Você está na página 1de 17

Preguntas Acerca de Sexólicos Anónimos (SA) y de la Adicción a La Lujuria

Los recién llegados a nuestro programa suelen venir llenos de preguntas. Este
es un intento de contestar a algunas de ellas y de hacerte partícipe de
nuestra solución.

¿Qué es SA (Sexólicos Adictos)?

Somos una fraternidad de hombres y mujeres que comparten su mutua


experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar
a otros a recuperarse. Nuestro objetivo primordial es mantenernos
sexualmente sobrios y ayudar a otros sexólicos a alcanzar la sobriedad sexual.
(Impreso y adaptado con permiso de Alcoholics Anomymous Grapevine, Inc).

¿Es SA un programa religioso?

SA no es un programa religioso, sino un programa espiritual. Habla de un


“Poder Superior” y de “Dios tal como nosotros lo entendemos”, pero no se
exige ningún tipo de creencia en Dios para ser miembro; los ateos y los
agnósticos conocerán otras personas como ellos en este y en otros
programas de recuperación de doce pasos. Tampoco es un problema ser
creyente, de cualquier religión o credo. Entre nosotros hay ateos, agnósticos,
cristianos, judíos, musulmanes, etc.

¿Es SA una terapia de grupo?

SA no es ni una terapia de sexo ni una terapia de grupo. Son los miembros los
que dirigen la reunión recurriendo a los modelos de reuniones de que
disponemos. No hay profesionales a cargo de las reuniones de SA.

SA es un programa de recuperación de la lujuria y la adicción al sexo basado


en los principios de Alcohólicos Anónimos.

Sean cuales sean los problemas con los que llegamos a SA, disponemos de
una solución común—la práctica con otros sexólicos de los doce pasos y las
doce tradiciones de la recuperación cuyo fundamento es la sobriedad
sexual—.
¿Es SA un programa de autoayuda?

SA no es un programa de autoayuda. Hasta ahora no habíamos podido salir


de la adicción al sexo por nosotros mismos; la recuperación es personal, pero
ya no estamos solos. Trabajar los Doce Pasos con la guía de un padrino es el
núcleo del programa de SA. Asistir a las reuniones, unirnos a la Fraternidad y
seguir las Doce Tradiciones nos da el apoyo necesario en este viaje.

¿Qué tengo que hacer para ser miembro?

Cualquier persona que piense que tiene un problema con la lujuria o adicción
al sexo puede asistir a las reuniones cerradas de SA y puede considerarse
miembro si manifiesta que desea liberarse de la lujuria y alcanzar la
sobriedad sexual, según la definición de sobriedad de SA.

No se excluye a nadie, entre nosotros hay personas de todo tipo y condición.

¿Cuánto tengo que pagar para ser miembro?

Las reuniones de SA son gratuitas. Para ser miembro de SA no se pagan


honorarios ni cuotas. Pasamos una bolsa en las reuniones para pagar el
alquiler del local, las publicaciones, el café, etc. Como afirma nuestra séptima
tradición: “Nos mantenemos con nuestras propias aportaciones.”

¿Cómo puedo estar sano si no dispongo de una válvula de escape sexual?

Nuestra experiencia colectiva nos enseña que la sobriedad sexual nos libera
de la necesidad compulsiva de tener relaciones sexuales. Tratamos de
colocar el instinto por la intimidad sexual en el lugar que le corresponde, esto
es, para la reproducción y para establecer vínculos sanos con nuestro
cónyuge. Cuando renunciamos a la lujuria y a los estímulos sexuales,
desaparece la necesidad obsesiva de sexo.

De acuerdo, cometo excesos en mis conductas sexuales, ¿no me bastaría con


ser un poco más comedido?

SA es para las personas que han perdido el control en esta parte de sus vidas.
Venimos a SA porque no podemos parar, independientemente de cuáles
sean nuestras prácticas sexuales adictivas específicas. Hemos perdido la
capacidad de parar.

¿Cómo puedo saber si soy adicto?

