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CASO NÚMERO 1:
Empleado que sufre un accidente de trabajo al caer de un edificio por un orificio, el cual no
tenía avisos de prevención. El trabajador si se encontraba afiliado a la ARL.
De igual manera nos trata el Art 348 del Código en mención, en los siguientes términos:
ARTICULO 348. MEDIDAS DE HIGIENE Y SEGURIDAD. Todo empleador o empresa
están obligados a suministrar y acondicionar locales y equipos de trabajo que garanticen
la seguridad y salud de los trabajadores; a hacer practicar los exámenes médicos a su
personal y adoptar las medidas de higiene y seguridad indispensables para la
protección de la vida, la salud y la moralidad de los trabajadores a su servicio; de
conformidad con la reglamentación que sobre el particular establezca el Ministerio del
Trabajo.
Es más, el C.S.T. señala como una obligación al empleador, la de adoptar en sus reglamentos
internos, normas especiales encaminadas a mejorar la seguridad en el lugar de trabajo. Tal como se
evidencia en su Art. 108 numeral 14:
ARTICULO 108. CONTENIDO. El reglamento debe contener disposiciones normativas de
los siguientes puntos:
(…)
14. Normas especiales que se deben guardar en las diversas clases de labores, de
acuerdo con la edad y el sexo de los trabajadores, con miras a conseguir la mayor
higiene, regularidad y seguridad en el trabajo.
Por lo tanto, el desacato de la normatividad en mención genera unos efectos adversos para el
empleador, ya que si el mismo no adopta todas las medidas encaminadas al mejoramiento de la
higiene y seguridad de las condiciones de trabajo, ya sea por negligencia, omisión o descuido, abre
paso a las siguientes consecuencias (sin importar que la ARL haya pagado incapacidades,
indemnizaciones o pensiones):
1. PAGO DE INDEMNIZACIÓN POR DESPIDO INDIRECTO:
Sucede cuando el empleador no cumple con las obligaciones de higiene y salud, por lo tanto
se abre la posibilidad a que el trabajador termine el contrato por una justa causa (despido
indirecto), imponiendo la obligación al empleador de pagar una indemnización.
Por lo tanto, se puede establecer que de un accidente laboral surge dos tipos de responsabilidades,
por un lado una OBJETIVA, que se relaciona con la indemnización y/o reparación que debe realizar la
ARL, y por otro lado tenemos una CIVIL, que nos habla de aquella responsabilidad que debe asumir
el empleador por los perjuicios ocasionados debido al accidente ocasionado por el riesgo laboral, bien
sea por su omisión o negligencia.
Sobre lo anterior se pronunció la Corte Suprema de Justicia – Sala laboral, en los siguientes términos:
«(…) en materia de riesgos profesionales, surgen dos clases de responsabilidad
claramente diferenciadas; una de tipo objetivo, derivada de la relación laboral, que obliga
a las administradoras de riesgos profesionales a atender y reconocer a favor del
trabajador, las prestaciones económicas y asistenciales previstas por el Sistema de
Riesgos Profesionales en tales eventos, prestaciones que se generan al momento en que
acaece el riesgo profesional amparado, para cuya causación resulta indiferente la
conducta adoptada por el empleador, pues se trata de una modalidad de responsabilidad
objetiva prevista por el legislador con la finalidad de proteger al trabajador de los riesgos
propios a los que se ve expuesto al realizar la actividad laboral. Tenemos también la
responsabilidad civil y ordinaria de perjuicios prevista en el artículo 216 del C.S.T., ésta sí
derivada de la “culpa suficientemente probada del empleador en la ocurrencia del
accidente de trabajo o de la enfermedad profesional”, que le impone al empleador la
obligación de resarcir de manera plena e integral los perjuicios ocasionados al trabajador
como consecuencia de los riesgos profesionales que sufra, siempre que en este último
caso medie culpa suya debidamente probada en punto de su ocurrencia.» (Sentencia CSL
rad. 39446, 14 de agosto 2012, M. P. Dr. Francisco Javier Ricaurte Gómez).
Así las cosas, en el caso en concreto, se evidencia claramente que el empleador no cumplió
con los protocolos requeridos para salvaguardar la integridad física del Señor Trabajador,
exponiéndolo a condiciones de peligrosidad inminente, como es el caso del orificio que se
encontraba en dicha edificación sin ningún tipo de señalización que previniera un posible
accidente, como el lamentablemente ocurrido.
