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, majestad, Su sab1duna, y Su poder; pero nadie, m angel m hombre, ~ .~
11ab1a visto jamás Su gracia. Otros atributos pueden máni{esfarse de ·. ~ \) ~
múy diversasinarieras; ~rO. ~_Ii manifestación de la gracia está hmttada ~ ~
~o_que Di<::¡s puede hacer por aquellos hombres que, a pesar de ~ '\ ' i¿)
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~recer ·ser. castigados por El, son objeto de Su gracia. Como todo
1048 SOTERIOLOGIA
otro atributo o cualidad de Dios es preciso que tenga su perfect
ejercicio y su perfecta manifestación - incluso para Su propi1t'
satisfacción - así también Su gracia debe también tener su revelacíó(
infinitamente perfecta dentro de los límites impuestos a la tarea pblt:.
la que Dios salva a los perdidos. Decir que un pecador es salvo po;
gracia equivale a declarar que, sobre la base de la muerte de u~.
Sustituto y en respuesta a la fe en tal Salvador, Dios ha realizado u~l.·
obra tan perfecta en su totalidad y tan exenta de la cooperación dt
otro~ seres, ~ue resulta una_ ~ompleta, y pl~namente satisfactoria ya~~·.
el m1smo Dws, demostracwn de Su grac1a. Un aserto de seme]ant ·.· .
calibre puede formularse con la misma facilidad con que un ;
palabras pueden formar una frase, pero ¿quién, en la Tierra o en
Cielo, es capaz de comprender la infinitud de una salvació'
,l
semejante? Digamos también que esta demostración, por la mism*··
naturaleza del caso, ha de tener su irradiación en la vida de cadf
individuo así salvo. Puede con razón presumirse que, aunque de todt
la familia humana hubiese sido elegido un solo individuo para ef'
supremo honor de manifestar eternamente ante la creación entera~'.
infinitud de la gracia soberana, la salvación de esta sola personan(:
sería diferente de la salvación de cualquier otra de entre la incontabt:
multitud de todas naciones y tribus y pueblos que son salvas po¡~,.
gracia. :
Se pretende con demasiada frecuencia que la gracia divina en t
salvación es una buena disposición por parte de Dios de completar ef·
la vida de cada persona lo que quizás se eche de menos después qut;
los propios méritos del individuo han sido. debidamente valorado~.·.•
pensando que, puesto que algunas personas poseen más valía qufi
otras, debido a sus virtudes humanas o a la fidelidad de su carácter,i~·Í····
necesitaría menos gracia para los poseedores de estos presunt '.
méritos que la requerida para los quep poseen pocos méritos o no 11:·
poseen en absoluto. La verdad, ya demostrada en detalle en t
vo1umen II, es que todos los hombres están ahora considerados f
declarados por Dios como estando "bajo pecado" - un estado en quF
ningún mérito humano es aceptado por Dios - con el fin de que u~
gracia uniforme, totalmente completa en sí misma, pueda s~:
impartida a todos por igual. Si se permitiese a los hombres contribuf'
a su salvación en el más pequeño porcentaje, dejaría de ser u~·
manifestación de gracia y se tornaría en una imperfecta exhibición a~
uno de los más gloriosos atributos de Dios. Ninguna persona con s1,;
concedería que un ser caído pudiese, bajo ninguna circunstancia y~-.·.·.···
ningún grado, hacer que un atributo divino llegase a ser una reali :
experimental. El hombre puede llegar a ser un recipiente de graci '.
pero no puede contribuir a ella en el sentido de habilitarla para qf
.
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1·
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LAS RIQUEZAS DE LA GRACIA DIVINA 1049
sea lo que es. No puede encontrarse una aseveración tan contundente
de esta verdad sublime como la registrada e ; . ..· ... ·.. .~~·{Po.r
tanto,. es .por fe (nada,por p~rte 9J~\ hq!]1b,.;te), para . e·· :~;g:r,a;cia
(toQ.o goxyart~. d~. Di~!In,.Q_e. queJP.. prqm~,sa~~~a~fi~~~z:a:Joda
~R. d~c~gil~.p.c,i<¡t(.g~:.,Ahraham)'' .oa·q~~.es según)a. . y~p;~.;,Jg<:i;~l~;y.E:,
que~ es segúrt~I J:~sgí.rjt,l;l~ Jos. elegidos .de,,. entre.Jo~ ijen.ttlesJ. ¿Sobre
qué otra base que la fe de parte del hombre y la gracia de parte de
Dios, podría una promesa o designio de Dios estar firme?
