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imaginar es ir más allá de sí mismo, pro- Para nosotros el mundo real, eso que El mundo se ha convertido en una gigan-
yectar nuestro mundo, continuo trascen- llamamos "realidad", es tln conjunto de tesca máquina que gira en el vacío, ali-
derse. Ser que imagina porque desea. el objetos o entes. Antes de la edad moder- mentándose sin cesar de u detritus.
hombre también es el er capaz de trans- na, ese mundo e taba dotado de una cierta Pues bien, el surreali mo se rehu a a ver
formar el universo entero en imagen de intencionalidad, atravesado, por decirlo al mundo como un conjunto de cosa bue-
su deseo. Y por esto es tln er amoroso, así, por la voluntad de Dios. Los hombres, nas y malas, unas henchidas del ser divi-
sediento de una presencia que es la viva la naturaleza y las cosas mismas estaban no y otras roídas por la nada; de ahí su
imagen, la increíble encarnación de su impregnadas de algo que las trascendía; anticristianismo. Asimismo, se niega a
ueño. Movido Dar el deseo, aspira a fun- poseían un valor: eran buenas o malas. ver la realidad como un conglomerado de
dir e con e a in~agen y, a su vez, conver- La idea de utilidad -que no es sino la cosas útiles o nocivas; de ahí su antica-
tir e en imagen. Juego de espejos, juego degradación moderna de la noción del pitalismo. La idea de moral y utilidad
de ecos, cuerpos que se deshacen y recrean bien- impregnó después nuestra idea de le son extranjeras. Finalmente, tampoco
infatigablemente bajo el sol inmóvil del la realidad. Lo entes y objetos que cons- considera el mundo a la manera del hom-
amor. La máxima de Novalis: El hom- tituyen el mundo se nos han vuelto cosas bre de ciencia, es decir, como un objeto
bre es imagen, la hace uya el surreali - útiles, inservibles o nocivas. Nada esca- o grupo de objetos desnudo de todo va-
pa a esta idea del mundo como un VdStO lor e intencionalidad, desprendidos del es-
mo. Pero la recíproca también es verda-
utensilio: ni la naturaleza, ni los hombres,
dera: la -ilnage1t es el hOl/'tbre. pectador. Nunca es po ible ver el objeto
ni la mujer misma: todo es un para ... ,
Nada más sintomático de cierto estado todos somos instrumentos. Y aquellos que en sí; siempre está iluminado por el ojo
de espíritu contemporáneo que aceptar en lo alto de la pirámide social manejan que lo mira, siempre está moldeado por
sin pestañear la presencia de tendencias esta enorme y ruinosa maquinaria, tam- la mano que lo acaricia, lo oprime o lo
que pueden cali ficarse de surrealistas a bién son utensilios, también son herra- empuña. El objeto, instalado en su reali-
lo largo 'del pasado -el romanticismo mientas que se mueven automáticamente. dad irrisoria como un rey en un volcán,
alemán, la novela gótica inglesa, como de pronto cambia de forma y se transfor-
ejemplos próximos- y en cambio negarse ma en otra cosa. El ojo que lo mira la
a reconocerlas en el presente. Cierto, hay
ablanda como cera; la mano que lo toca,
un estilo surrealista que, perdido su ini- UNIVERSIDAD NACIONAL
cial poder de sorpresa, se ha transforma- lo modela como arcilla. El objeto se sub-
DE MEXICO jetiviza. O como dice un héroe de Arnim :
do en manera y receta. El surrealismo es
uno de los frutos de nuestra época y no "Discierno con pena lo que veo con los
Rector: ojos de la realidad, de lo que veo con
es invulnerable al tiempo; asimismo, la
época está bañada por la luz surrealista Doctor N abar Carrillo. los de la imaginación." Evidentemente se
y su vegetación de llamas y piedras pre- trata de los mismos ojos, sólo que sirvien-
ciosas ha cubierto todo su cuerpo. Y no Secretario General: do a poderes distintos. Y así se inicia tina
es fácil que esas lujosas cicatrices des- Doctor Efrén C. del Pozo. vasta transformación de la realidad. Hiio
aparezcan sin que desaparezca la época del deseo. nace el objeto surrealista: la
misma. Esas cicatrices forman tina cons- asamblea de montes es otra vez cena de gi-
telación de obras a las que no es posible REVISTA UNIVERSIDAD DE. MEXICO gantes; las manchas de la pared cobran
renunciar sin renunciar a nosotros mis-
mos. Pero el surrealismo no puede iden- Director: vida, se echan a volar y son un ejército de
tificarse con estas o aquellas creaciones, aves que con sus picos terribles desgarran
Jaime Garcia Terrés.
