Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
De forma muy frecuente, los padres reportan, que sus niños parecen
estar mejor preparados, más seguros de sí mismos, mejor organizados y
es más fácil convivir con ellos.
OTRO ARTICULO….
La Teoría de la integración sensorial es una respuesta científica a múltiples y muy diversos problemas
infantiles de aprendizaje, comportamiento, desarrollo y descoordinación motriz, tales como la
hiperactividad, la mala inserción escolar, las disfunciones relacionadas con el autismo o las dificultades en
el proceso de alimentación.
Podemos definir la integración sensorial como la capacidad que posee el sistema nervioso central
(S.N.C.) de interpretar y organizar las informaciones captadas por los diversos órganos sensoriales del
cuerpo. Dichas informaciones, recibidas por el cerebro, son analizadas y utilizadas para permitirnos entrar
en contacto con nuestro ambiente y responder adecuadamente.
La Teoría de la integración sensorial fue creada para abordar problemas de aprendizaje en los niños. Se
trata, más que de una técnica específica, de un enfoque terapéutico. Su creadora fue la doctora Jean
Ayres, terapeuta ocupacional estadounidense, que formuló dicha Teoría de la integración sensorial a partir
de sus propias investigaciones y estableció también la evaluación y el tratamiento de las disfunciones de
integración sensorial.
Ayres se interesó, inicialmente, por los problemas perceptivos cuyo origen se encontraba en los
traumatismos craneanos, los accidentes cerebro-vasculares y la parálisis cerebral. En los años sesenta
del pasado siglo, después de haber completado estudios de doctorado y post-doctorado en
Neurofisiología, comenzó a formular hipótesis sobre los procesos neurobiológicos susceptibles de ser
asociados con los problemas de aprendizaje en los niños, y creó una evaluación sistemática para poder
medir las funciones perceptivo-motrices.
Dichas evaluaciones fueron perfeccionadas por la propia Ayres a lo largo de sus investigaciones y en la
actualidad sirven para medir los distintos procesos neurológicos que contribuyen a la capacidad de
aprender. Los resultados de las evaluaciones de los niños normales permitieron la elaboración de escalas
de actuación media según la edad. El análisis de estos resultados permitió que se identificaran varios
tipos de disfunciones de integración sensorial.
Jean Ayres estableció unos criterios muy rigurosos para la administración y el análisis de sus
evaluaciones. Por ello, se necesita una formación específica para poder evaluar y tratar disfunciones de la
integración sensorial. Los cursos de formación en evaluación y tratamiento de problemas de integración
sensorial impartidos en todo el mundo están abiertos exclusivamente a terapeutas ocupacionales.
Es importante distinguir entre las disfunciones de integración sensorial y otras condiciones que pueden
causar problemas de aprendizaje. Una disfunción de la integración sensorial es un mal funcionamiento y
no una ausencia de función. Por ejemplo, la persona ciega no recibe información visual, lo cual es una
ausencia de función. Una lesión en la parte del S.N.C. que dirige los músculos causa un problema neuro-
muscular, lo cual no es una disfunción de integración sensorial. Las disfunciones de la integración
sensorial no son siempre la causa de los problemas académicos existentes, que pueden deberse a
múltiples motivos como, por ejemplo, a una vida afectiva perturbada.
Según Ayres, las causas de disfunción de la integración sensorial podrían ser las siguientes: problemas
durante el parto, factores hereditarios y químicos o bien una falta de estimulación sensorial. Los síntomas
son la hiperactividad y la distracción, problemas de lenguaje, problemas de comportamiento, ligeros
problemas de coordinación y de control postural y problemas de aprendizaje (lectura, escritura,
matemáticas).
Niños con problemas de aprendizaje y/o comportamiento debido a una mala integración sensorial
Existen niños normales, incluso con niveles de inteligencia superiores a la media, pero que no perciben el
mundo que les rodea como los demás. Tienen reacciones emotivas exageradas y no pueden soportar
cambios en su rutina diaria. No son capaces de atender en clase, no comprenden bien lo que se les
explica, parecen vagos, tienen graves problemas con la lecto-escritura y/o no pueden estar quietos ni un
instante. Son candidatos ideales al fracaso escolar y a caer en la pérdida de la autoestima. Los castigos o
las clases particulares complementarias no surten mucho efecto. ¿Por qué todo esto? Padecen un
problema de integración sensorial. La información que llega a su cerebro no es bien procesada y son
víctimas de esa desorganización.
