Você está na página 1de 13

Figura 2.

6 Modelo de flujo isotrópico bidimensional, mostrando la distrubución


de los sistemas de flujo local, intermedio y regional de agua subterranea
Los diferentes sistemas de flujo del agua subterránea propuestos por Tóth (1963) y
sus componentes que los caracterizan son los siguientes:

Sistema de flujo local. Son sistemas de flujo que tiene su área de recarga en un alto
topográfico y el área de descarga en un bajo topográfico adyacente, es decir,
localizados uno al lado del otro.
Sistema de flujo intermedio. Es el sistema de flujo en el que sus zonas de recarga y
descarga, no son adyacentes, ni tampoco ocupan las elevaciones más altas y bajas
de una cuenca; pero sus zonas de recarga y descarga están separadas por uno o
más altos o bajos topográficos.
Sistema de flujo regional. Se considera sistema de flujo regional, aquél que su zona
de recarga ocupa el parteaguas subterráneo y su zona de descarga se sitúa en el
fondo de la cuenca.

A continuación, se presenta la definición de las componentes de estos flujos de


aguas subterráneas, que se ilustran en la Figura 2.7:

Área de flujo vertical descendente (zona de recarga). Es la porción de una red de


flujo en el que la dirección del agua subterránea se aleja del nivel freático (Figura
2.7.c).
Área de flujo horizontal (zona de transición lateral). Es donde el movimiento ocurre
horizontalmente, en forma aproximadamente paralela al nivel freático (Figura 2.7.a).
Área de flujo vertical ascendente (zona de descarga). Es la porción de una red de
flujo en el que la dirección del agua subterránea se acerca al nivel freático (Figura
2.7.b).

1
Figura 2.7 Diagramas esquematicos de zonas de a) Flujo lateral, b) Descarga y
c) Recarga
En cuencas con materiales geológicos isótropos homogéneos, la topografía puede
crear sistemas complejos de flujo de agua subterránea; pero la única ley inmutable
es que los terrenos topográficamente altos son áreas de recarga y los
topográficamente bajos se consideran áreas de descarga. Para la mayoría de las
configuraciones topográficas más comunes, la línea media de los sistemas de flujo
se localizan más cerca de los valles que de las partes topográficamente altas (Freeze
y Witherspoon, 1967). Con base en esta experiencia, una carta hidrodinámica tendrá
al área de descarga en un 5 a 30% de la superficie total de una cuenca (Freeze y
Cherry, 1979).

Aunque la heterogeneidad y la anisotropía modifican los detalles del patrón de flujo


(Freeze y Witherspoon, 1967), las propiedades básicas de la geometría del flujo
permanecen sin cambio bajo estas condiciones (Tóth, 1970). La heterogeneidad
geológica es de gran importancia debido a que puede tener un efecto profundo sobre
el flujo de agua subterránea regional y afectar: i) la interrelación entre sistemas
locales y regionales; ii) el patrón superficial en zonas de recarga y descarga; y iii) el
volumen de flujo descargado a través de los sistemas.

Los rasgos superficiales relacionados con el flujo del agua subterránea incluyen
todas las observaciones de campo que son útiles para averiguar la ocurrencia del
flujo subterráneo. De ahí que el entendimiento de tal ocurrencia requiera del
conocimiento de la naturaleza de los "afloramientos" de aguas subterráneas
(Meyboom, 1966), o sea, los rasgos indicadores de sistemas de flujo. Los trabajos de
Meyboom (1966, 1967), Tóth (1966, 1972), Mifflin (1968) y Ophori y Tóth, (1989b)
muestran la gran relación que existe entre la descarga y recarga del agua
subterránea y los fenómenos naturales que ocurren en el campo. Por lo tanto, uno de
los principales objetivos de campo consiste en estimar el patrón de flujo del agua
subterránea, tanto como las manifestaciones o indicadores de campo lo permitan
Ophori y Tóth, (1989b).