por más ricas o impresionantes que nos el vientre de la hermosa encadenada.
parezcan. El surrealismo traspasa el sig- Las imágenes del sueño proporcionan
Coordinador:
o ni ficado de estas obras porque no es tina ciertos arquetipos para esta subversión de
escuela (aunque constituya tln grupo o Henl'ique González Casanova. la realidad. Y no sólo las del sueño; otros
secta), ni una poética (a pesar de que uno estados análogos, desde la locura has~a
de sus postulados esenciales sea de orden Director artístico: el ensueño diurno, provocan rupturas y
poético: el poder liberador de la inspira- Miguel Prieto. reacomodaciones de nuestra visión de b
ción), ni una religión o un partido polí- real. Consecuentes con este programa,
tico. El surrealismo es tina actitud del Jefe de redacción:
Breton y Eluard reproducen en el libro
espíritu humano. Acaso la más antigua y La Inmaculada Concepción el pensamien-
constante, la más poderosa y secreta. Juan Martin. to de los enfermos mentales; durante una
En Arcano 17, André Breton habla de época balí se sirve de la "paranoia crí-
una estrella que hace palidecer a las otras: Secretario de redacción: tica" ; Aragón escribe Una ola de sueíios.
el lucero de la mañana, Lucifer, ángel de Emmantlel Carballo. . En efecto, se trataba de una inundación
la rebelión. Su luz la forman tres elemen- de imágenes destinadas a quebrantar la
tos: la libertad, el amor y la poesía. Cada realidad. Otro de los procedimientos para
La Revista no se hace responsable de los
uno de ellos se refleja en los otros dos, lograr la aparición de lo insólito consis-
originales que no hayan sido solicitados.
como tres astros que cruzan sus rayos te en desplazar un objeto ordinario de su
para formar una estrella única. Así, ha- mundo habitual ("el encuentro de una
Toda corresrondencia debe dirigirse a:
blar de la libertad será hablar de la poe- máquína de coser y un paraguas en una
sía y del amor. Movimiento de rebelión "REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO" mesa de disección") ; otro más, la "con-
total, nacido del nihilismo dadaísta de la Torre de la Rectoría, 10 9 piso, centración del objeto en sí, cortado de la
primera post-guerra, el surrealismo se idea de su función o de su utilidad" (Cir-
proclama como una actividad destructora Ciudad Universitaria, Villa Obregón, D. F. lot). y ningún arma más poderosa ql;e
que quiere hacer tabla rasa con los valo- el humor: al absurdo del mundo la con-
Precio del ejemplar: $ 1.00
r.es de la ~iviliza~ión racionalista y cris- ciencia responde con otro; se establece así
tIana. A dIferenCIa del dadaísmo es tam- Suscripción anual: 10.00 una suerte de "empate" entre objeto y
b~én una empresa revolucionari~ que as- "
sujeto. Todos estos métodos -y otros mu-
pIra a transformar la realidad y así obli- chos- no eran, ni son, ejercicios gratui-
garla a ser ella misma. Pero el'sur;ealis-
PATROCINADORES
tos de carácter estético. Su propósito es
mo no parte de una teoría de la realidad' ABBOT LABORATORIES DE MÉXICO, S. A.- subversivo: abolir esta realidad que una
tampoco es una doctrina de la libertad. S~ BANCO NACIONAL DE COMERCIO EXTERIOR, civilización vacilante nos ha impuesto
trata más bien del ejercicio concreto de S. A.-CALlDRA, S. A.-COMPAÑÍA HULE- como la sola y única verdadera. Pero el
la libertad, esto es, de poner en acción la RA EUZKADI, S. A.-COMPAÑÍA MEXICANA carácter destructivo de estas operaciones
libre disposición del hombre en un cuerpo DE AVIACIÓN, S. A.-ELECTROMOTOR, S. no es ino un primer paso; su fin último
a cuerp? con lo real. Desde el principio la A.-FERROCARRILES NACIONALES DE MÉXI- es desnudar a la realidad, despojarla de
concepclOn su rreallsta no distingue entre co, S. A.-FINANCIERA NACIONAL AZUCA- sus apariencias, para que muestre al fin
el conocimient~. poético de la realidad y J.EIlA, S. A.-INGENIEROS CIVILES ASOCIA- su verdadero rostro. "El ser ama ocul-
su transformaclOn : conocer es un acto que DOS, S. A. (ICA) .-INSTlTUTO MEXICANO tarse." La poesía se propone hacerlo re-
transforma aquello que se conoce. La ac- DEL SEGUIlO SoClAL.-LOTElI.fA NACIONAL aparecer. De alguna manera, en algún mo-
ti,:id.ad poética vuelve a ser una operación PAIlA LA ASISTENCIA PúBLlCA.-NACIONAL mento privilegiado, la realidad escondida
maglca. FINANClEIlA, S. A.-hTllÓLEOS MEXlCANOI. (Pasa a /0. pág. 7)
UNIVERSIDAD DE MEXICO 7
"Pues yo tampoco.' Si por lo menos Constance se estremeció. "¿ Crees que "Miren ustedes", dijo, desesperado, el
supiéramos su sexo, le podríamos dar un la pobre criatura sufrió mucho?", excla- j.oven, "les ruego que me dejen hacer algo
nombre. Quizá la llamaremos Esmé. Sirve mó ca notra de sus inútiles preguntas. para reparar el daño."
