la base de su sistema de 63 signos,
la simbología temática, algebraica y musicografía. Anteriormente habían inventado una
tabla matemática con el sistema de Haüy, ahora las cosas eran mucho más fáciles. Sin
embargo, aunque en 1830 fue aceptado su sistema para uso de la escuela, a pesar de que
durante 10 años los ciegos se mostraron complacidos por tal práctica, en 1840, al
cambiar las autoridades y llegar como director, sustituyendo a Pignier, el señor Dufau,
que se oponía al sistema de Braille, éste fue prohibido y retirado de todas las clases del
plantel. Así, desde 1840 hasta 1850, el sistema de los seis puntos vuelve a ser utilizado
en forma clandestina por el alumnado.
Braille no fue el único que se enfrentó a la tradición.
La Enciclopedia Universal dice al respecto:
“Puestos ya a innovar, no se pararon los autores en simples modificaciones del sistema
de Haüy sino que simplificaron el procedimiento de escritura haciendo ésta
verdaderamente taquigráfica como el sistema de Lucas, modificado por Zamorano, el
estenográfico fonético de Frere y el de Moon, en el cual aparecen los signos lineales,
puesto que hasta entonces había ido usando solo las curvas. El signo de las letras
romanas exigía, como primera condición, que fueran de gran tamaño, y aunque se
emplearan tipos de tamaño diferente implicaban la necesidad de emplear mucho papel
por poco extenso que fuera el escrito..
No hay que olvidar los esfuerzos de Barbier, así como los de Wait, Smith y Umbert, que
trataron de reducir el volumen de lo escrito por medio de mecanismos taquigráficos.
Sea como fuere, la serie de invenciones se dividía en dos posiciones: a) la que utilizaba
el trazo llano, común en relieve, y b) la que utilizaba el punto realizado. Sin embargo,
ninguno de todos los sistemas lograba salir del molde clásico de los caracteres comunes.
Braille, valiéndose del punto, pero dejando totalmente la forma usual de las letras, logra,
con una sencillez maravillosa, signos de nueva imagen táctil.
Con dos líneas verticales, de tres puntos cada una, con sigue sesenta y tres
combinaciones diferentes. Con estos sesenta y trés signos, según se les
agrupe y se les combine, puede manejarse, no sólo el alfabeto de todos los
idiomas del mundo, sino además, signos de puntuación, números, signos
algebraicos. musicografía completa, quebrados, y demás signos
matemáticos.
El signo generador del sistema, es decir, los seis puntos básicos, miden
juntos siete milímetros de altura, cuatro de ancho y los espacios entre uno y
otro son de dos milímetros.
Como la escritura consiste en la perforación de la página, ésta debe
realizarse en el reverso y por lo tanto, de derecha a izquierda puesto que la
escritura va quedando abajo.
En cuanto a la lectura del sistema como cada letra cae exactamente bajo el
tamaño de la yema del dedo, no es necesario seguir ningún trazo, ningún
contorno o dintorno como en los sistemas anteriores. Se lee de izquierda a
derecha y de signo en signo, no como se hace con la vista que se capta de
un golpe una o varias palabras. Sin embargo, muchos ciegos llegan a
desarrollar a tal grado la habilidad e la lectura, que pueden deslizar
rápidamente sus índices sobre el papel y en voz alta, alcanzar la misma
velocidad deun lector vidente.

El Bastidor Braille o “Regleta” como se le conoce en nuestro medio, es el


aparato de bolsillo que sirve para la escritura. Se trata de dos planchas de
metal unidas por una bisagra. La superior muestra las hileras de cajetines
perforados con el objeto de que sirvan de guía al punzón que marca los
puntos; la inferior muestra los cajetines en las agrupaciones de los seis
puntos como simples agujeros receptores, es decir, que no perforan la
plancha. De este modo sirven de molde a la punta del punzón al perforar el
papel. Actualmente las regletas se fabrican de muchos tipos: De 28 hasta 37
cajetines; de cuatro o de ocho renglones. Existen pizarras de escritorio que
son las mismas regletas acomodadas a una tabla a la que se fijan por
tarugos, la regleta puede irse bajando a lo largo de la página, a medida que
se avanza en la escritura, resbalándola hacia los agujeros siguientes hasta
llegar al final.
Braille, cuya pasión por los ciegos no tuvo límites, ni en la docencia ni en
la inventiva, se fue muriendo lentamente destrozado por una tuberculosis
cruenta. Rodeado del amor de sus discípulos, descansó para siempre el 6 de
enero de 1852, a las siete y media de la noche. Dice Emilia Verdigier:
«La habitación se transformó en una especie de santuario, al que acudían
los alumnos y amigos para rogar y llorar sobre los restos del maestro, del
amigo querido y venerado.
Sus amigos deseaban ardientemente que su cuerpo no reposara lejos de
ellos ni de la casa en la que vivió y tanto había amado. Pero su familia
prefirió que fueran sus restos a su pueblo natal, al pequeño cementerio de
Coupvray, donde descansaban también los cuerpos de su padre y de una
hermana que le precedieron. Fue enterrado el día 10 de enero de 1852. Los
funerales fueron celebrados en la capilla de la real institución. Alumnos y
profesores cantaron en el oficio mortuorio..
No fue sino hasta en el Congreso mundial de ciegos de Berlín, en 1879, que
se adopté como universal el sistema de Braille, es decir, 27 años después de
su muerte.
Hoy día, el uso de la regleta se reduce a apuntes personales o a anotaciones
más simples. Han surgido nuevos inventos que facilitan la escritura, de
modo que por ejemplo en las clases de las escuelas de ciegos, es ahora
sumamente común el uso de la máquina Braille (este aparato no requiere
una tecla para cada letra, como la máquina de escribir). El procedimiento se
ha simplificado al máximo al utilizar únicamente nueve teclas: Seis que
pueden manipularse simultáneamente y que corresponde una a cada punto
del signo generador, una que corresponde al retroceso, otra al cambio de
rengl6n y una al espaciador.
En la actualidad el sistema Braille no se aplica exclusivamente en una cara
del papel sino en ambas, gracias al procedimiento llamado “interpunto”.
Existen muchísimas imprentas que producen libros, revistas, manuales.
También hay varias clases de “mimeógrafos” y “rafígrafos” —aparatos que
escriben letras estilizadas en punto de uso corriente y dibujo—. En
Inglaterra se ha popularizado el uso del punto plástico sobre papel cebolla
lo que disminuye bastante el volumen de los libros.
Poco a poco se ha ido perfeccionando un sistema estenográfico que
contribuye también a bajar el volumen. En idioma inglés está
perfectamente universalizado —se utiliza desde la escuela primaria—. En
castellano ha habido algunas diferencias entre Argentina y España que se
trataron de resolver en la Primera conferencia para el bienestar de los
ciegos celebrada en Guatemala, marzo de 1961. Sin embargo, no ha sido
sino hasta los últimos años que se ha ido logrando cierta uniformidad

(En 1900 en E.E. U.U. se empleaban tres sistemas Braille diferentes. Ese
mismo año se llevó a cabo una convención de “braillistas” pertenecientes a
los E.E. U.U. y éstos últimos designaron una comisión de tres miembros
que habría de decidir acerca de la adopción de un sistema único. Fue así
como surgió el sistema «Braille norteamericano». A partir de 915 los
educadores de todo el mundo interesados en la enseñanza de los no-
videntes decidieron la adopción de un sistema Braille universal. Este
sistema es conocido como el “Braille reformado” y ha sido aceptado en
todas partes. Cualquier graduado en una escuela para no-videntes, puede
leer ahora empleando el alfabeto universal».
Heck. La educación de los niños excepcionales. Ed. Nora, Bs. As..
Argentina, 1960, p. 191.
18 Resolución Ns 15.
Normas de aplicaciones de la estenografía
Artículo 1°—Utilizar el segundo grado Braille aprobado en Montevideo en
1964, como máxima aplicación de la estenografía en este nivel. En caso de
confusión elegir la forma más clara y lógica de su expresión.
Artículo 2°—Ad-referendum del consejo mundial de Braille, que resuelve:
a) los principios de palabras sólo se usarán antes de consonante no
contraída, siempre que ésta vaya seguida de una letra o signo esteno-
gráfico. Ejm.: no podrá escribirse. «rey» con «ry» sino rey; «red» con sino:
red;
b) Se escribirá en integral palabras y nombres propios extranjeros
precedidos del punto cinco (5) como interruptor
c) Cuando exista confusión con el punto cinco (5) como interruptor,
se utilizarán los vocablos: cinco - seis (5-6); y
d) Los vocablos abreviados comprendidos en la lista que a continuación se
lee, deben ser incorporados a la tabla de vocablos abreviados con dos o más
signos del Manual del grado (2) de Braille español, aprobado en la
Conferencia hispanoamericana de estenografía Braille realizada en
Montevideo en 1964. Ejemplo: Aquel, cómo, cuál, cuándo, dónde, éste, por
qué, (“P, punto [ 5]. q»), qué, quién, sólo.
Articulo 3° Encomendar el uso del método de español dividido en tres
volúmenes para el aprendizaje de la estenografía en las escuelas; y el
manual mexicano, en general,
Artículo 4° Recomendar a las imprentas Braille de habla castellana así
cómo a los organismos responsables de la enseñanza de los ciegos, la
producción de textos escolares y de todo otro material de lectura, utilizando
en forma gradual el sistema estenográfico vigente, aprobado en la
Conferencia hispanoamericana de estenografía Braille en Montevideo en
1964; y lo indicado en el articulo 2° de esta resolución. Bs. As., Argentina.
13-V-66.
Primer Congreso internacional de imprentas Braille de habla castellana, 8-
15-V, 1966. p. 20.

Las publicaciones en castellano son abundantes a la fecha. Todas ellas


llegan a nuestro país: De México “Selecciones”, en español de Uruguay
“Horizontes”; de Argentina “Luis Braille Argentina”, “Correo del sur”,
“Nosotras” (revista femenina), y “Burbujas” (revista infantil); de España
“Sirio”, “Relieves”, “Cultura” y “Prometeo” (revista juvenil). Existen
muchas otras publicaciones en idioma castellano, pero muy pocas de ellas
revisten una importancia similar a las ya mencionadas.
En las imprentas de España, Uruguay, México y Argentina, se están
produciendo constantemente gran número de volúmenes que enriquecen
considerablemente las bibliotecas Braille de toda la región hispana e
hispanoamericana.
Posteriormente algunos otros intentos han querido superar el sistema Braile
sin conseguirlo. Un ejemplo es el de Abreu en España, que amplió a cuatro
puntos la longitud de cada cajetin, creyendo dar con ello mayores
facilidades a la musicografia; sin embargo, el sistema musicográfico ideado
por Braille continúa siendo universalmente aceptado por su simplicidad que
no obstante, lo mantiene como el más completo, puesto que en él y gracias
a su simbología táctil pueden representarse todas las formas musicales
tradicionales. En la actualidad, con el surgimiento de los “bloques
sonoros”, en lugar de los acordes; el uso de los cuartos de tono y la
introducción de representaciones absolutamente nuevas, en cuanto a efectos
y matices, sería necesario examinar las posibilidades del sistema táctil y
reagrupar, en una nueva con concepción toda su simbología a fin de que
pueda responder a las exigencias de la música moderna y aun de la música
concreta y electrónica.
Braille logró llenar las necesidades de su tiempo a plenitud, hoy
corresponde a sus sucesores efectuar las superaciones pertinentes a fin dé
evitar el estancamiento y mantener la actualidad de los medios.

Braille dejó Su huella imborrable no sólo en la escritura del lenguaje de la


música, fue también escultor y modelador. Dejó un taller que aún existe en
el viejo instituto de ciegos de París. Su personalidad, profundamente
creadora, escondida tras una solitaria timidez, rompió de raíz con los
principales valladares que los ciegos tuvieron hasta entonces para su
comunicación con el mundo del intelecto y sentó definitivamente las bases,
para que la sociedad aceptara como elementos productivo útiles y
psicobiológicamente normales, a todos los ciegos sin otras afecciones, que
por una u otra razón, hubieran perdido la vista en cualquier época de la
vida. Cierto que en la actualidad, la superación de grandes núcleos de
ciegos ilustrados necesita de elementos superiores para que éstos sigan
adelante en su afán autoconstructivo Así, con toda objetividad se señalan
algunas deficiencias del sistema Braille que no permiten su uso absoluto:
Elevado costo de producción marcado índice de fatiga en la lectura,
superior al que produce la lectura en caracteres visuales; subido volumen
de tamaño en los impresos y restricción casi completa al campo de los
ciegos, lo que no permite la comunicación ordinaria, por su medio, con los
videntes. Se hace necesarios nuevos recursos, tales como: El grado 3 de
estenografía, los mapas planos en relieve, los modernos equipos de
grabación y el libro parlante en primerísimo plano, las pizarras Taylor para
matemáticas y álgebra, los dibujos en relieve en material plástico para
geometría y trigonometría, los relojes, cronómetros y termómetros al tacto,
etc.

El Sistema Braille ofrece en la actualidad, en idioma castellano, cuatro


grados de dificultad según sea el nivel de abreviaturas usado. Son ellos a
saber Braille integral, Grado 1: Con la utilización abreviada de palabras
breves con un solo signo, tales como: De, por, fue, el, etc. Grado 2 con la
utilización de las anteriores abreviaturas más principios y finales de
palabras largas. y palabras abreviadas con dos ó más signos tales como:
Tanto, desde, hasta, etc. Grado 3 : Con la utilización de la abreviaturas
anteriores más series de palabras aglutinadas en largas secuencias
abreviadas.

Con todo, aun cuando la mecanización y hasta la cibernética puedan llegar


a facilitar tremendamente la vida de los ciegos, abriéndoles insospechados
caminos en el aprendizaje, en el trabajo y hasta en la adaptación al medio
socio-cultural en general, el paso que Luis Braille señalara con su fructífera
labor creadora, es un hito cuya importancia repercutirá por siempre en
todas las realizaciones de la tiflología universal, como resuena siempre el
eco del primer cañonazo de independencia de cualquier grupo humano a
través de todos los siglos de su existencia histórica.

El movimiento tiflológico en América Latina

En marzo de 1870, se abre en ciudad México, la primera escuela para


ciegos. Este hecho, minúsculo en la vida de una nación tan grande, marca
un verdadero hito en el devenir de miles de seres, que hasta ese día, no
contaban con ninguna puerta abierta hacia la instrucción, ni mucho menos
hacia el trabajo, Fue don Ignacio Trigueros, hombre ilustrado, abogado de
profesión, quien dejando de lado los prejuicios de su época y contando con
el apoyo del gobierno de su adversario político, don Benito Juárez, le dio
vida a aquel establecimiento, que fuera el producto de sus luchas en favor
de los invidentes.
Don Ignacio Trigueros nació en Veracruz, estudió en México, viajó a
Europa donde indudablemente se puso en con tacto con alguna escuela de
ciegos, probablemente el Instituto de Valentín Haüy, aprendiendo el sistema
Braille. Al no olvidar las necesidades de su pueblo, se dio a la tarea de abrir
una escuela para ciegos enseñarles el Braille y darles instrucción primaria,
apareada a la enseñanza de alguna manualidad que hasta la fecha,
continúan practicándose en la escuela nacional de ciegos que lleva el
nombre de aquel ilustre varón.
El proceso ha sido igual en todas partes, siempre se principia por atender en
alguna forma a los adultos, pasando luego a la enseñanza de los niños
ciegos. Esto quizá porque son las personas mayores quienes con mayor
frecuencia entregan el deprimente espectáculo de ejercer la limosna o
cualquiera otra forma humillante para procurarse el sustento cotidiano.
Pero los ciegos, como todos los seres humanos, no bastan del condumio y
el divertimiento —pan y circo— para encontrar su plenitud de homo
sapiens creadores. De aquí que una escuela, un centro donde se les
comenzara a capacitar para la vida, fuera el ideal esperanzado que se
proyectó vigorosamente sobre América, ensanchándose en ramalazo
incontenible que conmovió las mentes de los más avisados ciegos del
continente. Desgraciadamente América se engolfa en una situación siempre
fuera de su momento, arrastrándose en compases atrasados que le revelan a
veces en un contrapunto de años perdidos frente a los progresos del mundo,
cuando no es un desacuerdo que trastoca la estructura armónica de su
conjunto con el mundo moderno. Así, el siglo pasado fue para este
continente, una añadidura medieval, en mezcolanza con avances
capitalistas. Los últimos años del siglo XIX transcurren sobre una pista de
agitaciones, en las que se inscriben los esfuerzos de pequeñas revoluciones
burguesas en busca de un capitalismo más acentuado que rompa
definitivamente con los moldes medievales y un plantearse de regresiones
conservadoras. Así, la educación comienza a abrirse paso en sus fórmulas
más renovadas a través del Continente, y con ellas viene la de la enseñanza
especializada. Los intentos de brindar atención especial a los ciegos,
comienzan a tomar su lugar en las preocupaciones de muchos gobiernos o
grupos altruistas. Sin embargo, no es sino con la entrada del siglo xx que en
América del Sur comienzan a abrirse escuelas Y talleres para ciegos,
generalmente aunados a la enseñanza de sordo mudos. Esta
indiferenciación de problemas que lleva a confundir dos situaciones
radicalmente diferentes en un solo rubro educacional, alcanza aún a
nuestros días, lo que impone algunas consideraciones al respecto.
Es verdad que todos los disminuidos físicos pueden bajo una lógica de
clasificación inscribir dentro de una misma categoría. Para ello se requiere
conceptualizar al hombre Y a la sociedad, no como particularidades
divorciadas entre sí, cada una de las cuales reteniendo un funcionamiento
absolutamente desastreado del otro, cuyos procesos de adaptación y de
superación se redujeran a fórmulas esencialmente diferentes: La sociedad
en el plano de un espíritu colectivo por ejemplo y el individuo dentro de un
plano puramente psicológico, subjetivo por el contrario para comprender
cómo los disminuidos físicos entran en una sola categoría social, es
necesario romper con todas 1as imbricaciones que se superponen al papel
objetivo del individuo en su sociedad y a la relación dialéctica entre estas
dos categorías: individuo-sociedad plano psicológico, plano de la cultura.

El hombre se hizo a sí mismo por medio del trabajo. La mano humana, el


cerebro desarrollado por encima del de los mamíferos superiores y la
coordinación de símbolos sonoros llamada lenguaje, le dieron su peculiar
estructura y funcionalidad como homo sapiens. Frente a la praxis social,
todos los individuos tienen igualdad de compromiso moldeada únicamente
en el sello de sus singu1ares circunstancias: Grado de habilidad, grado de
desarrollo neurológico forma y proporciones corpóreas defectos personales
físicos o derivados de internos trastornos físicos manifiestos en el plano
psicobiológico. De este modo todos los disminuidos físicos se encuentran
en idénticas circunstancias frente a la productividad y a la producción
sociales, seguramente su campo de acción en este sentido es más estrecho
que el de la generalidad, sus dificultades para alcanzar un minimun de
rendimiento son más acusadas, sus necesidades pueden tener algunas
distinciones respecto a las demás. Por ejemplo, los ciegos tienen necesidad
de movilizarse con determinados recursos: Guías, bastones, etc. De este
modo comprendidas las cosas, ciegos, sordo-mudos, lisiados de otra índole
coma: Hemipléjicos, cardíacos, diabéticos, débiles mentales, etc. pueden
colocarse frente a la praxis social, ubicados en una sola categoría,
debiéndose, en lo que a la aplicación de métodos de enseñanza,
instrumentos de trabajo, recursos de adaptación, etc., se refiere, brindar
para cada una de las áreas, la especialización requerida por la peculiaridad
del defecto físico. Como es obvio, la mezcla de ciegos y sordomudos, que
se ha venido operando en la práctica, no sólo en América Latina sino
también en muchos países de Europa, responde, no a una concepción de la
praxis social y del papel que los individuos juegan frente a ella, sino muy
por el contrario, a estereotipos de un orden afectivo, en los cuales se
amalgaman ideas de conmiseración con planteamientos mecanicistas,
individua listas: De esta manera, todo individuo con alguna limitación,
comienza a formar parte de un mundo distinto, no comparte la “mecánica”
de la sociedad y por lo tanto debe aislársele. Como estos individuos,
indudablemente tienen alguna sensibilidad, no debe abandonárseles, porque
ello implicaría sufrimiento. De esta manera, los sectores o individuos
“normales” deben extender sobre los “inválidos” su mano protectora.
Como puede apreciarse, en la mentalidad que ha llevado a muchos
gobiernos e instituciones altruistas a unificar ambas enseñanzas, o más
ampliamente, a realizar una simbiosis de ambos problemas, se esconde el
subjetivismo y la caridad, posturas, ambas reñidas con la ciencia.
Pero el fenómeno se da desde sus inicios, y es más: En países como Costa
Rica, aunque con cierto criterio de departamentalización, la educación para
todo tipo de niños con deficiencias claramente físicas o mentales, se realiza
en un mismo establecimiento, confundiendo en los momentos de recreo, o
en el transporte diario, a ciegos con paralíticos, ambliopes con imbéciles.
Como puede apreciarse entonces, la lucha que los ciegos han tenido que
librar en nuestro continente, no ha sido sencilla, no ha encontrado el eco
comprensivo que facilitara el alcance de sus metas. Pero el vigor y la recia
convicción de sus pioneros, ha dado frutos realmente plausibles y
beneficiosos. Su logro no ha sido la cosecha de un sólo día. Se ha trabajado
desde los primeros años del siglo que corre.
Como indudablemente es mucho más elocuente y significativo el análisis
de algunos de los factores que han influido en el progreso o detenimiento
(en algunos casos retroceso) de la lucha tiflológica, en estas líneas se dejará
intencionalmente de lado, la enumeración de todo el inventario de fechas y
nombres que pueden aparecer en la historia de las instituciones de este tipo,
que paulatinamente se fueron formando en todos los países. No interesa
para el cometido de este trabajo, la enumeración más o menos vacía de
cifras, años y personajes. Más bien trata de centrar su enfoque, en el
acontecer y en las circunstancias que han moldeado el contorno de los
hechos.
Es así que en los países económicamente menos atrasados, es donde el
fenómeno aparece con menor dificultad. Además, es generalmente bajo el
influjo de regímenes progresistas, cuando comienza a manifestarse la
preocupación por la educación y el trabajo de los ciegos. En Sur América,
se busca la inspiración en logros europeos, particularmente en España y
Francia.
Chile, por ejemplo, importa educadores alemanes que extienden su
influencia hacia Argentina, Bolivia y Brasil.
Centroamérica, rodeada por el sordo horizonte de sus dictaduras
conservadoras y clericales, mantiene adormecidos sus afanes y, con ellos,
los de la enseñanza especializada. Aun cuando una entusiasta misión de
ciegos mexicanos visitara Guatemala, El Salvador y Honduras desde 1922,
tratando de convencer a gobiernos e instituciones privadas de la necesidad
de educar a los ciegos, todo permanece dormido. Los afanes
reivindicadores de aquellos hombres luchadores, se apagan en estos parajes
sin ningún eco de respuesta positiva.
Sin embargo, en la parte sur del continente, los ciegos principiaron a
organizarse. Los exalumnos de los primeros institutos fueron formando
asociaciones, que más tarde comprenderían en sus programas, la lucha por
los derechos de los ciegos, la ampliación de oportunidades de estudio y
trabajo, el desenmascaramiento de la discriminación. En llegando a estos
planteamientos, es sumamente fácil comprender cómo la lucha en favor de
los ciegos —ya sea auténticamente dirigida por amigos de los ciegos, o
bien por los ciegos mismos— ha tenido que enfrentarse, en nuestro
continente, con diversos obstáculos, levantados ante ella por lo más
distintos motivos, que van, desde un trasnochado intento caritativo, hasta
todo un diseño político nacional, en el cual no tienen cabida las
reivindicaciones sociales.
Es indudable que en cada uno de los países en que está parcelado el
continente, los es por conquistar un justo lugar en la sociedad, sincronizado
con la hora actual, en favor de los ciegos, ha presentado formas propias,
enmarcadas e influidas, por el contexto general de la historia y la cultura de
cada uno de esos pueblos. Sin embargo, hay líneas generales que en su
realidad abstracta, rebasan las formas de cada situación y las unifican en
sus esencias. En México se produce una huelga en la que los ciegos, desde
la escuela de Coyoacán, apedrean a la policía que trata de invadir el local;
en el Uruguay se entrega, sin forcejeos, por medio de un decreto, la
responsabilidad de la enseñanza la Unión nacional de ciegos; en otros
países se requiere de la amistad entre los altruistas dirigentes de la obra y
los gobernantes, para que se brinde algún apoyo oficial; en otros ni los
ciegos ni sus amigos tienen participación alguna y el gobierno hasta la
fecha, ignora la existencia de su problemas. Pero en todos, es fácilmente
detectable un virtual afán reivindicador, un deseo de actualizar
procedimientos, de ponerse al día con las conquistas de otros pueblos, de
revolucionar los conceptos acerca de los disminuidos físicos en general y
de los ciegos en particular. Como quedó apuntado, estas aspiraciones
legítimas de la tiflología universal, chocan en nuestro medio
latinoamericano, con elementos que empujan hacia atrás, en un regolfado
intento de volver las cosas a su sitio de origen, sin tener en cuenta que una
vez desatadas, seguirán su marcha, y que a aquel que no quiera entender
sus leyes objetivas, le ocurrirá en la realidad, lo que plantea el mito de l
aprendiz de brujo. Naturalmente, el principal factor cinético, dentro de la
dinámica del movimiento tiflológico, son los propios ciegos. Como
elementos pensantes y existencialmente interesados en la obra que les atañe
tan directamente, procuran, cada vez con mayor convicción y energía, que
sus proposiciones alcancen un ámbito mayor de influencia. Para garantizar
esta meta, así como para desbaratar con el látigo de su verdad, toda esa
institucionalización fariseica que se ha instalado en las organizaciones para
ciegos, se ha hecho necesario desplegar diferentes tácticas de acometida.
En algunos países, los legisladores han escuchado la voz de los ciegos, lo
que da como resultado la emisión de leyes adecuadas que garantizan por lo
menos cuatro conquistas señeras; (Ver apéndice) participación de los ciegos
en sus propios asuntos; apertura de oportunidades más amplias en los
estudios y el trabajo, con mayor compromiso para el Estado; alguna
garantía de financiamiento por medio de impuestos; y reconocimiento de
una personalidad normal en los ciegos que no padecen otras afecciones,
otorgándoseles con ello, el pleno deseo de sus derechos políticos y civiles.

Código Civil. Art. 13 (Art. 1° del Decreto de Ley N°. 218)


Quienes padezcan de ceguera congénita o adquirida en la infancia, y los
sordomudos, tienen incapacidad civil para ejercitar sus derechos, pero son
capaces los que puedan expresar su voluntad de manera indubitable».
Código Civil. Libro 1. Titulo 1, Cap. 1. «De las personas individuales».
Guatemala, 1064.
Resolución No l8:
Derechos Políticos y Civiles en las personas ciegas
Articulo l°.—Solicitar a los parlamentos respectivos la revisión de la
legislación de los países americanos con el fin de que se levanten las
interdicciones que coartan la capacidad de hecho y de derecho de los
ciegos.
Artículo 2°—Recomendar que se establezca la mayor claridad y precisión
en la redacción, interpretación y aplicación de las leyes ya sean éstas
de fondo o de forma, para evitar de tal manera que, por vía reglamentaria
o de hecho, se desvirtúe el sentido de lo legislado y en consecuencia, se
reconozcan las capacidades y los derechos políticos de los ciegos sin
restricciones convencionales.
Resolución N° 4. Art. 19:
1. Aprobar las siguientes conclusiones:
1) Declarar que la ceguera sólo constituye una limitación de carácter
sensorial, por lo tanto los ciegos están capacitados para ejercer plenamente
sus derechos civiles y políticos»;
2) Recomendar a los poderes del Estado de los países panamericanos que
partiendo del principio de que el ciego es un limitado sensorial, se revisen
las leyes que restringen sus derecho teniendo en cuenta que la cultura que
han alcanzado los no videntes, les permite desenvolverse en el mismo nivel
de las personas que gozan de visión normal; y
3) Recomendar a todas las organizaciones de ciegos de América para que
en un esfuerzo común, gestionen ante los poderes del Estado, se les
conceda la plenitud de sus derechos, naturales y constitucionales de
acuerdo con el principio de que todos somos iguales ante la ley.
Artitulo 2°—Recomendar a les gobiernos de los países de América que
incluyan en su plan de acción las conclusiones en referencia.
Acuerdos y resoluciones del congreso panamericano de ciegos y confrencia
estenográfica. Montevideo, Uruguay, 6.18-IV, 1964. P. 16.
Acuerdo y resoluciones. Lima, Perú, 2-11-II, 1956. p. 18.

