Você está na página 1de 21

EL VINO

La sangre de la tierra está presente en cada casa.


A la hora que desciendas a la puerta de las buenas gentes
Saldrán a recibirte con una jarra de tinto o de blanco
según sea la posición del sol sobre los árboles.
No hay tacneño bautizado sin vino
no hay vino que no haya sido consagrado
por las manos de los hombres de Pocollay,
de Calana o de Pachía.
Tienes tú que sentarte debajo de las parras.
Busca un asiento junto al río
Contempla el alba y el ocaso en las sombras del cerro
Y bebe el vino de Tacna que te alegra
sin oscurecer el horizonte.
El vino no gusta de estar solo,
en su esencia indomable de varón
tiene raptos de soledad y melancolía
recordando, tal vez, el cautiverio vivido entre las uvas.
Por eso corre a traer las guitarras,
invita al Palomo, a los Urdanivia,
al buen Reynoso, a los Flores,
canta, bebe y brinda por el aire, por los nevados
por las mujeres. Estás en tu casa, en la casa del vino.
Nunca habrá una pendencia, jamás el puño artero
enturbiará la tarde o la mañana
El tinto y el blanco de Tacna
no saben de puñales, de corvos o pistolas.
Si saben del amor, de la palma abierta,
del sol, de vilcas y granados,
De la palabra que se grita sin doblez.
Para la consagración del vino
se han levantado altares en los callejones.
No se bebe vino en las cantinas,
es una mala costumbre de extranjeros.
La cantina se hizo para el infernal pisco
o la turbia cerveza.
El vino en Tacna se bebe a la luz del día
o bajo el fulgor de estrellas.
El vino es un personaje que en las chacras
Puede uno palmotearle cariñosamente el hombro.
LAS CALLES

Alto de Lima despierta con la aurora,

con la dulce lechera cotidiana;

San Martín se lava la cara rodo el día

para lucir coqueta a los viajeros;

Bolívar y Zela son muchachas humildes

que aguardan detrás de las mamparas;

la calle Callao tiene los pies ligeros,

siempre dispuesta a recorrer el mundo;

Dos de Mayo e una bella joven engalanada

que serena conversa con el Tigre y Nacarino,

inquietas muchachitas de rostro dominguero.

Entre todas las calles, la reina de las reinas,

señorial, espigada, adornada de geranios y palmeras,

la Alameda Bolognesi arrulla noche y día

al celeste Caplina que ese enreda en su vestido.


EL RÍO

El río es un tímido niño

acurrucado en el regazo de la madre.

Algunas veces

Cuando presiente el vuelo de chates

y gorriones

se muestra a los campesinos

les refresca las sienes y las manos

para que sigan la tarea.

El Caplina es tan humilde

que jamás hace ruido

como se respetara el sueño

de otros niños.

Nose le ve por la ciudad.

Los viajeros,los caminantes,

lo buscan,

él se oculta

no tiene nada que ofrecerles.

Sus frutos están en el mercado,

en el corazón de las ciruelas,

de los damascos, de las uvas.

No llega al mar, No se rinde.

Es tacneño.
LA VILCA
La vilca reina en la campiña

solitaria o rodeada de árboles menores,

de animales,

que pueden igualar

su apostura

su perfecta figura

engalanada de hojas

y de flores amarillas.

Bajo sus finos brazos

Retorcidos

el chacarero

siembra con sudor la tierra fértil

o batalla triunfante

en la dulce contienda

del amor.

La vilca en la noche

es una gigante

coronado de luna

Se transforma

desafiante

y ahuyenta a los monstruos

cobijados de sombras

para que la ciudad reciba

una eterna paz de nochebuena.


LOS GRANADOS

En la campiña no existen callejones

abandonados por los rojos granados.

Los granados son cinturones

puntuales

enhiestos sobre la morena tierra.

Parece que sus frutos aún guardaran

la sangre derramada en las batallas.

Ellos han teñido

las más altas banderas

y han dejado su huella

en los labios

de las muchachas tacneñas.


LOS NEVADOS
Los abuelos de Tacna presiden las batallas,

sentados o en cuclillas

sobre el horizonte.

Se les ve desde las casas,

desde los bancos de las plazas.

En las escuelas

los niños los distinguen,

aprenden sus nombres:

Takora y Chupiquiña.

Uno es alto y delgado,

desafiante, de porte adolescente.