para ambos casos. "Todo parece indicarlo -dije-o Por Dulcemente, rehusé su ofrecimiento,
La luz, aún suficiente, permitía dis- otra parte, desde luego, pudo haber llo- pero como persistiera, le dejé mi direc-
tinguir los objetos al borde del camino, J rado por puro mal humor. A veces, esto ción. .
nuestros deprimidos espíritus se animaron les sucede a los niños." . Desde luego, Constance y yo nQS re-
un poco cuando observamos a una peque- Reinaba una oscuridad completa cuando servamos el relato de los primeros episo-
ña niña gitana, semi-desnuda, que reco~ llegamos a la carretera principal. Un re- dios de esa noche. Lord Pabham jamás
gía moras en un matorral. La súbita apa- lampagueo de luces y el ruido de un mo- anunció la pérdida de su hiena. Cuando
rición de dos amazonas' seguidas de 'cméi tor nos pasaron al mismo tiempo a una uno o dos. años antes un animal estricta-
hiena motivó un agudo llanto de la niña: distancia poco reconfortante. Un segundo mente frugívoro se escapó de! parque,
En todo caso, de esa .fuente no habríamo$ más ·tarde, escuchamos un golpe seco y Lórd Pabham hubo. de compensar once
obtenido ninguna información geográfi~ un chillido punzante. El automóvil se de- casos de agresión a ovejas y, práctica-
ca de utilidad. Existía, sin embargo, l~ tuvo, y al. regresar al sitio exacto encon- mehte, . reponer las existencias en las
posibilidad de encontrar un campamentq tré a un joven hincado junto a una masa granjas avícolas de sus vecinos: 'c1n~ ~ie
gitano sobre nuestra ruta. Seguimos tro" oscura e inmóvil. na errante habría motivado algo S1l111lar
tanda -con esperanza y sin resultado-----; "¡Ha matado usted a mi Esmé!", ex- a un empréstito del gobierno. De la mis-
una milla o más. . clamé con amargura. ma manera, los gitanos no reclamaron a
"¿ Qt;é hacía allí esa niña?", preguntó, "Lo siento de veras", dijo el joven. "Yo su criatura desaparecida; me imagino que
al cabo, Constance. también tengo perros, de manera que en- en' los grandes campamentos nadie lleva
"Recogía moras. Es obvio." tiendo su malestar. Haré cualquier cosa la cuenta exacta de uno o dos niños más.