Para concluir estas palabras de introducción, repetiremos que la
gracia salvífica es aquello que Dios lleva a cabo a base de la muerte de
·Cristo - realizada y provista como una responsabilidad divina - y en
respuesta a la fe de la persona en Cristo - lo cual es una
responsabilidad humana. Este apartado general de este tema será
presentado en ·tres partes: ( 1) el estado de los perdidos, (2) el
carácter esencial de las empresas divinas, y (3) las. riquezas de la
gracia divina. ~. c:J?~/~ ~~ ~ -/>(/""{; &.~ ,: .~
_u ~~· r~J!l-;;::, (/ ~a:!;~z: ~~ !tJ4-~
~ ~ ·bJ ÉL ESTADO DE LOS PERDIDÓS --u~- - .
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_...,....-;---c.-.'
1070 SOTERIOLOGIA
creyentes habían de ser identificados con el Hijo? ¿Qué apelativo
sería el más apropiado en tal conversación? ¿Qué denominación
responde mejor al más alto ideal y concepto de la mente divina con
respecto a los cristianos? Sin duda que el Hijo había de emplear el
epíteto· más superlativo, cualquiera que sea éste, al presentar
solemnemente a los Suyos, y suplicar al Padre en favor de ellos. Siete
veces durante esta oración, en una u otra forma, y refiriéndose
exclusivamente a los salvos por El, los llama los que me has dado.
Sólo el desconocimiento de la gran transacción implicada en este
título puede explicar la poca atención prestada por los cristianos a
este descriptivo epíteto. Cuando se le analiza bien, se ve que su
trasfondo. encierra dos importantes enseñanzas, a saber, que todas las
criaturas pertenecen esencialmente a su Creador y, por ende, que
Dios, con Su elección soberana, ha determinado desde antiguo
escoger un grupo destinado a ser el tesoro peculiar de Su Hijo;pero el
título mismo enuncia su propia historia de supremo interés e
importancia, esto es, que el Padre ha dado cada creyente al Hijo. Y
no es éste el único caso en que el Padre da al Hijo un grupo de gente,
pues en el Salmo 2:6-9 se predice que, en Su segunda Venida y.
cuando El estará sentado en el trono davídico, las naciones a la sazón
rebel<;les y amotinadas serán entregadas al Mesías por Jehová. No será
un delirio de nuestra fantasía si nos imaginamos una situación en los
albores de la eternidad, en que el Padre va presentando al Hijo, uno
por uno, todos los creyentes- cada uno con su particular relieve .y
valor diferente de los demás. Como un cofre de joyas, coleccionadas
una por una y totalmente distintas entre sí, así aparecen estas
prendas de amor ante los ojos del Hijo de Dios. Si una sola de ellas
fuese echada de menos, El, el Salvador, se sentiría indeciblemente
menesteroso. Son inconmensurables y superiores a todo
conocimiento las riquezas de gracia que están escondidas bajo este
sobrenombre superlativo los que Tú me has dado.
El comentario del Dr. C. l. Scofield sobre esta verdad es claro y
lleno de fuerza: "Siete veces dice Jesús que los creyentes le han sido
entregados a El por el Padre (vs. 2, 6 - dos veces -, 9, 11, 12, 24 );
Jesucristo es la dádiva de amor de Dios para el mundo (Jn. 3: 16), y
los creyentes son la dádiva de amor del Padre a Su Hijo Jesucristo. Es
Cristo mismo quien encomienda el creyente al Padre para que lo
guarde del mal; así que la seguridad del creyente descansa en la
fidelidad del Padre a Su Hijo Jesucristo"(Biblia Anotada de Scofield,
pág. 1095).
i
:j1 LAS RIQUEZAS DE LA GRACIA DIVINA 1071
·~. referencia a los gentiles no regenerados, la "Circuncisión hecha con
:J mano en la carne" con referencia a Israel, y la "Circuncisión no
J hecha a mano" con referencia a los cristianos (Ef. 2: 11; Col. 2: 11 ).
