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HISTORIA 2.

0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 11 - Enero - Junio de 2016 - ISSN 2027-9035
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 11 - Enero - Junio de 2016 - ISSN 2027-9035

REVISTA HISTORIA 2.0: CONOCIMIENTO Mg (c) Román Javier Perdomo González, por la Asociación
HISTÓRICO EN CLAVE DIGITAL, AÑO VI, Historia Abierta, Bucaramanga, Colombia, romanperdomo@
NÚMERO 11. ISSN 2027-9035. historiaabierta.org
ENERO - JUNIO DE 2016.

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Bucaramanga (COL.) Teléfono: +57 (7) 6707380 Correo mayra.perey@hotmail.com
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Asociación Historia Abierta - http://asociación.
DIRECTORA: historiaabierta.org HISTORIA 2.0.
Mg. Diana Crucelly González Rey, Candidata a Doctora
en Historia por el Centro de Investigaciones y Estudios Se encuentra indexada en: Publindex, e-revistas, Dialnet,
Superiores en Antropología Social, Unidad Peninsular, DOAJ y Latindex Esta revista y sus contenidos están
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Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
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Historia 2.0: Conocimiento Histórico en Clave Digital es de
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COORDINACIÓN DE DOSSIER CAMINOS, PORTADA:


RUTAS Y TRANSPORTES EN LATINOAMÉRICA Cañón de la Huasteca, municipio Santa Catarina, Nuevo
Y EDITORA INVITADA: León. Fecha: 1956 Autor: Arno Brehme, Colección: Dennis
Dra. Valentina Garza Martínez, Profesora e Investigadora Brehme Publicada en Monterrey en 400 fotografías,
por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Monterrey, Nuevo León, Museo de Arte Contemporáneo,
Antropología Social, vgarza@ciesas.edu.mx 1997, p. 8.

LISTADO DE IMÁGENES:
Título: Transportistas cruzando el río Santa Catarina, en el
COMITÉ EDITORIAL: paraje la Huasteca, cercano a la ciudad de Monterrey. La
República Mexicana. Nuevo León. Reseña Geográfica y
Mg. (c) * Sergio Andrés Acosta Lozano por la Universidad Estadística. México, Librería de la Viuda de C. Bouret, 1910
Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia, sergio.
acosta.lozano@gmail.com Título: Sierra Madre Oriental y río Pilón, municipio de
Rayones en Nuevo León.
Dr. Juan Carrillo González por el Posdoctorado en Estudios Junio 2008. Autores: Valentina Garza Martínez y Juan
Mesoamericanos, Instituto de Investigaciones Filológicas, Manuel Pérez Zevallos.
Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de
México, areamaya@yahoo.com Título: Caminos del Parque Tayrona- Colombia. Varias
imágenes. Autora: Diana González Rey, 2016.
Dra. (c) Mg. Jessica Colín Martínez por el Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
Unidad Peninsular, Mérida, México, jezzik03@hotmail.com

Dra. (c) Mg. Aleidys Hernández Tasco, por la El contenido intelectual


Universidade Estadual de Campinhas, São Paulo, Brasil, de los artículos es
aleidyshernandez@gmail.com responsabilidad de los autores.

*(c ) Candidato a Doctor o Candidato Magister.


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EL COMITÉ EDITORIAL DE LA REVISTA AGRADECE


ESPECIALMENTE LA LABOR DE LOS SIGUIENTES PARES
EVALUADORES QUE ACTUARON COMO COMITE CIENTÍFICO
EN ESTA EDICIÓN:

Doctora Catalina Castrillón Gallego Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia.

Doctor Juan Santiago Correa Colegio de Estudios Superiores de Administración-CESA.


Colombia.

Doctor Felipe Durán Sandoval Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. México.

Doctor José Martín Felipe González Solano Escuela Nacional de Antropología e Historia –ENAH,
México.

Doctora Valentina Garza Martínez Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en


Antropología Social- CIESAS. México.

Doctora Luz María Mohar Betancourt Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en


Antropología Social- CIESAS. México.

Doctor Jorge Victoria Ojeda Universidad Autónoma de Yucatán. México.

Dr (c ) Margarita Villalba Bustamante Candidata a Doctora en Historia por la Universidad de la


Sorbona, Paris 1 e Historiadora independiente. México.

Dr. (c ) Luis Ángel Mezeta Canul Candidato a Doctor en Historia por el Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-
CIESAS, México.

Doctorante Jairo Henry Arroyo Reina Docente tiempo parcial-Facultad de humanidades


Departamento de historia Universidad del Valle. Colombia.

Doctorante Germán Ferro Medina Universidad Andina Simón Bolívar, Quito Ecuador y
Fundación Erigaie. Colombia.
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CONTENIDO:
Año VI - Número 11 - Enero - Junio de 2016

EDITORIAL 06-07 24
PRESENTACIÓN AL DOSSIER:
Caminos, Rutas y Transportes en Latinoamérica
Valentina Garza Martínez.
08-12

DOSSIER CAMINOS, RUTAS Y


TRANSPORTES EN LATINOAMÉRICA:

CAMINERÍA DEL MAYAB


Ricardo Escamilla Peraza 13-35
PARTICIPACIÓN INDÍGENA EN EL
MERCADO DE ANTEQUERA, OAXACA,
LA PRESENCIA DE CORSARIOS FRANCESES EN EL SIGLO XVIII.
EN EL GOLFO-CARIBE ENTRE 1536 Y 1566. Alma Hernández Rugerio 105-127
Una Propuesta de Análisis Espacial
Rodrigo Alejandro de la O Torres 36-56
DESDE TOLUCA A ATLACOMULCO,
HACIA CELAYA Y A VALLADOLID
RUTAS AL PACIFICO. Caminos, transporte y Clara Elena Suárez Arguello 128-139
comercio desde el periodo prehispánico hasta
el siglo XIX (desde el norte de Guerrero)
Brígida von Mentz 57-84
ENTRE LA COSTA PACÍFICA,
LA MONTAÑA Y LA LLANURA,
COLOMBIA TAMBIÉN TIENE SUR
HISTORIA DEL TRAMO “CAMINO VIEJO” Clara Inés Carreño Tarazona. 140-157
EN EL PUTUMAYO:
Importancia, Teoría y Metodología para
Abordar el Estudio de los Caminos
Giovanny Paolo Arteaga Montes
85-104
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LOS CAMINOS DE LAS HACIENDAS,