"No' me gustó la manera como llar'aba", para reparar el daño." La Baronesa se detuvó, reflexionó y
insistió Constance. "Me parece que sus "Por favor entiérrela en el acto", res- luego añadió:
chillidos siguen sonando en mi oído." ¡::ondí. "Creo que es lo rnenos que puedo -Sin embargo, la aventura tuvo su
N o reclamé a Constance sus morbosas pedirle." epílogo. El cor~eo me trajó un encanta~
fantasías. De hecho, la misma sensación "Trae la pala, William", le dijo el jo- dar broche de diamantes, con el nombre
de sentirme perseguidá por un persisten- ven a su chofer. Evidentemente, la con- "Esmé" dispuesto sobre una ramita de
te, inquietante berrido, se había ido insi- tingencia de rápidos entierros al borde de romero. Incidentalmente, también perdí
nuando sobre mis fatigados nervios. En la carretera había sido prevista. la amistad de ConstanceBroddle. Verán
aras de la buena compañía, le grité a Excavar una tumba de cierta dimen- ustedes.: cuando vendí la joya, con toda
Esmé que se había retrasado bastante. sión tomó algún tiempo. "¡ Qué esplén- corrección me negué a entregarle a Cons-
Con. unos cuantos elásticos saltitos, la elida bestia !", elijo el joven cuando el ca- tance ni una fracción del dinero recibido.
hiena llegó hasta nosotros y se disparó dáver era arrojado a la tumba: "Temo Le señalé que cuanto atañía a Esmé era
hacia adelante, pasándonos. que se trataba ele un animal muy valioso." asunto de mi propia invención,' así como
El acompañamiento de chillidos se ex- "Obtuvo el segundo premio en el con- todo lo relacionado con la hiena incumb.ía
plicó enseguida. Firme, y supongo que curso ele cachorros en Birminghan el año a Lord Pabham -si en realidad se trató
dolorosamente, la niña gitana viajaba en pasado", respondí con resolución. de una hiena, de lo cual, desde luego, no
el hocico de Esmé. . Constance bufó ruidosamente. poseo prueba alguna. . .
"¡ Santos cielos !", gritó Constance. "No llores, querida", dije con la voz
"¿ Qué diantres haremos? ¿ Qué vamos a quebrada, "fue tan rápido. N o pudo ha- (De "The Cronicles of Clovis", 1911.)
hacer ?" ber sufrido mucho." Traducción de Carlos Fuentes.
; ':,
Tengo la plena certeza de que, en el
Juicio Final, Constance hará más pre-
guntas que cualquiera de los serafines.
"¿ No podemos hacer algo ?", persistió
lagrimeando, mientras Esmé se paseaba
a medio galope al frente de nuestros can-
sados corceles.
EL SU RREALISJ\iO
Personalmente, yo hacía cuanto se me la subjetividad, ¿ qué ocurre con el suje~
ocurría en ese momento. Insulté y rega- fa? Aquí la subversión adquiere una to"
ñé y halagué en inglés y en francés y en nalidad más peligrosa y radical. Si el ob-
el lenguaje de los guardabosques; azoté jeto se subjetiviza, el yo se disgrega.
absurda e ineficazmente el aire con mi ¡'Desde Arnim", dice Breton, "toda h
látigo de caza; arrojé mi porta-sandwiches his~oria de la poesía moderna es la de las
sobre el bruto; en verdad, no sé podría libertades que los poetas se han tomado
haber hecho más. Y sin embargo, segui- con la idea del Yo soy". Y así es : al mar-
mos avanzando en e! crepúsculo, cada gen de un retrato de N erval aparece, de
vez más denso, con la oscura, tosca for- Dibujo infantil su puño y letra, una frase que años más
ma arrastrándose pesadamente frente a tarde, apenas modificada, servirá también
nosotros, y un zumbido de lúgubre músi- (Viene de la pág. 2) de identi ficación para Rimbaud. N erval
ca flotando hacia nuestros oídos. De re- se levanta de su tumba de lugares comu- escribió: "Yo soy el otro"; y .Rimbaud:
pente, Esmé brincó a un lado y se intro- r:es y coincide con e! hombre. En ese mo- "Yo es .otro". Y no se hable de coinciden-
dujo en un espeso matorral a donde no mento paradisíaco, por primera y única cias: se trata de una afirmación que vie-
podíamos acompañarla; el gemido se con- vez, un instante o para siempre, somos ne de muy lejos y que, desde Blake y los
virtió en aullido, y enseguida cesó del de verdad. Ella y nosotros. románticos alemanes, todos los poetas han
todo. Arrasado por el humor, recreado por
Siempre cuento muy por encima esta repetido incansablemente. La idea del do-
la imaginación, el mundo no se presenta ble -que ha perseguido a Kafka y a Ril-
parte, porque en realidad fue bastante ya como un "horizonte de utensilios" sino
horrible. Cuando la bestia se reunió con ke~ se abre paso en la conciencia de un
como un campo magnético. Todo está vi-
nosotros, le notamos un aire de paciente va: todo habla o hace signd.s; los objetos poeta tan aparentemente insensible al otro
comprensión, como si supiera que había y las palabras se unen o' sep<iran confor- mundo como Guillermo ApollirÍaire:
cometido un acto para nosotros censura- me a ciertas llamadas misteriosas; la ye- Un jour je ,m'attendais moi-meme
ble, pero que a ella le parecía muy justi- dra que asalta el muro es la cabellera ver- J e me disais Guillallm il est temps que.