Desde luego, la mentalidad fariseica no ha dejado de maniobrar,


aprovechando muchas veces a su favor, el potencial humano de los mismos
ciegos. Para ello el caudillismo en las filas de aquéllos, ha tenido su papel
negativo, apuntalador virtual de la desorganización y la desorientación,
(solamente en ciudad México existen más de ocho organizaciones de
ciegos) lo cual parece una invocación al espíritu de Maquiavelo. Esta
disociación permite a los farsantes con disfraz de “altruistas benefactores”
un fácil manejo de la situación, e incluso, extraen de ella el argumento de
que “los ciegos demuestran con aquel cuadro, que son incapaces de
gobernarse a sí mismos”. Este fenómeno ocurre en varios países,
enfrentándose ya no sólo a un grupo de ciegos en contra de otro, sino que a
instituciones bien organizadas entre sí. Incluso, a nivel internacional, sin
duda por razones de competición, el Consejo panamericano pro ciegos, no
goza de la simpatía del Consejo mundial con sede en los Estados Unidos.
Así, engolfada en estas turbulencias, unas más generales, otras más
particularizadas, pero todas encajadas con asombrosa precisión en nuestro
sistema de vida, la auténtica mentalidad reivindicadora ha ido avanzando
lentamente por entre la selva de prejuicios, ambiciones, falsas
concepciones, fariseísmos y demagogia, —todos estos elementos naturales
de nuestro medio, con las raíces hondamente plantadas en nuestra
estructura económico-social- hasta trazar caminos de líneas certeras que
cada vez contrastan más con las concepciones vulgarizantes, al irse
haciendo más y más científicos demostrando en la práctica las afirmaciones
de los propios ciegos acerca de sus capacidades y contribuyendo con la
divulgación teórica, a tornear la realidad general, hasta acoplarla
paulatinamente, a las reales limitaciones —no las ficticias o imaginarias—
que los ciegos exponen entre ciertas complicaciones de la existencia
humana. La cultura, particularmente su flanco tecnificado, no representa un
enmarañamiento asfixiante para ningún hombre, en tanto que se use con
criterio humanístico; es decir, que se ponga al servicio de aquél y no por
una enajenación momentánea en la historia, se reviertan los papeles,
esclavizando al hombre bajo la técnica que es producto suyo. Los ciegos
participan de estas condiciones, la cultura, la técnica, pueden brindarle cada
vez más, mayores facilidades para manipular y domeñar la realidad con
acierto científico, lo cual implica que les facilita, como a todos los
hombres, el camino hacia su verdadera liberación.
En la actualidad el movimiento tiflológico en América Latina, se encuentra
bastante desarrollado y opera en muchas partes, con un alto grado de
conciencia objetiva. Desde luego, que la realidad de nuestros países,
imprime su ineluctable sello en aquél. El analfabetismo, la carencia de
recursos materiales, el infra o subdesarrollo, lo tocan en el mismo corazón
de sus acciones. Pero de todas maneras, presenta ya una línea de
vanguardia perfectamente definida, habiendo logrado, de igual manera,
conquistas materiales que contribuyen a su emergencia en el cuadro social,
cada vez más pronunciada. Imprentas Braille en Argentina, Uruguay,
Brasil y México, editan publicaciones regulares de gran valía intelectual y
con serios contenidos de orientación. Estas imprentas abastecen todas las
bibliotecas de Latinoamérica con envíos de periódicos (excepto Guatemala
que se encuentra con diez años de atraso) y envían revistas mensuales a
gran cantidad de suscriptores. Existen además en varios países, distintas
instituciones que funcionan bajo la autoridad de educadores o
administradores ciegos: El Centro de rehabilitación de Bogotá, el Centro de
rehabilitación de Montevideo, la Imprenta, la escuela y otras dependencias
de aquel mismo país, que operan bajo la vigilancia de la Unión nacional de
ciegos de Uruguay; la Imprenta Braille de Buenos Aires; el Centro para
ciegos de San Paulo, Brasil; la Sección tiflológica de la Biblioteca nacional
de México y el Instituto secundario para ciegos de aquel país
(encomendado al educador guatemalteco Manuel Solórzano Fernández), el
Consejo panamericano pro-ciegos con sede en Lima, Perú, que compacta a
todos los países del continente, etc.
Así, pues, arribamos a una visión de conjunto, en la que se distingue con
precisión estructural, el desarrollo de algunos fenómenos que en la
actualidad, le dan mayor consideración y significación al movimiento
tiflológico de nuestro continente reforzando en toda su amplitud, sus
perspectivas de futuro. Para finalizar, señalaremos brevemente estos
elementos:
a) Fisonomía. En su composición puramente formal, el movimiento
tiflológico ha variado totalmente de sus inicios a la fecha. Las instituciones
están cada vez más en manos de los ciegos, centrándose la participación de
los videntes en su justo lugar: La colaboración, el apoyo, el auxilio.
b) Concientización. Es claramente perceptible en todo el continente, el
ascenso en cuanto a grados de comprensión; aun cuando se repiten
esporádica y vergonzosamente algunos impulsos de retroceso, el aspecto
general, tanto superficial como de fondo, es el de una creciente aceptación
del ciego como elemento productivo capaz y útil a la sociedad en
innúmeras ramas del hacer humano. Paulatinamente los ciegos han ido
ocupando lugares en sus instituciones, se han abierto algunas universidades
a sus inquietudes, se ha legislado a fin de que se les brinde oportunidad de
trabajo. Si bien las soluciones no son en todos los casos las más ajustadas a
la realidad, existe una preocupación provocada por la presencia de los
ciegos en insospechados terrenos. Así, la llegada de estudiantes ciegos a la
secundaria, produce una conmoción en nuestro país, se discute el problema
y aunque la respuesta gubernativa no corresponde en manera alguna a la
actual posición universal de los ciegos respecto a los estudios, ya que se
considera interdicto el grado de maestro para aquéllos, la inquietud es
manifiesta, y de todas maneras, aquella resolución no puede ser definitiva.

Apéndice II. Reglamento 1233, B-133-072 del Ministerio de Educación.

Resolución N° 4
Derogación de trabas para estudios y docencia
Articulo 1°—Recomendar a todos los organismos latinoamericanos de
enseñanza superior y universitaria, oficiales o privados, que autoricen y
faciliten el ingreso de los ciegos a la carreras que incluyan sus respectivos
planes de estudios, sea para la enseñanza superior como para todo ejercicio
profesional.
Acuerdos y resoluciones del Congreso panamericano de ciegos y Confe
rencia estenográfica, celebrada en Montevideo. Uruguay. 6.18-1V, 1964, p.
6.
Resolución N° 1:
Educación del ciego en América
Artículo l°—Inciso II. g) La educación secundaria.
La comisión opina que siendo la educación primaria insuficiente para
satisfacer las necesidades culturales de los ciegos con capacidad de
superación, debe dársele la oportunidad de cursar el ciclo de educación
secundaria. En base de los buenos resultados obtenidos a través de las
diversas experiencias, la comisión aconseja se solicite a todas las
autoridades que admitan en los establecimientos de enseñanza secundaria a
los invidentes que deseen cursar este grado de educación, a fin de
participen en los beneficios que significa alternar con los jóvenes videntes
preparándolos así, a su desenvolvimiento normal en la sociedad.

h) La educación superior
La comisión recomienda se adopte el mismo criterio que en el inciso
anterior.
i) La educación artística
La comisión recomienda se gestione ante las autoridades de educación
artística, admitan en los conservatorios de música y de todo centro de
educación artística, a aquellos ciegos que demuestren aptitudes para el
arte y hayan adquirido conocimientos generales de musicografía Braille
en sus respectivas escuelas para ciegos.
Acuerdo y resoluciones del primer congreso panamericano de ciegos.
Lima, Perú. 2-11-II, 1965, pp. 11-13

c) Condiciones generales. Ya lo hemos dicho pero con viene repetirlo aquí:


El movimiento tiflológico no es sino una parte de todo el movimiento
reivindicador de los discriminados; en el caso de los ciegos, esta
discriminación se acentúa, ya que a más de la que se ejerce sobre el
campesino o el obrero, se añade la que se dirige al hombre que porta algún
defecto físico. Lo cambios logrados por todo el movimiento amplio,
revolucionario, en pro de una auténtica liberación de los discriminados,
descarga de inmediato sobre el sector de la población de ciegos, sus
beneficios. Son las transformaciones sociales de los pueblos, las únicas que
mar can en líneas generales, el progreso de estos movimientos. Ello no
obstante, en la reducida área de la tiflología, ocurre el mismo fenómeno
dialéctico que en todos los demás componentes del contexto general. Se
acumulan ingredientes cuantitativos, que en un momento dado, se revierten
en cambios cualitativos: Del aumento de elementos materiales, de la suma
de personas ciegas socialmente ubicadas, del perfeccionamiento
organizativo se pasa a la toma de conciencia, al afianzamiento de la lucha,
a la claridad de perspectiva:
Este fenómeno es ya un hecho en todo el continente.

Historia del movimiento tiflológico en Guatemala


Como se ha anotado en renglones anteriores, los movimientos tiflológicos,
como parte de toda la asistencia social de un país, se ven afectados
directamente por el enfoque ideológico de los grupos polítcos
predominantes. De esta manera, en Guatemala la lucha en favor de los
ciegos se marca en tres etapas perfectamente definidas. La primera de ellas
se inicia con la inauguración de la primera escuela para ciegos de Centro
América, patrocinada, dirigida y ad ministrada por la Asociación nacional
de muchachas guías. Como consta en el acta de fundación, (ver apéndice
III. Acta de fundación de la escuela de ciegos) esta asociación
proporcionaba su propio local a la escuela y la proveía de personal
voluntario.
La modestia y el carácter casi doméstico, con que empezó a funcionar la
escuela, no restan de ninguna manera la enorme importancia que el hecho
de ponerla a funcionar, ha significado en la historia del movimiento del
país.
Aparte de dos fallidos intentos, de iniciar la enseñanza para ciegos de
Guatemala, producidos antes, allá por el año 1922, ninguna otra iniciativa
se había presentado, hasta que las muchachas guías, valiente y
resueltamente, encaran el problema, lo toman en sus manos y se disponen a
darle alguna solución.
Los dos intentos mencionados se produjeron en circunstancias especiales:
El primero de ellos promovido por un grupo de ciegos mexicanos que
visitaba por unos meses nuestro país. El otro, lo realizó el Dr. Carlos
Federico Mora, aproximadamente en aquel mismo año, desde el Ministerio
de Salud Pública. Sin embargo, cambios políticos bruscos, echaron al
olvido su proyecto de un acuerdo ministerial para fundar la primera escuela
para ciegos. De esta manera, como quedó anotado no fue sino hasta el 23
de octubre de 1941 que los ciegos reciben su primera clase, en una escuela
especializada, cuyo funcionamiento se acoplaba exactamente, a los planes y
programas de la escuela primaria de aquel tiempo.
El anecdotario que se registra en toda esta primera etapa, en torno a actos
de solidaridad y confraternidad para con los ciegos, abunda en gestos de
gran contenido humano. Los esfuerzos económicos, la lucha para que la
escuela subsistiera, la diaria donación de horas de trabajo y los ensayos sin
ninguna asesoría ni experiencia previa. Pese a estos componentes,
inspirados en su mayoría en una auténtica actitud filantrópica, que pudieron
haber llevado a un cierto cansancio, imprimiendo irregularidades al trabajo,
muy por el contrario, el ambiente de la escuela de aquellos tiempos fue
siempre de una disciplina pedagógicamente orientada en una tonalidad de
comprensión, respeto a la personalidad y verdaderos afanes creadores.
Horarios y cursos se cumplían conforme al programa; se añadían
actividades de otra índole, en busca no sólo de recreación, sino de una
ulterior formación integral de los educandos. Allí se sembró la semilla que
diera como fruto, el surgimiento de esos grandes valores de nuestra música
popular, tanto en su calidad interpretativa, como en creatividad artística:
Arnulfo Tejada y Enrique Menéndez.
La escuela vivía de donaciones generosas, pero iba creciendo. Sus
necesidades aumentaban sin detenerse y el hecho de querer librar de un
perjudicial asilo a la mayoría de los alumnos, planteaba en perspectiva la
fundación de un internado. De aquí que en un gesto clamoroso la entonces
directora, señorita Marta Valenzuela, se dirigiera en los siguientes términos
al Ministro de Salud Pública:
«Marta Valenzuela, como Presidenta de la Asociación de muchachas guías
que en esta ciudad ha fundado la Escuela particular para la enseñanza de
ciegos y sordomudos que viene funcionando desde hace tres años en su
propio local, viene a exponer lo siguiente:
1° La Asociación de muchachas guías, viendo la necesidad que hay de
ocuparse de los desheredados deficientes de la vista y del oído, decidió en
octubre de 1941 reunir a los ciegos que viven en el Asilo de inválidos,
durante algunas horas, en su local y con la cooperación de personas
conocedoras del sistema Braille, empezar a darles algunos conocimientos
en lectura y escritura. Poco a poco el número de alumnos fue aumentado
con el ingreso de algunos de la ciudad, y gracias a generosos donativos,
nuestro material traído de Estados Unidos y México;

2° Hoy día la Escuela para ciegos cuenta con treinta hombres y quince
mujeres, habiéndose logrado impartirles la enseñanza correspondiente a
cuatro grados de primaria como lo prueban las actas del tribunal
examinador e informe del Representante de la secretaría de educación. Los
ciegos leen y escriben en el sistema Braille; escriben, además, en máquina,
para ser comprendidos por los videntes; escriben en máquinas especiales
sistema Braille, para ser comprendidos por ciegos, saben todas las materias
de los programas correspondientes oralmente, lo mismo para el cálculo que
se hace mental. Han adquirido conocimientos musicales: Canto, piano, e
instrumentos de cuerda y se han iniciado en trabajos manuales como en
mimbre los hombres, tejidos las mujeres, etc.;
3° Nuestro deseo es seguir mejorando los resultados obtenidos hasta hoy
que son muy alentadores. La falta de material adecuado ha sido uno de
nuestros problemas; la falta de local especial otro de ellos. Hoy ocupamos
el destinado a las reuniones de las muchachas guías, pero es insuficiente e
inadecuado;
4° La mayoría de los alumnos de nuestra Escuela de ciegos son pobres y
proceden del Asilo de inválidos en donde están alojados y reciben su
alimentación y como tales, tienen que atenerse a los reglamentos que rigen
en los establecimientos de beneficencia. Por consiguiente, las horas de que
disponen son escasas además de que, tratándose de ciegos la conducción
por las calles de un grupo numeroso de ellos es laboriosa Y toma
demasiado tiempo para hacerlo cuatro veces al día; y
5° La organización actual de nuestros asilos es contraproducente para toda
labor educativa Y muy especialmente para la de los ciegos, pues estos
centros por su índole ya son un factor desfavorable a la Personalidad de los
recluidos y a esto se agrega el complejo que por razón de serlo, adolecen
los ciegos. Por ello creemos que es indispensable la creación de una
escuela-internado, en donde los ciegos vivan en igua1da de condiciones
que cualquiera de los alumnos de otro centro educativo. Actualmente la
escuela recibe Q60.00 que a título caritativo aportan algunas personas
particulares, pero dicha cantidad, aunque la apreciamos mucho, es
insuficiente, aún en las condiciones en que funciona la Escuela. Así pues,
los recursos de que disponemos permiten el pago del profesorado que los
ciegos necesitan y el medio en que viven es contrario a nuestra labor. Por
tal motivo, solicitamos la ayuda del Estado a fin de poder proporcionar a
los ciegos la orientación necesaria..
La segunda etapa de la escuela de ciegos enmarca entre los años que van de
1944 a 1954. El viraje que se marcó con el movimiento reformista del 20
de Octubre tuvo, como es obvio, repercusiones profundas en el campo de la
educación y en el campo de la asistencia social A la casi angustiosa
solicitud de la señorita Valenzuela se respondió con toda simpatía (Ver
apéndice IV) por la Junta Revolucionaria de Gobierno. Ya a esas alturas, la
euforia revolucionaria, que prometía auténticas reivindicaciones sociales,
había prendido también entre los ciegos y entre los amigos de los ciegos. El
profesor Manuel Solórzano Fernández, inspirado en sus experiencias
europeas y en ciudad México, promovió todo un movimiento renovador,
cuyas consecuencias vinieron a desembocar en dos carriles distintos: Por
una parte, los ciegos comenzaron a organizarse, bajo su dinámica dirección,
hasta llegar a constituir la Asociación Central de Ciegos; (Ver apéndice V)
por otra, se organiza un grupo de personas altruistas, encabezadas por la
Asociación de muchachas guías y siempre con el concurso dirigente del
profesor Solórzano, hasta llegar a constituir el Comité Nacional Pro Ciegos
y Sordomudos de Guatemala. (Ver apéndice VI).
El gobierno autoriza una subvención mensual de Ql350.00 que pronto es
aumentada a Q1880.00. El pago acumulado de los primeros meses, permite
la adquisición de un local y la construcción de dos pabellones para
internado. Pronto se efectúa el traslado de la escuela y en pocos meses de
trabajo acelerado, se consigue equipar los dormitorios y como con
secuencia inmediata, la independencia de los ciegos del Asilo de inválidos.
La escuela, con un nuevo semblante y una nueva dinámica; ahora a cargo
exclusivamente del Comité nacional pro-ciegos y sordomudos y ya no de
las muchachas guías, arranca en un nuevo funcionamiento cuyos logros
repercuten en la actualidad.
Por un acertado nombramiento, ocupó la dirección de la escuela el profesor
Manuel Solórzano Fernández; para aquel entonces, el cuerpo del personal
docente y administrativo, percibía ya salarios decorosos, ambos se habían
ampliado y la escuela completaba ya la enseñanza primaria hasta el sexto
grado. Además de todos los servicios de internado, comenzaron a
impartirse cursos de: Inglés, mecanografía, telegrafía, agricultura técnico-
práctica, cestería, algunos instrumentos musicales y masoterapia.
Un ensayo de no muy fructíferos resultados, allá por el año 46, realizado
bajo la asesoría del Dr. Centeno Wells, quien trajo fórmulas de la educación
costarricense, cercenó el sexto grado de la escuela y trató de establecer toda
la programación especial fuera de la programación del Ministerio de
nuestro país. Este ensayo, que sólo duró un año, dejó como rasgos
positivos, los siguientes:

1° Que la enseñanza para ciegos, en todos sus niveles pero


fundamentalmente en el de la escuela primaria, debe ceñirse a los
programas oficiales de estudio, a fin de estar comprendidas y perfectamente
acopladas al sistema general de la educación. Ello permite el ascenso de los
estudiantes a niveles superiores y en centros no especializados, además
facilita la relación, tan necesaria, entre la escuela de ciegos y las escuelas
ordinarias; y
2° Desde entonces se institucionalizó, por medio de programas más
completos, la formación musical de los alumnos el entrenamiento agrícola,
la mecanografía y algunas manualidades útiles para el desarrollo de la
motricidad y la sensorialidad epicríticas.
El desarrollo del movimiento tiflológico, toma durante aquellos años un
aspecto singular que analizado a cierta profundidad, revela elementos en
gestación que paulatinamente fueron traduciéndose en contradicciones
esenciales. Por una parte, el Comité nacional pro-ciegos se consolidaba
cada vez más, tanto orgánica como económicamente, haciéndose cada vez
más sensible una tendencia al continuismo en sus puestos de dirección. De
otra, se percibía con claridad el fenómeno de crecimiento, tanto en lo
cuantitativo como en lo cualitativo: La obra se ampliaba (servicios médicos
para los alumnos, servicios odontológicos, aumento de personal, mayor
participación de la comunidad en las campañas de recaudación “Semana
del ciego”); la preparación de los alumnos en muchas direcciones comienza
a expresarse en la formación de grupos (por aquellos años, nace la orquesta
“Armonía en tinieblas”), en el deseo de buscar nuevos derroteros (ingresan
los primeros alumnos ciegos a un centro de educación media. En marzo de
1948, ingresan a la Escuela normal de varones, Jorge Peraza, Rafael
Rosales y Mario René Matute. La abierta socialización de todo el
ambiente de la escuela, lo que imprimió una gran vitalidad al alumnado de
aquel tiempo haciéndole participar en estructuras más amplias de orden
extraescolar ( Es justo reportar que las primeras excursiones al puerto de
Iztapa con, todo el alumnado de la escuela, se llevaron a cabo gracias no
sólo al entusiasmo y capacidad organizativos de la señorita Ana Maria
Matute (hoy señora de Líere) sino que incluso, a sus aportes económicos).
viajes, excursiones, bailes, asistencia a otros centros de estudio y como
consecuencia, el acercamiento, de grandes núcleos de estudiantes videntes
a la vida de la escuela.
Estos factores fueron perfilándose cada vez con mayor precisión, fueron
buscando su realización más consecuente hasta el momento en que las
nuevas exigencias, producto de los cambios cualitativos de toda la
estructura social de la institución, se dieron de frente con las formas de
relación de los primeros tiempos que ya no correspondían en absoluto a las
nuevas necesidades, ni a los nuevos planteamientos. Cada vez se
sensibilizaba más la oposición entre ambas posturas, siendo que las
autoridades dirigentes discurrían sobre los viejos carriles ya
acostumbrados, la imagen de un grupo de ciegos mal vestidos atado a una
timidez hija del abandono, no se borraba del todo de la mentalidad del
cuerpo directivo. Así, las autoridades en general —salvo honrosas
excepciones se sorprendían ante el inusitado despertar de los afanes y las
capacidades de los propios ciegos, buscaba reducirlos a los viejos moldes,
cerrando de esta manera los caminos que las nuevas inquietudes iban
tratando de trazar. Se manifestó siempre una abierta oposición a la libre
organización de los ciegos, se pretendía dirigirlos aun en sus más mínimas
acciones e incluso, cuando el primer maestro ciego ofreció sus servicios
gratuitos, para cubrir la vacante del quinto grado de la escuela para ciegos,
se rechazó su oferta aduciendo que la pedagogía especial aconsejaba no
emplear maestros ciegos en las escuelas para invidentes.
La organización de los ciegos perdió cierto impulso al cumplirse las
primeras etapas de sus aspiraciones. Luego de haberse trasladado la escuela
a un edificio propio, de haberse establecido un internado, la Asociación
central de ciegos fue perdiendo auge hasta dejar de funcionar. Sin
embargo, el aparecimiento de nuevos factores, volvieron a despertar sus
más legítimos afanes reivindicadores y de nuevo cobra vigencia y
reaparece, como un elemento decisivo en el cuadro general de la tiflología,
a partir del año 52. Entre otros, los nuevos factores que vinieron a sacudir
la conciencia de los ciegos, y a incitarlos a participar en la obra tiflológica,
fueron los siguientes: Elevación del nivel de preparación (para aquel
entonces ya había más estudiantes en los institutos de segunda enseñanza y
academias), mayores aspiraciones de participar en la vida productiva (la
calidad de los músicos les hacía anhelar cada vez mejores contratos fuera
de la institución).
3° Nuevas necesidades que exigían más ingresos económicos individuales
(esto hacia pensar ya, en la instalación de talleres protegidos y gestores de
trabajo en la industria y el comercio); y
4° La cerrazón de la propia institución frente a las nuevas aspiraciones.
La lucha, casi individual del Director de la Escuela, profcsor Solórzano
Fernández, había logrado abrir algunas brechas que en ninguna forma
podían ser suficientes: Inscripción de algunos alumnos en centros de
enseñanza media, plazas para tres masajistas en el Instituto guatema1teco
de seguridad social (I.G.S.S)
La Asociación central de ciegos de Guatemala, se lanza a exigir cambios
estructurales en el Comité nacional pro- ciegos, a fin de garantizar la
renovación de las autoridades Y de los enfoques de la obra. Se culmina así,
esta segunda etapa en d años de combatividad y discusiones públicas, cuyo
remate quedó marcado bajo el viraje de la política del país en el año de
1954. Para entonces, los dirigentes de la Asociación central de ciegos
fueron perseguidos por la policía, lo que garantizó la paralización de esta
organización y su casi total aniquilamiento. Durante los años de
controversia, el Comité nacional pro-ciegos, utilizó la prensa del país,
(excepto los diarios oficiales) para atacar, por medio de artículos
tendenciosos a la Asociación central de ciegos y a sus dirigentes; muchas
veces hubo artículos que servían la opinión de algún periodista amigo del
Comité, pero en todos los casos, con más o menos violencia, se trató de
identificar el movimiento de los ciegos con determinada corriente política.
Este factor influyó mucho en la politización real de las acciones, de manera
que las fuerzas se polarizaron buscando cada uno a sus simpatizantes,
amigos y protectores. Por una parte, el Comité nacional pro-ciegos le dio
ingreso a su campo de acción, a lo más reaccionario de la prensa nacional,
se acogió a tal grado de los influyentes asideros de derecha, que al
efectuarse el cambio de gobierno, muchos de sus miembros más activos
fueron a ocupar puestos oficiales. La Asociación central de ciegos contó
con la simpatía del gobierno de Arbenz lo que le permitió esporádicas
publicaciones en los diarios oficiales y un programa permanente, semanal
difundido por TGW, (Radio Nacional de Guatemala) con textos de
aclaraciones y contraataques a la prensa y la participación de la entonces ya
perfectamente integrada orquesta “Armonía en tinieblas”.
La Asociación central de ciegos tomó el camino directo para resolver, de un
golpe, la larga lucha desigual en que se veía involucrada: Por medio de los
entonces diputados Dr. Gilberto Burque y Lic. Fernando de León Porras,
propuso al Congreso de la República la promulgación de una ley que
transformara las instituciones tiflológicas, dándoles el carácter de un
Instituto nacional de asistencia, que absorbería todos los bienes y las
atribuciones del Comité nacional y sus dependencias. Las luchas
ideológicas que comenzaban a agudizarse en nuestro país por aquel año de
1953, rebajaron a un segundo plano la importancia de la ley del Instituto
tiflológico nacional, de tal manera que el anteproyecto presentado por la
Asociación central de ciegos, nunca ascendió al hemiciclo de las
discusiones parlamentarias.
Una de las medidas desesperadas que el Comité nacional pro-ciegos llevara
a cabo en las postrimerías de la controversia con la Asociación central y
con fines de debilitar físicamente a ésta, fue la de abrir apresuradamente los
talleres protegidos “Santa Lucía”. De esta manera se alejó de la Asociación
a gran cantidad de sus miembros que pasaron a ser trabajadores de los
talleres, dificultándoseles así, la asistencia al local de la Asociación central
de ciegos que, en aquellos días, gracias a la solidaridad del director,
funcionaba en la misma escuela. Esa solidaridad movió al Comité a otra
medida desesperada: La cancelación de las relaciones de trabajo con el
comité del profesor Solórzano Fernández. La Asociación respondió con una
huelga inmediata, ocupando el local de la escuela e impidiendo el ingreso
de las autoridades. Tal situación obligó al Ministerio de salud pública y
asistencia social, a intervenir la escuela, nombrándose para el efecto como
interventora a la señorita enfermera Clara Luz Estrada. Meses más tarde, el
gobierno de Arbenz retiró la intervención y el Comit é comenzó a buscar
nuevos directores. Sin embargo, como se comprenderá, habían llegado a tal
grado las tensiones, que era casi imposible vislumbrar una reconciliación.
La tercera etapa del movimiento tiflológico en Guatemala, se inicia en
1954 y continúa en los días presentes.
En julio de 1954, tiene lugar en Guatemala un fenómeno histórico
ampliamente conocido. Por factores que no compete analizar en este
trabajo, es depuesto el gobierno revolucionario y se instalan en el mando,
con toda la violencia del desquite, las fuerzas de derecha. Este fenómeno se
reportó en el estrecho campo de la tiflología con los resultados siguientes.
Absoluta consolidación de las autoridades del Comité Pro-ciegos;
afianzamiento total de sus vínculos políticos con el nuevo gobierno, al
pasar a ocupar varios de sus miembros, altos puestos de dirección en el
mismo; persecución. Para los dirigentes de la Asociación central de ciegos;
expulsión violenta de la mayoría de alumnos adolescentes y adultos, de la
escuela de ciegos; ausencia por muchos años de toda discusión pública
sobre los problemas de los ciegos.
Como quedó señalado, los cambios políticos terminaron de decidir por lo
menos para un largo período, de qué manera quedarían las posiciones
dentro de la lucha interna librada en el campo de la tiflologia.
Del año 54 al año 61, el Comité nacional pro-ciegos, comandando en
absoluto todas las acciones, procuró llevar a la práctica algunas de las tesis
planteadas por la Asociación de ciegos, dos de ellas de fundamental
importancia para el desarrollo de la obra: Separación total de ciegos y
sordo mudos y ampliación de los servicios de curación y prevención de la
ceguera.
Durante sus dos primeros años de existencia, el Comité nacional pro-
ciegos, bajo la presidencia de doña Beatriz de Arathoon, respondía a una
euforia general, a un afán de construir y alcanzar horizontes cada vez más
lejanos. Fue así que con una ausencia total de experiencia, la planificación
de aquellos años iniciales fue, más que el producto de un circunspecto
examen de la realidad, la respuesta entusiasta ante el deseo de ir cada vez
más adelante. Una grave enfermedad alejó a la señora de Arathoon y a su
esposo, el Dr. Alejandro Arathoon, de toda actividad tiflológica. De la
directiva del Comité salieron por distintas razones algunos otros fundadores
del mismo: La señorita Pilar Salinas, que marchó a Tegucigalpa, Honduras,
a fundar una escuela para ciegos; el Profesor Solórzano por haber pasado a
ocupar el cargo d director de la escuela; las muchachas guías Marta Valen-
zuela y Julia Bautista, por algunas diferencias con el nuevo tipo de trabajo;
el señor Werner Goldstaub que fue separado algún tiempo más tarde por
errores en la administración financiera; y el señor Roberto Nocedo
seguramente por solidaridad con las muchachas guías y por razones de
trabajo. Nuevas personas empezaron a ocupar los cargos vacantes. De esta
manera la nueva presidenta, doña Elisa Molina de Stahl, permanece en el
cargo desde el año 1947 aproximadamente, hasta el año de 1967. Como se
indicó anteriormente, la tendencia al continuismo se hizo manifiesta, de tal
manera que no sólo la presidencia sino los demás cargos directivos,
permanecieron en las mismas manos durante largos años. Sólo un nuevo
movimiento, iniciado por la Asociación central en 1966 obligó a cambiar su
semblante superficial, dándole ingreso a nuevas personas a la Junta
Directiva. Incluso se trató de arrebatar una de las principales banderas de
aquel movimiento de la resucitada Asociación central, colocando en tres
vocalías de la directiva del Comité a tres elementos invidentes totalmente
afines a la política de aquél. Ese cambio de semblante no modifica en nada
el manejo de los hilos centrales de todo el tinglado. Las mismas manos
seguían operando entre bambalinas o en puestos creados para el efecto,
todo el rnanipuleo direccional de la institución.
El 15 de septiembre de 1956, por decreto presidencial, se funda la Lotería
“Santa Lucía”, que a partir de aquella fecha, sería la fuente financiera que
alimentaría todo el funcionamiento del Comité nacional pro-ciegos y sus
dependencias. Para aquel entonces la existencia propiamente dicha del
Comité nacional pro-ciegos era ya bastante discutible, pues por distintos
motivos, entre los que se cuentan en primer lugar el autofinanciamiento de
la institución y las controversias públicas con la Asociación central de
ciegos la membresía del Comité se había reducido al mínimo.
Al aumentar de esta manera los ingresos de la institución, su crecimiento
fue una consecuencia obvia. El Comité pro-ciegos separa las escuelas de
ciegos y sordomudos, comienza a abrir clínicas oftalmológicas en algunos
departamentos del interior, funda el hospital “Rodolfo Robles” y, por
primera vez, inaugura un centro de rehabilitación para ciegos en 1961. ( En
realidad en Guatemala no hay ningún Centro de rehabilitación vocacional.
Bajo ese nombre funciona un centro de preparación Pre-Vocacional, cuyos
programas ofrecen simplemente un adiestramiento muy general en:
Escritura Braille, movilidad, hábitos de la vida diaria, mecanografía y
elementos de música. No existe la etapa de preparación laboral específica,
excepto ciertos rudimentos de carpintería y un adiestramiento en plantas
telefónicas.) Así, la obra se ve formalmente ampliada, su ramificación se
hace más extensa, aunque en su orientación fundamental y en sus enfoques
teóricos, los cambios no se perciben sino en grado sumamente minúsculo.
En marzo de 1961 nuestro país es sede de la Primera conferencia mundial
para el bienestar de los ciegos. Se realiza un interesante encuentro entre
representantes de muchas nacionalidades. El Comité pro-ciegos, ubicado en
el centro del evento, acude a la mesa de discusiones, sin llevar a un solo
representante ciego. Hecho que para su propia publicidad repercutió en
forma muy negativa en el decir de la mayoría de delegaciones.
Sin embargo, a partir de aquel evento, el Comité explotó en forma
propagandística, los cumplidos que en su honor rindieron los visitantes,
principalmente los norteamericanos, quienes percibían en lo formal de la
institución, una réplica de los modelos propios.
Hasta el año 1966 no se registra ningún otro hecho de trascendencia, que
altere de una u otra manera el estancamiento en que la institución había
caído. Con la llegada al poder de un gobierno civil, se abrieron nuevas
perspectivas de cambio en los procedimientos de la asistencia social. El Dr.
Tomás Leal Sánchez, a la sazón diputado, vuelve a preocuparse por la
olvidada ley del Instituto tiflológico, presentándola esta vez en una nueva
versión actualizada. (ver apéndice VII). La Asociación de ciegos vio con
buenos ojos esta posibilidad de renovación y le presentó su más decidido
apoyo.
De nuevo se planteó la discusión pública sobre los temas tiflológicos y la
disputa entre el Comité nacional pro-ciegos y la Asociación central. El
Comité aducía que, de emitirse una ley del Congreso que transformara sus
estructuras, la nueva institución adolecería de todos los vicios de las de
pendencias oficiales: Burocratismo partidista, por encima de la dedicación
desinteresada a los problemas específicos para lo que sería creada; fuertes
desajustes económicos; utilización de los recursos de la institución en
beneficio de otras dependencias. Por una parte, esta tesis se sostenía sobre
un criterio erróneo, ya que en ningún momento la ley de creación del
Instituto tiflológico pretendía hacer de éste, una dependencia oficial y
centralizada. Por otra parte, en dos ocasiones, el Comité pro-ciegos casi
llegó a confundirse con las instituciones semi-autónomas, puesto que las
mismas autoridades de aquél jugaban un papel importante en la asistencia
social gubernativa. Sin embargo, el financiamiento propio del Comité y sus
estatutos, aunque caducos, lo mantuvieron en el rol de las instituciones
descentralizadas.
Así, el juego de las acciones en la segunda gran controversia entre el
Comité y la Asociación central, se dio sobre un plano de nuevas tácticas. El
Comité necesitaba afianzarse sobre una base social que justificara su
existencia; para ello, organizó una nueva asociación de ciegos, así llamada:
“Asociación nacional de ciegos”. Sólo la inscripción en esta nueva entidad
garantizaba a las personas ciegas el logro de prestaciones como: Pensiones,
préstamos, dotaciones de materiales para estudio, garantía de trabajo en los
talleres protegidos, etc. De esta manera, se lograron socavar las filas de la
Asociación central y se logró montar el espectáculo de un vasto apoyo al
Comité, en contra de la ley del Instituto tiflológico. Ello no obstante,
gracias a la vigorosa defensa y la argumentación presentada por el Dr. Leal
Sánchez, la ley se aprobó en una primera lectura. Un hecho desdichado
contribuyó al detenimiento de los acontecimientos: El Dr. Leal Sánchez
muere repentinamente y ningún otro representante se atreve a levantar su
bandera de lucha, considerando que tal actitud podría acarrearle innúmeros
problemas en aras de una causa sumamente pequeña. Así las cosas, el
Congreso vuelve a reunirse y como un homenaje póstumo al Dr. Leal
Sánchez aprueba en una segunda lectura la ley del Instituto tiflológico.
Desgraciadamente, todo quedó así y desde entonces nada se ha movido, a
no ser andanadas de represión contra la ya agotada Asociación central de
ciegos de Guatemala. Sin embargo, las contradicciones continúan sin
solución y por lo tanto, generando constantemente energía combativa.
Indudablemente, estos aislados y esporádicos brotes de protesta,
encontrarán en un día no lejano su exacta síntesis y una adecuada dirección
práxica: Advenirán entonces nuevas estructuras y nuevas concepciones
asistenciales en el enfoque general de la obra.