Has de llegar a esta conclusión por ti mismo. Reconocer que somos


impotentes es lo que se llama “trabajar el primer paso”. Como afirma
nuestro primer paso “Admitimos que éramos impotentes ante nuestra
adicción a la lujuria—que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables—”.

Lleva tiempo—y mucho sufrimiento—admitir que la lujuria nos ha derrotado.


Más tarde o más temprano decimos: “Me rindo”, “necesito ayuda”, “solo no
puedo”, o algo semejante. Cada una de estas frases es una admisión de
impotencia.

Es por eso por lo que no funciona cuando tratamos de alcanzar la sobriedad


por otra persona como un familiar o nuestro jefe. Tenemos que admitirnos a
nosotros mismos nuestra derrota y buscar ayuda porque eso es lo que
necesitamos.
¿Soy Adicto al Sexo?

Examínate a ti mismo:

1. ¿Se te ha ocurrido alguna vez pensar que necesitas ayuda para


modificar tu comportamiento o pensamientos sexuales?
2. ¿Qué te iría mucho mejor si no te “dejaras llevar” por los impulsos
sexuales?
3. ¿Qué el sexo o los estímulos exteriores te controlan?
4. ¿Has tratado alguna vez de parar o limitar aquello que consideras
perjudicial en tu conducta sexual?
5. ¿Utilizas el sexo para huir de la realidad, aliviar la ansiedad o porque
no sabes resolver los problemas que la vida te plantea?
6. ¿Tienes sentimientos de culpa, remordimientos o depresiones
después?
7. ¿Se ha vuelto más compulsiva tu búsqueda de sexo?
8. ¿Perjudica a las relaciones con tu cónyuge?
9. ¿Te ves obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos durante el acto
sexual?
10.¿ Se apodera de ti un impulso irresistible cuando la otra parte toma la
iniciativa o te propone relaciones sexuales?
11.¿ Estás siempre saltando de pareja en pareja o de amante en amante?
12.¿ Crees que “el amor verdadero” te ayudaría a liberarte de la lujuria, a
abandonar la masturbación o a dejar de ser tan promiscuo?
13.¿?
14.¿Se ha vuelto más compulsiva tu búsqueda de sexo?
15.¿Perjudica a las relaciones con tu cónyuge?
16.¿Te ves obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos durante el acto
sexual?
17.¿Se apodera de ti un impulso irresistible cuando la otra parte toma la
iniciativa o te propone relaciones sexuales?
18.¿Estás siempre saltando de pareja en pareja o de amante en amante?
19.¿Crees que “el amor verdadero” te ayudaría a liberarte de la lujuria, a
abandonar la masturbación o a dejar de ser tan promiscuo?
20.La búsqueda de sexo, ¿hace que no prestes atención a tus necesidades
o al bienestar de tu familia y de los demás?
21.¿Se ha reducido tu rendimiento y tu capacidad de concentración en la
medida en que el sexo se ha vuelto más compulsivo?
22.¿Te roba tiempo que debieras dedicar al trabajo?
23.¿Cuándo buscas sexo acudes a un medio social más bajo?
24.¿Te entran ganas de alejarte lo más rápidamente posible de la otra
persona una vez finalizado el acto sexual?
25.¿Te masturbas y tienes relaciones sexuales con otras personas, a pesar
de que tu cónyuge es sexualmente satisfactorio?
26.¿Te han arrestado alguna vez por algún delito relacionado con el sexo?

Pornografía en Internet

¿Tienes un problema con la pornografía o lujuria en Internet?

 ¿El uso ilícito de Internet ha puesto tu trabajo en riesgo?


 ¿Has perdido horas de sueño debido al uso obsesivo de Internet?
 ¿Has mentido a otros para continuar viendo pornografía en Internet?
 ¿Has dejado de asistir a importantes eventos o reuniones porque
estabas en Internet?
 ¿Crees que estás atrapado en la Red?

