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Introducción
Mario Rene Matute García-Salas, joven profesional, poeta y narrador, recientemente
egresado del departamento de psicología de la Facultad de Humanidades de San Carlos
de Guatemala, invidente, audaz, acorde con su tiempo y su problemática, entregó para el
acto de su investidura profesional un trabajo que, lejos de ser el simple acto por el que
un estudiante próximo a llegar a la profesionalización, debe llenar el requisito de
elaborar una tesis, viene a ser un verdadero estadio de lo que enuncia en su titular: “El
problema psicosocial de la ceguera”.
El trabajo de Matute García-Salas, que debe ufanar con toda propiedad a nuestra
Carolingia Casa de estudios, ha llegado a nuestras manos en su forma original: Paso
previo para su edición por parte de San Carlos de Guatemala que de esta loable manera,
premia a uno de sus jóvenes egresados. Joven mental y cronológicamente, sin grasa ni
en el cuerpo ni en el cerebro, que, andando el tiempo, ha venido a convertirse en un
cabecilla que lucha inclaudicablemente en contra de los inveterados y obsoletos
prejuicios con que nuestra sociedad, honesta y fecunda, “premia” a los invidentes: Ya
negándoles una participación activa dentro del conglomerado social; ya relegándoles a
una peque fía porción, minimizando su capacidad, tratando de reconcentrarlos en
hospitales o centros en que puedan sobrevivir “con decoro” (?) y alejados de la
infamante mendicidad. Centros donde puedan dedicarse a la música (prejuicio más que
ridículo y que ha “escalado” alturas tan populares corno lo viene a ser el que aparezca
en la Enciclopedia universal editada por Espasa Calpe, tomo XIII, p. 100 y,
certeramente, citado por Mario René Matute García-Salas en su trabajo comentado) y
puedan llevar “su manera de ser” (?) en forma “normal”. (!)
La creencia de que los invidentcs no pueden hacerse cargo d serias responsabilidades,
viene a ser tan infundada como podría ser la afirmación de que los ciegos fácilmente
puedan ser “despistados”, por ejemplo en su manejo de monedas y diversos objetos; en
el reconocimiento de personas que se les acercan, en orientación y locomoción. Incluso
en que, por su condición de invidentes, cita Matute, se crea que son proclives a ser
engañados por las mujeres en su vida conyugal… (!!).
De frente a consideraciones de orden diario, de cerca a las responsabilidades que atañen
a graves problemas cívicos, el autor de esta tesis nos entrega también una lección
ejemplar. Es el ciego producto de su ambiente. Se mueve en una sociedad justa o
injusta, según sea quien considere y valore los actos de esa sociedad. Es un ciudadano
que trabaja, piensa, existe, se mueve diariamente entre sus semejantes, asiste a
espectáculos de la más diversa índole, habla de todo lo que hablamos los videntes,
percibe olores, sabores y colores (aún en casos de in videntes que no tienen percepción
lumínica de ningún tipo, es dable hablar de los colores; no es este el caso de M’alute,
que guarda memoria de colores en forma nítida y precisa. Así, en trabajo suyo que
nosotros publicáramos en la revista “Guatemala Comercial” cita, al reseñar en prosa
justa, sus recuerdos de un viaje a México y no habla de “las multicolores minifaldas de
las chicas ). Y como de acuerdo con una racionalidad equilibrada, todo ser humano lo es
de obligaciones tanto como de derechos, tenernos que el ciego trabaja (al menos lo
hacen los ciegos en Europa, Asia, algunas partes d América), vive, piensa y actúa,
tributa y disfruta tanto o más que un vidente que, en múltiples casos —y bajo un
aparente discurrir normal., oculta graves trastornos físicos y mentales, sin que por ello
sufra la afrenta de la discriminación ni reduzca su posibi1idad-disponibilidad
competitiva en todos los órdenes humanos. Y como muy bien señala el autor que
comentarnos: Tenernos casos de epilépticos débiles mentales, cardíacos, etc.,
apoltronados cómodamente en butacas de sueño eterno, en puestos de importancia, tanto
en la terrenos de la iniciativa privada, como en los graves y delicados cargos de la
dirigencia nacional...
¿Será de esta suerte, que tratamos nosotros de situar a los invidentes en un terreno
desajustado, rozando la genialidad? Definitivamente no. El hecho de ser nosotros
videntes, no nos garantiza que nuestra inteligencia sea “superior” a la de ellos; corno
tampoco el hecho de que un ciego destaque en el medio que nos circunda, lo coloca en
el plano de la genialidad. Lo que se trata de hacer es situar el problema y darle una
solución racional. Comprobar la capacidad de los invidentes frente a la hipotética
superioridad de los no carentes de visión. Erradicar la aplicación paternalista en el trato
para con los “cieguecitos”, situarlos en nuestra realidad diaria y dejar de lado el
tratamiento de minusvalia para con ellos ya que, como perfectamente señala
Matute, ...“en la actualidad, la educación ha liberado a muchos ciegos de ese
sentimiento de minusvalencia. Pero, por otra parte, la agresividad competitiva de la
sociedad ha aherrojado a la gran mayoría a lugares marginales improductivos”. Para
precisar, inmediatamente después, estos claros conceptos dadores de una realidad que
no podemos dejar pasar sin pecar de insensatos:
“Solamente con un cambio radical de estructuras, podrá irse transformando la visión
generalizada acerca de las deficiencias físicas y podrá otorgárseles progresivamente a
los individuos que las padecen, una ubicación correcta dentro del esfuerzo colectivo de
construcción social.
“Al desaparecer el sentido de la propiedad privada, desaparecerán todos los
sentimientos que su reflejo psicológico ha creado en la conciencia del hombre”.
El propio Matute García-Salas admite, con muy buen poder reflexivo, las limitaciones
que como hombre le son dadas a sus semejantes, invidentes o no. El caso es que todos
estamos inmersos en una cantidad innumera de limitaciones y realizaciones, de acuerdo
con lo que sea nuestra acción. Si nuestro desarrollo físico y mental es paralelo, si
nuestro poder de autodisciplina escoge el camino más largo y difícil frente a los
diversos problemas que diariamente se nos plantean, entonces, estaremos en el camino
de lo justo y erradicaremos prejuicios y hedonismos insulsos. Si, por el contrario,
nuestro desarrollo mental y físico va por carriles diferentes, seremos unos viejos jóvenes
que equivocamos el camino y nos entregamos al uso y abuso de de formaciones de todo
tipo. Seremos parásitos (aunque nos autollamemos “creadores), deambulando en torno a
nuestra ciudad, atormentándonos a nosotros mismos y a los que nos rodean. Y serán o
no complacientes con nosotros, en la medida en: que nuestras angustias no transgredan
el orden natural, no pasen la frontera de lo racional y se den de frente con la
irracionalidad.
Frente a todo esto, la conciencia, la inteligencia y el pensamiento de Maria René Matute
se rebelan. Y hace bien. Es un aporte válido para su lucha. Válido desde cualquier
ángulo que se le contemple y digno de ser tornado en cuenta por nosotros, los videntes
discriminadores...
“Además —indica Matute—, pensamiento e inteligencia no son tratados en el curso de
este trabajo, corno ordinariamente se les considera; esto es, como sinónimos.
Pensamiento e inteligencia son aquí, dos elementos cualitativamente distintos. El
pensamiento que es la ordenación de los conceptos con la ulterior aplicación, práctica de
sus inferencias, es el instrumento encargado de resolver los problemas (le todo tipo que
la realidad plantea. La inteligencia como reflejo de la realidad no se abre ante ésta con
el sentido práctico del pensamiento, sino con la profundidad escrutadora del
descubrimiento La inteligencia es el instrumento avizorador que sintetizando y
analizando los elementos conocidos, es capaz de ir más allá para plantear los problemas
de todo tipo que han de servir al hombre como incentivo infinito e inagotable en su
marcha constante de superación. La inteligencia es, pues, la visión de la conciencia
encargada de plantear la problemática del hombre”.
De frente a lo anterior, queremos nosotros señalar que el fin de estas notas no es sino
una reiteración fraternal y objetiva, de principio a fin, de los conceptos vertidos por
Matute en su tesis. Existe una profunda sintonía en cuanto a los principios universales
que el autor defiende y los defendidos por nosotros. Y es el testimonio de una honda
certidumbre en lo referente a que si su trabajo es visto con la seriedad y serenidad que
estos problemas demandan, Matute no solamente será reconocido como un verdadero
luchador, que en nuestro medio ha puesto el dedo en la llaga, sino que se le concederá el
derecho que tiene a afirmar que ha entregado un aporte. Pero ya no en la forma modesta
en que él lo apunta al inicio de su trabajo (y de frente a la problemática de los
deficitarios físicos “en una sociedad estructurada al estilo de la nuestra”), sino de una
manera más audaz y certera, como certera es la forma de Matute al contemplar, al ver,
sí, al ver, sí, al ver la vida y los fenómenos que la rodean. Y qué regocijo interior habrá
de coronar los pasos de Mario René, al recordar la prohibición que le entregaran para
ejercer el magisterio, los obstáculos que recibiera para dedicarse corno cualquiera de
nosotros a su trabajo diario y las barreras que le concedieran los abanderados del
oscurantismo académico (que lo hay, indudablemente.. .), al encaminar sus pasos por el
encomiable derrotero de la profesionalización...
Con una esmerada dedicación Matute después de modestos inicios llegó al final
(hipotético final desde luego para un estudioso verdadero) de sus estudios universitarios.
Le ha sido siempre fiel a San Carlos de Guatemala que hoy puede con toda propiedad
ufanarse de su egresado. La Facultad de Humanidades principia a entregar valiosos
elementos para la patria. Elementos que destacan ya en su lucha diaria con toda la
problemática nacional puesta ante si y tratada de aprehender y comprender por ellos.
Así, Matute demanda la crítica. Conoce, como queda dicho anteriormente, sus
limitaciones humanas. No se considera un genio, ni a ningún ciego por el simple hecho
de que se supere. No considera tampoco mal a los videntes, aunque seamos cegatos...
No, por supuesto, descarta la posibilidad de que se registren casos de invidentes
geniales, en cuyo caso, la ceguera nada tendría que ver con esa condición señalada.
Demanda la crítica hemos apuntado. Ello es cierto porque toma su trabajo como un
primer escalón para un gran diálogo en torno a lo problemática que en su trabajo aborda
y denuncia.
Dejemos, pues, vibrando en el aire la certera flecha brotada del carcaj de Mario René.
Dejémosla vibrando con sus propias palabras, estiletes de verdad y nobleza, al
autoanalizar brevemente su trabajo, objetiva, humanamente:
“Es obvio que los argumentos que rodean esta tesis, no se agotan ni con mucho en el
desarrollo de la misma.
“Véase pues, en este primer intento de descripción e interpretación, sólo el paso inicial
que pueda conducirnos a una más amplia y profunda comprensión de toda la
problemática de los deficitarios físicos, en una sociedad estructurada al estilo de la
nuestra.
“Creo que se han escrito muchas obras en torno a la educación del niño y el adulto
ciego, a su rehabilitación, a su capacidad de trabajo, a sus derechos y obligaciones, a sus
problemas inmediatos y a la forma de resolverlos. Pero asimismo creo que un intento de
interpretar la situación de los ciegos desde el punto de viola que este trabajo sustenta, es
todavía muy pobre en el mundo entero, no obstante que representa la tarea más
científica y el método más objetivo de llevarla a cabo.
“Así, la pretensión de este trabajo, no puede ser de ninguna manera la de un axioma
incontrovertible: Es, por el contrario, el primer párrafo de un diálogo que espera la
crítica y el desbrozamiento de todo aquello que, involuntariamente haya venido a
desvirtuar su fidelidad a la ciencia y a la objetividad”.
PREFACIO
Estas breves notas iniciales, no tienen otro objetivo que el de plantear al lector, de
manera muy sucinta y esquemática, tres aspectos de la obra misma: a) la tesis que ella
asienta; b) la forma en que se plantee el problema; y c) un breve análisis de las páginas
subsiguientes.
Tesis
En gran manera, lo que aquí se afirma tiene validez, no sólo para los seres humanos
privados de la vista, sino para todos los deficitarios físicos en general, exceptuando a
aquellos cuyas afecciones vulneran de algún modo el funcionamiento correcto de la
corteza cerebral.
De la misma manera que el sentimiento de celos es un producto tardío de la conciencia
humana, aparecido cuando el ser amado se confunde con el todo de la propiedad privada
durante el surgimiento de la familia patriarcal. Asimismo los sentimientos de
minusvalencia son también socialmente condicionados a través de la historia y son
vividos en dos polos diferentes: a) el del grupo que pretende captar la subjetividad del
individuo minusvalente; y b) por el individuo mismo que. por alguna razón, constata
objetivamente alguna incapacidad para la competición con los demás. Desde luego,
desde el régimen del comunismo primitivo, debió ser problemático para los deficitarios
físicos, realizar todas las operaciones que les dieran como resultado, los mismos
beneficios que obtenían los demás. Sin embargo, no fue sino hasta cuando la propiedad
privada, durante el régimen esclavista, comenzó a instituirse, que los individuos con
deficiencias físicas —y entre ellos por supuesto los ciegos— tuvieron un motivo real de
significación social, para sentirse inferiores, puesto que tropezaban con muchas más
dificultades para competir y para controlar los bienes de que pudieran apropiarse. De
esta manera, se les relega a los campos más improductivos y se forma a su alrededor y
en su propia conciencia, el sentimiento de minusvalencia.
La posesión de bienes materiales, ya por herencia o por gran habilidad competitiva del
sujeto deficitario físico, es el único medio de librarse de ese sentimiento. De aquí que la
invalidez se asocie siempre con pobreza, mendicidad e inutilidad.
Los hábitos mentales de los grupos, no responden de inmediato a los cambios
materiales: De aquí que persistan por muchísimo tiempo, viejas fórmulas que ya no
tienen un estímulo real, porque éste ha desaparecido en el pasado.
Respecto a los ciegos, se sigue pensando exactamente lo mismo que durante el régimen
esclavista o, en el mejor de los casos, lo mismo que durante el medioevo. Son muy
pocas las capas donde se les comprende como un ser productivo, pensante activo, capaz
de participar en la praxis social, en el esfuerzo colectivo del trabajo.
El capitalismo, en una contradicción más de sus realizaciones, ofrece al ciego —lo
mismo que a todos los individuos— mucho mayores posibilidades de instrucción que
antes, pero a la vez, acrecienta el factor competitivo hasta la exacerbación. De este
modo, en la actualidad, la educación ha liberado a muchos ciegos de ese sentimiento de
minusvalencia. Pero, por otra parte, la agresividad competitiva de la sociedad, ha
aherrojado a la gran mayoría a lagares marginales improductivos.