HABILITACION Y REHABILITACION

Capíhilo III
HABILITACION Y REHABILITACION
“El proceso rehabilitatorio consiste en la dotación del individuo de todas
aquellas habilidades que garanticen su adaptación social en su medio y su
seguridad económica».
Esta frase, dicha en un amplio y lujoso salón de conferencia, vertida por el
sistema de audífonos a tres idiomas gracias al servicio de traductores
simultáneos, sonó elocuente, exacta, objetiva...
Cuando la escuché años más tarde, cruzando por entre filosas hojas de
milperío, resbalando sobre el lodo liso o teniendo que saltar pequeños
arroyuelos que se forman entre las matas después del aguacero, tenía la
ironía dolorosa de una lírica fórmula de publicidad.
La trabajadora social que me acompañaba la pronunció, mientras se detenía
a respirar; faltaban algunas cuadras aún, para llegar al escondido y
montaraz jacal de Gonzalo, don de miserables vidas de campesinos
luchaban diariamente contra la inclemencia de aquella realidad de su
abandono. Allí estaba Gonzalo, cuya existencia se arrastraba durante toda
una niñez, al nivel de los animales inofensivos. Apenas si había adquirido
la habilidad de moverse sobre dos extremidades, dentro de un cuadro de
miseria total donde la desnutrición y la ausencia de prácticas formativas, se
alzan como notas distintivas.
Gonzalo sólo tenía una deficiencia frente a sus familiares: Era ciego de
nacimiento Este solo hecho redujo su vida a los hábitos más elementales:
Moverse por el corral y la pequeña vivienda, generalmente a rastras; comer
y medio conversar.
Quizás podría equiparse a aquel individuo con todos los elementos que
lograran su adaptación social, llevándolo hasta un lugar donde su utilidad
pudiera garantizarle trabajo y remuneración decorosos. Quizás, pero el
desmembramiento de aquel ambiente donde transcurrió su vida,
significaba, no sólo la creación de nuevos hábitos, de todo un sistema de
hábitos, sino en gran manera, un desperezamiento de la corteza cerebral,
desentrenada, “calcificada” en el desuso, en la parálisis involuntaria. Por
otra parte, la operación debía llevarse a cabo en un escenario totalmente
diferente, lo que venía a constituir si es que el individuo aceptaba el
entrenamiento y lograba prosperar dentro de él, que tenía que sufrir
profundas transformaciones, es decir, toda una “transculturación”, lo que
venía a ser, ya no una adaptación social a su ambiente, sino a uno muy
diferente, con la consiguiente casi renuncia a su comunidad. Luego, ¿qué
necesidad tiene nuestra sociedad de utilizar los servicios de individuos no
hábiles, aun cuando los técnicos aseguren que su rehabilitación es
completa, si el desempleo cunde como acicate para la más desleal
competencia. Sin necesidad de usar ninguna bola de cristal, era fácil
premonizar que aquel muchacho indígena, de una aldea del municipio de
Chinautla, iría al Centro de Rehabilitación, se transformaría en pocos
meses en un “ladino”, aprendería a utilizar todo el equipo y el instrumental
de aquella cultura, se le darían nuevos hábitos y nuevas necesidades que
habrían de vincularlo efectivamente, con las instituciones propias del
medio cultural. Cuando el deslumbramiento ante el nuevo sistema, apagara
por completo el dolor de la renuncia a las antiguas formas, ya con el
“valor” del éxito (tan propio de nuestro medio) como incentivo, querría
ascender hasta donde sus fuerzas se lo permitieran.
Seguramente que no iría muy lejos; si su pensamiento, dormido hasta
entonces, se hubiera puesto en marcha, fuera capaz de encontrar caminos
especiales, quizás llegaría a compartir suertes con los pequeños
comerciantes, que llegan desde el campo a formar parte de la gran masa de
marginados o de “lumpens” a la ciudad en crecimiento; o, de otra manera,
terminaría protegido en un taller, o bien utilizando cualquiera de las
fórmulas ya instituidas para allegarse pequeños ingresos, las que de todos
modos continúan siendo carga social, no importa que todo su peso caiga
exclusivamente sobre una sola entidad de beneficencia como el Comité
nocional pro-ciegos, por ejemplo; sin llegar a participar en la producción
colectiva, logrando lo mínimo para poder subsistir.
Todo el mecanismo refleja la frase que da inicio al presente capítulo, en una
de tantas lucubraciones ideológicas; que presentadas en fórmulas verbales,
parecen atrapar una síntesis, toda una cadena de razonamientos científicos,
pero que al ser llevadas a la práctica, aun en las sociedades
mejor organizadas y con más poderío productivo y económico, como la de
los Estados Unidos por ejemplo, no logran cumplir ni en mínima parte la
aseveración que ostentan.
Es verdad que un individuo adaptado socialmente a su medio y garantizado
económicamente, por su propio esfuerzo, está rehabilitado, pero el proceso
educativo idealista que se utiliza para alcanzar tales fines, se olvida
flagrantemente del medio económico-social y cultural en que se da el in
dividuo.
Los vocablos “cultura”, “cultural” y sus relativos, son empleados a lo largo
de este trabajo, en su estricto sentido antropológico, entendiendo la cultura
como: El sistema de hábitos mentales y de acción practicados y
compartidos por un grupo humano. Mas todo el inventario de utensilios
materiales manejados por la comunidad. Jamás se entenderá como la
práctica de cortesía, de buenas maneras o de áreas refinadas.
Puede discutirse, no sin razón, que cuando el medio social no ofrece las
mínimas garantías para que el individuo supere, dentro de él, sus propias
minusvalencias físicas, es necesario trasladarlo a otro donde un mejor
ambiente haga prosperar con may eficiencia las posibilidades del sujeto.
Sin embargo, aunque la medida puede ser positiva para los individuos
afectados, plantea el desencadenamiento de otros tantos problemas
psicodeducativos y sociológicos; pues vista así la rehabilitación vendría a
resultar como un proceso de obligada transculturación. Además, siendo
como es, que el nuevo medio no es tampoco suficientemente equilibrado y
sano, los riesgos de una desviación del mismo, se alzan inmediatamente
como poderosas barreras que exigen una más detenida meditación. Así, el
individuo que es trasladado del campo a la ciudad, asimila rápidamente las
nuevas “unidades de trabajo” con que se equipa su sistema de respuestas
adaptativas; en pocos meses sabe usar la máquina de afeitar, se pone la
corbata, lustra sus zapatos, practica hábitos de higiene y hasta llegará a
manejar, con precisión, un diseño mental de la nomenclatura urbana y
podrá desplazarse con destreza utilizando vehículos colectivos. Estará
totalmente alejado de su antiguo ámbito psicológico y había creado, para
cada una de las nuevas situaciones, todos aquellos estereotipos dinámicos
que garanticen el manipuleo correcto de elementos de la realidad que le es
necesario controlar. Con ello habrá asimilado también un nuevo cuadro de
valores que organizarán de manera diferente sus relaciones con la sociedad.
Mas, cuando llega el momento de descifrar el capítulo central de este largo
expediente de nuevas asimilaciones y se trata de ubicar correctamente al
sujeto en algún punto de la producción, se tropieza con que las reglas que
rigen el ascenso, son: La distribución de la propiedad y una superestructura
de leyes y costumbres discriminatorias, con el consiguiente lastre de la
competencia, la falta de oportunidades, el desamparo social y legal, el
abandono y una tasa arbitraria de precios y demanda de “mercancías” tales
como el talento la fuerza de trabajo. Así cualquier disminuido físico, el
ciego entre ellos, aun cuando haya cambiado radicalmente sus hábitos, sus
creencias, y haya adquirido nuevas capacidades, estará atrapado en un
engranaje total que bien puede destrozarlo o como ocurre generalmente,
empujarle hacia márgenes de dependencia donde se refugia en un
semiaislamiento doloroso. Ahí la limosna, los talleres protegidos, o las
múltiples tareas (No necesarias para la economía colectiva) que van
librándole del hambre y el desamparo. ( 1 «Como clase social, los ciegos
llevaban una misera existencia, solicitando limosna, cosa que muchos de
ellos continúan haciendo hasta nuestros días» B. J. Baker. Introducción al
estudio de los niños sub y superdotados I parte, Kapeluz, Buenos Aires,
Argentina, 1959, p. 72.
2 “…. No obstante todos los recursos puestos en juego para ayudar a los
ciegos, se calcula que actualmente no más del diez por ciento de ellos es
capaz de mantenerse por sí mismos. Baker Ibid. 80.

En el “Industrial home for the blind” de Nueva York, el director expresaba


en 1964 que, a pesar de la gran capacidad comercial e industrial de la
ciudad, una de las más grandes del mundo, sólo lograba asimilarse a
fábricas, talleres o centros de trabajo, un diez por ciento (10%) de los
ciegos entrenados, debiendo el resto pasar a talleres protegidos por el
Estado
Desde luego que de continuar por el camino de estas reflexiones,
seguramente habrá de concluirse que, antes de pensar en la rehabilitación
individual, es necesario realizar una “rehabilitación social”, vale decir: Una
transformación de las actuales estructuras hasta lograr un diseño tal, de
acuerdo con nuevos valores y nuevas formas de relación que el individuo,
disminuido físico, ya sea amputado, sordo o ciego, encuentre un lugar en la
producción y a cambio de su esfuerzo, reciba una ecuánime remuneración.
Esto desde luego es un problema tan amplio que engloba problemas
menores, tales como el de la higiene mental de los grupos, la delincuencia,
la incapacidad física, la habilitación de los individuos, la rehabilitación de
los mismos y toda la serie de problemas a los que una transformación
radical, debiera dar solución. Pero como de hecho estamos dentro de una
realidad dada y aún cuando sea obligación de conciencia el participar en su
transformación integral, la verdad es que por razones de intereses
profesionales o vitales o por mera simpatía, se nos impone la participación,
a veces desesperada, en la búsqueda de soluciones específicas, dentro del
contexto actual a los problemas de esta o aquella índole. Así las personas
que piensan o actúan en la rehabilitación de los ciegos, aún cuando saben
que es necesario transformar primero a la sociedad para que los ciegos
dejen de ser seres discriminados y que cada una de ellas mantenga una
postura respecto a este asunto, según sea la interpretación filosófica que
hace del universo y de la vida y la consecuencia ideológica que alimente
sus actos aun cuando participe en esta clase de planteamientos y trate de
encontrar caminos adecuados para alcanzar los fines propuestos, siempre
de acuerdo con sus principios, debe aceptar que es urgente hacer algo y
hacerlo pronto. De ahí, que hayan surgido en todas partes del mundo,
centros de rehabilitación con una u otra tendencia y con mayor o menor
énfasis en cualquiera de las facetas que con formen la totalidad del proceso.
Hay centros preocupados exclusivamente de equipar con habilidades de
trabajo a los alumnos; hay otros que hacen recaer sus actividades sobre la
preparación “social” de los alumnos, dotándoles de hábitos de relación y
destrezas sociales especiales; otros que buscan, dentro de un pragmatismo
estrecho, la solución del problema económico que la disminución física
representa en cada sociedad.
El vocablo “Rehabilitación” arribó a su mayoría de edad después de la
primera guerra mundial, cuando fue necesario pensar en la readaptación de
todos los lisiados que la hecatombe de 1914 a 1918 dejara como cauda de
sus destrozos. Rehabilitar significa pues, habilitar de nuevo a quien ya lo
estuvo con anterioridad. Se trata del obrero que por razones de mutilación,
sordera, ceguera, había perdido la posibilidad de regresar al mismo trabajo
que antes desempeñaba y al cual era necesario ofrecer un nuevo
entrenamiento en labores diferentes, a fin de llevarle a una tarea adecuada a
su nueva situación, la cual lo mantuviera ocupado y le garantizara algún
ingreso económico.
En una sociedad donde el trabajo o, mejor dicho, la fuerza de trabajo haya
dejado de ser “mercancía” de modo que la producción colectiva se
encuentre racionalmente organizada, pudiendo exigir a cada individuo un
rendimiento según su capacidad, es indudable que los disminuidos físicos,
Y entre ellos los ciegos, tendrán la oportunidad de concurrir al esfuerzo
común con inusitados aportes creadores. La sola posibilidad de construir
junto a los demás con igualdad de derechos y oportunidades, despliegan un
mundo nuevo de realizaciones y creatividad, al despejar la brumosa
angustia de la competición obligada desde posiciones desventajosas.
Leemos en el informe de la Comisión de expertos que inspeccionaron la
producción general en la URSS en relación al trabajo de los ciegos, lo
siguiente: “Que en la producción se introducen construcciones,
mecanismos y dispositivos que facilitan el trabajo de los ciegos y lo hacen
más seguro, que se cumplen las medidas de sanidad e higiene para
garantizar la conservación de la vista remanente, tacto y oído y se alcanza
un alto nivel de organización. La sociedad cuenta con 252 empresas de este
tipo. Más del 60% de todas las empresas tienen de 200 a 500 trabajadores y
el 10% hasta 1000 personas”.
En sociedades donde el trabajo está altamente organizado, donde se
practica en escala gigante la producción en serie y la automatización, pero
donde aún existe una clase propietaria de los bienes de producción y otra
que los hace producir con su trabajo, los intereses de cada una de éstas
difieren, polarmente pues mientras la una trata de obtener cada vez más
ganancias por medio de sus organizaciones suprapersonales, la otra busca
en su labor, el medio de no caer en el desempleo, garantizándose un lugar
de trabajo que le asegure ingresos económicos. La competición se agudiza
y cualquier aparente deficiencia, es cartel para ingresar al reino de los
discriminados; los deficitarios físicos, 10.3 ciegos principalmente, tienen
que librar, ya individualmente, ya desde sus organizaciones, patronatos o
comités, recias batallas para ser aceptados en el campo de la producción.
De todas maneras el margen de triunfo es por demás limitadísimo y las
colocaciones que se van logrando, aun cuando la ley obligue en muchos
países a que las firmas comerciales de mayor poderío empleen cierto
porcentaje de ciegos, lo que ha ido obligando a dictar medidas sustitutivas,
que aun cuando son realmente beneficiosas, no logran el objetivo final de la
habilitación o de la rehabilitación de los ciegos:
Su incorporación al proceso colectivo de la producción. Tales medidas se
adoptan en diferentes instituciones del país donde se den. Así los subsidios
estatales a la llamada “Well fair for the blind” se traducen, en último
término, a la distribución de cheques mensuales entre los beneficiarios.
Como una dura ironía comentan muchas veces los propios ciegos, que esta
práctica es algo así como una limosna organizada en dimensiones federales.
Sobre todo lo negativo, es el sentido de ese cheque mensual, pues no sólo
no es salario, montepío o jubilación, como en el caso de los veteranos de
guerra, sino que ese ingreso sin obligaciones, es un motivo más para
mantener fuera de la producción colectiva al individuo que lo recibe.
Todos los disminuidos físicos comparten una situación unívoca frente a la
sociedad; ella desde luego no tiene nada que ver con el marco sentimental y
plañidero en que los sitúa la apreciación religiosa o bien “estoica” en que
los envuelve nuestro medio. Los mutilados, los sordos, aun los enfermos
mentales, los paralíticos, los ciegos, forman un sector de población que
presenta desventajas en la capacidad productora. Necesitan medios
adecuados en el aprendizaje, especializados para cada uno de los casos y
por lo general, de los procedimientos mismos de la producción.
Desde las sociedades primigenias, era ya un deber de cada individuo
participar de alguna manera en la distribución del trabajo; más aún deberá
ser en las sociedades altamente organizadas, las cuales exigen de hecho,
que cada individuo rinda algo en beneficio colectivo para tener derecho a
una correspondiente parte de la distribución económica. Desde luego, a las
sociedades estructuradas sobre la base de la propiedad privada, se les hace
indispensable poner precio a la fuerza de trabajo, por lo general, el precio
más bajo posible; para ello la contratación depende tanto de la competición
como de otras condiciones que facilitan el mantenimiento del conformismo
mayoritario, condiciones tales como el desempleo. Los ciegos, obligados
por razón de convivencia, a participar en este azaroso arrebatar y distribuir
de naipes, se encuentran en mucho mayores dificultades que el común de la
gente para lograr ingresos decorosos, aun en aquellos casos en que
demuestran su absoluta capacidad, pues es casi seguro que rodean el asunto
muchos voraces competidores que tienen sobre él, la ventaja de un sentido
altamente apreciado por la mentalidad colectiva y que de hecho, en las
mayorías de los casos puede ofrecer, en apariencia, mayores ventajas para
el contratante. La ceguera se ve como una deficiencia que indudable mente,
resta eficiencia en cualquier trabajador y ello hace que los comerciantes o
dueños de negocios, eviten la contratación de personas ciegas. “…Muchas
escuelas estatales fracasan desde el punto de vista del aprendizaje de
oficios, por parte do los alumnos, porque ignoran que muchos de sus
discípulos, trabajarían con éxito en organizaciones comerciales. Al
comercio sin embargo no le interesa proporcionar ubicación a los ciegos.
Los que se ocupan de la educación de estos últimos, son quienes deben
prepararlos para que puedan ocupar posiciones dentro de la industria y el
comercio y una vez que sus alumnos se encuentren en condiciones de
desempeñarse exitosamente en esas tareas, buscarles ubicación adecuada”.
Arch. O. Herck. “La educación de los niños excepcionales». Editorial
Nova. Buenos Aires, Argentina; 1960, p. 196.
5 Resolución N°. 6
BOLSAS O AGENCIAS DE EMPLEO PARA CIEGOS:
Artículo 1. Recomendar la creación de gabinetes de orientación voca
cional en las poblaciones donde existan centros de capacitación y reha
bilitación para adolescentes y adultos ciegos.
Articulo 2. Recomendar asimismo, la formación de bolsas o agencias de
trabajo que deberán colaborar y coordinar su acción en dichos centros de
capacitación y rehabilitación.
Artículo 3.Propiciar, dentro de los organismos nacionales de empleos el
funcionamiento de un departamento especial asesorado por los centros de
capacitación y rehabilitación, destinados a la consecución de tareas
remuneradas para los trabajadores ciegos.
Articulo 4—Gestionar ante los gobiernos de los países del Continente la
adopción de disposiciones legales que aseguren la protección de los tra
bajadores que quedan ciegos, a fin de concederles el plazo que insuma su
rehabilitación y posterior reubicación ocupacional.
Acuerdo y resoluciones del congreso panamericano de ciegos y
Conferencia estenográfica. Montevideo, Uruguay, 6,18-IV. 1964. p, 7.

Por un lado la sociedad obliga al individuo a participar en el esfuerzo


colectivo para poder vivir, y por otro, veda el camino hacia la
productividad. Esto no es sino una contradicción más de una sociedad en la
cual pugnan fuerzas tan igualmente poderosas, como el deseo de
independencia individual y la necesidad de la inmovilidad de clases.
Dentro de aquel desconcertante y enorme cuadro de contradicciones donde
la promesa del éxito se aplasta contra la negativa de las oposiciones
tradicionales o prejuicios, la habilitación o la rehabilitación de los
individuos ciegos, busca una diminuta puerta de escape, ya que la ancha y
autentica no es dado abrirla todavía.

