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Pinturas rupestres de una de las cuevas de Toquepala, cuya antigüedad se ha calculado en 9000
años.
El Guitarrero I
Piquimachay (fase Ayacucho)
Chivateros
Jayhuamachay I
Toquepala
Paiján
Tres Ventanas
Lauricocha.
Periodo Arcaico[editar]
Artículo principal: Arcaico Temprano
La primera parte del Arcaico, conocido como Arcaico Temprano, se extiende del 8.000
al 3500 a. C.
Luego del retiro progresivo de los glaciares, los cazadores de camélidos y cérvidos
colonizaron las punas y los valles alto-andinos. Las condiciones climáticas similares a las
actuales aceleraron el proceso de domesticación de las plantas y animales. Aparecen así
los primeros horticultores seminómadas, pero sin dejar de lado la caza y la recolección. En
la costa, la actividad predominante era la pesca y el marisqueo.
El progresivo descubrimiento de la agricultura permitió una economía cada vez más
sedentaria. Las primeras chozas, descubiertas en la costa (Chilca, Paracas), son de
material con origen vegetal (Plantas oriundas), posteriormente serán de piedra y barro.
Aparecen también los primeros tejidos rudimentarios. Se dan en este contexto los primeros
casos de arquitectura ceremonial con carácter monumental, de artes figurativas y de
intercambio de productos entre regiones e incluso de zonas más alejadas (conchas
Spondylus).
Las evidencias más tempranas de cultivo de plantas en el Perú provienen de los siguientes
sitios:
Nanchoc, en el valle del Alto Saña, departamento de Cajamarca, hacia el VIII milenio
a. C., donde se hallaron restos de calabazas o zapallos loche cultivado hacia el 6000
a. C.
El Guitarrero II, en la vertiente occidental de la Cordillera Negra, departamento de
Áncash, con restos de cultivos de pallares y frijoles.
Otros sitios importantes de esta época son los siguientes.
El Antiguo Perú[editar]
Artículo principal: Antiguo Perú
Precerámico Tardío[editar]
Pirámides en Caral.
El Altar del Fuego Sagrado en Caral.
En la segunda mitad del Arcaico, conocido como Arcaico Tardío y que se extiende de
3.000 a 1800 a. C. se caracteriza principalmente por la aparición la arquitectura
monumental con los primeros centros administrativos-ceremoniales o templos. Aparecen
organizaciones más complejas de tipo presuntamente teocrático. Los ciclos agrícolas,
dominados por sacerdotes astrónomos, debieron dotar a estos de mucho poder.
En Huaca Prieta, en el valle de Chicama, costa norte en La Libertad, se halló el primer
textil precerámico del Perú y de América, así como mates pirograbados.
Los primeros templos surgen en la costa central y nor-central; y en la sierra central.
Generalmente son pirámides escalonadas, con plazas circulares hundidas, unas veces
adheridas al monumento y otras desligadas de él. Hacia el final del periodo aparecerán las
primeras construcciones con planta en forma de U.
Los templos o centros administrativos-ceremoniales relevantes de esta etapa
son Kotosh, El Áspero, La Galgada, Bandurria, Punkurí, Sechín Bajo, Cerro Sechín, El
Paraíso, y, especialmente, Caral.
Hacia el 3200 a. C. surge la civilización Caral en la costa central peruana. Una de sus
ciudades más antiguas, Caral, tenía pirámides de piedra, plazas ceremoniales y altares en
torno a fuego sagrado, diseños complejos que evidencian un dominio magistral en el uso
del espacio. Sus habitantes tocaban música con flautas de dos bocinas.
Desde entonces, a lo largo del territorio peruano se sucedieron una serie de tradiciones
culturales que originaron Confederaciones, Reinos e imperios durante casi cuarenta siglos.
Diversos trastornos climáticos (sequías del siglo VI y fenómenos del Niño fuertes
en el siglo VII) afectaron negativamente a las culturas costeñas. Parece ser que
las culturas serranas se adaptaron mejor a la nueva situación porque las de la
costa iniciaron cierta decadencia. El Estado Tiahuanaco alcanza una enorme
influencia por todo el sur peruano, el norte chileno y buena parte de Bolivia. En la
sierra sur peruana, la cultura huarpa de Ayacucho se vio fuertemente influenciada
tanto por el esplendor de las creencias y rituales de Tiahuanaco como por el
intercambio comercial con los nazca de la costa, hasta generar un proceso cultural
original, desarrollando un tipo de urbanismo desconocido hasta entonces en los
Andes. Pronto los ayacuchanos hicieron de la ciudad de Huari su centro,
dotándola de grandes templos, calles ortogonales y sistemas de canales de agua
dentro de la ciudad. Los huari, aprovechando las laderas de los cerros, iniciaron
un tipo de agricultura de bancales o andenes en las montañas a una escala nunca
antes vista. Así generaron los excedentes económicos suficientes para emprender
la expansión de sus dominios y cultura.