ESTANCIAS Y RANCHOS DEL NUEVO RESEÑAS
REINO DE LEÓN. Los Derroteros de los
Visitadores (1626-1775)
Valentina Garza Martínez 158-182 GERARDO GONZÁLEZ REYES, SEÑORÍOS,
PUEBLOS Y COMUNIDADES.
La organización político territorial en
torno del Chicnahuitecatl, siglos XVI-XVIII.
CAMINOS, POBLAMIENTO Y GANADO México, Universidad Autónoma del Estado
ENTRE LA NUEVA ESPAÑA Y EL NUEVO de México, 2013, 478 pp.
REINO DE LEÓN: Siglos XVII y XVIII Marco Antonio Peralta Peralta 286-288
Ana Gabriela Arreola Meneses . 183-201

CORREISTAS, ESTAFETAS Y LÍNEAS


POSTALES EN ANTIOQUIA
ENTRE 1859 Y 1919
Gustavo Adolfo Hernández Rojas 202-223

ANTI PEATONALIDAD. Historia sobre la


transformación de la calzada de Tlalpan
Israel Hinojosa Baliño
224-251

TEMA LIBRE

CONDICIONES DE VIDA Y MARGINALIDAD


EN EL JALISCO RURAL (MÉXICO)
A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX:
El Caso de Jocotepec.
Francisco Javier Velázquez Fernández 252-273

HACIENDO HISTORIA DE AMÉRICA LATINA

Entrevista al Doctor Bernardo García


Martínez. Realizada el 17 de Diciembre de
2015 en El Colegio de México. Ciudad de
México. Joel Enrique Almanza y
Jessica Colín Martínez 274-285
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ENTREVISTA A
BERNARDO GARCÍA MARTÍNEZ

Joel Enrique Almanza1


Maestro en Historia por el
CIESAS – Unidad Peninsular

Jessica Colín Martínez2


Candidata a Doctora en Historia por el
CIESAS – Unidad Peninsular

Aprobada para publicación el 30/04/16.

El jueves 17 de diciembre de 2015, en la sala José Gaos de El Colegio de México, el


Dr. Bernardo García Martínez nos permitió una muy amena entrevista. Aquella tarde
el académico e historiador mexicano rememoró algunos de sus gustos personales que
le han llevado a ver la historia de México con un enfoque transversal entre la historia
institucional, la historia social y la geografía histórica. También nos relató cómo llegó
a conceptos claves para sus análisis e interpretaciones y, desde luego, nos habló de
las investigaciones en que trabaja actualmente. De antemano, le hacemos público
nuestro agradecimiento por habernos concedido tan enriquecedor momento que
enseguida compartimos con los lectores.3

1 Co-director Historia 2.0: “Conocimiento Histórico en Clave Digital”


2 Miembro del Comité Editorial Historia 2.0: “Conocimiento Histórico en Clave Digital”
3 Se utilizaron letras cursivas en todos los casos que el entrevistado hizo un énfasis discursivo
o introdujo un diálogo. Las obras bibliográficas, también en cursivas, tienen su referencia a
pie de página la primera vez que son mencionadas. La fotografía del Dr. Bernardo García
Martínez fue tomada por Jessica Colín Martínez en Sala José Gaos de El Colegio de México.

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Joel Enrique Almanza.- Dr. García Martínez ¿cómo decidió que la historia sería su profesión?

Bernardo García Martínez.- Bueno; siempre me gustó esto, desde niño. En la


casa había muchos libros y me gustaba entretenerme leyendo. Algunos libros de
historia —muy viejos por cierto— los leí cuatro y cinco veces porque no tenía otra
cosa que leer. Entre ellos México a través de los siglos, libros de ese tipo. Me gustaba
mucho leer, sobre todo, naturalmente, donde había ilustraciones; por ahí iba mi
camino.

Hice la secundaria y la prepa juntas (en la Prepa 2). Entré primero en la calle
Licenciado Verdad y luego en San Ildefonso. Ahí se hacen los cinco años juntos; es
la única prepa continua (entonces eran cinco, hoy son seis). Allí tuve una maestra en
tercero de secundaria, Josefina Oliva viuda de Coll,4 una exiliada española que era
muy buena maestra: daba México Prehispánico; le fascinaba el México prehispánico.
Recuerdo que le hice un trabajo de clase que le gustó mucho; fue un álbum con
muchos dibujos y demás. Me gustaba mucho dibujar. Entonces aproveché la ocasión
para hacer mis dibujos y, como llevábamos un curso de encuadernación, también
lo encuaderné: quedó como un librito. Hoy día lo leo y es de reírse, pero como
trabajo de secundaria creo que le gustó bastante. Y bueno, yo estaba más o menos
encaminado hacia esto.

Ella me dio a conocer la existencia de El Colegio de México. Yo ni idea tenía. De


hecho estaba encaminado a estudiar historia en la UNAM, en lo que no estaba muy
entusiasmado. Y me dice: —Hay una institución que se llama El Colegio de México —Y
¿qué es eso?, le pregunté. —Pues ve, me respondió. Estaba [El Colegio de México] en
la calle de Guanajuato y fui. Me había recomendado con un profesor, José Miranda.
Eran casi los últimos días de inscripciones. Me presenté y me dicen: —Bueno, está
bien. Así entré a estudiar la carrera, todavía no con una idea muy clara de qué hacer.
Entonces El Colegio era muy chiquito; para darles una idea, tenía cuatro empleados.
Nada más había tres o cuatro centros de estudio, muy pocos profesores, poquísimos
estudiantes: en mi generación fuimos ocho.5 Y bueno, cursé los cuatro años. Fue
cuando hice el trabajo sobre el Marquesado del Valle y empecé a interesarme por
la cuestión de los pueblos, con la idea más bien de estudiar indígenas. El tema del
Marquesado del Valle era un tema de historia institucional, aunque luego lo dejaría
porque me empezó a interesar más la cuestión de los indios. Creo que lo trabajé
bastante bien; nadie más ha vuelto a trabajar el Marquesado desde entonces.6

