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Los nuevos

reaccionarios

Los nuevos
reaccionarios
Rodrigo Agulló
¿Primeros signos de descomposición de la hegemonía del «pensamiento único» de la «izquierda divina»
instalada en el aparato mediático-cultural? ¿O tempestad en un vaso de agua? La polémica sobre los
«nuevos reaccionarios» que se abrió hace unos pocos años en Francia deja al menos entrever una evolución
en el panorama intelectual europeo en el que el cuestionamiento de las verdades oficiales de los evangelios
del progresismo apoltronado está dejando de ser patrimonio de extremistas marginales, ultraconservadores
nostálgicos y otros «malos oficiales» del sistema.

E
N el año 2002 aparecía en
Francia el libro Llamada al
orden. Encuesta sobre los nue-
vos reaccionarios 1 firmado por
Daniel Lindenberg, profesor de ciencias
políticas en París y miembro del Consejo
de redacción de la revista Esprit. El «libro»
(94 páginas de afirmaciones mal razona-
das y extrapolaciones chapuceras, en tono
de denuncia) mete en el índice a toda
una retahíla de autores franceses acusa-
dos de transgredir impunemente los códi-
gos de la «decencia» progresista, y poner
en cuestión los dogmas sagrados del mejor
de los mundos posibles en el que vivi-
mos. ¿Y cuales son esos «tabúes» tan impú-
dicamente puestos en cuestión? Daniel
Lindenberg ofrece una lista: la cultura de
masas, la libertad de costumbres, los inte-
lectuales, Mayo del 68, los Derechos del
Hombre, el mestizaje, el islam y la idea
de igualdad.
El mismo título y tono del libro reve-
la esa vocación de «policía del pensamien-
to» y ese afán depurador característicos
de la nueva izquierda «moral» y «buenis- «Para el escritor y ensayista
ta» que, instalada en el confort de la ide- Philippe Muray, el imperativo
ología oficial, ha hecho dejación de la de “ser absolutamente moderno”
es la consigna de los nuevos
esclavos.»
1. Daniel Lindenberg, le Rappel à l’ordre.
Enquête sur les noveaux réactionnaires. Seuil,
París, 2002.

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Los nuevos
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función crítica propia de toda actividad


intelectual que se precie de serlo, y ade-
más se permite trazar las líneas de lo per-
misible y lo no permisible. Ello pone de
manifiesto la auténtica función social de
esa intelligentsia progresista: la legitima-
ción ideológica del orden de cosas impe-
rante, el aplastamiento de cualquier atis-
bo de pensamiento crítico y disidente, y
el embalsamamiento de nuestras socie-
dades en las delicias de la sociedad del
espectáculo, feliz y post-histórica en la
que vivimos.
¿Y quienes son los denunciados? Se
trata de una miscelánea de intelectuales,
historiadores de las ideas, filósofos y escri-
tores que, lejos de constituir un grupo

El novelista Michel Houellebecq


(aquí en compañía de Fernando Arrabal)
«explora el universo de este hombre
contemporáneo que es el primer espécimen
de una mutación antropológica inédita
en la historia: la del hombre encerrado
en su pura contingencia material, sin ninguna
dimensión de trascendencia, religiosa o profana».

Jean-Marie Le Pen… o el diablo personificado,


según ha decretado el Sistema.

Otros «nuevos reaccionarios».


Abajo, a la izquierda: el politólogo
Pierre-André Taguieff.
En la segunda columna, arriba (a la derecha),
Samuel Trigano;
abajo (a la izquierda), el filósofo Alain Badiou.

organizado o un movimiento conscien-


te de serlo, se caracterizan por sus dife-
rencias de formación y de enfoque, por
sus distancias generacionales y por lo hete-
róclito de la producción de algunos de
ellos. Muchos proceden de la izquierda
o incluso de la extrema izquierda, y su
obra está lejos de poner en cuestión el
fundamento básico de la forma política
y sistema de convivencia de las socieda-
des occidentales, esto es, la democracia.
Dicho esto, conviene poner de relie-
ve que entre ellos se encuentran algunas
de las mejores cabezas en el panorama
intelectual francés. No se trata precisa-
mente de «marginales» publicados en edi-
toriales de catacumba, sino de intelec-
tuales, académicos y escritores interna-