Solamente con un cambio radical de estructuras, podrá irse transformando la Visión
generalizada acerca de las deficiencias físicas y podrá otorgárseles progresivamente a
los individuos que las padecen, una ubicación correcta dentro del esfuerzo colectivo de
construcción social.
Al desaparecer el sentido de la propiedad privada, desaparecerán todo los sentimientos
que su reflejo psicológico ha creado en la conciencia del hombre.
Es obvio que los argumentos que rodean esta tesis, no se agotan ni con mucho en el
desarrollo de la misma.
Véase pues en este primer intento de descripción e interpretación, sólo el paso inicial
que pueda conducirnos a una más amplia y profunda comprensión de toda la
problemática de los deficitarios físicos, en una sociedad estructurada al estilo de la
nuestra.
Creo que se han escrito muchas obras en torno a la educación del niño y el adulto ciego,
a su rehabilitación, a su capacidad de trabajo, a sus derechos y obligaciones, a sus
problemas inmediatos y a la forma de resolverlos. Pero asimismo creo que un intento de
interpretar la situación de los ciegos desde el punto de vista que este trabajo sustenta, es
todavía muy pobre en el mundo entero, no obstante que representa la tarea más
científica y el método más objetivo de llevarlo a cabo.
Así, la pretensión de este trabajo, no puede ser de ninguna manera la de un axioma
incontrovertible: Es, por el contrario, el primer párrafo de un diálogo, que espera la
crítica y el desbrozamiento de todo aquello que, involuntariamente, haya venido a
desvirtuar su fidelidad a la ciencia y a la objetividad.
Capítulo 1
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Es justo pensar alguna vez, que la realización de toda una vida, bajo determinadas
circunstancias, merece alguna explicación. El hecho de estar ciego, atrapado entre la
densa malla de prejuicios de nuestra época, sin más recursos que el de la propia
conciencia, venida de una visión objetiva de los hechos y del claro diálogo con los
amigos desprejuiciados y auténticos, es un fenómeno, estadísticamente raro, que
sumado al éxito en algunas líneas y algunos propósitos ideo lógicos, de transformación
y de influencia sobre el medio, amerita el aporte de algunos datos que dan cuenta de la
posibilidad del hecho y de su veracidad científica. Esto es, que lo explique como un
hecho real, en un momento y en una sociedad dados, ausente de todo rasgo ficticio. De
esta suerte, el trabajo se levanta sobre el propósito primordial y quizá paradójico, de
explicar su propia existencia. Esto, desde luego, merece alguna aclaración. Discutiendo
sobre los posibles temas de mi tesis, yo sostenía que cualquiera era aceptable siempre y
cuando no se relacionara con el problema de los ciegos, por ser precisamente yo, un
ciego. Deseaba demostrar, trabajando sobre cualquier tópico científico, que los ciegos
podíamos manipular las ideas, los conceptos y las categorías con tanta precisión come
cualquier otro cerebro dotado de visión. Aseveraba que el revertirse del pensamiento
sobre el propio problema, que pudiera constituir a los ojos de los demás, el problema
central de la vida misma, era algo así como afirmar, que los ciegos no podíamos salirnos
de nuestras propias fronteras y que aun dentro de la especulación o de la ciencia,
deberíamos permanecer en la propia isla de los ciegos. Las respuestas de los
interlocutores amigos, me convencieron de algo, que sin ser lo contrario, podría en lo
formal parecerlo: Debía tratar el problema de los ciegos en mi tesis, precisamente para
demostrar que tal problema no está en ellos mismos sino en el contexto social que los
involucra, incluyendo en él toda la gama de ideas prejuiciosas, actitudes
discriminatorias y posturas de auto- suficiencia que hacen de la visión, así como del
dinero, de la posición social o del pensamiento especulativo, ídolos irracionales. La
mejor arma para rebatir con firmeza los prejuicios en torno a la ceguera y sus
consecuencias, era precisa mente el enfoque objetivo de los reales problemas que los
ciegos debemos afrontar hasta el grado de establecer sus verdaderos orígenes sociales,
las exactas limitaciones que ellos significan para la personalidad individual y algún
vislumbre sobre el camino terapéutico, que planteando los cambios necesarios, en la
dimensión y profundidad requeridas, atraigan el ambiente propicio para el desarrollo
integral y armónico de todos los hombres, incluyendo a los deficitarios físicos en cuyo
rubro queda inscrita la ceguera.1
1 <. . .Ya Marx mostró que toda actitud científica obliga a situarse en otro punto de vista
que las particularidades psíquicas del hombre se han constituido en el proceso del
desarrollo histórico y que 1os órganos de los sentidos son el producto de la historia
universal»
Kosik, Leontiev, Luna. “El hombre nuevo”.
Ed. Martinez Roca, S. A., Barcelona, España, 1969, p. 89.
Metodología
Al entrar en total acuerdo con Alberto Merani,2 (ver Merani, Alberto L. “La dialéctica
en psicología”.Cap. II, apartados III,IV, V.) cuando afirma éste que la complejización de
la materia viviente habiendo llegado a un tope en la evolución filogenética, necesitó
marcarse en un plano cualitativamente diferente para continuar en su proceso de
superación, realizándose entonces el mundo de la cultura y la vida humana encontramos
que ni la cibernética ni la testología pueden ser cuadros suficientes para atrapar en sus
reducidos conceptos toda la riquísima imagen del hombre De aquí que deliberadamente
se prefiera para el apoyo científico del presente trabajo conceptos materialistas de la
historia, la interpretación materialista dialéctica del hombre Sus procesos mentales y su
sociedad desechando como meta cualquier cuantificación o juego estadístico, cuya
función instrumental puede ser muy valiosa en el caso en que la ciencia necesite
localizar números, prever aumentos o constatar curvas u ondulaciones. Como el
propósito de este trabajo no está referido a ninguno de estos tres tópicos sino más bien
es el de realizar en forma modesta pero clara la imagen del ciego a través de los tiempos
su ubicación en el presente y su segura reivindicación en el futuro, éste ha sido tratado
como todos los demás hombres discriminados por una u otra razón, contemplándolo en
medio de las fuerzas que constituyen las fundamentales contradicciones de nuestro
tiempo y avizorando una perspectiva de cambio y superación.
Utilizando la inducción y deducción de la lógica formal, como procedimiento
descriptivo y la dinámica de la lógica dialéctica en cuanto a la interpretación de
cambios, la acumulación de factores cuantitativos y su transformación en elementos
cualitativos, en la generación de factor contrarios a partir de causas opuestas, etc.
Se ha procurado enmarcar toda la problemática específica de los ciegos, dentro de un
lineamiento estrictamente científico, que sin perder el recurso de lo anecdótico,
guardara el más honesto apego a la realidad y su interpretación objetiva.
Además, pensamiento e inteligencia no son tratados en el curso de este trabajo, como
ordinariamente se les considera; esto es, como sinónimos. Pensamiento e inteligencia
son aquí, des elementos cualitativamente distintos. El pensamiento que es la ordenación
de los conceptos con la ulterior aplicación práctica de sus inferencias, es el instrumento
en cargado de resolver los problemas de todo tipo que la realidad plantea. La
inteligencia como reflejo de la realidad no se abre ante ésta con el sentido práctico del
pensamiento, sino con la profundidad escrutadora del descubrimiento. La inteligencia es
el instrumento avizorador que sintetizando y analizando los elementos conocidos, es
capaz de ir más allá para plantear los problemas de todo tipo que han de servir al
hombre como incentivo infinito e inagotable en su marcha de constante superación. La
inteligencia es pues, la visión de la conciencia encargada de plantear la problemática del
hombre.
Proceso
La inquietud por poner en manos de los humanistas, de los maestros y del pueblo en
general un trabajo, que conteniendo los conceptos fundamentales que en un apretado y
quizá no del todo feliz ordenamiento, se sirven a través de estas páginas, comenzó a
hacerse efectiva desde los años de la adolescencia cuando la incomprensión del medio y
la escasez de recursos, empezaban a complicar en algún grado, los estudios en la
Escuela Normal Central para Varones de Guatemala. Se hizo entonces patente, con todo
el vigor de lo incontrovertible que el ingenio sumado a la buena voluntad, eran factores
suficientes para que el cerebro de un ciego pudiera ensayarse también en el discurrir de
la ciencias: Matemáticas, sociales y naturales 3. (<…Toda tendencia a considerar la
inteligencia del hombre o cualquier otra de sus propiedades como un algo invariable y
no como un proceso es falsa desde su base. La conciencia humana supone la perpetua
transformación de lo desconocido en conocido y, debido a ello, de la debilidad en
fuerza. Desde este punto de vista, todo hombre, independientemente de su constitución
física o de su raza, es una fuente inagotable de posibilidades realizándose>. Ibid. P. 35
Los principales problemas quedaron salvados siempre gracias a la palabra, el
pensamiento y comprensión de los compañeros de promoción. Muy por el contrario, las
autoridades educativas saturadas de prejuicios ambientales trataron de obstaculizar hasta
lo último el egreso del primer maestro ciego de nuestro país. Se logró que aceptaran su
graduación bajo una condición de suyo injustificable. El título que se me extendió a
pesar de no haber perdido ni una sola materia durante os cinco años de estudio, me
prohíbe ejercer legalmente el magisterio.
El panorama se amplió, la comparaciones entre el estado de cosas de otros países y el
nuestro en relación a los ciegos se hizo más vivos cuando la correspondencia tendió sus
lazos imperecederos con organizaciones tales como• Asociación Ignacio Trigueros en
México; Consejo Panamericano Pro-Ciegos con sede en Lima, Perú; Imprenta Braille
de Buenos Aires, Argentina; Unión Nacional de Ciegos del Uruguay; Federación
Internacional de Ciegos con sede en California, E.E. U.U. La asistencia a tres eventos
internacionales: 1. Conferencia para el bienestar de los ciegos, realizada en Guatemala
en marzo de 1961;II. Conferencia para el bienestar de los ciego realizada en Nueva
York, en agosto de 1964; y las fiestas del V aniversario de la Organización nacional de
ciegos trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos permitieron aumentar al máximo
la esfera de las amistades en el mundo de la tiflología y conocer más de cerca los
diferentes planteamientos y posturas de los distintos países e instituciones.
Cinco meses de observación en el “Arkansas Interprise for the Blind” (Centro de
rehabilitación) así como las visitas de observación en años diferentes a la Escuela para
Ciegos de Arkansas, al Industrial Home for the Blind en Nueva York, a la Light House
de Nueva York, a las escuelas para ciegos de México, al Comité internacional Pro-
Ciegos de aquel país, la Sección de tiflología de la Biblioteca nacional de México, al
Instituto de secundaria para ciegos de México, la Escuela para ciegos de San José de
Costa Rica, Escuela para ciegos de El Salvador, contribuyeron también a redondear la
idea de que aún con toda la problemática social de nuestros países, puede hacerse
mucho en el campo de la tiflología.
Finalmente, la certidumbre para trabajar sobre el problema psicosocial de la ceguera, me
llegó a través de la amistad y el trato personal con dirigentes ciegos da más de ocho
organizaciones mexicanas, de la “Cane Blanch” de Francia y de la Asociación “Valentín
Haüy”, de la “Asociación de ciegos de la Unión Soviética” y de la “Organización de
ciegos de España”, quienes con sus experiencias y sus argumentos (favorables o
contrarios a los míos), estimularon definitivamente el afán de estructurar una pequeña
obra, que contribuyera sobre todo a orientar a las esferas intelectuales sobre la realidad
de vida de los ciegos. Si en conclusión este trabajo sirve de modesto estímulo a las
mentes inquietas de mi país, habrá alcanzado su propósito primordial.
En cada modo de producción pueden distinguirse dos aspectos generales Por una parte,
todo el inventario de recursos e instrumentos utilizados por la sociedad con el propósito
de producir bienes de consumo y otros medios de producción. Por otra parte, puede
distinguirse un cúmulo de ideas que corresponden a ese modo de producción existente y
las cuales se expresan en las distintas fases de la conciencia del grupo: Arte, religión,
moral, ciencia y política.
La ceguera no es sino una limitación física, que influye sobre todo en la localización a
distancia y la determinación del color; esto reduce las posibilidades de movilización,
con igual velocidad y destreza que la mayoría de individuos. Como es fácil apreciar, en
una sociedad que trabaja con medios de producción adaptados generalmente al sentido
de la vista, la falta de ésta reduce las posibilidades productivas del individuo que la
sufre. Además, si en las ideas y en la determinación axiológica del grupo, priva el
criterio de que una disminución física visible, reduce las posibilidades competitivas del
sujeto, éste se verá acosado por una actitud general de minusvalencia respecto a él, a un
lugar donde la discriminación lo hace su víctima propiciatoria.
Muchos individuos sufren las más variadas afecciones físicas, con resultados tanto más
peligrosos que los que la ceguera puede producir en la interrelación personal: Sin
embargo, como tales afecciones permiten una actuación normal del individuo frente al
grupo, de tal modo que la visibilidad del defecto es casi imperceptible, permanece éste,
sin sufrir el golpe de la discriminación. He ahí a los diabéticos, cardíacos, enfermos
hormonales, débiles mentales, epilépticos, etc., desempeñando puestos de alta
responsabilidad en las capas profesionales, del magisterio e incluso de la dirigencia
nacional. Los invidentes, por el contrario, han sido reducidos, desde siempre, a un
número limitado de actividades: Sin ningún cuidado se les ha colocado al lado de los
idiotas en las leyes y en general se teme encargarles cualquier acción de
responsabilidad. El estereotipo mental que se tiene acerca de los ciegos es dentro de este
contexto irracional, el de una figura inútil, reducida generalmente a las acciones más
simples’ sencillas r de ordinario habituada en una postura de absoluta dependencia.
Los cambios materiales, por medio de los cuales se va adoptando una mayor
mecanización del trabajo, así como las nuevas relaciones económicas que tales cambios
van imponiendo, tienden a facilitar cada vez más, la incorporación de todos los
deficitarios físicos, incluyendo a los ciegos, al mundo de la producción; las nuevas
concepciones, extraídas de esta práctica en los nuevos hábitos de relación y de
producción, sobre el universo, la vida, la sociedad y el hombre, se marcan en una
decidida tendencia a hacer desaparecer de la mente humana, todas las raíces de la
discriminación, incluyendo en ellas la de los defectos físicos.
Datos adicionales
En este capítulo introductorio se han presentado siete acápites diferentes, en los cuales
se sintetizan las motivaciones del proceso de maduración y las cinco interrogantes
principales que dieron origen a la elaboración de este trabajo.