·.~ Sin embargo, la importante verdad de que el creyente ha sido
~.].· circuncidado con una circuncisión no hecha a mano y sin tener nada
:J que ver con la carne, es la posición de gracia que ahora consideramos.
j En el pasaje de Colosenses (2: 11 ), se dice que la circuncisión
~ espiritual del creyente consiste en "echar de vosotros el cuerpo
1 pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo." En este pasaje
!!, hallamos dos vocablos estrechamente relacionados, a saber, cuerpo
1· awJ.La y carne aáp~. El cuerpo físico no comete pecado a no ser que
esté dominado por la carne - la cual incluye el alma y el espíritu, y
manifiesta la naturaleza caída que todos poseemos, tanto los salvos
como los no salvos. El cuerpo físico no es echado en sentido literal,
sino que, siendo el instrumento o esfera de la manifestación del
pecado, la carne con su "cuerpo de pecado" (Ro. 6:6), puede ser
frenada o hecha in operan te por ahora. (Nuestra versión Reina-Valera
dice "destruido", lo cual es una incorrecta traducción del original
griego -Nota del Traductor). Así como el pecado de naturaleza fue
juzgado por Cristo en Su muerte, así el creyente, por su vital
situación en Cristo, participa de ese "echar de sí" que Cristo realizó,
que fue para El como una circuncisión y que viene a ser una
circuncisión espiritual para todo aquel por quien Cristo murió como
sustituto. Es una circuncisión "no hecha a mano." El poder
presentarse ante Dios como alguien cuya carne, o pecado de
naturaleza, ha sido juzgada, y para quien ha sido abierta una vía de
escape del dominio de la carne, es una posición provista por la gracia
y llena de bendición.
j
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l LAS RIQUEZAS DE LA GRACIA DIVINA 1079
1ª fe
'4 proporcionado, leemos: "por quien también tenemos entrada por la
a esta gracia en la cual estamos firmes" (Ro. 5: 2). El creyente no
1 sólo es salvo por gracia (E f. 2: 8), sino que está firme en la gracia; está
;j dentro de la esfera de la gracia divina, pues la misma gracia que lo
,¡ salvó, le sostiene; o sea, el mismo principio al que debe su salvación
·~ cuando cree, le es continuamente aplicado para salvaguardarlo a
1 través de todo su peregrinaje terrenal. De esta gracia envolvente, dice
31 Pedro así: "Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de
~ nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 P. 3: 18). Parece ser que el
l concepto aquí expresado es que el cristiano, al estar dentro de la
gracia, queda por ello destinadó~ a crecer en el conocimiento de
Cristo. Cierto que nadie puede crecer a no ser que haya encontrado
entrada a la gracia divina por fe. No se trata de crecer más en gracia,
sino de llegar a conocer más a Cristo, lo cual es posible a partir del
momento en que el creyente ha entrado en la esfera de la gracia
(comp. 2 Co. 3: 18).
(b) ACCESO AL PADRE. De este específico acceso está escrito:
"Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un
mismo Espíritu al Padre" (Ef. 2: 18). Las tres Personas de la Deidad
aparecen en este breve texto, pues declara que tanto el judío como el
gentil, siendo salvos, tienen entrada por medio de Cristo y por el
Espíritu al Padre. La parte esencial que Cristo ha llevado a cabo ha
sido ya considerada en detalle, pero también una parte que el
Espíritu Santo lleva a cabo. La percepción espiritual del cristiano (1
Co. 2: 10), su comunión (2 Co. 13: 14), y gran parte de sus títulos a la
presencia divina (1 Co. 12: 13), son directamente obra del Espíritu
Santo. La verdad relevante - maravillosa más allá de toda
comprensión - es que cada creyente tiene perfecta e inmutable
entrada al Padre.
(e) ES UN ACCESO LLENO DE SEGURIDAD. Tan perfecta1~'
realmente es esta admisión a la presencia y al favor de Dios, que se le
intima al cristiano a acercarse confiadamente. En este caso, la
confianza le va bien al creyente, puesto que todos los obstáculos han
sido obviados. Dos pasajes, ambos en la Epístola a los Hebreos,
intiman esta confianza: "Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro" ( 4: 16); "Así que, hermanos, teniendo libertad
para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el
camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su
carne" (10: 19-10).
Ser uno de aquellos a quienes ha sido otorgado libre acceso a la
presencia de Dios, equivale a ocupar una posición de gran privilegio y
estabilidad, ya se mida esto con módulos celestiales o terrenales.
1080 SOTERIOLOGIA
25. DENTRO DE UN CUIDADO MUCHO MAYOR DE DIOS.
Cuantos están atentos a la voz de la revelación divina han de
conceder que el amor de Dios hacia los no salvos es tan
inconmensurable como el infinito; con todo, está también clar~mente
revelado que la expresión del amor divino en favor de los salvos es
"mucho más." La razón es que, si Dios amó a los pecadores y a los
enemigos lo bastante como para entregar a Su Hijo a la muerte por
ellos, Su actitud será "mucho más" hacia ellos cuando estén ya
reconciliados y justificados, como asegura el Apóstol: "Mas Dios
muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados
en su sangí:e, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos
fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida" (Ro.5: 8-1 0). Este
amor inconcebible de Dios hacia aquellos a quienes ha salvado,
conduce a otorgarles diversas bendiciones:
(a) SON OBJETOS DE SU AMOR. El inmutable amor de Dios
subyace a cuanto El emprende. Ya fue Su amor el que planeó el
modo de salvación por medio de Cristo y, así, por Su gracia infinita.