Así, en lugar de encaminar a los ciegos a una real participación en las


actividades productivas necesarias para la vida de la sociedad, por ejemplo:
Transformación de materias primas, transportación, distribución, minería,
educación, etc., se le ubica en tareas de muy poca o ninguna necesidad
social, tales como venta de diarios, de billetes de lotería o bien, trabajos
protegidos, es decir, aquellos cuya remuneración es más alta que el valor de
su productividad real, gracias a alguna entidad de beneficencia.
El Centro “Abel Santamaría” que funciona en la ciudad de La Habana,
reparte en dos etapas la habilitación y rehabilitación de cada sujeto:
Entrenamientos y producción.
Se divide en tantas secciones como deficiencias físicas puede atender, así,
posee entre otras, una sección para hemipléjicos, otra para sordos y por
supuesto, una para ciegos; cada una de estas secciones funciona con
procedimientos y metodología propia, por tratarse en cada caso, de
problemas educativos específicos, pero la finalidad del centro es la misma
en todos los casos: Ubicar al sujeto en un lugar decoroso dentro de la
producción colectiva, para ello se mantiene en permanente contacto con los
organismos fabriles e industriales, siendo una obligación del Estado, la
asimilación de todo obrero calificado egresado de aquel centro.
La sección para ciegos aprovecha desde luego, todos los recursos actuales
para la enseñanza especializada: El sistema Braille, el libro parlante, las
lecturas directas y se está experimentando con aparatos que se manipulan al
tacto, tales como metros, cronómetros, termómetros y otros.
Hay que resaltar la diferencia cualitativa existente entre agrupaciones y
aglutinaciones. Pues mientras en el Centro “Abel Santamaría” se agrupan
por secciones las diferentes clases de deficiencias físicas, bajo el
denominador común de que todas ellas significan desventajas materiales en
la producción, pero tratando a cada una con metodología y ambiente
especifico, en otras partes del mundo, bajo el denominador común, no
confesado, de que el defecto físico constituye una desdicha, se amontona a
ciegos, débiles mentales, parapléjicos sordos y hasta delincuentes, en un
mismo asilo, o en el mejor de los casos, como pudimos observar en Costa
Rica, en escuelas comunes. Cierto que ya había la tendencia de separar los
problemas y que la escuela de ciegos está bien definida dentro del conjunto,
pero la convivencia de todos los niños deficitarios complicaba su
enseñanza.
No debe pensarse jamás, que por tratarse de seres que comparten una
misma situación de desventajas ante la sociedad, puede tratárseles con
regímenes iguales, procedimientos idénticos, personal común, edificios
colectivos y propósitos similares. Un ciego alcanzará metas que un sordo
jamás podrá tocar, en otros terrenos puede ser a la inversa, verbigracia en la
relojería. Desde luego el problema de los parapléjicos, hemipléjicos y
débiles mentales, es materia de índole totalmente diferente y aunque la
obligación de la sociedad, por medio del Estado como su representante
máximo, debe ser el aprovechamiento de lo que la capacidad de cada
individuo en desventaja pueda ofrecer, no por ello va a buscarse metas
comunes para todos los casos de deficiencia. Nuestra sociedad tiende en
cierto modo a aislar a los deficitarios y entre ellos por supuesto a los
ciegos, por ello parece a veces cómodo buscarles un aislamiento común
(asilo por ejemplo). Otras sociedades buscan salvarlos de su antigua
discriminación, dándoles participación activa en el trabajo y por ello los
agrupan, sin confundirlos.
El proceso de habilitación no es sino el mismo proceso educativo,
contemplado bajo una finalidad preconcebida: La de llevar al sujeto hasta
determinada meta de capacitación. La habilitación de los ciegos, es decir, la
educación de los mismos, no difiere en gran manera de la educación de su
jetos videntes: Es más, puede y debe hacerse en convivencia con aquellos
(..EI Centro de rehabilitación de ciegos ‘Eugenia de Dueñas” cuenta con lo
siguientes servicios: Educaci6n preescolar, Educación primaria hasta el
Cuarto grado. Los alumnos de quinto y sexto grado son integrados en
escuelas comunes, controlando y supervisando el personal docente del
Centro la actuación y desenvolvimiento de estos alumnos en el área de
integración. Los alumnos que cursen estudios secundarios también son
ayudados y orientados por el Centro “Eugenia de Dueñas”, aunque la
independencia lograda en esos dos años de integración de escuelas
primarias hace que estos estudiantes» secundarios necesiten muy poca
dirección especial.
Revista “Correo del sur”, N°.106, Marzo de 1970, Bs. Ar.,Argentina.
La Educación de los ciegos en las Repúblicas de El Salvador y Panamá”,
por Susana E. Crespo.)
pues el llamado “Mundo de los ciegos” no existe objetivamente, ya que la
ceguera no es un apartado especial del mundo, ni la ceguera produce por sí
sola, una psicología diferente; el sistema de pensamiento y sustrato
material, o sea el funcionamiento de la corteza cerebral, es el mismo en
ciegos y videntes. “En el caso de los niños parcialmente ciegos,
escasamente algo más de un diez por ciento puede ser admitido en clases
especiales. Debe establecerse, también, que en los lugares donde se han
tomado medidas para proveer de enseñanza especial a los que ven
parcialmente y a los ciegos, ha sido una costumbre generalizada el que
preparen sus lecciones en aulas especiales y luego concurran a las clases
regulares para sus exposiciones y discusiones. Así se mantienen en contacto
con los niños de visión normal. Por lo tanto, es importante que los maestros
de las clases regulares estén familiarizados con las características generales
de los niños con deficiencias visuales.” Ello no obstante, los recursos de
adquisición de datos y por lo mismo, de captación de la realidad y de
organización de hábitos y respuestas en general, varía ligeramente no en
cuanto a valoración de los elementos, sino en cuanto al aprovechamiento
cualitativo y cuantitativo de recursos ordinarios, que se elevan a la calidad
de sustitutivos en cuanto se les utiliza con mayor énfasis.
Lo ciegos, particularmente quienes están en esa situación desde su
nacimiento, construyen una imagen del mundo sobre datos provenientes
exclusivamente del tacto y del oído; es natural que siendo como es esta
tarea, eminentemente subjetiva, varía conforme la imaginación y la riqueza
de conceptos de cada individuo, riqueza que recibe su principal donativo
de la memoria de imágenes visuales, en los casos en que la ceguera llegó
después de algunos años de visión. Sin embargo, se observa fácilmente en
los ciegos, una especie de sumersión en el mundo de los sonidos y las
formas inmediatas; quizás por carencia de entrenamiento se van perdiendo
los hábitos “visuales”, se van apagando las asociaciones de este tipo y el
sujeto se va quedando con un equipo reducido de respuestas hacia los dos
campos de su dominio. Por mera falta de entrenamiento o de estímulos
sugestivos, casi no se observan ideas cinéticas en los ciegos y los sonidos o
ruidos, muy escasamente les sugieren con figuraciones plásticas o
movimiento, mucho menos colores o matices. Esto desde luego, es el
producto de una educación mal orientada, generalmente de aislamiento,
pues cuando el sujeto se mezcla al “mundo de los videntes” (así lo he
observado en múltiples casos y en el mío propio) se capta mucho más
íntegramente la imagen, el contorno total de la realidad y los datos
auditivos son decididamente conexiones con un mundo de tal realidad y
con un mundo do perspectivas y desplazamientos donde el juego vivo de
los colores y las imágenes, descubren un escenario permanente al cual
pertenecemos existencia1mente y con el cual debemos relacionarnos en
forma adecuada. La mayoría de los ciegos no posee, por la mutilación del
enclaustramiento, sino una idea truncada de este panorama y por ello se
mueve torpemente y en el caso de las mujeres, con poca gracia. G. Dumas
(La mimique des áveugles.) Boletín de la Academia de medicina, N. 107,
pp. 607-610, produjo un informe sobre experimentos de mímica con ciegos
en la institución nacional para ciegos, de París. En total se trata de treinta y
tres observaciones realizadas con ciegos congénitos, a los que se les pidió
que produjeran la mímica de fuertes o débiles emociones, del placer, gran
alegría, cólera o miedo. Los ciegos fueron incapaces de realizarlas porque
la mímica de esa clase es exclusivamente de origen visual, y por lo tanto
también de origen social. Mischenco dice que la actividad facial motora del
ciego es menor que la de los videntes; “para el ciego, los movimientos
asincrónicos son más difíciles de realizar que los sincrónicos». La
expresión se afinca toda en la voz o en determinados ruidos, como el
palmoteo, y se descuida el manejo de los músculos faciales, las manos, los
brazos, y hasta la posición del cuerpo. Vemos entonces, de qué modo se
adquieren los conocimientos al faltar el sentido de la vista y cómo pueden o
deben realizarse para una real y efectiva adecuación del sujeto a su cultura.
Es preciso adelantar algunos conceptos acerca de las posibilidades y vías
del conocimiento así como de la estructura y origen del pensamiento.
Sin entrar a polemizar, pues no es esa la razón de esta exposición, quedarán
sentadas algunas premisas básicas que han de servir en la ulterior
interpretación de la personalidad de los ciegos.
El universo está constituido por materia en movimiento; la corteza cerebral,
esto es, la materia más altamente organizada que conocemos, es capaz de
recoger los datos primarios de esa realidad que nos rodea, por medio de las
terminaciones nerviosas: Los sentidos; tanto es así, que todos aquellos
conocimientos directos, obtenidos simplemente a través de la experiencia
sensible se denominan conocimientos de relación: Los olores, sabores,
colores, etc. Jamás se ha reportado que la esencia misma de estos
conocimientos, se despierten en ninguna conciencia por una mera “intui
ción fenomenológica” o cualquiera otra vía de conocimiento.
Un ciego que nació así, no tendrá jamás la certeza de cuál es el verde o el
rojo, si no llega a verlos algún día; ni los conceptos estrictamente
científicos, en este caso frecuencia de ondas y lugar que el color ocupa en
el espectro general, ni una “visión” fenomenológica intuitiva, le darán el
cono cimiento sensorial del verde o el rojo, aun cuando él pueda aplicar
correctamente, en el lenguaje cotidiano, los vocablos que denominan aquel
o este color. Sabrá que tal color es verde o que tal es rojo, pero no serán
para él, sino para los demás. Si viviera en una sociedad exclusivamente
para ciegos seguramente que tales diferencias no entrarían en el mundo de
sus conocimientos.
En el caso de quienes han tenido la oportunidad de ver y fijar, gracias al
lenguaje, sus experiencias visuales entre los datos de la conciencia, el
cuadro varía totalmente. Para ellos las palabras que denominan a los
colores, tienen una representación objetiva, reflejan con más o menos
precisión, la antigua sensación visual; tienen, como todos, los reflejos
formados en el primero o segundo sistema de señalamiento, un carácter
evocativo, un carácter de memoria, no importa que ésta sea a muy corto o
muy largo plazo, siempre que la señal siga teniendo efectividad Y que las
respuestas sigan operando con la misma fuerza con que se crearon.
El sistema básico de reacciones, es decir, todo el con junto de estímulos
elementales que producen las respuestas básicas del sistema nervioso,
aquellas que se han hecho hereditarias Y que se denominan como reflejos
incondicionados, se dan en todo sistema nervioso normal, no importa si
éste pertenece a una persona ciega o no; los estímulos visuales no llegan a
la corteza cerebral en el caso de los ciegos, pero ello no significa de
ninguna manera que el sistema nervioso no esté apto para responder ante
ellos, puesto que en el caso de recuperación, con muy poco entrenamiento,
las respuestas visuales, asimiladas a la conducta integral, se producen
correctamente.
En si primer sistema de señales, los ciegos establecen todas las conexiones
temporales que relacionan las distintas clases de estímulos y su cerebro
trabaja exactamente como el de una persona vidente, es decir, que está
sometido a las mismas leyes y procesos. Es necesario que exista
coincidencia temporal para crear la respectiva conexión entre un estímulo
auditivo y uno gustativo por ejemplo; o entre dos estímulos auditivos de
diferente timbre, duración y volumen, o bien entre estímulos táctiles y
auditivos; para que tales conexiones se mantengan es necesario el reforza
miento producido por la repetición del estímulo condicionante en relación
con el incondicionado, por lo menos cada cierto tiempo. De esta manera el
niño y el adulto ciego forman sus respuestas condicionadas, de acuerdo al
conjunto habitual de estímulos que le llegan del ambiente general. Desde
luego, aquí la diferencia con respecto a los seres con vista, es más
acentuada, pues para el ciego los estímulos visuales carecen de sentido por
sí mismos; sin embargo, como ellos tienen un sentido para los demás y el
ciego, gracias al segundo sistema de señales, es decir, el pensamiento dis
cursivo y su expresión verbal o escrita (el lenguaje como sistema perfecto
de símbolos) el manejo de estas señales, que no son sino la representación
de las cosas mismas, el mundo visible toma lugar en la conciencia de los
ciegos, sean o no de nacimiento y puede ser manejado correcta mente,
porque las representaciones de ese mundo, los símbolos que lo traducen en
conceptos, son perfectamente asequibles para cualquier cerebro humano
normal, aun cuando no se tenga noción sensible de las cosas que esos
símbolos representan. Es exactamente como cuando el científico habla de
los átomos o sus componentes; seguramente que nunca los ha visto: Sin
embargo, tiene una idea clara de lo que trata y sabe perfectamente cómo se
constituye la realidad en esas dimensiones de la físico-química. Si
careciéramos de lenguaje, seguramente que la mutilación sensorial
producida por la ceguera, sería profundamente alienadora tal el caso de los
animales que nacen ciegos: Para ellos el mundo no es sino un mundo para
el tacto y para el oído o el gusto, no tienen ninguna imagen o
representación del mundo de la luz y los colores porque no manejan los
símbolos que representan estas cosas. De aquí que los sordos de na
cimiento, al no poder aprender el lenguaje, están casi ausentes de los logros
más humanos de la corteza cerebral, pues al no poder organizar el segundo
sistema de señales, sino muy rudimentariamente a base de mímica, todo el
simbolismo que permite la abstracción y la generalización de la base de
todo conocimiento, se ve tremendamente reducido Los ciegos en cambio
sólo pierden, en el caso de ceguera de nacimiento, el reconocimiento de la
relación visual, es decir, aquellos conocimientos primarios que no pueden
obtenerse sino por medio de la relación del sujeto con el objeto:
En ese caso, los colores. Sin embargo, como ellos tienen alguna
significación para los demás y la cultura ha creado los símbolos que los
representan, la persona ciega aprende a manejar correctamente tales
símbolos y los integra al sistema global de hábitos. Aprende las
combinaciones más usuales, la valoración que se hace de ellos en cuanto a
estética se refiere, de tal modo que se preocupará del color y de las
combinaciones de su vestuario o de la decoración de su casa. La palabra
rojo, para un ciego de nacimiento, no evoca ninguna experiencia sensible,
ni le habla tampoco de un conocimiento obtenido de alguna manera; sin
embargo, él sabe que representa algo importante para su sociedad y que
todos los demás perciben esa cosa que se llama ROJO, que lo utilizan en
cual o tal forma, que es apropiado para tal o cual oportunidad y como él
comparte con los demás, sus hábitos de acción y de pensamiento, trata esta
cosa llamada ROJO, en igual forma que lo tratan los demás.
Todo individuo ciego es miembro de una sociedad de tal modo que cuando
nace, lo recibe una cultura que funciona mucho antes que él y que habrá de
prolongarse más allá de su existencia. Los rasgos materiales y mentales, ya
sean éstos manifiestos o encubiertos, tendrán que ir siendo asimilados por
el sujeto para entrar a formar parte activa, viviente de su organización
socio-cultural.
Los individuos videntes aprovechan en el acto educativo, espontáneo, uno
de los recursos más simples del aprendizaje: La imitación. Para ello les
basta ver la actuación de los demás. El individuo ciego necesita echar mano
de algunos recursos poco acostumbrados y para ello, quienes lo rodean,
principalmente si se trata de instituciones especializadas, deberán
prepararle todo un ambiente especial. Por esta sola razón se justifica la
existencia de escuelas para niños ciegos; sin embargo, tales instituciones,
no deben constituir, en ningún momento, “islas” que aparten al niño del
mundo; si bien es cierto que para descubrir la realidad, los procedimientos
especializados juegan un papel primordial en la formación de la conciencia
del niño ciego, ellos no deben por ningún motivo, erigirse en torres de
marfil que lo encierren en “el mundo de la ceguera”.
Actuales experimentos hablan claro de los grandes progresos que realiza el
niño ciego al compartir situaciones con niños videntes. Las escuelas para
niños ciegos han reducido su enseñanza al mínimo, volcando a su
población hacia escuelas de niños videntes. Quedan así, en el papel
orientador de las escuelas especializadas, la dotación de material didáctico
de todas clases: Mapas en relieve, pizarras taylor y tableros para geometría,
réplicas a escala de monumentos,
aparatos y toda clase de objetos que no pueden ser llevados al aula o
conocidos directamente por el sujeto. Asimismo, los métodos para el uso
correcto de los aparatos que se utilizan en matemáticas; las lecturas directas
o por medio del “libro parlante” o la cinta magnetofónica: Todo ello
constituye el vasto equipo de recursos que la enseñanza moderna aporta en
beneficio de los ciegos y que al facilitar el contacto de éste con la realidad
o al suministrarle ideas correctas acerca de la misma —como en el caso de
los modelos en miniatura— está despejando ideas erróneas al no ser
completadas las observaciones con todos los sentidos. Por ejemplo, el ruido
de un aeroplano en el aire puede sugerir cualquier idea de un aparato
gigantesco flotando a gran altura; un pequeño modelo de juguete, dará al
niño ciego la idea correcta acerca de la figura de los aviones modernos y si
fuera posible que palpara uno auténtico y que volara en él, la experiencia
estaría completa y el reflejo, que su corteza cerebral tomaría de las cosas y
los fenómenos, sería correcto.
Entre los amigos de los ciegos, se distingue un tipo de persona cuya actitud
natural en su trato con ellos, se decora amorosamente con cierta facilidad
de captar y descubrir rápidamente las cosas o los acontecimientos. Son
maestros ideales para las escuelas de ciegos y como compañeros de viaje
son perfectos.
Los familiares, y todos aquellos que tienen alguna responsabilidad en la
formación del niño o del adolescente ciego, deberían despertar en sí
mismos esta cualidad maravillosa que desde la voz amable del “transcriptor
de realidades” se va haciendo suceso, panorama o paisaje vivo...
Los ciegos toman la mayoría de los datos del mundo inmediato, de las
opiniones, las interjecciones y descripciones de quienes los rodean,
mientras más perfectamente se traduzcan en palabras tales realidades, más
perfectas serán las imágenes que el ciego se hace de ellas. La expresión de
la belleza, cuando se trata de obras visuales, llega a los ciegos en los
diminutos matices de voz de quien se las describe; la palabras con su
significado común, son ya elocuentes, pero la intencionalidad y el sentido
que dicha persona pone en ellas son también esénciales. Muchas veces un
silencio tenso es más descriptivo que un chorro: de palabras balbuceantes.
Un gesto bien comunicado —los ciegos escuchan los movimientos del
cuerpo por el ruido de la ropa, los cambios en la posición de la voz, etc. etc.
Una palmadita, un apretón suave de manos, significan muchas veces todo
un discurso cuando la intercomunicación entre el ciego y su interlocutor, ha
establecido una sintonía perfecta.
Los amigos de los ciegos viven intensamente la grata experiencia de
dibujarles constantemente, con su voz y con todo el bagaje de recursos
expresivos que su propia espontaneidad les suministra, lo que el mundo de
las cosas y los hechos va desarrollando en la pantalla abierta a la
sensibilidad visual. Para reproducir, con la grata sensación de estar creando
para el ciego lo que él alcanza por su limitación, no se necesitan largos
años de estudio, ni mucho menos una ridícula afección de los sentimientos;
basta con respetar al ciego como una persona normal, quererlo como a
cualquier ser humano y desear que él viva las mismas experiencias.
Sin entrar a especulaciones metafísicas que quizá más contribuirían a la
confusión que al esclarecimiento, se puede afirmar que la “expresión
humana” aprendida en los hábitos colectivos, posee no sólo la forma
compartida por todos, sino peculiares matices personales, propios de la idio
sincrasia de cada individuo, que la hacen tan rica y elocuente y tan
perfectamente captable por las vías del tacto, el oído y no necesariamente
por la vista, que todo ello puede llegar como un río amoroso hasta la
conciencia del ciego, siendo así que los demás, a través del lenguaje
fundamental, y toda la gama de los recursos expresivos, ponen en manos de
los ciegos, el palpitar del mundo en que se mueve. Cierto que no toda la
realidad inmediata se da en cuadros amables y objetos bellos, pero la
expresión de cualquier situación o estado de ánimo, arriba por las mismas
vías al cerebro de los ciegos; el lenguaje y las demás formas de expresión
humana. También llegan a él la inmoralidad, el dolor, lo horrendo y lo
repugnante; no se puede sustraer a esta amarga realidad de la vida, como
ingenuamente creen algunos equivocados, asegurando que la falta de
visión, es un alivio, Pues así se evita el contacto con lo desagradable e
impuro. Tal concepción, por ridícula que parezca, no se da en mentalidades
incultas únicamente, sobre todo en el ámbito religioso o cierto matiz de un
pensamiento estoico, aparece Constantemente, reforzando con toneladas de
afectividad e interpretación mística, la falsa idea de que los ciegos son Ya
desgraciados, ya santos, pero siempre fuera de lo cotidiano humano.
Dentro de la educación sistemática, y aún antes, cuando el niño ciego está
en el hogar, quienes deben responder por su formación han de echar mano
de cuanto recurso “audio táctil se presente”.
Desde luego que esta labor debidamente organizada, cumplirá una función
determinante en las “escuelas para niños ciegos” las que deberán
aproximarse a los museos, equiparse de maniquíes, maquetas, planos en
alto y bajo relieve (para la geografía, la geometría y la trigonometría,
existen materiales en plástico, fabricados por el instituto de ciegos de
Hamburgo, muy superiores a los norteamericanos). Aquí en Guatemala, la
inventiva de algunos profesores, en especial Hiram Saúl Dabbab, ha
producido mapas de la topografía citadina, particularmente de los barrios
donde se encuentran ubicados el centro de rehabilitación y la escuela para
niños ciegos, señalando con pana cada una de las calles y con lija cada una
de las avenidas y recortando en duroport, las filas de casas y los edificios.
Este material ayuda de manera muy eficaz en la localización de direcciones
y en la orientación práctica del sujeto, quien se forma previo a un recorrido
real del terreno, un croquis muy aproximado de la distribución de las
arterias, las viviendas, los terrenos baldíos y hasta los postes que se señalan
con clavos.
En cuanto a ciertas ideas, poco asequibles sin el apoyo directo de la
experiencia, tales como el sombreado de los dibujos, la sugerencia de
movimientos en ciertas actitudes, el ritmo en la configuración y aplicación
de la perspectiva, tanto el modelado como los cuadros en alto y bajo
relieve, prestan un auxilio formidable; la combinación de movimientos
rítmicos, en la danza por ejemplo, o bien en la marcha simple —tal como lo
acostumbran las damas en nuestro medio— puede dejarse captar por
demostraciones táctiles y posteriores a las explicaciones teóricas.
El aprendizaje puede realizarse a través de tres formas peculiares de la
formación de nuevos hábitos. La última de ellas es propiedad particular del
género humano, en tanto que las otras dos son utilizadas casi en toda la
escala de desarrollo del sistema nervioso. Así, todos los animales pueden
aprender ya sea por: 1°) La práctica del “error y acierto” (experiencia
individual); 2°) La imitación.
El hombre aprovecha las tres formas indistintamente, aunque la última de
ellas: 3°) El precepto es el que ha dado toda la amplitud al conocimiento
humano. En los individuos ciegos la segunda de las formas (la imitación) se
ve restringida en gran manera, sobre todo si no se le abren,
intencionalmente vías de percepción que le permitan la captación de todas
aquellas situaciones que deberá aprender a imitar, para compartir los rasgos
de comportamiento acostumbrados en su cultura.
Los recursos audiovisuales, en su perfecta combinación, al cimentar la
enseña en los planteles de niños videntes, están organizando,
sistematizando el reflejo de la realidad, en el pensamiento del sujete. No
debe olvidarse que tales recursos se montan sobre el criterio de que todo
conocimiento tiene una base sensible y que si queremos despertar una
visión científica del mundo, debemos ampliar la conciencia poniendo al
niño o al adolescente, en contacto sensorial Con los fenómenos naturales.
El cine, la televisión en circuito cerrado —como se utiliza para la
enseñanza de operaciones en las facultades de medicina por ejemplo—, en
circuito abierto para grandes públicos; las vistas fijas, las actuaciones de
grupos dramáticos con fines educacionales, el desarrollo de filmes en
cámara lenta o en cámara rápida; ya sea para ver por ejemplo, el análisis de
los fenómenos veloces como la oxidación de la sangre y a la inversa en
cámara rápida la exposición de fenómenos lentos en una sucesión ace
lerada, como el desarrollo de las plantas.
Todo este material moderno que facilita tanto la enseñanza debe ser
sustituido, cuando de estudiantes ciegos se trata, por “audio-táctile s”. Cierto
que la población de ciegos en el mundo es relativamente baja y que por ello
la creación cultural del hombre no ha perfeccionado aún los aparatos, los
métodos, los recursos en general, que vengan a sustituir a aquellos
puramente visuales. Si hubiese una nación cuya población fuera
exclusivamente de ciegos, seguramente que tendría una cultura peculiar,
con muchos rasgos de insospechada efectividad, sustituidos por otros que
en el medio normal, son exclusivamente visuales. Con sólo los ciegos que
existen en el mundo y movidos por sus de mandas, las creaciones que hay
ya en este sentido son abundantes y muy eficaces; lectura al tacto,
termómetros, metros, relojes, alarmas auditivas, señales de tráfico, fábricas
y otros lugares. Aparatos de cocina, libros parlantes, brújulas, juegos de
mesa, etc.
Así la experiencia individual, la imitación basada en la información
sistematizada y por supuesto, el precepto, con forman también la esfera del
aprendizaje en los ciegos, los educadores de los ciegos deben ser
magníficos observadores y “dibujantes” del lenguaje; deben informar
constantemente a sus alumnos de cada rasgo nuevo, de cada nueva forma
observada en su comunidad. Las modas, los nuevos modelos, todo cuanto
debe ser transmitido por ellos, porque sus ojos captan y su palabra
transmite al cerebro de aquéllos, el aspecto de la realidad circundante. En
cuanto a una elaboración científica más profunda, los recursos de captación
son menos complicados, puesto que el concepto verbalmente transmitido es
aquí la base de sustentación; los recursos didácticos dependen de la
producción que las casas especializadas ofrezcan y del ingenio personal del
educador. Existe una buena producción en geografía, matemáticas, ciencias
naturales, etc. Habrá que inventar modelos al tacto para físico-química y
cosmografía. En la ciudad de Puebla, México, la organización de ciegos de
aquel Estado se encuentra ya empeñada en la producción de material
didáctico en plástico, sobre estos nuevos tópicos de la enseñanza.
El cerebro de los ciegos puede llegar a entender con toda claridad las
creaciones más complicadas del género humano. El aparente absurdo de la
teoría de la relatividad, los problemas más abstractos de matemáticas; el
diálogo o la discusión filosófica más enconada y actualizada. Ofrezcá
mosle entonces un lugar digno en la sociedad y facilitémosle, en el área
educativa, aquellos recursos que expediten su formación integral. Muchas
veces la espontaneidad del ambiente pone en sus manos ingeniosos
recursos, pero como ello es sólo producto de muy especiales factores
positivos, la labor deberá ser sistematizar un ambiente educacional apro
piado, dentro del cual, todos los ciegos, de nuestra sociedad, pueden
aprovecharse de la institución.
Todos los seres humanos tienen derecho a la educación, los ciegos entre
ellos, agregando en su caso, todos aquellos recursos especializados que
faciliten su aprendizaje.

POSICIONES FRENTE AL PROBLEMA DE LA CEGUERA.