El otro a sido herido,

en el principio de los tiempos,

decapitado.

Los Takanas de él tomaron

la forma de trapecio

y la destinaron

Para la construcción de mojinetes.

Ellos son los padres de la luz

hasta que la luz agoniza en sus faldas

para volver a nacer.

Los nevados,

desde la pureza de la altura,

presiden en Tacna las batallas.


LA BUGANVILLA
Entre tantos dioses, plantas y animales,

que en Tacna tienen morada,

la buganvilla busca tus ojos

en los parques,

confundiéndose con los vestidos

de las muchachas,

o te sorprende

en medio de las chacras

coronando la casa de os labradores.

La buganvilla es una lluvia morada.

Es crepúsculo de sangre,

doncella del follaje.

Amante niña que no huye,

que crece sin detener su impulso

adolescente

abrazada a la casa de los padre,

de los hombres que riegan

sus pies confundidos con la tierra.

A los jóvenes de Tacna

no les lleves rosas, ni margaritas,

gladiolos ni orquídeas,

llévales tiernas buganvillas

y corona con ellas

las negras trenzas encantadas.


POCOLLAY
En Pocollay el vino tiene su morada,

preside triunfal la mesa dominguera,

no se rinde al pretencioso paladar

que exige al cuerpo y al deseo

la transposición de las fronteras.

El vino de Pocollay se conforma

con ser recreado en labios frescos,

en labios francos,

elevado por las manos puras

que sólo conocen de siembras y frutos.

Pocollay tiene el porte de las antiguas ñustas

y la alegría de una niña

que por primera vez corretea en la escuela.

En Pocollay las casas se perfuman

con el olor de las comidas.


CALANA
Si detienes tu paso en Calana

no te conformes con recostarte

en el cuerpo añejo de las vilcas.

Busca los damascos,

toca con tus manos las ciruelas

y dime si tu piel

acaso no es más fina que el más

fino terciopelo.

Busca la chicha de uva.

Pregunta por la iglesia,

exige que te muestren el rostro

de los muertos primeros castellanos.

Lleva del brazo a tus informantes

y no te detengas hasta tocar las piedras

de los antiguos caminos imperiales.


PACHÍA
Estamos en el reino de la luz.

Aquí se encuentran las primeras raíces

de las vilcas

retorcidas con la perdida memoria

de los abuelos primeros

y las primeras auroras

Todo es silencio, todo paz.

Nada se mueve.

Apenas si en las lejanas heredades

el canto de los gallos

atraviesa la mañana

y el mugir de los toros

entretiene en los patios.

Al frente de Pachía

los cerros azulados

han escondido las huellas de indios

y barbaros.

Pachía es un espejo del cielo,

mixtura azul y verde

que crece y se levanta

desde la blanca tierra

hasta bordar la eterna esfera.


PALLAGUA

Muy pocos te conocen.


Tu nombre suena a cosa extraña,
a piedra o arcilla abandonada.
Eres Pallagua anciana venerable
abuela y cariñosa del Caplina.
Solamente tú, entre todas tus hermanas,
acaricias a ese niño desnudo
libre de modernas ataduras.
Sobre tu viejo vestido
aún hay eco de risas y de llanto.
Aún se han visto niños correteando
en una ronda de estrellas.
No todos son fantasmas
en tu inmensa casa abandonada.
Han quedado tu recuerdo en las piedras.
Han quedado las canciones escritas,
los signos de la vida y de la muerte.
Para subir Pallagua, hasta tus sienes
es necesario colocarse zapatillas de viento.
Qué nadie hurgue en tus entrañas.
Qué no se pongan hitos
ni te coloreen en el mapa.
Qué tu apacible sueño continúe
enriquecido por las horas
y el agua del Caplina
hasta que un día podamos todos,
con gritos de victoria,
vestir tu desnudez,
tus oscuros harapos.
BOCA DEL RÍO

Eres lo más impersonal de estos reinos.

En ti no reina nadie.

Moderna huachafita de mil caras.

Primero te acostaste con el mar

y hasta entonces fueron iguales tus hijos.

Después, añorando los barcos

vagando por el horizonte

y con la tristeza envidiosa de no ser puerto,

ni miseria caleta,

enviaste a tus hijos e hijastras mayores

a recolectar las pinturas y aderezos mundanos

para tu rostro que no tuvo más

el color de la inocencia.

