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SOCIEDADES MERCANTILES

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE U5A2


GRUPO 8101

Propiedad industrial y derechos de autor

El patrimonio intangible de una empresa mercantil constituye un activo muy redituable a largo
plazo.

Los comerciantes, en su actuar cotidiano, requieren el empleo de tecnología, su desarrollo y


mejora; asimismo, de una denominación que los distinga respecto de sus competidores y que
sirva de reconocimiento y confianza a sus consumidores.

Existen diversas figuras jurídicas reguladas por dos ordenamientos: la Ley de Propiedad
Industrial y la Ley de Derechos de Autor, que permiten a los comerciantes adquirir determinados
beneficios, incluso más valiosos que su patrimonio tangible.

Instrucciones

Lea el material que se le presenta a continuación:

 Barrera, J. La empresa. En Instituciones de derecho mercantil (pp. 81-93).

 De Pina, R. La empresa. En Derecho mercantil mexicano (pp. 27-44).

También consulte la legislación vigente:

 Artículo 6, fracción XII; 15, 16, 25, 28, 31, 62, 63, 82, 87, 88, 91, 100, 101,
105, 136 y 142 de la Ley de Propiedad Industrial.
 Artículo 11-13, 24, 30, 58, 61, 66, 68, 73, 94 y 101 de la Ley Federal del
Derecho de Autor.

Posteriormente, en un archivo en formato .doc., conteste en forma de ensayo, con una


extensión máxima de una cuartilla, lo siguiente:

¿Cuáles son los beneficios que tiene una empresa al contar con propiedad industrial o con
derechos de autor?

Beneficios que tiene una empresa al contar con propiedad


industrial o con derechos de autor.
Para el desarrollo del trabajo intentaremos responder a la pregunta: ¿Cuáles son los
beneficios que tiene una empresa al contar con propiedad industrial o con derechos de
autor?

Globalización, empresa y sociedades mercantiles

La globalización es, dice Carbonell, una noción que todo mundo utiliza pero no sabe
cuál es su verdadero significado. En efecto, la globalización en singular no existe, es
más bien plural, es decir, existen varios procesos de globalización: por ejemplo, la
financiera, cultural, de mercado financiero, entre otros. La globalización es una serie
compleja de procesos, y no uno sólo. [1] La globalización, por tanto, afecta a las
empresas como a las sociedades mercantiles de manera particular.

En el marco de la globalización, la empresa aparece como la unidad económica


nacional y trasnacional que realiza actividades comerciales, industriales o de servicios
destinados al público en general y generalmente, con fines de lucro. Por su parte, la
sociedad mercantil se manifiesta como un contrato de sociedad visible e invisible que
crean un fondo patrimonial común para colaborar en la explotación de una empresa
nacional o trasnacional, con el fin de obtener un beneficio en el reparto de las
ganancias que, en todas sus modalidades, se obtengan. Podemos observar, que
ambas nociones se cruzan en su definición y en su funcionamiento: la empresa
nacional y trasnacional requiere de la sociedad mercantil nacional y trasnacional y a la
inversa.

En ese sentido, la propiedad intelectual entendida como régimen de derecho que


protege las ideas de las personas juega un papel muy importante en la permanencia,
expansión y reproducción de las empresas y las sociedades mercantiles globalizadas.
El papel trascendente puede observarse en el papel de la propiedad industrial y los
derechos de autor en los Tratados comerciales, verbigracia, el Tratado de Libre
Comercio entre México, Eu y Canadá. Por la incipiente firma del TLC, EU presionó a
México para Reformar la Ley Federal de Derechos de Autor (LFDA)para ampliar el
alcance de la ley a los nuevos productos tecnológicos, así como explicitar en dicho
Tratado los compromisos específicos sobre la producción de derechos de autor,
patentes, marcas, diseños industriales, secretos industriales, entre otros.