Quizás te identifiques con algunas de estas preguntas. Quizá la pornografía


en Internet sea ya una actividad habitual en ti. Si es así, debes saber que no
estás solo. Algunos de nosotros hemos pasado muchas horas buscando
imágenes pornográficas o buscando contactos sexuales ilícitos en Internet.
Sitios de chat o sitios de pornografía, accesos gratuito en el mundo de la Web
donde hemos consumido nuestras vidas. Nuestra obsesión con el sexo y la
lujuria ha invadido nuestros hogares, matrimonios, sitios de trabajo,
ordenadores, portátiles, teléfono móviles, tablets. Hemos estado atrapados.

Para liberarnos de todo esto, nos dimos cuenta de que necesitamos un poder
superior a nosotros mismos y además más poderoso que nuestra droga. A
través del programa de Sexólicos Anónimos, hemos encontrado este poder
superior y la recuperación comenzó. En esta Web puedes leer historias de
miembros* de SA que comparten su experiencia; lo que funciona para
nosotros para superar nuestra adicción a los chat y pornografía de Internet.
Estamos agradecidos, recuperándonos de la adicción al sexo, estando
sexualmente sobrios y creciendo en recuperación de día en día.

Si deseas parar el abuso de Internet y te identificas con alguna de las historias


de esta página, tal vez quieras aprender más de nuestro sencillo programa de
recuperación. Deseamos que descubras el camino del regreso feliz al sano
juicio.

Sexólicos Anónimos: Una solución para la adicción al sexo y a la lujuria


Si crees que puedes ser adicto a la lujuria o al sexo, quizá te interese saber
algo acerca de Sexólicos Anónimos.

Aunque la idea de que el sexo pueda ser adictivo resulte nueva para muchos,
hoy sabemos, cada vez con más certeza, que el sexo es uno de los muchos
instrumentos que la gente usa para aliviar el aislamiento, la apatía y la
tensión; para solucionar los conflictos, conseguir poder y encontrar una vía
de escape; o para adquirir una seguridad emocional o espiritual falsa.

Muchos de nosotros nos dimos cuenta de que independientemente de cómo,


por qué o cuándo comenzó, llegó un momento en el que actuábamos contra
nuestra voluntad. Sólo al intentar parar, pudimos percatarnos de que éramos
adictos a la lujuria, al sexo o a las relaciones de pareja. Éramos sex-
alcohólicos.
Sexólicos Anónimos la fundaron personas a las que el programa de los doce
pasos procedente de Alcohólicos Anónimos les sirvió de instrumento de
recuperación, cuando todo lo demás les había fallado. A medida que su
sobriedad se prolongaba y se consolidaba, descubrían que estos principios
representaban un estilo de vida que había transformado su existencia,
comenzando por un cambio interno de actitudes, y terminando en la
conducta exterior.

A los miembros, que procedemos de todas las capas y ambientes sociales,


nos une nuestro problema común; y nos une a pesar de que la mayoría de
nosotros creíamos que el nuestro era diferente, el más doloroso, y que nadie
podría ni identificarse con nosotros ni comprendernos. Al reunirnos
regularmente, al hablar con otros sexólicos y ayudarles, podemos, con la
ayuda de Dios, interrumpir nuestras actividades lujuriosas y liberarnos de las
obsesiones.

¿Qué son los Sexólicos? ¿Qué es la Sobriedad?


Hablamos por nosotros mismos. La naturaleza especializada de SA puede
entenderse mejor en términos de lo que llamamos sexólico. Los sexólicos se
han situado ellos mismos fuera del contexto de lo que llamamos lo bueno y lo
malo. Han perdido el control y ya no tienen el poder de elegir. Ya no pueden
detenerse. La lujuria se ha convertido en una adicción. Nuestra situación es
como la de los alcohólicos que ya no pueden tolerar el alcohol y deben dejar
de beber por completo, pero su relación de dependencia es tan grande que
no pueden lograrlo. Así sucede con los sexólicos o borrachos del sexo, que no
pueden tolerar la lujuria pero al mismo tiempo no pueden prescindir de ella.