a) Idealista
b) Científica

Capítulo IV

POSICIONES FRENTE AL PROBLEMA DE LA CEGUERA


a) Idealista
b) Científica

En la práctica es sumamente difícil encontrar, en nuestro medio, una


posición conscientemente idealista o una posición integralmente científica;
en forma teórica pueden darse, pero sus extremos no se presentan
inmaculados, debido a que, por un lado, la ciencia influye aun en el
pensamiento más alejado de ella, con algunas de sus conclusiones o prin
cipios, y por otro, porque aun a quienes piensan acordes con la ciencia, les
llega la influencia de nuestros tradicionales hábitos de pensamiento. Sin
embargo, en una lucha cotidiana, contra toda clase de mitos, la ciencia ha
ido logrando posiciones de avanzada que le han hecho ganar terreno en
todos los campos. De este modo van retrocediendo poco a poco, los tipos
de pensamiento que no se apoyan en ella, cediéndole paso. De manera que
en el terreno de la psicología, también las interpretaciones no científicas,
van restringiendo su campo de operaciones perdiendo, en el caso de que
aquí se tratan sus asideros más valiosos, nacidos la mayoría de ellos de una
base metafísica inconfesada.
En efecto; antes de precisar la esencia de cada una de estas dos posiciones,
es necesario señalar cómo se dan y en qué ambiente operan. Así, la primera
realidad que se presenta, es la existencia de muchas interpretaciones acerca
de la ceguera, dos de ellas polarmente opuestas y todas las de más
intermedias, como puntos de unión en los que se mixtifican los elementos
opuestos. Luego se descubre que ambas posiciones son irreconciliables y
antagónicas, excluyentes, por lo que la controversia, la polémica, es la
tonalidad en que se desarrolla la lucha tiflológica en la mayoría de los
países, por lo menos en aquellos en los que la posición científica no ha
logrado dominar la situación.
Por otra parte, el campo de la educación y la habilitación de los ciegos, es
sólo un área diminuta en la estructura total del mundo, de modo que sufre
las influencias de todas las condiciones generales. En tanto el medio total
continúe siendo gobernado por el pensamiento no científico, la educación y
habilitación de los ciegos estará sujeta al impacto de los mismos factores
materiales y mentales que condicionen el orden y la orientación sociales.
Hasta aquí no se ha dicho cuáles son las diferencias radicales entre una
posición científica y una posición no cien tífica; ni siquiera se ha dicho por
qué se interpreta fuera del terreno científico cierta posición de muchos
individuos, entrenados o no intelectualmente. Para ubicar correctamente
todos estos conceptos y definir acertadamente ambas posiciones, será
necesario hacer un breve y superficial recorrido a través de algunos
conceptos filosóficos, sin internarnos demasiado en ellos, ya que el
propósito de este capítulo es sólo establecer cuáles son las maneras de
pensar que existen alrededor del problema de los ciegos, qué diferencias
hay entre ellas y desde luego, señalar dónde está la fórmula correcta del
enfoque y dónde la errónea.
Desde luego que un planteamiento así, rotundo, sólo tiene un carácter
momentáneo, descriptivo; es como un corte transversal de la realidad,
como una fotografía del acontecer intelectual alrededor de determinado
asunto. La verdad es que todo elemento natural evoluciona, llevando en sí
mismo su contrario, que es, desde luego, su propio disolvente; así, una
posición extremadamente anticientífica, inspirada en los más elementales
sentimientos de conmiseración, engendra, en un afán de adaptación,
técnicas que al ir desarrollándose, van descubriendo o aceptando factores
científicos que paulatinamente, transforman los basamentos ideológicos en
que se asientan.
El idealismo, llevado a sus últimas consecuencias, finca el origen y las
manifestaciones de la realidad objetiva en la idea, en el espíritu; de esta
manera, la materia debió aparecer en un momento dado, surgiendo de la
voluntad de un “espíritu superior”.
Como es innegable la presencia de fenómenos y objetos que integran el
marco constante en que la vida se desarrolla, éstos se han reducido en la
mentalidad idealista, a meras sensaciones, lo que equivale a decir que más
allá de tales creaciones de nuestros sentidos, todo lo demás es simple
apariencia, virtual equívoco de la mente que lo capta.
Sin embargo, afirmar en la actualidad que el mundo se compone
exclusivamente de sensaciones, es ya un verdadero problema para los ultra
idealistas, pues la contradicción en que se colocan con las aseveraciones de
la ciencia, que registra, no sólo ya en inferencias lógicas derivadas de
experiencias anteriores, sino que en datos inequívocos de aparatos que
superan la sensibilidad humana, la existencia objetiva de la materia.
De una parte, el sistema nervioso recibe los estímulos apropiados de los
agentes externos y de otra, la realidad circundante opera sobre la existencia
de manera decisiva, sin que necesariamente sea captada en su totalidad por
los sentidos. La manera especial en que el sistema nervioso recibe los
diferentes estímulos que la naturaleza le presenta, crea sensaciones cuya
forma es solamente el producto de la interrelación de ambos factores: El
estimulante y el receptivo. Tal conocimiento de relación, no corresponde a
imágenes propiamente existentes en la cosa en sí, sino que son el producto
de una captación especial de la realidad. Así, el color verde, objetivamente
examinado, sólo nos daría determinada frecuencia de onda, ubicada en
determinado lugar del espectro físico de los colores. Sin embargo, el siste
ma nervioso, por medio de su órgano específico, no capta las vibraciones
sino simplemente el color verde.
La manera de pensar se refleja en la conducta de las personas y la actividad
de las instituciones. Trasladémonos ahora al campo de los ciegos. Para
atrapar los motivos inspiradores de las acciones que para los ciegos se han
desarrollado, basta con observar en su hacer material. En tanto la posición
idealista abarca con más amplitud la obra tiflológica, en ésta se advierten
sus raíces sentimentales o mágicas con mayor claridad.
La idea de que tanto las cosas como sus cualidades y defectos, provienen
de una voluntad superior, se expresa en el caso de los ciegos, en la
aceptación o la convicción de que la ceguera es un mal dictado por Dios, ya
como castigo de quienes lo portan, ya como bienaventuranza, pues el sufri
miento de ella en este mundo, garantiza que las puertas del paraíso están
abiertas para el ciego...
En consecuencia, el tratamiento de todos los problemas inherentes a las
enfermedades de los ojos que producen disminución visual y sus
consecuencias en el fluir de la vida social, se realiza en torno a la
mencionada idea de predestinación, colmando así las actitudes hacia los
ciegos, de la tonalidad afectiva correspondiente a tales concepciones. Así,
en la simple relación personal con los ciegos, es fácil distinguir en qué
medida predomina una de las dos posiciones, pues tal relación puede
hacerse desde la base de la más absoluta conmiseración, pasando por un
disimulado malestar o una racionalizada incredulidad, hasta la más simple
y natural espontaneidad.
En las instituciones, la posición idealista se traduce en múltiples fórmulas
de tratamiento individual y colectivo de los ciegos.
Recordemos que las primeras instituciones eran más así los que escuelas,
con la única diferencia de que separaban a los ciegos de los demás
inválidos. En cierto modo no se ha perdido totalmente en las instituciones
latinoamericanas esta forma de tratamiento a los deficitarios de la vista,
pero a medida que las instituciones fueron ganando experiencia y nuevos
elementos ascendiendo paulatinamente a los puestos de dirección, se ha ido
acentuando un criterio diferente basado en conceptos más reales, más
técnicos y más científicos.
Por lo regular, las instituciones para ciegos montan toda su política
administrativa y asistencial, sobre el criterio de que el invidente sufre una
minusvalía general; esto des de luego, no se confiesa siempre abiertamente:
Es más, se disimula bajo el ropaje de un lenguaje técnico especializado,
pero sin embargo, la incredulidad en la capacidad del ciego, se perfila con
toda claridad en la negativa permanente de las instituciones a permitir que
los deficitarios visuales dirijan por sí mismos la obra en su favor; en el
constante relegarlos a un segundo plano, en cuanto a empleos y opiniones
se refiere, aun cuando en los últimos tiempos han aumentado los profesores
y los asesores ciegos, todavía en escaso número. Existe incluso un bloqueo
por parte de las mismas instituciones para que los estudiantes ciegos
realicen carreras de post-primaria y en la universidad.
Paulatinamente, en todas partes del mundo, la propia posición idealista ha
ido creando un cúmulo de datos que, sumados entre sí, van pidiendo nuevas
formas en el ataque de los problemas de los ciegos.
El mismo Valentín Haüy fundador de la primera escuela para ciegos en
Francia, desconfiaba de la capacidad de éstos para competir con sus
semejantes videntes. “No pretendemos —decía, en carta enviada al rey en
1786— poner en competencia de ninguna clase, al más hábil de nuestros
ciegos, ni siquiera con el más mediocre de los artistas videntes”.
Pero los hechos fueron aportando su incontrovertible carga de realidades y
desde ellos, iba fermentándose un cambio cualitativo de las instituciones.
Si los ciegos no necesitan de la dependencia absoluta para vivir, si son
capaces de crear en el arte, y el trabajo, si son capaces de expresarse en
idénticas condiciones que los demás humanos, si sienten, anhelan y
perciben con el resto de los sentidos, al igual que los demás, se hacen
necesarias instituciones que se acopien a su auténtica manera de ser.
Los ciegos comenzaron por sí mismos a derrotar las sombras de equívoco
que rodeaban sus instituciones primigenias, ellos mismos comenzaron a
desempeñar cargos docentes y administrativos con todo éxito. Luis Braille
crea como una travesura el sistema de escritura al tacto, que más tarde, as
cendió rápidamente a modo universal de escritura y lectura para ciegos.
Los mismos invidentes van creando o sugiriendo los recursos que con
mayor efectividad habrán de proporcionarles su independencia y llega un
momento en que ellos mismos desean administrar sus propios destinos.
The national federation of the blind is not an organization speaking for the
blind speaking for themselves».
Este impulso de auto-independencia, se nota desde los primeros tiempos en
que los ciegos comenzaron a recibir educación. J. Berneville, en 1667,
había enseñado a escribir a una muchacha ciega en Ginebra, y el
matemático inglés Saundersøn, ciego también, construyó una tabla ma
temática con alfileres y cordeles. El ciego Weissemberg, en 1780,
construyó en Mannheim una máquina de leer y escribir, mapas gráficos y
una tabla matemática
Fueron pues los ciegos, quienes al ir perfeccionando el instrumental
adaptativo que les permitiera mayor rendimiento en el aprendizaje y el
trabajo, los que, con mayor grado que ningún otro, favorecieron la
acumulación de factores materiales, que al crecer cuantitativamente,
produjeron a su vez, transformaciones cualitativas en la asistencia social:
Tales transformaciones cualitativas se expresan en nuevas fórmulas de
organización, en la aceptación de cada vez más ciegos en la dirección de las
instituciones tiflológicas, en el ingreso de mayor número de ciegos en las
universidades, en la formulación y promulgación de leyes específicas, en la
adaptación de aparatos y maquinaria para ser utilizados por obreros ciegos
en el crecimiento de las organizaciones de ciegos nacionales e
internacionales; en la d de la problemática tiflológica por medio de órganos
especializados: En fin, en la adaptación cada vez mayor, de personas ciegas
en las más diversas esferas del trabajo y la productividad humana.
«Saunderson enseñó matemáticas en la Universidad de Cambridge con
éxito imponderable. Dio lecciones de óptica; pronunció discursos sobre la
naturaleza de la luz y de los colores; explicó la teoría de la visión trató de
los fenómenos del arco iris y de otras varias materias relativas a la vista y a
su órganos Diderot. Op. clt. 69.
«Poco después otro ciego, Juan Metcalf llegó a ser un ingeniero
sobresaliente, interesado en la construcción de caminos. Maria Teresa von
Paradis, de Viena, famosa música. Beker, Harry. Op. cit. p. 73
Al despojarse la mentalidad de los propios ciegos, del bagaje de prejuicios
que conformaban un estereotipo alrededor de la imagen del no vidente,
comenzaron a plantearse las cosas de manera diferente y en no pocas
ocasiones, entraron en conflicto con las antiguas instituciones que no
renunciaban a las mal disimuladas premisas de la caridad y la
conmiseración. Cierto que en la mayoría de países, aún privan en gran
manera los viejos criterios; sin embargo, los planteamientos surgidos de las
organizaciones de ciegos y educadores videntes auténticamente
preocupados por los problemas de aquéllos, han ido imponiendo cambios
en el enfoque y la orientación asistencial de las instituciones y una mayor
aceptación del ciego por la sociedad misma. Sin embargo, en muy pocos
lugares se ha adoptado una posición realmente científica en la dirección de
los asuntos tiflológicos, esta posición está todavía en una fase organizativa,
de desventaja ante viejas actitudes y su papel es más bien de polémica o de
lucha, pero todavía no de dirección en la mayoría de las instituciones.
Desde luego que en las organizaciones se mezclan personas de los más
variados criterios, pero aquellos que tratando de apegarse lo más posible a
los dictados de la ciencia, tratan de enfocar con mayor grado de objetividad
y racionalidad los programas de asistencia, educativos o de trabajo,
tropiezan con serios valladares, entre otros, la misma mentalidad popular
que no está dispuesta aún a aceptar ciertas verdades o principios científicos.
Parece una atrocidad obligar a un niño a que se desplace solo y aún más, un
absurdo inaudito mezclarlo con estudiantes de su misma edad en una
escuela para niños videntes. Sin embargo, al establecer que entre los
recursos sensoriales, la vista puede ser sustituida en buena parte por los
demás sentidos y que el hombre común no usa, sino abusa de la vista
olvidando que tiene otras posibilidades y dejando que éstas permanezcan
adormecidas, se llega a concluir que el mundo de los ciegos no es sino el
mundo de los videntes y es allí donde deben estar, donde deben desarro
llarse y producir, mantener los mismos vínculos, realizarse en los mismos
sentidos, cumplir las mismas obligaciones y sentirse al mismo nivel que los
demás.
En principio, todos los congresos, conferencias y mesas de discusión
internacionales donde se lleva el problema de los ciegos, tienden a
redondear una imagen científicamente comprendida del ciego y su
problemática. Desgraciadamente, en la práctica se pierde el porcentaje más
valioso de las aportaciones traídas a tales eventos y con el disfraz de un
vocabulario técnico se sigue manejando, en la mayoría de los casos, la vieja
práctica discriminatoria. Ello se debe a que es sumamente difícil si no
imposible, acomodar en la mente un rasgo definitivamente revolucionario
sin modificar el todo y que desde luego, entraría en contradicción flagrante
con el resto de concepciones acerca del hombre, del universo, de la vida.
Se necesita pues un cambio en el enfoque general de las cosas para una
nueva idea acerca de las disminuciones físicas en general y de la ceguera en
particular, y ésta se ubique como una piececita más de todo el sistema de
pensamiento, acorde con una interpretación científica del universo, del
hombre y de la vida. Quienes se esfuerzan por mantener el diario respeto a
la ciencia, aun aquellas personas que no profundizan filosóficamente en el
significado de tal actitud, la postura que adoptan frente al problema de la
ceguera, está en consonancia con el todo de su pensamiento y se expresa en
una relación de espontánea naturalidad, en un trato de igual a igual, en la
carencia de ideas estereotipadas acerca de los ciegos, como aquellos que
hacen de tales personas seres anestesiados afectivamente, o bien, con
capacidades casi mágicas de premonición etc., etc.
En la posición científica se encajan varios elementos, que al aportar cada
uno de ellos en su propia discusión cognoscitiva, las luces que contribuyen
a conformar el cuadro general, en el que habrá de enmarcarse el problema
de los ciegos, dan un cuadro mucho más completo de la realidad. Por
ejemplo se atrapa en su totalidad la problemática socia1 con todas sus
contradicciones, en medio de las cuales, el problema de los ciegos es sólo
una expresión específica de la gran variabilidad y multiplicidad de
problemas de ese tipo. Se toma en cuenta el modo de producción de la so
ciedad en que el problema se da, y trata de inferirse de aquella realidad, las
posibilidades que existen para los ciegos en cuanto a competencia, empleo
y productividad.
Además, se tiene un concepto claro del verdadero papel de los sentidos, de
la formación de conceptos, de la estructuración de los hábitos y del papel
de los valores colectivos en la orientación de la conducta; se comprende de
qué modo se refleja la realidad total en la conciencia de todos los
individuos y desde luego, también en la conciencia de los individuos
ciegos.
De este modo, se tiene en cuenta todo el ambiente natural y social en que se
desenvuelve el individuo y se tiene en cuenta su propia realidad subjetiva;
se ve con claridad la interacción que existe entre estas dos esferas, y
teniendo en cuenta las posibilidades reales de la sociedad y las del
individuo, se encuentra con acierto su verdadero lugar en el medio, de
acuerdo con la organización general y con la autoestima de cada quien, así
como el grado de inteligencia, aptitudes, etc.
En nuestra sociedad, se produce, con las peculiaridades que el propio
desarrollo de nuestra historia ha ido creando, la misma estructura de la
mayoría de los países americanos. Los bienes de producción,
particularmente la tierra, están en manos de un limitado número de
personas, en tanto que las grandes mayorías no poseen la tierra necesaria
para mantener una economía de autoabastecimiento. Las enfermedades
endémicas, entre otras el tracoma, la oncocercosis, recaen con todo su rigor
sobre la gran población campesina, de manera que el ciego se encuentra, en
un porcentaje altísimo, desposeído en medio de un ambiente insalubre,
huérfano de escuelas, médicos y de asistencia social. La educación es para
ellos un lujo inalcanzable. Además, la ignorancia en que la masa campesina
se debate, abruma de prejuicios e ideas derrotistas la imagen del ciego,
llevándolo a aceptar como única vía de acción, la dádiva pública. Ello no
obstante, debe recordarse que nuestra economía marca actualmente, la
última etapa de la artesanía y que comenzamos a entrar, muy lentamente,
en la etapa de la pequeña producción en serie. Debiera entonces, prestarse
mayor atención a la habilitación para los individuos ciegos, en los métodos
propios de la artesanía, ya que ésta proporciona, con suficiente
independencia, los medios de subsistencia necesarios en una comunidad
rural.
En nuestro país se ha fotografiado en bulto la manera de pensar
norteamericana y se ha erigido un centro de rehabilitación, tendiente a
adiestrar en múltiples labores a los ciegos, para colocarlos después en el
comercio y la industria, olvidándose que es tal la competencia que existe en
nuestro diminuto comercio, que hace casi imposible la participación en él
con posibilidades de éxito; siendo que nuestra industria, es apenas un
conato de manufactura, tan diminuta todavía, que casi no contamos con
obreros calificados y especializados, lo que descarta casi por completo la
posibilidad de encontrar en tal sector, una fuente de colocación permanente
para los ciegos, pues quienes por calificaciones logran tales colocaciones,
las mantienen de por vida.
Sumemos a todo ello la carga competitiva que significa el desempleo; de
aquel ejército de desocupados toma la demanda de trabajo a los más
capaces (recordemos que la mentalidad común asocia la ceguera a
incapacidad general), relegando así al trabajador ciego desempleado a un
tercer lugar en la competición colectiva.
Un amplio desarrollo de las artesanías propias para ciegos, daría un
resultado de grandes proporciones en la real rehabilitación de ciegos. Ello
desde luego no significa que deben abandonarse otras tareas, tales como los
estudios superiores, la instalación de pequeños negocios en las ciudades,
etc., etc. Significa únicamente que no debe enfatizarse sobre la política que
sigue el centro de rehabilitación, desvinculada totalmente de la realidad
económica de nuestra sociedad, lo que ha dado como resultado, más de
cinco fracasos en diferentes ensayos que el Comité nacional pro-ciegos ha
realizado en este sentido.
Una visión científica de los ciegos, es aquella que se sitúa frente al cuadro
general que la sociedad, estructurada de determinada manera, impone a la
vida de los individuos; la analiza e infiere medidas prácticas que puedan
librar, aunque sea en grado mínimo, a cada ciego, de la derrota que la
desmedida e inhumana competición le preconiza despiadadamente al
señalar su defecto físico, como una desventaja insuperable ante los demás.
La posición científica interpreta el problema de la ceguera en sus múltiples
conexiones con la problemática social en general. Es incontrovertible que
su solución depende en gran manera de la atención de salubridad que reciba
el pueblo, de las campañas de educación sanitaria, del nivel educacional de
la población; mantiene vínculos indisolubles con la medicina, la educación,
la organización social, el trabajo colectivo, el desarrollo eco nómico-social
de la nación y por supuesto, con la orientación política que administra la
vida del país pues de ella dependen los cambios o la perduración de las
formas tradicionales.
Los ciegos deben enfrentarse a la problemática general de la sociedad en
que les toque vivir. Algunos componentes de esa problemática les llegará
con mayor vigor que otros y con un sentido específico. La ceguera, al igual
que cualquiera otra disminución física, ahondará en algunos casos, la
perturbación individual o de grupo ante los estímulos negativos que la
sociedad a lo largo de cada existencia presenta indefectiblemente.
Debido a determinada organización económico-política, los ciegos, al igual
que todos los individuos, deberán enfrentarse a la competición desmedida,
al desempleo constante, a la falta de asistencia médica y hospitalaria, al
bajo nivel de higiene mental, a la carencia de escuelas y medios
educacionales, a la carestía de la vida y la desnutrición, a la ausencia de
protección a la ancianidad, a la familia y a los disminuidos físicos. Todo,
consecuencia de un orden de cosas cuya esencia, quiérase o no, radica en la
distribución inadecuada de los bienes materiales, fundamentalmente de los
bienes de producción. Un ridículo porcentaje de individuos posee más del
setenta por ciento de la tierra, casi todos los edificios y empresas de alguna
significación. Su capacidad económica les permite manejar el poder
político imponiendo a la legislación, al sistema educativo y a todos las
piezas que componen la superestructura social, la tónica adecuada para
garantizar la estabilidad de tal régimen. La ignorancia popular, producto del
abandono secular en que nuestro pueblo se ha visto hundido, es terreno
propicio para que fermenten en él los sentimientos de minusvalía,
sometimiento y resignación. Los ciegos, en su mayoría legítimos hijos de
las clases menesterosas, no escapan a este estado de cosas y todos los
esfuerzos aislados que se realizan por librarlos de su condición material y
mental, no son suficientes, ya que el todo coproduciendo en progresión
geométrica, lo que los esfuerzos salvadores van rindiendo en proporciones
aritméticas. Sólo el cambio de las estructuras socio-económicas, con su
inmediato viraje en las superestructuras, podrán liberar definitivamente a
todos los disminuidos físicos, y con ellos a los ciegos de nuestro país, de
ese triste panorama en el que cruzan a manera de sombras resentidas y
absolutamente improductivas, vacíos de esperanza y de fe, para
incorporarlos a la acción sana, cooperadora, productiva e igualitaria en lo
que ningún defecto físico puede ser marca para establecer diferencias
valorativas entre los individuos. Encontrándose así un lugar adecuado en el
esfuerzo de la construcción colectiva y adhiriéndose con natural
espontaneidad, a la salud mental que produce el trabajo productivo y
creador, en la medida que las capacidades y diferencias individuales lo
permitan.

PROBLEMAS OBJETIVOS QUE CONLLEVA LA CEGUERA

Capítulo V

PROBLEMAS OBJETIVOS QUE CONLLEVA LA CEGUERA


A) Ámbito Social
Es obvio que en todos los tiempos y en todos los lugares, una disminución
física acarrea limitaciones en el área que afecta. Así como la falta de visión
perturba algunos de los campos en los que la persona se desempeñaba
manualmente, recayendo con mayor énfasis, esta deficiencia en toda la
esfera motriz; la vista es esencial para localizar objetos, distancias, colores
y formas, si bien el tacto puede captar en alguna medida las formas y las
distancias hasta llegarse a tener concepto de la perspectiva en caso de la
ceguera total desde el nacimiento, la percepción de los colores es por
demás totalmente imposible aun en el caso de que se explicaran de acuerdo
con el concepto físico de los mismos, pues Puede llegarse a tener una
perfecta idea de ondas y frecuencias, pero difícilmente de la sensación de
verde y rojo por ejemplo, ya que el aparato visual percibe de manera muy
pecu1iar las ondas luminosas aun en las más sutiles comparaciones con
otro tipo de percepciones, se perdería la verdadera calidad de las imágenes
visuales.
Traído el asunto a una línea de acciones prácticas, es evidente que muchas
puertas de la actividad humana, están cerradas para siempre para los ciegos,
de esta manera su capacidad productiva en comparación con la generalidad
de individuos de su sociedad se ve disminuida. Desde ya es necesario
advertir que tanto las preferencias como las capacidades limitan en todos
los individuos sus posibilidades productivas, mas el entrenamiento puede
crear hábitos nuevos que según sean las circunstancias, pueden venir a
resultar en anchos y útiles caminos; para los ciegos tambié n hay muchas
actividades adecuadas quizá la mayoría sin haberse experimentado aún.
Los ciegos, lo mismo que muchos otros disminuidos físicos, no pueden
participar con toda energía en el esfuerzo productivo de su pueblo, sobre
todo en sociedades como la nuestra en donde por esta causa, según se verá
adelante, se crea una serie de problemas adicionales a la persona ciega a
quien se le dificulta doblemente encontrar una ubicación decorosa en el
funcionamiento de las relaciones de producción, pues por razones de índole
económica con repercusiones de índole psicológica, se exagera tremen
damente su incapacidad en la mentalidad popular y se le reduce a lugares
de discriminación, en donde las ataduras de la pobreza, la inseguridad y la
consecuente ansiedad refrenan un proceso de auténtica rehabilitación,
incorporándolo así generalmente a la masa de semi-ocupados, desocupados
o bien a las filas oscuras de los lumpens, 1 «El llamarlo por Carlos Marx,
‘Lumpenproletariat’, compuesto en Guatemala, fundamentalmente por
campesinos que han perdido su tierra, artesanos arruinados y obreros sin
oportunidad de empleo, y en general, por sectores sociales marginados
totalmente de la producción y carentes de toda actividad, constituyen los
llamados «bajos fondos» de la sociedad: Ladrones, prostitutas, rateros,
“charamileros” etc. que arrastran una existencia precaria en todo sentido
siendo expresión enfermiza de los males de la sociedad moderna».
Edelberto Torres. «Las clases sociales en Guatemala», Cap. iv. pág. 79,
Guatemala, 1962.
donde se explota fácilmente, en muchos sentidos la carencia de la vista.
Captar pues este panorama sinuoso, es tarea de primer orden en la
comprensión del individuo ciego ya sea para la formación del niño o el
adolescente o para la rehabilitación o habilidad del ciego adulto; equipar al
sujeto con hábitos necesarios para el aprendizaje o el trabajo, viene a
resultar una pieza decisiva en el esfuerzo para conseguir Status de mayor
dignidad para quienes por una deficiencia física sufren los resultados de la
discriminación.

B) Influencias Culturales
Es un fenómeno evidente en nuestra sociedad, que las personas ciegas
derivan por alguna razón, hacia la práctica de tareas improductivas como la
limosna u otras muy próximas a ella. Ignorando deliberadamente el juego
de resortes subjetivos que arrastran al individuo a esta situación, se
intentará ahora atrapar los estímulos provenientes ya de la mera situación
física o ya del ámbito cultural de la sociedad, que provocan la serie de
reacciones destructivas en los individuos.
Los casos varían desde luego en el grado de ceguera por una parte y por
otra según la edad en que comenzó a aparecer, ya que si bien su temprano
advenimiento puede ablandar cierto conflicto o crisis sintomática que
experimenta el adulto que pierde la visión, la ceguera en la infancia marca
escollos en el aprendizaje y la organización de hábitos y unidades de
desarrollo de la personalidad en formación, pues se cierra la posibilidad en
la imitación, que es uno de los tres carriles por los que se mueve todo apren
dizaje, quedando entonces la imitación al tacto, el precepto y la deducción
lógica, en alguna medida también, el aprendizaje sobre la experiencia
personal, pero este extraer conceptos o actitudes aposteriori, puede
limitarse mucho, sobre todo en aquellos casos en que la desorientación y el
desconocimiento permiten que el niño ciego sea aislado casi totalmente de
los círculos en que normalmente debiera desempeñarse, obligándolo a
vegetar en una arrinconada silla. Por fortuna estos casos de criminal
arrumbamiento del individuo no se presentan, en nuestro medio, sino en
ocasiones esporádicas cuando una especie de vergüenza familiar, unida a la
ignorancia e innegables actitudes destructivas, esconden a la persona ciega
en el último rincón de la casa manteniéndola obligadamente aislada de todo
contacto con seres vivientes.
Desde luego problemas de este tipo, están claramente condicionados por
patrones culturales a los cuales afecta de alguna manera la presencia de una
persona ciega, entre otros el concepto del prestigio familiar.
Esto se ve con claridad cuando recordando que en ciertos países del África,
existen aldeas enteras pobladas por casi la totalidad de sus habitantes
ciegos, lo que da normas y procedimientos de relación condicionados a la
situación total de las gentes, expresándose una serie de medidas para el
mejor desempeño de la movilidad y el trabajo, tales como avisos en las
carreteras (población ciega), barandales de bambú que orienten a los
labriegos ciegos en sus campos de siembra, etc.
Comparando situaciones extremas; la del niño confinado al último rincón
de la casa y la de la aldea poblada de ciegos; se comprende que en mucho
lo que ocurre, es que la familia del niño ciego posiblemente no ha
organizado respuestas adecuadas para este tipo de situaciones; no cabe
duda que otros factores intervienen como ingredientes secundarios pero en
esencia es que la familia no se ha dado cuenta que cualquier ciego es una
persona viva, cargada de emociones, anhelos, interés y energía que necesita
activarse como cualquier otro ser humano y se encuentra confundida, sin
saber qué respuesta aplicar al constante y poderoso estímulo que representa
la presencia de una persona en situación anormal. Desde luego, como se
hacía notar líneas arriba, el caso extremo no se da sino en raras ocasiones
en nuestro medio, pero muchas veces las respuestas de la familia o la
sociedad son totalmente desorientadas y de manera irracional, tratan de
confinar a algún rincón invisible a la persona ciega.
En otras palabras, en reiteradas ocasiones, muchas de las actitudes que la
gente manifiesta hacia los ciegos, están matizadas de cierto grado de
desorientación, son respuestas a un estímulo desconocido y por lo tanto o
son inhibitorias o defensivas. Esto examinado en estructuras más amplias y
de mayor significación científica, ha tenido como resulta do un reflejo en
otros haceres tales como la no aceptación de trabajadores ciegos en centros
de estudio o la negación de derechos a las personas ciegas en el plano legal.
En lugar pues, de acondicionar el instrumental material, tecnológico y
mental con que se trabaja en el grupo, tal como lo han hecho en las aldeas
africanas de labradores ciegos con sus rudimentarios equipos de trabajo, se
ha preferido poner estorbos que vayan prohibiendo la salida de los ciegos,
del rincón que según esta mentalidad inconfesa, les correspondería ocupar.