Por supuesto, no todos los problemas de aprendizaje y de comportamiento en los niños se deben a una
mala integración sensorial. Pero los expertos (Carte y otros, 1984. Developmental and Behavioral
Pediatrics, 5 (4), pp.189-194) consideran que un 70 por ciento de dichos problemas son causados, en
modo más o menos directo, por disfunciones en la integración sensorial.
La Teoría de la integración sensorial aplicada a niños que padecen este problema se basa en el hecho de
que los estímulos vestibulares (los relacionados con el movimiento), los proprioceptivos (los relacionados
con los músculos y articulaciones) y los táctiles no son interpretados por el sistema nervioso de estos
pequeños de la misma manera que lo hace el sistema nervioso de la mayoría de los niños.
Por ello, porque es una circunstancia que está fuera del control voluntario del individuo afectado, la
política de castigos y recompensas -aunque puede ayudar a mejorar algo el comportamiento del niño- no
soluciona el problema, que a menudo provoca una pérdida de autoestima y un aislamiento académico y
del círculo de amigos habitual que, en demasiadas ocasiones, conducen finalmente a los muchachos
afectados a la calle y a caer en la delincuencia. En Estados Unidos, donde más estudios existen sobre
este problema, alrededor de un 50 por ciento de los delincuentes juveniles padeció en su niñez problemas
de integración sensorial y fracaso escolar.
En países como Australia, Canadá, Estados Unidos o Suecia, los tratamientos de integración sensorial
son habituales desde hace varias décadas, tanto en el ámbito sanitario como en el escolar, para remediar
estos problemas, pero por desgracia en España aún son muy pocos los niños que se benefician de dicho
enfoque terapéutico. El País Vasco es la única comunidad autónoma española que ya ofrece a los
escolares servicios de Terapia Ocupacional Pediátrica, dentro de los cuales se incluyen tratamientos
basados en la teoría de la integración sensorial.
En cuanto a publicaciones sobre esta especialidad, el mundo hispano acusa un notable retraso con
respecto al mundo anglosajón. Curiosa y desgraciadamente, frente a los numerosos libros existentes
sobre el tema en inglés, hasta hace poco tiempo no existía ninguno escrito en español. Recientemente, y
más de 30 años después de la aparición del primer libro sobre el tema, Sensory Integration and Learning
Disorders, de la doctora Jean Ayres, ha sido publicado por Ediciones Nobel Problemas de aprendizaje en
la infancia – La descoordinación motriz, la hiperactividad y las dificultades académicas desde el enfoque
de la teoría de la integración sensorial, un libro de Isabelle Beaudry dirigido a los padres y a todos
aquellos que tratan con niños, como son maestros, pediatras, fisioterapeutas, psicólogos o logopedas
especializado.
profesores, etc.. que nos van a hacer sospechar que existe un trastorno
síntomas están las causas que pueden ser observables a partir de una
sensorial.
Signos y síntomas:
la vez.
De pequeños estos niños son tan inquietos que parece que están
que llevar. Es típico oír a los padres decir “si se acuerda de llevarse
y lápices.
con las exigencias que le piden y con las negativas y castigos por
integración sensorial.
estos recuerdos cuando los necesita. Los niños con algún tipo de
percibir el espacio que le rodea. Por eso se tropieza mucho con las
que tiene que dejar entre las letras al escribirlas sobre el papel. Por
La integración sensorial
según Jean Ayres
comportamiento.
Regula la posición y el movimiento ocular, a través del reflejo vestibulo-ocular para asegurar
el mantenimiento de la estabilidad ocular en el espacio.
Contribuye la construcción de un modelo interno a nivel cortical con el aporte de las
referencias en la posición y el desplazamiento de la cabeza en el espacio.
Estos niños están también obligados a mirar para ver que hace su cuerpo
para poder realizar ciertos gestos diarios: abrochar su abrigo, salir de la
cama en la oscuridad…