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LA BIBLIOTECA

N° 2-3 | Invierno 2005

ÍNDICE

3 • Editorial.
5 • Acerca de la existencia de la filosofía argentina.

Meditaciones
8 • Consideraciones sobre un poema de Juan L. Ortiz. Por Oscar del Barco
18 • León Rozitchner: “El Ser se devela hablando en castellano”. Por Sebastián Scolnik

A la búsqueda del filósofo argentino


40 • Periplo y eclipse del Francisco Romero. Por Oscar Terán
52 • El filósofo argentino: ¡dificultades! Por Horacio González
74 • Filósofos argentinos. Acerca del profesor N. E. Perdomo. Por Tomás Abraham
86 • Historia autóctona de las ideas filosóficas y autonomismo intelectual: sobre la
herencia argentina del siglo XX. Por Gerardo Oviedo

Sombra de la filosofía universal


114 • Krausismo, Neo-krausismo y Krausología. Por Arturo Andrés Roig
122 • Spinoza, pasajes argentinos. Por Diego Tatián
134 • Rastros de carmín. Por María Pia López
150 • Nietzsche en el imaginario argentino del siglo XX: dos momentos de una
historia. Por Mónica Cragnolini
162 • El giro postmetafísico y la vocación filosófica. Por Francisco Naishtat

Voces clásicas
178 • A la voz del aura. Para una imagen de Luis Juan Guerrero. Por Guillermo David
188 • El joven Alberdi y la creación filosófica del español en América. Por José Luis Moure
200 • Rodolfo Mondolfo. Historicismo e Historia de la Filosofía. Por Guillermina Garmendia
214 • Los Nietzsche de Carlos Astrada y Ezequiel Martínez Estrada o el modo vital de
abjurar de los credos trascendidos. Por Horacio Nieva
222 • José Ingenieros: paradigma biológico y nacionalidad filosófica. Por Susana Villavicencio
230 • José Ingenieros: citador del célebre texto de Etienne de La Boètie. Por Graciela Ferrás
236 • El reclamo amoroso del filosofar en Rodolfo M. Agoglia. Por Alcira B. Bonilla
246 • León Dujovne: una lectura de Spinoza en clave judía. Por Florencia Gómez
254 • Lidia Peradotto: introductora de la lógica contemporánea en la Argentina. Por
Carlos A. Oller
258 • Nimio de Anquín. La lúcida escritura del ser. Por Daniel López Salort

Sensibilidades críticas
268 • Los símbolos y las identidades populares. Por Rubén Dri
276 • Notas para un materialismo argentino. Una lectura de los textos de León
Rozitchner. Por Sebastián Scolnik
290 • Para una filosofía del Ser político. Notas sobre la obra de Oscar Landi. Por
Eduardo Rinesi

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N° 2-3 | Invierno 2005

300 • De aquí y de allá. Por Germán García


316 • Filosofía y catalepsia. Por Silvio Juan Maresca
326 • Argentinidad al filo. Por Diego Sztulwark
336 • Oscar Masotta, entre la fenomenología y el estructuralismo. Por Hernán Scholten
346 • La desviación en el origen. Notas sobre la investigación filosófica en José Aricó.
Por Verónica Gago
356 • El legado filosófico de Enrique Marí. Por Claudio Martyniuk

El congreso de 1949
366 • Polémica Astrada-Grassi. Investigación de Guillermo David
388 • Los límites de la razón histórica. Por Hans-Georg Gadamer
392 • Del bergsonismo al existencialismo. Por Jean Hyppolite
402 • El primer congreso nacional de filosofía en la Argentina. Por Roberto Baschetti

Filosofía y literatura
414 • Filosofismas locales. Por Norberto Wilner
428 • Macedonio Fernández y el sueño americano. Por Rubén H. Ríos
444 • Macedonio Fernández: configuraciones de un filosofar. Por Marisa Muñoz
452 • Arlt, existencialista (Acerca del buen uso del Saint Genet). Por Analía Capdevilla

Universidad y filosofía
470 • Deodoro Roca, el movimiento reformista y la integración latinoamericana. Por
Hugo Biagini
480 • Filosofía: de la oralidad a la escritura. Por María De Pauli
486 • Interrogaciones. Gregorio Kaminsky, Samuel Cabanchik y Silvia Ziblat
494 • La revolución estudiantil de los años 60. Por Olgária Matos

Labor bibliotecológica
508 • Libros de la Biblioteca Nacional: cimientos de nuestra comunidad. Por Ana Sanllorenti
516 • Nuestras dos bibliotecas nacionales y el intercambio de publicaciones. Por Mario Tesler
530 • Un diario español en la Biblioteca Nacional. El Mercurio. Histórico y político
(1738-1830). Por Graciela Funes

Semblanzas
532 • Carlos Guido Spano: de las barricadas parisinas a la guerra del Paraguay.
Por Susana Pereira

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Editorial N° 2-3 | Invierno 2005

Editorial

La presente entrega de este número de La Biblioteca se refiere a distintos capítulos


de la filosofía considerada y realizada en la Argentina, en sus instituciones académicas,
en sus centros autónomos o en la obra de sus autores, más allá de escuelas de pensa-
miento o tendencias específicas. No se le escapará a nadie la importancia de estas
páginas, en las que conviven diferentes pensamientos y escritos muchas veces olvi-
dados de la vasta tarea filosófica que tuvo y tiene lugar en nuestro medio. Hace más de
un siglo y medio, Alberdi había aseverado que sin una filosofía, o sin la filosofía, era
imposible llegar a ser una nación. Evidentemente, esta frase es desafiante y problemá-
tica, pero no debemos ignorar que aún hoy –cuando las circunstancias de todos esos
conceptos han cambiado radicalmente– un país como el nuestro sólo tendría razones
para disminuirse si abandona la fuente de la razón filosófica, que es una razón crítica
que puede desafiar incluso las formas más inexpresivas de la propia razón.
Como ya hemos dicho, la tarea de la Biblioteca Nacional tiene variadas dimen-
siones, y la que se viene atendiendo con énfasis muy especial es la de poner todo su
acervo a real disposición de sus lectores, para lo cual se halla en un proceso de inven-
tario de la totalidad de sus libros y otros materiales, como revistas, diarios, partituras
o mapas. En tanto, como una cuerda que la recorre desde su misma fundación, se
evocan los temas sin los que una Biblioteca Nacional –y más ésta, en su momento diri-
gida por Groussac o por Borges– difícilmente mantendría su condición de tal. En ese
sentido, la presencia en ella de la reflexión filosófica, a modo de historia del pensar o a
modo de conceptos filosóficos que en su momento reclamaron la atención de autores
específicos, es consustancial con su objetivo.
Lógicamente, la Biblioteca Nacional no es sede de enseñanza filosófica, pero no
puede dejar de ser un ámbito en el cual la palabra filosófica tenga pertinencia, ya sea
para invitar a que se escriba sobre ella –como es ahora el caso– ya sea para mostrar
que una Biblioteca en condiciones eficientes de funcionamiento y administración, tal
como la deseamos, no debe dejar que escape de ella la presencia de los debates más
relevantes de la vida contemporánea. Al propiciarlos, no hace más que recrear, y no
sólo atender, la figura y la pasión de sus lectores e investigadores. Esperamos que este
número de La Biblioteca contribuya a renovar el interés por la filosofía realizada en
nuestro país, y que al mismo tiempo el lector sepa disimular inevitables fallas o invo-
luntarias ausencias en un horizonte tan abarcador y pleno como éste.

Elvio Vitali | Director de la Biblioteca Nacional


Horacio González | Subdirector de la Biblioteca Nacional

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LA BIBLIOTECA
Editorial N° 2-3 | Invierno 2005

Acerca de la existencia de la filosofía argentina


En algún tramo de El sol, la línea y la caverna, del recordado profesor Conrado Eggers Lan, se
comenta que Platón usa la palabra hypónoia para aludir a un significado encubierto. En la discusión
sobre la filosofía argentina hay significados encubiertos. La expresión es inquietante pues encierra una
pregunta, una posibilidad, una calificación improbable para la filosofía y una aceptación desvelada
pero real respecto a si hay filosofía en la Argentina. No son los tiempos de Alejandro Korn, donde esa
duda tenía un acceso intelectual a su tratamiento calmo, ponderado.
Tenemos el vasto territorio de la filosofía de Carlos Astrada para reflexionar sobre el particular:
buscar el “plasma nacional de los orígenes” no lo eximía de escribir las obras más relevantes de la
filosofía hecha aquí, entre nosotros, un “entre nos” que encarna la mencionada hypónoia, los encu-
biertos significados que llevan a una filosofía argentina o a la filosofía en la Argentina. Leer La revolución
existencialista o El marxismo y las escatologías de Astrada, no produce una menor impresión de estar
frente a una filosofía enraizada que El mito gaucho, una reflexión en la que el rastro de Heidegger se
revela tan elocuente, como la pasión por ese y otros nombres propios que le han dejado a nuestro país
autoreflexiones fundamentales en su historia cultural.
Estamos perfectamente advertidos sobre los riesgos del mal particularismo o de lo que en los últimos
años viene siendo denunciado como sustancialismo u ontologismo. Pero, ciertamente, esto es muy frágil
como denuncia. No pueden ser motivo de censura, salvo para funcionarios de un sumario guardarropas
filosófico, conceptos que alientan problemas de muchos siglos de filosofía, por lo que mentar palabras
de un gran legado universal para sospecharlas, puede convertirse en una voluntaria ceguera que cree
apartarse del “esencialismo” cuando en realidad abandona el pensamiento intenso. Lo haría tan sólo para
atrapar los magros programas de una filosofía cubierta de jergas, recelos y prevenciones.
Sin embargo, aceptemos que hay que estar protegido de las fundamentaciones fijistas y macizas,
absorbidas por epigramas heroicos, poco serenos o mal escampados. ¿Lo estaríamos menos si no supié-
ramos resguardar adecuadamente el destino de una filosofía viva? Tal filosofía deberá tomar de la
academia su historicidad añeja y no sus dudosos formularismos actuales; deberá tomar del rigor de su
“ciencia estricta” lo que tiene de aventura intelectual y no de vocabulario de gabinete; deberá tomar
de la vida real de la lengua y del intercambio cotidiano, su oscura y holgada creatividad antes que su
amoldamiento a las rutinas de los medios de comunicación; deberá tomar de las novedades intelectuales
basadas en la cita de actualidad, su necesaria puesta al día pero no su horizonte teledirigido y su razón
administrada; deberá tomar, en fin, sus recursos retóricos de todo lo que hoy conmueve a la humanidad
en la crisis de las lenguas y las ideas –como lo percibió Husserl en la Crisis de las ciencias europeas–
y mucho menos de las técnicas planetarias de escritura de tesis, que si bien contribuyen a mantener viva
la actividad filosófica, muchas veces demoran también la aparición de los necesarios textos de ruptura.
Todo esto intentamos mencionar, en tanto hypónoia, cuando decimos filosofía argentina. En el rastro
de los numerosos significados de esta expresión, se hallan los senderos de este número de La Biblioteca,
revista que de este modo persiste en retomar el sentido que hace más de un siglo le diera origen y en
adjuntar el que le sea propio a esta época. Una aclaración vale: ante la salida del número anterior de
La Biblioteca, en el deseo de buscarse una continuidad, se produjo una omisión. Los números iniciales
dirigidos por Groussac con el nombre La Biblioteca no sólo volvieron a verse en tiempos de Borges y
ahora en estos, sino que bajo la gestión de Oscar Sbarra Mitre también fue invocado para darse a luz
dos números de la antigua publicación. Esa es la continuidad real de un nombre, sus ecos que siempre
serían mucho más que la realidad efectiva de un Estado, pero en este caso hacen a la perseverancia no
tanto extraña como ondulante de la vieja Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional.

Horacio González | Subdirector de la Biblioteca Nacional

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Oscar del Barco y León
Rozitchner son dos filósofos
sobre los que podría estable-
cerse el clásico y a veces incó-
modo ejercicio de las vidas
paralelas. Incómodo, porque
en principio el paralelismo
implica un acompaña-
miento que no se ha recla-
mado, y cada uno querrá
elegir siempre su propio
contrapunto para espe-
Meditaciones jarse. Pero hay también un
derecho amistoso –aunque
la amistad en verdad es
anterior al derecho y final-
mente lo niega–, por el cual
un tercero –esta revista–
pone rieles que no han sido
solicitados. Pero la amistad es lo no solicitable, el riesgo de la
conjunción sin salvoconductos.
Oscar del Barco, en su último libro Exceso y donación, examina
lo que denomina el problema de la donación de lo dado. En lo
dado sólo se puede encontrar lo excedente, pues lo dado condensa
las expectativas de un “nuevo comienzo”, una recreación del
hombre y del lenguaje, que puede llamarse “Dios” como propiedad
lingüística, pero en dirección al exceso, al acto presente que siempre
busca su presupuesto como algo más, que sustrae lo dado hacia
el propio pasado de que ha sido dado. Estos pensamientos de
Oscar del Barco, en diálogo con Heidegger y Schelling, señalan un
camino para la filosofía practicada entre nosotros, elaborada con
un fuerte sentido de diálogo, silencioso e intenso.
A su vez, León Rozitchner, algunos de cuyos temas son, como lo indica
el título de uno de sus últimos libros, El terror y la gracia, escribe una
obra única y esencial, que en su larga coherencia se muestra cada vez
más plena de incesantes ramificaciones. El terror y la gracia también
alude a que siempre estamos entre el resurgimiento de la conciencia
emancipada y las escrituras complejas, necesarias para descubrir en
ese enredo de palabras la propia emancipación.
En los últimos meses, la publicación de una carta de Oscar del Barco
en la revista cordobesa La intemperie ha desatado un hondo
debate. La carta de Del Barco está moldeada como una ardua
plegaria y es uno de los documentos más impresionantes escritos
en la Argentina sobre la relación de la política con la violencia, la
muerte y la decisión personal.
Sólo es igualable a las largas reflexiones de León Rozitchner sobre
las subjetividades limítrofes que alberga el ser de lo político, persis-
tentes en esta obra desde los años sesenta.
Sin duda, en la carta de Del Barco se nota una conmoción indivi-
dual que tiende hacia una dimensión de eternidad, considerando
lo humano como soplo débil, que actúa como mandato cuya fuerza
paradojal es su propia debilidad. Las exigencias del “no matarás”
ponen a este documento filosófico como una frontera imposible pero
a la vez insoslayable respecto a la trama moral de la historia, aunque
no sea necesario desconocer que la historia siempre sigue su curso
bajo otras circunstancias y reclamos. Allí siempre somos rehechos al
margen de lo que creíamos saber sobre nuestra conciencia moral.
El gesto filosófico de Del Barco al iniciar la polémica sobre los
años 70 sub especie eternitatis, desde ya implica un momento
sustancial de la actual filosofía argentina, empalma entonces con
la carta que escribió Jorge Luis Borges en 1985 al presenciar una
sesión del Juicio a las Juntas de Comandantes. Ambos son textos
de una sacralidad escéptica que apunta a una ética que no puede
llevar los nombres de la historia, pues en ella todos somos otros, con
muy diversas interpretaciones sobre el acontecer y lo dado.
León Rozitchner, por su parte, había recogido muy tempranamente
estos mismos temas, pero bajo otra forma, la de la reflexión sobre
la conciencia que no se sabe a sí misma y sin embargo insiste en
emprender sus jornadas de liberación en la objetividad de la historia.
El análisis de esa brecha inconsolable, lo ha llevado a Rozitchner a
sus grandes análisis del yo humillado y al de todos los lenguajes donde
el fracaso político de lo humano se refugia en un desdén por pensar
al cobijo –palabra rozitchneriana– de sus habitáculos sensitivos y
amorosos. De allí la fundación de la crítica en León Rozitchner, en
el lenguaje y por el lenguaje.
Convergencias forzadas, entre Rozitchner y Del Barco, no hay. Hay
la voluntad de una comunidad utópica –otra vez: esta revista–, de
pensar a través de ellos y en ellos –diferentes, lejanos– el mismo tema
del padecer en la palabra, que si fuera simultáneo o semejante al
padecer en la vida, encuentra en la política el ámbito necesario y a la
vez cuestionado de actividad. Pero si toda necesidad está en cuestión,
y toda actividad debe acometerse tanto como el pasmo por lo que se
ha hecho, tenemos las filosofías de Del Barco y Rozitchner en un no
reclamado diálogo que por el peso de un secreto imán, nos reclaman.
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Consideraciones sobre un poema


de Juan L. Ortiz
Por Oscar del Barco

La lectura del poema Las raíces y el cielo


de Juan L. Ortiz, invita a Oscar del Barco
a ensayar un conjunto de consideraciones
acerca de la imposibilidad de comprensión
que ofrece la poesía, exceso que no puede
rebelarse en la literalidad de sus palabras y
que conjura los intentos interpretativos.
La poesía encierra sus secretos. Está hecha de
misterios inaprensibles para los regímenes
de visibilidad existentes; una invitación a
pensar más allá de los modos de inteligi-
bilidad dados para poder conectarse con
sus sentidos emergentes que exceden como
fuerza enunciadora al poeta en tanto sujeto
de enunciación. En el poema de Ortiz, nos
sugiere Del Barco, el amor deviene palabra
capaz de concentrar todo lo que de indecible
hay en el hombre, vacío que se parece más a
la nada que al ser sustancial. Un poema que
“fue dicho sin que nadie lo dijera” y cuya
lectura incomprensible hace que cada visita
que se le haga resulte eternamente inaugural.
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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

Consideraciones sobre un poema de Juan L. Ortiz

Ah, mis amigos, habláis de rimas...

Ah, mis amigos, habláis de rimas


y habláis finamente de los crecimientos libres...
en la seda fantástica que os dan las hadas de los leños
con sus suplicios de tísicas sobresaltadas
de alas...

Pero habéis pensado


que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio de crecida,
desnudo casi bajo las agujas del cielo

Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo


del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde la “división”,
despedido del “espíritu”, él, que sostiene oscuramente sus juegos
con el pan que él amasa y que debe recibir a veces,
en un insulto de piedra?

Habéis pensado, mis amigos,


que es una red de sangre la que os salva del vacío,
en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire,
de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio,
a no ser una escritura de vidrio?

Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secreto de la tierra,


y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para encontrar el secreto...
Y sé que a veces halláis la melodía más difícil
que duerme en aquellos que mueren de silencio,
corridos por el padre río, ahora, hacia las tiendas del viento...
Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía
igual que en un capullo...
no olvidéis que la poesía,
si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es así mismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,
cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin
y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor...

De Las raíces y el cielo (1933). En Juan L. Ortiz, Obra completa,


Universidad Nacional del Litoral, p. 533.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

Lo primero a decir es que se trata y nadie que reciba “algo” por inter-
de un poema que podríamos llamar medio del poema.
hermético. Con la palabra hermético La poesía no dice nada, no enseña
me refiero a la claridad del poema, nada. O enseña sólo la no enseña-
al hecho, o al lugar, donde el lector bilidad y dice la no decibilidad. Un
choca contra una claridad que lo enseñar-sin-enseñar y un decir-
enceguece. En este sentido todo sin-decir, un acto de sustracción
poema es hermético al ser poseedor de sentidos que deja sólo ausencia.
de una transmisión que debe mani- Ausencia significa presencia sin
festarse o develarse. presencia, cierta pasividad sin sujeto
El poema se despliega en un arco que constituyente (si la expresión no
va desde el amor de la inicial simpli- fuera contradictoria), o un presu-
cidad del llamado a los “amigos” hasta puesto prelingüístico, o una suerte de
la síntesis final de su proposición intersubjetividad hiperbólica. Tal vez
amorosa como reconciliación. sin lenguaje, sin “hombre”.
Más allá de lo puramente sensible el A “dos” lenguajes pertenece la poesía,
poema se interroga a sí mismo en una uno evidente, hecho con las pala-
perspectiva ideal. bras con las que está hecho; el otro,
La interrogación del poema perte- digamos, invisible, un archi lenguaje
nece a un lenguaje que para tratar con al que pertenece, fundamentalmente,
la poesía debe renunciar al sentido la poesía (¿lenguaje-sin-lenguaje o
común, al habla común. lenguaje materno o ruido originario?).
La poesía es lenguaje común sacrali- Ambos lenguajes deben pensarse
zado, fuera de sus estructuras lingüís- unidos y separados al mismo tiempo:
ticas habituales. No se puede hablar de la poesía está en el escrito, en la
poesía con el lenguaje común, o puede sustancia material del escrito como
hablarse con el lenguaje común desen- tal, pero, simultáneamente, en su
cajado de sí, en un estado, digamos, de sustancia invisible.
excepcionalidad. De allí que la palabra en el poema
Existen poemas cuya manifestación siempre está excediéndose en un
rítmica o melódica no necesita o decir que dice más que lo que quiere
no pide ser interpretada. Pero este decir y que lo que puede decir. Hay
poema de Juan L. Ortiz habla, por en la letra otra letra invisible para
ejemplo, del “secreto de la tierra” y siempre que pulsa en la palabra dicha.
de “la intemperie sin fin”, lo cual Alguien dijo: “Dios hace oír una voz
nos obliga, como lectores sorpren- no un sentido”. Podríamos sostener
didos, a preguntarnos por el signi- que lo mismo ocurre con la poesía.
ficado de las palabras, de la palabra La poesía no se comprende, a la
“secreto” o de la palabra “intem- poesía se accede, no para comprender
perie”, en el poema. sino para salir de la comprensión.
Se puede leer el poema sin inte- Hay “algo”, esa previedad de todo,
rrogar ese decir-sin-decir que lo invisible por no-ser, “o ser de otro
constituye esencialmente; y también modo que ser” como dice Lévinas,
es lícito, por otra parte, indagar en que adviene a la segunda palabra, al
ese decir original, porque no existe mundo, a la conciencia, y se brinda
nadie exterior al poema que lo diga absolutamente.

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

El poema, así, está sujeto al menos ¿Qué es lo que no pueden ver? No


a dos modos de lectura: una lectura pueden ver, dice, “el otro cuerpo de la
que llamo sensible, y otra lectura que poesía”.
podría llamar, de una manera plena Esta afirmación presupone que la
de vacilaciones, inteligible. Sin que poesía tiene dos cuerpos; uno es el
esta diferencia implique ningún tipo que constituye a la poesía como tal
de valoración. (anterior, como trascendental, a toda
Trataré de descifrar al menos un poesía); el otro es el que hace posible
aspecto de este poema, con el nece- que se realice, como manifestación
sario respeto impuesto por su total real, la poesía.
incomprensibilidad. Mi objetivo es En su primer sentido la poesía puede ser,
dejar que el poema sea lo que es (en de acuerdo con las palabras del poeta,
un es-sin-ser, porque el poema no es un “capullo”. No está sujeta a ninguna
“algo” ni es algo que sea). “Dejar” intención y a
significa el intento por volver posible ninguna utilidad
que él mismo se manifieste a partir trascendente;
de su propio ocultamiento.Tarea, no sirve para tal
por cierto, paradojal e inevitable- o cual cosa, ni
mente excesiva. humana ni divina;
Esto no implica reconocer una verdad no está cerrada
del poema. Digamos, por el contrario en una suerte de
y por principio, que no hay una verdad pureza ideal sino
del poema: toda interpretación siempre que se advierte
es una interpretación entre otras, una como sitio de
interpretación falible o aproximativa, pura revelación;
que se sustrae a toda conclusión de de revelación que
verdad y que siempre está, sin estar, en no es de algo o
una ausencia imposible de convertirse alguien a algo o
en presencia plena y traslúcida. alguien, sino revelación sin nada reve- Oscar del Barco
El poema se inicia con una invoca- lado y sin nadie que se revele a alguien.
ción a la amistad y concluye, después El segundo cuerpo de la poesía o
de realizar un intenso recorrido, en cuerpo de posibilidad, además de la
esa forma excelsa de amistad que es el manifestación de lo que podríamos
amor. Podríamos decir que el poema llamar absoluto, es el cuerpo de una
es un recorrido inmóvil que va desde comunidad determinada a la que
el amor al amor. Es “inmóvil” porque pertenece el poeta, o que el poeta es
termina en el comienzo, en un verda- en cuanto tal lugar de tal manifesta-
dero círculo virtuoso. ción o revelación.
Se inicia con una exclamación que Los dos cuerpos simultáneos son un
implica una suerte de advertencia, o tal mismo cuerpo que se diferencia por
vez de suave queja. Dice: Ah, mis amigos medio de dos visibilidades. El cuerpo
[...]. La palabra “amigos” se refiere ante único es invisible y pasivo, de allí
todo a los poetas, sus iguales, que están que las visibilidades sean inestables e
o que pueden estar “envueltos” en la interminables. Pertenecen, por otra
“seda de la poesía”; en una “seda fantás- parte, según el poema, a la constela-
tica” que les impide ver. ción del “secreto”.

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

En esta comunidad, que es la del oscuramente” a todos como un


poeta y la de los demás hombres, el presupuesto, ontológico y a la vez
cuerpo está escindido y “despedido” histórico?
del espíritu. El poeta se refiere a “la Hay que librarse de la enajenación
división”: de un lado se encontraría el para “ver”; digámoslo con otras
espíritu, la “seda”, y del otro lado el palabras, para ver que la sociedad
“cuerpo”, ese cuerpo que nos sostiene funciona sobre la base de la escisión
“desnudo casi en “dos” cuerpos, uno de goce y el
Hay que librarse de la enaje- bajo las agujas otro de sufrimiento, uno de poder y
nación para “ver”; digámoslo del cielo”, de el otro de sometimiento, uno ideal
con otras palabras, para ver un cielo que es y otro material. Esta sería la primera
que la sociedad funciona sobre cielo doloroso enunciación del ver.
la base de la escisión en “dos” de explotación y En el poema, que va a la deriva en
cuerpos, uno de goce y el otro exterminio. la tragedia, domina no obstante el
de sufrimiento, uno de poder División es un tono amistoso del reconocimiento.
y el otro de sometimiento, uno término inves- Su destinatario, si lo hubiese, sería el
ideal y otro material. Esta sería tido por significa- de un cuerpo sufriente que incluye
la primera enunciación del ver. ciones filosóficas al poeta.
y sociales. En el Así, el poeta no es el juez que
primer sentido hay que hablar de un condena sino el amigo que vive la
mundo ideal y de otro material, de desolación y el éxtasis del acto de
esencia y existencia, de alma y cuerpo. la poesía y reconoce que los poetas,
En el segundo de explotadores y de a partir de su propia vida (¿cómo
explotados. En el fondo la diferencia es podría ser de otra manera?), buscan
el punto nodal del Sistema, resumen “desde el principio el secreto de la
del conjunto inabarcable de sus formas tierra” (yo subrayo).
materiales e ideales, las que se efectua- De esta manera Juan L. Ortiz
lizan como dominio. enuncia el principio inquisitivo
Hay un “cuerpo sin órganos”, previo a del poema al decir que la tierra
todas las constituciones de lo social, a guarda un secreto. ¿Pero qué tierra?
partir del que, como corte y dominio, ¿La “tierra” sólo como mundo o
se instauran las diferencias; entre ellas también como infinitud o absoluto
la del cuerpo del trabajo en cuanto revelándose en tanto criatura? ¿Será
sostén material de la mundaneidad. este el “secreto” que buscaron y
¿”¿Qué haríais vosotros sin ese buscan siempre los poetas?
cuerpo...?”, del que vivimos, aunque Secreto tan grande y tan necesario
sea frágil y esté herido (“si frágil y que a veces los poetas se arrojan “al
si herido”)? ¿Qué haríamos sin ese fuego” “para encontrar ese secreto”
cuerpo que “amasa” “el pan” y que (seguramente Juan L. Ortiz pensaría
no obstante sólo recibe como retribu- en Empédocles buscando en las
ción “un insulto de piedra”? ¿Habéis llamas del Etna su “secreto”). Tal es
pensado vosotros –continúa–, poetas el itinerario de toda poesía: el fuego,
de la poesía “pura”, que ese cuerpo el fuego-espíritu. El poeta, en cuanto
plural es “una red de sangre... que tal y lo mismo que el filósofo, (es) un
os salva del vacío”, que esas “manos estado de introspección amorosa en
sin nada” son las que nos “sostienen constante manifestación sin presu-

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

puestos. Esto significa afecto a la El poema “se encuentra”, de allí la


nada-de-yo. irrelevancia trascendental del poeta, la
Entonces ¿introspección de quién y que conlleva el máximo de entrega a
de qué? No existe una cosa (quiero lo que podríamos llamar un “destino”,
decir un alma o un espíritu consi- si entendemos por destino la apertura
derados como entes u objetos) que que debe sostenerse. Esta es la causa
como tal cosa, presente y origen del por la que el “poeta” adquiere siempre
acto, pueda volverse a sí y conocerse, la tonalidad de lo condenatorio, y, al
lo cual sería un círculo. Es posible final, de la víctima.
decir qué mundo, en cuanto reve- El poema, que comenzó con una
lación del Absoluto, se interroga: advertencia a los poetas envueltos
el lugar de la interrogación, como en la “seda” de la poesía, se profun-
interrogación, es interrogado-inte- diza reconociendo que los poetas,
rrogante simultáneamente. sus amigos, encuentran a veces “la
Introspección sin interioridad de la melodía más difícil” (tan difícil que
trascendencia, pues la trascendencia es puede concluir en la muerte ígnea),
la inmanencia y ésta es trascendencia la melodía que “duerme en aque-
(Hegel habla de la trascendencia abso- llos que mueren en silencio”, en los
luta de la inmanencia absoluta). “hundidos” que habitan la tierra.
La palabra “amorosa” dice la no-clau- Melodía que los así “llamados” poetas
sura, la no-mónada, o el no “ser” de manifiestan de manera sublime.
lo abierto de lo abierto o más que Herman Broch lo dijo: “la poesía es
ser: lo esencial del encuentro con el la única actividad humana dedicada
semejante (encuentro amoroso y no al conocimiento de la muerte”, que es
sólo pensante). conocimiento no sólo de condición
Lo amoroso no como cualidad psico- sino de acto intencional.
lógica de un sujeto; el “sujeto” es La muerte no es algo extraño sino ese
cualidad, a la inversa, de lo amoroso. decir o esa escritura anterior como
El “yo” es el nombre de la infinitud pura posibilidad. Por eso el poeta
en acto del amor como Ser: es impo- escribe “desde un lugar y un tiempo
sible escindir el amor en alguien que en donde mi muerte ya reina”. ¿No
ama a alguien, pues alguien es en es esto contradictorio? Sí, salvo que la
cuanto amor. muerte sea muerte de la “división” que
El poema es un bloque de misterio implica ante todo, y como entes, al
avanzando sobre nuestra propia sujeto y a Dios. Muerte es no-funda-
ausencia, una inmersión en el mento. En esa muerte, y sólo en ella,
desconocimiento. se manifiesta, como muerte, o esta
La poesía es lo que “dan” las “hadas” muerte, la poesía. Poesía debe leerse
con sus suplicios. El poema está atado, aquí en analogía con arte, filosofía,
siempre y de cualquier manera, al mística y erótica.
suplicio. Ya se trate del cuerpo o del Digo los “llamados poetas” porque
alma, del dolor o de la ausencia, de en sentido estricto no existen poetas
la derelición como tierra natal del como sujetos que posean original-
hombre, del hombre como desierto sin mente la poesía, sino lugares donde
destino. Incluso el amor está siempre se revela-manifiesta eso que llamamos
en marcha hacia el suplicio. poesía, lugares a los que una sociedad

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

determinada nombra “poetas”, invis- Si el llamado fuera pronunciado


tiéndolos con los atributos casi divinos por alguien y dirigido a alguien
propios de la “diferencia”. perdería su fuerza anunciadora repi-
¿Qué extraño parentesco une a los tiendo el encierro del entramado del
poetas con esas vidas silenciosas y sentido como fundamento trascen-
anónimas que entonan la melodía dente. El llamado como tal llamado
“más difícil”?¿Se trata de la melodía es la intemperie: La intemperie
de la muerte? Dos secretos: el de la como abandono y el hombre como
tierra y el de la muerte creadora de los nombre-del-abandono en la intem-
“hundidos” (creadora porque a través perie y como intemperie.
de ellos pasa el hálito del don que los No un hombre que está-a-la-intem-
genera en su propia generación). perie, como quien dice que alguien
Poesía esencialmente anónima ya que “pasó la noche a la intemperie”, sino
carece ontológicamente de dueño. El el hombre-como-intemperie. Lo
“dueño” siempre es un hecho real y que llamamos “hombre” es lo que
al mismo tiempo una construcción llamamos “intemperie”. Pero ¿qué es
donada. Y este silencio anónimo, intemperie? Me parece que intemperie
silencioso, es uno de los puntos es ante todo lo abierto, lo falto de
centrales del poema. Lo anónimo, razón, de ser, de Dios, de voluntad,
¡y silencioso!, es el poema. Lo de verdad. Esta es la poesía, más allá
“anónimo” entona la difícil melodía del capullo y de la seda sensual o en
de la mudez, de la muerte. Un habla lo abierto sin fundamento; este es
sin significado no puede sino vincu- el “secreto de la tierra”, el “secreto”
larse con la muerte. que el poeta busca arrojándose a la
El poema, como vimos, nos advierte inmensidad del “fuego” del espíritu.
de un peligro esencial que lleva el Sólo en esta intemperie, podríamos
pensar al interior de un gran despla- decir en este milagro de la intemperie,
zamiento, pues lo que parecía una de la vacilación infinita, se pueden
simple advertencia ahora es su razón oír, en una poesía “crucificada”, “los
de ser fundamental, donde lo puesto llamados sin fin”.
en juego, más allá incluso de la “Crucificada” significa en el dolor
poesía, es el sino de los seres humanos extremo de la cruz, que es reden-
en cuanto “temporalidades”. ción, esperanza o “dios”-en-noso-
El peligro es quedar clausurados en tros (dios entre comillas significa
la sola belleza del poema y no oír “los más allá de dios), y allí, en esa cruz
llamados sin fin”, imposibilitando así del martirio se manifiesta como
el don último de “la intemperie”. fuego la poesía. Al signo de la cruz
Intemperie sin fin y llamados sin fin, se recurre siempre in extremis, y así
una calificación que recurre a la infi- lo hace Juan L. Ortiz. No se puede
nitud incomprensible para disolver hablar de una poesía crucificada sin
los conceptos fuertes del dominio advertir la connotación trágica que
casi omnímodo de la metafísica. Los implica el signo.
llamados son “puros” porque son La palabra “humildemente”, repetida
llamados sin nadie, sin ningún Dios o dos veces, como si el poeta buscara
Ser que llamen y sin alguien a quien darle al término su máxima gravedad
se llame. de no-poder o de no-voluntad-de-

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

poder, es esencial en relación con la El sentido del poema es la exposi-


intemperie como abandono. ción de su inmanencia-trascendencia
Una humildad que no es ético-reli- y sólo le pertenece al propio poema,
giosa sino que brota del des-ser del nunca a la interpretación del poema.
hombre, como un don y no como un La poesía, entonces, “tendida humil-
“principio”. Un abandono que no es demente, humildemente, para el
un abandono subjetivo sino infinito, invento del amor”. Amor como forma
como la intemperie y los llamados, y del absoluto, y no como manifesta-
que asumimos como “hombre”. ción subjetiva. Podríamos decir amor
Humildad, mansedumbre, más allá ontológico, sin que esto signifique
de cualquier modo psicológico; una sustancialización del amor y del
auténticas manifestaciones propias absoluto. El amor y el absoluto no
del ser como ser. No es posible pasar son cosas. Tal vez se trata del estado
por sobre las palabras del poema. Hay sagrado del dios-sin-dios que es, en
que volver a cada una porque está pianísimo, la poesía.
entrelazada con las otras en el ritmo El amor supera así sin límites a toda
de la danza poética. Así radiaciones, pasión “humana”. No es algo que el
la pura sensitiva, la ineludible sensi- hombre puede o no sentir, sino que
tiva, la figura, la melodía. ¿Por qué es-sin-ser el exceso de todas las formas
pura? ¿Por qué ineludible? ¿Hasta y categorías que intentan vanamente
dónde tensar el misterio? definir al hombre.
El abandono podría vincularse, El hombre es
volviendo a los presupuestos del abandono, intem- Así como el último verso de
poema, con la “división”. El abandono perie, excedencia, la Divina comedia habla del
de la división y de los nombres que esta apertura, caos... y amor que mueve al sol y a las
división implica, los que conforman amor. Amor es el estrellas, el último verso de este
una sociedad esencialmente escindida, sinónimo de todas poema habla del Amor como
privada de “espíritu”, constituyen esas palabras; o primera y última realidad real,
la intemperie del “hombre” en el es la Palabra que como suma de la presencia y
no-hombre o el caos de lo abierto recu- resume todo lo la ausencia, de lo posible y lo
perado que llamamos “intemperie”. indecible, por imposible, como más que todo
El poema, en su totalidad, se presenta incognoscible e lo decible, aunque lo decible
como una ascesis que culmina en indecidible, a lo sea la eternidad de un decir
el amor. Amor, dijimos, es la última que llamamos inhumano que no dice nada.
palabra del poema, el punto de salva- “hombre”.
ción, la síntesis del mismo, la conjun- Pensar es amorosa revelación en su
ción, en la “melodía más difícil”, de propia y propicia existencia-y-esencia,
todos los temas anteriores. o lo que está y lo que está en lo que está.
No se trata de un sentido que estaría No neutralidad sino abertura fruitiva
fuera del poema, porque el poema es de las formas de presencia y ausencia
ese conjunto de palabras y el sentido (su en su gloria (digo “gloria” para librar a
vacilación absoluta, porque no existe la palabra de restos de ser, de dios y de
nada a lo cual aferrarse como sentido) razón, o, entiéndase mejor, de voluntad
es ese mismo conjunto de palabras, y de poder, de “política”).
no algo extraño, trascendente, que le Parece una paradoja que al máximo
daría al poema un Sentido. de la donación, de la donación

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absoluta, vale decir que no puede mediante el abandono, alcanzar lo


tener donante, se la deba inventar. sacro expresado en piedad, manse-
Salvo que pensemos la invención dumbre, compasión, amistad, cariño,
como don. Se la recibe, sin que haya respeto, hospitalidad, responsabi-
alguien que la reciba, y se la inventa lidad... auténticas cualidades de la
como más de sus infinitas formas. recepción del secreto, de ese abismo
En la tradición bíblica quienes llevaban que a veces se da como secreto.
por el desierto el tabernáculo eran a El “secreto de la tierra” sería el
su vez llevados por el tabernáculo. secreto: la posibilidad y la imposi-
Lévinas comenta: “verdadera figura bilidad simultáneas del habla. Lo
de la inspiración”; llevar-ser-llevado. mismo hendido por lo diferente, lo
Poeta (es) esa entrega al “tabernáculo”, decible por lo indecible, la voz por el
¡maravillosa palabra para no pretender silencio... El secreto “hace señas” que
nombrar lo innombrable! no significan nada pues está antes de
Amor, una palabra, la palabra. cualquier idea, de cualquier signo,
“Amor”, al igual que “intemperie”, de cualquier Ser o Dios. O tal vez,
“exceso”, “apertura”, “abandono”, en su última vacilación, signifique
no es una palabra explicativa que sin significación, esa nada (de cosa,
devele el sentido del “secreto” de hombre, de Ser, de Dios) que
proferido por el poema. El secreto abre al sin fin de las posibilidades, al
permanece, es irreducible. Toda “llamado” de las posibilidades.
explicación del secreto lo único que Así como el último verso de la Divina
hace es proyectarlo más allá, prolon- comedia habla del amor que mueve
garlo indefinidamente. al sol y a las estrellas, el último verso
No existe ningún punto, lugar o de este poema habla del Amor como
concepto, ningún fundamento desde primera y última realidad real, como
el cual o en relación al cual, develar suma de la presencia y la ausencia,
el secreto. El secreto, como la intem- de lo posible y lo imposible, como
perie y los llamados, son lo más más que todo lo decible, aunque lo
íntimo y al mismo tiempo lo esencial- decible sea la eternidad de un decir
mente desconocido. El secreto no es inhumano que no dice nada.
algo (una cosa) ni alguien (un sujeto Pero entonces... ¿Hemos comprendido
o un alma). el poema después de todo lo dicho?
Se trata de una inestabilidad de No, porque no se trata de comprender
nada y de nadie. Lo que llamamos sino de oír, de ver, de gozar, de sufrir.
“hombre” tiene más que ver con el Después de nuestro recorrido y de
vacío y con la nada, con un no-ser todos los recorridos posibles el poema
o con un más-que-ser, que con las sigue tan ajeno a toda comprensión
figuras de cualquier sustancia o ser. como desde el comienzo.
El “hombre” sería, así, la vacilación Pero algo pasa, de alguna manera
del secreto, o el secreto de una vaci- hemos penetrado en la extrañeza de
lación inaprensible. otro mundo en el mismo mundo.
Estas palabras no disuelven el amor Juan L. Ortiz no quiso decir lo que el
en generalidades sino que, por el poema dice, pero lo dijo sin querer,
contrario, le dan al amor su más o el poema mismo se dijo sin nadie
profundo significado al permitirle, que lo dijera. Juan L. Ortiz fue

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

el primero que oyó la melodía, el


“primer lector” diría Mallarmé; y ahí
terminó su misión (misión “sagrada”,
mortal). Se brindó al trabajo-del-
nacimiento, se entregó a la fuerza
del “don” y en este sentido al trabajo
“más difícil” porque implica arraigo
(en nada, sólo desierto, sólo tierra)
y desarraigo (la “lección de tinie-
blas”) totales, y tal vez por eso pueda
nombrarse sagrado.
¿Por qué no leer de nuevo el poema y
comprobar que no hemos dicho nada
del poema, que en lugar de compren-
derlo nos hemos internado en su
incomprensión, y que esta incom-
prensión permite que la lectura sea
eternamente una primera lectura, una
lectura caduca, naciente y agonizante
para siempre?

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Entrevista

León Rozitchner: “El Ser se devela


hablando en castellano”
Por Sebastián Scolnik

La voz de León Rozitchner comienza a


resonar suavemente. Exige un esfuerzo de
atención en sus murmullos iniciales que
van cediendo paso a una intensificación
creciente a medida en que la pasión va reco-
rriendo el diálogo y transita aquellos temas
que han marcado su singular vida filosófica.
La búsqueda de sus orígenes en su viaje de
estudios a Europa, la vuelta a la Argentina y
la experiencia de Contorno como sitio desde
el cual “nacionalizar” su filosofía, el mito
cristiano como constitutivo de la subjeti-
vidad moderna, y la creación filosófica como
la afirmación de estilos personales desde
los que resistir el vacío contemporáneo son
algunos de los temas que sobrevuelan esta
conversación, tramada de angustias, expe-
riencias, deseos y un humor sofisticado que
ameniza el encuentro.
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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

– Para empezar, nos gustaría Pero también Europa era el origen de


preguntarte qué te acercó a la expe- mis padres y quizás allí estaba –era mi
riencia de Contorno, y qué te alejó pregunta oculta– el secreto de lo que
de ella… aquí vivía: la tierra trabajada por la
historia de los antepasados. Era recu-
– Enrealidad no me alejé de ella, sólo perar el original, no esta copia deslu-
decidimos dejar de sacarla. Me acerqué cida y aparente. En Génova y París, al
a Contorno volviendo de Europa. Yo llegar después de treinta días de barco,
estaba estudiando allí, aquí había viví momentos de deslumbramiento
fallecido mi padre. Cuando regresé a feérico, como aquellos que cuentan
Buenos Aires me volví a encontrar con los conquistadores cuando vieron
David (Viñas), a quien había conocido por primera vez la ciudad de México,
en la facultad antes de irme. Después también deslumbrados aunque quizás
lo conocí a Ramón Alcalde, también a por otras razones. El pensamiento que
Ismael (Viñas). Entonces, por invita- definía la filosofía en ese momento en
ción de David e Ismael, me incorporé la Argentina era el alemán, y con él
a la dirección de Contorno. Se puede debía plantearme mis primeros interro-
decir que Contorno me sirvió para gantes. Sus cultores, como personas, no
volverme a nacionalizar como argen- eran ni muy vivos ni muy apasionados.
tino. Yo estaba muy decepcionado con Eran tipos que repetían el pensamiento
todo lo que había pasado con el pero- alemán y que pensaban que sola-
nismo, y eso me dio el empujón para mente se podía pensar en alemán. Y
irme a estudiar a Europa. Decir “estu- bueno... uno estaba en contra de eso.
diar” fue una excusa: me fui a vivir en En primer lugar por el hecho de pensar
otra ciudad, en otra lengua, con otra en Alemania, los judíos, los nazis, la
libertad, otros sabores y olores, otras guerra, etc. y segundo imaginar que
mujeres, otra gente, en fin otro modo se podía pensar en una sola lengua,
de vida. Podía haberme quedado a vivir que significaba la desvalorización de la
allí, pero Contorno fue un desafío para propia, como en este caso el castellano.
insertarme nuevamente desde la pers- En Venezuela supe de un profesor que
pectiva nacional a partir del arraigo que había decidido ir
tenían los Viñas en la historia argentina. a vivir definitiva- Lo que me parece absurdo
Descubrí que el origen que me fui mente a Alemania es no poder salir de repetir
a buscar a Europa estaba por todas para pensar filo- siempre en lengua ajena lo que
partes, y también, sobre todo, en el sofía con la verda- pensaron otros.
lugar donde uno ha nacido. Entonces dera lengua. No
ese fue de alguna manera el retorno al debe haber pensado mucho, nunca se
origen después de haber ido algunos supo más nada. En el cementerio Père
años a buscarlo en otra parte. Fui a Lachaise vi una tumba del 1800 que
buscar en Europa, al mismo tiempo, decía: “fulano de tal, propietaire”. En
el origen verdadero de lo que aquí su tumba deben haberle puesto: “X.X.,
vivíamos como remedo, porque en heideggeriano”, para decir qué fue
cierto modo Francia –para mí, que de su vida. Entre nosotros a muchos
tenía ganas de abrirme al mundo que les habrán de poner: “lacaniano”.
antes me lo había abierto su literatura y Es difícil pensar qué nos merecemos
su pensamiento– era muy importante. en un epitafio.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

Era muy extraño lo que sucedía en ese parte, defensor del espiritualismo
momento, creo que todavía pasa en a ultranza, donde cuerpo y espíritu
nuestras facultades. En la de Filosofía están cortados en dos como con un
y Letras, la filosofía hay que pensarla hacha. A la tesis la escribí primero
en alemán, y los alemanes la tienen en castellano y luego me la traduje
que pensar en griego, que tampoco al francés. Entonces al enfrentar a
es la lengua propia. Es obvio que un Scheler, el desafío era claro: me parecía
políglota tiene una cualidad envi- que estaba enfrentando a toda la filo-
diable. Pero lo que me parece absurdo sofía argentina. Y, encima, insignes
es no poder salir de repetir siempre en y famosos profesores franceses me
lengua ajena lo que pensaron otros. dieron el espaldarazo: “vous êtes un
Dos caminos: o te hacés el otro y philosophe”, me dijeron. De eso me
repetís como loco las verdades pres- di cuenta bastante más tarde. Mirá...
tigiosas que los demás te dictan, o viene al caso: Heidegger cuenta que
escribís desde la humillación que te un día se lo encontró en un coloquio,
imponen y estrujás tu lengua hablada muy deprimido, tirado en el pasto con
para hacerle decir un vaso de vino, a Ortega y Gasset,
lo que te estaría siempre tan gallardo y que, a suge-
vedado. Después rencias de éste, comenzaron a pensar
de hacer la licen- la relación entre el pensamiento y la
ciatura en París lengua materna. Y entonces adiviné
y ya de vuelta luego, dice Heidegger, cuán intensa
en Buenos Aires e inmediatamente pensaba Ortega
regresé a aquella desde su lengua materna. Extraño:
ciudad para no dicen “lengua paterna”. Hablaron
hacer la tesis del de la relación entre la lengua de la
doctorado y elegí madre y el pensamiento filosófico que
un autor que por históricamente, aun desde los griegos,
entonces estaba es patriarcal y masculino. También
muy en boga en en español como lengua materna,
la filosofía acadé- entonces, se puede pensar intensa-
mica argentina. mente. Ya es algo.
Si querés fue una
especie de enfren- – El hecho de que los orígenes se
tamiento con la encuentran en todas partes, ¿se puede
filosofía oficial pensar como que hay tantos orígenes
de los profesores como búsquedas haya? Lenguas
de filosofía de la madres, lenguas filosóficas…
facultad. Se trataba de Max Scheler,
quien en el único lugar donde había – Mirá, creo que hay tantos orígenes
sido casi todo traducido al castellano como lenguas madres. La lengua,
era en Argentina. Estaban todos obse- al menos la primera, es la lengua de
sionados con él, Romero, Astrada, la madre que te habla. Si en última
Pucciarelli, todos ellos. Scheler es un instancia la cultura está hecha por todas
autor muy sutil y complejo, un judío las perspectivas individuales dentro
convertido al catolicismo por otra de un campo cultural que les sirve de

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

caldero donde todas vuelven a coci- la globalización neoliberal: disuelven


narse, es evidente que está construida las diferencias y las propias capaci-
por el aporte de todos. Nuestra cultura dades creadoras. Es la ley del embudo.
es como un gran puchero. La cultura Viene de afuera, pensado desde otras
nuestra está estratificada, pero el situaciones históricas, y en lugar de
estrato fundamental sería lo ab-origen, asimilarlas para nacionalizarlas se las
lo que está en el origen y que está abso- privatiza: se las explota para uso de capi-
lutamente encubierto, como lo está llas y conservan
la lengua que nos enseña la madre, lo ese cariz extraño La universidad, por toda la
ab-origen de los primeros habitantes de de distinción y estructura burocrática que
estas tierras y lo aborigen de nuestra de lustre que nos tiene, es dependiente de centros
propia historia. Nosotros no hemos distingue. Viene de poder y de excelencia que
llegado a vivirlos sino a excluirlos. sucediendo desde organizan y distribuyen y
Entonces vos entrás a nuestra cultura hace mucho le marcan su orientación, la
por la cultura patriarcal europea, de tiempo: pasó jerarquía de sus objetivos, sus
donde vinieron nuestros padres y con Althusser, mismos ideales de excelencia
nuestros abuelos, porque ni siquiera con Heidegger, y sus fines.
podés hacerlo por la cultura nacional, con Lacan está
porque somos un rejunte de historias pasando, y con algunos otros más
y culturas que venimos de otra parte recientes y más ínfimos y pretenciosos.
y que todavía no terminaron de asen- Pasó hasta con la rebeldía más extrema:
tarse. Aquí las modas se suceden según transplantábamos la estrategia política
alguna de ellas sobresalga en el primer de Mao, de un país agrario y de cultura
mundo: ese es nuestro referato. En ese milenaria, a un país peronista, o tomá-
sentido, la cultura argentina está hecha bamos la línea que nos bajaba el joven
de retazos de múltiples otras, sobre intelectual francés Règis Debray para
todo europeas. Pero, tu pregunta ¿a enseñarles a hacer la revolución a los
dónde iba? latinoamericanos desde la desazón fran-
cesa. Hay algunos intentos diferentes,
– Iba en el sentido de preguntarse pero creo que escapan al marco de la
si no había una cultura argentina universidad. La universidad, por toda
sartreana, otra estructuralista… la estructura burocrática que tiene, es
dependiente de centros de poder y de
– Si, hay una cultura cholula que es la excelencia que organizan y distribuyen
llamada “cultura” argentina, la sabia y y le marcan su orientación, la jerarquía
delicada. Esa es la que puede asumir de sus objetivos, sus mismos ideales de
esos nombres que mencionás y que excelencia y sus fines. El Banco Mundial
terminan, como vimos, en meros epita- nos financia. Basta con ir a una Asam-
fios. Acá es sobre todo en la academia blea General Universitaria de la UBA,
donde su pregunta adquiere sentido: donde estaba presente la oligarquía
se agarra todo lo que viene de afuera y de los electores cuando la elección del
del centro, cosa que no está mal dada Rector supremo, para darte cuenta de
nuestra penuria, pero al mismo tiempo esto con sólo mirar las caras y las vesti-
esto implica que hay que nacionalizar mentas. Ahora, cuando vos me hablás
esos aportes. Porque el modo de asimi- de teorías y de tipos que se definen por
larlos a nuestro medio es el modo de ellas, estas “elecciones” son de algún

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

modo también académicas. ¿Hay una los engendra a ambos, y que da lugar
cultura estructuralista? Uno también a distintas variantes. En el modelo de
lee a los estructuralistas y no por ello los gemelos de la cultura indoameri-
se llama estructuralista repitiendo y cana, el reconocimiento del otro como
simplificando todo lo que ellos dicen. diferente desde la semejanza originaria
Por ejemplo, y viene al caso, ahora no se resuelve con la destrucción del
estoy leyendo a Lèvi-Strauss, y veo que otro sino que se lo integra en el reco-
en uno de sus últimos libros aparecen nocimiento de la diferencia –se trata de
señalamientos muy directos a la colo- culturas que proceden por bipartición
nización y la destrucción que la cultura de series– y un intercambio conciliador
europea hizo de las culturas indoameri- a partir de la semejanza gemelar de la
canas. No es el Lèvi-Strauss más difun- cual partían. Sólo pueden seguir divi-
dido entre nosotros, y quizás sea el que diéndose y desarrollándose si en cada
más debiera interesarnos. Quiero decir partición el otro subsiste como dife-
que él acentúa en ese libro un enfren- rente y necesario al mismo tiempo.
tamiento entre las culturas indoameri- Entonces el reconocimiento del otro
canas e indoeuropeas: es precisamente está como fundamento de la rela-
nuestro problema. Ya el antropólogo ción social primera y fundante en las
francés Clastres lo había vivido y estu- versiones americanas. Mientras que en
diado en su libro La Société sans État. los gemelos de la mitología indoeu-
Pero sigamos con Lèvi-Strauss: la ropea el uno excluye al otro, seme-
cultura indoeuropea reuniría el campo jante y diferente, pero al reconocer
de todas las diferentes lenguas habladas la diferencia lo aniquila o lo domina.
en Europa, que se derivarían de una Constituye una matriz arcaica pero
lengua originaria desconocida, que se activa, desde la cual todas estas culturas
supone que necesariamente existió, indoeuropeas ordenan su sociedad y su
porque todas ellas en sus diferencias pensamiento. En ese sentido muestra
sin embargo remiten a una lengua que la capacidad reflexiva imaginaria
anterior, ahora desaparecida; vienen de en pueblos sin escritura, de sabiduría
un tronco común encarnada en una compleja red de
La capacidad reflexiva imagi- extinguido pero personajes animales y humanos, es
naria en pueblos sin escritura, indudable. Lèvi- superior ética, filosófica y metafísi-
de sabiduría encarnada en Strauss revela que camente, a la europea. No piensan
una compleja red de perso- el fundamento con conceptos racionales, piensan las
najes animales y humanos, ontológico del ideas como relaciones entre imágenes.
es superior ética, filosófica y mito indoeu- Es cierto, no pensaban en alemán ni
metafísicamente, a la europea. ropeo de los conocían la teoría del significante que
gemelos, matriz torna arbitrario al significado sensible
fundadora, cuyo modelo está presente que soporta el sentido. Lèvi-Strauss lo
en ambas mitologías como mitos del reconoce y con esa diferencia analiza
Génesis, tanto en la indoeuropea como el triunfo del colonialismo y la domi-
en la indoamericana, tiene una resolu- nación asesina e inmisericorde de la
ción distinta en cada una de ellas. Es el cultura europea y cristiana sobre los
mito de los gemelos el que inaugura la indoamericanos, con cuyos despojos
relación con el Otro viniendo desde un y riquezas constituyeron la acumu-
mismo origen: una mujer cuyo útero lación primitiva del capitalismo. Los

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

indoamericanos esperaban, según su Cristo son los aborígenes diezmados, y


modo de pensar la relación con el otro como lo han sido durante casi dos mil
diferente, que los europeos blancos años los judíos perseguidos. Entonces
entrarían en relación con ellos guiados han dejado de sacar todas las conse-
por su misma concepción ética: se cuencias que Lèvi-Strauss saca admi-
equivocaron fiero. Son esos conceptos rablemente en este libro que se llama
racionales los que recibimos nosotros Historia de lince, que es del 91, uno de
actualmente bajo las figuras de las filo- sus últimos libros. Directamente toma
sofías de Europa, que por otra parte al catolicismo como formando parte
están ellas todas teñidas de otro mito de esta cultura destructiva. Invadió
fundamental, que es el mito cristiano. y arrasó con los
Casi en solitario, Montaigne critica americanos. Es Hay que analizar cada modelo
la esclavitud del indio americano y el mito indoeu- cultural desde su momento
Lèvi-Strauss, que lo señala, acentúa ropeo cristiano mítico fundante, y desde allí
su excepción en el orden católico el que vence, comprenderlos como funda-
europeo, donde el aniquilamiento del por su crueldad mento de la racionalidad y
indio o del negro no inquietaba a los fría e indiferente del sentido del hombre que
amorosos cristianos. Esto es algo que al sufrimiento, desde ellos se prolonga.
uno no entiende: cómo los mitólogos a los pueblos
europeos y también los que hay en de mitología indoamericana. Y los
América no han considerado como un matan, los esclavizan, se apoderan de
mito al cristianismo, por qué no podés sus riquezas y destruyen su cultura: los
considerar y analizar su relato sagrado indios no son cristianos, son diferentes,
como un mito entre otros mitos, y no tienen alma, merecen ser muertos.
criticar su estructura significante exclu- Lèvi-Strauss publica este libro mientras
yente con los modelos imaginarios se conmemoraban los quinientos años
que promueve, aunque afirmen que de la invasión a América.
los mueve el amor y no el espanto. Es En última instancia, como te decía,
graciosa la excepción que se acuerda. son modelos de la cultura europea y
Por ejemplo, el diccionario de Moliner que se los ha tomado como fundando
dice que los mitos son narraciones que una cultura humana única y verda-
están a la base de todas las religiones, dera, pero tampoco lo es. Hay que
salvo de la religión cristiana. Así analizar cada modelo cultural desde su
resulta que para ser reconocido como momento mítico fundante, y desde allí
semejante antes de amar al otro en el comprenderlos como fundamento de la
cristianismo hay que amar primero al racionalidad y del sentido del hombre
Otro, cuya figura es Cristo, y sólo así que desde ellos se prolonga. Eso es lo
luego reconocen quiénes son los verda- que plantearía Freud cuando analiza el
deros semejantes. Cristo ya no es un mito de Edipo, yo diría extravagante-
gemelo, nace como único y divino: el mente porque es un mito griego que
hermano gemelo diferente ni siquiera aplica a toda cultura posible, lo que
existe, el nuevo mito lo ha borrado. aun desde el punto de vista estructural
Cristo es hijo de Dios y de la Virgen, tampoco parecería adecuado. Freud
no hermano nuestro que tenemos otra parte del triunfo patriarcal como
madre que es impura para ellos. Dife- origen de la historia. Con el modelo
rentes excluidos no reconocidos en de una narración de ese mito griego

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

analiza también entonces toda cultura, también vida cultural y simbólica a


tanto la cultura judía como la cultura los hombres. Un lacaniano de primera
cristiana. Eso es lo que pasa también fila, Eric Laurent se llama, frente a los
en la Argentina. Los psicoanalistas, que nuevos síntomas que produce el neoli-
según dicen singularizan al enfermo beralismo y los padres hechos mierda
para comprender como “jefes” de famila, propone buscar
La memoria es la verdadera su personal una alianza con los representantes de
loca de la casa: recuerda lo que conflicto, siguen la Iglesia católica para que apoyen
uno ni sospechaba que estaba utilizando el los derechos del padre. Te lo juro, tal
aún vivo, y olvida lo que uno modelo del mito cual lo dice. Todo el cristianismo y la
había creído que era indeleble de Edipo sin metafísica occidental, incluyendo en
y, de pronto, reaparecen y se entender que ella al lacanismo, sienten horror ante
combinan. Por eso la memoria están tratando de la Cosa materna. Ni siquiera tratan
a veces da vergüenza; me deja curar pacientes de comprender qué otros mitos origi-
en blanco. Para mí es un duro cuya mitología, narios hubo en América, qué otras
trabajo comenzar a escribir algo. la de nuestra soluciones ha habido en las culturas
cultura, no tiene indoamericanas que conservaron a las
mucho que ver con el mito de Edipo diosas maternas primeras y que el cris-
griego de la tragedia de Sófocles de dos tianismo ha destruido para imponer su
mil cuatrocientos años atrás, y sí tiene único mito patriarcal como verdadero.
mucho que ver con el mito del cristia- Desde este aniquilamiento cristiano
nismo que es el que está determinando del Otro –católica quiere decir religión
la subjetividad de todos nosotros, y única, universal, quiere decir imperial–
también la de sus pacientes. ¿Cómo es como seguimos siendo cómplices
analizarían la locura creadora de un de una cultura que nos construye
Artaud con el mito griego y no con el como sometidos. Están desdeñando
cristiano con el cual está en lucha en sus lo indoamericano para privilegiar sólo
momentos creadores, como cuando a lo indoeuropeo que sobre todo trajo la
buscar la respuesta entre los aborígenes destrucción de las culturas y la muerte
taraumaras de México y en sumisión a América, como trajo el modelo
pasiva a Cristo en los momentos de mítico del hijo de Dios crucificado y
cordura, internado en el manicomio? el engendramiento puro de la Virgen
La castración, que los lacanianos piden pura, pura de todo contacto con el otro
a gritos para no volverse locos apabu- diferente a ella, el hombre para el caso,
llados por el terror que atribuyen –esta desdeñado como padre.
finta se llama desplazamiento– a una Pero cuando uno habla de cristia-
madre terrible y devoradora, es el sacri- nismo es porque creemos que es el
fico que ellos consideran necesario para fundamento de la creación del capi-
que haya cultura, como si la maternal talismo occidental, de su racionalidad
y suficiente Gea no fuera ella misma la científica abstracta –es decir, abstraída
madre de Zeus y como si ese corte sepa- del todo que le daría sentido plena-
rador que el poder patriarcal impone no mente humano de verdad a la ciencia–
terminara excluyendo y destruyendo y en la expansión de ambos unidos,
en el cristianismo el origen carnal, en una asociación siniestra, conducen
sensual, del cuerpo materno que le da casi inexorablemente a la extinción de
vida no sólo biológica, natural, sino la vida en la tierra.

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

– León, yendo un poco a tu obra… más recordás, más importante sos, más
valés (risas). Y yo tengo la desgracia,
– Bueno, a los libros que yo escribí… en parte puedo atribuirlo al paso del
(Risas). tiempo, pero también a otros motivos
que hacen a mi combustión interna
– A tu libro de Perón siempre se lo y a la selección
consideró centrado en Freud, en natural, de olvi-
Clausewitz y en Marx. Sin embargo darme de muchas
mencionás al principio a Spinoza, cosas. Vivo
Maquiavelo y La Boitié. Si mirás desde siempre
el desarrollo uno puede rastrear su olvidando, pero
presencia a lo largo de todo el trabajo. recordando lo
¿Qué significaron estos autores para que espontánea-
vos? ¿Por qué recurriste a ellos? mente se graba
en mí como
– Cuando uno toma a Marx y Freud, importante. A
incluyendo el debate actual, que es un no ser que hagas
debate de superficie, y a su vez culmi- cuadritos y
nante, vos te definirás como lo hacen dibujitos como
todos, por o contra el marxismo, por mnemotéc-
o contra Freud. Entonces uno toma a nica. Hay una
Marx o a Freud como una especie de inteligencia y
desafío, por las resistencias y las persecu- una selección
siones que han generado, es como si les espontáneas que
gritáramos en la cara: “¡yo me baso en respeto. Entonces
ellos, y qué!”. Parto de reafirmar a Marx lo que uno ha
y a Freud porque son dos modelos, una leído se conserva
divisa social, que marcan una divi- de forma muy inesperada y tal vez haya
sión de aguas en la historia del pensa- sólo frases que sobresalen: lo demás
miento y de la acción contemporáneos. trabaja en silencio, espero. La memoria
Después, si quieren, también podemos es la verdadera loca de la casa: recuerda
meternos por otro lado en donde uno lo que uno ni sospechaba que estaba
encuentra apoyaturas, aportes, descu- aún vivo, y olvida lo que uno había
brimientos que también los desarrollan creído que era indeleble y, de pronto,
y corrigen, o crean otros nuevos. Yo reaparecen y se combinan. Por eso la
también he leído despacio a Scheler y memoria a veces da vergüenza; me deja
no se puede decir que sea scheleriano. en blanco. Para mí es un duro trabajo
En ese sentido, también está presente comenzar a escribir algo. Creo que
Maquiavelo, lo cual no quiere decir que escribir es un acto contra natura que
me haya leído todo Maquiavelo ni por nunca termina en pura cultura. Hay una
putas. Está presente Spinoza, a quién sí tensión continua entre ser escribiente
he trabajado un poco más, pero se me y ser sintiente, y es un duro aprendi-
olvidó casi todo de Spinoza. Me quedan zaje tratar de conciliarlos. Y de paso: la
algunas ideas, a las que fui más sensible. mejor comprensión de la memoria la
Seguramente este es un defecto, porque encontré en una canción venezolana:
dentro del campo académico, cuanto “Se me olvidó que te olvidé, a mi que

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

nada se me olvida”, dice el que canta. crear una perspectiva nueva desde la
La memoria reverbera siguiendo una suya, que no siempre es para acentuar
lógica involuntaria. su diferencia en competencia con la
de otros. Y crear es un acto de coraje
– ¿Ese olvido es una condición del para enfrentar la mansedumbre colec-
pensamiento propio? tiva. Es lo que me posibilitaba decir en
otro lugar que cada sujeto es núcleo
– No sé, en todo caso es lo que me de verdad histórica. Si esto es así, hay
pasa a mí, no sé si puedo generalizarlo. una verdad que me tiene a mí como
el lugar humano donde ésta también
– Pero te lo decía en el sentido de que se elabora. Por eso las teorías llevan
si uno sabe demasiado a quién le debe el nombre de quienes la pensaron:
cada frase no puede firmar uno… las teorías son modelos de personas.
Entonces no hay vuelta que darle,
Bueno, primeramente habría que y tendría que ponerle mi nombre,
hacer como se hacía en otras épocas aunque la verdad histórica se haga entre
históricas, donde no se firmaban las todos. Quizás, quién sabe, la creati-
obras de arte. No se conoce quiénes vidad colectiva vuelva a ser un espacio
son los autores, salvo de algunas. El de participación tan fuerte en el que
anonimato, por decirlo así, hacía que nuestra perspectiva se subsuma. Puede
de alguna manera la función creadora llegar a suceder que en un colectivo
personal apareciera como anónima, donde las figuras de todos se borren,
sin nombre, pero reposando en una también nos borremos. Pero no creo:
capacidad colectiva hecha de personas. pienso que cada vez más todo hombre
Quizás llegará un momento en que podrá construir su vida como una
se disponga o se obra de arte suya, irreductible, dife-
Allí aparece un Spinoza más convenga, como rente –como diferente, único y exclu-
próximo, como aquel que creo que en sivo es el cuerpo que cada uno es–. Su
extrañamente deja deslizar en algún momento creación consumaría el misterio de su
su Tratado teológico político, lo quería decir propia e irreductible existencia.
cuando dice como al pasar que Deleuze, que
las masas son femeninas, lo cual d e s a p a r e z c a n – Te preguntaba por esos autores,
me resultó muy sugestivo: las los autores porque cuando arrancás tu reflexión
masas tienen la debilidad, pero que firman sus sobre el peronismo en el exilio, me dio
también la fortaleza pasional trabajos para la impresión de que buscas otras vías
del cuerpo de las mujeres. hacer presente para acentuar un materialismo que te
únicamente la permitiese comprender lo que había
creación colectiva y popular de una ocurrido. Me parecía que en la noción
obra. Freud mismo lo decía también: de cuerpo colectivo y en el análisis
los poetas no son más que una de la expropiación de esas potencias
saliencia de un proceso colectivo que comunes por el poder, Spinoza y
los produjo como poetas. Sin embargo Maquiavelo, y también en el análisis
creo que no es negativo que también sobre la servidumbre voluntaria de
haya que poner un poco el énfasis La Boitié, encontraste núcleos que
en lo personal, porque cada uno se te permitieron anclar la reflexión no
las arregla a su manera para tratar de sólo en lo que sucedió con el poder,

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

sino en la pregunta por las fuerzas de lo que me parece fundamental es esta


la resistencia que hicieron posible esas equivalencia entre Dios y Naturaleza
formas de poder. que él plantea. Sobre todo cuando uno
lee los escolios. Esto lo señala también
– Si desde ese punto de vista Deleuze. Cuando uno va avanzando
Maquiavelo para mí tuvo un sentido, en la lectura de la Ética, lo impor-
es porque él planteaba de manera tante son los guiños que aparecen en
radical la semejanza de los hombres los escolios, es decir en los márgenes
como punto de partida, de atreverse de la escritura organizada por el rigor
a despojar a los personajes poderosos de la lógica geométrica. Allí aparece
de su vestimenta y mostrar que al un Spinoza más próximo, como aquel
quedarse desnudos eran como cual- que extrañamente deja deslizar en su
quiera de nosotros. Es un modo de Tratado teológico político, cuando dice
decir que todos hemos salido de lo como al pasar que las masas son feme-
mismo, y que las diferencias que tienen ninas, lo cual me resultó muy suges-
que borrarse para reconocernos como tivo: las masas tienen la debilidad,
semejantes son aquellas producto de pero también la fortaleza pasional del
una “inflación” de lo propio, que por cuerpo de las mujeres. Y en la Ética,
esencia no les corresponde. Lo cuál no donde están los escolios, cuando se
quiere decir que no haya diferencias interroga por el sentimiento de los
entre los cuerpos, por lo tanto entre las celos dice en uno de ellos que cuando
personas. Pero hay algo así como decir un hombre siente celos de una mujer
“dejémonos de joder, pongámonos al que se va con otro, no siente celos sólo
desnudo para saber de dónde partimos por la pérdida. Siente que algo más le
y en dónde estamos”. Para mí lo que pasa, porque no sólo tiene que pensar
tiene de importante Maquiavelo es en su sexualidad defraudada por el
esto, y desde allí descubrir la astucia cuerpo femenino que ha perdido, sino
del poder para encubrirlo y domi- también pensar e imaginar los órganos
narnos. El poder se hace fuerte por el sexuales del tipo que se acuesta ahora
terror, ese que nos impuso estos trajes con ella (risas). Esto es formidable,
de presos que ahora todos llevamos y tiene reverberancias más allá de lo
pegados a la piel sin darnos cuenta. sexual; abre el espacio inesperado de
Es extraño: la desnudez televisiva no sentimientos y pensamientos antes
desnuda ya a nadie. La piel nos viste; acotados, y desbordan los límites
seguimos quedando escondidos al que nos definían. En cambio, en
mostrarnos desnudos. Y sin embargo Heidegger, el Dasein, por más situado
en la belleza de los cuerpos antiguos allí que esté, no tiene sexo. Si uno
que nos traen las estatuas eso no pasa, pudiera dar un consejo diría que hay
aunque hayan perdido la cabeza y que meterse a pensar desde lo que uno
desaparecido el rostro y la mirada. no querría meterse a pensar, y para
Lo de Spinoza es más complejo, eso no basta con creer que uno está
porque lo más hondo y próximo se leyendo a otro, aunque el otro que
está planteando con un lenguaje ya leemos sea para comenzar muy dife-
muy distante, que tiene que ver con rente. Lo peor que nos puede pasar es
la terminología medieval, que a veces leer al otro para refutarlo. La refuta-
resulta un poco pesado seguir. Pero ción crítica es un momento segundo:

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primero uno por un momento debe porque es un judío que pertenecía a la


haberse hecho el otro, residido en historia judía y conoce la persecución
su pensamiento. Ese es el desafío y cristiana contra los judíos, y su escri-
el riesgo. Por eso me impuse como tura se desarrolla sobre ese fondo, sin
norma, cuando leo a alguien serio, de el cual no podés entenderla. Pero creo
no atribuirle nunca la boludez al otro que los otros que vinieron después, si
sin comprenderlo a fondo: es la forma bien tenían más libertad para expre-
más rápida de no dejarse penetrar por sarse, como por ejemplo Freud, no se
lo diferente. Y volviendo a lo ante- animaron a decirlo con todas las letras.
rior, yo no soy erudito en Spinoza, he Salvo en el último libro de Freud, El
leído y trabajado algunos textos, pero hombre Moisés y el monoteísmo,
otra vez se me olvidó todo, lo que no cuyo prefacio lo volvió a revisar en
quiere decir que su modo de pensar no Londres después de haber salido de
aparezca por algún lado (risas). Austria donde pensaba, antes de irse,
que la iglesia católica lo protegería de
– Hace poco en una conferencia en los nazis. Cuando pierde esa esperanza
la Biblioteca Nacional vos dijiste y se refugia reescribe ese Prefacio o
que Freud, Marx y Spinoza no escribe otro donde confiesa la relación
habían podido ver los efectos mas entre la iglesia católica y el nazismo
profundos del cristianismo por falta que antes había silenciado. Todo esto
de desarrollo de un campo judío. habría que desarrollarlo un poco más,
porque de algún modo lo judío está en
– Spinoza llega un poco más lejos, él, pero al mismo tiempo no se explica
aunque su situación era diferente. Si él mucho. Dice, sí, que los judíos tienen
hubiera escrito contra el cristianismo una arquitectura psíquica diferente,
lo habrían matado. Si ya los judíos pero allí queda la cosa. Es enigmático
ortodoxos lo expulsaron de la comu- decir, como allí lo hace, que la religión
nidad por criticar a la sinagoga que, judía queda reducida a un fósil con la
para bienquistarse con los cristianos, aparición del cristianismo, porque con
les hacían concesiones teológicas. Te él por fin se pasa al reconocimiento
das cuenta lo que le habría pasado si de la culpabilidad del hijo que asesinó
en Holanda hubiera hablado en contra al padre, cosa que la religión judía
del cristianismo. Evidentemente no no hace. Otra cosa extraña es que en
hubiera podido sobrevivir. Antes de la historia de la Biblia no parta del
esa charla en la Biblioteca Nacional mito del Génesis, sino de Moisés, es
estuve revisando el Tratado teológico decir, del personaje histórico-mítico
político y, claramente, en una frase que libera a los judíos de Egipto.
señala la penetración insidiosa más Pero el mito judío del Génesis no está
profunda del cristianismo en la domi- tomado, con lo cual se cierra –creo– un
nación del sujeto con la interiorización potencial formidable de comprensión
de Cristo como hijo de Dios en cada respecto a lo que separa al judaísmo
hombre. Hace recaer sutilmente sobre del cristianismo: allí en el Génesis
el cristianismo una insidia más pesada se dramatiza el tránsito de lo arcaico
todavía que sobre los judíos a quienes infantil a la discriminación adulta, o
está criticando. Si querés, Spinoza del principio del placer al principio de
me parece que lo tiene bien presente, realidad, mientras que todo el Nuevo

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

Testamento se mantiene a nivel de la nariamente con el suyo propio, que


lógica arcaica de la infancia. El Edipo se convierte en Dios-Padre, y pare un
griego no tiene mucho que ver con hijo que cree eterno y divino, y que
los judíos. De alguna manera el mito por eso mismo debe morir para pagar
griego tiene más que ver con la cultura la culpa de los que nacen del pecado
cristiana, por ejemplo con San Pablo original que la madre elude, en esa
o San Agustín, pero psicoanalizar a cultura no podés
un judío o a un cristiano con el mito psicoanalizar con Dios ya no se revela como
de Edipo realmente no tiene mucho un mito griego. Dios de un pueblo en una
gollete, porque el lugar de la madre El hijo tiene que experiencia colectiva; ahora se
en el mito judío es radicalmente hete- morir para que revela en el individuo aislado,
rogéneo respecto al que aparece en el delirio de la en el interior de una subjeti-
el mito de Edipo o en el del Nuevo madre cierre. La vidad aterrada.
Testamento. En la tragedia de Edipo Virgen es una Se dice que Dios es el mismo
quien entrega a su hijo para que lo madre frígida que para ambas religiones. No
maten por orden de su marido, el rey alucina un deseo me parece. Que ambas reli-
Layo, plegada a su poder y por tanto i n c o n s c i e n t e , giones sean monoteístas no
al poder político, es Yocasta, la madre. la griega es una quiere decir que el dios sea
En cambio, en el mito judío, cuyo madre asesina, la en ambas el mismo.
equivalente es el de Moisés, su madre judía una madre
lo protege, no lo entrega y lo salva. que salva al suyo. Y no por decir esto
Conocés la historia. Prefiere meterlo soy un devoto de la sinagoga.
en una barquilla de mimbre y lanzarlo
por el río donde es recogido por la – Vos en tu libro Ser Judío planteas
hija del faraón, quien había ordenado que hay algo que escapa a la infi-
matar a todos los niños judíos para nitud abstracta judía, y que hay que
que no apareciera ninguno que al recuperar esa dimensión positiva
crecer le diera muerte. Y resulta que la que es un elemento de resistencia.
hija del faraón tiene una esclava que
es la hermana de la madre de Moisés. – Bueno, no se si escribí eso, fue hace
Entonces, cuando la hija del faraón se mucho.
enternece, la esclava le ofrece llamar a
una nodriza para que lo amamante y – Más o menos, a modo interpre-
va a buscar –¿a quién?– a la madre de tativo (risas). Sin embargo, cuando
Moisés. Es la madre misma la que lo analizás el cristianismo no ves la
amamanta: vuelve a recuperar a su hijo posibilidad de rescatar un núcleo
vivo. Fijate vos que en este mito histó- resistente y positivo.
rico están todas las mujeres al cuidado
de un niño. Este mito judío de la – No, en el cristianismo no, más bien
madre protectora no tiene un carajo es el disolvente más profundo de toda
que ver con el mito griego, donde es la resistencia. Es la última y final tecno-
madre la que entrega al hijo para que logía de dominación que encontró
lo maten y satisfacer al poder político la religión, una religión particular
en la figura real de su marido. Y en en un momento de crisis y de terror
una cultura cristiana donde la madre histórico, como es aquél en el cual el
excluye al marido, y concibe imagi- imperio romano derrota a los judíos

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

y ese mismo imperio se ve luego como Dios de un pueblo en una expe-


asediado por los bárbaros. De ahí riencia colectiva; ahora se revela en el
que, para los judíos que renunciaron individuo aislado, en el interior de una
a toda resistencia, no hay ni Jehová, subjetividad aterrada.
ni hay padre ni Estado ni economía Se dice que Dios es el mismo para
que, en el mundo exterior, pueda ambas religiones. No me parece. Que
protegerlos. Está la destrucción por ambas religiones sean monoteístas no
las diez legiones romanas de Tito de quiere decir que el dios sea en ambas el
una sociedad que por otra parte fue mismo. En este caso, para comprender
muy resistente en términos populares. el tránsito de uno a otro, se puede
A partir de ese derrumbe histórico de deducir que con el terror romano se
la sociedad judía, es sobre su fondo produce en ciertas sectas judías una
que aparece el cristianismo. Entonces experiencia desesperada en busca de
hay que pensar ese tránsito: por qué a un nuevo refugio que la propia divi-
partir del derrumbe, la opresión y la nidad judía les negó con su derrota:
dispersión de un pueblo aparece el cris- hay un retorno, que sería un descenso
tianismo como una religión vencedora interno en busca de un nuevo acogi-
que resultaría de miento, que pasa del padre derro-
Cuando no hay nadie que te la judía derro- tado en la figura de Jehová a la madre
salve, ni padre, ni religión, ni tada, pero que al cobijante, a las marcas que ella dejó
Estado, ni economía ni sociedad mismo tiempo en nuestra primerísima infancia, que
que te contenga ante el terror dice que la ya no es el anterior protector de un
que amenaza tu existencia, prolonga cuando pueblo al que un Dios exterior eligió
entonces se actualiza imaginaria- en realidad se le como suyo, sino de este hijo desespe-
mente –y ese es el lugar arcaico opone, la niega rado y abandonado por el padre que
donde lo religioso se asienta– y la transfigura, cada uno se sintió al saberse amena-
un último refugio interno. y persiguió con zado. Con esa madre, pero expropiada
toda saña durante luego de sus cualidades sensibles, se
casi dos mil años a los judíos. crea el nuevo Dios Padre abstracto del
Esa derrota da origen a una transmu- cristianismo: padre de palabras. A ver
tación de la religión judía que servirá si me explico: el terror lleva a buscar
de base a una nueva religión, que la salvación en un cobijo encarnado,
pasa de una relación trascendente, ya ido, en las marcas más prima-
externa, con Jehová, a una revelación rias que la madre dejó en el niño: si
interna, inmanente, con un Dios dife- pensamos en la estratificación psíquica
rente, y origina un nuevo objeto de del hombre que pasa de niño a adulto,
adoración divina: suplanta al Dios pero conserva esa marca anterior como
judío con la figura de un Dios Padre el primer estrato de su estructura
abstracto cuyo contenido se define histórica personal, ésta es una reac-
convirtiendo en abstractas, y asig- ción lógica en la búsqueda ilusoria del
nándoselas a él, las cualidades sensi- cobijo infantil frente a la impotencia
bles de las que se despojó a la madre. adulta sentida ante la amenaza real y
Y entonces un nuevo Hijo, esta vez pavorosa de un ejercito implacable.
fugazmente encarnado, con el cual Es aquí donde se produce la solu-
ahora sí podemos identificarnos, ción ilusoria que muchos judíos para
ocupará su lugar. Dios ya no se revela protegerse habrán vivido, de la que el

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

cristianismo se apodera luego: con las hacia otro mundo, al mismo tiempo
categorías atemporales de las marcas que les dejo éste que abandono a los
maternas arcaicas se construye una poderosos que me amenazaban. Así,
salvación infinita, omnipotente, pero el cristianismo despoja de todos los
en otro mundo. El útero materno, caracteres maternales, carnales y sensi-
sensible e interior, se convierte en el bles, a ese lugar extrañable donde la
lugar de un engendramiento divino madre dejó su marca más honda y
y patriarcal que San Agustín describe persistente en mi propio cuerpo: la
tan apasionado: Dios Padre penetra última defensa imaginaria y carnal
hasta el lugar más íntimo y femenino fue conquistada. La castración judía
de la madre, copula en el interior simbólica del pene en la circuncisión
del útero materno y engendra en ella pasa en San Pablo a la castración efec-
al hijo que cada uno es, ahora como tiva del corazón materno, a lo que los
Hijo de Él, no de su marido: un hijo hombres tenemos de más sensible y
verdaderamente “divino”. Ya sólo más hondo de su huella.
queda hacer ahora que cada cristiano Así, hay un retorno desesperado
se identifique afuera, e interiorice esta –¿regresión, diríamos?– al acogimiento
figura de Cristo crucificado. Al identi- de la madre arcaica de los judíos que
ficarnos con Cristo todo el imaginario se quedaron solos contra el terror
se metamorfosea: soy hijo de otro romano. El cristianismo al descubrirlo
Padre y de otra Madre, que se super- se apoderó de ese último refugio imagi-
ponen y transforman en lo opuesto de nario, que reme-
lo que verdaderamente eran al conver- mora las marcas Constantino, el emperador
tirse ahora en figuras desencarnadas y de la infancia, romano, transfiere a la Iglesia
puramente espirituales. para despojarlo y ésta adopta como eterna la
Las palabras madre y padre son las más de sus cuali- misma estructura que tenía
antiguas, las primeras que decimos. dades y convertir la nomenclatura burocrá-
Basta con que pronunciemos ahora al cuerpo de la tica imperial. Pienso que
en voz alta las palabras “mamá” y madre en un Ratzinger, que quiere volver al
“papá” para actualizar las resonancias reservorio frío, pasado en busca del origen, no
profundas que en cada uno despiertan: i n m a c u l a d o : tendría que haberse puesto el
es como si todos los laberintos encon- sin mácula de nombre que a mí me recuerda
traran de pronto su salida, y se abrieran hombre o de un suave y dulce licor “bene-
y se iluminaran nuevamente con un marido que la dictino”, tendría que haberse
resplandor antiguo y secreto los espa- haya amado y con llamado Constantino II...
cios más obscuros escondidos en el el que hubiera
fondo de nosotros mismos, y se llenaran gozado: convierte el amor encarnado,
de una dicha sensible y luminosa. el placer sexuado, límite extremo de
Con este subterfugio la salvación ante todos los placeres, en pecado. Así
la amenaza del terror externo, que penetra y se asiente el poder religioso
ya no debo enfrentar siquiera, fue en el último refugio carnal, subjetivo
lograda: ya no temo nada, mi reino y arcaico, que cada hombre o mujer
es de otro mundo, alcancé la salva- conserva, aunque inconsciente, de su
ción eterna. Ya no tengo necesidad propio origen. Lo expropia y lo trans-
de enfrentar nada afuera, el sentido forma en el sancta santorum del poder
más profundo de mi vida fue desviado religioso: convierte al cuerpo carnal

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

de la madre en el cuerpo de piedra igualmente dominables, si los conver-


de la Madre Iglesia de Pedro, admi- timos en súbditos de este nuevo Dios
nistrada sólo por hombres de sotana. y de esta nueva Madre. Descubrió el
Allí se instalará entonces el poder secreto más profundo: ahora puede
religioso-político más profundo, dominar el mundo. Por eso puede
como no se había alcanzado nunca en decirse que con la religión cristiana la
toda la historia. Toda la subjetividad muerte entró en la historia. Y volvamos
del hombre ha sido ocupada por el entonces a lo que decía Spinoza, que
enemigo. las masas son femeninas: cuando los
Es desde el judaísmo mismo donde hombres descubren el poder colec-
se abre el espacio que el cristia- tivo de sus cuerpos reunidos, vuelve
nismo transfigura, y lo transforma a despertarse un poder de resistencia,
por lo tanto de vida, que toda madre
debe haber dejado en el niño para que
sobreviva. Pero el cristianismo trans-
forma las masas que van en busca
del poder del cuerpo en las huellas
maternas, nuevamente en patriarcales:
lo colectivo se disuelve en la atomiza-
ción individual dentro de lo colectivo
mismo. Porque era desde ese lugar
materno colectivamente recreado en
la conjunción de los cuerpos desde
donde las figuras patriarcales de sus
reyes y de sus líderes pueden también
ser derrotadas. Es lo que Freud deno-
minaba masas espontáneas contra las
León Rozitchner en su contrario. Insisto: cuando no masas institucionalizadas, artificiales,
hay nadie que te salve, ni padre, ni que produce la Iglesia o el Ejército,
religión, ni Estado, ni economía ni como dos formas complementarias,
sociedad que te contenga ante el terror cuando se unen, de dominio extremo.
que amenaza tu existencia, entonces Esas masas espontáneas que despiertan
se actualiza imaginariamente –y ese los poderes del cuerpo adormecido
es el lugar arcaico donde lo religioso son, dice, el preludio de esas masas
se asienta– un último refugio interno. revolucionarias que aparecen como las
Pero eso es lo más extraordinario de altas olas del mar que se levantan en
la solución cristiana: también hasta medio de la quietud del mar. Desde
ese último refugio penetra el terror aquí, me parece, deben ser vueltos a
religioso y lo transfigura para que allí considerar los límites de la Teología
encontremos no a nuestra madre real, de la Liberación, tanto como las solu-
que queda negada por pecadora, sino ciones donde el modelo cristiano de
a la madre virgen de la sagrada Iglesia. un santo –en Negri para el caso– es
Entonces sí, el cristianismo puede vuelto a ofrecer como modelo.
pretender ser una religión católica, Por eso creo que Spinoza previó algo
universal: ha descubierto que todos los de esta transfiguración íntima cuando
hombres son por fin iguales, todos son dice, como vimos, que las masas son

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

femeninas. La madre carnal es para evidente que el judaísmo religioso no


el espiritualismo y el racionalismo el resolvió nada, sólo deja planteada la
lugar de la naturaleza, que el padre memoria de aquello que es su funda-
transforma en espíritu. Decir como mento reprimido por la muerte. Pero
él dice que Dios es igual a la Natura- el cristianismo no dejó ningún rastro
leza significa que volvemos a la Diosa de ese combate. Es tan flácido y frío el
femenina. O a un Dios pensado como Evangelio al lado de la Biblia judía, y
compartiendo lo femenino en su ser estoy hablando sólo de una impresión
masculino: vuelve a incluir la mater, la literaria. Está despojado de vida en la
materia, en el espíritu. Es porque de promesa de un más allá que culmina
alguna manera podrían las masas recu- con el Apocalipsis.
perar, desde el sometimiento a la escla- El cristianismo ha dado vuelta todo y
vitud patriarcal, aquel fundamento se ha convertido en la profundización
colectivo externo y real de resistencia de la marca del dominio, hasta donde
que está dado por la permanencia de ninguna otra religión había llegado.
la propia vida basado en las marcas En este sentido Constantino, el empe-
arcaicas de la madre, que son, por otra rador romano, transfiere a la Iglesia
parte, aquellas que conserva pese a sí y ésta adopta como eterna la misma
misma la religión judía. Ella viene, estructura que tenía la nomencla-
aunque lo encubra, de diosas feme- tura burocrática imperial. Pienso que
ninas, de esas Diosas del Cielo cuyos Ratzinger, que quiere volver al pasado
rastros de las batallas que las vencieron en busca del origen, no tendría que
todavía encontramos como restos en haberse puesto el nombre que a mí me
la Biblia. Los judíos no se privaban recuerda un suave y dulce licor “bene-
de mostrarnos cómo aniquilaron a los dictino”, tendría que haberse llamado
adoradores de las figuras maternas. Constantino II, porque él quiere
Nos describe cómo son destruidos los nuevamente
tipos que quieren volver a las diosas poner la religión La puede usar un psicoana-
del cielo, que son anteriores a la impo- al servicio del lista con el paciente pero no el
sición de Jehová como única divi- imperio, en este paciente con el psicoanalista
nidad. El becerro de oro es pensable caso norteameri- (risas). Entonces en la ironía
más bien como una becerra hembra, cano. Esto habría prevalece la jerarquía, el poder
ídolo de oro que fundían y adoraban, que desarrollarlo y la distancia.
al cual retornaban los paganos judíos un poco más,
mientras esperaban inquietos que pero basta leer los textos de Ratzinger
Moisés volviera de verle la cara a como teólogo y ahora como Papa para
Dios, que se le mostró entre rayos y darse cuenta.
truenos y que ellos no se animaban a
mirarla. Y finalmente, por orden de – ¿Qué significó para vos Max
ese Moisés, tan iracundo como Jehová Weber cuando analizó la afinidad
mismo, los levitas matan a todos los electiva entre la subjetividad de la
judíos que habían fundido el oro para ética protestante y el desarrollo de la
reproducir su cuerpo de hembra. Sin subjetividad capitalista?
embargo, hay también otras histo-
rias donde lo femenino y lo materno – Te digo lo que recuerdo de una
adquieren una presencia soberana. Es lectura antigua. Me parece que, si

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

bien aporta muchos elementos de un jante hombre. Creo que hay que ir a
momento histórico de tránsito, me otro lugar, aquel al que los cristianos
resulta para lo que me a mí preocupa no pueden llegar, porque tendrían que
como parcial y limitado. El problema analizar el fundamento imaginario
es que Max Weber no llega a donde de su propia fe y de su propia certi-
a mí me interesa plantear el problema dumbre, que es en definitiva lo que
del capitalismo: su fundamento reli- no puede hacer la teología de la libera-
gioso-imaginario que como mito de ción, pese a sus buenas intenciones. En
occidente orienta toda la cultura en la su enfrentamiento con Ratzinger, éste
cual el capitalismo surge, es decir, la siempre va a ganar porque solamente
racionalidad occidental y las ciencias. vos podés poner de relieve el carácter
Lo importante que debería señalarse es dominante y esclavista de la religión
la transformación previa que el cristia- cristiana yendo al fundamento de la
nismo introdujo desde muchos siglos santísima trinidad. Es decir, el padre
antes, y es eso lo que hizo posible que y el hijo, porque en esa trinidad la
una secta protestante transformara al madre no existe, se transfiguró total-
trabajo sensible en moneda de cambio mente en Espíritu Santo: toda refe-
para la acumu- rencia a sus propiedades sensibles se
La palabra nación tiene que ver lación infinita, han esfumado. Tan pura, tan pura,
con una determinación histó- esa que lleva al que sólo deja un áurea abstracta. Tan
rico-geográfica que marca, trabajo abstracto abstracta la madre que produce a ese
para este presente que es el y al imperio del hombre abstracto que Marx señala.
mío, los límites terrenales para valor de cambio
cada uno de los hombres de sobre el valor – ¿Vos encontrás algo de esto en la
una sociedad determinada. de uso. A mí historia de la filosofía, en el anticristo
me parece muy de Nietzsche? No respecto a la mujer,
importante su aporte respecto de una pero sí respecto al cristianismo como
determinada secta religiosa donde el una “decadencia inventada”...
trabajo implicaba la acumulación ascé-
tica, como un homenaje que la hipo- – Sí, aunque ahora no lo frecuento
cresía le hacía a la virtud. En última mucho, recuerdo el análisis demoledor
instancia, eso también lo recuerda que él hace del sacerdote cristiano.
al pasar Marx cuando en el Capital Pero si vos tomás toda su filosofía, la
señala al cristianismo protestante, con relación que tiene Nietzsche con lo
su culto del hombre abstracto, como la femenino, con la mujer y con lo judío,
religión más adecuada para un sistema todo esto es muy contradictorio pero
donde predomina el trabajo humano hay hallazgos formidables. El raciona-
privado indiferenciado, es decir, lismo que Nietszche critica es cristiano,
también abstracto. Pero abstracto en beneficio del retorno a la metáfora
significa aquí para Marx que el como origen carnal e imaginario del
hombre fue abstraído de sus relaciones pensamiento. Dionisos es una figura
comunitarias. Trabajo abstracto para pagana que concilia lo masculino y lo
hombre abstracto: hombre sepa- femenino, el éxtasis secreto y miste-
rado de los otros. Entonces hay que rioso que se produce en el encuentro
ir a buscar esa historia anterior que de los cuerpos. También encontrás,
produjo, antes que el capital, a seme- en lo que se refiere a los mitos, otra

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

serie de autores que son progresistas, siempre desde arriba, desde el poder
algunos, y otros reaccionarios y de la burla –que incluye a veces, no
conservadores como Bachofen, pero siempre, la de burlarse también de sí
que sin embargo muestran que las mismo–. La puede usar un psicoana-
diosas madres son algo fundamental lista con el paciente pero no el paciente
para definir una cultura. La madre con el psicoanalista (risas). Entonces
mítica sensible y carnal vuelve a pedir en la ironía prevalece la jerarquía, el
que le abran ese espacio, que es un poder y la distancia.
espacio que debe abrirse entonces en
nosotros mismos. Ese retorno de algún – De todos modos vos dijiste que
modo no podemos hacerlo: la Iglesia, una condición para que haya pensa-
y la ciencia cuyo espacio en negativo miento filosófico es la implicancia
abrió para el racionalismo occidental y personal con lo que se piensa, en el
científico, no puede permitirlo sin que sentido de la experiencia vivida, y
todo su edificio imaginario y popular la selección de un universal situado
en el cual reposa, se venga abajo. desde esa experiencia.
Fijate vos que hasta la izquierda más
dura ha dejado de lado la crítica a la – Claro. Es una característica que
religión. La critica sólo en su carácter debiera ser fundamental para todo
político, nada más. Pero no lo hace en tipo que quiera hablar. Pero no es
el fundamento alienante, ni siquiera una decisión voluntaria: hay algo
como podría haberlo hecho a nivel que puede llevarte a actualizar afec-
de la conciencia Feuerbach. Pero la tivamente, en el acto de escribir, lo
izquierda lo ha dejado completamente que cada uno tiene de más propio.
de lado. Atacan al Papa y a la reli- Es, si querés, una forma de verificar
gión, pero no es ese el verdadero tema: el sentido de lo que estás viviendo y
rascan la costra de la historia. pensando: cómo resuena en los labe-
rintos de tu propia sensibilidad, y si la
– En una entrevista que te hacían despierta o la entumece. Para empezar
hace tiempo, vos decías que la ironía a escribir y
era un modo de no hacerse cargo de hablar, sobre La nación es un punto de
lo que uno dice y desde donde uno todo a escribir, llegada para convertir en
habla. Deleuze dice que hay una vos vivís siempre concreta nuestra personalidad
pugna entre la ironía y el humor, un desafío lleno individual histórica.
entre el platonismo y el judaísmo… de fantasmas:
tenés que eludir o hacerte cargo
– Claro, el humor es judío. Pero no necesariamente de la angustia que te
siempre. En Sharon y en los funda- marca el límite de lo que no debe ser
mentalistas ortodoxos judíos habría transpuesto. Uno tiene que pensar
entonces un humor macabro, donde sobre el fondo de la angustia y derro-
si uno se ríe el otro llora lágrimas de tarla para poder pensar y escribir
sangre. En el humor “judío” los dos algo. Eso se expresa en una frase que
deben reírse, si no, como se dice, el siempre me repito y que leí cuando
humor no tiene gracia. Pero esa gracia era estudiante en Francia y tenía
tiene también un dejo de ironía. veinticuatro años. Me la puse como
La ironía pura, en cambio, la hacés divisa pegada en la pared. Paul Vàlery

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N° 2-3 | Invierno 2005 Meditaciones

decía: “es preciso ser arbitrario para punto de partida para esa cosa nueva.
hacer cualquier cosa”. Allí entendí Que lo sea o no, ese es el riesgo, y
algo fundamental. Arbitrario es todo la única condición es asumir lo que
lo que la Razón no integra. Como antes otros produjeron. Este Marx,
cuando el referí toca pito y te expulsa por cierto, no está utilizado por la
de la cancha. Todo lo que vos hagas, política de izquierda.
si querés hacer algo tuyo en serio, va a
ser arbitrario para algún otro porque – ¿Cómo se nacionalizan los textos?
salís de las reglas del juego, marcás ¿Cómo se leen desde una perspectiva
una diferencia, afectás aquello que nacional?
los reasegura. Es lo que te dicen, con
palabras sabias endurecidas por el – Cuando digo que el origen está en
dogmatismo, los funcionarios de las todas partes, significa que el origen
comisiones del Conicet, por ejemplo, está donde se derrama la vida, o donde
para rechazarte un texto: te dicen que uno la está gastando. Ese es el lugar del
te salís del contexto que ellos trazan, origen, donde uno se compromete con
con su saber, para todo pensamiento. una realidad que incluye a los otros
No discuten lo que decís, sino si leíste como parte de la propia. Tampoco
todo lo que ellos leyeron, si lo leíste significa que la nación sea terruño
en latín, en alemán, en inglés o en o la patria espiritual que la derecha
jeringozo. Entonces, deduzco, todo defiende mientras nos quitan el piso,
lo que pienses es por definición arbi- la tierra, la geografía o las empresas
trario para muchos, que son precisa- que entre todos con el trabajo social
mente los dueños de la palabra o del hemos creado. La palabra nación tiene
pito. Las palabras de alguna manera que ver con una determinación histó-
avanzan sobre lo que estás autorizado rico-geográfica que marca, para este
a decir, y tenés que hacerte cargo de presente que es el mío, los límites terre-
ellas mientras las estás pensando, pero nales para cada uno de los hombres de
sobre todo, una vez dichas. Freud esto una sociedad determinada.
lo vio muy claro cuando equipara
el pensamiento a una mesa de estra- – ¿Vos dirías que la nación es el
tegia donde los militares simulan una cuerpo material de la situación en la
batalla para anticipar su resultado y que uno está inserto?
prepararla, y creo que Marx también
cuando establece cuáles son las carac- – Exactamente, porque es el lugar que
terísticas de la riqueza más allá de las define el campo de pertenencia como
formas burguesas de la mercancía, cuerpo común, inorgánico, prolonga-
en los Grundisse. Allí la verdadera ción de tu cuerpo individual como diría
riqueza, fuera de su forma burguesa, Marx, ese que la democracia te autoriza
consiste en crear nuevas necesidades, para actuar transformadoramente sobre
goces, poderes de producción indivi- ella sin que te excluyan como extranjero.
duales, crear frente a lo increado, sin La nación es el cuerpo social objetivo
cartabones previos que te ordenen –simbólico, material y colectivo– de mi
dónde tenés que ir, ir más allá de cuerpo histórico. La primera operación
todo límite trazado, y donde todo el o desafío que la idea de nación como
pasado no te puede servir más que de concepto te propone –porque es una

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Meditaciones N° 2-3 | Invierno 2005

inherencia material abstracta que debe propio movimiento como personas y


comenzar a ser concretizada por el ciudadanos. Aquí aparece el límite de la
pensamiento– es ampliar tu individua- actual determinación histórica: no sos
lidad hasta alcanzar a incluir en ella los un sujeto de derecho total en ninguna
límites de su georgrafía y a sus habitantes otra nación como sí lo sos en la tuya:
que son tus conciudadanos: es tu primer esa materialidad terrenal te es ajena, y
concreto real viniendo desde lo abstracto al mismo tiempo en otras naciones no
individual de la ideología dominante. Y te reconocen el derecho (a no ser que
si es cuerpo común, entonces por defi- te nacionalices) que sólo en la tuya
nición la extensión geográfica, terrestre, adquiriste (o ganaste): de actuar allí
está incluida en mi ser cuerpo ciudadano. para transformarla. En esta diferencia
Hay que tener en cuenta que si bien por lo nacional y lo internacional se abre.
definición jurídica todos somos ciuda-
danos, y tenemos en común la común – Eso está sancionado jurídicamente…
pertenencia a una tierra, sin embargo su
verificación en la materialidad geográfica – Sí, forma parte del estatuto legal de
que define nuestra inherencia y nuestro las naciones en cual está dividido el
compromiso –morir por la patria– nos mundo. No hay lugares terrenales habi-
ha sido escamoteada, porque el suelo tables que no sean naciones y estados.
que nos define como argentinos es Por lo tanto nuestra condición histó-
materialmente propiedad privada de rica real es esa. Hay tantos internacio-
una clase que nos excluye de ella. Somos nalismos como nacionalismos, porque
formalmente argentinos, material- cada nación desde su lugar determi-
mente parias dentro de su geografía. La nado orienta y abre el campo de lo
segunda operación que la pertenencia a internacional con referencia a su situa-
una nación te plantea, y en función de ción particular: es decir, a sus propias
lo que hagas y el modo como lo hagas, necesidades colectivas y en el modo en
es ampliar esta totalidad nacional, que éstas promueven o no, vistas desde
cuando asumís la tarea de incluirla el propio territorio, la vida tanto propia
creadoramente en el mundo, es incluir como la de las otras naciones. En ese
también desde ella la relación material sentido te digo que hay que asumirlo
con las naciones y las políticas definidas en serio como un carácter determinante
como amigas o enemigas, lo cual abre de nuestra forma subjetiva histórica.
la dimensión de lo internacional discri- No es porque nos guste, sino porque
minado. El capitalismo transnacional y es nuestro punto de partida necesario.
financiero es el depredador de la mate- La nación es un punto de llegada para
rialidad de esa porción de naturaleza convertir en concreta nuestra persona-
que, como argentinos, por definición lidad individual histórica. Se trata de
y reconocimiento legal, es nuestra. Por llenar de sentido y de materia a la forma
eso hay tantos internacionalismos como legal de nación que te incluye pasiva,
proyectos nacionales haya. abstracta, formalmente como ciuda-
No hay prolongación de la primera, de dano. No veo otra para definir nuestro
lo nacional, en lo internacional, en la ser histórico situado, ese terrenal y
segunda, sino un hiato, una separación colectivo “ser-ahí” –para disfrazarme
que la historia marca entre las naciones de filósofo– donde el Ser se devela
y que define los límites de nuestro hablando en castellano.