Así, para los sexólicos, cualquier forma de relación sexual consigo mismo o
con personas distintas a su cónyuge es progresivamente adictiva y
destructiva. También somos conscientes de que la lujuria es la fuerza
impulsora de nuestros comportamientos sexuales y que la verdadera
sobriedad incluye la victoria progresiva sobre la misma. Llegamos a estas
conclusiones a través de nuestras experiencias y del proceso de
recuperación; no tenemos otra opción. Pero reconocemos que aceptar esta
realidad es la clave para una libertad feliz y gozosa que no podríamos
conocer de ninguna otra forma.

Esto debiera desanimar a muchos de los que nos visitan que admiten ser
víctimas de la obsesión y compulsión sexual, pero que lo que en el fondo
quieren es controlarla y disfrutarla, del mismo modo que a los alcohólicos les
gustaría recuperar el control y disfrutar la bebida. Hasta que llegamos a la
desesperación, hasta que quisimos parar de verdad pero vimos que no
éramos capaces, no pudimos tomar en serio este programa de recuperación.
SA es para los que no tienen más opción que parar y es su propio interés
personal el que debe convencerles de ello.

Tener Adicción al Sexo


Muchos de nosotros llegamos aquí desesperados por que perdimos el
control de nuestras vidas, la adicción al sexo nos impedía llevar una vida
digna, equilibrada y feliz. La compulsión sexual era tan fuerte que, tras
intentar numerosas veces dejarlo sin éxito y volver a recaer, nos hizo perder
la confianza en nosotros mismos y la esperanza de vernos libres de su tiranía;
llegamos a sentirnos aislados del mundo y perdidos.

Está compulsión es algo muy extendido y sin embargo no sale mucho a la luz,
porque tener adicción al sexo conlleva muchos prejuicios sociales, y también
porque a la mayoría de las personas que lo son les gustaría librase de la
lujuria por sí mismos. Lo que empezó como un juego placentero, con el
tiempo nos fue llevando a la necesidad de más y más, en cuanto a tiempo y
cantidad de consumo de sexo.

Tras llegar a Sexólicos Anónimos todo comenzó a cambiar, la desesperación


se convirtió en esperanza por primera vez y la obsesión fue convirtiéndose
en sobriedad sexual. Gracias al programa de Sexólicos Anónimos y al grupo
de personas que lo conforman, ser adicto al sexo comenzó a tomar una
nueva dimensión, es posible avanzar en la vida de una forma más sana, feliz y
alegre. Sexolicos Anónimos nos abre la puerta para salir de la adicción al sexo
y recuperarnos.
¿Qué es Sexólicos Anónimos (SA)?
Sexólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten
su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema
común y ayudar a otros a recuperarse. El único requisito para ser miembro es
el deseo de liberarse de la lujuria y alcanzar la sobriedad sexual. Para ser
miembro de SA no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con
nuestras propias aportaciones. SA no está vinculada a ninguna secta,
confesión religiosa, partido político, organización o institución alguna; no
desea intervenir en controversias; no respalda ni se opone a ninguna causa.
Nuestro objetivo primordial es mantenernos sexualmente sobrios y ayudar a
otros sexólicos a alcanzar la sobriedad sexual.

Sexólicos Anónimos es un programa de recuperación basado en los principios


de Alcohólicos Anónimos y ha recibido el permiso de AA para usar los Doce
Pasos y las Doce Tradiciones en 1979.

Tenemos una solución. No pretendemos que sirva para todos, pero a


nosotros nos resulta muy útil. Si te identificas con nosotros y crees que tu
problema puede ser semejante, pasaremos a hablarte de nuestra solución.
(Sexólicos Anónimos, pág. 2.

Al definir la sobriedad no hablamos en nombre de aquellos que no


pertenecen a SA. Tan sólo podemos hablar en el nuestro. Así, para el sexólico
casado, la sobriedad sexual consiste en abstenerse de todo acto sexual
consigo mismo o con otras personas, exceptuando a su cónyuge. En la
definición de sobriedad de SA el término “cónyuge” se refiere a la pareja en
un matrimonio entre un hombre y una mujer. Para el soltero, en la
abstinencia de cualquier tipo de actividad sexual. Y para todos nosotros,
solteros o casados, la sobriedad sexual incluye también la victoria progresiva
sobre la lujuria. (Sexólicos Anónimos, pág. 193-194.