En el recorrido de cada uno de los capítulos y sin romper artificialmente con el
entreveramiento que en la vida presentan los tópicos relativos a cada una de las
interrogantes, se va redondeando un cúmulo de ideas que permiten la mejor ubicación y
examen de éstas, hasta llegar a un análisis y una respuesta que, a manera de conclusión,
es servida al final en forma bastante sintetizada, como producto de todos los datos
anteriores, entrelazados en la hilación histórica, anecdótica explicativa. La inferencia
lógica, los ejemplos y la exposición de los resultados alcanzados por algunas
instituciones, interpretados doctrinariamente dan, a nuestro entender, una imagen
suficiente de la real problemática de los ciegos.
Capítulo II
“Mucho se ha escrito sobre la condición y manera de ser de los ciegos; pero todos los
que se han ocupado de esto, lo han hecho bajo una impresión determinada o dominados
por prejuicios, algunos de ellos muy generalizados. Uno de estos prejuicios es el de
considerar que los ciegos no pueden dedicarse más que a la música, Enciclopedia
universal, Tomo XIII, p.100, Espasa Calpe.
Probablemente, este concepto venga arrastrándose, desde muy lejos, a través de toda la
historia. Los ciegos de la antigüedad fueron vagabundos aedas que transportaban de
pueblo en pueblo las narraciones, los versos y los cánticos de aquella remota edad. Es
posible que Homero no haya sido un sólo hombre, sino muchos cantantes que iban con
las leyendas heroicas ganándose la vida a través de la gran Hélade.
Seguramente que antes de que en los grupos humanos sobrara tiempo para dedicarse a
las artes y las ciencias incipientes, es decir, cuando los pueblos aún no reservaban
alimentos ni otros materiales, sino que trabajaban por beneficio inmediato, a los ciegos
les debe haber sido muy difícil sobrevivir. Sin embargo, en cuanto la organización social
se fue superando en formas más organizadas, los ciegos encontraron acomodo
valiéndose de su capacidad de concentración, lo que les permitía memorizar largas
recitaciones de los héroes y dioses de aquel tiempo. También hubo adivinos como
Tiresias , (ciego adivino que aparece en Antífona de Sófocles. (“Las siete Tragedias”).
Editorial Porrúa, S.A. México 1966.) ya que era fácil atribuir poderes mágicos a la
personalidad de los ciegos. Aún ahora, mucha gente no se explica por qué los ciegos
saben muchas cosas, que según el criterio ingenuo con que se juzgan, sólo pueden
aprenderse a través de la vista. Constantemente se nos interroga acerca de cómo nos
orientamos, cómo podemos localizar un edificio, cómo reconocemos a muchas personas
aun antes de que hablen, cómo nos percatamos de ciertos movimientos de la gente que
charla con nosotros. Y es que muy pocas personas comprenden que los ciegos
atendemos a muchos estímulos que pasan desapercibidos para la generalidad: El ritmo y
pesadez de los pasos, la respiración, el olor habitual, ecos, ruidos de la ropa, de una
pulsera, la dirección y altura de la voz, etc., etc.
De este modo, muchas personas creen que tales percepciones se obtienen por poderes
mágicos y creen en un don sobrenatural de los ciegos.
Es cierto que en la antigüedad muchos ciegos triunfaron y hasta contribuyeron con su
aporte de adivinadores o cantantes, a transmitir las creencias y las creaciones literarias
de entonces, pero ello no les ocurrió a todos. El hecho de que haya habido muchos no
significa que muchos otros hayan podido dejar el viejo camino doloroso de la dádiva y
la mendicidad.
La literatura antigua, las ciencias y la filosofía, fueron objetos de pensamiento en las
mentes esclarecidas de más de un ciego famoso. Algunos de ellos las enriquecieron
verdaderamente y sus aportes tienen resonancia maravillosa hasta nuestros días.
Bástenos citar, como ejemplos de aquel hacer intelectual, en medio de un mundo
adverso, a Homero; Demócrito, cuya ceguera es poco conocida; Milton y Margarita de
Ravena.
Durante la Edad Media, la figura de un ciego en una comunidad cualquiera, se
identificaba con la del juglar, el cantor o el declamador. Los ciegos transportaban las
leyendas y los cánticos con sus laúdes de castillo en castillo y vivían de lo que se les
brindara a cambio de aquel arte popular, que sea como fuese, no era sino el disfraz de la
limosna improductiva.
Hubo, como en la actualidad, hombres ciegos que no tropezaban con el angustiante
problema de tener que ganarse la vida. Sus propiedades les aportaban suficientes medios
económicos para subsistir con comodidad y decoro y en muchos casos, hasta con
opulencia. (El caso de la señorita Melania de Salignac, citado por Diderot en su “Carta
sobre los ciegos”. Obras Escogidas de Diderot. París, 1897 p. 104.) La ceguera, en
aquel tiempo como en el presente, sólo era un problema real para el desvalido. El gran
señor podía pagarse servidores, acondicionar adecuadamente según sus caprichos, las
instalaciones de sus dominios, dedicarse a cualquier actividad que su gusto y sus
capacidades les hicieran preferir. El menesteroso tenía que aprender a cantar y a tocar
algún instrumento, debía rodar por el mundo y mendigar el pan despertando la
conmiseración de su auditorio.
El mismo cuadro persiste en muchas partes del mundo en la actualidad, las gloriosas
excepciones constatadas vivencialmente por el autor, serán descritas adelante, porque
representan un orgullo para los ciegos que ya las disfrutan y una esperanza para quienes
aún sufren el castigo de una sociedad discriminadora. Hoy, lo mismo en Madrid que en
Guatemala, en Estocolmo que en París, los ciegos continúan, en su gran mayoría
haciendo las mismas cosas: Venta de billetes de lotería —en Madrid llamado Cupón de
los ciegos, en Guatemala Lotería santa Lucía. En Estocolmo, aun cuando el seguro
social está plenamente desarrollado, los ciegos buscan las mismas actividades sencillas
o la limosna. En Nueva York muchos ciegos mezclan con el ensordecedor chirriar de los
“subways”, el lloriqueo de algún instrumento viejo limosnero. En París, los ciegos
hacen de las estaciones del metro, su refugio cotidiano; acordeones, guitarras, serruchos,
violines, mezclan sus lamentos con el bullicio de las multitudes que pululan
incesantemente en aquellos lugares y que casi rítmicamente, van dejando su
conmiseración o su descargo moral, en el tintineo de las monedas que van cayendo entre
el viejo bote de leche que indefectiblemente está junto al ciego.
Aun cuando los esfuerzos por librar a los ciegos de la mendicidad descarada o
encubierta, comenzaron a partir del siglo XII, cuando Güelfo VI fundó el hospital de san
Nicolás Meningen en 1178, ha sido sumamente difícil lograr que la población de ciegos
se aparte totalmente de aquellas prácticas improductivas e infamantes.
A partir del siglo XIII comenzaron a fundarse asilos, patrocinados por hombres
adinerados que cumplían de esa manera, con algún ofrecimiento religioso caritativo. En
1260, san Luis funda el asilo de “Quince Ving” en París, especialmente para los
cruzados que habían perdido la vista en la guerra de Palestina.
En Prusia, después de 1713, se fundaron 5 escuelas talleres de las cuales, se conservan
hasta la fecha la de Königsberg y la de Breslau.
La enseñanza totalmente individualizada, hacía sumamente costoso y lento el
aprendizaje de los ciegos. No existía un procedimiento, por medio del cual éstos
pudieran instruirse por sus propios medios. Como quedó anotado anteriormente los
ciegos deambulaban en busca de sustento, cantando o declamando. Así, uno de estos
grupos, una desafinada orquesta de ciegos adultos, situada en una acera de París, fue la
inspiradora para que Valentin Haüy. «Muchos difieren, en cuanto al origen del interés de
Haüy por los ciegos McDonald afirma que fue una cantante austriaca, Maria
Teresa Von Paradis quien desperté en Haüy la idea de educar a los ciegos. De acuerdo
con Illingworth Haüy comenzó a interesarse en el problema al ver a la entrada de uno de
los numerosos cafés de París a una banda de ocho o diez ciegos que divertían a los
clientes interpretando una «sinfonía discordante» y que vivían de las monedas que el
público les arrojaba. Haüy sostuvo que si estos ciegos podían distinguir las monedas y
aprender a conocer los numerosos objetos del mundo circundante, podrían también
aprender a distinguir las notas musicales y aun las letras del alfabeto; en otras palabras,
eran capaces de aprovechar las ventajas de la educación. A. de Heck “La educación de
los niños excepcionales” Ed. Novo. Bs. As. Argentina, l960. pp.100,190.) fundara la
primera escuela para ciegos, data sólo de 1785, cuando este hombre y pedagogo, en
compañía de su colaboradora, la señorita von Paradis, inician la hasta entonces
inexplorada labor de educar a los ciegos en forma sistemática.
Más tarde esta primera escuela para niños ciegos, se fusinó con una escuela para sordo-
mudos funcionó bajo la protección de Napoleón hasta que a pedido de A1ejandro I, fue
trasladada a San Petersburgo en 1805. Mientras tanto en Paris, recibían enseñanza los
ciegos en el llamado “Hospital de los 300” y no fue Sino hasta 1814 que se separa de
aquél, y continúa funcionando como una escuela independiente.
Valentín Haüy fue un educador que dedicó sus mejores esfuerzos a la causa de la
enseñanza para ciegos. De esta manera llegó a recorrer Europa fundando en diversos
países, escuelas e instituciones para ciegos. En Inglaterra el de Londres y en Alemania
el famoso de Berlin.
Más tarde, en 1804, Klein funda el de Estocolmo y bien pronto, el de Austria, en Viena.
Muchos otros hombres, educadores y filántropos comenzaron a interesarse por el
problema, de modo que en 1830 se encuentran establecimientos en todos los estados
alemanes y en casi todos los países de Europa. “En el año 1829, la legislatura de
Massachusetts aprobó una ley votada por unanimidad y sin discusión, por la que se
autorizaba el establecimiento de una escuela para ciegos. En el cuerpo de
administradores de la misma se contaban el gobernador, el vicegobernador, el presidente
del Senado y el de la Cámara de diputados, el Dr. Samuel Gridly Howe fue elegido
director de la escuela y enviado a Europa, para aprender directamente lo que habían
realizado Haüy y otros. En agosto de 1832, la escuela abrió sus puertas, con seis
alumnos: Así se inició la famosa institución Perkins y Escuela para ciegos de
Massachusetts”. Comienzan a surgir nuevas formas de emplear la capacidad de los
ciegos, aparecen talleres, fábricas y hasta asociaciones de ciegos en algunos países del
viejo continente. Desde 1900 se comienza a enseñar a los ciegos con verdadero éxito, la
técnica de la masoterapia en la escuela de Leipzig, Alemania.
Los ciegos han comenzado a liberarse. El siglo XIX es quizá, en muchos órdenes, la
etapa histórica en que se plantean abiertamente los postulados de todas las revoluciones
más profundas. Los ciegos también surgen a la vida colectiva con nuevos diseños en lo
que respecta a su relación con la comunidad y sus planteamientos comienzan a ser
escuchados, si no en su totalidad, al menos parcialmente, y la organización de sus
instituciones; comienzan a influirse por las ideas de los propios ciegos, que hasta
entonces sólo habían recibido, como una dádiva más, el poco de instrucción que se les
brindaba.
Naturalmente las actividades que los ciegos escogen, varían de acuerdo con la cultura en
que se dan. En Egipto, por ejemplo, los ciegos son muy apreciados en la recitación de El
Corán frente a los cadáveres, desde hace muchísimos años. “El Egipto fue conocido
como el país de los ciegos. Herodoto proclamó la fama del notable oculista egipcio. En
libros médicos primitivos de la India se registran numerosos desórdenes visuales”.
En París, la industria del papel viejo, promovida por la asociación Valentín Haüy, es una
fuente de ingresos para muchas personas carentes de vista.
Esta industria consiste en la conversión del papel viejo que el público obsequia, en
objetos útiles tales como sacos, bolsas y otros. Para efectuar este trabajo la asociación
cuenta con maquinarias especiales. Gran cantidad de asociados se dedican a ellas como
un medio efectivo de subsistencia. En Alemania, la Unión Soviética y Suecia, los ciegos
tienen actualmente el monopolio de algunos trabajos para el ejército.
Otro empleo muy utilizado en toda Francia, desde hace varios siglos, es el de obreros en
la fabricación de cigarrillos en las tabacaleras estatales.
En diferentes países existen talleres destinados a: Embalaje de botellas, tapones,
cañizos, telas de puntos, mechas, escobería, cestería de mimbre, de palma, colchonería,
confección de alfombras. En la Unión Soviética, como se verá más detalladamente en
otro lugar de este trabajo, los ciegos se dedican, ya no a las tradicionales labores
manuales, sino a la fabricación en serie de aparatos, tales como repuestos de carros,
asientos de tractores, montaje de generadores eléctricos, dinamos y lámparas. En
general, en los países socialistas los ciegos se han incorporado totalmente a la
produción colectiva y cuentan con dos tipos de fábricas: Las destinadas a su
entrenamiento que son manejadas por las propias asociaciones de ciegos, y las estatales
que los emplean como a cualquier otro obrero común y corriente.
Existe en Bucarest una de las instituciones más grandes para ciegos, que funciona bajo
el nombre de “Bata luminosa regina Elisabeta”. Se trata de toda una colonia, con
fábricas y talleres, viviendas e instalaciones de recreo. Fue fundada por una reina de
Rumania y en ella se encuentran industrias tales como: Hilados de lino, fundición de
metales, principalmente plomo, zapatería y otras. Desde 1820 se inició, gracias al
entusiasmo de un relojero, —don José Ricart—, el movimiento en favor de los ciegos de
Barcelona. Este hombre se las ingenió para que “sus ciegos” aprendieran a leer.
Inventó un sistema de alto relieve sobre planchas de metal.
Gracias a las gestiones del señor Ricart, el ayuntamiento de aquella ciudad sostuvo
desde entonces dos escuelas para ciegos que más tarde se fusionaron en una sola.
“La asistencia propiamente dicha de los ciegos es más antigua que la enseñanza e
instrucción de los mismos en la infancia. En Alemania los primeros establecimientos se
fundaron en Kónigsberg, Breslau, Marielweder, Berlín y Münster. Después se vio la
necesidad de dar un modo de ganarse el sustento a aquellos desgraciados, enseñándoles
un oficio que les permitiera volver al seno de su familia. Poco a poco se crearon
instituciones de asistencia a cargo de diferentes ciudades y provincias, siempre existió
en ellas un consejero o asesor con conocimientos especiales sobre aquella materia, pero
desgraciadamente la dirección estaba a cargo de personas incompetentes, por lo cual la
institución no daba los resultados que de ella se esperaban”.