4 Josefina Oliva Teixell, esposa de Antonio Coll y Maroto, ambos exiliados españoles.
5 Generación 1964-1967 del Centro de Estudios Históricos (CEH, El Colegio de México):
Sergio Florescano, Bernardo García, Hira de Gortari, Victoria Lerner, Andrés Lira, Andrés
Montemayor, Guillermo Palacios e Irene Vázquez; también formaron parte de esa genera-
ción Elsa Malvido y Cayetano Reyes. Bernardo García Martínez, “La naturaleza política y
corporativa de los pueblos de indios”, Discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la His-
toria, pronunciado el 8 de junio de 1999. Para aproximarse a la vida del CEH por esos años:
Bernardo García Martínez, “María del Carmen Velázquez (3 de febrero 1912-24 de enero
de 2002)”, Historia Mexicana [213] 54.1, (2004): 307-12 y “Generación de 1964-67 del CEH”,
Coloquio en homenaje a Andrés Lira, 28 de noviembre de 2013 en El Colegio de México.
Video disponible en https://www.youtube.com/watch?v=0eoFtYX1M6c
6 Bernardo García Martínez, El Marquesado del Valle: tres siglos de régimen señorial en Nueva España,
(México: El Colegio de México, 1969). Derivado de El Marquesado del Valle, Tesis de Maestría,
(El Colegio de México, 1968).

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Las dos personas que influyeron más durante mi estancia en El Colegio fueron José
Miranda,7 al que mencioné hace un momento, y María del Carmen Velázquez,8 que
era maestra y había ocupado aquí la dirección. Me respaldaron mucho, junto con
otros profesores (que no tiene caso que venga ahorita a recordar a todos ellos, pero
algunos son conocidos como Luis González o Silvio Zavala).9 Silvio Zavala quería
que yo estudiara el doctorado en Francia y que continuara profundizando la cuestión
del Marquesado y la cuestión jurídica, pero a mí no me agradaba seguir por ahí y
tampoco me agradaba la idea de ir a Francia.

Jessica Colín Martínez.- Así fue que llegó a estudiar en Harvard. ¿Podría hablarnos un
poco de sus estudios de doctorado?

BGM.- Exactamente, me incliné por ir a Estados Unidos y conseguí una beca para
ir a Harvard con la idea de estudiar indígenas. Hice los estudios de doctorado de
1969 a 1971 y continué con esa idea. Salió tiempo después el libro de Los Pueblos de
la Sierra,10 que es el derivado de esa tesis; tardé mucho en afinarlo porque, como tesis,
no me gustó como estaba. Le faltaban algunas ideas: precisamente las ideas de tipo
geográfico o de tipo espacial, que fueron las que me llevaron a trabajar y a encontrar
lo del altepetl como concepto central para entender los pueblos —concepto central
por su naturaleza política y por su naturaleza espacial— así como la relación entre
sus cabeceras y sujetos, y ese tipo de relaciones, que fue lo que desarrollé ahí. Fue
un proceso sencillo, lineal. En Harvard trabajé casi solo, porque aunque tuve cursos
y profesores no trabajé mucho con ellos. Mi director nominal era John Womack,
pero con quien tuve más contacto fue con John H. Parry, también conocido de los
historiadores, digamos, más avanzados o pioneros en historia institucional (él había
estudiado la Audiencia de Nueva Galicia y después se había dedicado a la historia
oceánica porque le gustaban los barcos y las visiones de conjunto). Tuve muy buena
relación con él.

7 José Miranda “no fue ni de la Casa de España ni de los fundadores de El Colegio, sino
que se le incorporó en 1954; había quedado desde hacía un tiempo a cargo del Seminario de
Historia Contemporánea y formalmente tampoco era profesor del CEH sino de la UNAM,
pero no se quedaba atrás frente a Gaos en cuanto al compromiso que adquirió ni en cuanto
a popularidad entre nosotros. Hubiera sido el director de otras tantas de nuestras tesis pero
murió en 1967. Fue el golpe más duro que sufrimos en nuestros tiempos de estudiantes”.
Bernardo García Martínez, “Generación de 1964-67 del CEH”, Coloquio en homenaje a
Andrés Lira, 28 de noviembre de 2013 en El Colegio de México.
8 Directora del CEH entre 1966 y 1970. En palabras García Martínez fue “la primera mujer
mexicana que había hecho carrera verdaderamente profesional como historiadora”. En sus
años de directora “se dieron los pasos más significativos de lo que podríamos llamar el coming
of age del CEH […] funcionar con eficiencia y producir frutos con regularidad”. Bernardo
García Martínez, “María del Carmen Velázquez (3 de febrero 1912-24 de enero de 2002)”,
Historia Mexicana [213] 54.1, (2004): 307-12.
9 “Moisés González Navarro, Jorge Alberto Manrique, José Gaos, Jan Bazant, Bertha Ulloa,
Luis Muro, Lilia Díaz y muchos más”, Bernardo García Martínez, “La naturaleza política y
corporativa de los pueblos de indios”, Discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la His-
toria, pronunciado el 8 de junio de 1999. Para obtener un listado de los profesores, cátedras
y cursos del CEH por aquellos años puede consultarse Luis González, “La pasión del nido”,
Historia Mexicana [100] 25.4 (1976): 584-91.
10 Bernardo García Martínez, Los pueblos de la Sierra: El poder y el espacio entre los indios del norte
de Puebla hasta 1700, (México: El Colegio de México, 1987). Derivado de Indians, conquest, and
political disintegration: the Sierra de Puebla in New Spain, 1519-1700, Tesis de Doctorado, (Harvard
University, 1980).

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JCM.- Una vez concluido su doctorado, sus investigaciones e intereses académicos han seguido una
línea predominantemente ligada, sin duda, a la geografía, al espacio, a las rutas; ¿podría comentarnos
un poco más al respecto?

