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VOLUME x - UMERO 10

MEXICO J NIO DE 1956


E J E 1: P LAR $ 1.00

PUBLICADA POR LA UNIVERSIDAD ACIONAL AUTO OMA DE íEXICO

N o DEJA de ser revelador qu los orga-


nizadores de e te ciclo de conferen-
cia hayan pensado que el surrealis-
mo e uno de los grandes temas de nue tra
época. * Día a día se hace más patente que
EL SURREALISMO
la casa construída por la civilización occi-
dental e nos ha vuelto prisión, laberinto Por Octavio PAZ
sangriento, matadero colecti,·o. o rs ex-
traño, por tanto, que pongamos en entre-
dicho a la realidad y que busquemus una
salida. El urrealismo no pretende otra
cosa: es un poner en radical entredicho a
lo que hasta ahora ha sido considerado in- I
11
mutable por nuestra sociedad, tanto corno
una desesperada tentativa por encontrar la
vía de salida. o, ciertamente, en busca
de salvación, sino de la verdadera vida. Al
mundo de "robots" de la sociedad contem-
poránea el urrealismo opone los fantas-
mas del deseo, dispuestos siempre a encar-
nar en un rostro de mu jer. Pero hace cin-
co o seis años esta conferencia hubiese
sido imposible. Grave críticos -enterra-
dore de profesión y, como siempre, de-
masiado apresurados- nos habían dicho
que era un movimiento pasado. Su a-cta
de defunción había sido extendida, no sin
placer, por los notarios del espíritu. Para
descanso de todos. el surrealismo dormía
ya el sueño eterno de las otras escuelas de
principios del siglo: futurismo, cubismo,
imaginismo, dadaísmo, ultraí mo, etc. Bas-
taba, pues, con que el historiador de la
literatura pronunciase su pequeño elog-io
fúnebre, para que, ya tranquilos, volvié-
semos a los quehaceres diarios. Lo mara-
villoso cotidiano había muerto. En reali-
dad, nunca había existido. Existía sólo lo
c?tidiano: la moral del trabajo, el "gana-
ras el pan con el sudor de tu frente" el
mundo sólido del humanismo clásico y' de
la prodigiosa ciencia atómica.
Pero el cadáver estaba vi,·o. Tan vivo,
que ha saltado de su fosa v se ha presen-
tado de nuevo ante nosotros, con su mis-
ma cara terrible e inocente, cara de tor-
IToIenta súbita, cara dr incendio. cara y
fIgura de hada en medio del bosque en-
cantado. Seguir a esa muchacha que son-
ríe y delira, internarse con ella en las
profundidades de la espesura verde y oro,
en donde cada árbol en una columna vi-
viente que canta, es volver a la infancia.
Seguir ese llamado es partir a la recon-
quista de los poderes infantiles. Esos po-
deres -más grandes quizá que los de
nuestra ciencia orgullosa- viven intactos
en cada uno de nosotros. No son un tesoro
escondido, sino la misteriosa fuerza que "pero el cadávrr estaba vivo"
hace de la gota de rocío un diamante v
del diamante el zapato de Cenicient~.
Constituyen nuestra manera propia de
ser, y se llaman: imaginación y deseo. El I:.l SlIrrealismu, por Octavio Paz e La Feria de lus f)ías - Carla a Ccorf/i1w
hombre es un ser que imagina y su razón Hiibner, por Manuel Scorza - Dos Poemas alllorosos de ./0/111 f)onnc - I:salé, por Saki
misma no es sino una de las formas de _ La experiellcia d!' IIl1a aventura arqueo/órfica, por Laurcttc Sejourné - AI/aul/a y I'u/,oca-
ese continuo imaginar. En su esencia, tépe/t, por M. Romero de Terreros - O I~scritor JI Slt Tiempo, por Mario Puga e Aries
Plásticas, por R. Flores Guerrero e Lelra.)' Espírillt, por Tomás Segovia e J:I Cine, por
* "Los grandes temas de nuestro tiempo" Fósforo Ir • El Tealro, por Frallcisco Monterde - Libros, por H. Gonzálcz Rojo, C. E.
serie de conferencias organizada por la Uni.~ Zavaleta, Carlos Valdés, Malluel Michel, A. Bonifaz uño y Manuel Sanlaló - Dibltjos de J.
versidad Nacional de México en 1954. La pre-
sente será recogida próximamente en el libro Vidrio _ Fotos, de R. Sa1azar.
Las peras del olmo.
2 UNIVERSIDAD DE MEXICO