A medida que hubo mayor cantidad de ciegos preparados, y que las mismas
instituciones los fueron agrupando, el sentido de organización fue prendiendo en ellos,
dando origen y forma a las primeras asociaciones mutualistas de invidentes.
En Alemania principalmente, surgió con sumo vigor el afán de agruparse en forma más
organizada. De ahí nacieron las asociaciones mutualistas, las primeras cooperativas de
trabajo, las cajas de socorro. De las sociedades mutualistas se extendió el movimiento
hasta alcanzar cierto grado de desarrollo, desde el cual se brindaba ya en el siglo
pasado, protección especial al trabajador ciego, se costeaban gastos de éstos cuando
iban a las playas del Báltico y se les ayudaba con materias primas.
En Francia también existe un movimiento similar que hasta la fecha continúa con
bastante éxito. Funciona bajo el nombre de “La Cane Blanch” y su meta principal es la
de brindar ayuda en todo sentido a los ciegos.
Paulatinamente el movimiento fue revistiéndose de una orientación realmente
reivindicadora y los ciegos reclamaron la dirección de sus propias instituciones. La
Organización de ciegos españoles (ONCE) está regida por personas ciegas, tanto en la
parte administrativa, como en la ejecutiva. Todos los jefes de dependencia son ciegos.
Otro tanto ocurre en los países socialistas. “La Sociedad de ciegos de la federación rusa
reúne a todos los ciegos que viven en el territorio de las Repúblicas socialistas
soviéticas. La sociedad es una organización social, voluntaria e independiente”.
“La tarea de la sociedad es reunir a los ciudadanos ciegos con el fin de incorporarlos a
actividades útiles para la sociedad, para mejorar su nivel económico y cultural, para
contri buir a su desarrollo ideológico y político, elevar su nivel de enseñanza general y
técnica, atraerlos a las filas de los constructores activos de la sociedad comunista”.
En realidad, juzgando superficialmente, parecería que no existieran sino razones
sentimentales para que los ciegos se asocien y busquen la organización de sus grupos, o
bien parecería como algunos lo expresan con sorna, incluso muchos ciegos, que la
ceguera no es una tarea o un trabajo que justifique la agrupación en esos “Sindicatos de
ciegos”.
La verdad es que la ceguera sitúa a los individuos bajo las mismas presiones sociales,
las mismas discriminaciones y exige para su adaptación, similares entrenamientos. Las
limitaciones objetivas son las mismas en todos los individuos que las padecen y ciertos
intereses son comunes a todos los ciegos, por ejemplo, el interés de librarse de la
discriminación, la garantía de un trabajo decoroso, el deseo de participar en las
decisiones que sobre sus problemas se toman por las instituciones encargadas de
resolver, etc., etc.
Ocurre entonces un fenómeno un tanto curioso para el observador, ya que, mientras los
demás defectos físicos no compelen a quienes los padecen, a la asociación, la ceguera sí
atrae a los individuos a formar agrupaciones. Quizá la diabetes y el alcoholismo se
aproximen un tanto al afán de organizarse que existe en los ciegos, pero las metas de las
asociaciones de diabéticos o de alcohólicos tienen finalidades muy estrechas
relacionadas exclusivamente con la enfermedad en sí, por ejemplo, el evitar que
progrese; o bien, mantener el control necesario sobre ella. En cambio, las asociaciones
de ciegos proliferan en todo el mundo y sus metas casi no se relacionan con la
enfermedad en si.
Más bien buscan la solución de problemas que son el resultado social de la situación de
estar ciego.
Braille y su obra
Aunque la vida de Luis Braille, su genial invención para la lectura y escritura de los
ciegos, tiene y tendrá permanente repercusión en la existencia de todos los ciegos del
mundo, la huella que aquel ilustre hombre en su paso por una sociedad que en lugar de
abrirle su inmediata y espontánea comprensión le presentara valladares y resistencias
que indudablemente amargaron su vida, no es, como se quisiera, abundante en hechos y
anécdotas. Alguno que otro dato certero se mezcla con la leyenda. y no son sino muy
pocos documentos los que pueden reportar algo acerca de sus quhaceres, sus
inquietudes, su lucha, su vida lenta y su muerte sin mayores premios, excepto el cariño
y la abnegación de sus discípulos ciegos.
Hoy día, el sistema de Braille ha sido adaptado prácticamente a todos los idiomas del
mundo. Sirve tanto a los ciegos franceses, en cuya patria naciera, como a los de habla
inglesa, japonesa, española, china, persa, vietnamesa, argelina. Incluso se ha aplicado a
todos los dialectos de la India y del África como su estructura fonética es idéntica a la
del sistema arábigo usado mundialmente, es posible aplicarlo a los idiomas autóctonos
americanos, sin ninguna dificultad, en cuanto a los sonidos básicos que representan las
diferentes letras.
Sin embargo, Braille no logró contemplar este rotundo triunfo de su magistral obra. Su
sistema, reciamente combatido por las autoridades del Instituto de ciegos dé París,
donde se educó y donde entregó toda su vida a la docencia, sufrió como se verá más
adelante, etapas de prosperidad y retroceso. Sin embargo, la convicción del autor, así
como el apoyo irrestricto del alumnado y de sus compañeros ciegos, concluyó por fin,
en una imposición mundial de lo que los propios ciegos deseaban y que por una de esas
injusticias de la organización discriminatoria de los grupos humanos, rechazaban las
autoridades compuestas exclusivamente por personas videntes.
Luis Braille, nace el 4 de enero de 1809 en un pueblecito de Francia: Coupvray
departamento del Sena-Marne. Sus padres, ya un poco entrados en años, habían
procreado antes a tres hijos más. Simón Braille y su mujer Mónica Baron, vivían en una
casa campestre, bastante sencilla. La profesión del padre, sin embargo, aportaba lo
suficiente para poder sostener a la familia, cuya vida no salía del marco de la vida
provinciana francesa de aquellos tiempos. La talabartería que el padre tenía instalada en
su propia casa, daba para comer, vestir, asistir a la escuela, etc.
Luis no asistía aún a la escuela, contaba apenas cuatro años; cuando un accidente,
ocurrido en la misma talabartería de don Simón, cambió por completo su vida y quizá la
de todas las generaciones de ciegos que precedieron la existencia de aquel ilustre
hombre. Jugando con una lezna, se lastimó profundamente un ojo. El hecho debe haber
conmovido tremendamente a la familia y hasta es posible que de inmediato se haya
buscado un médico —como noveliza Emilia Verdigier—, pero el caso es que no hubo
enucleación del ojo afectado y por lo tanto, la degeneración de los tejidos de éste se
trasladó prontamente al otro. La ciencia no ha establecido con precisión, a qué factores
entrópicos responde aquel fenómeno. De todas maneras, cuando un ojo —tanto en los
animales como en el hombre— se lesiona profundamente y no es enucleado, por alguna
razón de simpatía, el otro comienza a degenerarse hasta quedar totalmente ciego.
Así Luis Braille fue ciego totalmente desde muy temprana edad y los primeros años de
su vida, que pudieron transcurrir normalmente entre la escolaridad, algunas cuantas
tareas que el nivel económico de la familia imponía, el juego y los paseos campestres,
debió opacarse bastante, debido a la inadecuada información de los padres, de tal modo
que Braille no asiste a ninguna escuela hasta el 15 de febrero de 1819, fecha en que fue
inscrito en el Instituto para ciegos de París, que fundara años antes Valentín Haüy. Hasta
se antoja especular acerca de restricciones en el juego y en los vagabundeos, pues su
carácter de hombre solitario y retraído de los años ulteriores, no dejan de reflejar una
niñez poco socializada y activa.
París es la ciudad europea que ha sabido desarrollarse arquitectónicamente sobre trazos
de imponente modernismo, sin estropear en lo más mínimo su expresión de antigüedad.
Todas sus calles curveadas, quizás obedeciendo a ciertos caprichos del Sena, el remate
de calles en aquellos muros de antaño; hasta el adoquinado de hace varios siglos persiste
en las calles que cruzan los jardines del Louvre o los de las Tullerías. Las arcadas, la
estatuaria, los callejones, los suntuosos palacios, las viejas iglesias y los enormes
jardines... No es difícil ubicar, en. su hora, al París aquel por donde Luis Braile, se
desplazaba con timidez, sobre calles y callejuelas de piedra, por entre coches tirados por
caballos, encontrando a su paso alguno que otro mercado bullanguero, hasta llegar casi
al límite de la ciudad, donde antaño se levantara una poderosa puerta. Allí en una casa
húmeda y sombría, cuya historia atraviesa varias etapas, se escondía el Instituto para
ciegos, donde se “educaba” un puñado de muchachos semi-harapientos.
Aquella casa había servido a san Vicente de Paúl para convento. Más tarde se convirtió
en prisión de curas y al estallar la revolución., la tomaron a su cargo las mujeres
revolucionarias y Emilia Verdigier afirma, sin ningún fundamento, más bien como una
venganza tardía, que en ella vivieron días de libertinaje. Luego el gobierno se la entregó
a Valentín Haüy, y éste, enfilando contra todos los prejuicios y falsas creencias de su
época, se dedica a la problemática tarea de demostrar en la práctica, que los ciegos son
seres educables. Aquella aseveración, aunque todavía no se ha examinado en sus justas
dimensiones, revelaría datos de importancia, no sólo para los ciegos, sino para el género
humano en su conjunto. De una manera u otra, podrían inferirse de aquel hecho, hasta
entonces impracticado, conclusiones de máxima importancia en la elaboración Y
reelaboración de muchos conceptos básicos en la ciencia y en la fiosolfía. Asi, si la
aseveración de que los ciegos eran personas educables, resultaba falsa en la práctica, el
papel de la sensorialidad en la formación de los hábitos, de la personalidad, del
pensamiento y de la inteligencia, se elevaría a una categoría primordial, manteniéndose
la faceta de las visualizaciones en primerísimo plano; si por el contrario, como ocurrió
desde entonces sistemáticamente, se demostraba que los ciegos eran susceptibles de
aprender y de responder con estructuraciones cada vez superiores al estímulo
organizado de los datos, no sólo de los sensoriales sino de aquellos propios de las
simbolias, transmitidos a través de la palabra, se hacía posible plantear toda la
problemática del psiquismo de manera bien distinta. Por ello no obstante, olvidando
incluso los ejemplos individualizados de creatividad y de eficiencia que muchos habían
ofrecido desde antaño, en valiosísimos esfuerzos particulares, las interpretaciones
comenzaron a surgir en varias direcciones. No era extraño en aquella época —aún en la
presente lo es— que el problema se resolviera dándole al espíritu posibilidades infinitas,
desligadas absolutamente de la materia y de su organización y complejización. No faltó
quién afirmara que los ciegos hablaban de las mismas cosas, pero que todo era en
esencia, un asunto de imitar sonidos, pero que el cerebro de aquéllos, no lo
conceptuaban al nivel del de los videntes. Aun Diderot cae en esta trampa de los viejos
prejuicios, cuando escribe entusiasmado su “Carta sobre los ciegos”.
( Afirma que los ciegos confunden el sentido de la belleza con el de utilidad (p. 43). Que
las experiencias sensoriales de los ciegos no lea permiten ni la más remota comprensión
del campo visual, ni mucho menos de las refracciones, que manejar el mismo
vocabulario de los videntes pero sin Cenceptualizarlo (p 47). Que como los ciegos no
“ven’ la desnudez, su moral es distinta y no tienen sentido del pudor (p. 52); carecen,
para él. del sentido de la perspicacia, al grado que pueden ser fáciles victimas del
adulterio y del engaño. Simplemente porque no perciben la mímica (p.50). «Como
todas la manifestaciones exteriores que despiertan en nosotros la conmiseración y la
idea del dolor, los ciegos no aprecian más que el lamento, los acuso en general de
inhumanidad”. ¿ Qué diferencia hay para un ciego entre un hombre que orina y otro que
vierte su sangre sin quejarse? (p. 52). Dice que si el razonamiento fuera común entre
hombres y animales los mismos motivos que impulsan al ciego a afirmar algunas
ventajas sensoriales llevaría a los animales a afirmar sobre el hombre, sus ventajas de
tamaño, desarrollo de algunos órganos, precisión del instinto (p. 48). Como no ven la
naturaleza, tienen un concepto flojo de ella, No creen en su existencia (pp. 53.54),
Afirma que los ciegos carecen de imaginación porque no tienen concepto del color (p,
55). Después de describir y elogiar la magnifica labor del matemático ciego Saunderson
afirma: ‘Es indudable que en tales ocasiones, con todo el ingenio que tenia, Saunderson
no se entendía a sí propio más que a medias, pues sólo comprendía la mitad de las ideas
correspondientes a los términos que usaba”. «j Pero quién no se encuentra algunas veces
en el mismo caso? (Este accidente es común a los idiotas, que dan a veces bromas
sumamente espirituales, y a los hombres de ingenio, que dicen de cuando en cuando
solemnes tonterías, sin que aquellos ni éstos lo conozcan» (p. 68). Pretende que los
ciegos, al no percataras de la existencia real de ciertas cosas (luz, color, por ejemplo),
concluyen en juicios puramente idealistas y subjetivistas acerca de la materia y de los
objetos, Agrega que el idealismo ha de ser obra de ciegos (p. 72). En un anexo a su
“Carta sobre los ciegos. - .“, escrito 30 años más tarde, se retracta con suma honradez y
hasta con ternura da algunas de sus antiguas afirmaciones sobre todo en lo relativo al
pudor, a la idea objetiva de las cosas, a la sensibilidad para el dolor ajeno y a la
capacidad de expresión. Este último trabajo se lo dedica a la señorita ciega Melania de
Salignac.
Obras escogidas de Diderot. Garnier Hnos. Libreros Editores, ParIs, 1897.