BGM.- Al terminar Harvard regresé a México. Entré a un club de excursionistas


y empecé a recorrer mucho del país en forma deportiva. En esa época el Club
Exploraciones de México tenía un grupo que estaba muy entusiasmado por recorrer
el país. Entonces se organizaban excursiones: íbamos a San Luis Potosí, a la Sierrita
de Enmedio; al Zempoaltepetl en Oaxaca; o nos íbamos al Patamban en Michoacán,
o al Pico de Orizaba, o a cerros de Chihuahua, Sonora, Baja California. Entonces
recorrí todo el país; hacíamos travesías, luego hicimos descenso de ríos y todo. Ahí
empezó a ser más intenso, más íntimo, mi gusto por la geografía, que originalmente
había sido un gusto más bien descriptivo. Pero por entonces empecé a ver el paisaje,
la topografía. Con el deporte de montaña —en aquella época que no había GPS—
uno tenía que desarrollar muchas habilidades de terreno, de orientación, leer la
topografía y demás, y junto con eso, con las excursiones, yo me iba topando con
los pueblos. Generalmente el que viaja, pues va, ve los pueblos, y pasa de largo. Yo
empecé a detenerme, empecé a ver que cada uno tenía su interés, su especificidad.
Entonces, fue así como empezamos, porque íbamos durante diez o quince años
visitando cerros y cerros por todas partes, mientras que, a su vez, yo también estaba
visitando pueblos, pueblos y pueblos. Siempre que salíamos de excursión tocábamos
pueblos. Mis compañeros me decían —Bueno pero ¿para qué te paras en cada pueblo si todos
son iguales?, y yo —No, no todos son iguales; cada uno de ellos tiene mucho interés. Entonces
así fui juntando, digamos, esa línea que me había ido llevando de lo institucional a
los indios con mi interés geográfico, porque al ver los pueblos también estaba viendo
una estructura política. Entonces todas esas cosas se fueron juntando.

De hecho, cuando terminé de estudiar en El Colegio no estaba muy seguro de lo que


quería hacer y fui a la ENAH a inscribirme a Arqueología, porque toda mi intención
primera había sido ver hacía el pasado. Fui a la ENAH. Esto fue por el año 1968, y
mientras me estaba inscribiendo salió Leonardo Manrique, un lingüista, hermano
del profesor Jorge Alberto Manrique que había sido profesor en El Colegio. Ya lo
conocía, me vio y me dijo:

— ¿Qué estás haciendo aquí?


— Pues vengo a inscribirme a Arqueología.
— Lo que necesitamos es un profesor de Introducción a la Historia.
— No, pero es que yo vengo a inscribirme a Arqueología.
— ¡No! —No me dejó. —Necesitamos a alguien que dé clases de Introducción a la
Historia.

Me dio dos grupos de cincuenta cada uno. Imagínense, yo tenía veintidós años. Los
alumnos eran antropólogos, arqueólogos, etnólogos de primer año que llevaban tronco
común; justo en los años en los que estaban muy aguerridos como combatientes. Al
año siguiente cerraron la escuela, hacían las clases en la explanada, y yo ahí novato,
fue mi primer trabajo. Sin embargo, llevé buena relación con los estudiantes —de
hecho estaban muy agresivos: a los profesores los juzgaban, los condenaban, y a
mí me fue muy bien, me dieron buena calificación. Pero ya no seguí dando clases
ahí porque me fui al doctorado. Después comencé a estudiar otras cosas, pero mi
trayectoria inicial desemboca en los trabajos del Marquesado del Valle y los Pueblos
de la Sierra. Ahí se unieron los intereses institucionales, interés por los indios (que
más bien se convierte en interés por los pueblos) y la cuestión geográfica, pero no por
la vía de haber estudiado geografía, sino por la vía de un contacto muy vivencial; de
hecho como deportista. En los pueblos, cuando nos acercábamos con la gente, jamás

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me puse a hacer preguntas de tipo antropológico; supe encontrar el modo de andar


por todos los lugares, pero con esa otra intención.

JCM.- ¿Y en esas incursiones en el espacio con los excursionistas y su interés de acercarse a los
pueblos, fue también un momento en donde usted define el estudio por la sierra de Puebla? ¿De alguna
manera incidió, esa experiencia en el espacio, para llegar a estudiar esa sierra en particular?

BGM.- Bueno, es que mis primeras salidas de excursión fueron por ese rumbo.
Tenía un amigo que era de por ahí y me invitó a pasar unos días. Me di cuenta que
la Sierra de Puebla era una zona poco vista entonces. La mayoría de los estudios de
tema etnohistórico-indígena eran sobre el Valle de México, sobre el Valle de Toluca,
el Valle de Oaxaca, etcétera. Me pregunté: ¿y la Sierra? Nadie la ha estudiado, y me
atrajo. No es que yo tuviera una predilección especial por la Sierra de Puebla. De
hecho, ahora lo que he estado haciendo recientemente trata de ser más general. Sí,
tengo mucha más información de la Sierra de Puebla, también por el hecho que la
Sierra de Puebla es muy accesible, y ahora más. Antes, si uno quería ir a una zona
serrana lo que estaba más a la mano era la Sierra de Puebla, porque era posible ir en
dos días: un sábado y un domingo, ir y hacer un bonito recorrido, un breve estudio.
Por eso la conozco más, pero no es que fuera una predilección especial. Me gusta
mucho, pero más bien fue una cosa práctica.

Lo que estoy estudiando ahora, con un poco de detenimiento, es la Sierra Juárez y


la Chinantla, en Oaxaca, pero no porque me guste más o menos sino porque ahora
es más fácil llegar allá, por las carreteras. Antes no había carretera; entonces para
llegar a muchos de esos pueblos había que dedicar tiempo. Yo incluso me compré
una camioneta de doble tracción para llegar a ciertos lugares. Hoy día todos esos
lugares tienen caminos, y hasta pavimentados: puede que sean ranchitos pequeños
pero ya tienen caminos, carreteras. Oaxaca está un poco más lejos pero uno puede
perfectamente quedarse, digamos en Ixtlán, y de ahí visitar en un día varios pueblos
también; no sé, todos, sin ningún problema. Yo visito, no cada fin de semana (según
la época), algunos fines de semana o unos días, me voy a visitar unos cuantos pueblos
a Michoacán, unos cuantos pueblos a Yucatán, unos cuantos pueblos a la Mixteca.
Sobre todo busco lo más antiguo; generalmente es la iglesia. Entonces retrato la iglesia
y veo qué tiene de elementos antiguos, qué se conserva, etcétera; voy recabando los
datos, los confronto con la información documental que tengo, y también me voy
formando idea de cómo son las modalidades de los pueblos en unas zonas y en otras,
para hacer un trabajo global sobre los pueblos. Es lo que estoy haciendo ahora. Llevo
visitados como mil quinientos pueblos y mi colección de fotografías, sobre todo de
iglesias de pueblos, pero también de algunas otras cosas, es como de treinta y cinco
mil fotos ya.

JEA.- ¿Este registro fotográfico comenzó en los años setenta?