ficado. de y dorada de Me!usina. Espacio y tiem- , [tu viennes
"¿ Cómo permites que esa bestia voraz Pour que je sache enfin celui-la que
po 'vuelven a ser lo que fueron para los . [je suis ...
trote a nuestro lado?", preguntó Cons-
primitivos: una realidad vivientt}" dotada El casi enternecido asombro con que
tance.
"En primer lugar -contesté- no de poderes nefastos o benéficos.; algo, en Apollinaire se espera a sí mismo,' se trans~
puedo evitarlo. En segundo, dudo mucho suma, concreto y cualitatiyo, no una sim- fpl:ma en el rabioso horror de Antonino
que en este momento, sean cuales fueran ple extensión mensurable. Mientras el Alftaud: "transpirando la argucia, de sí
sus defectos, la hiena sienta voracidad mundo se torna maleable al deseo, escapa mi'slnO a ·sí mismo'~.>En un libro ;de Ben-
alguna." de las nociones utilitarias y' se entrega'a jamín Peret, ] e sublime, la corriente ·tem-
UNIVERSIDAD DE MEXICO
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ria, ¿ no es el amor, de manera soberana, cernir los dos errores fundamentales que El abrazo poético como el abrazo carnal
la ardiente encarnación del azar objetivo? originan este modo de yer : uno, es social; Mientras duran
Prohiben caer en la miseria del mundo.
Las preguntas que hacían Breton y Elu- otro, moral. El error social, que no podrá
ard en la revista Minotauro: "¿ Cuál ha remediarsc sin la destrucción de las basf~s Poesía y amor son acto semejantes. La
sido el encuentro capital de su vida?; económicas de la ociedad actual, procede expcriencia poética y la amorosa nos
¿ hasta qué pmto ese encuentro le ha de que la elección inicial hoy no está real- abren las puertas de un instante eléctrico.
dado la impre -ión de lo necesario o lo mente permitida y, en la medida en que Allí el tiempo no es ueesión: ayer, hoy
fortuito ?", la podemos repetir todos. Y excepcionalmente tiende a imponerse, se y mañana de.ian de tener ignificado: ólo
e toy seguro de que la mayoría respon- produce en una atmósfera de no elección, hay un siempre que es también un aquí y
dería que ese encuentro capital, deeisiv(" hostil a su triunfo ... El error moral na- un ahora. Caen los muros de la prisión
de tinado a marcarnos para siemp¡-e con ce dc la incapacidad en que se halla la mental; espacio y tiempo se abrazan, e
su garra dorada, se llama: amor, persona mayoría de los hombres para librarse de cntretejen y despliegan a nuestros pies
amada. Y ninguno de nosotros podría toda preocupación ajena al amor, de todo una alfombra, viviente, una vegetación
afirmar con entera certeza si ese encuen- temor como de toda duda ... La experien- que nos cubre con sus mil manos de hier-
tro fue fortuito o necesario. Los más di- cia del artista, como la del sabio, es aquí ba, que nos desnuda con sus mil ojos de
ríamos que, si fue fortuito, tenía toda la de gran ayuda: ambas revelan que todo agua. El poema, como el amor, es un acto
fuerza inexorable de la necesidad; y, si lo que se edifica y perdura ha exigido, de en el que nacer y morir, esos dos extre-
fue necesario, poseía la deliciosa indeter- antemano, para ser, un total abandono. El mos contradictorios que nos desgarran y
minación de lo fortuito. El azar objetivo amor debe perder ese gusto amargo que hacen de tal modo precaria la condición
es una forma paradójica de la necesidad, no tiene, por ejemplo, el ejercicio de la humana, pactan y se funden. Amar es
la forma por excelencia del amor: conjun- poesía. Tal empresa no podrá llevarse a morir, han dicho nuestros místicos; pero
ción de la cable soberanía de libertad v cabo plenamente mientras no se haya abo- también' y, por eso mismo, es nacer. El