«Siempre la misma lucha, idénticos tropiezos. Al ser juzgado por videntes no podían
comprenderle, desconocían las dificultades de los procedimientos puestos en práctica
entonces. Si el asunto hubiera tenido que ser dirigido por ciegos, exclusivamente ciegos,
el resultado habría sido muy distinto, y si no allí estaba la prueba; sus alumnos,
muchachos educados por él, que le admiraban y defendían su alfabeto porque les daba
ventaja desconocida hasta el momento. Lo lamentable era eso: Que la vida de los ciegos
estuviera dirigida y orientada por personas que gozaban de perfecta visión, siéndoles
por tanto casi imposible captar sus verdaderas impresiones, sus sentimientos. “Pobre
Braille, la desilusión y la lucha de sentirse incomprendido le agota, le amilana”»
Es natural que quienes con mayor grado, constaten en la práctica cotidiana, sus
posibilidades de desarrollo y de participación en muchos aspectos de la vida, sean los
mismos ciegos. Es natural también que quienes defienden con mayor convicción y hasta
apasionamiento, su derecho de ser respetados como personas normales —en cuanto a
reacciones psicobiológicas se refiere— dentro del conglomerado humano en que
conviven, sean también los mismos ciegos. Por otra parte, innúmeras causas arrastran en
nuestro medio, no sólo en la actualidad sino largamente, a través de toda la historia, a
muchas personas videntes a, tomar parte en actividades relacionadas con los ciegos.
Depende entonces del tipo de causas que haya motivado la participación del vidente en
los asuntos de los ciegos, el que pueda o no, enfrentarse con claridad objetiva a la
problemática de aquéllos. Como en la mayoría de los casos, por razones obvias de
nuestra conformación mental y valorativa, moldeada en un ámbito social dado, cuyos
incentivos se fin can la mayor parte de las veces en valoraciones sumamente relativas a
un momento y a una estructura social determinada, aquellas personas videntes que
llegan a trabajar al campo de los ciegos o sobre éste, están movidas por una inspiración
subjetiva, cuyo asiento fundamental no es el deseo constructivo de cooperar firmemente
en la solución definitiva del problema, sino la necesidad de sentirse incluidos en un
programa de beneficencia, es decir: La autosatisfacción a íntimos compromisos morales,
que encuentran un sedante en la participación. Por otra parte, muchas personas videntes
llegan por mero azar al campo de los ciegos: Un nombramiento, un compromiso de
amistad, de clase profesional con quienes ya están participando. Esto hace sumamente
grueso el número de personas videntes que arriban al campo de los ciegos, a la
tiflología, sin comprender la esencia de sus problemas. Desde luego, una situación tal,
produce efectos negativos; el manejo superficial de los planteamientos las soluciones de
paso, la mecanización y burocratización de las instituciones, la ausencia de diálogos
entre timoneles y pasajeros, esto es, entre dirigentes y dirigidos, entre aquellos que
dictan las medidas de gobierno, que gobiernan; y aquellos que justifican la existencia de
la obra y que son gobernados.
Pero la generalización sin análisis, no sólo es ilógica, aun dentro de una lógica formal,
ya no se diga dentro de una lógica dialéctica, sino que arrastra a cometer injusticias. La
especulación de Emilia Verdigier, en la que afirma que si la obra tiflológica francesa,
hubiera estado dirigida “por ciegos, exclusivamente por ciegos” no toma en cuenta que
muchas veces son los propios ciegos, quienes influidos por la realidad social que
moldea la mentalidad individual, aceptan como un axioma vital, profundo, fatal, su
propia incapacidad, su destrucción, su inferioridad humana. En cambio, existen muchas
personas videntes —desgraciadamente alejadas, la mayor parte de las veces de las
instituciones tiflológicas_....; que valoran objetivamente la ceguera, y cuyos conceptos,
escapando a la presión de los prejuicios sociales, captan la personalidad del ciego en su
justo marco de normalidad.
De esta manera entendida, la lucha de Braille no se realiza contra los videntes, sino
contra un tipo de mentalidad discriminatorio, incrédulo, absurdo, que se refugia en la
más cara de la caridad e impone normas ofensivas y represivas a fin de garantizar que al
menos de aquel campo de la ceguera, del cual se ha apropiado, no surgirá ningún “rival”
de mayor efectividad.
Este fenómeno es claramente detectable en todo lo largo de la asistencia social no se
trata de un fenómeno aislado del cual resultaría una muestra única el caso de los ciegos,
sus fundamentos materiales están profundamente afirmados en las condiciones de
nuestra estructura social, clasista y discriminatoria, cuyos cimientos no son otra cosa
que el modo de producción actual. ( «Modo de producción. Modo de lograr los medios
de vida (alimentación, vestimenta, calzado, vivienda, combustible, instrumentos de
producción, etc.) necesarios para la existencia de los hombres y el desarrollo de la
sociedad. Históricamente, cada modo de producción representa la unidad, de las fuerzas
productivas y las relaciones de producción existentes. Las fuerzas productivas expresan
la posición del hombre con respecto a las cocas y las fuerzas de la naturaleza que utiliza
para la creación de los bienes materiales, en tanto que las relaciones de producción
indican a quién pertenecen los medios de producción, expresan las relaciones entre los
hombres en el proceso de la producción. El desarrollo y la modificación, del modo de
producción comienza por el desarrollo y la modificación de las fuerzas productivas, que
constituyen el elemento más movible y revolucionario de la producción. Con la
modificación de las fuerzas productivas, cambian también las relaciones de producción.
El modo de producción constituye e1 régimen social y determina su carácter. A tal modo
de producción tal sociedad. Las modificaciones en el modo de producción provocan
modificaciones de todo el régimen social, de las ideas e instituciones sociales. Por eso,
la historia del desarrollo de la producción es la historia de los modos de producción, que
sustituyen el uno al otro. Cada nuevo modo de producción significa un peldaño nuevo,
Superior en la historia del desarrollo de la humanidad.
Diccionario filosófico abreviado. Ediciones pueblos unidos. Montevideo, Uruguay,
1958.
Braille había estudiado música y pronto obtiene un puesto de organista en una abadía,
imparte también clases de piano. Perfecciona, sobre la base de su sistema de 63 signos,
la simbología temática, algebraica y musicografía. Anteriormente habían inventado una
tabla matemática con el sistema de Haüy, ahora las cosas eran mucho más fáciles. Sin
embargo, aunque en 1830 fue aceptado su sistema para uso de la escuela, a pesar de que
durante 10 años los ciegos se mostraron complacidos por tal práctica, en 1840, al
cambiar las autoridades y llegar como director, sustituyendo a Pignier, el señor Dufau,
que se oponía al sistema de Braille, éste fue prohibido y retirado de todas las clases del
plantel. Así, desde 1840 hasta 1850, el sistema de los seis puntos vuelve a ser utilizado
en forma clandestina por el alumnado.
Braille no fue el único que se enfrentó a la tradición.
La Enciclopedia Universal dice al respecto:
“Puestos ya a innovar, no se pararon los autores en simples modificaciones del sistema
de Haüy sino que simplificaron el procedimiento de escritura haciendo ésta
verdaderamente taquigráfica como el sistema de Lucas, modificado por Zamorano, el
estenográfico fonético de Frere y el de Moon, en el cual aparecen los signos lineales,
puesto que hasta entonces había ido usando solo las curvas. El signo de las letras
romanas exigía, como primera condición, que fueran de gran tamaño, y aunque se
emplearan tipos de tamaño diferente implicaban la necesidad de emplear mucho papel
por poco extenso que fuera el escrito..
No hay que olvidar los esfuerzos de Barbier, así como los de Wait, Smith y Umbert, que
trataron de reducir el volumen de lo escrito por medio de mecanismos taquigráficos.
Sea como fuere, la serie de invenciones se dividía en dos posiciones: a) la que utilizaba
el trazo llano, común en relieve, y b) la que utilizaba el punto realizado. Sin embargo,
ninguno de todos los sistemas lograba salir del molde clásico de los caracteres comunes.
Braille, valiéndose del punto, pero dejando totalmente la forma usual de las letras, logra,
con una sencillez maravillosa, signos de nueva imagen táctil.
Con dos líneas verticales, de tres puntos cada una, con sigue sesenta y tres
combinaciones diferentes. Con estos sesenta y trés signos, según se les
agrupe y se les combine, puede manejarse, no sólo el alfabeto de todos los
idiomas del mundo, sino además, signos de puntuación, números, signos
algebraicos. musicografía completa, quebrados, y demás signos
matemáticos.
El signo generador del sistema, es decir, los seis puntos básicos, miden
juntos siete milímetros de altura, cuatro de ancho y los espacios entre uno y
otro son de dos milímetros.
Como la escritura consiste en la perforación de la página, ésta debe
realizarse en el reverso y por lo tanto, de derecha a izquierda puesto que la
escritura va quedando abajo.
En cuanto a la lectura del sistema como cada letra cae exactamente bajo el
tamaño de la yema del dedo, no es necesario seguir ningún trazo, ningún
contorno o dintorno como en los sistemas anteriores. Se lee de izquierda a
derecha y de signo en signo, no como se hace con la vista que se capta de
un golpe una o varias palabras. Sin embargo, muchos ciegos llegan a
desarrollar a tal grado la habilidad e la lectura, que pueden deslizar
rápidamente sus índices sobre el papel y en voz alta, alcanzar la misma
velocidad deun lector vidente.
(En 1900 en E.E. U.U. se empleaban tres sistemas Braille diferentes. Ese
mismo año se llevó a cabo una convención de “braillistas” pertenecientes a
los E.E. U.U. y éstos últimos designaron una comisión de tres miembros
que habría de decidir acerca de la adopción de un sistema único. Fue así
como surgió el sistema «Braille norteamericano». A partir de 915 los
educadores de todo el mundo interesados en la enseñanza de los no-
videntes decidieron la adopción de un sistema Braille universal. Este
sistema es conocido como el “Braille reformado” y ha sido aceptado en
todas partes. Cualquier graduado en una escuela para no-videntes, puede
leer ahora empleando el alfabeto universal».
Heck. La educación de los niños excepcionales. Ed. Nora, Bs. As..
Argentina, 1960, p. 191.
18 Resolución Ns 15.
Normas de aplicaciones de la estenografía
Artículo 1°—Utilizar el segundo grado Braille aprobado en Montevideo en
1964, como máxima aplicación de la estenografía en este nivel. En caso de
confusión elegir la forma más clara y lógica de su expresión.
Artículo 2°—Ad-referendum del consejo mundial de Braille, que resuelve:
a) los principios de palabras sólo se usarán antes de consonante no
contraída, siempre que ésta vaya seguida de una letra o signo esteno-
gráfico. Ejm.: no podrá escribirse. «rey» con «ry» sino rey; «red» con sino:
red;
b) Se escribirá en integral palabras y nombres propios extranjeros
precedidos del punto cinco (5) como interruptor
c) Cuando exista confusión con el punto cinco (5) como interruptor,
se utilizarán los vocablos: cinco - seis (5-6); y
d) Los vocablos abreviados comprendidos en la lista que a continuación se
lee, deben ser incorporados a la tabla de vocablos abreviados con dos o más
signos del Manual del grado (2) de Braille español, aprobado en la
Conferencia hispanoamericana de estenografía Braille realizada en
Montevideo en 1964. Ejemplo: Aquel, cómo, cuál, cuándo, dónde, éste, por
qué, (“P, punto [ 5]. q»), qué, quién, sólo.
Articulo 3° Encomendar el uso del método de español dividido en tres
volúmenes para el aprendizaje de la estenografía en las escuelas; y el
manual mexicano, en general,
Artículo 4° Recomendar a las imprentas Braille de habla castellana así
cómo a los organismos responsables de la enseñanza de los ciegos, la
producción de textos escolares y de todo otro material de lectura, utilizando
en forma gradual el sistema estenográfico vigente, aprobado en la
Conferencia hispanoamericana de estenografía Braille en Montevideo en
1964; y lo indicado en el articulo 2° de esta resolución. Bs. As., Argentina.
13-V-66.
Primer Congreso internacional de imprentas Braille de habla castellana, 8-
15-V, 1966. p. 20.
Resolución N° 4
Derogación de trabas para estudios y docencia
Articulo 1°—Recomendar a todos los organismos latinoamericanos de
enseñanza superior y universitaria, oficiales o privados, que autoricen y
faciliten el ingreso de los ciegos a la carreras que incluyan sus respectivos
planes de estudios, sea para la enseñanza superior como para todo ejercicio
profesional.
Acuerdos y resoluciones del Congreso panamericano de ciegos y Confe
rencia estenográfica, celebrada en Montevideo. Uruguay. 6.18-1V, 1964, p.
6.
Resolución N° 1:
Educación del ciego en América
Artículo l°—Inciso II. g) La educación secundaria.
La comisión opina que siendo la educación primaria insuficiente para
satisfacer las necesidades culturales de los ciegos con capacidad de
superación, debe dársele la oportunidad de cursar el ciclo de educación
secundaria. En base de los buenos resultados obtenidos a través de las
diversas experiencias, la comisión aconseja se solicite a todas las
autoridades que admitan en los establecimientos de enseñanza secundaria a
los invidentes que deseen cursar este grado de educación, a fin de
participen en los beneficios que significa alternar con los jóvenes videntes
preparándolos así, a su desenvolvimiento normal en la sociedad.
h) La educación superior
La comisión recomienda se adopte el mismo criterio que en el inciso
anterior.
i) La educación artística
La comisión recomienda se gestione ante las autoridades de educación
artística, admitan en los conservatorios de música y de todo centro de
educación artística, a aquellos ciegos que demuestren aptitudes para el
arte y hayan adquirido conocimientos generales de musicografía Braille
en sus respectivas escuelas para ciegos.
Acuerdo y resoluciones del primer congreso panamericano de ciegos.
Lima, Perú. 2-11-II, 1965, pp. 11-13
2° Hoy día la Escuela para ciegos cuenta con treinta hombres y quince
mujeres, habiéndose logrado impartirles la enseñanza correspondiente a
cuatro grados de primaria como lo prueban las actas del tribunal
examinador e informe del Representante de la secretaría de educación. Los
ciegos leen y escriben en el sistema Braille; escriben, además, en máquina,
para ser comprendidos por los videntes; escriben en máquinas especiales
sistema Braille, para ser comprendidos por ciegos, saben todas las materias
de los programas correspondientes oralmente, lo mismo para el cálculo que
se hace mental. Han adquirido conocimientos musicales: Canto, piano, e
instrumentos de cuerda y se han iniciado en trabajos manuales como en
mimbre los hombres, tejidos las mujeres, etc.;
3° Nuestro deseo es seguir mejorando los resultados obtenidos hasta hoy
que son muy alentadores. La falta de material adecuado ha sido uno de
nuestros problemas; la falta de local especial otro de ellos. Hoy ocupamos
el destinado a las reuniones de las muchachas guías, pero es insuficiente e
inadecuado;
4° La mayoría de los alumnos de nuestra Escuela de ciegos son pobres y
proceden del Asilo de inválidos en donde están alojados y reciben su
alimentación y como tales, tienen que atenerse a los reglamentos que rigen
en los establecimientos de beneficencia. Por consiguiente, las horas de que
disponen son escasas además de que, tratándose de ciegos la conducción
por las calles de un grupo numeroso de ellos es laboriosa Y toma
demasiado tiempo para hacerlo cuatro veces al día; y
5° La organización actual de nuestros asilos es contraproducente para toda
labor educativa Y muy especialmente para la de los ciegos, pues estos
centros por su índole ya son un factor desfavorable a la Personalidad de los
recluidos y a esto se agrega el complejo que por razón de serlo, adolecen
los ciegos. Por ello creemos que es indispensable la creación de una
escuela-internado, en donde los ciegos vivan en igua1da de condiciones
que cualquiera de los alumnos de otro centro educativo. Actualmente la
escuela recibe Q60.00 que a título caritativo aportan algunas personas
particulares, pero dicha cantidad, aunque la apreciamos mucho, es
insuficiente, aún en las condiciones en que funciona la Escuela. Así pues,
los recursos de que disponemos permiten el pago del profesorado que los
ciegos necesitan y el medio en que viven es contrario a nuestra labor. Por
tal motivo, solicitamos la ayuda del Estado a fin de poder proporcionar a
los ciegos la orientación necesaria..