BGM.- No, éste es reciente, de cuando empecé con la base de datos que se publicó
en el CD.11 Es a partir de entonces. Tengo además fotos antiguas, pero entonces
usaba una cámara de 6x6, tengo como seis mil transparencias antiguas. Estas
otras son fotografías digitales. No son buenas fotos; es más bien como una fototeca
documental. Pero bueno, algún día probablemente sea interesante tener muchas de
esas fotografías, para historia del arte o algunas cosas ¿no?

11 Bernardo García Martínez, Señoríos, pueblos y municipios: banco preliminar de información relativa
a la genealogía de las unidades políticas y territoriales básicas de Mesoamérica, Nueva España y México,
Manual y disco compacto, (México: El Colegio de México, 2012).

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JEA.- Dr. García Martínez en una de sus obras menciona una frase que me parece muy interesante.
Alude que con la geografía histórica se puede hacer una especie de arqueología del espacio. Cuando
usted camina por la ciudad o camina algunos caminos vecinales o aquellos de los pueblos ¿qué
relaciones observa?

BGM.- La geografía histórica se explica de manera muy sencilla. Simplemente hay


que darse cuenta de que lo que conocemos como geografía, o como medioambiente,
o como paisaje, está cambiando constantemente. No hay un marco geográfico, como
se acostumbraba decir, que está ahí y nosotros hacemos la historia ahí dentro. Si
borramos eso, entonces la geografía es una cosa que va junto con la historia; la
relación espacial está cambiando siempre. Por ejemplo, la forma como una población
domina sobre otra, o dentro de una población cómo se cambian las zonas, digamos,
prósperas con las pobres. En la ciudad de México, por decirlo de una manera muy
rápida, muy general, el centro era la parte rica en la época de la colonia, y en el siglo
XIX. Ahí vivía la gente rica y del centro se disponían las rutas de comunicación
y de ahí emanaban las instrucciones del poder y todo. Pero eso ha cambiado: el
centro hoy día es una zona pobre. Ahora las zonas ricas son otras y las zonas de
toma de decisiones pues tampoco están ahí. Queda la formalidad del centro, pero
la funcionalidad de la ciudad es otra. Bueno: eso es una geografía histórica, cómo
ha ido cambiando todo eso. Lo podemos trasladar a la cuestión de los caminos. Por
ejemplo, en mi trabajo sobre carreteras12 (que es una cosa que quiero ampliar) se ve
cómo en un momento para ir —por decirlo también de una manera muy general—
hacia Monterrey se utilizaba un camino por el altiplano, después empezó a hacerse
el camino por Valles y por Linares cuando se hicieron las carreteras, y luego se volvió
otra vez a la ruta del altiplano, que es la que hay ahora. Lo mismo ocurre, por
ejemplo, con Oaxaca: se usó alternativamente la ruta de la Chinantla, la ruta de la
Mixteca, y la carretera más reciente sigue una de las rutas más antiguas.

En fin, todo eso es geografía histórica y uno lo va viendo: cuando alguien va por
un lugar y ve —“Aquí está la carretera nueva”, “Aquí estaba tal cosa” o “La vía del tren”
y dices — “¡Ah! es que se movía la gente de otra manera”. O en el campo. Todavía hace
unos veinte años era bastante frecuente que, para ir de un lugar a otro, se utilizaban
veredas o caminos de herradura; todavía la gente los usaba para ir de un punto a
otro, subiendo el cerro, cruzando el cerro, el vallecito o lo que fuera. Muchas de esas
veredas en los últimos diez años han quedado en desuso. ¿Por qué?, porque la gente
ahora prefiere, aunque dé una vuelta mayor, tomar transporte. Pregunta uno:

— ¿Cómo llegamos allá? —A Tepetzintla, por ejemplo.


— No pues, este... tomen la micro.
— No, no, queremos ir caminando.
— ¡Ay! ¿Cómo? Se van a hacer seis horas; si se van en la micro llegan en media hora. —No
entienden.

Pero lo que uno ve aquí de geografía histórica es cómo está cambiando la relación de la
gente con su medio. Eso es geografía histórica. Claro, lo podemos llevar a situaciones
mucho más extremas, más lejanas y todo. Así es como me voy formando mi criterio
para la definición de regiones. Por eso insisto en que las regiones son cambiantes;
las regiones se forman a partir de comunicación, comunicación no sólo física sino
también comunicación entre la gente, identificación, relaciones matrimoniales. Por
ejemplo, un buen criterio para establecer o para determinar cuáles son esos sistemas
regionales (no hay uno, son muchos y se pueden privilegiar unos sobre otros; por eso
nadie va a estar de acuerdo en cuáles son los linderos de una región: unos los pueden

12 Bernardo García Martínez, con la colaboración de Takako Sudo, Las carreteras de México
(1891-1991), (México: Secretaría de Comunicaciones y Transportes, 1992).

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ver de una manera y otros de otra según el elemento en el que pongan énfasis) son los
directorios telefónicos; son un elemento que ayuda mucho a determinar una región
por esto de la comunicación que comento. Si tomamos el directorio de Parral, por
decir, y trae las listas de pueblos, de agencias, y de lugares donde tienen cabina,
veremos que abarcan aquellos lugares con más comunicación con Parral, que
pueden estar en Chihuahua, Durango o en otro lugar pero marcan una especie de
lindero que no tiene nada que ver con los linderos políticos. O uno toma el directorio
de Teziutlán: considera cierta parte de la sierra pero otra está en el directorio de
Zacatlán. Antes el directorio de Teziutlán y el de Poza Rica estaban juntos porque
por ahí es donde estaba el contacto. Hay linderos políticos, y hay de otro tipo, incluso
hay población indígena y lo que se quiera, pero hay algo que está haciendo que
la comunicación sea mayor hacia un punto. Ésos son criterios para ir entendiendo
regiones, son elementos de geografía histórica, porque el directorio de Chilpancingo
de hoy no tiene las mismas poblaciones que el directorio de Chilpancingo de hace
veinte años. Naturalmente yo no tengo toda esa información, pero si alguien quisiera
trabajarla tendría que recurrir a elementos de éstos, y no sólo a lo estándar, digamos,
que suelen hacer quienes estudian regiones: hasta dónde se habla una lengua
indígena, o hasta dónde hay unidad de vegetación o la cuestión política. No hay que
empeñarse en buscar homogeneidad en las regiones. Hay que incorporar más cosas.
Es lo que yo he encontrado precisamente con la experiencia.