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cionalmente reconocidos. Entre estos pueblos y culturas en el seno del merca- tia negra» de los biempensantes. Había
«nuevos reaccionarios» se encuentran figu- do global y del «mundo feliz». que señalar culpables —y ahí se sacó a
ras como los filósofos Alain Finkielkraut, La llegada del Frente Nacional a la escena a los «nuevos reaccionarios». La
Marcel Gauchet y Alain Badiou, los poli- fase final de las elecciones presidenciales acusación principal dirigida contra ellos
tólogos Pierre Manent y Pierre-André francesas en 2002 dio en el país vecino era la de haber favorecido, con sus ata-
Taguieff, el historiador y sovietólogo Alain la primera señal de alarma seria de que ques a los fundamentos sagrados de nues-
Besançon, el escritor y tras democracias avanza-
ensayista Philippe Muray, das, los avances —¡oh, cie-
el sociólogo Samuel los!— de la bestia inmun-
Trigano, los novelistas da del populismo de extre-
Michel Houellebecq y ma derecha, de la exclu-
Maurice Dantec, los perio- sión y de la xenofobia.
distas Élisabeth Lévy y Lo cierto es que gran
Philippe Cohen, el lingüis- parte de la reflexión de
ta Jean-Claude Milner, el muchos de esos «nuevos
escritor Régis Debray y reaccionarios» se dirige a
muchos otros. La lista es explorar las líneas de frac-
larga. ¡Se incluye hasta un tura entre la realidad ofi-
extraño rastreo de los «atis- cial y la realidad «real»,
bos reaccionarios» en una líneas de fractura que expli-
«vaca sagrada» del 68 como can sobresaltos como el de
Guy Debord! Buen traba- las elecciones presidencia-
jo para 94 páginas. Cuando les francesas de 2002. Y
de lo que trata es de denun- ello no con el objetivo de
ciar, sobran los análisis. promover un
Más allá del contexto
en el que se inscribe el pan-
fleto de Lindenberg —esa
tradición tan francesa de
denuncias estilo «J’accuse»,
de búsqueda de publici-
dad mediática y de ajustes
de cuentas entre vedettes
intelectuales— el libro, y
mucho más que el libro,
la polémica posterior gene-
rada en torno al mismo,
ponen de relieve que «algo
se mueve» en el remanso autocompla-
El escritor Regis Debray en 1975, pocos años
ciente de lo «políticamente correcto». después de haber participado en acciones
Algo que revela una tendencia que, de terroristas con la guerrilla del Che en Bolivia.
consolidarse, podría significar el princi-
pio del fin de la hegemonía incontesta- A la derecha: Regis Debray en la actualidad,
el «nuevo reaccionario» para quien
da de esa «ideología orgánica» (valga el
«no hay sociedad sin una idea de lo trascendente
término gramsciano) que se sirve como o sacro que la cohesione».
pitanza espiritual para nuestras socieda-
des. El principio del fin del discurso de
esa nueva izquierda que ya hace tiempo «algo falla» en el seno de la ciudad alegre
evacuó todos sus valores revolucionarios y confiada. Algunos empezaron a pre- modelo antidemo-
originarios, para inflarse de sentido moral guntarse qué. Quizá fuese que en todas crático —todos estos autores están muy
y de humanitarismo soft. Esa izquierda esas fiestas… se estaba quedando fuera alejados de lo que comúnmente se con-
que, tras acelerar la desvalorización de el pueblo. Pero la contestación a estos sidera «extrema derecha»—, sino en el
todos los valores, se ha sumado al nuevo aguafiestas no podía ser, evidentemente, ejercicio de algo que se supone constitu-
dogma relativista, dogma que viene a acusar al pueblo de «reaccionario» —al ye un elemento esencial del auténtico
favorecer la inercia de nuestras socieda- menos todavía no—, sino más bien orden democrático: el pensamiento crí-
des frente al proceso de hibridación de denunciar al «populismo», la nueva «bes- tico.

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la democracia como participación en el tican las oligarquías reinantes adeptas al