Los rasgos observados en campo pueden ser producto del agua superficial,
subterránea o una conjugación de ambas. Por consiguiente, es evidente que áreas
donde el agua subterránea se mueve hacia la superficie terrestre, poseerán mayor
humedad por arriba de 1a zona saturada, a diferencia de las áreas donde el agua
subterránea se aleja de la superficie terrestre. Consecuentemente, áreas de
movimiento ascendente del agua subterránea (áreas de descarga) estarán
caracterizadas por Ophori y Tóth, (1989b):

manantiales
filtraciones o "lloraderos"
niveles freáticos someros
pozos brotantes
aguas con alta conductividad eléctrica
altos índices de sólidos totales disueltos
freatofitas
precipitación de sales
cosechas "quemadas"
arenas movedizas
exceso de humedad
algunos tipos de construcciones hechas por el hombre, aprovechando esas
circunstancias

En el caso de áreas con movimiento descendente del agua subterránea (áreas de


recarga), estarán determinadas por (Tóth, 1972; Ophori y Tóth, 1989b):

deficiencia de humedad, conteniendo conductividad eléctrica relativamente baja


mínimas concentraciones de sólidos totales disueltos
niveles freáticos relativamente profundos
en general, carencia de rasgos de descarga como los mencionados anteriormente

Para identificar las características anteriores que definen zonas de recarga o


descarga, se tienen como indicadores de flujo más importantes a los siguientes
puntos:

topografía
clima
mediciones piezométricas
patrones hidrogeoquímicos
manantiales
pozos brotantes
vegetación

Es importante no olvidar que los rasgos o indicadores anteriormente señalados son


válidos para regiones áridas o semiáridas, donde el agua no es lo suficientemente
abundante como para enmascarar u ocultar los efectos superficiales del flujo del
agua subterránea (Domenico, 1972). A continuación se presenta una breve
descripción de la importancia de estos indicadores de flujo:

Topografía. Este indicador es bastante obvio y permite suponer que la dirección de


flujo del agua subterránea se dirige de las partes topográficamente altas (áreas de
recarga) hacia las partes topográficamente bajas (áreas de descarga) o como lo
define Hubbert (1940), el flujo siempre ocurrirá de regiones con cargas hidráulicas
mayores hacia regiones de cargas hidráulicas menores. Es importante entender que
el movimiento del agua a través de la zona de saturación ocurre en respuesta a las
fuerzas de gravedad y presión. La gravedad, de hecho, actúa de forma tal que hace
que el agua descienda, sin embargo, las fuerzas de presión pueden provocar
movimiento del agua en flujo ascendente, por lo tanto, en ocasiones es incorrecto
decir que "el agua se mueve hacia abajo o cuesta abajo" cuando se refiere al agua
del subsuelo.

Otro aspecto importante de señalar es que la configuración del nivel freático tiene
gran influencia y control sobre el patrón de distribución de flujo del agua subterránea
y de su velocidad. En áreas donde la configuración del nivel freático es una réplica
relativa de la topografía, las características geométricas de la superficie terrestre se
pueden utilizar para lograr una buena aproximación para calcular los patrones de
flujo (Tóth, 1970).

Clima. Los principales factores climatológicos que afectan ciertos parámetros del
régimen del agua subterránea son la precipitación, la temperatura del aire y la
evapotranspiración actual. Por lo tanto, dentro de una región con una topografía y
geología dadas, el balance entre la recarga y descarga atmosférica determina la
configuración del nivel freático, que es el límite superior de la región de flujo del
medio de saturación; por lo tanto, los factores mencionados son los que controlan el
desarrollo del patrón de flujo (Tóth, 1970).

En regiones con un exceso de precipitación, el nivel freático será una replica más
exacta de la topografía, resultando en un máximo de diferencia del flujo potencial, en
cambio en áreas con precipitación deficiente, el relieve del nivel freático es menos
acentuado, habiendo una menor diferencia de potencial de flujo y bajo número de
sistemas de flujo local.