En conclusión la ARL responde por todo lo relacionado en concepto del tratamiento médico,
el pago de incapacidades, y a la pensión de invalidez a la que haya lugar, a favor del señor
trabajador, si se demuestra que debido al accidente el mismo pierde el 50 % o más de su
capacidad laboral, según tipifica el Art 38 de la Ley 100 de 1993, y cumpla los requisitos del
Art. 39 de la Ley en mención. Y el empleador deberá asumir los gastos por concepto de los
perjuicios ocasionados al trabajador debido a las condiciones de peligro a las que fue
expuesto y el fatal desenlace a que ello condujo, es decir el accidente laboral.
CASO NÚMERO 2:
Empleada que sufre un accidente de trabajo llevando tan solo 15 días laborales, pero ella no
se encontraba afiliada a la ARL.
Pregunta: ¿Tiene derecho a una reparación por parte de la aseguradora y/o el empleador?
SOLUCIÓN:
En principio, se debe señalar que la afiliación de un trabajador a una Administradora de Riesgos
Laborales es un derecho fundamental del mismo, ya que con ello se busca proteger sus derechos
esenciales a la vida, la salud, la dignidad humana y a la igualdad, lo que pone en un lugar de
importancia bastante alto a dicha afiliación, pues, aquella es irrenunciable, y además, es una
obligación por parte del empleador la afiliación de sus subordinados, por lo que su desconocimiento
conlleva a graves sanciones.
Ahora bien, según una declaración hecha por le Min. Del trabajo, la legislación laboral y la
Hermenéutica jurídica, el empleador respecto de los derechos a la seguridad social de sus
trabajadores se encuentra en la obligación de cumplir con las siguientes obligaciones:
1. Afiliar a sus trabajadores al Sistema General de Seguridad Social Integral (Salud,
Pensión y ARL) desde el día de su vinculación.
2. Realizar los aportes a seguridad social de los trabajadores dentro de los términos establecidos
por la ley de forma mensual durante la vigencia del contrato.
3. Realizar los aportes a seguridad social de los trabajadores de acuerdo al tiempo y salario real
devengado.
4. Realizar el respectivo reporte o novedad de desafiliación en el evento en que termine el
contrato de trabajo;
Pues, el desconocimiento de dichas obligaciones conlleva a una serie de sanciones y/o gravámenes
al contratante, tales como sanciones por parte del Min. De trabajo en el evento de la inexistencia de
afiliación alguna al Sistema de seguridad social, además, también deberá responder con su patrimonio
económico en los cosos en que el trabajador se vea afectado por algún accidente o enfermedad
laboral; entre otros.
Por lo anterior, la H. Corte Constitucional ha realizado diferentes pronunciamientos, como lo podemos
evidenciar en Sentencia T-582 DE 2013, en los siguientes términos:
(…)
Así, el incumplimiento del empleador genera sanciones para éste que lo obligan a: (i)
reconocer y pagar las prestaciones consagradas y (ii) sufragar la totalidad de “…la
atención de los accidentes de trabajo, riesgos y eventualidades por enfermedad
general y maternidad”.
El incumplimiento del empleador de afiliar al trabajador dependiente a una ARL someterá
la responsabilidad de aquél, entre otros, en la concreción de la evaluación para
calificación de invalidez y pérdida de la capacidad laboral, por accidente de trabajo,
debiendo entonces remitir al trabajador a la Junta Regional para la calificación porcentual
de pérdida de la capacidad laboral y la fecha de estructuración de la invalidez de su
trabajador, por cuanto dicha omisión vulnera los derechos del trabajador a la seguridad
social y al debido proceso, “… en la medida en que no le permite conocer su situación y
el concepto médico sobre la misma, siendo éste necesario para realizar las diligencias
relativas al reconocimiento de la pensión de invalidez, especialmente si se considera que
la única forma de demostrar esa disminución física y satisfacer la exigencia legal prevista
en el artículo 38 de la Ley 100 de 1993 relativa al porcentaje de incapacidad, es a través
del dictamen médico que así lo certifique”.