Por un retorno
proceso de toma de decisiones, confor- liberalismo economicista.
de la política
me a las reglas dictadas por la mayoría. Durante las últimas décadas se ha
La sorpresa electoral en Francia, los resul- Los «nuevos reaccionarios» reaccionan, venido acentuando en Europa el declive
tados negativos de los referendos sobre entre otras cosas, contra ese ejercicio maso- de lo político. El poder político se para-
la Constitución europea y la prolifera- quista de denigración sistemática del pasa- liza ante la toma de decisiones que pue-
ción de partidos populis- dan implicar desgastes elec-
tas son señales significati- torales o costes sociales. La
vas de una tendencia de economía y la gestión téc-
los ciudadanos europeos a nica desplazan a la políti-
no seguir acatando con dis- ca, en un enfoque aséptico
ciplinada docilidad las que recuerda más a la direc-
decisiones que otros toman ción de una empresa o
por ellos. El aparato mediá- sociedad anónima que a la
tico-cultural europeo, en de una nación. Los Estados
la línea de las élites trans- nacionales europeos ceden
nacionales favorecidas por sus poderes frente a las gran-
la globalización, suminis- des fuerzas económicas de
tra un discurso legitima- la globalización, así como
dor al servicio de ese pro- frente a los regionalismos
yecto de mercado global y otros intereses particula-
de consumidores que hace res. El Estado pierde pro-
tabla rasa de culturas, iden- gresivamente su carácter de
tidades o valores, y que ins- portador de un sentido
tala definitivamente a comunitario que supere a
Europa en la post-histo- la mera agregación de indi-
ria. El mérito de estos «nue- viduos. El Estado ya no
vos reaccionarios» consis- tiene nada que proponer,
te en «reaccionar» contra ni que ofrecer, aparte de ser-
las convenciones de ese vicios sociales y del nivel de
«pensamiento débil», bienestar suficiente para
nómada y desarraigado, ya «comprar» las próximas
sea en su vertiente «pro- elecciones. Por otra parte,
gresista» o en su vertiente el proceso de construcción
«neoliberal», para pasar a política europea se estanca
cuestionar los fundamen- o se diluye, y se perpetúa
tos de nuestras sociedades así el estatus de la Unión
y analizar las preocupacio- Europea como gigante eco-
nes reales de los ciudadanos. nómico y enano político.
Guy Debord en un aula universitaria italiana.
Y entre esas preocupaciones, que se Incluso una «vaca sagrada» de Mayo 68 como La política implica en primer térmi-
encuentran en las raíces del alejamiento el fundador de la Internacional Situacionista no la voluntad de tomar las decisiones
entre gobernantes y gobernados, se y detractor de «la sociedad del espectáculo» necesarias para el bien común, aun las
encuentra lo que en Francia se ha veni- es considerado un «nuevo reaccionario». más difíciles o dolorosas. Implica una
do en llamar la creciente sensación de asunción realista del carácter conflictivo
una «triple expropiación» de las liberta- do y la cultura europeas, contra la degra- de las sociedades humanas. Implica sobre
des ciudadanas, ocasionada por tres fenó- dación de la escuela y la educación, con- todo un sentido trascendente de servicio
menos: la inmigración, la tecnocracia bru- tra la disolución de las identidades y con- a la comunidad, entendida como algo
selense y la globalización neoliberal. tra la alienación de la cultura de masas. más que una mera suma de los indivi-
Los «nuevos reaccionarios» reaccio- Y en primer término, varios de estos duos que la componen. Ésta es una inter-
nan contra esa idea, propagada por la autores reivindican un retorno fuerte de pretación fuerte del hecho político, defen-
nueva izquierda post-marxista, que entien- la política frente a la dominación de la dida por algunos de los pensadores denun-
de la democracia como la dictadura de lógica económica y frente a la tecnocra- ciados, en un ejercicio calificado —no
algunas minorías (inmigrantes, homose- cia. Apuestan por la democracia —enten- podía ser menos— como eminentemen-
xuales, antiglobalizadores…) que, con el dida como participación organizada del te reaccionario.
apoyo mediático, imponen su voluntad pueblo en las decisiones comunes— fren- De entre los pensadores denunciados
a la mayoría. Por el contrario, redefinen te a ese despotismo ilustrado soft que prac- por Lindenberg, quizás el que cuenta con

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El escritor Maurice Dantec (exiliado en el Canadá por su denuncia


de «la islamización de Francia») anuncia su exilio en un club nocturno de París.

la más veterana trayectoria neo-reaccio- te todo sentido de lo sacro. Este sentido, cípulo de Raymond Aron, y uno de los
naria es el antiguo comunista y conseje- como se ha demostrado históricamente, principales filósofos políticos europeos
ro de Estado de la era Miterrand, Régis puede referirse también a elementos no en activo— es un liberal en sentido clá-
Debray. Ya en fecha tan temprana como confesionales, tales como el culto a los sico. Pero es el suyo un liberalismo más
1978 Debray arremetía contra la «leyen- héroes, a los orígenes míticos de la comu- político que económico, tan cercano a
da dorada» de Mayo de 1968, al señalar nidad, a una cierta idea de la nación o de Tocqueville como alejado de los «neoli-
que este acontecimiento fue en realidad la misión de la misma. 2 berales» al uso. Manent desarrolla el aná-
«la cuna de la nueva sociedad burguesa», En el terreno del pensamiento polí- lisis político de Tocqueville, que parte de
mercantil, individualista y despolitizada. tico, el autor más destacado del grupo es la defensa del principio democrático para
Debray se interesa especialmente por el sin duda Pierre Manent. Manent —dis- advertir a continuación de los peligros
estudio de las creencias colectivas en el que conlleva la aplicación absoluta de ese
ámbito de los grupos humanos. Para principio: erosión de los valores que cohe-
Debray no hay sociedad sin una idea de 2. Régis Débray, Modeste contribution aux sionan el cuerpo social, y exacerbación
discours et ceremonies officielles du dixième
lo trascendente que la cohesione. anniversaire, Maspero, París, 1978. Una
igualitaria. Para Pierre Manent, la demo-
Trascendencia que no tiene por qué impli- vibrante reivindicación del patriotismo repu- cracia es viable en la medida en que el
car necesariamente confesionalidad reli- blicano francés se encuentra en À demain De principio de igualdad formal se conjuga
giosa: el ateísmo no excluye forzosamen- Gaulle, Gallimard, París, 1992. con el mantenimiento de determinados