37
Los filósofos argentinos han
sido personajes errantes.
Algunos anhelaron construir
un campo filosófico que fuera
capaz de resguardarse de las
A la búsqueda contiendas sociales y polí-
ticas. Un proyecto que nunca
del filósofo pudo terminar de realizar
el ambicioso deseo de una
argentino academia filosófica. Otros,
menos preocupados por el
acontecer universitario, han
elaborado una práctica filo-
sófica que, desprovista de las
formas rigurosas y precisas
que demandaba la racio-
nalidad de los textos emanados de las escrituras filosóficas, logró
abrirse paso frente a un hacer social esquivo y reticente a las cate-
gorizaciones. Una filosofía espontánea que brotaba de los pliegues
de la política argentina, y que, sometida a ella, tampoco podía
estabilizarse. Profesores, políticos, escritores y pensadores de todos
los estilos han forjado lo que suele denominarse filosofía argentina
moviéndose entre estos andariveles del pensar.
Los pioneros del hacer filosófico han sido marcados por la proble-
mática de la nación. Gentes que buscaban definir una iden-
tidad y, por tanto, la compleja relación con el viejo continente
desde donde llegaban las primeras inspiraciones de la mano de
sus corrientes filosóficas más sobresalientes. Entre quienes sentían
el impulso de un ánimo adaptativo, y aquellos que ensayaban
un camino propio, se tallaron los primeros trazos de unas escri-
turas en las que se expresaban las polémicas desprendidas de las
convulsiones argentinas. Un pensamiento que, asumiendo una
compleja tensión cosmopolita, bosquejaba sus ideas iniciales
sobre los modos en los que se desplegaría la convivencia social.
Los hubo positivistas e historicistas, nacionalistas y marxistas,
existencialistas y estructuralistas. Sin embargo, sus aportes al
debate colectivo no pueden reducirse a estas expresiones. Todos
ellos tenían sus secretas relaciones problemáticas, unas veces más
explícitas y otras menos confesas, con estas tramas del pensamiento
filosófico. Textos nacionales donde muchas voces eran convocadas
y redefinidas por estilos singulares, interpelados por una realidad
que conspiraba –y aún hoy persiste en hacerlo– contra las certi-
dumbres filosóficas establecidas.
La pregunta por el ser filosófico argentino reconoce momentos
memorables en la historia. Varios de sus nombres más destacados
–y otros menos resonantes– la han atravesado escribiendo sus
capítulos más apasionantes.
Oscar Terán recorre el itinerario de Francisco Romero en sus
intentos de fundar una filosofía profesional como respuesta a la
época de la “crisis moral”. Sus relaciones con el radicalismo, el
peronismo, la universidad y el historicismo alemán como alter-
nativa al predominio positivista son los puntos destacados que
aparecen problematizados por Terán.
Horacio González se propone pensar acerca del drama cons-
titutivo de la filosofía argentina: la tensión entre las filosofías
próximas a la Razón y aquellas filosofías intuitivas que, convo-
cadas por las urgencias prácticas, se resistieron a someterse a las
premisas intelectuales que buscaron formalizar los procedimientos
del pensamiento social. A partir de los estilos de citas, varios de
los textos más relevantes de la filosofía del país son originalmente
examinados por quien encuentra en la apertura de esta pola-
ridad, las posibilidades de un filosofar argentino.
Tomás Abraham recurre al laberíntico profesor Nicolás M. Perdomo
para retratar las formas en las que la filosofía crítica se expresaba
en grupos y corrientes diversas. Sus recurrentes tropiezos en la cons-
trucción de esta vocación dan cuenta de la dificultad en la confor-
mación de estilos y corrientes filosóficas.
Gerardo Oviedo encuentra en la pregunta por la Argentina la
premisa inaugural del filosofar en el país. Una pregunta por la
identidad que permitiese elaborar un horizonte común capaz de
determinar el campo singular desde el cual pensarse en el concierto
de las ideas universales. En este sentido, repasa los principales
temas y corrientes que han constituido las primordiales discu-
siones de los filósofos argentinos.
40

Periplo y eclipse de
Francisco Romero
Por Oscar Terán (*)

Pocas biografías intelectuales tienen el


privilegio de haber transitado la agitada
vida cultural argentina entre el período que
nace con la creación de los partidos políticos
modernos, el surgimiento del radicalismo
y el peronismo –luego derrocado– como
fenómenos sociales de masas. Francisco
Romero, retratado en la rigurosa narración
de Oscar Terán, es uno de ellos. Un itine-
rario que atraviesa los dilemas políticos y
culturales de la época de la “crisis moral”
abordados desde la influencia del histo-
ricismo alemán como respuesta al positi-
vismo, voz dominante por aquellos años.
Las tensas relaciones entre el peronismo y
la universidad forman parte de los caminos
que Romero transitó intentando forjar una
filosofía profesional, académica y rigu-
rosa capaz de elevarse por encima de las
contiendas políticas del período, bajo el
supuesto de que no existiría una nación sin
dichas premisas.
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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

La figura y la obra de Francisco modernos dotados de principios y


Romero (1891-1962) plantean a la plataformas que sustituyera la enaje-
historia intelectual argentina algunos nación de un electorado entregado
desafíos interpretativos fundados a liderazgos caudillescos y a estilos
en la extrañeza ante la escasa capa- clientelares. Esta visión de la práctica
cidad de interpelación de textos que política explica en buena medida sus
otrora gozaron de atención dentro del coincidencias y continuidades con el
ámbito letrado, y que ya en la segunda sector liberal progresista y la firme
mitad de la década de 1950 lucieron oposición a las políticas hegemónicas
agotados en su poder de convocatoria. articuladas en torno de conducciones
Este eclipse marca el fin de un clima de corte populista. Cuando el pasaje
de ideas y de un posicionamiento de a la República verdadera halló sus
intelectual; clima y posicionamiento condiciones de realización al amparo
nacidos con la “República realmente de la Ley Sáenz Peña, su efectiviza-
existente” entre 1916 y 1930, pero ción tomó un camino imprevisto por
que también halló su colocación en el la élite modernizadora, resultando en
seno de la crisis del 30 y de su “demo- la ocupación del Estado por el movi-
cracia ficta” y en el primer peronismo. miento radical yrigoyenista, cuya
En buena medida algunos de los ideo- política democratizadora contenida
logemas que animarían su reflexión en un estilo de plebeyismo populista
fueron instalados a partir de la expe- generaría en el arco opositor, tanto
riencia del joven Romero ante los conservador como socialista, una
cambios cruciales de 1914-1918: en el denegatoria de legitimidad.
plano local el ascenso del radicalismo Simultáneamente, en el ámbito inter-
y en el internacional los profundos nacional la Gran Guerra barría con
efectos culturales de la primera guerra las certezas y esperanzas que desde la
mundial. En el primer aspecto, era Ilustración proclamaban el progreso
todo el proyecto elaborado desde la indefinido a partir de la ecuación de
Generación del 37 hasta la del 80 el “ciencia más tecnología” que había
que se hundía, esto es, el diseño de celebrado sus triunfos en el siglo XIX.
una república restrictiva en lo político Precisamente ésa era la época que
y modernizadora en el terreno socio- Carlos Ibarguren despedía hacia 1920
cultural en la cual una élite autolegi- en su libro La literatura y la guerra:
timada debía tutelar a una masa de
habitantes hasta que, imbuidos éstos El siglo de la ciencia omnipotente,
de los saberes y valores de la ciuda- el siglo de la burguesía desarrollada
danía, pudieran participar de la cosa bajo la bandera de la democracia, el
pública mediante el ejercicio del siglo de los financieros y de los biólogos
hasta entonces sólo formal sufragio –escribió–, se hunde en medio de
universal (masculino). Ante este la catástrofe más grande que haya
modelo impulsado por el liberalismo azotado jamás a la humanidad.
conservador, el movimiento socialista
impugnó sus aspectos antidemocrá- Ambos acontecimientos, en diversas
ticos, pero tras la recusación de la escalas, se entrelazaron de allí en más
llamada “política criolla” propugnó en el suelo nutricio de las opciones
un sistema basado en partidos intelectuales de Romero, y definieron

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N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

a la crisis como el fenómeno había estallado pero cuya definitva


definitorio de su tiempo. Junto con caducidad Romero se negaba a
ello, este militar devenido filósofo decretar explica en parte el disfavor
ocupó para muchos de sus contem- que caerá sobre su obra por parte de
poráneos una las nuevas generaciones intelectuales
Ni la crisis civilizatoria posición domi- ya en la década de 1950. En efecto,
mundial ni el fenómeno pero- nante dentro de en su rechazo al diagnóstico del
nista llegaron a conmover su campo disci- auténtico best-seller de época que fue
un sentido filosófico anclado plinar, extra- La decadencia de Occidente, Romero
en una visión antropológica yendo autoridad revelaba tempranamente que su
confiada en la posibilidad del de una herencia fortaleza filosófica lo protegía de
triunfo final de los valores y de unos espa- aquel canto celebratorio de la muerte
humanistas y progresistas. cios institucio- de una civilización a que también
Puede pensarse asimismo nales claramente se había entregado el aún miembro
que esta representación de un a d q u i r i d o s : del Partido Demócrata Progresista
mundo que había estallado desde su perte- Carlos Ibarguren. Y ello porque la
pero cuya definitva caducidad nencia a la revista herencia intelectual lo remitía una
Romero se negaba a decretar Sur en calidad de y otra vez a Alejandro Korn y a esa
explica en parte el disfavor que filósofo criollo enseñanza sobre todo oral que colo-
caerá sobre su obra por parte de hasta la titu- caba al autor de La libertad creadora
las nuevas generaciones intelec- laridad como –junto con Coriolano Alberini–
tuales ya en la década de 1950. profesor de la como líder del emprendimiento
Universidad de antipositivista y espiritualista en
La Plata, director del Departamento escala local. Y afirmando su visión
de Filosofía de la facultad porteña gradualista y progresiva, al igual que
y sucesor de Alejandro Korn en la su maestro, no dejará de reconocer
cátedra de Gnoseología y Metafí- incluso en el positivismo una tradi-
sica de la UBA. Había participado ción que, si bien ya no se corres-
asimismo en la fundación de la pondía con los tiempos nuevos,
Sociedad Kantiana y del Colegio formaba parte de un legado legítimo
Libre de Estudios Superiores, y, en la construcción de un filosofar
abriendo un vacío en ese cursus, nacional. Ambos observaban así la
vacío del que sin duda se enorgu- entera realidad nacional inmersa
llecía, renunció a sus cargos en 1946 en un proceso caracterizado por el
y retornó a ellos en 1955, habiendo rasgo fundamental del progreso, en
conocido un encarcelamiento tempo- un sentido estricto del término dado
rario durante el primer peronismo. que este avance tenía una tempora-
Y sin embargo, ni la crisis civili- lidad graficable en una línea recta
zatoria mundial ni el fenómeno ascendente y sin rupturas, caracte-
peronista llegaron a conmover un rística del progresismo liberal ilus-
sentido filosófico anclado en una trado y heredada por el socialismo
visión antropológica confiada en la segundo internacionalista que en la
posibilidad del triunfo final de los Argentina había tenido su principal
valores humanistas y progresistas. representante en Juan B. Justo. En
Puede pensarse asimismo que esta ese sentido, no resulta llamativo que
representación de un mundo que el último Alejandro Korn haya dado

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el paso hacia el Partido Socialista estética, social y política, y el inspi-


a partir del golpe de Estado de rador y realizador de profundas inicia-
1930, y articulado en su escrito tivas culturales”. Pero sobre todo, “la
Nuevas Bases su identificación con huella profunda que, en su tiempo,
la herencia alberdiana. Tampoco, marcaron en su país; el puesto céntrico
entonces, que Romero dedicase su y como de mando que ocuparon; el
libro Sobre la filosofía en América, influjo, extendido a casi toda la vida
de 1952, a quien como Roberto cultural, que ambos ejercieron”.
Giusti había fungido como hombre Si de lo que se
de letras de activa participación en la trataba era de la Si de lo que se trataba era de
vida intelectual y al mismo tiempo búsqueda de una la búsqueda de una jefatura
como político y representante del jefatura espiri- espiritual, ello se debía a que
Partido Socialista. Su colocación, tual, ello se debía ésta irradia “mucho más allá
entonces, era la de quien concebía a a que ésta irradia de lo que ceñidamente toca al
la Argentina moderna dentro de esa “mucho más allá intelecto”, y está pertrechada
línea liberal progresista como venero de lo que ceñi- de universalidad para contem-
por conservar y promover incorpo- damente toca plar el paisaje social y cultural,
rándole componentes de justicia al intelecto”, y así como de un sano rechazo al
social. Al reconocer de tal manera en está pertrechada especialista de la filosofía. De
Papeles para una filosofía, de 1945, de universalidad allí que su autoridad y pres-
que “el liberalismo extremo está para contem- tigio no deriven sólo de la inte-
muerto”, abogaba por integrar la plar el paisaje ligencia y el saber, sino de su
democracia formal con “la dimen- social y cultural, energía y “consistencia moral”.
sión social” y conciliar gradualmente así como de un Por eso el tipo propicio resulta
la libertad con la planificación. sano rechazo al el pensador, que puede ceñirse
Esa ubicación incluía una particular especialista de la o no al repertorio oficial o
manera de comprender la relación filosofía. De allí profesional de la filosofía.
entre intelectuales, Estado y sociedad, que su autoridad
que será precisamente la que, una vez y prestigio no deriven sólo de la inte-
percibida la crisis internacional y local, ligencia y el saber, sino de su energía
le permitirá alentar la confianza en el y “consistencia moral”. Por eso el
futuro y no ceder a un desasosiego tipo propicio resulta el pensador,
catastrofista o apocalíptico al estilo del que puede ceñirse o no al repertorio
Martínez Estrada de Radiografía de la oficial o profesional de la filosofía.
pampa. Porque si la sociedad y la clase En definitiva, los guías espirituales
política han claudicado, existe una no han sido hombres de gabinete,
reserva intelectual y moral de la cual sino sujetos dedicados a “la práctica
Romero se siente parte integrante, y de la cultura”. Así, “el jefe espiritual
en este sentido resulta ilustrativo su es siempre un político de la cultura”,
trabajo Ortega y Gasset y el problema de cuyos altos ejemplos lo remiten a
la jefatura espiritual, escrito en 1956. Voltaire y Goethe.
No hay dudas allí de que en el filó- Cuando el autor de Teoría del hombre
sofo español encuentra –al igual que formulaba esta demanda de jefa-
en Croce– esa figura en la que coin- tura espiritual, no desconocía que la
cidieron “el pensador, el hombre de misma constituye una función social
despierta y operante preocupación y que por tanto no puede ser ejercida

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

en soledad. Y si para entonces le análoga a la del grupo Sur, a la cual


resulta atendible el ejemplo de Ortega una ubicación genérica permite intro-
es porque en ese annus mirabilis de ducir en la categoría de “liberalismo
1956 observa seguramente en el aristocrático, espiritualista y cultura-
decenio anterior argentino un pano- lista”. Y en cuanto a su relación con
rama análogo al que el escritor de la práctica política, la guía explícita
La rebelión de las masas heredaba de la es el concepto de la “responsabilidad
catástrofe española del 98 y su secuela de los intelectuales” postulado por
de pesimismo y derrotismo. También Julien Benda en La traición de los
en el campo disciplinar de la filosofía intelectuales, así como la demanda
Ortega deploraba un mundo arrasado de una nueva jefatura intelectual y
por el tradicionalismo cuya expresión moral encarnada en selectas minorías
había resultado en la importación del espíritu. Asimismo, el grupo Sur
del krausismo por Sanz del Río en destacaba como valor supremo el de
el siglo XIX, como si se tratara del la cultura, y consideraba que el inte-
último grito de la avanzada filosó- lectual no debía involucrarse en las
fica. Se sabe que, en cambio, promo- pasiones políticas inmediatas. Dado
verá de manera activa y persistente que –como había escrito en la misma
la introducción en la península del Sur Leo Ferrero en 1933– “el juego
pensamiento alemán vinculado con político no tiene nada que ver con la
la reacción antipositivista, recogiendo actividad invisible y constante de las
fundamentalmente los legados del elites, que se realiza sobre un plano
neokantismo y las presencias de moral y casi metafísico”. El grupo
Rickert, Dilthey, Simmel y la feno- trasmitió así un mensaje elitista y
menología husserliana. Promoción cosmopolita, pero de un cosmopo-
que lo tendrá como activista no sólo litismo que –otra vez en clave orte-
en el campo del ejercicio de sus múlti- guiana– no renunció a la propia
ples conferencias, sino también en el circunstancia y a la empresa misional
vasto emprendimiento de la edito- de “expresarla”.
rial y de la Revista de Occidente. Si se Semejante definición de los atributos
revisa la colección filosófica que Fran- del intelectual resultaban funcio-
cisco Romero dirigió para la editorial nales con la caracterización de una
Losada, podrán advertirse títulos e crisis epocal entendida efectivamente
importaciones análogas vinculadas como moral, y que como conse-
con el mundo de habla alemana. cuencia requería para su resolución
En cuanto a la concepción de la polí- de una actitud igualmente moral. Y
tica que Romero hallaba en Ortega y así como otros planteaban una salida
que consideraba digna de emulación, política antiliberal que podía ubicarse
consistía en una práctica referida no en el fascismo o el comunismo, el
a la defensa de intereses privados, grupo Sur elegirá una “tercera vía”
corporativos o aun nacionales, sino en esa época de extremos ideológicos.
“a una ‘polis’ que es la entera ciudad Para ello, algunos de sus miembros
de los hombres y cuyas dimensiones más prominentes –entre ellos, su
son todas las de la cultura humana”. directora– encontrarán un estilo de
Construía por tanto una concepción fundamentaciones en el personalismo
del vínculo entre lo local y el mundo cristiano de Mounier, así como en las

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posiciones del católico democrático fines del XIX, despliega el basamento


Maritain. Entre el individualismo y el teórico para sostener que lo propio del
colectivismo, militarán en esa línea en espíritu es determinarse según valores,
pro de la “persona” en tanto dimen- siguiendo otra vez la expresa guía de
sión espiritual de los seres humanos. Max Scheler en tanto autor de “la más
En esta última línea laicizada se convincente doctrina del hombre y
inscribe precisamente la producción de la espiritualidad que yo conozca”,
filosófica de Romero, quien en una apoyada en el trípode de libertad,
nota de 1942 titulada “Preámbulo objetividad y autoconciencia.
sobre la crisis” enuncia una En Teoría del hombre, su obra más
conmoción que sacude los cimientos ambiciosa, editada en 1952, se desen-
de nuestra civilización. Más adelante vuelve así detalladamente su antro-
llega a proponer desde Imago Mundi pología filosófica, que partiendo de
la fundación de un “Instituto de la la noción husserliana de la intencio-
crisis”, y desde esa misma revista, diri- nalidad (“El hombre es, en primer
gida por su hermano José Luis, ubica término, una conciencia intencional”)
el origen de la crisis en la carencia de desemboca en el culturalismo: “Toda
una concepción del mundo compar- la actividad específicamente humana
tida para oficiar de base sólida a la es cultural”. Siendo así, la filosofía de
experiencia colectiva. Por “concep- la cultura tiene como objeto al sentido,
ción del mundo”, y para no ceder al que es precisa-
intelectualismo, Romero entendía la mente aquello La filosofía de la cultura tiene
posesión de “un haz de tesis y valo- que la actividad como objeto al sentido, que es
raciones vividas más que sabidas” y humana incor- precisamente aquello que la
refirmaba con esta definición sche- pora a la realidad actividad humana incorpora
leriana el carácter fundante de la natural. Y en la a la realidad natural. Y en la
cultura en el desarrollo de las socie- estela de Dilthey estela de Dilthey y Rickert,
dades. La última Weltanschauung y Rickert, mien- mientras la naturaleza se
hegemónica había sido el evolucio- tras la naturaleza explica según leyes causales,
nismo, nacido en el siglo XIX y extin- se explica según un objeto de cultura debe ser
guido con él, arrojando a la época leyes causales, “comprendido” en tanto es
siguiente en un estadio crítico agra- un objeto de “preponderantemente una
vado por esa “faena típica de la Edad cultura debe realidad psíquica o psíquico-
Moderna” consistente en la liberación ser “compren- espiritual, y no material”,
de la individualidad. dido” en tanto idealidad potenciada en fin
Es aquí donde la filosofía de la cultura es “preponde- por su referencia a un valor.
adquiere para Francisco Romero un rantemente una
rol preciso e imprescindible para realidad psíquica o psíquico-espiritual,
dar cuenta de esas concepciones del y no material”, idealidad potenciada
mundo, tendiente a que se “constituya en fin por su referencia a un valor.
una historia de las ideas de radio mucho De tal modo, en el mismo momento
más extenso que la actual historia de la en que Gino Germani introducía acti-
filosofía”. Adoptada tal determinación vamente la sociología moderna en su
bajo la noción de cultura identificada mismo medio, Romero consideraba
con el espíritu objetivo de Hegel y que la ciencia social también debía
de la escuela historicista alemana de subsumirse en la filosofía de la cultura,

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N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

y refirmaba el carácter estrictamente más dramáticos del siglo encarnados


humanista de su filosofía al mantener en el fascismo y el comunismo que, al
al sujeto humano en el centro sobe- no despegarse de la tradición inma-
rano de sus representaciones y sus nentista, enfilan la trascendencia
prácticas. Solidario con las filosofías hacia las metas del pueblo, la clase,
de la conciencia, sostendrá por ende el Estado o la raza, mostrando una
que la cultura proviene del hombre y vez más que “toda inmanencia es a
que hasta “la vocación y la voluntad la larga esclavizadora”. No requiere
lingüística del excesiva suspicacia por lo demás
Romero articuló una versión hombre han detectar en este libro la denuncia
componedora entre relati- ido creando el del ominoso peronismo allí donde
vismo y absolutismo a través de lenguaje”. Romero escribe que “el paterna-
una modulación historicista, En el plano lismo se suele infiltrar en la actitud
dado que aunque “los valores ontológico esta- de quien dispone de poder”, mien-
en sí no son históricos”, sí lo es blecía una escala tras “el maternalismo está patente
su ingreso en el orbe humano. de lo existente en muchas tareas de asistencia
A su vez, el reino axiológico estratificado en social, por las que desde antiguo han
está inscripto de algún modo crecientes grados sentido predilección las mujeres”.
en el ámbito de la cultura, con de trascen- Esta visión antropológica que opta
lo cual la crisis de valores que dencia: lo físico, por la armonización de los diversos
contempla se inscribe en una lo orgánico, estratos de lo humano tiene su
más extensa que abarca la tota- el psiquismo correlato en una representación del
lidad de la vida cultural. intencional y el mundo social igualmente armoniza-
espir i tu al i s m o dora de las tensiones que lo habitan y
trascendente. Sin saltos ni azares, que, trasladada a la política, postula
cada uno de ellos es “soporte del que derecha, centro e izquierda
siguiente, que en él surge, de él se son fuerzas igualmente necesarias
alimenta y lo supera”. En el estadio para “el regular avance histórico”,
más elevado, el acto espiritual se como un sistema de contrapesos que
define por un gesto de total despren- garantice un gradualismo progre-
dimiento individual que ha conver- sista animado por conflictos pero
tido en interés suyo la ajenidad como sin enfrentamientos catastróficos.
tal, para abrirse a una expansión libre Para esto finalmente puede imaginar
y generosa por el mundo. Entre el yo una articulación entre axiología y
y el espíritu, un armonioso dualismo jefatura intelectual o, dicho de otro
compone así al sujeto, lo cual modo, entre la preponderarancia de
promete un equilibramiento entre la concepción sostenedora de que
el individuo liberal y su otra alma “los valores constituyen un reino
volcada a la comunidad, sirviéndose autónomo, con jerarquía y legali-
de la fórmula de la “circunstancia” dades propias”, por una parte, y un
orteguiana y de la postura heidegge- modelo de intelectual.
riana que afirma que “es propio del En el primer aspecto, Romero
hombre ser en el mundo”. articuló una versión componedora
Empero, esa superación del indivi- entre relativismo y absolutismo a
dualismo burgués no debe confun- través de una modulación histori-
dirse con los movimientos de masas cista, dado que aunque “los valores

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en sí no son históricos”, sí lo es su parte de una minoría con funciones


ingreso en el orbe humano. A su pedagógicas, una élite de profetas en
vez, el reino axiológico está inscripto su patria y representantes autorizados
de algún modo en el ámbito de la de esa misma patria. Tentados por
cultura, con lo cual la crisis de valores la utopía de una total reducción de
que contempla se inscribe en una la sociedad política a la de una élite,
más extensa que abarca la totalidad siempre bajo la insignia de la espiri-
de la vida cultural. Tema destacado tualidad y la virtud, pudieron por
asimismo en la mencionada revista momentos, tras los pasos de Benda,
dirigida por José Luis Romero, la verse atraídos por la antipolítica hasta
crisis resulta atribuida justamente a que la política irrumpió duramente
la caída de una imago mundi, y en en el propio espacio de sus prácticas
sede filosófica a la carencia de una intelectuales.
concepción del mundo diltheyana, Y en efecto, cuando aquellas
aunque también solía filiarse esta funciones tutelares les fueron ruda
demanda en Simmel para señalar el y autoritariamente denegadas desde
trágico divorcio entre las ideas y las el golpe del 43 y durante la presi-
formas de vida. dencia de Perón, esta fracción del
En este punto preciso se articula el campo intelectual bien pudo sentirse
rol decisivo del intelectual y de la entre 1946 y 1955 ubicada en el rol
jefatura moral en tanto oferentes de de la mitológica
una concepción del mundo que opere Casandra a la Aun antes de su muerte es
de elemento aglutinador y guía de lo que tres décadas perceptible que la extinción
social. El perfil de esos “funcionarios atrás había recu- física de Francisco Romero
de la humanidad” podemos recom- rrido Lugones: fue precedida por un eclipse
ponerlo en Francisco Romero a través una profetisa de su predicamento intelec-
de sus referencias a Croce y Ortega tan acertada en tual; eclipse que paradójica-
pero especialmente en el medallón sus predicciones mente se reveló en el momento
que cinceló en su escrito de 1940 como nada mismo de su retorno, luego del
sobre Alejandro Korn. Resulta signi- escuchada por golpe de 1955, a la prestigiosa
ficativo allí observar que al respecto sus contempo- institucionalidad de la que se
siguen circulando los lineamientos ráneos. Pero en había (y lo habían) apartado
que desde 1900 había cristalizado el aquellos tiempos en el 46. Para entonces un
Ariel de Rodó en su diseño del sabio quienes no estrato central de las nuevas
laico y patriarcal que –dice Romero querían escuchar generaciones de estudiosos de
de Korn–, dotado de una inteli- eran esos “otros” la filosofía en la Argentina ni
gencia orientada “hacia las estrellas”, que habían siquiera lo combaten sino que
se perfiló como “maestro único e irrumpido en a lo sumo lo aceptan casi con
incomparable”. Poseedor de saberes octubre del 45 displicencia.
y virtudes ejemplares, no es arbi- tras un líder
trario inducir que, sobrepuesta a la demagógico, en tanto que la clase
idea recurrente en los años treinta de intelectual en su clara mayoría seguía
las “dos naciones”, estos jefes espiri- formando parte de un auditorio que
tuales y morales –a diferencia de los resistía en la sombra hasta que el final
“simples”– habitan la “Argentina del régimen les permitiera tornar a
invisible” de Mallea, y se consideran ocupar las posiciones expectables a

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las que se consideraban merecedores. generaciones intelectuales y el grupo


Incluso podía descontarse que las de adscripción de Francisco Romero
nuevas generaciones estudiantiles e ya existía una fractura cultural y polí-
intelectuales se hallaban y seguirían tica que de allí en más no cesaría de
hallándose del mismo lado de la trin- ensancharse.
chera político-cultural. En un aspecto, aquella fractura tenía
Y sin embargo, aun antes de su muerte que ver con las profundas muta-
es perceptible que la extinción física ciones que se venían produciendo en
de Francisco Romero fue precedida el mundo de la segunda posguerra,
por un eclipse de su predicamento con un viraje fundamental de sensi-
intelectual; eclipse que paradójica- bilidades del cual la filosofía fue
mente se reveló en el momento mismo efecto y motor, y del que la filosofía
de su retorno, de Romero y de sus cofrades parecía
Se ha dicho que el desencuentro luego del golpe no dar cuenta. Así, mientras en el
de que fue testigo la univer- de 1955, a la número 3 de Imago Mundi se veía
sidad posperonista residió en prestigiosa insti- el existencialismo como un síntoma
que allí confluyeron viejos tucionalidad de de la crisis civilizatoria del hombre
demasiado viejos y jóvenes la que se había (y actual y se le seguía contraponiendo
demasiado jóvenes. En el caso lo habían) apar- una filosofía liberal humanista, espi-
de Francisco Romero este dato tado en el 46. ritualista y gradualista, el escenario
colocado en clave etaria debe Para entonces un filosófico y cultural lucía invadido
ser trasladado a un contexto estrato central por los temas grávidos de la angustia,
cultural, ya que el eclipse de su de las nuevas el sinsentido, la incomunicación,
figura daba cuenta del abismo g e n e r a c i o n e s “el ser para la nada” o para la muerte,
que se había abierto entre el de estudiosos y de entonaciones análogas locali-
mundo de ideas liberal huma- de la filosofía zables también en la ensayística, la
nista, progresista y de un espi- en la Argentina literatura y las artes en general. En el
ritualismo armonizador... ni siquiera lo caso particular de la filosofía en sede
combaten sino porteña, el desfasaje respecto de las
que a lo sumo lo aceptan casi con demandas culturales de los jóvenes
displicencia. Es verdad que no fue intelectuales surge hasta de una
el único en experimentar esa caída ojeada a los programas de las mate-
en la consideración intelectual, ya rias de la carrera de filosofía a partir
que lo mismo podría decirse de casi de 1956. No se encuentra en ellos la
todos aquellos que formaban en los recepción de las intervenciones que
años cincuentas y sesentas dentro marcaban el paso de la disciplina:
de la huestes de lo que el propio ni la lectura kojeviana de Hegel, ni
Romero había caracterizado con el existencialismo sartreano, ni el
excesivo optimismo como una etapa marxismo en su versión humanista
de “normalización filosófica”. Pero de los Manuscritos del ‘44, mientras
en rigor aquella paradoja se disuelve la lectura de Heidegger trasmitía que
cuando se visualiza que la victoria del se trataba de un pensamiento tan
55 albergaba para él la falla pírrica, centrado en el Ser como ausente de
puesto que al realizarse desnudaba lo las cuestiones de la polis.
que la común oposición al peronismo Justamente, si ese desfasaje no
había ocultado: que entre las jóvenes había generado posicionamientos

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diferenciados durante el peronismo, naciones derivadas de su evaluación


se debió a la potencia de la política negativa y de una experiencia vivida
para definir códigos de pertenencia. como deplorable durante el primer
Por eso la institución universitaria gobierno del presidente Perón y del
estatal fue percibida por los jóvenes peronismo sin más (como mínimo, del
como un ámbito esterilizado por peronismo del ministro de Educación
la mediocridad implantada desde Oscar Ivanissevich), visión que se
la intervención gubernamental, la ha transferido a todos los espacios
renuncia o expulsión de profesores de la vida cultural del período. No
y la cesión continuista de la nueva obstante, así como es un documento
gestión a sectores tradicionalistas de válido el señalado en la Revista de la
la iglesia católica. Que no se trataba Universidad de Buenos Aires, también
sólo de fantasmagorías inducidas debe tenerse en cuenta en el ámbito
por el antiperonismo del estudian- de la carrera de Filosofía la presencia
tado de la época puede verificarse de profesores de rigurosa formación
con la consulta de la Revista de la como Luis Juan Guerrero y Carlos
Universidad de Buenos Aires, cuyos Astrada, quienes tampoco fueron
artículos de índole filosófica forman visualizados por la joven generación
parte no sólo del acervo tomista sino como una alternativa a la medio-
también, salvo excepciones, de la cridad intelectual dominante. Así, en
opacidad intelectual. los quince números de los Cuadernos
En algunas notas de Centro, la revista de Filosofía inaugurados por Astrada
de los estudiantes de Filosofía y como director del Instituto de
Letras de la UBA, se puede percibir la Filosofía de la Universidad de
fuente de ese malestar en la cultura, Buenos Aires, y editados de 1948 a
dado que si bien se observa que en diciembre de 1954, se despliegan
otros sitios del mundo también los artículos y traducciones en los que el
más jóvenes procesaban no sin desga- autor de El mito gaucho prosigue tras-
rramientos los resultados más dramá- ladando al medio local las produc-
ticos de la guerra reciente, se reconoce ciones actualizadas de la filosofía
que aquéllos al mismo tiempo podían alemana. Y no sólo las de raigambre
obtener un efecto compensatorio en fenomenológica, incluyendo natural-
la apertura de un espacio de renova- mente las de su maestro Heidegger,
ción y experimentalismo. En cambio, sino también de Lukács, Jean Wahl,
en la Argentina estos estudiantes Hyppolite o Kojève y su arrasa-
expresan su desazón ante el ambiente dora relectura de la Fenomenología
de mediocridad imperante en la vida del espítitu de Hegel que conmovía a
cultural en general y en la universidad la generación de Sartre.
en particular. Es lo que puede leerse De allí que, para explicar aquella
en el número de mayo de 1953 de autopercepción de una “generación
Centro: la enseñanza es deficiente, la sin maestros” proclamada desde
cátedra revela incapacidades intelec- la representativa experiencia de
tuales o éticas, el libre intercambio de Contorno, es menester referirla a la
ideas está bloqueado. imperceptibilidad de aquellos que
Por cierto, lo que estos actores dicen podrían haber respondido mejor
de sí mismos no escapa a las determi- a sus ansias de renovación, y dicha

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obnubilación debe proyectarse sobre ciaba desde Contorno hacia Mallea y


el casi natural sentimiento antipe- la generación de 1925 en tanto inte-
ronista que compartían, potenciado grantes de esa cohorte que “se debate
y confundido con la política repre- en una introspección tan aguda
siva del peronismo respecto del como pasiva” y que ha quedado
sector estudiantil (eliminación de reducida al ejercicio discursivo y a la
conquistas centrales de la Reforma labor estrictamente estética.
Universitaria, censura, prohibición Si análogas debían presentarse
de encuentros y mesas redondas, entonces las divergencias entre el
detenciones), por un lado, y a que la talante que animaba a la nueva gene-
escuela fenomenológica que aquellos ración y aquel que caracterizaba la
eventuales maestros les ofrecían no escritura filosófica de Romero, a ello
contenía ante sus ojos herramientas se le sobreimprimió, como brecha
intelectuales idóneas para tramitar expansiva, la relectura del peronismo
la situación entre desesperanzada a que se abocó entusiastamente esa
y tediosa de quienes como ellos misma juventud a partir del golpe
permanecían extraños o insensibles de Estado de 1955. Con ello, era la
a la expansión del distribucionismo completa relación entre filosofía y
igualitarista, material y simbólico, política, y entre intelectuales y polí-
del peronismo. Por lo demás, la tica, la que ingresaba en un proceso
propia colocación de Astrada en de recomposición, mientras en el
esos años como filósofo orgánico del caso de Romero se acentuaba la rela-
régimen –colocación que penetraba ción inversamente proporcional entre
su discurso filosófico–, así como la institucionalización y desempeño
sorprendente y olímpica apoliticidad de una tarea renovadora. De hecho,
que campea en Cuadernos de Filosofía, cuando se hizo cargo de la dirección
ilustra la barrera infranqueable que de Cuadernos de Filosofía, sencilla-
se instalaba, aun con sus afanes mente los condujo a un silencio de
de actualización intelectual, con más de una década, mientras por
respecto a los jóvenes denuncialistas, el contrario Cuestiones de Filosofía,
quienes volcarán sus adhesiones editada por jóvenes intelectuales,
hacia la constelación existencialista introducía e insistía en sus escasos
de origen francés (Merleau-Ponty, pero significativos números con las
Sartre, Camus y aun el católico novedades del existencialismo, el
Gabriel Marcel). Allí encontrarán psicoanálisis, la lingüística, el estruc-
ese “compromiso” con “lo concreto” turalismo y el marxismo.
que marca una zona de la cultura de Se ha dicho que el desencuentro de
posguerra, y ese involucramiento será que fue testigo la universidad pospe-
concebido desde una matriz corpo- ronista residió en que allí confluyeron
ralista, una actitud dramáticamente viejos demasiado viejos y jóvenes
denuncialista, una concepción anti- demasiado jóvenes. En el caso de
espiritualista y un compromiso con Francisco Romero este dato colocado
vetas históricas y político-sociales. en clave etaria debe ser trasladado a
Aplicando esta grilla clasificatoria, a un contexto cultural, ya que el eclipse
Francisco Romero le cabría el mismo de su figura daba cuenta del abismo
rechazo que David Viñas pronun- que se había abierto entre el mundo

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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

de ideas liberal humanista, progre-


sista y de un espiritualismo armoni-
zador, y aquel otro que irrumpía con
las buenas nuevas intelectuales pero
también con su ruido y su furia en el
crispado escenario nacional.

(*) UBA - UNQ - CONICET

Francisco Romero

BIBLIOGRAFÍA

- Alejandro Korn, Losada, 1940.


- Filosofía de la persona, Losada, 1951.
- Ortega y Gasset y el problema de la jefatura espiritual y otros, Losada, 1960.
- Papeles para una filosofía, Losada, 1945.
- “Programa de filosofía”, en Sur, n. 73, 1940.
- Teoría del hombre, Losada, 1952.

51
52

El filósofo argentino: ¡dificultades!


Por Horacio González

Los intentos filosóficos argentinos están


forjados por estilos textuales que expresan
las tensiones que afrontaron nuestros filó-
sofos. De hecho, en estas latitudes, el acto
de filosofar aparece atravesado por un
dilema constitutivo: la filosofía como campo
cultural ligado a la razón y la filosofía intui-
tiva emanada de las contingencias políticas.
Horacio González se propone habitar esta
angustia fundacional que marca a fuego los
devenires filosóficos, desde los modos en que
la cita se hace presente; sea en forma explícita,
velada, imprecisa o irónica, en la escritura de
las figuras que han encarnado el hacer filo-
sófico argentino. Nombres como Groussac,
Moreno, Lugones, Macedonio Fernández,
Alberdi, Rosas, Ramos Mejía, Astrada,
Perón, Borges, Rozitchner y Del Barco, son
sutilmente examinados por el ojo de quien
advierte que en este drama irresuelto se juega
la posibilidad de un pensar filosófico, precon-
dición para la creatividad social deshilachada
que persevera en esta dificultad.
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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

I. cribir libremente sin mencionar lo que


hoy llamaríamos “la fuente”. Asimi-
Tratemos en primer lugar de recrear un laciones a granel, las juzga Groussac.
pensamiento de Paul Groussac respecto ¿Plagiario? No es esa la cuestión, no
a cómo leía y citaba Mariano Moreno. sólo porque cuando un autor ajeno lo
Aplicado estudiante de Chuquisaca, visita sistemáticamente durante largos
Moreno había considerado a un pasajes, Moreno lo cita indirecta u obli-
número profuso de Enciclopedistas. Sin cuamente –mostrando que no hay afán
embargo, no se detuvo en lecturas que de apropiación desleal–, sino porque
le habrían sido más relevantes para su también actúa en
tarea, como la de Montesquieu. Apenas nombre de un Moreno será descuidado con
repararía en Filangieri, un discípulo de ejercicio larga- su escritura y no cita correcta-
Montesquieu, “sublevado algo ridícula- mente aceptado mente (o directamente no cita)
mente contra su maestro”1. A diferencia en su medio inte- a los autores de los que extrae
de El federalista de Hamilton, Madison lectual. La expre- sus textos. Cual glosador
y Jay, en donde se consideraba ajus- sión en cursiva negligente, maltrata los nece-
tadamente a Montesquieu, Moreno es la que emplea sarios vínculos de fidelidad a
será descuidado con su escritura y no Groussac, quizás las obras. Sin embargo, elogia
cita correctamente (o directamente el escritor que aparatosamente a los autores
no cita) a los autores de los que extrae por vez primera que desvalija.
sus textos. Cual glosador negligente, entre nosotros se
maltrata los necesarios vínculos de fide- sintiera llamado a realizar reflexiones
lidad a las obras. Sin embargo, elogia precisas sobre las prácticas de los escri-
aparatosamente a los autores que desva- tores frente a sus escritos y las usanzas
lija. Tergiversa y a la vez regala incienso culturales de una época.
a escritores generalmente mediocres, lo Por un lado, Moreno se siente insu-
que parecería más dirigido a agasajar al flado de ejemplificaciones atenienses
citador que los ha descubierto que al y espartanas, en su mayoría glosadas
anodino autor de turno, objeto de la de Rousseau y Mably. No se priva
tarea citadora. Todo lo cual es lo propio Groussac, según su estilo, de una ácida
de un abogado, piensa Groussac. observación que suena como el preciso
“Libertad harto forense”. Así como se guantazo de un mortífero polemista.
alega en el foro, sin cuidarse los funda- Véase una de las tantas púas que
mentos más ceñidos en nombre de clavara en las dermis inexpertas que le
la eficacia momentánea del discurso, ofrecían los litteratis vernáculos:
Moreno pasará estas desidias a su tarea
de editorialista de La Gaceta Mercantil. Moreno suministraba copiosos ejem-
Esas citas son astillas oníricas de lectura. plos de Minos y Licurgo a los dipu-
Meros recuerdos difusos a los que apela tados de Santiago, Jujuy, Tarija y
el novel abogado ante la urgencia del demás provincias, que ya se ponen en
alegato. Cierto, hay “ideas propias”. camino para derrocarle!
Pero yacen en el magma indiferenciado
de voces entremezcladas, donde un Casi creeríamos ver aquí un sabor
párrafo adecuado de Volney convive anticipado del gran polemismo
con una frase efectista de Raynal o de que pasadas algunas décadas, y con
Mably, a los que Moreno suele trans- similar intención de contrastar crudas

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N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

realidades a los rebuscados ensueños historia de la revolución argentina a la


ideológicos, animaría a escritores luz de la creación de un ámbito inte-
como Scalabrini Ortiz o Jauretche. lectual autónomo y riguroso, que para
Pero por otro lado, está inmerso el caso era sumamente defectuoso. La
Moreno en un medio periodístico. crítica a los escritos de Moreno dándoles
Groussac se encarga de subrayar que en el peso que corresponde en cuanto a la
el estilo periodístico existe una implícita idea de autoría individual y creación
habilitación para la cita imprecisa o aun de un medio intelectual independiente
para la ausencia –acaso bajo la inspiración de la expur-
Moreno, pues, periodista. No de esmeros que gación y desciframiento acabado al que
podía hacer más, su biblioteca de otro modo habían sido sometidos los escritos de
era sumaria, su formación inte- hubieran sido Pascal que poco antes se habían hallado
lectual tenía no poco de vicaria, exigidos, si no se en la Biblioteca Nacional de Francia–
pero su disposición literaria estuviese en un se le asemejaba a Groussac como la
y política, cuando librada ámbito torren- fundación verdadera de una cultura
a su vivaz espontaneidad cial, que exige nacional. Debería estar presidida por la
(¿y Groussac no estaba íntima- premura y talento conquista de la crítica, de una noción
mente obligado a asentar este para las grandes de autonomía textual, a la que sólo
juicio?), podía alcanzar cierto síntesis, menos se arribaría abandonando la impro-
sabor ciceroniano, y no poco de exactas que vehe- visación en el oficio intelectual y la
Tácito en sus frases más felices, mentes. Moreno, tendencia al descuido en las citaciones.
sobre todo aquellas que abren pues, periodista. Es decir, en la fabricación de textos
sus escritos perentorios, los No podía hacer que se ausentaran de su verdadera
pueblos compran a precio muy más, su biblioteca conciencia operativa, tomando tramos
subido la gloria de las armas. era sumaria, su de otros textos sin designarlos adecua-
formación inte- damente en su ajenidad productiva, sin
lectual tenía no poco de vicaria, pero su definirlos en su origen y sin señalar la
disposición literaria y política, cuando necesidad intrínseca de ser alzados a los
librada a su vivaz espontaneidad textos propios.
(¿y Groussac no estaba íntimamente Evitar esos errores es la tarea ímproba
obligado a asentar este juicio?), podía de Groussac, y el debate sobre qué tipo
alcanzar cierto sabor ciceroniano, y no de propiedad textual posee el escrito
poco de Tácito en sus frases más felices, atribuido a Mariano Moreno deno-
sobre todo aquellas que abren sus minado Plan de Operaciones2 (el título
escritos perentorios, los pueblos compran en verdad es más largo y digresivo), le
a precio muy subido la gloria de las armas. sirve para generalizar el debate sobe
Al cabo de su empresa demoledora, su proyecto de darle a la vida cultural
Groussac surge de las ruinas humeantes sudamericana un rigor parejo con su
de su crítica y hechiceramente salva al responsabilidad, ajeno a los practi-
tribuno del precipicio: Moreno, con cantes atolondrados de ciencias a las
toda su ambigüedad ineluctable, era el que visitan con meras generalidades de
digno jefe, momentáneo jefe, aunque aficionados.
mejor dicho, momentáneo director, sobre
todo intelectual, de una revolución. ¿Por qué no penetra en los países
No escapa del lector contemporáneo la de habla española esta noción, al
idea de que Groussac quiere hacer una parecer tan sencilla y elemental:

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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

que la historia, la filosofía y aún rioplatenses a los que finalmente


esta pobre literatura son ‘especiali- adulaba después de la golpiza: Groussac
dades’ intelectuales, tan difíciles por era un fino estilista del desprecio peda-
lo menos como las del abogado o el gógico, y no dejaba de cuidar la silla
médico, y que no es lícito entrarse curul desde la que administraba las
por estos mundos como en campo sin compuertas del espíritu de época al
dueño o predio del común? punto de impedir salidas elegantes a los
letrados que sancionaba.
Este recetario propone un cuadro de
disciplinas trazado con rigor y deli-
mitado según competencias que no II.
se yuxtapongan. Inhibe tanto al que
practica las humanidades sin pensar La cuestión de fundar la crítica de textos
que está en el terreno de un conoci- (cómo se cita, quién cita, quién escribe,
miento estricto, como al poseedor quién es el autor) podía con razón aseme-
de saberes clásicos –de leyes, de artes jarse al principal problema filosófico en
médicas–, que conjeturase que todas los países americanos; dicho de otro
las vías del saber se le acoplan al modo, podía significar el acto filosófico
gustillo de su aureola doctoral tan vaga como último juez de los temas referidos
como sentenciosa. a cómo un conjunto de almas y regiones
El especialista intelectual que patrocina juveniles se incorporaban al espíritu más
Groussac, cuando toma lo que fuere del maduro de la época. “Americanizar” es
jardín de amenidades de las filosofías y expresión groussaquiana: en algún lugar
conocimientos más desarrollados, pone dice que la conocida frase de Volnay, las
señales inequívocas de su arte citador ideas no se matan, fue “americanizada”
–indica lo que toma con austeridad de por Sarmiento otorgándosela a Fortoul.
juicioso arrendatario–, a fin de que su La palabra americanización tiene aquí
propia contribución quede también un aire mordaz, como si Groussac no
delimitada sin la vergüenza acobardada creyera que el traslado y el gracioso (o
del eterno inquilino de las ideas. En esta deliberado) descuido en la cita, no sea un
modernidad intelectual fundadora de rasgo de “desvío creativo” sino de preca-
cuerpos nacionales, se llega a la mayoría riedad en el viaje de los conocimientos.
de edad reconociendo débitos, y en el Descartada pues la aclimatación o
caso de Mariano Moreno, incluso es americanización rigurosa, quedaría sin
posible advertir que su incierta moda- resolver cómo se ejercería la facultad de
lidad de arrebatar rápidamente los autoafirmación filosófica en los solares
frutos del saber, se debe justificar por argentinos. Groussac no se equivoca
su talento natural obligado a cultivarse al postular la necesaria fundación filo-
en medio de las urgencias de una ardua sófica en la crítica de textos, pero no
revolución. Groussac pedía rigor en los parece imaginar un modelo adecuado,
países de “habla española”, especulaba salvo sus propias obras y hasta cierto
con una crítica textual como plataforma punto las de Alberdi, Wilde o Juan
de una emancipación intelectual, pero María Gutiérrez, escaso elenco leve-
no instituía una policía contra plagia- mente melancólico si se tiene en cuenta
rios sino una ironía del refutador que que intimidó a Lugones o a Rubén
escarnece a los presumidos doctores Darío con severas admoniciones o

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adustos correctivos, así como fustigó a como si se paseara divertidamente en


J. M. Ramos Mejía en el mismo pórtico carroza cosechando flores al azar, entre
de su libro, La locura en la historia. sabiondo y burlonamente inexacto. Y
Precisamente en este caso, Groussac para Groussac, aun el habla más atrac-
utiliza el prólogo de este libro, que tiva por lo voluptuosa tiene que tener
el propio Ramos Mejía le invita a esprit de sérieux.
escribir, para destruir meticulosamente Ramos Mejía es voraz, desmesurado.
la mismísima tesis del libro sobre la No sólo se recuesta sobre lecturas desde
“locura hereditaria” con argumentos luego abandonadas, Moreau de Tours
en general muy bien planteados, o el más interesante Max Nordau, sino
pero en la “propia casa” del escritor también sobre Hombres y dioses de Paul
que rebate. Quizás pensaba que esta de Saint Victor, lo que para Groussac
lección ruda pero paternal, servía roza la sempiterna indolencia del
para reencaminar a un autor que veía “citador nacional”, pleno de ímpetu
refinado, gozo- expositivo y de hedonismo literario,
Ramos Mejía es voraz, desmesu- samente espeso, pero poseído por los demonios de una
rado. No solo se recuesta sobre pero enredado en incuria espontaneísta. Sin embargo, no
lecturas desde luego abando- funambulescas advierte Groussac que esa falta de aires
nadas, Moreau de Tours o el doctrinas. Debía científicos en la exposición –científicos,
más interesante Max Nordau, señalarle que era ya que no positivistas, pues no es
sino también sobre Hombres necesario depurar Groussac alguien que los desee de ese
y dioses de Paul de Saint los argumentos modo–, no puede afectar las bases de
Victor, lo que para Groussac e incluso cuidar un libro intempestivo e inclasificable,
roza la sempiterna indo- de no incurrir en a pesar de su biologización positivista
lencia del “citador nacional”, contradicciones de la historia, a tono con las alegorías
pleno de ímpetu expositivo y sin disculpa. biológico-sociales que nunca cuesta
de hedonismo literario, pero C i e r t a m e n t e , trabajo encontrar en los horizontes
poseído por los demonios de ante La locura intelectuales de aquellos tiempos, pero
una incuria espontaneísta. en la historia3 que en Ramos pertenecen mejor a una
los lectores titu- extraña saga simbolista, casi esotérica y
beamos cuando presentimos que nos rabelesiana a la vez.
rodea un extravagante enjambre de Entonces, la escritura de Ramos Mejía
citas, como si hubiesen sido adqui- ilustra, más que ninguna otra cosa,
ridas ayer en el montepío general de sobre la tragedia de la “escritura cien-
los textos. Como entre piedras calcá- tífica” que desmorona sus presupuestos
reas en las que picotease un citador en el mismo acto de enunciarlos. Hecho
maniático, se deslizan los desaliños de implícitamente filosófico que Groussac
Ramos. Apelando entre otros tantos a no percibe en medio de su esfuerzo
Paul Moreau de Tours, presenta a este de contradictor con sus reglas de fino
autor como un entusiasta de Fourier. duelista, pues debe alertar desde dentro
Pero Groussac, atento e implacable, de la propia obra de Ramos sobre el
rebate esto: Moreau de Tours desco- peligro de locura que acecha a su mismí-
noce justamente a Fourier. Entonces, simo autor. Esto es, la locura de un
cita impropia, arruinada. Pero Ramos escritor con el “alma en ruinas”, según
se mueve cómodamente en ese bosque se le atribuye a la manera Lautréamont,
desparejo de citaciones francesas, tal como la recuerda Rubén Darío en

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Los raros, libro que también Groussac cita. Alberdi encuentra su alimento
desmerece por situarse en el extremo conmocional en el libro de Lerminier,
acrítico de seguidismo de la cultura que a su vez había experimentado una
francesa, así como en el otro polo, sería agitación inspiradora con el libro de
igualmente inconveniente acriollar la Savigny4. El derecho no eran normas
prosa o el verso para simular ancestros escritas sino formas sociales vivas, una
que no se tienen. Ya está formulado filosofía de la historia. Ciencia desco-
el tema que algunas décadas después nocida entre nosotros, dice Alberdi,
toma la forma que le dará Borges en que hay que incorporar. Hasta aquí,
El escritor argentino y la tradición. poco de nuevo.
Seguramente el drama de la cita como Sin duda, es el No sólo Rosas es imaginado
núcleo esencial de una americaniza- comienzo de por el filósofo, sino que Rosas
ción rigurosa de la filosofía, no provo- la filosofía, un también filosofa. Pero de otra
cada por las lecturas filosóficas de los primer gesto de manera. Rosas intuye verdades
dandys-filósofos porteños de 1880, esté i n a u g u r a c i ó n –las mismas que el filósofo
expuesta como en ningún otro lado personal, origi- percibe con sus instrumentos
en el Fragmento preliminar al estudio nado en la lectura normalizados–, abandona
del derecho, de Juan Bautista Alberdi, intimista de un la “ciencia estrecha” que no
quizás el más importante libro de filo- libro que excita. tenía por qué cultivar y emplea
sofía escrito hasta hoy en la argentina, si Modo que es un la razón espontánea para
no debiésemos mentar obligadamente hecho relevante, discernir las inconducentes
una justicia equiparadora mencionando filosofía del formas exóticas de gobierno
a El payador de Lugones, El mito gaucho lector sensitivo de esos otros trajes adecuados
y La revolución existencialista de Carlos con “el corazón para la corporeidad nacional
Astrada, El hombre mediocre de José r e c l a m a n d o efectiva.
Ingenieros, No toda es vigilia la de los primicias” del
ojos abiertos de Macedonio Fernández, romanticismo. En ese siglo XIX alguno
Exceso y donación de Oscar del Barco, tenía que decirlo bien. Tarea alber-
La cosa y la cruz de León Rozitchner, diana. Desea conocer a Vico vía Pedro
Estética operatoria en tres direcciones de Ángelis. Es la filosofía de la historia
de Luis Juan Guerrero, y no muchos encarnada. Filosofía y jurisprudencia
más a fuerza de terribles administra- coaligadas en la idea de que el filosofar
dores de un podium sin duda gober- real se atiene al principio de individua-
nado con pequeñas cuotas de frenesí lidad que personifica una nacionalidad.
personal, pero esencialmente justo en Casi sin que el lector lo perciba, el texto
su constreñida envergadura. Lo cons- juvenil de Alberdi comienza en la ley
treñido de la lista se dirige como desafío moral del desarrollo de las sociedades
a quienes se sientan aguijoneados por el –materia prima de las leyes jurídicas–
voluntad de ampliarla. y ya está proclamando que la filosofía
En lo que hace al Fragmento preliminar en tanto razón en despliegue es el prin-
de Alberdi, su tema es la cita y el cipio de la nacionalidad.
nombre. En cuanto a lo primero, Verdadero principium individuationis
el Fragmento comienza en primera de un colectivo moral, la relación
persona declarando que ningún libro entre filosofía y nacionalidad lo inspira
se escribe sin el acoso emotivo de otro a Alberdi para el célebre dictum, es
libro. Esto es ya mucho más que una preciso pues conquistar una filosofía

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para llegar a una nacionalidad. Si de que Alberdi hubiera traído hacia el


hay un modo de ser específico de lo gobernante no filosofante el misterio
social, hay que hallarlo mediante los mismo de la filosofía?
nombres que lo singularicen filosófica- He aquí a Rosas, nombrado tres veces
mente. (“Vestirlo de formas originales en el Fragmento, tratado como rey filó-
y americanas”, dice Alberdi; poco sofo espontáneo, aunque él no se sepa
después se animaría Sarmiento con portador de esa áurea condición.
este mismo debate). Habrá dos tipos
de singularidades en el Fragmento. Nosotros hemos debido suponer en la
Una es la de las citas que inducen a persona grande y poderosa que preside
la emancipación por la inteligencia, y nuestros destinos públicos una fuerte
Alberdi las encuentra en la lectura de intuición de estas verdades, a la vista
Vico –realizada en la traducción fran- de su profundo instinto antipático
cesa de Michelet y consultada por éste contra las teorías exóticas. Desnudo
con de Ángelis, que por ese momento de las preocupaciones de una ciencia
era un inevitable cortesano intelectual estrecha que no cultivó, es advertido
en Buenos Aires– y en una rara frase desde luego, por su razón espon-
de Saint-Simon, quién escribe: tánea, de no se qué de impotente, de
ineficaz, de inconducente que existía
La edad de oro de la República en los medios de gobierno practicados
Argentina no ha pasado, está precedentemente en nuestro país…
adelante: está en la perfección del
orden social. Fantásticas líneas que resuenan, por
desvaída que se mantenga esta cuestión,
¿Dónde escribe Saint-Simon esa frase? en el núcleo más vivo de la historia
Aparte: ¿En qué lugar escribió Carlyle nacional. No sólo Rosas es imagi-
que el cruce de los Andes fue la gran nado por el filósofo, sino que Rosas
hazaña militar del siglo XIX? también filosofa. Pero de otra manera.
Las citas de Alberdi imaginan el texto Rosas intuye verdades –las mismas
europeo hablando de las entrañas de que el filósofo percibe con sus instru-
la nacionalidad: filosofía expresionista, mentos normalizados–, abandona la
voces del libro occidental de la revo- “ciencia estrecha” que no tenía por qué
lución intelectual –con dicción no cultivar y emplea la razón espontánea
española, sino franco-alemana, como para discernir las inconducentes formas
en 1844 diría Marx pero aquí llevando exóticas de gobierno de esos otros trajes
a Herder traducido por Quinet a guisa adecuados para la corporeidad nacional
de bandera–, para trazar la voz ideoló- efectiva. Este cuadro de oposiciones
gica de los nuevos países. Expansión y entre la razón debatiendo en igualdad
traslación de la cita, que ya adquiere de condiciones y a veces sin ventaja
pregnancia antropológica y cuya frente al sentimiento intuitivo y vital,
inexactitud podría no importar en interesa menos en su evocación román-
el mismo punto de escándalo en que tica, que el hecho de que es la figura
Groussac colocaba al impertinente filosófica de Rosas la que es construida.
escritor argentino vago o presumido Como es lógico, Rosas no había leído
con sus referencias intelectuales. ¿No a Herder. O a Savigny, como lo hace
aumentaría ese escándalo en el caso Alberdi vía Lerminier. Pues bien,

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Alberdi lo invita a Rosas a “conquistar


una filosofía”. Forja un tipo de
tirano filosófico que gobierna desde
el “corazón del pueblo”, pues Rosas
considerado filosóficamente, dice, no es
un déspota que duerme sobre bayonetas
mercenarias. Por eso Rosas no encarna
otra cosa que “la libertad déspota de sí
misma”. Y si bien en esta mención es
Rosas el que es visto por la filosofía, en
la anterior es la filosofía la que es habla
inmanente en Rosas. ¿Cómo se impulsa
este fluido filosófico que encarna en
Rosas? Con las leyes de desarrollo de
las culturas históricas, que forjan tanto
sus tipos agrestes como los instruidos.
Ambos son tipos filosóficos, filósofos
intelectuales y filósofos en la no filosofía,
emergentes de una común “organiza-
ción de la cultura” y de los distintos
énfasis de la “voluntad nacional- setenta vuelve el enigma revelado de Leopoldo Lugones
popular”. Rosas es filósofo que rechaza la relación Alberdi-Rosas, ahora recu-
el exotismo sin terminología filosó- bierta del glorioso hegelianismo de
fica, pero la intuye espontáneamente; izquierda: José Pablo Feinmann, en
Alberdi es el filósofo anti-exótico que Filosofía y Nación, con toques menos
conoce la vida interna de la verdad, herderianos y más vocabulario de
que sería frágil si no pudiera “suponer” la “crítica de la economía política”,
–o sea, nuevamente intuir– en las apela a esta implícita reconciliación
personas poderosas un rasgo de coinci- entre civilización y barbarie, tal como
dencia presentida con esa verdad. Jauretche, otro herderiano aunque
La forja del filósofo áspero, acaso con chispeante terminología gauchi-
bárbaro, depende de la intuición del política, la imaginaría reconciliadas en
filósofo de verdades ya encontradas la década anterior, pero entonces en la
por filósofo de la cultura; es intui- figura de Arturo Frondizi5.
tivo para encontrar la intuición real A propósito de las hojas perdidas
(pues Rosas no habla de filosofía), y al de los 70, en la revista humanista-
mismo tiempo es filósofo de conceptos criollista Envido, dirigida por Arturo
historicistas para imaginar que aún Armada, se realizaba una singular
en el retraso de su reflexión, implíci- experiencia. Hablaba casi enteramente
tamente el gobernante también los la lengua de la conducción política y
posee. Esta coalición circular de intui- del estrateguismo de liberación6, pero el
ción verdadera y de verdad anidada en tema que la acuciaba era uno que sin
la intuición, viaja como un estampido saberlo se le había legado, la posibilidad
somnámbulo en los capítulos de la misma que el príncipe de la época, con
filosofía que de tanto en tanto escriben su filosofía de no filósofo, admitiera
los filósofos argentinos. En los años

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que poseía una filosofía aunque en una la flojera en el tratamiento de los


medida menor a la que suponía, para textos–, se puede decir que en el seno
dejar resquicio a la juventud filosófica del drama alberdiano del siglo XIX y el
(politizada con el nombre que prestaba siglo XX, fracasa una forma vital de la
precisamente quién tenía el señorío cita. No la cita filosófica mal planteada
completo del banco de nombres irra- y empleada para la estólida vanidad
diados en la época) a que recreara la del filosofastro, sino la cita como
lengua con adquisiciones al sabor de convocatoria y encuentro de las partes
aquellos historicismos del momento, distanciadas del trance que animará los
de la fenomenología de la violencia o lenguajes de la historia. Si en Mariano
incluso de la dialéctica negativa. Moreno había flaqueza filosófica pero
El fracaso de este tácito alberdismo, energía política en la misma persona,
ahora con los nombres de Hegel, Fanon el mundo romántico separa los actos y
o Marcuse –tal como fracasara quien propone una búsqueda problemática.
primero empleó la pócima, el propio Que lo sea, hacía al turbio sortilegio
Alberdi– de alguna manera prefiguraba de la hora. Se trataba de la filosofía
conceptualmente todos las dificultades como razón celebratoria intuyendo la
ostensibles que luego se dieron en la otra filosofía, esa filosofía espontánea
relación con la persona grande y pode- que le subyacía no sin efectividad,
rosa que preside nuestros destinos públicos pero en la carencia de su propia lengua.
pues ya había elaborado un cuerpo de Una le daría la lengua a la otra, pero
ideas concluyentes con forma de verdad, debía aceptar que tenía sentido que
siendo que era notablemente forzado ella se ejerciese en el “rechazo de las
imaginarle una fuerte intuición de estas ciencias estrechas”, que siquiera debían
verdades, a la vista de su profundo instinto frecuentarse. Si esa cita feliz se cumplía,
antipático contra las teorías exóticas. era lo exótico mismo lo que quedaba
Es como si también, la combinación renegado. Comenzaba la era de la
filosófica hubiera exigido la fuerza de filosofía conquistada como ejercicio
una suposición –nosotros hemos debido fáctico de la nacionalidad.
suponer–, que en los términos en que se
traducía la hipótesis de la doble intuición
entre el jefe y los que estaban compren- III.
didos por su nombre, no podía ejercerse.
Fallaba la suposición, se desplomaba En esta filosofía de las citas, recordemos
ese nosotros, pero el tiempo verbal de dos hechos relevantes en la relación de
la frase ya anticipaba problemas, pues los escritos argentinos con sus fuentes
parece haber escrito no en el momento notorias. Hasta hoy puede leerse con
anterior de la expectativa sino en el satisfacción La ciudad indiana, de Juan
posterior del lamento. Agustín García, publicado hace más
En los términos del petitorio grous- de cien años. El lector de nuestros días
saquiano respecto a que se tenga podrá objetar ciertas partes o la tota-
especial cuidado con las citas –no lidad de esa construcción un tanto
hacerlas a la violeta, no presumir de reseca, pero es rigurosa en su esencia.
intelectualismos huecos, no creer que En el prólogo a la segunda edición,
la exigencia periodística, que provoca Miguel de Unamuno se encargaría
la ocurrencia festejable, disculpará de transponer al horizonte vital esas

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estampas coloniales, diciendo: por esas equilibrar los platillos de la balanza


páginas veo repentinamente levantarse un entre un prolífico ensayista francés y el
Santos Vega, erizarse un Martín Fierro. lejano epígono rioplatense, y después,
Pero a pesar de la aclaración inicial de en no pocos trechos posteriores, va
García respecto a la inspiración que adecuando o glosando libremente los
recibe su libro de La ciudad antigua temas del escrito esencial que lo inspira.
de Fustel de Coulanges, la vasta dispo- Cuando pone lo suyo, entretanto, es
sición y enjoyada sutileza que posee sorprendente en el manejo jovial e
el libro del sabio francés, impide que impetuoso de
nadie quede boquiabierto leyendo los esas imaginativas El Rosas de Ramos Mejía es
buenos intentos del catedrático argen- andanadas que probablemente el máximo
tino, calificado escritor y artesano poetizan lo social. libro que se ha escrito sobre
investigador al que hoy sólo festeja- El resultado es un este antimodernista hombre
ríamos pródigamente, sobrellevando libro que se come de mando. Supera a Saldías,
con tino las distancias infranqueables la cola, emplea a E. Quesada, a Ibarguren,
que lo separan del egregio original. varios sentidos a Gálvez, a quienquiera que
¿Pero nos conformaríamos con que c o n t r a p u e s t o s surgido de fuentes naciona-
nos corresponde apenas un respeto del concepto de listas o liberales se le haya
resignado hacia esa brecha intraspo- “multitud”, y animado al crucial perso-
nible entre la civilización intelectual acaba por crear naje. Consiste en una amplia
que origina esos vastos frescos histó- un aleccionador consideración sobre estilos y
rico-culturales tal cual el de Fustel? disparate pleno metáforas, sobre modos de
¿O esa brecha es un problema filosófico de instructiva historiar y sobre la relación
que no puede disolverse como tal pues e m b r i a g u e z . de la vida con el documento,
evoca el inconveniente específico de ¡Original! sobre la historia como teatro
nuestros compromisos con el juicio Es que Ramos y la teatralización enfer-
histórico? Ya sé que molesta esa cursiva Mejía tiene la miza del mundo histórico.
en la palabra nuestros, como si quisié- habilidad “perio- Ni siquiera debe filiárselo a
ramos decir algo más que la inocencia dística” que ningún “antirrosismo” que
de una muletilla pronominal, quizás Groussac percibe algún “revisionismo” debería
una ontología subterránea, definidora como peligrosa exorcizar, pues se sitúa en un
esencial de un sentido. Pero no, es para la ciencia plano estetizante donde su
nuestro nuestro difuso, un diafragma bien calibrada. aversión a Rosas convive con
móvil en la lengua. Ya lo veremos. Pero Sin embargo, su una secreta y ansiosa apología
consideremos ahora la modalidad cita- poder ficcional de la desmesura y del desvarío.
dora de José María Ramos Mejía, en es tan evidente,
Las multitudes argentinas, notoriamente y supera tan claramente las propor-
tomado de Psicología de las multitudes ciones de la prensa periódica, que
de Gustav Le Bon, que lo precede en ocupará un raro lugar en el horizonte
unos pocos años. ¿Qué hace frente a de las escrituras modernistas y simbo-
este libro clásico el sutil tribuno del listas argentinas. No es un científico
régimen y notable escritor voluptuoso, ni un periodista, no es un poeta ni un
genuino heredero de Sarmiento? investigador, sino un escritor a contra-
Simplemente, comienza citando a Le pelo, con desmesuradas dramaturgias.
Bon, luego le interpone una diferencia De lo inubicable de su episteme escrita
que no parece muy relevante, que parece (llamémosla así), obtiene la fuerza

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de su posición crítica y literaria. Su No admite ser juzgado según se hayan


manejo de la cita es equívoco, barroco hecho buenas o malas citas –conforme
y alegremente estafador, como un quería Groussac–, y ni siquiera si
copista morfinómano que no percibe fuera la base para la creación frankens-
cuánto innova de lo que extracta. teiniana de un Centauro Nacional,
El Rosas de Ramos Mejía es probable- mitad caballo intuitivo, mitad filósofo
mente el máximo libro que se ha escrito romántico. En Ramos Mejía Rosas es
sobre este antimodernista hombre de una creación textual, cabalga sobre
mando. Supera a Saldías, a E. Quesada, el escrito y escribe él mismo, presa
a Ibarguren, a Gálvez, a quienquiera de su alucinación encarnada en la
que surgido de fuentes nacionalistas o alucinación del escritor que lo recrea.
liberales se le haya animado al crucial Del mismo modo, en su silueta de
personaje. Consiste en una amplia Yrigoyen –obra maestra del aguafuer-
consideración sobre estilos y metáforas, tismo nacional–, lo considera un opió-
sobre modos de mano de la revolución poseído de una
Macedonio Fernández persiste historiar y sobre misteriosa fuerza cabalística7. No hace
en un estilo de filosofar meta- la relación de la un intento de entrar en el mundo de
físico que incluye el intento de vida con el docu- Yrigoyen, acorazado por su lenguaje
crear una técnica de suscita- mento, sobre la krausista, sino que lo reviste de las
ción de estados que no están en historia como notaciones de una exquisita psicología
la vida. Estos estados no deben teatro y la teatrali- artística. Lo comprende en la lejanía
basarse en contenidos realistas zación enfermiza –desde luego, también política–, y
ni en mimetismos senti- del mundo histó- sólo se contenta con trazar un croquis
mentales sino en ejercicios rico. Ni siquiera médico y pictórico en tanto poéticas
referidos tan sólo a la autosus- debe filiárselo a esmaltadas y cerradas en sí mismas.
tentación de su propia exis- ningún “antirro- La filosofía aquí practicada, correría
tencia artística. Toda materia sismo” que algún el peligro de no servir como contra-
existente en la escritura o el “revisionismo” punto del ánimo estetizador de la polí-
pensamiento debe investigar debería exorcizar, tica, que lo gana. Coriolano Alberini,
su sí mismo existencial, sin pues se sitúa en enjuiciador adusto del positivismo, no
procurar efectos sensoriales un plano esteti- deja de ver el trasfondo simbolista que
externos, sino peguntarse si zante donde su hay en este Ramos Mejía, “naturaleza
hay transfusión o pasaje entre aversión a Rosas romántica enturbiada por el materia-
lo técnico y lo vital. convive con una lismo médico”8, y que si no reproduce
secreta y ansiosa el drama alberdiano frente a Rosas, esto
apología de la desmesura y del desvarío. es, el drama de la filosofía frente a su
Citador contumaz, no se priva aquí de objeto histórico y práctico, es porque lo
mencionar un Macaulay, pero tampoco repuja en aguafuertes de largo aliento
un Heliogábalo. Ya no es el “Rosas” en pictural, sin esperar que reciba la repa-
que puede filtrarse el alma herderiana ración filosófica que rehaga su inma-
de “Alberdi”, sino un “Rosas” recli- nencia como trascendencia.
nado en la camilla rembrandtiana con Por otro lado, Yrigoyen tiene lengua
una conciencia de claroscuros psicopa- propia, y su espesura no es penetrable
tológicos para que viniera a develársele, por otras alternativas filosófico-políticas.
a través de algún nigromante foucaul- I. B. Anzoátegui, otro curioso autor de
tiano, la razón de su locura. aguafuertes de aire humorístico y bravo

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resplandor inquisitorial, encuentra en nidad. “La novela salida a la calle con


plenos años 20 que sólo la temprana todos sus pesonajes en ejecución de sí
escritura de Borges se acomoda a los misma”, según dice Macedonio, intenta
arcanos del lenguaje de Yrigoyen. un conocimiento que supere la distin-
Luego, Ricardo Piglia, obedeciendo ción entre vigilia
a su técnica sutil de imperceptibles y ensueño, dete- Se podrá ver que el capítulo
dislocamientos metonímicos, puso a niendo el pensa- macedoniano de la filosofía en
Macedonio Fernández en ese lugar, reto- miento en una la argentina arroja un resul-
mando la medida filosófica de la corres- imagen presente tado impresionante respecto
pondencia intempestiva entre textos de sus estados al juego de las citas. Mace-
recónditos de la literatura y el alma del sensoriales, pero donio lleva al absurdo las
político con su tragedia de expresiones abiertos a la prác- citas, lee indirectamente (por
incompletas o indescifrables. tica metafísica de ejemplo, a Hobbes a través de
Precisamente, Macedonio Fernández la dilución de la Schopenhauer) y convierte
persiste en un estilo de filosofar metafí- diferencia entre sus argumentos en pequeños
sico que incluye el intento de crear una sueño y mundo relatos donde con ejercicios
técnica de suscitación de estados que no externo, entre de anacronismo se trae el
están en la vida. Estos estados no deben texto y vida. Con texto a una circunstancia de
basarse en contenidos realistas ni en lo que todo lo actualidad (Hobbes visitando
mimetismos sentimentales sino en ejer- de Macedonio Buenos Aires en 1928: lo indi-
cicios referidos tan sólo a la autosusten- concluye en una recto se torna absolutamente
tación de su propia existencia artística. poética amorosa concreto, vivencial y directo).
Toda materia existente en la escritura como sustento
o el pensamiento debe investigar su sí del mundo, demostrable cuando muere
mismo existencial, sin procurar efectos el cuerpo amado en el que el amante
sensoriales externos, sino peguntarse si había subsumido el suyo, y que ante la
hay transfusión o pasaje entre lo técnico “cesación del otro cuerpo” debe reco-
y lo vital. En verdad, siempre hay, y ese brar de una manera fulminante el suyo
pragmatismo metafísico de Macedonio olvidado, con lo que en Macedonio
en que se funden la vida y la obra, comienza el irresoluble problema del
significa la realización de la filosofía, amante sin correspondencia, esa muerte
quizás como un empalme lúdico de las ya vivida que queda junto al amante
corrientes filosóficas de su tiempo, el vivo cuando parte la amada9; el dilema
pragmatismo y la fenomenología, cuyos del suicidio es lo que viene después,
ecos lejanos recoge en sus escritos. Los tema que es incesante en Macedonio10.
estados finalmente estarán en la vida, la Por poco que logremos encontrarnos en
obra artística se confunde con el vivir. y con este pensamiento sin igual –y que
Lo técnico que Macedonio defiende surge de meditaciones metafísicas sobre
(tecnicidad de la invención autofigu- las ciencias jurídicas en la misma época
rada de la obra, lo que en verdad sería de la juventud de Ingenieros y Lugones–
lo metafísico) consiste en ver la filo- es evidente que en su cuerda más íntima
sofía como un estado práctico presente hay una voz crispada en su humor
precategorial o ante-predicativo. Su absurdo que intenta seguir los asuntos
hipotética conversión en vida hace de públicos argentinos de una manera
lo técnico-pragmático una teoría de agónica, tomarlos en su mundo de vida.
yo en suspenso, pura praxis de la eter- La derivación literaria de Macedonio

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la clausurará Borges al considerar que oscuras poetizaciones del idioma, fue


la auto-eternidad de la novela que se la desorientación pública respecto a
disuelve en infinitos prólogos, expulsa cómo leerlo. Se trataba del más amplio
al lector. En cuanto a la derivación esfuerzo por invertir con el humor y
política apenas tiene el titilar de los una metafísica activa del texto, el orden
intentos de Scalabrini Ortiz, que deseó de una cultura nacional basada en los
con ella crear una metafísica social ecos de los nombres filosóficos euro-
activa en torno a peos. ¿O habría otra forma de decirlo?
Pero con las vastas mitografías la idea de hombre No se resolvía el dilema dictaminando
de Leopoldo Lugones y Carlos colectivo emanci- que esta región del mundo era parte
Astrada –El payador, 1916, pado y tecnología inescindible de la cultura occidental,
y El mito gaucho, 1948– se nacional autó- con plenos derechos en el legado y en
configura una extrema solu- noma. La prag- su uso, como hará Borges, quien sin
ción para el creacionismo mática metafísica embargo se adjudicará para hablar los
de la cultura nacional soste- de Macedonio no exclusivos derechos de su sangre criolla
nido por una filosofía de la es el pragmatismo antepasada12 y practicando en la Nueva
heráldica y la metempsicosis alberdiano, desde refutación del tiempo su propia metafísica
–en el primero–, y del “plasma el cual se ataca irónica pero aliviada de escabrosidades
poético originario” en el al que ignora macedonianas, aunque no de sus mismas
segundo. Más allá de sus dife- “el papel social conclusiones. No se resolvía, pues había
rencias, en ambos se percibe el y político de la idiomas singulares y dramáticos de por
más desmedido (y no por eso filosofía, sus inti- medio –francés, alemán, inglés– que en
menos interesante) proyecto midades con la su derrotero pesado, de grandes orgá-
para liquidar drásticamente la política, la legisla- nicas y fantasmagorías de las lenguas,
cuestión groussaquiana de la ción, la economía no tomaban la dirección difuminadora
cita improbable y chapucera. y el arte”11. que aquí se recomendaba, por lo que
Se podrá ver que el paso adelantado de diluir la frontera
el capítulo macedoniano de la filosofía moral e intelectual de la textualidad
en la argentina arroja un resultado argentina nunca dejó de considerarse,
impresionante respecto al juego de las pero tampoco cesó el lamento literario
citas. Macedonio lleva al absurdo las ante la mera posibilidad de que esa fatal
citas, lee indirectamente (por ejemplo, subsunción finalmente se concretara.
a Hobbes a través de Schopenhauer) y No es posible ver esos lamentos en un
convierte sus argumentos en pequeños esfumado Juan Crisóstomo Lafinur13
relatos donde con ejercicios de anacro- hablando en la Buenos Aires de 1819
nismo se trae el texto a una circuns- sobre Gassendi; pero sí los encon-
tancia de actualidad (Hobbes visitando tramos poco menos de una década
Buenos Aires en 1928: lo indirecto se después en Echeverría, que se bate
torna absolutamente concreto, vivencial en su propio espíritu con la cuestión
y directo). Quizás el precio de su autonomista, ora ensalzándola, ora
complejísima construcción, con usos rebatiéndola en los horizontes de un
inesperados de la lengua, empleo de humanismo universalista, aunque su
luminosas antiguallas así como de apología del matambre no osó trasfe-
arquitecturas bárbaras y personalísimas, rirse al ámbito real de la filosofía.
un opus nigrum de una anfractuosidad Pero con las vastas mitografías de
abusiva que sin embargo entraña Leopoldo Lugones y Carlos Astrada

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–El payador, 1916, y El mito gaucho, misteriosos y oscuros dictámenes


1948– se configura una extrema solu- togados de destierro, casi autos de fe
ción para el creacionismo de la cultura capaces de excluir a un texto del rubro
nacional sostenido por una filosofía de de las redes de citas compensatorias
la heráldica y la metempsicosis –en el que arman los conjuntos universitarios
primero–, y del “plasma poético origi- consistoriales) no quiere decir que por
nario” en el segundo. Más allá de sus su condición de haber roto la pared
diferencias, en ambos se percibe el más que resguarda de la intromisión del
desmedido (y no por eso menos inte- mito, no deban ser conmemorados,
resante) proyecto para liquidar drás- aceptados en su turbada significación.
ticamente la cuestión groussaquiana Turbada, pues no de otra forma se
de la cita improbable y chapucera. realiza el pensar, convulsionado siempre
Ahora no se trataba de introducir en por la quita de su motivo sobrante, para
un cuerpo apagado la primacía de la acompañarlo doblemente frente a lo
ideología nueva –como en Lafinur–, que se desprende de su masa quieta, y en
pensar al gobernante absoluto con las lo que queda de ésta luego de sustraída
notas de la filosofía emancipada –como la pieza que completaría el sentido.
en Alberdi– o festejar que los simula- Así piensan Lugones y Astrada, en el
dores y falsarios “fueran certeramente primero con huellas claras de una insó-
acribillados por Stirner y expuestos por lita influencia de Macedonio Fernández
Nietzsche para todas las posteridades”14, a pesar de que no es ilógico suponer
como Ingenieros. Se trataba de labrar la que el humor nutrido de absurdo
función del mito como pasión heroica gramatical de éste
transmisible por generaciones a partir contrasta severa- Lugones dice en las conferen-
de un origen milenarista (como en mente con el asfi- cias del payador, que cuando
Lugones), o de ubicarlo en el seno xiante totalismo lanzaba mi gaucho sobre los
de una praxis histórica completa que épico y destinal renglones en imágenes que
provendría de un telurismo ancestral de áquel. Pero resultaban agradables, no
(como en Astrada). En los dos casos las Lugones dice en por mías sino por veraces y
altas religiones y conocimientos alego- las conferencias sinceras, bien así como un
ristas añejos –helénicos, orientales– del payador, que paisaje en la sencilla fidelidad
aparecían a la justa hora de iluminar cuando lanzaba del agua, creía sentir que espo-
una figura renovada sobre el bastidor mi gaucho sobre leado por vuestro aplauso, iba
arcaico de una estirpe argentina. los renglones en su corcel trotándome adentro...
Sería fácil ahora condenar ambos imágenes que ¿No debemos ver aquí la apela-
trabajos por ausentarse del asidero resultaban agra- ción a una metafísica del texto
histórico y social o incluso de la norma dables, no por como signo de activismo del
tolerada de un sereno ensayismo que mías sino por sujeto político?
recomiendan nuestros tiempos de escri- veraces y sinceras,
turas inspeccionadas. Pero el hecho de bien así como un paisaje en la sencilla
que estos libros ya no se redacten en fidelidad del agua, creía sentir que espo-
épocas de reglamentaciones escritu- leado por vuestro aplauso, iba su corcel
rales o de rápidas condenas a lo que trotándome adentro... ¿No debemos
se olfatea como ad usum de una onto- ver aquí la apelación a una metafísica
logía acechante (véase cómo las pala- del texto como signo de activismo del
bras esencialista o sustancialista cargan sujeto político?

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Es cierto que en Lugones ese sujeto es según su propio destino de escritura


portador de un relato mítico completo (“lanzaba mi gaucho sobre los renglones”,
y que procede por linajes hereditarios, dice uno; “un instante, querido lector:
aunque la construcción de índole esoté- por ahora no escribo nada”, dice el otro).
rica no impide lo que Martínez Estrada En los dos casos, una filosofía en acto
llamó el logos esper- sobre la dialéctica del escribir, encar-
Astrada advierte que el lector va máticos15, esa don nada en el mito del texto que por exceso
a encontrar aspectos de la filo- de palabra lugo- épico (Lugones) o donación de la nada
sofía de Heidegger “interpre- niano encarnado (Macedonio), compone parte esencial
tados con criterio personal”, en la voluptuo- de los formidables debates y legados
agregando que si el concepto de sidad que obedece filosóficos expuestos en este país.
juego es heideggeriano, es de su a la dialéctica En este pensar de la mitodicea filosó-
propio cuño la reflexión sobre plena entre el fica argentina, desaparece el dilema
el juego infantil. Lo comprueba bronce, el verbo y de la cita vicaria y de la necesidad de
el lector actual en frases de filo- la carne. Vanidad dialogar con la figura situada en el
sofía experiencial como Yo he heroica, claro corazón político de la época. Sabremos
visto a un niño jugar, a la que síntoma de una para qué con sólo volver al drama alber-
Astrada recurre como arranque búsqueda prag- diano: para dotarla de nuevas palabras
de su fraseo filosófico, que aquí mática en el andar y tomar a su vez las que el titular de un
se ve nítido, de frases despe- del mito con un máximo nombre político ha absorbido
jadas, sustentadas en breves sujeto histórico y devuelto a un colectivo histórico de la
aguijones que van justificando que debía inter- manera que fuese. Pero, supuestamente
su osada declaración de origi- pretar la osamenta ajenos a ese colectivo histórico, Alberdi
nalidad, ese agregado personal a r q u e t í p i c a había sacado el periódico La moda hacia
no irrelevante que él aclimatará que cargaba sin 1838. Sus temas y los de varios miem-
en el cuerpo de ideas heide- saberlo. Fracaso bros de su generación se deslizaban ahí
ggerianas que lo conmueven. de Lugones en hacia asuntos como el estilo, el tocado,
esto, chasqueada la cultura femenina, los signos indu-
búsqueda en la que había un incierto mentarios de la vida, la sastrería como
vacío creador que por un lado llevaba voz exterior del sujeto enamorado, la
al suicidio herculíneo y por otro al actualidad como un aire de satisfacción
logos espermaticós añorado y esquivo. que cada vida declara no deberle más
Macedonio tenía razón en ver que la raíz que a su mundo doméstico.
del problema era el logos suicidógeno. Alberdi, sin embargo, mantenía ese
No era otra cosa que la consagración plano como una nada disimulada
del ser como una mala interpretación alegoría de cómo había que tratar las
del sueño sin soñador, un tonto estro- ideas nuevas, con lo que en su voca-
picio que olvidaba que el ser se compone ción por la coquetería había un alma
de una suma hedónica ventajosa de sus historizada en términos clásicos, como
situaciones presentes. lo desmostrará luego en la polémica
De allí provienen dos clases de escri- con aquel Sarmiento embutido en
turas. Será estatuaria y alegorista en uniforme europeo por la campaña
Lugones y fundada en hechos rupturistas del Ejército Grande, advirtiéndole
mínimos en Macedonio. Uno puede ser que ganar una batalla “no es cuestión
la contracara del otro, pero no difieren de sastrería” o condenando el bigote
respecto a juzgar el estilo de las obras en El crimen de la guerra, aunque en

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ese caso, aludiendo a un ícono de la lo conmueven. ¿Será éste el modelo


composición facial para ligarlo a repu- constructor de una empresa que forja
diables figuras marciales. su singularidad última en la fortuna
La filosofía de la intimidad, antes de la de un repique agregado a un cuerpo
curva que describe la lectura de Max mayor de ideas? El “criterio personal”,
Scheler entre nosotros, estuvo casi en todo caso, es una insinuación válida
siempre ausente en los programas del del estilo con que Astrada acomete su
filósofo argentino. Salvo Lugones que vida filosófica, que en verdad no es
la quiso infundida de amor cortés y fácilmente representable hoy en el
fatalismo cósmico –pero como reverso conjunto de sus aritméticas y retóricas.
de la “vida fuerte”– y Macedonio, que No porque el creciente interés por
investigó hasta las últimas consecuen- su obra no se halle acarreado por el
cias el mundo de objetos urbanos y concluyente libro
cotidianos que circundan la mano, de Guillermo En El juego existencial,
y no se privó de explorar la tragedia David16, sino su primer libro, Astrada
del amor. Hubiera sido la forma porque su origina- reflexiona sobre la radio y el
de oponerle obstáculos definitivos lidad hay que reve- cine, de un modo no sólo anti-
a la cita a destiempo, a la adopción larla y extraerla cipador en el medio intelectual
de consignas filosóficas de filósofos ahora como un argentino, sino en consonancia
mayores –y no tanto–, y a la proclama elemento mítico con textos cruciales que más o
codiciosa del papel no irrelevante pero y a la vez dialéc- menos en ese mismo tiempo se
un poco insípido del introductor de tico, resultante del estaban pergeñando, como La
novedades filosóficas a la vuelta del resoplo de su obra obra de arte en la época de la
largo viaje o de la librería barrial con entera, imposible reproductibilidad técnica, de
largas novedades de ultramar. Con de combinarse Walter Benjamin. Respecto
todo, Carlos Astrada en El juego exis- en ninguna esta- a la radio, en ese inicio de la
tencial, hace un recorrido hacia la vida bilidad confiada. década del 30, Astrada la ve
cotidiana estrictamente permitido por Esa inestabilidad tan auspiciosamente que la
su temprano acoso fenomenológico. es su filosofía, cree capaz de reactualizar el
En ese libro de 1933, Astrada advierte hecha sin embargo mundo retórico grecolatino.
que el lector va a encontrar aspectos de con los retazos
la filosofía de Heidegger “interpretados firmes de sus vínculos intelectuales con
con criterio personal”, agregando que Heidegger, Scheler, Hegel, Husserl,
si el concepto de juego es heidegge- Nietzsche, Herder, Marx o Simmel, la
riano, es de su propio cuño la reflexión que aparece como el infinito intento de
sobre el juego infantil. Lo comprueba inmiscuir cada uno de esos textos en los
el lector actual en frases de filosofía otros, sometidos a enseres de lectura en
experiencial como Yo he visto a un niño los que el mito de una emulsión fecun-
jugar, a la que Astrada recurre como dante y primera, de índole telúrico-
arranque de su fraseo filosófico, que poética, convive con las ideas del numen
aquí se ve nítido, de frases despejadas, plasmado en el paisaje como naturaleza
sustentadas en breves aguijones que pensante, y con un recurso a hermenéu-
van justificando su osada declaración ticas de inusual rigor para inscribir, fijar
de originalidad, ese agregado personal y producir nuevos encauces de prácti-
no irrelevante que él aclimatará en el camente toda la textualidad filosófica
cuerpo de ideas heideggerianas que contemporánea.

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Inestabilidad así de esas compulsiones En El juego existencial, su primer libro,


de lectura, pues estrictas cada una en su Astrada reflexiona sobre la radio y el
papel de tejidos pensantes autónomos, cine, de un modo no sólo anticipador
se plasman en la cabeza filosófica de en el medio intelectual argentino, sino
Astrada de un modo revulsivo, cris- en consonancia con textos cruciales que
pado, tornadizo. Es una cabeza alemana más o menos en ese mismo tiempo se
fundida en los arcanos de la historia estaban pergeñando, como La obra de
nacional y en textos propios eminentes arte en la época de la reproductibilidad
no raramente al mismo nivel que el de técnica, de Walter Benjamin. Respecto
sus fuentes europeas. Nada de ello sin a la radio, en ese inicio de la década del
lógica ni pujanza, sino con la que le da el 30, Astrada la ve tan auspiciosamente
sino –el “sagitario”, diría Astrada– de la que la cree capaz de reactualizar el
mundo retórico grecolatino18. Se abre
una nueva etapa cultural con lo mejor
de las antiguas en términos de la restau-
ración del equilibrio entre la voz y la
escritura, entre la palabra hablada y la
palabra escrita, luego del abuso “mallar-
meano” de ésta última. Con todo, la
técnica radiofónica encierra los peligros
generales de toda tecnología, aunque
allí convergiría todo el tejido cultural
y existencial de un momento histórico
buscando en dónde expresarse. Pero
he allí el dilema contemporáneo, ante
la incógnita de si va a preponderar la
malla existencial y la invención técnica
se apoderará del habla real con su retó-
rica escondida, mecanizada.
Puede decirse que la búsqueda del
examen de la cotidianeidad como
Carlos Astrada con filosofía como tensión latente de pensa- mundo de vida, quizás proporcio-
Mao en el año 1963
miento anunciador de una época aún no naría mayores posibilidades a lo que
avistada en todos sus términos concep- Astrada llamó tempranamente el
tuales17. La resquebrajadura interna en la “criterio personal” en la invocación de
conciencia interna del texto filosófico de la universal filosofía heredada. La coti-
Astrada –y en este sentido es hasta hoy dianeidad como problema filosófico,
el máximo filósofo nacional– es su feno- que alcanza su forma cúlmine en el
menología política del ego filosoficante célebre tratamiento que en Ser y tiempo
turbado, la imposibilidad de conciliar le da Heidegger al lenguaje diario,
con el Estado y a la vez la necesidad de a las “habladurías”, a la “avidez de
entenderlo como la mala forma de un novedades” y luego a la presencia de
mito realizador que hay que corregir o la técnica en el mundo práctico del
refundar con una praxis popular y una ser, parecería proponer un paradó-
cosmogonía humanista, mitodialéctica, jico escape hacia la cuestión del texto
que reabra el secreto de los orígenes. filosófico autoctonista. Esto permite

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una ilusión de singularidad histórica sofía es la necesidad de aferrarse a la


al tomar hechos de la moda –y de esencia de ese obstáculo, pues es la
las modas en la práctica del propio suma de interrogaciones que toda difi-
lenguaje–, que en su esencia son partes cultad origina y el llamado al discerni-
fundamentales y generales de un estilo miento que todo estorbo provoca.
de época, pero trabajan en la confianza Nosotros debemos suponer que la difi-
de la evocación de una cultura propia. cultad o contrariedad del texto es el
Para Alberdi era la moda como lengua drama de una filosofía a ser “conquis-
íntima de los salones, con su literatura tada” por el “nosotros que supone”19
y sus minués, pero un salón siempre alberdiano. Agre-
tiene una sinuosa relación con su guemos que la Veamos dos libros que se
contrapartida estatal y con la política vía del juego exis- inscriben en el linaje schele-
como espejos invertidos. En Carlos tencial cotidiano riano que en ciertos momentos
Astrada la reflexión sobre el lenguaje de como refugio cubrió una parte impor-
la radio –y hay que ver qué hace con momentáneo de tante de la acción filosó-
ese mismo asunto Sartre en su Crítica la filosofía, en fica en la Argentina. Se trata
de la razón dialéctica, para valorar el el “alberdiano” de Teoría del hombre, de
adelantado escrito del argentino– hace Astrada20, ya en Francisco Romero, de 1952, y
las veces de análisis de la lebenswelt, con la época de la Persona y comunidad, de León
lo que la mencionada referencia coti- fenomenología se Rozitchner, de 1962. Diez años
diana mantiene su fuerza apariencial revela no como separan estos libros fundamen-
de apuntar hacia la existencia general un mero descanso tales de la historia del filosofar
volcada al mundo y de inventariar cuando no se en los medios intelectuales
las marcas específicas que hacen más puede ser filosó- argentinos. Romero escribe un
reconocible un aire social o nacional ficamente claro libro que nada tiene de insus-
“propio” en que se autoreconocen los y distinto, sino tancial, sí de monótono.
hombres. Del mismo modo, la relación como el drama de
del filósofo con la lógica de una época y la vida frente a la técnica y las retóricas
su expresión de regencia política tanto calcáreas del lenguaje. En el procedi-
como lo que ya vimos –el uso impre- miento ternario del uso citador, de la rela-
ciso, heterogéneo y a veces encubierto ción del filósofo con el poder no filosófico y
de la cita– sirven para trazar el itinerario del rastro de ausencia filósofica en la oculta
específico de la filosofía argentina. filosofía del vivir diario, con sus maneras
El itinerario o trayecto (el ser que susti- y vuelcos de estilo, se compone el desafío
tuye en un recorrido conveniente su que debe tomar una filosofía de tiempos
condición fortuita) de este filosofar con y lugares específicamente nombrados
nombres argentinos, se expone ante –así una filosofía argentina o en argen-
obstáculos políticos y la senda propia tina–, y ese desafío no sólo no es exterior
del que ocupa enteramente con su sino que es la propia materia primera de
persona magistraturas y sedes guberna- esa filosofía, su asunto verdadero.
mentales, (ya consideramos Alberdi con
Rosas, desde luego Astrada con Perón).
El otro obstáculo es la forma de la cita, IV.
el estilo real de incorporación de lo otro,
lo que es sin duda el máximo obstáculo Respecto a la lengua filosófica propia,
textual, siendo que finalmente la filo- es un tema que más que proponer una

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cultura filosófica obligatoria, nos lleva se enteraba pero en el mismo momento


hacia las dificultades del sprit de suite en que ésta sucumbía, pero mostrando
(expresión irónica de Ingenieros para también apego animoso a su programa
prevenir contra el seguidismo cultural, ya asentado de lecturas, inmune a la
candoroso pero servil). Veamos dos “revolución existencialista”. ¿Tenía que
libros que se inscriben en el linaje schele- ceñirse al sendero sartreano, además
riano21 que en ciertos momentos cubrió de la incumbencia profesoral de leerlo?
una parte importante de la acción filo- ¿Del mismo modo, hay que ser postreros
sófica en la Argentina. Se trata de Teoría subrogantes de un Habermas, o si es el
del hombre, de Francisco Romero, de caso, de un Foucault, de un Agamben?
1952, y Persona y comunidad, de León El libro de Rozitchner no subroga.
Rozitchner, de 1962. Diez años separan Max Scheler aparece en él de dos
estos libros fundamentales de la historia maneras; por un lado, bien expuesto,
del filosofar en los medios intelectuales con el método de exposición confuta-
argentinos. Romero escribe un libro tiva propia de este filósofo, que la ha
que nada tiene de insustancial, sí de desplegado con énfasis en sus obras
monótono. Hay un no sabemos qué del posteriores24, y por otro lado, como
afán del tratadista, que inhabilita por lo basamento de un pensamiento que lo
iterativo un texto aplomado. Teoría del proyecta como objeto abandonado y
hombre está cansinamente expuesto, pero a la vez disponible para un adecuado
no sin acudir con serenidad a un vasto desvío interpretativo. Así, frente al
repositorio de la filosofía contemporánea tema scheleriano del resentimiento
leído con competencia y libertad. como tejido anómalo de la comu-
Por momentos, vemos en Teoría del nidad, Rozitchner sugiere que los
hombre menos una emulación saludable “movimientos afectivos personales”
de El puesto del hombre en el cosmos, del no pueden entenderse “si se pone
propio Scheler, que un albergue incon- entre paréntesis el mundo histórico”.
ciente y somero de los tramos que ya Ya están dadas aquí las premisas por
eran evidentes de la filosofía sartreana. las que el lector de filosofía de los
Escribe Romero hablando del otro: “esa años sesenta podría preferir frente a
duplicidad de identidad y extrañeza de la acompasada exposición erudita de
ser el otro también un yo, pero otro yo, Francisco Romero (resumen tácito de
condiciona los comportamientos del los conocimientos de una sociología de
yo hacia el otro”22. El otro es amistad y la cultura que no era vista con interés
riesgo, comprensión y amenaza, apenas por el contemporáneo cientismo social
insinuando lo que con poderes de que propendía a la repetición obstinada
lenguaje y reflexión muy superiormente de un único y desencantado acorde), la
elaborados, exponía Sartre en El ser y elegante y novedosa escritura de León
la nada que Miguel Angel Virasoro23 Rozitchner, en la que palpitaba el
había traducido al castellano en 1948. combate por la historia junto al rumor
El libro de Romero resulta ser así anti- de fondo de una fenomenología de la
cipador, pero sólo después de que las emancipación amorosa y política.
cosas que anticipase hubieran sucedido. Si nos atenemos sólo a estos dos
Irónica realidad del filósofo argentino, libros ejemplares, late en ellos el
como Echeverría saludando la revolu- drama casi pascaliano de la cita como
ción parisina de 1848 de la que recién apuesta hacia un texto singular, con

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vetas particularistas bien remarcadas. calma (que son los tiempos acadé-
Romero intenta un tratado, tal vez un micos por excelencia, el momento
epítome, en donde la cita es sostén y académico del ser social) que de la cita
pilastra, testimonio cierto de la perte- imprecisa pero juzgada por el tribunal
nencia a la filosofía rigurosa, austera, concesivo de los tiempos de convul-
normal. La tragedia de este filósofo es sión (o de oscuridad, si se quiere).
la de quién no condesciende a meditar Ambas formas de citas trató Groussac,
sobre una ontología de la cita textual y tal como lo recordábamos al comienzo
la lectura de textos, cuando en verdad del artículo. Prefirió el primer modo.
no le faltaban agudezas a sus intui- Nosotros quizás deberíamos decir que
ciones y propuestas25. preferimos el primero, bajo la grave
León Rozitchner, por su parte, permite crítica de la economía de las citas
que la cita sea deglutida en su propia que se realiza con el segundo modo.
conciencia de sí textual. Con lo que, La reciente controversia en la revista
si cabe, denominaríamos una dramá- cordobesa La intemperie, dirigida por
tica ansiedad citofágica. Lo hace para Sergio Schmucler, propone un debate
reintegrar una material que en su intensamente filosófico.
cápsula refutadora aún retiene en algo Es la filosofía arrancada del cuerpo
o en mucho el sabor de lo refutado. vivo de la sociedad, desgajada del
Rozitchner hará de este movimiento de núcleo oscuro de la vida nacional, lo
exposición el centro de su hermenéu- que certifica que el camino de la cita
tica, y de alguna manera retomará el de textos consagrados se revierte hacia
olvidado motto alberdiano de conquistar el corazón de lo que singularmente
una filosofía para llegar a una naciona- ocurre en una historia que es única
lidad, frase que puede entenderse como e irremplazable. Y que, asimismo, se
un utopismo severo de índole estricta- torna ausente la referencia hacia los
mente universalista, pues el conquistar nombres que, “filósofos sin filosofía”,
aleja y a la vez ya es la filosofía en estado encarnan las disposiciones de gestión
de contienda presente, y el llegar a la de una época. En tal ausencia, según la
nacionalidad la aparta y a la vez la pone intervención de Oscar del Barco27 en
en la integridad del drama de la acción, la referida polémica, lo que ahora hay
de la intencionalidad. Por añadidura, que componer en un acceso al pensar
en la obra posterior de Rozitchner se que será intenso en la medida que su
encuentra en estado invertido la rela- intensidad sea un don. Que preser-
ción con la estirpe política cesarista, que vará su fuerza en la medida en que
sustrae, mejor dicho roba la intencio- esté despojado de cualquier funda-
nalidad de la acción del sujeto político mento. “En el fondo de cada uno se
cabal. El Perón de Rozitchner, tomado oye débil o imperioso el no matarás,
irónicamente por una de sus frases26 un mandato que no puede fundarse o
–filosofa también intuitivamente– es explicarse y que sin embargo está aquí,
la inversión del Rosas que percibe el en mí y en todos, como presencia sin
Alberdi juvenil. presencia, como fuerza sin fuerza,
La filosofía hecha al resguardo de los como ser sin ser”. Búscase el don y
asuntos públicos (o históricos, si se de inmediato se lo debe pensar como
quiere) de la Argentina, reclama menos asido a un exceso: filosofía y dificultad,
de la cita cultivada de los tiempos de filosofía argentina.

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NOTAS

1. Groussac, Paul, “Escritos de Mariano Moreno”, en revista La Biblioteca, tomo I, 1896.


2. El Plan de Operaciones pasa a ser ahora el más importante texto de la historia política argentina sobre el cual
ha de probarse la eficacia de cualquier crítica documental, aunada a lo que quiera invocarse de la filosofía de la
historia. Que sea un texto fraguado, si esta hipótesis se impusiese, le daría aún más importancia, aunque si no
lo fuera, habría que poner en un lugar relevante el deseo de escribir la realidad prohibida de un espíritu pleno
de astucia y vindicta, apreciador de la sangre y el engaño en nombre de la idea de revolución. Pero, mantener la
tensión con argumentos adecuados será la prueba máxima por la que debe pasar una ética historiadora argentina.
3. Ramos Mejía, José María, La locura en la historia. Contribución al estudio psicopatológico del fanatismo religioso
y sus persecuciones. Introducción de Paul Groussac. Editorial Científica y Literaria argentina, Buenos Aires,
1927 (primera edición de 1897).
4. El libro de Lerminier se titulaba Introducción general a la historia del derecho y el de Savigny De la vocación
de nuestro siglo en legislación y jurisprudencia.
5. Jauretche, Arturo, en la revista Qué, período dirigido por Scalabrini Ortiz, 1958, escribe que en Frondizi por
fin se conjugan ambos aspectos de la historia política y cultural del país.
6. El lenguaje de la conducción política es la filosofía encarnada que exhibe Perón, punto inamovible en la
historia donde un cosmos glorioso dicta enunciados desde la eternidad (allí dialogan los grandes estrategas de la
humanidad) mientras el caos terrenal reclama que nadie se engañe respecto a la vigencia de las normas cerradas
y conclusivas de acción. Fijadas estas relaciones entre el cosmos y el caos, rsultaba luego difícil constituir una
filosofía que pueda ser abarcadora de esos puestos de sentido. La filosofía de los filósofos seguiría existiendo,
pero de forma subordinada, y el propio Perón lo entendió así al leer su discurso de la Comunidad organizada
en el Congreso de Mendoza. La revista “imberbe” Envido era portadora del drama alberdiano de construir y
llegar a las cosas importantes, pero no percibía que aquel a quién se dirigía en diálogo ya tenía forjada una
metafilosofía con el nombre de conducción.
7. Ramos Mejía, José María, “Hipólito Irigoyen”, silueta aparecida en el periódico Sarmiento, 1911.
Republicada en J. M. Ramos Mejía, A martillo limpio, estampas y siluetas repujadas, Buenos Aires, 1959.
8. Alberini, Coriolano, Problemas de historia de las ideas filosóficas en la Argentina, Secretaría de Cultura de la
Nación/Editorial Fraterna, 1994.
9. Fernández, Macedonio, Elena Bellamuerte, 1920.
10. Y al que Carlos Astrada le agrega sus propias reflexiones adversas al suicidio en su libro de 1933.
11. Alberdi, Juan Bautista, Al profesor de filosofía, 1838.
12. Borges, J.L., El escritor argentino y la tradición.
13. Lafinur, Juan Crisóstomo, Curso filosófico de 1819, Instituto de Filosofía, 1938. Lafinur es un introductor
de novedades, al que no le falta gracia en la exposición. Las recientes primicias de los “ideólogos” obtenían
en él a un buen comentarista. ¡Cuántos profesores no habremos hecho el mismo papel de anticipadores de
lecturas! Pero cierto riesgo había en sus exposiciones sobre Destutt De Tracy o Cabanis, pues por lo menos no
puede proseguirlas en Mendoza, donde es impedido de dar clase y expulsado. En su curso, donde declara su
preferencia por Newton, dice:

Caló a un golpe de ojos los cielos, nos mostró el curso de los astros, ilustró el sistema de la revolución del
mundo y se detuvo con el mayor provecho en el análisis de los elementos: examinó la luz, el sonido, el aire,
las plantas y al hombre mismo, con el mayor acierto y diligencia.

14. Ingenieros, José, El hombre mediocre, 1917.


15. El logos espermáticos es la fuente vital del cogito, bien dicho, el pensar junto a la verdad pulsional de la vida.
Véase López, María Pía, Lugones, entre la aventura y la Cruzada (Apostillas del capítulo I). Colihue, 2004.
16. David, Guillermo, en Carlos Astrada. La filosofía argentina, (Ediciones El cielo por asalto, 2004), sigue el
camino de una “reconstrucción” del pensamiento astradiano como clave de todos los momentos en que cobra
significación una voz filosófica argentina, vista como omphalos en el cual las filosofías del mundo llegan con
su cuerpo íntegro o mal interpretado, y se rehacen en las condiciones del medio intelectual al que llegan, si es
necesario con otros nombres, si es más necesario aún, tomando un filósofo de biografía propicia para que sea
encarnadura de esos debates en el locus nuevo que merece, y además, exhibiendo en tal biografía una intención
que pone sobre la mesa el papel de la filosofía como anunciadora oscura o “latente” de procesos para los que la
historia luego “dispondrá” nombres sorprendentes (pág. 139).
17. David, Guillermo, op. cit. y pág. cit.
18. Fernández, Macedonio, también pensó filosóficamente la radio, pero a propósito de una Teoría de la novela,
que lee por Radio Cultura, hacia 1930. El público de radio, dice, es como si ya se hubiera ido desde el principio.
Una pieza estrictamente vinculada a sus reflexiones sobre la ausencia metafísica como nada consecuente y vital.

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Por lo demás, el debate con Astrada es fundamental, y a la distancia debemos lamentar la desinteligencia entre
ambos. Cita Macedonio a su inspirador William James para invocar la necesidad de un mundo carente de
fundamentos, y sin duda erradamente, le atribuye a Astrada un compromiso con el “imperativo categórico”. Y
así, Macedonio “codea afuera” a Astrada, como lo había hecho ya con Kant.
19. Recordemos: Nosotros hemos debido suponer... En esta construcción forzada que parece programática y a
la vez un lamento, está cifrado todo el intento de querer considerar “filosóficamente a Rosas”. Un programa,
ciertamente. Y el asiento de un lamento posterior o simultáneo, pero como tal, base también de una filosofía
política del clamor generacional insostenible.
20. Astrada y Alberdi, de alguna manera, siglo de por medio, comparten y rozan ideales herderianos.
21. Astrada será asombrosamente “alberdiano”, como lo comprueba su discurso pacifista de 1949 en la Escuela
de Guerra Naval, rara y decisiva pieza retórica, en la que cuestiona a Jünger y su concepto de movilización
total y cita El crimen de la guerra de Alberdi. Dice Guillermo David (op. cit.) que ese discurso está tomado
en buena parte de páginas anteriores de Max Scheler, lo que aún le otorga más extrañeza. Es un discurso
“peronista” frente a la marina, pero cuestionando un concepto fundante del peronismo, precisamente inscripto
en el Discurso de Perón en la Universidad de la Plata (1944), en dónde propone la movilización total con
otras fuentes menos refinadas que Jünger, pero pertenecientes al mismo mundo intelectual. ¿Aplicaríamos
este discurso al arte de la lectura entrelíneas de Leo Strauss? ¿Astrada piensa bajo condiciones que sospecha
ilustradas por el fracaso alberdiano frente a Rosas? (Cf. Astrada, Carlos, Filosofía de la guerra, sociología de la
paz, Facultad de Filosofía y Letras, 1949).
22. Romero, Francisco, Teoría del hombre, Biblioteca filosófica, Editorial Losada, 1952.
23. Lafforgue, Jorge Raúl, en la revista Cuestiones de filosofía (año I, 1962) realiza una reseña de varios artículos
sobre la situación de la filosofía en la Argentina, hasta esa década del ‘60. Interesa particularmente el comen-
tario de Lafforge sobre el artículo de Miguel Angel Virasoro, Filosofía argentina 1930-1960, publicado en
Sur (1961), en donde se rescata a Astrada, Macedonio Fernández, Alberini, Korn o Saúl Taborda, sin mencionar
adecuadamente a Francisco Romero. Por lo cual dirá Lafforgue: Tampoco estamos de acuerdo cuando Virasoro
pasa por alto la tarea cumplida por Francisco Romero. Festeja que Virasoro se acuerde de Astrada, pero trata de
separarlo a éste de la mitologización heideggeriana del ser. La revista Cuestiones de filosofía contiene un artículo de
uno de sus miembros más notorios, el joven Eliseo Verón, que le reprochará a Maurice Merleau-Ponty haber
abandonado el marxismo ante la evidencia de que la fenomenología no podría absorberlo.
24. Desde Persona y comunidad hasta el El terror y la gracia, León Rozitchner mantiene una obra portadora de
un logrado tema único y esencial, pero que en su larga coherencia se muestra cada vez más pleno de incesantes
ramificaciones. El terror y la gracia alude a que siempre estamos entre el resurgimiento de la conciencia eman-
cipada y las escrituras complejas. Esto es así porque Rozitchner escribe “dentro” de lo que critica, mirándolo
como habiendo perdido la sensualidad emancipadora en nombre de escrituras de sumisión. Así en sus libros
fundamentales sobre Perón o sobre San Agustín, compone un habla paralela que toma la palabra del criticado
para pensar con ella y desde ella. Esa palabra rescrita propondrá la experiencia de los focos de manumisión de
la conciencia. La escritura es vista por Rozitchner como una fenomenología de la liberación.
25. Véanse en esta misma revista los artículos de Oscar Terán y Gerardo Oviedo sobre la empresa filosófica de
Francisco Romero.
26. Perón entre el tiempo y la sangre, (publicado por el Centro Editor de América Latina, 1986).
27. Del Barco, Oscar, en Exceso y donación, (Biblioteca Internacional Martín Heidegger, Buenos Aires, 2003),
examina “la problemática de la donación de lo dado”. En lo dado solo se puede encontrar lo excedente, pues lo
dado condensa las expectativas de un “nuevo comienzo”, una recreación del hombre y del lenguaje, que puede
llamarse “Dios” como propiedad lingüística, pero en dirección al exceso, al acto presente que siempre busca su
presupuesto como algo más, como su donación que a la vez exige la sustracción de lo dado hacia la anterioridad
donada de lo dado. Estos pensamientos de Oscar del Barco, en diálogo con Heidegger y Schelling, señalan
un camino para la filosofía practicada entre nosotros, elaborada con un fuerte sentido de diálogo, silencioso e
intenso. Heredero de una estilística macedoniana, su idea de una escritura no argumentativa y de penitencia
existencial ha provocado uno de los debates filosóficos más importantes de estas décadas, por su significación
en torno de las ideas de vida, muerte y confesión, que ponen un plano asombroso, inesperado y difícilmente
soportable para discutir la decisión política desde su propia víscera tempestuosa. Filósofos como Diego Tatián
participan en este debate confrontando las ideas de historia y confraternidad, moviendo nuevamente los equi-
pamientos de la filosofía clásica hacia el corazón de la historia nacional, desprendido de su propia carga histori-
zadora, lo que forma parte también de la esencia del debate, bastando para ello recordar la crítica que en 1962
le hacía León Rozitchner a Max Scheler.