JEA: ¿Cuál es su opinión acerca de las rutas y los caminos como directriz analítica para reconstruir
el pasado?

BGM.- Siempre y cuando se usen con otros, es una ayuda, es un elemento a tomar
en cuenta; y sí, hay una historia de los caminos, pero en ese sentido tan importante
puede ser el camino como la estadística o como puede ser la política. Es un elemento
importante; yo no digo que sea el único. Le doy mucho peso a los caminos en mi
libro de regiones,13 sobre todo en la cartografía. A los mapas —que ésos son míos; he
tenido mucho gusto por la cartografía— les puse mucho énfasis en las comunicaciones
porque visualmente ayudan al lector a percibir las regiones; si hubiera utilizado otro
tipo de lazos hubiera tenido que poner unas líneas un poco abstractas, y el camino
tiene una visibilidad muy especial. Así como soy, en cierto sentido, autodidacta con
la geografía, también lo soy con la cartografía. Trato de pensar el lenguaje de la
cartografía, qué elementos tengo que privilegiar, qué elementos tengo que utilizar,
y cómo construir la cartografía como un argumento. Estoy muy en contra de esta
gente que toma a Google Earth: tienen un mapita y nada más ponen puntitos; eso
no es hacer cartografía, eso es aprovechar una plataforma. Algunos estudiantes en el
curso de cartografía me dicen:

— ¿Qué nos va a enseñar a usar? ¿Algún Sistema de Información Geográfica?


— No, yo les voy a enseñar a pensar cartográficamente. Es como si les dijera “les voy a dar
una clase de gramática o redacción” y me contestaran “Ah, ¿nos va enseñar a utilizar
Word?”. No, no les voy a ensañar Word, les voy a enseñar redacción. Viene a ser lo
mismo: yo no les voy enseñar SIGs, les voy a enseñar a pensar la cartografía.

Lo digo porque en los mapas que elaboré para el libro de Las regiones de México le di
mucho énfasis a los caminos. De hecho ahí juego con valores —porque es el chiste
de la cartografía: jerarquizar— de población y de comunicación. Por eso tengo la
simbología de poblaciones con distinto diámetro y la simbología de caminos con

13 Bernardo García Martínez, Las regiones de México: Breviario geográfico e histórico, (México: El
Colegio de México, 2008).

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distintos espesores de línea: ahí estoy tratando de dar una imagen de dónde hay
mayor comunicación, contacto, influencia, etc.

JCM.- Las carreteras, los caminos, en tanto evidencia histórica de las transformaciones del espacio
y de las relaciones sociales ¿podrían considerarse como elementos privilegiados de análisis de la
geografía histórica?

BGM.- Desde luego la historia de los caminos a mí me gusta mucho. Por eso escribí
un libro sobre historia de las carreteras. Es un libro relativamente ligero porque me lo
pidió la Secretaría de Comunicaciones como conmemoración para su centenario. Yo
hubiera querido hacer un libro más crítico, pero no era el momento. Tengo todas mis
notas; espero pronto completar ese trabajo de las carreteras en la parte crítica. Desde
luego es un tema; yo no diría que es más importante que otros. Lo mismo ocurre,
por ejemplo, con los ferrocarriles. Hay una buena literatura sobre ferrocarriles pero,
si vemos, casi toda ella está enfocada en el asunto del financiamiento, un poquito
en las rutas, pero casi no hay estudios sobre el impacto social de los ferrocarriles.
Por ejemplo, antes para ir de México a Chihuahua eran tres meses y de repente se
convierten en tres días: eso es un cambio importante en la comunicación. No en
la línea de comunicación, sino en cómo poder ir a Chihuahua y regresar en breve
tiempo puede permitir, incluso, nuevas relaciones entre la gente.

La población mexicana tiene mucha movilidad, más que la de muchos otros países.
Es muy común en México que la gente se vaya como Pedro por su casa mañana a
Guadalajara y regrese. No en muchos países puedes llegar a la terminal y esperar
a que salga un autobús. En Japón, si uno no tiene reservación no se mueve y está
contadísimo. En Estados Unidos ni se diga. En México no; se tiene una facilidad de
comunicación increíble. En cualquier pueblito: —Que me quiero ir a tal lugar, —“Sí,
ahorita pasa la micro”. Eso es muy importante, no únicamente por el hecho que esté
construido el camino sino por cómo se usa. Hay países que tienen una red carretera
mucho más densa y es un problema moverse, a menos que uno tenga su coche,
desde luego. Todas ésas son consideraciones a tomar en cuenta. Si nos vamos a una
época anterior, la gente caminaba. Hoy en día decimos: ¡No!, éstos, pobres, tienen que
caminar siete horas. Sí, hoy en día hay injusticia por la desigualdad que existe, pero
históricamente la gente caminaba cinco horas todos los días, no tenía nada de raro.
Es como nosotros caminar cinco minutos, ¡Qué barbaridad! cinco minutos al metro, y el
metro hace 40 minutos ¡Qué horror! ¡No! Hemos perdido mucho la relación de tiempo-
distancia, que es crucial para entender todo esto de los caminos y de la geografía
histórica. Hasta donde yo sé, [en México] no hay muchos cartogramas donde se
pone el espacio en términos de espacio-tiempo (y salen los mapas aparentemente
deformados). Sí, hay algo, pero hay muy poca tradición de cartograma aquí, y menos
lo va a haber ahora con eso de que todo mundo sólo quiere usar el Google Earth.

JEA.- ¿Cuál ha sido su experiencia como creador e impulsor de textos de historia sintética?