imaginar es ir más allá de sí mismo, pro- Para nosotros el mundo real, eso que El mundo se ha convertido en una gigan-
yectar nuestro mundo, continuo trascen- llamamos "realidad", es tln conjunto de tesca máquina que gira en el vacío, ali-
derse. Ser que imagina porque desea. el objetos o entes. Antes de la edad moder- mentándose sin cesar de u detritus.
hombre también es el er capaz de trans- na, ese mundo e taba dotado de una cierta Pues bien, el surreali mo se rehu a a ver
formar el universo entero en imagen de intencionalidad, atravesado, por decirlo al mundo como un conjunto de cosa bue-
su deseo. Y por esto es tln er amoroso, así, por la voluntad de Dios. Los hombres, nas y malas, unas henchidas del ser divi-
sediento de una presencia que es la viva la naturaleza y las cosas mismas estaban no y otras roídas por la nada; de ahí su
imagen, la increíble encarnación de su impregnadas de algo que las trascendía; anticristianismo. Asimismo, se niega a
ueño. Movido Dar el deseo, aspira a fun- poseían un valor: eran buenas o malas. ver la realidad como un conglomerado de
dir e con e a in~agen y, a su vez, conver- La idea de utilidad -que no es sino la cosas útiles o nocivas; de ahí su antica-
tir e en imagen. Juego de espejos, juego degradación moderna de la noción del pitalismo. La idea de moral y utilidad
de ecos, cuerpos que se deshacen y recrean bien- impregnó después nuestra idea de le son extranjeras. Finalmente, tampoco
infatigablemente bajo el sol inmóvil del la realidad. Lo entes y objetos que cons- considera el mundo a la manera del hom-
amor. La máxima de Novalis: El hom- tituyen el mundo se nos han vuelto cosas bre de ciencia, es decir, como un objeto
bre es imagen, la hace uya el surreali - útiles, inservibles o nocivas. Nada esca- o grupo de objetos desnudo de todo va-
pa a esta idea del mundo como un VdStO lor e intencionalidad, desprendidos del es-
mo. Pero la recíproca también es verda-
utensilio: ni la naturaleza, ni los hombres,
dera: la -ilnage1t es el hOl/'tbre. pectador. Nunca es po ible ver el objeto
ni la mujer misma: todo es un para ... ,
Nada más sintomático de cierto estado todos somos instrumentos. Y aquellos que en sí; siempre está iluminado por el ojo
de espíritu contemporáneo que aceptar en lo alto de la pirámide social manejan que lo mira, siempre está moldeado por
sin pestañear la presencia de tendencias esta enorme y ruinosa maquinaria, tam- la mano que lo acaricia, lo oprime o lo
que pueden cali ficarse de surrealistas a bién son utensilios, también son herra- empuña. El objeto, instalado en su reali-
lo largo 'del pasado -el romanticismo mientas que se mueven automáticamente. dad irrisoria como un rey en un volcán,
alemán, la novela gótica inglesa, como de pronto cambia de forma y se transfor-
ejemplos próximos- y en cambio negarse ma en otra cosa. El ojo que lo mira la
a reconocerlas en el presente. Cierto, hay
ablanda como cera; la mano que lo toca,
un estilo surrealista que, perdido su ini- UNIVERSIDAD NACIONAL
cial poder de sorpresa, se ha transforma- lo modela como arcilla. El objeto se sub-
DE MEXICO jetiviza. O como dice un héroe de Arnim :
do en manera y receta. El surrealismo es
uno de los frutos de nuestra época y no "Discierno con pena lo que veo con los
Rector: ojos de la realidad, de lo que veo con
es invulnerable al tiempo; asimismo, la
época está bañada por la luz surrealista Doctor N abar Carrillo. los de la imaginación." Evidentemente se
y su vegetación de llamas y piedras pre- trata de los mismos ojos, sólo que sirvien-
ciosas ha cubierto todo su cuerpo. Y no Secretario General: do a poderes distintos. Y así se inicia tina
es fácil que esas lujosas cicatrices des- Doctor Efrén C. del Pozo. vasta transformación de la realidad. Hiio
aparezcan sin que desaparezca la época del deseo. nace el objeto surrealista: la
misma. Esas cicatrices forman tina cons- asamblea de montes es otra vez cena de gi-
telación de obras a las que no es posible REVISTA UNIVERSIDAD DE. MEXICO gantes; las manchas de la pared cobran
renunciar sin renunciar a nosotros mis-
mos. Pero el surrealismo no puede iden- Director: vida, se echan a volar y son un ejército de
tificarse con estas o aquellas creaciones, aves que con sus picos terribles desgarran
Jaime Garcia Terrés.
por más ricas o impresionantes que nos el vientre de la hermosa encadenada.
parezcan. El surrealismo traspasa el sig- Las imágenes del sueño proporcionan
Coordinador:
o ni ficado de estas obras porque no es tina ciertos arquetipos para esta subversión de
escuela (aunque constituya tln grupo o Henl'ique González Casanova. la realidad. Y no sólo las del sueño; otros
secta), ni una poética (a pesar de que uno estados análogos, desde la locura has~a
de sus postulados esenciales sea de orden Director artístico: el ensueño diurno, provocan rupturas y
poético: el poder liberador de la inspira- Miguel Prieto. reacomodaciones de nuestra visión de b
ción), ni una religión o un partido polí- real. Consecuentes con este programa,
tico. El surrealismo es tina actitud del Jefe de redacción:
Breton y Eluard reproducen en el libro
espíritu humano. Acaso la más antigua y La Inmaculada Concepción el pensamien-
constante, la más poderosa y secreta. Juan Martin. to de los enfermos mentales; durante una
En Arcano 17, André Breton habla de época balí se sirve de la "paranoia crí-
una estrella que hace palidecer a las otras: Secretario de redacción: tica" ; Aragón escribe Una ola de sueíios.
el lucero de la mañana, Lucifer, ángel de Emmantlel Carballo. . En efecto, se trataba de una inundación
la rebelión. Su luz la forman tres elemen- de imágenes destinadas a quebrantar la
tos: la libertad, el amor y la poesía. Cada realidad. Otro de los procedimientos para
La Revista no se hace responsable de los
uno de ellos se refleja en los otros dos, lograr la aparición de lo insólito consis-
originales que no hayan sido solicitados.
como tres astros que cruzan sus rayos te en desplazar un objeto ordinario de su
para formar una estrella única. Así, ha- mundo habitual ("el encuentro de una
Toda corresrondencia debe dirigirse a:
blar de la libertad será hablar de la poe- máquína de coser y un paraguas en una
sía y del amor. Movimiento de rebelión "REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO" mesa de disección") ; otro más, la "con-
total, nacido del nihilismo dadaísta de la Torre de la Rectoría, 10 9 piso, centración del objeto en sí, cortado de la
primera post-guerra, el surrealismo se idea de su función o de su utilidad" (Cir-
proclama como una actividad destructora Ciudad Universitaria, Villa Obregón, D. F. lot). y ningún arma más poderosa ql;e
que quiere hacer tabla rasa con los valo- el humor: al absurdo del mundo la con-
Precio del ejemplar: $ 1.00
r.es de la ~iviliza~ión racionalista y cris- ciencia responde con otro; se establece así
tIana. A dIferenCIa del dadaísmo es tam- Suscripción anual: 10.00 una suerte de "empate" entre objeto y
b~én una empresa revolucionari~ que as- "
sujeto. Todos estos métodos -y otros mu-
pIra a transformar la realidad y así obli- chos- no eran, ni son, ejercicios gratui-
garla a ser ella misma. Pero el'sur;ealis-
PATROCINADORES
tos de carácter estético. Su propósito es
mo no parte de una teoría de la realidad' ABBOT LABORATORIES DE MÉXICO, S. A.- subversivo: abolir esta realidad que una
tampoco es una doctrina de la libertad. S~ BANCO NACIONAL DE COMERCIO EXTERIOR, civilización vacilante nos ha impuesto
trata más bien del ejercicio concreto de S. A.-CALlDRA, S. A.-COMPAÑÍA HULE- como la sola y única verdadera. Pero el
la libertad, esto es, de poner en acción la RA EUZKADI, S. A.-COMPAÑÍA MEXICANA carácter destructivo de estas operaciones
libre disposición del hombre en un cuerpo DE AVIACIÓN, S. A.-ELECTROMOTOR, S. no es ino un primer paso; su fin último
a cuerp? con lo real. Desde el principio la A.-FERROCARRILES NACIONALES DE MÉXI- es desnudar a la realidad, despojarla de
concepclOn su rreallsta no distingue entre co, S. A.-FINANCIERA NACIONAL AZUCA- sus apariencias, para que muestre al fin
el conocimient~. poético de la realidad y J.EIlA, S. A.-INGENIEROS CIVILES ASOCIA- su verdadero rostro. "El ser ama ocul-
su transformaclOn : conocer es un acto que DOS, S. A. (ICA) .-INSTlTUTO MEXICANO tarse." La poesía se propone hacerlo re-
transforma aquello que se conoce. La ac- DEL SEGUIlO SoClAL.-LOTElI.fA NACIONAL aparecer. De alguna manera, en algún mo-
ti,:id.ad poética vuelve a ser una operación PAIlA LA ASISTENCIA PúBLlCA.-NACIONAL mento privilegiado, la realidad escondida