Según la Ley Federal del Derecho de Autor de 1991, artículo 11, "el derecho de autor
es el reconocimiento que hace el Estado en favor de todo creador..."[2] De este
precepto se puede entender que toda aquella persona que desarrolla una idea es
propietaria de esa idea o invención y que la propiedad intelectual está integrada por:
a) la propiedad industrial (patentes y marcas) y b) el derecho de autor.

La reforma a la LFDA, bajo la presión de EU, se ajustó relativamente al sistema jurídico


internacional sobre la propiedad intelectual, primero, a la emanada de la Convención
de París de 1883. Esta Convención plantea que toda invención registrada obtiene
protección mediante la patente, documento que otorga a su titular exclusividad en la
explotación del producto o proceso. El goce jurídico que otorga el Estado mediante la
patente concede al titular, sea persona física o moral, el derecho exclusivo de explotar
económicamente y durante un tiempo limitado su invención, ya sea por sí mismo y de
manera directa, o por medio de terceros, que reciben una licencia de propietarios para
efectuar una o varias modalidades de explotación de las patentes. [3] Así mismo,
México reivindica el Acuerdo de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual: el
derecho a la propiedad industrial que protege durante algunos años contra la copia o
imitación no autorizada de las mejoras tecnológicas o adelantes técnicos que se hacen
a la maquinaria o a los equipos industriales.
Con base a lo anterior, podemos decir que el derecho reconocido por el Estado a la
propiedad industrial es de suma trascendencia para la empresa, los empresarios y para
la sociedad. En la actualidad, podría plantearse como el motor del desarrollo
económico porque la carrera entre los distintos Estados está determinada por el
conocimiento científico y las nuevas tecnologías. Por tanto, las empresas, en lo
individual y social, tienen derecho a proteger sus patentes o marcas, entre otros.

Sin embargo, en México el sector industrial está desvinculado de la producción de


conocimientos y de las nuevas tecnologías. Una muestra de ello es que en cuatro años,
de 2006 a 2010, las instituciones de educación superior en México sólo registraron 478
patentes. Mientras que EU, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual,
solicitó en 2010 (no en cuatro años) 1292 patentes. [6] Quizá porque EU no cuenta
con científicos impostores como centenas del Sistema Nacional de Investigadores del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Según un reporte de esta
institución, en 2010, dieron de baja a 324 miembros de alto nivel de la UNAM, UAM,
UACH y del IPN por no contar con los requisitos suficientes para la tarea científica.

A manera de conclusión, consideramos que el derecho a la propiedad industrial debe


fortalecerse a nivel del sistema jurídico, pero también las empresas y las sociedades
mercantiles tienen mucho que aportar: aportar significativamente (no con becas y
cosas filantrópicas) al desarrollo de la ciencia y la tecnología en México.

Ley de Propiedad Industrial.

Artículo 6.- El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, autoridad administrativa


en materia de propiedad industrial, es un organismo descentralizado, con personalidad
jurídica y patrimonio propio, el cual tendrá las siguientes facultades:

XII.- Promover la creación de invenciones de aplicación industrial, apoyar su


desarrollo y explotación en la industria y el comercio, e impulsar la transferencia de
tecnología mediante:

a. La divulgación de acervos documentales sobre invenciones publicadas en


el país o en el extranjero y la asesoría sobre su consulta y
aprovechamiento;

b. La elaboración, actualización y difusión de directorios de personas físicas


y morales dedicadas a la generación de invenciones y actividades de
investigación tecnológica;

c. La realización de concursos, certámenes o exposiciones y el


otorgamiento de premios y reconocimientos que estimulen la actividad
inventiva y la creatividad en el diseño y la presentación de productos;

d. La asesoría a empresas o a intermediarios financieros para emprender o


financiar la construcción de prototipos y para el desarrollo industrial o
comercial de determinadas invenciones;
e. La difusión entre las personas, grupos, asociaciones o instituciones de
investigación, enseñanza superior o de asistencia técnica, del
conocimiento y alcance de las disposiciones de esta Ley, que faciliten sus
actividades en la generación de invenciones y en su desarrollo industrial
y comercial subsecuente, y

f. La celebración de convenios de cooperación, coordinación y


concertación, con los gobiernos de las entidades federativas, así como
con instituciones públicas o privadas, nacionales o extranjeras, para
promover y fomentar las invenciones y creaciones de aplicación
industrial y comercial;

Artículo 15.- Se considera invención toda creación humana que permita transformar
la materia o la energía que existe en la naturaleza, para su aprovechamiento por el
hombre y satisfacer sus necesidades concretas.