C) Actitud frente a la ceguera


Examinar y valorizar todos aquellos rasgos mentales que forman el
profundo marco de las relaciones que la sociedad mantiene por medio de
individuos o instituciones con la persona ciega a la inversa, que el ciego
mantiene con su cultura, es un propósito demasiado ambicioso pues en
ocasiones según sea el lugar y tiempo en que le toque vivir éstos pueden
ser, desde una idea mágica acerca de la ceguera realizada poco más o
menos, hasta una reacción de miedo ante un estímulo que provoca la idea
de verse a sí mismo ciego, el estímulo que presenta la presencia de un
individuo ciego, es en muchos casos similar al que presenta cualquier otro
estimulo de minusvalencia (enfermedades por ejemplo), el observador por
un proceso natural en su sistema de señales hace aparecer el daño
imaginariamente en su propia persona y responde al estímulo, como si
efectivamente él lo sufriera ya que en alguna medida, esto es, lo que los
psicoanalistas dirían sencillamente: Una proyección de situaciones a la
inversa.
De allí se deriva la sobreprotección, la conmiseración y toda aquella serie
de actitudes que relegan al ciegos a planos de inferioridad ya que la persona
vidente que las expresa, al colocarse en la situación de minusvalía exagera
ésta y llega a creerse totalmente incompetente y en ocasiones extremas,
pero no raras, a confundir ceguera con bajo nivel mental, sordera,
amotricidad, etc. (Los ciegos soportamos a menudo preguntas como estas:
¿Quién lo viste? ¿A qué hora lo acuestan? o bien, escuchamos comentaries
de nuestra persona, como si nuestra mente y nuestros oídos estuvieran
totalmente ausentes).
Nuestra cultura, altamente “visualista” tiene verdaderas expresiones
cimeras en el arte, la religión, los métodos educacionales, etc., en la que se
capta fácilmente un sentido plástico rebosante de colorido y no exento de
ritmo y armonía pictóricos; sin embargo, van en segundo plano las crea
ciones musicales, no en calidad, ya que basta evocar los nombres de Jesús
Castillo o Jorge Sarmientos para estar seguros de que en nuestra sociedad
hay ya suficientes elementos básicos que garantizan en este aspecto, puntos
real mente encumbrados en la capacidad creativa; es más bien el hecho de
que nuestra sociedad no es una sociedad musical. Los hábitos musicales y
en general los hábitos auditivos que se forman en el transcurso de la
endoculturación, no abren sino un ángulo muy cerrado a la captación,
fijación y análisis de la tremenda invasión que nuestro moderno mundo
hace con sus millones de estímulos específicos sobre el sentido del oído.
Al referirnos al desarrollo que la educación en general, pueda ofrecer a los
analizadores táctiles, nos damos de frente con un cuadro de abandono
absoluto, apenas dos o tres estímulos asistemáticos presentados en el
periodo parvulario y de allí en adelante un olvido rotundo, y como
consecuencia, la casi anestesia de este poderoso detector del sistema
nervioso. Los adultos dejan resbalar diariamente entre sus manos miles de
objetos y superficies sin captar diferencias o similitudes, mucho menos
llegar a establecer conexiones con otros sectores; de este modo en el plano
del segundo sistema de señales cuya naturaleza es meramente simbólica la
representación de vocablos: “Centímetro, gramo, gota, ancho” tiene una
mera reflexión visual disminuyendo desde luego, las posibilidades de una
conexión más amplia con las cosas y por supuesto, las de una expresión
más ancha y completa del mundo ya que su representación está de todo
punto, disminuida en ese flanco.
Otro tanto ocurre con los analizadores olfativo y gustativo. Pero por los
hábitos alimenticios, otros de estética como el uso de perfumes, éstos se
afinan ligeramente, aunque sólo en muy raros casos los olores sirvan a
alguna persona para orientarse por ejemplo.
No ocurre lo mismo en otras culturas donde la distinción de ruidos en la
oscuridad selvática verbigracia impone un mayor entrenamiento en la
diferenciación y análisis de los estímulos sonoros; siendo de igual utilidad
en la mejor adaptación del individuo el entrenamiento y desarrollo de estos
analizadores: táctil y olfativo.
Nuestra cultura no exige casi ningún entrenamiento a los analizadores
auditivo, táctil, olfativo, gustativo, pero impone un trabajo sobrecargado al
analizador visual, pues un gran porcentaje de oficios y de actividades en
general, acostumbradas en nuestro ambiente social, exigen como pre
rrequisito, el uso adecuado de la visión; es verdad además que el concepto
que se ha formado empíricamente en este molde de apariencias refleja
exactamente todas las deficiencias del medio. Es por ello que se piensa
generalmente, que un individuo privado de visión, es totalmente incapaz, es
más, esa idea se extiende en terrenos alejados del cotidiano hacer y llegar a
creerse que el reflejo de la realidad que hay en el cerebro de una persona
ciega, no corresponde con precisión a ésta, sino que es un trastroque de sus
componentes, formándose una vida mental especial donde imperan la
desesperación o la serenidad según el caso, pero que de todas maneras, está
integrado por ideas y conceptos diferentes de los que maneja la
generalidad. Por supuesto esto tiene repercusiones aun en los círculos de
mayor entrenamiento intelectual los que a menudo rechazan tercamente la
participación de cualquier intelectual ciego, creyendo y comentando a soto
voce que el individuo ciego no tiene una idea exacta de la realidad,
olvidándose por supuesto que el lenguaje y la comunicación humana
ofrecen en sus sistemas de símbolos, la posibilidad de captar por precepto y
no necesariamente en forma empírica las categorías del mundo que nos
rodea: Sus leyes objetivas, las conexiones que le dan sentido, etc.
Desde luego, esta actitud la provoca un. empirismo ingenuo y barato que
no se detiene siquiera a reflexionar que la mayor parte de estos datos que
están manejando los mismos que los sustentan, han sido tomados a través
del segundo sistema de señales, es decir, del lenguaje y que para manejar
conceptos científicos sobre todo, no se requiere necesariamente de la
visión, porque de esta manera sería prácticamente imposible referirnos al
átomo y sus movimientos y a las leyes que rigen su papel primordial en la
materia. Pero esto no es válido exclusivamente para las ciencias físico-
químicas, sino para todas las ciencias, pues ellas son el estudio organizado
de la naturaleza y sus aseveraciones, se dan siempre en conceptos, en
categorías y éstos son siempre posibles de entenderse por el cerebro de
cualquier individuo ciego, que no sufra, por supuesto, ninguna lesión y otra
perturbación funcional. Las matemáticas tienen un inolvidable impulso
creador en la figura de Dídimo y éste era ciego; en Arabia existen muchos
médicos ciegos. Tanto en la Unión Soviética como en otros países
socialistas, los ciegos se han destacado en las matemáticas, la física y la
filología, y otras ramas. «Entre los profesores ciegos de las escuelas de
enseñanza superior y empleados de los institutos de investigación científica
hay 17 doctores y 93 candidatos en ciencias Lev Semionovich Pontriaguin
destacado matemático ruso es jefe de la Sección de Ecuaciones
Diferenciales del Instituto Matemático de la Academia de Ciencias de la
URSS. Hizo muchos descubrimientos de importancia y creó una nueva
rama de las matemáticas, el Álgebra Topológica. Su monografía “Grupos
continuos” fue distinguida con el premio del Estado. Por su obra “Procesos
Optimos de Regu lación” recibió el premio Lenin. Vladimir Ivanovich
Zubov, ciego desde niño estudió en la facultad de mecánica y matemáticas
de la universidad de Leningrado. En 1955 le fue conferido el título de
Candidato en Ciencias Físicas y Matemáticas y cinco años más tarde el de
Doctor en Ciencias
( Candidato es lo que en la escala académica de México corresponde a
Maestria). por su obra “Ciertos Problemas de la Teoría de la Estabilidad y
el Movimiento”. Es profesor de la Universidad de Leningrado, jefe de
laboratorio de los aparatos de control y del centro calculador.
Anatoly Gueorguivich Vitushkin. Ha publicado cuatro trabajos científicos,
es Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas; es primer colaborador en el
Instituto Matemático de la Academia de Ciencias de la URSS.
Valentin Nikolaevich Bochkarev. Es autor de más de 250 trabajos
científicos. Doctor en Ciencias Históricas y Científico Emérito. Trabaja en
el Instituto de la ciudad de Koloma.
Vladimir Vladimirovich Tijomirov. Ha publicado más de 150 trabajos
científicos, algunos de ellos publicados en el Japón, Estados Unidos,
Francia, China, Rumania y la República Federal Alemana. Es jefe de la
Sección de Historia de la Geología en el Instituto Geológico de la
Academia de Ciencias de la URSS. Su trabajo de tesis “El Cáucaso
Menor en el Período Cretáceo Superior” le otorgó el grado de Doctor en
Ciencias Geológicas y Mineralógicas.
Anatoly Ivanovich Lopirin, Doctor en Ciencias Biológicas, goza de fama
mundial por sus trabajos sobre el ganado bovino.
Boris Ignatievich Kovalenko, miembro de la Academia de Ciencias de la
URSS. Encabeza la cátedra de Ciencias Pedagógicas del Instituto
Pedagógico Herzen, en Leningrado.
Olga Ivanovna Scorojodova, candidata en ciencias pedagógicas. Es ciega y
sordomuda a la vez. Cursó la enseñanza media y superior. Escribió dos
libros “Cómo Percibo el Mundo Circundante” y “El Mundo Circundante en
mis Percepciones e Imaginación”. Estos libros han sido publicados en
muchos países. Actualmente trabaja en el Instituto de Defectología de la
Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.
Nikolay Qstrovsky, autor de las novelas “Así se templó el acero” y
“Nacidos de la Tempestad”.
Leonid MijailoViCh Ziuzin. Pianista famoso graduado en el conservatorio
de Moscú.
Iván Yakovlevich Tanitzky, acordeonista renombrados posee el título de
“Artista Emérito de la República”.
Nikolay Petrovich Polikarpov, compositor popular f amoso.
Polina Mijaylovna Gorenstein Lina Po, fue bailarina y maestra de
coreografía, al perder la vista se dedicó a la es cultura y logró obras de gran
maestría: “Bailarina”, “Bailando con chal”, “El Salto”, las imágenes de
Pushkin, Chejov y Paganini, tema de la lucha contra el fascismo, de la
lucha por la paz.
El campo de las disciplinas sociales es desde luego, mucho más propicio y
en él fructifican los esfuerzos de cientos de ciegos que se dedican a la
antropología, la sociología, la filología, tanto en los Estados Unidos corno
en muchos países de Europa y América Latina: Gene Hudson, músico de
Arkansas. Jaime Odsley, psicólogo chileno, Roberto Küffer psicoanalista
chileno... También muchos psicólogos han destacado, aunque la mayoría de
ellos en nuestro hemisferio sustentan una postura idealista y colocan a su
disciplina, dentro de un territorio especulativo. Sin entrar a rebatir ni a
defender los puntos de vista que actualmente se enfrentan en la psicología,
es pertinente aclarar que ésta, es una ciencia a nuestro criterio, que debe
estudiarse desde el ángulo de las ciencias naturales, para llegar desde luego
a sus íntimas conexiones con la cultura debido a la peculiar forma de
trabajo de la corteza cerebral humana y a la manera de vivir en sociedad,
que ha usado siempre el hombre, con sus múltiples consecuencias en la
creación de sus peculiares tipos de hábitos.
Corre por muy diferentes carriles, angostos y a ratos abruptos la suerte de
los ciegos cuando se refiere a las técnicas aplicadas, pues en primer lugar,
por la propia seguridad y la de los demás, quedan automáticamente
cerradas muchas entradas a este campo de las acciones humanas. El manejo
de aparatos complicados, tan difundidos en nuestra hora por todas partes, la
respuesta a señales visuales en una serie incalculable de trabajos, vedan
para siempre el ingreso de los ciegos a muchas áreas de la producción, mas
por otra parte, se ofrecen asimismo innumerables caminos por dónde
transitar hacia la productividad, pues aparte de los oficios tradicionalmente
buscados por los ciegos, tales como la música, la afinación de
instrumentos, la masoterapia y los pequeños comercios, existen en el
campo ocupacional, miles de actividades más a las cuales puede dedicarse
cualquier persona total o parcialmente ciega, según su vocación y sus
aptitudes lo determinen. Para no cerrar este párrafo sin mencionar algunas
de ellas, en las cuales ya se ha demostrado la eficacia, vamos a poner en
lista las siguientes: Locutor de radio, publicista, productor de programas de
televisión y radio, productor cinematográfico, instructor de lenguas en los
laboratorios de idiomas, profesor de alumnos videntes en la enseñanza
media y universitaria, vendedor de libros, aparatos eléctricos y otras
muchas mercancías, consejero jurídico, periodista, psicólogo, mecanógrafo,
radiotécnico, etc.
Desde luego, en la mayoría de estas oficios y de miles que dejamos de
mencionar, se requiere alguna adaptación, según sea el caso, en el equipo
técnico a usarse (aparatos principalmente).
Si toda la sociedad estuviera compuesta exclusivamente por ciegos,
posiblemente la técnica no se hubiese detenido en sus avances pero habría
adecuado a la condición del total de los hombres, sus invenciones.
Quizá hubiera carros con potentes radares al tacto. Muchos aparatos más
que en la actualidad necesariamente exigen la visión para poder ser
manipulados, ajustados a una condición diferente de operadores.
Así como las limitaciones del oído humano, que no alcanza a escuchar sino
a distancia relativamente corta, aquellos estímulos que son seleccionados,
según el interés del momento, o cualquier otro sentido igualmente limitado,
recibiría también una compensación en la adaptación que el hombre
consigue entre su medio y él, en un recíproco adecuarse; para el oído
limitado del hombre, se ha inventado el teléfono, la radio que han dejado ya
en el olvido los primitivos medios de comunicación y que de todas
maneras, suplían ya la deficiencia del oído humano.
Desde luego, en países donde el porcentaje de ceguera es más pronunciado,
el problema se capta con mayor precisión y las soluciones vienen con
mayor prontitud y justeza.
En el Reino Arabe Unido y en la India por ejemplo, la población de ciegos
es muy gruesa y es en esos países donde se capta con mayor naturalidad, la
calidad del ciego en muchos trabajos, incluso se ha dado el caso, que en
nuestro habitante sería realmente insólito, de que no ha muchos años, el
Ministro de Educación en Egipto era ciego.
Existen multitudes de criterios clasificatorios para establecer diferentes
capas en la sociedad humana, aquí se utilizará el que corresponde con
mayor precisión, a una idea científica de las relaciones humanas, para
demostrar cómo, de la organización social, se deriva la mayor barrera que
el ciego, como elemento marginado, discriminado y no ra ras veces
explotado en los más diversos sentidos, sufre toda la violencia de este
estado de cosas.
( En l India hay actualmente 2.000,000 de ciegos aproximadamente).
(Taba Husei,t nació en Magaga (Egipto medio) el 14 de noviembre de
1889. Se doctoró en la Sorbona, cuenta con docenas de publicaciones
exrector de la Universidad de Alejandría, ex profesor de la Universidad de
El Cairo, ex ministro de educación y presidente de la Federación de
escritores egipcios).
Se ha pensado que clasificar a la sociedad de acuerdo con los ingresos
económicos de los individuos, resulta suficientemente objetivo y hasta
permite establecer una tabulación que va desde la clase pobre popular,
pasando por la clase alta popular, clase baja media, clase media medía, y
clase alta media, hasta clase alta alta. Asimismo se ha creído que establecer
clasificaciones tomando en cuenta los lugares de concurrencia a donde
asisten individuos, es una manera sencilla de captar sus gustos y
preferencias que puede ser el basamento ideal que diferencia a cada una de
las clases; quienes van a clubes, quienes van a iglesias, quienes viajan al
extranjero, etc., etc.
Pero estas y otras clasificaciones, no se refieren jamás, a la capacidad
económica que cada individuo puede tener para comprar el trabajo de los
otros y mucho menos, a la necesidad que tiene la mayoría de vender su
trabajo como mercancía de uso.
Como en resumen hay individuos que son propietarios de los bienes de
producción y hay individuos que cuentan como único valor vendible en el
mundo de la compra y venta en que vivimos con su fuerza de trabajo y sus
habilidades para realizarlo, hay pues, dos clases sociales, dentro de las
cuales algunos ganan más y otros menos, donde cada quien se adhiere a
diferentes grupos religiosos, de recreación, etc., según sean sus gustos,
determinados quizá por la endoculturación a que hubo de someterse desde
su infancia.
La clase de los propietarios es desde luego, la clase minoritaria en todo el
globo terráqueo, mientras que la de los trabajadores, es la clase mayoritaria,
siendo así fácilmente explicable por la ley de las probabilidades que la
mayor incidencia de casos de ceguera recae en el grupo mayoritario.
Particularmente en nuestro país en el área campesina que es la más
desposeída y explotada,
Por una parte, la ausencia de elementos y medios para la preparación que
sufre la clase de los desposeídos y por otra, las condiciones de trabajo, que
en nuestro país imponen con todo derecho los propietarios, encierran no
sólo a los ciegos, sino a todos los disminuidos físicos entre un muro y un
acero del que solo pueden librarlos una transformación social radical. Su
situación se agrava, pues es evidente que un trabajador sano rendirá más
que un trabajador lisiado y sobre todo, causará menos problemas a los
dueños de los bienes de producción. Así se explica la idea de la
incapacidad, de su inutilidad, volcándolos generalmente hacia actividades
denigrantes tales como la limosna, que no en es casas ocasiones, es también
un medio de explotación “de comercialización del defecto” ya por el propio
individuo, ya por la familia, y en muchos casos, por hampones que viven
de este tipo de actividades, organizando verdaderas mafias, en las que se
revuelven limosneros con ladrones, asaltantes, traficantes de drogas, etc.,
etc.
Un ciego que es propietario, en primer lugar ha tenido oportunidad de
educarse en la mayoría de los casos y luego, puede organizar su empresa de
acuerdo a sus deseos, ajustándola así, a su propia condición física;
resolviendo de este modo cualquier problema en su adaptación al trabajo.
En los Estados Unidos hay una gran cantidad de ciegos propietarios que en
sus empresas realizan un papel administrativo excelente; en España hay
varios casos, siendo sobresaliente el de don Igriancio Satrustegui que es
propietario de una empresa de tele-radio comunicaciones y trabaja en ella
como gerente
Pero nuestros ciegos del área rural o de la ciudad, que saben que deben
vender su fuerza de trabajo para poder subsistir, tambaleándose en un
mundo desorganizado, cruel, egoísta, responden a esa avasalladora invasión
de estímulos negativos, con angustia, desconfianza, irritabilidad, agresi
vidad descontrolada. De esta manera, los ciegos, al igual que todos los
deficitarios físicos, sufren una doble explotación. Por una parte, debido a su
situación de trabajadores-empleados o desempleados y por otra, debido
propiamente a la deficiencia en sí.
Esta situación es la que hace derivar a los individuos a las más diversas
formas de allegarse el sustento. Formas que van desde la dádiva,
lastimeramente solicitada, hasta las tácticas antisociales de mayor ingenio
como la estafa o el raterismo organizados. Los individuos necesitan vivir y
la sociedad les niega una ubicación decorosa, ello hace que fácilmente
adquieran hábitos que garanticen su subsistencia en medio de ese mundo
que los relega, los olvida y los abandona.
Por otra parte, la incidencia de las enfermedades oftalmológicas, tales
como tracoma, onchocerchosis, oftalmía purulenta, llega a su máximo en el
área rural, debido a las bajas condiciones higiénicas en que e desenvuelve
la vida campesina en nuestro país. Los pantanos, la ausencia de
desinfectantes, la carencia de asistencia sanitaria durante el parto, el
desconocimiento de métodos asépticos, etc., mantienen una permanente
amenaza sobre toda la población campesina, cobrando innumerables
víctimas, en la mayoría de los casos desde la niñez misma.
Ocurre que gran cantidad de trabajadores, que se desenvuelve con relativa
normalidad, están clasificados según las tablas utilizadas en América Latina
como personas ciegas, lo que en otros habitantes les garantizaría una
enseñanza especializada y un cuidado particular para el resto de la visión
que aún conservan.
(La Primera Conferencia Interamericana para el Bienestar de los ciegos,
apoya la siguiente definición mínima de ceguera, e insta a todos los
gobiernos y organizaciones responsables de la extensión de servicios para
ciegos, que la acepten en carácter de tal. Esta definición fue incluida por la
Organización Mundial de la Salud en la «Clasificación Internacional de
Enfermedades, revisión 1955a. La definición de ceguera comprende:

A Ausencia total de visión,


B Agudeza visual no mayor de 6/60 ó 20/200 (Snellen) en el mejor ojo, con
lentes de corrección máxima; y
C Seria limitación en el campo visual, por lo general hasta un extremo no
mayor de 20 grados.
La Conferencia recomienda a la Asociación Panamericana de
Oftalmología, la aceptación de esta definición, instándolo a que promueva
su adopción y el uso de la misma, entre las asociaciones de la especialidad
y otras entidades afines a través de esta región”.
Tomada en las Resoluciones adoptadas por la Primera Conferencia
Interamericana para el Bienestar de los Ciegos, celebrada en Guatemala, en
marzo de 1961,
No sólo en el campo, sino en la ciudad, es fácil descubrir a esos
trabajadores que de una manera u otra, se las ingenian para disimular su
falta de visión. Aprenden a utilizar el tacto, el oído y procurando no
delatarse ante los demás, cosa que les es sumamente problemática porque
generalmente tienen que acercarse demasiado los objetos a la cara o bien
cometen torpezas al confiarse exclusivamente a su resto visual.
Es increíble, pero se trata de un hecho doloroso y significativo, pero
muchos ciclistas jóvenes son casi ciegos. El caso patético de un anciano de
esos que se ganan la vida tirando de su carreta, ha conmovido a quienes lo
han observado. Trabaja en las inmediaciones de la colonia La limonada (en
punto céntrico de nuestra capital guatemalteca) y se trata de una persona
que ha perdido casi totalmente la vista. Se maneja al oído entre los carros y
sólo su pericia como ciego le ha evitado morir en un accidente provocado
por él mismo.
Los ciegos compelidos a ganarse la vida en una sociedad que los
discrimina, tienen dos caminos igualmente tortuosos por tomar: A)
Explotar su propio defecto (limosna); B) disimular hasta donde les sea
posible la deficiencia física.
Resulta pues que debido a las deformaciones impuestas por la sociedad, es
que el defecto físico se convierta en un factor problemático y doloroso,
cosa que no ocurre en sociedades organizadas donde el individuo es
respetado plenamente con todas las características de su personalidad.

LOGROS DEL MOVIMIENTO TIFLOLOGICO EN LA ACTUALIDAD

Capítulo VI
LOGROS DEL MOVIMIENTO TIFLOLOGICO EN LA ACTUALIDAD

Excepto en muy pocos países del mundo, las adquisiciones materiales han
enriquecido de manera, notable el basamento físico y económico de las
obras tiflológicas nacionales.
Son ya muy pocos países los que no cuentan con una escuela para ciegos
por lo menos (es tristemente notorio, en nuestro istmo, el caso de
Nicaragua). En general las etapas iniciales van quedando atrás y los
movimientos tiflolágicos surgen a la vida colectiva, cada vez con mayor
vigor y sobre un campo más amplio donde se desarrollan sus acciones. Ello
no obstante, según sea el nivel do desarrollo donde cada movimiento se
encuentre, éste se ve envuelto en las contradicciones generales de su época,
las particulares en que se desenvuelve la asistencia social y las singulares
propias del hacer de la Tiflología. Así, los avances logrados en éste o en el
otro movimiento en favor de los ciegos, dependen en primerísimo lugar, del
grado de organización y de evolución política económica de la sociedad a
que pertenezca. Como una consecuencia inmediata de la situación social de
cada país, dependen también los movimientos tiflológicos, de la
organización y funcionalidad de la asistencia social en general. Y por
último, tales logros dependen del enfoque particular que el Estado o las
organizaciones tiflológicas den a la problemática específica de su campo de
acción. Esto significa que aun cuando en los enfoques de la obra
tiflológica, pueda tenerse una posición correcta, ella no bastará para
alcanzar, en la praxis, los fines anhelados. Se hace necesario que toda la
asistencia social del país en cuestión, esté determinada por tesis y acciones
científicas para que los procedimientos correspondientes a tales tesis y
acciones, involucren la obra en favor de los ciegos. Además para que se dé
el fenómeno de una asistencia social generalizada, exenta de discriminacio
nes y perfectamente planificada, se impone un nuevo semblante social,
correspondiente a un nuevo basamento político económico. Ello significa
que, dentro de un determinado sistema económico-social, por avanzado que
se encuentre el plan de asistencia social, no podrá desprenderse de las
consecuencias que las estructuras económicas determinan sobre toda la
población, consecuencia que a su vez, repercute en los movimientos
tiflológicos como pieza del sistema asistencial general imponiendo sus
leyes y sus contradicciones. Sólo cuando las relaciones de producción
corresponden a las exigencias históricas de las fuerzas productivas, se hace
una ecuánime distribución de los beneficios sociales y entre ellos la
asistencia social, en su carácter educativo, médico y laboral. Se señalarán
pues, en el desarrollo de este breve trabajo tres aspectos distintos del
progreso en el hacer tiflológico de los distintos países, son ellos a saber: 1°
Conciencia y planteamiento del problema (aspecto gnósico); 2° Nivel
económico de cada movimiento (aspecto material-básico); 3°
Desenvolvimiento práxico de los postulados, logro de fines (aspecto
social).

ASPECTO GNOSICO

El nivel teórico, expresión del aspecto gnósico del problema se encuentran


en general, en la actualidad, satisfactoriamente desarrollado y elaborado. Se
han acumulado, alrededor de los distintos tópicos que encierra la
Tiflología, gran número de tesis y planteamientos que en cuanto a la
descripción de situaciones y a la proposición de soluciones varían poco
entre sí. Desde luego que un análisis más cuidadoso, que supere el mero
examen de los elementos y llegue hasta el substrato en que se sustentan las
posturas prácticas frente al problema, dejará al descubierto dos maneras
distintas de atacar la realidad. Por una parte, aquel tipo de mentalidad
sujeto estrictamente a la teorización, bajo cuyo molde operan las ideas de
un idealismo limitante. Basta para este tipo de mentalidad con las
transformaciones educacionales, los aportes espirituales y una
acomodación, —no importa que ésta sea forzada— al sistema de trabajo ya
existente.
Por otra parte, se descubre el tipo de mentalidad que reconoce en los
grandes cambios sociales, la fuente de los verdaderos cambios individuales
y que en lugar de querer ajustar a un sistema discriminatorio y explotador,
los escasos logros de colocación laboral, toma esta situación como una
necesidad pasajera, que debe esperar y promover variantes generales que al
dar un nuevo sentido al trabajo y su organización, no discrimine a nadie y
por lo tanto, tampoco a los deficitarios físicos, y entre ellos a los ciegos.
En cuanto al fenómeno de la teorización, alimentada por la mentalidad del
tipo idealista, se nota, no sólo en sus proposiciones sino en todas sus
aseveraciones en general, un marcado sentido especulativo,
preferentemente conformista en cuanto a la realidad total y no raras veces,
perfecta mente encubridor de sentimientos caritativos. Acude por lo regular
a las altas mesas de discusión internacional, con su nutrido bagaje de
afirmaciones, presentando cuadros en los que el poder de la simple tarea
educativa y el papel de la labor publicitaria, se agigante a tal grado, que sus
propios creadores llegan en no pocas ocasiones, a convencerse de la
“irresistible influencia” de su pensamiento. De aquí, que con toda
naturalidad se desprenda de las exposiciones, en las que se describe la
estructura y el funcionamiento de las organizaciones tiflológicas,
mixtificadas afirmaciones que abultan insospechadamente los logros reales,
hasta transformarlos a los ojos de los espectadores en éxitos rotundos.
Este fenómeno, que no corresponde estrictamente a una actividad de falsa
apariencia, desata una especie de competición entre país y país y entre
todas las organizaciones dedicadas al problema de los ciegos, en la cual la
carrera verbal, no se dirige a exponer los hechos reales de manera objetiva,
ni mucho menos los fracasos y limitaciones, sino que basándose en
parciales conquistas o en algunos que otros éxitos individuales, se formulan
grandes pantallas deslumbrantes donde cada quién pretende ser el primero
y donde, según la pericia que cada quién se atribuye, se están alcanzando
más y más éxitos colectivos. Sin embargo, la realidad se vuelve al
espectador sereno, al doloroso escenario en el cua1, la fuerza de la
situación económica y social es el elemento determinante, quedando la
fuerza de la teoría revolviéndose en sus especulaciones y dando por
veraces, los objetivos que ella misma crea. Mientras la población de ciegos
crece en proporción al aumento de la tasa de población, las instituciones
tiflológicas riquísimas en planteamientos y especulaciones teóricas y no
raras veces con una base material que las sustenta, no logran salvar de la
miseria educativa y económica, sino a muy limitadas proporciones de
ciegos que asumen de esta manera un involuntario papel de “privilegiados”
es más, muchos de los que están en vía de salvarse son retraídos a su
situación inicial por el deshumanizado engranaje de las estructuras
actuales. Así, no sólo en nuestro país sino que en muchos otros de América
Latina y en buena parte también en los Estados Unidos, luego de la
enseñanza primaria o de algún entrenamiento en centros de rehabilitación,
los sujetos vuelven al triste abandono de sus hogares, sin ninguna
protección social y lo que es peor, sin ningún programa de vida.
Saber pues, es una cosa. Hacer, es otra bien distinta. Las instituciones
tiflológicas saben a la fecha: Saber que puede estar retratando o no con
precisión el acontecer de los hechos, pero desgraciadamente no saben cómo
hacerlo. La verdad es que falta el conocimiento de la praxis social, aun en
su más limitada expresión de las especializaciones. Se hace necesario
transformar el medio, aunque ello sea en la más limitada área de la
beneficencia pública, sin embargo, las instituciones tiflológicas más
parecen acoplarse a ese medio, aceptar sus imposiciones y aunque en buena
parte, los conocimientos acumulados podrían servir de incentivos
intelectuales, para procurar las más modestas transformaciones que
permitieran una forma más desahogada de operar, se quedan aprisionadas
en el medio encumbrándose en altísimas torres especulativas y
propagandísticas pero sin haber logrado atrapar lo esencial del saber:. El
saber de qué manera hacer, esto es, el conocer de qué manera aplicar los
elementos teóricos a la realidad, o sea, fundamentalmente, de qué manera
tratar a esa realidad para que haya cada vez más coincidencia, entre el saber
y el hacer.

ASPECTO MATERIAL

En buena parte las instituciones tiflológicas, podrían reflejar el nivel de


desarrollo económico del país a que pertenecen. Sin embargo, parece estar
en general, un paso adelante, ya que en la mayoría de los casos han gozado
siempre de la simpatía oficial, lo que les ha permitido abrirse campo en este
terreno, consiguiendo para sí ventajas de las que no gozan otras
instituciones. Entre estas ventajas pueden enumerarse las siguientes:
Subvenciones estatales, lotería, almacenes y otros negocios, exoneración de
impuestos sobre rentas, aduanales y de otro tipo.
En general, en casi todos los países, las instituciones tiflológicas cuentan
con una red de edificios, pero más o menos apropiados para la enseñanza y
la administración. En los Estados Unidos existen grandes imprentas Braille;
la “Light House” sostenida por la colonia israelita posee en Nueva York un
amplio edificio de 14 pisos. Igualmente otras instituciones, poseen
espaciosas escuelas e institutos. El “Arkansas Interprise for the Blind”
cuenta con cuatro edificios que se distribuyen de la siguiente manera: Al
centro un amplísimo patio de unos 40 por 30 metros, un dormitorio para
hombres al norte, uno para mujeres al sur, las oficinas administrativas al
oeste y el edificio de clases de aquel centro de rehabilitación al este. Tanto
en este último centro, como en otras instituciones de los Estados Unidor se
utiliza el sistema de becas estatales. Esto significa que cada Estado cubre
en su totalidad los gastos de inscripciones, colegiatura y pensiones
mensuales de cada alumno que envía a adiestrarse.
En América Latina existen en la actualidad un sinnúmero de instituciones
tiflológicas: Asociaciones de Ciegos, imprentas Braille, (México, Brasil,
Uruguay, Argentina, principalmente), escuelas para ciegos, algunos
institutos secundarios, centros de rehabilitación, bibliotecas, centros de
trascripción, centros de grabación (México, El Salvador, Colombia, Brasil y
Argentina), se utiliza en estos centros el sistema de grabadoras y el del libro
parlante.
Desde luego, corresponde al desarrollo económico de cada Estado, el nivel
financiero de sus instituciones. En los Estado Unidos, las instituciones
tiflológicas participan de las contradicciones de la economía de todo el
país. Las hay muy ricas y las hay muy pobres, están sometidas entre si a la
rivalidad en el camino hacia el éxito, y naturalmente, sufren de crisis
regulares.
En general, en Europa, el panorama refleja una realidad muy similar.
Abundancia de instituciones tiflológicas, desnivel entre ellas, competición
y períodos de crisis.
En América Latina panorámicamente contemplado el desarrollo de las
instituciones tiflológicas, presenta algunas desventajosas variantes; toman
siempre el carácter de la competición, del desnivel pero más bien parecen
mantenerse en permanente crisis, pues aunque la pujanza económica de
algunas de ellas, es realmente manifiesta, jamás alcanza a cubrir las
necesidades del país a que pertenece, necesidades que se marcan en un
inevitable crescendo a cuyo ritmo no pueden corresponder de ninguna
manera las instituciones tiflológicas tradicionales.
Es obligatorio tocar, aunque ello sea de manera leve. el panorama que se
vive en países cuyo sistema económico- político, corresponde a un modo
de producción no capitalista, esto es, los países socialistas. Los hechos,
expuestos de manera objetiva y sin ninguna mira propagandística, sólo
tienen un valor científico, que de ninguna manera pretenden exaltar o
denigrar alguna postura ideológica y política. Los hechos aquí consignados,
no son meras creaciones literarias, pueden corroborarse experiencialmente
o bien, puede recogerse testimonio de ellos en las voces autorizadas de
dirigentes ciegos de muchos países de Europa y aun de Estados Unidos y
América Latina.
Antes de la Revolución de 1917, había en Rusia 300,000 ciegos totales y
aproximadamente 600,000 ciegos legales —de acuerdo con la tabulación
actual que corresponde exactamente a la usada en nuestro país, para la
clasificación de la ceguera. Durante la época zarista, de toda esta cantidad
de personas, únicamente ocho lograron alcanzar estudios superiores. El
panorama hoy día es totalmente diferente
Los ciegos, representados por la Sociedad de Ciegos de la URSS, manejan
por sí mismos y con toda autoridad sus propios asuntos. El gobierno y el
Estado no hacen sino prestarles todo el apoyo necesario en las diferentes
áreas de sus realizaciones. El 6 de abril de 1925 se realiza el Primer
Congreso de Ciegos que sentó las bases para la creación de la Sociedad de
la Federación Rusa VOS. En 1928 más de 2,000 ciegos ostentaron el título
de obreros. Se abrieron las puertas de los centros de enseñanza media y
superior. Gracias al plan de saneamiento se redujo la tasa de ceguera por
causas de enfermedades infectocontagiosas. La Sociedad de Ciegos de la
URSS está organizada de tal manera que sus miembros directivos son
democráticamente electos, cada dos años, por todos los miembros de la
misma. En cada república existe un buró dirigente de cuyos cargos, solo el
presidente y vicepresidente obtienen salario de la ciudad. La Sociedad
organiza a sus miembros de acuerdo con dos criterios básicos: a) conforme
a los centros de trabajo donde laboran; b) de acuerdo con el territorio donde
viven si es que por razones de edad o algún otro impedimento, no trabajan.
La sociedad de ciegos cuenta con más de 163,800 miembros. Son
miembros todos los ciegos mayores de 14 años. “La totalidad de los ciegos,
según sus edades, se distribuye del modo siguiente: Hasta los 7 años
Constituyen el 0,2%; de 7 a 16 forman el 2.6%; las personas mayores de 60
años en 33.1%. A pesar de que la totalidad de la población del país aumentó
después de la Gran Revolución Socialista, de Octubre, de un modo
considerable el número de ciegos de edad adulta disminuyó tres veces y la
cantidad de niños sin vista disminuyó cinco veces. Esto también se
comprueba por la clasificación de ciegos, según sus edades, en la República
Socialista Federativa de Rusia”
El buró de las organizaciones territoriales se encarga de: “La incorporación
racional de los ciegos al trabajo, la organización científica del trabajo,
desarrollo de los hábitos de los ciegos en el autoservicio y orientación
independiente, organización del estudio del sistema Braille,
familiarización de los ciegos con el empleo de los aparatos tiflo- técnicos”
La mayoría de los componentes de las organizaciones locales son ancianos
que reciben los beneficios de tales organizaciones en distintos sentidos.
Construcción de viviendas, reparación de las mismas, tareas a domicilio,
subsidio por invalidez, instrucción en movilidad, y Braille, lectores y co-
laboradores para el arreglo de la casa y de los terrenos, (pequeñas granjas).
Estas organizaciones cuentan con el ser vicio de voluntarios.
“El Estado mantiene estrechos vínculos con el trabajo de la Sociedad de
Ciegos. El Ministerio de Educación y Cultura se hace cargo de la
enseñanza y dotación de libros. En la planificación económica se tiene en
cuenta la labor productiva de la sociedad en cuanto a la dotación de maqu-
naria, equipo, transporte, etc. Así como en cuanto a la venta de la
producción. Se estudia con la dirección de la sociedad, la promulgación de
leyes adecuadas y se realizan constantes investigaciones científicas en
cuanto a la ceguera, a la educación de niños con débil visión, etc. El Insti-
tuto Tiflológico estudia la elaboración de materiales especializados y las
formas de enseñanza para niños ciegos. La Sociedad de Ciegos de la
Federación Rusa es la única organización representativa de los ciegos en
esta república. Ella elabora y presenta a la consideración de los órganos
estatales y del gobierno las propuestas referentes al mejoramiento del
servicio, del trabajo, vida y cultura de los ciegos. Se puede decir que en la
actualidad, no existe ningún problema científico o práctico, referente a los
ciegos, en cuya solución no tome parte la Sociedad de Ciegos”.
Dos pasos en el adiestramiento laboral: Rehabilitación y adiestramiento en
las empresas de producción o en las escuelas.
“Escuelas para el restablecimiento de la capacidad de trabajo”. Datan de
1963. Tienen programas de cuatro meses, pero depende de la capacidad
personal de cada educando para que éstos se acorten o se prolonguen hasta
ocho o más meses. Son totalmente gratuitas. Se admiten a partir de los 16
años con prioridad quienes han perdido la vista recientemente.
Escuelas de: Cheboksari en Chuvashia (Rusia Central) para 80 educandos.
Biysk, en Altay para Siberia y Extremo Oriente, para 40 educandos.
El aprendizaje laboral en las empresas de la Sociedad, se hace bajo la
dirección del ingeniero principal. Hay ingenieros, educadores y obreros
altamente calificados encargados de esta enseñanza, que son quienes
escogen con el interesado, según su vocación y capacidades, el trabajo más
adecuado.
Se trata de empresas de producción y estudios.
Orientación, movilidad, propiedades de los materiales y materias primas,
conocimientos de las herramientas y partes del equipo, tecnología de la
producción, métodos de trabajo, reglas de seguridad técnica e higiénica de
la producción.
“Cada año en las empresas de aprendizaje estudian y elevan su calificación
más de siete mil ciegos. Hoy día podemos decir con seguridad que en
ningún otro país del mundo se realiza la enseñanza de las profesiones
industriales a los ciegos en una cantidad tan considerable como en la
URSS. Los ciegos adquieren profesiones y trabajan de montadores,
ajustadores, estampadores de metal en frío, taladradores, torneros, obreros
de torno revólver, fresadores obreros de diferentes especialidades de las
producciones mecanizadas de cartonaje, de punto, de elaboración de
madera de cepillos, etc.”
Escuela profesional de masajistas funciona en la ciudad de Kislovodsk
(Balneario).
Planeada para cien alumnos con un período de estudios de 2 años.
Requisitos: Enseñanza secundaria, edad de 18 a 30 años. Los alumnos que
tienen remanentes visuales pueden tomar cursos adicionales para graduarse
de orientadores de cultura física y medicinal y fisioterapeuta.
Gabinetes de masaje, clínica y sala deportiva. Está equipada con materiales
anatómicos y gráficos. Las prácticas las realizan en los sanatorios y
balnearios.
Reciben título de masajistas, los profesores son médicos y técnicos
prácticos.
Reciben también el certificado de graduación de la escuela secundaria
especial de medicina. Su equipo lo reciben gratis al graduarse. Escuela
musical de Kursk, cuatro años de enseñanza. Capacidad para 142
estudiantes. La escuela fue creada en los años de la Gran Guerra Patria para
los combatientes privados de la vista que deseaban adquirir enseñanza
musical. En la actualidad sólo se admiten de 1 a 30 años de edad. Al
concluir sus estudios se dirigen a trabajar en casas de descanso, clubes y
escuelas musicales y de enseñanza secundaria. Cada uno recibe un
acordeón gratuitamente. La escuela cuenta con clases para afinadores de
piano. Escuela profesional de preparación de los ciegos para el trabajo de
los koljoses y sovjoses. Funciona en Kaluga desde 1953. Los prepara como
toneleros y talabarteros, carpintero-toneleros. Duración de 10 meses. Ca-
pacidad para 50 alumnos. En su mayoría son ciegos parciales, todos son
koljoseanos o sovjoseanos.
“Sin embargo, los problemas de colocación y la organización del trabajo en
el campo están relacionados con bastantes dificultades. Sin contar otras
causas, esto se debe a la falta de una mecanización del trabajo al alcance de
los ciegos, al gran esfuerzo físico que caracteriza los trabajos agrícolas y lo
difícil que es para un ciego orientarse en el espacio cuando se traslada a
grandes distancias durante el trabajo en el campo, huerto, etc. Por estas
razones, el problema de colocación de los ciegos en la agricultura se
resuelve con mayor facilidad si ellos tienen al menos una pequeña vista
residual. Las personas ciegas con pequeña vista residual trabajan
exitosamente de ordeñadores, en distintos trabajos campestres y en las
brigadas de horticultura, junto con hombres de vista normal se dedican a la
avicultura y cría de conejos, etc.”.
La Sociedad de ciegos de la URSS creció rápidamente, a tal punto que la
pensión estatal que la sostenía al principio, no sólo ya no fue necesaria sino
que se invirtió totalmente siendo ahora la Sociedad quien paga al Estado un
25% de sus ingresos anuales. En 1966, el valor de la producción de las
Empresas de la Sociedad fue de 337.0 millones de Rublos. “Las empresas
de la Sociedad producen hoy día motores eléctricos, transformadores de
reducción, aparatos de alto y bajo voltaje, equipos luminotécnicos, gran
número de artículos de montajes eléctricos, piezas de repuesto para
automóviles, tractores y máquinas agrícolas y muchos otros artículos”.
Al elaborar el proceso tecnológico era necesario garantizar el empleo
máximo del trabajo de los ciegos en la producción. Al mismo tiempo se
diseñó una gran cantidad de estampas, dispositivos destinados a garantizar
la seguridad del trabajo del ciego y ampliar la posibilidad del empleo de su
trabajo. Se debe destacar que el proceso tecnológico, ocupa de 70 a 90% de
los ciegos. La Sociedad recibió prestaciones del estado hasta 1951, gasta
anualmente cerca de 50% de sus ingresos en la construcción general,
ampliación y perfeccionamiento de la producción; un 10% para el trabajo
cultural y deportivo y sostenimiento de los clubes; el 5% de los ingresos se
destinan para la curación en balnearios y sanatorios y para la organización
del reposo. Los beneficios de la Sociedad le permiten gastar anualmente
hasta 20 millones de rublos para la construcción general y poner en servicio
de 180 a 200 mil metros cúbicos de obras industriales, de 40 a 50 mil
metros cuadrados de vivienda, muchos clubes e instituciones infantiles.”
La Sociedad de ciegos, atiende por supuesto, no sólo problemas laborales
de colocación y producción, sino también los estudios de los ciegos en
todos los niveles educativos; para ello cuenta con el apoyo del Ministerio
de Educación y Cultura. “Cada año en las escuelas de enseñanza superior y
enseñanza media especial de la federación rusa, cursan 600 estudiantes
ciegos. Todos ellos reciben del estado una beca que es 1.5 veces mayor de
la normal y después del primer año de estudios, una pensión.
La esfera de aplicación del trabajo en la URSS, no se limita a las empresas
industriales y de agricultura. Cerca de mil ciegos están ocupados en el
trabajo intelectual. Entre ellos se pueden citar: 174 profesores de escuelas
de enseñanza superior; 283 profesores de escuelas de enseñanza media
especial; más de 400 maestros de escuelas secundarias; más de mil
músicos, cantantes, dirigentes de los círculos de música y de canto coral;
cerca de 500 administradores (directores de empresas, vicedirectores, jefes
de talleres, maestros, etc.); muchos abogados, jurisconsultos, literatos,
operadores de computadores electrónicos, etc.”.
En la URSS existen escuelas especiales para los niños ciegos y 16 escuelas
para los niños de vista débil. El porcentaje de niños totalmente ciegos de la
población escolar es d 16%, como el contingente de niños ciegos se reduce
cada año, las escuelas para ciegos se ven obligadas a admitir a niños de
vista débil para llenar el cupo. El estudio en estas escuelas da el mismo
derecho que las escuelas corrientes para ingresar a la enseñanza superior.
En estas mismas escuelas se contempla la educación preescolar para niños
de 4 y 5 años. Existen 28 escuelas nocturnas para ciegos y 5 por
correspondencia de enseñanza media.