Desde entonces ya no eres más tu misma.

Que no te visiten los viajeros.

Nada tienes de Tacna, nada llevaste de ella.

Acaso si tal vez las tormentas marinas

o la agresión de los cuerpos

no hechos para el silencio y la paz.


LOS TAKANAS

En el comienzo del alba


grabaron su historia en las piedras.
Eran poetas nuestros padres.
Con la piedra confundieron
sus quehaceres cotidianos.
No eran guerreros.
Si labradores,
sembraban el maíz y el papa
para ejércitos de señores lejanos
y por las noches entonaban canciones
de penas y de olvidos.
Sus cuerpos,
hechos para el amor,
no alcanzaron la estatura del sauce.
A ellos les bastaba
un ancho pecho
para guardar los sueños.
Hasta que un día,
a la del trueno,
la espalda, las cruces y las barbas
acabaron en el paraíso del surco y de la espiga.
No puedieron con el aliento
ni con la voz de nuestros padres.
Los castellanos no lograron
arrebatar el nombre
de la tierra profanada.
Takana fue desde el comienzo
y hoy es Tacna
sin la picota, la voz, ni la mano,
de bachilleres, curas, barberos o soldados.
LOS ARRIEROS

Con los días


Los takanas dominaron
a las bestias de pezuñas fuertes
que los blancos llamaban caballos.
Los castellanos tomaban,
como se coge una fruta apetecida,
a las celestes indias
de cintura de cuello de vicuña.
Nacieron los arrieros.
Ellos conocieron las montañas más altas,
las noches por las que se pasean los lobos
y la luna,
bebieron en los charcos helados,
dejaron sus oscuras calaveras
por cañones y desfiladeros,
hurgaron el misterio de los abismos,
leyeron en las cenizas de los rayos
el éxito o la desgracia
a su aventurero tránsito.
Pronto fueron decenas, cientos,
desafiando el peligro de los días.
Llegaba la plata de Potosí
a correr por las angostas calles
mientras que detrás de mostradores
y banquetas
infantables mercaderes
instalaban la discordia,
el reino del tuyo y del mío.
A medida que ello sucedía,
Pedro, Manuel, Ignacio, Mateo,
los arrieros,
con las llagas del peligro
durmieron para siempre
en una misma fosa,
junto a sus caballos.
LOS GUERREROS

Esta bella muchacha, que es Tacna,


se encontraba hilando su destino
en las chacras, en los callejones,
detrás de los almacenes y de los despachos,
en los patios de las escuelas.
Hasta que un día la garra de Marte
razgó la puerta en el silencio de la noche.
En el norte, ambicioso enanos politiqueros,
se disputaban el botín construido por los brazos
de millones de peruanos.
Nadie acudió a salvar del llanto
a la pequeña joven del sur.
Entonces sus hijos dejaron los arados,
las pampas, la mesa de carpintería,
el panqueque, el centímetro, los canastos,
las mulas, la próxima cosecha. Todo abandonado.
Los poetas cambiaron sus plumas
por apolillados fusiles
en el mercado y tomaron el camino
de la sangre.
Los artesanos se confundieron con los granaderos,
cayeron en el Alto de la Alianza y en Arica
decapitados por la Patria abandonada
a la ambición y el egoísmo del chato dictador.
Artesanos, poetas, campesinos, fueron los guerreros.
No los olvidemos,
sus voces sacrificadas están por todas partes.
Fueron ellos los guerreros.
LOS ARTESANOS

Nada es más hermoso que el producto de tus manos.

Las manos que moldean el pan,

dan forma a los zapatos,

visten al desnudo o alimentan

a la petulante elegancia de los ricos

Los artesanos de Tacna

trabajan en las calles angostas.

Se les encuentra detrás de apolilladas

puertas, como ocultándose.

Parece que no entendieran

que son medallas de la belleza.

Ellos sienten el ruido de las máquinas

monstruosas que no conocen,

el humo de las fábricas,

las patentes industriales.

Y se refugian en talleres

adornados por recortes de los diarios.

Tienen rostros curtidos,

manos de seda. Son nietos de los

guerreros

batallando en nuevas contiendas.


EL PAN

El pan tiene en Tacna otro sabor.