maglca. FINANClEIlA, S. A.-hTllÓLEOS MEXlCANOI. (Pasa a /0. pág. 7)
UNIVERSIDAD DE MEXICO 7
"Pues yo tampoco.' Si por lo menos Constance se estremeció. "¿ Crees que "Miren ustedes", dijo, desesperado, el
supiéramos su sexo, le podríamos dar un la pobre criatura sufrió mucho?", excla- j.oven, "les ruego que me dejen hacer algo
nombre. Quizá la llamaremos Esmé. Sirve mó ca notra de sus inútiles preguntas. para reparar el daño."
para ambos casos. "Todo parece indicarlo -dije-o Por Dulcemente, rehusé su ofrecimiento,
La luz, aún suficiente, permitía dis- otra parte, desde luego, pudo haber llo- pero como persistiera, le dejé mi direc-
tinguir los objetos al borde del camino, J rado por puro mal humor. A veces, esto ción. .
nuestros deprimidos espíritus se animaron les sucede a los niños." . Desde luego, Constance y yo nQS re-
un poco cuando observamos a una peque- Reinaba una oscuridad completa cuando servamos el relato de los primeros episo-
ña niña gitana, semi-desnuda, que reco~ llegamos a la carretera principal. Un re- dios de esa noche. Lord Pabham jamás
gía moras en un matorral. La súbita apa- lampagueo de luces y el ruido de un mo- anunció la pérdida de su hiena. Cuando
rición de dos amazonas' seguidas de 'cméi tor nos pasaron al mismo tiempo a una uno o dos. años antes un animal estricta-
hiena motivó un agudo llanto de la niña: distancia poco reconfortante. Un segundo mente frugívoro se escapó de! parque,
En todo caso, de esa .fuente no habríamo$ más ·tarde, escuchamos un golpe seco y Lórd Pabham hubo. de compensar once
obtenido ninguna información geográfi~ un chillido punzante. El automóvil se de- casos de agresión a ovejas y, práctica-
ca de utilidad. Existía, sin embargo, l~ tuvo, y al. regresar al sitio exacto encon- mehte, . reponer las existencias en las
posibilidad de encontrar un campamentq tré a un joven hincado junto a una masa granjas avícolas de sus vecinos: 'c1n~ ~ie­
gitano sobre nuestra ruta. Seguimos tro" oscura e inmóvil. na errante habría motivado algo S1l111lar
tanda -con esperanza y sin resultado-----; "¡Ha matado usted a mi Esmé!", ex- a un empréstito del gobierno. De la mis-
una milla o más. . clamé con amargura. ma manera, los gitanos no reclamaron a
"¿ Qt;é hacía allí esa niña?", preguntó, "Lo siento de veras", dijo el joven. "Yo su criatura desaparecida; me imagino que
al cabo, Constance. también tengo perros, de manera que en- en' los grandes campamentos nadie lleva
"Recogía moras. Es obvio." tiendo su malestar. Haré cualquier cosa la cuenta exacta de uno o dos niños más.
"No' me gustó la manera como llar'aba", para reparar el daño." La Baronesa se detuvó, reflexionó y
insistió Constance. "Me parece que sus "Por favor entiérrela en el acto", res- luego añadió:
chillidos siguen sonando en mi oído." ¡::ondí. "Creo que es lo rnenos que puedo -Sin embargo, la aventura tuvo su
N o reclamé a Constance sus morbosas pedirle." epílogo. El cor~eo me trajó un encanta~
fantasías. De hecho, la misma sensación "Trae la pala, William", le dijo el jo- dar broche de diamantes, con el nombre
de sentirme perseguidá por un persisten- ven a su chofer. Evidentemente, la con- "Esmé" dispuesto sobre una ramita de
te, inquietante berrido, se había ido insi- tingencia de rápidos entierros al borde de romero. Incidentalmente, también perdí
nuando sobre mis fatigados nervios. En la carretera había sido prevista. la amistad de ConstanceBroddle. Verán
aras de la buena compañía, le grité a Excavar una tumba de cierta dimen- ustedes.: cuando vendí la joya, con toda
Esmé que se había retrasado bastante. sión tomó algún tiempo. "¡ Qué esplén- corrección me negué a entregarle a Cons-
Con. unos cuantos elásticos saltitos, la elida bestia !", elijo el joven cuando el ca- tance ni una fracción del dinero recibido.
hiena llegó hasta nosotros y se disparó dáver era arrojado a la tumba: "Temo Le señalé que cuanto atañía a Esmé era
hacia adelante, pasándonos. que se trataba ele un animal muy valioso." asunto de mi propia invención,' así como
El acompañamiento de chillidos se ex- "Obtuvo el segundo premio en el con- todo lo relacionado con la hiena incumb.ía
plicó enseguida. Firme, y supongo que curso ele cachorros en Birminghan el año a Lord Pabham -si en realidad se trató
dolorosamente, la niña gitana viajaba en pasado", respondí con resolución. de una hiena, de lo cual, desde luego, no
el hocico de Esmé. . Constance bufó ruidosamente. poseo prueba alguna. . .
"¡ Santos cielos !", gritó Constance. "No llores, querida", dije con la voz
"¿ Qué diantres haremos? ¿ Qué vamos a quebrada, "fue tan rápido. N o pudo ha- (De "The Cronicles of Clovis", 1911.)
hacer ?" ber sufrido mucho." Traducción de Carlos Fuentes.
; ':,
Tengo la plena certeza de que, en el
Juicio Final, Constance hará más pre-
guntas que cualquiera de los serafines.
"¿ No podemos hacer algo ?", persistió
lagrimeando, mientras Esmé se paseaba
a medio galope al frente de nuestros can-
sados corceles.
EL SU RREALISJ\iO
Personalmente, yo hacía cuanto se me la subjetividad, ¿ qué ocurre con el suje~
ocurría en ese momento. Insulté y rega- fa? Aquí la subversión adquiere una to"
ñé y halagué en inglés y en francés y en nalidad más peligrosa y radical. Si el ob-
el lenguaje de los guardabosques; azoté jeto se subjetiviza, el yo se disgrega.
absurda e ineficazmente el aire con mi ¡'Desde Arnim", dice Breton, "toda h
látigo de caza; arrojé mi porta-sandwiches his~oria de la poesía moderna es la de las
sobre el bruto; en verdad, no sé podría libertades que los poetas se han tomado
haber hecho más. Y sin embargo, segui- con la idea del Yo soy". Y así es : al mar-
mos avanzando en e! crepúsculo, cada gen de un retrato de N erval aparece, de
vez más denso, con la oscura, tosca for- Dibujo infantil su puño y letra, una frase que años más
ma arrastrándose pesadamente frente a tarde, apenas modificada, servirá también
nosotros, y un zumbido de lúgubre músi- (Viene de la pág. 2) de identi ficación para Rimbaud. N erval
ca flotando hacia nuestros oídos. De re- se levanta de su tumba de lugares comu- escribió: "Yo soy el otro"; y .Rimbaud:
pente, Esmé brincó a un lado y se intro- r:es y coincide con e! hombre. En ese mo- "Yo es .otro". Y no se hable de coinciden-
dujo en un espeso matorral a donde no mento paradisíaco, por primera y única cias: se trata de una afirmación que vie-
podíamos acompañarla; el gemido se con- vez, un instante o para siempre, somos ne de muy lejos y que, desde Blake y los
virtió en aullido, y enseguida cesó del de verdad. Ella y nosotros. románticos alemanes, todos los poetas han
todo. Arrasado por el humor, recreado por
Siempre cuento muy por encima esta repetido incansablemente. La idea del do-
la imaginación, el mundo no se presenta ble -que ha perseguido a Kafka y a Ril-
parte, porque en realidad fue bastante ya como un "horizonte de utensilios" sino
horrible. Cuando la bestia se reunió con ke~ se abre paso en la conciencia de un
como un campo magnético. Todo está vi-
nosotros, le notamos un aire de paciente va: todo habla o hace signd.s; los objetos poeta tan aparentemente insensible al otro
comprensión, como si supiera que había y las palabras se unen o' sep<iran confor- mundo como Guillermo ApollirÍaire:
cometido un acto para nosotros censura- me a ciertas llamadas misteriosas; la ye- Un jour je ,m'attendais moi-meme
ble, pero que a ella le parecía muy justi- dra que asalta el muro es la cabellera ver- J e me disais Guillallm il est temps que.
ficado. de y dorada de Me!usina. Espacio y tiem- , [tu viennes
"¿ Cómo permites que esa bestia voraz Pour que je sache enfin celui-la que
po 'vuelven a ser lo que fueron para los . [je suis ...
trote a nuestro lado?", preguntó Cons-
primitivos: una realidad vivientt}" dotada El casi enternecido asombro con que
tance.
"En primer lugar -contesté- no de poderes nefastos o benéficos.; algo, en Apollinaire se espera a sí mismo,' se trans~
puedo evitarlo. En segundo, dudo mucho suma, concreto y cualitatiyo, no una sim- fpl:ma en el rabioso horror de Antonino
que en este momento, sean cuales fueran ple extensión mensurable. Mientras el Alftaud: "transpirando la argucia, de sí
sus defectos, la hiena sienta voracidad mundo se torna maleable al deseo, escapa mi'slnO a ·sí mismo'~.>En un libro ;de Ben-
alguna." de las nociones utilitarias y' se entrega'a jamín Peret, ] e sublime, la corriente ·tem-
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poral del yo se dispersa en mil gotas co-