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Filósofos argentinos: acerca del


profesor N. E. Perdomo
Por Tomás Abraham

Cuando la ironía se revela recurso eficaz


para narrar el pasado, es porque hay algo
del sentido de las prácticas pretéritas que,
visto desde las perspectivas actuales, se
muestra incapaz de suscitar las mismas
intensidades que en su momento despertó.
La mirada hacia atrás, elaborada bajo este
prisma, convoca a una risueña pero también
comprensiva recordación. Con especial
talento, aunque también de modo contro-
versial en su referencia a los grupos intelec-
tuales de esos años, Tomás Abraham recorre
la filosofía de la segunda mitad del siglo
pasado a partir de los derroteros del errante e
insólito profesor Nicolás N. Perdomo quien
experimenta todo tipo de situaciones en sus
encuentros con los distintos ambientes que
la filosofía crítica supo conseguir. Su insis-
tencia en los truncos caminos emprendidos
retrata las complejidades del naciente filó-
sofo que atraviesa los debates del período
–muchas veces convertidos en modas
banales– y su problemática búsqueda de
aquella vocación.
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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

El profesor Nicolás Emanuel Perdomo Fue por aquellos años que se enamoró
nació el 20 de setiembre de 1946 en de los dibujos del Príncipe Valiente de
la pequeña ciudad de Nueva Palmira, Foster y Trel en la colección Robin
Uruguay, y murió luego de una Hood, y no se sintió para nada decep-
cruenta enfermedad, en la ciudad de cionado cuando fue a ver la película
Unquillo, Córdoba, en febrero del al cine Pueyrredón, al lado de la plaza
2005. En realidad era argentino, como Flores, frente a la Iglesia. Robert
sus padres y abuelos, y tan sólo vivió Wagner, en el papel de Val de Thule,
unos meses en la República Oriental, era maravilloso.
el tiempo que su padre terminó su Sus padres eran hinchas de
contrato de trabajo para una arenera Independiente y todos los domingos
de dueños ingleses. iban a la cancha. En ese equipo jugaba
Vivió durante su infancia en el barrio Grillo, la estrella, y dos hermanos,
de Flores en el primer piso de una José y Emilio Varacka. Un día,
casa de altos de la calle Terrada entre jugando de visitantes en el gasómetro
Yerbal y Rivadavia. Su mejor amigo de San Lorenzo, fueron a la platea
era Pierino, el hijo de un portero de baja, en donde había mujeres. Un
un edificio frente a su casa. También hincha local metió la mano por el
le gustaba caminar de la mano con alambrado y la tocó a su mamá. Se
Miriam, la hija del dentista. fueron en seguida.
Hacía los mandados al almacén y al Hizo la primaria en la escuela
negocio de pastas de la esquina. El Sarmiento de la calle Nazca, al lado
almacén era atendido por una matri- del paso de la vía del tren. Sus maestras
monio de españoles que apuntaban fueron Betty, Clelia, Celia, y Diva,
el valor de lo que los clientes llevaban ésta última durante tres años. Diva
en una libretita de hule negra, con un tenía una cara bonita, pelo rubio corto
lápiz corto y mochado. El hombre con flequillo, y piernas muy gordas.
tenía el lápiz enganchado en la oreja. Su sonrisa era encantadora.
Lo que más disfrutaba Perdomo era Admiraba a su compañero Lagiglia
que lo enviaran a comprar jamón porque se peinaba con gomina, una
cocido con grasita. raya al costado impecable, y tenía una
De chico quería ser almacenero, y caja de lata con lápices de colores. De
boxeador. Todos los jueves se levan- los treinta y seis lápices había uno que
taba de la cama antes de lo acos- adoraba, era un azul verde como un
tumbrado para recibir por debajo de mar caribe. Lagiglia, el hijo del dueño
la puerta la revista Patoruzito. Los de la moderna pizzería de San Pedrito
miércoles llegaba Cuéntame, para su y Rivadavia, calcaba los mapas como
madre. Perdomo quería ser como los dioses, pintaba los bordes de la
Tucho Miranda, una historieta que Argentina por dentro con marrón, y
contaba la vida y las peleas de un sombreaba el contorno de la costa con
canillita que llegó a convertirse en ese color mágico.
campeón mundial de box. Tucho Iba a ver fútbol en un potrero de la
tenía pelo lacio, oscuro y abundante, calle Yerbal, pero no jugaba porque los
nariz perfecta. De la revista femenina muchachos eran grandes. La cancha
leía la historia de Juliet Jones y su era de tierra y la pelota una número
hermana Carol. cinco. Se reunía con sus amigos César

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y Bimbo en la azotea del edificio en Un día, para su cumpleaños, le regaló


el que vivían sus abuelos en la calle un enorme libro rojo con grabados:
Pedernera. A veces hacían una pelota Historia de la filosofía, de Will Durant.
con medias y trapo para patear un rato Perdomo leía una y otra vez la vida de
en el pasaje San Cayetano. Sócrates: “un mártir de la historia”,
Durante el día su madre leía recos- así lo calificaba el autor. El grabado
tada en un sofá. Muchas tardes estaba mostraba a un hombre musculoso
sola, el padre de Perdomo pasaba sentado con una toga sobre una
tiempo en ciudades de la provincia cama, rodeado por jóvenes con los
trabajando para empresas construc- ojos encendidos, mientras levantaba
toras. Leía novelas argentinas y otras una copa. Ese grabado lo introducía
traducidas. Historias protagonizadas en un mundo diferente. Su abuelo
por heroínas solitarias, encuentros paterno le había regalado una biblia
frustrados, amores difíciles, viajes por de cuero con grabados de Gustav
hoteles elegantes. Doré. Los personajes del antiguo
Tenía un tío, hermano de la madre, testamento eran gigantes barbudos
concertista de piano. Había estudiado iluminados por rayos de una luz
en Francia con Alfred Cortot. Era blanca. Cuando habían desobedecido
director del coro al Señor se los veía arrastrarse entre
Todavía no había terminado la del teatro Colón. rocas o esconderse detrás de árboles;
escuela secundaria, cuando una Su mujer, la tía, pero otras veces se veía al profeta
novia que había conocido en era maestra de erguido con sus manos abiertas
una escuela de baile abierta los escuela primaria bañado en luz divina. Las escenas de
sábados a la noche en la escuela en el colegio Doré eran majestuosas, de una épica
Pestalozzi, y que además era Artigas, de Flores. hermanada a una tierra habitada por
una dulce y silenciosa lectora, le La hija, su prima fuerzas celestes y truenos de ira.
comentó sobre las clases de un Elsa, era bastante Pero Sócrates que no habitaba
filósofo admirable, sartreano: linda, dos años ni grandes desiertos ni cimas de
León Rozitchner. mayor que él. montañas, estaba en una habitación
Le gustaban los en los momentos en que bebería su
boleros y la canción “Enamorada” veneno. El tío le contaba que el filó-
cantada por Roberto Yanés. Cuando sofo griego enseñaba a pensar. Resal-
venía a su casa, se agregaban César y taba que los jóvenes de Atenas amaban
Bimbo, jugaban a los mosqueteros y a su maestro. Les había mostrado con
ella hacía de princesa, luego seguía el su ejemplo lo que era la libertad. La
juego de las estatuas. A Perdomo le libertad era más fuerte que la muerte.
gustaba hacer morisquetas y escupir Pensar para ser libre, ésa era la ense-
en el espejo. ñanza de Sócrates y de la filosofía.
En su casa el tío tenía un escritorio Perdomo entraba en la adolescencia.
en donde había un piano y una gran En la escuela secundaria los profe-
biblioteca. Los libros parecían grandes, sores que había tenido lo fastidiaban.
tenían tapa dura y letras doradas. Era No conseguían trasmitirle el supuesto
un hombre respetado por la familia. interés que decían tener por los temas.
Hablaba de filosofía, y le gustaba decir El profesor de filosofía era un anciano
Ockam. Cuando decía Ockam sonreía del que nada recuerda. Leía en su casa.
con admiración. Había conseguido obras de Jean Paul

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Sartre y Simone de Beauvoir y su entu- señalada el grupo de unas seis o siete


siasmo no tuvo límites. Ahora quería personas estaba acomodado y León le
ser filósofo, escribir como lo hacían hizo honor a su apellido.
ellos, viajar en bicicleta por todo el país No era una clase sino un rugido inin-
como lo habían hecho de jóvenes por terrumpido acompañado por las
las rutas de Francia, discutir con ardor aprobaciones del grupo. Se decía con
temas universales, tener proyectos frecuencia la palabra “situación”, y se
editoriales que cambiaran la sociedad, hablaba de la lucha de clases. Se criticaba
estar en el centro de las cosas, una vida además al partido comunista. Perdomo
intensa y literaria. no entendía exactamente de lo que se
Todavía no había terminado la escuela hablaba pero no había dudas de que lo
secundaria, cuando una novia que que se discutía no sólo era importante
había conocido en una escuela de sino que evocaba las discusiones que
baile abierta los sábados a la noche tanto había leído en las memorias de
en la escuela Pestalozzi, y que además Simone de Beauvoir como en artículos
era una dulce y silenciosa lectora, le del mismo Sartre.
comentó sobre las clases de un filósofo Era la primera A la hora señalada el grupo
admirable, sartreano: León Rozitchner. vez que estaba de unas seis o siete personas
Había escuchado que Rozitchner había en presencia de estaba acomodado y León le
estudiado en París y que en Buenos intelectuales. Por hizo honor a su apellido.
Aires formaba grupos de estudio para algún motivo No era una clase sino un
leer a Sartre. Le dieron el teléfono y ya olvidado fue rugido ininterrumpido
consiguió un lugar en uno de los la única vez acompañado por las apro-
grupos. Sentía una gran inquietud, iba que asistió al baciones del grupo. Se decía
a estar junto a un filósofo de verdad, grupo. Quizás, con frecuencia la palabra
un hombre que conocía la ciudad de su hambre había “situación”, y se hablaba de
Sartre y, quizás, al mismísimo filósofo. sido saciada. En la lucha de clases. Se criticaba
El estudio estaba en la avenida realidad, lo que además al partido comunista.
Pueyrredón casi esquina Azcuénaga. quería no era Perdomo no entendía exac-
Se podía llegar con trolebús. La cita estudiar en grupo tamente de lo que se hablaba
era a las 19.30 hs. Perdomo tocó el sino conocer pero no había dudas de que
portero eléctrico a las 19 hs. Tardaron intelectuales. Y lo que se discutía no sólo era
un poco en atenderlo hasta que una voz lo había hecho. importante sino que evocaba
algo irritada lo hizo pasar. Rozitchner Era gente que las discusiones que tanto
se presentó como un hombre de más fumaba mucho, había leído en las memorias de
de treinta años, algo grueso, de cabello hablaba rápido, Simone de Beauvoir como en
ondulado y claro, con un pulóver estaba muy artículos del mismo Sartre.
desaliñado que indicaba que había segura de lo que
sido despertado fuera de hora. Indu- decía, y atacaba a la burguesía.
dablemente estaba de mal humor. Se Luego leyó algunos textos de
retiró a una habitación del interior. Rozitchner que le confirmaron aquella
Perdomo estaba sentado y expectante. primera visión. Moral burguesa y
Su presencia anticipada mostraba su revolución era una descripción del
ansiedad, quizás soñaba en que aquel desembarco en las playas de Cuba
Sartre argentino le preguntara cosas y del grupo revolucionario, y mostraba
estuviera interesado por él. A la hora con el ejemplo de aquellos héroes que

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había dos morales: la de los revolucio- Carpio era un hombre de unos


narios y la de los burgueses. La moral cincuenta años, siempre de traje y
tenía que ver con la conciencia, y la corbata, con pelo aún oscuro y bigotes
conciencia burguesa era la que todos renegridos. Llevaba anteojos de cuello
teníamos mientras no realizáramos de botella y declamaba las clases con
acciones como la de los guerrilleros una voz firme y autorizada. Reco-
cubanos. La única salvación era la rría la historia de la filosofía en la
lucha armada contra la burguesía y su que destacaba a Platón, Aristóteles,
Estado, pero antes de comprar o robar Descartes, Kant. Decían que era
las armas, había que estudiar a Sartre y heideggeriano, devoto del filósofo que
Marx porque con conciencia burguesa Perdomo conocía a través de Sartre.
no se hacía la revolución. De Heidegger había leído Carta al
Mientras tanto Perdomo se iniciaba en humanismo porque era la segunda parte
la carrera de filosofía y asistía al ciclo de un pequeño libro, El existencialismo
introductorio en la facultad que se es un humanismo, de Sartre. El texto
había mudado de la calle Viamonte a la de Heidegger le resultaba muy oscuro,
avenida Indepen- se hablaba de ontología, óntica, y otras
La revolución era un asunto dencia. Su primer palabras cuyo uso desconocía.
de teoría. Este no era sólo profesor fue Años más tarde, en realidad décadas
un problema de vocabulario Adolfo Carpio. después, percibió que Carpio había
sino de conceptos. Era impo- Era un hombre conseguido cierta estima en el claustro
sible pensar sin conceptos, y detestado por universitario, gracias a su manual, y a
los conceptos constituían el casi todos los estudiantes aficionados a la filosofía
armazón de las teorías. Pero e s t u d i a n t e s . alemana. Su tono militar, su porte
las teorías eran específicas, La mayoría austero, sus exigencias definitivas
concretas, y se ignoraban a era marxista, o respecto del conocimiento del alemán
sí mismas. La mayoría de los algo parecido, y del griego para inciarse en la filo-
conceptos estaban en estado la confusión se sofía, fueron facetas de un hombre
práctico, como almas no bauti- debía a que los que se decía liberal, lo que supone una
zadas. La tarea del filósofo marxistas se divi- severidad republicana en la república
era producir la teoría justa y dían en innume- de Platón, porque en la de Perón, obli-
necesaria –llamada abstracto rables grupos y se gaba a otras simpatías.
formal– ya que los hombres odiaban entre sí a Fue en la misma época que aquella
de ciencia con frecuencia pesar de citar los dulce novia que también estudiaba
pensaban su quehacer con mismos autores. filosofía en la facultad, le habló de su
esquemas idealistas. En los bares de ayudante: Saúl Karsz. Ella habló con él
los alrededores y concertaron una entrevista con el fin
también se leía a Sartre. Perdomo de hacer un grupo ellos dos solos. Fue
había conseguido en una librería un verdadero hallazgo. Karsz había
una edición inglesa de Cuestiones de sido sartreano pero ya no lo era. Decía
Método que no había sido aún tradu- que era un anacronismo, que la filo-
cida. No entendió casi nada a pesar sofía había tomado nuevos rumbos.
de que leía inglés con cierta como- Karsz, un hombre muy organizado
didad. Sartre hablaba de un método que luego se fue a vivir a Francia, lo
regresivo-progresivo y otros conceptos primero que les enseñó fue a conocer
sumamente difíciles. lo que es confeccionar una ficha y a

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armar ficheros. Había distintos tipos formal– ya que los hombres de ciencia
de fichas, unas se llamaban “eruditas”, con frecuencia pensaban su quehacer
otras “problemáticas”, y el trabajo de con esquemas idealistas.
lectura consistía en llenarlas después Las clases con Karsz anduvieron
de cada clase de acuerdo a los textos. bastante bien, pero Perdomo sentía
En realidad las lecturas no eran tantas que avanzaba poco. Según Karsz, y
porque Karsz quería especializarse en los althusserianos, era obligatorio
Hegel, y deseaba hacer una tesis con el construir la teoría de todos los objetos
profesor François Chatêlet, el autor de abstractos formales antes de arremeter
Logos y praxis. contra el mundo concreto. Una vez,
Leyeron dos años la introducción a la después de ir al cine, al comentarle
Fenomenología del espìritu, un texto de a Karsz su opinión sobre la película,
unas diez páginas para comprender el éste, desenganchando la pipa de su
concepto de “ciencia de la experiencia estribo bucal, le dijo que era inútil
de la conciencia”. hablar del tema sin una teoría del
Karsz fumaba constantemente su pipa cine, articulada –palabra que le era
curvada. Escarbaba el fondo, limpiaba necesario introducir siempre– a una
los restos y la mordía nuevamente. teoría de la sociedad-espectáculo
Tartamudeaba ligeramente, y sonreía del poscapitalismo, articulada a una
ante las ingenuidades de Perdomo y teoría del ocio que requería otra del
los delirios de los sartreanos a los que tiempo. En fin, Perdomo sentía que
llamaba “humanistas”. Se había conver- debería callarse la boca, volver en
tido en discípulo de Louis Althusser, seguida a su casa luego de ir al cine
un filósofo marxista que explicaba la –si seguía yendo al cine–, y evitar
revolución teórica de Marx. opinar de lo que fuera.
A partir de la difusión de los escritos de Era la década del setenta. El clima
Althusser la exigencia filosófica sufrió revolucionario era denso y masivo.
algunos cambios. Perdomo conoció a Malamud daba clases, fue amenazado,
Mauricio Malamud, otro alumno de sus hijos capturados y asesinados, y,
Karsz, un hombre mayor que vendía luego de un exilio en Méjico, volvió a
calefones en la calle Suipacha, lector la Argentina en tiempos de Alfonsín,
devoto de la obra althusseriana. Todos deambuló por la ciudad, durmió a la
los que seguían esa corriente se intere- intemperie en plazas, y murió en la
saban por la epistemología y las revo- absoluta soledad. Publicó una entre-
luciones científicas. La revolución era vista que le hizo a Martha Harneker,
un asunto de teoría. Este no era sólo una althusseriana chilena, y escribió
un problema de vocabulario sino de un breve ensayo sobre Althusser.
conceptos. Era imposible pensar sin Por aquellos años, ya instalada la
conceptos, y los conceptos constituían dictadura del Proceso, Perdomo dejó
el armazón de las teorías. Pero las la facultad habiendo terminado el
teorías eran específicas, concretas, y se profesorado, sin haber presentado la
ignoraban a sí mismas. La mayoría de tesis de licenciatura; vivió de algunos
los conceptos estaban en estado prác- trabajos administrativos en oficinas
tico, como almas no bautizadas. La de empresas constructoras a las que
tarea del filósofo era producir la teoría accedía por las relaciones familiares.
justa y necesaria –llamada abstracto Leía a Erasmo de Rotterdam.

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Fue en esos días sombríos que imaginaba como protagonista estelar


Perdomo conoció a otro filósofo: de su sueño con una boina negra, la
Raúl Sciarreta. Era un ser curioso. estrella prendida al gorro, mientras le
Vivía solo en un departamento de la hablaba del falo y la falta de ser a un
calle Cangallo –luego Perón– con una grupo de guerrilleros.
cantidad de libros como jamás había Fue gracias a Sciarreta y a la gran
visto. En sus sucesivos departamentos, cantidad de aficionados a la filosofía
como el de la avenida Córdoba, el que lo rodeaban que Perdomo pudo
de Pueyrredón, los libros cubrían no conocer a otra gente del ambiente.
sólo todas las paredes sino que apenas Fue así que en el año 1984, con el
dejaban espacio en el baño. Sciarreta advenimiento de la democracia, se
compraba libros en remates del gran presentó para ingresar en la carrera
Buenos Aires y el flete los descargaba académica como ayudante de filo-
en su vivienda. sofía en la facultad de psicología. El
Era un hombre que había abandonado profesor titular era Tomás Abraham,
de joven la universidad, daba clases alguien que le era desconocido y
particulares a grupos de estudio que se que se decía que había estudiado
reunían en su casa y conformaban una con Michel Foucault, un filósofo
legión. No tenía que jamás había oído nombrar.
Carlos Correas era otro soli- especialidad, nada Este hombre, que para su sopresa,
tario. Un personaje de Thomas humano le era lo aceptó en la cátedra, parecía más
Bernhard pintado por Bacon. ajeno. Los grupos joven de lo que era, por su pelo
Un lobo estepario aullando se sucedían y se enmarañado y por un tono directo
enjaulado. Le gustaba cantar cruzaban, mien- y desprejuiciado, raro en el medio
el tango Grisel. Mayor que tras salía uno universitario. En los seminarios de
los recién nombrados, era un sobre Gastón formación a los que debía asistir para
sartreano de la primera época, Bachelard, entraba poder integrar la cátedra, Abraham
había formado parte del grupo el siguiente sobre se mostraba como alguien despreo-
Contorno. Él sí escribía en Bertolt Brecht. cupado por la erudición, muy seguro
aquel mundo de ágrafas. Arlt, En la época en de lo que quería a la vez que demos-
Kafka, Kierkegaard, eran sus que lo conoció, traba un entusiasmo desbordante.
motivos de reflexión. Sciarreta se había A Perdomo le parecía algo ingenuo y
hecho althusse- ruidoso, en realidad parecía un chico
riano y lacaniano. Esta última devoción –aunque ya no lo era– que acababa
no lo abandonó hasta su muerte. Parecía de recibir un telegrama de felicita-
un monje, un asceta de baja estatura, ciones de su padre. A veces trasmitía
anteojos de grandes armazones, pelo tal fervor, que los oyentes lo congra-
oscurecido y trajes desteñidos. Tenía la tulaban como un modo de conso-
rara costumbre de rodearse de jóvenes larlo por su incomprensible desgaste
muchachos de provincia que deambu- pasional. En las clases parecía que los
laban por su casa, especialmente en la alumnos lo aplaudían como se aplaude
cocina, sin que se supiera con precisión a los delfines en un acuario.
qué menesteres cumplían. En una institución filosófica fundada
Sciarreta decía que los dos hombres por el mismo Abraham, conoció a
más importantes del siglo XX eran Alicia Páez, de quien se hizo buen
Lacan y el Che Guevara. Perdomo se lo amigo. Era una filósofa especializada

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en filosofía del lenguaje, sumamente Murió de un infarto en Salta, su


severa, intransigente respecto de la provincia natal.
necesidad de precisión y de todos Carlos Correaxs era otro solitario.
los requisitos del rigor académico, Un personaje de Thomas Bernhard
despreciativa respecto de los saltos pintado por Bacon. Un lobo estepario
románticos y enfáticos a los que era aullando enjaulado. Le gustaba cantar
proclive Abraham.Tenía la particula- el tango Grisel. Mayor que los recién
ridad de presentarse en las reuniones nombrados, era un sartreano de la
en las que se conmemoraban los fines primera época, había formado parte
de curso, vestida de negro, minifalda del grupo Contorno. Él sí escribía en
–tenía hermosas piernas– y zapatos aquel mundo de ágrafas. Arlt, Kafka,
rojos taco aguja. Era llamativa esa Kierkegaard, eran sus motivos de
combinación entre severidad concep- reflexión. Para dar clases planchaba
tual y provocación sexual. su traje y con aire profesoral cumplía
Se hizo amigo de Gustavo Mallea y meticulosamente la tarea. Después
Edgardo Chibán, dos aficionados a de jubilarse se suicidó. Con Perdomo
la filosofía de especial talento. Mallea habían inven-
–que murió de SIDA– se negaba a tado un juego de En la facultad de filosofía
dar la última materia de la carrera, naipes, el truco gobernaba un grupo de filó-
trabajaba en una oficina de patentes, animal, con sofos de la escuela analí-
daba cursos sobre Heidegger en el cuarenta cartas tica. Uno de sus principales
Colegio Argentino de Filosofía y en de valor singular mentores era el profesor
las cátedras de Abraham. Se peinaba divididas en Eduardo Rabossi. La mayoría
como Nietzsche, sus bigotes eran algo grupos de diez: de los miembros de esta escuela
menos espesos, y tenía un humor de el grupo peces, el se reunían en una entidad
una causticidad tal que Perdomo de cortes de vaca, llamada Sadaf –Sociedad de
recién descubría su efecto corrosivo el de achuras y Análisis Filosófico– que tenía
varios días después de escucharlo. Un el de mariscos. vínculos con académicos de
hombre solitario y nocturno. Nadie Las cartas más universidades anglonorteame-
sabía nada de su vida, salvo que le altas eran las de ricanas. Editaban revistas con
gustaba almorzar un día a la semana menor aprecio artículos que trataban temas
en el restaurant Pedemonte. gastronómico: el de alta complejidad semántica.
Edgardo Chibán era arquitecto. bagre, los berbe- Muchos de ellos provenían
Conocía con profundidad la obra rechos, la ubre de la carrera de derecho y se
de Foucault y Deleuze, era el socio y el azotillo. Las habían interesado por la rela-
intelectual de Abraham, con el que de menor valor: ción entre problemas morales
mantenía una relación de compli- la merluza negra, y jurídicos.
cidad en la que quedaba todo el la langosta, la
mundo afuera. Perdomo los miraba molleja y el lomo. A veces jugaban. El
con cierto recelo, no era muy afecto complejo sistema de señas hacía difícil
a las sociedades secretas. Era un la formación de parejas y el truco gallo.
loco por el cine. Le hablaba horas a Correas odiaba la música de Mozart,
Perdomo de sus visiones cinemato- era un dark.
gráficas. Hitchcock y Armando Bó Fue en el bar La Paz, antes de conver-
eran sus favoritos. Ni siquiera había tirse en un estilo de confitería de
retirado su diploma de arquitecto. terminal de ómnibus, que Perdomo

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

conoció a intelectuales que si bien con artículos que trataban temas de


no eran filósofos titulados, no por alta complejidad semántica. Muchos
eso eran ajenos a la actividad. Uno de ellos provenían de la carrera de
de ellos era Horacio González, que derecho y se habían interesado por
se destacaba por su hiperactividad la relación entre problemas morales
en lo concerniente a mesas redondas, y jurídicos. Las diatribas entre pres-
presentaciones de libros, reuniones criptivistas y utilitaristas acerca de
de todo tipo en las que una vez que lo correcto e incorrecto, los valores
tomaba la palabra el auditorio tenía o los disvalores, si la categoría de
la sensación de viajar en un velero. Bien es denotativa o connotativa, o
Los vientos soplaban desordena- si decir bueno es o no es lo mismo
damente obligando al equipaje a que decir amarillo, conformaban
distintas maniobras de comprensión una de las variadas labores deontoló-
porque de algún modo el sociólogo gicas que los preocupaban. Perdomo
González se las arreglaba para que recordaba aquella referencia que hacía
el tema fuera siempre libre, como el Erasmo de Quintillano quien en su
mismo viento. Institutiones Oratoria rechazaba las
El ambiente filosófico era muy argumentaciones de carácter ambiguo
singular desde el advenimiento de y capcioso demostradas mediante
la democracia, crocodilites, sortites y ceratines.
Parecía un perro de aduana. utilizo este giro Habían constituido un frente de resis-
Tenía una pequeña teoría, lingüístico porque tencia a todo sospechoso que preten-
nada compleja, una mezcla de Perdomo siempre diera infiltrarse en el cuerpo docente
sentido común y de intuición hablaba del “adve- de la carrera para contagiarlo de rela-
eidética, por la que aseve- nimiento” de la tivismo, escepticismo, sociologismo y
raba que las instituciones democracia, ya delirios ensayísticos que simularan el
levantaban sus cimientos y que estaba conven- saber filosófico.
símbolos sobre un sellado cido de que las Perdomo tenía dificultades en encon-
silencio. Había un muerto dictaduras jamás trar un lugar satisfactorio en la filosofía
en la fosa de cada estructura advenían aunque argentina. La cátedra de Abraham sin
cultural como hay un pariente se produjeran. dejar de ser interesante dependía de sus
impresentable en las fami- En la facultad de proyectos y a veces de los caprichos de su
lias de sociedad. Por eso veía filosofía gober- voluntad. En la carrera de filosofía había
que la cultura argentina, por naba un grupo que intentar ser aceptado por alguna
su pronunciado trasfondo de filósofos de la autoridad y luego pagar un diezmo de
moralista, por su perma- escuela analítica. años hasta poder recibir algún bene-
nente afán sermoneador, era Uno de sus prin- ficio. Escribir era una tarea complicada
un cementerio, una llanura cipales mentores por dos motivos. Para empezar no sabía
juntacadáveres. era el profesor sobre qué escribir tan grande era el
Eduardo Rabossi. panorama de la historia de la filosofía y
La mayoría de los miembros de esta tan saturado se presentaba su espectro
escuela se reunían en una entidad ya consolidado de interpretaciones.
llamada Sadaf –Sociedad de Análisis Quería comenzar por pequeñas reseñas
Filosófico– que tenía vínculos con bibliográficas en suplementos culturales
académicos de universidades anglo- de los diarios pero no conseguía el favor
norteamericanas. Editaban revistas de sus editores.

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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

Había una salida que era incorporarse escrito del jefe espiritual en vistas
a algún movimiento o partido polí- a la preparación y recepción de su
tico, pero Perdomo no tenía pasión inspección anual. Intentó acercarse
militante. El Club Socialista al que al grupo “A pesar de todo”, dirigido
había asistido un par de veces parecía por Raúl Cerdeiras, algo así como
una residencia de la tercera edad, en un imitador de Sciarreta, pero sin su
la que los adherentes se arrepentían disposición poética y generosa, que
de pecados de juventud y declamaban editaba la revista Acontecimiento. Un
buenas intenciones. día, Perdomo, sintiéndose inspirado,
Era muy simpático Oscar del Barco, le acercó un artículo crítico sobre
ya alejado del Club luego de la muerte Alain Badiou, el líder de la secta,
de su fundador, Pancho Aricó, que y Cerdeiras, que era abogado, lo
había pasado del fervor revolucionario amenazó con iniciarle un juicio penal
al misticismo cordobés, retirado en la si intentaba hacerlo circular.
serranía de su provincia natal en medio
de elucubraciones del más enrevesado
idealismo. Había otra gente agradable
pero de tal fidelidad hacia su propio
pasado que constituían un club exclu-
sivo para socios vitalicios.
Existía un grupo con el que apenas
tuvo contacto. Se llamaban a sí
mismos “filósofos nacionales”, here-
deros de una tradición antiliberal que
hacía del General Perón un discípulo
de Nietzsche mientras el grupo
conformaba un coro de pequeños
burgueses dominicanos entonando
pasiones tristes. Perdomo después
de cohabitar con ellos en algún salón
filosófico, dejaba el lugar rascándose
los brazos, sentía una picazón en la
espalda como si le crecieran pelos, el
color de su piel parecía oscurecerse, se
le irritaban e inflamaban los ojos hasta
convertirse en bulbos. Él también,
como le sucedía con su familia a
Jean Paul Sartre,
Samsa, el personaje de Kafka, sufría inspirador de diversos
la misma metamorfosis y se convertía intelectuales argentinos
en una cucaracha después de ver
semejantes personajes.
Por supuesto que los grupos que Perdomo no se sentía a gusto por
seguían el pensamiento de algún lo general con los grupos que se
filósofo francés eran de un acceso juntaban para despotricar contra el
particularmente difícil. Se exigía la capitalismo, la posmodernidad, el
lectura minuciosa y continua de cada pensamiento único y la televisión.

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Cuando Perdomo se los cruzaba, afán sermoneador, era un cemen-


recordaba aquella reflexión de terio, una llanura juntacadáveres.
Erasmo en El elogio de la locura: “¿no A veces, para no perecer de vahos
véis a esos hombres tan serios que, mortuorios, tocaba el tabernáculo
debido a sus estudios de filosofía o prohibido, y se reía. Había
a estar entregados a serias y compli- nombrado un muerto, y se había
cadas ocupaciones por muy jóvenes ganado, con un nuevo soplo
que sean, las más de las veces están ya de libertad, también un nuevo
envejecidos”. enemigo. Le sucedía con los que la
Había quienes parasitaban a las prensa local llamba “pensadores”,
Madres de Plaza de Mayo, o se unos individuos con voz de cloro-
guarecían a la sombra de alguno formo que hablaban del néctar del
que otro ex revolucionario consa- pensamiento y pronunciaban homi-
grado, para tener cartel; otros, puri- lías sobre pluralismo y biodiver-
tanos, en realidad falsos puritanos sidad para delectación de personas
como lo son la mayoría de los higie- respetables, fundaciones originadas
nistas morales, acudían a Benjamin, en exitosas mesas de dinero, y
Adorno, George Steiner, Bloch o asociaciones empresariales.
Krauss, para sostener una imagen Pero no todas eran dificultades o
ética intransigente ante el vampiro malas noticias. Perdomo tuvo la
fascista. Se decían de izquierda y suerte de conocer a Leiser Madanes,
denunciaban a una derecha en una heredero de una de las fortunas más
perorata tan deprimente y falta de importantes del país, que además
vida que sus aires de doctores de era editor de una colección filo-
parroquia no hacían más que acen- sófica de una editorial llamada
tuar. Agrupados en revistas espesas Charcas. Leiser se había especia-
e ilegibles eran los portavoces de la lizado en la filosofía del raciona-
banalidad del Bien. lismo clásico, y estudiaba a Leibniz,
Perdomo no sabía de quien había Spinoza y Hobbes. Era un hombre
heredado el olfato para descubrir la de cincuenta años pero conser-
cámara de censura que se esconde vaba un aire adolescente a pesar de
habitualmente en los sótanos de su laconismo. Tenía un singular
las instituciones. Parecía un perro talento para la ironía al estilo inglés,
de aduana. Tenía una pequeña manejando las distancias sociales de
teoría, nada compleja, una mezcla un modo llamativo. Practicaba un
de sentido común y de intui- ceremonial de maneras aristocrá-
ción eidética, por la que aseveraba ticas en un medio que pasaba de
que las instituciones levantaban la opereta a la zarzuela. Le gustaba
sus cimientos y símbolos sobre jugar al crocket.
un sellado silencio. Había un Al enterarse de la afición que tenía
muerto en la fosa de cada estruc- por Erasmo, Madanes lo hizo inte-
tura cultural como hay un pariente resar en el nacimiento de la moder-
impresentable en las familias de nidad. Perdomo comenzó una larga
sociedad. Por eso veía que la cultura investigación histórico-filosófica,
argentina, por su pronunciado tras- lamentablemente interrumpida por
fondo moralista, por su permanente su fatal enfermedad. El sueño de

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Perdomo era escribir un libro, quizás


su tesis de doctorado, que se llamara
Amsterdam. Había incursionado en
aquel mundo del siglo XVII, y se
había hecho un ciudadano más de
aquella mágica ciudad, cuna de los
tiempos modernos. Recordaba el
cántico del Mundial del 78 en el
que las hinchadas gritaban “el que
no salta es un holandés”, y Perdomo
quería saltar y ser holandés, saltar
tan alto como Spinoza.

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Historia autóctona de las ideas


filosóficas y autonomismo intelectual:
sobre la herencia argentina del siglo XX
Por Gerardo Oviedo

La pregunta por la Argentina fue la premisa


inaugural del filosofar en el país. La imper-
ceptible línea que separa la historiografía de
la filosofía da cuenta de esta preocupación
por la identidad, no sólo para rastrear una
tradición e inscribirse en ella, sino como
horizonte que delimita un campo singular
de pertenencia desde el que fijar la inscrip-
ción en el terreno de las ideas universales. Tal
es, para Gerardo Oviedo, la condición sobre
la que se despliega la filosofía argentina en
sus distintas estaciones. Desde las iniciales
búsquedas positivistas y sus reacciones
adversas, el intento profesionalizador de
la filosofía, la historización sistemática de
las ideas nacionales del siglo XIX encarada
por las jóvenes generaciones posteriores,
el “autonomismo” argentino de raigambre
latinoamericana hasta los setenta como
marca de las filosofías de la “conciencia
nacional”. Oviedo las repasa exhaustiva-
mente deteniéndose en aquella que mayor
afinidad le provoca: la tradición nacional
elaborada desde el mito argentino como un
nuevo ensayismo filosófico que hace de la
retórica una nueva clave política que prea-
nuncia la utopía redentora.
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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

Se ha llamado “estilo” a la apostura con la sospecha de que sólo viene a


retórica de una escritura, al modo alentar un partidismo más dentro
en que una época se representa esté- del ovillo genealógico de las ideas
ticamente el mundo, a la objetiva- argentinas, y es cierto que podríamos
ción cultural de una forma de vida ante ello recordar la advertencia que
según la configuración íntima de sus Borges hiciera en un prólogo de
signos y artefactos, y con esa palabra 1974 al Facundo, cuando decía que
se ha querido nombrar asimismo las “las afirmaciones
constantes temáticas y las tácticas categóricas no Es fácil constatar que en la
corporales que ligan histórica y polí- son caminos de heteróclita cultura filosófica
ticamente una biografía intelectual c o n v i c c i o n e s asomada en las pampas, la
a una clase social. Con decir “estilos sino de polé- reconstrucción historiográfica
argentinos” acaso no seamos infieles mica.” ¿Pero es ha sido, más que una exposi-
a la diversidad de registros así apun- que realmente ción cronológica, un método
tados. ¿Serían éstos los modos de sortearíamos la de cercioración con el que se
nominación posibles de la cultura polémica tratán- fue contorneando el escorzo de
heredada de un país? Y si es así ¿se dose de un tema una cierta conciencia de sí. En
hallaría, como una filigrana más de tan espinoso tal modo, con este proceder de
esos estilos, no sólo la frecuentación como el de la autorreflexión histórico-inte-
profesionalizada, sino una aportación existencia de lectual se ha encontrado no
nacional propia a la moderna filosofía una tal “filo- ya sólo un modo de encarar la
occidental? A juzgar por un estudio sofía argen- prosecución de una tradición,
reciente sobre la cultura intelectual tina”? Algunos sino de esbozar un horizonte
argentina de la pasada centuria1, pensadores del de comprensión sobre nues-
tenemos una mala noticia: la “filo- siglo XX, que tras expectativas vitales como
sofía” ocupa un estrato de influencia p r e t e n d i e r o n mundo cultural y comunidad
menor y fue una voz escasamente oficiar de activos política.
audible frente a los otros estilos del protagonistas
pensamiento argentino, el ensayís- de la cultura intelectual de este país,
tico, el literario, el historiográfico, el quisieron honrarnos con el laudo de
científico, el publicístico mismo, etc. los buenos augurios, asociando a esa
O en todo caso el “filósofo” debió expresión, “filosofía argentina”, un
experimentar una torsión hacia esas estado crítico de autorreflexión sobre
flexiones de género para adquirir los destinos emancipatorios de esta
espesor en las vetas de una cultura nación sudamericana, y del conti-
pública entrañada en los dramas polí- nente. Tamaña presunción nos deja
ticos y sociales de la nación, que no una impresión doblemente pertur-
solicitan de consuno su jerga especia- badora, si la intimamos con dos inte-
lizada ni sus bibliografías arbóreas. rrogaciones complementarias que no
Estilos, y también con ellos nombres nos eximen de manifestar también un
propios, rostros precisos. Entonces cierto estupor: ¿qué relación mantiene
arriesgamos uno. Si se puede hablar de la filosofía universal –o por lo menos
“filosofía argentina” es en gran parte europea, o alemana, francesa, etc.–
porque existen los escritos de Carlos con los referidos términos “nación”
Astrada. Semejante afirmación, y “argentino”? Y asimismo ¿todavía
evidentemente, carga en su énfasis portan consigo dichas nominaciones

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

de la cultura intelectual de este país, puede datarse como actitud decidida


aquel autonomismo mítico y utopista en la constelación de autores que
anejo a su voz soberana? Innega- protagonizaron la llamada “reacción
blemente, dicha hesitación puede antipositivista” de comienzos del
espesarse y agravarse aún más, si no siglo pasado, pero no seríamos dema-
evitamos arrimar la pregunta del qué siado imprecisos si situamos un hito
significa eso de “filosofía argentina”, liminar, ciertamente, en los estudios
a la heideggeriana ¿was heisst denken? señeros de ese caprichoso erudito que
Lo cierto es que hasta ahora no fue el positivista José Ingenieros. Más
hicimos más que evocar preguntas aún si ciframos ese espíritu programá-
que atañeron de suyo a la condición tico en algo más que en una cumu-
del filosofar en Argentina, y que ahora lativa voluntad de saber. Es decir,
pasamos a recordar un poco. si compulsamos su proyecto con la
densidad de la memoria colectiva de
un país que inquiere sus condiciones
El grupo académico fundacional y de posibilidad y sentido, interpe-
la formación de la sistematización lando intelectualmente las vicisitudes
historiográfica de su tragedia histórica. Por ejemplo,
de sus Revoluciones, como lo hiciera
Es fácil constatar que en la hete- Ingenieros. Vaya que no es ésa una
róclita cultura filosófica asomada faena convencional de la filosofía
en las pampas, la reconstrucción “pura”. Acaso sea la más impura de
historiográfica ha sido, más que una las preguntas que pueda concitar la
exposición cronológica, un método afección de una interrogación “filosó-
de cercioración con el que se fue fica”: ¿qué es un país? Extremémosla
contorneando el todavía más en su atrevimiento: ¿qué
El propio Ingenieros lleva a escorzo de una es la argentinidad? Sí, ya que con esta
término el proyecto que se cierta conciencia interrogación de filosofía “impura”,
propuso, al perseguir el curso de sí. En tal enturbiada y revuelta, tuvo comienzo
genético de desarrollo de una modo, con este el acto cognoscente de autocom-
autoconciencia nacional por proceder de prensión que adoptó la forma de
la vía de las investigaciones a utor r e f l e xi ó n una historia autóctona de las ideas
historiográfico-intelectuales: su histórico-inte- filosóficas argentinas.
famoso y voluminoso estudio lectual se ha Nos referimos a un texto en particular,
La evolución de las ideas argen- encontrado no que porta una marca indiciaria, por
tinas (1918) es prueba suficiente ya sólo un modo no decir un sino, de sus aventuras en
de ello, y punto de arranque de encarar la la temporalidad argentina: su olvido.
de la tradición exegética de prosecución de En efecto, Las direcciones filosóficas
la autocomprensión historio- una tradición, de la cultura argentina, ensayo
gráfico-intelectual nacional. sino de esbozar que Ingenieros publicara en 1914
un horizonte de iniciando ese espíritu de tradición
comprensión sobre nuestras expecta- historiográfico-intelectual que sigue
tivas vitales como mundo cultural y vigente hasta nuestros días –incluso
comunidad política. El origen de esta con ímpetu renovado–, padeció la
disposición reflexiva que se reviste de suerte de ser rápidamente prete-
“historia de las ideas”, por lo tanto, rido2. Nótese que el primer capítulo

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LA BIBLIOTECA
A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

de dicho olvidado escrito lleva como tarea entonces había quedado trazada:
enfático y arrojado título: “El sentido rememorar para innovar, rehabilitar
filosófico de la argentinidad”, con el para crear. La tradición es el objeto de
que Ingenieros acomete la empresa objetos. De manera que, puede decirse,
de anudar al movimiento reflexivo al mismo tiempo que la palabra va
del concepto la condición de sí de un adquiriendo su carta de ciudadanía
agrupamiento humano nacional. Se germana de Dilthey a Gadamer
puede decir que ese capítulo comenzó –con su inspiración romántica desde
a regir, silenciosamente, o mejor, Herder, Schlegel, Schleirmacher y
fantasmalmente, como cota norma- Humboldt–, la hermenéutica ha sido
tiva o criterio axiológico último de un entre nosotros el estilo caracterís-
movimiento de pensamiento que no tico de elabora-
ha dejado de enlazar a sus preguntas ción de nuestra Alberini ha hecho una dedi-
inherentes (qué es el ser, qué es el auto-recepción catoria autógrafa de su
hombre, qué es el conocimiento, qué intelectual con célebre conferencia dictada en
es el lenguaje, qué es el poder, etc.) pretensión filo- Alemania y publicada en 1930
la impropia e incómoda requisición sófica3. El propio “Die Deutsche Philosophie in
¿qué es esta nación? Algunos lo han Ingenieros lleva Argentinien”, que rezaba lo
hecho explícita y exhortativamente, a término el siguiente: A Carlos Astrada,
los más, precavida o elusivamente. proyecto que con la mayor simpatía. Ello
Decía Ingenieros en el capítulo referido: se propuso, al es de por sí una marca de las
perseguir el inscripciones ideológicas del
“Cuando nuestra raza llegue a curso genético campo filosófico argentino.
contar en su historia intelectual un de desarrollo de Según Alberini, los pueblos
filósofo habrá en su doctrina, a no una autocon- de vocación ciudadana, afirma
dudarlo, algo nuevo y autóctono: la ciencia nacional allí Alberini, poseen una
‘argentinidad’.” por la vía de las manera propia y espontánea
investigaciones de sentir la vida que se corpo-
He aquí enunciado, entonces, el historiográfico- riza en creencias que llegan a
problema más embarazoso que intelectuales: su expresar, intuitivamente, una
tenemos entre manos respecto al famoso y volu- “axiología colectiva”.
carácter del filosofar en estas tierras: minoso estudio
el autoctonismo intelectual argentino. La evolución de las ideas argentinas
Temática ésta que implica, para (1918)4 es prueba suficiente de ello,
Ingenieros tanto como para nosotros, y punto de arranque de la tradición
dar apertura a la tensión dialéctica exegética de la autocomprensión
entre pasado y presente, ya que nos asis- historiográfico-intelectual nacional.
tiría el “regocijo si advirtiéramos que En verdad ya había impulsado esta
nuestra exigua tradición es de óptimo empresa Alejandro Korn desde 1912,
presagio para un mañana inminente”, en clave de profesionalización de los
a sabiendas de que no “tendremos el estudios filosóficos. Pero su trabajo
trabajo de olvidar que es lucha agota- Influencias filosóficas en la evolución
dora para los que viven del recuerdo”, nacional, que remeda en parte el título
ya que ese “porvenir podemos infe- de Ingenieros, vio la luz recién en
rirlo de su pasado ideológico, que 1936, ya bastante avanzado el proceso
constituye apenas un presente.” La de academización profesionalista que

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N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

precisamente su discípulo Francisco de Coriolano Alberini, uno de los


Romero denominó, algo infortunada- padres académicos fundadores. Si en
mente, “normalización filosófica”. El el prólogo a Problemas de la historia
propio Francisco Romero se ha encar- de las ideas filosóficas en la Argentina6,
gado de marcar la línea académica a cargo de Rodolfo Agoglia7 se hace
dominante, siguiendo como criterio la una lectura “hegeliana” de la posi-
titularidad de la cátedra de Gnoseología ción de Alberini en la historia de
y Metafísica de la Facultad de Filosofía las ideas filosóficas argentinas, en la
y Letras de la Universidad de Buenos Introducción que recae en Norberto
Aires, primero ocupada por Rodolfo Rodríguez Bustamante8, se hace su
Rivarola (1904-1923), posteriormente lectura “kantiana”. Ambos discí-
por Korn (1923-1931), y luego por él pulos, sin embargo, coinciden en
mismo hasta 1946, siendo luego “pros- destacar el alberdismo y la prio-
cripto”, cuando tendrá su reemplazo ridad de la formación filosófica de
“forzoso” en la conciencia nacional en Coriolano
Con auténtica devoción disci- dicha cátedra por Alberini. Agoglia ofrece un retrato
pular, Francisco Romero eleva Carlos Astrada a biográfico-intelectual de Alberini
el influjo de Korn a una suerte partir de 1947. centrado en su perfil de “profesor
de Parnaso académico que En 1955, claro, plenamente consciente (con plenitud
posibilitó, a través del órgano se hará lo propio filosófica) de la tarea reservada al
de la Sociedad Kantiana de con Astrada, magisterio de la filosofía en la forma-
Buenos Aires, la definitiva pero esta vez, a ción de una conciencia cultural, no
consolidación de una filosofía diferencia del sólo universal sino especialmente
estricta, depurada, profesional español, para no nacional.” Alberini, sin embargo, no
y seria. Actitud contenida en dejarlo retornar puede ser acusado de abstracto acade-
el término “normal”. Romero más a la univer- micismo, es decir de un falso univer-
entronca así sus considera- sidad porteña. salismo –europeísta bajo excusa de
ciones históricas con el trabajo Sin embargo, lo cosmopolitismo– porque en su caso,
filosófico-historiográfico de insoslayable de señala Rodríguez Bustamante, se
Korn, que adopta como modelo. esta generación sostiene que “hay que comprender
académica funda- el carácter nacional, por histórico,
cional es que adunó a sus proyectos de toda filosofía.” Otro reconocido
institucionalistas una honda vocación discípulo suyo, Diego Pro, refrenda
por volcar el saber especializado a la estos juicios en otro trabajo de Alberini
función histórico-práctica que deman- que es complementario del anterior, y
daba la formación de una conciencia que fuera titulado Precisiones sobre la
nacional. Asumieron esta tarea en una evolución del pensamiento argentino9.
suerte de patriotismo aristocrático del Alberini ha hecho una dedicatoria
espíritu que creían propio del proceso autógrafa de su célebre conferencia
de profesionalización de la cultura que dictada en Alemania y publicada
impulsaban, tal como en el campo lite- en 1930 “Die Deutsche Philosophie
rario lo venía haciendo la generación in Argentinien”, que rezaba lo
del Centenario5. siguiente: A Carlos Astrada, con la
Al igual que en Korn, es en libros de mayor simpatía. Ello es de por sí una
compilación tardía donde se reúne marca de las inscripciones ideoló-
la labor historiográfico-filosófica gicas del campo filosófico argentino.

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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

Según Alberini, los pueblos de voca- su trascendencia histórico-cultural,


ción ciudadana, afirma allí Alberini, Alberini advertía que si la filosofía es,
poseen una manera propia y espon- esencialmente, un cuerpo de verdades
tánea de sentir la vida que se corpo- universales, el “elemento nacional
riza en creencias que llegan a expresar, reside en los motivos, en la prefe-
intuitivamente, una “axiología colec- rencia por ciertos problemas y solu-
tiva”. Semejante axiología colectiva, ciones, las cuales, en sustancia, no
con mayor o menor conciencia de valen sino por su carácter universal.”
sí, representaría entre nosotros “una Aceptando el convite de Ingenieros
manera argentina de sentir los valores de nacionalizar la filosofía y en forma
fundamentales del espíritu humano.” paralela a la labor historiográfica de
Con esta clave de una axiología funda- Alberini, Alejandro Korn también
mental inherente al espíritu nacional encontraba en Alberdi el origen de
Alberini interpreta la contribución de la tradición autóctona de la que no
Alberdi. Es que para Alberini, la filo- debía defeccionar el pensamiento
sofía de Alberdi aporta una metafísica argentino, tal como leemos en
que fundamenta a su vez una ética y “Filosofía Argentina”11:
una política de proyección nacional y
continental. En tal modo es Coriolano Sentimos trabada en torno de
Alberini quien impulsa la sistematiza- nosotros –en torno del alma
ción programático-conceptual de la argentina– la contienda de fuerzas
historia del pensamiento argentino adversas entre sí, afanadas por impo-
con propósitos prácticos, sin que esto nernos su dominio. Y ahí divagamos,
quiera decir que efectivamente lo como un personaje de Pirandello, en
haya logrado de un modo orgánico y busca de la personalidad propia.
concluso. Lo relevante de la posición En busca de nuestra filosofía en
de Alberini, de todos modos, es que este caso, como si la pudiéramos
comprende dicho programa histo- adquirir por compra o préstamos y
riográfico como mucho más que una la pudiéramos estrenar de improviso
tarea de recepción interna: la define sin ajustarla a nuestra medida. El
como proyecto espiritual de forma- empeño es vano; el esfuerzo propio,
ción de una conciencia nacional, con que ha ser una evolución, no puede
una impronta romántico-política ahorrarse. Tengamos ante todo una
de origen. Sostiene así Alberini que voluntad nacional, luego, halla-
“es necesario saber recibir la tradi- remos fácilmente las ideas que las
ción para devolverla en progreso, expresan. Así Alberdi halló la solu-
pues no cabe crear historia fuera ción para su momento histórico y
de la historia.” Así lo formula en para tres generaciones sucesivas.
“La cultura filosófica argentina”10, Hagamos otros tanto.
que es el discurso pronunciado por
Alberini en la sección inaugural Con auténtica devoción discipular,
del Primer Congreso Nacional de Francisco Romero eleva el influjo de
Filosofía, que con el espíritu de Korn a una suerte de Parnaso académico
Astrada fue concebido como aconte- que posibilitó, a través del órgano de
cimiento cultural fundacional. Tras la Sociedad Kantiana de Buenos Aires,
resaltar, no sin un sutil humorismo, la definitiva consolidación de una

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filosofía estricta, depurada, profe- con una función no derivada de las


sional y seria. Actitud contenida en el demandas inmediatas de la vida prác-
término “normal”. Romero entronca tica, como sí sucedió con el positi-
así sus consideraciones históricas con vismo. La reacción anti-positivista,
el trabajo filosófico-historiográfico de vasto y diverso movimiento que
Korn, que adopta como modelo. En coincidió sólo en el rechazo del cien-
cambio el anti-positivista Alberini no tismo y del objetivismo en general, es
le merece atención particular como el punto de inflexión doctrinario que
historiador ni filósofo, sino sólo como Romero inscribe –y donde se inscribe
educador, si bien de la alta academia. a sí mismo– al definir su periodiza-
Es que despedirse enfáticamente del ción intelectual. Lo relevante aquí es
positivismo implica el riesgo de abolir que Romero no fue reacio a explicitar
el liberalismo de cuño sarmientino la marca histórico-política que en el
que es el que Romero considera prag- fondo había atravesado la médula
máticamente de ese movimiento contradictor:
A propósito de la figura liminar más válido. Se “Y para no andarme con medias
y fundadora de Alejandro puede renegar palabras, para no incurrir en cripto-
Korn, que Francisco Romero del comtismo grafías que deben ser descifradas, diré
canoniza, nos anoticia: “Ha y del spence- que lo que en ese pasado se discernía
iniciado entre nosotros la preo- rismo, pero no por muchos como influjo positivista,
cupación natural y constante de Sarmiento. lo que indirectamente se combatía
por los problemas filosóficos, Romero reac- en el positivismo, apuntando por
lo que puede denominarse ciona aquí como elevación a toda una etapa del
‘normalidad filosófica’, esto es, un liberal nacio- pasado nacional, era con frecuencia
la incorporación de esta acti- nalista. Pero la tradición liberal, laica y civil de la
vidad a las demás que ejerce a través de su Nación”. Lo cierto es que esto último
la comunidad, como función caracterización más bien dejaba disgustado y preocu-
seguida y normal. Antes que de Korn, Romero pado al profesor Romero.
él la filosofía era excepción, se permite, con A propósito de la figura liminar y
oficio u ocupación vocacional menos timidez fundadora de Alejandro Korn, que
de unos pocos. que su maestro, Francisco Romero canoniza, nos
referir los trazos anoticia: “Ha iniciado entre nosotros
fundamentales de la posición ameri- la preocupación natural y constante
canista, a la cual adosa una palabra por los problemas filosóficos, lo que
que en seguida tendrá su propio y puede denominarse ‘normalidad filo-
agitado derrotero: liberación. Es en sófica’, esto es, la incorporación de
sus comentarios a Korn que Romero esta actividad a las demás que ejerce
esboza los principios de dicha filo- la comunidad, como función seguida
sofía de la liberación con palabras no y normal. Antes que él la filosofía
exentas de sincero entusiasmo. era excepción, oficio u ocupación
Según estima Francisco Romero vocacional de unos pocos. A partir
en “Indicaciones sobre la de él nuestras actividades filosóficas
marcha del pensamiento filosó- empiezan a ser lo que son en cualquier
fico en la Argentina”12, es con el país de avanzada madurez espiritual.
post-positivismo de Korn que la Si todavía no podemos aspirar a que
faena intelectual filosófica cumple se hable de una filosofía argentina,

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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

tenemos derecho a pretender que se consignaba la necesidad de disponer


hable de la filosofía en la Argentina.” de un panorama bibliográfico total
También entusiasta sobre el período sobre el quehacer filosófico del
que se abría ante sus ojos gracias a continente. Romero indicaba que el
lo que juzgaba muy estimulantes filosofar americano es recorrido por
visitas de Ortega y Gasset, “Sobre la la tensión interna que constituye
normalidad filosófica”13 son palabras la oposición regionalismo versus
dichas a Manuel García Morente universalismo. Así, en “Filósofos
en su honor, el 15 de septiembre latinoamericanos del siglo XX”14
de 1934. Romero entendía allí por observaba que con “su intensifica-
“normalidad filosófica” no otra cosa ción, nuestro trabajo filosófico ha
que la academización rutinizada ido cobrando conciencia reflexiva y
–además de reconocida y rentada– diferencial de sí, lo que se ha mani-
de una comunidad de investigadores festado de dos maneras: por la inda-
especializados en torno al campo de gación de la historia filosófica en
la historia de la filosofía. Romero cada país, y por las discusiones sobre
alegaba ante su compatriota: “La la consistencia y peculiaridad de la
normalidad filosófica sobreviene con filosofía iberoamericana”.
el convencimiento de que la filo- Ahora bien, es una segunda genera-
sofía es una tarea que exige esfuerzo, ción de discípulos la que se encarga de
aprendizaje, continuidad. Cuando oficiar de historiadores sistemáticos
grupos de estudiosos se ponen al de la filosofía argentina. Lo notorio
trabajo resueltos a apropiarse los es que el mayor rigorismo profe-
resultados del esfuerzo anterior y a sional de estos continuadores vino
agregar si son capaces, una particu- acompañado de un debilitamiento,
laridad propia. Cuando no se espera cuando no, de una consunción y
una revelación repentina y sorpren- cegamiento de los pronunciamientos
dente, porque no se ha comprendido valorativos ético-políticos que carac-
que no hay otra revelación filosófica terizaron la voluntad nacionalizadora
que la que integran veinticinco siglos de sus maestros. Esto es visible ya
de indagación en torno a un puñado en las formulaciones de miembros
de temas capitales.” más jóvenes de la misma genera-
El historiador filosófico que modes- ción. Es el caso con Risieri Frondizi
tamente quiso ser Francisco Romero, cuando negaba, en “Panorama de la
aunque no sin el afán programático filosofía latinoamericana contempo-
y aún preceptivo típico de su gene- ránea” (1944)15 no sólo originalidad,
ración, sostenía que no “se trata de sino incluso autenticidad al filosofar
aislar un fragmento de historia filo- latinoamericano, y en consecuencia
sófica y de analizarlo en su desen- al argentino: “La llamada filosofía
volvimiento, en cuanto pura marcha latinoamericana no es más que un
de ideas, sino más bien de describir replanteamiento de problemas filo-
el proceso de la aparición o incor- sóficos de raíz europea.” También
poración de la dimensión filosófica hablaba, y tal vez preferentemente,
en la vida nacional.” Y así también de la filosofía argentina. Sin embargo,
Romero declaraba asumir una posi- en “¿Hay una filosofía iberoameri-
ción “americanista”, a la vez que cana?”16 Frondizi no quería mutilar la

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vocación práctica que el filosofar lati- confiando en la autonomía del espí-


noamericano asume desde siempre: ritu, se consigue una mayor eleva-
ción y originalidad que mediante
La íntima conexión de la filosofía con imposiciones que solo contribuyen a
los problemas vivos de la comunidad, la simulación”.
que limitó en el siglo pasado la calidad
de la meditación filosófica iberoame- El declive del espíritu de voluntad
ricana, tuvo la virtud de enraizar nacional autonomista pretextando
las preocupaciones filosóficas en una vocación filosófica estricta queda
realidad viva. La filosofía latinoame- patentemente reflejado en la agria
ricana no ha perdido tal carácter; y reprobación que el exaltado profesor
esperamos que no lo pierda jamás. Carpio hiciera recaer sobre el breve,
mínimo artículo histórico de un
En el libro de Luis Farré Cincuenta Miguel Ángel Virasoro por cierto no
años de Filosofía en Argentina, se poco partidista. Esta conocida disputa
comprueba el tono característico de no honra precisamente la historia de
los discípulos de morigerar el nacio- las ideas filosóficas argentinas, y sin
nalismo filosófico de los maestros, sin embargo es un capítulo ineludible
embargo apelando a declaraciones de de la misma, acaso por ello. Si se
autonomismo que no podríamos, al estima lo módico de la ponencia de
menos aquí, dejar de celebrar. Así se Miguel Ángel Virasoro18 en perspec-
constata que el proyecto de formar tiva y pronunciamientos, sorprende
la conciencia nacional deja crecien- la intempestiva reacción de Carpio.
temente sitio a la preocupación más En efecto Virasoro intentó esbozar,
acotada y descargada de cultivar la menos que un panorama de autores,
tradición. En el capítulo titulado más bien las figuras que promo-
“Carácter del filosofar en Argentina”17 vieron una reflexión autonomista:
dice por ejemplo Farré: de ahí el “canon” que presenta con
Carlos Astrada, Luis Juan Guerrero
“No ha existido previo acuerdo y Macedonio Fernández, llamativa-
entre nuestros pensadores, para mente actual. Así Virasoro habla de
que se filosofara dentro de deter- los tres aportes sucesivos “que inte-
minados lineamientos configurados gran lo que podríamos llamar la base
hacia especiales propósitos. La inde- constitutiva sobre la cual va a edifi-
pendencia intelectual de que feliz- carse un pensamiento autónomo”. Y
mente gozamos y las influencias más refiere como los dos maestros indis-
diversas, instintivamente nos han cutidos de la reacción antipositivista
llevado a la consideración de los a Korn y a Alberini. Se destaca a
problemas tocantes al hombre, espe- Macedonio Fernández como creador
cialmente su libertad. Se dirá que es de una filosofía propia y autóctona
indicio de juvenil entusiasmo. No lo que “quizás pueda llegar a consti-
negaremos; pero, de todas maneras tuirse en una de las rutas por donde
estamos donde, por nuestra historia la conciencia argentina deba aventu-
y más legítima tradición, debemos rarse a la conquista de su intimidad.”
estar. Y es así como, una vez más, Taborda es referido como “menor”
se comprueba que, sin presiones y en términos de su muerte prematura.

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Pero Virasoro se ve reflejado como


par en Astrada, con lo que sí comete
un exceso. En el último párrafo de su
artículo Virasoro se despacha amarga-
mente sobre el hecho frecuente de que
el “pensador argentino trabaja aislado
y sin ninguna resonancia, y por lo
común bajo el sentimiento de no ser
él mismo más que una resonancia, un
eco más o menos perdido”. ¿Esto ya
no vale para el presente?
Según la respuesta del ofendido
Adolfo Carpio en la Revista Sur19,
el artículo de Virasoro es la penosa
“lacra” que mancha una edición
meritoria. Virasoro habría escrito
un “mamarracho”, un “esperpento”,
según otras descalificaciones que el
severo profesor no se ahorra. Mas lo
que, visiblemente, causa urticaria al
profesor Carpio, es la elevación de Macedonio, si se trata de una filo-
Macedonio Fernández a “filósofo” sofía menor o simplemente de una
en detrimento de Francisco Romero. literatura de intención metafísica, no
Eso es imperdonable. Como él mismo se ve que ello sea tan ilícito como lo
lo reconoce, se trata de una disputa postula Carpio en su rol de riguroso
por la canonización de los padres académico normalizador. Carpio
fundadores de la filosofía normal. El mismo reconocía que lo mejor de la
otro punto, más que equidistante, es “filosofía argentina” debía buscarse
la valoración que hace Virasoro de en la literatura y en la historiografía
Astrada y Guerrero como pensadores política, y es ésta una convicción suya
mayores, también muy por encima sumamente contemporánea. Claro,
de Romero. Sus dardos clavan más Carpio sólo hablaba del siglo XIX
hondo, para punzar la estima. Carpio pre-normalizado.
reprende acerbamente a Virasoro Al anteponer el fallido traductor al
como si éste fuera un alumno perezoso errático pensador, denunciando sus
que no se aviene a estudiar idiomas. impericias como lector inexperto
Virasoro carece de la preparación sufi- e intérprete no calificado, Carpio
ciente para escribir filosofía. Entonces creía atacar el corazón del intelectual
su drama intelectual vital, antes que orgánico que alguna vez quiso ser
no dar con la cifra última de la dialéc- Virasoro. Carpio emplea el clásico
tica en tanto praxis histórica, sería no argumento positivista-psiquiátrico
dominar el alemán. Según tal criterio, de desenmascarar a Virosoro como
más vale no confundir las declina- un simulador, tal vez como un
ciones que descubrir la experiencia de fumista. Nunca lo dice así, lo que no
la conciencia o develar el despliegue hubiera estado nada mal a cambio del
del concepto como real. Respecto a recurso a la difamación más vulgar

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e indecorosa, cuando trata sus ideas a la injuria, cuyo arte no fue nada
como propias de un gordo que expide ajeno a la cultura argentina, desde la
eructos. Esto no es tan grave, claro. elegancia de un Quesada al arrebato
Lo es más que en las acusaciones de de un Astrada. El punto a considerar
Carpio no haya una sola referencia, seriamente, empero, es si el programa
excepto por sugerencia irónica o contemporáneo de lecturas filosóficas
sarcasmo, a formar la identidad argentinas habilita el rescate auto-
cultural nacional en tanto proyecto nomista de Virasoro (Macedonio,
intelectual individual y colectivo, Astrada, Guerrero, Taborda) o más
que era la gran marca politicista de la bien las autoridades que –hay que
generación precursora. Asimismo que decirlo, lealmente– prefiere Carpio
Carpio considere virtuoso de por sí en (Francisco Romero).
Francisco Romero –ya un héroe civil Sin embargo Carpio no había dejado
más que un profesor honrado– “su de dictar fallos sobre la historiografía
intransigencia filosófica argentina. Así es el caso con
En “Un panorama de la filo- frente al pero- los reparos críticos que le mereció el
sofía en la Argentina” Carpio nismo”, lo que estudio de Juan Carlos Torchia Estrada
no solo reconviene los estre- simétricamente La filosofía en Argentina. En dicho
chamientos metodológicos se refleja, no ya trabajo20, Torchia Estrada pretende
de Torchia Estrada, sino que en las demasiado canonizar una periodización que debe
además recupera frente a evidentes falen- mucho a la de Korn: escolástica, ideo-
las abstracciones puristas de cias técnicas de logía, romanticismo, positivismo y
Torchia, que mutilarían grave- Virasoro, sino tendencias contemporáneas: neokan-
mente el sentido de los textos por haber éste tianas, neotomistas, fenomenológicas
(por no citar la fuente europea militado “a favor y existenciales. El canon de autores
de la que sólo serían reflejo de la reelección no deja de ser problemático en tanto
y eco), el momento literario- de Perón”. Así, que, partiendo denodadamente con
político del filosofar argentino, no citar idiomas, Alberdi, pasa por Bunge, Ingenieros,
al señalar agudamente que ha el oficialismo Korn y Rougés. A Alberto Rougés lo
sido fuera del campo sistemá- peronista y el ser destaca muy por encima de figuras
tico por donde la filosofía logró obesos quedan que hacia 1960, año de publicación
sus expresiones más notables y igualados como del trabajo, no eran precisamente
originales, justamente, en un síntomas de una jóvenes: Saúl Taborda había fallecido
médium o dentro de un interés misma mino- hacía quince años, y Carlos Astrada
extrafilosófico, tal como Alberdi ridad intelec- había pasado largamente los sesenta
lo había pensado; concreta- tual, por no años. La preterición de ambas figuras
mente, en los supuestos teóricos decir de inferio- resulta llamativa a la luz de los estu-
del Facundo o del Dogma, en el ridad mental y dios actuales. Ya que como exponente
‘pragmatismo cívico-nacional moral, ante el mayor Torchia Estrada propone a
‘alberdiano’. haber estudiado Francisco Romero, mientras que
en Europa, ser en una segunda línea sitúa a Risieri
opositor liberal y mantenerse delgado. Frondizi, Aníbal Sánchez Reulet,
Lo triste es que no puede decirse Eugenio Pucciarelli y Juan Adolfo
que estas “valoraciones” carpianas Vázquez. Astrada corrió la suerte de
no sigan hoy vigentes, aunque por ser tenido en cuenta junto con el
pudor no apelen tan abiertamente grupo existencialista, junto a Vicente

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Fatone y Miguel Ángel Virasoro, y recusa la carencia de los originales


otros más o menos inclasificables para europeos que sirvieron de inspiración,
el autor, como Luis Juan Guerrero, referencia o directa transcripción a la
Rafael Virasoro, Ángel Vasallo y León filosofía vernácula, mera duplicación
Dujovne. Al concebir su trabajo sólo ventrílocua de aquellos. Con aspereza
como una monografía historiográfica, profesoral Carpio levanta cargos que,
Torchia Estrada restringe al máximo en rigor, son justos. Se muestra igual-
todo pronunciamiento valorativo y mente inflexible en la faz metodoló-
elección comprometida frente a las gica. Mas de nuevo Carpio no señala
corrientes filosóficas expuestas. Llega ninguna “problematización” –como
a decir adustamente, sin embargo, gustaba decir– no ya del contexto
que no carece de importancia para histórico, sino
quienes creen en el valor de la filosofía de las cuestiones En el número especial de
y la hacen o se disponen a hacerla, estar de identidad 1975 que dedicara a la filo-
en claro sobre la tradición a la que se cultural y polí- sofía argentina la publicación
incorporan, no para disimular defectos tica en el siglo académica fundada por Carlos
o encontrar inexistentes virtudes, sino, en el que él Astrada, Eugenio Pucciareli se
sencillamente, para tomar conciencia mismo escribía, encargó de ofrecer introduc-
histórica de ella. cuidadosamente toriamente el enfoque histó-
En “Un panorama de la filosofía en expurgadas por rico general. Efectivamente
la Argentina”21 Carpio no sólo recon- improcedente- Pucciareli, en “Problemas
viene los estrechamientos metodo- mente “extra- del pensamiento argentino”,
lógicos de Torchia Estrada, sino que f i l o s ó f i c a s ” . da cuenta de los intentos de
además recupera frente a las abstrac- De modo que periodización precedentes y se
ciones puristas de Torchia, que muti- las acusaciones lanza a recuperar figuras como
larían gravemente el sentido de los de Carpio se las de Alberto Rougés, a quien
textos (por no citar la fuente europea vuelven contra su equipara con Saúl Taborda y
de la que sólo serían reflejo y eco), propio estándar Carlos Astrada por su afán de
el momento literario-político del criteriológico: rastrear el pasado telúrico en
filosofar argentino, al señalar aguda- ¿por qué no usar su configuración ontológica.
mente que ha sido fuera del campo el mismo prurito
sistemático por donde la filosofía logró abstractivo respecto a la prohibición
sus expresiones más notables y originales, de tematizar las condiciones prácticas
justamente, en un médium o dentro de un y culturales de un presente vivido
interés extrafilosófico, tal como Alberdi como comunidad pública en donde
lo había pensado; concretamente, en la tradición se inserta con validez
los supuestos teóricos del Facundo normativa y sentido existencial?
o del Dogma, en el ‘pragmatismo Pero el rescate del autonomismo
cívico-nacional ‘alberdiano’. Dicha argentino llegaba por la vía latinoa-
observación de Carpio es inobjetable, mericana, y siempre de la mano de un
como resulta irreprochable la asocia- Alberdi restituido por fuera del posi-
ción con Sarmiento y Echeverría. tivismo liberal. Esto se comprueba
Pero como era su costumbre, se en Leopoldo Zea, que reaviva el
muestra duro con sus colegas. Farré romanticismo político argentino en
ha incurrido en “divagaciones y clave continentalista. Zea historiza
superficialidades”. Y de Torchia y politiza el sentido de la filosofía

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latinoamericana de acuerdo al auténtica esencia del hombre ha sido


fundamento autonomista que supo menoscabada. Filosofía que aspira a
imprimirle la filosofía argentina, es realizar el mundo que la filosofía
decir Alberdi. Glosándolo22, dice el que le antecedió hizo patente como
mexicano: necesidad.

Alcanzada la emancipación política, Entre nosotros, ha sido Arturo Andrés


los latinoamericanos, ‘Americanos’, Roig quien ha continuado esta línea
como ellos se llaman a sí mismos, de reflexión americanista24 de origen
se empeñan en una nueva forma alberdiano.
de emancipación que completa la El primer lustro de la década del
primera: la emancipación mental. setenta marca el cierre del ciclo auto-
nomista nacional-americanista, para
También en la estela de Alberdi, Zea culminar con la clausura del espíritu
asevera en otro lugar23: revolucionario del período. Dentro de
la variante tradicionalista que habían
Junto con la pregunta sobre la posi- introducido Farré y Torchia Estrada
bilidad de una cultura nacional en se inscribe la más extensa y metodo-
los pueblos de la América Latina lógicamente elaborada aportación de
se empieza a plantear, también, la Diego Pró y sus colaboradores de la
pregunta sobre una filosofía, tanto Universidad Nacional de Cuyo, para
nacional como americana. quienes el término “hermenéutica”
adquiere ciudadanía argentina. En el
Pero esta carac- capítulo primero de la obra25, titu-
terización del lado, al modo de su maestro Alberini,
filosofar latinoa- “Problemas de la historiografía de
mericano incor- las ideas filosóficas argentinas”, Pró
pora no sólo la sostenía:
historicidad sino
la politicidad Para una historia del pensamiento
de su intención filosófico argentino, conviene atre-
reflexiva, que verse a la concepción del mundo o,
se endereza a la lisa y llanamente, y con una expre-
realización prác- sión más modesta, el ‘credo filosó-
tica del concepto fico’. Recordemos en este sentido
en tanto expe- las ‘Palabras simbólicas’ de los
riencia concreta Asociación ‘La joven argentina’,
subvertida y redactados por Esteban Echeverría.
transformada, lo Hablamos de credo filosófico porque
que para nuestros se trata fundamentalmente de una
pueblos viene a significar la emancipa- adhesión apasionada y dinámica
ción nacional y continental: de la personalidad a una actitud
metafísica.
No sólo la acción, sino filosofía de
la acción encaminada a subvertir, En el número especial de 197526 que
a cambiar un orden en el que la dedicara a la filosofía argentina la

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publicación académica fundada por de la dependencia” que viene a deter-


Carlos Astrada, Eugenio Pucciarelli se minar, en reversión de Hegel, que esa
encargó de ofrecer introductoriamente historia mundial teleológica “es, para
el enfoque histórico general. Efectiva- pueblos como los nuestros, el prin-
mente Pucciarelli, en “Problemas del cipio de algo que
pensamiento argentino”27, da cuenta ha de culminar El autoctonismo recorría
de los intentos de periodización en algo más que caminos más delineados. Es el
precedentes y se lanza a recuperar una nueva e caso con la contribución juvenil
figuras como las de Alberto Rougés, interminable rela- de José Pablo Feinmann, que
a quien equipara con Saúl Taborda y ción vertical de en cierto modo estilizaba las
Carlos Astrada por su afán de rastrear dependencia, de del tipo de Fermín Chávez.
el pasado telúrico en su configuración dominación, de Este último, como histo-
ontológica. Pucciarelli no arriesga un hombre o de riador revisionista se mueve
demasiadas observaciones atinentes un pueblo sobre en el clima ideológico deci-
al problema de la identidad filosó- otro hombre monónico para enfrentar las
fica nacional, aunque llega a decir u otro pueblo.” escuelas filosóficas fundamen-
que la historia de las ideas filosóficas Tres años tales dentro de cuyas coorde-
argentinas obedece a una motivación después, en un nadas se debatió la formación
de contornos precisos: aciago y ominoso de la conciencia nacional en
1978, el profesor correlación con la unificación
El interés por el país, sobre todo en Pucciarelli asegu- del poder estatal. También
quienes estaban animados por la raba en la misma el de Feinmann es un estudio
creencia de que una nación no puede revista30 –conve- sobre el siglo XIX en clave de
desenvolverse sin ideas que confieran n i e n t e m e n t e formación de una conciencia
sentido a la acción colectiva y no se readaptada en su filosófica nacional, que, en
resignaban a permanecer en actitud temario– como actitud doctrinal evidente,
de espectadores frente a las urgen- conclusión del culmina con la consideración
cias del presente, han inclinado la I Congreso de la oposición Hernández-
curiosidad hacia la exploración del Nacional de Inte- Sarmiento, es decir entre el
pasado ideológico argentino. lectuales, algo Martín Fierro y el Facundo,
bien distinto a buscando las raíces filosófico-
Un tono bien distinto hallamos por la lo inscripto en el políticas del ideario federal.
misma fecha en Leopoldo Zea, en otra horizonte libera-
publicación argentina28 que había adop- torio de 1975:
tado el característico clima epocal que
hoy llamaríamos “setentista”. En un Pertenecemos a Occidente, sean
número recorrido por la autodenomi- cuales fueran las diferencias naturales
nada filosofía de la liberación y por la y étnicas, y no podemos desmentir el
recepción en clave americanista, indi- legado de una herencia que acoge en
genista y tercermundista del marxismo, su seno la ciencia griega, el derecho
donde escriben ente otros Francisco romano y la religión cristiana.
Miró Quesada, Arturo Ardao, Enique
Dussel y Ricaurte Soler, Leopoldo Zea29 Un tránsito semejante de depoten-
consideraba que el pensamiento latino- ciación política y desnacionalización
americano es “toma de conciencia” y de la crítica teórica se verifica en los
que por tal debe entenderse “conciencia congresos nacionales de filosofía, a

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cuya fundación en 1949 aludiéramos En ocasión de celebrarse oscuramente


a través de Coriolano Alberini, uno de el tercer congreso nacional, una harto
sus animadores junto a Carlos Astrada, moderada Celina Lértora Mendoza,
su principal promotor. El segundo sostenía en 1980 respecto al estado
congreso nacional había servido a de la cuestión sobre la historiografía
Alberto Caturelli de oportunidad para filosófica argentina33:
presentar su
propia versión Más importante que detenerse en
de la historia aspectos parciales de la historia, es
de la filosofía asumirla sin recortes ni negaciones y
argentina31. No proyectarla hacia el futuro en forma
puede decirse que de quehacer común, en el cual la
Caturelli preci- filosofía también tiene su parte.
samente despre- Hay diversas filosofías que pueden
ciara la voluntad proporcionar el marco teórico refe-
de autonomía rencial, que, por lo demás, no tiene
nacional, a pesar que ser único. Un pasado asumido y
de comprenderla un proyecto vital pueden ser temati-
exclusivamente zados desde diversas posturas filosó-
en clave pancris- ficas con resultado positivos.
tiana y conser-
vadora. En el Sin embargo, junto a Luis Farré34,
mismo congreso Lértora Mendoza no quería renunciar
de 1971, Santiago al autoctonismo filosófico, a pesar de
M o n s e r r a t 32 que lo juzgase tarea especializada y por
precisaba, en clave tanto minoritaria, dando con el tono
de politización propio de su comunidad profesional:
del saber acadé-
mico, que entre “nosotros, la filosofía no El éxito de la filosofía en Argentina
puede cumplir un papel de subido tono dependerá de nuestra actitud. Que
especulativo o complacerse en la consi- existan eruditos, hombres que sepan
deración exclusiva de los problemas de sistemas, dotados a la par de un
que se proponga desde sí misma a su leve matiz crítico; pero que no falten
meditación”. A lo que luego añadía: los que se arriesguen a hacer filosofía
por su cuenta, sin compromisos con
Queremos decir que la filosofía, sin nadie, sino sólo con su espíritu medi-
dejar de ser un saber autónomo, tativo y libre. Estos darán la tónica
debe proporcionarnos un cono- que nos distinguirá, destinados a una
cimiento de tal naturaleza que firme interpretación de sí mismos y
dentro de él se nos aclare y precise la del ambiente en que nacieron, en
realidad de que formamos parte: el contacto con el mundo y las perennes
hombre, la sociedad, la cultura, la exigencias metafísicas. La medita-
nación. Para nosotros, la filosofía, ción de nuestro ser desde la filosofía
y con ella el pensamiento todo, se es frecuente en nuestros pensa-
encuentran más cerca de la pasión dores, pero que no decaigamos en el
que de la razón pura. patriotismo barato y bullanguero.

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A la búsqueda del filósofo argentino N° 2-3 | Invierno 2005

Para esta noble y elevada aventura Recomenzada la democracia, Oscar


exigimos libertad y sinceridad. Aspi- Terán 38 inquiría el papel de la
raremos a conocernos a nosotros, cultura filosófica académica en el
al ambiente, al mundo en el cual período represivo, señalando que
vivimos, sus últimos principios y tiempos hubo en que la práctica
razones, sin previos compromisos, en filosófica desde el interior de la
plena pureza original. Ardua tarea universidad –pienso en nombres
reservada a pocos; pero estos pocos emblemáticos como los de Ingenieros,
no deben faltar. De ellos verdadera- Korn, Alberini– llegó a comunicarse
mente podrá decirse que son filósofos. productivamente con las regiones de
la cultura nacional, no en busca del
Pero el autoctonismo recorría caminos mito de la especificidad argentina
más delineados. Es el caso con la o de la dudosa metafísica del ser
contribución juvenil de José Pablo nacional, pero sí de aquel entramado
Feinmann, que en cierto modo esti- de ideas sin el cual resulta difícilmente
lizaba las del tipo de Fermín Chávez. comprensible el perfil de cualquier
Este último, como historiador revi- sociedad. También Terán insistía en
sionista se mueve en el clima ideo- este punto tras el pasado afrentoso
lógico decimonónico para enfrentar del que se acababa de salir:
las escuelas filosóficas fundamentales
dentro de cuyas coordenadas se debatió Es honesto y elemental confesar que
la formación de la conciencia nacional el quehacer filosófico nacional ha
en correlación con la unificación permanecido, en este aspecto, noto-
del poder estatal35. También el de riamente por debajo del umbral de
Feinmann36 es un estudio sobre el percepción requerido para contri-
siglo XIX en clave de formación de buir al ajuste crítico de una sociedad
una conciencia filosófica nacional, que hoy debe arreglar cuentas con su
que, en actitud doctrinal evidente, vieja conciencia mitológica.
culmina con la consideración de la
oposición Hernández-Sarmiento, Pocos años después Hugo Biagini
es decir entre el Martín Fierro y editaría sus investigaciones histo-
el Facundo, buscando las raíces riográfico-filosóficas en una línea
filosófico-políticas del ideario federal. consecuente con la tradición acadé-
Un poco antes, una posición auto- mica del siglo XX. En su revisión
nomista enfáticamente ontológica de la historia de la filosofía argen-
se debe indudablemente a Rodolfo tina39 Biagini celebra la aparición de
Kusch, que desde su antropología filo- La filosofía en Argentina de Torchia
sófica americanista37 afirmaba que si se Estrada como el primer trabajo orgá-
logra fundar la observación de que todo nico en la materia. Biagini no omite
pensamiento es naturalmente grávido y las inconsecuencias del libro, como
tiene su suelo, cabría ver en qué medida por ejemplo su anti-marxismo. Sin
dicha gravidez crea distintas formas de embargo, en la pregunta de Torchia
pensamiento. Lo cual llevaba a Kusch Estrada sobre la posibilidad de que la
a dar apertura a un pensar ontológico- filosofía normal pueda dar cuenta de
telúrico que reposa en la cifra cósmica los problemas de la realidad nacional,
de la cultura popular. Biagini da un paso más y comenta

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 A la búsqueda del filósofo argentino

que Torchia no podía sospechar en Aunque pueda hoy resultar una


su momento que las generaciones mera preocupación bizantina el
juveniles optarían por el compro- ponerse a negar la existencia de
miso militante con su nación y su una filosofía latinoamericana –más
tiempo. Igualmente sucede con los o menos estructurable–, todavía
reparos que le merece el estudio de persisten quienes como antaño se
Pró, que se conduce también por rehusan a admitir otra forma filo-
los requerimientos propios de una sófica que no sea la europea. Justa-
filosofía más encarnada a la realidad mente en la misma Argentina,
nacional, pero evitando explicitar siguiendo la línea aquí controver-
criterios valorativos más enfáticos, tida, hasta algunos especialistas en
por no decir posicionamientos ideo- estas lides intelectuales nuestras sólo
lógicos. Tras su le rinden culto a ‘las corrientes occi-
Hemos sugerido que tal vez la crítica a Fermín dentales productoras del saber filo-
Argentina no tenga tanto una Chávez y de sófico’ –ante la permanente carencia
filosofía, cuanto un “estilo la visión favo- de originalidad atribuida a nuestro
filosófico”, y que ese estilo es rable que tiene pensamiento. No sólo se niega así la
el que marca su autoctonismo. formada de presencia de la filosofía latinoame-
Tal autoctonismo pretende los aportes de ricana sino que esta última tampoco
ligar entre sí dos momentos Arturo Andrés se considera como algo deseable, por
constitutivos de su experiencia Roig, remite a su el supuesto peligro de sectarismo
intramundana históricamente propio estudio totalitario que la misma podía
concienciada: el de la recepción general de 1985. traer aparejado, marginándose los
hermenéutica de la tradición y En aquel texto40, aspectos verdaderamente autorita-
el de una praxis emancipatoria que es un trabajo rios que la propia filosofía europea
posible. Si se acepta esto, la de referen- contribuyó a engendrar dentro y
politicidad de los textos filo- cias documen- fuera de sus fronteras.
sóficos argentinos nos condu- tales donde se
ciría a ciertos escritos que, revela el cono- Por su parte Terán, un tiempo
como dijéramos ya, en la tradi- cido empeño después, no abandonaba sus reparos
ción portan nombres precisos. de Biagini por para con el patriotismo filosófico, si
Que no son necesariamente tratar las fuentes, se puede llamarlo así. Más bien al
parte de un canon académico se encuentran contrario. Sin embargo no renun-
ni protocolo de un programa declaraciones de ciaba a la posibilidad de que la misma
de investigación. propósitos de las filosofía hallara su estilo. En actitud
que reclama el revisora, Terán42 asevera que “la filo-
autor. Pero es en otro trabajo suyo sofía no es autónoma”, sino “que es
en donde encontramos que sus estu- un ‘estilo’ que tematiza siempre lo
dios de historia de las ideas se ven otro de sí misma, y que en esta rela-
entramados en la valoración política ción entre lo que ella es y lo que ella
y la disposición polemista. no es se ha jugado siempre y se sigue
Por ejemplo, en “La filosofía latinoa- jugando el destino de la filosofía.”
mericana: su génesis y reconstruc- ¿Es lícito preguntarse si ese destino
ción”41, hay un tono controversial seguirá siendo también un estilo
para con Terán: argentino?

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Más allá de la historiografía filosófica: bien la afanosa atención del histo-


tradición nacional, mito argentino riador de las ideas. Esto es cierto.
y “autonomía facúndica” Pero también podríamos dejarnos
llevar por otra impresión, que sobre-
Hemos sugerido que tal vez la viene cuando nos ponemos más serios
Argentina no tenga tanto una filo- ante la grave condición que encierran
sofía, cuanto un “estilo filosófico”, y sus promesas y anunciaciones: esos no
que ese estilo es el que marca su autoc- son sólo textos, se diría que son dina-
tonismo. Tal autoctonismo pretende mita. Permítasenos aquí, al menos,
ligar entre sí dos momentos consti- buscarles la mecha.
tutivos de su experiencia intramun- Quizá Argentina no tenga al mito
dana históricamente concienciada: gaucho como fundamento simbó-
el de la recepción hermenéutica de la lico de su nacionalidad, es decir un
tradición y el de una praxis emanci- destino esencial inmanente a una
patoria posible. Si se acepta esto, la poética del origen. Quizá no nos
politicidad de los textos filosóficos sea posible certificar la épica de un
argentinos nos conduciría a ciertos mitologema que retorna como inte-
escritos que, como dijéramos ya, en lección de una ventura de liberación,
la tradición portan nombres precisos. que se nos augura. Pero, ciertamente,
Que no son necesariamente parte de sí que podemos constatar que la
un canon académico ni protocolo de cultura intelectual argentina tiene
un programa de investigación. Pero El Mito Gaucho, ese libro que dona
que están ahí, en los yacimientos fundamentos simbólicos y axiológicos
semánticos del memorial cultural de la identidad nacional desde una
argentino, a veces bajo capas muy tradición formada de textos y forma-
densas de ocultamiento y preterición, dora del espíritu. Lo que compro-
a veces expuestos a flor de superficie. bamos entonces es la legación de una
Rememoremos algunos de acuerdo al hermenéutica, con sus intermiten-
impulso autonomista que supieron cias y oclusiones, y sin excusar sus
invocar en su arriesgado autocto- brumosidades y espesuras, salvando
nismo ontológico. distancias y leyendo en los textos
Tenemos ante la vista la importante un suelo de experiencia. Mas recor-
reedición de 1964 de El Mito Gaucho, dando, también, que se trata de una
de Carlos Astrada, publicado original- hermenéutica práctica, es decir no de
mente en 1948. También poseemos la mera inmanencia semiótica de una
fotocopia de una reedición cordobesa escritura, sino de la politicidad retó-
de los números de la Revista Facundo, rica que opera como gramática vital
dirigida por Saúl Taborda entre 1935 de las biografías y de las épocas. Y con
y 1939, y además contamos con la ello de una hermenéutica que procura
reedición del pequeño estudio de descubrir la cifra de un destino. Y ese
Luis Juan Guerrero titulado Tres destino se ha querido ver en el hombre
temas de filosofía en las entrañas del encarnado a la tierra, a ese sujeto del
Facundo, aparecido por primera vez tiempo que erraba en el piélago de la
en 1945. Podría estimarse que estas pampa. Es que para Astrada el Destino,
piezas arqueológicas de las escrituras como compulsión andariega hacia lo
filosóficas argentinas concitan más universal de la Ananke gaucha, es en

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la pampa figura de un ethos político Carecemos del gran ideal argen-


y de un epos histórico, que contiene tino de liberación porque el pueblo
cual semilla el numen del paisaje. En político, es decir el pueblo ideoló-
el Mito del gaucho, declara Astrada, gicamente politizado, con pathos
no se trata de nacionalismo, sino de la nacional, está dispuesto y no ha
raíz originaria de una sociedad futura sabido nuclearse en torno a un
políticamente alumbrable, que los verdadero programa argentino,
argentinos deben tomar por propia abierto a la universalidad, dispuesto
en tanto cosmovisión autonomista. a decir su palabra, a trazar ese
El mito contiene los guión con firmeza, acogiendo el
Sarmiento está en el centro y dos términos de esa mensaje social, cultural, científica,
tal vez en el origen de las quere- tarea: el origen y el organizatoria y técnicamente avan-
llas filosóficas argentinas, de destino. Ese mito zado de otros pueblos. El pueblo
esa lucha retórico-política debe actualizar y auténtico es una unidad de destino
por los impuros fundamentos revivir el ideal espiri- prospectiva, dinámica, deviniente
filosóficos de la nacionalidad tual y político de una en pos de estructuras que lo inter-
autónoma. Ahora bien, lo que comunidad fundada preten y le den forma consistente de
no vio Astrada pero sí vieron en la justicia, la comunidad histórica de fines clara-
su amigo y colega Taborda y libertad y la paz, mente marcados y de medios excogi-
su discípulo Guerrero, es que que un día tuvo en tados con acierto. El pueblo, cuando
en Sarmiento, o mejor decir el gaucho su figura existe políticamente de verdad, es
en su escritura, esto es, en el histórico-antropo- siempre la evolución o la revolución
Facundo, hay una utopía y un lógica. Porque el económica, social y política, y así
mito positivo para la cosmovi- gaucho reencarnado crea sus propias estructuras, dentro
sión politicista argentina que es lo popular arque- de las que ha de encauzar su vida y
reclamaba el humanista radical típico, metamorfosis sus realizaciones.
Astrada, y eso en su propia y palingenesia de la
matriz filosófica: lo telúrico y argentina multitu- Pueblo ese al que tampoco Astrada
el Mito. En tanto el mito de los dinaria en su destino concede ninguna celebración popu-
argentinos funda la utopía de de liberación. lista, sino por el contrario, a cuyos
la nación soberana. De la voz de Astrada miembros barbarizados fustiga por
en este monu- su embrutecimiento con el fútbol, y
mental texto nos interesa aquí la de de los que llega a afirmar que siendo
los opúsculos agregados a modo de políticamente eunucos son incapaces
estudios complementarios a la versión de ser partidarios de una Argentina
original de El Mito Gaucho, en su mayor auténtica, de alentar verdadera pasión
parte artículos aparecidos de manera ciudadana e interés por el bien público.
independiente. Baste extraer un pasaje El pensamiento argentino y latinoa-
de “Ideal argentino de Liberación y mericano se autocomprende, a juicio
Pueblo”43 para pulsar la carga explosiva de Astrada, como una teoría de la
que posee en orden a su enfático espí- praxis autonomista. Ahora bien, invir-
ritu programático, dicho en una prosa tiendo una postulación de Hegel,
de cepa lugoniana que nada concede Astrada asigna a Latinoamérica una
a los preceptos de mesura y despoja- función histórico-universal rectora
miento, y que es sin embargo ejemplo en la modernidad venidera. Porque
de concisión. Leemos: la orientación cultural de nuestras

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comunidades, afincadas en lo telú- aunque piensa en la barbarie


rico, contiene en-sí una misión política), representada por las
universal en la historia mundial, que campañas, por su población autóc-
las sociedades europeas van decli- tona; hay que eliminarlo, limpiar
nando en el crepúsculo de su destino. de él, como de la cizaña, el ‘desierto’
Europa padece el fin de la historia. (las campañas), reemplazándolo por
Frente a la extenuación de aquel lo europeo, que es la civilización.
destino, América, en cambio, ha sido
salvada para el futuro de Occidente
precisamente en consideración de lo
que no tenía de occidental, o sea en
virtud lo indígena, vale decir de su
herencia aborigen. Astrada revierte así
la lógica de la filosofía de la historia
para que una vez anunciado el fin de
occidente y de su filosofía, se vea en
Latinoamérica la sede de la postrer
autorrealización de su promesa: la
belleza, la verdad, la felicidad y la
justicia. En “Conciencia histórica y
praxis social”44, que es su interpreta-
ción de la Generación del 37 en su
carácter de única tradición nacional,
Astrada venía ajustando cuentas con
Sarmiento, vía contraposición con
Echeverría y el joven Alberdi. La
defensa y reivindicación del joven
Alberdi la hace Astrada además
contrastándolo específicamente con
el Sarmiento del Facundo:

Sarmiento, en vez de legitimar


comprensivamente los hechos, y de
reconocer su individualidad histó-
rica, y mostrarnos el cauce que,
conforme a los principios y a impe-
rativos de la acción, deben tomar, De modo que la utopía sarmientina
propone lisa y llanamente abolirlos, debe rectificarse en lo que de enaje-
suplantarlos por otros. Partiendo nación –y exterminio– de lo propio
de la falsa antinomia de ‘Civiliza- y autóctono posee. Hay que volver
ción’ y ‘Barbarie’, y, como bien lo a Alberdi. Su política de lectura lo
hace notar Alberdi, de la confusión contrapone como el federal que supo
de campaña con extensión desér- dar estatuto nacional al pensamiento
tica, va en derechura a la solución universalista: En cambio, Alberdi
utopista: el mal que aqueja al país buscará el principio de legitimación
es la barbarie (barbarie, in genere, de los hechos, para comprenderlos

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en su génesis y en su desarrollo; según enseñaba Taborda, una dialéc-


el fundamento que les faltaba se tica de la tradición. En efecto, según la
descubre a su mirada como la clave, convicción de Saúl Taborda, debemos
precisamente, de su producción y comprender que Facundo es la expre-
del carácter histórico singular del sión más alta de la vida comunal, en
agente productor. Conquistar este tanto verifica la relación armónica de
pensamiento es, como perfectamente la sociedad y del individuo concertada
lo vio él, adquirir conciencia de por el “genio nativo” para la “eter-
nosotros mismos, de nuestra perso- nidad de un nombre” que no se sustrae
nalidad nacional. del influjo del mito. Para Taborda,
Facundo era el héroe nacional que
De modo que Sarmiento está en el construye el pueblo argentino en la
centro y tal vez en el origen de las intimidad de su destino. De modo
querellas filosóficas argentinas, de que hay que leer en el Facundo lo que
esa lucha retórico-política por los Sarmiento dejó esbozado en el envés
impuros fundamentos filosóficos de la ontológico de sus páginas, que era la
nacionalidad autónoma. Ahora bien, esencia destinal de la patria misma
lo que no vio en su configuración comunalista y
Facundo aparece como el Astrada pero sí democrática. Ello requiere conectar
nombre de una “voluntad vieron su amigo el destino soberano del pueblo con
política radical” que conduce y colega Taborda una relectura politicista de los textos
la tradición en dirección de y su discípulo fundacionales de la cultura nacional,
la realización heroica de un Guerrero, es que disputando al canon liberal su propio
destino prefigurado en el alma en Sarmiento, o corpus. Escribía Taborda en “Esquema
castellana. Proyección mítica mejor decir en de nuestro comunalismo”45:
del caudillismo que expresa en su escritura, esto
su raíz un concepto de lo polí- es, en el Facundo, Ya la intuición genial de Sarmiento
tico: la democracia comunal hay una utopía y alcanzó esta verdad cuando, recono-
confederada. Sin ella hay una un mito positivo ciéndole como ‘la figura más ameri-
falsa organización estatal, y a para la cosmo- cana que la Revolución presenta’,
su realización concreta tendía visión politi- le señaló enfáticamente como el
la voluntad de Facundo. cista argentina poseedor del secreto ‘vivo en las
Así Facundo Quiroga es el que reclamaba tradiciones populares, en la polí-
símbolo de la unidad nacional el humanista tica y revoluciones argentinas’, y le
en sentido emancipatorio que radical Astrada, y demandó la clave de la vida secreta
tributa el legado hispánico del eso en su propia que mueve y preside nuestra historia.
que era heredero. matriz filosófica: Lo que nos interesa ahora es, pues, lo
lo telúrico y el facúndico. Lo facúndico en cuanto
Mito. En tanto el mito de los argen- siendo, como es, la substancia viva y
tinos funda la utopía de la nación eterna de nuestro ser, ha intervenido
soberana. Acaso lo que aún llamamos en las gestaciones de las estructuras
la Argentina no sea sino eso, mito y asumidas hasta hoy por el hombre
utopía; pero ciertamente no menos argentino y cada vez con mayor
que eso, si no ninguneamos seme- eficacia, nutrirá por los siglos de los
jantes condiciones de posibilidad de siglos, las figuraciones que ese hombre
la apertura histórica, que es siempre, crée en todos sus tiempos históricos.

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Macedonio Fernández

Con esta expresión, “lo facún- dero. Pero no ya en Facundo, sino,


dico”, Taborda acuña la expresión en el Facundo se ha podido también
autóctona del autonomismo espiritual ver la clave de una voluntad política
y político argentino. De acuerdo a esta radical que se constituye filosófica-
audaz narrativa histórico-filosófica, mente como conciencia histórica
Facundo aparece como el nombre de emancipatoria. Y que así se vuelve
una “voluntad política radical” que sobre Sarmiento, invirtiéndolo. Efec-
conduce la tradición en dirección de tivamente, Luis Juan Guerrero, en su
la realización heroica de un destino exégesis del Facundo,46 asevera que
prefigurado en el alma castellana. Sarmiento tiene el “mérito de haber
Proyección mítica del caudillismo formulado un cuadro de las condi-
que expresa en su raíz un concepto ciones de posibilidad –y un proyecto de
de lo político: la democracia comunal realización– de la vida histórico-social
confederada. Sin ella hay una falsa americana”. Por consiguiente –dice
organización estatal, y a su realiza- luego Guerrero– la Nación Argentina
ción concreta tendía la voluntad de no se logrará plenamente mediante un
Facundo. Así Facundo Quiroga es acto de voluntad política, ni se agotará
el símbolo de la unidad nacional en en un sentimiento histórico. Tiene que
sentido emancipatorio que tributa ser la obra perdurable y contradic-
el legado hispánico del que era here- toria –por eso dialéctica– del destino,

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ciego en sus fatalidades, vidente en sus problema de la conciencia nacional:


perspectivas. Obra de previsión que Gobernar es organizar la libertad.
gobierna a la acción. Ella se parece a una Declaración
Con este espíritu politicista de de Principios humanos, los princi-
orientación de una praxis nacional pios revolucionarios del siglo XVIII.
utópicamente motivada, Guerrero, Pero es algo más. Es Mito también,
como en parte Taborda, pero funda- ese mito de la ‘grandeza argentina’
mentalmente como sucede en su que, poco después del Facundo,
maestro Astrada, retoma el legado comenzó a tomar cuerpo entre los
de la Generación del 37 elevada a hombres de todos los rincones de la
tradición fundadora de la formación Patria, para contagiar después a las
de la conciencia nacional histórica. legiones de los inmigrantes recién
Dice Guerrero: desembarcados, hasta envolverlos
por entero con su fuerza extraña.
La Generación iluminista nos Pero es algo más. Es una misión,
legó –glorioso legado– la indepen- es una tarea, es un programa de
dencia nacional. Y la colocó bajo vida. Sarmiento le pide a Facundo
la triple invocación a la Libertad que nos revele su secreto. Y juntos
de la canción patria. La generación Sarmiento y Facundo –juntos por
romántica vivió el fracaso momen- toda la eternidad en las páginas
táneo de ese ideal y hasta creyó que la del libro inmortal– nos revelan el
obra de construcción nacional había secreto de la Patria y nos enseñan un
sido ‘edificada sobre arena’. Por eso camino, que es camino de forma-
Echeverría y Alberdi postularon ción interior a través de la acción.
en 1837, tras la empresa de conquista
de la independencia nacional, Así lo heroico facúndico torna
esa otra empresa que llamaban la emancipatorio lo utópico-mítico
conquista de la conciencia nacional. sarmientino. En la retórica de este
ensayismo filosófico que acabamos
Queda expuesta así la premisa progra- de revisitar en las voces de Astrada,
mática alberdiana en su potencia Taborda y Guerrero, cuya onto-
fundacionalista: la Filosofía es la logía romántica y telúrica repudia
realización de la Nación. Guerrero, el actual temple “postmetafísico”,
en actitud más liberal que la de su iría transfigurándose, a través de
maestro, lee así el Facundo desde dferentes horizontes epocales, una
el Fragmento preliminar y desde el voluntad autóctono-autonomista
Dogma Socialista. Pero como en rigor que le asiste disponer sobre las
aquellos textos son cifras del destino distintas constelaciones intelectuales
y proyectos de libertad, Sarmiento que la han provisto de un conte-
es leído desde Alberdi y Echeverría nido conceptual cada vez distinto.
como el organizador pragmático de Astrada lo vio mitológicamente
un proceso de liberación autonomista expresado en la gauchesca, en la
que se inspira en el mito: tradición literaria popular. Que es
también la mitopoética del arquetipo
Podríamos sintetizar así la humano argentino ácrata y comuni-
consigna sarmentina para nuestro tario. Jugando con una inversión

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y transferencia de significados, con el de la propia filosofía occi-


Horacio González47 decía que en dental, como lo creyó un día cierto
Astrada el mito se abría como campo joven hegeliano, es el de la realiza-
porque ya el “campo” había devenido ción de la humanidad emancipada. Y
mito. Pero en Astrada el mito nunca esta filosofía auténticamente humana
se libraba de la exigencia de impulsar que viene a libertar y redimir grupos
lo que gustaba llamar “valores argen- oprimidos y pueblos expoliados, al
tinos”. Doble riesgo entonces el parecer aún busca sus herederos.
que tomaba el jugado Astrada: el de Que acaso todavía también sean los
postular la necesidad del mito como errabundos de la pampa, que hoy es
encastre simbólico del pensar encar- menos la campaña que una trama
nado en la tierra americana, y el de de textos. Entre ellos, el Facundo.
afirmar la posibilidad de establecer Y si es el caso de que esa búsqueda
valores constitutivos de la naciona- mitopoética de la libertad, adqui-
lidad, conceptualmente construidos. riera alguna vez un sentido argentino,
Esto es también lo que nos reporta la según aliente la pasión soberana de la
exégesis de Astrada, que al decir del emancipación humana que nace de la
estudioso Guillermo David48, es “la tierra que una vez cantó el gaucho y
filosofía argentina” sin más. Ahora atravesaron el caudillo y los ejércitos
bien, ¿no es la “filosofía argentina” jacobinos, nosotros podríamos seguir
ella misma un Mito? Pero en todo llamándola, por el solo expediente
caso un mito que vale la pena cultivar de seguir la tradición, la autonomía
en tanto prometa que su fin, junto facúndica de la filosofía americana.

NOTAS

1. Cf. Terán, Oscar, “Ideas e intelectuales en la Argentina. (1880-1980)”, en Ideas en el Siglo. Intelectuales y
cultura el siglo XX latinoamericano, Oscar Terán (coord.), Buenos Aires, Ed. Siglo XXI, 2004.
2. Al menos si damos crédito al comentario editorial que acompaña su reedición de 1963 por Eudeba, donde
se declara lo siguiente en la contratapa:
“Esta obra permaneció olvidada, aun para su autor, desde que se publicó en 1914 en la Revista de la
Universidad de Buenos Aires. Es probable que Ingenieros la considerara incluida en La evolución de las
ideas argentinas, pero, como de dicha obra no se publicó el tercer tomo, parte del trabajo que hoy ofrecemos
al lector es prácticamente inédito”.
Véase: Ingenieros, José, Las direcciones filosóficas de la cultura argentina, Buenos Aires, Eudeba, 1963.

