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FISIOLOGÍA DEL BUCEO

En este apartado se pretende dar una visión esquemática de la anatomía y fisiología de


los difentes sistemas y órganos que resultan ser de extrema importancia durante la
práctica del buceo. Estos son:

 El Sistema Respiratorio
 El Oído

El Sistema Respiratorio

El hombre al igual que los animales terrestres y los mamíferos marinos, necesitan
respirar el oxígeno (O2) del aire para poder realizar todas sus funciones y procesos
vitales.

Esto se logra a través de unos órganos a los que denominamos sistema o aparato
respiratorio. Su función es realizar el intercambio de gases, proceso que se divide en
dos fases: Inspiración y Espiración. En la primera fase, se capta el oxigeno necesario
para llevar a cabo los procesos metabólicos y nutritivos. En la segunda fase, se elimina
el dióxido de carbono (CO2), resultado de las reacciones catabólicas (desechos).

El sistema respiratorio se compone de:

 Las vías altas


o Fosas Nasales
o Faringe
o Velo del Paladar
o Laringe
o Epíglotis
 Los Pulmones
o La traquea
o Los Bronquios
o Los Pulmones
o Los Alvéolos
 Caja Torácica
 El Diafragma
Las vías altas son la parte del sistema respiratorio que está en contacto con el exterior a
través de las fosas nasales que se encuentran ubicadas en la nariz y que se comunican
con la faringe a través de un único conducto. Detrás de la cavidad bucal se encuentra la
faringe que se separa de ésta por el velo del paladar. Esto permite que se pueda
respirar tanto por la boca, como por la nariz. La faringe tiene dos funciones, una
digestiva, ya que por ella pasa el alimento en su camino al esófago, y otra respiratoria,
ya que por ella pasa el aire en su camino a la laringe, que es un tubo de pequeña
longitud que se encuentra en la parte anterior del cuello. Normalmente la prominencia
exterior que forma se conoce como nuez, en cuyo interior se encuentra la glándula
tiroides.

La Epiglotis se encuentra en la parte bucal de la laringe y permite, mediante sus


movimientos oscilantes, cerrar el paso de los alimentos a las vías respiratorias durante el
proceso de deglución.
De la laringe se pasa a la traquea, tubo formado por anillos cartilaginosos, que
desciende hasta la parte central del tórax. Allí, en un punto denominado mediastino se
divide en dos ramales denominados grandes bronquios. Estos tubos, parecidos a la
traquea, penetran cada uno en los pulmones izquierdo y derecho. La rama que penetra
en el pulmón derecho se divide a su vez en tres nuevas ramas, mientras que la rama
izquierda sólo se divide en dos. Estos conductos, son los llamados bronquios que a su
vez continúan dividiéndose y formando ramificaciones más estrechas denominadas
bronquilos. Estos pequeños conductos terminan en unas agrupaciones en forma de
racimo de vesículas, compuestas por unas pequeñas celdas llamadas alvéolos
pulmonares. Están surcados por abundantes capilares sanguíneos que ponen en
contacto a la sangre con el aire respirado. La superficie de contacto que proporciona
toda la pared alveolar, es enorme y se estima en unos 200 m2.

Los pulmones están cubiertos por una capa protectora impermeable, llamada saco
pleúrico y humedecida por el líquido pleural. Este saco, consta realmente de dos capas y
en su interior hay un espacio conocido como vacío pleural y cuya presión interior es
inferior a la atmosférica.
Los pulmones están protegidos por la caja torácica y se apoyan sobre el diafragma,
que sirve de separación entre estos y el abdomen. La función del diafragma es muy
importante durante el proceso respiratorio, ya que éste es un músculo de forma
abombada que al contraerse hace bajar su altura, con lo que aumenta verticalmente la
capacidad de la cavidad torácica, elevándose las costillas inferiores con la ayuda
simultanea de los músculos respiratorios. De este modo, los pulmones se dilatan debido
al vacío pleúrico y disminuye la presión en el interior de los alvéolos pulmonares. Al
quedar por debajo de la presión atmosférica, el aire respirado llena los pulmones y se
termina el proceso de inspiración. A continuación el pulmón se contrae y se expulsa
parte del aire contenido en los alvéolos pulmonares, en el proceso llamado espiración.
El ritmo respiratorio varía en función de la demanda de oxígeno del organismo.
Evidentemente, ésta no será la misma en reposo que realizando una actividad física
elevada, la cual demandará una mayor cantidad de oxígeno. Ahora bien, la respiración
es un acto involuntario, que se realiza de forma automática e inconsciente, regido por un
proceso neuroquímico. Los centros respiratorios se hayan en el bulbo raquídeo del
encéfalo, del cual surgen fibras nerviosas dirigidas al diafragma y los músculos
intercostales. En los bronquios existen también fibras nerviosas que se estimulan en
función de la presión del aire interior. Por otra parte, mediante reacciones químicas se
informa también al bulbo raquídeo de la falta de oxígeno en sangre (o exceso de dióxido
de carbono) y éste se excita provocando mayor número de respiraciones.
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El Oído