Artículo 16.- Serán patentables las invenciones que sean nuevas, resultado de una
actividad inventiva y susceptibles de aplicación industrial, en los términos de esta Ley,
excepto:

I.- Los procesos esencialmente biológicos para la producción, reproducción y


propagación de plantas y animales;

II.- El material biológico y genético tal como se encuentran en la naturaleza;

III.- Las razas animales;

IV.- El cuerpo humano y las partes vivas que lo componen, y

V.- Las variedades vegetales.

Artículo 25.- El derecho exclusivo de explotación de la invención patentada confiere a


su titular las siguientes prerrogativas:

I.- Si la materia objeto de la patente es un producto, el derecho de impedir a otras


personas que fabriquen, usen, vendan, ofrezcan en venta o importen el producto
patentado, sin su consentimiento, y

II.- Si la materia objeto de la patente es un proceso, el derecho de impedir a otras


personas que utilicen ese proceso y que usen, vendan, ofrezcan en venta o importen el
producto obtenido directamente de ese proceso, sin su consentimiento.

Artículo 28.- Se consideran modelos de utilidad los objetos, utensilios, aparatos o


herramientas que, como resultado de una modificación en su disposición,
configuración, estructura o forma, presenten una función diferente respecto de las
partes que lo integran o ventajas en cuanto a su utilidad.

Artículo 31.- Serán registrables los diseños industriales que sean nuevos y
susceptibles de aplicación industrial.

Artículo 62.- Los derechos que confiere una patente o registro, o aquéllos que deriven
de una solicitud en trámite, podrán gravarse y transmitirse total o parcialmente en los
Artículo 105.- El nombre comercial de una empresa o establecimiento industrial,
comercial o de servicios y el derecho a su uso exclusivo estarán protegidos, sin
necesidad de registro. La protección abarcará la zona geográfica de la clientela efectiva
de la empresa o establecimiento al que se aplique el nombre comercial y se extenderá
a toda la República si existe difusión masiva y constante a nivel nacional del mismo.

Artículo 136.- El titular de una marca registrada o en trámite podrá conceder,


mediante convenio, licencia de uso a una o más personas, con relación a todos o
algunos de los productos o servicios a los que se aplique dicha marca. La licencia
deberá ser inscrita en el Instituto para que pueda producir efectos en perjuicio de
terceros.

Artículo 142.- Existirá franquicia, cuando con la licencia de uso de una marca,
otorgada por escrito, se transmitan conocimientos técnicos o se proporcione asistencia
técnica, para que la persona a quien se le concede pueda producir o vender bienes o
prestar servicios de manera uniforme y con los métodos operativos, comerciales y
administrativos establecidos por el titular de la marca, tendientes a mantener la
calidad, prestigio e imagen de los productos o servicios a los que ésta distingue.

Quien conceda una franquicia deberá proporcionar a quien se la pretenda conceder,


por lo menos con treinta días previos a la celebración del contrato respectivo, la
información relativa sobre el estado que guarda su empresa, en los términos que
establezca el reglamento de esta Ley.

Ley Federal del Derecho de Autor.


Artículo 13. Los derechos de autor a que se refiere esta Ley se reconocen respecto de las obras
de las siguientes ramas:

i. Literaria;
ii. Musical, con o sin letra;
iii. Dramática;
iv. Danza;
v. Pictórica o de dibujo;
vi. Escultórica y de carácter plástico;
vii. Caricatura e historieta;
viii. Arquitectónica;
ix. Cinematográfica y demás obras audiovisuales;
x. Programas de radio y televisión;
xi. Programas de cómputo;
xii. Fotográfica;
xiii. Obras de arte aplicado que incluyen el diseño gráfico o textil, y
xiv. De compilación, integrada por las colecciones de obras, tales como las
enciclopedias, las antologías, y de obras u otros elementos como las
bases de datos, siempre que dichas colecciones, por su selección o la
disposición de su contenido o materias, constituyan una creación
intelectual.