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de toma de decisiones. Invoca la perma-


nencia del Estado y de la nación como
agentes esenciales de la realidad política.
Se rebela contra la pérdida del sentido
trascendente de la función del Estado y
contra la «desacralización» de la nación.
Sus denuncias contra la futilidad de inten-
tar unificar Europa en torno a valores
universales abstractos, contra la entrada
de Turquía en la Unión Europea y sobre
la incompatibilidad esencial del islam con
la identidad europea han levantado ampo-
llas en la intelligentsia biempensante.
Una parte de la obra del muy emi-
nente neorreaccionario Marcel Gauchet
—Director de Estudios en la École des
hautes études en sciences sociales y redac-
tor jefe de la revista le Débat— se inscri-
be dentro de esa preocupación. Para
Gauchet no son los intercambios econó-
micos los que aseguran la cohesión social,
sino la política. Sin embargo —subraya
Gauchet—, «la hegemonía de la com-
prensión económica del movimiento de
las sociedades está anclada de tal forma
en el espíritu de los dirigentes que toda
reflexión política cae en un abandono
cada vez más pronunciado». 4
Este autor denuncia el cosmopolitis-
mo de la clase dirigente francesa, que
asume «un discurso neoliberal, transna-
cional, post-nacional, que […] no casa
con la herencia y el genio histórico de
Francia». Para Gauchet, esa clase dirigen-
te, cegada por sus intereses a corto plazo,
hace dejación del servicio a los intereses
de la nación y de los ciudadanos. Gauchet
denuncia el proceso de disolución del
pueblo francés —asumida como inevi-
valores que se sitúan por encima del dic- table por las clases dirigentes— en nom-
tado de las leyes. El principio democrá- bre del universalismo «buenista», en la
tico debe, entonces, establecer compro- corriente de la globalización.
Es el retrato de una misos con «las necesidades de la vida Ése es un punto esencial que explica el
sociedad que social, con los contenidos morales here- abismo de incomprensión que se abre entre
en su fuero interno dados de las épocas predemocráticas». 3 las «élites, desconectadas de la realidad, y
Manent denuncia la meliflua visión
se auto-odia, reniega irénica que renuncia a asumir la realidad
de su pasado, del conflicto. Reivindica la política en lo
que conlleva de capacidad de mando y
se suicida 4. Marcel Gauchet, «Les élites perdent la tête».
Entrevista en La revue pour l´intelligence du
demográficamente monde, n.º 6, enero/febrero de 2007 (traduc-
3. P. Manent, «Tocqueville et la nature de la ción del autor). Una interesante síntesis de
y terminará gritando démocratie»: «Para amar bien la democracia, algunos aspectos del pensamiento de Marcel
«¡Osama, mátanos!» es preciso amarla moderadamente». Citado Gauchet se encuentra en el artículo de Jacques
en Pierre Manent et la question de l’homme. Gevaudan «Marcel Gauchet, le fossoyeur des
Daniel Tanguay. Universidad de Ottawa. illusions», 29 de noviembre 2003: http://
Politique et Societés, vol 22, n.º 3, 2003. www.polemia.com.

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las expectativas de los pueblos, desorien- los Derechos del Hombre como valor Solo una crisis grave marcará la hora
tados y en busca de sentido». Porque, para supremo. del despertar. No se puede ignorar impu-
Gauchet, «es un gran error creer que los «La capacidad de anticipación de nues- nemente la política, tal parece ser la lec-
pueblos están dispuestos, a ese precio, a tras sociedades es muy débil, y la de nues- ción de Gauchet. Reivindicación de la
rechazar su historia y su cultura». tros dirigentes es nula.» Deserción de la voluntad política, y búsqueda de un sen-
En su obra La democracia contra sí política y de la voluntad frente a proce- tido colectivo… Indudablemente, nos
misma, Gauchet analiza el papel central sos considerados inevitables: la globali- encontramos más cerca de Carl Schmitt
de la ideología de los derechos del hom- zación es inevitable…, la inmigración es y de Heidegger que de Mayo del 68.
bre en la consagración del «individuo inevitable… ¿Cuáles serán los resultados
rey», irresponsable y titular de todos los finales, para Europa, de tanta inercia? 5
La crítica de la modernidad
derechos, desarraigado y sin puntos de
referencia colectivos. Los derechos huma- Parecida crítica a la ideología de los dere-
nos —advierte Gauchet— no son en sí chos del hombre —que él denomina «la
mismos una política. Identificar la esen- 5. Marcel Gauchet, «Les élites perdent la tête». religión de la humanidad»— se encuen-
cia de la democracia con el mero respe- En esta entrevista —que no tiene desperdi- tra en la obra de otro neorreaccionario
to de los derechos humanos es un error: cio— señala Gauchet: las élites «vuelven su ilustre, Alain Finkielkraut. Este pensa-
agresividad contra este pueblo que no quie-
ese enfoque no proporciona por sí solo re ser como los otros —mientras que ellos, dor judío-francés se sitúa por méritos pro-
los medios para cumplir con la vocación nuestros brillantes sujetos, se han sabido hacer pios a la cabeza del palmarés neorreac-
esencial de toda construcción política, cooptar por la nueva internacional de los cionario, por cuanto su obra tiene como
que es asegurar la cohesión del cuerpo biempensantes y de los bien provistos. […] hilo conductor la crítica sistemática de
social. Para asegurar esa cohesión es nece- Ello nos permite designar la urgencia, mas la modernidad. El análisis de la crisis de
allá de la derecha y de la izquierda, de una
sario proponer metas comunes que hagan reforma del discurso y del proyecto públicos.
la educación, que desarrolla a partir de
de contrapeso frente al individualismo, Pero para actualizar el modelo nacional, sería su obra La derrota del pensamiento, se ins-
frente a un individualismo alimentado preciso comenzar por reconocer que la glo- cribe entre las preocupaciones centrales
por la consagración de la «religión» de balización no es el fin del Estado-nación». de Finkielkraut. Para éste, la educación
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Manifestación dolorida en París


con ocasión del entierro
del cura de los pobres, el abate
Pierre. O cuando la caridad
está de moda.