Hasta aquí no llegaron las intrusas formas
de panaderías lejanas.
Aquí el pan se fue haciendo
como lo mandaban los niños y los viejos.
Tomó la forma de un juguete
en las manos
y el sabor de potaje en los labios.
Desde que llega la mañana
se adivinan los afanes de la vigilia
de Pedro y de Manuel . Se recuerda a Saravia,
a Jiménez o a Diez.
Pareces peces recién rescatados
sobre las paneras.
¿ Alguien conoció manjar más exquisito
que una marraqueta abrazada al queso
de palca o a la mantequilla de totora?
¿ Tuviste, por ventura
Una forma más bella entre las manos
Que la de un tibio batido?
No. No es posible conocer mayor delicia
Que el pan de la mañana.
Conoce el sabor y la estructura
Del pan tacneño
Y lo esperarás puntual,
Como una novia,
En la esquina de las panaderías.
Mucho antes que el sol de los Inkas

En las entrañas del Arunta naciera;

Mucho antes de que el Chupiquiña y el Takora

Dieran los primeros alaridos;

Una lluvia de estrellas

De lo alto del cielo descolgose

Y entre el bosque de vírgenes vilcas

Bordó en lo profundo un nombre: TACNA.


LA MELCOCHA
Eres la hermana menor de todos los niños,

el mejor recuerdo de la infancia.

¿Quién no tuvo un pedazo de melcocha

en el fondo del maletín

junto a las primeras letras?

Melcocha rubia,

en ti se juntaron los rayos del sol

desde la cuna.

Aferrada a la boca de los niños

no quisiera separarte de ellos.

Nada igual a este dulce dulcísimo

de Tacna.

Hoy te envuelven de nylon y celofán

y te han hurtado el maní, las nueces,

y los abrigos de naranjas.

Hay que luchar por tu antigua contextura,

traerte en los labios al mercado,

resucitar a la Plancha, a la Juana, a la María,

gritarles que vengan con los canastos amarillos

a repartirte en esta nueva tierra.

A repartirte para que te alaben y conozcan

los que nunca te tuvierón

y a correr por las manos

de quienes te extrañamos.
NOTICIAS SOBRE EL AUTOR

FREDY GAMBETTA nació en Tacna el 7 de Octubre de 1947


Es autor de tres poemarios aparecidos anteriormente: Nuevo
AMOR, NUEVOS POEMAS (1974, Ediciones Caplina), EPIGRAMAS
Y EPITAFIOS (1975, Ediciones In Terris) y CASA DERRUIDA (TACNA
1977, Ediciones In Terris).
Hasta la fecha ha merecido las siguientes distinciones en 1964, ganó
el botón de Oro de la Casa de la Cultura de Tacna; en 1967, el
Segundo Puesto en Cuento en los Juegos Florales de la Universidad
San Agustín de Arequipa; en 1973, el Segundo Puesto en el Concurso
de Leyendas Organizado por el diario LA VOZ DE TACNA; en 1974,
Distinción Especial en el Primer Concurso “ Testimonio de los Traba-
jadores de la Administración Pública”, el mismo que fue organizado
por la INAP y en 1975, el primer puesto y dos menciones Honrosas
en Poesía en el concurso, a nivel nacional, que organizó ELECTROPERU.
Poemas de Fredy Gambetta- varios de los cuales han sido traducidos
Al inglés, portugués e italiano – se pueden hallar en las revistas peru-
anas La Tortuga Ecuestre; In Terris; Cauce ; Kilka, Comarcas, Punto
Aparte e Idea.
También ha publicado en Poema Convidado (Estados Unidos); Puesto
De Combate (Colombia); Creación (Puerto Rico); Cisoria Arte
(Venezuela); Alberdi (Argentina) y Azor ( España).
Además, Fredy es director y editor de la revista de poesía CAL Y CANTO
que circula internacionalmente.
Actualmente Gambetta ocupa la Jefatura de Relaciones Públicas de la
Región Sur Oeste de ELECTROPERU, con sede en la ciudad de Tacna.
La dirección del poeta es : Dos de Mayo 623 – TACNA.
I N D I C E

Dedicatoria

El origen
El paisaje

Las calles
El río
La Vilca
Los Granados
Los Nevados
Los pueblos cercanos

Pocollay
Calana
Pachía
Pallagua
Boca del Río

Los hombres

Los Takanas
Los arrieros
Los guerreros
Los artesanos

Las Cosas

El pan
El vino
La Melcocha

Noticias sobre el Autor

Você também pode gostar