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3. Si se cae en la cuenta de que en rigor Joaquín V. González (La tradición nacional), Paul Groussac
(Los que pasaron), Ernesto Quesada (El problema del idioma nacional) o Rodolfo Rivarola (Ensayos filosóficos)
–este último primer catedrático de filosofía de la Universidad de Buenos Aires– ya venían haciendo historia de
las ideas desde fines y principios de siglo.
4. Ingenieros, José, La evolución de las ideas argentinas, 5 Vol., Buenos Aires, Ed. Elmer, 1957.
5. Cf. Romero, José Luis, El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX, México, FCE, 1965;
Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo, Ensayos Argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Buenos Aires, Ed. Espasa
Calpe Argentina/Ariel, 1997; Terán, Oscar, En busca de la ideología argentina, Ed. Catálogos, Buenos Aires,
1986, y Vida intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo. Derivas de la “cultura científica” (1880-1910), FCE,
Buenos Aires, 2000.
6. Alberini, Coriolano, Problemas de la historia de las ideas filosóficas en la Argentina, La Plata, Universidad
Nacional de La Plata, 1966.
7. Agoglia, Rodolfo, “Prólogo” a op. cit., 1966.
8. Rodríguez Bustamante, Norberto, “Introducción” a op. cit., 1966.
9. Alberini, Coriolano, Precisiones sobre la evolución del pensamiento argentino, (Estudio preliminar y compila-
ción por Diego Pro), Buenos Aires, Ed. Docencia-Proyecto CINAE, 1981.
10. Alberini, Coriolano, “La cultura filosófica argentina”, en op. cit., 1981.
11. Korn, Alejandro, “Filosofía Argentina”, en Influencias filosóficas en la evolución nacional, (Estudio preliminar
Gregorio Weimberg), Buenos Aires, Ed. Solar, 1983.
12. Romero, Francisco, “Indicaciones sobre la marcha del pensamiento filosófico en la Argentina”, en Sobre la
filosofía en América, Buenos aires, Ed. Raigal, 1952.
13. Romero, Francisco, “Sobre la normalidad filosófica”, en El hombre y la cultura, Argentina, Colección Austral,
Espasa-Calpe, 1950.
14. Op. cit., 1952.
15. Frondizi, Risieri, “Panorama de la filosofía latinoamericana contemporánea”, en Ensayos filosóficos,
México, FCE, 1986.
16. Frondizi, Risieri, “¿Hay una filosofía iberoamericana?”, en op. cit., 1986.
17. Farré, Luis, Cincuenta años de Filosofía en Argentina, Buenos Aires, Ed. Peuser, 1958.
18. Virasoro, Miguel Ángel, “Filosofía”, en Argentina 1930-1960, AAVV, Buenos Aires, Editorial Sur, 1961.
19. Pérez Carpio, Adolfo, “La filosofía en Argentina (1930-1960) según el Dr. Virasoro”, en Sur Nº 275,
Buenos Aires, Marzo y Abril de 1962.
20. Torchia Estrada, Juan Carlos, La filosofía en la Argentina, Washington DC, Ed. Unión Panamericana, 1961.
21. Pérez Carpio, Adolfo, “Un panorama de la filosofía en la Argentina”, en Páginas de Filosofía, Rosario,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional del Litoral, 1967.
22. Zea, Leopoldo (comp.), “Introducción” a Antología de la filosofía americana contemporánea, México D.F.
Ed. Costa-Amie, 1968.
23. Zea, Lepoldo, La filosofía americana como filosofía sin más, México, Ed. Siglo XXI, 1969.
24. Cf. Roig, Arturo Andrés, Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, México, FCE, 1981.
25. Pró, Diego, Historia del pensamiento filosófico argentino, Cuaderno I, Mendoza, Instituto de Filosofía,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, 1973.
26. Cf. AAVV, Filosofía argentina del siglo XX. Cuadernos de Filosofía, Argentina, año XV, Nº 22-23, Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, enero-diciembre 1975.
27. Pucciareli, Eugenio, “Problemas del pensamiento argentino”, en op. cit., 1975.
28. Cf. AAVV, Revista de Filosofía Latinoamericana, Tomo I, Nº 2, Prov. Buenos Aires, Ed. Castañeda,
Julio-Diciembre 1975.
29. Zea, Lepoldo, “Consideraciones sobre la historia de la filosofía y de la sociedad latinoamericanas”,
en op. cit., 1975.
30. Pucciareli, Eugenio, “El futuro del hombre argentino desde la perspectiva de las humanidades”, en Revista
de Filosofía Latinoamericana, Tomo IV, Nº 7/8, Prov. Buenos Aires, Ed. Castañeda, Enero-Diciembre 1978.
31. Cf. Caturelli, Alberto, IIº Congreso Nacional de Filosofía. La filosofía en la Argentina actual, Ed. Sudamericana,
Buenos Aires, 1971; y Presente y futuro de la filosofía en Argentina, Córdoba, Instituto de Filosofía, Facultad de
Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, 1972.
32. Monserrat, Santiago, “En torno a la Filosofía Argentina. Algunos rasgos que la definen”, en II Congreso
Nacional de Filosofía, Actas, Simposios, Tomo II, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1973.
33. Lértora Mendoza, Celina Ana, “Reflexiones sobre la historiografía filosófica argentina”, en Actas del Tercer
Congreso Nacional de Filosofía, Buenos Aires, 13 al 18 de Octubre de 1980, Sesiones de Comisión y Homenajes,
Volumen II, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1982.
34. Farré, Luis y Lértora Mendoza, Celina Ana, “La Filosofía en la Argentina”, Editorial Docencia-Proyecto
CINAE, Buenos Aires, 1981.

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35. Cf. Chávez, Fermín, Historicismo e Iluminismo en la cultura argentina, Buenos Aires, Editora del País, 1977.
36. Cf. Feinmann, José Pablo, Filosofía y Nación. Estudios de pensamiento argentino, Buenos Aires, Ed. Legasa, 1982.
37. Kusch, Rodolfo, Esbozo de una antropología filosófica americana, Prov. Buenos Aires, Ed. Castañeda, 1978.
38. Terán, Oscar, “Filosofía en la Argentina: ¿hacia el fin de la errancia sin fin?”, en Espacios de Crítica y Producción,
Nº 1, Buenos Aires, Diciembre de 1984.
39. Cf. Biagini, Hugo E., Filosofía americana e identidad, Buenos Aires, Ed. Eudeba, 1989.
40. Cf. Biagini, Hugo E., Panorama filosófico argentino, Buenos Aires, Eudeba, 1985.
41. Biagini, Hugo E., “La filosofía latinoamericana: su génesis y reconstrucción”, en Historia ideológica y
poder social, 2 Vol., Buenos Aires, CEAL, 1992.
42. Terán, Oscar, “Jornadas 45 años de Filosofía en la Argentina” en Cuadernos de Filosofía, N° 40, Buenos Aires,
Instituto de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Abril 1994.
43. Astrada, Carlos, “Ideal argentino de Liberación y Pueblo”, en El mito gaucho, 2° ed., Buenos Aires,
Ed. Cruz del Sur-Devenir, 1964.
44. Astrada, Carlos, “Conciencia Histórica y Praxis Social. La generación de 1837”, en El mito gaucho,
Buenos Aires, Devenir, 1964.
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48. Véase: David, Guillermo, Carlos Astrada. La filosofía argentina, Buenos Aires, Ed. El Cielo por Asalto, 2004.

111
Buena parte de los recientes
estudios culturales han sido
elaborados bajo el enfoque de
las “teorías de la recepción”.
Becas, seminarios y artículos
dedican recurrentes esfuerzos
a estos tópicos. Sin embargo,
Sombras de la la propia idea de recepción se
nos aparece como problemá-
tica. Ella implica, en su mera
filosofía universal formulación descuidada, una
concepción en la que se erige
un emisor, activo y productor
de la cultura, y un receptor,
ser pasivo que es hablado por
esas producciones originales.
Las teorías de la recepción, a menudo preocupadas por excesivas
obsesiones en establecer linajes, no dan cuenta de las tensiones que
producen estos diálogos. Creen ver en la recepción un ejercicio de
prolongación que borra el diferencial producido por cada reelabora-
ción que se efectúa. La historia filosófica argentina ha reconocido en
este dilema un elemento constitutivo de sus creaciones.
La pregunta por los modos en los que relacionarse con las teorías formu-
ladas en los centros del poder intelectual puede rastrearse en todos y
cada uno de los pensadores del país. La filosofía siempre necesitó de un
examen crítico para situarse frente a esta conflictiva marca de origen.
Los hubo más deslumbrados por los destellos de las teorías centrales,
y más críticos de ellas, pero nunca puede reducirse esta complejidad
a una polaridad entre repetidores, más proclives a dejarse arrastrar
por las influencias eurocentristas y autóctonos, productores de un
pensamiento que no reconoce vínculos con otras latitudes. Todos han
sido modificados por las secretas y acechantes sombras universales que
inspiraron la tarea intelectual. Entre estas sugestivas presencias reela-
boradas y la reproducción sin grandes ánimos de repensar esas influen-
cias, se jugó el destino de los textos argentinos los que, convocando a
los nombres más disímiles, de las geografías más variadas, lograron
abrirse su camino en la labor filosófica. El espíritu mariateguiano
que buscó sustraerse a la copia en nombre de la creación, sobrevuela
las estaciones más bellas del pensamiento latinoamericano. La época
actual, hecha de una tendencia a la homogeneización de lenguajes y
de prácticas, insiste en plantear ese desafío.
El dominio historiográfico que pensadores positivistas ejercieron
sobre el krausismo, entre otras relaciones causales, archivó en el
olvido a la doctrina de Krause. Arturo Andrés Roig analiza las
intenciones krausistas de reafirmación histórica e identitaria y
rastrea casi arqueológicamente a la corriente dentro del pensa-
miento político latinoamericano.
Diego Tatián propone reconstruir las impresiones que la filosofía
de Baruch Spinoza ha ocasionado en diversos autores argentinos
a partir de la composición de un conjunto de fragmentos que
permiten avizorar las formas en que el filósofo holandés impactó en
aquellos que, desde este lado del mundo, produjeron un encuentro
con su pasional alegría.
María Pía López nos proporciona un recorrido de los modos en que
se desplegó la influencia vitalista en la Argentina de los años 20 como
respuesta a la rigidez de las categorías metafísicas que confiscaban la
fluidez vital, perseverante en sus intentos de fuga respecto a aquellos
modos expropiatorios. Una sensibilidad rebelde capaz de preguntarse
por las formas de simbolización fieles al desarrollo de esas energías vitales.
Mónica Cragnolini encuentra en las ausencias de Nietzsche las
claves para pensar sus presencias en Argentina. A partir del modo
en que el alemán fue tratado en el país, Cragnolini diferencia
dos tipos de apropiaciones. Una primera que vio en Nietzsche
una figura corrosiva del orden social, representación elaborada en
importantes revistas culturales, y una segunda aproximación hecha
sobre la base de la lectura filosófica de sus textos. La autora propone
una tercera opción consistente en un nuevo abordaje capaz de tener
en cuenta la figura y sus textos considerados en forma integral.
La filosofía analítica como disciplina autofundamentada aportante
de sentido al origen y el desarrrollo del lenguaje de la ciencias es una
praxis intelectual puesta en suspenso por Francisco Naishtat, que
postula una “crisis de la identidad filosófica” incentivada por inquie-
tantes aportes independientes de modos de pensar “post-analíticos” que
socavan las bases logísticas de la teoría lingüística del conocimiento.
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Krausismo, Neo-krausismo
y Krausología
Por Arturo Andrés Roig (*)

El filósofo Arturo Andrés Roig, es el pensador


que mejor analizó la historiografía extraviada
del movimiento krausista, continuando la
labor que Coriolano Alberini comenzó en
1930. Pareciera que el krausismo navegó
entre la insipidez (lo dice Ingenieros) teórica
y la indiferencia ideológica. Krause no se
hace presente en América, sino a través de
sus discípulos Ahrens y Tiberghien. Luego
de esa búsqueda ideológica-identitaria,
Roig intenta extirpar, para estudiar mejor el
movimiento, las proliferaciones positivistas
del krausismo, acción en la que inevitable-
mente se incurre cuando se abordan tópicos
con alguna relación con el “racionalismo
espiritualista”. Operación quirúrgica que
supone una cierta vindicación de Krause.
Estas cuestiones generaron contradicciones
entre los dictados del espíritu y las determi-
naciones de la praxis política en los krau-
sistas, pensemos en Yrigoyen, (Patagonia,
Vasena), el más referido de los personajes
históricos influidos por el krausismo. Acerca
del problema de los “límites” del “sujeto
pedagógico krausista”, dice Roig que ...es
posible una compatibilidad entre posiciones
“progresistas” y actos represivos, que desde la
perspectiva del poder son presentados como
“extraños” al sistema y no como consecuencia
de haberse traspasado sus propios “límites”.
LA BIBLIOTECA
Sombras de la filosofía universal N° 2-3 | Invierno 2005

El desarrollo y la fuerza de la filosofía su libro La cultura filosófica en España,


de Karl Christian Friedrich Krause, así dedica un capítulo a lo que él denomina
como la de sus inmediatos seguidores “El Krausopositivismo”, movimiento
europeos, alemanes y belgas, era hasta que no posee un valor doctrinario
hace unos años un hecho casi total- intrínseco, y cuya importancia radicaba
mente desconocido. Claro está, algunas en haber generado “un movimiento
noticias había de Krause, así como de ético-político-pedagógico”.
ciertos personajes a los que se les atribuía Las “insípidas doctrinas de Krause”
una militancia krausista, mas estos eran mantuvieron siempre entre los españoles
hechos mínimamente señalados y hasta una “firme vinculación con la corriente
simplemente ocasionales. En alguno positivista”, y si al final de su desarrollo
de nuestros estudios hemos señalado histórico seguían
como una de las causas de este hecho, el sus integrantes José Ingenieros en 1916, en su
dominio ejercido por pensadores y escri- l l a m á n d o s e libro La cultura filosófica en
tores nuestros de militancia positivista o “krausistas” tenía España, dedica un capítulo a lo
que habían mantenido ciertas posiciones tan sólo el valor que él denomina “El Krauso-
afines a esta corriente y que tenían una de una palabra positivismo”, movimiento que
especie de dominio historiográfico. En simbólica. Acerca no posee un valor doctrinario
función de esto todos los racionalismos, de la presencia intrínseco, y cuya importancia
aun los declaradamente espiritualistas, del krausismo radicaba en haber generado
eran o antecedentes del positivismo o como movimiento “un movimiento ético-polí-
positivismo sin más. Un ejemplo de lo doctrinario y de tico-pedagógico”.
que venimos diciendo se encuentra en la filosofía práctica
obra historiográfica de José Ingenieros, entre nosotros, no se dice ni una palabra.
así como en la tesis del “pan-positivismo” Dentro de la historiografía filosófica
de Alejandro Korn que en este asunto nuestra, entendemos que fue Coriolano
no se desprendió de sus orígenes posi- Alberini, quien en 1930 en su obra
tivistas. Para poner un ejemplo cier- La filosofía alemana en la Argentina, fue el
tamente notable basta con releer a un primero en ocuparse del krausismo entre
autor de reconocida influencia, Amadeo nosotros. Se habla allí de “una ulterior
Jacques, cuyo racionalismo espiritualista influencia romántica alemana” a la que
ecléctico fue incluido dentro del universo considera “un tanto episódica”. Hace
positivista. Reubicar a Jacques, yendo a luego una breve reseña del desarrollo del
las fuentes, ha sido una de las primeras krausismo en España y no se olvida de
tareas nuestras. hablar del “lenguaje abstruso de Krause”.
Mas volvamos al krausismo. Ingenieros Menciona a Hipólito Yrigoyen como
y Korn iniciaron casi a la par su impor- seguidor del krausismo, en particular en
tante labor historiográfica. En “Influen- relación con el derecho internacional y
cias filosóficas en la evolución nacional”, cuando se refiere a los filósofos krausistas
texto de Korn aparecido originariamente que habrían influido entre nosotros no
entre 1912 y 1915, no se menciona a habla de ningún español, sino de los
Krause. En 1931, en un extenso estudio filósofos de la Escuela Belga, Tiberghien
titulado “Hegel”, se refiere, por única y Ahrens. Es interesante observar que
vez a Krause como uno de los filósofos la conferencia que leyó Alberini en
que integraron la disolución de la escuela Washington, enviado oficialmente por
hegeliana. José Ingenieros en 1916, en el Estado Argentino, “La filosofía y

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sombras de la filosofía universal

sus relaciones internacionales” (1925) EUDEBA nos rechazaron el texto –el


expresa la posición de Yrigoyen. El tema único asesor de esta editorial que de modo
del krausismo de Yrigoyen se habrá caluroso propició la impresión fue Arturo
de generalizar luego, principalmente, Jauretche– lo publicamos en México en la
a través de biografías. Tal vez la más Editorial Cajica, gracias al propio Cajica y
divulgada ha sido la de Manuel Gálvez: gracias sobre todo a Don Diego Abad de
Vida de Hipólito Yrigoyen (1939). Por Santillán. En 1977, en otro libro nuestro
cierto que siempre queda la posibilidad titulado Esquemas para una historia de la
de encontrar menciones en textos ante- filosofía ecuatoriana, dimos a conocer la
riores a los que aquí hemos señalado, en presencia del krausismo y el modo como
particular en la literatura política. fue utilizado por los liberales alfaristas
Dentro del movimiento de Historia de las del Ecuador. En ambos trabajos quedó
Ideas, que se inició en América Latina en desplazada la problemática positivista
1940, el primero en dar noticias de una –no ignorada, por cierto– como referente
polémica entre positivistas y krausistas fue para el tratamiento de las ideas del krau-
el filósofo mexicano Leopoldo Zea en su sismo en nuestras tierras, así como perdió
libro El Positivismo en México: nacimiento, fuerza la tesis simplificadora que alguna
apogeo y decadencia (1944); más tarde, en vez enunció José Gaos, según la cual,
1951 el maestro uruguayo Arturo Ardao mientras en España los progresistas mili-
en su obra Batlle y Ordoñez y el positivismo taron en el krausismo, aquí, en América,
filosófico probó que lo hicieron dentro de la filosofía positiva.
Dentro de la historiografía el caudillo oriental Lógicamente que aquellos trabajos
filosófica nuestra, entendemos no había sido posi- despertaron interés entre los krausólogos
que fue Coriolano Alberini, tivista y que había españoles en cuanto mostraban una
quien en 1930 en su obra recibido influen- amplitud desconocida de las ideas de
La filosofía alemana en la cias del krausismo, Krause en la totalidad del mundo de
Argentina, fue el primero en principalmente a habla castellana. Y así me lo expresó,
ocuparse del krausismo entre través de Ahrens. personalmente, Elías Díaz. Resulta
nosotros. Se habla allí de “una En 1969, después además curioso el hecho de la casi
ulterior influencia román- de varios años de contemporaneidad de nuestro libro sobre
tica alemana” a la que consi- labor, hicimos el krausismo en Argentina, con la obra
dera “un tanto episódica”. conocer un libro de Miguel Reale en Brasil, quien dictó
Hace luego una breve reseña dedicado exclusi- una célebre conferencia en Sâo Paulo
del desarrollo del krausismo vamente al desa- en 1957, titulada “Momentos decisivos
en España y no se olvida de rrollo histórico e olvidados do pensamento brasileiro”
hablar del “lenguaje abstruso del krausismo en en la que se ocupó como novedad, del
de Krause”. un país latinoa- krausismo, filosofía o corriente de ideas
mericano, titu- –según nos dice Stoetzer– “ni siquiera
lado Los krausistas argentinos, obra en la sospechadas”. Aquella conferencia
que no sólo nos dedicamos a mencionar dio pie para que más tarde, en 1968,
los maestros europeos, principalmente Luis Washington Vita incluyera a los
Krause, Ahrens y Tiberghien, sino algo krausistas en una Antología do pensa-
más de fondo: las formas y modalidades mento político do Brasil. Desde las investi-
con las que fue asimilada la doctrina de gaciones de Reale y de Vita, el krausismo
esos filósofos entre nosotros. Como varias brasileño quedó integrado dentro de la
editoriales de Buenos Aires, entre ellas historia de las ideas. Interesante resulta

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saber que en la conocida Historia de las Luis Abellán y de Elías Díaz. Abellán
ideas en el Brasil (1956) de Joâo Cruz acierta cuando señala que el krausismo
Costa, de amplia difusión en el mundo en América Latina no fue incorporado
de habla castellana, no se menciona a desde una lectura de Krause, sino de
Krause ni al krausismo. sus discípulos Ahrens y Tiberghien, por
En el año 1988 tuvieron lugar casi lo que recomienda estudiar a fondo a
contemporáneamente dos reuniones, esos autores. Claro que hay que distin-
primero en Montevideo y luego en guir épocas, pues también ha habido, si
Buenos Aires en las que se asumió bien posteriores –agregamos nosotros–
la problemática del krausismo como influencias del krausismo español, sobre
hecho reconocido en el Río de la Plata. todo a partir de la creación en Madrid
La reunión uruguaya, organizada por la de la “Junta de
Fundación Prudencio Vázquez y Vega, ampliación de
se tituló “Las ideas filosóficas que influ- Estudios” (1907).
yeron en la formación del Uruguay La segunda
contemporáneo”; la Argentina, orga- afirmación de
nizada por una comisión que presidió Abellán ya no me
Hugo Biagini, tenía como tema: parece tan fácil
“Orígenes de la democracia argentina. El de sostener: que
trasfondo krausista”. Ambas reuniones a la influencia del
la que asistió una importante delegación krausismo está
española, fueron subvencionadas por siempre mezclada
fundaciones alemanas. Al año siguiente, con el positivismo.
en 1989 y como una necesidad surgida Aquí también
de estas experiencias, tuvo lugar en hay que señalar
Madrid una tercera reunión sobre el etapas. La ense-
tema “El krausismo y su influencia en ñanza de la filosofía del derecho sobre Karl Christian
Friedrich Krause
América Latina” asimismo subvencio- la base de Ahrens es incluso anterior a
nada por una institución alemana. No la constitución del positivismo como
debe extrañar la colaboración germana ideología dominante. Sí tiene razón de
ya que se ha dado un verdadero renaci- hablar de un krauso-positivismo, pero
miento de la olvidada figura de Krause este fenómeno se corresponde con una
en Alemania, iniciado a partir de los etapa posterior en la que los espiritua-
actos realizados desde 1981, año en listas se vieron obligados a dar respuestas
que se cumplió un siglo del nacimiento al saber científico generado por el positi-
del filósofo alemán. Por cierto que en vismo y hasta fue necesario distinguirlo
España también se ha conmemorado la de él hablando de un “ciertificismo”. En
figura del maestro con otros actos. cuanto a la afirmación acerca de que no
A propósito de las reuniones en las que habría habido un “krausismo puro” en
se discutió la problemática latinoameri- América Latina, sería interesante saber
cana del krausismo, nos parece oportuno en qué consiste y si lo hubo realmente
ocuparnos de la llevada a cabo en Madrid en España. Tal vez esto también sea una
en la que se hizo un balance general, en cuestión de etapas. Es interesante tener
algunos aspectos fuertemente crítico. en cuenta que una doctrina como la de
En particular nos parecen ciertamente la “evolución”, si bien no fue incom-
importantes las palabras finales de José patible con Spencer, en algunos de los

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krausistas argentinos tuvo como inspira- novedosa. Lógicamente que el raciona-


ción una praxis científica desarrollada en lismo de algunos krausistas “ortodoxos”
el ámbito de las ciencias biológicas. No (nos gusta más esta denominación que la
es lo mismo el positivismo libresco spen- de “krausistas puros”), había de entrar en
ceriano, que el que se llevaba a cabo en el crisis. Una de las respuestas fue, como lo
laboratorio, en los yacimientos paleon- señala acertadamente Abellán, la postu-
tológicos y en los manicomios. Por lo lación de una “metafísica inductiva”, la
menos en Argentina ese hecho se dio. que por lo demás, no era sólo propuesta
La propuesta de superar los naciona- krausista. Al respecto no se ha de olvidar
lismos y de hacer una historia de las ideas la fuerte presencia de Alfred Fouillée en
por grandes regiones (Río de la Plata, América Latina. Es importante tener
países andinos, Caribe, etc.) integra en cuenta que el krauso-positivismo
las recomendaciones que surgieron de ha tenido más fuerza en aquellos países
la reunión convocada por UNESCO, nuestros en los que el desarrollo del saber
en 1972, para la preparación del libro científico adquirió fuerza y autonomía,
América Latina en sus ideas, propuestas imponiendo variaciones en el seno mismo
que han tenido una amplia difusión del positivismo en general.
en todo el Continente. En realidad la Y ahora nos ocuparemos de las preocu-
propuesta debe ser inevitablemente más paciones de Elías Díaz, posiblemente
dinámica: también se ha de trabajar por uno de los más grandes krausólogos espa-
naciones, a la par si es posible; nuestras ñoles actuales. Tanto Díaz como Abellán
universidades, donde se desarrolla prin- estuvieron presentes en las reuniones
cipalmente la historia de las ideas, están que tuvieron lugar en Montevideo y en
organizadas sobre fuertes tradiciones Buenos Aires y a las que nos hemos refe-
nacionales que no pueden ser ignoradas. rido antes, ambas del año 1988. Los dos
Lógicamente si se habla de naciona- percibieron el matiz político partidario que
lismo como ideología, todo programa imprimieron a sus exposiciones algunos de
conjunto quedará desvirtuado. los participantes uruguayos y argentinos.
Volviendo a la cuestión del krauso-posi- Esto le motivó a Elías Díaz a ocuparse de
tivismo, si lo consideramos en el caso los riesgos que corre el krausismo –y cual-
argentino, no consistió en una respuesta quier filosofía– convertido en ideología,
ecléctica que trataba de armonizar dos al servicio de una praxis en ocasiones
filosofías aparentemente opuestas, sino simplemente partidista, en el sentido de
de actualizar el saber científico, en parti- partido político. Lógicamente las pala-
cular el biológico que traía como acarreo bras del maestro se referían asimismo a
textos envejecidos como el de Ahrens o un hecho vivido en España durante el fin
no debidamente actualizados como el de del despotismo sangriento de Franco. A
Tiberghien. Y se trataba de hacerlo desde Díaz no se le escapó que las reuniones que
un saber biológico innovador y hasta crea- tuvieron lugar en el Río de la Plata coin-
tivo, no importado. Esto significa que el cidieron y estuvieron en buena medida
krauso-positivismo debería ser estudiado a promovidas por un oficialismo llegado
la par del desarrollo de la ciencia. Un caso al poder luego de los años de asesinatos,
particularmente importante ha sido el de robos y terror de los gobiernos militares
la psicología genética de José Ingenieros, en Argentina y Uruguay. Se ansiaba un
en la que se dio una versión del evolu- regreso a la democracia y, en particular,
cionismo que puede ser entendida como a una convivencia regida por un ejercicio

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de justicia y de “Reparación”, según la actividad política partidaria, corren el


palabra de los viejos radicales de la época riesgo de un uso ideológico, sean idea-
de Hipólito Yrigoyen. Ahora bien, ¿hasta listas o sean materialistas. Y es desde ese
qué punto era esto hacer krausología o hecho de donde surgen eso que hemos
hacer simplemente política o algo cier- denominado como “límites”, hecho
tamente ambiguo? Los gobernantes, no percibido por quienes en nuestros
salidos del Partido Colorado, en Monte- días creyeron vivir un “regreso” a ciertas
video, y de la Unión Cívica Radical, en fuentes, con lo que cayeron, lo acepten
Buenos Aires, no habían desperdiciado o no, en un “neo-krausismo”. A todos
ocasión de mostrarse como adalides polí- ellos ha de decírseles que, como se ha de
ticos respaldados por una doctrina, ya hacer con cualquier filosofía o doctrina
centenaria; en la que siempre se habló política de la que se quieren rescatar sus
de principios “morales”. El krausismo, aspectos “más positivos y consensuales”,
doctrina entre nosotros sin vigencia, es necesario conocer también sus aspectos
ignorado de la totalidad de la población, menos positivos o simplemente nega-
apareció como una “doctrina salvífica”, tivos. De lo contrario –si no se ejerce una
expresada, salvo excepciones, en la retórica crítica– se cae en un uso no sólo ingenuo,
en uso del discurso político tradicional. sino ideológico, cuando no malintencio-
Esta prédica moralizante, inspirada en nado. Porque lo positivo tiene sus límites,
un revival sin peso teórico, entró muy los que pueden ser señalados tanto en la
pronto en la más espectacular contra- doctrina misma, como en la praxis de
dicción, en primer lugar con la perversa la doctrina. Un caso: hemos mencio-
doctrina de los “dos demonios” y luego nado con fuerza la tendencia de los idea-
el dictado de leyes y decretos que mien- lismos del siglo XIX entre nosotros, a
tras se decía “nunca más”, se establecía un deshistorizar la “eticidad” (Sittlichkeit) y
régimen de impunidad. Estábamos en los desplazar la responsabilidad moral hacia
límites de la moral predicada. Elías Díaz la “moralidad”
no se ha referido a estos hechos, pero los (Moralität). Esto, ¿Fueron ajenas a esto la masacre
mismos confirman sus temores, fuerte- en la medida en de Vasena y los fusilamientos
mente expresados, de que una doctrina que la primera de la Patagonia? Sí y no. Lo
político-filosófica se convierta en una también es histó- primero, como gobernante,
simple ideología. rica, implica lo segundo, porque era clima
Felizmente, en la reunión que se hizo inevitablemente de época compartido desde el
en Buenos Aires, no estuvo ausente un situaciones que que surgía la justificación. No
espíritu crítico que alertara sobre todo pueden llegar, sin nos cabe duda de que el esen-
lo que agudamente señaló Elías Díaz en más a ser repre- cialismo –y ese era el secreto
Madrid. El planteo surgió entre otros sivas, con las filosófico de la llamada “Repa-
temas a propósito de los límites del mejores “inten- ración”–marcó los límites de
“krausismo”, que venía a poner en crisis ciones”. ¿Fueron la praxis política.
la visión de una panacea universal. Y ajenas a esto la
esto lo decimos inclusive pensando en masacre de Vasena y los fusilamientos de
la figura política de Yrigoyen, que tuvo la Patagonia? Sí y no. Lo primero, como
indiscutiblemente méritos y jugó un gobernante, lo segundo, porque era clima
papel indudablemente histórico. de época compartido desde el que surgía
Pero las filosofías, sobre todo las que la justificación. No nos cabe duda de
hacen de andamiaje doctrinario de la que el esencialismo –y ese era el secreto

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filosófico de la llamada “Reparación”– Vergara. Surge de lo que nos dice que es


marcó los límites de la praxis política. posible una compatibilidad entre posi-
Y ahora quiero recordar la posterior inter- ciones “progresistas” y actos represivos,
vención en este debate que tuvo nuestra que desde la perspectiva del poder son
amiga la Doctora Adriana Puiggrós. En presentados como “extraños” al sistema
su libro Sujetos, disciplina y curriculum y no como consecuencia de haberse tras-
en el sistema educativo argentino (1990) pasado sus propios “límites”.
se pregunta, precisamente, acerca del Y ya para terminar diremos que la tarea
problema de los “límites” del “sujeto de quienes se interesen por la krauso-
pedagógico krausista”, tal como logía no sólo exige una constante vigi-
surge de uno de los más apasionantes lancia respecto de los usos categoriales,
krauso-positivistas argentinos, Carlos N. sino algo previo y casi material, la cons-
trucción de un pasado intelectual que ya
no puede ser ni desconocido ni menos
negado, pero que continúa todavía sin
ser trabajado por parte de los histo-
riadores de las ideas. Esto no significa
desconocer lo que se ha hecho, pero
podríamos decir que recién comen-
zamos. En efecto, pocas novedades
podemos mencionar respecto de estu-
dios que abarquen una nación con todas
sus etapas, tendencias y teóricos y otro
tanto hay que decir de estudios más
amplios, José Luis Gómez Martínez,
por sus trabajos monográficos dados a
conocer, se encuentra ya en condiciones,
contados los últimos esfuerzos que
nunca faltan, de darnos un panorama en
forma de libro del krausismo boliviano;
por su parte, otro krausólogo español,
Antolín Sánchez Cuervo nos acaba de
entregar su obra El Krausismo en México
(2003), obra ciertamente estimable y
que ya constituye momento indispen-
sable en estos estudios. Respecto de los
restantes países nuestros, en todos se ha
avanzado, en unos más, otros menos,
pero aún faltan las síntesis nacionales.
Otra línea de trabajo, ciertamente impor-
tante, relacionada con aquella propuesta
de hacer estudios supranacionales, es la
que ha inaugurado, después de loables
esfuerzos, Carlos Stoetzer. Por primera
Hipólito Yrigoyen, vez se hace un panorama que abarca en su
líder político de
formación krausista. totalidad del mundo de habla castellana

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y portuguesa, de Europa y América. las hemos llamado en nuestro libro


Su Karl Christian Frederich Krause Los krausistas argentinos, y en el de
and his influence in the Hispanic World Antolín Sánchez Cuervo El Krausismo
(1998), es obra ya de inevitable consulta. en México, no son obras definitivas ni
Felizmente, en el Boletín de Historia pueden serlo, Hugo Biagini ha enrique-
de la Fundación para el estudio del cido nuestro estudio con el señalamiento
Pensamiento Argentino e Iberoamericano de nuevos datos relacionados con migra-
de Buenos Aires se ha publicado un ciones españolas al Río de la Plata que
resumen de la obra de Stoetzer, en nosotros no habíamos conocido.
sus números 34-36 (1999-2000).
Por último y como un buen ejemplo
de que las síntesis nacionales, como (*) CONICET - Mendoza

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Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 1982.
- Puiggrós, Adriana, Democracia y autoritarismo en la pedagogía argentina y latinoamericana, Buenos Aires, Galerna, 1986.
- Sujetos, disciplina y curriculum en los orígenes del sistema educativo argentino, Buenos Aires, Galerna, 1990.
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- Sánchez Cuervo, Antolín, El Krausismo en México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003.
- Stoetzer, Carlos, Karl Christian Friedrich Krause and his influence the Hispanic World, Kölm, Buhlau Verlag, 1998.
- “El krausismo en Iberoamérica”, en Boletín de Historia, Buenos Aires, FEPAI,1999, N° 34-36, 1999-2000.
- Vita, Luis Washington, Antologia do pensamento social e politico no Brasil, Sâo Paulo, Grijalbo, 1968.

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Spinoza, pasajes argentinos


Por Diego Tatián

Hablar a través de otras voces es un modo


singular de ejercer la palabra rescatán-
dola de las formas que le han confiscado
su potencial insinuador trocándola por
modelos explicativos estandarizados.
El texto de Diego Tatián es sugerente,
austero y sutil. No interpreta ni concluye
sino que ofrece un cuerpo polifónico y
colectivo que descubre sus lecturas y donde
la propia voz habla a partir del principio de
selección sobre lo que otros han dicho. No
se trata de la cita como principio de auto-
ridad –tan usual en estos tiempos– sino de
retazos que recuerdan los modos en los que
la inspiradora filosofía de Baruch Spinoza
se le apareció a quienes por su intranquili-
zadora presencia fueron afectados.
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Sombras de la filosofía universal N° 2-3 | Invierno 2005

Me pidieron un trabajo sobre Spinoza que el pensamiento es una esfera cuyo


en la Argentina y me pregunto cómo centro está en todas partes y cuya circun-
escribir ese relato, y también: ¿acaso ferencia en ninguna. Con la composi-
hay un spinozismo argentino? Una ción sucede lo mismo. Comenzar por
primera evidencia: hubo y hay estu- una página de León Dujovne sería tal
diosos de la obra de Spinoza. Y vez justo pero no me tienta; hacerlo con
según creo –si bien esta no es una una de Borges, demasiado obvio; recu-
evidencia– también hubo y hay spino- rrir a un pasaje de El árbitro arbitrario
zistas, aunque no sean necesariamente o Del deseo impli-
estudiosos de su obra y muchas veces caría algunas difi- ¿Acaso hay un spinozismo
se hayan apropiado de sus ideas de cultades técnicas. argentino? Una primera
manera salvaje, considerándolas en Dejar que el evidencia: hubo y hay estu-
virtud de su estricto valor de uso. primero en hablar diosos de la obra de Spinoza.
Walter Benjamin, como se sabe, sea Lisandro de Y según creo –si bien esta no es
concibió un libro sólo compuesto por la Torre, tal vez, una evidencia– también hubo
citas, un texto en el que hablaran los pero no. Releo lo y hay spinozistas, aunque no
otros. Es la manera como Norman escrito, me doy sean necesariamente estu-
Brown escribió El cuerpo del amor. Me cuenta de su tono diosos de su obra y muchas
propongo intentar aquí que la historia e x c e s i v a m e n t e veces se hayan apropiado de
–o más modestamente la deriva– de vacilante pero no sus ideas de manera salvaje,
Spinoza en la Argentina sea relatada voy a borrar –se considerándolas en virtud de
por quienes, de un modo u otro, se me ocurre una su estricto valor de uso.
vieron afectados por su pensamiento cierta analogía
o inspirados en algún sentido por su con el mimo que llega a la plaza y antes
signo. Se trata de juntar los mate- de comenzar su trabajo, delante de
riales, me digo, y componerlos, esto es todos, abre su valija, saca sus objetos, se
ponerlos uno junto a otro, de manera cambia de ropa y se pinta–.
que cuenten una historia, no en sentido
historiográfico sino más bien en tanto No estoy seguro –creo que nadie lo está– del
story –“había una vez...”. Para ello, modo cómo llegaron las obras, o las ideas,
me gustaría acumular en la mesa de o bien algo más que el nombre de Spinoza
trabajo todo lo que pueda servir y, con a Latinoamérica. Puedo, sin embargo,
ese material heteróclito a disposición, imaginar su ingreso en el Río de la Plata...
comenzar a combinar los fragmentos Entre ese lector rioplatense que hemos
con el propósito de construir un único soñado y la prosa o leyenda spinociana,
texto de muchos autores. Sin duda la pareciera indispensable la actuación de
elección del primero es lo más difícil, mediadores. Déjenme imaginar que uno
como lo es la elección de la primera de ellos, si no el primero, fue otro Benito, el
palabra cuando se comienza a hablar. Padre Feijoo, nacido en Galicia en 1676,
Puede ser cualquiera, pero las implican- unos meses antes que Spinoza expirara en
cias son distintas según el caso. Como La Haya... Algunos datos pueden sostener
alguna vez le escuché decir a Horacio la conjetura. Las obras de Feijoo... escritas
González, es posible comenzar a hablar en un español accesible, no en latín, fueron
a partir de cualquier detalle, pues todo las más populares en el Río de la Plata
es un punto potencial de irrupción de durante el siglo XVIII. En el segundo
la filosofía, lo que nos lleva a la idea de tomo del Teatro Crítico Universal, se

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encuentra el discurso Guerras filosóficas todo es necesario y eterno; de que la crea-


que contiene una noticia sobre Spinoza y ción como acto voluntario es imposible;
en el que Feijoo maniobra con destreza, de que ni la estructura del universo ni
según veremos, en su lucha contra el el papel de los órganos en nuestro cuerpo
poder espiritual de España. Ese tomo se son otra cosa que acomodos sin deter-
publicó en 1728. Sabemos que las obras minación previa de ninguna voluntad
de Feijoo tuvieron un éxito inmediato superior –plantean ya en forma deter-
en el Río de la Plata... minante las conclusiones filosóficas de los
Parece –escribía el padre gallego– que no conceptos científicos dominantes ahora:
vino de la filosofía de Descartes el ateísmo la selección natural; la conservación
de Spinoza... Si dos ateístas aristotélicos de la energía; la impersonalidad de los
[como Averroes y su discípulo italiano fenómenos; la adaptación al medio...2.
J. C. Vanini –quemado en Toulouse en Ojalá al evocar el numen de Spinoza
1619] no prueban contra la filosofía de una corriente simpática vinculara al
Aristóteles, tampoco un ateísta cartesiano orador y al auditorio... Para compren-
probará contra la filosofía de Descartes. derlo no basta entender la letra de su
Así, ser ateo –dice Feijoo en Para- doctrina; es menester sentirlo, compene-
dojas políticas y morales– no impide ser trarlo con hondo afecto, y revivir en el
bueno; Plinio el filósofo al hombre 3.
Tampoco bastan algunos Viejo y Hobbes no Si bien dentro de una metafísica
escarceos literarios o de erudi- fueron malos sino inaceptable, nadie ha descrito mejor la
ción para ponerse a tono con “quietos, pacíficos, libertad ética que Spinoza en el cuarto
Spinoza, para vibrar con su negados a toda y quinto libro de su obra fundamental,
obra. Aparentemente nada violencia o injus- que tratan, respectivamente, de la servi-
más distante que su inflexible ticia”, al igual dumbre y la libertad 4.
intelectualismo del período que Epicuro, cuyos Este último libro [Etica V] es, fuera de
angustioso que vivimos. Y sin errores en la teoría duda, lo más hermoso que ha concebido
embargo..., a pesar de su racio- no implicaban una mente humana. Es el Evangelio de
nalismo tan estructurado, hay desorden en la la afirmación de la vida...5.
un Spinoza viviente y actual... práctica. El famoso Lo que hay de ético, lo que posee un signi-
aún cuando pretende llevar al ateísta de estos ficado normativo de conducta moral, en la
respeto a las religiones las reduce tiempos, Benito Ética de Spinoza, no tiene para éste valor
de tal manera a la moral, a la Espinosa, vivía por sí mismo, sino que vale como prepa-
legislación y a la filosofía, que siempre retirado, y ración para el fin ontológico último, para
termina por aniquilarlas. ocupado siempre, la contemplación y conocimiento de Dios.
ya en el estudio, De aquí que Spinoza conciba la virtud
ya en fabricar telescopios y microscopios; sólo en vista de esta finalidad metafísica.
hombre sobrio, continente y pacífico 1. La sabiduría, vuelta a este fin ontológico
Así, para resumirlo todo en una prueba y condicionada por el mismo, culmina,
decisiva, el sistema de Spinoza, tan para Spinoza, en el amor intellectualis
famoso como mal conocido, formuló Dei. El hombre, como ser imperfecto,
mucho antes de Darwin, de Haeckel y de finito, sólo puede amar a lo más perfecto,
Spencer la filosofía del transformismo. Su Dios, pero la sustancia perfecta e infinita
negación de todo designio de finalidad, sólo puede amarse a sí misma. Y aquí
sustituida por los efectos de una nece- resalta el aspecto no cristiano de la filo-
sidad inconsciente; su declaración de que sofía de Spinoza 6.

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Si hubiera de determinarse el íntimo actual... aún cuando pretende llevar al


resorte que mueve el pensamiento de respeto a las religiones las reduce de tal
Spinoza no se le habría de buscar en el manera a la moral, a la legislación y a
Libro I, en la teoría de la substancia, la filosofía, que termina por aniquilarlas.
sino en la esfera de lo moral, hacia el V Lo mismo pasa con su Dios, que tanto se
Libro, en que incluso la metafísica de la transforma y se espiritualiza que termina
substancia está fundada... por desaparecer en el más irreductible y
Las líneas simples y grandiosas de su proble- consecuente de los panteísmos 9.
mática [de Spinoza] hacen pensar en el
Oriente, en cuanto se postula la “unidad
del problema del ser y del destino humano.
Buscar el ser para vivirlo, para serlo, reali-
zando la vida verdadera, tal se nos aparece
el impulso originario de su filosofar 7.
Spinoza llevó más lejos que el propio
Descartes la peligrosa convicción de que el
modelo matemático es el arquetipo de un
conocimiento filosófico racional; lo que lo
llevó a escribir la Etica more geometrico
demonstrata. Aun en esta forma lite-
raria, seguramente poco feliz, por ese
palacio de duro cristal que es la Etica
discurre un pensamiento que adivinamos
más profundo que la parte que alcan-
zamos a comprender con el puro saber
conceptual –y mucho menos todavía– con
el hábito del razonamiento matemático 8.
¿Cuántos de los que hacen de su nombre un
orgullo nacional... se han dejado inundar
por la luz que irradian sus escritos?... Signo
de los tiempos es que el más grande de Para Plejanov la filosofía marxista
los réprobos, el que sufrió de su pueblo el reposa en Spinoza. O, más bien, en la
‘Jerem’ más tremendo, sea celebrado hoy filosofía de Spinoza después de haber
con tanta veneración...; pura vanidad, que pasado por Feuerbach. Es decir, en las
él despreciaba, la de aquellos que se enor- filosofías materialistas 10.
gullecen con su nombre y no conocen su Las religiones positivas no se conforman con
obra, o que conociéndola no se han dejado un concepto metafísico de Dios; necesitan
llevar por su sentido. un Dios concreto que entre en relación con
Porque tampoco bastan algunos escarceos los hombres aun cuando sea convencional-
literarios o de erudición para ponerse mente. El panteísmo que ve a Dios en
a tono con Spinoza, para vibrar con su todas partes, que le llama sustancia única
obra. Aparentemente nada más distante y causa inmanente de todo y considera
que su inflexible intelectualismo del a los seres como ‘modos particulares
período angustioso que vivimos. Y sin de Dios’, es considerado por la teología
embargo..., a pesar de su racionalismo tan ortodoxa como una forma de ateísmo. Ella
estructurado, hay un Spinoza viviente y cree en los dioses que multiplican los panes,

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curan con palabras a los epilépticos y a los sus buenas acciones o su buena conducta
leprosos y resucitan los muertos. El que no sean premiadas en una vida eterna. Sin
comulga con todo eso, es ateo... eso no serían buenos ni justos.
Si sólo se tratara de la divinidad de la No conciben la serena moralidad de los
sustancia vital, ¿qué le podría importar incrédulos que siguen una línea recta
que el hombre la adore o no? No la sabiendo que la vida no tiene más allá.
adoran las demás especies y parece que La rectitud que no calcula las recom-
no le importa. ¿Y qué objeto podría pensas futuras muestra una elevación
encontrar la sustancia divina que habría moral y mental muy superior a la de
engendrado el universo, en imponer al aquellos que esperan comprar la bien-
hombre castigos como los de la Biblia, aventuranza eterna con ofrendas y
que comienzan con el pecado original oraciones interesadas.
del que un recién nacido no debería La fe religiosa que se funda en un
tener la culpa? concepto de ‘do ut des’ conduce al fari-
La Creación exige un Creador –se dice– seísmo, remedio insincero de la religio-
y se declara inadmisible la hipótesis de sidad, como la hipocresía es un remedio
un Universo sin arquitecto. insincero de la virtud.
¿Quién hizo el Universo? Dios, se Esos aspectos atañen a los particulares,
contesta. ¿Y quién hizo a Dios? Nadie, pero cuando a la sombra de la mentira
se contesta. Dios no tuvo principio ni sobrenatural se organiza la ‘maffia’
tendrá fin: es eterno. Pues entonces, clerical, se regimenta a los fanáticos y se
con igual fundamento e igual derecho, esgrimen resortes poderosos de coacción
diríamos que el Universo tampoco tuvo y de seducción, obtenidos de gobiernos
comienzo y será eterno. El Universo y reaccionarios y con todo ese combinado
Dios serían la misma cosa y coincidi- se atenta contra la libertad de pensar y
ríamos así con la admirable definición de enseñar, entonces la Iglesia se vuelve
panteísta de Spinoza: ‘No hay entre un cáncer en el seno de la sociedad 11.
Dios y el Mundo sino una diferencia de Hegel echó a mover tu pensamiento /
puntos de vista’. Engels y Marx le dieron nueva sangre /
El Universo-Dios no se mezclaría en sabio Spinoza pulidor de lentes / ya te
el destino particular ni en los asuntos oye el pueblo de Lenin y Stalin 12.
domésticos de los hombres. Al mundo de la filosofía llegó Spinoza
Yo no soy materialista; yo creo en la de la mano de Maimónides. De
eternidad y tal vez en la divinidad del Maimónides aprendió a rechazar el
Universo, donde el hombre es un átomo antropomorfismo; también aprendió de él
insignificante. Llámeseme panteísta, si que Dios es la causa primera y única de
se quiere; no hago cuestión de palabras, la esencia de todas las cosas tanto como
pero hago cuestión de que las religiones de su existencia. La identificación espi-
positivas y milagreras son una caricatura nociana de voluntad y entendimiento
de la divinidad. Dios ha de encontrarse tiene un antecedente en Maimónides; lo
en todas partes, menos en los altares. tiene igualmente la concepción de que el
Otro motivo de perturbación espiri- orden y conexión de las ideas es el mismo
tual es el concepto que hace depender la que el orden y conexión de las cosas. Para
virtud de una recompensa futura. ambos, para Spinoza y para Maimónides,
No basta a los católicos, como freno en Dios son inseparables existencia y
moral, la noción del deber; necesitan que esencia. La doctrina de Spinoza sobre

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la eternidad del alma es semejante a la Baruch Spinoza diré que es precisamente


de Maimónides sobre la inmortalidad 13. como el reloj primero de la Catedral de
Spinoza es anticartesiano en la medida en Estrasburgo. Pues este alentaba preten-
que es místico, neoplatónico, hombre de siones universales. En él era lo menos
sentimientos religiosos, formado en la cultura lo que en los relojes de ahora es lo más:
religiosa judía. E igualmente se distingue avisar para los cambios de postura de la
del Renacimiento porque es cartesiano, continuada servidumbre del hombre 17.
porque es un hombre del siglo XVII...14. Insistiré en el tema de los maestros y los
conductores, aunque no tengo empeño
El autor de la Etica no es completa- en dirimir la responsabilidad entre ellos
mente “un filósofo de su tiempo” como y vosotros. Sospecho que no habéis oído
Descartes, ni como Leibniz un filósofo mencionar por
“del porvenir”, sino un filósofo “de vuestros precep- Pues lo que hasta ese día me
siempre” cuya doctrina “tanto puede tores a muchos de había maravillado en Baruch
denominarse una religión filosófica los que han sido Spinoza no fue el artefacto que
como una filosofía religiosa” que en maestros de los construía ni la materia sublime
el fondo guarda relación con las grandes maestros de los que en él encerraba sino la
filosofías de Oriente, con las de la India, maestros actuales. escandalosa familiaridad con
con el taoísmo chino y, en general, con Diré Montaigne y que a ésta manejaba. La gran-
todas aquellas filosofías que han querido Spinoza, Schiller diosa modestia de su modo de
ser, antes que exposiciones neutrales de la y Hugo, Thoreau operar. La ordinaria sencillez de
realidad..., caminos de salvación 15. y Nietzsche. Me su tarea titánica... Escandalosa,
El pensamiento de Spinoza está todo atrevería a decir vuelvo a decir, la sumisa apaci-
transido de religiosidad, y su punto más que no los habéis bilidad con que, sin alzar la voz,
postrero no es el saber, sino la beatitud leído porque no disciplina imperios cósmicos.
mediante el saber; quiere arrancar al figuran en los
hombre del tráfago de las apariencias textos de las materias didácticas. Y no
para insertarlo en la perennidad, en un los habéis buscado en otra parte porque
propósito de salvación que por un lado no estáis habituados, como yo lo estuve,
recuerda la conformidad estoica y por a valerme de mis sentidos de orientación
otro aquel regreso al todo, aquel anega- en la busca ansiosa de maestros. Verdad
miento en el misterioso fondo de las que no enseñan otra profesión que la de
cosas, predicado por las grandes metafí- la ciudadanía espiritual, que a mi juicio
sicas religiosas de Oriente 16. es la única jurisdicción de la soberanía y
Pues lo que hasta ese día me había mara- libertad del hombre 18.
villado en Baruch Spinoza no fue el arte- Había que referirse concretamente al
facto que construía ni la materia sublime herem, sin por eso invadir jurisdicción
que en él encerraba sino la escandalosa religiosa alguna, pues en ningún momento
familiaridad con que a ésta manejaba. el rebelde dejó de ser judío, de sentirse judío
La grandiosa modestia de su modo de y de obrar como judío. Pensamos, tal como
operar. La ordinaria sencillez de su tarea el buen resultado lo proclama, que logra-
titánica... Escandalosa, vuelvo a decir, la ríamos la adhesión, exenta de recelos, de
sumisa apacibilidad con que, sin alzar la personalidades de todas las creencias. Así,
voz, disciplina imperios cósmicos. con el gran respeto que nos merece, nos
Un reloj, en fin. Por consideración a dirigimos fervorosos y en primer término
la larga paciencia con que lo construyó al conspicuo miembro de la comunidad de

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Amsterdam, Sr. Da Silva Solís... El herem permanezca con él bajo el mismo techo
ha sido dictado por un cuerpo administra- o entre las mismas cuatro paredes, que
tivo carente de valor religioso. Por tanto, nadie lea ningún papel o escrito de él,
como dictamen religioso es como si no exis- todo interrogante es obvio19.
tiera, pues nació caduco... No existe cons- Como remoto pariente pobre, usufructué
tancia en los archivos de la Sinagoga... de durante más de medio siglo el nombre
que la Sentencia germánico del autor de los Cuadros de
La filosofía spinoziana es se hubiera dictado viaje y del apellido castellano del vidente
‘subversiva’ porque su analí- por la Sinagoga analista del Tratado teológico-político.
tica de las pasiones supo poner misma... Los que Me correspondía, por tanto, pagar esa
al desnudo y asestar un certero estudiaron el caso vieja deuda de algún modo.
ataque a los mecanismos y coinciden en que Desde Carducci, el estudio del Tratado
procedimientos político- Spinoza ha sido teológico-político ha encontrado también
imaginarios (ilusiones, supers- condenado en eco en la poesía italiana, y, sobre todo en
ticiones, mitos, creencias, virtud de una su pensamiento social, a partir de Antonio
ideologías) del sojuzgamiento tremenda presión Labriola; pero en el grande huma-
inmanente de los hombres por política, acatada nista Rodolfo Mondolfo, que vivió en
los hombres mismos. a la fuerza por Buenos Aires el último tercio de su larga
Quienes lo persiguieron, comba- la comunidad... vida, es donde halló un claro expositor...
tieron y excomulgaron sabían lo Aun en la hipótesis En mi revista Babel tuve la honra de
que hacían y a quién lo hacían. de que el herem insertar dos de sus ensayos sobre Spinoza 20.
No se trataba de una persecu- hubiera emanado La filosofía spinoziana es ‘subversiva’
ción entre otras; la analítica de del Tribunal porque su analítica de las pasiones supo
las pasiones y sus productos Rabínico, soste- poner al desnudo y asestar un certero
era peligrosa, tal vez más que el nemos que dicho ataque a los mecanismos y procedi-
conocido y superficial ateísmo o fallo, dictado bajo mientos político-imaginarios (ilusiones,
radicalismo que le achacaban. presión, fuerza, supersticiones, mitos, creencias, ideolo-
intimidación, gías) del sojuzgamiento inmanente de los
coacción o miedo, carece de toda validez hombres por los hombres mismos.
debido al principio jurídico que rije Quienes lo persiguieron, combatieron y
universalmente desde tiempos inmemo- excomulgaron sabían lo que hacían y a
riales, el cual establece que todo acto jurí- quién lo hacían. No se trataba de una
dico realizado bajo esas condiciones es nulo persecución entre otras; la analítica de
y sin valor alguno. las pasiones y sus productos era peligrosa,
...en la misma Sinagoga en la que se tal vez más que el conocido y superficial
dictó la excomunión, en una de sus salas ateísmo o radicalismo que le achacaban 21.
(Ets Haim), pende sobre una pared el La primera equivocación es la del que
cuadro con la nómina de socios, en la cual piensa que es posible abandonar las poéticas
aparece tachado el nombre de Spinoza. del relato diario. La segunda equivocación
A dos o tres metros de allí, en una habi- consiste en suponer que si las matemáticas
tación contigua, se halla la biblioteca en y sus demostraciones dan esplendor a la
la cual se encuentran las obras completas verdad, debería ser del mundo matemático
de y sobre Spinoza con su retrato... Ahora donde se obtuviesen las caricias de la salva-
bien, si recordamos que en la sentencia se ción. Porque si la revelación emana de la
lee: conjuramos que nadie tenga trato autoridad de las Sagradas Escrituras, no es
con él, ni hablado ni escrito, que nadie del mundo devocional donde se obtienen

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las certezas de la razón. Esta mutua un buen antídoto contra la tentación de


declaración de soberanía de la teología y resolver la supuesta ‘crisis’ del marxismo en
la filosofía, que Spinoza se esmeraría en favor del puro azar y de la contingencia...
amparar, se nos ocurriría menos impor- El propio Baruch, por su parte, puede
tante si apenas significase una clara distin- servir de plataforma para la construcción
ción entre la piedad y la verdad. Se hace de otra dialéctica, menos obsesionada por
importante en cambio, si pudiese mostrar la Aufhebung superadora y por el hege-
en su recorrido una serie de impresionantes liano afán de ‘reconciliación’...: puede
exámenes sobre el acto de conocer, esto que ser un antídoto contra las teleologías, los
podríamos llamar entonces las matemá- finalismos y los universalismos abstractos,
ticas acosadas por la locura22. pero al mismo tiempo permite sortear las
Si Spinoza asombra es porque su pensa- trampas de un ‘post-marxismo’ multicul-
miento, aún hoy, es un armazón metálica turalista que se pretende sin fundamentos
que vibra cuando lo inteligimos. Es poesía de ninguna especie 25.
tensa, despojada y exacta. Sentir una vibra- La ética del deseo es la esencia del judaísmo.
ción matemática en el lenguaje no lo hace Y, por supuesto, de Spinoza... ¿No será
un soplo, no lo hace un signo, no lo hace la Etica [compuesta, como la Torah, de
un envío de la divinidad... ¿podría ser la cinco partes] la traducción, el descifra-
divinidad misma pensando en nosotros? 23 miento, la decodificación que el ‘místico’
Entre las matemáticas y la locura, Spinoza realiza del texto bíblico?... ¿No se
[Spinoza] elige las matemáticas sólo para disfrazará Spinoza de filósofo matemático
que la locura sea la sorda vibración que para hablar el lenguaje de la época... a la
escuchamos cada vez que una demostra- vez que esconde en él lo más hondo del
ción imperturbable y resplandeciente se contenido de la Biblia y que él, en tanto
apodera de nosotros. El llamado a desco- judío, experimenta como verdad? 26
nocer la revelación bajo el peso de la razón Si Spinoza hubiera estado en el Banquete,
y a la razón por el influjo de la salvación su respuesta a la primera pregunta socrá-
no puede ser sino el acecho de la locura tica habría sido: el deseo no es de nada
que abarca todo el sistema de Spinoza ni de algo, sino sólo, en todo caso, de sí
cuando se percibe que cada cosa, cada mismo... insistencia en el existir, afirma-
elemento de una demostración, podría ción esencial 27.
dejar de perseverar en su ser 24. Contamos ya con Si Spinoza hubiera estado en
Eso es, al fin y al cabo, el spinozismo: una algunos estudios el Banquete, su respuesta a la
eterna apertura que incita a la auto-crea- de la relación primera pregunta socrática
ción, es decir... un ‘realismo poético’. entre Spinoza habría sido: el deseo no es de
¿Estamos hablando, aún a riesgo de incu- y el barroco del nada ni de algo, sino sólo, en todo
rrir en anacronismo, de una ‘democracia siglo XVII. Por lo caso, de sí mismo... insistencia
de masas’? En verdad, estamos hablando general, enfatizan en el existir, afirmación esencial.
de algo mucho más originario y fundante: la relación entre
de la constitución del poder del demos Spinoza y Rembrandt e intentan mostrar
como tal, en la medida en que en la arqui- que también existió un barroco protestante
tectura teórica spinozista, él no puede ser además del barroco de la contrarreforma
‘descontado’ –para volver a esa noción de católica. El interés de Spinoza por el estudio
Rancière– de la estructura de lo político de las pasiones y la necesidad de tomar en
sin que todo el edificio se derrumbe. cuenta el estudio de las pasiones a la hora
La dialéctica histórica de Hegel... puede ser de reflexionar sobre la política llevaron a

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considerarlo barroco. Por mi parte, creo condensa los alcances y los límites del indi-
que la relación más importante de Spinoza viduo en su particular expresión de una
con el barroco se da en su interpretación de potencia que lo trasciende y supera. Spinoza
la Biblia como obra barroca, y de menor ni acusa ni condena. Ni defiende ni justifica.
interés resulta determinar en qué medida Simplemente, intenta comprender. Y en ese
él mismo y sus obras pueden ser conside- intento, el pulidor de lentes –instrumento
radas barrocas. El término “espectáculo” para ver lo infinitamente grande, lo infi-
(spectaculum) adquiere para Spinoza una nitamente pequeño–, percibe que cualquier
dimensión teológica. La alianza del Sinaí es acto suicida sólo puede ser considerado en su
vista por Spinoza como espectáculo montado singularidad. Tal vez por esta singularidad
por Dios para conmover al pueblo... inherente a todo acontecimiento, a toda
Igualmente Spinoza observa que los entidad, Spinoza se anima a emprender
templos han degenerado en teatros donde casi una casuística. Así recurre a las circuns-
los eclesiásticos buscan atraer la admi- tancias particulares que acompañan el acto
ración de los fieles; y que si alguien no suicida, en una suerte de intento de fundar
enmienda su vida tras haber escuchado en una genuina reflexión su explicación de
narraciones bíblicas, éstas tienen el aquello que, en su sistema, es inexplicable 29.
mismo valor que cualquier otra creación Spinoza es demasiado razonable y poco
poética escenifi- prometedor para los entusiastas construc-
La libertad no es el conoci- cable (Poetarum tores de utopías. Por otro lado es subversivo
miento de la necesidad sino el fabulas Scenicas). para los que defienden un Estado basado en
esfuerzo consciente de construir El ‘stylo’ con el sometimiento. Su ética plantea la posibi-
una Topía, un lugar donde que adornan lidad ontológica de una constitución colec-
nuestros deseos sean posibles... sus oráculos los tiva basada en las necesidades y los deseos.
Para ello nada mejor que recu- profetas tiende La libertad no es el conocimiento de la
rrir a Spinoza, el padre de a suscitar en las necesidad sino el esfuerzo consciente de
todos los ateos. masas el senti- construir una Topía, un lugar donde
miento de vene- nuestros deseos sean posibles... Para ello
ración a Dios, aún cuando sólo enseñen nada mejor que recurrir a Spinoza, el
cosas sumamente simples. Las categorías padre de todos los ateos.
con las cuales Spinoza examina la Biblia La filosofía de Spinoza... no formula
serán consideradas luego como las cate- una ética del ‘deber ser’ sino una ética
gorías esenciales del barroco. materialista del ‘poder ser’. Obrar ética-
La interpretación barroca de la Biblia mente consiste en desarrollar el poder del
le permite a Spinoza enfatizar que lo sujeto y no en seguir un deber dictado
único que importa es verificar cuáles son desde el exterior 30.
las conductas que provoca la lectura 28. ...estoy preparando ahora un trabajo sobre
Pero tal vez uno de los rasgos más sorpren- Spinoza, pero como es una obra de mucha
dentes del pensamiento de Spinoza es que responsabilidad por la forma geométrica
nos revela que ningún acto humano –ni que dio a su pensamiento –más bien una
siquiera ese acto en principio imposible, traba que una ayuda– estoy trabajando
el suicidio–, puede ser evaluado según con lentitud; por el momento estoy leyendo
cánones y códigos morales preestablecidos. todo lo que puedo de y sobre Spinoza.
Al arrancar a la reflexión en torno de la Hasta ahora he encontrado que la expo-
muerte voluntaria del ámbito de una moral sición más clara, más lúcida y más inteli-
de las intenciones o del deber ser, su análisis gente es la de Alain, aunque también los

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Sombras de la filosofía universal N° 2-3 | Invierno 2005

capítulos sobre Spinoza de la Historia de He divisado, desde las definiciones,


la filosofía occidental de Bertrand Russell, axiomas, proposiciones y corolarios, la infi-
me han ayudado mucho. He leído otros nita sustancia de Spinoza, que consta de
libros inútiles que se limitan a explicar el infinitos atributos, entre los cuáles están el
sistema de Spinoza con el vocabulario y con espacio y el tiempo, de suerte que si pronun-
el orden geométrico de Spinoza, lo cual no ciamos o pensamos una palabra, ocurren
es muy útil, de modo que pienso leer toda la paralelamente infinitos hechos en infinitos
bibliografía que le siga, luego la correspon- orbes inconcebibles. En ese delicado labe-
dencia y finalmente releer la obra misma rinto no me fue dado penetrar 38.
de Spinoza. Este libro, bueno, ahora nadie Todo lector de Spinoza ha sentido algo
puede hablar del porvenir, creo poder que no le hubiera interesado a Spinoza,
publicarlo a fines del año que viene...31 es decir la presencia personal de
Hay un hecho que nos aleja de Spinoza y Spinoza... creo que todos tenemos que
al mismo tiempo hace de él uno de los más deplorar no haberlo conocido personal-
grandes, como alguien original... el hecho mente, no haber conocido, por lo menos
de que la filosofía esté explicada, como en mi caso, a Berkeley, a Montaigne,
todos ustedes saben, ordine geometrico o yo siento no haberlos conocido perso-
more geometrico, no recuerdo cuál de los nalmente, y me sucede lo mismo con
dos latines usa él, y ese sistema lo ha hecho Spinoza, y creo que a todos los hombres
famoso, y al mismo tiempo ha hecho que le pasará lo mismo 39.
el libro sea menos asequible 32. ...Spinoza quiso convencernos de la verdad
Es un judío de tristes ojos 33. de su sistema, sin embargo hoy pensamos
Spinoza declara que sólo conocemos dos de en Spinoza y pensamos en él como en un
esos atributos, y esos atributos son la exten- querido amigo que
sión y la conciencia. O, buscando palabras nos hemos perdido, Spinoza quiso convencernos
sinónimas, serían el espacio y el tiempo 34. que no hemos de la verdad de su sistema,
Spinoza condena por eso la esperanza tenido la suerte de sin embargo hoy pensamos
y el temor. Porque se refieren a cosas conocer o que no en Spinoza y pensamos en él
futuras, no hay razón para aceptar la nos ha conocido como en un querido amigo
ilusión del tiempo 35. a nosotros. Una que nos hemos perdido, que
Creo delusoria la oposición entre los dos forma perfecta no hemos tenido la suerte de
conceptos incontrastables de espacio y de de la amistad la conocer o que no nos ha cono-
tiempo. Me consta que la genealogía de de él...40 cido a nosotros. Una forma
esta equivocación es ilustre y que entre Un día de verano perfecta de la amistad la de él...
sus mayores está el nombre magistral de de 1660... el
Spinoza, que dio a su indiferente divinidad hombre llamado Baruj Spinoza sostenía
–Deus sive natura– los atributos de pensa- el papel con su mano izquierda, y como
miento (vale decir, de tiempo sentido) y de escribía inclinado sobre la mesa, el pecho
extensión (vale decir, de espacio). Pienso oprimía ese brazo transmitiéndole el
que para un buen idealismo, el espacio no fuerte palpitar del corazón. Tras un
es sino una de las formas que integran la instante de vacilación, continuó escri-
cargada fluencia del tiempo 36. biendo: ‘Es más; he decidido investigar si
Las manos y el espacio de jacinto/ Que no hay algo cuyo hallazgo y adquisición
palidece en el confín del Ghetto/ Casi no me permitiría gozar eternamente de una
existen para el hombre quieto/ Que está alegría suprema, de una alegría sin fin’.
soñando un claro laberinto 37. Dieciseis años después, el hombre

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llamado Baruj Spinoza, gravemente no existe. Clara. Clara. Allí estaba el


enfermo, sintió que iba a morir. rostro amado, infantil y maduro al
El hombre se echó pesadamente sobre mismo tiempo, y los labios agrietados
la cama. del hombre muribundo pronunciaron
No pensó en las ideas que había burilado el nombre. La visión estuvo a punto de
con precisión helada... quebrarse, amenazada por el presagio
El hombre cerró los ojos y evocó el rostro de un grito, el rumor del agua corriendo
de una muchacha. ¿Quién era? ¿Cómo por el lecho de un río, muchos, muchos
era? Al hombre las fuerzas se le esca- años atrás, y un gemido, y el dolor de
paban como arena en las manos. Hizo una herida abierta. Pero de pronto,
un último esfuerzo. Vio a la muchacha el rostro puro volvió a iluminarse. El
envuelta en una deslumbrante claridad... hombre descubrió que era en esa visión
Sintió una sed abrasadora, y supo que donde alumbraba la alegría, y cerró los
el deseo es una pregunta cuya respuesta ojos para siempre 41.

Baruch Spinoza

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NOTAS

1. De Olaso, Ezequiel, “Spinoza y nosotros”, en AA.VV., Homenaje a Baruch Spinoza, Museo Judío de
Buenos Aires, Buenos Aires, 1976, pp. 179-198.
2. Lugones, Leopoldo, Prometeo, Buenos Aires, 1910, p. 82. Este extraño libro de Lugones recoge un conjunto
de materiales reunidos para un curso libre de Estética –que finalmente no se llevó a cabo– solicitado por el
Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
3. Korn, Alejandro, “Spinoza”, en Obras completas, Buenos Aires, Claridad, 1949, p. 397 –también incluida en la
edición anterior de los escritos de Korn, sólo que con grafía diferente, “Espinosa”, Obras, La Plata, t. II, pp. 25-31.
4. Korn, Alejandro, “La libertad creadora”, en Ibid., p. 225.
5. Ibid., p. 400.
6. Astrada, Carlos, “Spinoza y su aporte a la metafísica”, en El juego metafísico, Buenos Aires, El Ateneo, 1942, p. 73.
7. Vasallo, Ángel, “Una introducción a la ética. Excurso histórico: la ética de Spinoza”, en Cursos y conferencias,
revista del Colegio Libre de Estudios Superiores, N° 5, Buenos Aires, 1934, pp. 471-481.
8. Vasallo, Ángel, “Consideraciones sobre la idea de libertad en Spinoza”, en Cuadernos de filosofía, Buenos Aires,
1978, XVIII, 28-29, p. 169.
9. Bermann, Gregorio, “Spinoza, teólogo y político”, en Judaica, año I, N° 10, Buenos Aires, abril de 1934, pp. 149-152.
10. Roca, Deodoro, “Marxismo y anarquismo”, El país, 19 de octubre de 1930.
11. De la Torre, Lisandro, Intermedio filosófico, La cuestión social y los cristianos sociales, La cuestión social y un cura,
Buenos Aires, Hemisferio, 1976.
12. Yunque, Álvaro, “Sabio Spinoza...”, en Judaica, nº 169-170, Buenos Aires, agosto-septiembre de 1948, pp. 11-14.
13. Dujovne, León, Baruj Spinoza, Universidad de Buenos Aires, 1945, vol. II, p. 108.
14. Ibid., vol. III, p. 286.
15. Romero, Francisco, “Descartes, Spinoza y Leibniz. Reflexiones y confrontaciones”, en La estructura de la
historia de la filosofía, Buenos Aires, Losada, 1967, pp. 268-269 [artículo aparecido originalmente en Entregas
de la Licorne, Montevideo, 2da época, año 1, N° 1-2, noviembre de 1953]
16. Romero, Francisco, “Sobre la diversidad filosófica y los prototipos del racionalismo en el siglo XVII”, en
La estructura de la historia de la filosofía, cit., p. 220 [originalmente en El comercio, Lima, 28 de julio de 1954]).
17. Banchs, Enrique, “De un reloj de Estrasburgo”, La Prensa el 15 de julio de 1956 –ahora en Prosas,
Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 1983, pp. 390-393.
18. Martínez Estrada, Ezequiel, “Homilía a los estudiantes”, leído en la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca)
el 20 de noviembre de 1958 (en Para una revisión de las letras argentinas, Losada, Buenos Aires, 1967, pp. 168-177).
19. Kibrick, Salvador, “Ante el tribunal de la posteridad”, en AA.VV., Homenaje a Baruch Spinoza, cit., pp. 9-25.
20. Espinoza, Enrique (pseudónimo de Samuel Glusberg), Spinoza, águila y paloma, Buenos Aires, Babel, 1978.
21. Kaminsky, Gregorio, Spinoza: la política de las pasiones, Buenos Aires, Gedisa, 1990, pp. 20-21.
22. González, Horacio, “Locura y matemáticas”, en Cóncavo y convexo. Escritos sobre Spinoza, Buenos Aires,
Altamira, 1999, p. 50.
23. Ibid., p. 52.
24. Ibid., p. 57.
25. Grüner, Eduardo, “El Estado: pasión de multitudes. Spinoza versus Hobbes entre Hamlet y Edipo”, en A. Borón
(comp.), La filosofía política moderna de Hobbes a Marx, Buenos Aires, Eudeba / Clacso, 2000, pp. 143-165.
26. Sperling, Diana, Del deseo. Tratado erótico-político, Buenos Aires, Biblos, 2001, p. 112.
27. Ibid., p. 149.
28. Madanes, Leiser, El árbitro arbitrario. Hobbes, Spinoza y la libertad de expresión, Buenos Aires, Eudeba,
2001, pp. 131-132.
29. Cohen, Diana, El suicidio: deseo imposible, o la paradoja de la muerte voluntaria en Baruj Spinoza,
Buenos Aires, Ediciones del signo, 2003, pp. 207-208.
30. Carpintero, Enrique, La alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud, Buenos Aires, Topía, 2003.
31. “El culto rendido por Borges” (grabación), en AA.VV., Homenaje a Baruch Spinoza, op. cit., p. 49.
32. Borges, Jorge Luis, “Baruch Spinoza” (conferencia, 16 de enero de 1981), en Borges en la Escuela Freudiana
de Buenos Aires, Buenos Aires, Agalma, 1993, p. 59.
33. Borges, Jorge Luis, “Baruch Spinoza”, en La moneda de hierro, Buenos Aires, 1976.
34. Borges, Jorge Luis, Borges en la Escuela Freudiana..., cit., p. 63.
35. Ibid., p. 64.
36. Borges, Jorge Luis, “La penúltima versión de la realidad” (1928), en Obras completas, Buenos Aires, Emecé,
1974, p. 200.
37. Ibid., p. 930.
38. Borges, Jorge Luis, Obras completas (1975-1985), Buenos Aires, Emecé, 1989, p. 338.
39. Borges en la Escuela Freudiana..., cit., pp. 68-69.
40. Ibid., p. 72.
41. Abós, Álvaro, “La alegría sin fin”, en Merece lo que sueñas, Alcalá de Henares, Fundación Colegio del Rey, 1994, pp. 35-39.

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Rastros de carmín
Por María Pia López

El vitalismo, tan inspirador en los años 20,


no puede definirse como una corriente
teórica o política estructurada de la cual
derivar el análisis de los sucesos acaecidos.
Se trata, según María Pía López, de una
peculiar sensibilidad rebelde a las formas de
cristalización de la vida social que se inte-
rrogaba sobre los modos de expresión de las
prácticas colectivas que reclaman para sí la
soberanía frente a la rigidez de los conceptos
y las formas de representación vigentes.
Una filosofía “al borde de no ser tal” en la
medida en que indaga en el arte como vía
posible para la simbolización de las prácticas
que en su fluidez resisten la alineación de
las categorías metafísicas. El texto de López
evoca, con intensidad, este entusiasta espí-
ritu epocal que encuentra en los nombres
de Carlos Astrada, Deodoro Roca, Homero
Guglielmini y Jorge Luis Borges, una invi-
tación a recorrer la vida como drama capaz
de ser habitado desde la alegría creadora.
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Asedios y asaltos rechazo del cálculo político y su nega-


tiva a considerar las clases sociales como
La vida es, por sí misma, valiosa, un dato, evidenciaban una incómoda
afirma el moderno vitalista. familiaridad con Hitler.
Carlos Astrada, ¡Basta de nombres!, ya debe pedir el
Sonambulismo vital, atribulado lector. Son sólo algunos
1925. de los que dieron sus interpretaciones
sobre los vasos comunicantes entre
György Lukács no ha sido el único las filosofías de la vida y los movi-
en considerar que las filosofías de la mientos políticos reaccionarios. Partí-
vida –desconfiadas frente a la razón cipes de escenarios polémicos en los
y alejadas de los análisis económicos– que la hermenéutica era estrategia
eran el huevo en el que anidaba la de combate.
peor de las serpientes políticas. El El mundo intelectual argentino no
vitalismo, para sus críticos, sería un dejó de recibir el cimbronazo de
modo del irracionalismo y el magma estos pensamientos. Tampoco dejó
filosófico del cual brotarían políticas de releerlos y tamizarlos, de distan-
destructivas. El enlace entre vitalismo ciarse y mezclar corrientes que en sus
y fascismo a veces estuvo en manos de lugares de origen parecían adversas. Y
sutiles orfebres, pero en general fue de cultivar una serie de imágenes que
tramado con excesivo descuido por las le serían propias. Simmel, Nietzsche y
mediaciones y diferencias. Bergson son los autores que donaron
En 1953 Luis Quintanilla intentaba nuevas teorías y credos. Spengler y
mostrar que el hilo que iba de Henri Ortega y Gasset (el primero con la
Bergson –en quien sería difícil, para idea de la decadencia de Occidente, el
cualquiera de sus contemporáneos, no segundo con la de nueva generación)
ver a un humanista comprometido1– al pusieron las palabras para que la época
nazismo existía y que esa cuerda tenía hablara. Las vanguardias estéticas y
un nombre propio: Georges Sorel2. los combates por la reforma universi-
¿Qué eslabón es Sorel, entre qué lecturas taria gestaron el clima para descubrir
y qué políticas se constituye? No es el la importancia de los compromisos
tema de este artículo, pero lo recor- vitales. En el marco de ese complejo
damos como nombre de una discusión encuentro de lecturas que venían de las
persistente alrededor del vitalismo. fortalezas filosóficas y experiencias que
Así como Benjamin auscultó los pare- se forjaban en las ciudades argentinas,
cidos entre la filosofía bergsoniana y la algunos hombres escribieron artículos,
literatura de Proust; Sorel, el anarco- ensayaron libros y editaron revistas.
sindicalista, leyó esa filosofía en clave Visitaremos algunos escritos de Carlos
de la política revolucionaria, cultivando Astrada, Deodoro Roca, Homero
la idea de una inmediatez necesaria y Guglielmini –incluso apelaremos al
reveladora –lo que llama catástrofe– joven Borges–, para encontrar los tonos
que haría estallar el tiempo homogéneo de una sensibilidad que impregnó los
y lineal. Deodoro Roca sostuvo que el años 20. De ninguno de ellos se podría
único descendiente legítimo de Sorel decir que fue sólo un vitalista, pero sí
era Lenin, “nunca Mussolini o Primo”. que oblaron su aporte a ese modo de
Para Quintanilla, por el contrario, su vivir su contemporaneidad.

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Nombrar sin nombrar concepto es forma, la expresión vida


debe mantenerse, dirá Simmel, en una
La metafísica es, por tanto, la ciencia zona vaga e imprecisa.
que aspira a prescindir de símbolos. El problema es evidente: la noción de
Henri Bergson, vida es la clave de la época, pero resiste
Introducción a la metafísica, 1903. su simbolización. Por ello las filoso-
fías vitalistas miran de soslayo al arte o
En 1923 se editó El conflicto de la sostienen que saben lo que no se puede
cultura moderna, de Georg Simmel, comunicar. Sobre el fondo de ese drama
traducido por Carlos Astrada. En ese se comprende la afirmación de Bergson
libro, Simmel plantea que toda época de que la intuición metafísica es una
tiene su clave, una suerte de rey oculto idea simple pero requiere ser dicha
que habla en las distintas obras, que por el cuadro simbólico de su época
da el tono para las distintas composi- revistiéndose, así, de una complejidad y
ciones. La clave, oscuridad de la que carece. Vale más,
La vida se pretende autónoma en el siglo XX, pensaba, intentar recurrir a imágenes
de las formas pero no puede es el concepto y no a conceptos. A muchas y diversas
realizarse desechándolas. de vida. En el que procuren despertar en el lector
El escritor, que quiere dar expresionismo una “imagen mediadora” que lo haga
cuenta de ella, teme deslizarse artístico, en el intérprete de la intuición original.
hacia el terreno de sus adver- p r a g m a t i s m o Como intentó la fenomenología, se
sarias: “la esencia de la vida, filosófico, en la trata de suspender los modos teóricos
situada aquende o más allá de idea de intuición, de aproximarse a la realidad para volver
toda forma, sería negada si se en la mística a interrogar, ahondar y desplegar la
quisiera y pudiese dar de ella religiosa y en las percepción. Es en la experiencia –en
una definición conceptual...” afirmaciones de una experiencia desprendida de los
la nueva ética, lastres del interesado pensamiento de
encuentra un mismo talante: la reivin- la vida cotidiana y de los intelectua-
dicación de la vida –fluida, continua, lismos– donde una filosofía nueva
inquieta, hecha de fuerzas, inapresable– puede encarnarse como verdad.
contra las formas culturales, que se Esta filosofía renuente a los conceptos
reclaman inmutables y definidas. sería capaz de revitalizarse dándole más
La vida se pretende autónoma de vitalidad a la vida. No es un juego de
las formas pero no puede realizarse palabras. Las vanguardias estéticas
desechándolas. El escritor, que quiere intentaron vincular el arte a la praxis
dar cuenta de ella, teme deslizarse vital, pero no para someterlo a las
hacia el terreno de sus adversarias: “la rutinas comunes ni a una eficacia prác-
esencia de la vida, situada aquende o tica inmediata, sino para hacer una vida
más allá de toda forma, sería negada más artística y un arte más vital; en el
si se quisiera y pudiese dar de ella una mismo sentido, Bergson imagina estas
definición conceptual. Sólo le es dado, posibilidades para la metafísica: “la
como vida consciente, llegar a ser cons- realidad no se nos ofrecerá ya en estado
ciente de sí misma en su movilidad, estático, en su modo de ser sino que se
sin que esté de por medio el estrato afirmará dinámicamente, en la conti-
de la conceptualización, que coincide nuidad y la variabilidad de su tendencia;
con el dominio de las formas”. Si el lo que en nuestra percepción haya de

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inmóvil y aterido, entrará en calor y en Destino incómodo de estas filoso-


movimiento. Todo se animará en torno fías, siempre al borde de no serlo: de
nuestro y revivirá dentro de nosotros. ser mito, arte, experiencia inefable.
Un gran aliento se apoderará de los La renuncia o el intento de desvío,
seres y de las cosas, y nos sentiremos respecto de la construcción sistemática,
elevados, impelidos, llevados por él. parece acorralar a sus cultores en una
Sentiremos más vida, y este aumento zona incierta. Incierta política y teórica-
vital traerá consigo la convicción de que mente. Pero es probable que esa incer-
los graves enigmas filosóficos podrían tidumbre o la ambigüedad que tiñe la
descifrarse o tal vez podrían dejar de elaboración del vitalismo, provenga de
plantearse, por haber nacido de una su propia fuerza, del cumplimiento de
visión congelada de lo real y por no la intención de acompañar, en términos
ser más que la traducción, en términos de Simmel, lo que fluye contra las
intelectuales, de cierto debilitamiento formas objetivadas.
artificial de nuestra vitalidad”3. ¡Vaya En la Argentina, periferia del mundo
promesas! Si los obstáculos planteados filosófico, el vitalismo fue una
por Simmel eran de envergadura, las sensibilidad intelectual, un modo
posibilidades atribuidas por el francés de percibir y de producir tomas de
convertían a su filosofía en necesidad posición. Arrastra su ambigüedad de
para el buen vivir. origen, por ello sólo se puede usar ese
En la década del 30, la Universidad nombre en relación a algunas personas
de Córdoba publica un Homenaje o experiencias, si se descarta su inclu-
a Bergson  4
. El primer artículo está sión en un sistema de pensamiento y
firmado por Alejandro Korn, sin duda se los comprende como artesanos de
la figura central de la filosofía argentina una serie de imágenes, lecturas, estilos
de ese momento. Desde la dificultad de reflexión y modos retóricos, que
de ser argentino –de estar “colocado se reúnen (o que reunimos en este
al margen de los centros de la cultura escrito) bajo la idea de vitalismo.
filosófica”– se propone un balance
amistoso del pensamiento de Bergson.
No sin tomar distancia, ve en él “un Escrituras y misiones
derrotero digno” para la metafísica del
siglo XX. Ese derrotero es, queda claro, Cosa distinta me ocurre con la
el del vitalismo: “nos ofrece la visión producción espiritual de Nietzsche, que
de la potencia creadora cuyo ímpetu fatalmente se me aparece bajo la forma
vital, cual un torrente, fluye por todas del tiempo, como un devenir, como algo
sus criaturas, desde la ameba hasta el musical y fluyente.
hombre, se diversifica, se individua- Homero Guglielmini,
liza, sin dejar de ser un devenir único Alma y estilo,
e indivisible. Si las gentes no pueden 1930.
renunciar al mito trascendente y antro-
pomorfo –pues bien, que sea éste. Es ¿Cómo escribir aquello que se resiste
el más hermoso. Afirma la solidaridad a ser fijado y que es la condición de la
de todos los seres vivientes; nos llama época? ¿Con qué imágenes tratar la
a cooperar sin tregua en la evolución mutación? Las artes estarían en mejores
ascendente de la Vida”. condiciones de crear nuevas expresiones,

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sin los lastres de la filosofía que, reacia a la milenaria juventud de la vida que,
abandonar las ideas de estado o de posi- como él, se devora, surge y renace,
ción, no puede imaginar el movimiento en cada segundo”6.
ni la mutación. Esa es la crítica de Las metáforas de nuestro ultraísta son
Bergson a sus colegas, desprendida de enfáticas. Evidencian, en tono mayor,
su afirmación de que no hay cosas que que las vanguardias reclamaron ese
se muden o muevan, sino que el mundo derecho o esa obligación: expresar en
es permanente creación y movimiento sus obras la metamorfosis incesante
de movimientos. del mundo. Para ello debían perseverar
El arte, entonces, podría expresar la jóvenes en esa eternidad de juventud
vida como mutación y movimiento. que la transformación alumbra. La
El barroco, pensaba Deodoro Roca5, aspiración a fundirse con un mundo
había anunciado un modo de tratar que renace sin cesar fue una marca
las relaciones orgánicas con el paisaje, de lo que podríamos llamar la lengua
el dinamismo, la velocidad técnica, vitalista. No es una tarea individual
el vértigo de la rotación absoluta. ni aislada. Las escrituras que estamos
El cine vendría luego a consumar convocando reafirman la enuncia-
esos anuncios. Jorge Luis Borges, ción plural. Ese nosotros está fuerte-
cuando pretendía ser fatalmente mente imbricado con la época. Nuevo
contemporáneo usó la idea de meta- y nuestro serán los adjetivos con los
morfosis para que, una y otra vez, marcarán esa
Los escritos vitalistas se pensar la vida comunión. Uno temporal: mientras
definen también antagoni- y el arte: “Hoy la revista Martín Fierro hizo suyo el
zando, componen un juego triunfa la grito de mirar con ojos nuevos, Astrada
de opuestos. Como escritos concepción diná- había sostenido que “siempre habrá
de combate o de fundación, mica del kosmos algo nuevo bajo el sol”, poniendo en la
remarcan la contraposición que procla- historia y no en la mirada la condición
nítida antes que la exposi- mara Spencer de lo cambiante, e Inicial creía que una
ción de los grises. Se oponen y miramos la “nueva intuición” les daría una “nueva
espacio y tiempo; inmovilidad vida, no ya como filosofía”. Otro posesivo: “nuestra
y movilidad; formas y flujos; algo terminado esperanza”, “nuestra mirada”, “nuestro
lo estático y la mutación; sino como un espíritu”. No parece sólo un intento de
viejo y nuevo; concepto y expe- proteico devenir. evitar la incomodidad de una primera
riencia. Es la segunda serie de Como una rauda persona singular, sino más bien el de
términos la que reclama las c a r n a v a l e s c a apuntalar la construcción de una iden-
valoraciones positivas. teoría hecha de tidad colectiva o de afirmar alguna que
sufrimientos y de se sospecha ya existente: probablemente
goces. Como un febril frondoso rojo la de generación. Porque nueva genera-
aquelarre ante el blanco terror de las ción es el nombre en el que se concilian
estrellas... El ultraísmo es la expresión la pertenencia y la novedad.
recién redimida del transformismo Los escritos vitalistas se definen también
en literatura. Esa floración brusca de antagonizando, componen un juego de
metáforas que en muchas obras crea- opuestos. Como escritos de combate o
cionistas abruma a los profanos, se de fundación, remarcan la contraposi-
justifica sí plenamente y representa ción nítida antes que la exposición de
el esfuerzo del poeta para expresar los grises. Se oponen espacio y tiempo;

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inmovilidad y movilidad; formas y flujos; Gitanos y revolucionarios


lo estático y la mutación; viejo y nuevo;
concepto y experiencia. Es la segunda Esta atmósfera en que ahora
serie de términos la que reclama las valo- vivimos es por cierto mucho más
raciones positivas. Las interrogaciones fina que la que acaba de disiparse:
forjadas en esta lengua parecen apuntar respiramos con más agilidad; bajo
al sino de una experiencia temporal su peso liviano, nuestra exuberante
que es perceptiva, política, intelectual y espontaneidad vital liberta todos sus
artística. Es decir: al problema de cómo movimientos y un libérrimo impulso
se vive una época y cómo se expresa de saltar y volar pica nuestros talones.
esa experiencia. “La nueva mentalidad de Occidente”,
El tablero supone un jugador: un cierto Inicial N°4,
tipo de escritor, que no puede ser el que 1924.
proviene de las filosofías o las artes del
siglo XIX. No un intelectual puro, ni Carlos Astrada en su excepcional
retirado en la contemplación, sino un Sonambulismo vital 9 se conduele de
hombre que actúa por urgencia vital. los límites –ya advertidos por sus
Homero Guglielmini, en el prólogo a camaradas europeos– del filósofo
Alma y estilo 7, evoca un eco alemán para para comprender la vida que fluye. La
explicar porqué escribir: “Escribo –dice imagen presente en Astrada no será el
Nietzsche– porque hasta ahora no he río que había motivado a Heráclito
encontrado otro medio de librarme de sus reflexiones, sino el modo de vida,
mis pensamientos. Escribir es para mí nómade y cósmico, del pueblo gitano. Henri Bergson
una necesidad”. En 1928 Mariátegui,
prologando sus Siete ensayos de interpre-
tación de la realidad peruana, también
recordaba al autor de Ecce homo para
afirmar que un libro no es producto de
un plan intelectual sino de un “impe-
rioso mandato vital, algo que visita la
vigilia del escritor, que exige poner toda
la sangre en las ideas”.
Dos efectos tiene, para Guglielmini,
la afirmación de la escritura como
urgencia. Por un lado, la imagina
como aventura o compromiso, libe-
rada de los cuidados formales: “Se
trata de echar el demonio del cuerpo,
de dejar de estar poseído”8. Por otro,
y en sintonía con la interpretación de
la praxis política como experiencia
religiosa, la tarea intelectual fue consi-
derada una misión: “yo creo que la
principal misión del nuevo tiempo
filosófico es esa de acometer el gran
inventario de la realidad”.

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El artículo se construye sobre el caña- primigenia, grávida de posibilidades


mazo conocido: lo viejo y lo nuevo, lo insospechadas y ajena a toda finalidad
que debe morir y lo que está naciendo que la trascienda”. Pura inmanencia,
son sus modos temporales. Lo móvil entonces, de “la desnuda realidad
y lo inmóvil el combate de fondo: inmediata, fluyente e inapresable, de la
Astrada enfrentará la “corriente sinuosa vida misma”. Ya Lugones había consi-
y cambiante” de las tribus nómadas, a derado la idea de una vida sin fines
la “empeñosa búsqueda de las normas” trascendentes, pero a diferencia de
de las colectividades organizadas, con Astrada, que la vinculó a la persistencia
fines trascendentes y existencia labo- de un movimiento creador, el orador
riosa. Contra el de El Payador la hiló a un cierto estado
Después de Nietzsche la individualismo y de las fuerzas sociales al que no dejó de
alegría será considerada una la autoconserva- pretender inmutable.
condición del pensamiento ción, imagina a Mostrar lo que no se puede decir: El
creador, y la voluntad una los gitanos disfru- drama del filósofo proviene de su sepa-
fuerza que distingue a los que tando un “sensua- ración con esa vida plena, escisión obli-
no se someten. Aunque eso lismo cósmico”. gada por el pensamiento reflexivo, que
estuviera ya en otras filosofías Configura la idea supone acumulación de conocimientos,
él lo desplegó en una escritura de un cuerpo tradiciones, instituciones legitima-
que tenía tanto de reflexión sensible, inmerso doras. El filósofo está en la “tierra de
como de artimañas poéticas y en un mundo la meditación” contemplando el flujo
de artes panfletarias. Creó, de natural en el que vital, mientras el gitano está inmerso en
ese modo, una filosofía para no encuentra sentido ese fluir, es “un artista espontáneo del
filósofos, para hombres activos y al que da puro vivir”. Pero el pensador no deja
y no para especialistas. sentido mediante de tener algo de gitano, cierta afinidad
su conexión: el del espíritu o el intelecto creador que le
viento que suena hace valioso el estar permite comprender.
vivo, pero si el viento suena lo hace El nomadismo como huida de un
para ser percibido. El cuerpo no es mundo que cosifica y oprime está
encarnación de una razón pensante e presente en ciertos modos de la fuga,
individual, sino un modo –imbricado, el éxodo y la revolución10. Deodoro
comunicado con otros– de la vida que Roca abundó en oponer lo muerto
no es individual ni sólo humana. –el orden institucional, lo burocrático,
En las oposiciones se despliega una lo rutinario, “la corrección de todo
propuesta filosófica y existencial: la entusiasmo”, el positivismo– y lo vivo
de percibir la vida en su puro fluir. –el instinto, la fuerza creadora, la alegría,
Aquello que el filósofo quiere mostrar “la voluntad heroica”, el entusiasmo–.
pero se resiste a ser simbolizado, es En sus escritos y prácticas, la contrapo-
experimentado por el pueblo gitano. sición de lo inmóvil y lo móvil, tiene
La materia misma de la vida social, la una explícita resolución política: “el
existencia de comunidades que no se socialismo es una corriente continua.
cristalizan en formas institucionales, Unas veces profunda y desmandada.
es tramada como pensamiento: “es Otras, tranquila y ordenada. Pero la
como si en la misma vida, en su nuda única fluente y viva. Es –y será cada
fluencia, –tal es la impresión– se desple- vez más– la corriente central de nuestro
gase un instante ante nuestros ojos, tiempo. La única que va a desembocar

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en la historia”11. Una vez más el río, Las fuerzas alegres


pero ahora dando metáforas a lo que
socava la estabilidad social. Rumores vitales, cantos alegres y
Entre el nomadismo y la revolución, las esperanzados, cantos que tienen sentido
elecciones de este vitalismo no parecen en todos los lugares de la tierra. Brotan
aliarlo a la defensa del orden exis- de la alegría y de la esperanza de un
tente. Antes bien, repica la insistencia pueblo joven que se incorpora con
sobre la transformación como destino. ritmo dionisíaco, a la labor y a la
Bajo el signo de la Rusia soviética fiesta del mundo.
y los entusiasmos callejeros latinoa- Deodoro Roca,
mericanos, se releyó, se difundió, se “La historia no trabaja en vano”,
ahondó la noción de mito. No es el 1931.
caso de Roca, pero sí el de Astrada,
que en 1921 escribía, a propósito de Nietzsche era “el hombre más peli-
los acontecimientos rusos, “El renaci- groso de Europa” y su obra “el larvado
miento del mito”. Trata de hurgar en pensamiento filosófico contempo-
la contemporaneidad de una revolu- ráneo, los gérmenes de toda rebeldía
ción, con galas religiosas y lenguajes actual”, decía quien había escrito el
idealistas: la experiencia soviética es Manifiesto Liminar de la Reforma.
casi religiosa, Lenin es un místico No se puede disociar el despliegue de
que señala el camino extasiado en la un pensamiento vitalista de la fervo-
visión de una humanidad mejor (un rosa recepción que han tenido esos
nuevo Moisés) y la revolución confi- peligrosos escritos que mostraron la
gura el evangelio eterno del hombre. Las genealogía oscura, menor y esquiva
imágenes provienen de las arcas espi- de los pensamientos, y delinearon un
ritualistas, pero el intento de Astrada modo de comprender y valorar las
lleva al problema de cómo pensar la subjetividades. Después de Nietzsche la
política cuando existe ese “ensayo de alegría será considerada una condición
vida” conducido por los bolcheviques. del pensamiento creador, y la voluntad
Ve allí el gran mito de la época. Un una fuerza que distingue a los que no
mito al que no cabe juzgarlo (carece se someten. Aunque eso estuviera ya
de sentido, escribe, viajar a la patria en otras filosofías él lo desplegó en una
del socialismo a observar), sólo se escritura que tenía tanto de reflexión
puede vivir dentro de él y entablar, en como de artimañas poéticas y de artes
su nombre, luchas trágicas y heroicas. panfletarias. Creó, de ese modo, una
Mito para los hombres del mundo que filosofía para no filósofos, para hombres
serán interpelados por una nueva fe. activos y no para especialistas.
Planteado de este modo –en el que se De su Origen de la tragedia proviene el
percibe la cercanía con los trazos de elogio de las fuerzas de Dionisios, las
un Sorel o de un Gramsci–, el mito que sumergían al hombre en lo colec-
no es aquello que congela la historia tivo, desindividualizando, sacando de la
o la somete a una repetición. Por el forma que Apolo resguardaba. Dionisios
contrario, es algo que debe entenderse es el nombre del “olvido de sí” y de la
en relación al movimiento y a la muta- embriaguez. Su adversario es el espí-
ción: figura, también él, de la acción ritu teórico, socrático, el intento de
actual y creadora12. conocer todo, destrozando el mito. En

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“La revolución de las conciencias”, de eso el ‘superhombre’ es para Nietzsche la


1918, Roca recupera la imagen de una corona del mundo. Pero ¡cómo se falseó
“disposición dionisíaca” de los jóvenes su concepto de superhombre!” En este
reformistas: “yo los he visto subir toda escrito de 1931, la idea de superhombre
cuesta cantando, y hacer, alegremente, no significa ratificación de los poderes
cosas terriblemente serias. De pronto existentes, sino temple del revolucionario:
una racha heroica ha alumbrado todas temple del que afirma pese a la soledad y
las caras”. Bajo el nombre de Dionisios a la condición minoritaria. El que resiste
se pone así tanto al combate de la vida o se rebela no es comprendido, necesaria-
contra las formas, como las fuerzas mente, por sus contemporáneos, presos
alegres, las potencias de lucha y creación. de los códigos del sentido común y de las
Ese Nietzsche, el productor de una obra morales opresivas e interesadas.
incitante de rebeldías, quedó opacado. Es momento de una aclaración: hasta
Lo que sería moneda habitual después aquí (y será así en las páginas que
del surgimiento del nazismo, y de los restan) hemos salpicado el texto con
tratos de su hermana con el régimen, ya las voces ajenas. Lo he creído necesario
estaba anunciado porque son escritos de difícil acceso o
La idea de superhombre no en la literalidad de por la felicidad de rodear con nuestro
significa ratificación de los algunas lecturas. propio lenguaje otros modos de la
poderes existentes, sino temple El individualismo lengua, creyendo que así se verán mejor
del revolucionario: temple del jerárquico de sus pericias y sus estratagemas. En este
que afirma pese a la soledad Lugones recababa caso, en las citas de los artículos de
y a la condición minoritaria. allí inspiración Roca, se hace visible, creo, su cuidado
El que resiste o se rebela no o argumentos: en preservar las ideas de su interpre-
es comprendido, necesaria- donde decía tación reaccionaria, de su conversión
mente, por sus contemporá- superhombre se en máquinas de legitimación. Tenaz,
neos, presos de los códigos del leía una defensa extrae de las valijas del peligroso viajero
sentido común y de las morales o un elogio de los figuras –la alegría, lo dionisíaco, el
opresivas e interesadas. poderes existentes. superhombre– para pensar a la política
Deodoro, que como un oficio de hombres libres.
por otras razones, mantuvo una fuerte
polémica con el poeta nacional, leyó esa
idea en relación a un necesario trastoca- Definir y tomar distancia
miento: “rechaza también a los hombres
de sociedad –irremediablemente medio- A raíz de una disertación que
cres–, a los ruines, a los bufones, a los leí en la Sociedad Kantiana de
desesperanzados... a los capaces de reac- Buenos Aires, sobre algunos aspectos
ción, nunca de acción... y los contra- de la filosofía de Federico Nietzsche,
pone al individuo de máxima pujanza, suscitóse un debate acerca del exacto
de intensidad plena y rica, de ‘grandeza sentido de la palabra vitalismo.
interior’. Si todos los hombres son Homero Guglielmini,
otras tantas voluntades de afirmación y Alma y estilo,
dominio –aun comenzando por aquellos 1930.
que afirman su propia esclavitud– el valor
supremo vital radicará en aquellos cuya Así como Roca fue la voz más reflexiva
voluntad de poder sea más fuerte. Por y original surgida del movimiento

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de reforma universitaria, la revista Se sabe que esos supuestos comunes


Inicial (1923-1927) fue el producto provocaron consecuencias opuestas.
cultural más heterogéneo y dispar Guglielmini las atribuye a diferentes
nacido de esa experiencia. Revista vivencias sentimentales. Mientras
de coqueteos vanguardistas, intentó uno abre el camino de la nega-
llevar el impulso rupturista de la ción; el otro afirma la vida “heroica,
reforma a la filosofía, el arte y la peligrosamente”. Esta inversión es
política. Homero Guglielmini, uno posible a partir de la transformación
de sus editores, se propuso definir de la idea de voluntad: ya no sería
–en el libro ya mencionado y a universal, única en todos los seres
propósito de la obra de Nietzsche– y vidas, sino que se encarnaría en
qué entender por vitalismo. Vale manifestaciones individuales, como
seguir los tres modos en que lo voluntad de poder.
entiende, no tanto por la novedad El editor de Inicial se muestra incó-
–muy relativa– de las ideas sino por modo ante la tercera definición, la que
la excepcionalidad de la tarea. surge de considerar los valores vitales
En principio, lo considera una posi- (la fuerza de los instintos, la plenitud
ción filosófica cuyo problema y centro corporal, los senti-
es “la vida del hombre, en su inme- mientos existen- El cine fue la gran alteración
diata significación, como hecho que ciales primarios) del tiempo como linealidad y
es previo a todos los otros”. Esto tiene serían funda- yuxtaposición. Podemos leerlo,
como consecuencia pensar que la filo- mento y condi- entonces, como parte del sueño
sofía se constituye a partir de la confe- ción de todos los vitalista. Un “milagro” que
sión personal y de la autointerrogación demás. Nietzsche encarnado en tierras califor-
y no derivando conceptos de modo había colocado nianas, festeja Guglielmini en
sistemático. Aforismos, impresiones, o “las funciones Hombres entre juguetes (1933).
imágenes, antes que lógica o geome- animales” por Oliverio Girondo –recordando
tría. Pero si la filosofía sacude sus rigi- encima (“mil la revista más conocida de la
deces, las elecciones vitales aumentan veces” enfatizaba) vanguardia argentina– dirá
su rigor. Lejos del hedonismo o del de “los bellos que “con mucho mayor deteni-
sensualismo cósmico que festejaba estados del alma miento Martín Fierro examinó
Astrada, la extinción de toda esperanza y las cumbres de la génesis y las perspectivas del
de trascendencia, y la idea de eterno la conciencia”. cinematógrafo, como expresión
retorno, obligan a “profundizar hasta En El origen de del arte nuevo”. El cine, para los
el tuétano cada instante de nuestra la tragedia afirmó hombres de Martín Fierro, era
vida”, a elegir, en cada instante, el que la fuerza arte de la sensibilidad naciente,
modo de habitar en la eternidad. Asce- es alegría y su pasión de muchedumbres,
tismo, entonces, y una ética rigorista. expresión es la conciencia del movimiento,
El vitalismo es, también, una doctrina soberanía sobre y un conjunto de promesas
según la cual nuestro destino íntegro los músculos. En en riesgo por la “vergonzosa
se consume en la vida. Una suerte esos festejos de mercantilización”.
de inmanentismo radical, en el que la inmoderación
coinciden –la respiración simmeliana vital, el argentino ve un extremismo
es fundamental aquí– Schopenhauer producido por “su propia indi-
y Nietzsche. Para ambos la vida gencia fisiológica”. Usa la biografía de
carece de fin y es voluntad irracional. Nietzsche como arma para impugnar

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la profunda corporalidad de su pensa- californianas, festeja Guglielmini


miento, en nombre de un espiritua- en Hombres entre juguetes (1933).
lismo necesario: “a la filosofía del Oliverio Girondo –recordando la
nuevo tiempo incumbe comprender y revista más conocida de la vanguardia
jerarquizar esos valores debidamente, argentina– dirá que “con mucho
enumerando con entera imparcialidad mayor detenimiento Martín Fierro
los elementos –no sólo vitales, sino examinó la génesis y las perspectivas
que también, y acaso sobre todo, espi- del cinematógrafo, como expresión
rituales– que deben integrar la imagen del arte nuevo”. El cine, para los
del hombre selecto”, finaliza, mode- hombres de Martín Fierro, era arte
rado o prudente. de la sensibilidad naciente, pasión
Mientras Astrada buscaba un vitalismo de muchedumbres, conciencia del
encarnado y Roca una política de la movimiento, y un conjunto de
alegría, Guglielmini lo prefiere teoría: promesas en riesgo por la “vergon-
un modo del análisis que no debería zosa mercantilización”.
ser exagerado hasta obliterar los valores En el mismo sentido, Roca lo
tradicionales –en este caso, conciencia considera no el séptimo arte, sino
y espíritu– de la cultura occidental. el primero, “el que más conjuga
Convertir los estiletes nietzscheanos con nuestra sensibilidad actual”.
–que hicieron del alemán la figura Acechado por la industria, sus proce-
más notoria de su época– en un haz dimientos pueden devenir artilugios
de ideas intere-santes y una valoración comerciales: “la mayoría de los films
de las éticas afirmativas. El intento de se fabrican, aún, no con los ojos inte-
definir –al que otros habían renun- ligentes abiertos frente a la pantalla,
ciado o simplemente descartado– es sino con la mirada oblicua puesta en
anudado a la pretensión de acotar, de la taquilla”. No arte, sino producto
trazar una frontera que no deja de ser a realizarse en el mercado. Esa
tranquilizadora. tendencia no agota las fuerzas del cine
ni sus disposiciones para arrojarle a la
generación actual “la revelación de lo
El cine y el vagabundo que el libro y el periódico le niegan”:
acción más que palabras. En sus capa-
Encontramos la concepción bergsoniana cidades técnicas –el montaje– está la
del tiempo, tal como se usa en el cine promesa vanguardista de retornar el
y en la novela moderna –aunque no arte a la existencia: “El cine es –bien
siempre de modo tan inconfundible entendido– ¡la vida! La vida que
como aquí–, en todos los géneros y fluye en imágeneshacia la pantalla
direcciones del arte contemporáneo. y procura lograr, en la plasticidad
Arnold Hauser, novísima de la luz y de la sombra, la
Historia social de la literatura y el arte. emoción que otras formas –fieles a su
autenticidad–, le niegan, a este indes-
El cine fue la gran alteración del cifrable ‘hombre-masa’ que bulle en
tiempo como linealidad y yuxtapo- las salas de espectáculos y todo lo
sición. Podemos leerlo, entonces, invade. Por eso, quizás las multitudes
como parte del sueño vitalista. Un del mundo buscan o adivinan en ella
“milagro” que encarnado en tierras la verdadera síntesis lírica o vital”13.