loreadas, como el agua de una cascada a
la luz solar. A más de dos mil años de
distancia, la poesía occidental descubre al-
go que constituye la enseñanza central del
budismo: el yo es una ilusión, un agrega-
do de sensaciones, pensamientos y de eos.
La si temática destrucción del yo -o
mejor dicho: la objetivización del suje-
to- se realiza a través de diversas téc-
nicas. La más notable y eficaz es la escri-
tura automática; o sea: el dictado del pen-
samiento no dirigido, emancipado de las
interdicciones de la moral, la razón o el
gusto artístico. Nada más difícil que lle-
gar a este estado de suprema distracción.
Todo se opone a este frenesí pasivo, des-
de la presión del exterior hasta nuestra
propia censura interior y el llamado "es-
píritu crítico". Método experimental, la
escritura automática pocas veces se ha
realizado de verdad, lo que no impide que
Breton siga creyendo que es uno de los
medios más seguros "para devolver a la E,"e/on - "el 011'101" único" "1111 ¡'e/ralo de Naval"
palabra humana su inocencia y su poder
creador originales". Por lo demás, nin- medio del choque de dos o más voluntades
gún escritor negará que casi siempre sus poéticas, la imagen deslumbrante.
mejores frases, sus imágenes más puras, Los primeros años de la actividad su-
son aquellas que surgen de pronto, en me- rrealista fueron muy ricos. N o solamente
dio de su trabajo, como misteriosas ocu- madi ficaron la sensibilidad de la época,
rrencias. Y lo mismo sucede en nuestra sino que hicieron surgir una nueva poe-
vida diaria: siempre hay una extraña in- sía y una nueva pintura. Pero no se tra-
trusión, una dichosa o nefasta "casuali- taba de crear un nuevo arte, sino un hom-
dad", que vuelve irrisorias todas las pre- bre nuevo. Y sin embargo la Edad de Oro
visiones del sentido común. Más allá de no aparecía entre los escombros de esa
su dudoso valor como método de creación, rcalidad tan furiosamente combatida. Al
la escritura automática puede compararse contrario, la condición del hombre era ca-
a los ejercicios .espirituales de los místi- da vez más atroz. Al período que inicia
cos y, sobre todo, a las prácticas del Y0 6a el Primer Manifiesto sucede otro, presi-
y del budismo Zen: se trata de llegar a ",11l dido por preocupaciones de orden social.
estado paradójico de pasividad activa, en En el ánimo de Breton. Aragón y sus ami-
el que el "yo pienso" es substituído por gos se instala una duda: ¿ la emancipación
un misterioso "se piensa". Lo importan- del espíritu humano, meta del surrealis-
te, así, es lograr la ruptura de esa ficticia mo, no exige una previa liberación de la
personalidad que el mundo nos impone y condición social del hombre? Tras varias
que hemos creado para defendernos del tormentas interiores, el surrealismo deci-
exterior. El yo nos aplasta y esconde nues- de adherirse a las posiciones de la Tercera
tro verdadero ser. Negar el yo no es ne- Internacional. Y así, La Revolución Su-
gar al ser: rrealista se transforma en El Surrealis-
Suis-je Amour ou Phébus? Lusignan o Biron? mo al servicio de la Revolución. l.os revo-
lucionarios políticos no mostraron mucha
La renuncia a la identidad personal, no simpatía por servidores tan independien-
implica una pérdida del ser sino, preci- tes. La máquina burocrática del Partido
samente, su reconquista, El poeta es ya Comunista acabó por rechazar a todos
todos los hombres. La naturaleza arroja aq'uellos que no pudieron o no quisieron
Lmüréalllont POI' S. Dalí
sus máscaras y se revela tal cual es. La someterse. Durante algunos años las rup-
tentativa por "ser todos los hombres",
presente en la mayoría de los grandes poe-
tas, se alía necesariamente a la destruc-
ción del yo. La empresa poética no con-
siste tanto en suprimir la personalidad co-
moen abrirla y convertirla en el punto de
intersección de lo subjetivo y lo objetivo.
El surrealismo intenta resolver la vieja
oposición entre el yo y el mundo, lo inte-
rior y lo exterior, creando objetos que
son interiores y exteriores a la vez.
Si mi voz ya no es mía, sino la de to-
dos, ¿ por que no lanzarse a una nueva ex-
periencia: la poesía colectiva? En verdad,
la poesía siempre ha sido hecha por todos.
Los mitos poéticos, las grandes imágenes
de la poesía en todas las lenguas, son un
objeto de comunión colectiva. Pero los
surrealistas no sólo quieren participar en
las creaciones poéticas: aspiran a conver-
tir esa participación en una nueva forma
de creación. Varios libros de poemas fue-
ron escritos colectivamente por Breton,
Eluard, Char y otros. Al mismo tiempo,
aparecen los juegos poéticos y plásticos,
todos ellos destinados a hacer surgir, por Dibujo dp Robert Desnos - "ninglÍ11 arma más poderosa que el hu,lIwr"
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turas suceden a las tentativás de concilia-