El único requisito para ser miembro de SA es el deseo de liberarse de la


lujuria y de alcanzar la sobriedad sexual, según la definición de sobriedad de
SA.
Cuando dos o más sexólicos se reúnen para alcanzar la sobriedad de SA,
según la definición de sobriedad de SA, pueden llamarse un grupo de SA.

Las reuniones que no se adhieren ni siguen la declaración de sobriedad de


Sexólicos Anónimos, tal como se establece en la anterior Declaración de
Principios adoptada por la Asamblea General de Delegados en 2010, no son
reuniones de SA y no pueden llamarse reuniones de SA.

¿Qué es la Lujuria?
¿Por qué hablamos en SA de Lujuria y no solo de Adicción al Sexo?
Un Punto de Vista Personal

Es difícil de explicar, pero he aquí lo que la lujuria representa en mi vida. Es


un tirano que quiere controlar el sexo en su propio provecho, a su manera y
en el momento que le apetece. Es un ruido mental-espiritual que tergiversa o
pervierte el sexo, de la misma manera que una interferencia ronca de radio
estropea la audición de una melodía agradable.

La lujuria no es el sexo y no es física. Es una pantalla de fantasía


autocondescendiente que me separa de la realidad, o de la realidad de mi
persona en el acto sexual conmigo mismo, o de la realidad de mi cónyuge.
Funciona de la misma forma ya se trate de la novia, de una prostituta o de mi
esposa. De esta manera niega la identidad personal, la mía o la de la otra
persona, y va contra la realidad, contra mi propia realidad, va contra mí.

Me resulta imposible disfrutar de una unión auténtica con mi esposa en la


medida en que la lujuria esté viva, porque ella como persona no cuenta; es
incluso un estorbo; es un mero objeto sexual. La verdadera unidad conmigo
mismo es imposible si yo me divido en dos para tener un acto sexual conmigo
mismo. El compañero fantástico que he creado en mi mente en realidad ¡es
parte de mí! Con la lujuria el acto sexual no resulta de la unión personal; el
sexo no fluye de la unión. El sexo activado por la lujuria hace imposible la
unión verdadera.

La naturaleza de la interferencia ruido-lujuria que yo sobrepongo al sexo


puede consistir en diferentes cosas: recuerdos, fantasías que van desde lo
erótico hasta aquellas que rebosan venganza o incluso violencia. O puede
tratarse de la imagen mental de un fetiche o de otra persona. A la luz de todo
esto, la lujuria puede existir al margen del sexo. De hecho, hay personas que
afirman que están obsesionadas con el sexo y que no pueden mantener
relaciones sexuales. Considero la lujuria una fuerza que invade y pervierte
también otros instintos: la comida, la bebida, el trabajo, la ira… Reconozco
que tengo una tendencia casi lujuriosa al resentimiento, y que es tan fuerte
como la lujuria lo ha sido en sus mejores momentos.

En mi caso, la lujuria no es física; incluso no es un deseo sexual más potente.


Es una fuerza espiritual que pervierte mis instintos; y cuando me abandono
en un área, trata de infectar también a las demás. Como la lujuria tiene
carácter asexual, atraviesa todas las barreras, incluso las de género. Cuando
las aviva la lujuria, mis fantasías o actividades pueden dispararse en cualquier
dirección, modeladas por lo que experimento. Por ello, cuanto más me
entrego a la lujuria, menos sexual me vuelvo.

Por tanto, mi problema básico como adicto al sexo en vías de recuperación es


el de vivir libre de la lujuria. Cuando la tolero en cualquiera de sus formas,
más tarde o más temprano trata de manifestarse en las demás. De esta
forma, la lujuria llega a ser el exponente, no sólo de lo que hago, sino de lo
que soy.