A la derecha, Alain Finkielkraut,


uno de los más ilustres
«neorreaccionarios», hablando
en Jerusalen.

se entiende como transmisión de una las teorías de la «nueva pedagogía», la dis- diciones y la cultura, el dominio de la
herencia, como nexo de continuidad entre criminación positiva, el igualitarismo y Técnica sobre el hombre, y los riesgos que
las generaciones, como proyección desde el culto a la novedad «per se» en la escue- ello entraña para la supervivencia del
el pasado hacia el futuro. Esta dimensión la. La educación se ha convertido en un mundo. Con Leo Strauss coincide en la
es esencial, y sin embargo queda en nues- gran campo de experimentación de las reivindicación de los pensadores antiguos.
tros días relegada por el enfoque pragmá- teorías del progresismo a la moda, que En la línea de Nietzsche, aborda la críti-
tico que concibe la educación como mera han convertido a buena parte de los sis- ca de la fase final en la evolución de la
preparación para un mundo hipertecni- temas educativos en una grotesca «máqui- modernidad: el advenimiento del nihilis-
ficado. Retomando los análisis de na de descerebrar». 7 mo.
Heidegger sobre la Técnica, Finkielkraut En la estela de Heidegger, de Hanna La crítica de la modernidad y la disec-
alerta sobre el riesgo de desaparición de Arendt, de Leo Strauss y de Nietzsche, ción de su elemento central, la idea de
la cultura general, para ser sustituida por Finkielkraut estudia la génesis y el des- Progreso, está en el centro de la obra del
una razón instrumental al servicio de las arrollo de la modernidad, y sus conse- filósofo y politólogo P.-A Taguieff. El
necesidades de la Técnica. 6 cuencias para el espíritu y para la tierra. diagnóstico de Taguieff sobre nuestra
La defensa del estudio y del esfuerzo, De Heidegger y Hanna Arendt retoma la época es que sufre de una crisis colecti-
el vínculo con la tradición, la reivindica- reflexión sobre el desenvolvimiento de la va de depresión o de melancolía. Sumidos
ción de una cierta idea de sabiduría, todo razón instrumental, la erosión de las tra- en el relativismo y la indiferencia, los
ello entra en confrontación directa con hombres pierden la voluntad de actuar y
de ejercer sus responsabilidades. Esta fati-
7. La revista francesa Éléments en su núme- ga de vivir es la desastrosa consecuencia
ro 104 (marzo 2002) incluye un interesante psicológica del hundimiento de la idea
6. Alain Finkielkraut, La derrota del pensa- dossier sobre la crisis del sistema educativo:
«la Machine à décerveler? L´École est-elle à
de progreso heredada de la Ilustración.
miento, Anagrama, Barcelona, 1987. Para una
disección del sentido de la modernidad: Nous vendre?». Igualmente la revista El Manifiesto, Al hundirse los dos pilares —el culto al
autres, modernes, Ellipses/École Polytechnique en su número 5 (junio 2006), «Juventud: el Futuro y la fe en el Progreso— sobre los
2005. hundimiento». que reposa la religión civil de la moder-

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nidad, sólo queda la duda y la angustia, del resentimiento, y que constituyen un


Deconstruyendo
de la que el hombre de nuestros días trata «opio psíquico» y como tal esencialmen-
el «mundo feliz»
de escapar instalándose en un presente te incapacitadas para transformar el
continuo, en un presentismo sin finali- mundo. Entre esas utopías, incluye al El pensamiento de estos autores parte de
dad ni sentido. El hombre posmoderno «inmigracionismo» como «la última uto- un enfoque claramente antiutópico. Pocos
trata de llenar su vacío interior aturdién- pía de los biempensantes». 9 lugares comunes más caros al pensamien-
dose en la pléyade de sensaciones que le Sobre las ruinas de la utopía progre- to progresista que la arrebolada invoca-
ofrecen las sociedades del capitalismo glo- sista, Taguieff apela a edificar un «conser- ción —con suspiros y ojos en blanco—
balizado. Pero se trata de un vano inten- vadurismo alternativo» que no violente a la utopía, como sueño irrealizable pero
to de escapar del aburrimiento. Este agi- ni el pasado de la humanidad ni su natu- deseable, cuya sola mención ya otorga un
tarse sin sentido, esta idolatría por las raleza, y que responda a exigencias mora- marchamo de superioridad moral. Pero
«novedades» cada vez más «nuevas», esa les y espirituales. Semejante llamada a sus- los «nuevos reaccionarios» no están por
puerilización generalizada constituyen la traerse a ese nihilismo relativista de las las cursiladas, como veremos.
caricatura posmoderna de la idea moder- élites, semejante incitación a asumir el Phillipe Muray, novelista y autor de
na de progreso. Taguieff lo denomina patrimonio del pasado para reinstaurar una inclasificable obra crítica de estilo

El mundo de Houellebecq es siniestro. Y lo es, sobre todo,


porque no alberga ninguna esperanza. Disturbios en París.