ción. Al final, se vio claro que toda sín-
tesis era imposible. Sin duda el carácter
cada vez más autoritario y antidemocrá-
tico del comunismo estalinista, la estre-
chez y rigidez de sus doctrinas estético-
políticas y, sobre todo, la regresión de que
fueron síntoma, entre otros, lo Procesos
de Moscú, contribuyer.on a hacer irre-
parable la ruptura. Aun así, por unos años
más, el surrealismo coincidió con las te-
si fundamentales del marxismo, tal co-
mo las representaba León Trotsky. En
1938 Breton lo visita en México y redacta
con el viejo revolucionario un famoso
manifiesto: Por un A~te Revolucionario
Independiente. (Este texto apareció en
todo el mundo con las firmas de André
Breton y Diego Rivera). A pesar de la
amplitud y generosidad de miras de León
Trotsky, la verdad es que demasiadas co-
sas separaban al materialismo histórico
de la posición surrealista. La imposibili-
dad de participar directamente en la lu-
cha social fue, y es, una herida para el
surrealismo. En un libro reciente, Bre-
ton vuelve sobre el tema, no sin amargu-
ra: "La historia dirá si esos que reivindi-
can hoy el monopolio de la transforma-
Pintura de {ves Tan!Juy-"tma forma paradójica. de la necesidad"
ción social del mundo trabajan por la li-
beración del hombre o lo entregan a una
esclavitud peor. El surrealismo, como mo-
vimiento definido y organizado en vista
de una voluntad de emancipación más am-
plia, no pudo encontrar un punto de inser-
ción en su sistema ... " Reducido a sus
propios medios, el surrealismo no ha ce-
sado de afirmar que la liberación del hom-
bre debe ser total. En el seno de una so-
. ciedad en la que realmente hayan desapa-
recido los señores, nacerá una poesía que
será creación colectiva, como los mitos del
pasado. Asistiría el hombre entonces a la
reconciliación del pensamiento y la acción,
el deseo y el fruto, la palabra y la cosa.
La escritura automática dejaría de ser una
aspiración: hablar sería crear.
El surrealismo pone en tela de juicio á
la realidad; pero la realidad también pone
en tela de juicio a la libertad del hombre.
Hay series de acontecimientos indepen-
dientes entre sí que, en ciertos sitios y
momentos prívilegiados, se cruzan. ¿ Cuál
es el significado de lo que se llama desti-
no, casualidad o, para emplear el lengua-
je de Hegel, azar objetivo? En varios li-
bros -Nadja, El Loco AmO?', Los Vasos
e omunicantes- Breton señala el carác-
ter extraño de ciertos encuentros. ¿ Se tra-
ta de meras coincidencias? Semejante ma-
nera de resolver el problema revelaría una
suerte del realismo ingenuo o de positi-
vismo primario. Lugar en que se cruzan
la libertad y la necesidad, ¿ qué es el azar
objetivo? Engels había dicho: "La casua-
lidad no puede ser comprendida sino li-
g-ada con la categoría del azar objetivo.
forma de manifestación de la necesidad".
Para Breton el azar objetivo es el punto
de interesección entre el deseo -o sea:
la libertad humana- y la necesidad exte-
'riOi.·No creo que nadiehaya·ofrecido una
respuesta definitiva a este' "problema de
problemas". Pero si la respuesta' de Bre-
ton no logra satisfacernos, su pregunta no
cesa de hostigamos. Todos hemos sido
héroes o testigos de encuentros inexplica-
bles. Estos encuentros son, para citar ha-
llazgos de personas muy alejadas de las
preocupaciones surrealistas, el virus para
Pasteur, la penicilina para Fleming, una
rima para Valéry. y en nuestra vida dia- "las p¡"e!Junlas que hac·ian BI'e/OIl y "Elnard en la revista Min'otauro"
10
. "
tJNIVERSIDAD DE MEXICO