Pero hay motivos sobrados de esperanza. Al renunciar a la lujuria y a sus


manifestaciones cada vez que me tienta, y al experimentar la liberación
dadora de vida de origen divino, se producen la recuperación y la curación y
se me restaura la integridad ─primero la verdadera unidad dentro de mí
mismo y después la unión con los otros y con la Fuente de mi vida.

La Lujuria es…

 No saber decir que no


 Encontrarse constantemente en situaciones peligrosas
 Volver la cabeza sediento de sexo a cada paso
 Sentirse atraído exclusivamente por la belleza
 Las fantasías eróticas
 El uso de objetos eróticos
 La adicción a la pareja como si de una droga se tratara
 Perder la identidad por fundirse con la pareja
 La obsesión con lo romántico- la búsqueda del “efecto mágico”
 El deseo de excitar a la otra persona

Otra Perspectiva Personal

 La lujuria mata
 La lujuria es la cosa más importante de mi vida, es más importante que
yo.
 Esclavo de la lujuria, me es imposible ser yo mismo.
 La lujuria me esclaviza, mata la libertad, me mata a mí.
 La lujuria siempre quiere más, la lujuria produce más lujuria.
 La lujuria es celosa, quiere poseerme.
 La lujuria hace que me obsesione conmigo mismo, hace que me
encierre dentro de mí.
 La lujuria hace que el sexo sea imposible sin ella
 La lujuria destruye la capacidad de amar, mata al amor.
 La lujuria elimina la capacidad de recibir amor; me mata a mí.
 La lujuria genera sentimientos de culpa y la culpa hay que expiarla.
 La lujuria hace que parte de mí desee la muerte, porque no puedo
soportar lo que me hago a mí mismo y carezco de fuerzas para evitarlo.
 La lujuria me destruye a mí y a los que me rodean.
 La lujuria mata al espíritu; mi espíritu soy yo, ¡la lujuria me mata!

¿Por qué Renunciar a la Lujuria?

¿Quiero y puedo renunciar a la lujuria?

Muchos de nosotros acudimos a Sexólicos Anónimos (SA) debido a que


nuestros pensamientos y actividades sexuales autodestructivas nos habían
conducido a la desesperación total. En las reuniones de SA descubrimos, para
sorpresa nuestra, que la lujuria era la fuerza que impulsaba nuestras
prácticas sexuales adictivas. La lujuria sexual es un pensamiento o apetito
que nos lleva a utilizarnos a nosotros mismos, a otros o a determinadas cosas
con propósitos destructivos y egocéntricos.

La enfermedad espiritual de la lujuria nos exige estímulos sexuales en vez de


lo que un Poder Superior o Dios, tal como lo entendemos, nos ofrece en ese
momento. Más tarde llegamos a comprender que lujuria es querer cualquier
cosa menos lo que un Poder Superior, o Dios tal como nosotros lo
entendemos, nos proporciona. En un principio nos resultaba difícil de creer. A
medida que comenzábamos a aceptar este hecho, nos preguntábamos cómo
íbamos a poder vivir sin lujuria. Estaba claro que teníamos que renunciar a la
misma, pero a su vez dudábamos que fuera posible la vida sin lujuria.

En la fraternidad de SA, conocimos a personas que habían encontrado la


forma de interrumpir sus conductas sexuales autodestructivas. Eso también
nos resultaba increíble. Sin embargo, su sinceridad y la felicidad que
irradiaban sus rostros nos decían que era verdad. Habían logrado la
respuesta que con tanta desesperación buscábamos.

¿Por qué no puedo “disfrutar” de la lujuria, aunque sea “sólo un poquito”?

Desde los primeros días de nuestra enfermedad habíamos pensado que la


lujuria era nuestra amiga. La utilizábamos por muchas razones: para
divertirnos, para tapar el dolor, para no tener que enfrentarnos a nuestros
problemas. En un momento determinado nos dimos cuenta de que la lujuria
se había convertido en un problema mayor que los problemas de los que
tratábamos de huir. La medicina se había convertido en un veneno. La
“solución” se había transformado en el problema. Habíamos perdido el
control.