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Jorge Luis Borges

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Acción, vida, fluidez, síntesis senso- wagneriana. Artística, espiritualmente,


rial, sigue la lengua vitalista. Roca no excede, hoy, al teatro de Pirandello y a
se detiene en ella. La técnica, incluso la novela de Proust y de Joyce”14.
en lo que aún carece, permite dar Mariátegui encuentra en los films de
imagen a los fantasmas, que están Carlitos el arte como felicidad, Roca,
siempre en busca de una materialidad no menos entusiasta con el personaje,
tecnológica de última hornada: en “el encuentra una poderosa reflexión
silencio de la tela y la sombra del disco sobre la vida que la sociedad no cesa
se conjugan las viejas voces del mundo de mutilar e impedir. Chaplin aparece
espectral, los antiguos fantasmas, la como un “hombre libre. Química-
Fantasía que para recrear se refugia en mente puro... Es decir: vagabundo
las máquinas”. perfecto, obediente a la ley que
¿Qué fantasma o qué deseo encar- consiste en desconocer a todas”. El
naba, en esos años, la fundamental y “vagabundo sublime” es “una lección
exitosa figura de de vida ensimismada”. Otra vez, el
Mariátegui encuentra en los Chaplin? Uno vagabundeo festejado como una fuga
films de Carlitos (Chaplin) de sus films respecto de los territorios normati-
el arte como felicidad, Roca, –La quimera del vizados. Eso representan, tanto para
no menos entusiasta con el oro– inspiró un el intelectual peruano como para el
personaje, encuentra una luminoso análisis argentino, la actuación de Chaplin,
poderosa reflexión sobre la de José Carlos los personajes que crea, y su modo de
vida que la sociedad no cesa M a r i á t e g u i , desplazarse en la escena15.
de mutilar e impedir. Chaplin que no dudó en
aparece como un “hombre pensarlo como el
libre. Químicamente puro... aventurero ideal: Breve fulgor
Es decir: vagabundo perfecto, el bohemio “anti-
obediente a la ley que consiste burgués por exce- Se nos ha querido imponer la obsesión
en desconocer a todas”. El lencia”. Chaplin de un eterno y mustio universo,
“vagabundo sublime” es “una “está siempre listo de ramaje agobiado bajo las grises
lección de vida ensimismada”. para la aventura, telarañas y larvas de pretéritos símbolos.
Otra vez, el vagabundeo feste- para el cambio, Y nosotros queremos descubrir la vida.
jado como una fuga respecto de para la partida. Jorge Luis Borges,
los territorios normativizados. Nadie lo concibe “Al margen de la moderna estética”,
Eso representan, tanto para el en posesión de 1920.
intelectual peruano como para una libreta de
el argentino, la actuación de ahorros. Es un Si el vitalismo suele renegar de la tras-
Chaplin, los personajes que pequeño Don cendencia, su inmanentismo lo hace
crea, y su modo de desplazarse Quijote, un juglar renuente a los tratos con el pasado.
en la escena. de Dios, humo- Hay que tomar en cuenta la insis-
rista y anda- tencia en denunciar el tradiciona-
riego”. El bohemio es portador de una lismo, la nostalgia, la museificación,
“bufonería salvaje y nómade”, y el film condenas que reclaman otro trato
es considerado como culminación del con lo pretérito. Reclaman que lo que
pensamiento de vanguardia: “The Gold pasó pueda tener un lugar vivo en
Rush confirma a Freud. Desciende un presente vivo, pero si el pasado es
en cuanto al mito de la tetralogía irreductible a la temporalidad actual,

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debe ser descartado. Afirmación del cancias libertarias– por una imagen
presente, sospechosamente parecida a especular del fascismo proyectada
la apología de lo nuevo que produce el sobre el pasado, derivando de lo real
mercado capitalista. de un momento su antesala desvaída
Porque el mundo de la mercancía es en el momento anterior. Mariátegui
un mundo sin pasado, en el que el intentó salvar los lenguajes polí-
pasado de la producción se borra o ticos de la izquierda del 20 de su
queda oculto por la instantaneidad resignificación fascista, mostrando
de la circulación y el consumo. El que los parecidos no evaporaban la
encantamiento con lo más nuevo, diferencia fundamental: apostar a la
con lo efímero, es propio de la situa- transformación o a la conservación
ción del consumidor, y la obligación del orden. Roca ve en el fascismo
de abandonar los lastres de anteayer un movimiento defensivo, que “no
es una voz de orden del mercado. ha creado nada vital. Sólo ha reali-
Este es el mundo de lo fluido, lo zado cosas en las artes de la deses-
presente y lo nuevo. Pero no es todo peración. Armas, ejércitos, sutiles y
esa igualdad de superficie. Porque minuciosas defensas de las defensas.
las afirmaciones de Borges, Astrada, Sólo en este aspecto ha creado, si cabe
Guglielmini o Roca, remiten a otro hablar de creación. Por eso lo mejor
sustrato: lo fluido, lo presente y lo del fascismo –fuera de su jactanciosa
nuevo, como modos de una expe- brutalidad y de su repulsiva deprava-
riencia vital que no puede alienarse ción– son sus desfiles marciales, su
ni hacia atrás (si es que el tiempo atrezzo bélico, su mise en scene espec-
puede imaginarse espacialmente) ni tacular”16. En parte, los ropajes para
hacia delante. No sería la mercancía sus grandes espectáculos y puestas
su núcleo vital sino la experimen- en escena, habían sido tomados
tación estética. Raymond Williams del guardarropas vitalista, sólo que
ha mostrado el trágico triunfo de las expurgados de los virus subversivos
vanguardias: lo que impulsaron como que podían portar.
insurgencia contra la institución hoy La cuestión no está en las figuras
circula como moneda de la sociedad vitalistas –no serían depositarias de
del espectáculo. Podríamos hallar un mal inherente, de una posibilidad
un destino similar de las figuras e política que traicionaría su pretensión
imágenes vitalistas. No para descar- rebelde– sino en las ideas con las que
tarlas o para mirar socarronamente se enlazan. Aquí hemos leído algunas
a aquellos hombres que las forjaron, de sus imágenes más nítidas, que debe-
sino para extraer su respiración crítica. rían ser puestas en diálogo con otros
He querido decir aquí que las figuras usos menos esquivos respecto del
del nomadismo, la aventura, el entrecruzamiento ideológico, como los
mito, la alegría, la metamorfosis, del propio Lugones o los de Inicial 17.
son figuras vitalistas. ¿Estaba, en esas Pero es claro que la convocatoria a la
figuras, la anticipación del fascismo creación y la afirmación de un mundo
como sostienen sus críticos? La idea en plena mutación no son, precisa-
del vitalismo como anticipación al mente, argumentos reaccionarios.
fascismo tiene el problema de juzgar Y ellas fueron el sentido profundo,
al vitalismo real –con notorias impli- aunque evanescente, del vitalismo.

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Lo que tuvo de sueño libertario


queda en esos leves rastros de algunas
imágenes y escritos dispersos con los
que se quiso escribir el optimismo
transformador de los años veinte. La
década siguiente iniciaría, aquí y en
el mundo, un período de conside-
rable oscuridad. Las vidas de quienes
dibujaron estas imágenes que recupe-
ramos no dejaron de ser afectadas, ni
sus ideas emancipatorias, en algunos
casos, de ser melladas. Sin embargo,
ese breve fulgor de una sensibilidad
rebelde merecía ser convocado.

NOTAS

1. En su Testamento, de 1937, comenta su conversión al catolicismo y su decisión de no hacerla pública en


momentos de persecución contra el pueblo judío. (Merleau-Ponty analiza sugerentemente ese episodio en su
Elogio de la filosofía)
2. Quintanilla, Luis, Bergsonismo y política, México, Fondo de Cultura Económica, 1953. La estructura de los
capítulos es similar a la de un dominó: cada “pieza” tiene dos términos (“Bergonismo y anarco-sindicalismo”;
“Anarco-sindicalismo y fascismo”), y uno de ellos es eslabón para un nuevo tramo de la cadena. Así, parte de
Materia y memoria para concluir con Mein Kampf.
3. El pensamiento y lo movible. Ensayos y conferencias. Santiago de Chile, Ediciones Ercilla, 1936.
4. En este libro se compilan artículos de Korn, Vasallo, Orgaz, Gouiran, Taborda, Bustos Fierro, Martínez Paz,
Nieva, Fragueiro y Martínez. La publicación fue organizada por el Instituto de Filosofía en 1934 y realizada
dos años después.
5. La descripción del barroco que hace Roca bien puede aplicarse a la intención de las vanguardias. El paralelo
entre obras barrocas y vanguardistas estaba aludido en la correspondencia de Benjamin, en relación a su interés
por la alegoría. (Cfr. Peter Bürger, Teoría de la vanguardia, Barcelona, Península, 1987)
6. “Al margen de la moderna estética”, Borges, en revista Grecia, Sevilla, 31-1-1920, reproducido en Manifiestos,
Proclamas y polémicas de la vanguardia literaria hispanoamericana, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1988.
7. Este libro publicado en 1930 es una compilación de ensayos desiguales, tanto en temas como en el despliegue
de la argumentación: del jazz a Nietzsche; de Henry de Montherland a la esencia del pálpito criollo; de Croce
a Ingenieros. (Buenos Aires, Manuel Gleizer editor, 1930)

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8. Luego insiste: “conviene eyacular de alguna manera los pensamientos”. Esto significa menos la aparición
de un lenguaje materialista que una provocación que tendrá pocos efectos fuera de las páginas inaugurales.
Extrañamente, en este libro apólogo de lo nuevo, se elude el voseo. Guglielmini se empeña en los “habéis” o
“veréis”, en los “observad” o dejad” dirigidos a sus interlocutores. El escritor –aunque aspira a reunir obra y
vida– no asume el riesgo de hacer del lenguaje escrito algo más semejante a la oralidad viviente.
9. Debo la lectura de “Sonambulismo vital” (1925) y de “Renacimiento del mito” (1921) a la consecuente
investigación de Guillermo David sobre Astrada y a la generosidad con la que comenta y difunde sus hallazgos.
10. Michel Walzer analizó la asociación persistente entre éxodo y revolución; Osvaldo Baigorria vio en la vida
linyera un modo del anarquismo.
11. Roca, Deodoro, “Los últimos románticos” (1931), en Kohan, Néstor: Deodoro Roca, el hereje. (Biblos, 1999)
12. En El mito gaucho, de 1948, Astrada vuelve sobre las ideas de mito y de nomadismo, pero dándoles otro
sentido, al pensarlas junto a una idea de comunidad que contiene y organiza. Limando, de ese modo, los
motivos más libertarios de sus planteos en los veinte.
13. Roca, Deodoro, “¿Qué busca el hombre en la pantalla” (1939), en Bermann, Gregorio, El drama social de
la universidad, Córdoba, Eudecor, 1968.
14. Mariátegui, José Carlos, “Esquema de una explicación de Chaplin” (1928), en El alma matinal y otras
estaciones del hombre de hoy, Lima, Amauta, 1988.
15. En las novelas de Roberto Arlt se pueden hallar tanto el tono del vitalismo como sus tópicos. No así en
sus aguafuertes y en sus críticas de cine. Porque el cine no es considerado como el arte capaz de dar cuenta del
fluyente dinamismo moderno, sino como un elemento de la picaresca urbana y de la educación sentimental.
Es más una sensibilidad mercantilizada que un arte de vanguardia. Cuando comenta los films de Chaplin el
comentario no deriva hacia la apología del aventurero sino que lo comprende dentro del repertorio de los gestos
de un buen hombre. (cfr. Roberto Arlt, Notas sobre el cinematógrafo, Buenos Aires, Simurg, 1997)
16. Roca, Deodoro, “Fuego en la trinchera” (1936), en Bermann, op. cit.
17. El vínculo entre Lugones y la revista Inicial con la sensibilidad vitalista, he intentado analizarlo en Lugones:
entre la aventura y la Cruzada (Colihue, 2004). En “Inicial (1923-1927). El frente estético-ideológico de la
nueva generación”, Fernando Rodríguez plantea, con muy buenos argumentos, que Inicial es un laboratorio
de ideas, en donde se prueban distintos caminos que no pueden reducirse a sus editoriales. (Inicial. Revista de
la nueva generación, UNQ, 2004)

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Nietzsche en el imaginario argentino


del siglo XX: dos momentos
de una historia
Por Mónica B. Cragnolini

Contra lo que indican las “teorías de la recep-


ción” –muy en boga por estos días– Mónica
Cragnolini se propone indagar la aparición de
Friedrich Nietzsche en la Argentina, pensán-
dolo desde otros tópicos. No se trata sola-
mente de rastrear sus presencias sino también
sus ausencias, partiendo de la base de que en la
desaparición del autor en las tramas culturales
vivas, radica la posibilidad de su persistencia
que perdura latente en la ausencia misma.
Dos son los modos fundamentales de incor-
poración de la obra de Nietzsche en el campo
cultural argentino. El primero de ellos en
sitios insospechados para la filosofía: las
revistas culturales que contorneaban la
figura del alemán como un demoníaco perso-
naje, individualista, corrosivo y reformador
social ligado al anarquismo, que aparece
irónicamente retratado en la disparatada
publicidad del “tónico Sargol” publicada
en la revista Caras y Caretas. Se trata de
una aparición fundamentalmente centrada
en el hombre. El segundo, es el tratamiento
que hizo de sus textos la filosofía, y que ha
provocado grandes debates sobre el fondo
de la “peligrosidad filosófica” de sus ideas.
Cragnolini imagina una variante a estas
formas de apropiación. Un estilo de lectura
que no separe al hombre del texto.
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Abel Posse imaginó a Nietzsche llegando aclaraciones acerca de las perspectivas


a tierras americanas con la expedición que se tienen en cuenta, en cada caso,
de Colón, como el lansquenete Ulrico para calificar “presencias” y “ausen-
Nietz, acusado de bestialismo y perse- cias”. La elección del paradigma de la
guido por la guardia saboyana, culpable presencia –dar cuenta de las “apari-
de haberse abrazado a un caballo1. Por ciones” del pensador en diferentes
anunciar la superación del hombre, autores– supone una “ontología”
había amanecido golpeado en Berna, que privilegia la referencia directa
y su viaje a tierras extrañas obedecía a y la mención explícita o implícita,
un deseo de encontrar lo salvaje, lo que sin embargo, muchas veces un autor
huye del orden público y la educación “desaparece” en todo un tramo de
colectiva. En estas tierras, Nietz orga- la cultura, y esa “desaparición” suele
niza una “expedición gnoseológica”, ser un modo de la persistencia de un
para comprobar que el propietario del pensamiento que necesita ser negado o
jardín del Edén ya no está. Dios ha ignorado, pero que sigue “latiendo” de
muerto, sin duda alguna, y las tierras de algún modo desde la ausencia misma.
América lo confirman: “Las indias de la En el presente artículo3, señalaré algunos
cercanía tenían la conducta, la desidia aspectos en dos líneas de apariciones y
típica de chicos crecidos sin disciplina ausencias nietzscheanas, recurriendo al
y sin padre. No había ni rastros de una “corte” del año 1945. Es decir, indicaré
presencia ordenadora y fuerte”2. algunos de los modos de la presencia-
En la pluma de Posse, las tierras ameri- ausencia nietzscheana en la Argentina
canas podrían haber sido el paraíso entre 1880 y 1945, para señalar luego
nietzscheano, el lugar en que la muerte cuáles son las perspectivas que se abren
de Dios lograba sus consecuencias a partir de esa
más patentes. Un Nietzsche presente, fecha. El “corte” La presencia nietzscheana
entonces, incluso antes de su apari- de 1945 responde en el período de recepción
ción en el mundo así llamado “real”. a la edición del “prefilosófica” –por llamarla
Un Nietzsche “escrito” analizando las libro de Carlos de algún modo– depara más
posibilidades de su viaje futuro a estas Astrada, Nietzsche de una sorpresa: da cuenta
tierras; viaje hecho, siglos después, en profeta de una de un Nietzsche conocido,
otra nave, la de su “propia” escritura. edad trágica, aludido, representado en
¿Cómo llegó la escritura nietzscheana precedido por la modos menos habituales que
a estas tierras, más específicamente, a publicación, en los académicos –de la propa-
la Argentina, algunos siglos después de 1944, del número ganda a la sección cómica–
la visita imaginada por Posse? ¿Llegó la especial de la pero no menos interesantes.
escritura –las obras– o llegó el hombre, revista Minerva
como el lansquenete Ulrico Nietz: un dedicado a Nietzsche. Número para-
hombre, una biografía, algunas de sus dójico de “homenaje” a Nietzsche a los
palabras y enseñanzas? cien años de su nacimiento –paradójico
El estudio de los modos de “aparición” teniendo en cuenta que el director de la
de un pensador en diferentes aspectos revista era Mario Bunge.
de la cultura (lo que habitualmente Estos dos acontecimientos –la publi-
se denomina como la “historia de la cación del número de Minerva, y
recepción de las ideas”) es un asunto la del libro de Astrada– parecieran
controversial, que exige continuas marcar el “inicio” de un nuevo modo

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de recepcionar el pensamiento nietzs- Daniel Leseuer–. Esta novela fue tradu-


cheano en la Argentina, en la medida cida y editada por la Biblioteca de la
en que la atención al “Nietzsche filó- Nación en 1909. La protagonista de la
sofo” se hace más evidente que en el obra, Josefina, hace suyo como lema
período anterior. Sin embargo, la nietzscheano, el “resisteré”, consigna que
presencia nietzscheana en el período la lleva tanto a pensar en un cambio en
de recepción “prefilosófica” –por las relaciones de trabajo, como a renun-
llamarla de algún modo– depara más ciar al hombre que ama, y a ofrecer su
de una sorpresa: da cuenta de un vida en lugar de la de él. Por eso rechaza
Nietzsche conocido, aludido, repre- toda rápida adscripción del pensamiento
sentado en modos menos habituales nietzscheano a las filas del egoísmo sin
que los académicos –de la propaganda más, y señala, luego de presenciar una
a la sección cómica– pero no menos obra de teatro y criticando una de las
interesantes. Tal vez, con toda la fuerza interpretaciones corrientes de su época:
de un Ulrico Nietz, como el de Posse.
Si se hace traición a Nietzsche en esta
comedia? (...) Lo mismo que en las
1. Éramos todos nietzscheanos novelas, en los versos y en todas las
obras de esta pequeña escuela fran-
Roberto Giusti, rememorando los cesa que le invoca, paralizada por
inicios de la revista Nosotros, de la cual la novelería y la impotencia. El, el
fue uno de sus creadores, señala el modo más altanero profesor de ascetismo y
en que Nietzsche fue conocido entre sus energía, él, que nos tendía el alimento
compañeros: “No reconstituyente que más necesitaba
Para otros (el “Superhombre”) recuerdo quién nuestro carácter aminorado, no ha
es el heredero directo de Jesús; descubrió un encontrado entre nosotros más que
el resultado de la mala infor- tomo de Nietzsche intérpretes ciegos o felones. En su
mación científica que tenía en la Biblioteca nombre, en nombre de este apóstol
Nietzsche; un prejuicio esté- del Municipio. de energía, que reclama de cada cual
tico; o la “impiedad derivada Nos volvimos el mayor esfuerzo, se predica en la
de la disgregación”, mientras todos nietzs- escena francesa la doctrina del enca-
que son contadas las veces en cheanos. Necesi- nallamiento del egoísmo 6.
que el mismo es asociado con tábamos reformar
la posibilidad de superación. u r g e n t e m e n t e Que Nietzsche, en los inicios de siglo,
Übermensch, un término con la sociedad”4. pueda ser pensado como un refor-
una larga tradición en la lite- Pareciera que un mador social, tal vez permita entender
ratura alemana, en Argentina Nietzsche “refor- las asociaciones que se hacían entre
pasó a ser sinónimo de casi mador de lo el “peligroso” pensamiento de los
cualquier cosa, preferente- social” era una de anarquistas y su obra. Es cierto que
mente con rasgos de disvalor. las ideas habituales Nietzsche tomó el término “nihilismo”
en los inicios del de sus lecturas de Dostoievsky, y es en
siglo XX en Argentina. Así lo declara Los demonios que la palabra aparece
–en otro ámbito, el francés– la heroína asociada –entre otros sentidos– a lo
de la novela La partidaria de Nietzsche 5, que luego se denominará “terrorismo”
de la escritora parisina Jeanne Lapanze (una de cuyas acepciones es, precisa-
–que publicaba con el seudónimo de mente, la de terrorismo anarquista).

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Sin embargo, las rápidas7 adscripciones del siglo XX. Es cierto que, tal vez, para
del pensamiento nietzscheano a los más de un lector el término remitiría a
movimientos anarquistas se relacionan la obra de Bernard Shaw, sin embargo,
más con una consideración de la “peli- los diversos matices con que la palabra
grosidad” de la filosofía del hombre es utilizada dan cuenta de los modos
que dijo ser “dinamita”, que con una tan diferentes en que era interpretada,
relación establecida entre la transfor- diferencia de los modos interpreta-
mación social y su pensamiento. Es tivos que hace entonces inteligible el
más, esta Josefina de la novela resulta por qué de la asociación en la publi-
muy interesante, en la medida en que, cidad citada. Para Eduardo Mallea el
en cierto modo, se opone a las más superhombre es “una idea alemana y
corrientes interpretaciones –propias un destino alemán, una gloria alemana
de esa época– de Nietzsche como y un atolladero alemán”10, para otros es
partidario del individualismo y del el heredero directo de Jesús11; el resul-
egoísmo a ultranza. tado de la mala información científica
Para seguir las huellas de Nietzsche que tenía Nietzsche12; un prejuicio
en la Argentina antes de 1944, y dada estético13; o la “impiedad derivada de
su casi total ausencia en los ámbitos la disgregación”14, mientras que son
académicos y más estrictamente filo- contadas las veces en que el mismo es
sóficos, se torna necesaria la remisión asociado con la posibilidad de supera-
a las revistas culturales, artísticas, e ción15. Übermensch, un término con
incluso de difusión de noticias. una larga tradición en la literatura
Caras y Caretas, una de las revistas alemana, en Argentina pasó a ser sinó-
argentinas de más tirada desde fines del nimo de casi cualquier cosa, preferen-
siglo XIX y hasta pasada la mitad del XX, temente con rasgos de disvalor.
incluyó a Nietzsche de las maneras más La misma revista Caras y Caretas que
diversas –y hasta insólitas– entre sus registra la publicidad del tónico Sargol,
páginas. En una sección humorística titula a una de sus notas de carácter poli-
del año 1936, titulada “El lenguaje cial “Los superhombres nietzscheanos”,
de las tarjetas”8 aparece una tarjeta de y la acompaña, como fondo, del dibujo
felicitaciones que señala “F. Nietzsche: de una serpiente dispuesta al ataque.
subscriptor del “Picaflor”. Asimismo, La nota es del año 192416 y cuenta la
es en la revista Caras y caretas que se historia del secuestro y crimen come-
incluye una publicidad de un tónico tido por dos jóvenes universitarios, hijos
(Sargol) que lo menciona de manera de millonarios, en Estados Unidos.
explícita, y remite a algunas de sus Al anónimo firmante de la nota lo
ideas para promocionar el producto9. desconcierta este crimen que no obde-
Si Nietzsche hubiera conocido el cede a necesidades materiales, y carac-
tónico Sargol, señala la publicidad, no teriza a Leopold, mentor del mismo,
hubiera descargado tanta ira “contra como un ateo, individualista, lector de
los flacos” y, a lo mejor, ni siquiera Nietzsche. Esta imagen de Nietzsche
hubiera sido necesario que postulara “ídolo” de homicidas ha sido bastante
al superhombre. habitual en las más diferentes épocas,
“Superhombre” es un término regis- como así también la asociación que se
trado gran cantidad de veces en las hacía en las primeras décadas con el
revistas culturales de la primera mitad tema de la degeneración. En nuestro

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medio, Carlos O. Bunge se encargó de Barrenechea pensaba que un Nietzsche


ubicar al superhombre neitzscheano “asistemático” daría lugar a genera-
en la categoría de “degenerado intelec- ciones de sistematizadores de su pensa-
tual”, o genio no educable17. miento, lo que sin lugar a dudas han
Como queda claro a partir de lo hasta hecho los diversos intérprétes24. En
aquí indicado, el “éramos todos nietzs- cuanto a Barrenechea en tanto intér-
cheanos” de Giusti podría significar prete, sus modos de caracterización
muchas cosas en las primeras décadas de la filosofía del alemán son diversos:
del siglo XX, y todas ellas bien dife- fenomenalista, antidemocrático25 y
rentes. Por ello, a esta altura ya no considera, consecuentemente con las
resultará extraño que Nietzsche haya autoridades del Archivo Nietzsche por
sido parte del discurso previo a una aquellas épocas, que la obra funda-
elección nacional, durante la presi- mental es la que se encuentra en los
dencia de Ortiz, y que Julián Sancerni materiales que Elisabeth editó como
Giménez, diputado nacional por la La voluntad de poder.
Unión Cívica Radical, haya hecho una Pero en las interpretaciones de
suerte de llamado a las urnas de tintes Barrenechea prima sobre todo la figura
“nietzscheanos”18. del hombre, el héroe apasionado que se
Pero, ¿qué pasaba con la filosofía? ve necesitado de la escritura de manera
¿Ningún filósofo argentino leía a imperiosa, el solitario que no encuentra
Nietzsche? Uno de los pocos autores amigos adecuados, el que eligió el
que, antes de Carlos Astrada, lee a camino de la locura para avanzar hacia
Nietzsche “filosóficamente” en la el hombre superior. Y esta figura de
Argentina, es Mariano A. Barrenechea19, hombre, a pesar de la locura, es una
–así como lo hacen, también, Francisco figura afirmadora, plena de heroísmo,
Romero, Alejandro Korn y Ezequiel que ama el mundo pesimistamente,
Martínez Estrada20–. pero con “refinamiento estético”. Reto-
Barrenechea cuenta en un emotivo mando la imagen de Posse del inicio, se
relato su visita al Archivo Nietzsche en trata más de Ulrico Nietz (el hombre)
191121, visita en la que, descubriendo que de la escritura nietzscheana.
la sencillez del modo de vida del filó- Y entonces, cabría preguntarse, en torno
sofo al observar su cuarto, enuncia su a la escritura, en qué ediciones se leía al
creencia en la necesidad de tener fe en filósofo en los finales del siglo XIX y la
los grandes hombres, una vez desa- primera parte del siglo XX. Nietzsche
parecida la fe en Dios. Nietzsche es fue leído, entre 1880 y 1940, aproxi-
para Barrenechea un “gran hombre” madamente, en versiones francesas.
en virtud de su apasionamiento, de La revista Nosotros publicó, en seis
su deseo de saber22, lo que lo lleva a entregas, la traducción que Enrique
convertirse en “lugar” de otras muchas Banchs hizo del Ecce Homo, a partir
voces que hablan a través suyo. Para de la versión francesa de Albert26. Aquí
Barrenechea, el Nietzsche valioso no y allá (en los diferentes trabajos que
es el de Humano, demasiado humano aparecen en revistas culturales y litera-
o Aurora23, obras a las que considera rias) se mencionan las traducciones de
productos de una crisis, sino el de los la editorial española Sempere, y recién
textos afirmativos, como Así habló a partir de 1940 aparecen referen-
Zarathustra y La Gaya Ciencia. cias a las lecturas hechas a partir de la

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traducción de Ovejero y Maury, apare- de esa historia en su relato “El fluir de


cida en Aguilar. Como señala Gellini la vida”30. En el mismo, aparece una
en la revista Nosotros, la Biblioteca supuesta sobrina nieta de Nietzsche,
Sempere fue la base intelectual de los Lucía, hija del hijo del “paranoico doctor
jóvenes estudiantes de la Facultad de Förster, antisemita y nazi avant-la-lettre,
Filosofía y Letras de la Universidad de plagiario, criminal, utópico, falsifi-
Buenos Aires en las primeras décadas cador”31. Quien aquí aparece con signos
del siglo XX. La editorial F. Sempere y sospechosos de homicidio en un hotel
Compañía, de Valencia, ya había publi- cercano a Asunción no es Förster –que
cado una versión de Pedro González se suicidó ante
Blanco del Zarathustra a fines del el fracaso de su Reseñando un libro de
siglo XIX, y siguió publicando otras empresa aria– Wells, Borges señala Wells,
traducciones de obras de Nietzsche sino la esposa de increíblemente, no es nazi.
durante los inicios del XX. Pensemos su hijo, el padre Increíblemente, pues casi
asimismo que la intelectualidad argen- de Lucía. El todos mis contemporáneos
tina de esas épocas leía preferentemente hijo de Förster lo son, aunque lo nieguen o
en francés, y las traducciones de Albert –que utiliza su lo ignoren. En un mundo de
en el Mercure de France fueron mate- apellido materno, nazis, al decir de Borges, de
rial de lectura corriente, tal como se Nietzsche, para manera casi ineludible, la
evidencia en los artículos publicados borrar las huellas primera mitad del siglo XX
en las diferentes revistas en las primeras de su padre– y su asoció, también en Argentina,
décadas del siglo XX27. hija Lucía se van a Nietzsche con el nazismo.
a vivir a Adrogué.
Y allí Lucía le cuenta al Pájaro Artigas,
2. ¿Fuimos todos nazis? su vecino, la historia de una carta que
Nietzsche escribió a Elisabeth, pero
Reseñando un libro de Wells28, Borges que ella no recibió porque ya estaba
señala “Wells, increíblemente, no es en Alemania cuidándolo después de
nazi. Increíblemente, pues casi todos su colapso nervioso. Esta carta es la
mis contemporáneos lo son, aunque lo respuesta de Nietzsche al libro de
nieguen o lo ignoren”. En un mundo Förster, Colonias alemanas en el territorio
de nazis, al decir de Borges, de manera superior del Plata, carta en la que execra
casi ineludible, la primera mitad del estar emparentado con su madre y su
siglo XX asoció, también en Argentina, hermana (“esa canaille”). Sin embargo,
a Nietzsche con el nazismo29. Artigas descubre que la carta no existe,
A su hermana Elisabeth debe Nietzsche, y que tal vez la misma Lucía, a la que
entre otras cosas, parte de la vincula- ve abrazada con su supuesto padre, sea
ción que se hace entre su nombre y el parte de esa historia que patentiza la
nacionalsocialismo. Elisabeth fue una indistinción entre ficción y realidad,
admiradora de Hitler, quien la visitó tal vez, como herencia filosófica de su
en el Archivo, y estuvo casada con un “abuelo” Friedrich Nietzsche.
antisemita como B. Förster, protagoni- La asociación de Nietzsche con el
zando una “aventura aria” en tierras del nazismo por la mediación de Elisabeth
Paraguay, que finalizó con el suicidio de también fue considerada en Argentina
su esposo. En nuestro medio, Ricardo a la hora de dar cuentas de las posi-
Piglia dio cuenta de algunos aspectos bilidades de un Nietzsche defensor

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de las ideas totalitarias. La revista Nietzsche al frente del Archivo, en los


Hechos e ideas, en su origen de orien- últimos años de vida del filósofo, contri-
tación radical, y posteriormente pero- buyó a la creación de una imagen casi
nista, dedicó, en 1936, un número mítica del pensador solitario y original,
al tema “El estado totalitario”. En el alentada por las “visitas” que ella orga-
mismo, un artículo de M. Prelot32, nizaba, y que ponían en contacto a los
señala que Mussolini es, en la visión de visitantes con un Nietzsche afásico,
Elisabeth Förster-Nietzsche, la encar- postrado en su sillón, y con la mirada
nación del superhombre nietzscheano, perdida. El “culto Nietzsche” se origina
e intenta mostrar esa presencia del en estas visitas, y en la magnificación
pensamiento de Nietzsche a partir de de la biografía del pensador, llevada
los discursos del italiano. a cabo por círculos literarios como el
En otro número de la misma revista, en George Kreis 35.
un artículo de un intelectual italiano Si bien es cierto que en Alemania, en
que firma como “Sincero”, se muestra fecha anterior a 1944 Jaspers ya había
de qué manera Nietzsche sirve de considerado “más filosóficamente” a
excusa para aquellos tiranos que citan Nietzsche, es alrededor de esa fecha,
sus ideas de fuerza y potencia33 como, sobre todo con los cursos que dicta
de hecho, lo hizo Mussolini. Heidegger, que comienza a configurarse
Mariano Mariani, en un artículo publi- una imagen del “pensador” Nietzsche,
cado en Cursos y conferencias34, señala más allá de la imagen del “poeta loco”.
como al pasar: “Federico Nietzsche En Buenos Aires se realiza un home-
(...) ha ejercido una influencia decisiva naje a los 100 años del nacimiento de
sobre el pensamiento de dos genera- Nietzsche, con la publicación de un
ciones y es el responsable de la gran número de la revista Minerva dedicado a
guerra y del fascismo”, en un contexto su pensamiento. El director de la revista,
en que no está discutiendo estos temas, Mario Bunge, no concede demasiado
haciéndose eco de una afirmación que, crédito filosófico a Nietzsche36, debido a
tal vez, formaría parte de una conside- la disparidad de opiniones que es posible
ración habitual por aquellos días. encontrar en su obra, y a su “falta de
objetividad”. Sin embargo, a pesar de
esta caracterización, el mismo Bunge
3. Seremos todos bolcheviques no se priva de afirmar que la idea de
la voluntad de poder podría explicarse
Indiqué al comienzo que a partir del como “la compensación ilusoria de su
año 1944, cuando se cumplen cien aplastante complejo de inferioridad”.
años del nacimiento de Nietzsche, Para Bunge, la poca voluntad nietzs-
se observa una suerte de “giro” en el cheana aplicada al estudio37 dio como
modo de recepción de su pensamiento resultado una obra inarticulada, de
en la Argentina, giro que resulta carácter antisocial y cavernícola, propia
paralelo a lo que acontece en Europa. de un “demente demoníaco”.
En las primeras décadas posteriores a la Los otros articulistas de la revista
muerte de Nietzsche, la recepción que resultan más moderados en sus juicios
se hizo en Europa de su pensamiento que el director: Rodolfo Mondolfo, si
fue principalmente de carácter biográ- bien lo considera un autor contradic-
fico o literario. La labor de Elisabeth torio, se preocupa por analizar la idea de

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eterno retorno en sus conexiones con el lee a Nietzsche como un anunciador,


pensamiento griego38; Julio Rey Pastor a partir de la muerte de Dios, de la
interpreta el ficcionalismo de Vaihinger supresión del estado autoritario (el
como una consideración equivocada de que será suplantado por el régimen del
la idea de ficción nietzscheana (que para proletariado). Desde una referencia a
Rey Pastor no es más que “pura retó- la figura del último hombre frente al
rica”). Es cierto que no se encuentra en hombre superior y el superhombre,
este número de Minerva ningún artículo y obviando el rechazo nietzscheano
que valorice a Nietzsche como un “cabal al socialismo (adjudicando esto a una
filósofo”, sin embargo, más allá de la cuestión temperamental) la asociación
previsible desmesura denostativa de del último hombre con la burguesía
Bunge, los demás trabajos representan acumuladora de riquezas se hacía un
intentos de acercarse a las posiciones pasaje más que
filosóficas del pensador alemán. necesario. Es Si bien es cierto que en
Y en 1945 aparece el texto de Astrada, muy significativo Alemania, en fecha anterior a
quien ya en 1939 había dictado tres que, dejando de 1944 Jaspers ya había consi-
conferencias sobre el tema “Presencia lado la crítica de derado “más filosóficamente”
y significado de Nietzsche”. De los Nietzsche a los a Nietzsche, es alrededor de
múltiples aspectos que se podrían socialismos, en el esa fecha, sobre todo con los
tomar en cuenta para analizar la año 1922 alguien cursos que dicta Heidegger,
interpretación de Astrada, me inte- pueda hacer estas que comienza a configurarse
resa destacar uno, que se relaciona a s o c i a c i o n e s una imagen del “pensador”
con las proyecciones políticas de un ( a s o c i a c i o n e s Nietzsche, más allá de la
pensador que, en Argentina, ha pasado que en la década imagen del “poeta loco”.
a ser tanto sinónimo de reforma social, del 70 se hicieron
como de individualismo y de nazismo. habituales, y que en la filosofía de fines
La interpretación de Astrada en este del siglo XX e inicios del XXI han
punto pone en crisis uno de los modos reaparecido con nueva fuerza)40.
habituales de entender la problemática Carlos Astrada titula uno de los capí-
del superhombre en Nietzsche: el que tulos de su Nietzsche “La revolución
se relaciona con la consideración de una social”41. Allí reconoce que, a pesar de
antropología individualista a la base de la importancia que el filósofo alemán
dicha concepción. Esta interpretación concede al individuo, no deja de lado
fue sintomática de los casi primeros en su pensamiento el problema social, y
cincuenta años posteriores a la muerte que éste se encamina sobre todo a reco-
de Nietzsche, con honrosas excep- nocer que la burguesía liberal y capita-
ciones (la citada heroína de la novela de lista se disgregará de manera anárquica.
D. Leseuer, entre las pioneras). Y Nietzsche “preanunció”, en cierto
Un artículo de Mariano Barrenechea, modo, la importancia de los rusos en
del año 1922, también transita en esta las transformaciones por venir en la
línea de vinculación, relacionando la cultura europea. En este sentido, para
filosofía de Nietzsche con el materia- Astrada Nietzsche vio con anticipación
lismo dialéctico39. Rechazando una tanto la revolución del 17 como el resul-
consideración utópica del marxismo, y tado de la segunda guerra mundial, que
adscribiendo al mismo un valor como dio expansión y estabilización al orden
creador de energía social, Barrenechea soviético y generó la Revolución china.

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En el año 1958 apareció la edición pero esta interpretación no lo acerca


francesa del texto de Lukács42 que –como podría pensarse– a Lukács sino
ubica a Nietzsche en la misma línea que, por el contrario, lo lleva en una
del irracionalismo que termina por dirección diametralmente opuesta. Para
unirlo a Hitler, libro que lee Astrada. Astrada es muy simple la identifica-
La interpretación que hace Lukács del ción “irracionalismo-fascismo”, casi tan
pensamiento nietzscheano en la línea simple como identificar razón y defensa
del irracionalismo (interpretación que de la paz. Por eso, el “señor” no es Hitler,
fue corriente en las primeras décadas como interpreta Lukács, pero tampoco
del siglo XX, en asociación con el es el imaginado por Nietzsche:
vitalismo) lo lleva a señalar la íntima
relación del mismo con las formas de Ciertamente, los “señores” no vinieron
totalitarismo. Nietzsche se convierte de la dirección en que Nietzsche los
para Lukács en el “filósofo guía de esperaba. Aunque, bien vistas las
la burguesía reaccionaria”, preocu- cosas, ellos llegaron desde otro hori-
pado por la creación de una Alemania zonte, con atuendo revolucionario e
imperialista, que debería poner vallas igualitario, y pisando bien fuerte se
al ascenso de la clase obrera. encarnaron en la pléyade de hombres
Por ello, Nietzsche es para Lukács un que, al plasmar la Revolución de
exaltador de la barbarie, que intenta Octubre, cambió el rumbo de la
salvar a la clase capitalista, la más historia, dándole, además, un golpe
cercana a la mezcla de esa barbarie de muerte a la superchería cristiana.
y refinamiento que se asocian en la Desde entonces estamos en plena
figura del superhombre. El señor, “transmutación de los valores”, con
para Lukács, no puede ser otro que el un signo positivo antepuesto –en la
explotador capitalista, y el intelectual esperanza– a la ecuación humana 44.
que encuentra en la filosofía nietzs-
cheana un medio para permanecer Para Astrada, entonces, el superhombre
en su clase, ahora más desinhibido, y tiene un camino preparado por los revo-
sientiéndose más revolucionario que lucionarios de octubre. En este sentido,
los mismos socialistas. y más allá de las críticas a un Lukács
Astrada, en “Nietzsche y la crisis del irra- obnubilado por el fantasma de Hitler,
cionalismo”43, cambia la dirección de la el modo de recepcionar el pensamiento
interpretación: el señor no es el burgués, nietzscheano se acerca, en algún sentido,
sino el bolchevique, el revolucionario de a las interpretaciones actuales del mismo.
octubre. Y esto –llamativamente– sobre Porque Astrada hace “perspectivismo”,
el mismo trasfondo ontológico de “irra- leyendo en la historia lo que Nietzsche
cionalismo” que adscribe Lukács a la filo- no pudo leer (esa esperanza en Rusia), y
sofía nietzscheana, irracionalismo que de este modo hace patente la necesidad
Astrada interpreta en una connotación de la filosofía histórica, que no se separa
vitalista de cuño romántico (a pesar de de lo que acontece.
que reconoce en Nietzsche a un crítico Desde este punto de vista, y a pesar de
del romanticismo). Astrada piensa a ceñirse a una interpretación vitalista
la voluntad de poder nietzscheana casi –muy propia de la época– Astrada marca,
como a la voluntad schopenhaueriana, de algún modo, el paso de Ulrico Nietz
es decir, como una fuerza irracional, –del hombre Nietzsche– a su escritura.

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Porque Astrada valoriza aquello que se hasta demoníaco, poco leído, pero muy
desprende de la filosofía nietzscheana: la presente en modos diversos de los filo-
necesidad de pensar según las circuns- sóficos. En segundo lugar, Astrada pare-
tancias, “perspectivando”. ciera señalar un segundo pasaje: el de la
Indiqué, entonces, dos pasajes en el escritura, que permite interpretar lo que
Nietzsche presente en el imaginario acontece incluso después del hombre45.
argentino, antes y después de 1944-45. Los años siguientes en esta historia de
En primer lugar, el momento que rela- la recepción nietzscheana mostrarán,
cioné con el Ulrico Nietz de Posse, es tal vez, que era necesario un tercer
decir, la recepción preferencial de la pasaje, aquel que ya no separa al
figura del hombre: poeta, demente, y hombre de la escritura.

NOTAS

1. Posse, Abel, Los perros del paraíso, Buenos Aires, Emecé, 1983, p. 23.
2. Posse, Abel, op. cit., p. 225.
3. Remito, para un estudio más pormenorizado de estos temas, al Dossier “La recepción del pensamiento
nietzscheano en la Argentina”, partes I y II, en Instantes y Azares. Escrituras nietzscheanas, Buenos Aires,
Eudeba, Nro 1, 2001, y Nro 2, 2002, respectivamente. En ambos números de la revista, se publican una serie
de artículos que remiten de manera más detallada a varios de los aspectos que voy a señalar aquí de manera
muy sucinta, y eligiendo una perspectiva posible entre varias (la de algunas asociaciones que se han hecho sobre
todo desde el punto de vista político).
4. Giusti, R., “Veinte años de vida”, en Nosotros, Buenos Aires, Año XXI, Tomo LVII, N° 219-220, 1927,
pp. 5-51.
5. Leseuer, D., La partidaria de Nietzsche, Buenos Aires, Biblioteca “La Nación”, 1909, vol. 368, p. 26. Jeanne
Lapanze vivió entre los años 1860 y 1920, y publicó, entre otras obras, Une vie tragique (1890), Honneur d’une
femme (1901), Masque d’amour (1904), La Force du paseé (1905).
6. Leseuer, D., op. cit., p. 26.
7. Digo “rápidas” teniendo en cuenta los pasajes –sobre todo en los Fragmentos Póstumos– en los que Nietzsche
critica explícitamente los movimientos anarquistas.
8. M. F. B., “El lenguaje de la tarjeta”, en Caras y Caretas, 21 de noviembre de 1936, N° 1990, año XXXIX, p. 23.
9. Reproduzco aquí el texto que registra Asprea, A., descubridora de esta publicidad, en su artículo “La presencia
de Nietzsche en Caras y Caretas. “El superhombre del tónico Sargol”, en la parte I del Dossier antes citado en
Instantes y Azares. Escrituras nietzscheanas, Año I, N° 1, 2001, pp. 217-229: “El famoso filósofo y sociólogo
“Nietzsche”, que tanto ha asombrado al mundo con sus teorías nuevas y avanzadas, sostiene, en una de sus
obras más importantes, que el mundo debe evolucionar también respecto de la especie humana, eliminando
de ella los individuos débiles y enfermizos, aunque sea menester suprimirlos violentamente, de suerte que
queden los fuertes, sanos y robustos– con los que se formarán las sociedades futuras a base del “superhombre”.
Es posible que las iras de Nietzsche contra los delgados, que son exponente de la debilidad en las razas, fueran
inspiradas porque en su época no se conocía otra solución al problema que la muy radical de extirparlos con
la violencia, pues la alimentación nutritiva y en grandes dosis, no daba resultados satisfactorios, desde que
los flacos no aumentan de peso a pesar de ingerir abundantemente, por la falta de asimilación. Para feli-
cidad de ellos, la química, con seis sustancias necesarias para que el organismo digestivo y asimilador lleve sus
funciones normales, permitiendo por medio de su empleo adquirir la fortaleza necesaria y hacer del hombre
delgado y débil, propenso a la adquisición de todas las enfermedades, un sujeto robusto y sano.Este prodigioso
descubrimiento químico, se encuentra hábilmente concentrado en un producto conocido como “Sargol” [...].
De venta en todas las farmacias.” Caras y Caretas, Buenos Aires, Año XX, 29 de diciembre de 1917, N° 1004.
10. Mallea, Eduardo, “Rudolph Kassner”, en Sur, Buenos Aires, N° 103, julio de 1943.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sombras de la filosofía universal

11. Véase Simons, I., “Una concepción nietzscheana de Jesús, en Nosotros, Buenos Aires, Año XIX, N° 192,
mayo 1925, pp. 90-97.
12. Taborda, S., “El ideal político de la filosofía”, en en Revista de Filosofía, Buenos Aires, Año IV, N° 6,
nov. 1918, pp. 454-460.
13. Chiabra, J., “Letras Italianas. El contagio nietzschiano en Italia”, en Nosotros, Buenos Aires, Año III,
Tomo IV, 1909, pp. 117-120.
14. Costigliolo, A., “Los simuladores del espíritu revolucionario”, en Nosotros, Buenos Aires, Año XV,
Tomo XXXVII, 1921, pp. 207-214.
15. Montesano Delchi, A., “El problema de la conciencia”, en Nosotros, Buenos Aires, Año XXIV, Tomo XVIII,
N° 253, 1930, pp. 338-354
16. S/F, “¡Los superhombres nietzscheanos! Un crimen desconcertante”, en Caras y Caretas, Buenos Aires,
Año XXVII, N° 1351, 23 de agosto de 1924.
17. Bunge, C. O., “Psicología de los conquistadores”, en Revista de Derecho, historia y letras, Vol. XVIII
(1904), y “Notas sobre el problema de la degeneración”, en Revista de filosofía, Buenos Aires, Año IV, N° 4,
julio de 1918, pp. 7-31.
18. “Acercándose la hora en que debe librarse la batalla comicial, recordemos con Nietzche (sic) que no se
puede obtener un gran triunfo sino permaneciendo fiel a sí mismo, y que es tal la magnitud de los intereses
morales, materiales y políticos que se confían a nuestra lealtad, que todos, jefes y soldados, estamos dispuestos
a rendir hasta el último sacrificio para hacer honor al mandato que las urnas limpias nos están otorgando desde
un confín al otro de la República”, señala J. Sancerni Giménez, “Discurso del Presidente del Comité Capital de
la UCR”, en “Discursos en el Luna Park”, Hechos e ideas, Buenos Aires, Año V, N° 36, pp. 358-361.
19. Para este tema, remito a mi artículo “Nietzsche en el pensamiento de Mariano Antonio Barrenechea”,
Instantes y Azares. Escrituras nietzscheanas, Buenos Aires, Año I, N° 1, 2001, pp. 169-176.
20. Véase el artículo de Piossek Prebisch, L., “Para una historia de las ideas en Argentina. La recepción de
Nietzsche”, en Cuadernos de Filosofía, Buenos Aires, N° 41, nueva época, marzo 1995, pp. 119-132. Allí señala
Piossek la presencia de Nietzsche en estos tres autores (Korn, Martínez Estrada y J. Ingenieros).
21. Barrenechea, M. A., “Los intelectuales y la realidad social” en Nosotros, año XX, Tomo LIV,
septiembre de 1926, pp. 214-241, el relato está en las pp. 220-224.
22. “Ensayo sobre Federico Nietzsche”, en Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, Año XVII,
Tomo XLIX, 1914, pp. 513-548, la cita es de la p. 514.
23. Véase “Ensayo sobre Federico Nietzsche, III. Nietzsche y Ricardo Wagner”, en Revista de Derecho, Historia
y Letras, Buenos Aires, Año XVII, Tomo L, 1915, pp. 47-101, ver p. 71.
24. “Ensayo sobre Federico Nietzsche”, en Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, Año XVII,
Tomo XLIX, 1914, p. 519.
25. “Federico Nietzsche. Notas para una biografía psicológica (continuación)”, Renacimiento , Año I,
Tomo II, p. 535.
26. Véase Nietzsche, F., Ecce Homo, en Nosotros, Año III, Tomo IV, Nros 18-19, enero-febrero 1909, pp. 5-21.
Primera parte de la traducción de esta obra, basada en la traducción francesa de H. Albert en el Mercure
de France, y realizada por Enrique Banchs.Segunda parte: Año III, Tomo IV, N° 20-21, mayo-junio 1909,
pp. 145-159, Tercera parte: Año III, Tomo IV, N° 22-23, julio-agosto 1909, pp. 266-286, Cuarta parte:
Año III, Tomo IV, N° 24, septiembre 1909, pp. 377-393, quinta parte: Año IV, N° 25, sexta parte: Año IV,
N° 25, febrero 1910, pp. 81-89.
27. Gellini, A., “Alfredo A. Bianchi”, en Nosotros, Segunda época, Año VIII, Tomo XXI, 1943, “Nacimos a la
vida intelectual bajo el signo, no muy propicio, de la Biblioteca Sempere, aunque fue este el señuelo y la base
de nuestra formación espiritual”, p. 212.
28. Borges, J. L., “Dos libros”, en “Otras inquisiciones”, en Obras completas, 1923-1972, Buenos Aires,
Emecé, 1974, p. 724 P. Fleisner es quien ha llamado la atención sobre esta cita en su artículo “Borges, lector
monstruoso. Nietzsche y Borges, una vez más”, en Instantes y Azares. Escrituras nietzscheanas, Buenos Aires,
Año II, N° 2, primavera de 2002, pp. 181-190. Alli, Fleisner señala de qué manera un Borges interesado en la
“desnazificación” de Nietzsche, tal como lo evidencian sus artículos aparecidos entre 1939-1940, no duda en
asociar, en otros trabajos, las ideas del nazismo con nociones del Zarathustra.
29. Para el tema de la asociaciones Nietzsche-nazismo remito a mis artículos “Nietzsche y el proto-nazismo: historia
de una apropiación”, en Perspectivas nietzscheanas, Año 2, N° 2, setiembre de 1993, pp. 91-118, y “Referencias
bibliográficas de algunos textos claves en la interpretación de las relaciones Nietzsche-nacionalsocialismo”, en
Perspectivas nietzscheanas, Año III, N° 3, septiembre 1994, pp. 91-99.
30. Piglia, Ricardo, en Prisión perpetua (cuentos), Buenos Aires, Sudamericana, 1988, pp. 52-62.
31. Piglia, Ricardo, op. cit., p. 53.
32. Prelot, M., “La absorción del individuo”, en Hechos e ideas, Año II, N° 16, pp. 348-353.
33. Sincero, “La muerte se llama fascismo”, Hechos e ideas, N° 5, noviembre de 1935, pp. 7-39.

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Sombras de la filosofía universal N° 2-3 | Invierno 2005

34. Mariani, M., “D’Annunzio en el cuadro de la literatura contemporánea: I”, en Cursos y conferencias,
Buenos Aires, Año VI, N° 10-11, Vol XIV, enero-febrero 1939, pp. 945-963 . La cita es de la p. 947 (Esta
publicación recogía las actividades del Colegio Libre de Estudios Superiores).
35. Para este tema del “culto a Nietzsche” puede verse el texto de J. Krause, Märtyrere und Prophet. Studien
zum Nietzsche-Kult in der bildenden Kunst der Jahrhundertwende, Berlin, de Gruyter, 1984.
36. Bunge, Mario, “Editorial”, en Minerva. Revista continental de Filosofía, Buenos Aires, Año I, Vol II,
Nro. 4, nov-dic. 1944, pp. 3-4.
37. Bunge, Mario, “Nietzsche y la ciencia”, en Minerva. Revista continental de Filosofía, Buenos Aires, Año I,
Vol II, N° 4, nov-dic. 1944, pp. 43-53, cita de la p. 45.
38. Mondolfo, Rodolfo, “Determinismo contra voluntarismo en la filosofía de Nietzsche”, en Minerva. Revista
continental de Filosofía, Buenos Aires, Año I, Vol II, N° 4, nov-dic. 1944, pp.5-17
39. Barrenechea, M., ‘Reflexiones sobre la revolución mundial’ en Revista de Filosofía, año VIII N° 5,
Septiembre de 1922, pp. 220-240.
40. Para citar solamente dos ejemplos, L’Arcipelago (1997) de Cacciari, M., y Politiques de l’amitié (1994) de
Derrida, retoman desde Así habló Zarathustra la crítica al hombre del mercado como el individuo propietario,
y nos presentan un Nietzsche “cercano al pensamiento de izquierda”.
41. Véase Astrada, C., Nietzsche, edic. al cuidado de R. H. Astrada, Buenos Aires, Almagesto-Rescate, 1992,
pp. 131 ss.
42. Astrada lo cita por la edición francesa, La destruction de la raison, en ed. de L’Arche, Paris, 1958. La edición
original es Die Zörsterung der Vernuft, Berlin, Aufbau-Verlag, 1953.
43. Este artículo apareció como “Postfacio” en ediciones posteriores de su Nietzsche. Véase en ed. cit., pp. 141-157
44. Astrada, C., op. cit., p. 147
45. Con esto no estoy señalando que Astrada no tenga en cuenta al hombre Nietzsche, sino que su modo de
pensar “más allá del mismo Nietzsche” podrían indicarse como paradigmático de ese modo de filosofar que es
el perspectivismo.C.

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El giro postmetafísico y
la vocación filosófica1
Por Fransisco Naishtat

Acaso no todos los problemas filosóficos puedan


deconstruirse en problemas del lenguaje, tal
vez cuestiones ontológicas constituyan síntesis
superadoras.
En filosofía analítica, suele asumirse como a
priori que la teoría de la referencia directa es la
teoría que se impone cuando se ataca el problema
del significado, premisa que forma parte de los
desplazamientos críticos que afectan al marco
conceptual de la filosofía analítica (filosofía del
lenguaje, filosofía de la ciencia, o teoría lingüís-
tica del conocimiento son referencias asimilables,
no necesariamente sinónimas) desplazamientos
que devienen, según Francisco Naishtat, giros
postmetafísicos acentuados y multiplicados por
el programa naturalista en epistemología, por la
propuesta neopragmatista de realizar una fusión
con la ciencia social o con la crítica cultural, por
la especialización de los productos y por el impe-
rialismo de la lengua inglesa, que impone a los no
anglófonos abordar alteridades lógicas. Francisco
Naishtat diagnostica que “a la ‘crisis de identidad’
en el corazón mismo de la filsosofía analí-
tica”, se suman, paradójicamente, los éxitos de
las ciencias naturales. Algunos nombres que
resuenan en las profundas cavidades de la filo-
sofía analítica argentina son: Adolfo P. Carpio,
Eduardo L. Rabossi, Enrique Marí, Mario Bunge,
Gregorio Klimovsky y Félix Schuster.
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I. Introducción se sabe, varias décadas antes de caído


el telón del siglo XX, y la aparición de
Si llamamos giro postmetafísico al los «post» adosados a algunos de estos
horizonte filosófico característico de programas filosóficos fundamentales
la época contemporánea, uno de sus (postempirismo, postestructuralismo,
significados ha sido la pérdida de un filosofía postanalítica, etc.) graficó la
anclaje absoluto y sustantivo para el emergencia de una nueva crisis filosó-
conocimiento, papel que en la filo- fica en la que el lugar y la función de la
sofía moderna estuvo reservado a la filosofía en su relación con la ciencia,
conciencia como ens certum. Desde la política y la cultura se volvió nueva-
el s. XVIII el embate empirista mente un punto inestable de disputa.
hirió gravemente esta pretensión. El Dos ejemplos bien conocidos de estos
siglo XIX hizo lo propio contra el retos, surgidos en el interior mismo
papel autotransparente, neutro y autó- de la filosofía
nomo de la razón ilustrada, dando analítica y como A este primer síntoma de una
lugar a aquello que Michel Foucault un síntoma de «crisis de identidad» en el
llamó, con una expresión feliz, “filo- una crisis de corazón mismo de la filosofía
sofías de la sospecha”, al reunir bajo identidad que la analítica en cuanto uno de
esta común denominación los retos de atraviesa son, en los movimientos filosóficos
Marx, Nietzsche y Freud en contra de primer lugar, el más importantes del s. XX, se
una razón neutra y que había salido programa natu- agrega un segundo aspecto,
pretendidamente airosa de los cues- ralista en epis- relacionado paradójicamente
tionamientos contra la metafísica temología, que con los éxitos de las ciencias
moderna2. A su vez, la revolución propone grosso naturales. El espectacular
lingüístico-filosófica en los ámbitos modo la asimila- desarrollo de estas últimas y
de la lógica, la semiótica y la pragmá- ción de la filo- de la tecnología no sólo genera
tica, en el marco del magma conocido sofía a una ciencia una estima y consolidación sin
como filosofía analítica, puso al descu- empírica especial par de las disciplinas cientí-
bierto la relatividad lingüística de los acerca del sujeto ficas especiales, a la vez confir-
enunciados filosóficos, asestando un c o g n o s c e n t e madas en su carrera continua
duro golpe a la idea de una filosofía (originalmente a la especialización y legiti-
primera y autofundamentada. la psicología madas como saberes acotados
Sin embargo, la filosofía pudo cambiar conductista), con y eficientes, independientes
de piel y realzarse nuevamente desde el consiguiente de la venia filosófica, sino que
los inicios del siglo pasado, al rearmar abandono del impacta en la filosofía y en su
de alguna manera sus funciones y su programa meta- peculiar forma de producción.
escena a la luz de los nuevos desafíos. teórico del
Los programas del neokantismo, del empirismo lógico y de toda función
empirismo lógico, de la fenomeno- normativa de la filosofía (característica
logía, de la misma filosofía analítica, de de la tradición analítica clásica)3.
la hermenéutica y del estructuralismo En segundo lugar, la propuesta
dan, cada cual de manera muy dife- neopragmatista de fundir la filosofía
rente, una respuesta a la crisis de legi- con la ciencia social o con la crítica
timidad emanada de la «muerte» de la cultural y/o estética, desplaza a la filo-
metafísica. Esta pax postmetafísica, no sofía de cualquier pedestal crítico y le
obstante, comenzó a agrietarse, como sustrae toda prerrogativa metaética4.

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A este primer síntoma de una «crisis que Weber tipificacaba, en su célebre


de identidad» en el corazón mismo conferencia sobre la Ciencia como
de la filosofía analítica en cuanto uno Vocación, la especialización y vocación
de los movimientos filosóficos más científicas5, parecen haberse instalado
importantes del s. XX, se agrega un también en la forma de producción
segundo aspecto, filosófica, a pesar del fragmento 35 de
El alcance universal de la filo- relacionado para- Heráclito6. Por otra parte, los cambios
sofía contenido en la voca- dójicamente con en los modos de hacer filosofía en los
ción filosófica nada tiene que los éxitos de las tiempos recientes ilustran otra situa-
ver con la homogeneidad de ciencias naturales. ción: el formato del paper sustituye
un régimen generalizado de El espectacular progresivamente a los libros y a los
producción que emula otros desarrollo de ensayos como forma de expresión
formatos, como el tecnocien- estas últimas y dominante dentro de la disciplina.
tífico, definido mayormente de la tecnología Esto habla no solamente de la consa-
desde los grandes centros de no sólo genera bida especialización de los artículos,
industria cultural y cientí- una estima y que los hace muchas veces inaccesibles
fica, y emulado por todos los consolidación sin para filósofos que trabajan en otras
programas y agendas institu- par de las disci- áreas, y hasta para los que trabajan en
cionales; el alcance universal plinas científicas otros temas dentro de la misma espe-
de la filosofía parte siempre, especiales, a la cialidad, sino asimismo de la afinidad
por el contrario, del grado de vez confirmadas electiva entre el formato del paper y la
disposición crítica y reflexiva, en su carrera lengua inglesa como vehículo promo-
esto es, de la disponibilidad continua a la vido oficialmente para la promoción
de una indagación filosófica a especialización y de las publicaciones que realmente
asumirse con radicalidad en su legitimadas como cuentan en los programas de finan-
propia búsqueda teórica. saberes acotados ciamiento institucionales. Respecto
y eficientes, inde- de estos dos puntos, la explosión
pendientes de la venia filosófica, sino informativa ocasionada por el enorme
que impacta en la filosofía y en su crecimiento de la cantidad de revistas,
peculiar forma de producción. Esto donde cada vez más revistas nuevas se
nos lleva a hablar de una hibridación de suman al circuito académico (cada vez
espíritu cientificista no ya en su sentido más revistas especializadas en lengua
epistemológico à la Quine, sino en el inglesa y menos revistas de filosofía
contexto mismo de producción filosófica. general o en otras lenguas) hace que
Hay en la filosofía una creciente emula- nadie pueda dominar individual-
ción del modo científico de produc- mente un área íntegra o una proble-
ción, visible en la especialización de sus mática significativa, y a su vez que
productos y en la hegemonía indiscu- nadie se encuentre estimulado, dentro
tible de la lengua inglesa, lo que está del circuito académico, a publicar
reflejado en la multiplicación exponen- artículos en las lenguas vernáculas7.
cial de la bibliografía filosófica en inglés Por otra parte, en los países perifé-
y en el estímulo institucional hacia este ricos, esta forma de la producción se
modo de producción característico de refleja asimismo en la agenda oficial
la ciencia actual. de la filosofía, dominada por temas y
Desde el punto de vista de la espe- controversias definidas en los países
cialización, las “anteojeras” con las centrales, una agenda que se repro-

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duce con el incentivo y el estímulo de alcance universal de la filosofía parte


los programas institucionales. ¿Podrá siempre, por el contrario, del grado de
esta tendencia, caracterizada a la vez disposición crítica y reflexiva, esto es,
por la hibridación filosófica –como de la disponibilidad de una indagación
desideratum oficial– con las especiali- filosófica a asumirse con radicalidad
dades científicas, y por la emulación de en su propia búsqueda teórica.
unas formas de producción intelectual
permeadas por una situación de poder
cultural, dejar indemne la vocación II. El carácter proteico de la
universalista y crítica que es singular y filosofía postmetafísica
propia del oficio del filósofo?
En verdad asistimos a una «crisis de La forma de un león o de una hoguera
la identidad filosófica». Deseamos O de árbol que da sombra a la ribera
hacerla patente bajo el mote de un O de agua que en el agua se perdía.
carácter proteico de la actividad De Proteo el egipcio no te asombres,
filosófica postmetafísica, es decir, Tú, que eres uno y eres muchos hombres.
de una multiplicidad de programas Borges8.
y funciones adscriptas al filosofar
postmetafísico, incluyendo, en el
límite, la resignación de toda función La idea de Kant de fundamentar en
y sentido. En este análisis me atengo a el sujeto trascendental el sistema de la
la dimensión epistémica y no abordo crítica sufre un embate imparable en el
los aspectos culturales indicados tránsito de los siglos XIX a XX a través
ut supra, pero que en todo rigor de la centralidad que cobran para la
retroalimentan la crisis de identidad actividad crítica los planos contex-
filosófica, y que habría que analizar tuales ignorados por Kant, a saber,
para establecer una reflexión más el contexto histórico y cultural, el
sistemática que la aquí propuesta. contexto de la formación psicológica
Considero in fine la idea de vocación e inconsciente, el contexto lingüístico
filosófica, primeramente como carac- y categorial que encuadra la actividad
terística esencial de la emergencia cognoscitiva, etc. Consecutivamente a
antigua del filosofar; y luego como esta situación los diferentes planos de
una singular dimensión existencial la crítica, esto es, la crítica del conoci-
aún presente en el filosofar contem- miento teórico, la crítica de la razón
poráneo, es decir, como una fuente práctica y la crítica del juicio teleo-
siempre disponible de sentido. De lógico y estético, que Kant concebía
esta manera concluyo que el alcance como articulados en una arquitectó-
universal de la filosofía contenido en la nica de la razón pura, van a echar a
vocación filosófica nada tiene que ver correr separadamente en el siglo XX
con la homogeneidad de un régimen dejando lugar a un desarrollo paralelo,
generalizado de producción que emula que en sus grandes rasgos abarca: a) la
otros formatos, como el tecnocientí- epistemología, la lógica y el desarrollo
fico, definido mayormente desde los del análisis conceptual a la luz del
grandes centros de industria cultural giro lingüístico; b) la filosofía moral
y científica, y emulado por todos los y la filosofía crítica; c) la hermenéu-
programas y agendas institucionales; el tica filosófica y la gnoseología de las

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ciencias de la cultura. Entre estos tres trucción conceptual del lenguaje está
planos filosóficos habrá ciertamente provisto por el mismo lenguaje y su
una multiplicidad de interrelaciones, práctica ordinaria. A su vez, el análisis
pasarelas e influencias recíprocas, que orientado por los lenguajes ideales de
permitirán hablar, por ejemplo, de la lógica y de la matemática, una vez
un giro lingüís- que sabemos que la sintaxis lógica no
Habermas tiene quizá razón al tico también en puede proveer por sí sola (debido a
apuntar que cualquier intento la filosofía moral las limitaciones internas de los forma-
de rehabilitar la vocación filo- y en la herme- lismos) el fundamento de una siste-
sófica tiene que considerar los néutica, o de un matización formal, debe recurrir a la
impulsos filosóficos del siglo giro interpre- propia matemática para sus recons-
que acaba de concluir, y no es tativo también trucciones conceptuales y acotar
con proclamas de restauración en la filosofía su programa de fundamentación a
más afines al aire cultural de de la ciencia y pruebas de consistencia relativa. En la
despedida a la modernidad que en la filosofía epistemología de las ciencias naturales,
a una verdadera reconstruc- moral. Tampoco el abandono, habida cuenta de limita-
ción filosófica, que será posible pretendo que ciones internas perfectamente estable-
desarrollar semejante empresa. estos tres planos cidas, de un programa de unificación
representen una conceptual del tipo del Aufbau de
partición exhaustiva de la filosofía Carnap, ha conducido por una parte
contemporánea, habida cuenta de la a una dinámica afín a la especializa-
existencia muy importante, y contra la ción epistemológica y a la interacción
herencia de la teoría del conocimiento, circular con las disciplinas y las teorías
de un retorno a la ontología en examinadas, y por otra parte a hacer
Husserl, Hartmann y Heidegger. Más plausible un programa de naturaliza-
bien deseo dejar en claro que ninguno ción epistemológica que fundiría la epis-
de los programas filosóficos que temología a una rama de la psicología
despuntan en la situación contempo- empírica centrada en el estudio de la
ránea puede ni pretende articular sisté- relación entre la evidencia empírica
micamente la pluralidad de funciones humanamente accesible y la gene-
a través de las cuales se ejerce la acti- ración de las teorías científicas. En
vidad filosófica del presente. el plano de las teorías normativas de
Si nos atenemos a los tres planos la justicia, de la teoría crítica y de la
mencionados más arriba, es palpable filosofía social los programas basados
que la ausencia de un fundamento en un punto de partida absoluto han
trascendental ha conducido a plasmar cedido generalmente ante una concep-
circularmente el despliegue de la ción de equilibrio reflexivo, donde las
reflexión filosófica con la dinámica intuiciones normativas de los sujetos
de sus objetos, acotando la sistema- empíricos e históricamente situados
tización cognoscitiva de la filosofía son un input relevante que recogen y
a una perspectiva parcial y abierta. a la vez retroalimentan las sistematiza-
Encontramos esta circularidad de la ciones conceptuales. Esta interrelación
reflexión en la filosofía analítica: la entre los planos teórico e histórico
misma es clara en los programas de se ha hecho cada vez más sensible en
filiación pragmática, donde, como se la evolución de Rawls y es recogida
sabe, el patrón de análisis y de recons- por Habermas en su concepto básico

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de acción comunicativa a través de y de radical; sin embargo, Habermas


la idea de Lebenswelt. Rorty, por su tiene quizá razón al apuntar que cual-
parte, radicaliza esta tendencia al plan- quier intento de rehabilitar la voca-
tear, desde su peculiar pragmatismo, ción filosófica tiene que considerar los
la prioridad de la democracia sobre impulsos filosóficos del siglo que acaba
la filosofía en el sentido de que las de concluir, y no es con proclamas de
cuestiones de fundamentación crítica restauración más afines al aire cultural
reciben su base última en la cultura de despedida a la modernidad, que a
democrática, tomada en cierto modo una verdadera reconstrucción filosó-
como factum moral, la cual tiene así fica, que será posible desarrollar seme-
prioridad respecto de todo cuestiona- jante empresa9.
miento especulativo respecto de las
normas de justicia. De esta manera,
la autolimitación que circunscribió III. La vocación filosófica
durante los años cincuenta y sesenta
a la metaética en el plano lingüístico La crisis de identidad que afecta a
de los enunciados morales, inhibiendo la filosofía contemporánea, esto es,
así cualquier indagación sustantiva, que los límites del género se tornan
parece haber quedado rezagada frente porosos a la luz de su interfaz con la
a unas indagaciones morales y críticas ciencia especializada y demás acti-
que se autorizan un importante caudal vidades (política, literatura, crítica
de interacción con cuestiones de orden cultural, etc.), no debe compren-
histórico, social y cultural. derse solamente a partir del contraste
La dinámica filosófica que acabamos con una cuestionada philosophia
de describir podría subsumirse bajo la perennis, definida por temas y objetos
idea de una particular hibridación de eternos –sub specie aeternitatis– sino
la herencia trascendental kantiana, en que se hace asimismo inteligible a
los términos de una mayor permea- través de su tensión con una voca-
bilidad de la indagación filosófica ción filosófica, que es válida como
respecto de las actividades que Kant referente o idea reguladora, al menos
pretendía criticables, haciendo más ideal-típicamente10, de la actividad filo-
porosos los límites entre la quaestio sófica. La insistencia de que la filosofía
juris y la quaestio facti, y tornando la no es un producto de saber acabado
actividad filosófica más susceptible sino que es centralmente una actividad
de fusión con las ciencias especiales, humana atravesada por un peculiar
generando a término la posibilidad de pathos, bien en el sentido de una afec-
una fragmentación y disolución de la ción (Wittgenstein) o en el sentido
filosofía como tal. Frente a esta evolu- de una disposición (Heidegger)11, no
ción de la filosofía contemporánea, los es una invención contemporánea,
llamados de un retorno a la ontología, sino que está ya planteado ab initio
a los presocráticos o a la philosophia en la filosofía griega más temprana
perennis, que nos viene como un eco y es un principio constante en el
ya hoy lejano de un Heidegger o de pensamiento antiguo, perceptible de
un Hartmann, podrían ser un intento manera clara en aquello que el filósofo
válido de restaurar la vocación filosó- ítalo-argentino Rodolfo Mondolfo
fica en lo que esta tiene de auténtico denominó “la concepción activista

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del proceso cognoscitivo” y cuya repite que los muchos son malos y pocos
fuente encontramos ya en Jenófanes los buenos (fragm. 104).
y Heráclito. Aquí, señala Mondolfo, Esta búsqueda presupone que el filó-
el sujeto se afirma en la individua- sofo sea un conocedor de muchas cosas:
lidad de su querer o de su sentir como
factor primordial generando una Los hombres que aman la sabiduría
forma que subordina la posibilidad del (filósofos) deben estar familiarizados
conocimiento al elemento volitivo12. con muchas cosas (Diels, 35).
Jenófanes expresa (B 17 en Diels):
Pero esto no es suficiente, y
Los dioses no lo han mostrado todo Heráclito aclara a su vez cuál es
a los hombres desde el comienzo; el tipo de conocimiento anhelado
sino que los hombres buscan, y con el por el filósofo, al oponerlo en el
tiempo encuentran lo mejor. fragmento 40 al saber del erudito
(polymathés) engendrado por la
Pero es en Heráclito, donde la idea mera curiosidad y que da lugar a una
del conocer como un hacer se perfila simple descripción de los hechos, y
en relación con el peculiar tipo de al determinarlo en cambio como
hombre que es el filósofo. Como la razón (logos) que todo lo rige.
es sabido, en efecto, el término Filósofo no es por ende el erudito
“philosophia” 13 es posterior al (polymathés) ni el sabio (sophós),
término “philosophos”, que Heráclito sino el amante o amigo (philia)
introduce por de la sophía, es decir, alguien
Filósofo no es por ende el vez primera para que disconforme con su igno-
erudito (polymathés) ni el remitir al sujeto rancia a pesar de ser un conocedor
sabio (sophós), sino el amante o de una actividad de muchas cosas se halla en una
amigo (philia) de la sophía, es que, como en búsqueda primordial y radical de la
decir, alguien que disconforme Jenófanes, es razón que unifica su perspectiva del
con su ignorancia a pesar de c o m p r e n d i d a mundo y de sí mismo. Esta insis-
ser un conocedor de muchas b á s i c a m e n t e tencia temprana en la disposición
cosas se halla en una búsqueda como búsqueda. subjetiva del filosofar, que parte de
primordial y radical de la razón En este sentido, una disconformidad con lo dado en
que unifica su perspectiva del Heráclito partía búsqueda de una inteligibilidad a la
mundo y de sí mismo. ya de una oposi- vez más radical, más reflexiva y más
ción entre dos abarcadora, se hace clara de dife-
tipos de actitudes subjetivas, la rentes maneras en Sócrates, Platón
de quienes «aun despiertos siguen y Aristóteles. No corresponde aquí
durmiendo» y la de quienes ejercen desarrollar ni reconstruir históri-
su capacidad cognoscente y buscan: camente las diferentes figuras que
de la ignorancia socrática al eros
A todos los hombres les es concedido filosófico, el pathos del asombro
conocerse a sí mismos y ser sabios (thaumazein) y el estado de emba-
(frag. 116 Diels). razo (egkúmones) en Platón 14, como
la actividad contemplativa (energeia
Pero la mayoría no aprovecha esta theoretiké) en Aristóteles15 han indi-
posibilidad natural y por eso Heráclito cado la primacía de este compo-

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Sombras de la filosofía universal N° 2-3 | Invierno 2005

nente subjetivo como instancia a) como el estado mental o psicoló-


decisiva del filosofar16. Más bien gico, es decir, el desencadenante
nos interesa investigar en qué subjetivo de la actividad filoso-
medida la idea de una vocación fante;
filosófica puede todavía hoy ejercer b) como el telos o finalidad de dicha
su peculiar influjo y contrarrestar la actividad;
descaracterización 17 contemporánea c) como la disposición que es inher-
que hemos descripto en II, aun a ente a la actividad.
sabiendas de que hoy ya no parece
posible aspirar a la filosofía desde la En el primer sentido, los filósofos han
perspectiva de un saber universal, hecho frecuentemente alusión a un
unificado y fundante como aspiraba genuino padecer (pathos) que antecede
a serlo el lógos griego. a la búsqueda de la filosofía. Hemos
Al apelar aquí a la idea de vocación visto que Platón hablaba del asombro
filosófica y evocar su raíz antigua no (thaumázein) como afección (pathos)
pretendo por consiguiente oponer la en Teeteto20, pero ya en Menon
autoridad de una vocatio perennis a Sócrates reconoce padecer el mismo
una philosophia perennis, sino que, estado de embrujo y de perturbación
aceptando la realidad de una filosofía que este produce en su interlocutor al
secularizada, intento ver qué cosa, en torpedearlo con sus preguntas21. Los
la idea misma de vocación filosófica, filósofos escépticos han subrayado la
puede ser todavía válida. Mi proce- importancia de la tranquilidad del
dimiento, en este sentido, no es más alma como anhelo ante la anormal
esencializador que el procedimiento perturbación que es a la vez síntoma
de Popper cuando echa mano, selec- de una preocupación filosófica y
tivamente a juicios de valor histó- desencadenante de una investigación22
ricos sobre la ciencia para buscar y Descartes evoca su peculiar estado
un criterio de demarcación satis- subjetivo en la descripción que nos
factorio18, ni que el procedimiento hace de su renacer filosófico23; Kant
de Max Weber cuando apela a una habla de la inevitabilidad de la ilusión
cierta dimensión existencial y subje- metafísica conducente a la reflexión
tiva de la profesión como vocación trascendental24, y Wittgenstein, por su
o llamado (Beruf) para delinear un lado, ha usado alguna de estas figuras
tipo ideal de la profesión política o y otras nuevas, como la idea de una
de la profesión científica19. peculiar desorientación25, para indicar
Ahora bien, ¿no perdemos igual- este aspecto del filosofar, lo que da pie,
mente aquí, con la idea de vocación, en el vienés, a su conocida idea de la
la posibilidad de asir la filosofía, filosofía como terapia 26. Aun cuando
al ser también la vocación, en su es claro que estos «estados mentales»
condición de elemento subjetivo no son para todos patologías, y que
del filosofar, un algo inasible y cuando lo son, no se trata del tipo de
proteico como la filosofía misma? las enfermedades que se curan con
Esto requiere examinar la idea más píldoras ni con terapias extrafilosó-
de cerca. Por empezar, podemos ficas, y que, asimismo estos estados
hablar de vocación en al menos tres son apreciados de manera diferente
sentidos diferentes, esto es: por los autores, asumiendo en algunos

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sombras de la filosofía universal

un carácter más anormal y patológico, vigente para algunos pensadores,


y en otros un carácter de tipo más hasta la mera idea de análisis lógico
permanente y aun deseable, es irrecu- o conceptual en sus diversas inter-
sable que se trata de un factor antece- pretaciones, sin dejar de lado otras
dente que los filósofos suelen admitir funciones como la sinóptica en la
pero que por sí solo no permite deli- tradición dilthyana; la terapéutica
near una idea unívoca y característica en Epicuro y en Lucrecio y, en un
de la vocación filosófica. En verdad, sentido ciertamente distinto, en
podríamos encontrar perfectamente Wittgenstein; la crítica en Kant y
algunos de estos en las diversas reconstrucciones de
Para definir la disposición mismos estados su legado filosófico; la aporética
que es inherente a la èthikè en el origen de en la tradición escéptica y en sus
aretè Aristóteles habla de una otros procesos versiones aggiornadas, etc. Los fines
mediedad que no es aritmética de búsqueda y de a los que se aspira con la filosofía
sino que es relativa al phro- creación, como son tan diversos entre sí, que su
nimos, al hombre prudente. la conversión mención aquí no nos permite salir
Esto da un círculo, pero un mística del asceta del embarazo generado por la inde-
círculo virtuoso, en la medida o del santo, terminación del género.
en que es admisible y pensable la inspiración Sin embargo, hay un tercer sentido
una secuencia de recíprocos del artista, la de la noción de vocación que apela
ajustes entre la mediedad búsqueda cientí- a la idea de disposición. Esta última
virtuosa y lo que es deseable fica del natura- noción recorre un amplio espectro de
para el phronimos. De una lista, o la peculiar significados, entre los que se destaca
manera semejante, la dispo- indagación del la idea griega de ordenamiento
sición que es inherente a la matemático. (táxis) y la idea de los predicados
vocación del filósofo no puede El segundo disposicionales como soluble o frágil
definirse –entiendo– sin recaer sentido inhe- elucidados por el análisis concep-
en una circularidad semejante. rente a la voca- tual contemporáneo mediante los
No existe en efecto un prin- ción, que hemos condicionales contrafácticos. El
cipio lógico del cual extraer indicado con el empleo que me interesa destacar
la quinta esencia de la voca- nombre de telos, aquí no corresponde, stricto sensu, a
ción filosófica, pero esto no remite a la fina- ninguno de estos dos usos. Más bien
se traduce en la inexistencia lidad, función o me interesa el uso práctico (activo)
de una genuina vocación con valor atribuido que hace Aristóteles de esta noción
características particulares que a la filosofía. en su Ética Nicomaquea (1106 b 36
son propias de la filosofía. Sin embargo, la hasta 1170 a 2) cuando analiza la
disparidad de virtud moral (èthikè aretè) como una
posiciones es aquí aún mayor que disposición habitual (èxis) a actuar de
en el punto precedente. Algo de manera deliberada, consistiendo en
esto hemos visto supra en II cuando una mediedad relativa a nosotros,
hablábamos del carácter proteico de la cual está racionalmente deter-
la filosofía postmetafísica, donde minada y como la determinaría el
despuntaban funciones diversas phronimos (el «hombre prudente»).
que van, de la más tradicional En este sentido la valentía o la
función ontológica y especulativa magnanimidad, que son del tipo de
de una philosophia perennis, siempre las virtudes que engarzan con esta

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noción activa de disposición, no son Cuando Max Weber define la voca-


ni fines propiamente de la acción (en ción del político (beruf) según el
el sentido en que la casa fabricada principio de la responsabilidad, del
es un fin de la fabricación) ni meras distanciamiento y de la pasión por
disposiciones en un sentido contra- una causa29, no está determinando,
fáctico (ya que así sería virtuoso sub specie aeternitatis, y de manera
Endimión, el joven dormido que universal, los fines de la política ni
jamás alcanza a actuar, cosa que definiendo los procedimientos espe-
Aristóteles rechaza de plano27). cíficos que son propios de esa acti-
Al traer0 aquí a colación este sentido vidad, cosa que sería imposible hacer
de la idea de disposición, no entiendo en el marco del politeísmo axiológico
de manera alguna, estar reduciendo weberiano, sino que está embarcado
la idea de vocación filosófica a una en una tarea más existencial, en el
dimensión moral, sino que estoy sentido de librar una caracterización
interesado en una analogía formal de aquello que envuelve la elección
con el uso que está implicado en la de esa forma de vida que es la polí-
definición que Aristóteles nos brinda tica, y que cobra toda su fuerza a la
de la virtud moral, apelando a una hora de establecer una demarcación,
peculiar idea de disposición como de enorme interés para Weber, entre
èxis. Lo que resulta aquí interesante el político y el mero burócrata, o
en esta definición, sin embargo, es entre el político y el santo, o entre
quizá lo que más ahuyentaría al lógico el político y el
tradicional pero no al partidario del místico revo- La filosofía requiere segura-
equilibrio reflexivo28, es decir, su lucionario o el mente una serie de disposi-
circularidad. En efecto, para definir profeta quiliasta. ciones que son comunes a la
la disposición que es inherente a La idea de voca- ciencia natural y a la matemá-
la èthikè aretè Aristóteles habla de ción presupone tica, como el rigor conceptual,
una mediedad que no es aritmética aquí, por ende, el afán de dar razones y de
sino que es relativa al phronimos, una idea de elec- justificar lo que se enuncia, el
al hombre prudente. Esto da un ción personal, sentido crítico, el impulso por
círculo, pero un círculo virtuoso, de forma de vida sistematizar los conocimientos
en la medida en que es admisible y y de una cierta y por hacerlos más generales y
pensable una secuencia de recíprocos disposición, en universales; en varias de estas
ajustes entre la mediedad virtuosa y el sentido espe- disposiciones la ciencia puede
lo que es deseable para el phronimos. cífico que asume incluso sorprender y superar a
De una manera semejante, la dispo- para Weber la la filosofía, como en el alcance
sición que es inherente a la voca- tensión entre del rigor sistemático y de la
ción del filósofo no puede definirse esas formas que claridad conceptual.
–entiendo– sin recaer en una circula- son el principio
ridad semejante. No existe en efecto de la responsabilidad, del distancia-
un principio lógico del cual extraer miento y de la pasión, para la que
la quinta esencia de la vocación filo- debe estar preparado todo aquel que
sófica, pero esto no se traduce en la se entregue a la política30. Pero esta
inexistencia de una genuina voca- idea normativa de vocación es en
ción con características particulares Weber extraída y retroalimentada, a
que son propias de la filosofía. partir de un examen valorativamente

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Karl Popper vs. Ludwig Wittgenstein,


un duelo de la filosofía analítica

selectivo, (Wertbeziehung) de lo que en cuestión para ella misma, es decir,


en los diferentes tiempos históricos la torna en cierto modo circular y de
viene a ser el político. una manera que no lo es ni para el
De manera análoga entiendo que la especialista científico ni para el técnico
vocación filósofica, en el sentido de o el artista, donde la propia reflexión
la disposición activa, definido supra encuentra un límite funcional al desa-
implica una elección y una disponi- rrollo de la especialidad, de la técnica
bilidad cuya característica no puede o del arte concernidos. La filosofía
dilucidarse sin un análisis selectivo requiere seguramente una serie de
de lo que en todo tiempo y lugar han disposiciones que son comunes a la
venido a hacer los filósofos, esto es, ciencia natural y a la matemática,
investigar reflexionando y meditando, como el rigor conceptual, el afán de
de una manera tal que la radicalidad dar razones y de justificar lo que se
envuelta en esa misma empresa de enuncia, el sentido crítico, el impulso
reflexión y meditación, la convierte por sistematizar los conocimientos y

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por hacerlos más generales y univer- de búsquedas, y el carácter singu-


sales; en varias de estas disposiciones larmente filosófico de estas últimas
la ciencia puede incluso sorprender no es una segunda naturaleza que se
y superar a la filosofía, como en el adosa a las primeras desde un tras-
alcance del rigor sistemático y de la fondo oculto y autónomo, sino que
claridad conceptual. Sin embargo, está conformado por la particular,
el carácter peculiar de la radica- difícil y radical disponibilidad de
lidad filosófica marca una dirección estas búsquedas. No está a mi alcance
diferente a la del desarrollo cientí- ahora analizar la relación entre esta
fico y técnico, al envolver la reflexi- disponibilidad y el tipo de toma de
vidad de la misma tarea inquisitiva, distancia, despojamiento y paciencia
no como una segunda instancia presupuestos en la reflexión, pero
adosada a la investigación (lo cual es dable asumir que estos no son
generaría una cadena infinita) sino patrimonio exclusivo de los filó-
como una disponibilidad (ètoimos) sofos profesionales, y que un cientí-
de la investigación misma. fico, un matemático, un hombre de
Esto no hace del filósofo un especia- letras o un practicante de la política
lista de la reflexión en general; cómo puede un día verse envuelto en esta
sería si hubiésemos partido de una particular conversión de la mirada y
esencialización del carácter reflexivo, dar inicio a la investigación filosó-
que hemos querido precisamente fica. Inversamente, la especialización
evitar. Como señala Ryle, la reflexión de la filosofía profesional también es
es siempre parasitaria de una acti- susceptible de favorecer la inhibición
vidad más básica, y no es realmente y el adormecimiento de la disposi-
independiente ni autónoma respecto ción que ha sido siempre caracte-
de esta última31. La reflexión no es rística de la filosofía, y no es con la
una suerte de segunda instancia idea de la mera confusión de géneros
independiente, aunque una serie de inherente al naturalismo epistemo-
actividades independientes pueden lógico o al neopragmatismo que
estar generadas por una reflexión en esta disposición podrá verse refor-
relación con una actividad básica. zada. Asimismo, esto nos permite
La lógica matemática resulta de una aventurar que la universalidad de la
reflexión filosófica sobre la demostra- filosofía no es una forma de homo-
ción matemática, pero se ha conver- geneidad en el modo de producción
tido en una actividad matemática o en la agenda de los problemas,
independiente, que puede, a su vez, sino un carácter de su disponibilidad
apelar a una reflexión filosófica. radical y crítica, que la lleva a distan-
De esta manera el filósofo es un inves- ciarse metódicamente del contexto
tigador dotado de una disponibilidad local de la búsqueda, aunque sola-
reflexiva. No son sus temas lo que le mente para volver a él desde el acervo
es característico, sino esta particular de la reflexión filosófica.
radicalidad, y que puede desarro-
llarse en el campo teórico como en
el dominio de la moral, de la política
o del arte. Para hablar de filosofía
hay que partir de investigaciones,

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sombras de la filosofía universal

NOTAS

1. Este artículo retoma, modificando algunas partes y ampliando algunas referencias, un artículo preliminar del
mismo autor en la compilación El filosofar hoy, Oscar Nudler y Francisco Naishtat eds., Buenos Aires, Biblos, 2003.
2. Foucault, Michel, “Nietzsche, Freud, Marx” en Nietzsche, París, Cahiers de Royaumont N° VI, Editions de
Minuit, 1967, pp. 193-202.
3. Este reto tiene su origen en el célebre artículo de Quine “Naturalized Epistemology” presentado origi-
nalmente en Viena en 1968. Véase Quine, W. V., “Naturalización de la epistemología”, en La relatividad
ontológica y otros ensayos, Madrid, Tecnos, 1986, pp. 93-119.
4. Véase por ejemplo Rorty, Richard, “La prioridad de la democracia sobre la filosofía”, en Gianni Vattimo
(comp.), La secularización de la filosofía. Hermenéutica y posmodernidad, Barcelona, Gedisa, pp. 31-61, 1992.
5. Max Weber escribió en 1918:
Hoy en día, una realización verdaderamente buena y definitiva siempre es una realización especializada.
Y más vale que se mantengan apartados de la ciencia los que se sientan incapaces de ponerse anteojeras (...);
sin ello, no tendrán vocación por la ciencia, y deberían dedicarse a otra cosa.
La ciencia como vocación, en Ensayos de sociología contemporánea, México, Ed. Artemisa, 1986, vol. I, pp. 86-87.
6. Heráclito expresa en este célebre fragmento 35:
Los hombres que aman la sabiduría (filósofos) deben estar familiarizados con muchas cosas
Heráclito, Frag. 35, Diels, Clemente Alejandrino, Stromata, V, p. 141.
7. En un sugerente artículo reciente Alejandro Cassini ilustraba esta situación de creciente especialización
mencionando los títulos de las revistas especializadas existentes en ética y en filosofía de la ciencia dentro del
ámbito de la lengua inglesa: Ethics, Bioethics, Business Ethical Quarterly, Business & Professional Ethics
Journal, Journal of Business Ethics, Philosophy of Science, British Journal of Philosophy of Science, Theory and
Decision, Biology and Philosophy, Economics and Philosophy, Biology and Philosophy, Economics and Philosophy.
Cfr. Alejandro Cassini, “Los caminos hacia la profesionalización de la filosofía. Las revistas argentinas de filo-
sofía en el último cuarto de siglo”, en Cuadernos de filosofía, N° 43, Buenos Aires, 1998, p. 104.
8. Borges, Jorge Luis, “Proteo”, Obra poética, Alianza, 1981, p. 443.
9. Cf. Habermas, Jürgen, Pensamiento postmetafísico, México, Taurus, 1990, p. 265.
10. Entiéndase esta última expresión en su sentido weberiano; cf. Weber, Max, “La «objetividad» cognoscitiva
de la ciencia social”en Ensayos sobre metodología sociológica, Buenos Aires, Amorrortu, 1990, pp. 39-101.
11. Platón escribe en Teeteto, 155d:
Es realmente propio de un filósofo este padecer (pathos), asombrarse (thaumázein); ya que no hay otro
punto de partida que rija a la filosofía sino éste.
Heidegger propone traducir pathos por dispositio o Stimmung para sustraer la idea correspondiente a una
impronta psicológico-causal. Pero Wittgenstein habría estado de acuerdo en traducir aquí pathos por enfer-
medad o afección, visto que habría calzado con su definición de la filosofía como terapia. Véase Wittgenstein,
Investigaciones Filosóficas 108, 109, 133 y Zettel 452. Volveremos a este punto más abajo. Martin Heidegger,
Was ist das die Philosophie, Günther Neske, Pfullingen, 1956 (trad. francesa por Gallimard, París, 1968, p. 32).
12. Mondolfo, Rodolfo, La comprensión del sujeto humano en la cultura antigua, Buenos Aires, Ediciones
Imán, 1955, p. 136. Es destacable que Mondolfo alcance estas conclusiones medio siglo antes de que, a raíz
de sus investigaciones sobre la sexualidad, Michel Foucault se volviese hacia la filosofía antigua para descu-
brir en ella una relación singular entre la sabiduría y la forma de vida, eso que Foucault llama “espiritua-
lidad”, y que opone a la filosofía moderna. Ni Foucault ni Pierre Hadot, que ha sido el referente privilegiado
del primero en su incursión en la filosofía antigua, parecen haberse encontrado jamás con las investigaciones
de Mondolfo, a pesar de haber sido éste último uno de los primeros en recalar en una idea peculiar del
sujeto en esta filosofía, reputada erróneamente anterior a toda filosofía del sujeto. Esto habla, una vez más,
de la situación periférica de nuestra producción filosófica. De hecho no existe traducción alguna de los
textos de Mondolfo al francés. Véase Foucault, Michel, L’hermenéutique du sujet. Cours au Collège de France
1981-1982, París, Gallimard, 2001 y, de Hadot, Pierre, en relación a la misma idea, Exercices spirituels et
philosophie antique, París, Albin Michel, 2002.
13. La primera ocurrencia conocida del término philosophía pertenecería al Gorgias de Platón, cf. Faye,
Jean-Pierre, ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Ed. del Serbal, 1998, p. 27.
14. Véase Platón, Banquete 210b-212b, Menón 79d-80c y Teeteto, 155d
15. Aristóteles, Ética Nicomaquea, X, 1177a 20.
16. Cfr. Mondolfo, Rodolfo, op. cit., pp. 138-139 y del mismo autor, El pensamiento antiguo. Historia de la
filosofía greco-romana, Buenos Aires, Losada, 1952, pp. 47-51.
17. Tomo en préstamo este término a Horacio González. Véase González, Horacio, et alter, “Filosofía
académica y esfera pública en la Argentina actual”, en ADEF - Revista de Filosofía, Vol. XV, N° 1, Mayo de
2000, p. 134.

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Sombras de la filosofía universal N° 2-3 | Invierno 2005

18. Sobre la crítica de Popper al esencialismo de las disciplinas y su defensa de una cierta idea de esencia al
menos como telos, Karl Popper, Conjeturas y refutaciones, Paidós, cap. 2, p. 95 y cap. 3, pp. 139-140, Barcelona,
1983; sobre la relación de su criterio de demarcación y la valoración acerca de la ciencia, cf. La lógica de la
investigación científica, Madrid, Tecnos, cap. 1 y 2, 1982.
19. Weber, Max, “La ciencia como vocación” y “La política como vocación”, en Ensayos de sociología
contemporánea, México, Ed. Artemisa, 1986, vol. I.
20. Teeteto 155d; un poco antes Sócrates hablaba del estado de embarazo (egkúmones) que debe tener quien
requiere sus servicios (Teeteto 151 b ); cf. Platón, Theatetus, Sophist, Londres, Harvard Univ. Press, 1961.
21. Platón, Menon, 79d-80c.
22. Plinio Junqueira Smith, Ceticismo filosófico, São Paulo, Editora Pedagógica e Universitaria Ltda., 2000, pp. 15-50.
23. Descartes, Discours de la Méthode, Vrin, París, 1970.
24. Kant, véase Crítica de la razón pura, Dialéctica trascendental.
25. Wittgenstein, Investigaciones Filosóficas, 123; véase también I. F. 108 (perplejidad, enfermedad mental); I. F. 109
(hechizo, embrujamiento); I. F. 309 (mostrar a la mosca la salida de la botella); Zettel 452, (calambre mental).
26. Wittgenstein, Investigaciones Filosóficas, pp. 132-133.
27. Ética Nicomaquea 1099 a 5 y 1176 a 35.
28. Véase círculo virtuoso en Nelson Goodman, Fact, Fiction and Forecast, Harvard University Press, p. 64.
29. Weber, Max, “La política como vocación”, en Ensayos de sociología contemporánea, México, Ed. Artemisa,
1986, vol. I.
30. Max, Weber, op. cit.
31. Cf. Ryle, Gilbert, “Thinking and reflecting”, en Collected papers, Londres, Hutchinson & Co., 1971,
pp. 465-479.

175
La filosofía argentina no sólo
es un conjunto de problemas y
discusiones, sino también un
grupo de nombres que impri-
mieron sus estilos personales a
esas derivas. Algunos de ellos son
considerados los clásicos de una
filosofía que, desde sus primeros
pasos, afrontó la dificultad de
enfrentarse a la construcción de
un campo de preocupaciones
que no venían dadas, sino que
el destino mismo de su exis-
tencia dependía, y aún hoy sigue
haciéndolo, de la reformulación
Voces clásicas continua de esas incógnitas a
resolver. En la definición misma
de esa constelación de temas
fueron esbozándose los primeros
trazos de una lucha vertiginosa
por resolver los destinos comunes.
Cada figura encontró su forma de abordar el enigma argentino, esquivo
a las representaciones heredadas. Los modos de leer los textos han sido
las marcas de un filosofar desguarnecido de las comodidades que podían
percibirse en otros sitios. En los primeros filósofos nacionales puede adver-
tirse una angustia fundante que recorría sus obras. Unas condiciones más
parecidas a un desierto hostil que a un acogedor sitio de enunciación.
Cada quien también tuvo que diagramar sus procedimientos para dar a
conocer sus ideas sobre la construcción de un país cuyos malestares sociales
suelen poner en tela de juicio las tesis más consolidadas. Voces clásicas,
entonces, animadas por un espíritu de proveer ideas capaces de augurar
un horizonte de nación que se rehizo a la medida en que las fuerzas
sociales, muchas veces oscurecidas tanto en sus consideraciones críticas
como en sus relatos épicos, irrumpieron en la escena pública haciendo de
los derroteros argentinos un sendero zigzagueante. Es pues, una historia
colmada de pasiones y sinsabores; materia prima del pensar filosófico.
Guillermo David encuentra en la obra de Luis Juan Guerrero, analizada
peculiarmente desde un intercambio epistolar que este sostuvo con Carlos
Astrada mientras ambos cursaban sus estudios en Europa, las claves para
comprender las tensiones de aquella época. Tamizadas por sus considera-
ciones estéticas que obraban como posibilidad de superación de un mundo
mecanizado, David provee una visión de quien intentó otorgar algunas
claves para recobrar el áurea redentor de la vida.
José Luis Moure, filólogo y académico fundamentadamente crítico,
examina el afán normatizador de la identidad lingüística de los
americanos emprendido por el imperialismo intelectual español,
cuya nave insignia fue la Real Academia de la Lengua española en
los últimos 200 años, propensión leguleya que es enfrentada por un
joven Juan Bautista Alberdi que tiende a lograr una convergencia
entre la independencia política y una independencia lingüística
desde cimientos filosóficos.
Con minuciosidad Guillermina Camusso recorre el pensamiento de
Rodolfo Mondolfo, y las amplias zonas marxistas de sus profundos
aportes al pensamiento de la patria de su exilio.
Dos pensadores liminares de la Argentina: Ezequiel Martínez Estrada
y Carlos Astrada encontraron en sus sendos Nietzsche a un existen-
cialista sublimado que refuta los mandatos e imposiciones culturales
que invierten la simbiosis sujeto-objeto, en detrimento de los impulsos
vitales. Ambos autores se resisten a ver a Nietzsche como un atormen-
tado impugnador que dispara sus contrasentimientos contra la razón, la
moral y la religión. Horacio Nieva reseña las obras y resalta las coinci-
dencias entre Astrada y Martínez Estrada.
La formación de una ‘nacionalidad filosófica’ es el hilo conductor que
sigue Ingenieros para trazar la evolución del pensamiento argentino
desde el escolasticismo –introducido por la civilización hispanocolo-
nial– hasta las primeras manifestaciones de una ‘filosofía científica’
en los años 80, dice Susana Villavivencio, en su nota sobre José
Ingenieros, en línea con la pregunta cuya respuesta arriesgamos en
este número de La Biblioteca
Graciela Ferrás se interna en la obra de Ingenieros a partir de encon-
trar en ella una misteriosa presencia que produce un diálogo interno al
Hombre Mediocre. Etienne de La Boètie reaparece con su Discurso de
la servidumbre voluntaria como escritura secreta para interpretar las
paradójicas formas que adopta la igualdad social.
En una nota que prescinde de ciertas objetividades que adolecen de involu-
cramiento, Alcira Bonilla recuerda a Rodolfo Agoglia, sus amplitudes filo-
sóficas y sus peripecias emergentes de inquietudes intelectuales y humanistas.
Florencia Gómez descubre en las intenciones de León Dujovne por cons-
truir una obra filosófica abarcadora y totalizante, un elemento que le
permite diferir aquel espíritu de las actuales producciones especializadas.
Analiza críticamente, a partir de sus cuatro volúmenes, el modo en que
Dujovne evocó a Spinoza.
La presencia filosófica de Nimio de Anquín es recobrada desde una
lectura ontológica por Daniel López Salort, que centraliza su artículo
en el análisis del transcurrir intelectual de De Anquín, posicionando
marginalmente las oscilaciones ideológicas de su profesor.
178

A la voz de aura.
Para una imagen de Luis Juan Guerrero
Por Guillermo David

La recuperación de una biografía –hecha


de trayectos y lecturas– requiere, al mismo
tiempo, la crítica de las articulaciones
sociales y los modos del saber de las que ella
emergió. La verdad de esos discursos sociales
–sugiere Guillermo David– no debe encon-
trarse en su descripción textual, sino en un
acto de entrega a sus designios inciertos.
Bajo esta presunción, David encuentra en
una carta que escribió Juan Luis Guerrero
a Carlos Astrada, mientras ambos cursaban
sus estudios en Europa, las claves para
reconstruir los dilemas de la vida cultural
de la época. Las correspondencias son habi-
tualmente tratadas como textos comple-
mentarios ligados a una obra central. La
originalidad de esta indagación, que tiene
como protagonistas a dos personajes medu-
lares de la filosofía argentina, encuentra en
esta pieza postal un episodio de relieve de
quien fuera discípulo de Heidegger y que
encontró en el pensamiento estético, la
vía de superación de la mecanización de la
vida moderna a partir de la producción de
nuevos sentidos redentores.
LA BIBLIOTECA
Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

Decir Filosofía Argentina supone un De forma tal que la caducidad, el anacro-


desafío arduo de asumir: el de contrastar nismo, impondrían –y, de hecho, lo
con prestigios universales incontes- hacen– una mirada piadosa que soslaya
tables las gemas poco apreciadas de la necesidad de interrogar por la dimen-
ignotos textos ocultos que aflorarían sión nacional actual del pensar vernáculo,
prístinos, gloriosos, o al menos deco- siendo que esa misma dimensión está
rosos, como piezas irredentas entre puesta en duda. Ahora bien, yo creo –al
el polvo de las bibliotecas. De modo menos, es mi experiencia– que los viejos
que hablar así supondría una alusión discursos de la filosofía argentina más
a un magma disponible pero perdido arraigada no arrojan su verdad más que
que requiriera verse sometido a una a aquel que se entregue a su llamado
vitalización, a una remoción de sus como a un
sentidos originarios por un cambio de designio incierto, Decir un nombre propio de
lenguajes o de categorías que restaura- como a una esa rara entelequia discutible
rían medianamente su antigua eficacia promesa secreta que es la Filosofía Argentina,
en el presente tras someterlos a la criba de redención, de y adjuntarles el no menos
y producir el olvido de sus elementos alumbramiento desusado mote de genial a
descartables. Eso, claro, más allá del de verdades y sus textos, es, ya, proponer
gesto reparador, justiciero, pero de modos peculiares un enigma difícil de justificar
alcances meramente historiográficos, de hacerse cargo ante la contundencia con que
que comporta el rescate de las figuras de ellas. Por ello la historia ha ido eclipsando
encomiables de un época ya ida; acto mismo, quien esa categoría. No trataré
habitual, sobre todo en épocas como suspenda su incre- de hacerlo: dejo al lector la
la nuestra, de balance, de cierre de una dulidad y confiera felicidad de ir al encuentro de
experiencia –la del siglo XX– y pasaje entidad a la, en los textos de quien excusa estos
incierto a un futuro impredecible. principio, impro- rápidos apuntes a manera
Por otra parte, el recorte contempo- bable filosofía de semblanza.
ráneo de las lecturas usuales –porque argentina, ha de
toda época se define también por aque- padecer la mirada risueña, condescen-
llas lecturas impedidas a sus ojos– que diente, del no iniciado, de aquel que aún
dispone los saberes englobados bajo el no ha padecido el hechizo ni las certezas
nombre de filosofía o de lo pensable que prodiga su potencialidad.
como tal, ya en sus encuadres acadé- Decir un nombre propio de esa rara
micos, ya en sus zonas de contacto entelequia discutible que es la Filosofía
con otros registros, estilos, o formatos Argentina, y adjuntarles el no menos
de la experiencia, como el ensayo, se desusado mote de genial a sus textos,
resiste a dar pábulo, a reconocer una es ya, proponer un enigma difícil de
pregnancia vigente en los saberes filo- justificar ante la contundencia con que
sóficos de un pasado demasiado ligado la historia ha ido eclipsando esa cate-
a sistemas ideológicos destituidos o a goría. No trataré de hacerlo: dejo al
paradigmas gnoseológicos o científicos lector la felicidad de ir al encuentro de
puestos en crisis que recuerdan modos los textos de quien excusa estos rápidos
de articulación con formas sociales apuntes a manera de semblanza.
que han virado radicalmente su exis- La invención filosófica vernácula reco-
tencia y reclamarían nuevos discursos noce en el nombre de Borges no sólo
para tener una vigencia libre de culpas. su asunción excluyente del mote de

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genio, sino que atisba –construye– su Universidad de Marburg, donde cursa


plataforma de legitimación con sus en las cátedras de Heidegger y de Moritz
textos, desde la cual se hace extensiva, Geiger. (Los lineamientos de este último,
edificando un canon, a otras figuras a quien traduciría su amigo Raimundo
y obras. Pues bien, por fuera de esa Lida, acerca de la fenomenología de la
tradición lectora, postulo que la obra vida estética, serían determinantes en las
Estética operatoria en sus tres direcciones, ulteriores concepciones de Guerrero).
de Luis Juan Guerrero, es obra de A partir del primer semestre del 24
genio filosófico, estudió en la Universidad de Zürich
En sus trabajos de entonces sin más, a secas, y con Willy Freitag, bajo cuya dirección
agrupa las teorías, con miras que en ella yace el escribió su tesis titulada Die Entstehung
al establecimiento del primer secreto a develar einer allgemeinen Wertlehre in der
punto, en subjetivas, objetivo- para la revivifi- Philosophie der Gegenwart (El surgimiento
normativas y objetivo-emocio- cación de buena de una teoría general de los valores en
nales, de lo que surgirá como parte de los estu- la filosofía contemporánea). En ella, en
corolario que la trascendencia dios filosóficos tanto reconoce dicha vertiente como
es la principal labor de la contemporáneos. una de las más acuciosas de la filosofía
conciencia. Existe una trascen- Pero ¿quién era de la época, indaga en sus antecedentes
dencia real y una trascendencia Guerrero? ingleses, en Hutchison y Hume.
ideal en los valores, base del Nacido el 8 de En esta etapa de su periplo intelectual, y
valor real y del valor esencial; febrero de 1899 acorde con las demandas del momento,
finalmente, los valores son en Baradero, a Guerrero le preocupará principalmente
dados en la intencionalidad. provincia de el problema de la definición del valor y
Buenos Aires, de su conocimiento. En sus trabajos de
Luis Juan Guerrero cursó estudios entonces agrupa las teorías, con miras
secundarios en el Colegio Nacional al establecimiento del primer punto,
de La Plata, y desde 1915 a 1918 se en subjetivas, objetivo-normativas y
matriculó en las Universidades de objetivo-emocionales, de lo que surgirá
Pennsylvania y Michigan, en Estados como corolario que la trascendencia es
Unidos, donde estudió matemáticas la principal labor de la conciencia. Existe
y ciencias naturales. Ya de vuelta en una trascendencia real y una trascen-
el país, participó activamente de la dencia ideal en los valores, base del valor
Reforma Universitaria en La Plata, real y del valor esencial; finalmente, los
donde trabó relación con figuras del valores son dados en la intencionalidad.
pensamiento filosófico argentino de la En lo que respecta a las teorías relativas
talla de Coriolano Alberini, Alejandro al conocimiento del valor, Guerrero
Korn y Carlos Astrada. También allí, en establecerá una tripartición análoga,
1919, dirigió la editorial La Argentina, para concluir que el valor es una función
haciendo sus primeras armas como del sentimiento primitivo e irreductible,
editor, labor en la que destacaría al desembocando así, finalmente, en el
frente del Instituto de Filosofía de la problema del apriorismo emocional de
Universidad de Buenos Aires. la fenomenología scheleriana.
A comienzos de 1923, yendo en busca Guerrero se doctoró el 11 de julio
del suelo nutricio de la filosofía alemana, de 1925 en Marburg con la califica-
se matricula en Berlín durante el semestre ción Magna cum laude, y la misma
de verano y en invierno se traslada a la Universidad publicó su tesis en 1927.