«bougisme» (podría traducirse algo así un sentido y dotarse de un proyecto


como «movimentismo») y llama a la resis- común, no podía sino sonar a oídos «pro-
tencia contra ello. 8 gresistas» como algo eminentemente reac- Es en Houellebecq
A la par, Taguieff denuncia las «uto- cionario o, lisa y llanamente, fascista. donde verdaderamente
pías azucaradas» de la nueva izquierda y
de los movimientos antiglobalización,
«tocamos fondo»
nacidas —según él— de la decepción y 9. Pierre-André Taguieff. «L´inmigrationnis- en la expresión
me, dernière utopie des bien-pensants». de la sordidez
Publicado en le Figaro, 9 de mayo de 2006.
8. Pierre-André Taguieff. Résister au bougis- En este texto Taguieff denuncia «la instru- de la falta
me. Démocratie forte contre mondialisation mentalización de la compasión por los pobres
techno-marchande, Mille et une nuits, París, y de la indignación frente a la miseria huma-
de perspectivas
2001. Le Sens du progrès. Une approche his- na». Este «gran chantaje de los biempensan- del hombre occidental
torique et philosophique, Champs-Flammarion, tes» […] «desarma a las naciones democráti-
París, 2004, págs 328 y ss. cas frente a las nuevas amenazas».

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sardónico y panfletario, combate el en la obra del novelista Michel


mundo moderno en todos sus aspectos. Malos tiempos, Houellebecq donde encuentra su defini-
Para Muray, el imperativo de «ser abso- tiva plasmación literaria. Es en
lutamente moderno» es la consigna de en la patria Houellebecq donde verdaderamente
los nuevos esclavos. Muray acuña la expre- de la Ilustración, para «tocamos fondo» en la expresión de la
sión «homo festivus» para designar al pro- los espíritus libres sordidez de la falta de perspectivas del
totipo de hombre de la post-historia, pro- hombre occidental. Provocador oportu-
ducto del igualitarismo de la cultura de nista para algunos, gran escritor para
masas y de la sociedad del espectáculo, rías hasta la «tolerancia» como supremo otros, Houellebecq es sin duda el gran
que vive en un eterno presente de felici- valor. El culto a la imagen, el turismo, fenómeno literario europeo de los últi-
dad festiva y de sonrisa tonta, privado de los «rebeldes» de diseño, la solidaridad mos años. En sus novelas Las partículas
sentido y vacío de proyectos. Auténtica de pacotilla, la obsesión del cambio por elementales, Ampliación del campo de bata-
epítome del nihilismo, se trata en reali- el cambio, el feminismo, la caza de «fobias» lla, Plataforma y La posibilidad de una
dad del «último hombre» que anuncia- (homofobia, xenofobia…), el multicul- isla, Houellebecq explora el universo de
ba Nietzsche, y que se manifiesta en la turalismo, la apología del mestizaje, el este hombre contemporáneo que es, sin

Alain de Benoist:
no pocos enfoques de los
«nuevos reaccionarios»
convergen con los análisis
desarrollados por
la «nueva derecha»
francesa a lo largo
de tres décadas.

forma de un turista bronceado y en ber- pacifismo, el «arte» contemporáneo, el saberlo, el primer espécimen de una muta-
mudas. Para Muray, vivimos en el «impe- «buen rollito»… Todo un catálogo de ción antropológica inédita en la historia,
rio del bien», donde lo virtual ha susti- mojigaterías contemporáneas que pasa esto es, la del hombre encerrado en su
tuido a lo real, y lo políticamente correc- por la criba de un autor que no duda en pura contingencia material, sin ninguna
to ha aplastado la libertad crítica. El «mal» gritar que el rey está desnudo. 10 dimensión de trascendencia, ya sea reli-
ha sido oficialmente proscrito, y quien Si el retrato del «último hombre» tiene giosa o profana, inerme en su inconsis-
no se someta es arrojado a las tinieblas su expresión crítica en Phillipe Muray, es tencia, desprovisto de voluntad y de sen-
exteriores por los nuevos inquisidores. La tido. La del hombre cosificado, rebasa-
obra de Muray es una corrosiva diatriba do por la ciencia y por la técnica, ante
contra los dogmas y fetiches de las socie- cuya realidad no presenta mucha mas
10. Philippe Muray, Après l´Histoire, I et II,
dades contemporáneas, desde el neo-len- relevancia que la que presentaría un insec-
les Belles Lettres, 1999 y 2000. Exorcismes
guaje políticamente correcto hasta la reli- spirituels, cuatro volúmenes, id., 1997-2005. to.
gión de los derechos humanos, desde la Festivus Festivus, Fayard, París, 2006. Philippe El mundo de Houellebecq es sinies-
omnipresencia reivindicatoria de las mino- Muray falleció en 2006. tro. Y lo es, sobre todo, porque no alber-