Artículo 24. En virtud del derecho patrimonial, corresponde al autor el derecho de explotar de
manera exclusiva sus obras, o de autorizar a otros su explotación, en cualquier forma, dentro de
los límites que establece la presente Ley y sin menoscabo de la titularidad de los derechos morales
a que se refiere el artículo 21 de la misma.
Artículo 30. El titular de los derechos patrimoniales puede, libremente, conforme a lo establecido
por esta Ley, transferir sus derechos patrimoniales u otorgar licencias de uso exclusivas o no
exclusivas.

Toda transmisión de derechos patrimoniales de autor será onerosa y temporal. En ausencia de


acuerdo sobre el monto de la remuneración o del procedimiento para fijarla, así como sobre los
términos para su pago, la determinarán los tribunales competentes.

Los actos, convenios y contratos por los cuales se transmitan derechos patrimoniales y las
licencias de uso deberán celebrarse, invariablemente, por escrito, de lo contrario serán nulos de
pleno derecho.
Artículo 58. El contrato de edición de obra musical es aquél por el que el autor o el titular del
derecho patrimonial, en su caso, cede al editor el derecho de reproducción y lo faculta para realizar
la fijación y reproducción fonomecánica de la obra, su sincronización audiovisual, comunicación
pública, traducción, arreglo o adaptación y cualquier otra forma de explotación que se encuentre
prevista en el contrato; y el editor se obliga por su parte, a divulgar la obra por todos los medios a
su alcance, recibiendo como contraprestación una participación en los beneficios económicos que
se obtengan por la explotación de la obra, según los términos pactados.

Sin embargo, para poder realizar la sincronización audiovisual, la adaptación con fines
publicitarios, la traducción, arreglo o adaptación el editor deberá contar, en cada caso específico,
con la autorización expresa del autor o de sus causahabientes.

Artículo 61. Por medio del contrato de representación escénica el autor o el titular del derecho
patrimonial, en su caso, concede a una persona física o moral, llamada empresario, el derecho de
representar o ejecutar públicamente una obra literaria, musical, literario musical, dramática,
dramático musical, de danza, pantomímica o coreográfica, por una contraprestación pecuniaria; y
el empresario se obliga a llevar a efecto esa representación en las condiciones convenidas y con
arreglo a lo dispuesto en esta Ley.

El contrato deberá especificar si el derecho se concede en exclusiva o sin ella y, en su caso, las
condiciones y características de las puestas en escena o ejecuciones.

Artículo 66. Por el contrato de radiodifusión el autor o el titular de los derechos patrimoniales, en
su caso, autoriza a un organismo de radiodifusión a transmitir una obra.

Las disposiciones aplicables a las transmisiones de estos organismos resultarán aplicables, en lo


conducente, a las efectuadas por cable, fibra óptica, ondas radioeléctricas, satélite o cualquier otro
medio análogo, que hagan posible la comunicación remota al público de obras protegidas.
Artículo 68. Por el contrato de producción audiovisual, los autores o los titulares de los derechos
patrimoniales, en su caso, ceden en exclusiva al productor los derechos patrimoniales de
reproducción, distribución, comunicación pública y subtitulado de la obra audiovisual, salvo pacto
en contrario. Se exceptúan de lo anterior las obras musicales.
Artículo 73. Son contratos publicitarios los que tengan por finalidad la explotación de obras
literarias o artísticas con fines de promoción o identificación en anuncios publicitarios o de
propaganda a través de cualquier medio de comunicación.

Artículo 94. Se entiende por obras audiovisuales las expresadas mediante una serie de imágenes
asociadas, con o sin sonorización incorporada, que se hacen perceptibles, mediante dispositivos
técnicos, produciendo la sensación de movimiento.

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