ria, ¿ no es el amor, de manera soberana, cernir los dos errores fundamentales que El abrazo poético como el abrazo carnal
la ardiente encarnación del azar objetivo? originan este modo de yer : uno, es social; Mientras duran
Prohiben caer en la miseria del mundo.
Las preguntas que hacían Breton y Elu- otro, moral. El error social, que no podrá
ard en la revista Minotauro: "¿ Cuál ha remediarsc sin la destrucción de las basf~s Poesía y amor son acto semejantes. La
sido el encuentro capital de su vida?; económicas de la ociedad actual, procede expcriencia poética y la amorosa nos
¿ hasta qué pmto ese encuentro le ha de que la elección inicial hoy no está real- abren las puertas de un instante eléctrico.
dado la impre -ión de lo necesario o lo mente permitida y, en la medida en que Allí el tiempo no es ueesión: ayer, hoy
fortuito ?", la podemos repetir todos. Y excepcionalmente tiende a imponerse, se y mañana de.ian de tener ignificado: ólo
e toy seguro de que la mayoría respon- produce en una atmósfera de no elección, hay un siempre que es también un aquí y
dería que ese encuentro capital, deeisiv(" hostil a su triunfo ... El error moral na- un ahora. Caen los muros de la prisión
de tinado a marcarnos para siemp¡-e con ce dc la incapacidad en que se halla la mental; espacio y tiempo se abrazan, e
su garra dorada, se llama: amor, persona mayoría de los hombres para librarse de cntretejen y despliegan a nuestros pies
amada. Y ninguno de nosotros podría toda preocupación ajena al amor, de todo una alfombra, viviente, una vegetación
afirmar con entera certeza si ese encuen- temor como de toda duda ... La experien- que nos cubre con sus mil manos de hier-
tro fue fortuito o necesario. Los más di- cia del artista, como la del sabio, es aquí ba, que nos desnuda con sus mil ojos de
ríamos que, si fue fortuito, tenía toda la de gran ayuda: ambas revelan que todo agua. El poema, como el amor, es un acto
fuerza inexorable de la necesidad; y, si lo que se edifica y perdura ha exigido, de en el que nacer y morir, esos dos extre-
fue necesario, poseía la deliciosa indeter- antemano, para ser, un total abandono. El mos contradictorios que nos desgarran y
minación de lo fortuito. El azar objetivo amor debe perder ese gusto amargo que hacen de tal modo precaria la condición
es una forma paradójica de la necesidad, no tiene, por ejemplo, el ejercicio de la humana, pactan y se funden. Amar es
la forma por excelencia del amor: conjun- poesía. Tal empresa no podrá llevarse a morir, han dicho nuestros místicos; pero
ción de la cable soberanía de libertad v cabo plenamente mientras no se haya abo- también' y, por eso mismo, es nacer. El