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Los nuevos
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ga ninguna esperanza. Desprovisto de pecho del acusado, y condena final a pur-


artificio literario y de enfoques morales, El Estado ya no tiene gar los pecados en el ostracismo, todo
con la frialdad del escalpelo de un ciru- ello en un clima de delación generaliza-
jano, nos desentraña la miseria de ese tris-
nada que proponer do. En caso contrario, el reo se arriesga
te pelele que intenta sobrellevar su vida ni ofrecer, salvo a comenzar un peregrinaje por los tribu-
con un poco más de placer. Es el retrato servicios sociales nales de justicia, donde afrontará las con-
de una sociedad que en su fuero interno secuencias de sus crímenes de pensamien-
se auto-odia, reniega de su pasado, se sui- y el bienestar to y de sus ofensas a minorías varias. Y
cida demográficamente y terminará gri- suficiente para tal vez algo peor. ¿A que tipo de conde-
tando «¡Osama, mátanos!». En realidad, na equivale, en la Europa de nuestros
toda la obra de Houellebecq puede leer-
«comprar» días, la acusación de islamófobia?
se como un largo ajuste de cuentas con las próximas Las campañas de difamación, el hos-
el proceso puesto en marcha por Mayo elecciones tigamiento sistemático y el acoso judicial
del 68: con ese proceso de desvaloriza- están a la orden del día para quien se atre-
ción de todos valores de una civilización va a abordar ciertos temas intocables, tales
para, en último término, sustituirlos por como la inmigración o la presencia del
el vacío de un mundo aséptico configu- tes»? La obra de estos autores puede tam- islam en Europa. Tal ha sido el caso de
rado como un gigantesco supermercado. bién leerse como un homenaje póstumo Maurice Dantec —escritor «de culto», a
La obra de Houellebecq puede sinteti- al viejo mundo… caballo entre la novela negra y el cyber-
zarse en una constatación escueta que punk, hoy expatriado en Québec— al
dice: «¡esto es lo que hay!». 11 Cuando el pensar referirse a la islamización de Francia. O
Y es que estos autores, de un modo es un oficio de riesgo el caso de Houellebecq, por referirse crí-
u otro, prestan su voz a una melancolía ticamente al islam en una de sus novelas
subyacente, callada o reprimida por el En el libro de Lindenberg se manifiesta y en declaraciones públicas. La lista sería
hombre contemporáneo. Lo hacen al el reflejo totalitario de cierta izquierda larga…
levantar acta de la pérdida definitiva del que no busca sino la intimidación y el Malos tiempos, en la patria de la
sentido de lo sagrado, del desencanta- eventual aplastamiento del disidente. El Ilustración, para los espíritus libres. Sin
miento del mundo; al deplorar la susti- mismo método elegido —la lista de nom- embargo, el exceso de celo y la torpeza
tución de la razón simbólica por la mera bres y de crímenes cometidos, acompa- del comisario político Lindenberg hicie-
razón instrumental; al hacer el inventa- ñada de calificativos bien sonoros— tiene ron que el libro produjera, en cierto modo,
rio de la gran aventura de la moderni- un claro sabor estalinista. El proceso es un efecto contrario al que sus promoto-
dad, y de su implosión final en la edad conocido: campaña de denigración sis- res esperaban. La lista de acusados era
del vacío; al diseccionar el nuevo hom- temática, arrepentimientos y golpes de demasiado larga, la importancia de los
bre del nihilismo y la «perfección» ano- mismos demasiado grande, la maniobra
dina de su mundo. ¿Nostalgia de la imper- demasiado burda y el «libro» demasiado
fección de las épocas anteriores, de sus malo… Excesivos fallos. Por otra parte,
verdades simples y de sus valores «fuer- Los «nuevos estos «nuevos reaccionarios» no resulta-
reaccionarios» ron ser presa fácil, y demostraron no estar
dispuestos a dejarse intimidar. En con-
reaccionan contra secuencia, en el país vecino se produjo
11. Michel Houellebecq: «El mundo como
supermercado y como burla» (http://biblio-
la democracia una cierta reacción de solidaridad con los
entendida como perseguidos en esta nueva «caza de bru-
web.sindominio.net). En este artículo
Houellebecq analiza la imposibilidad del hom- jas». Y lo que es más importante, se pro-
bre contemporáneo para hacerse portador de la dictadura dujo una novedosa toma de conciencia
una Voluntad: « La lógica del supermercado de algunas minorías sobre el «matonismo» intelectual del esta-
induce […] a la dispersión de los sentidos; el blishment progresista, así como sobre las
hombre de supermercado no puede ser orgá- (inmigrantes, crecientes cortapisas al debate público en
nicamente un hombre de voluntad única […].
De ahí viene cierta depresión del querer en
homosexuales, el seno de nuestras modélicas democra-
el hombre contemporáneo […] no es que antiglobalizadores…) cias. 12
deseen menos; al contrario, desean cada vez
más; pero sus deseos se han teñido de algo que, con el apoyo
un tanto llamativo y chillón […] son en gran mediático, imponen 12. A poco de aparecer el libro de Lindenberg,
parte un producto de decisiones externas […] varios de los denunciados (Alain Finkielkraut,
publicitarias. Nada en esos deseos que evo- su voluntad Marcel Gauchet, Pierre Manent, Philippe
que la fuerza orgánica y total, tercamente Muray, Pierre-André Taguieff, Samuel Trigano
empeñada en su cumplimiento, que sugiere a la mayoría y Paul Yonnet) firmaron en el semanario
la palabra «voluntad». L’Express, en noviembre de 2002, un
Los nuevos
reaccionarios