La lujuria, para nosotros, es como montarnos en una montaña rusa en un


parque de atracciones. Una vez que el vehículo se pone en marcha, es
imposible parar. Por tanto, la lujuria debe ser frenada justo en su comienzo,
antes del primer trago. Para liberarnos de la influencia de la lujuria, por
tanto, debemos tratar de impedir que penetre en nosotros. Esto implicaba
dejar de buscar emociones y riesgos. Pero, ¿cómo íbamos a abandonar algo
que con nuestro consentimiento había dominado nuestra vida durante
tantos años? ¿Cómo íbamos a conseguir aquello que mil y una veces nos
había resultado imposible lograr?

Nuestra adicción a la lujuria es como el problema del alcohólico con el


alcohol. De la misma manera que el alcohólico no puede tolerar una gota de
alcohol, los sexólicos no podemos tolerar el más mínimo trago de lujuria. La
lujuria siempre exige más lujuria, hasta que al final acabamos borrachos. Una
vez embriagados, el deseo de realizar conductas sexuales adictivas es
imposible de resistir. Y lo que es incluso peor, la lujuria nos arrastra cada vez
con más fuerza hacia conductas que nos habíamos prometido a nosotros
mismos que nunca practicaríamos. La vergüenza que estas conductas nos
ocasionan, nos exigía a su vez todavía más lujuria para taparlas. Disfrutar
“sólo un poquito” no funciona para sexólicos de nuestra clase.

¿Cómo puedo renunciar a la lujuria?

En primer lugar aceptamos el hecho de que si permitíamos que la lujuria se


alojara en nuestro interior ello nos llevaría a practicar alguna conducta sexual
adictiva. La idea de que podíamos interrumpir nuestras conductas sexuales
perjudiciales y a la vez permitir que hubiera lujuria en nuestra cabeza debería
ser superada. La conclusión era clarísima: teníamos que liberarnos de la
lujuria si queríamos interrumpir nuestras prácticas sexuales adictivas.

En segundo lugar admitimos que no disponíamos de la fuerza necesaria para


parar y que necesitábamos un poder superior a nosotros mismos. Reconocer
nuestra debilidad equivale a reconocer la necesidad del proceso de
recuperación de los doce pasos, del apoyo de otros miembros en
recuperación, y de un Poder Superior o Dios tal como nosotros lo
entendemos.

En tercer lugar decidimos seguir el sencillo programa de recuperación de SA.


Estos tres puntos se transformaron en las claves de nuestra progresiva
victoria sobre la lujuria. Dejamos de luchar con la lujuria, comenzamos a
renunciar a la misma y a ponerla en manos de nuestro Poder Superior. Una
vez que superamos nuestra desesperación inicial, fuimos capaces de
entregarnos por completo a este programa de recuperación conocido como
de los doce pasos.

¿Qué va a ser de mí?

Nosotros, los que tenemos problemas con la lujuria, conocemos a la


perfección qué efectos tiene. La lujuria es un muro que nos separa y nos
impide el muro de la adicción al sexo disfrutar de relaciones satisfactorias
con Dios y con la gente que nos rodea. La lujuria nos empuja y encierra, cada
vez con más fuerza, hacia nuestro interior provocando nuestro aislamiento,
soledad y desesperación. Pero en la medida en la que superamos el ciclo de
la lujuria al trabajar los pasos de la recuperación, nuestra vida experimenta
un cambio notable.

A medida que nos recuperamos, adquirimos un nuevo sentimiento de


dignidad y nos sentimos felices por estar vivos. ¡Ya no tenemos que
escondernos! Se quedan atrás las mentiras y la doble vida que nos
caracterizaba. A medida que desaparece el peso de la vergüenza y la culpa
disponemos de mayor energía para nuestra familia y nuestros amigos, para el
trabajo y para el ocio. Nuestro rostro, que antes expresaba preocupación y
amargura, pasa a irradiar una vida resplandeciente de felicidad, gozo y
libertad.