La segunda etapa de la escuela de ciegos enmarca entre los años que van de
1944 a 1954. El viraje que se marcó con el movimiento reformista del 20
de Octubre tuvo, como es obvio, repercusiones profundas en el campo de la
educación y en el campo de la asistencia social A la casi angustiosa
solicitud de la señorita Valenzuela se respondió con toda simpatía (Ver
apéndice IV) por la Junta Revolucionaria de Gobierno. Ya a esas alturas, la
euforia revolucionaria, que prometía auténticas reivindicaciones sociales,
había prendido también entre los ciegos y entre los amigos de los ciegos. El
profesor Manuel Solórzano Fernández, inspirado en sus experiencias
europeas y en ciudad México, promovió todo un movimiento renovador,
cuyas consecuencias vinieron a desembocar en dos carriles distintos: Por
una parte, los ciegos comenzaron a organizarse, bajo su dinámica dirección,
hasta llegar a constituir la Asociación Central de Ciegos; (Ver apéndice V)
por otra, se organiza un grupo de personas altruistas, encabezadas por la
Asociación de muchachas guías y siempre con el concurso dirigente del
profesor Solórzano, hasta llegar a constituir el Comité Nacional Pro Ciegos
y Sordomudos de Guatemala. (Ver apéndice VI).
El gobierno autoriza una subvención mensual de Ql350.00 que pronto es
aumentada a Q1880.00. El pago acumulado de los primeros meses, permite
la adquisición de un local y la construcción de dos pabellones para
internado. Pronto se efectúa el traslado de la escuela y en pocos meses de
trabajo acelerado, se consigue equipar los dormitorios y como con
secuencia inmediata, la independencia de los ciegos del Asilo de inválidos.
La escuela, con un nuevo semblante y una nueva dinámica; ahora a cargo
exclusivamente del Comité nacional pro-ciegos y sordomudos y ya no de
las muchachas guías, arranca en un nuevo funcionamiento cuyos logros
repercuten en la actualidad.
Por un acertado nombramiento, ocupó la dirección de la escuela el profesor
Manuel Solórzano Fernández; para aquel entonces, el cuerpo del personal
docente y administrativo, percibía ya salarios decorosos, ambos se habían
ampliado y la escuela completaba ya la enseñanza primaria hasta el sexto
grado. Además de todos los servicios de internado, comenzaron a
impartirse cursos de: Inglés, mecanografía, telegrafía, agricultura técnico-
práctica, cestería, algunos instrumentos musicales y masoterapia.
Un ensayo de no muy fructíferos resultados, allá por el año 46, realizado
bajo la asesoría del Dr. Centeno Wells, quien trajo fórmulas de la educación
costarricense, cercenó el sexto grado de la escuela y trató de establecer toda
la programación especial fuera de la programación del Ministerio de
nuestro país. Este ensayo, que sólo duró un año, dejó como rasgos
positivos, los siguientes:
HABILITACION Y REHABILITACION
Capíhilo III
HABILITACION Y REHABILITACION
“El proceso rehabilitatorio consiste en la dotación del individuo de todas
aquellas habilidades que garanticen su adaptación social en su medio y su
seguridad económica».
Esta frase, dicha en un amplio y lujoso salón de conferencia, vertida por el
sistema de audífonos a tres idiomas gracias al servicio de traductores
simultáneos, sonó elocuente, exacta, objetiva...
Cuando la escuché años más tarde, cruzando por entre filosas hojas de
milperío, resbalando sobre el lodo liso o teniendo que saltar pequeños
arroyuelos que se forman entre las matas después del aguacero, tenía la
ironía dolorosa de una lírica fórmula de publicidad.
La trabajadora social que me acompañaba la pronunció, mientras se detenía
a respirar; faltaban algunas cuadras aún, para llegar al escondido y
montaraz jacal de Gonzalo, don de miserables vidas de campesinos
luchaban diariamente contra la inclemencia de aquella realidad de su
abandono. Allí estaba Gonzalo, cuya existencia se arrastraba durante toda
una niñez, al nivel de los animales inofensivos. Apenas si había adquirido
la habilidad de moverse sobre dos extremidades, dentro de un cuadro de
miseria total donde la desnutrición y la ausencia de prácticas formativas, se
alzan como notas distintivas.
Gonzalo sólo tenía una deficiencia frente a sus familiares: Era ciego de
nacimiento Este solo hecho redujo su vida a los hábitos más elementales:
Moverse por el corral y la pequeña vivienda, generalmente a rastras; comer
y medio conversar.
Quizás podría equiparse a aquel individuo con todos los elementos que
lograran su adaptación social, llevándolo hasta un lugar donde su utilidad
pudiera garantizarle trabajo y remuneración decorosos. Quizás, pero el
desmembramiento de aquel ambiente donde transcurrió su vida,
significaba, no sólo la creación de nuevos hábitos, de todo un sistema de
hábitos, sino en gran manera, un desperezamiento de la corteza cerebral,
desentrenada, “calcificada” en el desuso, en la parálisis involuntaria. Por
otra parte, la operación debía llevarse a cabo en un escenario totalmente
diferente, lo que venía a constituir si es que el individuo aceptaba el
entrenamiento y lograba prosperar dentro de él, que tenía que sufrir
profundas transformaciones, es decir, toda una “transculturación”, lo que
venía a ser, ya no una adaptación social a su ambiente, sino a uno muy
diferente, con la consiguiente casi renuncia a su comunidad. Luego, ¿qué
necesidad tiene nuestra sociedad de utilizar los servicios de individuos no
hábiles, aun cuando los técnicos aseguren que su rehabilitación es
completa, si el desempleo cunde como acicate para la más desleal
competencia. Sin necesidad de usar ninguna bola de cristal, era fácil
premonizar que aquel muchacho indígena, de una aldea del municipio de
Chinautla, iría al Centro de Rehabilitación, se transformaría en pocos
meses en un “ladino”, aprendería a utilizar todo el equipo y el instrumental
de aquella cultura, se le darían nuevos hábitos y nuevas necesidades que
habrían de vincularlo efectivamente, con las instituciones propias del
medio cultural. Cuando el deslumbramiento ante el nuevo sistema, apagara
por completo el dolor de la renuncia a las antiguas formas, ya con el
“valor” del éxito (tan propio de nuestro medio) como incentivo, querría
ascender hasta donde sus fuerzas se lo permitieran.
Seguramente que no iría muy lejos; si su pensamiento, dormido hasta
entonces, se hubiera puesto en marcha, fuera capaz de encontrar caminos
especiales, quizás llegaría a compartir suertes con los pequeños
comerciantes, que llegan desde el campo a formar parte de la gran masa de
marginados o de “lumpens” a la ciudad en crecimiento; o, de otra manera,
terminaría protegido en un taller, o bien utilizando cualquiera de las
fórmulas ya instituidas para allegarse pequeños ingresos, las que de todos
modos continúan siendo carga social, no importa que todo su peso caiga
exclusivamente sobre una sola entidad de beneficencia como el Comité
nocional pro-ciegos, por ejemplo; sin llegar a participar en la producción
colectiva, logrando lo mínimo para poder subsistir.
Todo el mecanismo refleja la frase que da inicio al presente capítulo, en una
de tantas lucubraciones ideológicas; que presentadas en fórmulas verbales,
parecen atrapar una síntesis, toda una cadena de razonamientos científicos,
pero que al ser llevadas a la práctica, aun en las sociedades
mejor organizadas y con más poderío productivo y económico, como la de
los Estados Unidos por ejemplo, no logran cumplir ni en mínima parte la
aseveración que ostentan.
Es verdad que un individuo adaptado socialmente a su medio y garantizado
económicamente, por su propio esfuerzo, está rehabilitado, pero el proceso
educativo idealista que se utiliza para alcanzar tales fines, se olvida
flagrantemente del medio económico-social y cultural en que se da el in
dividuo.
Los vocablos “cultura”, “cultural” y sus relativos, son empleados a lo largo
de este trabajo, en su estricto sentido antropológico, entendiendo la cultura
como: El sistema de hábitos mentales y de acción practicados y
compartidos por un grupo humano. Mas todo el inventario de utensilios
materiales manejados por la comunidad. Jamás se entenderá como la
práctica de cortesía, de buenas maneras o de áreas refinadas.
Puede discutirse, no sin razón, que cuando el medio social no ofrece las
mínimas garantías para que el individuo supere, dentro de él, sus propias
minusvalencias físicas, es necesario trasladarlo a otro donde un mejor
ambiente haga prosperar con may eficiencia las posibilidades del sujeto.
Sin embargo, aunque la medida puede ser positiva para los individuos
afectados, plantea el desencadenamiento de otros tantos problemas
psicodeducativos y sociológicos; pues vista así la rehabilitación vendría a
resultar como un proceso de obligada transculturación. Además, siendo
como es, que el nuevo medio no es tampoco suficientemente equilibrado y
sano, los riesgos de una desviación del mismo, se alzan inmediatamente
como poderosas barreras que exigen una más detenida meditación. Así, el
individuo que es trasladado del campo a la ciudad, asimila rápidamente las
nuevas “unidades de trabajo” con que se equipa su sistema de respuestas
adaptativas; en pocos meses sabe usar la máquina de afeitar, se pone la
corbata, lustra sus zapatos, practica hábitos de higiene y hasta llegará a
manejar, con precisión, un diseño mental de la nomenclatura urbana y
podrá desplazarse con destreza utilizando vehículos colectivos. Estará
totalmente alejado de su antiguo ámbito psicológico y había creado, para
cada una de las nuevas situaciones, todos aquellos estereotipos dinámicos
que garanticen el manipuleo correcto de elementos de la realidad que le es
necesario controlar. Con ello habrá asimilado también un nuevo cuadro de
valores que organizarán de manera diferente sus relaciones con la sociedad.
Mas, cuando llega el momento de descifrar el capítulo central de este largo
expediente de nuevas asimilaciones y se trata de ubicar correctamente al
sujeto en algún punto de la producción, se tropieza con que las reglas que
rigen el ascenso, son: La distribución de la propiedad y una superestructura
de leyes y costumbres discriminatorias, con el consiguiente lastre de la
competencia, la falta de oportunidades, el desamparo social y legal, el
abandono y una tasa arbitraria de precios y demanda de “mercancías” tales
como el talento la fuerza de trabajo. Así cualquier disminuido físico, el
ciego entre ellos, aun cuando haya cambiado radicalmente sus hábitos, sus
creencias, y haya adquirido nuevas capacidades, estará atrapado en un
engranaje total que bien puede destrozarlo o como ocurre generalmente,
empujarle hacia márgenes de dependencia donde se refugia en un
semiaislamiento doloroso. Ahí la limosna, los talleres protegidos, o las
múltiples tareas (No necesarias para la economía colectiva) que van
librándole del hambre y el desamparo. ( 1 «Como clase social, los ciegos
llevaban una misera existencia, solicitando limosna, cosa que muchos de
ellos continúan haciendo hasta nuestros días» B. J. Baker. Introducción al
estudio de los niños sub y superdotados I parte, Kapeluz, Buenos Aires,
Argentina, 1959, p. 72.
2 “…. No obstante todos los recursos puestos en juego para ayudar a los
ciegos, se calcula que actualmente no más del diez por ciento de ellos es
capaz de mantenerse por sí mismos. Baker Ibid. 80.
Capítulo IV
Capítulo V
B) Influencias Culturales
Es un fenómeno evidente en nuestra sociedad, que las personas ciegas
derivan por alguna razón, hacia la práctica de tareas improductivas como la
limosna u otras muy próximas a ella. Ignorando deliberadamente el juego
de resortes subjetivos que arrastran al individuo a esta situación, se
intentará ahora atrapar los estímulos provenientes ya de la mera situación
física o ya del ámbito cultural de la sociedad, que provocan la serie de
reacciones destructivas en los individuos.
Los casos varían desde luego en el grado de ceguera por una parte y por
otra según la edad en que comenzó a aparecer, ya que si bien su temprano
advenimiento puede ablandar cierto conflicto o crisis sintomática que
experimenta el adulto que pierde la visión, la ceguera en la infancia marca
escollos en el aprendizaje y la organización de hábitos y unidades de
desarrollo de la personalidad en formación, pues se cierra la posibilidad en
la imitación, que es uno de los tres carriles por los que se mueve todo apren
dizaje, quedando entonces la imitación al tacto, el precepto y la deducción
lógica, en alguna medida también, el aprendizaje sobre la experiencia
personal, pero este extraer conceptos o actitudes aposteriori, puede
limitarse mucho, sobre todo en aquellos casos en que la desorientación y el
desconocimiento permiten que el niño ciego sea aislado casi totalmente de
los círculos en que normalmente debiera desempeñarse, obligándolo a
vegetar en una arrinconada silla. Por fortuna estos casos de criminal
arrumbamiento del individuo no se presentan, en nuestro medio, sino en
ocasiones esporádicas cuando una especie de vergüenza familiar, unida a la
ignorancia e innegables actitudes destructivas, esconden a la persona ciega
en el último rincón de la casa manteniéndola obligadamente aislada de todo
contacto con seres vivientes.
Desde luego problemas de este tipo, están claramente condicionados por
patrones culturales a los cuales afecta de alguna manera la presencia de una
persona ciega, entre otros el concepto del prestigio familiar.