hace unas décadas, han


¿Nuevas
tomado nuestras socie-
convergencias
dades. Deriva que ellos
para el futuro?
analizan sin detenerse
En realidad, no cabe ante los tabúes impues-
asignar a este conjunto tos por la corrección
de autores, agrupados política. De ahí sus con-
bajo la etiqueta perio- vergencias. Y ahí reside
dística de «nuevos reac- su fuerza: en la denun-
cionarios», las caracte- cia sistemática del
rísticas de grupo o de secuestro de la realidad
corriente identificable por la ideología, de lo
como tal dentro de las real por lo virtual; en el
«familias de pensamien- estar a la escucha de los
to». Se trata de autores ciudadanos y de sus pre-
con notable disparidad ocupaciones reales.
de intereses y de enfo- Porque, cuando la ide-
ques, con diferente for- ología oficial al servicio
mación y con marcadas de las élites transnacio-
distancias generaciona- nales quiere forzar la
les. Entre ellos se dan realidad a encajar en su
tomas de posición social modelo de mundo feliz,
y políticas contrapues- la realidad no siempre
tas, y sus puntos de coin- se somete. ¿Es la reali-
cidencia tal vez nunca dad reaccionaria?
hubieran llevado a Es en Francia donde
designarlos con un ape- siempre aparecen los
lativo común, de no primeros signos de las
haber sido por tormentas venideras.
Lindenberg y la amal- Francia es el laborato-
gama realizada en su rio de las ideas que han
libro-denuncia. 13 Cartel electoral de la izquierda según incendiado Europa. ¿Fue solamente la
el cual votar a Sarkozy equivale a votar polémica sobre los «nuevos reacciona-
a Jean-Marie Le Pen. rios» una nueva trifulca en los salones,
«Manifiesto por un pensamiento libre». En siempre agitados, de la inteligencia pari-
este texto los autores reivindicaban su dere- sina? Tal vez sí. ¿Puede haber sido el sín-
cho a inquietarse «de la indiferencia crecien-
te de las élites que abandonan al pueblo a su Pero en todos estos autores, de un toma de fuerzas mas profundas que tra-
suerte», y añadían que «esta caza de brujas modo u otro, asoma un estado de ánimo bajan en el seno de la conciencia euro-
sustituye la vana agitación denunciadora a la común. Una estado de ánimo que se mani- pea? En ese caso, tal vez estemos ante los
reflexión sobre los fundamentos y finalidades fiesta en la crítica de la deriva que, desde primeros signos de que, más allá de la
de la acción política en el mundo actual». vieja división entre la izquierda y la dere-
También denunciaban el intento de los biem-
pensantes de «militarizar la vida del espíritu
cha, se dibujan nuevas convergencias que
y recuperar la calurosa mediocridad del anti- entos de nuestras sociedades les sitúan cuan- apuntan al futuro. Cuando la reacción se
fascismo estalinista y sus mentiras». Citado do menos en una posición «extravagante» con hace más subversiva que conservadora,
en Jean-Claude Marin: «Fièvre épuratrice dans respecto a esas etiquetas ideológicas. Un punto de la reacción a la revolución no hay más
l’intelligentsia». Dossier en la revista Éléments de desencuentro importante entre muchos que un paso. La Historia siempre está
n.º 108, abril de 2003 (págs. 34-42). Para una de estos autores son sus posiciones en políti- abierta. 14 
pequeña historia de las prácticas en Francia ca internacional: así en lo referente al peso
de esta nueva «policía del pensamiento», les de los Estados Unidos en el mundo, la polí-
Maîtres Censeurs, J. C. Lattès, 2002. En España, tica exterior norteamericana o la del Estado
el dossier de la revista Hespérides: «La nueva de Israel.
Inquisición», otoño de 1996. 14. Se echa de menos una mayor presen- Rodrigo Agulló es licenciado en Derecho
13. Muchos de estos autores (la mayoría cia de todos estos temas —que podemos cali- y diplomado en Relaciones Internacionales.
procedentes de la izquierda o extrema izquier- ficar en propiedad como «el tema de nuestro Simultanea su trabajo en una consultoría
da) se sitúan hoy en un arco ideológico que tiempo»— en el debate público español. Tal internacional con la crítica literaria
varía desde la izquierda socialdemócrata clá- vez cuando acabemos de dilucidar si España y de ensayos en diversos medios nacionales
sica a posiciones liberal-conservadoras, si bien existe o no existe, o cuando finalice el enési- y extranjeros.
la crítica radical que realizan de los fundam- mo recuento de los muertos en la guerra civil.

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