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El 27 de diciembre de ese año le escribe de la madrugada. Y muchos otros actos


desde Marburgo a Carlos Astrada, quien de no menor heroísmo y sacrificio. Pero
se hallaba en Colonia estudiando junto a he comenzado a recibir la recompensa
Scheler, una carta memorable, que trans- de tantos esfuerzos. Al llegar de nuevo a
cribo in extenso: “Vengo de un Seminario Marburgo he tenido la enorme sorpresa
donde hemos estado discutiendo sobre de ver recién publicada la obra primeriza
la organización arquitectónica (!) de la de Heidegger: Sein und Zeit (Niemeyer,
Crítica de la Razón Pura. Esto explicará a
Ud. que haya tenido la debilidad de hacer
también un esquema ¡Y hasta con A), a),
b) y c)...! para asuntos de la razón impura.
¿Debilidades kantianas? El espíritu de
Marburgo me tiene hoy tan aprisionado
como durante mi primera estancia en
este pueblo –hace 4 ó 5 años– cuando
dócilmente seguía el curso de las impene-
trables lucubraciones de Heidegger, igual
que ahora... sin entenderlo. Entonces era
Heidegger un novato en la cátedra de
filosofía. Las ropas de Cohen y Natorp
le sobraban por todos lados. Nadie creía
que esa personilla insignificante fuera el Carlos Astrada. Sostuvo
un intercambio
nuevo jefe de la Escuela de Marburgo. epistolar con Guerrero
Pero así como otros podrán contar a en Europa
sus nietos que pelearon en las trincheras
desde el primero hasta el último instante, Halle, 1927 - Mk. 22.5). Ud., amigo
así también yo podré –con los ojos llenos Astrada, debe comprar inmediatamente
de lágrimas– contar a mi tataranieto (que esta obra y leerla. Con el transcurso de
será por aquel entonces profesor de Crítica los años (cuando se haya convertido en
neo-heideggeriana en la Universidad de receta de cocina) también la entende-
Tierra del Fuego) que he asistido –lleno remos... Un profesor de Berlín me ha
de unción, de reverencia, de devoción– dicho hace poco que es la obra filosófica
al nacimiento y desarrollo de la más más importante que se ha publicado
brillante constelación del firmamento desde la Lógica de Hegel. Según le decía
filosófico contemporáneo. (¡Agarrate en mi anterior carta, Husserl ha expre-
Catalina!). Aún más. Podré decir que sado una opinión más moderada: sería
–a diferencia del Apóstol Pedro– no únicamente la obra más importante de la
perdí mi fe ni por un instante en el curso filosofía actual. Pero, según opiniones de
de los años. Que en S. Gimignano, en otro cuasi-profesor con quien conversaba
los Alpes, en Hendaya, o en Andalucía días pasados, el “pobre viejo Husserl” no
no he dejado sin estudiar uno solo de estaría ya en condiciones de comprender
los cursos y seminarios dictados por los nuevos fundamentos fenomeno-
Heidegger en los últimos cinco años. lógicos de Heidegger. De cualquier
Que por defender al Maestro y catequizar manera, hay que anotar el dato de que
a un sarraceno de Córdoba me he acos- Husserl promete publicar en el próximo
tado muchas veces en Colonia a las 3 ó 4 Jahrbuch für Phänomenologie la 2ª parte

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de sus Ideen zu reinen Phäenomenologie Heidegger es Max Scheler”. A propósito:


en que desarrollará su concepción de ayer nos leía Heidegger un fragmento de
la existencia y del tiempo frente a la Kant en que éste dice: “recién dentro de
marburgiana de Heidegger. Entre tanto cien años seré comprendido de verdad”
hay que esperar también que Scheler ¡Parece, pues, que siempre ha ocurrido
tome posición en el asunto. Según repe- lo mismo!” (...) “Mi vida en Marburgo
tidas y fidedignas noticias de Colonia, es muy sencilla: trabajo en la Biblioteca
está tratando de leer y comprender el o en casa todo el día. Solo concurro a
libro de Heidegger desde hace varios los cursos de Charli Chaplin Jaensch
meses... ¡No desesperemos! Pues, según (que hace toda clase de “pruebas” psico-
me decía otra autorizada persona, “el lógicas) y de Buster Keaton Heidegger
único filósofo contemporáneo que (que se estrella contra todo el mundo sin
está en condiciones de comprender a dejar escapar una sonrisa).” (...) “De la
Argentina me llaman a cada instante. No
sé para qué. Será para que pierda tiempo
allí y no aquí.” (...) “Escríbame con anti-
cipación o telegrafíeme cuando venga.
Juntaremos verduras en los alrededores
para que no pase hambre como todos los
demás habitantes de esta bendita ciudad.
Le alquilaremos una pieza con 2 baños.
Por cable pediremos café a Puerto Rico
y encima de todo esto lo llevaremos a las
clases de Heidegger. ¿Qué más quiere?
¡Vivirá como un príncipe!”
(...) “Veo que concurre a la Universidad.
Escríbame qué hace y dice Scheler,
porque me interesa muchísimo. El
número de Martín Fierro a que Ud.
alude no lo tengo. A propósito: ha falle-
cido en París Ricardo Güiraldes. Una
pérdida enorme para nuestra literatura.
En un reciente número de la Revista de
Occidente hay un sugestivo artículo de
Max Scheler sobre El futuro del hombre.
(Si viene Ud. a Marburgo no olvide de
traer el anterior artículo sobre La idea
del hombre y la historia. Henssler y yo
queremos volverlo a leer”. Aunque en
tono jocoso de estudiantina, esta notable
pieza testimonial (que, tomando una
saludable distancia irónica, juega con
la idea del documento como el núcleo
último del que emana una suerte de
verdad sacra que determinaría el sentido
de la historia) pone en escena todas

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las vicisitudes de la transmisión de un izquierda en cierne cercanos a la revista


pensar, con sus humores de conciliábulo Contorno. En la Universidad de Buenos
conspirativo y su chismorreo subrepticio Aires Luis Juan Guerrero continuará ejer-
acerca de los espacios sociales y culturales ciendo como profesor, formando parte
en disputa, a la vez que ofrece una certera del grupo nucleado en torno de la figura
percepción del montaje articulado que de Astrada, hasta su muerte. Además de
decide el destino de una obra, antici- su tesis, Guerrero confeccionó textos de
pando la deriva de Guerrero hacia su historia de las ideas como Panorama de
futura y personal teoría de la recepción; la estética clásico-
en esta pieza, de hecho, están anunciados romántica alemana Pero en verdad no es sólo, ni
los debates que agitarán las aguas de como introduc- acaso centralmente, una filo-
buena parte de la filosofía del siglo veinte. ción al estudio sofía o teoría del arte lo que
Al año siguiente, ya en la Argentina, de las corrientes Guerrero intenta ofrecer.
inicia la que será una fructífera carrera estéticas actuales Hay en él una certeza sobre la
docente. Dicta clases como profesor en (La Plata, 1931), eficacia histórica prospectiva
las Universidad de Buenos Aires (“Ética”, La generosidad en del arte ligada al carácter de
de la que será titular a partir de 1935 la filosofía carte- promotor de nuevas sensibili-
a 1947, y “Estética” desde 1945 hasta siana (1937), La dades que posee; se trata de una
su muerte), centradas en las doctrinas conciencia histórica suerte de emboscado profe-
de Dilthey, Hartmann y Heidegger; y en el siglo XVIII tismo utópico que se centra en
profesó “Estética” y “Psicología” en la (1940), Tres temas la capacidad de apertura de un
del Litoral, en 1930. En La Plata dictó de filosofía argen- horizonte a futuro en lo real
desde 1929 cursos de “Estética”, materia tina en las entrañas que la intervención del arte
de la que era titular, hasta el año 1946, en del ‘Facundo’ tiene. A la salida de la moder-
que fue cesanteado por la Intervención (1945), su Manual nidad, como en una rueda del
Federal del primer gobierno pero- de Psicología, de destino, Guerrero postula una
nista –al que, paradójicamente, apoyó 1939, que en reposición del ansia revolu-
críticamente–; cargo que recuperó a 1969 llevaba ya cionaria del romanticismo
partir de 1953. Durante muchos años veinte ediciones, decimonono en el universo
enseñó “Psicología” en el Instituto un Repertorio de tecnológico contemporáneo.
Nacional del Profesorado Secundario de Filosofía alemana
Buenos Aires, de donde surgiría su trase- traducida al español con la colaboración
gado manual de Psicología, de 1939, texto de Ilse Massbach de Brügger y Fran-
canónico y en cierto sentido muestra de cisco Romero; y, en su tema predilecto,
lo más avanzado que hasta el momento el valiosísimo ensayo ¿Qué es la belleza?
se hizo en el área en nuestro país. (Columba, 1954), y la Estética operatoria
Según Luis Farré fue uno de los docentes en tres direcciones, su obra mayor, que fue
que más vocaciones filosóficas despertó en editada por Losada en dos volúmenes
el alumnado (aunque un discípulo suyo, en 1956 y 1957 al que se agregó un
Adolfo Ruiz Díaz, señaló el problema de tercero en 1967. Guerrero fue Director
lo escasamente atractivas que eran tanto de la Sección de Estética del Instituto de
sus clases como su apocada persona- Filosofía, y tuvo a su cargo numerosas
lidad). Por lo demás, su casa fue centro ediciones de la Facultad de Filosofía y
de no pocas tertulias literarias en los años Letras de Buenos Aires. Además, fue el
cincuenta, animadas por su hija Diana, encargado de Actas del Primer Congreso
que integraría los grupos de la nueva Nacional de Filosofía de 1949, en el que

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presentó sus ponencias Escenas de la vida revelación del ser en todo su esplendor. El
estética y Torso de la vida estética. Juan relato de las peripecias del Aura a través
Adolfo Vázquez resume así su aporte: de la historia, que de eso trata el libro,
“La obra filosófica de Guerrero aparen- las puntuaciones que la disciplina que
temente es la de un profesor notable por se llamaría Estética produjo, pondrán a
su capacidad didáctica de información y Guerrero de cara a la modernidad, defi-
de síntesis. Pero su nida como la era en la que se ha produ-
Luis Juan Guerrero, a quien Estética Operatoria cido la retirada de los dioses vencidos
podríamos considerar un (y aun su esquema por la técnica, con la intención de cons-
miembro independiente o ¿Qué es la belleza?) truir las escenas desde las cuales es dable
desgajado de la Escuela de excede los límites pensar la constitución trascendental del
Frankfurt, se transforma de la exposición arte. Arte al que quiere “operocéntrico”,
impensadamente, con su texto, objetiva y neutral. es decir, enclavado en la historia actual a
en un verdadero precursor o C o n f r o n t a n d o la cual formatea, da pulso y pregnancia,
inventor de la teoría de la recep- con el problema en la medida en que modula la percep-
ción, hoy en boga, propuesta de presentar una ción del hombre centrado en su ser, y en
por la llamada Escuela de ciencia que vaya el cual deposita sus esperanzas.
Constanza, que ha suscitado más allá de las Hasta ahí podríamos estar hablando
prolíficas recepciones vicarias intuiciones meta- de una obra que dialoga crítica, hábil-
en las universidades argentinas. físicas y teológicas mente, con la tradición del pensamiento
del pensamiento estético. Pero en verdad no es sólo, ni
clásico, y de las concepciones normativas acaso centralmente, una filosofía o teoría
de la estética moderna, Guerrero estudia del arte lo que Guerrero intenta ofrecer.
el horizonte trascendental o conjunto de Hay en él una certeza sobre la eficacia
condiciones que hacen posible la cons- histórica prospectiva del arte ligada al
titución de una obra de arte. La estética carácter de promotor de nuevas sensibi-
que surge de este intento no es, como era lidades que posee; se trata de una suerte
de esperar, una disciplina estrechamente de emboscado profetismo utópico que
limitada. Al enfocar el mundo artístico se centra en la capacidad de apertura de
sobre la base de un historial que proviene un horizonte a futuro en lo real que la
del paleolítico y que se extiende por todos intervención del arte tiene. A la salida de
los rincones del planeta, Guerrero utiliza la modernidad, como en una rueda del
un complejo instrumental filosófico que destino, Guerrero postula una reposi-
integra la totalidad de un sistema de ción del ansia revolucionaria del roman-
la filosofía al servicio de la interpreta- ticismo decimonono en el universo
ción estética de la realidad. Sus páginas tecnológico contemporáneo.
contienen excelentes análisis ontológicos, En el tercer volumen de la Estética describe
antropológicos e histórico-culturales que su esquema de direccionalidad de las acti-
enriquecen, vitalizan y desbordan la vidades humanas: “hacia el Ser, hacia las
conceptuación estética actual.” esencias, y hacia las tareas”. “Creemos
Ya su pequeño libro ¿Qué es la belleza?, que se puede”, afirma, “comprender con
antesala de su saga mayor, procede desde mayor fidelidad no soólo las diferentes
esa su pregunta constitutiva a enfocar, modalidades del comportamiento, sino
por sobre las mallas con que la época también las diferentes modalidades de
creía eclipsar la idea misma de belleza, el apertura del ente, entendiendo siempre
mundo de la verdad cuando reluce como que esa apertura –esa elevación del ente,

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hacia “lo abierto”, sea que le llamemos Promoción y requerimiento de la obra de


Ser, esencia o tarea– es lo que le permite arte, recoge la idea de Museo Imaginario
constituirse como tal ente”. “Hemos de Malraux y la interpela con las nociones
postulado la necesidad de un nuevo aprendidas en la lectura de Heidegger y
proyecto o guía para el trayecto futuro de en la Estética de Hegel, así como dialoga
su existencia [del hombre]. Pero debemos con Sartre y Merleau-Ponty o traspola
ver algo más hondo en tal estado de ideas de Adorno o Walter Benjamin con
confusión: porque al hombre actual no las cuales construye una serie teórica que
le falta un proyecto: menos todavía, una va de la ontología a la sociología del arte,
decisión (a veces parece ebrio de un deci- dado que para él, como señala Ruiz Díaz,
sionismo vacío); y aún menos, los medios en el proceso artístico se realiza una
adecuados para ponerse en marcha. obra a la vez que se consuma el ser del
Carece, en cambio, de una dirección. hombre que la produce así como de
Por eso es que no cobran todo su signi- aquel a quien le es revelada. Luis Juan
ficado ni las fuerzas de la tradición, ni las Guerrero, a quien podríamos considerar
influencias de los contemporáneos, ni las un miembro independiente o desgajado
aspiraciones que miran hacia el futuro. de la Escuela de Frankfurt, se transforma
La tan mentada “disolución de la moral” impensadamente, con su texto, en
es una manera cómoda de escamotear el un verdadero precursor o inventor de
tema de esta indefinida direccionalidad”. la teoría de la recepción, hoy en boga,
De modo que el filósofo argentino da propuesta por la llamada Escuela de
en el arte actual, “que presta mil rostros Constanza, que ha suscitado prolíficas
a la miseria y a la misma perplejidad del recepciones vicarias en las universidades
hombre, y consigue darle su rostro verda- argentinas. (Las cuales, como es de rigor
dero”, la clave de la redención. “Debemos en estos casos, persisten en ignorar su
interrogar, por consiguiente, el arte de Estética operatoria). Guerrero se demoró
nuestro tiempo para desentrañar la direc- toda la vida en la ejecución de esta obra.
ción de una empresa, la orientación de Según testimonio de Rainer Astrada, iba
un requerimiento, el sentido de una a todas partes munido de unas tarjetas
tarea, que se nos aparece desde la actual en las que garrapateaba notas de sus
perspectiva problemática. De este modo, observaciones del natural, con las que
la Estética operatoria, entendida como la compuso un inmenso archivo, hoy
búsqueda de las condiciones que hacen perdido, en el que consignaba cada paso
posible, a través de una instauración artís- de su educación sentimental. De modo
tica, una realización efectiva de la exis- que su Estética puede ser considerada
tencia humana en el mundo, puede ser también una suerte de síntesis de su
un eficaz instrumento histórico de supe- experiencia sensible del mundo. Como
ración de la derrota óntica del hombre: tantas obras en este país, aún no ha
porque si éste se ha extraviado –si no encontrado los críticos y comentadores
encuentra el sentido de los entes ni se que merece. Luis Juan Guerrero falleció
encuentra a sí mismo– necesita proyectar, el 22 de febrero de 1957, dejando
en una pantalla imaginaria abierta hacia inconcluso el tercer volumen de su
el futuro los caminos que conducen a una Estética, que fue completado y editado
nueva hermandad entre los hombres”. por Ofelia Ravaschino de Vázquez,
Su Estética, que se divide en Revelación una de sus discípulas, sobre la base a
y acogimiento, Creación y ejecución, y apuntes y bosquejos.

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BIBLIOGRAFÍA

LIBROS
- Die Entstehung einer allgemeinen Wertlehre in der Philosophie der Gegenwart. Abhandlung zur Erlangung der
Doktorwürde der philosophischen Fakultät der Univeristät Zürich (El surgimiento de una teoría general de los
valores en la filosofía contemporánea), Tesis doctoral, Dir.: Willy Freitag, Marburg, 1927.
- Determinación de los valores morales. Materiales para la constitución de una axiología general como fundamento de
la Ética axiológica. (1928) Facultad de Filosofía y Letras - UNC, Mendoza, 1983, Edición y Prólogo: Diego Pró.
- Manual de Psicología, Buenos Aires, Losada, 1939.
- Repertorio de filosofía alemana traducida al español, Obra en colaboración con Ilse Teresa Massbach de Brügger
y Francisco Romero, Buenos Aires, Coni, 1942, Primer suplemento: 1945.
- ¿Qué es la belleza?, Buenos Aires, Columba, 1954.
- Estética operatoria en tres direcciones. I. Revelación y acogimiento de la obra de arte. Estética de las manifestaciones
artísticas, Buenos Aires, Losada 1956.
- Estética operatoria en tres direcciones. II. Creación y ejecución de la obra de arte. Estética de las potencias artísticas.
Losada, Buenos Aires, 1957.
- Estética operatoria en tres direcciones. Promoción y requerimiento de la obra de arte. Estética de las tareas artísticas,
Losada, Buenos Aires, 1967.

ENSAYOS
- “Panorama de la estética clásico-romántica alemana como introducción al estudio de las corrientes estéticas
actuales”, La Plata, Centro de Estudios Filosóficos de la Universidad Nacional de La Plata, 1934.
- “La generosidad en la filosofía cartesiana”. Homenaje en el Tercer Centenario del Discurso del Método, Buenos Aires,
Universidad Nacional de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Filosofía, 1937.
- “La conciencia histórica en el siglo XVIII”, Cursos y Conferencias, Buenos Aires, 1940.
- Tres temas de filosofía argentina en las entrañas del ‘Facundo’, Buenos Aires, 1945, 2a edic.: Docencia, 1981.
- “Palabras preliminares”, Rivarola, Rodolfo, Escritos filosóficos, 1945.
- “Escenas de la vida estética”, Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía de 1949, T. I. pp. 221/241.
- “Torso” de la vida estética. Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía de 1949, T. III, pp. 1.467/1.474.

LABOR DOCENTE
1928 Profesor titular de Filosofía y Psicología. Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires,
1928 /1956.
1929 Filosofía contemporánea. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. La Plata. “Naturaleza y
Espíritu”. Driesch, Cohen, Natorp, Croce, Gentile, Spranger, Ortega, Simmel, Husserl.
Estética. “Estética de los valores”.
1929/1946 Jefe de trabajos prácticos de Alejandro Korn. FFyL Buenos Aires. “El problema filosófico de la exis-
tencia humana”. 1° semestre: [Historia de la filosofía]. “Antecedentes medievales de la Antropología filosófica
moderna y contemporánea”. 2º semestre: “Metafísica de la existencia humana”. [Gnoseología y metafísica].
1930 FFyL. Buenos Aires. Ética. [Tit.: Dr. Juan Chiabra.] Suplente. “La Ética de Aristóteles”.
Historia de la Filosofía Antigua. [Tit.: Dr. Jacinto Cuccaro.] “La Metafísica de Aristóteles”.
1931 Historia de la Filosofía Antigua. “Teoría del Conocimiento y Teoría de las Virtudes en Sócrates, Platón y
Aristóteles”. Gnoseología y Metafísica. [Tit.: Francisco Romero]. “El conocimiento científico natural en Kant”.
1933 Ética. Adjunto. “Primeras líneas de una ética material de los valores”. Scheler y Hartmann.
1935 Ética. “Ética de la vida social y política en Aristóteles y Hegel”.
1936 Ética. “Direcciones de la ética social en la filosofía alemana contemporánea”. “Ética de la coexistencia
(Heidegger y Löwith) - Ética de la Comunidad (Scheler, Spann) - Ética del Espíritu objetivo (Dilthey, Freyer y
Hartmann) - Ética de la historicidad (Hegel y Burckhardt. Dilthey y Yorck. Heidegger) - Ética de la voluntad
social (Carl Schmitt, Bauemler, Freyer)”.
Estética. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. La Plata. “Producción y configuración de la
obra de arte”.
1937Ética. “Problemas de la Ética axiológica” - “Ética cartesiana”. Estética [La Plata]. “Fundamentos de la
Estética: Situación y realidad estética. Producción artística y algunas aplicaciones a la época actual. La Crítica
del Juicio de Kant”.
1938 - 1939 Ética. “Ética axiológica. Formación de la conciencia histórica. Estructuras de la historia. Sentido
de la historia.”
1940 Ética. “La vida moral en el plano de las costumbres. La vida moral en el plano de la conciencia. La vida
moral en el plano de la historia.” Estética. [La Plata]. “Caracteres de la vida artística”. “Producción de cosas.
Actitud desinteresada y contemplativa. Creaciones humanas. Revelación de esencias. Imagen sensible.”
1941 Estética. “Corrientes estéticas del siglo XIX. La Estética especulativa. Las Estéticas de los artistas. Las
Estéticas de la especialización científica. Las Estéticas de la vida.” Ética. “Las fuentes europeas para una historia
del pensamiento ético americano y especialmente argentino.” “El ciclo iluminista. El ciclo romántico. Orígenes
románticos del ciclo positivista.”

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1942 Ética. “La concepción historicista y si influencia en la filosofía social argentina.” “Fuentes del historicismo:
Vico, Montesquieu, Herder. La filosofía de la historia del romanticismo alemán y francés.” “El problema de la
conciencia nacional en el iluminismo argentino y en el movimiento de la Joven Argentina. Echeverría, Alberdi,
V. Fidel López y Sarmiento.”
1943 Ética. “El problema de las relaciones entre teoría y práctica, con especial referencia al pensamiento
filosófico argentino”. Platón, Aristóteles, racionalismo cartesiano, Kant, idealismo alemán de Lessing a Hegel
y a Marx. Filosofía social del romanticismo francés. La realización de la filosofía como tema fundamental del
pensamiento positivista. El iluminismo argentino. La penetración historicista. Función de la filosofía en la
época de la organización nacional.”
Estética. [FFyL Buenos Aires]”La concepción antigua del arte y sus transformaciones en el pensamiento
moderno”. “Etapas y constitución de la obra de arte. El mundo del arte. Belleza y estilo de la obra de arte.
Destino histórico y cultural del arte.”
Estética. [L.P.] “Constitución de la Estética moderna en el pensamiento del siglo XVIII.”

APUNTES
Ética
“El problema de la conciencia nacional en la formación ética y desarrollo histórico. FFyL Buenos Aires, 1944.
“La Ética axiológica contemporánea”. Ídem, 1946.
“Hegel”. Ídem, 1947.
Estética
“Significado fundamental de la Estética en la reflexión literaria, la crítica artística y la problemática filosófica
del Romanticismo”. 1948.
“Articulaciones fundamentales del ámbito estético” 1949.
“Etapas de constitución de la obra de arte”. 1950.
“Las estructuras de la obra de arte”. 1951.
“La obra de arte en el contexto de los comportamientos humanos”. 1952.
“Temas fundamentales y estudio monográfico de problemas referentes a la obra de arte”. 1953.
“Estética operatoria en sus tres direcciones”. 1954.
Psicología
“Visión panorámica de la psicología en las ciencias del hombre y estudio intensivo de algunos problemas de
Psicología general”. 1954.
“Etapas de la experiencia psíquica” Tomo primero de los Apuntes, curso de 1955.
“Resultados de la teoría psicológica” Tomo segundo de los Apuntes. Ídem.

CORRESPONDENCIA
Correspondencia. Guerrero, L.J. 1922-1925 y s.f. (carpeta). Archivo Diego Abad de Santillán.
Carta a Carlos Astrada. Marburg, 1927. Reproducida en: David, Guillermo, Carlos Astrada - La filosofía
argentina. Buenos Aires, El cielo por asalto, 2.004.

SOBRE LUIS JUAN GUERRERO


- Agoglia, Rodolfo: L.J. Guerrero. Intérprete del pensamiento argentino. Cuadernos de Filosofía. Año XV, no.
22-23 enero-diciembre de 1975. Reimpreso como Estudio preliminar en Tres temas de filosofía en las entrañas
del Facundo. Buenos Aires, Docencia, 1981, pp. 183/200.
- David, Guillermo: Carlos Astrada - La filosofía argentina. Cap. II. El cielo por asalto. Buenos Aires, 2.004.
- Farré, Luis: Luis Juan Guerrero. Cincuenta años de Filosofía en Argentina. Peuser, 1958. pp. 159/160.
- Fernández, Delfina: Las ideas estéticas de Luis Juan Guerrero. Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y
Americana. 5 (1988). pp. 171-192.
- Loprete, Alberto: Revelación y acogimiento de la obra de arte. Ficción N° 9. Buenos Aires, set./oct. 1957. dir.:
Juan Goyanarte.
- Parfait, Blanca: Guerrero y su visión del hombre de la pampa. Biblioteca Nacional. S/f.
- Pró, Diego: “Dr. Luis Juan Guerrero”. Prólogo a Determinación de los valores morales, Mendoza, FFyL -
UNC, 1983, pp. 5/14.
- Ravaschino de Vázquez, Ofelia: “Advertencia”. Estética operatoria en tres direcciones. Promoción y requeri-
miento de la obra de arte. Estética de las tareas artísticas. Buenos Aires, Losada, 1967, pp. 9 y 10.
- Ruiz Díaz, Adolfo: “Luis Juan Guerrero y su Estética operatoria”. Cuadernos de Filosofía, Año XV, N° 22-23
enero - diciembre de 1975, pp. 171/182, Dir: Eugenio Pucciarelli.
- Russo de Fusari, M.Y.: Las ideas estéticas en la obra de Luis Juan Guerrero. s/f.
- Vázquez, Juan Adolfo: “Luis Juan Guerrero (1899-1957)”. Antología filosófica argentina del siglo XX.
EUDEBA, 1965, pp. 260/261.
- Wamba Gaviña, Graciela: La recepción de Walter Benjamin en la Argentina. Sobre Walter Benjamin. Alianza/
Goethe Institut de Buenos Aires, 1993, Weber, Max, “La ciencia como vocación” y “La política como voca-
ción”, en Ensayos de sociología contemporánea, México, Ed. Artemisa, 1986, vol. I, pp. 201/205.

187
188

El joven Alberdi y la creación


filosófica del español de América
Por José Luis Moure (*)

“A los que no escribimos a la española, se


nos dice que no sabemos escribir nuestra
lengua. Si se nos dijera que no sabemos
escribir ninguna lengua, se tendría más
razón”, dice Alberdi en su Fragmento...
Alberdi confoma el continente abstracto
de la lengua americana post-colonial que
representa una reacción filosófica que
encuentra su correlatividad en el contexto
socio-histórico surgente. Inserto en el
romantiscmo francés con algunos compo-
nentes herderianos del romanticismo
nacionalista alemán, Alberdi se anima a
imaginar que la patria no puede expresarse
en el lenguaje del factor dominante.
LA BIBLIOTECA
Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

In memoriam Guillermo asumir frente a sus modalidades


L. Guitarte 1 nacionales, y en las que por razones
histórico-culturales, catalizadas en el
El conjunto de argumentos que caso de la Argentina por circunstan-
fundamentan la legitimidad de las cias socioeconómicas identificables,
variedades dialectales americanas, su parece haber sobrevivido, en medida
equivalencia cualitativa con los resul- desigual y de manera no siempre
tados peninsulares de la misma lengua explícita, un fantasmático modelo
y la aceptación institucional de la normativo de referente peninsular.
validez de los estándares lingüísticos No es este el lugar para extenderse
nacionales en un plano de igualdad sobre el tema, que ha sido documen-
constituyen un hecho científicamente tado en otras páginas3.
incontrastable. El criterio panhispá- Pero si hoy, en las adyacencias del
nico se ha instalado hoy, de manera bicentenario de la Revolución de
estable, en el discurso de la Real Mayo, es posible detectar todavía
Academia Española y se manifiesta rasgos actitudinales de una imper-
en la perspectiva renovada con que se fecta personalidad idiomática, es de
elabora el obedecible diccionario que justicia aquilatar la construcción argu-
ha venido enseñoreando la normativa mentativa de
léxicográfica castellana a lo largo de quienes en el Creemos, no obstante, que
más de doscientos años. Con imagi- alba de la nación este joven rediseño de las
nable esfuerzo, doblegada reticencia se propusieron relaciones lingüísticas entre
y previsible estrategia, la corporación reivindicar la España y América, dócil a la
española, inserta en la Asociación de legitimidad de la contundencia de las cifras
Academias de la Lengua Española, lengua del conti- demográficas a uno y otro lado
hubo de atender a la distribución nente que se del Atlántico, marcha bastante
geográfica de la totalidad de los estrenaba. Que por delante de las actitudes
hispanohablantes y renunciar a una la empresa era que después de dos siglos
tradicional y asimétrica metáfora osada y novedosa los propios americanos han
genealógica para dejar de ser madre se induce de la logrado asumir frente a sus
que ordena y volverse hermana que sólida vigencia modalidades nacionales...
sugiere2. Proyectos comunes en que mantenía en
marcha, como el Observatorio del América el imaginario de su minus-
Neologismo, la remozada versión valía lingüística, alimentado desde
de una Gramática consensuada temprano por juicios como los del
o el Diccionario panhispánico de obispo de Bogotá, Lucas Fernández
dudas quieren dar testimonio de la de Piedrahita, quien ya en 1688 seña-
nueva situación. laba que los habitantes de Cartagena
Creemos, no obstante, que este joven estaban “mal disciplinados en la
rediseño de las relaciones lingüísticas pureza del idioma español”4, u otros
entre España y América, dócil a la más próximos a los días de la indepen-
contundencia de las cifras demográ- dencia pero igualmente denostadores
ficas a uno y otro lado del Atlántico, de las variedades locales5. Un patriota
marcha bastante por delante de las local insospechado como Juan Cruz
actitudes que después de dos siglos Varela no concebía otra norma que la
los propios americanos han logrado peninsular y denunciaba la ignorancia

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

del idioma y la viciosísima pronun- nunca rupturista con la lengua de la


ciación que prevalecían en todas las Península; no ocultó, por ejemplo, su
clases sociales de Buenos Aires. En consternación porque fuese “empresa
la década de 1830 Florencio Varela, desesperada” restablecer en el nuevo
Bartolomé Mitre y Florencio Balcarce continente los sonidos castellanos s y z,
alertaban en el mismo sentido y distinción que siguió recomendando
reivindicaban las galas de la litera- en Chile a quienes aspirasen a una
tura española pronunciación más esmerada que la
La independencia política de y el buen uso simple corrección de los vulgarismos
América, ganada a sangre y del castellano6. locales (la reforma sarmientina, en
fuego, no se planteó extender Andrés Bello, el cambio, al adoptar un único grafema
el proceso liberador al dominio primer gran filó- para representar la unificación seseosa
de la lengua heredada hasta logo americano, propia de América, llevaba implícita
la actuación de la generación no había conse- una concepción autonomista).
argentina de 1837, que se asen- guido sustraerse Baste decir entonces que la indepen-
taría sobre una concepción al espejismo dencia política de América, ganada
romántica amplia, de alcance purista; su a sangre y fuego, no se planteó
intelectual más abarcador que G r a m á t i c a extender el proceso liberador al
el meramente literario, y que (Santiago de dominio de la lengua heredada hasta
sabría extraer las consecuencias Chile, 1847) la actuación de la generación argen-
de los consagrados principios surgió con el tina de 1837, que se asentaría sobre
de emancipación y progreso propósito polí- una concepción romántica amplia,
preconizados por esa escuela. tico de garan- de alcance intelectual más abarcador
tizar la unidad que el meramente literario, y que
del continente mediante el estudio de sabría extraer las consecuencias de
las formas lingüísticas del castellano. los consagrados principios de eman-
Pero si su preocupación, al igual que cipación y progreso preconizados por
la de los revolucionarios argentinos, esa escuela. Contrariamente, y como
era americanista, su concepción de la bien lo advirtió Guitarte, la sensata
lengua era purista: preocupación americana inmedia-
tamente postcolonial por preservar
Mis lecciones se dirigen a mis la unidad de la lengua heredada “no
hermanos, los habitantes de debe hacernos olvidar que la defensa
Hispano-América. Juzgo impor- consistía en querer mantener la situa-
tante la conservación de la lengua ción anterior a la independencia:
de nuestros padres en su posible conservar la lengua, sin España, como
pureza, como un medio providen- cuando se estaba con España. Era en
cial de comunicación y un vínculo el plano lingüístico una actitud seme-
de fraternidad entre las varias jante a la que se adoptaba en el terreno
naciones de origen español derra- político. Aquí se pretendía organizar
madas sobre los dos continentes 7. las nuevas repúblicas según la idea
iluminista del progreso, continuando
De hecho, las considerables simpli- el reformismo de Carlos III”8.
ficaciones propuestas por su reforma Es precisamente sobre ese escenario
ortográfica nacen de una preocu- ideológico inconsecuente que cobra
pación estrictamente didáctica, realce la postura difundida en junio

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de 1837, en ocasión de la inaugura- un planteo filosófico riguroso que le


ción del Salón Literario en la librería diese legitimidad y firmeza. Alberdi
de Marcos Sastre por el grupo de fue quien proclamó la necesidad de
jóvenes revolucionarios que años cubrir esa falta:
después conformarían también la
Asociación de Mayo. En medida La Francia había empezado por
particular esa posición se expresó a el pensamiento para concluir por
través del discurso de Juan Bautista los hechos; nosotros hemos seguido
Alberdi9, el más sólido y fundado el camino inverso, hemos princi-
de los tres que ese día se pronun- piado por el fin. [...] Sin embargo,
ciaron (los dos restantes estuvieron a ya los resultados están dados, son
cargo de Juan María Gutiérrez y del indestructibles, aunque ilegítimos:
dueño de casa), y que puede conside- existen mal, pero en fin existen.
rarse una síntesis anticipatoria de su ¿Qué hay que hacer, pues, en este
Fragmento preliminar al estudio del caso? Legi-
derecho, obra escrita con toda proba- timarlos por Las frondosas lecturas que a
bilidad el año anterior y que entonces el desarrollo sus veintisiete años ya poseía
tenía en prensa10. A ambos escritos y del funda- Alberdi lo dotaban de un
a un artículo apenas posterior11 nos mento que les pensamiento integrado que
referiremos privilegiadamente en las falta; por el pudo poner al servicio del
líneas que siguen. desarrollo del ideario de la Revolución inte-
Alberdi vino a dotar de andadura filo- pensamiento. gral. Ese rico bagaje teórico
sófica la noción empírica de emancipa- Tal, señores, conllevaba dos corolarios:
ción lingüística reclamada por Esteban es la misión todo ese saber era, a la manera
Echeverría, el numen del grupo: de las genera- de los ideólogos, un saber
ciones veni- para la acción, y la filosofía
El único legado que los americanos deras; dar a la que servía a ese propósito era,
pueden aceptar y aceptan de buen obra material casi exclusivamente, una filo-
grado de la España, porque es real- de nuestros sofía de la historia.
mente precioso, es el del idioma; pero padres una
lo aceptan a condición de mejora, de base inteligente, para completar
transformación progresiva, es decir, de este modo nuestro desarrollo
de emancipación.12 irregular. [...] La fuerza material
rompió las cadenas que nos tenían
y aun la noción neblinosa de un estacionarios, y nos dio movi-
“pueblo americano”, a la satisfac- miento; que la filosofía nos designe
ción de cuyas necesidades había ahora la ruta en que debe operarse
pretendido contribuir la ya aludida este movimiento13.
reforma ortográfica presentada por
Sarmiento en Chile en 1843. En Las frondosas lecturas que a sus
rigor, puede decirse que un mismo veintisiete años ya poseía Alberdi lo
pensamiento, difusamente compar- dotaban de un pensamiento integrado
tido y diversamente invocado por que pudo poner al servicio del ideario
aquel grupo intelectual heredero de la Revolución integral. Ese rico
de Mayo, de raigambre claramente bagaje teórico conllevaba dos corola-
romántica, carecía sin embargo de rios: todo ese saber era, a la manera de

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los ideólogos, un saber para la acción, americano, que devendría con el


y la filosofía que servía a ese propósito tiempo “el mundo total y definitivo,
era, casi exclusivamente, una filosofía el mundo verdadero, el mundo de la
de la historia. humanidad” (Jouffroy)15 fueron los
Trazar el derrotero específico e indivi- encuadres filosóficos concéntricos que
dualizado de los pensadores que influ- permitieron a Alberdi proveer justi-
yeron en aquel Alberdi temprano es ficación y legitimidad a la novedosa
tarea que excede la pretensión de este instancia histórica, institucional y
trabajo; y de alguna manera, con las cultural en que ingresaba la América
reservas explí- hispana:
La lengua argentina no es, citas en cuanto
pues, la lengua española: es a los límites La causa que ha dado a luz todas
hija de la lengua española, precisos de las repúblicas de las dos Américas;
como la nación Argentina es cada influencia, la causa que ha producido la
hija de la nación española, sin además de las Revolución Francesa, y la próxima
ser por eso la nación española. precisas refe- que hoy amaga a la Europa, no
Una lengua es una facultad rencias que el es otra que esta eterna impulsión
inherente a la personalidad de mismo Alberdi progresística de la humanidad. [...]
cada nación, y no puede haber p r o p o r c i o n a , Tengamos, pues, el 25 de Mayo
identidad de lenguas, porque existe biblio- de 1810 por el día en que noso-
Dios no se plagia en la creación grafía confiable tros fuimos envueltos e impelidos
de naciones. que da cuenta de por el desenvolvimiento progresivo
ello. Descartes, de la vida de la humanidad, cuya
Montesquieu, Volney, Vico, Pascal, conservación y desarrollo es el fin de
Bentham, Condorcet, Guizot, nuestra revolución, como de todas las
Lerminier, Royer Collard, Cousin, grandes revoluciones de la tierra16.
Jouffroy, Leroux, Cabanis, un Herder
curiosamente innombrado pero A la luz del mismo pensamiento,
presente, son algunas de las figuras con la lengua, en cuanto institución
cuyo pensamiento Alberdi conformó inherente a la personalidad de un
el escenario filosófico-ideológico que pueblo, está sometida a aquellos
enmarcó su perspectiva americana14. mismos condicionamientos espacio-
Lo cierto es que la tarea de pensar la temporales. Las palabras de Herder
nueva condición política y cultural de anticipaban el derecho –la inevitabi-
las naciones independizadas requería lidad– de un idioma propio:
algunas certezas fundantes. El despla-
zamiento del eje de la filosofía desde [...] en cada uno de los idiomas están
el ser de las cosas hacia el pensar expresados el carácter y el intelecto
(Descartes), la ley de la evolución de un pueblo. No sólo los instru-
de la humanidad (Vico), la impres- mentos del lenguaje van cambiando
cindible y omnipresente idea de con las regiones de suerte que casi
progreso (Condorcet, Guizot) y de cada pueblo posee algunas letras y
perfectibilidad indefinida (Leroux), sonidos propios; sino que la misma
la ley del desarrollo de las naciones, denominación, hasta la designa-
de las revoluciones y de la constitu- ción onomatopéyica, las expresiones
ción de un cuarto mundo europeo- inmediatas del afecto y las inter-

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jecciones son diferentes en toda la cuya flamante naturaleza estaría


tierra. [...] El genio de un pueblo no demandando un nuevo vehículo de
se revela en ningún lugar mejor que expresión:
en la fisonomía de su lenguaje17.
La revolución en la lengua que
Y si la construida concepción de habla nuestro país es una faz nueva
que todo pueblo se encuentra en un de la revolución social de 1810, que
estadio evolutivo ineluctable, que la sigue por una lógica indestruc-
resulta de los condicionamientos de tible [...]. La revolución americana
suelo, clima, época y carácter, es la de la lengua española comenzó el
que está en la base de la convicción día que los españoles, por la primera
alberdiana de que la legislación de vez, pisaron las playas de América.
un país debe adecuarse a esa realidad Desde aquel instante ya nuestro
inmodificable (“Una ley para cada suelo les puso acentos nuevos en su
país, porque no hay dos países idén- boca y sensa-
ticos”18), es coherente que también la ciones nuevas La revolución en la lengua que
lengua deba responder a la fisonomía en su alma. habla nuestro país es una faz
particular de esa nación: La revolución nueva de la revolución social de
americana la 1810, que la sigue por una lógica
La lengua argentina no es, pues, la envolvió en su indestructible [...]. La revolu-
lengua española: es hija de la lengua curso [...] 19. ción americana de la lengua
española, como la nación Argentina Están equivo- española comenzó el día que los
es hija de la nación española, sin cados los que españoles, por la primera vez,
ser por eso la nación española. Una piensan que pisaron las playas de América.
lengua es una facultad inherente a entre noso- Desde aquel instante ya nuestro
la personalidad de cada nación, y no tros se trata suelo les puso acentos nuevos en
puede haber identidad de lenguas, de escribir su boca y sensaciones nuevas en
porque Dios no se plagia en la crea- un español su alma. La revolución ameri-
ción de naciones. castizo y neto: cana la envolvió en su curso [...]
El pueblo es legislador, no sólo de lo importación
justo, sino también de lo bello, de absurda de una legitimidad exótica,
lo verdadero, de lo conveniente. [...] que no conduciría más que a la insi-
El pueblo fija la lengua como fija pidez y debilidad de nuestro estilo:
la ley; y en este punto, ser indepen- se conseguiría escribir a la española
diente, ser soberano, es no recibir su y no se conseguiría más: se quedaría
lengua sino de sí propio, como en conforme a Cervantes, pero no
política es no recibir leyes sino de sí conforme al genio de nuestra patria.
propio (Fragmento, pp. 82-83). [...] Si la lengua no es otra cosa
que una faz del pensamiento, la
Así, la ruptura con España (y por nuestra pide una armonía íntima
extensión, con su modalidad lingüís- con nuestro pensamiento ameri-
tica), más que un sentimiento de cano, más simpático mil veces con
hostilidad patriótica (que por cierto el movimiento rápido y directo del
existía), debe verse como una impo- pensamiento francés, que no con los
sición del proceso (progreso) revolu- eternos contoneos del pensamiento
cionario de las naciones americanas, español. [...] Decir que nuestra

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lengua es la lengua española, es dijera que no sabemos escribir


decir también que nuestra legisla- ninguna lengua, se tendría más
ción, nuestras costumbres no son razón (Fragmento, p. 81).
nuestras, sino de la España; esto es,
que nuestra patria no tiene persona- El compartido proceso de la indepen-
lidad nacional, que nuestra patria dencia inscripto en las coordenadas
no es una patria, que América no de espacio, tiempo, espíritu, etc.
es América, sino que es España [...] determina que América, llevada por
(Fragmento, pp. 80-81). un “fatalismo inteligente”, se fije leyes
políticas y admita el nuevo modo de
Bajo la ley del progreso, la opción expresión que su circunstancia confi-
por lo francés –mas aún, la bienve- gura e impone:
nida imitabilidad de esta lengua– es
comprensible: Francia ha iniciado su Que los puristas digan lo que quieran,
proceso revo- el pueblo americano no hablará jamás
La coherente justificación alber- lucionario en la lengua neta de la España porque
diana de la modalidad lingüís- 1789; su idioma el pueblo americano tiene un suelo,
tica de América, en cuanto tiene que encon- sentidos, ideas, necesidad, recuerdos,
producto particular y necesario trarse, por lo esperanzas, gobierno, leyes, costum-
de un proceso histórico inevi- tanto, en un bres, tradiciones, sentimientos que le
table y deseable, nos deja la estadio más afín son propios, y cuyo conjunto forma el
duda, sin embargo, acerca de si al de los pueblos espíritu americano, de que la lengua
el pensador tucumano advirtió, americanos que americana quiere ser un fiel reflejo.
en conformidad con su propio comienzan a Ni pues el pueblo mismo ha hecho
esquema de pensamiento, que transitar el propio esta mudanza, sino el suelo, la situa-
las variedades dialectales del (“La España ción, la revolución, las necesidades,
nuevo continente podían ser difiere de la los acontecimientos, en fin indepen-
germen de otras tantas lenguas Francia, porque dientes y superiores a la voluntad del
como naciones nuevas se ella es niña y la pueblo que no hace ni la lengua, ni
estaban gestando. Francia adulta. Y la ley. La lengua, como la ley, es la
la mayor parte de razón, la naturaleza expresadas por
la diferencia entre la lengua española y el pueblo. El que ordena las condi-
la lengua francesa no resulta sino del ciones normales de los pueblos es real-
progreso mayor del espíritu humano mente el que determina la lengua 21.
en Francia que en España”20).
Alberdi augura una refundación En el idioma, si se acepta en plenitud
lingüística, que es el armónico paralelo esa nueva circunstancia histórica, la
de la regeneración política; la “inco- tutela peninsular es improcedente:
rrección” americana no es entonces
sino la manifestación de un estadio Los americanos, pues, que en punto
embrionario sobre el que habrá de a la legitimidad del estilo invocan
conformarse un idioma nuevo: a la sanción española, despojan
a su patria de una faz de su sobe-
A los que no escribimos a la espa- ranía: cometen una especie de alta
ñola, se nos dice que no sabemos traición. No reconocer la auto-
escribir nuestra lengua. Si se nos ridad de los estamentos y soportar la

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Juan Bautista Alberdi

autoridad de la Academia, es conti- lentes a la lengua de la Argentina y


nuar siendo medio colonos españoles a la de América permiten sospechar
(Fragmento, p. 82). que acaso prefirió disimular, diferir
o desatender esa cuestión en mérito
La coherente justificación alberdiana a una procurada unidad continental,
de la modalidad lingüística de América cuya salvaguarda era tarea de mayor
en cuanto producto particular y nece- cuidado. En todo caso, Alberdi
sario de un proceso histórico inevi- corona su legitimación de la expre-
table y deseable nos deja la duda, sin sión lingüística americana realizando
embargo, acerca de si el pensador un llamamiento a la formación de
tucumano advirtió, en conformidad una corporación académica propia:
con su propio esquema de pensa-
miento, que las variedades dialec- La lengua americana necesita, pues,
tales del nuevo continente podían ser constituirse, y para ello necesita de
germen de otras tantas lenguas como un cuerpo que represente al pueblo
naciones nuevas se estaban gestando. americano, una Academia ameri-
Las referencias inespecíficas y equipo- cana. (Fragmento, ibid.).

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temor a la disgregación idiomática


y era ajena a todo sentimiento de
hispanofobia cultural23; los funda-
mentos del pensador argentino, por el
contrario, se asentaban precisamente
en un distanciamiento inexorable con
España (“El día que dejamos de ser
colonos, acabó nuestrro parentesco
con la España; desde la República,
somos hijos de la Francia”24) y augu-
raban el necesario surgimiento de una
lengua diferenciada.
Es cierto que el paso de los años
habría de morigerar el espíritu radical
y separatista de un Alberdi que
terminó aceptando su nombramiento
como miembro correspondiente de la
Real Academia Española, enfrentado
a la intransigencia coherente de su
amigo Juan María Gutiérrez. Igual-
mente cierto es que la inteligencia
de aquel Alberdi joven y erudito no
le permitió advertir que su discurso
sobre la fantasmática lengua postre-
volucionaria incurría en una suerte
de contradicción performativa (‘me
estoy expresando en una lengua que
es, tiene y deseo que sea otra’25), de lo
En verdad, la propuesta de una que de alguna manera dio cuenta en
academia americana de la lengua no su palinódica confesión de 1874:
era novedosa; había sido formulada en
dos notas del periódico La Miscelánea [...] no frecuenté mucho los autores
de Bogotá en 1825, la segunda de españoles; no tanto por las preocu-
las cuales fue parcialmente reprodu- paciones anti-españolas, produ-
cida un año después en Buenos Aires cidas y mantenidas por la guerra de
por La Gaceta Mercantil 22. Acaso nuestra independencia, como por la
Alberdi, para entonces un precoz dirección filosófica de mis estudios.
adolescente de dieciséis años, depen- En España no encontré filósofos
diente en una importante tienda como Bacon y Locke, ni publicistas
porteña y aficionado a la lectura, haya como Montesquieu, ni juriscon-
tenido oportunidad de leerla. Pero sultos como Pothier. La poesía, el
la sugerencia del periódico colom- romance y la crónica, en que su lite-
biano, con la que diez años más ratura es tan fértil, no eran estudios
tarde vendría a coincidir el reclamo de mi predilección. Pero más tarde,
alberdiano, nacía de un generalizado se produjo en mi espíritu una reac-
ción en favor de los libros clásicos

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de España, que ya no era tiempo de constituía una variedad diferente


aprovechar, infelizmente para mí, del español peninsular y de jerar-
como se echa de ver en mi manera quía equivalente, que muchos de sus
de escribir la única lengua en que rasgos lo habían sido también del
no obstante escribo26. castellano ingresado con la Conquista
y podían incluso explicar evoluciones
Pero para entonces la labor estaba posteriores de éste, y que nume-
cumplida. Gracias a las reflexiones rosas formas americanas no eran
alberdianas, y más allá de las considera- sino variantes conservadoras más
ciones sobre el éxito final del dictamen próximas al “tipo” de la lengua y por
filosófico, el español de América había lo tanto más correctas que las final-
dejado de ser conceptualmente un mente fijadas por el estándar mono-
apéndice desgajado y disminuido de su céntrico de referente europeo. Pero
hábitat europeo natural y podía aducir esa tarea estaba reservada al colom-
el derecho a ser visto como una lengua biano Rufino José Cuervo.
en formación, exigida por el progreso Si Alberdi fue el creador filosófico del
y por las especiales circunstancias español de América, Cuervo fue su
geográficas, históricas y humanas de descubridor lingüístico pudo decir
un continente nuevo e independiente Guitarte28. La convergencia comple-
lanzado a la perfectibilidad. Sesenta y mentaria de ambas empresas realza la
tres años después, las argumentaciones ironía de una circunstancia histórica:
esenciales de durable cuño román- Alberdi, mentalmente disminuido,
tico en pro de la autonomía lingüís- falleció en un hospicio de un suburbio
tica argentina esgrimidas por Luciano de París en 1884; Cuervo, treinta y
Abeille y epígonos locales tendrían ya tres años más joven, se había instalado
un sólido pero difuminado antece- en 1882 en la capital francesa. Acaso
dente olvidado27. residieron cerca. No hay testimonio de
Alberdi había legitimado el español que se hayan conocido.
de América extralingüísticamente.
Restaba hacerlo desde el interior y
desde la historia de la lengua; faltaba (*) Facultad de Filosofía y Letras (UBA) -
mostrar que la modalidad americana CONICET - Academia Argentina de Letras

NOTAS

1. El título de este artículo se inspira en una idea de Guillermo Guitarte, eximio filólogo argentino formado
en la Universidad de Buenos Aires, en cuyo Instituto de Filología se desempeñó como investigador y donde
ejerció la docencia hasta su voluntario alejamiento de nuestro país. Su personalidad retraída y una vida ajena a
todo alarde explican acaso que su fallecimiento en abril de 2000 en Boston, donde enseñaba, haya pasado prác-
ticamente inadvertido en nuestro medio. Es probable que el presente trabajo, apenas una empática ilustración
de sus ideas, sea uno de los primeros homenajes argentinos a su notable obra de investigación.

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2. Cf. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 22a. ed., Madrid, Espasa-Calpe, 2001,
Tomo I, p. X.
3. Acuña, Leonor y Moure, José Luis, “Los hablantes de Buenos Aires opinan sobre su lengua”,
El hispanismo al final del milenio. V Congreso Argentino de Hispanistas. Córdoba, Proarte, 1999, vol. 3,
pp. 1513-1524; Acuña, Leonor y Moure, José Luis, “Los porteños opinan sobre su lengua. Lo que nos
dice una encuesta reciente”, en Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de
la Ciudad de Buenos Aires. Primeras Jornadas “Nuestra lengua, un patrimonio”. Temas de Patrimonio
4. Buenos Aires, 2001, pp. 125-131; Blanco, Mercedes I., “Actitudes lingüísticas en la primera mitad
del siglo XIX en Argentina”, Cuadernos del Sur, 18 (1985) y “El nacionalismo y las actitudes hacia la
lengua en Argentina 1880-1930”, Anuario de lingüística hispánica, VI (1990). Moure, José Luis, “Norma
nacional y prescripción. Ventajas y perjuicios de lo tácito”. Ponencia para el III Congreso Internacional
de la Lengua Española (Rosario), 18 de noviembre de 2004 (inédita) [Puede consultarse en la página
www.congresodelalengua3.ar/ponencias.htm].
4. Cf. Historia general de las conquistas del Nuevo Reyno de Granada (Amberes, 1688), ap. Cuervo, Rufino J. en
su prólogo a Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 7a ed., Bogotá, El Gráfico, 1939, p. 42.
5. Cf. Guitarte, Guillermo, “Del español de España al español de veinte naciones: la integración de América
al concepto de lengua española”, en C. Hernández et al., El español de América. Actas del III Congreso
Internacional de El español de América. Valladolid, 3 a 9 de julio de 1989, Junta de Castilla y León, Consejería
de Cultura y Turismo, 1991, p. 69.
6. Ap. Rosenblat, Ángel, “Las generaciones argentinas del siglo XIX ante el problema de la lengua”, Revista
de la Universidad de Buenos Aires, Quinta época, V (1960), 4, pp. 539-584 [Citamos por la reed. incluida en
Estudios dedicados a la Argentina, Caracas, Monte Ávila, 1984 (Biblioteca Ángel Rosenblat, vol. IV)], p. 105.
7. Estas palabras figuran en el prólogo de la obra, que todas las ediciones posteriores conservan. Cito por Bello,
Andrés y Cuervo, Rufino J., Gramática de la lengua castellana. 7a ed., Buenos Aires, Anaconda, 1943, p. VII.
8. Art. cit., p. 75.
9. “Doble armonía entre el objeto de esta institución, con una exigencia de nuestro desarrollo social; y de esta
exigencia con otra general del espíritu humano”, en Sastre, Marcos et al., El salón literario. Estudio preliminar
de Félix Weinberg. Buenos Aires, Hachette, 1958, pp. 125-134.
10. Alberdi, Juan Bautista, Fragmento preliminar al estudio del derecho. Estudio preliminar de Bernardo Canal
Feijóo, Buenos Aires, Hachette, 1955. Reproduce la primera edición de Buenos Aires (Imprenta de la Libertad,
1837). En adelante citaremos Fragmento.
11. “Emancipación de la lengua” (publ. en El Iniciador el 1° de septiembre de 1838), en Escritos satíricos
y de crítica literaria. Prólogo y notas de José A. Oría. Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 1986,
pp. 224-231.
12. Ap. Costa Álvarez, Arturo, Nuestra lengua, Buenos Aires, Sociedad Editorial Argentina, 1922, p. 26.
13. “Doble armonía...”, op. cit., pp. 130-132.
14. Es imprescindible el estudio introductorio de Bernardo Canal Feijóo a la edición del Fragmento, pp. 7-37.
Vd. Ghirardi, Olsen A., La filosofía en Alberdi. Segunda edición, aumentada. Córdoba, Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 2000. Cf. Alberdi, Juan Bautista, Fragmento, pp. 235-261, y Mi vida
privada y otros textos. Prólogo de Miguel Espejo. Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, s. f. (Colección
Autobiografías, memorias y libros olvidados, 2), cap. XV, pp. 60.
15. Ap. Ghirardi, Olsen A., op. cit., pp. 114-115.
16. Alberdi, Juan Bautista, “Doble armonía...”, op. cit., p. 128.
17. Herder [Johann Gottfried], Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad, Buenos Aires, Losada,
1959, libro IX,pp. 272-273. Olsen Ghirardi ha llamado la atención sobre el hecho de que Alberdi no hace
mención del filósofo alemán en el Fragmento, no obstante ser evidente que conoció su pensamiento, segura-
mente mediado por los ensayos y la traducción al francés de Edgar Quinet; cf. Ghirardi, Olsen A., op. cit.,
pp. 128-129. Que las obras de Quinet se encontraban en la biblioteca de Alberdi lo corrobora Jorge M Mayer;
cf. Alberdi y su tiempo, Buenos Aires, Eudeba, 1963, p. 924. Sobre la influencia de Herder en el pensamiento de
la generación romántica argentina, vd. las referencias bibliográficas que da DeLaney, Jeane, “National Identity,
Nationhood, and Immigration in Argentina: 1810-1930”, Stanford Electronic Humanities Review, Vol. 5.2 1997
(ed. electrónica), N° 15.
18. Ghirardi, Olsen, op. cit, p. 130.
19. Ap. Costa Álvarez, Arturo, op. cit., pp. 32-33.
20. “Emancipación de la lengua”, loc. cit., p. 228.
21. Ibid., p. 225.
22. La Miscelánea, 16 de octubre y 11 de diciembre de 1825; La Gaceta Mercantil, 4 de noviembre de 1826.
Cf. Costa Álvarez, Arturo, op. cit., pp. 84-85, y Guitarte, Guillermo, “Del español de España al español de
veinte naciones”, loc. cit., p. 74.

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23. El temor a una dialectalización definitiva del español, que ha estado presente en el pensamiento de muchos
filólogos desde la independencia de América, evocaba el ominoso proceso de partición del latín y el nacimiento
de las lenguas romances. Cf. Moure, José Luis, “La romanización y el español de América. Consideraciones
nuevas sobre un viejo modelo”, en Pablo Cavallero et al. (eds.), Koronís. Homenaje a Carlos Ronchi March,
Buenos Aires, Instituto de Filología Clásica, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2003,
pp. 343-358.
24. Fragmento, p. 81.
25. Sztrum, Marcelo, “Esta debe ser, es, deseo que sea otra lengua: evolución de la idea del idioma nacional
argentino”, en Les représentations de l’autre dans l’espace ibérique et ibéro-américain (II) (perspective diachronique).
Sous la direction d’Augustin Redondo. Actes du colloque organisé à la Sorbonne par le GRIMESREP les 19, 20 et 21
mars 1992, Paris, Presses de la Sorbonne Nouvelle, 1993, pp. 258-269.
26. Mi vida privada y otros textos, op. cit., pp. 60-61.
27. Abeille, Luciano, Idioma nacional de los argentinos, Paris, Bouillon, 1900. Cf. Oviedo, Gerardo, “Una
aporía del patriotismo filológico: el argentinismo extranjero”, La Biblioteca, N° 1, Verano de 2004/2005,
pp. 70-77. V.q. Costa Álvarez, Arturo, op. cit., p. 120.
28. “Del español de España al español de veinte naciones”, loc. cit., p. 78. Cf. Guitarte, Guillermo, “El camino
de Cuervo al español de América”, Philologica Hispaniensia in honorem Manuel Alvar, Madrid, Gredos, 1983,
vol. 1, pp. 243-318.

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Rodolfo Mondolfo. Historicismo


e historia de la filosofía
Por Guillermo Garmendia

Las alternativas que siguió la biografía


de Rodolfo Mondolfo, nos remiten a otra
presencia inevitable. Antonio Gramsci,
también marxista e historicista que se
distancia de la huella de Benedeto Croce,
pertenece a la tradición de filósofos comu-
nistas acosados por el fascismo italiano.
Ambos reconocen esa marca que desvió sus
rumbos intelectuales. El primero emigra a
la Argentina a fines de los años treinta tras
el cierre de la revista Crítica Sociale, donde
obraba como articulista. Abandonando su
práctica como profesor de la universidad
Bologna en la que dictaba clases, gran parte
de su voluminosa obra, dedicada al estudio
de la filosofía antigua, se desarrolla en estas
tierras. Al segundo lo esperó la prisión desde
la que redactó sus célebres Cuadernos de
la cárcel que se harán conocidos en el país
recién en los años sesenta.
Guillermina Garmendia, quien tomó clases
con Mondolfo, dictadas esta vez en las
universidades argentinas, recorre los prin-
cipales temas de la obra mondolfiana repa-
sando también las influencias sobre las
que esta se desarrolla. De modo afectuoso,
aquel que suelen profesar los discípulos,
Garmendia atraviesa con gran dedicación
cada palmo de esta contribución funda-
mental a la historia de las ideas filosóficas.
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I. a 1926 (Los trabajos sobre marxismo


pueden ordenarse –según Bobbio– en
El 15 de julio de 1976 moría en dos etapas 1908-1917 y 1919-1926,
Buenos Aires, a la edad de 99 años, tema que no abordaremos en sus
Rodolfo Mondolfo. pormenores) Nos interesa única-
En 1938 fue obligado a abandonar la mente destacar las ideas de Mondolfo,
Cátedra de historia de la Filosofía que provenientes de su participación en el
dictaba en la Universidad de Bologna debate sobre marxismo que, antes de
desde 1914, después de haber ejercido la Primera Guerra Mundial, inten-
la docencia en las Universidades de taba vincular el movimiento obrero
Padua y Turín. italiano a experiencias europeas más
Durante los 80 años y más que abarca avanzadas. Así se explica su mili-
la producción mondolfiana podemos tancia, desde joven, en el partido
distinguir tres períodos con la acla- socialista, fundado por Antonio
ración siguiente: Las publicaciones Labriola y el papel desempeñado por
–libros, artículos, traducciones...– él y su hermano Hugo Guido en la
están vinculados temáticamente. Una Universidad popular de Milán.
de las preocupaciones recurrentes de La reflexión referente a las interpre-
Mondolfo está referida al tema del taciones de la cultura griega ocupa
hombre, de las ideas, su historia y su también el interés de Mondolfo en
valor, denunciando los proyectos que este período. Su
comportasen especulaciones inade- p e n s a m i e n t o La reflexión referente a las
cuadas para comprender el continuum incursiona en las interpretaciones de la cultura
de series minúsculas interrelacio- obras de Zeller, griega ocupa también el
nadas, que configuran la historia de W i n d e l b a n d , interés de Mondolfo en este
la humanidad. Fouillée y período. Su pensamiento
En El materialismo histórico de Federico B o u t r o u x : incursiona en las obras de
Engels, se leen las siguientes palabras buscaba apasiona- Zeller, Windelband, Fouillée
que pueden tener el valor de un epígrafe damente encon- y Boutroux: buscaba apasiona-
del trabajo de toda una vida: “Cuando trar el método damente encontrar el método
se quiere llegar a la recta interpretación adecuado para adecuado para lograr una cabal
de una teoría no se puede prescindir de lograr una cabal comprensión de la filosofía y
su génesis, un desarrollo continuado comprensión de la culturas griegas, ajena al mero
no permite [...] saltos.” y ejempli- filosofía y culturas conocimiento unilateral de los
fica: “Un vínculo de continuidad liga griegas, ajena al hechos. Mondolfo aspiraba
Fichte a Hegel, Hegel a Feuerbach y mero conoci- inteligir el comportamiento
todos ellos a Marx, Engels y al movi- miento unilateral del ser humano –los griegos en
miento del proletariado [...] la misión de los hechos. este caso– en el ámbito de una
asignada al proletariado de instaurar el Mondolfo aspi- situación histórica concreta.
reino de la libertad, lo convierte en el raba inteligir el
continuador de esta gran tradición filo- comportamiento del ser humano –los
sófica” o como lo expresa Engels, “en griegos en este caso– en el ámbito de
el verdadero heredero de la filosofía una situación histórica concreta. Para
clásica alemana”. esto se impuso, con una integridad
El primer período comprende los verdaderamente excepcional, trabajo,
escritos respectivamente de 1900-02 paciencia y autodisciplina.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

Cuando se extrema la violencia fascista período1. No es posible precisar en


con crímenes y actos punitivos en que momento nace la idea de hacer
busca de la conquista del poder polí- la traducción completa de la grande
tico –proceso que culmina con el asesi- Philosophie der Griechen de Zeller. A
nato de Matteotti en junio de 1924– se medida que avanzaba en la traduc-
produce una ción, en un proceso de balance y
Enzo Alfieri se refiere a la inflexión en la ajustes permanentes, incorpora
personalidad de Mondolfo cultura italiana. las interpretaciones irracionales y
como profesor en los años que Las limitaciones místicas del mundo griego (Nietzsche
precedieron al exilio: impuestas por y Jöel entre otros), no separando los
la dictadura aportes filosóficos, de la cultura lite-
...una profunda curiosidad fascista impe- raria, de las investigaciones científicas
intelectual, la necesidad de dían la entrada y técnicas y de todos los aportes del
aclararse a sí mismo y a otros de literatura mundo oriental.
el origen del pensamiento marxista prove- Exponer la idea de filosofía que se
europeo, la viva satisfacción niente del exte- desprende de la obra de Mondolfo no
de explicar correctamente las rior y el estudio, exime de la tarea de hacer referencia
doctrinas antiguas en su génesis aunque pura- a la persona. Enzo Alfieri se refiere a
y en su atmósfera cultural e mente teórico la personalidad de Mondolfo como
iluminando unilateralidades y del marxismo profesor en los años que precedieron
falaces idealizaciones [...] todo era objeto de al exilio:
esto estaba en Mondolfo y con sospecha y peli-
gran simplicidad y sin ninguna groso. En 1826 ...una profunda curiosidad inte-
retórica ostentosa”. fue clausurada lectual, la necesidad de aclararse
“Crítica Sociale” a sí mismo y a otros el origen del
la revista fundada por Felipe Turati, pensamiento europeo, la viva satis-
donde publicaba Mondolfo. Precisa- facción de explicar correctamente
mente después de la Primera Guerra las doctrinas antiguas en su génesis
Mundial en “Crítica Sociale” nos y en su atmósfera cultural e ilumi-
advierte sobre el advenimiento de una nando unilateralidades y falaces
concepción totalitaria de la sociedad, idealizaciones [...] todo esto estaba
adversaria principal del pensamiento en Mondolfo y con gran simplicidad
filosófico, de “la civilización renacen- y sin ninguna retórica ostentosa 2.
tista de Bruno y Galileo, de la tradi-
ción democrática del iluminismo y del En 1924 nace Il pensiero antico, una
humanismo de Marx”. bellísima antología de la filosofía
A partir de 1925, Mondolfo greco-romana con textos elegidos y
bloqueado en lo que había sido su traducidos de las fuentes. Esta obra está
campo preferido de investigación, se estrechamente ligada al destino de su
vuelca cada vez más intensamente al autor. Los dos volúmenes de Historia
estudio del pensamiento antiguo, que del pensamiento antiguo forman
lo convertiría en uno de los historia- parte de casi todas las bibliotecas de
dores de la filosofía más fecundo del Universidades latinoamericanas, que
mundo griego. “Veritas filia temporis visitamos o donde trabajamos.
en Aristóteles” es, quizás, la primera En 1934 se publica L’infinito nel pensiero
contribución relevante de este nuevo dei Greci que comenzó como una nota

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de actualización para el II volumen de alumnos, colegas y amigos. Escribió


Zeller. En 1936 publica Problemi del en español obras importantísimas,
pensiero antico que incluye interesantí- traducidas luego al italiano (a
simos estudios: uno sobre “Responsabi- algunas de ellas nos referimos más
litá e sanzione nel piu antico pensiero adelante). Renato Treves3 nos explica
greco” y otro “Problema umano e como se integró al ambiente cultural
problema cosmico nella formazione argentino, en el que predominaba
della filosofía greca”. A través de un sutil la filosofía de la cultura, como reac-
análisis semántico de vocablos griegos, ción a la metafísica. Mondolfo acen-
especialmente de la palabra cosmos, tuando el carácter problemático de
Mondolfo afirma que “el camino del la indagación filosófica, demostraba
pensamiento griego no provenía de en su ensayo Natura e cultura alle
las estrellas a la vida humana sino que origine della filosofía, que ya en la
seguía un camino contrario”. Punto de filosofía naturalista del más antiguo
inflexión que implicaba algo distinto: pensamiento griego están presentes
Un cambio radical en el marco concep- elementos humanos: modelos
tual tradicional. En el origen de la morales y estéticos de la vida social
filosofía griega, los problemas concer- y política. Ideas conectadas al huma-
nientes a la vida humana –subjetivos y nismo historicista, punto esencial de
objetivos– tenían preeminencia sobre toda la obra de Mondolfo. El singular
los fenómenos naturales (especialmente valor de tales
en Anaximandro). interpretaciones Mondolfo escribe que es impo-
En “L’origine dell’ideale filosófico reside en la sible fundamentar el curso que
della vita” (la última memoria acadé- notable ausencia sigue el pensamiento si nos
mica permitida por el régimen fascista) de pretensiones atenemos a las solas acciones
escribe que el ideal de la vida filosó- sistemáticas. Sus externas; pero, tampoco lo
fica es muy anterior a Parménides, a trabajos revelan conseguiremos si nos limi-
los pitagóricos etc., que se encontraba un “pensamiento tamos a la interna concate-
ya en la aspiración mística a una vida inmanentista”, nación asociativa y lógica[...]
superior. En la conclusión afirma en el sentido La vida social de cada edad
que incluso “en una filosofía de sesgo de Bruno y influye en la formación y el
materialista como la de Epicuro, Spinoza, impul- desarrollo de los ingenios y los
el ideal de la vida teorética asume sado por la duda sistemas filosóficos.
acentos místicos”. y afrontando
Cuando en 1938 la persecución racial siempre nuevos problemas. Ya en La
y la intolerancia política prohibió a vitalitá della filosofía nella caducitá
los intelectuales publicar con nombre dei sistemi (publicado en Turín
propio y participar en congresos y en 1911) muestra un escepticismo
academias, el filósofo decidió emigrar. respecto a simplificaciones y genera-
El temor a lo desconocido llevó a lidades, destinadas a fracasar.
Hugo Guido –hermano entrañable y
compañero de militancia– a lamen-
tarse del “salto en la oscuridad” que el II.
filósofo estaba dispuesto a dar.
Exiliado en la Argentina, durante Terminada la Segunda Guerra
37 años compartió su destino con Mundial nuestro filósofo retoma sus

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trabajos sobre el el mejor historiador de la filosofía de


marxismo, fiel al la época, Mondolfo no dejó de mani-
ideal socialista de festar su preocupación por encontrar
la libertad, que un método, que diera sus frutos en la
había sustentado investigación filosófica, sin la cual no
y defendido desde concebía la docencia universitaria.
una temprana En 1905 publica Il dubbio metodíco e
juventud. la storia della filosofía, con appendice
Contrariamente a storico critica. Expondremos a conti-
Croce que niega nuación el material seleccionado
carácter filosó- por Eugenio Garín4. Las tesis princi-
fico a Marx y a pales son retomadas y ampliadas por
Gentile que le Mondolfo en Problemas y Métodos de
atribuye pero la investigación en historia de la filosofía
lo conceptúa (1949) editado en Tucumán y escrito
Rodolfo Mondolfo
como imper- en español.
fecto, Mondolfo Surgida de la obra de Hegel, la historia
desde un escrito de la filosofía, demuestra la fecundidad
de 1908 ¿La fine del marxismo? hasta de la instancia crítica, proveniente del
Chiarimenti sula filosofía della prassi propio interior del sistema.
(1966) no ceja en confirmar que el Es necesario historizar “para conocer
marxismo es “el anillo” más importante los defectos y errores, tanto del pensa-
del pensamiento filosófico moderno. miento común como del filosófico y
Una vez superado el positivismo en analizar cuidadosamente la proce-
el que se había formado y bajo la dencia de todos los elementos que
influencia de la filosofía de Hegel, intervienen en su formación.
introducida en Italia por Croce Todo sistema, lejos de ser un plexo
y Gentile, Mondolfo se propone de puros conceptos es un resultado
una reconstrucción del verdadero complejo de elementos no siempre armó-
marxismo. Pero, ¿qué se debe tener nicos y coherentes, tampoco todos se
en cuenta para descubrir la índole derivan necesariamente [...] de las ideas
de su relación con el marxismo? Para madres del sistema; ni están lógicamente
empezar el pasaje de la filosofía de ligadas a él.
Hobbes, Helvecio, Locke, Rousseau Mondolfo escribe que es imposible
a Marx y Engels no es meramente fundamentar el curso que sigue el pensa-
teórico sino un proceso emergente de miento si nos atenemos a las solas acciones
las luchas políticas y del trabajo socia- externas; pero, tampoco lo conseguiremos
lista en Italia, en los años que prece- si nos limitamos a la interna concate-
dieron a la Primera Guerra Mundial. nación asociativa y lógica[...] La vida
Las tres obras más importantes de este social de cada edad influye en la forma-
período son: La filosofía de Feuerbach ción y el desarrollo de los ingenios y los
y le critiche del Marx (1909). Il sistemas filosóficos.
Materialismo stórico in Federico Engels Buscar la integración del movimiento
(1912) Sulle orme di Marx (1919). puro de las ideas con las vicisitudes
Desde 1900, fecha de la discusión de su impuras de la realidad social es la misión
tesis, bajo la dirección de Felice Tocco, propia del historiador de la filosofía;

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Hegel contra Hegel: La tesis de toda pasaje de un historicismo naturalista


filosofía pertenece a un tiempo y a un a un historicismo humanista natura-
pueblo, contra la visión de “un movi- lista que dé cabida a todo el pensa-
miento de la idea a la idea”. miento moderno. En una inversión
Ante la eventualidad de reducir la de “la historia teologal” de Hegel el
continuidad histórica a identidad –el hombre es considerado como el prota-
pasado a la actualidad del presente–, gonista principal de la historia. Tema
Mondolfo advierte que hay que evitar que Mondolfo pone a prueba en los
dos errores contrarios [...] el error de orígenes de la cultura griega.
afirmar una mutua incomunicación Marx habría introducido una trans-
de épocas diferentes o el error opuesto formación decisiva en la manera de
de identificar problemas de distintas entender la filosofía. Lo teórico deja
épocas, como si no hubiera diferencias de ser un campo neutro indepen-
irreductibles entre ellos 5. diente de las prácticas históricas que
La importancia atribuida a los pretende explicar. Es, precisamente,
aspectos contingentes está estrecha- la relación entre lo teórico y lo prác-
mente vinculada con la interpreta- tico, entre la idea y la acción humana
ción de la necesidad económica y del en la historia el problema central
papel que juega la idea de libertad en del historicismo de Mondolfo: tema
la filosofía de Marx. “La existencia de conectado a la idea de progreso y a
desarrollos múltiples, diversos y simul- su interpretación de los movimientos
táneos son, precisamente, los aspectos revolucionarios.
contingentes que, introducidos por La debilidad del concepto tradicional
los individuos, se sustraen a cualquier del progreso consiste en caer en
deducción lógica”. posiciones extremas, en un mecani-
La coexistencia de la necesidad y la cismo evolucionista que confía en un
contingencia determina el carácter progreso ascendente o en un subje-
dramático de la historia. Donde los tivismo extremo, que lo entiende
aspectos contrastantes del desarrollo se en términos de ruptura total con el
cumplen por la lucha de los contrarios, proceso anterior.
sean fuerzas económicas, sociales o Para Mondolfo, el progreso no reside
culturales, que en ningún caso implica en uno u otro de los términos. La supe-
su recíproca destrucción6. ración de ambas posiciones extremas
De los escritos de Mondolfo sobre se logra a través de un historicismo
marxismo, correspondientes al primer dialéctico basado en “la conciencia de
período, nos remitiremos a los conceptos la acción recíproca entre el hombre,
básicos que integran el método que el producido por el ambiente, y el
filósofo aplica en sus investigaciones de ambiente, producto de la actividad del
la historia de la filosofía. hombre”.
La tesis de Mondolfo sobre Feuerbach,
consiste en demostrar que el maestro Filosofía de la acción... que no sabe
de Marx afirma la unidad dialéctica qué hacer de la cuestión de la cosa en
de teoría y praxis, de sujeto y objeto, sí, porque se interesa del mundo sola-
de hombre y naturaleza. La posición mente en los límites en que entra en
de Mondolfo no contrapone histori- relaciones efectivas con nosotros, con
cismo a materialismo, sino indaga el nuestras previsiones, o suscitadas por

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nuestras finalidades, y por nuestras de los dos momentos consiste el


necesidades actuales, dirigida por carácter “crítico-práctico” del mate-
nuestras experiencias pasadas 7. rialismo histórico.
La dinámica de este proceso en su
En este proceso de reconstrucción, proyección al futuro determina la
Mondolfo se propone demostrar que, continuidad de la historia. En la
aunque no concientemente, algunos medida en que no hay un acaba-
escritores considerados teóricos de miento, la filosofía puede plantearse
la sociedad burguesa, como Locke, como una filosofía de la praxis que
Montesquieu, Rousseau, Vidal y conlleva dialécticamente el hombre y
Proudhom en Francia, y en parte, la historia.
también Carlyle han puesto las bases Según Mondolfo una de las mayores
de importantes distinciones, que dificultades teóricas del marxismo es
son como indicios, fundamentados la combinación del esfuerzo indivi-
después por dual o colectivo con las leyes propias
El carácter universal que Marx. También del proceso. Al respecto aclara que
Mondolfo le atribuye a la destaca la cone- el problema de fondo es confutar el
idea de progreso, le permite xión entre determinismo sin caer en el indeter-
afirmar su existencia desde el socialismo y minismo. Hay que poner en justos
comienzo de la civilización jusnaturalismo, términos la antítesis entre las condi-
occidental; superando así la según el cual ciones materiales y la conciencia de
antinomia clásica entre anti- ningún hombre clase en la inversión de la praxis. En
guos y modernos. puede limitar esta dirección Mondolfo atribuye
el derecho de al marxismo el gran aporte de haber
otro a los frutos de su trabajo. La considerado al trabajo como el verda-
propiedad una vez afirmada no podía dero factor modelador del individuo y
entrar en contraste con la igualdad de la sociedad.
jurídica y la libertad. De la interpre- En la noción de trabajo hay una
tación mondolfiana se desprenden ciencia inmanente al oficio, con la que
dos consecuencias: la ruptura con Mondolfo invalida la oposición clásica
pensamiento político de Hobbes y entre homo faber y el homo sapiens,
la prioridad conferida a la problemá- alcanzando una comprensión directa
tica ética jurídica frente a los aspectos e interna de los procesos creativos del
económicos sociales. mundo griego. El “Verum factum” de
Con la expresión “inversión de Vico constituye una verdadera antici-
la praxis” (Umwälzende Praxis) pación de estas ideas:
Mondolfo combina la 1ª y 3ª tesis
de Feuerbach, para explicar la rela- El hombre posee manos e intelecto no
ción entre el sujeto y el objeto; entre sólo para poder obrar conforme a la
el hombre y el ambiente. En toda naturaleza sino para ir más allá [...]
acción hay un momento constituido para crear nuevas naturalezas 8.
por la toma de conciencia de las
condiciones externas y un momento En Sulle orme di Marx, Modolfo
práctico, que consiste en la acción refuta “las ilusiones del progreso” que
innovadora de los hombres. En la confían en la continuidad o en la sola
unidad y recíproca dependencia sucesión histórica”9. En ambos casos

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hay una hipóstasis de la historia tras- la ineptitud de los medios llevan a la


cendente y dominante del hombre”. esterilidad práctica y a la incoherencia
El momento subjetivo de la praxis teórica”. Desde su interpretación de
actúa como un factor que contribuye la inversión de la praxis, Mondolfo
a “descentralizar” la idea de progreso, sostiene que “las acciones no son puros
que se presenta como un conglome- hechos sino ‘factores’ y que la teoría no
rado multiforme. Se despliega en es simple producto sino praxis que el
“corsi” que se confunden, se repiten, alma orienta y vivifica”. Según Garin
chocan, se entrecruzan, se alternan, el humanismo
se contradicen... Hay “avances y historicista y el El trabajo no es concebido
regresiones” en distinto tiempo y idealismo ético como una necesidad penosa,
lugar, pero nunca regresan al punto que distingue el porque a través de él el hombre
de partida. Esta especie de juego de pensamiento de puede imprimir su capacidad
discontinuidades y contradicciones Mondolfo, en creativa sobre la materia inerme
que parecen liberar la idea de progreso este período lo de la naturaleza. Esto implica el
de una tradición totalizante operan acercan al joven reconocimiento de la dignidad
estrictamente dentro del curso ininte- Gramsci y lo del trabajo como actividad del
rrumpido del proceso histórico. alejan de Croce. hombre (Spinoza) y no santifi-
Con la ampliación del concepto unili- Convencido que cado por Dios.
neal de progreso se transforman, al el marxismo,
mismo tiempo, las pautas de valora- como una concepción omnicompren-
ción histórica. Mondolfo no admite siva, es incompatible con la realidad,
ninguna forma de graduación jerár- Mondolfo no deja de sobre estimar
quica entre los diversos tipos de la continuidad histórica en presencia
hombres o de pueblos. Tampoco no sólo del proceso temporal, sino
reconoce una superioridad de raza o también de la incapacidad de los
de carácter espiritual. Las diferencias hombres para encontrar en sus vidas
son de índole exclusivamente histó- una solución última y definitiva.
rica. Refuta la posición de Hegel para Estas ideas refuerzan la concepción
quien “la jerarquía de los grados de mondolfiana sobre el carácter proble-
desarrollo es convertida en jerarquía mático de la reflexión filosófica, que
de pueblos” y lo que es más grave, “en él constata en manifestaciones cultu-
jerarquía de derechos”. rales, anteriores al período de la filo-
El carácter universal que Mondolfo sofía griega clásica.
le atribuye a la idea de progreso, le
permite afirmar su existencia desde el
comienzo de la civilización occidental; III.
superando así la antinomia clásica
entre antiguos y modernos. Las interpretaciones de Mondolfo
El defecto del revoluciarismo abstracto, sobre la cultura greco-romana, son, en
como del reformismo extremo consiste algunos aspectos extraordinarias, pero
en que ambos tergiversan el principio retomo sólo dos temas: el trabajo y el
esencial del “realismo histórico”, según concepto de infinito.
el cual toda “actividad anterior condi- El trabajo no es concebido como una
ciona la siguiente”. Por otra parte, “la necesidad penosa, porque a través
ausencia de una clara visión del fin y de él el hombre puede imprimir su

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capacidad creativa sobre la materia coacción producida por la necesidad.


inerme de la naturaleza. Esto implica Así entendido se convierte en el motor
el reconocimiento de la dignidad del del proceso histórico.
trabajo como actividad del hombre El trastrocamiento del sentido creador
(Spinoza) y no santificado por Dios. del trabajo en una actividad utilitaria,
En el concepto de praxis en el sentido en detrimento del trabajador, obra del
económico, social y político, ubica capitalismo y “el materialismo vulgar”,
Mondolfo el problema del trabajo y su constituye el trabajo enajenado: eje de
conexión con el conocimiento. la crítica marxista.
A diferencia de la mera satisfacción En 1934 publica El infinito pensa-
destinada a desaparecer, el trabajo es miento antiguo. Esta obra que había
actividad productiva. Esto significa comenzado como una nota para actua-
una relación teórico-práctica: es toma lizar el 2° tomo del Zeller-Mondolfo,
de conciencia de la necesidad –que termina constituyendo uno de los
actúa como límite– y acción trans- trabajos más originales sobre el pensa-
formadora que revierte a su vez en el miento griego: el reconocimiento de
propio productor. la infinitud subjetiva entre los griegos,
A través de una erudita exposición, lo que significaba tratar el problema
Mondolfo refuta las tesis que niegan a moral en términos de conciencia y
los griegos la comprensión de la idea de libertad; temas que habían sido hasta
progreso, sustentada en la valoración entonces, prerrogativas exclusivas del
positiva del trabajo, o porque carecían pensamiento cristiano. El concepto
de la creatividad espiritual (Gentile) moderno de la infinitud del espíritu
o porque concebían la historia con el como capacidad de trascendencia
mito del eterno retorno (Tilgher). sustentado por Bruno, Campanella
El trabajo manual, lejos de aparecer y Ficino en el Renacimiento, habría
desprovisto de toda luz intelectual, sido ya afirmado por Aristóteles,
se muestra iluminado por la inte- Platón, Lucrecio y Ovidio. De este
ligencia y es capaz de iluminarla: modo Mondolfo vincula la tradición
se incluye en el proceso de cono- greco-latina al humanismo filosófico
cimiento, como factor esencial de moderno.
desarrollo de la ciencia. Importantes pensadores italianos
Cuando la acción no es puramente como Carlini, Tarozzi, Schiacca,
ocasional; en el tránsito del hombre Alfieri, entre otros, se opusieron
primitivo a formas más elevadas de tenazmente a lo sustentado por
civilización, la técnica hace del trabajo Mondolfo, lo que estimuló aún más
“una acción continuada y previsora”, nuevas meditaciones al respecto,
evitando que el futuro sea incierto. que después se concretaron en
Tanto Platón, como Bruno, Spinoza La comprensión del sujeto humano en la
y Marx, desde perspectivas diferentes antigüedad clásica; obra que está ínti-
habrían marcado el aspecto dialéc- mamente vinculada a la presencia del
tico de la técnica. Tema que escapa a filósofo como profesor de Historia de
nuestro tratamiento actual. la filosofía antigua, en la Universidad
El trabajo lejos de introducir la de Tucumán entre 1948-53.
coacción en el ámbito de la libertad, Las largas discusiones a las que dio
es ya por sí mismo la superación de la lugar la tesis sobre la infinitud subjetiva

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en el pensamiento clásico, incentivó el d) La infinitud de la potencia


interés por los estudios clásicos, en un universal divina;
momento en que una gran mayoría e) La infinitud del instante y la infi-
de intelectuales seguían la orientación nitud subjetiva.
que Croce y Gentile habían impreso a
la cultura italiana. Los primeros capítulos están desti-
Según la tesis principal del libro la nados a superar los argumentos de los
interpretación clasicista de Goethe y continuadores de la concepción clasi-
de Winckelmann es parcial: los griegos cista: el determinismo de Theodor
poseían una comprensión del infinito Gomperz, ampliado por Alfred y
no menos viva que los modernos. Maurice Croiset y completado por
Tampoco Mondolfo comparte la Jardé, que concebían el ideal de
reivindicación de Erich Frank, que medida en clara dependencia de las
continuando la posición impulsada condiciones geográficas. La estructura
por Nietzsche, revalida la infinitud en limitada de la
el campo intelectual y la niega en los topografía griega La tercera parte de la obra (El
valores estéticos. había influido infinito...) trata de la aplica-
Respondiendo a un requerimiento en el rechazo a ción matemática del método
de las crítica Mondolfo aclara que todo lo desme- infinitesimal. Especialmente
el haber demostrado que el genio surado. Razones interesante es la aplicación de
helénico tiene una comprensión de históricas se Demócrito a la esterometría
lo infinito, no supone una refutación opondrían a (descomposición del cono y la
“en pleno y sin residuo” de la concep- este supuesto pirámide en plano paralelo),
ción clasicista; ambas tienen cabida determinismo. investigación que continúa
en “el admirable espíritu poliédrico” La Helade era Eudoxo, para llegar a la conclu-
propio del genio helénico. Más aún, el lugar de sión que “... no existe magnitud
“El ideal de medida, en relación con c o n v e r g e n c i a mínima alguna”. Arquímedes
el infinito reviste una significación de navegantes aplica el método infinitesimal
más real”. y mercaderes a problemas geométricos de
Con la convicción que la filosofía procedentes de superficie y volumen.
no se desenvuelve a espaldas de las colonias que
la historia, Mondolfo retrocede ofrecían un marco donde lo inmenso
hasta los orígenes históricos de la y desmesurado era lo habitual. De
cultura griega. Tarea que cumple esta manera la influencia inmediata
en una equilibrada distribución de era completada por relatos, viajes,
problemas, en íntima conexión con exploraciones, etc. De admitir un
aspectos apolíneos. determinismo geográfico habría que
La obra consta de cinco partes: reconocer un ambiente propicio para
a) Los términos del problema y los la comprensión de lo infinito.
orígenes de la noción de infinito En términos más humanísticos y
en Grecia; menos teológicos, como la búsqueda
b) La infinitud del tiempo y la eter- de un ideal de medida, de la verdad,
nidad en la teología y la filosofía de la belleza etc. Mondolfo encuentra
griegas; en el culto a Dionisio un gran
c) El número infinito y lo infini- esquema monista para la compren-
tesimal; sión de las capacidades creativas

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humanas. El culto a Dionisio no infinitesimal. Especialmente intere-


reconoce límites, “en los dominios sante es la aplicación de Demócrito a
de su misterioso poder abre hori- la esterometría (descomposición del
zontes nuevos a la comprensión cono y la pirámide en plano paralelo),
de la infinitud”. La idea de pecado investigación que continúa Eudoxo,
original sirve a la aspiración del alma para llegar a la conclusión que
que busca alcanzar la inmortalidad “... no existe magnitud mínima
personal o asimilarse a la potencia alguna”. Arquímedes aplica el método
universal divina. Esta aspiración de infinitesimal a problemas geométricos
trascendencia es recogida por los de superficie y volumen.
cultos dionisíacos y practicada en la La idea de lo infinitamente grande,
religión “de misterios”. vinculada al concepto de duración
El material usado en la investigación ilimitada, aparece en los poemas
abarca manifestaciones que preceden y homéricos y en las teogonías. La
siguen al griego clásico. Se inicia por afirmación de los inengendrados
los poemas homéricos, la Teogonía de –dioses eternos– supera la noción
Hesíodo y los mitos órficos; se conso- de la nada como fuente de naci-
lida en las doctrinas de la época clásica miento. El tiempo asume carácter
y se enriquece con sutiles matices en divino; es el Dios supremo del que
los ensayos científicos y en las éticas todo se genera. La interminabi-
del período helenístico. lidad temporal es la vía por la que
Los conceptos de lo infinitamente se elabora el concepto de eternidad.
pequeño y de lo infinitamente Infinito desenvolverse en el tiempo
grande constituyen dos perspectivas es la eternidad de la esfera infinita de
que definen parte de la estructura de los pitagóricos.
la obra. El círculo sirve a Heráclito en su
El concepto de lo infinitamente representación de la infinitud conce-
pequeño aparece en los pitagóricos bida como sucesión de estados
y Zenón de Elea. En los primero opuestos. El movimiento circular es
depende del problema geométrico de infinito en su permanente y continuo
la inconmensurabilidad de la diagonal, retorno. Eternidad y tiempo se iden-
como consecuencia de la representa- tifican por la ley de coincidencia
ción atomística del número, Zenón de los contrarios. La negación de
–excluido por Frank en la compren- la forma cíclica conduce a una infi-
sión de lo infinitesimal– se vincula al nita cadena de causas y efectos.
origen de este problema, en tanto el Anaxágora con la introducción del
resultado de la dicotomía se aproxima concepto de nous separa lo eterno
infinitamente a la nada sin alcanzarla. del devenir. Sin embargo no llega
Es Anaxágora quien considera el infi- a la elaboración de un concepto de
nito en las dos dimensiones, de lo extratemporalidad, al que los eleatas
grande y lo pequeño, concluyendo dan su primera formulación.
que el producto de esas dos magni- Según Parménides la extratempora-
tudes es igual en los dos casos por ser lidad de lo eterno excluye todo límite
ambas infinitas. temporal, en su significación de
La tercera parte de la obra trata de nacimiento y muerte. Si bien el elea-
la aplicación matemática del método tismo niega el pasado y el futuro en

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la eterna inmutabilidad del presente, al concepto de infinito continente,


Mondolfo advierte que no excluye fundamenta la eternidad del tiempo
“el antes y el después” en su perma- en la existencia del movimiento.
nente realidad; pero, que ambos Salva así la exigencia eleática y justi-
términos no son efectos del devenir fica el devenir. El acto providencial
sino más bien sus presupuestos de la creación establece un nexo
metafísicos. El eleatismo posterior entre la inmutable eternidad y la
con Meliso llega a la bifurcación del sucesión temporal.
ser parmenídicos, en dos aspectos La cuarta parte del libro expone
igualmente esenciales: la infinitud cronológicamente, y en vinculación
temporal y la espacial, que se corres- con aspectos religiosos y especial-
ponden en la “identidad permanente mente matemático, las diferentes
del ser durante el curso de la infinita visiones del mundo desde la teología
duración de los tiempos.” presocrática hasta las concepciones
Las interpretaciones de la filosofía de astronómicas en los sistemas filo-
Platón y Aristóteles son muy complejas. laico, platónico y aristotélico.
Nos referimos a Platón, dado que la Particular interés ofrece el sistema
interpretación de Aristóteles sobre el heliocéntrico de Aristarco de Samos,
infinito dio lugar a muchas objeciones verdadero precursor de Copérnico
que el filósofo respondió en sucesivas en la Antigüedad.
ediciones, que no tuvimos posibilidad La afirmación de la infinitud del
de consultar. instante y la infinitud subjetiva,
Platón afirma la eternidad en su constituye la conclusión de la obra.
trascendencia y, a diferencia de los Ambos problemas son indagados en
eleatas, no niega el devenir sino la las éticas del período helenístico,
concibe en relación a lo eterno. Eter- lo que es explicable porque están
nidad y tiempo son los dos términos íntimamente relacionados con el
de una relación que Platón encara en problema de la felicidad personal. El
el Timeo y en el Político. El análisis instante, en el que vive la felicidad
del Timeo completa la interpretación el sabio no tiene límites –en Epicuro
tradicional, que concibe el tiempo la infinitud como privación se
creado a semejanza de la eternidad, traduce en plenitud absoluta. La
con otra que recuerda el eterno experiencia mística contiene en la
movimiento de Anaximandro. El “puntualidad de su inmediatez” la
tiempo cronológico (creado) tendría infinitud de lo eterno10.
su presupuesto en el tiempo desor- Por la riqueza y seguridad en infor-
denado propio del receptáculo de mación esta obra comparte un lugar
la materia. La eternidad del movi- privilegiado junto a filósofos como
miento es condición de la eternidad Abel Rey y Karl Reinhardt quienes
del tiempo. Habría así en Platón también sustentan tesis paradojales en
dos direcciones: una que concibe historia de la filosofía.
el tiempo, imagen móvil de la eter- A la primera edición del Infinito...
nidad, creado, por la acción provi- se agregan, las ediciones posteriores
dencial del demiurgo, y que tiene en apéndices; aclaraciones, rectifica-
el alma universal el fundamento de ciones, dando la prueba máxima
su perennidad. Y otra que, volviendo de su espíritu de imparcialidad.

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La rectificación permanente que


Mondolfo ofrece en sus trabajos tiene
que ver con una concepción de la filo-
sofía como exégesis histórica, donde
cada investigación parcial tienen
que ver con todo el proceso que la
precede. Tanto Sulle orme de Marx,
como el trabajo sobre Engels fueron
sujetos a permanentes aclaraciones,
sea para responder a críticas como
para confrontarlos con nuevos acon-
tecimientos históricos.
En un permanente ajuste, paso a
paso, del mismo tema, el filósofo
parecería revelar el tormento de
problemas no resueltos que la
Historia de la filosofía impone al
pensamiento.

NOTAS

1. Garin, E., “Mondolfo e la cultura italiana” en Filosofía e marxismo nell’Opera de Rodolfo Mondolfo, Firenze,
La Nuova Italia Editrice, p. 34.
2. Ibíd, Vittorio Enzo Alfieri, “Rodolfo Mondolfo e la filosofia greca” p. 67.
3. Ibíd, Renato Treves, “Rodolfo Mondolfo e la cultura latino-americana” p. 37.
4. Ibíd, E. Garin, p. 16.
5. Mondolfo, Rodolfo, 1949.
6. Mondolfo, Rodolfo, “La filosofía como problemática y su continuidad histórica”, Revista de Filosofía,
Universidad de Puerto Rico, 1957 pp. 12 y 13.
7. Mondolfo, Rodolfo, El materialismo histórico en Federico Engels, Rosario, Editorial Ciencia, 1949, p. 202.
8. Mondolfo, Rodolfo, Il “Verum Factum” prima di Vico, Roma, La Cultura, Ateneo, 1971, p. 393.
9. Mondolfo, Rodolfo, Sulle orme di Marx, Bologna, Capelli Editori, 1948, pág. 35.
10. La breve reseña sobre El Infinito en el pensamiento antiguo, la redacté en 1952, siendo alumna del
Dr. Mondolfo. Se publicó en “Notas y Estudios de Filosofía”de la Facultad de Filosofía y Letras, que dirigía
Juan A. Vázquez, en Tucumán.

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Los Nietzsche de Carlos Astrada y de


Martínez Estrada o el modo vital de
abjurar de los credos trascendidos
Por Horacio Nieva

Ezequiel Martínez Estrada y Carlos Astrada,


dos personalidades contrapuestas, confluyen
en un Nietzsche existencialista que arrasa con
las imposiciones del pasado y con los otor-
gantes de trascendentes transferidos aunque,
quizá, no buscados ni deseados. Imposible
no distinguir en Nietzsche las conocidas
y profundas huellas de Schopenhauer que
se superponen con señales más ocultas de
Spinoza, sin embargo, no menos indelebles.
En Astrada y Martínez Estrada, el pensa-
miento nietzscheano –anhelado botín de los
saqueadores de sustentos intelectuales justi-
ficativos de acciones directas, refractarias de
alteridades de ignominia supuesta– se yergue
resistiendo exitosamente la apropiación por
parte de aquellas mentes que no están a la
altura de su tragedia.
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Como la revista La Biblioteca las fuerzas irracionales del alma y


postula el debate, la seducción de los instintos. El romanticismo, que
la duda, el elogio de la incerteza, la nutrió al irracionalismo, encuentra
instrospección libertadora y trágica en Nietzsche a un cultor, a pesar, de
que surge de cuestionar lo estable- que en teoría, sostiene Astrada, fue
cido; se impone rescatar, y la revista su impugnador.
es una fuerza especial de rescate, a Antes de continuar con la visión
los Nietzsche de Carlos Astrada y astradiana producto de una admi-
de Ezequiel Martínez Estrada. No ración existencial de la inteligencia
puede pretenderse que de ellos, ni nietzscheana y con el enfoque estra-
de esta nota, surja un refutamiento diano, centrado, en el análisis lite-
científico a la obra de Nietzsche. Si rario de los textos de Nietzsche,
es que en alguna dimensión espacio- un filólogo al fin, deberíamos, sin
temporal el pensamiento filosófico, pretensión de originalidad, instalar
adscribe a los supuestos de la ciencia, interrogantes que incluyan la causa
si es que dicho pensamiento puede (razón, implicaría una contradic-
asimilarse a preceptos susceptibles ción inmanente)
de refutarse. por la cual La influencia de sus ideas
Como la vida es, también, una inci- Nietzsche es el debe evaluarse en la subjeti-
tación a cometer errores, abordaré filósofo, quizá vidad histórica cuyo desarrollo
–la semántica náutica-marginal del no más influ- demandó las bases intelectuales
verbo no es casual– más una reseña yente del ultimo que (esas ideas) construyeron.
que una interpretación, de ambas siglo y medio Se sabe, y a la vez se niega, que
obras, que constituyen efectos de –una “delan- el sujeto y su pensamiento no
vastos pensadores fundacionales que tera alemana” son invariantes cronológicos.
padecen esa condición de fundadores de la filosofía
que los hace blancos fijos de todas las de ese período sería Marx, Freud y
tensiones, de todos los exégetas, de Nietzsche–, tal vez, no el más leído,
todos los no-filósofos que incurren es, al menos, el más invocado (un
en la aventura de acceder a ellos, adjetivo también nietzscheanamente
aventura que no permite que una incorrecto), no obstante ser un filó-
nota pretendidamente crítica, escape sofo axiológicamente regresivo.
al sentir de la tentación de una Aunque su pensamiento filosófico
hagiografía literaria que, a su vez, niega las limitaciones individuales
los dos textos trasuntan. “Nietzsche que imponen los determinantes
es mi autor más querido” le escribía históricos, es erróneo olvidar, aún
Martínez Estrada a Victoria Ocampo asumiendo del riesgo de la obviedad
en 1945. implícita, que Nietzsche perte-
Para Carlos Astrada, Nietzsche neció a una época de fractura y
representó el más destacado y que la influencia de sus ideas debe
lúcido crítico del racionalismo y, evaluarse en la subjetividad histórica
además, el primero que otorgó cuyo desarrollo demandó las bases
dimensión filosófica a la palabra intelectuales que (esas ideas) cons-
“vida”, trazando el camino de la truyeron. Se sabe, y a la vez se niega,
“filosofía de la vida” basada en la que el sujeto y su pensamiento, no
exaltación de los sentimientos, de son invariantes cronológicos.

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La renuncia a un entorno ahistórico avidez de alemanes y rusos. Luego,


adquiere mayor consistencia en Hegel: sería lapidario con toda forma aristo-
crática en Más allá del bien y del mal:
En lo que concierne al individuo,
cada uno es, por lo demás, hijo de su Toda elevación jerárquica del tipo
tiempo; así también la filosofía es su humano, ha sido reiterada hasta
época concebida filosóficamente. ahora por una sociedad aristocrá-
tica que cree en las múltiples escalas
En Grundlinien der Philosophie de valores entre los hombres, en
des Rechts, Principios de virtud de que no puede prescindir
Filosofía del derecho de la esclavitud.