ASPECTO SOCIAL
Como puede inferirse fácilmente, de la exposición contenida en el apartado
anterior, dedicado al aspecto material, las transformaciones sociales que
permiten la elevación del nivel organizativo, económico, educativo, etc., de
las instituciones tiflológicas, son en esencia las mismas que influyen sobre
la población total para la eliminación de las discriminaciones y de la
explotación.
De esta manera comprendidas las cosas, puede concluirse en que sólo las
transformaciones generales permitirán un avance en cada una de las partes,
esto es, que sólo el cambio radical de las estructuras permitirá nuevas
concepciones y nuevos lineamientos en la asistencia social y por ende en la
Tiflología. Sin embargo, muchos rasgos nuevos ingresan por distintos
caminos y en distintos lugares de la sociedad y permiten aun dentro del
sistema discriminatorio de las instituciones, una gradación relativa que le
da mayores ventajas a algunos países y mayores desventajas a otros, mayo
res ventajas a algunas instituciones tiflológicas y mayores desventajas a
otras. Así por ejemplo es claramente perceptible la ventaja que existe en los
países donde las instituciones tiflológicas han proliferado y se han
enriquecido, como es obvia la desventaja de los ciegos que viven en países
atrasados, pobres y sin siquiera una escuela para ciegos.
Dentro de lo limitado de un campo especifico como es la tiflología, pueden
darse también acciones, cuya irradiación se proyecte a sectores más
amplios y contribuya de manera eficaz a propiciar cambios materiales o
intelectuales en un sentido positivo, traduciéndose en pasos superados de
fórmulas anteriores, no importa que ello se dé en forma muy mínima. La
verdad es que muchos factores cuantitativos se van reuniendo por la acción
social de la vida misma, hasta darle un nuevo semblante al estado de la
lucha tiflológica, creando de este modo las condiciones necesarias que
favorecen los cambios cualitativos de la obra en general y de las
instituciones en particular.
El aspecto social de la tiflología en la actualidad, esto es, su nivel
organizativo y la amplitud de su campo de operaciones, la profundidad en
que han calado sus tesis y su problemática en la mentalidad colectiva,
pueden apreciarse con cierta precisión examinando las siguientes facetas de
la misma; incorporación real de los ciegos a la vida productiva, tanto
cualitativa como cuantitativamente; legislación, financiamiento y
educación popular respecto a los problemas de los ciegos.
Respecto al primer rubro, aunque existe en la gran mayoría de países una
real dificultad para que los ciegos se integren a la vida productiva de
manera eficaz y normal, es realmente sensible la tendencia generalizada
hacia una mayor aceptación del individuo ciego en todos los círculos del
diario hacer humano; relaciones interpersonales, relaciones amorosas,
relaciones de trabajo, relaciones educativas, relaciones de creación, etc.
Asimismo en cuanto a la emisión de leyes relacionadas con los problemas
de los ciegos, puede afirmarse que en todo el mundo, excepto tristes casos
aislados como el de nuestro país, la tendencia generalizada apunta hacia
metas perfectamente definidas; suavizar la discriminación de los ciegos o
evitarla de raíz, facilitar su incorporación al campo de los estudios y del
trabajo y procurar que sean los propios ciegos, cada vez con mayor
participación, los que manejen sus instituciones y sus asuntos.
Resolución N° 2. Art. 3.
Recomendar a los gobiernos de América la dación de una ley que garantice
el trabajo estable y bien remunerado a ciegos que acrediten su capacidad de
competencia, señalando un porcentaje mínimo en el personal al servicio del
Estado y empresas particulares.
Acuerdo y Resoluciones del Primer Congreso Panamericano de Ciegos.
Lima, Perú, 2/11.11, 1956. pág. 15.
Resolución N°3. Art. 1.
Las leyes de Seguridad Social en todos los países, deben contener
disposiciones especiales que tiendan a compensar las desventajas
inherentes a la ceguera y siempre con la mira de conservar el incentivo para
el trabajo y no para considerarlos como trabajadores en condición de
inferioridad.
Acuerdos y Resoluciones del Primer Congreso Panamericano de Ciegos.
Lima. Perú, 2/11.11, 1956. pág. 16.
Ver Apéndice N°. X

Respecto al financiamiento de las instituciones tiflológicas existen 3 formas


diferentes cuyo grado de eficacia puede medirse de la siguiente manera: a)
la menos eficaz, donativos y aportes caritativos; b) regularmente eficaz,
absoluto financiamiento estatal; c) de mayor eficacia, el auto-
financiamiento basado en la propia producción. Las rifas, loterías son
ingeniosas fórmulas del grado a) de financia miento.
En cuanto a la educación popular debe señalarse que su mayor finalidad es
la de interesar a la sociedad sobre los problemas específicos de los ciegos
de modo que la respuesta popular ante las necesidades de un determinado
sector de la población, se hace más positiva y objetiva a medida que la
conciencia de los problemas sociales en general, va prendiendo en la
mentalidad de las masas. Ello no obstante, no deben desestimarse los
programas de divulgación, propaganda y relaciones públicas tendientes a
ablandar el medio, ya que de su influencia puede obtenerse la colaboración
que garantice mayor número de puertas abiertas para los individuos ciegos.
En la actualidad existen recios y bien montados programas de orientación,
sobre todo en Europa y los Estados Unidos que tratan de golpear sobre la
indiferencia colectiva, creando un ambiente más propicio para la
incorporación de los ciegos al trabajo y la sociedad y para la adaptación del
trabajo y de la sociedad a las necesidades de los ciegos.
Como ha quedado apuntado en el apartado anterior, existe ya un amplio
sector de la humanidad, dentro del cual la problemática social de la ceguera
ha dejado de tener particularidad para integrarse a la problemática general
de todo el pueblo. Esta ambiciosa meta no se puede alcanzar sin contar con
la participación del hombre, del obrero, del dirigente, del educador en la
construcción consciente de su propia historia colectiva. Sin embargo,
contando con que la conciencia va despertando por grados y que las
conquistas materiales van adquiriéndose igualmente por etapas, los ciegos,
aún dentro de un sistema diseminatorio y explotador, tienen derecho y
pueden lograr un relativo bienestar basado en una cada vez más adecuada
atención educativa y de trabajo, una adecuada legislación protectora y una
formulación adecuada en cuanto al sistema de ingresos económicos.
Como las variantes son realmente acentuadas entre país y país, y como las
condiciones de cada movimiento nacional, difieren de las demás, en
ocasiones en forma grosera, se hace casi imposible mostrar un cuadro
detallado de los alcances en materia de transformación social que el
movimiento tiflológico presenta a la fecha. Se ha preferido por ello mostrar,
en una tabla generalizada, los lineamientos que sigue su desarrollo, algunos
conceptos fundamentales que pueden contribuir a la apreciación particular
de tal evolución en cada país y por último, los logros alcanzados en lo que
puede llamarse su etapa superior, que de una manera a otra no deja de
constituir la legítima aspiración de todos los ciegos del mundo con
auténtica actitud reivindicadora.

CONLUSIONES

La problemática de la ceguera está condicionada históricamente en el grado


de evolución económica de la sociedad
Significa esta aseveración que los reales problemas de la ceguera no tienen
origen en la subjetividad de cada individuo, sino en el marco material de la
sociedad en la que su vida se da. Como se ha señalado a través de este
trabajo, los ciegos que siempre han tenido problemas son aquellos que
pertenecen a las clases explotadas, dentro de cualquier modo de
producción. De manera que su problemática básica concluye al desaparecer
los factores discriminatorios y de explotación, dando paso a un modo
distinto de producción dentro del cual la propiedad privada y con ella los
conceptos de clase explotadora y clase explotada desaparecen también.
2.
La ceguera no es ningún factor del cual pueda depender una uniformidad
de la personalidad. No existe pues una psicología particular de los ciegos
La ceguera opera en dos sentidos sobre la psicología individual: a) como
limitante de algunas acciones naturales; y b) como estimulante en el
desarrollo de nuevos recursos. Su presencia sin embargo, no determina
ninguna uniformidad de sentimientos, ideas o habilidades, éstos dependen
en primer lugar de todo el contexto cultural en que se encuentra el sujeto,
de la endoculturación a que ha sido sometido el mismo y a las diferencias
individuales e idiosincrasias de cada uno.
3. La ceguera perse no es un factor que debilite la capacidad intelectual de
los individuos, el equívoco radica en que en determinados casos, no existen
los medios de información adecuados, deficiencias generalmente
imputables al bajo desarrollo de las instituciones tiflológicas o al nivel de
desarrollo integral de la sociedad.
El homo sapiens, una vez conformado su segundo sistema de señales,
realizó todo el aprendizaje fundamental y organizó toda la herencia cultural
en un sistema de símbolos auditivos o visuales que componen el lenguaje
total de cada grupo humano. Si el sistema de símbolos visuales ha sido ya
trascrito, por la genial invención de Luis Braille, que transfiere a símbolos
táctiles y si es palabra, el concepto, la categoría la que transfiere de uno a
otro cerebro el conocimiento y la interpretación científica, artística o
técnica, se comprenderá que la corteza cerebral normal, de cualquier
individuo ciego se limita ciertamente en cuanto a la captación de algunas
áreas sensibles pero no en lo fundamental y más amplio de la captación de
la realidad, del manejo de esa realidad y de su ulterior y necesaria trans-
formación por decisión del hombre, basado en el conocimiento objetivo de
sus leyes. Hay que agregar que los recursos informativos en la actualidad,
han alcanzado tal perfeccionamiento, que permiten a los ciegos un ingreso
mucho más directo y práctico al conocimiento objetivo de esa realidad.

4. Aun en los regímenes discriminatorios y explotadores las instituciones


tiflológicas tienen el deber y la posibilidad de mejorar las condiciones de
vida de un buen numero de sujetos atendiéndoles en su formación, en su
información y en la incorporación al trabajo.
El papel que las instituciones tiflológicas juegan en la sociedad capitalista o
precapitalista, es sumamente difícil máxime si se tiene en cuenta que en sus
propias esferas de dirección, se introduce fácilmente el sentimiento
caritativo, proteccionista o paternalista que enmascara la aceptación de una
sociedad discriminatoria. Si el pensamiento y la política asistencial de las
instituciones tiflológicas enmarcadas dentro del régimen económico
correspondiente a una desarmónica distribución de la propiedad privada
reflejan con precisión las reales necesidades de los sujetos atendidos por
ellas y se inspiran en el absoluto respeto a la personalidad de cada
individuo ciego, sus logros tanto cuantitativa como cualitativamente,
alcanzarán cada vez metas más satisfactorias. Es deber pues, de las
instituciones tiflológicas retratar en sus programas de trabajo las reales
necesidades de sus atendidos, las reales circunstancias de la sociedad en
que operan y las reales posibilidades con que se cuenta para el logro de los
fines propuestos; es una especie de delito moral no reconocer las
limitaciones, aceptar la oscura realidad actual como una circunstancia
eterna e invariable y pedir de este modo a los ciegos que su mejor solución
es la adaptación a la discriminación. El deber de las instituciones
tiflológicas es el de luchar en contra de tal discriminación y el de buscar
inteligentemente, cada vez mayores posibilidades de éxito.

5. La mayoría de personalidades ciegas que se han destacado no deben su


posición a factores de genialidad sino a circunstancias materiales propicias
que permitieron su desenvolvimiento.
Todo hombre es creador, el genio es aquel que sintetiza la esencia de lo
cuantitativo ya existente, en tal o cual aspecto de la creatividad y logra con
dicha síntesis, un nuevo salto cualitativo del pensamiento. S necesitaría un
verdadero milagro, para que recayera dentro de la población de ciegos el
aparecimiento constante de cerebros geniales, pues en relación a los genios
que produce la humanidad el número de ciegos que se destacan por su
actividad o sus creaciones, es tremendamente superior. Sin embargo, existe
la tendencia a interpretar este normal desarrollo, como una genialidad de la
personalidad. Con esta explicación se exalta exageradamente la
personalidad del ciego destacado y se hunde abismalmente en la
imposibilidad de llegar a ser creadora, a la gran mayoría relegada de los
ciegos, que no ha logrado ni siquiera una mediocre adaptación a muchos de
los mecanismos de su cultura, no por imposibilidad personal, sino por los
mismos frenos sociales, que evitan la incorporación ascensional no sólo de
los ciegos sino también de los pobres, de los desocupados y de los
desheredados en general. La mayoría de ciegos que han rendido algún fru-
to en distintas ramas del trabajo y en los estudios han contado con el apoyo
de un hogar y de instituciones o personas capaces de dirigirlos en tal
camino. Desde luego que no debe olvidarse la relación dialéctica entre
individuo y grupo, puesto que en muchos casos el éxito se habrá debido al
correcto acoplamiento de estos factores, así como muchos fracasos se
deban a su incorrecto manejo.

APENDICES

Apéndice N°. 1
LEY DEL PATRONATO NACIONAL DE CIEGOS DISPOSICIONES
GENERALES

Artículo 1°.—Con el nombre de Patronato Nacional de Ciegos, créase un


organismo cuya finalidad será la de brindar protección a todas las personas
ciegas, por los medios y en la forma que esta ley señala y coordinar la
acción de todos aquellos organismos o asociaciones que tengan relación
con les problemas de las personas no videntes.
Articulo 2°._ Para los efectos de esta ley considerase ciega a toda persona
que con lentes correctivos, no posea una agudeza de más de 20-200 6-60
(Gráfica Snellen) o cuyo campo visual esté limitado, en su diámetro más
amplio, a menos de 20 grados.
Artículo 3°—El Patronato Nacional de Ciegos, tendrá personería legal
propia y gozará de independencia adrninistrativa y funcional.
Sus presupuestos serán aprobados por la Contraloría General de la
República a cuya fiscalización que dará sometido.
Artículo 4°.—El Patronato Nacional de Ciegos tendrá su domicilio legal en
la ciudad de San José y sus actividades y autoridad se extenderán en todo el
territorio nacional.
Artículo 5°.—En lo sucesivo al hablarse del Patronato Nacional de Ciegos
se dirá simplemente el Patronato.
DEL PATRONATO

Artículo 6°.—Estará integrado el Patronato, por un representante de cada


uno de los Ministerios de Trabajo y Previsión Social, Educación Pública,
Salubridad Pública y, además, un profesor tiflológico como representante
de la Escuela Especial, dos profesores ciegos en ejercicio y un médico
oftalmólogo por el Colegio de Médicos y Cirujanos del país y un delegado
de cada una de las asociaciones legalmente constituidas, a la fecha de entrar
en vigencia esta ley, para ayudar a los no videntes.
Artículo 7°.—La Dirección del Patronato estará a cargo de una Junta
Directiva que se integrará con los representantes mencionados en el
artículo anterior quienes, por elección, designarán Presidente, Secretario
General, Tesorero, Fiscal y Vocales. Corresponde al Presidente ejercer la
representación judicial y extrajudicial del Patronato, en los términos de ley.
Artículo 8°.—Cada uno de los Ministerios designará a la persona que lo
represente. El Ministerio de Educación, además, nombrará a los profesores
ciegos, el Colegio de Médicos y Cirujanos al médico oftalmólogo y la
escuela de enseñanza especial y las instituciones de ayuda a los ciegos, a
sus respectivos representantes.
El Poder Ejecutivo, mediante Decreto, integrará el Patronato.
Artículo 9°.—El cargo de miembro del Patronato se desempeñará
gratuitamente.
Artículo 10.—En caso de que un delegado, por cualquier razón se separe
del organismo que representa, éste designará, inmediatamente su sustituto.
Artículo 11.—Los miembros del Patronato servirán en sus cargos por
períodos de cuatro años y podrán ser reelectos. Los miembros de la Junta
Directiva durarán en sus cargos dos años y podrán ser reelectos.
Artículo 12.—El Patronato se reunirá ordinariamente dos veces al mes y
extraordinariamente cuando sea necesario. En ambos casos la convocatoria
deberá hacerla la Junta Directiva por medio del Secretario.
Articulo 13.—Para lograr una mayor especialización de los asuntos a su
cargo, el Patronato integrará las siguientes comisiones de estudio: a)
Educación; b) Previsión Social; e) Finanzas; d) Legislación; e) Asuntos
Especiales; y f) Asuntos Internacionales.
Artículo 14.—Para alcanzar sus finalidades el Patronato Nacional de
Ciegos realizará las siguientes funciones: a) Unificar la causa social del
ciego o con miras a su protección, habilitación o rehabilitación; b) Le-
vantar censos sobre la población ciega del país, de acuerdo con la
Dirección General de Estadística y Censos; c) Dictar los reglamentos y
elaborar los planes de estudio necesarios para la rehabilitación de los no vi-
dentes; d) Controlar todas las campañas tendientes a recoger fondos para
los ciegos y velar por el correcto destino de los mismos; e) Gestionar
rebajas hasta un 50% en las tarifas de transporte nacional e internacional
para los ciegos, en las empresas del Estado y en las particulares f) Autorizar
la realización de campañas en favor de los ciegos, de conformidad con los
reglamentos que al efecto dicte; g) Actuar como asesor del Estado y de sus
instituciones cuando algún organismo les solicite ayuda para los ciegos; h)
Gestionar ante la Universidad de Costa Rica y de la Escuela de Enseñanza
Especial, los medios técnicos necesarios para realizar los servicios
enumerados en el artículo 16 de esta ley; i) Realizar campañas profilácticas
y de prevención.
Artículo 15.—El Patronato dictará su propio Reglamento Interno, que
regirá sus actividades.
MEDIDAS PROTECTORAS
Artículo 16.—La protección, habilitación y rehabilitación de los ciegos se
realizarán por los siguientes medios: Educación de niños, talleres para
adultos, hogares para ciegos sin familia, bibliotecas públicas para ciegos,
impresión de libros parlantes, impresión de libros en sistema Braille,
centros de recreación, campos de veraneo, centros de adiestramiento de
perros para lazarillos, oficinas de empleo y colocación, servicio social y
centros de prevención de la ceguera.
MEDIDAS PROTECTORAS
Artículo 17.—En igualdad de circunstancias, se dará preferencia a los
profesores nacionales y especializados respecto de los extranjeros, a juicio
del Patronato.
Artículo 18.—Toda persona ciega que desee obtener el título de Bachiller
en Humanidades puede usar del sistema Braille para realizar las pruebas de
suficiencia, o llevar un lector para revisar lo escrito o mimeografiado.
Artículo 19.—Los estudiantes parcial o totalmente ciegos, cuyas
calificaciones y conducta así lo ameriten, tendrán derecho a ingresar a
todas aquellas instituciones docentes no especializadas para ciegos, siempre
que los cursos y estudios signifiquen un adelanto seguro en su habilitación
o rehabilitación.
Artículo 20.—La Dirección General de Servicio Civil, así como otras
dependencias del Poder Ejecutivo destinados a la selección o colocación de
trabajadores, darán preferencia a las solicitudes de personas ciegas en
cuanto fueren idóneas para los cargos o puestos de que se trate. Para los
efectos de este artículo, deberá indicarse en los reglamentos a las leyes que
rigen las actividades de esas dependencias, la forma de hacer efectiva esta
preferencia.
Artículo 21.—Las personas ciegas que deseen dedicarse al comercio
podrán instalar pequeños puestos en edificios del Estado o sitios públicos,
para la venta de cigarrillos, periódicos, revistas y otros artículos similares,
previo permiso de las autoridades respectivas, sujetándose a que tales
instalaciones no desarmonicen con la estructura o presencia del lugar, ni
alteren los servicios públicos. El permiso podrá ser cancelado en cualquier
momento por razones justificadas.
Artículo 22.—Todo aquel que se valga de un menor ciego para practicar la
mendicidad o que acompañe o incite a alguno para que la practique será
sancionado de acuerdo con el artículo 32 de esta ley.
Artículo 23.—Toda Asociación de Ayuda Pro-Ciegos, enviará cada año un
balance de sus cuentas e informe detallado de sus actividades al Patronato.
Artículo 24.—Las asociaciones citadas en el artículo anterior o las personas
dedicadas a actividades similares, rendirán cuentas e informaciones
detalladas cada vez que el Patronato lo requiera.
Articulo 25.—Los perros lazarillos, cuando acompañen a un ciego, tendrán
libre acceso a toda clase de transportes y sitios públicos.
Artículo 26.—El Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo, de acuerdo
con sus leyes y reglamentos, otorgará derecho de preferencia, en las
adjudicaciones que haga de viviendas a los padres o jefes de familia ciegos,
previo el estudio de la necesidad en cada caso. Igualmente concederá las
facilidades que sean posibles en cuanto a plazos y monto de las cuotas.
Artículo 27.—Toda persona ciega, menor de dieciséis años debe ser
enviada a la Escuela de Enseñanza Especial, la que determinará si se
admite en la institución de acuerdo con las condiciones físicas y mentales
que reúna.
Artículo 28.—Los Ministerios de Trabajo y Previsión Social, de Educación
Pública, de Gobernación y Policía, de Salubridad Pública y de Seguridad
Pública, velarán por el cumplimiento de la anterior disposición, notifi
cando al Patronato todos los casos de menores ciegos de que tengan
conocimiento.
Artículo 29.—Todo padre o encargado de menores ciegos, se encuentra en
la obligación de poner el hecho en conocimiento del Patronato.
Artículo 30.—Para efecto de los artículos anteriores, se tendrán como
autoridades competentes las dependencias de los Ministerios de Seguridad
Pública, Salubridad Pública, Educación Pública, Gobernación y Policía, y
Trabajo y Previsión Social.

RECURSOS ECONOMICOS
Artículo 31.—El Patronato contará para su funcionamiento con la partida
que anualmente le fije la Ley de Presupuesto General de la República o las
que se consignen en Presupuestos Extraordinarios; y con las donaciones
que reciba de personas físicas o jurídicas.
Por esta ley quedan las instituciones autónomas y semiautónomas del
Estado para hacer donaciones de cualquier clase al Patronato.

SANCIONES
Artículo 32.—La infracción a cualquiera de las disposiciones de la presente
ley será sancionada, de acuerdo con la gravedad de la falta y las personas
afectadas por la misma, con multa de sesenta colones ( a trescientos
(Ç300.00). La reincidencia se sancionará con prisión de diez a treinta (10 a
30) días.
Artículo 33.—Esta ley rige a partir de su publicación.
TRANSITORIO._—Mientras el Estado no haga su primer aporte al
Patronato; éste se organizará y realizará sus fines sobre la base de los
recursos que pueda obtener por otros medios.
Comuníquese al Poder Ejecutivo. Dado en el Salón de sesiones de la
Asamblea legislativa. Palacio Nacional. San José, a los dieciocho días del
mes de octubre de mil novecientos cincuenta y siete. ff. Otto Cortés F.
Presidente. M. A. Quesada. Primer Secretrario Joaquín Garro. Segundo
Secretario. Casa Presidencial. San José, a los treinta días del mes de
octubre de mil novecientos cincuenta y siete. EJECUTESE José Figueres.
El Ministro de trabajo y previsión social. Otto Fiallas M.

Apéndice II
B-133-072
Reglamento 1233
EL MINISTERIO DE EDUCACION
ACUERDA:
Aprobar el siguiente reglamento que regulará el acceso de los estudiantes
no videntes al nivel de Educación Media en Guatemala a partir de 1970.