Esto se ve con claridad cuando recordando que en ciertos países del África,
existen aldeas enteras pobladas por casi la totalidad de sus habitantes
ciegos, lo que da normas y procedimientos de relación condicionados a la
situación total de las gentes, expresándose una serie de medidas para el
mejor desempeño de la movilidad y el trabajo, tales como avisos en las
carreteras (población ciega), barandales de bambú que orienten a los
labriegos ciegos en sus campos de siembra, etc.
Comparando situaciones extremas; la del niño confinado al último rincón
de la casa y la de la aldea poblada de ciegos; se comprende que en mucho
lo que ocurre, es que la familia del niño ciego posiblemente no ha
organizado respuestas adecuadas para este tipo de situaciones; no cabe
duda que otros factores intervienen como ingredientes secundarios pero en
esencia es que la familia no se ha dado cuenta que cualquier ciego es una
persona viva, cargada de emociones, anhelos, interés y energía que necesita
activarse como cualquier otro ser humano y se encuentra confundida, sin
saber qué respuesta aplicar al constante y poderoso estímulo que representa
la presencia de una persona en situación anormal. Desde luego, como se
hacía notar líneas arriba, el caso extremo no se da sino en raras ocasiones
en nuestro medio, pero muchas veces las respuestas de la familia o la
sociedad son totalmente desorientadas y de manera irracional, tratan de
confinar a algún rincón invisible a la persona ciega.
En otras palabras, en reiteradas ocasiones, muchas de las actitudes que la
gente manifiesta hacia los ciegos, están matizadas de cierto grado de
desorientación, son respuestas a un estímulo desconocido y por lo tanto o
son inhibitorias o defensivas. Esto examinado en estructuras más amplias y
de mayor significación científica, ha tenido como resulta do un reflejo en
otros haceres tales como la no aceptación de trabajadores ciegos en centros
de estudio o la negación de derechos a las personas ciegas en el plano legal.
En lugar pues, de acondicionar el instrumental material, tecnológico y
mental con que se trabaja en el grupo, tal como lo han hecho en las aldeas
africanas de labradores ciegos con sus rudimentarios equipos de trabajo, se
ha preferido poner estorbos que vayan prohibiendo la salida de los ciegos,
del rincón que según esta mentalidad inconfesa, les correspondería ocupar.
Capítulo VI
LOGROS DEL MOVIMIENTO TIFLOLOGICO EN LA ACTUALIDAD
Excepto en muy pocos países del mundo, las adquisiciones materiales han
enriquecido de manera, notable el basamento físico y económico de las
obras tiflológicas nacionales.
Son ya muy pocos países los que no cuentan con una escuela para ciegos
por lo menos (es tristemente notorio, en nuestro istmo, el caso de
Nicaragua). En general las etapas iniciales van quedando atrás y los
movimientos tiflolágicos surgen a la vida colectiva, cada vez con mayor
vigor y sobre un campo más amplio donde se desarrollan sus acciones. Ello
no obstante, según sea el nivel do desarrollo donde cada movimiento se
encuentre, éste se ve envuelto en las contradicciones generales de su época,
las particulares en que se desenvuelve la asistencia social y las singulares
propias del hacer de la Tiflología. Así, los avances logrados en éste o en el
otro movimiento en favor de los ciegos, dependen en primerísimo lugar, del
grado de organización y de evolución política económica de la sociedad a
que pertenezca. Como una consecuencia inmediata de la situación social de
cada país, dependen también los movimientos tiflológicos, de la
organización y funcionalidad de la asistencia social en general. Y por
último, tales logros dependen del enfoque particular que el Estado o las
organizaciones tiflológicas den a la problemática específica de su campo de
acción. Esto significa que aun cuando en los enfoques de la obra
tiflológica, pueda tenerse una posición correcta, ella no bastará para
alcanzar, en la praxis, los fines anhelados. Se hace necesario que toda la
asistencia social del país en cuestión, esté determinada por tesis y acciones
científicas para que los procedimientos correspondientes a tales tesis y
acciones, involucren la obra en favor de los ciegos. Además para que se dé
el fenómeno de una asistencia social generalizada, exenta de discriminacio
nes y perfectamente planificada, se impone un nuevo semblante social,
correspondiente a un nuevo basamento político económico. Ello significa
que, dentro de un determinado sistema económico-social, por avanzado que
se encuentre el plan de asistencia social, no podrá desprenderse de las
consecuencias que las estructuras económicas determinan sobre toda la
población, consecuencia que a su vez, repercute en los movimientos
tiflológicos como pieza del sistema asistencial general imponiendo sus
leyes y sus contradicciones. Sólo cuando las relaciones de producción
corresponden a las exigencias históricas de las fuerzas productivas, se hace
una ecuánime distribución de los beneficios sociales y entre ellos la
asistencia social, en su carácter educativo, médico y laboral. Se señalarán
pues, en el desarrollo de este breve trabajo tres aspectos distintos del
progreso en el hacer tiflológico de los distintos países, son ellos a saber: 1°
Conciencia y planteamiento del problema (aspecto gnósico); 2° Nivel
económico de cada movimiento (aspecto material-básico); 3°
Desenvolvimiento práxico de los postulados, logro de fines (aspecto
social).
ASPECTO GNOSICO
ASPECTO MATERIAL
ASPECTO SOCIAL
Como puede inferirse fácilmente, de la exposición contenida en el apartado
anterior, dedicado al aspecto material, las transformaciones sociales que
permiten la elevación del nivel organizativo, económico, educativo, etc., de
las instituciones tiflológicas, son en esencia las mismas que influyen sobre
la población total para la eliminación de las discriminaciones y de la
explotación.
De esta manera comprendidas las cosas, puede concluirse en que sólo las
transformaciones generales permitirán un avance en cada una de las partes,
esto es, que sólo el cambio radical de las estructuras permitirá nuevas
concepciones y nuevos lineamientos en la asistencia social y por ende en la
Tiflología. Sin embargo, muchos rasgos nuevos ingresan por distintos
caminos y en distintos lugares de la sociedad y permiten aun dentro del
sistema discriminatorio de las instituciones, una gradación relativa que le
da mayores ventajas a algunos países y mayores desventajas a otros, mayo
res ventajas a algunas instituciones tiflológicas y mayores desventajas a
otras. Así por ejemplo es claramente perceptible la ventaja que existe en los
países donde las instituciones tiflológicas han proliferado y se han
enriquecido, como es obvia la desventaja de los ciegos que viven en países
atrasados, pobres y sin siquiera una escuela para ciegos.
Dentro de lo limitado de un campo especifico como es la tiflología, pueden
darse también acciones, cuya irradiación se proyecte a sectores más
amplios y contribuya de manera eficaz a propiciar cambios materiales o
intelectuales en un sentido positivo, traduciéndose en pasos superados de
fórmulas anteriores, no importa que ello se dé en forma muy mínima. La
verdad es que muchos factores cuantitativos se van reuniendo por la acción
social de la vida misma, hasta darle un nuevo semblante al estado de la
lucha tiflológica, creando de este modo las condiciones necesarias que
favorecen los cambios cualitativos de la obra en general y de las
instituciones en particular.
El aspecto social de la tiflología en la actualidad, esto es, su nivel
organizativo y la amplitud de su campo de operaciones, la profundidad en
que han calado sus tesis y su problemática en la mentalidad colectiva,
pueden apreciarse con cierta precisión examinando las siguientes facetas de
la misma; incorporación real de los ciegos a la vida productiva, tanto
cualitativa como cuantitativamente; legislación, financiamiento y
educación popular respecto a los problemas de los ciegos.
Respecto al primer rubro, aunque existe en la gran mayoría de países una
real dificultad para que los ciegos se integren a la vida productiva de
manera eficaz y normal, es realmente sensible la tendencia generalizada
hacia una mayor aceptación del individuo ciego en todos los círculos del
diario hacer humano; relaciones interpersonales, relaciones amorosas,
relaciones de trabajo, relaciones educativas, relaciones de creación, etc.
Asimismo en cuanto a la emisión de leyes relacionadas con los problemas
de los ciegos, puede afirmarse que en todo el mundo, excepto tristes casos
aislados como el de nuestro país, la tendencia generalizada apunta hacia
metas perfectamente definidas; suavizar la discriminación de los ciegos o
evitarla de raíz, facilitar su incorporación al campo de los estudios y del
trabajo y procurar que sean los propios ciegos, cada vez con mayor
participación, los que manejen sus instituciones y sus asuntos.
Resolución N° 2. Art. 3.
Recomendar a los gobiernos de América la dación de una ley que garantice
el trabajo estable y bien remunerado a ciegos que acrediten su capacidad de
competencia, señalando un porcentaje mínimo en el personal al servicio del
Estado y empresas particulares.
Acuerdo y Resoluciones del Primer Congreso Panamericano de Ciegos.
Lima, Perú, 2/11.11, 1956. pág. 15.
Resolución N°3. Art. 1.
Las leyes de Seguridad Social en todos los países, deben contener
disposiciones especiales que tiendan a compensar las desventajas
inherentes a la ceguera y siempre con la mira de conservar el incentivo para
el trabajo y no para considerarlos como trabajadores en condición de
inferioridad.
Acuerdos y Resoluciones del Primer Congreso Panamericano de Ciegos.
Lima. Perú, 2/11.11, 1956. pág. 16.
Ver Apéndice N°. X
CONLUSIONES
APENDICES
Apéndice N°. 1
LEY DEL PATRONATO NACIONAL DE CIEGOS DISPOSICIONES
GENERALES
RECURSOS ECONOMICOS
Artículo 31.—El Patronato contará para su funcionamiento con la partida
que anualmente le fije la Ley de Presupuesto General de la República o las
que se consignen en Presupuestos Extraordinarios; y con las donaciones
que reciba de personas físicas o jurídicas.
Por esta ley quedan las instituciones autónomas y semiautónomas del
Estado para hacer donaciones de cualquier clase al Patronato.
SANCIONES
Artículo 32.—La infracción a cualquiera de las disposiciones de la presente
ley será sancionada, de acuerdo con la gravedad de la falta y las personas
afectadas por la misma, con multa de sesenta colones ( a trescientos
(Ç300.00). La reincidencia se sancionará con prisión de diez a treinta (10 a
30) días.
Artículo 33.—Esta ley rige a partir de su publicación.
TRANSITORIO._—Mientras el Estado no haga su primer aporte al
Patronato; éste se organizará y realizará sus fines sobre la base de los
recursos que pueda obtener por otros medios.
Comuníquese al Poder Ejecutivo. Dado en el Salón de sesiones de la
Asamblea legislativa. Palacio Nacional. San José, a los dieciocho días del
mes de octubre de mil novecientos cincuenta y siete. ff. Otto Cortés F.
Presidente. M. A. Quesada. Primer Secretrario Joaquín Garro. Segundo
Secretario. Casa Presidencial. San José, a los treinta días del mes de
octubre de mil novecientos cincuenta y siete. EJECUTESE José Figueres.
El Ministro de trabajo y previsión social. Otto Fiallas M.
Apéndice II
B-133-072
Reglamento 1233
EL MINISTERIO DE EDUCACION
ACUERDA:
Aprobar el siguiente reglamento que regulará el acceso de los estudiantes
no videntes al nivel de Educación Media en Guatemala a partir de 1970.
Capítulo 1
De los objetivos
Art. 1. Se establecen como objetivos de la Educación de no videntes los
siguientes:
a) Que el Estado a través del Ministerio de Educación colabore con
los padres de los niños y jóvenes no videntes y las entidades
específicas en la formación de ciudadanos útiles a sí mismos y a la
sociedad en que viven.
b) 0frecer a estudiante no vidente la oportunidad de alcanzar una
preparación que le permita realizarse en el mundo de los videntes,
aceptando sus limitaciones.
c) Proporcionar a las personas videntes no videntes, la preparación
necesaria que le permita encontrar una colocación laboral que esté
de acuerdo con sus condiciones personales.
d) d) Permitir a las personas no Vidente la oportunidad de alcanzar las
fuentes de Cultura superior, por medio de la Educación Media.
e) Garantizar los estudios que en el nivel de Educación Media
realicen los alumnos no videntes.
Capítulo II
Normas
Primera. Los alumnos que se encuentran dentro de 1a definición de
ceguera que comprende: a) ausencia total de visión; b) agudeza visual
no mayor de 6/60 a 20/200 (Snellen) en el mejor ojo, con lentes má-
xima y seria limitación en el campo visual, por lo general hasta un
extremo no mayor de 20° (definición incluida por la organización
mundial de la Salud en la clasificación Internacional de Enfermedades.
Revisión 1955) no obstante su serie y delicada limitación física y
sensorial podrá inscribirse en nivel medio de Educación del país.
Segunda. Las personas no videntes podrán optar a las carreras que
ofrece la Educación diversificada en el país de acuerdo con el
reglamento específico.
Tercera. La Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial y
el Comité Nacional Pro-Ciegos y Sordomudos, prestarán su asistencia
técnica y social a los estudiantes que realizan un esfuerzo verdaderamente
loable al medirse con el mundo vidente en desiguales condiciones.
Asimismo, el nivel de tercer grado básico o de Cultura General, las
Direcciones indicadas, ayudarán al estudiante con limitaciones a que
elija la carrera más conveniente de conformidad con sus disposiciones
naturales, aptitudes, intereses y limitaciones tomando en cuenta la
demanda que existe en el mercado del trabajo de cada una de las
carreras examinadas.
Cuarta. La carrera de magisterio que al tenor del artículo 147 de la Ley
Orgánica de Educación Nacional, no puede ser ejercida por personas
que sufren de impedimentos físicos, no podrán elegirla las personas no
videntes.
Capítulo III
Capítulo IV
De la asistencia técnica
Art. 7.—La evaluación integral de los alumnos no videntes que deseen
proseguir en el nivel de Educación Media, será un análisis realizado
conjuntamente por el Comité Nacional Pro-Ciegos y Sordomudos, a
través del Departamento de Psicología y la Dirección de Bienestar
Estudiantil y Educación Especial del Ministerio de Educación.
Art. 8.—Los alumnos no videntes que estudian en Educación Media
gozarán de asistencia técnica de la Dirección de Bienestar Estudiantil y
Educación Especial y de los organismos específicos del Comité Pro-
Ciegos y Sordomudos de la siguiente manera:
A. 1.—Orientación grupal
2.—Orientación individual
3.—Orientación vocacional y profesional
4.—Otros servicios.