BGM.- En algún momento, cuando hice el texto de Historia de México yo tenía


esperanza que fuera un libro muy difundido y no lo fue.14 Ése fue un problema
con la editorial (el libro se quedó casi embodegado), pero me gustó el reto de hacer
una historia así. Creo que hice un trabajo original, muy diferente a otros, sobre
todo porque la explicación de la historia de México la pongo en la época colonial;
no de manera irreflexiva, no porque yo haya trabajado más la época colonial y
naturalmente sepa más de eso, sino porque encontré que en la época colonial está

14 Bernardo García Martínez, Historia de México, (México: Everest Mexicana, 1985).

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la explicación de muchas de las cosas que ocurrieron después. Por ejemplo, lo que
estoy trabajando ahora: los municipios. Se dice mucho —“El municipio surge con el
México independiente”. No. El municipio viene del pueblo de indios, y viene, incluso,
del señorío prehispánico. Entonces la explicación de por qué el municipio radica
en la naturaleza del poder local. Ahora, con la cuestión de Ayotzinapa, decía el
ejército que no entró en Iguala porque el presidente municipal no lo llamó. Entonces
¿el presidente municipal tiene más poder que el ejército? Lo cierto es que hay un
poder local muy fuerte, y ese poder local viene desde antes. Chilapa, por ejemplo.
Un estudiante mío hizo un trabajo sobre los caciques de Chilapa, y ahí está: el poder
local se formó entonces y va cambiando de expresión, de los caciques a los cuerpos
de república, a los presidentes municipales. Con altas y bajas, pero México es un
país lleno de poderes locales por todas partes, que son, en muchos aspectos, muy
poderosos. Solamente en el aspecto fiscal el gobierno central ha podido imponerse,
en cierta medida, gracias a los sistemas electrónicos, pues ahora el impuesto se paga
electrónicamente y eso libra el paso del poder local. Me gustó encontrar esas grandes
líneas. Y esas mismas grandes líneas son las que he trabajado en lo que escribí para la
Historia de México de Salvat,15 para la Historia general,16 para la Gran historia de México de
Océano,17 para la Nueva historia mínima18 y para la Nueva historia general.19 Siempre me
ha gustado y creo que tengo buena pluma para sintetizar. Todavía sigo trabajando
con eso, en otras temáticas que ya verán. A ver si a fin del año próximo tengo cosas
nuevas en este sentido. Creo que lo que he escrito de historia de divulgación no se
parece nada a lo que hacen otros colegas. Me gusta también colaborar en Arqueología
Mexicana con trabajos de divulgación.20 Trato de que sean comprensibles, usar un
lenguaje no demasiado sencillo pero sí comprensible.

15 Bernardo García Martínez, “La cara oscura del siglo de las luces” y “El territorio mexi-
cano de 1940 a 1970”, en Historia de México [vols. VI y X], (México: Salvat Editores, 1974).
16 Bernardo García Martínez, “Consideraciones corográficas”, Historia General de México,
(México: El Colegio de México, 1976). Se editó una nueva versión de la obra veinticuatro
años después, en la cual algunos capítulos fueron actualizados y algunos otros fueron escritos
por nuevos autores; García Martínez colaboró, en aquella versión, tanto al actualizar su artí-
culo de 1976 como con un artículo nuevo. Bernardo García Martínez “Regiones y paisajes de
la geografía mexicana” y “La creación de la Nueva España”, Historia General de México, Versión
2000, (México: El Colegio de México, 2000).
17 Bernardo García Martínez, “La conquista española”, “La naciente Nueva España”, “Tra-
bajo y tributo en los siglos XVI y XVII”, “El saldo demográfico y cultural de la conquista”,
“Estancias, haciendas y ranchos (1540­1750)” y “La consolidación política de Nueva España
(1580­1750)”, en Gran historia de México ilustrada. (Vol. 2. Nueva España de 1521 a 1750: De la con-
quista a las reformas borbónicas), (México: Editorial Planeta-Instituto Nacional de Antropología
e Historia, 2001).
18 Bernardo García Martínez, “La época colonial de 1519 hasta 1760”, Nueva Historia Mínima
de México, (México: El Colegio de México, 2004).
19 Bernardo García Martínez, “Los años de la conquista” y “Los años de la expansión”,
Nueva Historia General de México, (México: El Colegio de México, 2010).
20 García Martínez ha hecho más de quince textos de difusión para la revista Arqueología
Mexicana, principalmente en torno a temas de poblamiento, demografía, caminos, geografía y
pueblos para la época prehispánica, los años del contacto y durante el sistema colonial. Para
ejemplificar sirvan los títulos “El altepetl o pueblo de indios: Expresión básica del cuerpo po-
lítico mesoamericano”, “Conquistadores de cuatro patas”, “Los caminos prehispánicos y la
estrategia de la conquista”, “La ‘Ruta de Cortés’ y otras rutas de Cortés”, “La guerra chichi-
meca y la paz comprada”, “El cataclismo demográfico de la conquista”, “La conformación
del espacio novohispano”, “Microciudades al por mayor: Las congregaciones de pueblos en
el siglo XVI”, “La implantación eclesiástica en Nueva España” y “Los últimos días de Tacu-
ba”, publicados entre 1997 y 2015.

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JCM.- Visualmente sus trabajos también son muy comprensibles. Recuerdo aquel que explica el
proceso de conquista desde el centro de México a través de vertientes y cadenas en el espacio geográfico.
Es decir, el mapa sitúa al lector en lo que escribe.

BGM.- Eso empezó siendo un capítulo inicial para la primera Historia general de
México, aquel que se llamaba “Consideraciones corográficas”, y es donde también,
pensando el espacio, consideré tomar las regiones de las que habla todo mundo para
tratar de pensar el espacio de otra manera. Ahí surgió eso que después desarrollé un
poco más en varios textos, pero luego decidí quitarlo de la Historia general porque no
me gustó que lo pusieran de entrada, como si fuera el marco. Dije no, no me gusta
eso. Por eso preferí hacer el libro aparte, el de Regiones de México. Mi idea (no sé si lo
llegue a lograr algún día) es una geografía histórica donde precisamente todo esto
de la composición fundamental del país se ligue con su desarrollo histórico. Lo que
más se asemeja a eso, pero de forma muy preliminar y muy breve, es el librito que
publiqué en la colección de Enrique Semo que se llama El desarrollo regional.21 Es un
librito pequeño, pero es lo que más se acerca a una geografía histórica. Y algo que
escribí que se llama “Las últimas décadas del siglo XX”.22

JEA.- También ha trabajado con investigadores latinoamericanos y norteamericanos cuestiones de


Historia ambiental.23 Si tuviera que elegir entre hacer historia ambiental y geografía histórica ¿por
cuál se inclinaría?