Intentar determinar el origen noble


De tal forma es posible sospechar de Nietzsche es destruir una licencia
de qué modo un mismo Nietzsche que se tomó para poner en lejanía
en Carlos Astrada, postula la justicia a todo germanismo (“se comienza
social1 y en el nacional-socialismo a juzgar moralmente cuando se
alemán “incentiva” la extinción de renuncia a entender” diría después),
toda alteridad. para hacer un llamado de aten-
Nietzsche propende hacia un Nietzsche fue un ción premonitorio sobre aquellos
ideal de cultura inserto en el fundador-libe- nacionalistas excluyentes o progre-
fomento de la personalidad rador, en contra sistas intelectualmente deshonestos,
creadora y en las grandes de los hacedores que quieren ver en Rosenberg a
individualidades que relevan que instalan Nietzsche. Georg Lukacs, incluso,
al hombre de la condena de t r a d i c i o n e s aparece en la obra de Astrada como
doblegarse por el peso inerte condenatorias y reconociendo, desde el marxismo,
del pasado, de atrofiarse bajo la determinismos la distancia sideral que separa a
convicción de que la existencia alienantes. En él, Nietzsche de los ideólogos nacional-
es un pasado ininterrumpido, origen y destino socialistas, no obstante lo cual el
una cosa que vive de negarse y no tienen pensador húngaro lo descalifica
contradecirse a sí misma, de su una relación repetidas veces, tantas que desvirtúa
propia destrucción. causal. Nacido sus propios argumentos, tratándolo
en Alemania, de “proveedor intelectual del impe-
nación que hizo del imperio una rialismo reaccionario, sustentador de
condición de ser de la unidad, en un ateísmo enemigo de la igualdad
Ecce Homo, provoca, con snobismo proletaria que pregona el cristia-
irreconocible: nismo y postulante de un subjeti-
vismo idealista extremo”.
Soy un aristócrata polaco pur sang Antes que el psicoanálisis allanara el
al que ni una sola gota de sangre conciente y el subconciente en busca de
mala se le ha mezclado y, menos los apropiadores del ser: su negación,
que ninguna, sangre alemana. la subalterna auto-estima o la moral
paralizante, Nietzsche, fundamentó
Puede obviarse la alusión a la aris- una derogación de imposiciones espi-
tocracia polaca, incierta entidad en rituales, con ánimo agonal analizó los
una nación sometida a la permanente prejuicios morales: el hombre se movi-

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liza por su deseo de conocimiento,


pero se aleja de su esencia, se extravía
por llevar esa errónea cartografía de
los prejuicios. Es un cognoscente
desconocido para sí: “cada uno es para
sí mismo el más lejano”, escribió en
Genealogía de la Moral 2.
La punición del origen, las impo-
siciones alienantes de la moral, la
entelequia asfixiante de la naciona-
lidad y la normativa esclavizante de
la religión, son arrasadas en la obra
de Nietzsche por la vindicación de
la voluntad de vivir y de llegar al
último límite de la razón libre, hasta
la locura, si es preciso.
Para Rainer Horacio Astrada, que
prologó el libro de su padre, debe
abstraerse el fenómeno Nietzsche de
su esencia como filósofo interpre- En el capítulo IV de la obra de
tado y valorado en la integridad de Carlos Astrada, “Los ‘estudios histó-
su mensaje de ruptura, en la unidad ricos’ y la vida” Nietzsche propende
y fuerza de su estilo en la autenticidad hacia un ideal de cultura inserto en
de las interrogaciones que formuló a su el fomento de la personalidad crea-
época y en la sinceridad y pasión que dora y en las grandes individuali-
puso en las fundamentales respuestas dades que relevan al hombre de la
que les dio. condena de doblegarse por el peso
Astrada (Rainer) sin atenuar su inerte del pasado, de atrofiarse bajo
poderoso influjo en la filosofía, la convicción de que la existencia es
señala que la gran presencia de un pasado ininterrumpido, una cosa
Nietzsche fue tributaria de la maes- que vive de negarse y contradecirse a
tría como escritor, la fineza y precisión sí misma, de su propia destrucción.
de su estilo, la sugestión lírica de su Únicamente a través de la utilización
pensamiento, la fuerza y la plasticidad del pasado para la vida, y de la capa-
idiomática de la palabra y hasta la cidad de transmutar lo acontecido
destreza aforística de su expresión que en la historia, el hombre alcanza a
le permitió presentar sus ideas con ser hombre, Astrada tiene la convic-
netos y atrayente perfiles. ción de que en Nietzsche:
Es decir, la abstrusa complejidad
(si cabe la tautología) de la angustia Es posible vivir casi sin recuerdos,
del ser que no se enfrenta a la nada, pero es absolutamente imposible
sino que está inmerso en ella, no se vivir sin olvidar.
desplaza hacia la prosa de Nietzsche,
de edificante trascurrir, en contra del Una extinción de la vida revela
discutible nihilismo anulador que se el surgimiento de la soberanía
le atribuye. de la historia como ciencia pura,

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condicionando la fluencia vital, en No es una cita de Nietzsche, perte-


cambio una cultura histórica viva nece a Schopenhauer, a cuyas ideas
está dominada y dirigida por una Nietzsche les otorgó un vitalismo
fuerza superior, no histórica, que exigido por la desoladora escritura de
puede modificar la trayectoria de un el autor de El mundo como voluntad y
destino, modificación que supone representación.
la conciencia de lo acontecido cuya La huella de Schopenhauer en su espí-
inexorabilidad se quiere suspender. ritu es tan honda que jamás logró inde-
En Ezquiel Martínez Estrada, pendizarse de su sugestivo maestro dice
Nietzsche erige a la cultura como la Martínez Estrada que tuvo otro suges-
verdadera historia del hombre: tivo e intransigente maestro, de pluma
más elegante y no menos dura que la
La vida del hombre pasa a un de Schopenhauer, que fue Sarmiento,
primer plano como objeto de valor un maestro cuestionado por Martínez
absoluto no en cuanto a ser some- Estrada porque trabajó sin descanso
tido a la mismas leyes e influencias para dejar en su obra una imagen colosal
que los demás, sino en cuanto crea- de sí mismo, señalamiento con sentido
dora, mantenedora e impulsora del admirativo que también podría corres-
objeto de la cultura que es la supe- ponderle a Nietzsche.
ración del hombre por el hombre El Humanismo de Erasmo, la apos-
mismo (el superhombre). tasía de Lutero, la música de Wagner,
el espiritu de Hegel y la poesía de
Martínez Estrada fue aceptado por sus Hölderlin, brillan en Nietzsche. “La
contemporáneos, menos como poeta, mejor prosa se escribe pensando en
más como ensayista. De escritura la poesía” dice en La Gaya Ciencia.
superlativa a pesar de esa metonimia Poesía con connotaciones místicas
excesiva, en la cual muchos incu- (que en Nietzsche es metafísca) que
rrieron al aludir a la Pampa como terri- resalta el período de ruptura que
torio mental absoluto de la Argentina, comienza con la alarmante negación
cuya etimología sugiere yacimientos de la vida que subleva con escep-
de plata y las llanuras no son pródigas ticismo a Schopenhauer, y con la
en cuencas argentíferas. Nietzsche de devoción de los primeros cristianos,
existencia pretendidamente marginal, sin mácula, a Nietzsche.
refiriéndose a sí mismo dijo que “había Para Martinez Estrada:
nacido póstumo”, cuando suavizó con
su prosa épica, exaltada y sin embargo Su actitud es la del apóstata, inde-
lúcida –en la cual ME reconoce a los ciblemente empeñado en combatir
místicos y estetas alemanes de fines del su antiguo creo trascendido. Debe
siglo XVIII– la aspereza de una filo- vérsele, entonces, en su verdadero
sofia existencialista que contribuyó a papel y misión: en la de un heresiarca
significar: surgido de la fe cristiana, de la filosofía
griega presocrática, de la música y de
La voluntad como esencia de las la honradez familiar (protestante).
cosas es una fuerza viva, un esfuerzo
permanente para aumentar el deseo Combate con un sentido de fe
de vivir y la vida misma. en la bienaventura del hombre

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(Zarathustra), con una vocación


(aunque defraudada) eminentemente
religiosa, la conciencia comanda
esa batalla, y la ética y la metafísica
convergen como en Spinoza.
El cristianismo letárgico, tardío,
contrareformista, del Wagner de
Parsifal, provocaría en Nietzsche
otra renuncia a los orígenes, que
culminaría en El caso Wagner y
Nietzsche contra Wagner, no sin antes
haber visto en el arte de Wagner “el
elemento catártico que con urgencia
demandaba la cultura, llena de
pasiones modernas y manchada por
una repugnante idolatría” escribe,
en línea con ese sentido de ruptura,
Carlos Astrada.
Se incurre en grosera asociación de
apariencias, para Martínez Estrada,
cuando se considera a Nietzsche
en la línea del pragmatismo y del
materialismo ateo. Su ardor, su
pathos, es decir su estado de ánimo
apasionado y trágico, lo condena a
arremeter contra el cristianismo esta-
blecido, porque analiza sus proyec-
ciones sociales y políticas, porque
sospecha el desplazamiento del alma
del hombre por su entrega sumisa y
pasiva a la desesperada negación de
las fuerzas vitales, que es finalmente
una doctrina de Cristo filosófica-
mente degradada. Al igual que Lutero Este quiebre que desde el siglo XXI Ezequiel
Martínez Estrada
que atacó el cristianismo pontificio, es tan evidente, no lo era tanto en la
Nietzsche lo hizo con el cristianismo segunda mitad del siglo XIX.
filosófico, como una retractación de El Nietzsche de Martínez Estrada
los dogmas y mitologías del “racio- es un libro que no se destaca por
cinio lógico”, un precedente que su texto expansivo, tampoco por
Erasmo había sentado en el Elogio de su trascendencia, sí por la fluidez
la locura. En la creencia del homo faber de su discurso, por la semántica
y del homo sapiens del siglo XIX, amistosa y, a la vez, susceptible
algo estaba corrupto porque los de interpretarse y por su singula-
problemas de la filosofía cristiana ridad, porque en los años cuarenta,
eran temas de un programa acadé- período del cual data la obra,
mico, no conceptos de la angustia. Nietzsche no tenía la incidencia

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que luego adquirió en la conforma- La personalidades, de Carlos Astrada


ción del sujeto y en (la lectura de) y Martínez Estrada no dejan de ser
los procesos históricos. Martínez simétricas en su obras, aunque el
Estrada, advertía al final de la obra trazado de esa simetría exija una
(crédito de imprenta del año 1947) connivencia del lector, que no sería,
que “aún han de pasar muchos años ingresando en un plano contrafác-
para que sea inteligible su mensaje”. tico, estigmatizada por Nietzsche.
Es un libro raro en el sentido de la Martínez Estrada “interroga” a
colección que se propone editar la Nietzsche3 acerca de cómo hubiera
Biblioteca Nacional –y esta nota sido posible una gran cultura sin la
también es una propuesta para que organización industrial de la vida, sin
sea incluido–, su rareza no radica sólo el progreso mundial y económico,
en la materialización del olvido, sino descalificados en su prosa, y descubre
en la confluencia de dos pensadores que esa pregunta en Nietzsche es una
que contribuyeron a la construcción inquietud de la praxis que él no se
de una filosofía revolucionaria y la ha planteado como una cuestión
ambos pueden ubicarse en el primer a ser resuelta en su problemática.
término de esa supuesta ambigüedad Posiblemente, arriesga Martínez
entre revolución y revuelta. Astrada, lo que Nietzsche denunció
En el obra de Carlos Astrada, el como el secreto instinto negativo
núcleo de la filosofía de Nietzsche es que mutila en forma vital y mental
la voluntad de poder, expresión que al ser humano, ha sido la fuerza
supera toda acepción psicológica o más prodigiosa del desarrollo de los
cotidiana, aquella que se relaciona inventos y de las naciones.
con la práctica del dominio o de la Las contradicciones en el pensa-
fuerza, la voluntad de poder no es una miento de Nietzsche, son parte de su
tendencia a adquirir preeminencia. esencia porque la lógica concreta es
No es el tender hacia algo de lo cual ajena a una filosofía de la existencia
se carece. No es el apetito o el deseo. que se nutre de ideas que vulneran
Es la fuerza metafísica que impulsa toda secuencia dialéctica, por eso,
las posibilidades vitales y cósmicas. dice Kierkegaard citado por Rainer
La vida ya es la voluntad de poder. Astrada, No puede haber ningún
La voluntad de poder tiene como sistema de la existencia.
“meta” forjar una imagen cósmica
del hombre. En función de la vida, es
valioso todo lo que reviste esta condi-
ción, la vida es una constante otor-
gación de valor, que según Nietzsche
es la mayor cantidad de poder que el
hombre puede asumir. La voluntad
de poder no tiene fin alguno fuera de
sí misma, no es sólo voluntad de ser
(Schopenhauer) es voluntad de crecer,
no es un mero instinto de autoconser-
vación. No se es a menos que se quiera
(se padezca, se experimiente el) ser.

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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

NOTAS

1. “Yo no os aconsejo para el trabajo, sino para la lucha. No os aconsejo para la paz, sino para la victoria ¡Qué vuestro
trabajo sea una lucha, que vuestra paz sea una victoria”. (Zarathustra).
Ahora ella (el alma humana) tiene que guerrear por la paz para conquistar la victoria de la justicia social. Astrada,
Carlos, Nietzsche, p. 117.
2. Idea que retoma Carlos Astrada en su ponencia “El existencialismo, filosofía de nuestra época” durante el
Primer Congreso Nacional de Filosofía, realizado en Mendoza en 1949. Actas del Primer Congreso Argentino de
Filosofía, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, p. 351.
3. Revista Sur, N° 192,193 y 194 (edición triple), Año XIX. oct., nov., dic. 1950, p. 74.

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José Ingenieros: paradigma


biológico y nacionalidad filosófica
Por Susana Villavicencio (*)

La “argentinidad” incipiente que reconoce


diversas vertientes en su conformación
requirió, para José Ingenieros, aglutinantes
intelectuales con la vocación de construir
una nacionalidad que nunca dejó de ser
en su intento por condensar una unidad
política y social, amenazada por elementos
que concediesen una connotación caótica
al anhelo en ciernes. A priori puede infe-
rirse que Ingenieros no consiguió eludir los
determinantes epocales, en estos términos,
parece una personalidad imbuida de una
vocación abrumadoramente biologicista.
Pero atenuó esos afanes positivistas con
elementos que postulaban la validez de
incluir en lo colectivo una gran dosis de
socialismo avant la lettre y la inquietud
de una filosofía que incurriera en el análisis
de los ideales nacionales.
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En 1918, al ser nombrado miembro de la experiencia, Ingenieros opone


de la Academia de Filosofía y Letras una idea de la filosofía ligada a la
de la Universidad de Buenos Aires, formulación de ideales e inserta en
José Ingenieros escribe un discurso los problemas de la nacionalidad.
de recepción que titula Proposiciones Precisamente la relación entre filo-
relativas al porvenir de la filosofía y sofía y nacionalidad ocupará una
que nunca leyó. El acto académico posición privilegiada en su intento
que debía consumar su incorpo- de articular el proceso natural de la
ración pública fue suspendido e evolución con la
Ingenieros admitido de hecho, lo r e f o r m u l a c i ó n Entre un cientificismo que
que permite especular que entre sus de la metafí- renunciaba a toda explica-
correctos colegas no hayan caído sica. Los ideales ción de lo ‘inexperiencial’ y
muy bien sus opiniones acerca de humanos, defi- un espiritualismo que regre-
la ‘hipocresía de los filósofos’ o nidos como saba a fuentes ilegítimas de
su calificación de paleo-metafísica anticipaciones la teología, la filosofía del
de las corrientes escolásticas, espi- concebibles de la momento renunciaba a renovar
ritualistas y eclécticas que domi- perfección, pero sus planteamientos recluyén-
naban el espectro filosófico de la condicionados dose en los dudosos terrenos
época, por su utilización de arti- a su vez por la de las discusiones sofísticas.
lugios del lenguaje para mantener experiencia, son Frente a estos ‘restos fósiles’ de
perenne una cierta metafísica que para Ingenieros, un pensamiento separado de la
eludía los resultados de la ciencia creencias legí- experiencia, Ingenieros opone
y los verdaderos problemas filo- timas en cuanto una idea de la filosofía ligada
sóficos determinados por la expe- no se oponen a a la formulación de ideales e
riencia social 1. En efecto, la crisis ella y se recti- inserta en los problemas de la
de la filosofía en el siglo XIX, de la fican de acuerdo nacionalidad.
que se ocupa fundamentalmente en a su variación.
la conferencia, era adjudicada por Como toda creencia, tampoco
este médico criminalista y filósofo, son universales sino que grupos,
a los impedimentos que la herencia clases o naciones elaboran hipótesis
escolástica, el dogmatismo social distintas de acuerdo a su particular
y la conveniencia de los filósofos experiencia. La ‘nacionalidad argen-
–que querían independizar la filo- tina’, escribía unos años antes en Las
sofía de la ciencia para subordinar direcciones filosóficas de la cultura
ésta a aquella–, interponían a la argentina (1916), se está constitu-
renovación legítima de las hipótesis yendo como producto de causas
metafísicas. Entre un cientificismo distintas de las que determinaron la
que renunciaba a toda explicación formación de las naciones orientales
de lo ‘inexperiencial’ y un espiritua- y europeas. La perspectiva biológica
lismo que regresaba a fuentes ilegí- lo llevaba a valorar una mentalidad
timas de la teología, la filosofía del nacional cuya amalgama –la natu-
momento renunciaba renovar sus raleza, los elementos étnicos refun-
planteamientos recluyéndose en los didos en nueva raza, los orígenes
dudosos terrenos de las discusiones de su cultura, la evolución de los
sofísticas. Frente a estos ‘restos ideales directivos– difería en gran
fósiles’ de un pensamiento separado medida de los modelos conocidos. Si

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

la renovación de las ideas responde El paradigma biológico


asimismo a la lógica de la evolución,
aunque distinta en cada punto del Como bien señala Leopoldo Zea en
espacio o momento del tiempo, la su obra El pensamiento positivista
Argentina cumplirá con ese proceso latinoamericano4, el positivismo se
con diversos ritmos y acentos que impone como corriente de pensa-
en las naciones formadas o dirigidas miento dominante en el conti-
por otras tradiciones. Se abre así nente sudamericano en la segunda
la posibilidad mitad del siglo XIX, ya que su
¿Cómo actúa el paradigma de una filo- glosario evolucionista ofrecía un
biológico? Una forma es la sofía nacional: marco interpretativo al estanca-
transposición de la lógica del “Cuando esa miento cultural, al conflicto de
mundo biológico al trata- hora llegue razas y a la anarquía política que
miento de los problemas –que llegará había seguido a la independencia
sociales, como es el caso de la en años o en colonial, de modo tal que justifi-
explicación de la utilidad de la siglos– nuestra caba la construcción de un modelo
simulación para el simulador. n a c i o n a l i d a d nacional que permitía retomar la
En su tesis doctoral dedicada tendrá un pensa- ruta perdida de la civilización. En
a La simulación de la locura miento propio e efecto, el positivismo se presentaba
(1900), Ingenieros marca un inconfundible. como la filosofía que daba sentido
punto de inflexión respecto de Y será su filósofo al progreso acorde al desarrollo del
un positivismo encerrado en el aquel genio que capitalismo y a los cambios cien-
culto del hecho por el hecho, sepa expresar tíficos y culturales ocurridos en
defendiendo el lugar de la en fórmulas Europa y en los Estados Unidos que
razón y de la influencia social. nuestro sentido las elites ilustradas esperaban tras-
nuevo para ladar a nuestros países, refrendando
plantear los problemas que en otros la ‘desespañolización’ que ya había
tiempos y en otras razas constitu- querido la generación del 37. En
yeron el contenido de toda filo- las primeras décadas del siglo XX,
sofía”2. De este modo, la formación la modernización en curso se pone
de una ‘nacionalidad filosófica’ en el centro de la reflexión positi-
es el hilo conductor que sigue vista sobre la nación revelando los
Ingenieros para trazar la evolución dos aspectos problemáticos de la
del pensamiento argentino desde misma: los obstáculos al progreso
el escolasticismo –introducido provenientes del componente
por la civilización hispanocolo- estructural americano, “la natura-
nial– hasta las primeras manifesta- leza americana”, por una parte, y las
ciones de una ‘filosofía científica’ desviaciones respecto de ese orden,
en los años 80. Resulta así que provenientes del mismo proceso de
‘argentinidad’ y filosofía científica modernización, por otra.
van juntas puesto que, aunque se En ese período, la estructura social
trate de una tradición efectivamente argentina se había visto profunda-
corta, “nuestra evolución cultural ha mente conmovida por la llegada
sido una substitución progresiva del masiva de inmigrantes convocados
dogmatismo escolástico por el natu- para la tarea de desarrollo indus-
ralismo científico”3. trial que requería la inclusión del

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país en la economía mundial. Los se travisten para defenderse de sus


problemas sociales que plantean enemigos, utilizando la disimula-
estas ‘masas urbanas’ quedan captu- ción como un medio de la lucha por
rados, bajo los influjos del para- la vida”7. La simulación, que en el
digma biológico, en una mirada mundo animal se da en el modo de
médica que impone diagnós- la transfiguración y la mimesis con
ticos y terapéuticas adecuadas a la el medio, es una
naturaleza de los nuevos males. forma del prin- La originalidad de Ingenieros
El aparato conceptual positivista cipio general reside justamente en la
aparece entonces en estrecha rela- de ‘lucha por la inscripción social de los fenó-
ción con el proceso de centraliza- vida’ enunciado menos de la simulación, en
ción estatal y con los dispositivos por Darwin. la utilidad que presta por
de control social que este mismo El hombre y ejemplo ‘la simulación de la
demanda5. Ingenieros, igual que su las sociedades locura’ para evitar el servicio
maestro Ramos Mejía, son médicos humanas están militar, comportamiento que
y ocupan cargos públicos que los sometidos a explica por el conflicto moral
vinculan con instituciones educa- él, pero si bien que sufren ciertas personas,
tivas, la clínica médica, el aparato este compor- pero que será superado por
forense, (Cátedra de Higiene de la tamiento ancla la evolución misma de la
Facultad de Medicina de Buenos en la dimensión sociedad. ¿Cómo detectar la
Aires, Instituto de Criminología biológica, la simulación de la locura?
anexo a la penitenciaría nacional, función social
Consejo Nacional de Educación). de la simulación exige el reconoci-
Desde allí, su labor teórica está arti- miento de otra dimensión propia-
culada a las prácticas sociales que mente social, “la lucha por la vida
implanta este modelo nacional. se modifica en la especie humana
¿Cómo actúa el paradigma bioló- porque esta tiene la posibilidad
gico? Una forma es la transposición de producir sus propios medios
de la lógica del mundo biológico de subsistencia, subordinando la
al tratamiento de los problemas lucha al incremento de su capa-
sociales, como es el caso de la expli- cidad productiva”8. Esta aptitud
cación de la utilidad de la simulación humana determinará la atenuación
para el simulador6. En su tesis futura de ciertas formas violentas
doctoral dedicada a La simulación de de lucha por la vida y su reemplazo
la locura (1900), Ingenieros marca por mecanismos de solidaridad. La
un punto de inflexión respecto originalidad de Ingenieros reside,
de un positivismo encerrado en justamente, en la inscripción social
el culto del hecho por el hecho, de los fenómenos de la simulación, en
defendiendo el lugar de la razón la utilidad que presta, por ejemplo,
y de la influencia social. “Entre ‘la simulación de la locura’ para
un gusano de seda que oculta su evitar el servicio militar, comporta-
cuerpo bajo un capullo y el delin- miento que explica por el conflicto
cuente que disimula su respon- moral que sufren ciertas personas,
sabilidad jurídica detrás de una pero que será superado por la evolu-
enfermedad mental –escribe– debe ción misma de la sociedad. ¿Cómo
existir lógicamente un nexo. Ambos detectar la simulación de la locura?

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Por medios especializados en cada que lo conciben los obreros. Por


caso, en el marco de la observa- el contrario, desde su perspectiva,
ción de duración indeterminada en el socialismo, en su tercera fase,
la clínica psiquiátrica por expertos es reformista, posibilista y legalista,
médicos y no por medios coerci- haciendo coincidir las conclusiones
tivos. ¿Cómo erradicar el mal de de la filosofía científica con la
raíz? Por una reforma jurídica que realidad posible.
vuelva más perjudicial penalmente
al simulador, simular más que
asumir la responsabilidad de su acto. Filosofía y política
También los fenómenos políticos
aparecen interpretados, en esta ¿Hay una derivación política de este
grilla de análisis, según la lógica de paradigma biológico? ¿Qué rela-
la evolución social. Así, el socia- ción existe entre la matriz concep-
lismo no es para Ingenieros un deseo tual del positivismo y el proceso
o ideal a alcanzar, ni un programa u de democratización y de amplia-
objetivo a cumplir, sino que es una ción de los derechos políticos que
constatación del sentido presente de estaba en curso? ¿Qué diferen-
la evolución social 9. Siguiendo la cias hay entre la visión positivista
ley de los tres estadios comteanos, de la anterior generación y la de
distingue tres formas de socialismo: Ingenieros, influida por las ideas
el utópico “de los eternos soñadores socialistas que mantendrá como
de la emancipa- utopía a lo largo de su reflexión
El ensayo de sociología y filo- ción social y el teórica? En Proposiciones... afirma
sofía biológica junto a la obra igualitarismo”, que un filósofo debe ser juzgado por
de medicina legal y la acti- el marxismo, los fines que persigue. “Considero
vidad al frente del Instituto que se corres- incomprensibles –dice criticando
de observación de alienados, ponde con la la actitud de los historiadores de la
apoyan la hipótesis por la cual edad metafísica filosofía– las doctrinas de los filó-
la reproducción de las formas del socialismo, sofos si se ignora la historia política
de dominio en una situación del que critica y religiosa de la sociedad en que
de transformación de la estruc- la contradic- escribieron; sus ideologías perso-
tura social, exige la diferencia- ción entre su nales no pueden ser abstraídas de
ción de aquellos ciudadanos doctrina histó- las creencias, aspiraciones e ideales
que pueden formar parte de la rico social, comunes en su época y medio
nación de los marginales a los determinista y social”10. La historia de la filosofía
que habrá que aplicar criterios e v o l u c i o n i s t a , es en definitiva la historia de los
médicos de reclusión. y la agitación vaivenes políticos y sociales y no
revolucionaria juntarlos –sostiene Ingenieros–
de los socialistas militantes. En equivale a “suprimir el agua y la
fin, el socialismo entra en la edad levadura en la panificación”.
positiva y se establece sobre bases El ensayo de sociología y filo-
científicas. Afirma Ingenieros que sofía biológica junto a la obra de
la verdad sociológica del socialismo medicina legal y la actividad al
está lejos de las conveniencias elec- frente del Instituto de observa-
torales o de la forma pasional en ción de alienados, apoyan la hipó-

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tesis por la cual la reproducción que formó, junto con Leopoldo


de las formas de dominio en una Lugones, su ala radical y liber-
situación de transformación de la taria–, o su adhesión a la revolu-
estructura social, exige la diferen- ción soviética y a la resistencia de
ciación de aquellos ciudadanos que los pueblos latinoamericanos a ‘los
pueden formar parte de la nación imperialismos extranjeros’, en los
de los marginales a los que habrá años posteriores a la primera guerra
que aplicar criterios médicos de mundial, no es, posiblemente, más
reclusión. Implicado por su propia que en apariencia contradictoria.
práctica en el momento de transfor- Como advertíamos al comienzo,
mación institucional –reforma elec- el modelo de construcción de la
toral, ley de residencia y de defensa nación por la ciencia supone una
social, legislación del trabajo–, ecuación entre filosofía científica
momento también de quiebra de la y ‘argentinidad’. Así, el avance de
unidad ideológica del liberalismo, los estudios científicos en nuestro
sin embargo, es posible registrar en país, en el que destaca –en breve
el discurso filosófico de Ingenieros síntesis– las figuras de los natu-
las fisuras de ese proyecto. Sin ralistas Francisco Javier Muñiz y
escapar totalmente a la propuesta Florentino Ameghino; de Cosme
modernizadora del liberalismo Argerich, Eduardo Wilde, José
político, su discurso cae en contra- María Ramos Mejía (y él mismo)
dicciones respecto de sus mismos en la ciencia médica; las tenden-
propósitos positivistas. La figura del cias ‘ético-pedagógicas’ iniciadas
ideal, anticipación necesaria para la por Sarmiento, que arraigaron en
transformación modernizadora, y a los medios educativos del país, o
su vez, paso evolutivo en la confor- la institucionalización de los estu-
mación de la nacionalidad, supone dios filosóficos con la fundación de
la aparición de una voluntad indi- la Facultad de Filosofía y Letras en
vidual que se cruza con el modelo 1896 y de la Universidad de la Plata
organicista. El ideal cristaliza en la ‘de recta orientación científica’, no
figura del genio moral e intelectual, eran para Ingenieros “frutos aislados
ubicado tan a distancia del pueblo de la nueva cultura argentina” sino
–reputado ignorante o sometido que reconocían continuidad con el
al romanticismo y a la violencia pensamiento directriz de Sarmiento
política–, como de los sectores del y Alberdi en el momento de la orga-
poder económico que sólo repre- nización nacional. Todas esas líneas
sentan la lucha de intereses11. convergían en el predominio de una
La coherencia entre este análisis ‘filosofía científica’ que siempre
hecho en nombre de la ciencia por consideró una filosofía cuyas formu-
un psiquiatra que se refiere explíci- laciones e ideales se legitimaban en
tamente a la tradición de la escuela una experiencia social particular y
positiva criminalista y la posi- no en el pensamiento dogmático. De
ción política anarquista adoptada esa corta tradición infería también
durante su juventud –Ingenieros que “la ‘argentinidad’, dentro de la
es fundador y el primer secretario filosofía contemporánea o futura,
del partido socialista argentino, del consistiría en el ‘sentido nuevo’ que

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asuma en nuestro medio la filosofía ticas. Podríamos más bien pensar


científica”12. Evaluar ese ‘sentido que, en el mismo momento en que
nuevo’, interpretar el lugar asig- desde ese paradigma se cuestionaría
nado por Ingenieros a la ciencia en al estado argentino naciente sobre
relación a la formación de la nacio- sus razones de solicitar la psiquia-
nalidad, tal vez requiera una lectura tría, la psicología y la sociología,
que ubique los temas biológicos, esta historia también interrogaría a
sociales y políticos en un paradigma la ciencia sobre su imposibilidad de
que sea a la vez una historia de los pensar plenamente un estado en el
conceptos y una historia política. cual se incluyeran las masas obreras
Ingenieros proyecta las líneas de que, al decir de Le Bon, habían
evolución de la cultura argentina venido para quedarse.
como una continuidad, no comple-
tamente homogénea, hacia un
contenido más democrático o hacia (*) Profesora de Filosofía Política
formas de asociación solidarias: “la e Investigadora del Instituto Gino
nueva corriente sociológica pone Germani (UBA)
sus raíces en Saint Simón, Fourier,
Pierre Leroux, Jean Reynaud (...);
de igual manera, en la Argentina la
Asociación de Mayo reanuda el libe-
ralismo de la época de Rivadavia, al
amparo del socialismo romántico”13.
Hay posiblemente mas unidad que
ruptura en el campo agonístico de
la formación de la ‘argentinidad’,
entre esta afirmación y su inter-
vención en la reforma universitaria
de 1918, donde propone la reno-
vación del espíritu universitario
por la ciencia utilizando “todos los
institutos de cultura superior para
la elevación intelectual y técnica de
todo el pueblo” 14, o su adhesión a
la revolución soviética desde ‘la
verdad sociológica del socialismo’.
Podríamos plantearnos, entonces,
que las dos lógicas que llevan a
Ingenieros a su compromiso polí-
tico y a su paradigma biológico están
estrechamente imbricadas. Interro-
gada, de esta forma, la relación entre
su filosofía científica y el estado, no
serían simples, ni se explicarían por
rupturas en su pensamiento debidas
a cambios en las coyunturas polí-

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NOTAS

1. La fecha de esta conferencia no es superficial en este sentido, soplaban entonces los vientos de la Reforma
universitaria, iniciada en la Universidad de Córdoba y que tenía en Ingenieros unos de sus mentores. El
hombre mediocre, escrito en 1916, durante un autoexilio en Europa, era, como dijo Agosti, un “catecismo
espiritual” que circulaba de mano en mano entre los estudiantes.
2. Ingenieros, “Las direcciones filosóficas de la cultura argentina”, Revista de la Universidad de Buenos Aires,
1914, T.XXVII, Buenos Aires, Eudeba, 1963, p. 8.
3. Ibídem, p. 90.
4. Zea, Leopoldo, Pensamiento positivista latinoamericano, Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1980.
5. Cfr. Terán, Oscar, José Ingenieros: Pensar la nación, (Estudio preliminar) Buenos Aires, Alianza, 1986.
6. Hemos desarrollado este tema en Vermeren, P. y Villavicencio, S., “Positivismo y ciudadanía: José Ingenieros
y la construcción de la ciudadanía por la ciencia y la educación en la Argentina” en Cuyo, Anuario de Filosofía
Argentina y Americana, vol. 15, Año 1998.
7. Ingenieros, José, “La simulación en la lucha por la vida”, Obras Completas vol. II, Buenos Aires, Elmer Ed., p. 26.
8. Ibídem, p. 29.
9. Ingenieros, José, “Socialismo y Legislación del trabajo”, (Resumen de La législation du travail dans la
République Argentine, Ed. Cornély, París, 1906) en “Sociología Argentina”, Obras Completas, Buenos Aires,
Mar Océano, T. VI, 1961, p. 117.
10. Proposiciones... op. cit, p.18.
11. Cfr. Ingenieros, José, “El hombre mediocre (1913)”, Obras Completas, Buenos Aires, Ed. Mar Océano,
T. VII, 1961.
12. José Ingenieros, Direcciones filosóficas... op. cit, p. 7.
13. Ibídem, p. 71.
14. Ingenieros, José, “La Universidad del Porvenir” (1916), Obras Completas, T .VI, op. cit., p. 282.

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José Ingenieros: citador del célebre


texto de Etienne de La Boètie
Por Graciela Ferrás

¿Es posible que cuando se lee un texto, en


realidad esté latiendo la presencia secreta de
otro texto? La escritura consiste en una rees-
critura de textos que son reorganizados por
los problemas que los convocan. Tal parece
ser la sospecha de Graciela Ferrás, quien
encuentra en El Hombre Mediocre de José
Ingenieros una presencia dialogante que lo
acompaña: El discurso de la servidumbre
voluntaria de Etienne de La Boètie. A tal
punto que, ambos textos separados por
siglos de distancia, se confunden en una
nueva escritura indistinguiéndose.
El carácter voluntario del vínculo amo-esclavo
que había planteado el francés, es retomado
por Ingenieros como argumento para reac-
cionar contra la institucionalización de la
democracia de masas, forma de agregación
que conforma un cuerpo social nivelado en
su mediocridad. De esta manera, el sentido
original de la pluma de La Boètie es trasto-
cado en su reelaboración local. No se trata
ya de la resistencia a la construcción de los
nacientes estados europeos, sino de una lucha
contra una modalidad del vínculo social que
conspira contra la “aristocracia del mérito”.
Ferrás vislumbra en la figura del genio
propuesta por Ingenieros la resistencia a esas
formas paradójicas de la igualdad social.
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Estas letras se han propuesto como un un hecho ineludible para el lector el


ejercicio de lectura a partir de un hallazgo imaginar intercalado, interiorizado, el
que nos ha llamado la atención: que el Discurso de la servidumbre voluntaria en
libro El Hombre Mediocre1, escrito por El Hombre Mediocre.
José Ingenieros en 1913, nos proponga Se ha considerado que La Boétie, sin duda
un reenvío al Discurso de la servidumbre alguna, escribe del lado de la democracia
voluntaria o Contra el Uno 2 de Etienne para el pueblo, y quizás parte de esta
de La Boétie, publicado en el año 1574. afirmación provenga del hecho de que
Este Discurso había sido ignorado por en el transcurso de la historia europea,
el siglo XVII y recuperado por el ilumi- ha habido una evocación –casi auto-
nismo del siglo XVIII. De hecho Marat mática– del Discurso en cada período
lo plagia por completo, según el filó- crítico de lucha
sofo francés Miguel Abensour, en Les por la democracia Una lectura que, desde la pers-
Chaînes de l’esclavage y en una lectura un contra el Estado pectiva de filósofos contem-
tanto errónea, interpreta que el pueblo Autoritario. Sin poráneos como Abensour o
forja su propia esclavitud. En el XIX, embargo, esto ha Claude Lefort , se muestra
Lamennais y Pierre Leroux, retoman el ocasionado que, insensible a la intensidad inte-
Discurso, uno para introducirlo en una bajo el prisma de rrogativa del texto ante la gran-
banal historia de la tiranía y el otro, para un pensamiento deza del enigma de la pregunta
pensar la sociedad ideal. En la primera clasificatorio, el por la servidumbre voluntaria,
década del siglo XX, Landauer saluda Discurso haya entendida como negatividad
en La Boétie el “microcosmo de la revo- sido entendido y radical de lo propio de lo polí-
lución”, pero escapa a la lectura de un subsumido a un tico como tal. En este juego
negativismo radical, al inscribirlo en una panfleto político de las interpretaciones: ¿Cuál
historia oculta de la libertad, historia de inspiración será la interpretación de Inge-
subterránea de la oposición a la gran liberal y democrá- nieros? ¿Será su lectura, una
Revolución del Estado europeo que, a tica. Una lectura lectura de “domesticación” de
su vez, da emergencia al movimiento que, desde la pers- la servidumbre voluntaria?
de edificación del Estado democrático3. pectiva de filó-
Unos años más tarde, en el otro lado del sofos contemporáneos como Abensour
Atlántico, y quizás bajo la influencia de o Claude Lefort4, se muestra insensible a
estas lecturas, Ingenieros cita el Discurso la intensidad interrogativa del texto ante
en El Hombre Mediocre. Sin embargo, no la grandeza del enigma de la pregunta
se trata simplemente de una cita, pues en por la servidumbre voluntaria, entendida
el mencionado libro pasan los nombres como negatividad radical de lo propio
de Horacio, Plutarco, Aristóteles, Platón, de lo político como tal. En este juego
Hipócrates, Nietzsche, Schopenhauer, de las interpretaciones: ¿Cuál será la
Heine, Flaubert, Lombroso, Bovio, interpretación de Ingenieros? ¿Será su
Hello, Nordau y tantos otros; sino que lectura, una lectura de “domesticación”
la peculiaridad que encontramos es de la servidumbre voluntaria?
que acerca del Discurso de La Boétie, En principio, podemos poner en duda
Ingenieros expresa la necesidad, el que la intencionalidad inclusiva del
deseo –si bien, no lo hace– de copiarlo Discurso esté relacionada con un alegato
por entero. Sin embargo, no le dedica de inspiración liberal y democrática, ya
ni un capítulo, ni tan siquiera le llega a que El Hombre Mediocre es un ensayo
dedicar una página, pero ahí está, como que versa sobre la mediocridad humana

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como causa de rutina, hipocresía y por la mediocridad niveladora de las


domesticidad en las sociedades contem- sociedades modernas, incluye, en cierto
poráneas, dirigido contra todo lo que modo, la pregunta por la servidumbre
representan las modernas democracias de voluntaria. Dice Ingenieros:
masas y las parodias políticas de la repre-
sentación. Si el Discurso de La Boétie “El buen lenguaje clásico llamaba
es un discurso doméstico a todo hombre que servía. Y
El mediocre es el individuo que Contra el Uno, El era justo. El hábito de la servidumbre
se adapta a su medio social, Hombre Mediocre trae consigo sentimientos de domes-
que no le opone resistencia, es un libro Contra ticidad, en los cortesanos, lo mismo
atrapado en el intercambio los muchos, que que en los pueblos. Habría que copiar
de favores, como el ‘cómplice’ desnuda el “alma por entero el elocuente Discurso sobre
de La Boétie que constituye el de la sociedad” la servidumbre voluntaria escrito
resorte y verdadero secreto de a partir de la por La Boétie en su adolescencia y
la dominación del tirano. dicotomía entre cubierto de gloria por el admirativo
el Hombre y elogio de Montaigne. Desde él miles
sus sombras, el genio y el mediocre, la de páginas fustigan la subordinación
aristocracia del mérito y la democracia. a los dogmatismos sociales, al acata-
El texto del Contra el Uno comienza miento incondicional de los prejuicios
con la pregunta de por qué el pueblo admitidos, al respecto de las jerarquías
elige el yugo, pudiendo elegir la adventicias, la disciplina ciega a la
libertad; por qué se somete al tirano, imposición colectiva, el homenaje deci-
en vez de ofrecerle resistencia, si no dido a todo lo que representa el orden
es necesario “quitarle nada”, sino, tan vigente, la sumisión sistemática a la
sólo, “no darle nada”. Por su parte, voluntad de los poderosos: todo lo que
El Hombre Mediocre plantea una inte- refuerza la domesticación y tiene por
rrogación en principio, bien distinta: consecuencia inevitable el servilismo” 8.

¿Por qué subvertiríamos el sentido de En parte, Ingenieros introduce el


Áurea mediocritas clásico? ¿Por qué Discurso en una literatura clásica sobre la
suprimir desniveles entre los hombres domesticidad, así como pone el acento
y las sombras, como si rebajando un con las cursivas sobre la servidumbre
poco a los excelentes y puliendo un poco como si la unidad de los términos le
a los bastos se atenuaran las desigual- fuera poco concebible, tratando de
dades creadas por naturaleza? 5 resaltar, de restaurar, una diferencia
borrada. Desconocemos si estaba así en
Si la pregunta por la servidumbre el original que habría leído el pensador
voluntaria, en la esencia de su formu- argentino o si se trata de una corrección
lación, restituye dos términos sepa- de su autoría. Solo son especulaciones,
rados: amo-esclavo, en una sola claro está. Sin embargo, el pensador
voluntad desgarrada6; la pregunta de argentino revela una lectura diferente
Ingenieros cuestiona la equiparación del Discurso en relación a los intérpretes
de dos términos separados “por natu- que lo antecedieron: no lo suscribe en
raleza”7: los hombres y las sombras. una historia contra la tiranía o en una
Sin embargo, esta pregunta con la que historia de la emergencia de la soberanía
comienza su libro, que es una pregunta popular, ni deduce que el pueblo fabrica

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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

su sumisión. Más bien, El Hombre al orden establecido –sea de muchos o


Mediocre se enlaza con la servidumbre sea de pocos– que lleva a la servidumbre.
voluntaria –el Discurso “habría que El ataque dirigido contra todo aquello
copiarlo por entero”– en tanto fustiga- que refuerza la domesticación, contra
ción a todo orden instituido. Pueblo todo aquello que preserva y conserva
o cortesanos, imposición colectiva o el orden existente. Dicho de otro
voluntad de los poderosos, el problema modo, consideramos que Ingenieros
es la sumisión ciega, la falta de resis- encuentra una negatividad radical en
tencia –sea por muchos, sea por pocos– la obra de La Boétie, en tanto discurso

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

anti-institucional. En tanto pregunta el individuo que se adapta a su medio


–conjeturamos– por la perseverancia social, que no le opone resistencia, atra-
del orden político, entendido como un pado en el intercambio de favores, como
hecho maldito en y de las sociedades: el ‘cómplice’ de La Boétie que constituye
el resorte y verdadero secreto de la domi-
Entre ellos [los mediocres] eligen las nación del tirano. Tanto el pensador
repúblicas sus presidentes, buscan francés como el pensador argentino
los tiranos sus favoritos, nombran parecieran partir de la certeza de la exis-
los reyes sus ministros, entresacan los tencia de cómplices y/o mediocres, como
parlamentarios sus gabinetes9. hecho irreductible de las sociedades
humanas; ambos piensan el drama del
En el juego de las interpretaciones, hombre en sociedad: cómplices y medio-
también podríamos lanzar cierta cres son un hecho inevitable del orden
sospecha: ¿el Discurso podría incluir político. La pregunta filosófica por la
El Hombre Mediocre? El mediocre es servidumbre voluntaria es también una
pregunta sociológica, una pregunta por
las condiciones de existencia de las socie-
dades humanas. Por tanto, es ante esta
certeza, que piensan las condiciones de
posibilidad de la resistencia a la domes-
ticación, es decir, el deseo de libertad;
ambos textos fuerzan a pensar la libertad
contra el poder. Ahora bien, las distintas
interpretaciones de la filosofía francesa
contemporánea, tienden a encontrar en
el Discurso una pregunta por la eman-
cipación de la sociedad: una pregunta
por la sociedad de los amigos y no de
las relaciones de dominio, en el caso de
Claude Lefort; una pregunta por la exis-
tencia de las sociedades contra el Estado
y no en el Estado, en el caso de Miguel
Abensour o Pierre Clastres. Dicho de
otro modo: como nacimiento de un tipo
de Estado sin precedentes, como una
manera distinta, radical y excepcional,
de decir la cosa social. Sin embargo, a la
luz de El Hombre Mediocre, la pregunta
de La Boétie por la emancipación de
la sociedad, sufre un trastrocamiento,
comercia, se desliza, se asocia con la
emancipación del individuo en sociedad.
En este reverso de la pregunta por la
interpretación, el deseo de libertad, la
resistencia a la domesticación, aparece
asociada a la figura del genio de

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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

Ingenieros, ése “libre pensador” que, casi un adaptado del porvenir, pero un desa-
paradójicamente, involucra la libertad daptado del presente. Esta dimensión
con la responsabilidad del hombre. La ética irreductible en el pensamiento de
idea de genio en Ingenieros, esta intrín- Ingenieros, que involucra la libertad del
secamente relacionada con su noción de hombre en el porvenir, toma cuerpo
Ideal, que introduce una dimensión ética en el conflicto perpetuo del individuo
irreductible en el contexto de su pensa- contra la sociedad y contra el Estado.
miento10. Un idealismo experimental, Pero también, la figura del genio repre-
desamparado de toda Idea o modelo, senta la resistencia del hombre “anár-
anárquico a toda domesticación de su quico” que está solo y espera el naufragio
tiempo, en última instancia, una ética de la mediocridad y el reclamo del tiempo
radicalizada de todo tiempo sincrónico para su intervención, el momento de la
y diacrónico que, nos atrevemos a decir, aristocracia del mérito. Quizás, Inge-
deja entrever una dimensión radical de nieros interpretó el Discurso de la servi-
lo político. El genio, entonces, vive en dumbre voluntaria con ojos de fumista;
conflicto perpetuo contra la sociedad, se quizás en cómplice amistad la obra de la
exhibe solitario, incomprendido por su Boétie dentro de El Hombre Mediocre
medio social, como el ejemplo del “loco” queda atrapada en una paradoja: aquella
Sarmiento que expone en el capítulo que le hace decir al sociólogo que “los
“Los forjadores de ideales”. Lejos del más grandes teóricos del ideal democrá-
individualismo egoísta en el que caen los tico han sido de hecho individualistas y
mediocres, el genio, siendo un producto partidarios de la selección natural: perse-
de la herencia y el medio social, es decir, guían la aristocracia del mérito contra
siendo un producto de su tiempo, lucha los privilegios de las castas”, siendo la
“contra su tiempo”. Será un compren- igualdad “un equívoco o una paradoja,
dido por las generaciones venideras según los casos.”11 ¿Una lectura maldita
como el Zaratustra nietzscheano, será sobre Etienne de La Boétie?

NOTAS

1. Ingenieros, José, El Hombre Mediocre, Buenos Aires, Ediciones Libertador, 2003.


2. De La Boétie, Etienne, El discurso de la servidumbre voluntaria, o Contra el Uno, Barcelona, Turquest
Editores, 1980, pp. 149-178.
3. Ver Abensour, Miguel, « Présentacion », en Etienne de La Boétie, Le discours de la servitude volontaire, Paris,
Petit bibliotheque Payot, 2002.
4. Ver Lefort, Claude, « Le nom d’Un », Trajet II, Íbidem.
5. Ingenieros, José, op. cit., p. 11.
6. Al respecto, nos basamos en la interpretación de Lefort.
7. Ponemos el entre-comillado porque Ingenieros, más allá de esta primera afirmación de la existencia de una
desigualdad por naturaleza, sostendrá en El Hombre Mediocre, que el hombre es un valor social y que “si el
hombre no viviera en sociedad, el amor propio seria dignidad en todos; viviendo en grupos, lo es solamente en los
caracteres firmes”. Con estas nociones, consideramos que el pensador considera la desigualdad entre los caracteres
firmes –los hombres– y los caracteres mediocres –las sombras– solo al interior de una conducta social.
8. Ingenieros, José, op. cit., pp. 92- 93.
9. Ídem, p. 150.
10. Ver Dotti, Jorge, “Las hermanas enemigas, Ciencia y Ética en el positivismo del centenario” en Las vetas
del texto, Buenos Aires, Puntosur, 1990. Referencia en Susana Villavicencio, “José Ingenieros y el imaginario
positivista de la ciudadanía”, en Hugo Quiroga, Susana Villavicencio y Patrice Vermeren (compiladores),
Filosofías de la ciudadanía. Sujeto político y democracia, Rosario, Ediciones HomoSapiens, 2001, pp. 108-123.
11. Ídem, p. 162.

235
236

El reclamo amoroso del filosofar


en Rodolfo M. Agoglia
Por Alcira B. Bonilla (*)

La praxis filosófica contextualizada en una


vocación permanente de compromiso con
lo humano que le era siempre propio, en
una vida moldeada por la tragedia, supera,
sin soslayarlo, al transcurrir intelectual de
Rodolfo Agoglia. Un reclamo permanente
por una independencia filósofica, sin acti-
tudes jacobinas por el origen otorgado, o
por el ser usupado a causa de la compulsión
hegemónica que intentó dispersar la tras-
formación del pensamiento. En la semblaza
de Rodolfo Agoglia, de Alcira Bonilla se
expande la demanda perenne por un pensar
social latinoamericano, por un humanismo
que debiera ser religioso, si la religión, como
el genocidio, no fuese, acaso, una construc-
ción humana.
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Encubierta durante su existencia y por la calidad intelectual de sus


en las tres décadas posteriores por contribuciones filosóficas. Su tesis
la persecución y sobre todo por de licenciatura sobre la dialéctica
las políticas “correctas” de ciertos platónica dio origen a la edición
usos académicos, la talla filosófica pionera del diálogo Parménides que
de Rodolfo Mario Agoglia Volpatti tradujo acompañándolo de notas y
(San Luis, 3 de octubre de 1920 - comentario crítico (Agoglia, 1944).
Buenos Aires, 27 de octubre de 1985) Al mismo tiempo asumió su compro-
se manifiesta en la conjunción de los miso político con el peronismo,
tres rasgos relevantes que caracterizan realizando su militancia en el ámbito
su pensamiento y su acción: la filo- académico con espíritu pluralista
sofía surgida de la praxis y convertida y participativo, sobre todo en su
en sustancia de la vida, el magisterio desempeño como Secretario del
filosófico ejercido como vocación y la ahora histórico I Congreso Nacional
universidad entendida como institu- de Filosofía de 1949, así como en
ción privilegiada para la transforma- el ejercicio de los cargos de Decano
ción política y cultural de las naciones de la Facultad de Humanidades
latinoamericanas. (1954-1955 y 1973) y de Rector
Las obras filosóficas, en tanto de la Universidad Nacional de
productos escritos de una práctica La Plata (1974).
reflexiva y crítica del pensamiento Dotado de humor y simpatía,
humano, surgen en contextos espe- Agoglia ejerció la docencia universi-
cíficos y singulares. Y así, en el entre- taria desde temprano, siendo maestro
cruzamiento dialéctico entre textos y de maestros. En los diversos hitos de
contextos se generan los sistemas de su errancia docente (Buenos Aires,
inclusión y de exclusión que afectan La Plata, Jujuy, Mendoza, Bahía
a corrientes, pensadores y obras, Blanca, Puerto Rico, Quito,
también las tradiciones escolás- Salamanca) formó una generación de
ticas, los cánones, los prestigios, los filósofos, cien-
autores malditos y los olvidos. Entre tíficos sociales Al retomar el topos filosófico
nosotros la abundancia de autores y profesionales tradicional de la definición
negados instaura como deber de la de la cultura en etimológica de la filosofía,
memoria pública el develamiento la pasión por Agoglia se distancia de la defi-
de la riqueza y de la variedad conte- la verdad, el nición intelectualista al uso que
nida en el acervo filosófico nacional. trabajo riguroso, asocia el filosofar con el ejercicio
Desde la posición intercultural el respeto por de la virtud contemplativa.
universalista que me anima en este las diferencias
homenaje y en todos mis trabajos, culturales e ideológicas y el compro-
pretendo contribuir a la ruptura miso con la realidad histórico-social.
del monolingüismo etnoandro- Siempre “rumbo al sur”, recibió y
céntrico occidental y a propiciar supo gozar de la alegría de una obra
diálogos filosóficos que nos ayuden madura, el afecto de sus amigos, el
a descentrarnos. agradecimiento de sus discípulos y el
Discípulo de Coriolano Alberini, reconocimiento de sus pares. En sus
Carlos Astrada y Luis Juan Guerrero, análisis de la Filosofía del Derecho
desde su juventud Agoglia se destacó de Hegel, Agoglia da una clave de

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

su enseñanza al señalar que ninguna “sabiduría que emerge del amor”,


obra o teoría filosófica debe ser esti- entendido en este caso como el amor
mada por sus legómena sino por su de philía. Este amor de fidelidad,
légein acerca del contexto que la dialogicidad, compromiso y riesgo
condiciona y por lo que ella aporta queda planteado como raíz de un
desde allí al desarrollo del pensa- inacabable diálogo filosófico que
miento general de la humanidad (“en ha de hacerse cargo en un diálogo
otras palabras, nunca por lo que fácti- mayor de las aspiraciones humanas
camente dice, sino por su inmanente a realizarse libremente en la historia.
y virtual dialogicidad”, 1993:199). Perseguido, privado del cargo y de
Tal vez esta sea también para noso- la cátedra, el odio de sus enemigos
tros la perspectiva adecuada para políticos que buscaron su aniqui-
releer los escritos de este pensador, lamiento culminó en la muerte de
maestro militante de una filosofía a su hijo Máximo Leonardo y en la
la búsqueda de anclaje en las coorde- destrucción de su casa de City Bell
nadas espacio-temporales en las que en 1976. Durante los años de su
está situada. estancia quiteña posterior Agoglia
Partiendo de los análisis En años ante- escribió varios libros, documentos
marcusianos acerca de las riores al exilio, de trabajo, artículos y numerosos
capacidades de réplica de los Agoglia publicó inéditos. En su personal combina-
individuos y grupos ante una dos libros que ción entre creatividad, erudición y
facticidad cultural establecida, c o r r e s p o n d e n docencia estos textos retoman inves-
el aporte mayor de Agoglia a a sus investi- tigaciones anteriores sobre la historia
la teoría de la cultura reside, a gaciones sobre de la filosofía, la filosofía de la cultura
mi entender, en su tesis de la Platón y fijó lo y la filosofía de la historia y se perfilan
cultura como reclamo. más original de con el carácter de aportes maduros
su pensamiento al acervo filosófico latinoamericano.
en artículos y colaboraciones. Malena En particular contribuyen al creci-
Lasala (1991) señala con acierto que miento de la filosofía latinoameri-
ya en estos trabajos Agoglia puso “la cana de la liberación, sobre todo por
filosofía en su lugar”, sobre todo si el desarrollo de dos ideas centrales:
se atiende al texto “La filosofía como la de la cultura como “facticidad y
sabiduría del amor” (1966) que reclamo” y la de su propia “filosofía
puede ser considerado un programa realista de la historia”.
de vida filosófica. Al retomar el topos Un recorrido por los diferentes
filosófico tradicional de la definición escritos en los que Agoglia expuso su
etimológica de la filosofía, Agoglia idea de la cultura permite reconocer
se distancia de la definición intelec- los orígenes hegelianos y román-
tualista al uso que asocia el filosofar ticos de la misma, además del apoyo
con el ejercicio de la virtud contem- brindado por su amplia erudición
plativa. Los estudios filológicos filosófica y el conocimiento de los
realizados le permiten concluir de referentes más importantes de las
manera erudita que la acepción más ciencias sociales contemporáneas. Al
primaria del genitivo griego (la del hacerse cargo de diversos rasgos de
origen y la generación) autoriza una las culturas que han destacado los
caracterización de la filosofía como filósofos y antropólogos en los que

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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

Agoglia abreva, esta teoría conjuga no es concebida idiosincráticamente


la variedad de las culturas, el carácter al modo romántico (conjunto de
totalizador y formativo de cada una las ideas, creencias, costumbres,
de ellas, así como la dinamicidad, instituciones, tradiciones y lenguaje
historicidad y comunicatividad de las de un pueblo), en tanto ha ganado
mismas. Esta última es posible por la espacio, en cambio, una percepción
comunidad convencional y simbó- de la misma
lica de las conciencias presente en los “como integrada La noción de “cultura
diversos niveles del saber, el obrar y esencial e inse- nacional” no es concebida
el trabajo, vale decir, en comunidades p a r a b l e m e n t e idiosincráticamente al modo
de pensamiento y de acción. por la voluntad romántico (conjunto de las
Partiendo de los análisis marcu- de soberanía ideas, creencias, costumbres,
sianos acerca de las capacidades de política de instituciones, tradiciones y
réplica de los individuos y grupos un pueblo” lenguaje de un pueblo), en
ante una facticidad cultural estable- (1980: 30). tanto ha ganado espacio, en
cida, el aporte mayor de Agoglia a La eticidad cambio, una percepción de la
la teoría de la cultura reside, a mi impuesta a misma “como integrada esen-
entender, en su tesis de la cultura América Latina cial e inseparablemente por la
como reclamo. No caben en este una y otra voluntad de soberanía política
tópico análisis a priori, en tanto el vez desde el de un pueblo”.
concepto de cultura como reclamo se momento inicial
evidencia inherente al muy complejo de la conquista europea impone una
de la cultura nacional. Como cons- revisión profunda de los modos de
tante que acompaña y signa la entender nuestras culturas nacio-
cultura y el pensamiento latinoa- nales: “el concepto de cultura
mericanos desde los primeros años nacional –sobre todo en América
de la Independencia, este concepto Latina– cuestiona nuestra supuesta
resulta indispensable para una cultura y, adoptando un criterio
teoría de la cultura concebida como contra-fáctico, reclama la cultura
reclamo. Si bien la nacionalidad no que debe ser” (1980: 31). La iden-
es un rasgo originario de las culturas, tidad nacional de todos y de cada
puede formularse en determinados uno de los pueblos de América Latina
momentos históricos con la exigencia resulta el instrumento adecuado para
de un deber ser políticamente condi- recuperar la iniciativa en el proceso
cionado. El estudio de la formación autónomo de formación pública
moderna de este concepto político y privada. Las proyecciones polí-
de cultura nacional y su vínculo con ticas de este modo de entender las
las nociones de Nación y Estado culturas nacionales aparecen inme-
permite a Agoglia diagnosticar que el diatamente, puesto que no se plantea
pensamiento latinoamericano actual el mero cuestionamiento teórico de
comparte la idea de cuño histori- la cultura fáctica, sino una dialéctica
cista de que las comunidades cultu- práctica que Agoglia concibe en los
rales históricas alcanzan el nivel de términos siguientes:
realidad nacional cuando adquieren
capacidad de decisión. Esto indica En cambio, el cuestionamiento que
que la noción de “cultura nacional” implica la idea y el reclamo de una

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

cultura nacional, instaura una que pone al desnudo la irrealidad


dialéctica práctica (socio-política), de la independencia política es la
es decir, una relación de negación condición cultural trascendental de
entre la conciencia histórica –que la cultura nacional entendida como
esclarece nuestro presente efectivo– reclamo, la liberación constituye la
y esa misma cultura objetiva consi- condición cultural ontológica de la
derada por ella como no genuina, misma y del aporte que cada cultura
como alienada e ideológica, en en diálogo con las demás puede
tanto procede de nuestra situación realizar para contribuir al desarrollo
de dominados y la encubre bajo la histórico del hombre.
apariencia de una cultura original Para la praxis liberadora exigida se
con pleno consenso del cuerpo social entronca aquí la necesidad instru-
(1980: 31). mental de la reflexión crítica sobre
nuestra historia y sobre la historia
Un rasgo sobresaliente de estos y la historicidad en general –la filo-
textos y de la palabra de Agoglia es la sofía de la historia:
contundencia y fuerza de su expre-
sión filosófica. Con todo, al recordar ...este saber ‘relativo’ que puede
su programa aportarnos la filosofía de la historia
Los problemas de la praxis de alentar una es el más apto, por sus fundamentos
histórica surgen de la articu- filosofía surgida y su proyección, para infundirnos
lación entre libertad y razón del amor por el la firme convicción de que la
en la historia. Si la razón filo- hombre, parece sustancia ética en la que estamos
sófica está entrelazada con el lícito pensar que no es nuestro ser histórico y debe ser
tiempo como su propia condi- en la idea de la removida, porque arriesga y dete-
ción trascendental teórica y cultura nacional riora nuestra humana condición, a
práctica, puede resolver tales (y latinoame- la que solo podrá revertirnos plena-
problemas, vale decir, puede ricana) como mente nuestra praxis liberadora
“producir o crear el presente “ r e c l a m o ” , (1980: 32).
que debe ser” (1980: 128). este término
Tal expresión contundente se entiende de Llevado por sus investigaciones sobre
no refleja una posición ilumi- modo directo la filosofía de la historia, Agoglia
nista trasnochada, sino que ha como exigencia creó esta cátedra en la Facultad de
de ser entendida como expre- de lo que está Humanidades de la Universidad
siva de una libertad de pensa- debido. Pero Nacional de La Plata, pero fue su
miento en función de una también, en experiencia personal radical de la
praxis promotora de la huma- una interpreta- historicidad que culminó con la
nización del hombre. ción más acorde muerte trágica de su hijo la confir-
con el escrito mación y esclarecimiento de lo que
auroral aludido, puede asimilársela sus estudios sobre esta esfera de la
al sentido del grito amoroso de los realidad y del conocimiento anti-
animales. La cultura como reclamo cipaban ideal e imperfectamente,
se asimila al grito de los desposeídos como él mismo afirma lacerante en
y marginados de todas las historias. un escrito de 1976 (1995: 157 158).
En consecuencia: si la conciencia Así, en este tránsito de la experiencia
histórica de la alienación cultural al concepto signado por la tragedia la

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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

idea de una filosofía latinoamericana expresiva de una libertad de pensa-


se abre paso como una apuesta de la miento en función de una praxis
vida contra Thánatos que excede el promotora de la humanización del
límite de la subjetividad. Concebida hombre. Para Agoglia esto significó
como filosofía realista de la historia que la filosofía culmina en la filo-
en ella confluyen la sistematización sofía de la historia: “si la conciencia
del sentido humanista de la filosofía y histórica enfrenta los problemas más
la tarea de una filosofía de la historia decisivos y acuciantes del hombre,
que se desenvuelve en dos niveles: y la filosofía tiene por raíz y desti-
una ontología regional de lo histórico natario también al hombre, esta se
y una epistemología o discurso crítico realiza plenamente como filosofía de
sobre la historiografía. la historia” (1980: 146).
La experiencia ontológica de la histo- Las consideraciones precedentes
ricidad funda de modo originario y enmarcan la cuestión de la filosofía
constituye los diversos niveles: latinoamericana. Agoglia formula la
pregunta de modo incisivo:
“Esta conciencia ontológica de lo
histórico se manifiesta, al análisis ¿Ha alcanzado nuestra filosofía ese
fenomenológico, como la condi- nivel de historicidad que la legi-
ción de toda conciencia trascen- timaría como filosofía en sentido
dental de la historia, en suma, de estricto o, por el contrario, ha extra-
todo conocimiento histórico [...] y viado su curso natural y correcto, o,
de toda conciencia óntica, de toda por último –con una interrogación
experiencia de hechos genuina- más incisiva y tajante– es que no ha
mente histórica. La aprehensión habido todavía en Latinoamérica
del ser de la historia es, pues, la filosofía?” (1980: 175).
condición de todo saber eidético, de
todo explicar, comprender e inter- La respuesta no puede ser sino la de
pretar los hechos históricos, como una constatación dolorosa. Según
así también de todo saber óntico, Agoglia, a despecho de una acti-
o sea, de la posibilidad de experi- vidad filosófica intensa no habría
mentar ciertos hechos como histó- existido ni existiría en Latinoamérica
ricos” (1968: 306). una filosofía original, puesto que no
habríamos filosofado nunca desde
Los problemas de la praxis histó- nuestra propia condición de latinoa-
rica surgen de la articulación entre mericanos. Si la filosofía es índice de
libertad y razón en la historia. Si la la autonomía y capacidad de deci-
razón filosófica está entrelazada con sión de un pueblo, la situación de la
el tiempo como su propia condi- filosofía latinoamericana, entonces,
ción trascendental teórica y práctica, evidencia el triple déficit en la perso-
puede resolver tales problemas, vale nalidad, la libertad y la historicidad
decir, puede “producir o crear el que aqueja crónicamente a la región
presente que debe ser” (1980: 128). y sería un error atribuir tal ausencia
Tal expresión contundente no refleja a una falta de capacidad teórica o
una posición iluminista trasnochada, especulativa pretendidamente innata.
sino que ha de ser entendida como La originalidad demandada es el

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

imperativo de un saber riguroso sobre que a la vez era la de de la univer-


el mundo, el conocimiento y la praxis sidad argentina y la del país. Aun en
en intercambio activo con todas las esas circunstancias, el presente, su
filosofías del pasado y del presente, presente de muerte, fue hegeliana-
pero que tome en cuenta nuestra mente lo supremo para él, en tanto
peculiar idiosincrasia y responda a los posición y actitud que demandan una
requerimientos de nuestra especifi- decisión y una acción. En la patencia
cidad social y humana. trágica volvió así a su propuesta
De este modo, todas las tareas de la auroral del reclamo filosófico por una
filosofía latinoamericana se originan filosofía del amor por el hombre y
de dos exigencias fundamentales: la fue ahondando en el reclamo por
realismo y constitución como filo- un pensamiento idiosincráticamente
sofía de la historia. La filosofía prospectivo de la liberación.
latinoamericana ha de ser tempes- En el cierre de esta nota recu-
tiva, ha de versar sobre el supuesto pero el párrafo final del inédito
efectivo que condiciona nuestro “In memoriam” ya citado:
pensar, “porque sólo a través de
ella podremos reconquistar prác- Una y otra vez repetí en los cursos
ticamente la libertad que exige la universitarios a mis alumnos
elaboración de un saber filosófico –respaldado por la coincidencia
oficial” (1981: 236). En conse- de opiniones de los pensadores más
cuencia, la filosofía latinoamericana serios– que las ideas y las teorías
deberá proveer también la meto- filosóficas ganan en solidez y auten-
dología para reelaborar la historia ticidad cuando existe una vivencia
de las ideas y de la cultura latinoa- que las precede y garantiza, o por
mericanas y establecer las modali- lo menos convalida, la efectividad
dades de un diálogo renovado con de su referencia objetiva. Dentro
la tradición filosófica. Sin modelos de este contexto enseñé siempre,
a imitar, la nuestra ha de ser una en conexión con el problema de la
filosofía no crepuscular, sino una historia, que la naturaleza del ser
“que acompañe y oriente el gestarse histórico, inequívoca proyección
de un mundo nuevo” (1980: 187). del tiempo existencial, es también
Debe ser pensada ante todo desde la una temporalidad cuya íntima
peculiar condición latinoamericana estructura debía el análisis filosófico
de ya no estar más ni en el pasado discernir. Ésta no era sin embargo
pre-colonial, ni en el colonial, más que una idea abstracta,
sino desde la pertenencia al Tercer avalada por un indirecto y limi-
Mundo (“nuestra condición humana tado conocimiento de la realidad
en este momento histórico”, escribía histórica y la autoridad de filósofos
Agoglia a comienzos de los 80). como Kant, Hegel o Nietzsche. La
Rodolfo Mario Agoglia trazó el muerte de Máximo Leonardo fue,
camino filosófico de su existencia en cambio, una experiencia que,
en una simbiosis personalísima de por su circunstancia y su mensaje,
los niveles teórico y práctico de la promovió en mí la vivencia del ser
razón histórica. En gesto heroico mismo de la historicidad, enfren-
pasó la prueba de su tragedia familiar tándome con el nivel ontológico del

242
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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

tiempo histórico y orientando deci-


sivamente mis reflexiones en torno
al carácter de esa temporalidad. Por
eso, sin metáforas, sin patetismo,
sin el menor afán de espectacula-
ridad, es justo decir que este modesto
ensayo está escrito con la sangre de
Máximo Leonardo y, por la suya,
con la de tantos mártires de una
futura Argentina justa y liberada.

En consecuencia, será para él el mejor


homenaje de sus discípulos, alumnos
y lectores, desde nuestro presente
con las nuevas generaciones, la recu-
peración creativa de las líneas maes-
tras de su pensamiento en el diálogo
crítico con las mismas y el rescate de
su ejemplo militante en el día a día
de nuestra práctica ciudadana.

(*) Facultad de Filosofía y Letras


(UBA) - CONICET

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245
246

León Dujovne: una lectura de


Spinoza en clave judía
Por Florencia Gómez

Una vocación poco imaginable en tiempos


presentes constituyó el trabajo de un perso-
naje escasamente frecuentado en las visitas
que, cada tanto, se realizan en las historias
filosóficas argentinas. León Dujovne tuvo la
extraña idea –plasmada en cuatro frondosos
volúmenes– de realizar una obra totaliza-
dora y completa de otro filósofo, en este caso
holandés: Baruch Spinoza quien es rigurosa-
mente retratado en el ensayo del argentino.
Tal pretensión merece el reconocimiento en
épocas de especializaciones académicas que
segmentan el conocimiento, según afirma
Florencia Gómez. Pese a no concordar plena-
mente en el modo de abordaje de la obra
spinoziana, Gómez encuentra en los textos
de Dujovne una interesante empresa filosó-
fica, pionera en nuestro país, de la figura del
filósofo de las pasiones.
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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

La influencia de Spinoza aparece en la lógica de producción académica


diferentes obras de la política y del que se viene desarrollando en los
mundo intelectual argentino1. Si últimos años en la Argentina. Si
bien no se conoce con exactitud, hay bien esto se inscribe dentro de lo
quienes creen que la circulación de que Eduardo Grüner llama una
cierto conocimiento de su obra en crisis terminal de las filosofías tota-
el Río de la Plata data de comienzos lizadoras de la Historia a favor de
del s. XVIII, aunque este conoci- una fragmentación “localizada”y
miento seguramente se viera sujeto particularista de las hipótesis e inter-
a la mediación de quienes decían pretaciones sobre la sociedad, la polí-
difundir sus ideas, siendo que la tica o la cultura 4, interpretaciones
circulación de sus obras muy proba- fragmentadas
blemente se produjera recién a fines que hablan de La obra de este intelectual
del s. XIX y comienzos del s. XX. la renuncia a nacido a fines del siglo XIX
Los influjos de su pensamiento los toda forma de en Ucrania y radicado en la
hallamos en expresiones de diversa causalidad y a Argentina desde su infancia,
envergadura en figuras tales como todo intento de que dedicó su vida a la acti-
Lisandro de la Torre2, Deodoro Roca reconstrucción vidad académica y que estuvo
o Juan D. Perón3. Entre sus más de una totalidad fuertemente vinculado a la
asiduos lectores encontramos a Jorge de pensamiento, comunidad judía, ha caído en
Luis Borges, Carlos Astrada, Rodolfo acontecimiento el olvido. Olvido al que por
Mondolfo, Alberto Gerchunoff. que por otra otro lado, ha sido confinada
Sin embargo, al rastrear la influencia parte Grüner gran parte de la producción
de esta lectura en nuestro país no identifica como desarrollada en el mundo inte-
podemos pasar por alto la monu- “ e s c a s a m e n t e lectual argentino.
mental obra de León Dujovne, que nuevo” en la
si bien ha sido reconocida como tal cultura occidental; no podemos
por parte de la crítica especializada, dejar de significar este olvido, a
ha obtenido un reconocimiento partir de la particularidad que
insuficiente ante la importancia que adquieren estas transformaciones en
presenta para el pensamiento filosó- nuestra sociedad, que dan cuenta de
fico argentino. la productividad del terror operado
La obra de este intelectual nacido en el plano de la subjetividad, que
a fines del siglo XIX en Ucrania y de una manera fecunda y sistemática
radicado en la Argentina desde su contribuyó al desmantelamiento
infancia, que dedicó su vida a la de ciertas formas de producción
actividad académica y que estuvo intelectual.
fuertemente vinculado a la comu- El nombre de León Dujovne llegó
nidad judía, ha caído en el olvido. por primera vez a oídos de un grupo
Olvido al que por otro lado, ha sido de entusiastas lectores de Spinoza,
confinada gran parte de la produc- al cual pertenecía, asociado a una
ción desarrollada en el mundo inte- misteriosa e inhallable obra que se
lectual argentino. postulaba como fundamental para
La construcción de grandes relatos, quien asumiera la tarea de leer al
la sistematicidad de una obra, pensador holandés en nuestro país.
parecen haber perdido sentido en Me sorprendió el apasionamiento

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

exultante con que irrumpía ese A propósito de Dujovne, recuerdo


nombre, o mejor dicho esa obra, y el que, cuando lo votamos para el
comentario de que era algo casi mila- premio Nacional, una señora de
groso poder completar los cuatro ilustre apellido se opuso diciendo:
volúmenes de Spinoza. Su vida - “Yo no voy a caer en esa vulgaridad
Su época - Su obra - Su influencia 5. anticuada del antisemitismo, pero
Cuando quise encontrarme con la a los judíos los fusilaría.
obra, comprendí la alegría del filó-
sofo. El filósofo al que hago alusión La obra de León Dujovne presenta
es Diego Tatián, quien ha dedicado una monumentalidad inaudita en
gran parte de su obra a la compren- lo que concierne a la construcción
sión y al estudio del pensamiento de de un texto abocado a la interpre-
Baruch Spinoza. tación del pensamiento spinoziano,
Siendo León Dujovne y Jorge Luis no existiendo antecedentes en el
Borges dos piezas fundamentales mundo intelectual argentino de un
para pensar la influencia de la obra de trabajo de tal envergadura, tarea que
Spinoza en la Argentina no podemos por otra parte, como señala el autor,
pasar por alto el acontecimiento a fue llevada a cabo con ciertas limita-
partir del cual ciones8. La sistematicidad con la que
La sistematicidad con la se genera el se abordan cada uno de los tópicos
que se abordan cada uno de encuentro entre que componen la particular configu-
los tópicos que componen ambos. En ración trazada por Dujovne habla de
la particular configuración 1948, Dujovne un pensamiento vivo y apasionado
trazada por Dujovne habla de fue candidato al que, bajo la forma de un trabajo
un pensamiento vivo y apasio- premio Nacional académico, no deja de plantear una
nado que, bajo la forma de un de Filosofía por búsqueda fundada en una profunda
trabajo académico, no deja los cuatro tomos necesidad política.
de plantear una búsqueda que escribiera En el primer tomo, el autor se
fundada en una profunda sobre la obra ocupa de hacer un relato pormeno-
necesidad política. de Spinoza. rizado de los hechos que considera
Esta candi- de mayor relevancia en la vida de
datura tuvo el apoyo explícito de Baruch Spinoza. En lo que refiere
Jorge Luis Borges, quien en aquella a la temprana formación intelec-
ocasión formaba parte del Jurado. tual del filósofo, Dujovne realiza
La simpatía del escritor por la obra una importante reconstrucción de
fue uno de los motivos que impidió las influencias a la luz de las cuales
que Dujovne ganara el premio6. crece Spinoza, señalando que desde
Sin embargo, como señala Tatián, niño recibió una instrucción reli-
a partir de este encuentro nacería giosa a partir de la cual comenzaría a
una profunda amistad entre ambos. conocer a los pensadores más desta-
Podemos agregar a la anécdota cados del mundo filosófico judío.
narrada por Tatián, lo que el escritor También pone un especial énfasis en
argentino dijo refiriéndose a dicho la presencia de su maestro Juan de
acontecimiento en una entrevista Prado cuyo influjo resultaría funda-
realizada cuando recibió el premio mental pues sería él quien lo intro-
“Jerusalén”7: duciría en la interpretación crítica

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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

de las Sagradas Escrituras, así como


en la consideración de la razón como
único criterio de verdad. Poste-
riormente aparece como otro hito
fundamental en la vida del filósofo
la pertenencia al grupo de los cole-
giantes, que adquiriría suma impor-
tancia en el desarrollo de su obra una
vez que fuera expulsado de la sina-
goga. En este primer tomo el autor
va a resaltar diferentes intervenciones
en la vida del filósofo que estarían
determinando el surgimiento de
ciertos motivos, en su obra, estre-
chamente ligados a elementos de la
cultura judía.
El segundo tomo se llama “La época
de Baruj Spinoza”, aunque según
Dujovne debería haberse llamado
“La formación intelectual de
Spinoza y su época. Influencia que
ambas ejercieron en su filosofía”.
En el comienzo de este volumen, el
autor nos dice:

Trataremos, así, de definir la


influencia que en su filosofía
ejercieron las ideas de su siglo y
también de siglos anteriores. Antes
de emprender nuestra tarea, es
oportuno que nos preguntemos cuál
es la relación de una filosofía con palpitan ideas de esta tradición y de
los elementos que la integran, con ese siglo. Ellas no constituyen toda la
esos ingredientes que mediante el obra de Spinoza, pero la inspiraron en
análisis descubrimos en ella. No es más de uno de sus aspectos fundamen-
fácil responder a este interrogante, tales. Dentro de las influencias que el
que ha sido contestado con criterios autor reconoce como fundantes del
diversos y aún contradictorios 9. pensamiento spinoziano, si bien no
puede dejar de reconocer a la filo-
En este texto Dujovne pondrá el sofía cartesiana, pone el acento en
acento en los factores “ideológicos” lo que llama la formación judaica
que influyeron en la obra de Spinoza del filósofo y principalmente en la
Nuestro filósofo fue un hebreo del influencia de los filósofos medievales
s. XVII. En su doctrina, tan distinta judíos. Dujovne llega a interpretar la
de otras de su tiempo como de las obra de Spinoza como determinada
más salientes de la tradición judía, por el misticismo, el neoplatonismo

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

y la religión, lo cual lo llevaría a integrante de doctrinas y de teorías filo-


inscribirla en lo que denominaría la sóficas creadas por otros autores. Nos
filosofía del pueblo judío. ocupamos, en efecto igualmente, de las
La interpretación que construye a polémicas en torno de Spinoza, de las
partir de la obra del filósofo desa- críticas que desde sectores intelectuales
rrollada en el tercer volumen está diversos y en distintos momentos cultu-
marcada por una fuerte impronta rales se le han dirigido10. La intención
“espiritualista”. Entre los principales de Dujovne, en este capítulo, es la de
tópicos que desarrolla en este texto hacer un estudio de conjunto sobre
se destaca la primacía que le otorga la influencia y las controversias que
al atributo Pensamiento por sobre el han surgido a partir de la lectura de
de la Extensión, siendo estos los dos Spinoza, en esta búsqueda, agrega:
únicos atributos
En el judaísmo como cultura infinitos entre Hemos aprovechado lo sustancial
aparece como eje vertebrador los infinitos atri- de trabajos sobre la historia del
del relato una pregunta que, butos infinitos espinocismo que nos fue posible
en mayor o menor medida, de la sustancia consultar pero no son pocos los
podríamos pensar que atra- a los que tiene temas estudiados en este volumen
viesa toda su obra: ¿Qué es ser acceso el conoci- que jamás fueron mencionados por
judío? Resultaría por demás miento humano historiadores del espinocianismo.11
pertinente la referencia al según Spinoza.
libro de León Rozitchner A partir del Entre las controversias en las que se
Ser judío, que llamativamente desarrollo de sumerge podemos destacar la crítica
ha sufrido la misma suerte esta idea no sólo a la interpretación de Plejanov en Las
que el Spinoza de Dujovne en niega la posibi- cuestiones fundamentales del marxismo,
cuanto a la “inhallabilidad” lidad de abordar pues Dujovne plantea que si bien en
del texto en las librerías la obra de Spinoza se hallaría el núcleo de las
porteñas, siendo que también Spinoza desde concepciones metafísica y gnoseológica
se constituye como una obra una concepción del marxismo, este encierra, acerca de
fundamental para el pensa- “materialista”, la sociedad y sus transformaciones, una
miento filosófico argentino. sino que además teoría totalmente ajena a las ideas de
este desarrollo Spinoza.12 Por otra parte, dedica el
lo lleva a pensar la idea de eternidad último capítulo a la influencia del
(que parece identificar con la idea de filósofo en las obras de Freud y de
inmortalidad) como el punto en el Einstein reconociendo importantes
cual la obra del filósofo manifiesta su diferencias, pues en Freud nada
mayor misticismo. habría de lo que el autor señala como
Finalmente en el cuarto volumen la religiosidad de Spinoza, quedando
como señalara desde el comienzo así como elemento común entre los
de su obra se propondrá estudiar dos la práctica de la elevación de lo
la influencia del “espinocismo” en inconsciente al plano de la conciencia:
la cultura occidental, pero aclara, en Freud como recurso curativo de
nuestra tarea no consiste exclusiva- perturbaciones psíquicas; en Spinoza,
mente en indicar el papel desempeñado como medio de moralización.13 Mien-
por el filósofo de la Ética como factor tras que la influencia de Spinoza en
ponderable, como estímulo y elemento Einstein no la reconoce en lo que

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llama su teoría científica a secas, sino inscribir al filósofo en lo que deno-


en la visión que ambos comparten minaría la filosofía del pueblo judío,
del mundo y del hombre a partir sino que en la interpretación espi-
de concebir una misma idea de reli- ritualista que hace de esta obra
giosidad estrechamente ligada a la prefigura la lectura que hará poste-
producción científico intelectual. riormente del devenir de la filosofía
A partir de esta brevísima descrip- milenaria que constituye el judaísmo
ción, que intenta poner en juego como cultura, que en el mundo
algunas de las ideas que aparecen en moderno sería encarnada por el
la obra de Dujovne tal vez resulte sionismo alcanzando la realización
necesario señalar que a la luz de las de su propia esencia en la constitu-
diferentes obras que se han abocado ción del Estado de Israel.
a la interpretación del pensamiento En el judaísmo como cultura aparece
de Spinoza, la lectura de Dujovne, como eje vertebrador del relato
en algunos aspectos, puede adolecer una pregunta que, en mayor o
de cierto candor, que en todo caso menor medida, podríamos pensar
no deja de reconducirnos al reco- que atraviesa toda su obra: ¿Qué
nocimiento de ciertas tensiones es ser judío? Resultaría por demás
que atraviesan el mundo intelectual pertinente la referencia al libro de
y político argentino, y que segu- León Rozitchner Ser judío 15, que
ramente y más allá de las perti- llamativamente ha sufrido la misma
nentes particularidades, no deja de suerte que el Spinoza de Dujovne
hablarnos de ciertas tensiones que en cuanto a la “inhallabilidad”
atraviesan a la cultura occidental. del texto en las librerías porteñas,
Dujovne en 1980 publica su libro siendo que también se constituye
El judaísmo como cultura. De la como una obra fundamental para
filosofía milenaria a la resurrección el pensamiento filosófico argen-
nacional escrito en su madurez, tino. Introducimos la referencia a
donde construye un importante este texto, anterior a El judaísmo
relato sobre el devenir del pensa- como cultura, ya que nos ayudaría a
miento judío a través de la historia. pensar la pregunta sobre el ser judío
Desde el comienzo del libro va a que se hiciera León Dujovne.
caracterizar al judaísmo como una No pretendemos abordar esta obra
cultura, ya que las nociones de raza, aquí, sin embargo podríamos señalar
religión o estado resultarían insufi- que Rozitchner para responder a esta
cientes para caracterizar al judaísmo. pregunta compartirá con Dujovne la
La idea de cultura que postula es el idea de la persecución histórica del
coherente repertorio de convicciones judío en tanto portador de determi-
sobre el cual se asienta la vida de un nados valores, así como la idea que
grupo humano con sus creaciones y postula la necesidad histórica de la
valoraciones14. Para ello, tratará de construcción de un estado para el
rastrear lo persistente y lo duradero pueblo judío. No obstante, ambos
de la cultura judía. partirán de concepciones diferentes
La interpretación que León Dujovne para defender estas ideas. Rozitchner,
construye, a partir de su lectura de la a diferencia de Dujovne, temprana-
obra de Spinoza, no sólo le permite mente planteará las contradicciones

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que se le presentan al judío bajo un La pregunta que se hiciera Dujovne


estado capitalista en tanto portador por el ser judío, sin embargo, lo
de determinados valores, así como llevará a la construcción de una obra
la posibilidad de pensar el ser de gran relevancia para el pensa-
judío y el ser argentino como una miento filosófico argentino. Desde
unidad a partir del reconocimiento ese lugar intentamos leerla, encon-
de cierto índice de inhumanidad trando aun en sus aspectos cando-
de lo humano. rosos la invitación a pensar.

NOTAS

1. La recepción de la lectura de Spinoza en la Argentina ha sido abordada lúcidamente y con una gran
exhaustividad por Diego Tatián en el capítulo “El rastro de aire”en Spinoza y el amor del mundo, Buenos Aires,
Editorial Altamira, 2004.
2. La influencia de Spinoza en Lisandro de la Torre aparece claramente en las conferencias que dictara en
el Colegio Libre de Estudios Superiores en el año 1937, particularmente en el texto donde polemiza con
Monseñor Franceschi. De la Torre apela al pensamiento spinoziano para asentar su discurso político sobre una
teoría que encuentra en la “religión del miedo” uno de los mayores obstáculos para la transformación política.
3. En el discurso que J. D. Perón pronunció en el Congreso Nacional de Filosofía realizado en Mendoza en el
año 1949, “La Comunidad Organizada”, (Congreso en el cual comenzaría a plantearse la escisión con la Iglesia,
siendo que para el año siguiente estaba programada la Reforma Constitucional, que sancionaría la separación
de la Iglesia y el Estado), culminará con una célebre frase del filósofo holandés “sentimos y experimentamos
que somos eternos” siendo que se pretendía inscribir dicho discurso en lo que se podría denominar como una
“filosofía laica”. Este tema es abordado por Guillermo David en una entrevista publicada por la Revista Ñ,
“Semblanzas de Carlos Astrada. Filosofía nacional, entre Mao y Perón”, Diario Clarín, marzo del 2005.

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LA BIBLIOTECA
Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

4. Grüner, Eduardo, Las formas de la espada, Buenos Aires, Editorial Colihue, Colección Puñaladas,
abril de 1997, p. 113.
5. Los cuatro volúmenes de “Spinoza. Su vida – Su época – Su obra – Su influencia” fueron editados por la
Universidad de Buenos Aires entre 1941 y 1946. Dujovne también escribió “Santaya, Spinoza y los judíos”,
Davar, N° 57, marzo/abril de 1955, y realizó una colaboración al volumen homenaje al filósofo publicado por
el Museo Judío, Buenos Aires, 1976.
6. Según cuenta Tatián en su libro Spinoza y el amor del mundo, Perón al enterarse del anuncio extraoficial de
este voto, habría intervenido disolviendo el jurado y nombrando un jurado sustituto que le otorgaría el premio
al cura Octavio Derisi.
7. Jorge Luis Borges fue la primera figura de las letras argentinas que recibió el Premio Jerusalén, que la
Municipalidad de esa ciudad le adjudica bianualmente en ocasión de la Feria Internacional del Libro a un
escritor destacado.
8. En el Primer volumen de su obra “La vida de Baruch Spinoza”, p. 12, Dujovne señala:
No habríamos podido realizarlo, aún con todas las deficiencias que nos es fácil reconocer, si no hubiéramos contado
con preciosos elementos de la bibliografía espinociana de las décadas recientes. Con ella no pretendemos llenar un
vacío en la literatura filosófica española de incitación a quienes puedan llevar a feliz término una empresa como la
que por nuestra parte cumplimos con notoria escasez de medios.
9. Dujovne, León, Baruj Spinoza, cit., II, p. 9.
10. Dujovne, León, Baruj Spinoza, cit., IV, p. 10.
11. Dujovne, León, Baruj Spinoza, cit., IV, p. 10.
12. Dujovne, León, Baruj Spinoza, cit., IV, p. 296.
13. Dujovne, León, Baruj Spinoza, cit., IV, p. 314.
14. Dujovne, León, El judaísmo como cultura, Buenos Aires, Ediciones Nueva Presencia, 1980, p. 24.
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Lidia Peradotto: introductora de la


lógica contemporánea en la Argentina
Por Carlos Alejandro Oller

El autor restituye la visión de la profesora Lidia


Peradotto, la primera estudiosa de la lógica
simbólica, a partir de su liminar obra, (primero
tesis doctoral) La logística.
La logística es concebida por Lidia Peradotto
(desde la filosofía) como una “promoción del
racionalismo”, y (desde la lógica) como una
renovación de la lógica formal, como un campo
apodíctico que proporciona sólo válidas norma-
tivas de razonamiento, a diferencia de la lógica
filosófica a la que define como la “ciencia de lo
real de lo universal concreto”.
Peradotto refuta la crítica que hace Crocce de la
logística (“cosa risible” dice el italiano) y a la vez
estudia la conocida relación de la logística con
la matemática y con el lenguaje. Incursionando
en el tratamiento de la verdad matemática,
concuerda con Poindaré en que las proposiciones
matemáticas son juicios sintéticos a priori, como
consecuencia de lo cual no es posible reducir la
matemática a la lógica, que apenas nos brinda
tautologías. Peradotto le cuestiona a la logística,
aun reconociendo el sentido gnoseológico de la
disciplina, el hecho de que en vez de estudiar
el pensamiento en sí –como sustancia y forma,
concreto y abstracto, universal e individual– le
niegue su realidad, sintetizándolo, reduciéndolo
a su pura forma, asimilándolo con la expresión
verbal y a sus combinaciones
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Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

Lidia Peradotto, que fue profesora Leibniz. En efecto, ésta alcanza difu-
titular de Lógica de la Universidad de sión en Europa recién a comienzos
Buenos Aires en la década del cuarenta, de siglo con la obra de L. Couturat
es quizá la primera en nuestro país en La lógique de Leibniz 2, que la autora
publicar un trabajo de cierta extensión estudiada sigue en su exposición.
acerca de la lógica simbólica. El segundo capítulo, “Las leyes del
En efecto, su tesis doctoral de 1924, pensamiento humano y su expresión
“La logística”, que llega a la imprenta simbólica”, es una exposición parcial
un año más tarde1, se ocupa de exponer de la obra de Boole An Investigation of
y avalar algunos contenidos carac- the Laws Thought 3.
terísticas de la lógica de la segunda La evaluación de Peradotto de esta
mitad del siglo pasado y principios obra es que Boole realiza en gran
del actual. Esta nota estará dedicada, parte su propósito, en efecto: investiga
justamente, a analizar la manera en las leyes fundamentales de las opera-
que la logística es presentada en ese ciones implicadas en el razonamiento;
trabajo de Lidia Perodotto. da a esas leyes la
La introducción del libro presenta expresión simbó- La logística es ubicada por
a la logística como una “promoción lica empleada en Perodotto junto con la lógica
del racionalismo”, desde el punto de el cálculo, y echa tradicional dentro de la
vista filosófico, y una renovación de la las bases de una lógica formal, que ella opone
lógica formal, desde el punto de vista lógica mucho a lo que llama “lógica filo-
específicamente lógico. La logística es más amplia que sófica”; aquella concibe a la
ubicada por Perodotto junto con la la tradicional, lógica como una disciplina
lógica tradicional dentro de la lógica dotándola de normativa que proporciona
formal, que ella opone a lo que llama un método más las formas válidas de razona-
“lógica filosófica”; aquella concibe a la riguroso4. El capí- miento, mientras que ésta la
lógica como una disciplina normativa tulo tercero está concibe como la ciencia de lo
que proporciona las formas válidas dedicado a la real, de lo universal concreto.
de razonamiento, mientras que ésta presentación de
la concibe como la ciencia de lo real, la escritura simbólica introducida por
de lo universal concreto. Perodotto G. Peano en su Notación de logique
sigue en esto al neohegeliano Croce, mathématique 5. Peradotto presenta y
aunque, como se verá no comparte explica el uso de los dieciséis símbolos
la evaluación negativa que el filósofo que, según Padoa6, discípulo de Peano,
italiano hace de la logística. bastan para “exponer una teoría
El primer capítulo está dedicado a deductiva cualquiera”. Estos símbolos
Leibniz en su carácter de fundador de son los de igualdad, pertinencia (sic),
la lógica simbólica. Contiene una expo- clase, inclusión, nada, todo, reunión
sición del racionalismo de Leibniz, de disyuntiva de clases, elemento, indi-
su tratamiento de la teoría silogística, viduo, condicionalidad, reunión de
y de sus proyectos, la construcción de individuos, negación y existencia.
una enciclopedia, una lengua universal El cuarto capítulo, “Exposición
y una ars combinatoria. Es de suponer Logística de la lógica clásica”, comienza
que Peradotto es también una de las con algunas nociones de lógica propo-
primeras, o la primera, en presentar sicional, siguiendo con elementos de
en nuestro medio la obra lógica de lógica de clases y lógica de relaciones,

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N° 2-3 | Invierno 2005 Voces clásicas

para terminar con explicación del hoy probablemente consideraríamos


método axiomático. Este capítulo, en como un caso en el estudio lógico del
tanto exposición de la lógica elemental, lenguaje ordinario: Boole sostiene que
resulta algo insatisfactorio y contiene “hombre bueno, bueno” es equivalente
algunas desprolijidades y errores. Así, a “hombre bueno”, lo que se expresa en
la lógica de la cuantifiación es igno- la ley X=X (la repetición de un término
rada. La bibliografía en la que se basa no hace variar el contenido conceptual
Peradotto para de la expresión). Peradotto se opone a
Pero así como el creer que los desarrollar esos esta tesis ya que considera que aunque
elementos gramático-lógicos se temas propor- formalmente una expresión como
identifican con el pensamiento ciona una pista “mujer alta” pueda ser equivalente a
matemático es ilusorio [...] del para explicar “mujer alta, alta” no lo es “realmente”;
mismo modo, el suponer que la este fenómeno: en efecto, sólo la segunda expresión
logística contenga la Matemá- en efecto, la resultaría adecuada para calificar a
tica es tan absurdo como creer autora parece una mujer inusualmente alta y mani-
que la Gramática contiene ignorar, como festar “el desagrado que nos ocasiona
el lenguaje. era de esperar, la infracción de un canon estético”10.
la obra de Frege Nuestra autora censura, sin embargo,
y conocer la de Rusell sólo a través la posición extrema de Croce, que
de Les principes de mathématiques  7
califica a la logística de “cosa risible”,
de Couturat. Las obras que parecen y sostiene que ésta tiene un sentido
guiar su exposición son las mencio- gnoseológico que faltaba en la lógica
nadas de Padca y Couturat y la tradicional. En efecto, Peradotto ve en
Lógica matematica de Burali-Forti8. la unidad que proporciona la noción
El quinto y último capítulo es una de función proposicional a la teoría
evaluación de la logística en tanto lógica la superación de la tripartición
“ciencia del razonamiento” y en sus de la mente humana en conceptos,
relaciones con la matemática y con el juicios y raciocinios. Por otra parte,
lenguaje. En lo referente a la primera señala que el estudio del silogismo,
cuestión. Peradotto le niega a la logís- que era el núcleo de la lógica tradi-
tica el carácter de ciencia filosófica y cional, es sólo una parte de la logística.
la considera un producto de lo que En cuanto a las relaciones de la logís-
Croce llama “especialismo filosó- tica con la matemática, Peradotto
fico”. Le critica el que “en lugar de comienza por plantear el problema
estudiar el pensamiento tal cual es de la verdad matemática. Para ello
–como sustancia y forma, concreto expone la posición de Poindaré, según
y abstracto, universal e individual– el cual las proposiciones matemáticas
esas disciplinas (la logística y la lógica son juicios sintéticos a priori, y, por lo
formal tradicional) lo despojan de su tanto, no es posible reducir la matemá-
realidad, lo reducen a pura forma, lo tica a la lógica, que sólo nos propor-
identifican con la expresión verbal y ciona tautologías. La autora, siguiendo
se limitan, en definitiva, a estudiar a Winter11 sostiene que, sea cual fuere
las combinaciones de éstas”9. Es inte- el papel que la intuición juegue en
resante el ejemplo que ofrece para matemática, es posible asignar a la
mostrar que el pensamiento real rebasa logística una función limitada que es
los límites de cualquier fórmula, y que independiente de esta controversia

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filosófica. Esta función consiste en riqueza expresiva de las lenguas natu-


analizar los elementos lógico-grama- rales. Sin embargo, considera que la
ticales y las formas de razonamiento exactitud y el rigor de un lenguaje
que intervienen en las teorías mate- artificial pueden resultar útiles en
máticas. Sin embargo, Peradotto hace el análisis del lenguaje ordinario.
una afirmación más fuerte que parece Como ilustración de ello presenta el
condenar el proyecto del logicismo: ejemplo de verbo “ser” que, según
el caso, se traducirá al lenguaje de la
... pero así como el creer que los lógica como identidad, pertenencia e
elementos gramático-lógicos se iden- inclusión. Con esto Peradotto es, casi
tifican con el pensamiento matemá- seguramente, la primera en introducir
tico es ilusorio (tan ilusorio como en nuestro medio uno de los compo-
admitir con el dogmatismo materia- nentes esenciales de lo que Hantikka
lista, que los elementos del cerebro y llama “el paradigma de Frege” en el
el pensamiento son una misma cosa), estudio lógico del lenguaje; la tesis de
del mismo modo, el suponer que la la ambigüedad del “es”13. Esta tesis
logística contenga la Matemática es, según Hantikka, “la que separa a
es tan absurdo como creer que la Frege más tajantemente de los lógicos
Gramática contiene el lenguaje12. y teóricos del lenguaje anteriores”14.
Es curioso que esta tesis haya sido
En su tratamiento de las relaciones introducida por alguien que, según
entre la logística y el lenguaje todo indica, no había leído en el
Peradotto expone las tesis que momento de escribir su libro a Frege.
sustentan la construcción del Ido, la Por todo lo visto más arriba, “La
lengua internacional elaborada por Logística” de Lidia Perodotto debe
Couturat. La posición de la autora figurar en la historia de la difusión y el
frente al Ido es que, en tanto lengua desarrollo de la lógica matemática y de
que pretende realizar el ideal de la filosofía de la lógica en la Argentina
simplicidad y univosidad, pierde la como una obra seminal.

NOTAS

1. Este trabajo está listado en la Bibliography of Symbolic Logic de Alonzo Church con el número 125 (5),
Buenos Aires, Imprenta de la Universidad, 1925. Un ejemplar de esta obra me fue amablemente facilitado por
el Prof. Francisco Olivieri.
2. Alcan, París, 1901.
3. Peradotto utiliza la edición de The Open Court Publishing Company, Chicago y Londres, Walton and
Maberly, 1916.
4. “La logística”, p. 42.
5. Rivista di matemática, Turín, 1894.
6. En Logique déductive, Gauthier-Villars, París.
7. Alcan, París, 1905.
8. Milán, Manuali Hoepli, 1894.
9. “La logística”, p. 83.
10. Ídem, p. 74.
11. La méthode dans la philosophie des mathématiques, París, Alcan 1911.
12. “La logística”, p. 83.
13. En “A Hundred Years Later: The Rise and Fall of Frege’s Influence in Language Teory”, Syntese 59, 1984,
pp. 27-49.
14. Ídem, p. 38.

257
258

Nimio de Anquín, la lúcida


escritura del Ser
Por Daniel López Salort

Por razones variables Nimio de Anquín no


aprobó el ingresó al panteón de los pensa-
dores argentinos. Su rigurosidad acadé-
mica y sus ontológicas profundizaciones
no dejaban de ser una fiel escucha de una
filosofía que no se privaba de conducirlo
hacia plenas recorridas por campos polí-
ticos infortunados. Hablaba el lenguaje
del ser en un vocabulario que ni estaba
despojado de la espesura del latín, ni de
aquellos infortunios que no obstante eran
un complejo eco barroco de los combates
sociales de una provincia de fuerte dialéc-
tica histórica. Sus oscilaciones ideólogicas
no debieron alcanzar para condonar las
deudas de lo acontecido en la densa filología
de esas revulsivas preferencias. Su itinerario
es el de un hombre trágico que no lo quiso
ser. Un ex alumno de De Anquín, el filó-
sofo Daniel López Salort, de la Universidad
Nacional de Córdoba, rescata sin hesitación
a su profesor, reconociéndolo a pesar de sus
zigzagueantes adhesiones.
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Podríamos aplicar a De Anquín aquel bilidad del Ser y descendía, hasta casi
párrafo heideggeriano que expresa que anonadarse, en lo que él consideraba
eso que nosotros llamamos filosofía es tan la pura irracionalidad de la Nada 2.
sólo la puesta en marcha de la metafísica,
ya que de este modo aquella adquiere su Gran parte de sus escritos giran una y
naturaleza actual y sus explícitos temas1. otra vez sobre la noción que en toda
Porque toda su escritura es precisamente la filosofía occidental ha tenido este
reflexión sobre/desde el ser, eso que se punto, especialmente en el alumbrar
entiende de muchas maneras pero se dice griego, en la trajinada escolástica, en el
con un mismo término. Reflexión en sí, ahondar hegeliano. Se detiene y llama la
en el espacio americano, en el tiempo. Y atención para que nosotros lo hagamos.
por eso es que así iremos transcurriendo Por ejemplo, en un Empédocles y sus
en su escritura. formulaciones sobre la imposibilidad
de que pueda nacer lo que no existe;
en que hay que
1. El Ser y el Ente leer desde otro Podríamos aplicar a De
(o la lucha anquiniana) sitio a Leucipo Anquín aquel párrafo heide-
y a Demócrito ggeriano que expresa que eso
Como buen pensador de formación (pues el vacío en que nosotros llamamos filo-
clásica, comienza su discurrir por el que se mueven sofía es tan sólo la puesta en
hecho metafísico. Y aquí es rotundo, los átomos si bien marcha de la metafísica, ya que
firme: inhabita a la conciencia del es oquedad para de este modo aquélla adquiere
hombre la pura y directa presencia del el movimiento su naturaleza actual y sus
Ser. No hay otro inicio posible. Somos está subordinado explícitos temas. Porque toda
manifestaciones del Ser. No se trata de ontológicamente su escritura es precisamente
una deducción de tono lógico tras la al ser), y obvia- reflexión sobre/desde el ser,
formulación gnoseológica, de ninguna mente en Platón eso que se entiende de muchas
manera. El Ser es, y es mostrable, no y Aristóteles. maneras pero se dice con un
demostrable, un a priori si se desea De aquel, señala mismo término.
usar términos kantianos. que aún no se ha
Pero esta inhabitación en la conciencia valorado lo suficiente el peso del Eros
del hombre no es tan sencilla en nuestra como trasfondo de lo Bello y el Bien
cultura ni lo es en su propio pensar o en su obra; de este, que en el filosofar
vida: junto al Ser eterno, parmenídeo, todo lo que viene después de Aristóteles
si se quiere, está el Dios creador, cris- es episódico. Y conste que solamente
tiano, inhabitadores ambos, irreduc- estamos haciendo mínimas referencias a
tibles entre sí, universos antagónicos. la prolongada y profunda investigación
En un caso, el ente que participa eter- que lo acompañó toda su vida sobre la
namente del Ser, en el otro la creatura presencia del Ser en el hombre. Con el
creada por Dios. Dice García Astrada: llamado pensamiento cristiano, empieza
la eliminación de la filosofía, y se pasa
En ese combate obsesivo y despia- del Ser griego –uno y múltiple, al Ser
dado, era la conciencia de don cristiano –uno y trino. La analogía de
Nimio la que iba desgarrándose, Tomás de Aquino la ve como temerosa
la que en un agotador movimiento de lo unívoco, y más que a sus conceptos
pendular ascendía a la pura inteligi- elige al Tomás de los poemas, pues

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observa en este su latens deitas. Pero, De Anquín culmina como una doble
sobre todo, condena el pensar de este verdad, un fideísmo irracional, un
período porque el deseo del hombre por monismo panteísta6.
conocer a Dios vivo nunca recibió ningún
estímulo por parte de la escolástica, que
vista de afuera parece ahora un castillo 2. El Ser en América
de sillares húmedos y callados, inhabi- (o el despuntar del alba)
table por el hombre ambicioso de luz y
de pensar3. Crítica que también realiza Si consideramos su labor no en los
al pensar griego, ámbitos académicos o de producción
En todo el estudio anquiniano como lo recla- filosófica sino en los de su actuar histó-
de la relación entre el Ser y el maron los primi- rico institucional, todo marca corres-
Ente o, de otra manera, entre tivos cristianos a pondencia con esas luchas interiores
lo Mismo y lo Otro (como él la sabiduría griega que lo fatigaron (el verbo es claramente
gustaba también de nombrar), declinante que sólo borgeano) y que hemos señalado: por
hay significativas y notorias acertó a ofrecerles ejemplo, en un momento inicial lo
semejanzas con los plantea- un Ser eterno sin encontramos en sitios tales como la
mientos de Shankara, el gran amor; y por eso Sociedad Tomista Argentina (donde
pensador indio de alrededor se hundió en un fue su vicepresidente junto a Osvaldo
del 700 d.C. a quien él en un ocaso silencioso a Derisi), o en Arjé, revista de nítida
momento alude, y el llamado la espera de una orientación cristiana, o en organiza-
monismo calificado de la filo- resurrección 4. El ciones con una fuerte presencia de lo
sofía vedânta... abismo entre el que llamaríamos el nacionalismo cató-
Ser y el Ente será lico argentino de derecha, y en otros
rescatado a su entender por Hegel. instantes posteriores su permanencia
Fundamental en su corpus concep- en el catolicismo no es tanta o direc-
tual es que ante la analogía escolástica tamente desaparece7. Como él mismo
hay que oponer la participación: de lo solía decir: la biografía de un filósofo (en
uno a lo múltiple y viceversa, donde la el supuesto de que lo sea) no se mide por
alteridad no es mediación divina sino los años, sino por lo que Kant denomina
verdadera relación de suyo. Es hora de Mündigkeit, es decir, la mayoría de edad
señalar que en todo el estudio anqui- en su pensamiento especulativo.
niano de la relación entre el Ser y el Pero todo ese accionar, académico y
Ente o, de otra manera, entre lo Mismo social, responde a aquellos conceptos
y lo Otro (como él gustaba también de que hemos visto en el punto anterior y
nombrar), hay significativas y notorias que De Anquín nombró como el Ser
semejanzas con los planteamientos de en América8. Ve que en el desarrollo
Shankara, el gran pensador indio de histórico del pensar filosófico occi-
alrededor del 700 d.C. a quien él en un dental sus reflexiones cumbres se dieron
momento alude, y el llamado monismo cuando los momentos culturales donde
calificado de la filosofía vedânta, lo que se inscribieron comenzaban a declinar;
apuntala a las certezas con que algunos así, la especulación parmenídea-plató-
investigadores plantean las experiencias nica-aristotélica se produce cuando la
comunes del pensar indio y occidental paidea griega había alcanzado su cenit
en determinados temas y épocas5. Para y comenzaba su disolución (lo que es
Caturelli, en cambio, el pensamiento de probado porque las corrientes helenistas

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no logran el vigor filosófico anterior); pretender trazar todo ese amplio y hondo
así también la arquitectura concep- territorio recordemos simplemente
tual de Tomás de Aquino, cuando en algunos que lo anteceden, acompañan o
las bases del medioevo se iniciaban los continúan con definiciones y propuestas
protoburgos que marcarían su fin; así, el tales como el ser a la expectativa (Mayz
pensar de Hegel con su aceptación de la Vallenilla), el ser como estar siendo (Kusch),
omnipotencia del sujeto con la marcha el ser para la humanidad (Zea), los pertene-
napoleónica y la modernidad como tras- cientes a la llamada filosofía de la liberación
fondo. Lo contemporáneo abre su surco o americanistas (Dussel, el mismo Roig).
con el regreso heideggeriano al individuo Salazar Bondy, por
real-concreto. Hispanoamérica nace hija ejemplo, afirmó Roig no acuerda con De
de la europeidad. ¿Cuál es su realidad y que la filosofía Anquín en su análisis de la
su horizonte filosófico? De Anquín fija Latinoamericana “no culpabilidad” americana,
su mirada en la Argentina, a la que ve tenía tres aspectos y considera dudoso que no
como distinta del resto de sus vecinos, y negativos: un haya entre nosotros, a pesar
la sitúa en lo que nombra como el preso- sentido imitativo de nuestra “pequeña historia”,
cratismo americano, “semejante al griego de reflexión, una formas de conciencia culpable
pero no igual”, similar al momento de aceptación casi Podemos suscribir sin temor,
Tales de Mileto, país con infancia filo- irrestricta de todo afirma Roig, que en sí mismo
sófica donde “la esterilidad metafísica de lo procedente lo americano puro, lo ameri-
América no es nada inexplicable, y sólo de otros centros cano como americano, es lo
un necio podría echárnosla en cara como productores de no-realizado, lo puramente
un defecto del que seamos culpables”. pensar filosófico, virtual, lo imperfecto, lo inma-
Reclama en consecuencia un pensar que y una ausencia duro, lo esencialmente primi-
enraizado en la tradición greco-medieval m e t o d o l ó g i c a . tivo; y no se puede negar la
se dirija al Ser objetivo-existencial. En Sin embargo, evidencia, ya que –por grande
este discurrir anquiniano tiene un fuerte Leopoldo Zea y noble que nos parezca la
peso la comprensión unívoca del ser, no considera la misión de América– hasta
que oscila entre los límites impuestos filosofía europea cierto punto este parecer es
por una natura naturata y de una natura como extranjera más o menos vano e inútil
naturans, de una naturaleza en la que el ya que América desde el momento en que no
ente pierde distancia y por tanto alte- Latina es parte de sabemos en qué consiste esta
ridad, o de una naturaleza dentro de la cultura nacida misión, precisamente porque
la cual se cobra precisamente distancia en Europa. Mien- América es lo inmaduro.
gracias a un acto naturante que supone tras que Dussel,
en el ente un peso ontológico que lo de otro modo y refiriéndose al pensar
realza en cuanto tal, no siendo una en la Argentina, detalla tres momentos,
voluntad cristiana sino precisamente un situando a De Anquín en el ontológico
acto ontológico. Aquella es resultado (junto a Carlos Astrada), diciendo que
de un hacerse por causas externas, y en uno y otro hacen el pasaje del kantismo
esta, en el destino americano, el sujeto se a una ontología primero heideggeriana y
asume a sí mismo en una historicidad y después hegeliana, con una crítica todavía
alteridad positiva, creadora. abstracta y universal. Dussel concluye con
Las señalizaciones de De Anquín no son su reclamo para ser un “ontólogo que
solitarias ni en su obra ni en el territorio piensa desde la opresión para que nazca la
filosófico hispano/lusitano americano. Sin filosofía en América Latina” 9.