Poemas objeto - "juegos poéticús y plásticos"


destino. El amor nus revela la forma l1lé:S lido, en escala universal, la infame idea carácter inagotablc de la experiencia amu-
alta de la Ii.bertad: libre elección de la cristiana del pecado". Es decir. se trata rosa no es distinto al de la poesía. Ren¿
necesidad. de reconquistar la inocencia. N o es extra- Char escribe: "El poema es el amor rea-
El amor es exclusivo y único porque en ño que otro gran contemporáneo de Bre- lizado del deseo que permanece deseo."
la persona amada se enlazan libertad y ton, el inglés D. H. I.awrence, se exprese Todo el ser participa en el encuentro
necesidad. En uno de sus libros más her- en términos semejantes. El verdadero te- poético, bañado de su luz cegadora. Y
mosos, El Loco Amor, Breton ha puesto ma de nuestro tiempo -y el de todos los cuando la tensión desaparece y la olla nos
de relieve la naturaleza absorbente total tiempos- es el de la reconquista de la deposita en la orilla .de-Io cotidiano, esa
del amor único: "delirio de la pr~senci~ inocencia por el amor. luz aún brilla y ·nosentreabre .]a. cortina
absoluta en el seno de la naturaleza re- de nuestra condición, EntClnces; í1DS' ·re·
i Despojar al amor "de ese sabor amar-
·concil iada". El verdadero amor, el amor conoce'nl0s, y recordamos lo que 'realmen-
go que no tiene la poesía"! ¿ Qué es, m-
libre y liberador, es siempre exclusivo e te somos. La "vida anterior" regresa: es
tonces, la poesía para Breton? El mismo
impide toda caída en la infidelidad: "no nos lo dice en un poema: una mujer, la morada terrestre del hom-
hay sofisma tan temible como el que afir- bre, la diosa solar de pechos desnudos que
ma que el acto exual va necesariamente La poesía se hace en el lecho C01110el sonríe a la orilla del Mediterráneo; mien-
acompañado de una caída del potencial [amor tras el agua del "mar se mezcla: al sol";
. amoroso el1tre dos seres, caída cuya repe- Sus sábanas deshechas son la aurora de es Xochiquetzal, la de la falda de hojas
tición los arrastraría progresivamente a [las cosas
La poesía se hace en los bosques de maíz y fuego, la de la falda de 'bruma,
cansarse el 1-1119 d~J gtrq , , , E~ fál;:il di~, cuerpo de centella en la tormenta; es
UNI ERSíDADbE_ ME'XICO
1f
Perséfona que asciende del abismo en don-
de ha cortado el narciso, la flor del de-
seo. Paul Eluard revela la identidad en-
tre amor y poesía:
Tú das al mundo un cuerpo siempre el
fmismo
El tuyo
Tú eres la semejanza.

La mujer es la semejanza. y yo dirí:l:


la correspondencia. Todo rima, todo se
llama y se responde. Como lo creían los
antiguos, y lo han sostenido siempre los
poetas y la tradición oculta. el 'cll1iverso
está compuesto por contrarios que se unen
y separan conforme a cierto ritmo secre-
to. El conocimiento poético ·-la imagi-
nación, la facultad productora de imáge-
nes en cuvo seno los contrarios se recon-
cilian ·_~os deja vislumbrar ia ~lI1aiogía La Central Surrealista. en 1925. De i:;q. a del-.: Charles Boron, !?aylllGrld Q1teneau, Pierre
cósmica. Baudelaire decía: "La imagina- Naville, André Breton, J. A. Boiffard, G. de Chirieo, Roger Vi/me, Pa~bl Eluard, Philippe'
ción es la más científica de nuestras fa- SouPQ1{lt, Robert Demos, LO'Itis Amgon. Deltm/p: SilllOlle B., Ma.'!' Morisé, Mine. S.
cultades porque sólo ella es capaz de com-
de manera poderosa a formar la sensibi- sociedad. Sólo en una sociedad libre la
prender la analogía universal; -lo que
lidad de nuestra época. Además, esa sen- poesía será un bien común, una creación
una religión mística llamaría la corres-
sibilidad, en buena parte, es creación su- colectiva y una participación universal. El
pondencia ... La naturaleza es un Ver-
ya. Pero la empresa surrealista no se ha fracaso del surrealismo nos ilumina sobre
bo, una alegoría, un modelo ..." La ob-
limitado únicamente a expresar las ten- otro, aca o de mayor e~vergadura: el de
sesionante repetición de imágenes y mi-
dencias más ocultas de nuestro tiempo y la tentativa revolucionaria. Allí donde la
tos a través de los siglos, por individuos
anticipar las venideras; este movimiento antiguas religiones y ti ranías han muer-
y pueblos que no se han. conocido entre
se proponía encarnar en la historia y to, renacen los cúltos primitivos y las
ellos, no puede razonablemente explicar-
transformar el mundo con las armas de feroces idolatrías. Nadie sabe qué nos de-
se sino aceptando el carácter arquetípico
la imaginación y la poesía. N o ha sido otra pararán los treinta o cuarenta años veni-
del universo y de la palabra poética. Cier-
la tentativa de los más grandes poetas dc deros. N o sabemos si todo arderá, si bro-
to, el hombre ha perdido la llave maestra
Occidente. Frente a la ruina del mundo tará la espiga de la tierra quemada o si
del cosmos y de sí mismo; desgarrado en
sagrado medieval y, simultáneamente, ca- continuará el infierno frío que paraliza
su interior, separado de la naturaleza, so-
ra al desierto industrial y utilitario (IUC al mundo desde el fin de la guerra. Tam-
metido al tormento del tiempo y el tra-
ha erigido la civilización racionalista, la poco es fácil predecir el porvenir del su-
bajo, esclavo de sí mismo y de los otros,
poesía moderna se concibe como un nue- rrealismo. Pero yo sé algo: como las sec-
rey destronado, perdido en un laberinto
vo sagrado, fuera de toda iglesia y fideís- tas gnósticas de los primeros siglos cris-
que parece no tener salida, el hombre da
mo. N ovalis había dicho: "la poesía es la tianos, como la herejía catara, como los
vueltas alrededor de sí mismo incansable- religión natural del hombre". Blake afir-
mente. A veces, por un instante duramente grupos de iluminados del Renacimiento y
mó siempre que sus libros constituían las la época romántica, como la tradición ocul.
a rrebatado al tiempo, cesa la pesadilla.
"sagradas escrituras" de la nueva ]eru- ta que desde la antigüedad no ha cesado
La poesía y el amar le revelan la existen-
salem. Fiel a esta tradición, el surrealismo de inquietar a los más altos espíritus, el
cia de ese alto lugar en donde, como dice el
busca un nuevo sagrado extrarreligioso, surrealismo -en lo que tiene de mejor y
S egul1do Manifiesto: "la vida y la muer- fundado en el triple eje de la libertad, el
te, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo más valioso-- seguirá siendo una invita-
futuro, lo comunicable y lo incomunicable, amor y la poesía. La tentativ;:¡ surrealis- ción y un signo: una invitación a la aven-
lo alto y lo bajo dejarán' de ser percibidos ta se ha estrellado contra un muro. Colo- tura interior, al redescubrimiento de nos-
contradictoriamente". car a la poesía en el centro de la sociedad, otros mismos; y un signo de inteligencia,
Todavía no es tiempo de hacer uno de convertirla en el verdadero alimento de los el mismo que a través de los siglos nos ha-
esos balances que tanto amail los críticos hombres y en la vía para reconocerse (an- cen poetas. Ese signo es un relámpago:
y los historiadores. Hoy nadie se atreve to como para transformarse, exige tam- bajo su luz convulsa entrevemos algo del
a negar que el surrealismo ha contribuido bién una liberación total de la misma so- misterio de nuestra condición.

LA EXPERIENCIA DE UNA AVENTURA


rador azteca -al hombre vencido e igno-

AR~UEOLOGICA miniosamente asesinado por aquellos


mismos cuya lengua ha heredado-,
dcmuestl-a la profundidad de esta reivin-
Por Lametfe SEJOURNE dicación. La fidelidad a antepasados que
habrían vivido al margen de todo verda-
dero principio espiritual, despierta, logi-
NOS esforzamos por comprender la bre de que esta religión representa una
S i
realidad del antiguo México, descu-
briremos, primero, que la totalidad de
de las más nobles mani festaciones del
espíritu humano. Y esto tanto más
camente, una mala conciencia: ese pueblo
se solidariza con la rama familiar calum-
niada, pero justi ficada descon fianza q~lC
su pensamiento religioso se apoya en con- cuanto que no se trata de una vana inspira su comportamiento impide, SIl1
ceptos sólidamente estructurados; en se- di'sputa .entre especialistas, sino d!~ 1a embargo, toda comunión enriquecedora
guida, que esos mismos conceptos son discrepancia para juzgar un tellla fun- con eHa. Es decir, que mientras no se le
los que forman el núdeo de todas las damenta·l' cuya valoración equivOC'ada es considere bajo su verdadera luz, ese
culturas mesoamericanas, por cuanto, a susceptible de provocar perturbaciones pasado que surge y se impone más de
pesar de la multiplicidad de ~stilos que que rebasan el marco de la investiga~ió.1l cuatro siglos después de su aplastamIento,
en el curso del tiempo y las dIversas re- científica. En efecto, si lIamamos pnml-
ejercerá una influencia negativa. No
aiones han surgido para expresarlbs, su tiva a la mentalidad precolombina, borra-
creemes exagerar al decir que las fuerzas
~igorosa presencia es discernible en to- mos de la historia del pensamiento -b
das partes. ' .. única que importa- la raza autóctona creadoras de una Nación podrían verse
El descubrimiento de la alta espmtua-. de la que el mexicano de hoy día reivin- paralizadas por un dilema que les i.ll1pi-
¡idad que sirve de base a la religión dica la descendencia. El hecho de que, de desplegar sus raíces en profundidad.
precolombina, hace intole:,:ble la inju~­ contra una costumbre universalmente Conscientemente o no, las tentativas pa-
ticia que se comete al ca]¡ftcarla d~ pn- aceptada, el puebl'o de Méxiw haya eri- ra tornar aceptables costumbres que
mitiva e incita a transmitir la certJdum- gido en héroe nacional al 'último empe- justi ficaron la destrucción y la esclavitud,

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