Así las cosas, en el caso en concreto, el empleador al no afiliar a la Trabajadora a una ARL, vulneró
su derecho fundamental a estar afiliado a la Seguridad Social, afectando gravemente sus derechos
fundamentales a la vida, la salud, la igualdad y a la dignidad humana. Por lo tanto el contratante deberá
responder de su patrimonio por todos los tratamientos médicos necesarios, remitir a su subordinada a
la Junta Regional para la calificación porcentual de su pérdida de capacidad laboral, para determinar
si tiene derecho o no a una pensión por invalidez, y responder por las demás indemnizaciones a que
haya lugar.
Frente al momento en que empieza a correr el término para la reforma de la demanda, el H. Consejo
de Estado con ponencia de la Dra. MARTHA TERESA BRICEÑO DE VALENCIA, mediante Auto con Rad:
25000-23-37-000-2013-01081-01 [22299], el cual busca resolver recurso de apelación de auto que
declaro no probada la excepción de extemporaneidad de la reforma de la demanda, señaló lo
siguiente:
“(…) el traslado al que se refiere el artículo 173 del CPACA es el que ordena el artículo
172, esto es el de 30 días que se le concede a la parte demandada, terceros interesados
y al ministerio público para contestar la demanda, proponer excepciones, solicitar pruebas
y llamar en garantía. Empero el término de traslado de la demanda [artículo 172 CPACA]
solo empieza a correr al día siguiente de vencidos los 25 días que da el artículo 199
ibídem, denominado como “traslado común” a las partes, que inician su conteo después
de practicada la última notificación.
Entonces, se concluye que el término de diez (10) días para reformar o adicionar la
demanda se cuentan a partir del vencimiento de los 55 días que corren y que
corresponden a: 1). 25 de traslado común [artículo 199 CPACA] y 2). 30 de traslado
de la demanda [artículo 172 CPACA].”
Entonces, se evidencia que el momento en que empieza a correr el término de 10 días de que trata
el Art. 173 del CPACA, es una vez caducado los 30 días del traslado de la demanda que señala el
Art. 172 Ibídem.
Fuente:
Auto que resuelve Recurso de Apelación
Rad: 25000-23-37-000-2013-01081-01 [22299]
Consejera Ponente: MARTHA TERESA BRICEÑO DE VALENCIA
Lugar y Fecha: Bogotá, D. C., dieciocho (18) de abril de dos mil dieciséis (2016)
De igual manera, El último boletín del Consejo de Estado destacó un cambio jurisprudencial adoptado por la
Subsección B de la Sección Segunda de esa corporación al principio de este año y publicado recientemente.
En efecto, el alto tribunal replanteó la postura adoptada en la Sentencia 11001031500020150222500 del 2015,
en lo que respecta a la oportunidad para reformar la demanda, de acuerdo con lo establecido en el artículo 173
del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo.
A su juicio, la oportunidad para hacerlo se prolonga hasta el vencimiento de los 10 días siguientes a la
finalización del término de traslado de la demanda inicial y no solamente durante los primeros 10 días
de ese lapso.
En sustento de esta afirmación sostuvo que si la intención del legislador hubiese sido que la parte demandante
no conociera la contestación, y así no pudiera reformar la demanda y corregir los yerros que hace ver su
contraparte, no hubiese regulado en otros ordenamientos procesales que la reforma puede hacerse aun
después del término del traslado.
En consecuencia, advirtió que no es que exista un desequilibrio de las cargas procesales al permitir la reforma
de la demanda con posterioridad al vencimiento del traslado y su contestación, puesto que el mismo legislador
previó una nueva oportunidad con el fin de que el demandado pueda pronunciarse sobre la misma (C. P. William
Hernandez).
Fuente Directa:
https://www.ambitojuridico.com/noticias/administrativo/administrativo-y-contratacion/dan-conocer-
nueva-postura-sobre-el-termino
Recientemente, el Juzgado Cuarto Administrativo del Circuito de Ibagué adoptó la misma postura, con
fecha del 30 de octubre de 2017, por lo que concluyo que es el concepto que se maneja actualmente
en el país sobre la oportunidad de presentar la reforma a la demanda, es decir, el que postula que el
término oportuno son los 10 días después de haberse agotado lo 30 días de traslado de la demanda.