Capítulo 1
De los objetivos
Art. 1. Se establecen como objetivos de la Educación de no videntes los
siguientes:
a) Que el Estado a través del Ministerio de Educación colabore con
los padres de los niños y jóvenes no videntes y las entidades
específicas en la formación de ciudadanos útiles a sí mismos y a la
sociedad en que viven.
b) 0frecer a estudiante no vidente la oportunidad de alcanzar una
preparación que le permita realizarse en el mundo de los videntes,
aceptando sus limitaciones.
c) Proporcionar a las personas videntes no videntes, la preparación
necesaria que le permita encontrar una colocación laboral que esté
de acuerdo con sus condiciones personales.
d) d) Permitir a las personas no Vidente la oportunidad de alcanzar las
fuentes de Cultura superior, por medio de la Educación Media.
e) Garantizar los estudios que en el nivel de Educación Media
realicen los alumnos no videntes.
Capítulo II
Normas
Primera. Los alumnos que se encuentran dentro de 1a definición de
ceguera que comprende: a) ausencia total de visión; b) agudeza visual
no mayor de 6/60 a 20/200 (Snellen) en el mejor ojo, con lentes má-
xima y seria limitación en el campo visual, por lo general hasta un
extremo no mayor de 20° (definición incluida por la organización
mundial de la Salud en la clasificación Internacional de Enfermedades.
Revisión 1955) no obstante su serie y delicada limitación física y
sensorial podrá inscribirse en nivel medio de Educación del país.
Segunda. Las personas no videntes podrán optar a las carreras que
ofrece la Educación diversificada en el país de acuerdo con el
reglamento específico.
Tercera. La Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial y
el Comité Nacional Pro-Ciegos y Sordomudos, prestarán su asistencia
técnica y social a los estudiantes que realizan un esfuerzo verdaderamente
loable al medirse con el mundo vidente en desiguales condiciones.
Asimismo, el nivel de tercer grado básico o de Cultura General, las
Direcciones indicadas, ayudarán al estudiante con limitaciones a que
elija la carrera más conveniente de conformidad con sus disposiciones
naturales, aptitudes, intereses y limitaciones tomando en cuenta la
demanda que existe en el mercado del trabajo de cada una de las
carreras examinadas.
Cuarta. La carrera de magisterio que al tenor del artículo 147 de la Ley
Orgánica de Educación Nacional, no puede ser ejercida por personas
que sufren de impedimentos físicos, no podrán elegirla las personas no
videntes.
Capítulo III

Del régimen de los estudiantes no videntes

Art. 2.—Toda persona no vidente tiene derecho a ingresar a los


establecimientos de Educación Media, ajustándose a 1o requisitos
establecidos en este reglamento.
Art. 3.—La Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial,
aprobará o improbará el ingreso de los estudiantes no videntes a los
establecimientos de Educación Media basándose para ello en el
expediente presentado por la Sección de Psicología del Comité Nacional
Pro-Ciegos y Sordomudos y el Departamento de Orientación Vocacional
de la Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial, quien
deberá cursar el informe respectivo a la Dirección de Educación Medía
y al establecimiento donde el alumno pretende estudiar.
Art. 4.—Los directores de los establecimientos de Educación Media
exigirán para inscribir al estudiante no vidente, el expediente de estudios
de la escuela primaria, debidamente aprobado y el informe de eva-
luación de la Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación
Especializada que contenga los siguientes aspectos:
a) Intelectual
b) Emocional
c) Sociales
d) Intereses
e) Aptitudes
f) habilidades y destrezas.

Art. 5.—Los estudiantes no videntes que deseen seguir estudios en el


ciclo diversificado deben presentar a la Dirección del establecimiento,
un informe y certificado del Consejo Vocacional extendido por la
Sección específica de la entidad especializada, con el Visto Bueno de la
Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial.
Art. 6.—Los estudiantes no videntes tendrán derecho a recibir los títulos
que garantiza el Estado, cuando éstos comprueben haber aprobado el
plan de estudios correspondiente. Se exceptúa la carrera de Magisterio.

Capítulo IV
De la asistencia técnica
Art. 7.—La evaluación integral de los alumnos no videntes que deseen
proseguir en el nivel de Educación Media, será un análisis realizado
conjuntamente por el Comité Nacional Pro-Ciegos y Sordomudos, a
través del Departamento de Psicología y la Dirección de Bienestar
Estudiantil y Educación Especial del Ministerio de Educación.
Art. 8.—Los alumnos no videntes que estudian en Educación Media
gozarán de asistencia técnica de la Dirección de Bienestar Estudiantil y
Educación Especial y de los organismos específicos del Comité Pro-
Ciegos y Sordomudos de la siguiente manera:
A. 1.—Orientación grupal
2.—Orientación individual
3.—Orientación vocacional y profesional
4.—Otros servicios.
B.—El Comité Nacional Pro-Ciegos a través de la Escuela “Santa
Lucía” mantendrá su programa de asistencia a los estudiantes no
videntes que siguen estudios en el nivel de Educación Media. Dicho
programa consistirá en los rubros siguientes: 1) lectura de voluntarios;
2) grabaciones; 3) trascripción de libros de texto al Braille; 4) clases de
mecanografía; 5) ayudas especiales en matemáticas; 6) supervisión de
los establecimientos en donde estudian los alumnos; 7) orientación a los
padres de familia para que asuman las responsabilidades, colaborando al
sostenimiento de sus hijos y a que asistan regularmente a los
establecimientos de estudio; 8) orientación vocacional y profesional.

Capítulo V
De las becas y otro tipo de ayuda económica

Art. 9.—El Ministerio de Educación podrá otorgar becas o bolsas de


estudio, de acuerdo con el reglamento vigente, a alumnos que no reciban
ayuda económica para estudios por parte del Comité Nacional Pro-
Ciegos.
Art. 10.—Las becas o bolsas de estudio a que se refiere el articulo 9°
para alumnos no videntes serán tramitadas ante el Ministerio de
Educación por medio del Comité Nacional Pro-Ciegos.
Art. 11.—El Comité Nacional Pro-Ciegos a través de la Escuela “Santa
Lucía” debe informar a las autoridades de Bienestar Estudiantil y
Educación Especial, sobre las instituciones que conceden becas a
alumnos no videntes.

Capítulo VI
De las disposiciones generales
Art. 12.—Los aspectos no contemplados en el presente reglamento
serán resueltos por el Ministerio de Educación previo dictamen del
Consejo Técnico de Educación con base en los informes de la Dirección
de Bienestar Estudiantil y Educación Especial.
Art. 13.—La Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial
informará periódicamente de todo lo actuado al despacho de Educación.
Art. 14.—Artículo transitorio. A las personas no videntes que
culminaron con éxito la carrera de Magisterio de 1968-1969, se les
otorgará su título de maestro.
Art. 15.—El presente reglamento entrará en vigor el 19 de enero de
1970.
Dr. Carlos Martínez Durán
g) Lic. Félix Hernández Andrino.

1) Sí, esa prohibición existe pero jamás se ha respetado, de esta manera


muchos maestros no deberían estar trabajando (mancos, hemipléjicos,
hipertiroideos, deficiencias de la voz) y sólo se limita a aplicarla a los
ciegos 2) El artículo 147 prohíbe trabajar pero no obtener el título.

Apéndice ¡III
ACTA N° 1
Los infrascritos miembros de la Asociación Nacional de Muchachas
Guías, con el anhelo de ver plasmadas en la realidad sus principios de
cooperación social y ayuda a sus semejantes disponen: 1°) Crear una
escuela para ciegos que funcione bajo los auspicios de la institución,
atendidos por elementos de la misma, de manera voluntaria y gratuita.
2°.) Se dará principio con los ciegos recluidos en el Asilo de Inválidos,
quienes asistirán en carácter de externos para lo que ya se ha gestionado
el permiso. 3°) Las clases principiarán en casa de la señorita Marta
Valenzuela, Presidenta de la Asociación, por gentil ofrecimiento de la
misma y se continuará allí hasta que esté listo el domicilio de las
Muchachas Guías, el cual será también de la escuela para ciegos. 4°) La
dirección de la es cuela, queda a cargo de la señorita vicejefa Julia Paiz,
con quien colaborarán como profesoras, las señoritas Marta Valenzuela,
Julia Bautista, Argentina Herrera, María del Carmen Vargas, Regina
Andrade, María C Tejada y todas las Guías cuyo trabajo o estudio lo
permitan. 5°) Se fija el día 23 de octubre, para la iniciación de las clases
considerándose esa, como fecha de fundación de la escuela. 6°) No
habiendo más que hacer constar, firmamos la presente en Guatemala a
los 20 días del mes de octubre de mil novecientos cuarenta y uno.
ff. Julia Paiz, Julia Bautista, Marta Valenzuela, Argentina Herrera,
Rosa Cuevas, Regina Andrade de Keller, María Cristina Tejada,
Roberto Nocedo A.

Apéndice IV
ACUERDO DE EROGACION N. 59
Acuerdo de Erogación N 59. Ramo Cuarto. Sección novena. Año
Fiscal 1944-45. Por Ql,350.00 mensuales. Partida N°. 7784. Valor total
Q5,400.00 EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA
REPUBLICA, ACUERDA: Que el Ministerio de Hacienda ordene el
pago de la suma de CINCO MIL CUATROCIENTOS QUETZALES
00/100. con cargo a la partida de gastos del Ramo de Beneficencia, la
subvención mensual de Mil trescientos cincuenta quetzales 00/100, a
partir del mes de Marzo, al resto del Año Fiscal Vigente, para que la
“Escuela de Ciegos y Sordomudos”, organizada por la Asociación de
Muchachas Guías pueda establecer y mantener el internado de dicha
escuela.
Guatemala, 11 de Mayo de 1954. Oficio N. 1981.
“... se resuelven las gestiones iniciadas ante el Ministerio de Hacienda
y Crédito Público, sobre el arreglo de la subvención mensual que le
corresponde a este Centro, que es de Q1.880.00

Apéndice V
ACTA DE LA FUNDACION DE LA ASOCIACION CENTRAL DE
CIEGOS DE GUATEMALA
Los que suscriben, habiendo discutido ampliamente y aprobado los
estatutos formulados, levantamos esta acta número uno, por medio de
la cual dejamos formalmente constituida la Asociación central de
ciegos de Guatemala comprometiéndonos a respetar sus estatutos, y
serle fiel a toda costa. Habiendo procedido a la elección
correspondiente se eligieron para formar parte de la junta ejecutiva a
las personas siguientes:
Como Presidente: Manuel Solórzano Fernández. Como vocales: Pilar
Salinas, vocal primero: Eduardo Loessener, vocal segundo. No
habiendo otro asunto de qué tratar se dio por clausurada la sesión.
Guatemala, 26 de abril de 1945.
ffs. Pilar Salinas, Manuel Solórzano F., Eduardo Loessener, Federico
Lemus, Leoncio Carrera, J. Antonio Salazar, Mercedes Carvajal, Jesús
López, Santiago Villalva, Leopoldo Hernández, Julio Ronquío,
Sinforoso Cay, Mariano Palma, Efraín Rodríguez O., Wenceslao
Gómez, José García, Silvestre López, María Zeta, Candelaria
Enriquez, Fernanda Hernández, Catalina Catalán. (Hay firmas y
digitales) Doy fe que es copia exacta del original. (f.) M. Solórzano.
presidente de la Asociación Central de Ciegos de Guatemala
.
ESTATUTOS DE LA ASOCIACION CENTRAL DE
CIEGOS DE GUATEMALA.
Título 1. Objeto de la Asociación
Artículo 1.—Esta Asociación ha sido constituida para luchar sin
descanso por el mejoramiento material, cultural y por ende moral de
los afiliados.
Artículo 2.—Esta Asociación se constituye también con el objeto de
defender los derechos humanos de los privados de la vista.
Articulo 3.—Para lograr los fines de la Asociación la misma cooperará
de buena fe y cordialmente con otras entidades o personas particulares
que deseen trabajar en pro de la reivindicación de los ciegos siempre
que dichas entidades o personas no sigan fines que la Asociación de
ciegos considere inconvenientes.
Artículo 4.—Como próximos objetivos se perseguirá la fundación de
escuelas, talleres, bibliotecas y otros organismos que den medios de
trabajo a los ciegos y eleven su nivel cultural.
Artículo 5.—Esta entidad extenderá sus actividades a toda la
República y no impondrá límites a su tarea de procurar el
mejoramiento de los ciegos.
Guatemala, 21 de junio de 1945.
Apéndice N° VI
“Secretaría de Gobernación, trabajo y previsión social. Palacio
Nacional. Guatemala, 3 Dic. 1945. Examinada la solicitud de la señora
Beatriz Molina de Arathoon, en concepto de presidente provisional del
Comité nacional pro-ciegos y sordomudos, relativa a que se aprueben
los Estatutos de dicha Asociación y se reconozca su personalidad
jurídica; y CONSIDERANDO: Que según el dictamen del Fiscal del
gobierno no contienen ninguna disposición que se oponga a las leyes
del país, POR TANTO, EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
ACUERDA: 1° Aprobar los siguientes ESTATUTOS DEL COMITE
NACIONAL PRO CIEGOS Y SORDO MUDOS. 2 Reconocer la
personalidad jurídica del Comité nacional pro-ciegos y sordomudos.
COMUNIQUESE, AREVALO. El Ministro de Gobernación. C. Leo-
nidas Acevedo.

Apéndice N°. VII

HONORABLE CONGRESO DE LA REPUBLICA:


Haciendo uso de nuestro derecho de iniciativa, como Representantes
de la Nación, hemos decidido recoger en un anteproyecto, las
conclusiones a que se ha llegado al estudiar el fundamental problema
de los ciegos, creando a través de una disposición legal, una
institución del Estado que atienda en forma eficaz la situación de las
personas que padecen de estas enfermedades, y pueda así, prevenirse y
curar tal incapacidad en los seres humanos que sufren la indisposición
antedicha.
Desde hace algún tiempo, generosas personas particulares vienen
atendiendo el funcionamiento del Comité Nacional Pro-Ciegos y
Sordomudos, el que ha tenido bajo su cuidado la atención de los
enfermos en estos males y el que se ha logrado económicamente en
forma parcial, por medio de la Lotería “Santa Lucía”, motivo por el
cual ha alcanzado sobrevivir dicha institución, buscándole soluciones
adecuadas a los diversos aspectos del problema que reviste caracteres
nacionales, pero que por razones obvias de mencionarse, no ha podido
lograr su objetivo totalmente como es su deseo.
Al hacer un examen de la situación, tomando en cuenta las estadísticas
de ciegos que actualmente existen; de la forma en que se produce el
mal en nuestro medio, y de la falta de amparo social y económico en
que se encuentran muchas personas que padecen esta afección, se llega
a la deducción final, de que realmente debe ser una institución con
ayuda del estado, quien debe tomar bajo su responsabilidad y
dirección, la prevención, tratamiento, rehabilitación y capacitación de
los ciegos, ya que las instituciones o entidades que se han preocupado
en la solución de este problema, por su propia naturaleza, no pueden
obtener los medios necesarios para cumplir una función que resuelva
en su totalidad el caso, como se apunta anteriormente.
Es por ello que hemos resuelto impulsar esta moción, la cual tiene una
sustentación en necesidades reales y objetivas, tomadas a nivel
nacional —como nacional es el problema—, y sus finalidades claras y
concisas se pueden detallar así:
1°. Prevención de la ceguera, por medios técnicos y científicos
adecuados, empleándose los métodos más modernos;
2°. Tratamiento, rehabilitación y capacitación social y económica de
los ciegos, así como su protección general;
3° Prohibición de la caridad pública;
4° Regulación efectiva en el control de los ciegos en toda la
República, especialmente en los niños;
5°. Creación de órganos departamentales adscritos que enfoquen y
resuelvan los problemas en este aspecto;
6°. Autonomía legal para las instituciones que se crea, tomando bajo
su responsabilidad el desarrollo de los objetivos señalados;
Analizando el problema en forma general, resultan amplios y bien
fundamentados argumentos para que entidades representativas tomen
bajo su responsabilidad el resolver la situación de los ciegos, y
confiera los instrumentos y mecanismos necesarios de carácter social,
para garantizar el efectivo cumplimiento de sus atribuciones, pues la
propia Constitución de la República en el párrafo 2°, del artículo 85 y
en el 87, del Título III, —Garantías sociales—, le asigna tales fa-
cultades en forma imperativa, así como designa el sentido social y
objetivo de las instituciones que se crean con fines de esta naturaleza.
En tal virtud, sometemos a consideración de los señores Diputados el
siguiente anteproyecto, para que sufra los trámites de rigor, y una vez
sea admitido, se estudie por las Comisiones respectivas y se convierta
en Ley de la República.
DECRETO NUMERO
EL CONGRESO DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA
CONSIDERANDO:
Que es obligación irrenunciable del Estado velar por la conservación y
mejoramiento de la salud de los habitantes de la Nación; procurar al
ser humano una existencia digna; proteger la invalidez y emitir las
leyes y disposiciones necesarias para la protección de la familia como
elemento fundamental de la sociedad;
CONSIDERANDO:
Que la incorporación, rehabilitación social, y económica, prevención
de la enfermedad, capacitación, y todo lo relativo a este asunto, debe
ser normado por una ley especial, creando una institución autónoma
que tenga la capacidad suficiente para tomar bajo su responsabilidad,
la solución del indicado problema;
POR TANTO,
En uso de las facultades que le confiere el inciso 1° del artículo 170 de
la Constitución,
DECRETA:
La siguiente:
LEY DE CREACION DEL INSTITIJTO TIFLOLOGICO
GUATEMALTECO
Capítulo 1
De su creación y objetivos
Artículo 1°—Se crea el Instituto Tiflológico Guatemalteco, con
carácter de entidad autónoma, personalidad jurídica y jurisdicción en
toda la República.
Artículo 2° Para los efectos legales correspondientes, se identificará
con las siglas I.T.G. Tendrá su sede en la capital de la República, y
deberá crear centros regionales departamentales en forma progresiva
en el país, de acuerdo con sus recursos económicos.
Artículo 3°.—El IT.G., tendrá como objetivos fundamentales, los
siguientes:
a) Rehabilitar a todas las personas ciegas existentes en el país, que por
carácter de su enfermedad, se pueda lograr su restablecimiento;
b) Prevenir por medios técnicos y científicos modernos, la
enfermedad de la ceguera;
c) Controlar en forma efectiva, llevando para el efecto estadísticas
generales adecuadas de todos los ciegos
existentes en el país; pero especialmente, las estadísticas que se
refieren a la ceguera de la niñez, con el objeto de lograr un control
específico de este mal y combatirlo en una forma objetiva y dinámica;
evitándose así epidemias y otras consecuencias graves para el país;
d) Facilitar la organización interna de la asociación de los ciegos, con
el objeto de la defensa y protección de sus derechos;
e) Impulsar y facilitar la participación de la organización de los ciegos
de Guatemala, en conferencias,
mesas redondas, seminarios, tanto de carácter nacional como
internacional, y que se refieren a tópicos que por su naturaleza estén
relacionados con este problema;
f) Dinamizar la educación y culturización de los ciegos del país,
empleándose para el efecto, métodos y procedimientos técnicos
modernos y adecuados, dándose todas las facilidades que los casos
requieran.
Capitulo II
Del Instituto y sus Relaciones
Articulo 4°—Para los efectos de la presente ley, se considera ciega a
toda persona que con lentes correctivos, no posea una agudeza visual
de más de 20/200-6/60 grados de la tabla de Snellen, o cuyo campo
visual esté limitado en su diámetro más amplio a menos de 20 grados.
Artículo 5°—Es obligación de todas las personas consideradas ciegas
conforme el artículo anterior, inscribirse en el I.T.G., y atender las
recomendaciones e instrucciones que le sean dadas por esta
institución.
En el caso de menores de edad, los padres o tutores, deben efectuar tal
inscripción.
Artículo 6°—Para el mejor efecto de lo dispuesto en el artículo
anterior, se faculta al I.T.G., para que solicite la colaboración de las
diferentes autoridades de la República, con el propósito de controlar a
todos los ciegos, y a quienes estén proclives a sufrir tal limitación.
Artículo 7°—La Junta Directiva del I.T.G., queda facultada, para que
con apego a lo prescrito anteriormente, efectúe un llamamiento general
por medio de la prensa, radio y televisión. Posteriormente podrá crear
en forma permanente, la semana o mes del ciego, fecha por medio de
la cual se dará a conocer en toda la República los beneficios del I.T.G.,
para todos los ciegos y los que estén propensos a esta enfermedad,
mediante disposiciones y arreglos hechos previamente.
Articulo 89—Se prohíbe a los funcionarios o empleados de
instituciones del Estado, autónomas, semiautónomas o
descentralizadas, discriminar a las personas ciegas.
En cualquier caso, debe el Instituto ponerlo en conocimiento de las
autoridades al tener noticias de ello, y solicitar las sanciones que deban
imponerse a los que incurran en contravención, a la presente norma.
Artículo 9°—El I.T.G., actuará en forma unitaria en toda la República
y queda facultado para. que por su órgano correspondiente autorice a
cualquier organización o entidad para desarrollar actividades en favor
de los no videntes.

Capítulo III

De su Junta Directiva
Artículo 10.—La Junta Directiva del IT.G., es la máxima autoridad de
la institución y se integra en la siguiente forma:
Un representante del Colegio Médico, profesional universitario
especializado en Oftalmología, designado por su Junta Directiva; un
representante de la Universidad de San Carlos, designado por el
Consejo Superior Universitario; tres representantes de la Asociación
Central de Ciegos, electo entre su Junta Directiva; un representante
designado por la Asociación de Periodistas de Guatemala, APG; y un
representante designado por la Cruz Roja Guatemalteca.
Artículo 11.—La Junta Directiva en su organización interna, estará
integrada en la siguiente forma:
presidente, vicepresidente, tesorero, secretario y prosecretario y dos
vocales, quienes durarán un año en sus cargos.

Un reglamento específico normará las actividades de la Junta


Directiva. Este reglamento podrá ser reformado únicamente por las
dos terceras partes del número total de los miembros de la Junta
Directiva, y después de un año de estar en vigencia.
Artículo 12.—Son atribuciones de la Junta Directiva:
a) Aprobar el presupuesto ordinario y extraordinario si fuere el caso,
de ingresos y egresos del Instituto y remitirlos al Organismo Ejecutivo
para su conocimiento y aprobación;
b) Aprobar los planes y programas a desarrollar durante su período,
previamente supervisados por el Director Ejecutivo;
c) Nombrar al Director Ejecutivo y Subdirector, quienes deberán ser
personas idóneas y capacitadas, lo cual se verificará mediante prueba
selectiva;
d) Autorizar cualquier campaña de carácter social y económica que en
favor de los ciegos solicite realizar otra organización o entidad;
e) Conocer y resolver todo lo relativo al Instituto que le sea presentado
por el Director Ejecutivo y Sub director;
f) Aprobar su propio reglamento, incluyendo en éste, las atribuciones
del Director Ejecutivo y Subdirector;
g) Realizar todas las labores complementarias que correspondan para
el desarrollo del Instituto;
h) Cumplirá y hará que se cumpla la presente ley y su reglamento.

Artículo 13.—Además de las anteriores disposi ciones, la Junta


Directiva tendrá a su cargo, las siguientes:
a) Velará porque les sean otorgados los servicios de transporte urbano
y extraurbano a los no videntes sin costo alguno, para lo cual harán las
gestiones necesarias;
b) Se vinculará con entidades internacionales de este carácter, para
obtener por medio de literatura y otros aspectos, los conocimientos y
adelantos necesarios en la materia;
c) Se efectuarán las gestiones convenientes con el Departamento de
tránsito de la Policía Nacional, con el objeto de aplicar disposiciones
especiales y funcionales, para que los ciegos puedan transitar con
seguridad;
d) Se obtendrán todos los instrumentos y cosas especiales, con el
objeto de lograr por estos medios la seguridad en los transeúntes no
videntes.
e) Se harán gestiones pertinentes con el objeto de que la Lotería “Santa
Lucía” sea innovada e impulsada para obtener más fondos en beneficio
de los ciegos.

Capítulo IV
Del Director Ejecutivo y Subdirector
Artículo 14.—El Director Ejecutivo nombrará al personal
administrativo, técnico y docente que sea necesario, además del que
absorbiera del Comité Pro Ciegos y Sordomudos, y de acuerdo con el
presupuesto.
Artículo l 5.- Corresponde al Director Ejecutivo, la siguiente:
a) Elaborar el proyecto de Presupuesto de ingresos y egresos del
Instituto, y someterlo a la consideración de la Junta Directiva;

b) Elaborar las memorias de las labores realizadas durante el período,


las que previa aprobación de la Junta Directiva, remitirá al Organismo
Ejecutivo para su conocimiento;
e) Velar por el correcto manejo y administración de los fondos de la
entidad;
d) Cumplirá y hará que se cumpla el reglamento de la presente ley.
Artículo 16.—El Subdirector colaborará con el Di rector Ejecutivo en
el cumplimiento de las anteriores disposiciones y especialmente se
encargará de velar por que las actividades administrativas se
desarrollen funcionalmente.
El Subdirector sustituirá al Director Ejecutivo en forma temporal, en
caso de ausencia por enfermedad o cualquier otro motivo.

CAPITULO V
De su Régimen Económico
Artículo 17.—El I.T.G., dispondrá de fondos privativos y su
patrimonio se integrará en la siguiente forma:
a) Los ingresos que obtenga por medio de la Lotería “Santa Lucía”,
creada por el Decreto Gubernativo número 577 del 29 de Febrero de
1958, la cual será administrada por esta entidad;
b) Los ingresos provenientes de partidas que se le asignen en el
Presupuesto General de Gastos del Estado;
) Los bienes que obtenga por cualquier título.
Artículo 18.—Los miembros de la Junta Directiva, desempeñarán sus
cargos ad honorem. No así el Director Ejecutivo y Subdirector,
quienes percibirán el sueldo que la Junta Directiva disponga.
CAPITULO VI
De sus Beneficios
Artículo 19.—Para su mejor funcionamiento, el I.T.G. gozará de los
siguientes beneficios:
a) Franquicia postal y telegráfica;
b) Exoneraciones del timbre y papel sellado para sus operaciones;
c) Becas universitarias de San Carlos o cualquiera otra universidad
reconocida; de centros educativos privados o del Estado; de
instituciones extranjeras, las cuales serán concedidas a profesores y
alumnos no videntes;
d) Prioridad en las solicitudes que el Instituto presente al Estado;
e) Dotación de casas por parte del Estado, a los ciegos rehabilitados
que estén bajo la tutela del Instituto, sin más requisitos que los pagos
mínimos que se establezcan;
f) Exoneración de licitación pública y privada para adquisición de
maquinaria equipo, enseres y otros, que necesite el I.T.G. hasta por la
cantidad de DOS MIL QUETZALES (Q2,000), previo dictamen favo-
rable de la Contraloría de Cuentas.

Capítulo VII
Disposiciones Transitorias y Finales
Artículo 20.—Los bienes, derechos y obligaciones del Comité
Nacional Pro Ciegos y Sordomudos, adquiridos hasta la fecha, quedan
a cargo del Instituto Tiflológico Guatemalteco —ITG—.
Artículo 21.—La Escuela de Sordomudos y cualquier otro servicio
destinado a éstos, que desempeñaba el Comité Nacional Pro Ciegos y
Sordomudos, quedan a cargo del I.T.G., por el término de un año, a
partir de la fecha de aprobación de la presente ley, debiendo ser
atendidos después de este período, por el Ministerio de Educación
Pública o en su defecto crearse e1 órgano legal necesario para su
atención.
Artículo 22.—Se disuelve el Comité Nacional Pro Ciegos y
Sordomudos. Los empleados que están a su servicio, pasarán a formar
parte del IT.G., el que respetará y conservará los derechos
anteriormente adquiridos por los trabajadores del mencionado Comité.

Artículo 23.—En el término específico de 15 días a partir de la


vigencia de esta ley, debe integrarse y organizarse la Junta Directiva
del Instituto, la que procederá inmediatamente a efectuar los
nombramientos del Director Ejecutivo y Subdirector del I.T.G., en un
plazo no mayor de diez días, de acuerdo con el inciso c), del Artículo
1° de la presente ley.
Artículo 24—El Reglamento a que se refiere el 2° párrafo del Artículo
11 de esta ley, será elaborado en un plazo no mayor de dos meses,
después de integrada la Junta Directiva y nombrados el Director Eje-
cutivo y Subdirector.
Artículo 25.—El presente Decreto entrará en vigor el día siguiente de
su publicación en el diario oficial.
PASE AL ORGANISMO EJECUTIVO PARA SU PUBLICACION Y
CUMPLIMIENTO
DADO EN EL PALACIO DEL ORGANISMO LEGISLATIVO: En
Guatemala, a los tres días del mes de agosto de mil novecientos
sesenta y siete.
Dr. Tomás Leal Sánchez
DIPUTADO

Apéndice N° VIII
Proyecto de “Legislación Mínima” en favor de los Ciegos de América
que el Consejo Panamericano Pro Ciegos presenta a la Ilustre
consideración de la “Conferencia del Parlamento Latinoamericano”
CONSIDERANDO:
Que es conveniente para la afirmación de una democracia integral, que
cada país cuente con una “LEGISLACION MINIMA” capaz de
permitir y garantizar como normal el libre ejercicio de los derechos
políticos, sociales, educativos y de trabajo de los ciudadanos privados
de la vista;
El “CONSEJO PANAMERICANO PRO CIEGOS” presenta a la
ilustre consideración de la “Conferencia del Parlamento
Latinoamericano” el proyecto de “LEGISLACION MINIMA”
propuesto por la Asociación de Ciegos de Chile afiliada a nuestro
Organismo Internacional, aprobado por el Comité Permanente y re-
frendado por la Comisión Ejecutiva con sede en Lima
Perú:
1. Son ciudadanos con derecho a sufragio los ciegos mayores de edad
que sepan “leer y escribir en Braille” y firmar, y que hayan satisfecho
los requisitos señalados por las respectivas constituciones y estatutos
electorales de cada República; además podrán ser acompañados por
otro ciudadano para el acto de depositar la cédula correspondiente en
la cámara se reta.
2.—Autorizar a las instituciones estatales de créditos para que
otorguen apoyo económico a los ciudadanos ciegos que deseen
establecer empresas comerciales o pequeñas industrias, así como a los
profesionales ciegos que requieran ayuda económica.
3. Recomendar la emisión de una estampilla postal con la efigie de
Luis Braille, por un valor de un centavo de dólar cuyos fondos serán
destinados a la ayuda de los ciegos adultos.
4. Oficializar mediante disposiciones los pases libres a favor de los
ciegos en los transportes estatales y particulares.
5. Hacer efectiva la obligatoriedad de la educación primaria para los
ciegos en edad escolar.
6. Auspiciar oficialmente campañas de alfabetización periódicas en
favor de los ciegos adultos.
7. Derogar las disposiciones que se opongan al libre acceso de los
ciegos capacitados, a los centros de cultura superior.
8. Fomentar la creación de bibliotecas Braille, con secciones de libros
parlantes, en las bibliotecas nacionales y municipales para el servicio
local y regional.
9. Exonerar de los derechos de importación y exportación de toda
clase de material didáctico, herramientas y aparatos mecánicos que
sirvan para la educación, trabajo y recreación de los ciegos.
10. Las dependencias estatales, paraestatales y municipales adquirirán
en igualdad de condiciones el 50% de los artículos manufacturados por
los ciegos en los talleres oficiales y particulares.
11. Establecer la obligatoriedad de parte de las reparticiones estatales,
municipales y de las empresas particulares para que dentro de su
personal cuenten con 2% de trabajadores ciegos, intelectuales y
manuales.
12. Autorizar el libre ejercicio de la masoterapia por los ciegos
acreditados por el título respectivo ya sea en forma particular o en los
establecimientos de salud que dependan del Estado o de otras
instituciones donde serán considerados como auxiliares técnicos en
esta especialidad.
13. Conseguir que los municipios otorguen el 50% de las licencias
para la instalación de kioscos en lugares céntricos de las respectivas
ciudades para su explotación comercial por los ciegos.

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