Mediciones piezométricas. El indicador más directo para determinar los sistemas de


flujo del agua subterránea es la medición de cargas hidráulicas a diferentes
profundidades. Rigurosamente, una superficie potenciométrica es el resultado de la
configuración de la carga hidráulica de un acuífero confinado y sólo es válida para
flujo horizontal, en acuíferos horizontales. Por lo tanto, la condición de flujo horizontal
sólo se encuentra en acuíferos con conductividad hidráulica mucho más elevada que
la de capas confinantes asociadas (Freeze y Cherry, 1979). Lo anterior significa que
si un plano potenciométrico se configura a partir de datos obtenidos de pozos con
diferentes profundidades, la superficie obtenida es un compuesto de mediciones de
potencial (Domenico, 1972). Esto sucede en la realidad, cuando se presentan
componentes de flujo vertical, como se muestra esquemáticamente en la Figura 2.8,
modificada de Mifflin (1968).

Figura 2.8 Esquema de un sistema de flujo representando con informacion de


niveles estaticos medidos en pozos de diferentes profundidades

Mediante la gráfica generalizada de profundidad del pozo vs profundidad del nivel


estático del agua, propuesta por Freeze y Cherry (1979), se establecen zonas con
posibles componentes de flujo, que pueden ser descendentes o ascendentes, que se
asocian a zonas de recarga y descarga (Figura 2.9). Es comprensible que los planos
del nivel del agua únicamente representan la dirección general de flujo del agua
subterránea (Tóth, 1966). Por eso, es importante considerar siempre el
comportamiento del flujo subterráneo en planta y en perfil e interpretar gráficas de
profundidad del pozo vs profundidad del nivel estático del agua.
Figura 2.9 Definición de zonas de recarga y descarga de acuerdo con la
relación profundidad al nivel estático contra la profundidad del pozo

Manantiales. Los manantiales son indicadores de campo en la búsqueda de zonas


de descarga de sistemas de flujo. Adicionalmente, con base en las características
físicas y químicas de los manantiales y su localización dentro del ambiente
hidrogeológico, es posible definir el sistema de flujo al que pertenecen.

Pozos brotantes. Los pozos brotantes, como su nombre lo indica, son


aprovechamientos con su nivel piezométrico por arriba del terreno, por lo tanto son
surtidores naturales de agua subterránea, su presencia es un claro rasgo de una
zona de descarga. Los principales factores que controlan la presencia de un pozo
brotante son la topografía y el ambiente geológico.

Vegetación. Existen zonas desérticas y húmedas donde habitan plantas a lo largo de


los cauces de los ríos y sobre las zonas donde el nivel freático es poco profundo
respecto de la superficie del terreno; estas plantas se conocen como freatofitas y
poseen raíces muy profundas que llegan a alcanzar el nivel freático. Las freatofitas
no solamente son propias de las zonas desérticas, sino también de las zonas
húmedas, aunque en estas últimas su clasificación ecológica no ofrece una
particularidad especial. Estos árboles crecen generalmente donde la profundidad del
nivel freático no es superior a los diez metros.

Hablar de la relación entre sistemas de flujo y acuífero, significa establecer que son
dos concepciones conceptuales que definen los mecanismos de flujo del agua
subterránea.
Una vez establecidas las bases de los sistemas de flujo, se analizará cuales son las
relaciones entre ellos y los acuíferos. El punto de vista acuífero se basa en el
concepto de acuíferos confinado y libre. Esta visión se enfoca especialmente al
análisis de flujo hacia pozos de bombeo y es la base de muchas soluciones
analíticas incluyendo las de Thiem, Theis y Jacob. Desde este contexto, se supone
que el flujo de agua subterránea es estrictamente horizontal en los acuíferos y
vertical en capas semiconfinantes. Por esta razón la conductividad hidráulica se
integra en la dimensión vertical, con lo que se obtiene una característica de
transmisión del agua denominada transmisividad. Una situación adicional se
presenta en la Figura 2.10, en donde se observa que para el punto de vista de
acuífero, las cargas hidráulicas en el horizonte confinante no son de interés.