Es cierto que Dios es propicio, esto es, que mediante la muerte de
Cristo está capacitado para recibir al pecador con las manos libres
para dispensarle su favor; pero no fue la muerte de Cristo la causa de
que Dios amase a los pecadores, sino que más bien fue Su amor el
que proveyó tal propiciación en y a través de Cristo (Jn. 3: 16; Ro.
5:8; 1 Jn. 3: 16). La satisfacción dada por Cristo liberó al amor de
Dios de las exigencias que la santidad ultrajada le imponían contra
los pecadores. El amor de Dios no conoce mudanza; no puede
experimentar altibajos, talantes ni tiempos, pues es el amor de
Alguien que es inmutable en Su naturaleza y en Su conducta.
(b) OBJETOS DE SU GRACIA. Los hombres no son salvos para
entrar en un período de prueba, sino en"' una esfera de gracia
infinita - una esfera en que Dios los trata como aquellos por quienes
Cristo ha muerto, y cuyos pecados han sido llevados ya por un
Sustituto. Esta gracia comprende:
( 1) Salvación. Pues está escrito que Dios nos vivificó en Cristo;
"para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosostros en Cristo Jesús. porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:7-9).
(2) Salvaguardia. Como declara la Escritura: "Por quien también
tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes"
(Ro. 5:2).
(3) Servicio. De esto se nos dice: "Como tú me enviaste al mundo,
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1082 SOTERIOLOGIA
que su actual intercesión, como esta Oración Sacerdotal, esté
limitada a los Suyos que están en el mundo. Tres textos afirman esta
intercesión celestial: "¿Quién es el que condenará? Cristo es el que
murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros" (Ro. 8:34 );
"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He.
7:25); "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura
del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por
nosotros ante Dios" (He. 9:24).
El estar incluidos así en el "mucho más" amor y cuidado de Dios,
representa ~na posición en la gracia divina de un valor incalculable.
26. SU HERENCIA. Ya hemos explicado de antemano parte de
esta posición en la gracia en un apartado anterior, al hablar de que
cada cristiano es un regalo del Padre al Hijo; sin embargo, además del
tesoro que para Cristo representa como dádiva del Padre, Efesios
1: 18 afirma que el creyente es también la herencia del Padre. Esta
verdad sublime es objeto de la oración del Apóstol. Como si los
efesios no lo pudiesen entender sin una revelación sobrenatural del
Espíritu Santo, ruega así: " ... alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos
(Ef. 1 ;18). Mucho es lo que se promete al creyente respecto a su
futuro lugar en la gloria; así leemos: "La gloria que me diste, yo les
he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno" (Jn.
17:22); "Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó" (Ro. 8:30); "Cuando Cristo, vuesta vida, se manifieste,
entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria" (Col.
3:4). Sólo mediante estos cambios que El habrá realizado en
pecadores caídos, es como Dios será glorifiqdo, pues ellos ret1ejarán
"la gloria de su gracia" (E f. 1: 6). Cada hijo de Dios servirá como de
vehículo o de irradiador mediante el cual podría contemplarse la
gloria de la shekinah de Dios.
j•. intimación de "andar en luz" (1 Jn. 1:7), la luz que Dios es, pues
ambas verdades tienen vigencia y cada una engendra su obligación
j respectiva; andar en luz no es lo mismo que ser luz, sino más bien
1 someterse totalmente al pensamiento y a la voluntad de Dios y
·~ ajustarse al carácter santo dé Dios, respecto a lo cual la Biblia es
lámpara para los pies y lumbrera para el camino (Sal. 119: 105); en
cambio, respecto a la luz que el creyente es, ha de notarse que el
haber recibido la luz en el propio ser es una posesión, y el ser luz en
j el Sefíor es una posición. Nadie se convierte en luz mediante un
1 esfuerzo por brillar, sino que, por el contrario, cuando uno ha llegado
1 a ser luz en el Sefíor, y esto por obra de Dios, es cuando recibe el
~ encargo de brillar como luz en un mundo en tinieblas. Podernos·
.~ concluir con razón que la luz que el creyente es, puede identificarse
·~ como la morada interior de la naturaleza divina, y que esta luz está
velada en este mundo, pero se manifestará en la gloria.