B.—El Comité Nacional Pro-Ciegos a través de la Escuela “Santa
Lucía” mantendrá su programa de asistencia a los estudiantes no
videntes que siguen estudios en el nivel de Educación Media. Dicho
programa consistirá en los rubros siguientes: 1) lectura de voluntarios;
2) grabaciones; 3) trascripción de libros de texto al Braille; 4) clases de
mecanografía; 5) ayudas especiales en matemáticas; 6) supervisión de
los establecimientos en donde estudian los alumnos; 7) orientación a los
padres de familia para que asuman las responsabilidades, colaborando al
sostenimiento de sus hijos y a que asistan regularmente a los
establecimientos de estudio; 8) orientación vocacional y profesional.
Capítulo V
De las becas y otro tipo de ayuda económica
Capítulo VI
De las disposiciones generales
Art. 12.—Los aspectos no contemplados en el presente reglamento
serán resueltos por el Ministerio de Educación previo dictamen del
Consejo Técnico de Educación con base en los informes de la Dirección
de Bienestar Estudiantil y Educación Especial.
Art. 13.—La Dirección de Bienestar Estudiantil y Educación Especial
informará periódicamente de todo lo actuado al despacho de Educación.
Art. 14.—Artículo transitorio. A las personas no videntes que
culminaron con éxito la carrera de Magisterio de 1968-1969, se les
otorgará su título de maestro.
Art. 15.—El presente reglamento entrará en vigor el 19 de enero de
1970.
Dr. Carlos Martínez Durán
g) Lic. Félix Hernández Andrino.
Apéndice ¡III
ACTA N° 1
Los infrascritos miembros de la Asociación Nacional de Muchachas
Guías, con el anhelo de ver plasmadas en la realidad sus principios de
cooperación social y ayuda a sus semejantes disponen: 1°) Crear una
escuela para ciegos que funcione bajo los auspicios de la institución,
atendidos por elementos de la misma, de manera voluntaria y gratuita.
2°.) Se dará principio con los ciegos recluidos en el Asilo de Inválidos,
quienes asistirán en carácter de externos para lo que ya se ha gestionado
el permiso. 3°) Las clases principiarán en casa de la señorita Marta
Valenzuela, Presidenta de la Asociación, por gentil ofrecimiento de la
misma y se continuará allí hasta que esté listo el domicilio de las
Muchachas Guías, el cual será también de la escuela para ciegos. 4°) La
dirección de la es cuela, queda a cargo de la señorita vicejefa Julia Paiz,
con quien colaborarán como profesoras, las señoritas Marta Valenzuela,
Julia Bautista, Argentina Herrera, María del Carmen Vargas, Regina
Andrade, María C Tejada y todas las Guías cuyo trabajo o estudio lo
permitan. 5°) Se fija el día 23 de octubre, para la iniciación de las clases
considerándose esa, como fecha de fundación de la escuela. 6°) No
habiendo más que hacer constar, firmamos la presente en Guatemala a
los 20 días del mes de octubre de mil novecientos cuarenta y uno.
ff. Julia Paiz, Julia Bautista, Marta Valenzuela, Argentina Herrera,
Rosa Cuevas, Regina Andrade de Keller, María Cristina Tejada,
Roberto Nocedo A.
Apéndice IV
ACUERDO DE EROGACION N. 59
Acuerdo de Erogación N 59. Ramo Cuarto. Sección novena. Año
Fiscal 1944-45. Por Ql,350.00 mensuales. Partida N°. 7784. Valor total
Q5,400.00 EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA
REPUBLICA, ACUERDA: Que el Ministerio de Hacienda ordene el
pago de la suma de CINCO MIL CUATROCIENTOS QUETZALES
00/100. con cargo a la partida de gastos del Ramo de Beneficencia, la
subvención mensual de Mil trescientos cincuenta quetzales 00/100, a
partir del mes de Marzo, al resto del Año Fiscal Vigente, para que la
“Escuela de Ciegos y Sordomudos”, organizada por la Asociación de
Muchachas Guías pueda establecer y mantener el internado de dicha
escuela.
Guatemala, 11 de Mayo de 1954. Oficio N. 1981.
“... se resuelven las gestiones iniciadas ante el Ministerio de Hacienda
y Crédito Público, sobre el arreglo de la subvención mensual que le
corresponde a este Centro, que es de Q1.880.00
Apéndice V
ACTA DE LA FUNDACION DE LA ASOCIACION CENTRAL DE
CIEGOS DE GUATEMALA
Los que suscriben, habiendo discutido ampliamente y aprobado los
estatutos formulados, levantamos esta acta número uno, por medio de
la cual dejamos formalmente constituida la Asociación central de
ciegos de Guatemala comprometiéndonos a respetar sus estatutos, y
serle fiel a toda costa. Habiendo procedido a la elección
correspondiente se eligieron para formar parte de la junta ejecutiva a
las personas siguientes:
Como Presidente: Manuel Solórzano Fernández. Como vocales: Pilar
Salinas, vocal primero: Eduardo Loessener, vocal segundo. No
habiendo otro asunto de qué tratar se dio por clausurada la sesión.
Guatemala, 26 de abril de 1945.
ffs. Pilar Salinas, Manuel Solórzano F., Eduardo Loessener, Federico
Lemus, Leoncio Carrera, J. Antonio Salazar, Mercedes Carvajal, Jesús
López, Santiago Villalva, Leopoldo Hernández, Julio Ronquío,
Sinforoso Cay, Mariano Palma, Efraín Rodríguez O., Wenceslao
Gómez, José García, Silvestre López, María Zeta, Candelaria
Enriquez, Fernanda Hernández, Catalina Catalán. (Hay firmas y
digitales) Doy fe que es copia exacta del original. (f.) M. Solórzano.
presidente de la Asociación Central de Ciegos de Guatemala
.
ESTATUTOS DE LA ASOCIACION CENTRAL DE
CIEGOS DE GUATEMALA.
Título 1. Objeto de la Asociación
Artículo 1.—Esta Asociación ha sido constituida para luchar sin
descanso por el mejoramiento material, cultural y por ende moral de
los afiliados.
Artículo 2.—Esta Asociación se constituye también con el objeto de
defender los derechos humanos de los privados de la vista.
Articulo 3.—Para lograr los fines de la Asociación la misma cooperará
de buena fe y cordialmente con otras entidades o personas particulares
que deseen trabajar en pro de la reivindicación de los ciegos siempre
que dichas entidades o personas no sigan fines que la Asociación de
ciegos considere inconvenientes.
Artículo 4.—Como próximos objetivos se perseguirá la fundación de
escuelas, talleres, bibliotecas y otros organismos que den medios de
trabajo a los ciegos y eleven su nivel cultural.
Artículo 5.—Esta entidad extenderá sus actividades a toda la
República y no impondrá límites a su tarea de procurar el
mejoramiento de los ciegos.
Guatemala, 21 de junio de 1945.
Apéndice N° VI
“Secretaría de Gobernación, trabajo y previsión social. Palacio
Nacional. Guatemala, 3 Dic. 1945. Examinada la solicitud de la señora
Beatriz Molina de Arathoon, en concepto de presidente provisional del
Comité nacional pro-ciegos y sordomudos, relativa a que se aprueben
los Estatutos de dicha Asociación y se reconozca su personalidad
jurídica; y CONSIDERANDO: Que según el dictamen del Fiscal del
gobierno no contienen ninguna disposición que se oponga a las leyes
del país, POR TANTO, EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
ACUERDA: 1° Aprobar los siguientes ESTATUTOS DEL COMITE
NACIONAL PRO CIEGOS Y SORDO MUDOS. 2 Reconocer la
personalidad jurídica del Comité nacional pro-ciegos y sordomudos.
COMUNIQUESE, AREVALO. El Ministro de Gobernación. C. Leo-
nidas Acevedo.
Capítulo III
De su Junta Directiva
Artículo 10.—La Junta Directiva del IT.G., es la máxima autoridad de
la institución y se integra en la siguiente forma:
Un representante del Colegio Médico, profesional universitario
especializado en Oftalmología, designado por su Junta Directiva; un
representante de la Universidad de San Carlos, designado por el
Consejo Superior Universitario; tres representantes de la Asociación
Central de Ciegos, electo entre su Junta Directiva; un representante
designado por la Asociación de Periodistas de Guatemala, APG; y un
representante designado por la Cruz Roja Guatemalteca.
Artículo 11.—La Junta Directiva en su organización interna, estará
integrada en la siguiente forma:
presidente, vicepresidente, tesorero, secretario y prosecretario y dos
vocales, quienes durarán un año en sus cargos.
Capítulo IV
Del Director Ejecutivo y Subdirector
Artículo 14.—El Director Ejecutivo nombrará al personal
administrativo, técnico y docente que sea necesario, además del que
absorbiera del Comité Pro Ciegos y Sordomudos, y de acuerdo con el
presupuesto.
Artículo l 5.- Corresponde al Director Ejecutivo, la siguiente:
a) Elaborar el proyecto de Presupuesto de ingresos y egresos del
Instituto, y someterlo a la consideración de la Junta Directiva;
CAPITULO V
De su Régimen Económico
Artículo 17.—El I.T.G., dispondrá de fondos privativos y su
patrimonio se integrará en la siguiente forma:
a) Los ingresos que obtenga por medio de la Lotería “Santa Lucía”,
creada por el Decreto Gubernativo número 577 del 29 de Febrero de
1958, la cual será administrada por esta entidad;
b) Los ingresos provenientes de partidas que se le asignen en el
Presupuesto General de Gastos del Estado;
) Los bienes que obtenga por cualquier título.
Artículo 18.—Los miembros de la Junta Directiva, desempeñarán sus
cargos ad honorem. No así el Director Ejecutivo y Subdirector,
quienes percibirán el sueldo que la Junta Directiva disponga.
CAPITULO VI
De sus Beneficios
Artículo 19.—Para su mejor funcionamiento, el I.T.G. gozará de los
siguientes beneficios:
a) Franquicia postal y telegráfica;
b) Exoneraciones del timbre y papel sellado para sus operaciones;
c) Becas universitarias de San Carlos o cualquiera otra universidad
reconocida; de centros educativos privados o del Estado; de
instituciones extranjeras, las cuales serán concedidas a profesores y
alumnos no videntes;
d) Prioridad en las solicitudes que el Instituto presente al Estado;
e) Dotación de casas por parte del Estado, a los ciegos rehabilitados
que estén bajo la tutela del Instituto, sin más requisitos que los pagos
mínimos que se establezcan;
f) Exoneración de licitación pública y privada para adquisición de
maquinaria equipo, enseres y otros, que necesite el I.T.G. hasta por la
cantidad de DOS MIL QUETZALES (Q2,000), previo dictamen favo-
rable de la Contraloría de Cuentas.
Capítulo VII
Disposiciones Transitorias y Finales
Artículo 20.—Los bienes, derechos y obligaciones del Comité
Nacional Pro Ciegos y Sordomudos, adquiridos hasta la fecha, quedan
a cargo del Instituto Tiflológico Guatemalteco —ITG—.
Artículo 21.—La Escuela de Sordomudos y cualquier otro servicio
destinado a éstos, que desempeñaba el Comité Nacional Pro Ciegos y
Sordomudos, quedan a cargo del I.T.G., por el término de un año, a
partir de la fecha de aprobación de la presente ley, debiendo ser
atendidos después de este período, por el Ministerio de Educación
Pública o en su defecto crearse e1 órgano legal necesario para su
atención.
Artículo 22.—Se disuelve el Comité Nacional Pro Ciegos y
Sordomudos. Los empleados que están a su servicio, pasarán a formar
parte del IT.G., el que respetará y conservará los derechos
anteriormente adquiridos por los trabajadores del mencionado Comité.
Apéndice N° VIII
Proyecto de “Legislación Mínima” en favor de los Ciegos de América
que el Consejo Panamericano Pro Ciegos presenta a la Ilustre
consideración de la “Conferencia del Parlamento Latinoamericano”
CONSIDERANDO:
Que es conveniente para la afirmación de una democracia integral, que
cada país cuente con una “LEGISLACION MINIMA” capaz de
permitir y garantizar como normal el libre ejercicio de los derechos
políticos, sociales, educativos y de trabajo de los ciudadanos privados
de la vista;
El “CONSEJO PANAMERICANO PRO CIEGOS” presenta a la
ilustre consideración de la “Conferencia del Parlamento
Latinoamericano” el proyecto de “LEGISLACION MINIMA”
propuesto por la Asociación de Ciegos de Chile afiliada a nuestro
Organismo Internacional, aprobado por el Comité Permanente y re-
frendado por la Comisión Ejecutiva con sede en Lima
Perú:
1. Son ciudadanos con derecho a sufragio los ciegos mayores de edad
que sepan “leer y escribir en Braille” y firmar, y que hayan satisfecho
los requisitos señalados por las respectivas constituciones y estatutos
electorales de cada República; además podrán ser acompañados por
otro ciudadano para el acto de depositar la cédula correspondiente en
la cámara se reta.
2.—Autorizar a las instituciones estatales de créditos para que
otorguen apoyo económico a los ciudadanos ciegos que deseen
establecer empresas comerciales o pequeñas industrias, así como a los
profesionales ciegos que requieran ayuda económica.
3. Recomendar la emisión de una estampilla postal con la efigie de
Luis Braille, por un valor de un centavo de dólar cuyos fondos serán
destinados a la ayuda de los ciegos adultos.
4. Oficializar mediante disposiciones los pases libres a favor de los
ciegos en los transportes estatales y particulares.
5. Hacer efectiva la obligatoriedad de la educación primaria para los
ciegos en edad escolar.
6. Auspiciar oficialmente campañas de alfabetización periódicas en
favor de los ciegos adultos.
7. Derogar las disposiciones que se opongan al libre acceso de los
ciegos capacitados, a los centros de cultura superior.
8. Fomentar la creación de bibliotecas Braille, con secciones de libros
parlantes, en las bibliotecas nacionales y municipales para el servicio
local y regional.
9. Exonerar de los derechos de importación y exportación de toda
clase de material didáctico, herramientas y aparatos mecánicos que
sirvan para la educación, trabajo y recreación de los ciegos.
10. Las dependencias estatales, paraestatales y municipales adquirirán
en igualdad de condiciones el 50% de los artículos manufacturados por
los ciegos en los talleres oficiales y particulares.
11. Establecer la obligatoriedad de parte de las reparticiones estatales,
municipales y de las empresas particulares para que dentro de su
personal cuenten con 2% de trabajadores ciegos, intelectuales y
manuales.
12. Autorizar el libre ejercicio de la masoterapia por los ciegos
acreditados por el título respectivo ya sea en forma particular o en los
establecimientos de salud que dependan del Estado o de otras
instituciones donde serán considerados como auxiliares técnicos en
esta especialidad.
13. Conseguir que los municipios otorguen el 50% de las licencias
para la instalación de kioscos en lugares céntricos de las respectivas
ciudades para su explotación comercial por los ciegos.