Superar las conductas lujuriosas que tenemos

Nuestra experiencia personal nos enseña que la lujuria es astuta,


desconcertante y poderosa, y muy paciente. En nuestra rutina cotidiana, nos
planteamos cómo vamos a poder vencer a un enemigo que nunca descansa y
nunca se rinde.

En el pasado, cuando la lujuria llamaba a la puerta, siempre le abríamos. No


teníamos otra opción. Pero hoy, con la recuperación, tenemos otras
alternativas. Disponemos de muchas herramientas que podemos emplear
para mantener la puerta cerrada a la lujuria.

He aquí unas cuantas:

 La sinceridad: Durante mucho tiempo no nos atrevíamos a decirle a


nadie lo que pasaba por nuestra cabeza. Los secretos permitían que
nuestros pensamientos adictivos se consolidaran y aumentaran. Al
decirle a otros miembros de SA lo que pensábamos y lo que hacíamos,
comprobamos que disminuía gran parte del poder que sobre nosotros
ejercían. Por tanto, es conveniente que los miembros de SA sean
sinceros tanto a la hora de intervenir en las reuniones como al hablar
con otros miembros fuera de las mismas.
 Evitar los disparadores o detonantes: Son muchas las cosas que
pueden desencadenar la lujuria: las películas, las revistas, las playas y
piscinas, Internet, incluso determinadas partes del periódico. No hay
duda de que disponemos de innumerables oportunidades de satisfacer
la lujuria. Un examen detenido y sincero de nuestra vida nos puede
ayudar a identificar los pensamientos, personas, lugares y objetos que
normalmente nos causan más problemas. Una vez identificados, los
evitamos para reducir las oportunidades de caer en la lujuria.
 La oración: Recurrimos a todo tipo de oraciones para liberarnos de la
lujuria. Una muy breve puede ser: “Dios mío, ayúdame”. Muchos de
nosotros pedimos a Dios que bendiga a la persona objeto de nuestra
tentación. Le pedimos a Dios que le proporcione todas las cosas
buenas que deseamos para nosotros mismos. Al actuar así, dicha
persona deja de ser un objeto lujurioso para convertirse en una
criatura de Dios. Otra oración, muy sencilla, es: “Dios mío, que
encuentre en ti lo que busco en esa persona”.
 El apadrinamiento: Un padrino o una madrina es un miembro con más
experiencia que nos ayuda a trabajar los doce pasos de la
recuperación. En teoría un padrino o madrina ha de trabajar los pasos,
acudir a las reuniones y al mismo tiempo tener un padrino o madrina
que a su vez le ayude. Esta persona nos puede ayudar a utilizar los
pasos para renunciar a la obsesión con la lujuria para así vivir una vida
equilibrada y gozosa.

¿Cómo podemos estar seguros de que estas herramientas nos servirán? La


experiencia de miles de sexólicos en recuperación nos indica que les resultan
útiles en su vida, día a día.

¡No perdamos la esperanza!


La victoria progresiva sobre la lujuria es posible. Le pedimos ayuda a Dios, tal
como nosotros lo entendemos; recibimos ayuda de la fraternidad de SA; y
trabajamos los doce pasos para recuperarnos. Quien siga este plan
encontrará sin duda un gran alivio frente a las arremetidas de la lujuria.

Recuerda, la lujuria no va a desaparecer de la noche a la mañana. Hemos de


enfrentarnos a la lujuria paso a paso, día a día. La lujuria es tenaz; no
renunciará fácilmente. Nuestra experiencia, sin embargo, nos muestra que
cualquier persona que padezca de sexolismo puede mejorar si está dispuesto
a ser sincero al abordar su problema y trabaja los doce pasos y tradiciones
del programa de recuperación de SA. Una vida de libertad está al alcance de
todos.

¡Recuerda que ya no estás solo! Hay muchas otras personas que tienen tu
mismo problema pero están recuperándose y te están esperando para
ayudarte a caminar por esa senda. Nunca más tienes por qué estar solo.

Nota: Según un estudio de la Universidad de Cambridge, el cerebro de los


adictos a las drogas reacciona de forma muy parecida al de quienes sufren de
adicción sexual.

Você também pode gostar