Figura 2.10 Enfoques sobre los sistemas de flujo y acuíferos

1
Es oportuno notar que en el enfoque de los sistemas de flujo, las líneas de flujo
pasan a través de todas las unidades geológicas, pues se considera que existe
continuidad hidráulica entre los acuíferos y las capas confinantes. Los sistemas de
flujo no tratan de identificar acuíferos y capas confinantes por si mismas, sino
construir la distribución tridimensional de cargas hidráulicas, conductividad hidráulica
y propiedades de almacenamiento en cada parte del sistema. Además, los sistemas
de flujo permiten la presencia de componentes verticales y horizontales de flujo que
atraviesan todo el sistema y por consiguientes permiten tratar el sistema real en
perfiles bidimensionales y tridimensionales (Figura 2.10). Desde este punto de vista,
un acuífero puede contener uno o varios sistemas de flujo, o un sistema de flujo
atravesar varios acuíferos en su recorrido desde las zonas de recarga hasta las de
descarga.

2.2 CONTAMINACIÓN DEL AGUA


SUBTERRÁNEA

En países como México en donde aproximadamente dos terceras partes de la


superficie están constituidas por zonas áridas y semiáridas, el agua subterránea es
un recurso de capital importancia, ya que constituye la principal fuente de
abastecimiento tanto para agua potable como para el sustento de las actividades
productivas. Considerando este hecho indiscutible, la calidad del agua subterránea
que debe conservarse inalterada el mayor tiempo que sea posible. Cuando el agua
que se bombea de los pozos utilizados para proporcionar el abastecimiento a la
población sobrepasa alguno o varios de los parámetros establecidos en el
Reglamento de la Ley General de Salud en materia de control sanitario de
actividades, establecimientos, productos y servicios (1988), entonces debe de recibir
un tratamiento previo a su distribución.

En ocasiones el agua subterránea no cumple con los requerimientos de potabilidad,


porque contiene concentraciones elevadas de algunos sólidos disueltos que se
derivaron de su evolución natural a lo largo de las trayectorias de flujo entre las
zonas de recarga y descarga. En este caso, la interacción normal agua-acuífero
provoca que elementos traza como el hierro, manganeso, fluoruro, arsénico, boro;
etc. o elementos mayores como el cloruro, sulfato 0 bicarbonato se presenten en
concentraciones más elevadas a las indicadas en la normatividad. Con estas
características se puntualiza que el agua subterránea es de mala calidad. Sin
embargo, cuando el agua subterránea no es apta para consumo humano porque
tiene concentraciones anómalas de compuestos orgánicos, detergentes, compuestos
inorgánicos como el nitrato, o bacterias coliformes y virus, que se asocian
directamente con actividades antropogénicas, entonces se dice que se trata de agua
contaminada.

La delimitación de zonas de protección de pozos es una actividad que trata


precisamente de restringir al máximo la posibilidad de que la fuente de agua
(subterránea en este caso) sea contaminada por efecto de las labores humanas.
Además de ser un recurso natural indispensable para los seres humanos, el agua
agua dulce o salobre se desarrollan en las zonas de descarga de sistemas de flujo
1
subterránea también forma parte vital de algunos ecosistemas. Muchos hábitats de

agua dulce o salobre se desarrollan en las zonas de descarga de sistemas de flujo


2
regional, por lo que si el sistema de flujo se afecta por problemas de contaminación,
entonces no será posible que cumpla cabalmente con su función ecológica.