BGM.- Yo entré en la historia ambiental como una derivación de la geografía


histórica. Asistí a algunos congresos de geografía histórica y de historia ambiental
internacionales; en el fondo son lo mismo. En los congresos de geografía histórica
se hablaban muchas cuestiones ambientales: la desforestación, por ejemplo; y en los
congresos de historia ambiental se hablaban temas que son enteramente geográficos:
desecación de lagos, desvío de ríos, etc. La historia ambiental bien entendida
requiere —y es algo que yo no tengo— conocimiento científico de algún fenómeno.
Uno tiene que ser conocedor de los fenómenos atmosféricos (como Rosario Prieto,
con quien armé el segundo volumen),24 o conocedor de ecología, pero ecología en
realidad: el comportamiento de las especies o los intercambios. Desafortunadamente
muchos sustituyen eso con conocimiento de gestión ambiental o ambientalismo, que
no es lo mismo. Historia ambiental, en el contexto de México y Latinoamérica,
creo que a mí se me ocurrió por primera vez en un simposio del Congreso de
Americanistas en Quito.25 Luego de ahí se hicieron otros, se hicieron las primeras

21 Bernardo García Martínez, El desarrollo regional y la organización del espacio (siglos XVI al XX),
(México: Universidad Nacional Autónoma de México-Océano, 2004).
22 Bernardo García Martínez “Tiempo y espacio en México: Las últimas décadas del Siglo
XX”, en México a fin de siglo, comps. José J. Blanco y José Woldenberg, (México, Fondo de
Cultura Económica, 1993) 25-91.
23 Bernardo García Martínez y Alba González Jácome (comps.), Estudios sobre historia y am-
biente en América I: Argentina, Bolivia, México, Paraguay, (México: El Colegio de México-Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, 1999).
24 Bernardo García Martínez y María del Rosario Prieto (comps.), Estudios sobre historia y am-
biente en América II: Norteamérica, Sudamérica y el Pacífico, (México: El Colegio de México-Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, 2002).
25 García Martínez organizó y dirigió el simposio “Historia y ambiente en América desde la
época colonial” dentro del XLIX Congreso Internacional de Americanistas, que tuvo lugar

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reuniones —también en Americanistas— de historiadores ambientales, y luego


surgió la SOLCHA (Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental).
Me pidieron, por cierto, un relato breve para la página electrónica de la SOLCHA,
donde hago una reflexión de tres o cuatro páginas sobre eso.26

Pero yo me aparté de la historia ambiental en cierto sentido, y me he quedado en la


geografía histórica, porque considero que para hacer verdadera historia ambiental
hay que tener esos conocimientos científicos que yo no tengo. Y esto lo puedo
extrapolar a la historia ambiental latinoamericana, muy en general —esto no incluye
a todos, naturalmente—. Gran parte del trabajo que se está haciendo en México,
Colombia, Brasil, Argentina, gran parte, no todo, es trabajo sobre gestión ambiental
o ambientalismo, no es una historia ambiental dura. Y eso lo veo muy poquito
desarrollado. Si uno ve la historia ambiental que se hace en algunos otros lugares,
uno queda impresionado; hablan de los efectos del petróleo y la explotación, pero el
que habla sabe de petróleo, subsuelo y cosas así. Es como hacer historia económica
sin saber economía. Jugar con la historia ambiental es muy bonito; hablar de los
bosques, de los pajaritos, es muy bonito y de activismo ambientalista, pero eso no es
hacer historia ambiental.

Yo hubiera querido hacer el tercer volumen de Estudios sobre historia y ambiente (nótese
que no lo titulé “historia ambiental”). No se pudo por razones editoriales; también
estoy esperando que alguien lo haga. Lo que ha hecho la gente de la SOLCHA está
más enfocado a su propia revista. Algo de lo que hice está en prensa para publicarse
en la revista Istor del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas): la
conferencia de clausura que dicté en el congreso de Belo Horizonte.27 Si me dan a
escoger entre la historia ambiental y la geografía histórica, yo me voy a la segunda.
En el fondo tienen mucho en común; no puede haber una buena historia ambiental
sin una geografía histórica conjunta, y una buena geografía histórica debe tener
consideraciones ambientales forzosamente. Sin embargo, al hacer historia ambiental
no le pongo la etiqueta, porque para ponerle la etiqueta —digo yo— hay que ser
conocedor de la ecología, la atmosfera, el subsuelo, la geología, o por lo menos, si ha
de ser una cosa de desforestación, conocer muy bien la conducta de la vegetación,
cómo operan las especies invasivas, etc.

JEA.- Finalmente Dr. García ¿En qué investigaciones se encuentra trabajando actualmente? ¿Tiene
alguna publicación en prensa?

BGM.- El texto más sólido es sobre la organización corporativa de los pueblos


de indios. Lo voy a ampliar en buena medida hacia los municipios, y eso abarca
todo el universo de los pueblos, desde Nuevo México hasta Nicaragua, haciendo
una propuesta de clasificación de los pueblos, sus tipos, con mucho énfasis en la
cuestión conceptual: cómo es la estructura de los pueblos, las cabeceras, los sujetos,
las agencias municipales, así como las estructuras del poder y de su espacio: ver si
hay continuidad entre los linderos municipales hoy en día y la de los pueblos. La
cuestión de los linderos la he trabajado mucho. Hace unos años hice un dictamen

en Quito del 7 al 11 julio de 1997. Además, dictó la ponencia “El Monte de Mixtlan: Una
reflexión sobre el contrapunto entre demografía y ambiente en el México colonial”.
26 http://solcha.uniandes.edu.co/index/index.php/testimonios
27 Conferencia de clausura: “El naturalista frente a la historia y el historiador frente a la
naturaleza: Qué nos enseña Alcide d’Orbigny”, dictada en el marco del IV Simpósio da
Sociedade Latino-Americana e Caribenha de História Ambiental. Universidade de Belo Ho-
rizonte: 27 de junio de 2008.

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para la Suprema Corte sobre linderos en controversia entre Jalisco y Colima, unos
terrenos que estaban en disputa. Esa controversia ya se solucionó pero hice un
estudio detallado y lo voy publicar pronto con una consideración general, también,
sobre los linderos municipales: los linderos estatales son suma de los municipales.
Ese trabajo de los linderos es el que espero terminar pronto. También ofrecí un
diccionario de conceptos novohispanos que he estado haciendo poco a poco: sería lo
que voy a retomar de mi primerísima experiencia haciendo historia institucional. Y
también estoy preparando algo sobre la conquista, que ya empecé a publicar.

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