El oído es un órgano extremadamente importante para la práctica del buceo, dado que se
ve muy afectada por los cambios de presión y esto puede condicionar el desarrollo
normal de una inmersión. Todos nos hemos sumergido alguna vez en el agua de la
piscina y hemos notado una ligera molestia en el oído, a pesar de haber descendido a
muy poca profundidad. Esta molestia puede llegar a convertirse en dolor si nos
sumergimos más profundamente. Este dolor es causado por la deformación provocada
por la presión del agua sobre el tímpano. El tímpano es una membrana situada en el
interior del conducto auditivo y que cierra herméticamente dicho conducto. La función
del tímpano es la de transmitir las variaciones de presión del aire por medio de
vibración al oído interno y aislar el interior del oído de cualquier agente externo que
pudiera penetrarlo: agua, partículas, etc. De esta forma, en el oído interno siempre hay
aire, ya que de otro modo no podría realizar su función.

Veamos con un poco más de detalle como funciona el oído:


El oído externo está compuesto por la oreja y el conducto auditivo externo. Éste
penetra en el hueso temporal y sus paredes óseas están rodeadas de un cartílago.
Presenta también vellosidades, glándulas sudoríparas y sebáceas (secretoras del
cerumen) cuya misión es proteger al tímpano de los cuerpos extraños.

EL oído medio está constituido por la caja timpánica y consta de una cavidad situada en
el hueso temporal y separado del oído externo por la membrana timpánica o tímpano.
Está situada en posición oblicua y es de forma circular de aproximadamente 1 cm de
diámetro. El tímpano es flexible dentro de un límite, por lo cual no debe ser expuesto a
presiones mayores del umbral de dolor. Dichas presiones pueden ser causadas por un
sonido de mucha potencia o por el agua, por ejemplo.

Después de la membrana timpánica nos encontramos con la caja timpánica, que tiene
seis lados. En su interior se encuentra una cadena de huesecillos formada por tre huesos
diminutos denominados martillo, yunque y estribo. El primero se apoya en el tímpano y
el tercero en la cara opuesta de la cámara timpánica, denominada ventana oval. Hay otra
ventana llamada ventana circular que presenta una membrana similar al tímpano. La
caja o cámara timpánica se comunica con la cavidad nasofaríngea a través de la trompa
de Eustaquio, que es un tubo muscular que termina en el velo del paladar. La trompa de
Eustaquio regula el paso de aire a la caja timpánica con el juego de sus músculos.

El oído interno está situado en la parte más profunda de la cavidad ósea y forma un
intríngulo de cavidades llamado laberinto. La parte central se denomina vestíbulo y se
separa del oído medio por la pared donde están ubicadas las ventanas oval y circular.
Todas estas cavidades se hayan sumergidas en un líquido llamado endolinfa. Entre esta
cámara y la pared ósea hay un estrechamiento ocupado por un líquido denominado peri
linfa. El vestíbulo contiene dos bolsas denominadas utrículo y sáculo. El sáculo se
comunica con el caracol, que es el principal órgano receptor de las ondas sonoras. Del
utrículo parten unos conductos semicirculares responsables principales del sentido del
equilibrio.

Una vez vistos los componentes del oído, veamos como afecta el efecto de la presión
sobre éste al sumergirnos. En superficie, antes de iniciar una inmersión, la membrana
timpánica está en equilibrio ya que tanto en el oído medio como al otro lado del
tímpano, en el oído externo, hay aire a presión atmosférica. Una vez sumergidos, en el
oído medio la situación no ha cambiado y sin embargo en el oído externo sí. Ahora
tendremos el oído externo, hasta el tímpano inundado de agua. Como sabemos la
presión de el agua va aumentando al descender hacia aguas más profundas y por lo tanto
se produce un desequilibrio entre la presión a izquierda y derecha de la membrana
timpánica. El resultado es que debido a la mayor presión del agua, el tímpano se
deforma, doblándose hacia el oído medio. Si continuamos forzando esta situación, las
fibras nerviosas conectadas al tímpano nos transmitirán un enorme dolor. El resultado
final, si obviamos dichas advertencias es la rotura del tímpano, ya que como hemos
mencionado anteriormente, éste es flexible pero dentro de un límite.

La manera de compensar este efecto es bastante simple. Se trata de introducir aire en el


oído medio a través de las trompas de Eustaquio, que como hemos visto conectan el
oído medio a la cavidad nasofaríngea. Existen dos formas de realizar esta operación.
Una consiste en realizar un acto similar a la deglución del alimento tragando saliva y de
este modo el movimiento de la epiglotis a través de la abertura de la trompa de
Eustaquio produzca un equilibro de presiones con el oído medio. La segunda y la más
utilizada por los submarinistas de todo el mundo, llamada maniobra de Valsalva,
consiste en pinzar la nariz con la ayuda de los dedos (los apneistas profesionales utilizan
unas pinzas para no tener que utilizar las manos) y soplar de manera que al no poder
escapar el aire por la nariz ni por la boca (que debe estar cerrada) el aire se introduzca
por la trompa de Eustaquio y compense la membrana timpánica devolviéndola a su
estado de equilibrio.

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