2.2.1 Actividades que pueden impactar la calidad del agua


subterránea

Como la capacidad de detección de algunas substancias inorgánicas disueltas que


se presentan en concentraciones muy bajas se ha incrementado últimamente,
y sobre todo en el caso de especies orgánicas, se ha encontrado que la variedad
de especies contaminantes presentes en el agua subterránea es muy elevada. Entre
los principales contaminantes identificados se tienen: i) compuestos orgánicos
sintéticos,
ii) hidrocarburos, iii) cationes inorgánicos, iv) aniones inorgánicos, v) gérmenes
patógenos y vi) radionúclidos (Fetter, 1993). La mayoría de las substancias que
contaminan el agua subterránea pueden ser disueltas parcial o totalmente. Los
compuestos orgánicos como algunos hidrocarburos, son ligeramente solubles, por lo
que se presentarán en el subsuelo tanto en fase disuelta como insoluble.

Generalmente los contaminantes se encuentran asociados a una fuente, que a su


vez se relaciona con una utilidad o uso específico. Por esta razón, entre las primeras
tareas que es necesario realizar cuando se establece un plan de zonas de protección
de pozos en una ciudad, es la determinación de todas las fuentes potenciales de
contaminación, establecer su localización exacta en el mapa base y definir cuales
son los tipos de compuestos químicos que se pueden presentar asociados con
dichas fuentes.

Con base en estos datos y con información hidrogeológica adicional es posible


evaluar la vulnerabilidad del agua subterránea dentro de las zonas de protección
definidas. De este modo, se tienen los elementos suficientes como para realizar las
acciones necesarias (preventivas o de corrección) en aquellas regiones, dentro de
las zonas de protección de pozos que presentan el mayor grado de vulnerabilidad a
la contaminación del agua subterránea. En la Tabla 11.3 se presenta una
compilación bibliográfica de las principales substancias contaminantes que se han
encontrado en el agua subterránea, así como el uso a que se destinan, de tal modo
que sirva como una guía para identificar la fuente potencial asociada.

Muchas de las fuentes potenciales de contaminación son relativamente obvias y


fáciles de localizar. En este rubro se mencionan gasolineras, rellenos sanitarios,
fábricas, entre otras (Figura 2.11). Sin embargo, la ubicación e identificación de las
fuentes potenciales de contaminación no siempre es un paso sencillo, sobre todo
cuando se trata de contaminantes relacionados con actividades no comerciales o a
pequeña escala, como puede ser el aceite usado que es arrojado en una depresión
natural del terreno por una persona que realizó personalmente el cambio de
aceite de su carro; la familia que tiene una pequeña granja y arroja sus desechos
en un pozo abandonado dentro de su terreno. Otro tipo de fuentes potenciales de
contaminación difíciles de localizar, se relaciona con sitios que dejaron de funcionar
hace mucho tiempo; como por ejemplo, el primer basurero municipal que dejo de
1
utilizarse hace más de 30 años, el taller mecánico que realizaba cambios de aceites
y lubricantes que cerró hace más de 10 años. En resumen, las posibilidades son

2
variadas, por lo que esta actividad tiene que realizarse con el mayor de los detalles
investigando información histórica diversa.

Figura 2.11 Fuentes potenciales de contaminación

En la mayoría de los casos, el potencial de contaminación del agua subterránea


somera es ocasionado por las diversas actividades antropogénicas que tienen lugar
en la superficie del terreno natural. Sin embargo, también se presentan algunas otras
acciones que tienen lugar bajo la superficie del terreno, pero a corta profundidad, por
lo que el ingreso a la zona saturada es más directo y expedito que para las
señaladas previamente. A continuación se presenta una descripción generalizada de
las fuentes potenciales de contaminación de agua subterránea.

Fuentes potenciales de contaminación que se presentan en la superficie del terreno.

1. Canales de conducción de aguas residuales municipales o industriales.


2. Lugares en donde se depositan residuos sólidos (tiraderos a cielo abierto) o
líquidos (presas de oxidación, zonas de regadío).
3. Sitios en donde depositan lodos residuales derivados de la operación de
plantas de tratamiento.
4. Aplicación de fertilizantes, herbicidas y pesticidas en campos
agrícolas.

Você também pode gostar