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Roig no acuerda con De Anquín en su podemos reflexionar por fuera de las cate-
análisis de la “no culpabilidad” ameri- gorías conceptuales y las huellas trazadas:
cana, y considera dudoso que no haya si bien estamos lejos geográficamente
entre nosotros, a pesar de nuestra de los centros de poder de Occidente
“pequeña historia”, formas de conciencia no estamos fuera filosóficamente de
culpable Podemos suscribir sin temor, él; al contrario, y en todo caso, somos
afirma Roig, que en sí mismo lo ameri- ese Extremo Occidente que ya pocos
cano puro, lo pueden negar. Borges desde su sitio lo
Como el propio De Anquín lo americano como comprendió e hizo de su narración y su
escribe, él pedía a sus alumnos americano, es lo lenguaje manifestación universal, en ella
dos condiciones para seguir no-realizado, lo cohabitan una espada danesa y Evaristo
el entramado de su pensar: la puramente virtual, Carriego, la muerte azul que va subiendo
eternidad del ser, y el advertir lo imperfecto, lo desde los pies de Sócrates y una partida
que nos encontramos en una inmaduro, lo esen- policial que busca en la noche al gaucho
nueva era, en el comienzo de cialmente primi- Fierro que huye. La filosofía anquiniana
una enorme transformación tivo; y no se puede busca ser original no por pretensión de
en el tiempo (y doy fe de ello negar la evidencia, novedad sino porque desea pertenecer al
porque junto a la natural difi- ya que –por grande origen (es decir, lo que el vocablo expresa).
cultad gnoseológica con que y noble que nos
un adolescente puede asumir parezca la misión
sus primeros años de estudios, de América– hasta 3. El Ser en el Tiempo
en aquella materia Filosofía de cierto punto este (o el postulado anquiniano)
la Naturaleza que uno cursaba parecer es más
si algo había de parte de él eran o menos vano Como el propio De Anquín lo escribe,
esos reclamos). e inútil desde el él pedía a sus alumnos dos condiciones
momento que para seguir el entramado de su pensar:
no sabemos en qué consiste esta misión la eternidad del ser, y el advertir que
precisamente porque América es lo inma- nos encontramos en una nueva era, en
duro. No hay para Roig ese horizonte de el comienzo de una enorme transfor-
búsqueda grecomedieval donde funda- mación en el tiempo (y doy fe de ello
mentar el Ser en estos territorios10. Y el porque junto a la natural dificultad
presocratismo americano postulado por gnoseológica con que un adolescente
De Anquín es visto como una “conce- puede asumir sus primeros años de estu-
sión heideggeriana” de su parte11, aunque dios, en aquella materia Filosofía de la
comparte el criterio de que la filosofía Naturaleza que uno cursaba si algo había
americana es auroral y no crepuscular en de parte de él eran esos reclamos).
un sentido hegeliano. El concepto central para considerar el
Hemos puntualizado dos considera- Tiempo en la Historia es el de eón, sustan-
ciones sobre la obra anquiniana a modo tivo que indica grandes ciclos temporales,
de ejemplo. Sin embargo, siempre que pero no cíclicos, algo que es enorme-
se trate de filosofía por estos territorios mente distinto. Derivado del término
no debemos olvidar que, más allá de las griego aiwn (aión): extensión casi ilimi-
naturales disputas entre tirios y troyanos, tada de tiempo. Su equivalente latino es
la única carta de ciudadanía que podemos aevum, entendido como edad o época.
exhibir es la herencia recibida y lo que El término eón se utiliza en geología y
estamos haciendo con ella, ya que no paleontología para indicar los prolon-

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gados espacios de tiempo que ocupan las para la cultura griega clásica la eleuthería
distintas edades. No indican un período era una elección realizada por la razón
de tiempo siempre regular y fijo, pueden y no por una voluntad a la manera cris-
ser de mayor o menor duración uno de tiana, ya que ésta debe decidir entre
otro. Marcan, de alguna manera, el ritmo el bien y el mal. Aquella eleuthería se
eterno de los tiempos, están más allá del complementaba con la eumonía, u orden
devenir histórico de los hombres. De conveniente, y la isonomía, o igualdad
Anquín habla de un éon zarathústrico y legal. Qué está ocurriendo en los tiempos
teogónico, luego uno griego y ontológico, contemporáneos se pregunta De Anquín,
luego uno cristiano y ontológico. Para y se responde: “la
su observar el eón significa un transcu- responsabilidad El poder romano murió por
rrir en el mundo, que cumple una edad del acto humano entropía: el poder se agotó en la
y asiste simultáneamente a la caducidad no tiene objeto, inmensidad del imperio, mien-
de todas sus instituciones, y entra en otra pues no hay nadie tras más crecía más se debili-
para recomenzar su existencia. Es decir, que exija un taba. No era posible entonces,
si bien el Ser es eterno en su manifestar, rendimiento de ni lo fue después, pensar en un
esa manifestación se produce en eones de cuentas” (dominio imperio realmente ecuménico.
tiempo. Pero con respecto al eón cristiano de las éticas auto- Pero ahora sí es posible, debido
es contundente: ha cumplido su ciclo y céntricas, para al desarrollo monstruoso de la
se ha agotado, habiendo comenzado otro decirlo con otras técnica: hoy un Estado puede
aproximadamente cien años atrás (obser- palabras), y para ser ecuménico y estar presente
vemos que su principal escrito sobre este los Estados sólo con todo su poder en cualquier
tema es de 1979)12. Pero el cristianismo queda tratar de parte de la tierra si es dueño de
se acaba como hecho histórico, no filo- defender sus los recursos técnicos adecuados.
sóficamente, ya que para De Anquín al soberanías:
Dios creador ex nihilo que aportó el andar
judío, el cristianismo le ha agregado el El poder romano murió por entropía:
ágape con la divinidad, el amor entre Dios el poder se agotó en la inmensidad del
y la creatura para cruzar el abismo produ- imperio, mientras más crecía más se
cido, y esto no desaparece. Ese carácter debilitaba. No era posible entonces,
irracional de la Nada, que provoca la ni lo fue después, pensar en un
distancia entre el Ser y el Ente, es la nota imperio realmente ecuménico. Pero
distintiva que De Anquín no pudo jamás ahora sí es posible, debido al desa-
aceptar. Muere el eón cristiano por dos rrollo monstruoso de la técnica: hoy
motivos: por un lado, porque por ese un estado puede ser ecuménico y estar
dualismo radical Dios queda siempre presente con todo su poder en cual-
remoto u oculto (Deus absconditus); y por quier parte de la tierra si es dueño de
otro, porque con la restauración del Ser los recursos técnicos adecuados.
no creador realizada por Hegel resulta ya
innecesario en el pensar del hombre la Pone como símbolo del nuevo eón al
formulación de una divinidad tal. Zeus pantokrator. Pensemos que en el
¿Cuál es el eón que se está desarrollando? momento en que se escribieron estas
Uno de sus vórtices será el de la libertad, definiciones todavía no eran muchos los
que a su entender quedará oculto social que habían advertido hasta dónde refle-
e históricamente por los acontecimientos. jaban los acontecimientos textos polé-
Realiza su análisis del siguiente modo: micos como, por ejemplo, The Medium

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is the message13 y el término globalización riendo no únicamente a los textos anqui-


con lo que sugiere y refleja no había nianos, incluyendo a los adscriptos a la
ingresado como moneda corriente. llamada filosofía intercultural contempo-
ránea). De modo que lo aportado por su
óptica permanece ahí, bajo balances que
A modo de final como todos no cesan de ser provisorios.
¿Y sus observaciones sobre los eones histó-
¿Se han agotado ya las vetas trabajadas por rico/culturales? García Astrada también
De Anquín? No lo creo así. Al menos, ahonda esta huella aunque con pareceres
todavía hay aspectos sobre sus considera- distintos, lo que muestra su fertilidad
ciones sobre el ser y el ente que merecen como tal14. Sin dudas podemos decir que
nuevas aproximaciones o continuaciones, De Anquín practicó el Bios Theóricos,
como lo señalado con relación al pensar aquella situación designada por la expre-
indio, por ejemplo. ¿Y su filosofar sobre el sión aristotélica donde teoría y praxis no
filosofar en América? De alguna manera son opuestas, donde la misma teoría es la
es triste reconocer que cuando abordamos más alta praxis. Sin dudas, la singularidad
este punto todo lo escrito y pensado hasta y la hondura de su filosofar no quedan
ahora pareciera ser más una declara- calladas en un anaquel. Al contrario: nos
ción de deseos y objetivos que de bienes miran, demandándonos continuidad,
conquistados (y conste que me estoy refi- sosteniéndose en el pensar.

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LA BIBLIOTECA
Voces clásicas N° 2-3 | Invierno 2005

NOTAS

1. Heidegger, Martin, ¿Qué es Metafísica? Y otros ensayos, Traducción de Xavier Zubiri, Buenos Aires,
Siglo Veinte, 1983, p. 56.
2. García Astrada, Arturo, “Prólogo a Escritos Filosóficos”, Nimio de Anquín, Córdoba, Ediciones del Copista,
2003, pp. 7-8.
3. “De las dos inhabitaciones en el hombre”, publicado por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad
Nacional de Córdoba, Córdoba, Colección “Cuarto Centenario”, 1971. Reproducido en Escritos Filosóficos, p. 74.
4. Ibid., p. 175.
5. Ver: Tola, Fernando y Dragonetti, Carmen, Unidad en la diversidad: las tradiciones filosóficas de la India
y de Occidente, pp. 153-167, Revista de la Sociedad Argentina de Filosofía, Año XIV N° 13, Córdoba, 2004;
“El mito de la oposición entre filosofía occidental y el pensamiento de la India”, Illu, Revista de Ciencias de las
Religiones, Madrid, 2003, pp. 159-200.
6. Caturelli, Alberto, La filosofía en la Argentina actual, Buenos Aires, Sudamericana, 1971, pp. 155-156.
7. Nascimbene, Mario C. y Neuman, Mauricio I., El nacionalismo católico, el fascismo y la inmigración en la
Argentina (1927-1943): una aproximación teórica. EIAL, Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el
Caribe, vol. 4, N° 1, Enero-Junio, Instituto de Historia y Cultura de América Latina de la Escuela de Historia
de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Tel Aviv, 1993.
8. Nítido es su escrito: El Ser, visto desde América, publicado por vez primera en Humanitas, Revista de la
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, N° 8, Año 3, 1957, y luego reproducido en
Ente y Ser, Madrid, Gredos, 1962.
9. Dussel, Enrique, Metafísica del sujeto y liberación, en Temas de filosofía contemporánea, Sudamericana,
Buenos Aires, 1971, p. 32. Ver también: La filosofía actual en América Latina, México, Grijalbo, 1976; y
Filosofía de la liberación, México, Edicol, 1977.
10. Roig, Arturo Andrés, Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, México, Fondo de Cultura
Económica, 1981, pp. 143-145.
11. Pérez Zavala, Carlos, “Carta de Arturo Andrés Roig a Pérez Zavala”, 1994, en Arturo A. Roig. La filosofía Latinoa-
mericana como compromiso, Río Cuarto, Universidad Nacional de Río Cuarto y Ediciones del ICALA, 1998, pp. 3 y 4.
12. “La Argentina en el nuevo eón del mundo”, escrito publicado en tres entregas sucesivas en la revista Pájaro
de Fuego, Buenos Aires, 1979. Reproducido en Escritos Filosóficos, pp. 215-238.
13. McLuhan, M. y Fiore, Quentin, The medium is the massage, Penguin Books, Middlesex, England, 1967.
14. García Astrada, Arturo, El círculo incesante, Córdoba, Ediciones del Copista, 2004.

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Las sensibilidades críticas son
aquellas que han encontrado
en diversos campos del pensa-
miento y las prácticas sociales,
núcleos capaces de cuestionar el
orden establecido de las cosas.
La crítica deviene cualidad
cuando no sólo ha logrado
deconstruir las formas sociales
dadas, sino que, en su búsqueda
libertaria ha logrado imaginar
pistas para la institución de
otras modalidades de ser. Es
frecuente la identificación de
Sensibilidades estas subjetividades con ciertas
décadas y sucesos históricos.
Sin embargo, la crítica deber
críticas luchar al mismo tiempo con su
secreta contradictora, aquella
que la repone como una nueva
verdad que, en su cristaliza-
ción, lima la sutileza de su filo
al clausurar la apertura que
provocó al nacer. Luchando contra la repetición, la pose, las modas y
el simulacro, la filosofía argentina supo lograr agenciarse perspectivas
capaces de desbordar los contornos de lo indiscutible en cada circuns-
tancia histórica. Es allí, en esa brecha abierta por la crítica donde han
aparecido textos que, con notable lucidez y con estilos diferenciados,
lograron pensar lo impensado de su momento ofreciendo un abanico de
posibilidades para las luchas sociales y políticas.
Hoy, la labor crítica es bien recibida en ciertos ámbitos prestigiosos
que abarcan incluso los grandes medios de comunicación. Restituirle
sus capacidades cuestionadoras demanda de una interrogación por los
dispositivos de producción intelectual. Sin ella, se dificulta la posibi-
lidad de rescatarla de su participación en el mercado donde se dan cita
una variedad infinita de discursos cuya eficacia no logra devenir prác-
tica social heterogénea a las formas de inscripción en el poder.
Rubén Dri analiza la mitología religiosa popular a partir del despla-
zamiento provocado por las crisis de credos trascendentes, verificando el
movimiento de un centro rector espiritual hacia mitos heréticos íncitos
en la tanatología de héroes populares que son extraídos del pasado de sus
fieles y comienzan a integrar y construir un presente constante e invoca-
tivo de la mitología religiosa popular.
Sebastián Scolnik se propone realizar una relectura de los textos que ha
ofrendado León Rozitchner al debate colectivo y que no siempre han
tenido una acogida a la altura de las provocaciones que estos inspiran.
A partir de los modos en que las capacidades populares son expropiadas,
y el tipo de subjetividades inherentes a dicha confiscación, Rozitchner
provee ciertas claves para pensar radicalmente nuestras existencias
contemporáneas a partir de un materialismo capaz de recuperar las
sensualidades corporales.
Eduardo Rinesi evoca la figura de Oscar Landi cuyo pensamiento fue
capaz de situarse en la tensión entre el hacer político y las condiciones
sobre las cuáles éste se despliega, escapando a toda tentación reduccionista
que objetiviza los modos del dominio. Landi encuentra en los espacios de
la formación de los regímenes discursivos los dispositivos que reformulan
las identidades políticas. Bajo esta óptica, analiza las distintas etapas,
desde el surgimiento del peronismo hasta la actualidad, reclamando la
recuperación de la palabra como posibilidad de reencontrar en la polí-
tica las claves de la transformación.
Germán García explora los más diversos rincones de literaturas variadas
que no dejan atraparse por las rigideces disciplinarias, hallando tesoros
en los que el drama de la construcción de estilos propios con los que
emanciparse de los mitos eurocentristas, aparece esbozado como preocu-
pación ineludible para pensar la creación.
Silvio Maresca reconstruye la experiencia de la “filosofía de la libera-
ción” que se formuló en los años 70, y su posterior conversión en “filosofía
latinoamericana” en el contexto posdictatorial. Unas veces adaptativa y
otras afirmada en sus certezas anteriores, esta corriente, según Maresca,
confrontó al pos-estructuralismo desde posiciones que siempre habían sido
cuestionadas por ella misma, perdiendo un aliado en la lucha contra la
razón occidental. La filosofía, sin rumbo ni originalidad aparece, según
la perspectiva del autor, en “estado de catalepsia”.
Diego Sztulwark sostiene que la condición para el pensar actual es el
abismo. A partir de allí, sugiere que la filosofía, si quiere ser tal, debe
dejar de ser una práctica endógena y autorreferenciada para conectarse
con las prácticas sociales que buscan reconstruir un espacio común en
una Argentina en la que la precariedad existencial coloca la vida al
borde de la desintegración.
Hernán Scholten revisa la trayectoria de Oscar Masotta proponiendo
realizar una lectura capaz de sustraerse a la periodización cronológica
que ubica la biografía de este autor en un terreno de fracturas. Desde
este punto de vista, Masotta nunca abandona la perspectiva fenome-
nológica en la que se formó inicialmente. La integra en un campo de
nuevos registros y lenguajes que alcanzan al estructuralismo y el psicoa-
nálisis, exploraciones que le permiten pensar nuevos problemas.
Verónica Gago trabaja sobre la producción dispersa de los textos
de José Aricó, cuya preocupación fundamental fue pensar en toda su
complejidad la relación entre el marxismo y América Latina. Gago, lejos
de ver en esta variedad de registros una debilidad, encuentra allí el vigor
de una obra que arrojó luz sobre estas controvertidas relaciones.
Claudio Martinuik expone los principales aportes de Enrique Marí en el
campo de la filosofía y la epistemología. La falsa oposición entre ciencia y
ficción, es abordada desde los rigurosos aportes de Marí que, encuentran
en la práctica discursiva de la ciencia, un sistema de exclusiones derivadas
de sus afirmaciones, en el que está ausente el problema de la verdad.
268

Los símbolos y las


identidades populares
Por Rubén Dri

La espiritualidad absoluta que adquiere la


forma de Dios en ciertas doctrinas fene-
cidas, se encuentra desplazada como guía
rectora de vida y porvenir de quienes
integran el aspecto popular de la cultura,
aludidos a veces como (e inducidos a ser)
marginales sociales. A partir de esa carencia
de referencias superadoras, surge la propen-
sión por dar sentido a signos y hechos que
transcurren alrededor del pasado de los
grupos sociales demandantes de creencias
transferidas y poderes vindicatorios. Rubén
Dri explica el orígen y el desarrollo de estos
signos y hechos que se trasforman en mitos
y símbolos cuando son adoptados por la
conciencia colectiva del campo popular, no
sin antes recibir la unción tanatológica.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

Cuando visitamos un lugar desco- Jesús manifiesta su realidad divina en


nocido como puede ser una ciudad una montaña, el Tabor (Mc 9, 1-10), y
extranjera en la que se habla un idioma su muerte se produce en una elevación,
que desconocemos o una cadena de el Gólgota (Mc 15, 2122).
montañas, buscamos siempre un Desde el centro se ve el todo. Ello signi-
punto de referencia, un centro que fica que se ve toda la historia personal,
nos sirva de orientación. Si perdemos o toda la historia de la sociedad o del
ese centro nos sentimos desorientados, pueblo. Es decir, se ubican tanto la vida
perdidos, desprotegidos. como la muerte, el dolor como el placer,
Eso mismo nos pasa con relación la tristeza como la alegría. Todo encaja
a los grandes problemas que se nos y, en consecuencia, todo tiene sentido.
presentan en la vida, tanto indivi- El centro es centro si lo es de una tota-
dual como social. Nos referimos a los lidad, ya sea esta la vida personal, la
problemas del nacimiento, la vida, familia, la sociedad o la humanidad. El
la muerte, el dolor, el sufrimiento, sentido depende, en consecuencia, de
la opresión, el poder, la injusticia, la la visión de la totalidad. El asumir este
alegría. Necesitamos imperiosamente trabajo o emprender aquel estudio sólo
encontrarles sentido, tener puntos de tiene sentido si encuadran en la tota-
referencia. Nadie escapa a ello. lidad de mi vida, en lo que quiero hacer
Tener el punto de referencia significa como proyecto total de vida.
orientarse en la totalidad, ya se trate Uno de los acontecimientos que
de la ciudad o de la cadena monta- presiden la denominada posmoder-
ñosa. Desde ese punto se puede ver el nidad en la que estamos viviendo es
todo. Si ese centro, por otra parte, está la pérdida del centro y, por ende, la
elevado por sobre el resto de la ciudad fragmentación y desorientación. La
o de la cadena montañosa, la orienta- modernidad lleva desde su nacimiento
ción es más clara. El santuario de la la contradicción entre el centro y la
Virgen de Itatí en el centro del pueblo descentración. Por una parte, desde el
y en un terreno elevado cumple a la principio estableció al hombre como
perfección con ambas características. centro, pero, por otra, la revolución
El símbolo del centro suele estar unido copernicana lo sacó del mismo.
a la altura. Esta puede ser tanto una En todas las sociedades anteriores a la
formación geológica natural, como es modernidad, el hombre se encontraba
el caso de las montañas o elevaciones en el centro o no le era muy difícil encon-
naturales del terreno, o creadas por la trar el centro. Los dioses, los santos, los
obra humana, como las pirámides, los ángeles o Dios son otros tantos símbolos
célebres zigurat o torres de siete pisos del centro. La proclamación hecha por
de la antigua Babilonia o los camarines Nietzsche de la “muerte de Dios” signi-
que no faltan en ninguno de los santua- fica la desaparición del centro, de toda
rios en los que se venera a alguna de las posibilidad de encontrar el centro. El
vírgenes que venera nuestro pueblo. hombre se encuentra “descentrado”, en
Moisés recibe las “Tablas de la Ley” en la un movimiento centrífugo.
montaña del Sinaí (Ex 19) y Jesús elige a Encontrar el centro es encontrarse a
los “Doce” que habrían de ser los funda- sí mismo, llegar al sí mismo, identifi-
mentos de su proyecto del “Reino de carse. El que padece de esquizofrenia
Dios” en una montaña (Mc 3, 13-19). está descentrado, dividido. Comienza

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

a perder su identidad. En la locura el los pueblos, las naciones conocen


centro se ha perdido y el hombre se sus mitos fundantes, aquellos que les
encuentra literalmente perdido. No sabe otorgan sentido y legitimidad.
dónde está. Está disperso, descentrado. Los mitos son concepciones totalizantes.
Con la posmodernidad, al perderse el Mediante ellos los pueblos encuentran su
centro todo el universo estalla, disper- ubicación en la historia y en el mundo.
sándose en una multitud de fragmentos. Son narraciones que se refieren a acon-
La búsqueda ansiosa del centro se hace tecimientos que tuvieron lugar allá a lo
ahora más apremiante que nunca. Es lejos, es decir, en el origen del mundo y
un universo fragmentado en el cual los del tiempo. Por ello son fundantes. Los
centros se multiplican, las búsquedas grandes mitos, como los de la creación,
se suceden, los símbolos se renuevan, del diluvio o de la caída, son universales.
aparecen nuevos y otros resurgen de su Responden a problemas que todos los
especie de letargo. hombres se plantean, no importa a qué
Vemos así, por una parte, la aparición de época o a qué cultura pertenezcan.
símbolos nuevos como María Soledad, Pero además de estos mitos universal-
Gilda y la Virgen mente fundantes hay mitos destinados
Los mitos son concepciones del Rosario de a fundar y dar sentido a determinadas
totalizantes. Mediante ellos San Nicolás y, por actividades o a responder a determi-
los pueblos encuentran su otra, la renovación nados problemas que se plantean los
ubicación en la historia y en el con un empuje grupos humanos. Son mitos menores
mundo. Son narraciones que desbordante del que pululan en todas las poblaciones.
se refieren a acontecimientos “Gauchito Gil”, de Los mitos son, pues, creaciones colec-
que tuvieron lugar allá a lo “San La Muerte” tivas, concepciones de la totalidad,
lejos, es decir, en el origen del y de la Virgen destinadas a dar sentido a la vida y sus
mundo y del tiempo. Por ello de Itatí. En sus grandes problemas. Lo hacen mediante
son fundantes. Los grandes aniversarios sema- narraciones de acontecimientos que
mitos, como los de la crea- nales, mensuales tuvieron lugar allá a lo lejos, es decir,
ción, del diluvio o de la caída, y anuales narraciones de acontecimientos que
son universales. Responden estos símbolos tuvieron lugar antes de la historia,
a problemas que todos los convocan multi- pues son fundantes de la misma. Para
hombres se plantean, no tudes crecientes comprender el sentido de esas narra-
importa a qué época o a qué que organizan sus ciones es necesario tener las claves de los
cultura pertenezcan. vidas en torno diversos géneros literarios que emplean.
a ellos, es decir, Los géneros literarios son maneras de
funcionan como “centros”. expresar y transmitir mensajes. Cada
A esa necesidad de totalidad que cultura tiene los suyos. Algunos pasan
recomponga la fragmentación y disper- de una cultura a otra o directamente
sión responde tanto el mito como la pertenecen a diversas culturas. En
religión y la filosofía. El mito es una los relatos mitológicos de los sectores
forma de conciencia social destinada populares argentinos, los géneros lite-
a presentar esa visión de totalidad que rarios más importantes son la leyenda,
permite encontrar el sentido de los la saga y la etiología.
grandes problemas que el ser humano La leyenda es una narración sin funda-
desde siempre se plantea. Todas las mento histórico. Es creada totalmente
culturas, todos los grupos humanos, por la fantasía popular. Pertenece al

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

momento de la narración mediante la Como ella hubo muchas difuntas


cual el mito transmite sentido. En nuestro Correas, es decir, muchas mujeres que
folclore abundan las leyendas. Citemos la acompañaron s su esposos o amantes
de Anahí, la princesa guaraní que resiste en las luchas civiles. Muchas de ellas
la invasión y termina quemada, convir- hicieron actos heroicos. La saga de la
tiéndose en la flor del ceibo. Difunta Correa tipifica en esa mujer el
Otro género literario muy difundido en comportamiento heroico de las demás.
la cultura de nuestro pueblo es la etiología. Otra saga, con sus variantes, es la refe-
Eta es una narración popular destinada a rida a un símbolo hoy de una vita-
dar explicación del nombre de un deter- lidad increíble es la del Gauchito Gil.
minado lugar, de la existencia de deter- Hubo muchos
minado fenómeno o de determinada Gauchitos Gil, Como los símbolos son poli-
costumbre. Veremos en el estudio de es decir, muchos sémicos, su significación
los grandes símbolos de identificación personajes que depende de una lucha herme-
popular cómo la llegada al lugar de las corrieron una néutica, es decir, de una lucha
estatuas de la Virgen, cómo los devotos suerte parecida. por su significado. Un símbolo
o los habitantes del lugar crean etiologías. Sobre un perso- nacido con la dominación y
Emparentada con la leyenda, pero naje histórico para la dominación puede ser
diferente de ella, se encuentra la saga. que vivió en la resignificado por el dominado
A primera vista parecen ser un mismo zona mercedeña y viceversa.
género literario, es decir, una narración de Corrientes se
sin fundamento histórico. En realidad construyó la saga que sintetiza el sentido
aquí reside la diferencia. La saga tiene o los sentidos que para los sectores popu-
un fundamento histórico, si bien este es lares tienen esos símbolos.
muy lejano. En general, las narraciones
sobre el pasado histórico de aconteci-
mientos sobre los cuales no se tienen Símbolos y fetiches
documentos históricos son sagas.
Una narración como la del sargento Pero lo fundamental en las narraciones
Cabral que salva la vida de San Martín mitológicas está constituido por los
en el combate de San Lorenzo y símbolos. Es fundamentalmente en ellos
exclama: “muero contento, hemos donde se expresa el sentido. El símbolo
batido al enemigo”, es una saga. En es algo que se muestra, que se percibe
efecto, el hecho así narrado por Mitre no sensiblemente y que en su mostrarse
es histórico. Es inverosímil. Su funda- apunta a otra realidad. El símbolo
mento histórico está constituido por el significa algo distinto de lo que él es en
heroísmo de muchos soldados como el su ser sensible. Está por otra cosa que lo
citado sargento, que sin duda dieron su que él es. Pero lo otro que el símbolo
vida en las luchas de la independencia. significa es múltiple. Ello significa que
Una saga de mucha importancia para es polisémico. Posee múltiples signi-
nuestro estudio es la que se encuentra ficados. Así, el agua puede significar
en la base de la devoción a la Difunta purificación, vida nueva, destrucción.
Correa. No poseemos una documen- La Virgen puede significar protección,
tación que nos permita reconstruir su maternidad, curación. El símbolo es
historia. Sin embargo, no podemos inagotable, por lo cual puede ser conti-
dudar de un fundamento histórico. nuamente resignificado.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

Este es un aspecto de suma impor- Los símbolos están emparentados con los
tancia. Como los símbolos son poli- fetiches. En el símbolo el sujeto se proyecta.
sémicos, su significación depende No se puede ser sujeto sin proyectarse en
de una lucha hermenéutica, es decir, símbolos. En este sentido son fundamen-
de una lucha por su significado. Un tales para la constitución del sujeto. El
símbolo nacido con la dominación y sujeto es esencialmente simbólico. Ahora
bien, el sujeto se desdobla en el símbolo,
se ve a sí mismo en este. Por lo tanto el
símbolo posee una cierta independencia
del sujeto que en él se proyecta. Ello
conlleva una tendencia del símbolo a
independizarse y dominar al sujeto del
que es momento constitutivo.
Ese es el momento fetichizante del
símbolo. Lo propio del fetiche es, preci-
samente, el ser una creación del sujeto
que se independiza de este y pasa a
dominarlo. Acontece esto cuando, por
ejemplo, se encarga al símbolo, sea este
la Virgen de Itatí o Gilda, que solucione
el problema del trabajo, sin que el sujeto
que se lo pide haga nada por resolverlo.
No acontece ello, en cambio, cuando el
sujeto es consciente que conseguirá el
trabajo si lo busca. El símbolo funciona
entonces como un estímulo impulsor,
como una fuerza que potencia la
búsqueda. Es notable la fuerza interior
que tienen los devotos de San Cayetano
para la dominación puede ser resignifi- o de la Virgen de Itatí. Su fe en el
cado por el dominado y viceversa. símbolo es fe en sí mismo, en su fuerza,
El caso de las Vírgenes del Valle de en cuanto unido al símbolo.
Catamarca y de Itatí son ejemplares.
Ambos símbolos fueron utilizados por los
españoles en contra de los indígenas, pero Identidad, memoria y arquetipos
estos, a su vez, los tomaron como propios,
entrando a cumplir un papel impor- El sujeto debe hacer un inmenso esfuerzo
tante para su identidad. La Biblia nos da para no ser devorado por el no-ser, es
muchos ejemplos de ese hecho. El caballo decir, por la muerte que continuamente
siempre representó en la tradición profé- amenaza. Normalmente no percibimos
tica, a la que perteneció Jesús, al domi- que hacemos un inmenso esfuerzo para
nador. Siempre va unido a la guerra y la seguir siendo. Ello acontece en la medida
destrucción. Sin embargo, el Apocalipsis en que no nos cuestionamos el sentido
de Juan lo pone en primer lugar al servicio de nuestra vida, o esta se nos aparece
del imperio, pero luego le sirve al Mesías con sentido. Se toma conciencia de ello
para vencer a la bestia imperial. cuando hace crisis el sentido.

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

Cuando sentimos que nuestra vida tiene no confundir el origen con el comienzo
sentido nos sentimos bien, estamos histórico. Este es fáctico, objeto de la
alegres, contentos. La vida se desliza ciencia histórica. Aquel es simbólico,
placenteramente o, al menos, sin grandes objeto de la exégesis y la hermenéu-
dificultades. No nos parece que hagamos tica. Puede tener un núcleo histórico,
esfuerzo alguno para seguir siendo, para pero ello no es lo importante. Lo que
vivir. Lo menos que pensamos es que interesa es su significado. En nuestra
todos los días hacemos un inmenso historia podríamos citar el cruce de los
esfuerzo contra los poderes de la muerte Andes como acontecimiento arquetí-
que nos acecha sin cesar. pico. El San Martín histórico y el que
Pero cuando acontece la pérdida inespe- recuerda nuestro pueblo como arque-
rada de un ser querido, como puede ser tipo, coinciden exactamente.
la de un hijo o una hija, todo cambia. Los hechos deben ser sometidos a inves-
En esos momentos se tiene la sensación tigación científica, es decir, a la inves-
de que nada tiene sentido y que vivir tigación propia de las ciencias sociales.
implica un inmenso esfuerzo. Ronda Cómo cruzó los Andes San Martín y
entonces la tentación del suicidio. No de cuántos se
por nada San la Muerte es uno de los componía su ejér- Sin memoria, sin rememo-
grandes símbolos que ronda constante- cito constituyen ración, el sujeto no es. Es
mente en los sectores populares. hechos históricos por ello que los vencidos no
Ello es porque somos seres diacrónicos, no que es tarea de las tienen historia. No pueden
sincrónicos. Seres históricos, temporales. ciencias históricas tenerla, pues de lo contrario
No somos lo que somos, o mejor, nunca investigar. se afirmarían en su subjetua-
somos plenamente. Siempre queremos Pero esos hechos lidad, se pondrían a sí mismos
ser más que lo que somos, o pretendemos históricos son, al como sujetos y no aceptarían
ser plenamente, sentirnos bien, ser felices. mismo tiempo, la humillante condición del
Nunca lo logramos plenamente, lo que símbolos arque- vencido, reducido a objeto.
significa que nunca somos plenamente típicos. Como
nosotros. En cierta manera nos despa- tales, caen bajo el dominio de la exégesis
rramamos en el tiempo. Cambiamos y la hermenéutica. La primera interpreta
continuamente y cuando pensamos en cuál es el significado que tuvieron esos
nuestra infancia nos cuesta reconocernos símbolos para quienes los narraron, por
en el niño que fuimos. ejemplo, para Mitre. Se descifra entonces
Por ello es tan importante la memoria, el texto en su contexto. Para Mitre tienen
pues sin ella desaparecemos. Si no un significado preciso que él transmite
logramos reconocernos en el niño que mediante la narración de los mismos. Al
fuimos, en nuestras raíces, en nuestros hacerlo en lenguaje épico, debe acomodar
antepasados, no tenemos identidad. La al conductor y a los conducidos, al
memoria nos constituye como seres, general y al ejército, de tal manera que
como sujetos. Sin ella directamente no sean aptos para significar una epopeya.
somos. Nos transformamos en objetos Por ejemplo, no puede presentar un San
manejables a voluntad. Martín enfermo o un ejército minúsculo.
La memoria trae a la conciencia los Al nuevo lector de la epopeya poco le
arquetipos, los personajes y aconte- sirve esa exégesis si todo se reduce a ella,
cimientos fundantes, aquéllos que pues su situación no es la de Mitre. Si
tuvieron lugar en el origen. Es necesario San Martín y el ejército de los Andes son

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

verdaderos arquetipos, deben signifi- el vencido no tenga memoria, no tenga


carlo hoy. Esa es la tarea de la hermenéu- historia, no haya existido.
tica. Interpreta el texto en el contexto del Pero la memoria de un pueblo no es
lector, en este caso, en nuestro contexto. uniforme. Se forja a través de deter-
En el estudio de los símbolos de iden- minados proyectos. Hay siempre una
tidad popular esto deberá ser tenido muy memoria oficial, perteneciente a los
en cuenta. La historia real, comprobable sectores dominantes y memorias frac-
documentalmente de la Virgen de Itatí, cionadas, clandestinas, de los sectores
por ejemplo, pertenece a un nivel de dominados. Hay memorias hegemó-
análisis crítico, “científico”, diferente de nicas y contrahegemónicas.
la historia simbólica, la que pertenece Vemos repetirse esto en la manera como
propiamente al momento de la iden- los sectores populares argentinos inter-
tidad de vastos sectores populares. pretan y reinterpretan determinados
La rememoración del arquetipo no es una símbolos pertenecientes a la cultura
simple vuelta al pasado. Ello sería postular cristiana y católica, como las diferentes
un determinado esencialismo de origen, vírgenes, y cómo crean y recrean otros
en contradicción con la realidad histórica como el gauchito Gil y la Difunta Correa.
de todo sujeto. Es La Virgen del Valle de Catamarca es el
Los arquetipos aparecen como una recreación, símbolo fundamental en la construc-
símbolos presentes. La razón una verdadera ción de la identidad del pueblo cata-
los descifra. La exégesis aporta creación. El sujeto marqueño. Su historia coincide con la
todo el material crítico para es un “poner que historia de la Virgen. El catamarqueño
su interpretación, prepara el presupone”, como no puede pensarse a sí mismo sin la
terreno para su apropiación decía Hegel. Esa Virgen. Su historia se confunde con
por el sujeto. Este se lo apropia presuposición se la historia de la Virgen. Pero no es la
mediante una hermenéutica encuentra en los misma historia de la Virgen vivida por el
que es una recreación desde arquetipos. Sin pueblo que la narrada por la Iglesia.
sus propios intereses. ellos el sujeto no Gráficamente se expresan estas dos histo-
puede poner, es rias en la celebración oficial que se hace
decir, no puede hacerse, no puede ser. en la ciudad de Catamarca, teniendo
En consecuencia, sin memoria, sin como centro el templo, y la que espon-
rememoración, el sujeto no es. Es por táneamente realizan los peregrinos en
ello que los vencidos no tienen historia. la gruta donde, según la narración fue
No pueden tenerla, pues de lo contrario encontrada la imagen de la Virgen. La
se afirmarían en su subjetualidad, se Virgen del templo da el mensaje oficial,
pondrían a sí mismos como sujetos y el que controla la Iglesia, aliada al
no aceptarían la humillante condición poder político. Es la Virgen que nunca
del vencido reducido a objeto. condenó a la dinastía Saadi. La Virgen
La Argentina tiene el triste y humi- de la gruta es la que conforta al pueblo,
llante privilegio de haber introdu- la que lo protege. Está marginada del
cido la categoría sociológica y política poder como el mismo pueblo.
del desaparecido. La dictadura militar El momento religioso del sujeto es un
(1976-1983) ejecutó un plan sistemá- momento fundamental de su identidad
tico de exterminio de seres, de los cuales como sujeto. Así lo sienten los sectores
sólo debía saberse que desaparecieron. populares. Decía Inocencio Suave,
Ello pertenece a esa necesidad de que correntino, devoto de la Virgen de Itatí,

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

refiriéndose a la prédica de los evange- Los arquetipos aparecen como


listas, que él los recibía, “pero mi religión símbolos presentes. La razón los
a mí no me la sacan. Yo los recibo, pero descifra. La exégesis aporta todo el
ellos quieren que yo vaya a la religión. material crítico para su interpretación,
Yo no voy ... La religión mía no me la prepara el terreno para su apropia-
saca nadie ... Hasta que yo viva”. ción por el sujeto. Este se lo apropia
Refiriéndose a la devoción del pueblo mediante una hermenéutica que es una
correntino a la Cruz Gil expresaba Julián recreación desde sus propios intereses.
Zini: “A un pueblo al que se le quita, que El “devoto”, ya sea de la Difunta Correa,
se le resta, que se le arranca su identidad, del Gauchito Gil o de la Virgen de Itatí
no se lo deja ser como quiere ser ... y se hace una hermenéutica espontánea,
le impone otra, vuelve a estos lugares, y perteneciente a su sentido común. Es
de alguna manera se encuentra con sus decir, ellos tienen una interpretación
parientes, con sus amigos, con su música, del significado de dichos símbolos para
con su modo de estar libre, con que nadie su vida. Este significado puede o no
le manda nada, y de alguna forma es coincidir con el significado que se le
como que se baña de identidad”. otorga desde la institución religiosa que
La religión con todos sus símbolos –ya ejerce sobre ellos su control.
sea la Virgen de Itatí o la Cruz Gil– es un En torno a los símbolos se da una lucha
momento fundamental en la identidad hermenéutica, momento importante en
de sectores sociales populares. Quererlos las luchas sociales y políticas. ¿El Gauchito
“convertir”, para emplear el lenguaje Gil sufrió pacientemente sólo por desertar
propio de las religiones, es pretender al no querer derramar sangre de hermanos,
avasallar su identidad. Esto vale para todas o, además y tal vez, únicamente o princi-
las culturas religiosas. La “evangelización” palmente por transformarse en un líder
de los pueblos americanos fue un verda- justiciero a favor de los pobres? Los
dero avasallamiento de su identidad. devotos hacen su propia hermenéutica.

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276

Notas para un materialismo argentino.


Una lectura de los textos de León Rozitchner
Por Sebastián Scolnik

La obra de León Rozitchner no ha suscitado


en el debate cultural argentino las polémicas
que sus provocadoras premisas son capaces
de sugerir. Extraño destino el de textos que
son arrojados con espíritu de invitación al
debate colectivo y que no encuentran, salvo
unas pocas excepciones, interlocuciones
capaces de componer un diálogo a la altura de
los problemas planteados. Sebastián Scolnik,
a partir de una relectura de estos textos, se
propone encontrar en ellos pistas para la
construcción de un materialismo argentino
capaz de recrear las perspectivas emancipato-
rias. La subjetividad –intuición medular de
Rozitchner– como clave de un pensamiento
radical que restituya las cualidades sensi-
bles, afectivas y cooperantes de los cuerpos,
deviene condición fundamental de una resis-
tencia a las formas expropiatorias del poder.
La pregunta rozitchneriana, hecha desde
una filosofía que encuentra en la experiencia
personal el índice de realidad de sus formula-
ciones, abre el espacio, tanto para un balance
crítico como para imaginar las potenciali-
dades prácticas de nuevos modos de ser.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

Toda filosofía es un desafío previamente a que sobreviniera la dicta-


a la coherencia ajena. dura, Rozitchner se preguntaba por la
subjetividad, la que definía como un
nido de víboras en donde la estructura
I social se efectúa y actualiza en la domi-
nación. Es en ese núcleo duro que opera
El Búho de Minerva de la filosofía, como repetición de las formas sociales
aquel que eleva su vuelo luego de acae- dominantes, donde Rozitchner enfoca
cidos los sucesos, no elige las condi- la mirada. La apuesta consiste en develar
ciones en las cuales le toca producir, lo paradojal de una rebeldía deseante,
según nos advierte León Rozitchner. fuente pulsional de producción de lo
Es por ello que, en “la penumbra de social que, por
la derrota y la depresión” emprendió, la vía del dispo- La verdadera astucia del poder
en el exilio, un intento filosófico por sitivo ilusorio es la que impide el antago-
comprender las razones del fracaso de –propio de las nismo a través del desvío y
los proyectos emancipatorios. En esas formas edípicas–, la cristalización de la fuerza
peculiares circunstancias, Rozitchner se vuelve contra pulsional.
intenta desplegar una mirada que escape sí misma impi- Rozitchner también se apoya
a las formas filosóficas descriptivas, diéndole realizar en Maquiavelo y en Spinoza
buscando situarse en una “compren- el tránsito de los para encontrar una clave
sión interna y de sentido”, hecha desde modos de ser desfetichizante del poder y su
la “urgencia de lo vivido”. El proyecto burgueses hacia dinámica expropiatoria. Si el
de Rozitchner consiste en elaborar una otras formas terror es el fondo sobre el que
genealogía de la expropiación del poder colectivas de se despliega la lógica del poder
popular como razón última de la derrota. vida. Lo social que encubre un contrapoder
Allí, donde el análisis procuraba buscar queda capturado capaz de instituir una forma
las causas en los movimientos del poder –y a partir de heterogénea de la convivencia
y sus figuras, Rozitchner busca meterse allí derrotado– social, es necesario desarrollar
en aquel nudo impenetrable para la en el mismo una nueva perspectiva capaz
racionalidad política de las izquierdas: momento en que de deconstruir esa omnipo-
la subjetividad como el más profundo es convocado. Es tencia aparente del poder.
recoveco del que la teoría social y sus ahí mismo, en
objetivismos no podían dar cuenta, y ese instante, donde se activa la ilusión
donde se corrobora de manera impla- del triunfo, mecanismo invisible que
cable la efectividad del poder. Para otorga sentido de plenitud vivida, al
tal empresa, opta por armarse de un mismo tiempo que somete la rebeldía a
arsenal teórico, no para deducir de una razón exterior (Ley) que le impide
él los derroteros de aquellos anhelos afirmarse. Esas fuerzas se prolongan en
frustrados, sino como instrumentos de el interior de cada sujeto, lugar donde
análisis que deberían verificarse en un reside la base de dominación que
diálogo con la experiencia histórica, por encuentra su materialidad en una deter-
aquel entonces, reciente. minada economía capaz de controlar
Freud es uno de los pilares de esta las energías libidinales. La verdadera
indagación. A partir de la lectura de astucia del poder es la que impide el
El malestar en la cultura y de Psicología antagonismo a través del desvío y la cris-
de las masas y análisis del yo1, elaborada talización de la fuerza pulsional.

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Rozitchner también se apoya en necesario desarrollar una nueva pers-


Maquiavelo y en Spinoza para encon- pectiva capaz de deconstruir esa omni-
trar una clave desfetichizante del poder potencia aparente del poder. El propio
y su dinámica expropiatoria. Si el terror Maquiavelo señaló la igualdad de fondo
es el fondo sobre el que se despliega del género humano que se reviste de
la lógica del poder que encubre un ciertos ropajes que impiden comprobar
contrapoder capaz de instituir una forma que todo poder encuentra la llave de su
heterogénea de la convivencia social, es dominio en las fuerzas del pueblo 2.

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Rozitchner describe minuciosamente en la obra de Rozitchner una preocu-


el procedimiento expropiatorio de esa pación análoga para la realidad argen-
“igualdad de base”, que opera a partir tina. Es por ello que Ettiene de la
de una representación trascendente Boèttie también resuena en las páginas
capaz de borrar la marca de origen rozitchnerianas, evocado a partir del
de donde procede todo poder: la Discurso de la servidumbre voluntaria
multiplicidad corpórea popular. en el que analizaba el deseo de servi-
En Spinoza, “filosofía que está por dumbre popular provocado por el
detrás de cada uno de nosotros”, temor a la libertad3. Esta inquietud
Rozitchner encuentra una autén- resulta medular
tica teoría de la democracia elabo- a la hora de Otro de los recursos que
rada a partir de la concordancia analizar el meca- emplea Rozitchner para pensar
entre los cuerpos cooperantes que nismo ilusorio a en la realidad argentina es la
logran sustraerse a toda organización través del que se teoría de la guerra formulada
trascendente. Es precisamente en el pone en marcha por Karl Von Clausewitz. En
despliegue de esas potencias corporales la dominación, él –analizado bajo el prisma
donde se funda todo saber que escapa que opera –según rozitchnereano– aparece una
a las racionalidades preexistentes, Rozitchner– a ambigüedad capaz de reco-
en la medida en que este depende través de la trans- nocer el poder popular que
de un movimiento permanente de formación del está por debajo de todo poder
composición y descomposición de los cuerpo individual al tiempo que lo subordina:
cuerpos individuales en un cuerpo que es dispersado una fuerza popular en armas,
común, colectivo. La clave del saber y reorganizado pero dirigida por un jefe.
ya no reside en la capacidad predic- bajo el mando Guerra y política emergen
tiva de la ciencia sino en los modos del capital, posi- como dos momentos de la
corporales de ser que se manifiestan en bilitando la violencia dominante que se
cada momento histórico, teniendo en persistencia del entrelazan relevándose mutua-
cuenta la máxima spinoziana en la que poder y sus cate- mente sobre el terror que
nadie sabe lo que puede un cuerpo. gorías en nuestra borra el “predominio moral y
De esta manera, el compromiso de la propia indivi- pulsional” del pueblo.
filosofía consiste en despertar la trama dualidad rebelde.
corporal viva que se halla expropiada La forma social resultante de esta
de sus capacidades, partiendo de que operación sobre el cuerpo individual
el dominio no tiene un a priori, sino es la masa, modalidad social que se
que debe rehacerse en forma cons- halla incluida en el dominio político
tante, una y otra vez “conquistando a partir de la adhesión subjetiva que a
el corazón” de los dominados. La filo- este le confiere:”las masas sostienen y
sofía según la visión de Rozitchner, solicitan el poder que las domina”. No
debe encontrar su relación con la trans- se trata ya de sujetos que actúan como
formación colectiva, única capaz de un “soporte pasivo” de la dominación
redireccionar la fuerza corporal desha- del modo en que se desprendía de
ciendo el proceso de expropiación. Si las lecturas estructuralistas. La subje-
Spinoza se preguntó en su Tratado tividad es analizada por Rozitchner
teológico-político, por qué “los hombres como un campo de enfrentamiento
luchan por su esclavitud como si se permanente en el que la resultante de
tratase de su libertad”, encontramos la lucha que se produce constituye la

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realidad social: de ese enfrentamiento, lo hiciera Michel Foucault– invertida


hecho de transacciones y resistencias, en sus términos4.
emergen “vencedores y vencidos”. León Rozitchner distingue dos tipos
Otro de los recursos que emplea de guerra. En primer lugar, la guerra
Rozitchner para pensar la realidad ofensiva propia de la maquinaria
argentina es la teoría de la guerra estatal que consiste en “apoderarse del
formulada por Karl Von Clausewitz. otro” organizando el cuerpo y la subje-
En él –analizado bajo el prisma tividad popular bajo la figura de la
rozitchnereano– autoridad de guerra que se efectúa en
El poder ejercido encontraba aparece una el Estado. El resultado de esta opera-
su clave en un cierto modo de a m b i g ü e d a d ción –alimentada por una concep-
suscitación del sentimiento capaz de reco- ción instrumental de la violencia– es
de amor al líder que se coloca nocer el poder la conversión del cuerpo deseante en
como “objeto de satisfac- popular que está “pura fuerza física”: el hombre-guerra
ción encarnada de los deseos por debajo de es el correlato del hombre-masa figura
populares”. Este sentimiento todo poder al propia de la organización capitalista
amoroso lograba revertir tiempo que lo (y patriarcal) moderna.
la imagen hobbesiana de la subordina: una El segundo tipo de guerra es la que
obediencia por temor, convir- fuerza popular en Rozitchner llama defensiva estratégica,
tiéndola en un modo activo armas, pero diri- ejercicio de la “violencia defensiva de
de sumisión que llevó a una gida por un jefe. los pobres” que no busca colonizar al
transacción fundamental de la Guerra y política otro, sino que se remite a perseverar en
clase obrera: del ser al tener, emergen como su ser. La fuerza de los pobres no tiene
haciendo de la necesidad un dos momentos medida, no es calculable puesto que se
punto de arribo. de la violencia activa cuando la resistencia coopera-
dominante que tiva popular entra en la escena, descu-
se entrelazan relevándose mutuamente briendo los poderes del cuerpo común
sobre el terror que borra el “predo- y deshaciendo la lógica represiva del
minio moral y pulsional” del pueblo. Estado. Se trata, en suma, de una
Rozitchner lee la extraña trinidad de violencia radicalmente diferente a la
Clausewitz, compuesta por el pueblo, violencia opresiva5.
el jefe de guerra y el gobierno como Para el tercer mundo, las opciones que
un escalonamiento de jerarquías que se plantea Rozitchner son dos: o afirmarse
alimentan del poder popular y que le en las fuerzas del pueblo asumiendo
confieren al Estado el sitio privilegiado, “la materialidad de su cuerpo histó-
espacio donde se produce la teatraliza- rico” o asumir las categorías de los
ción de las relaciones de fuerzas que se ejércitos vencedores –colonialistas– y
dirimen en el campo de lo social. La reprimir hacia el interior la contradic-
guerra nunca implica el aniquilamiento ción social. Las opciones escogidas en
completo, sino que deviene tregua a la Argentina resultan evidentes.
partir de la cuál el derecho prolonga los
efectos de la guerra social sin reconocer
ni su carácter bélico, ni las resultantes II
de fuerzas de las que surge el nuevo
pacto. La fórmula clausewitziana es El peronismo aparece en Rozitchner
aquí –al igual que por aquel entonces como un juego de teatralizaciones

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y encubrimientos cuyo origen se cuerpo a partir del control espiritual


encuentra en la extensión de la lógica y afectivo, tomando la experiencia
militar sobre la política. A través de sensible de la clase obrera como
esta prolongación, según su visión, punto de partida7. En este proceso se
se efectúa la expropiación del poder produce una “adecuación del cuerpo
popular que se encuentra diseminado, obrero al cuerpo productivo capita-
unificándolo “en provecho de las lista” sin que queden resquicios de
clases dominantes” bajo la figura del fuerza humana por fuera de su inclu-
líder, operador social de la expropia- sión: el peronismo como un modo de
ción. Esa era precisamente la función ser que invade todo el espacio social.
de la conducción, “convertir la fuerza Rozitchner caracteriza el proceso
múltiple, dispersa y heterogénea en peronista como una edipización de
cohesión” de manera tal que resultase la política que retrae los cuerpos al
modulable para su dominio. Perón familiarismo y restituye la indivi-
–siguiendo el análisis rozitchneriano– dualidad capitalista disciplinaria:
se constituyó como la forma política “lo colectivo familiar para ocultar lo
que logró construir una voluntad colectivo histórico-social”.
colectiva hecha a imagen y semejanza El poder ejercido encontraba su clave
de la voluntad individual del jefe, en un cierto modo de suscitación del
cuya eficacia dependía de eliminar sentimiento de
todo rastro de pluralidad que la amor al líder que Para Rozitchner, las formas
cuestione. Tal homogenización de se coloca como políticas y sociales bloqueaban,
las masas implicaba la inclusión del “objeto de satis- en el mismo acto de su cons-
cuerpo popular como pura fuerza facción encar- titución, las posibilidades del
motriz, mecánica6. nada de los deseos cambio. Encontró en las masas
El secreto peronista residía en hablar populares”. Este artificiales de Freud una clave
el lenguaje de la guerra, la revolución s e n t i m i e n t o para pensar “apariencia de
y el cambio para evitarlos. Mientras amoroso lograba poder colectivo”. En la ilusión,
se afirmaba la guerra como enfren- revertir la imagen lo colectivo aparece como
tamiento se la negaba al mismo hobbesiana de la poder virtual que es mediado y
tiempo. Una guerra simulada y soste- obediencia por se deposita en la figura del líder
nida en una lectura que Perón hacía temor, convir- que actualiza la dependencia
de Clausewitz “desde la perspec- tiéndola en un alienando el poder de la masa.
tiva de los dominadores”. El jefe se modo activo de El peronismo incitó –según su
colocaba como centro absorbente de sumisión que perspectiva– “el núcleo de la
todo el poder colectivo trasladando llevó a una tran- humillación y dependencia”
el modelo ofensivo de la guerra al sacción funda- para conducir.
cuerpo popular y consumiendo sus mental de la clase
energías como si fueran propias. obrera: del ser al tener, haciendo de la
La máquina peronista –describe necesidad un punto de arribo.
Rozitchner– lograba como efecto de Perón, nos dice Rozitchner, contenía
este dispositivo capturar el deseo y a las masas, conocía su secreto más
ponerlo en función de la reorganiza- íntimo: lo femenino que se halla oculto
ción del Estado. Su capacidad residía en la sociedad patriarcal. Mientras las
en desarrollar una técnica de dominio exhibía frente a las clases dominantes
corporal, capaz de volver dócil el para obtener su apoyo, “las entregaba

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desarmadas e inermes” a su poder. de los manuscritos del “joven Marx”,


Pero ellas, a su vez, temían lo que deduce que una política cultural no
de masa había en Perón, y es por eso está constituida por un programa sino
que no lo consideraban como alguien por las características que van adop-
propio. Rozitchner no se siente a salvo tando las luchas emancipatorias. El
y se pregunta qué había en cada uno peronismo, en la visión cookista no
de nosotros de Perón en una época era una alienación de la clase sino el
que transcurría entre la sangre obrera y grado más alto de conciencia histórica
el tiempo burgués. que esta había alcanzado8. Rozitchner,
quién se había hecho amigo de Cooke
en Cuba a principios de los años 60
III mientras dictaba clases de filosofía en
la Universidad de La Habana, decide
En 1965, la revista La Rosa Blindada contestarle y publica su artículo deno-
consultó a una serie de intelectuales minado La izquierda sin sujeto en
acerca de cuáles debían –según su respuesta al intento de ensayar una
consideración– ser las bases de una política revolucionaria dentro del
política cultural revolucionaria. peronismo. Rozitchner consideraba
Participaron del debate Héctor que Cooke era “una de las expre-
Agosti, Carlos Astrada, Juan Carlos siones más lúcidas del peronismo de
Portantiero, León Rozitchner, Juan izquierda”, sin embargo cuestionaba
José Sebreli y John William Cooke. que en su análisis siempre apareciera
Este último, quién había sido dele- un “punto ciego, un indecible” que era
gado de Perón en el exilio, participa el espacio que debía reservarle a Perón
de la iniciativa con un escrito inusual pese a que “sabía quién era”9.
en su pluma. Sus textos más conocidos Rozitchner ponía en cuestión las
escapaban de los formatos habituales posibilidades de un triunfo revolu-
apareciendo de modos imprevistos: cionario en la Argentina y las “leyes
correspondencias, informes, confe- necesarias” de la historia que lleva-
rencias y sus célebres apuntes para la rían a él de modo independiente a las
militancia. Textos de urgencia por condiciones subjetivas que se desa-
dónde desfilaban los nombres más rrollaban. El problema no radicaba
sofisticados de la filosofía, convocados en la doctrina del peronismo como
por la necesidad práctica pero sin conjunto formal-abstracto. Allí no
ser nombrados. Quizá una explicita- residía su falsedad sino en el “modelo
ción de esas lecturas era considerada de hombre que encarnaba”10. Sin
por Cooke como innecesaria para la embargo, la diferencia de perspec-
discusión, pero tal vez la verdadera tiva que aparecía entre ambos, no
razón de esa clandestinidad haya que borra una preocupación –de inspi-
encontrarla en la mirada atenta de ración sartreana– común, que los
las burocracias partidarias, al acecho emparentaba: lo práctico-inerte como
de todo lo que de extraño surgiera de alienación que restituye lo colectivo
su pensamiento. Pero en este texto en la serie individual, a partir de la
Cooke se desvía de su trayectoria. En conformación de colectivos que
él aparecen las citas que revelan sus reúnen lo disperso como tal sin cues-
lecturas marxistas. A partir del análisis tionar su verdad constitutiva. Sin

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embargo, las opciones políticas que


sigue cada uno difieren radicalmente.
Si para Cooke el peronismo era una
anomalía que trastocaba los nombres
y las referencias teóricas y prácticas,
el desafío consistía en situarse en su
interior para favorecer el despliegue
de las potencias populares capaces
de desbordar las formas políticas y
sociales que las contenían. El “hecho
maldito”, una de las frases más recor-
dadas de la historia política argentina,
expresaba el drama cookiano que se
debatía entre la capacidad destitu-
yente y la imposibilidad de deshacer
los modos de la convivencia social
afirmando nuevos formas de ser. En
esa trama ambivalente abierta por el
peronismo, se despliegan las intensi-
dades políticas argentinas de la época,
y sus pensamientos más originales.
Para Rozitchner, las formas políticas
y sociales bloqueaban, en el mismo
acto de su constitución, las posibi-
lidades del cambio. Encontró en las
masas artificiales de Freud una clave
para pensar “apariencia de poder
colectivo”. En la ilusión, lo colec-
tivo aparece como poder virtual que
es mediado y se deposita en la figura
del líder que actualiza la dependencia
alienando el poder de la masa. El se apodera de las fuerzas colectivas
peronismo incitó –según su perspec- disolviéndolas en el mismo momento
tiva– “el núcleo de la humillación y de su reunión bajo una forma exterior
dependencia” para conducir. “Cada objetivada: la fábrica. El individuo
peronista se libra por esta vía de sí solipsista es para Roztichner, la forma
mismo”, siendo que una revolución en la que se cristaliza la impotencia
social desarrolla otra lógica que no social, en la medida en que impide una
consiste en considerar a las masas apertura al campo común conformado
como fuerza mecánica, cuantitativa, por lo colectivo como “prolongación
sino una fuerza que actualiza deseos y del cuerpo propio en el acuerdo con
cualidades heterogéneas al poder. los otros”. La concordancia como lo
En este punto, retoma las observa- opuesto al líder que confirma a cada
ciones de Marx en las que señalaba uno en su lugar. Si para Cooke el líder
la cooperación como fundamento de era el mito fundante de la voluntad
todo poder histórico. El capitalismo colectiva, para Rozitchner allí radican

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las razones del fracaso. Mientras se No se trataba de la defensiva estratégica


crean estructuras amplias y colectivas como estrategia de los pobres que permi-
se las encierra en la dependencia orga- tiera darse “el tiempo y el espacio para
nizativa al conductor produciendo la creación de un poder popular”, sino
la ilusión que virtualiza el poder real de la aceptación del cuerpo popular
de los trabajadores. La fuerza viva y tal y como viene dado, apostando a
popular no adquirió la plenitud de sustituir a Perón en el modelo identifi-
su vitalidad y realidad, no puso toda catorio de dependencia que este había
su voluntad en creado. El sentido de la política pero-
La religión es otro de los resistir la domi- nista –concluye Rozitchner– estaba ya
grandes temas de investigación nación sino inscripto en su modelo de conducción
que trabaja en profundidad que la orientó política, sostenida en ese deseo de ser
León Rozitchner. A partir de al campo que incluido dócilmente que, transacción
su lectura de las Confesiones ofrece el enemigo mediante, llevó a la obediencia al
de San Agustín, “manual de en tiempos de extremo límite de la intimidad.
instrucciones para la sujeción”, paz: la política
que elabora en La cosa y la Cruz, como juego de
concluye que en la religión cris- representaciones IV
tiana se encuentran las bases que “no desnuda
subjetivas de la dominación la verdad de lo La religión es otro de los grandes
capitalista. En las concepciones representado”. temas de investigación que trabaja
agustinianas, fundantes de la El Peronismo en profundidad León Rozitchner. A
religión cristiana, Rozitchner promovió “un partir de su lectura de las Confesiones
halla claves que le permiten tipo de hombre, de San Agustín, “manual de instruc-
comprender la institución de lazo y anhelo ciones para la sujeción”, que elabora
modelos de hombre que niegan sostenido en la en La cosa y la cruz, concluye que en
el cuerpo e introducen la lógica pura representa- la religión cristiana se encuentran
de la muerte y el sacrificio ción del poder las bases subjetivas de la domina-
ajeno como fundamento de la popular”, consti- ción capitalista. En las concepciones
política. Un cuerpo abstraído tuyendo un falso agustinianas, fundantes de la religión
de sus cualidades sensibles que colectivo en que cristiana, Rozitchner halla claves que
queda disponible, a través de la relación pasa a le permiten comprender la institu-
la operación cristiana, para el ser de individuo ción de modelos de hombre que niegan
cálculo económico sobre el que a individuo. el cuerpo e introducen la lógica de
se funda la explotación. En este esquema, la muerte y el sacrificio ajeno como
resultan inacep- fundamento de la política. Un cuerpo
tables para Rozitchner, dos estra- abstraído de sus cualidades sensibles
tegias empeladas por la izquierda que queda disponible, a través de la
frente al peronismo: el entrismo y el operación cristiana, para el cálculo
seguidismo como formas de acepta- económico sobre el que se funda la
ción acrítica de lo práctico-inerte. En explotación.
este sentido, Rozitchner considera la De este modo, el cristianismo produce
astucia montonera como una conti- una verdadera tecnología de dominio
nuación de las lógicas burguesas al que penetra los cuerpos y organiza la
constituirse en un ejército ofensivo subjetividad occidental, incluso atra-
que lo equiparaba al ejército represor. vesando el umbral de las sociedades

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posmodernas. Si el análisis marxista


centraba su preocupación en la expro-
piación del cuerpo trabajador conver-
tido en mercancía, mostraba cierta
desatención frente a la expropiación
mítica, base de la organización de las
subjetividades. El trabajo indiferen-
ciado capitalista, sugiere Rozitchner,
procede de una abstracción previa del
cuerpo producida por esa subjetividad
sometida por la racionalidad cristiana.
En la figura de la Virgen María, negada
en su cuerpo de madre procreadora,
Rozitchner descubre la “primera
máquina social abstracta productora
de cuerpos convocados por la muerte”,
anticipando en la figura del Cristo
crucificado la sacralidad que adquiere
la mercancía en las formas sociales
capitalistas, hecha del sacrificio y el
despojo del propio cuerpo.
Se trata, para el autor, de rastrear los
orígenes de la constitución material
del Dios cristiano que releva al Dios
judío, y que concentra en una única
figura la multiplicidad de un pueblo
que elabora colectivamente sus mitos.
En este proceso quedan absorbidas las
resistencias al Imperio que han sido
sometidas a los efectos de la cons-
trucción de la figura divina cristiana.
La figura de la santísima trinidad es
la cristalización la del poder absoluto de sus cualidades sensibles a punto tal
canonizado que sirve de soporte efec- de someterla a la racionalidad instru-
tivo para la sujeción política tramada mental. De este modo, ambas racio-
del despojo de la historia, la afecti- nalidades –capitalista y cristiana– se
vidad, la imaginación y la sensualidad complementan a partir de la fragmen-
de los cuerpos sometidos por terror tación de la materialidad corporal.
que proporciona la imagen del cuerpo
de Jesús crucificado.
El cristianismo se erige como un V
poder que excluye los ritos paganos
de adoración de la tierra y la natura- Todo poder implica una cierta
leza. La materia, proveniente del mito economía del miedo que distri-
de la Magna Mater, es relegada en la buye el terror sobre los cuerpos
racionalidad patriarcal que la despoja que conforman el espacio social,

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

John William Cooke

separándolos a partir de la amenaza introduce en cada uno de nosotros


de muerte como lógica de reproduc- un espacio de complicidad que hace
ción de lo social. El capitalismo –en posible la convivencia con lo inso-
la percepción rozitchneriana– actúa portable. Cada vez que imaginamos
como una máquina codificadora de ese vacío creado por la figura del
los flujos corporales que estratifica desaparecido, debemos en el mismo
los cuerpos surcados por ese terror. acto negar esa representación de
No existe poder trascendente que no una presencia viva que ha quedado
implique a su vez una reorganización vaciada: volvemos a desaparecer al
del cuerpo individual. Cada sujeto desaparecido identificándonos en
debe autorreproducirse como sujeto nuestra complicidad con el geno-
aterrorizado11. La dictadura fue la cida para poder persistir en nuestra
consagración máxima de la lógica de existencia acobardada y obtener del
muerte inaugurando un vacío con poder su absolución12.
la figura del desaparecido que opera La tortura es la forma que encontró
como fondo amenazante de nues- el poder para enfrentar la resistencia
tras propias existencias. Tal figura, colectiva, restituyendo los límites

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del cuerpo a los “límites de la piel” VI


individual. Sin embargo, ella también
evidencia su impotencia, pues se Rozitchner propone un materialismo
nutre de las potencias y la creati- corporal como condición del pensar.
vidad común13. Al acallar la marca En este sentido, pensar no es enunciar
de la muerte –sugiere Rozitchner– una idea sino roturar un cuerpo. Si la
perdemos nuestro poder de resistir el filosofía, pretende pensar la verdad,
terror, siendo la vida, la única lógica debe dar testimonio de la experiencia
capaz de vencer a la muerte que tomó de esos cuerpos17.
nuestros sentidos14. El fondo de su filosofía se desarrolla
Cada cuerpo elabora su complicidad sobre la fenomenología de la percepción
con la dominación o, en su reverso, su que coloca al cuerpo como “campo
resistencia como lugar de verificación material y sensible donde se rebela
de la posibilidad de reanudar la coope- el sentido de todo lo existente”18. Se
ración colectiva: el cuerpo es el índice trata de ligar la toda la experiencia y el
vivido de toda contradicción 15. pensamiento humano con la elabora-
Si las claves del poder encuentran su ción subjetiva personal como produc-
verdad en la penetración afectiva de ción de un punto de perspectiva
las subjetividades, con el propósito situado y sensible: la historia se vuelve
de hacer sentir el interés ajeno como significación vivida.
propio, recuperar esa trama colec- El pensamiento implica el conocimiento
tiva abre el camino para el ejercicio no sólo del propio cuerpo sino del
de otro poder que está siendo todo cuerpo del otro.
el tiempo y que se encuentra en la Una afección que El fondo de su filosofía (de
base de toda expropiación. La repre- permite hacerlo Rozitchner) se desarrolla sobre
sentación trascendente de ese poder, vivir en uno la fenomenología de la percep-
nos devuelve una figura que moldea mismo 19. El poder ción que coloca al cuerpo como
nuestras percepción. Por lo tanto, “el del cuerpo excede “campo material y sensible
poder no es algo que se tome. Es una al saber, en tanto donde se rebela el sentido de
reconquista que consiste en vencer la conciencia no todo lo existente”. Se trata de
la ilusión de sentirse por fuera de él. sabe lo funda- ligar la toda la experiencia y el
Sino, se enfrenta al poder a través de mental: que pensamiento humano con la
sus categorías de representación”16. está sometida a elaboración subjetiva personal
La recuperación de esa capacidad los efectos del como producción de un punto
colectiva del hacer, le permite a terror que la ha de perspectiva situado y
Rozitchner esbozar otra imagen de moldeado. Ella no sensible: la historia se vuelve
la nación, no como algo dado, sino puede predecir el significación vivida.
como una reapropiación de la exis- significado de la
tencia común que se materializa en apertura corporal al campo común como
la extensión del cuerpo individual, momento en que se activan esos poderes.
en una territorialidad determinada Hay una memoria corporal del dominio
que da sentido concreto a las formas que conserva la angustia personal frente
nacionales formales y abstractas de la a cada insubordinación y que hace que
burguesía, que se sostienen en la esta- el poder ajeno se actualice en ese acto.
talidad como forma de violencia ofen- Solo una energía corporal y colectiva
siva y confiscatoria. que irrumpa puede desestructurar este

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

dispositivo. Si el Saber establecido codi- Moral Burguesa y Revolución intenta


fica los flujos de deseo, siempre hay un develar el tipo de figuras subjetivas
exceso que necesita reinventar un modo que se desprenden de los relatos del
de pensar y vivir para impedir que sea conjunto invasor de Playa Girón, que
nuevamente codificado20. anticipaba el sistema que este buscaba
Escribir para Rozitchner significa instituir. En ellos encuentra un sistema
hablar para no ser hablado por la de jerarquías que se deducía de la divi-
estructura de poder. Sus libros están sión del trabajo puesta de manifiesto
orientados por motivaciones muy en el grupo agresor y que expresaba
precisas. En Persona y comunidad la forma de estructuración capitalista
se propone un rescate de la ética que se buscaba promover en Cuba.
scheleriana basada en la sexualidad Malvinas: De la guerra sucia a la guerra
y el amor por encima del Scheler limpia, desarrolla una polémica en la
escolarizado e idealista “despojado de que Rozitchner discute con el apoyo
su materialidad histórico-concreta”. crítico que el Grupo de Discusión
Para Rozitchner los enunciados Socialista, reunido en el exilio mejicano,
expresan modos de ser. En Scheler había manifestado en favor de la guerra.
no busca las contradicciones internas El Terror y la gracia son las dos
de su obra, sino el modo de vida que formas complementarias que aparecen
se desprende de sus formulaciones relevándose una a otra en la vida
y su relación con nuestras modali- contemporánea.
dades de ser. Toda la apuesta filosófica de León
En Ser Judío, Rozitchner se pregunta Rozitchner está orientada a que el
por cómo compatibilizar el ser Judío pensamiento encarne una práctica
con el ser argentino en el contexto de resistencia. Su estilo de escritura,
del conflicto árabe-israelí, verificando implacable y beligerante, expresa la
la conversión del núcleo resistente agresividad de quién no acepta some-
del judaísmo en lógica estatal, cuya terse a la falsa coherencia de un mundo
violencia se asimila a la persecución que no se pregunta por su condición
padecida históricamente en la expe- de sometimiento. En su obra, escribir
riencia del pueblo judío, desarrollada es un modo de existir que busca resti-
en la carencia de una espacialidad tuir el goce y la sensualidad corporal
geográfica común. arrancados de nuestras vidas.

NOTAS

1. Rozitchner, León, Freud y los límites del individualismo burgués, México, Ed. Siglo XXI, 1988.
2. Rozitchner, León, Perón entre la sangre y el tiempo. Lo inconciente y la política, tomo I. Del duelo a la política:
Freud y Clausewitz, ed. Catálogos, Buenos Aires, 1998, pp. 11 y 12.
3. Ibídem, p. 22.

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4. Foucault, Michel, Defender la sociedad, ed. Fondo de Cultura, Buenos Aires, 2000. En una entrevista
realizada a León Rozitchner por el colectivo editorial El Ojo Mocho, manifiesta sus diferencias con Foucault.
Interrogado por esta coincidencia en la inversión de la fórmula de la guerra de Clausewitz, Rozitchner responde
que si bien trabajan sobre temas parecidos, y en muchos casos concordantes, Foucault confiere al sujeto un
lugar pasivo derivado de una estructura de poder que actúa sobre el sujeto determinandolo al sometimiento.
Rozitchner agrega la perspectiva del sujeto como “núcleo de elaboración de la verdad histórica” y, por tanto,
de la resistencia. De te fábula narratur, revista El Ojo Mocho, N° 3, otoño 1993.
5. El antropólogo francés Pierre Clastres, analizó las máquinas de guerra de las sociedades primitivas. Según esta
visión que contradice las explicaciones organicistas y economicistas de la antropología, la violencia era ejercida
por las comunidades primitivas contra la unidad del Estado. Se trataba de una auténtica defensa de los modos
de vida de lo múltiple–disperso contra lo Uno-Estado. Clastres Pierre, Arqueología de la violencia: la guerra en
las sociedades primitivas, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004.
6. Rozitchner, León, Perón entre la sangre y el tiempo. Lo inconciente y la política, tomo II. De la guerra a la
política, Buenos Aires, Ed. Catálogos, 1998, p. 116.
7. Ibídem, p. 142.
8. Cooke, John William, “Bases para una política cultural revolucionaria”, De Mano en Mano, Dossier John
William Cooke, año 2, N° 8, septiembre de 1998.
9. Entrevista a León Rozitchner 11/01/2001.
10. Las desventuras del sujeto político, Ensayos y Errores. Ed. El Cielo por Asalto, Buenos Aires, 1996.
11. Rozitchner, León, “La desaparición de personas (nueva tecnología de dominio político)”, revista Ainda, s/f.
12. Ibídem.
13. Rozitchner, León, Perón..., tomo I, op. cit., p. 19.
14. Ibídem, p. 16.
15. La restauración democrática post dictatorial, es para Rozitchner la forma de convivencia social que se ha
consolidado sobre el terror. Sin embargo, las jornadas de diciembre de 2001, abrieron las posibilidades de
reconstruir el tejido social, desgarrado por la dictadura. De repente, y sin que mediara racionalidad previa
alguna, el poder del otro hizo que cada uno recobrara su poder individual que le había sido expropiado.
Rozitchner, León, La ruptura de la cadena del terror en 19 y 20, Apuntes para un nuevo protagonismo social,
Buenos Aires, Ed. De Mano en Mano, 2002, pp. 39-40.
16. Rozitchner, León, Perón..., tomo II, op. cit., p. 158.
17. Rozitchner, León, Filosofía y Terror, Las desventuras del sujeto político. Ensayos y errores. Ed. El Cielo por
Asalto, pp. 115-122.
18. Rozitchner, León, Perón..., tomo I, op. cit., p. 69.
19. Ibídem.
20. Ibídem.

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290

Para una fenomenología


del Ser político
Por Eduardo Rinesi

Pensar la tensión entre las prácticas polí-


ticas y las condiciones sobre las que estas se
despliegan, lejos de todo análisis reduccio-
nista que objetiviza la dominación, es la tarea
que emprende Oscar Landi. La evocación de
Landi que traza con admiración y respeto
Eduardo Rinesi, rememora los aspectos
centrales de un pensamiento que vislumbra
en los espacios de formación discursiva un
dispositivo simbólico, constituyente de las
identidades políticas. El peronismo, la dicta-
dura militar, la “transición democrática” y
la década del 90 y las aún frescas jornadas
del 2001, son trabajadas desde esta pers-
pectiva para la cual el dominio político se
rehace continuamente en sus construcciones
de sentido. La irrupción de los medios de
comunicación como sitios privilegiados de
la construcción de simbolizaciones, pone en
alerta a Landi, quién advierte sobre ciertas
simplificaciones que de la época que otorgan
el privilegio a la imagen sobre la palabra. La
política no está hecha nunca de un conjunto
de imágenes, sino que requiere de la palabra
como dadora de sentido, en su persistencia
por conformar un horizonte común. Recu-
perarla de su obviedad resulta la tarea impos-
tergable para reconstituir la crítica.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

Si se quisiera hacer una suerte de que circulaban por otras facultades de la


fenomenología de la vida pública... Universidad de Buenos Aires, a terminar
Oscar Landi de definir su vocación y a dejar Medicina
para ingresar en Filosofía y Letras. Y allí
el filósofo más relevante de la hora no
Las caracterizaciones del mundo intelec- era Sartre, sino el autor que más perdu-
tual argentino de los años que se tienden rablemente influiría sobre Landi y que
entre la caída de Perón y la de Illia ocupan constituiría, hasta el final de su vida y de
ya muchas páginas destacables, entre las su obra, su punto de apoyo conceptual
que puede no estar de más apuntar las más firme: Maurice Merleau-Ponty.
de Intelectuales y poder en la década del Apenas tres años menor que Sartre,
sesenta, de Silvia Sigal, las de Nuestros Merleau-Ponty se había empeñado desde
años sesentas, de Oscar Terán, y las de el comienzo de su itinerario intelectual
La operación Masotta, de Carlos Correas. (y en el modo en que el propio Sartre
En todas ellas un nombre se destaca lo recordaría más tarde en un pequeño
como fanal orientador de las polémicas y librito, Historia de una amistad, bella
de las tomas de partido y como símbolo memoria de su relación y de sus desen-
y condensación de un momento histó- cuentros) en la demolición de la idea de
rico, político y cultural: el de Sartre. que la naturaleza y el hombre son objeto
La idea del marxismo como el infran- de conceptos universales. Merleau-Ponty,
queable horizonte filosófico del siglo, escribe Sartre, se impacientaba frente a
la temática del compromiso, el mismo ese tipo de universalismo, frente a esas
“personaje” del pensador francés, y todo buenas gentes que creyéndose avionetas
lo que él simbolizaba, su prolífica obra practicaban el ‘pensamiento de conjunto’
filosófica, novelística y teatral, parecen olvidando nuestro hundimiento natal.
haber sido presencias muy decisivas en Contra ese universalismo Merleau-Ponty
los ambientes intelectuales porteños de interrogaría primero la percepción, expe-
esa época, en la que hay que ubicar el riencia ambigua que entrega nuestro cuerpo
inicio del itinerario político e intelectual a través del mundo
de Oscar Landi. Sin embargo, no sería y el mundo a través El filósofo más relevante de la
Sartre, con toda su enorme importancia de nuestro cuerpo: hora no era Sartre, sino el autor
como emblema y divisa de esos años, gozne y anclaje, y que más perdurablemente
el autor que de manera más decisiva luego, a partir de influiría sobre Landi y que
influiría sobre Landi, ni aquel sobre el la comprensión de constituiría, hasta el final de su
que en su obra posterior Landi volvería que nuestro ser en vida y de su obra, su punto de
de modo más recurrente y sistemático. el mundo, anclado apoyo conceptual más firme:
Landi había ingresado a la Facultad de en esa experiencia Maurice Merleau-Ponty.
Medicina a comienzos de la década y primordial del
enseguida se dejó envolver –o, para usar cuerpo, es un ser inacabado y siempre
un verbo que él mismo usaría más tarde, abierto (hacia las cosas, hacia los otros), la
“devorar”– por los fuertes movimientos intersubjetividad, el lenguaje y la historia  2.
estudiantiles de la época. Militó en la Como el propio Landi apuntaría en un
FUBA y en la juventud comunista y eso conjunto de notas de los últimos años de
lo fue llevando (según él mismo recor- su vida, la filosofía de la percepción, por
daría muchos años después)1 a vincu- esta vía, se vuelve filosofía de la praxis, filo-
larse con personas, lecturas y discusiones sofía de la historia o filosofía política. De

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manera que la filosofía de Merleau-Ponty naturaleza) “de frente”. Y ni el mundo ni


no nos deja lejos de los temas y las preo- la historia ni la naturaleza están nunca,
cupaciones que dominaban el campo para Merleau-Ponty, “enfrente”, sino
intelectual argentino de aquellos años en que nos envuelven, nos circundan y nos
los que Landi construía su pensamiento incluyen. La idea de objetividad presente
teórico y político. La pregunta es si nos en el marxismo propone un fundamento
deja en condiciones de encarar esos temas absoluto del saber adecuado sobre las
y preocupaciones desde el punto de vista cosas del mundo, y Merleau-Ponty,
que dominaba escribe Sartre, “sólo creía en un único
El propio Merleau-Ponty, las discusiones absoluto: nuestro anclaje, la vida”, que
escribe Sartre, estaba conven- argentinas y no nos abre, como ya dijimos, a la inter-
cido de que su sentimiento de sólo argentinas de subjetividad y a la historia (esto es: a la
la existencia, que no exigía el esos años, desde totalidad del tiempo pasado y del tiempo
marxismo, tampoco se oponía a el punto de vista futuro), pero no como a un mundo orde-
él, lo que es otro modo de decir que el viejo Sartre nado y racional, sino más bien como a
que el marxismo no era para había declarado “el una aventura necesariamente contingente,
Merleau-Ponty una doctrina, horizonte insupe- en la que el marxismo no puede pretender
un dogma o una necesidad, rable” de la época hacer las veces de un recetario de valor
sino una elección, una contin- y desde el que universal. Pero acaso sí –por qué no– el
gencia, una aventura. Elegir el propio Landi, de una brújula más o menos útil, el de
protagonizar esa aventura sin militante comu- un bastidor, una idea reguladora o un
el reaseguro de un sistema en nista, colaborador esquema heurístico. Porque si la feno-
el que no consideraba nece- de los Cuadernos menología de Merleau-Ponty no se
sario creer, es quizás la expe- de Cultura diri- dejaba confinar a los límites del “gran
riencia política fundamental gidos por Héctor relato” marxista, tampoco resultaba,
de Merleau-Ponty. P. Agosti y prolo- como observa Sartre, incompatible con
guista de uno de lo que habría que llamar una toma de
los libros del autor de La milicia literaria, partido asociada (por cierto: en la precisa
intentaba pensar la política y la historia. circunstancia histórica francesa de la
La pregunta, en fin, era si la filosofía de segunda postguerra) a la lucha de clases
Merleau-Ponty era una filosofía marxista, y al designio de la emancipación de los
o si al menos era compatible con un abor- trabajadores. El propio Merleau-Ponty,
daje marxista de las cosas. escribe Sartre, estaba convencido de que
Y la respuesta a esa pregunta no era fácil. su sentimiento de la existencia, que no
Por un lado, estaba claro que, como el exigía el marxismo, tampoco se oponía
propio Sartre subrayaba, “Merleau no a él, lo que es otro modo de decir que
era marxista”, desconfiaba de cualquier el marxismo no era para Merleau-Ponty
doctrina en la que pudiera descubrir una doctrina, un dogma o una necesidad,
una construcción de lo que él llamaba, sino una elección, una contingencia,
reprobatoriamente, “pensamiento de una aventura 3. Elegir protagonizar esa
conjunto”, y particularmente consi- aventura sin el reaseguro de un sistema
deraba al marxismo, tanto como al en el que no consideraba necesario creer
racionalismo clásico, una forma de inte- es quizás la experiencia política funda-
lectualismo objetivista, vale decir, un mental de Merleau-Ponty.
sistema de pensamiento que se dedicaba Pero no sólo Merleau-Ponty no consi-
a contemplar el mundo (la historia, la deraba a la fenomenología incompatible

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con el marxismo, sino que (sigamos a términos de una polaridad que es esen-
Sartre un momento más: ya vamos a cialmente dinámica. En efecto, no se
dejarlo) opinaba que la célebre frase de trata, para Lefort (para el modo en que
El Dieciocho Brumario según la cual los Lefort lee y recrea la poderosa tradición
hombres hacen su propia historia, pero no del “realismo político” moderno), de
la hacen a su libre arbitrio, bajo circuns- que exista, por un lado, “la realidad” en
tancias elegidas por ellos mismos, sino bajo la que se enmarca la acción de los sujetos
aquellas circunstancias con que se encuen- sociales y, por otro lado, la actividad prác-
tran directamente, que existen y les han sido tica de esos sujetos. La praxis, verbigracia,
legadas por el pasado podía considerarse del proletariado, no se “enmarca”, dice
como una versión marxista de su propio Lefort leyendo a Marx, en una cierta
pensamiento. Esta observación es muy realidad, sino que es constitutiva de esa
interesante, porque nos sitúa frente a los misma realidad. Y lo es porque es en esa
dos modos posibles de pensar la tensión, propia praxis que el proletariado se va
constitutiva de la política, entre la acción constituyendo como la clase en la que se
de los sujetos individuales o colectivos realiza la disolución de todas las clases, la
que actúan en la historia y el conjunto de clase que “es capaz de sustraerse a cual-
situaciones que circunscriben esa acción, quier ideología porque no está ligada a
y nos muestra que esos dos modos ningún interés particular”, que “prueba
posibles de pensar esta tensión no son en su trabajo la
excluyentes. En efecto: ni el “objetivista” universalidad de Landi [...] aseguraría, años
Marx desconoce que son siempre los su posición” y que más tarde, que la problemá-
hombres quienes “hacen la historia” puede construir, a tica del realismo no puede ser
(y por eso el marxismo es también, partir de esa posi- encarada desde la perspectiva
además de una teoría sobre las leyes obje- ción universal, de la adecuación o inadecua-
tivas de la historia, una teoría sobre los un punto de ción de una serie de discursos o
sujetos que actúan en ella) ni el existen- vista adecuado programas a los datos presun-
cialista Merleau-Ponty desconoce que para apreciar los tamente inmodificables de una
el campo en el que esos sujetos “hacen conflictos de la realidad preexistente, sino que
la historia” está siempre punteado por hora y para definir tiene que pensarse “desde el
un conjunto de circunstancias que esos los términos de punto de vista de las opera-
mismos sujetos no tienen más remedio la situación. Sólo ciones discursivas que cons-
que considerar “dadas”. (Circunstancias que, dice Lefort, truyen ciertas nociones de la
“de hecho”, como solía decir Landi para en la medida en realidad, de lo imposible y de
aludir a las determinaciones “duras y que en la época en lo posible”.
mudas” de la sociedad: situaciones here- que Marx escribe,
dadas, poderes fácticos, designios tecno- el proletariado, sólo por excepción, tiene
lógicos). Pensar la política es pensar en el la iniciativa política, ese punto de vista es
corazón de esta tensión entre la “lógica un punto de vista necesariamente cons-
de la acción” y la “lógica de las situa- truido desde la perspectiva del porvenir
ciones”, para utilizar, a este respecto, la (y no del presente) de esa clase y de la
terminología introducida por ese gran sociedad, y necesariamente enfrentado a
lector y heredero de las obras de Marx y los puntos de vista antagónicos desde los
de Merleau-Ponty que es Claude Lefort. que las fuerzas sociales hegemónicas en el
Pero debemos entender esto sin simplifi- presente construyen su propia versión de
caciones, y sobre todo sin hipostasiar los la realidad4. Siempre es así: hay política

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Esta frase que acabamos de citar corres-


ponde a un artículo aparecido en una
compilación de textos de diversos
autores publicada en la Argentina en
los años en los que la reflexión teórico-
política giraba alrededor del tópico
casi excluyente de la “transición a la
democracia”. Pero vale la pena citar,
en el mismo sentido, un escrito de
Landi aparecido una década antes, en el
contexto de una serie de discusiones que
giraban sobre otros asuntos y bajo los
auspicios de otras inspiraciones, y en el
que ya podemos percibir la misma preo-
cupación por superar las concepciones
más objetivizantes y más reductoras de
la complejidad que tienen siempre las
luchas políticas. Se trataba en este caso
–en el marco de una discusión sobre la
crisis política argentina de mediados de
los años setenta– de evaluar los méritos
de la categoría de hegemonía para el
análisis de los fenómenos políticos. Y
Oscar Landi lo que Landi observaba entonces es
que si por un lado la utilización de este
porque el tiempo está “fuera de quicio” y concepto se había introducido en la
porque el presente no es nunca contem- literatura sociológica y política latinoa-
poráneo de sí mismo. Lo que es otro mericana de manera crítica frente a la
modo de decir que el realismo de Marx concepción del Estado como mero aparato
(como, antes del suyo, el de Maquiavelo) de coerción, y comporta una reformulación
es un realismo que se sostiene sobre un del concepto de Estado y de sus relaciones
piso de fuerte indeterminación, y que la con la sociedad que abre un amplio espacio
idea marxiana de realidad es todo menos teórico para el análisis político, por el otro
la idea de algo objetivo e inapelable. Así su uso frecuentemente genérico, en términos
lo entendía también Landi, quien en de la capacidad de una clase o pacto entre
el mismo sentido aseguraría, años más sectores de clase para hacer aparecer su
tarde, que la problemática del realismo interés singular por el interés general de
no puede ser encarada desde la perspec- toda la sociedad, amenaza con dejar ligado
tiva de la adecuación o inadecuación de el concepto dehegemonía a la problemática
una serie de discursos o programas a los teórica de la concepción criticada, con la
datos presuntamente inmodificables de que este uso inadecuado del concepto
una realidad preexistente, sino que tiene compartiría lo que Landi llamaba un
que pensarse desde el punto de vista de “reduccionismo clasista” sustantivista
las operaciones discursivas que construyen y empobrecedor. En efecto, cuando
ciertas nociones de la realidad, de lo se piensa que, por un lado, “todo es
imposible y de lo posible 5. reductible a un interés de clase esencial”,

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

y, por el otro, que “el poder es un lugar transformaciones fundamentales. Por


desde el cual se reproduce la dominación un lado, la dictadura había operado una
económica”, cuando no se introducen, radical configuración de las identidades
en el análisis, niveles, discontinuidades sociales y políticas, y esta circunstancia
y desplazamientos en las formaciones (en el contexto, además, de una crisis de
ideológicas, cuando no se advierte el las certezas teóricas acerca de los modos
modo en que la función ordenadora del en los que se define y se constituye una
aparato estatal es a su vez producto de identidad política, crisis a la que en esos
las múltiples y complejas relaciones de años solía aludirse con expresiones como
fuerzas globales en la sociedad, se corre “crisis de los paradigmas”, “crisis de los
el riesgo de perder, precisamente, uno grandes relatos” o, menos eufemística-
de los sentidos más recuperables del mente, “crisis del marxismo”) lleva a
concepto de hegemonía política, que Landi a preocuparse por “el tema clave
es el de permitirnos pensar los sistemas de la productividad de la política”: a
de dominación como cierres siempre sospechar que los actores políticos nunca
provisorios y contingentes de situaciones “llegan” al campo “discursivo” o “simbó-
abiertas, inconclusas e inacabadas6. lico” de la política para expresar en él su
Pero no se trata sólo, en el modo en el ser social verdadero, sino que definen su
que Landi piensa la relación que existe propia identidad en ese campo (en efecto:
entre el orden político y el enmarañado y discursivo, simbólico) de la política8. Por
plural conjunto de conflictos que habita otro lado, la sociedad argentina había
la sociedad, de indicar que todo orden sufrido, durante
hegemónico es necesariamente provi- esos mismos años Landi tenía que enfrentar la
sional, inseguro y frágil (que, dicho en de la dictadura cuestión teórica fundamental
otros términos, ningún orden hegemó- militar, una feno- de los efectos de lo simbó-
nico “cierra” jamás), sino de advertir menal transforma- lico sobre la identidad de los
que tampoco los sujetos de esos órdenes ción tecnológica sujetos de la lucha política y
hegemónicos están dados, en su iden- en el campo de los de la caracterización de esa
tidad, sus representaciones y sus inte- medios masivos lucha política como una lucha
reses, de una vez y para siempre. Esto es de comunica- por la imposición de un cierto
sin duda cierto en cualquier caso, pero ción, que alteró sentido del orden social.
posiblemente nunca se le haya vuelto a profundamente
Landi tan evidente como a la salida de la los mecanismos de formación del sentido
dictadura militar de 1976-83, cuando se común y de la opinión pública y todo el
trataba de pensar las condiciones para la conjunto de elementos que conforman
construcción de una nueva instituciona- lo que Landi llamaba “la trama cultural”
lidad en la Argentina y se veía claro que de la política9. Vamos por partes.
ésta no podía tener como protagonistas a En primer lugar –dijimos–, Landi tenía
una serie de actores ya constituidos, idén- que enfrentar la cuestión teórica funda-
ticos a lo que ellos mismos habían sido mental de los efectos de lo simbólico
antes del inicio del ciclo militar y que sobre la identidad de los sujetos de la
apenas debían volver a “hacer su juego” lucha política y de la caracterización de
en el tablero de la representación polí- esa lucha política como una lucha por la
tica institucional, “como siguiendo una imposición de un cierto sentido del orden
conversación interrumpida”7, porque en social. Para auxiliarse en esta indaga-
el medio habían tenido lugar un par de ción, Landi acudía a las consideraciones

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de Jacques Lacan y de Louis Althusser los términos de la esperanza depositada


sobre el lenguaje y la ideología, y seña- en los mecanismos del mercado para
laba que lo simbólico, “clivaje estruc- generar la disolución de los anteriores
turante de lo humano”, tiene un orden sistemas de reconocimientos, que eran colec-
propio que rige la producción del tivos y no invidivuales, y que se alimen-
sentido, de manera que “el individuo taban de la temática de la justicia social.
adquiere sus identificaciones normativas El papel del mercado (y del discurso
según el buen orden que prescriben los acerca del mercado) en este dispositivo
discursos sobre la sociedad”. Vale decir: de reestructuración de la sociedad y
que no hay identidad sino identificación de los individuos es, por lo tanto, para
(mejor: que no hay identidad sino como Landi, fundamental: el mercado, en esta
el resultado de un proceso de identifica- convergencia de intereses representada
ción), y que esa identificación es siempre por la alianza de militares y empresa-
el resultado de una cierta interpelación rios, ya no es sólo la mano anónima que
exitosa por parte de un discurso deter- establece reglas de juego iguales para todos
minado o de una formación discursiva y educa a los hombres en la pedagogía del
determinada. En el texto del año 1982 cálculo racional de costos y beneficios, sino
que aquí estamos acompañando, Landi que, singularizando y privatizando a las
consideraba, por un lado, la capacidad personas, se convierte “en un dispositivo
de la formación discursiva del peronismo de la genética de un nuevo individuo”.
(en las dos experiencias de 1945-55 y de Esa sociedad neo-individualista, con las
1971-76) para configurar y reconfigurar identidades colectivas fragmentadas en
las identidades políticas de los sujetos mil pedazos, es el punto de partida del
populares argentinos y, por otro lado, proceso de “transición” que estos textos
el papel que había jugado la dictadura de Landi de comienzos de los años 80 se
militar de 1976-83 como una pode- proponían tematizar10.
rosa maquinaria productora de nuevas En segundo lugar –habíamos anun-
formas de subjetividad, de sociabilidad y ciado–, Landi tenía que enfrentar
de identidad. ¿Cómo había funcionado también el problema del modo en que
esta maquinaria? Pues articulando exito- la trama cultural de la política argentina
samente, dice Landi, en el contexto se había visto afectada por la importante
de anomia política de mediados de los revolución tecnológica producida en el
años 70, dos discursos diferentes: el del campo de los medios masivos de comu-
neoconservadurismo económico y el nicación. Los medios –escribe Landi–
del ordenancismo militar. Esos dos son poderosos dispositivos en el conflicto
discursos se complementan y apoyan por la hegemonía política, pero no modi-
mutuamente, porque el diagnóstico fican las características semiológicas que
que ambos sostienen para justificar la venimos describiendo como propias de este
necesidad de un “reordenamiento de proceso. No modifican las características
la sociedad luego de la crisis del estado semiológicas de este proceso: es decir, no
protector y de las democracias” se orga- modifican el hecho de que este proceso
niza por igual alrededor de la oposición de construcción de la hegemonía es un
caos-orden, sólo que mientras el discurso proceso de producción y universaliza-
castrense fundamenta ese diagnóstico en ción de significaciones. Pero sí modifican
los términos de una doctrina de la segu- las formas que asume en la sociedad este
ridad nacional, el empresarial lo hace en proceso de producción y universaliza-

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ción de significaciones: las coordenadas permitió hace ya doce años la reforma


espaciales y temporales de las relaciones constitucional que habilitó la reelec-
políticas, los mecanismos a través de ción como presidente de uno de ellos,
los cuales se producen las interpela- Landi observó que el fuerte crecimiento
ciones políticas, las formas, los ritmos de los medios como organizadores de
y hasta los géneros de los discursos que la escena pública había generado una
funcionan como políticos, etc.: especie de ilusión óptica por la cual parecía
que no había política por fuera de lo que
El perfeccionamiento y la expansión pasaba en las pantallas, y que esa ilusión
de los medios de comunicación y de óptica había sido un anzuelo que habían
la informática generan significativos mordido también los críticos de la supuesta
cambios en la organización mate- transformación de la política en una escena
rial de la cultura y se constituyen en más de los medios, en un puro simulacro,
ingrediente singular en la formación pero que lo que acababa de ocurrir reve-
de las redes de poder que caracterizan laba que “las grandes decisiones políticas
a los diferentes regímenes políticos 11. se gestan siempre en circuitos no mediá-
ticos” y que había una especificidad
Landi dedicó una buena parte de sus propia del mundo de la política que era
esfuerzos teóricos de las últimas dos necesario pensar 12.
décadas de su vida a esta cuestión funda- Por supuesto que Landi era muy enfático al
mental de la relación entre la vida polí- no había en estas señalarlo: nunca las imágenes
tica y el mundo de los medios en general, observaciones de (televisivas ni de ningún tipo)
y de la televisión en particular. No voy a Landi un elogio pueden desplazar a las palabras
comentar aquí todo lo que Landi pensó y de la ocultación y crear sentido por sí solas;
escribió sobre este problema importantí- y de los pactos siempre “son las palabras las
simo e in-mundo (in-mundo: vale decir, inconsultos entre que definen y anclan el sentido
que está en el mundo, que se vincula con dirigentes. Por de la imagen”.
los modos en los que se desarrolla aquí y supuesto que
ahora la política y que había que estu- se trataba, para Landi, de condenar el
diar, y que nadie en la Argentina estudió secreto en la política (tema, entre parén-
con la atención y la agudeza con que lo tesis, del último de sus trabajos, escrito
hizo Landi). En cambio, voy a comentar poco antes de su muerte y publicado
rápidamente dos cosas que Landi, en póstumamente en la revista Sociedad)13.
sus estudios sobre este problema funda- Pero no en nombre del alma bella del
mental –y en disonancia con algunas comunicólogo ofendido porque las cosas
de las vertientes más simplificadoras y no siempre ocurren en los sets de televi-
también más seductoras y, por lo mismo, sión, sino en nombre de las posibilidades
más generalizadas de los estudios sobre de democratización del espacio público
el problema de la “videopolítica”–, evitó y de ampliación de la ciudadanía. La
cuidadosamente sugerir. política no es nunca, no puede ser nunca,
La primera simplificación en la que Landi ni siquiera en sus momentos de mayor
tuvo mucho cuidado de no incurrir es la desprestigio y de mayor capacidad de los
que consistía en suponer que los medios medios en general, y de la televisión en
podían reemplazar a la política o incluso particular, para colonizarla, plenamente
disolverla. Cuando un pacto secreto asimilada, plenamente “devorada”
entre dos notorios políticos argentinos por la televisión14.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

La segunda simplificación que Landi (especialmente en ciertos comunicadores


tuvo mucho cuidado de evitar, es la de y economistas: el discurso económico
suponer que la aparición de un lazo firme asume una función política de primer
entre política y televisión nos conduciría orden en la Argentina de los noventa)
al terreno de una “cultura política de la la articulación de la palabra capaz de dar
mirada”, donde la palabra perdería peso sentido a las transformaciones que propi-
frente a la expresión y el discurso cedería ciaba y que consumó16.
su centralidad a la imagen. Nada de eso, En cambio, en algunos de los escritos de
y Landi era muy enfático al señalarlo: los últimos tres o cuatro años de su vida,
nunca las imágenes (televisivas ni de es posible percibir el verdadero desgarro
ningún tipo) pueden desplazar a las pala- con el que Landi advertía el vaciamiento,
bras y crear sentido por sí solas; siempre la devaluación, la corrupción o simple-
“son las palabras las que definen y anclan mente el mutis por el foro de la palabra
el sentido de la imagen”. Asociada a otro en la vida política argentina, y la urgencia
discurso –decía Landi comentando las con la que llamaba a “recrearla”. Que
elecciones nicaragüenses de 1990–, la la política suelte alguna frase que me
imagen de Violeta Chamorro bien podía vuelva a atravesar, reclamaba en 1999 17.
ser la de una dama de caridad o la de una Sería bueno recobrar la palabra política,
beata dedicada al cuidado de las almas. devolverle credibilidad, demandaba en
La imagen no suprime sino que necesita abril de 2000, en un artículo en el que
de los discursos, mensajes, propuestas y constataba que el ciclo inaugurado en
promesas 15. Estamos –bien se ve– ante uno 1983 se iba cerrando con la triste trans-
de los viejos temas “merleau-pontyanos” formación de la palabra política en una
de Landi, que Landi, por cierto, nunca “señalética” dirigida a acreedores, orga-
abandonaría, y que en la particular nismos internacionales y calificadoras del
coyuntura argentina que se abría con el riesgo país18. Unos meses más tarde, en
comienzo del fin de la dictadura militar diciembre de ese mismo año, constataba
cobraba una importancia fundamental. que la molestia por la devaluación de la
En efecto, de lo que se trataba en aque- palabra en la sociedad actual expresa en el
llos años era de contar una nueva historia, fondo una demanda de sentido y, posible-
de poner sentido (un sentido diferente mente escéptico respecto a la posibilidad
al que proponía el “relato de la guerra” de que el gobierno de la Alianza se deci-
urdido por los militares) al pasado, y diera finalmente a cambiar ese juego de
también al presente y al futuro. Pero señales hacia fuera por un conjunto de
esta primacía de la palabra no se agotaría palabras hacia dentro, “hacia la gente”,
con la experiencia política de los años esperaba que la política “se enriquezca
del “alfonsinismo”: durante los años que de voces” capaces de donarle ese sentido
siguieron la palabra siguió ocupando un perdido19. Había en esa esperanza algo
lugar fundamental en la escena política de premonitorio (o simplemente de más
argentina, sólo que no se trataba ya de atento a lo que ocurría en el país que lo
una palabra enunciada desde la cima del que lo estaba la mayor parte de nuestras
poder político del estado ni en la forma ciencias sociales, para las cuales el 19 y
del discurso político tradicional, sino el 20 de diciembre de 2001 parecen
de una palabra emitida a través de un haber caído “como un rayo de un cielo
“juego de voces” múltiple y plural, por sereno”), y por cierto que Landi no
el que el presidente delegaba en otros dejaría de celebrar, poco tiempo después,

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LA BIBLIOTECA
Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

los sonidos de la furia de “las nuevas por las formas más convencionales de
subjetividades”20 que despertaban en la ejercicio del poder21. Como el conjunto
Argentina, así como de marcar “sus limi- de su obra, que aquí, muy insuficiente-
taciones para generar propuestas” y de mente, hemos intentado presentar, estas
percibir, sagazmente, los riesgos de que últimas intervenciones públicas de Landi
esa palabra democrática que reaparecía forman parte fundamental del gran
entre nosotros pudiera ser “retomada” pensamiento democrático argentino.

NOTAS

1. González, Horacio y otros, “El vértigo de la historia” (diálogo con Oscar Landi), en El Ojo Mocho N° 16,
Buenos Aires, verano 2001/02, pp. 59 y ss.
2. Sartre, J.-P., Historia de una amistad. Merleau-Ponty vivo, Córdoba, Nagelkop, 1965, pp. 9-12.
3. Ibid., pp. 14-16.
4. Lefort, C., “Reflexiones sociológicas sobre Maquiavelo y Marx: La política y lo real”, en Las formas de la
historia. Ensayos de antropología política, México, FCE, 1988, pp. 143-165.
5. Landi, Oscar, “El discurso sobre lo posible (La democracia y el realismo político)”, en Lechner, N. (ed.),
¿Qué es el realismo en política?, Buenos Aires, Catálogos, 1997, p. 109.
6. Landi, Oscar, La tercera presidencia de Perón: Gobierno de emergencia y crisis politica, Documento
CEDES/CLACSO N° 10, Buenos Aires, enero de 1978.
7. Landi, Oscar, Reconstrucciones. Las nuevas formas de la cultura política, Buenos Aires, Puntosur, 1988, p. 205.
8. ¿De la “sociedad” al “discurso”, pues? ¿De las “clases sociales” a la “semiologización” de todas las identidades
y de todas las relaciones? De ninguna manera, y Landi se ocupa muy bien de destacarlo: lo que a él le interesa
es saber “cómo interviene el orden simbólico en los procesos de formación de actores y culturas políticas”
(“Sobre lenguajes, identidades y ciudadanías políticas”, en Crisis y lenguajes políticos, Buenos Aires, CEDES,
1982, pp. 18-28), y para ello lo que se propone es estudiar “esa ‘intersección’ creadora entre el orden de lo
simbólico y los individuos y clases sociales” (Ibid., p. 21, subr. mío), y no proponer al campo de lo simbólico
como “un nuevo prncipio general” (id., n.) ni postularlo para ocupar el improbablemente honroso sitial de un
nuevo “determinante en última instancia” de la historia o de la subjetividad. Landi no abandona ni la idea de
que la sociedad está compuesta por “individuos y clases sociales” ni la idea de que la historia –la historia de la
relación entre esos individuos y esas clases sociales– es antagonismo y lucha. Sólo que no parece pensar ya esa
lucha como un momento exterior respecto a las prácticas discursivas y simbólicas, porque esa lucha es, entre
otras cosas, lucha por el sentido mismo del orden social.
9. Landi, Oscar, “La trama cultural de la política”, en Lechner, N. (comp.), Cultura política y democratización,
Santiago de Chile, CLACSO/FLACSO/ICI, 1987.
10. Landi, Oscar, “Sobre lenguajes, identidades y ciudadanías políticas”, en Crisis y lenguajes políticos,
Buenos Aires, CEDES, 1982, pp. 18-28.
11. Landi, Oscar, “Comunicación, cultura y proceso político”, en ibid, pp. 52-3.
12. Landi, Oscar, “Escenas de política explícita”, en Clarín, “Segunda Sección” (columna “La vista gorda”),
21/11/1993, p. 25.
13. Landi, Oscar, “El secreto y la política”, en Sociedad N° 20-21, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales
UBA, 2003, pp. 113-24.
14. Lo que es el sentido, me parece, del “devórame otra vez” del título de uno de los libros de Landi. Que alude
sin duda a la vocación de muchos actores sociales (y entre ellos, sin duda, de muchos actores políticos) por verse
asimilados por los dispositivos fascinantes de un medio que, a cambio de imponerles sus reglas, sus códigos y
sus tiempos, les otorga el premio de una extraordinaria visibilidad. Pero que alude también al hecho de que
esa devoración nunca puede ser plena, al hecho de que siempre hay algo que resiste esa vocación colonizadora de los
medios, de que siempre hay algo que no puede ser devorado y que, desde fuera de los medios, desde fuera de las
pantallas, al mismo tiempo que nos revela la existencia de una especificidad propia del mundo de la política,
nos deja oír –no sabemos bien si como una provocación, una bravuconada o un deseo que nunca puede ser
plenamente satisfecho– su reclamo persistente: “... otra vez, otra vez”. (Cf. Landi, Oscar, Devórame otra vez.
Qué hizo la televisión con la gente, qué hace la gente con la televisión, Planeta, Buenos Aires, 1992).
15. Landi, Oscar, Devórame..., p. 103.
16. Landi, Oscar, “Proposiciones sobre la videopolítica”, en Schmucler, H. y Mata, M. C. (comps.), Política y
comunicación. ¿Hay un lugar para la política en la cultura mediática?, Buenos Aires, UNC-Catálogos, 1992, pp. 33-48.
17. Landi, Oscar, “La corrupción de la palabra”, en Lote N° 27, Venado Tuerto, 1999, p. 7.
18. Landi, Oscar, “La política, en ese azul de frío”, en Clarín, Suplemento “Zona” (columna “Tiempos
modernos”), 9/4/2000, p. 2.
19. Landi, Oscar, “El oficio mudo”, en Clarín, Suplemento “Zona” (columna “El séptimo día”), 31-12-2000, p. 2.
20. Landi, Oscar, “El secreto y la política”, en Sociedad N° 20-21, p. 124.
21. Cf. Landi, Oscar, “La política en su corralito”, en Clarín, Suplemento “Zona” (columna “El séptimo día”),
6-1-02, p. 2.

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De aquí y de allá
Por Germán García

La búsqueda de un estilo propio aparece


como una preocupación central en las
reflexiones que propone Germán García.
¿Es posible pensar la creación en América
Latina o, por el contrario, estos paisajes
están condenados a ser un efecto de la
prolongación eurocentrista?
El desafío de la construcción de una imagen
singular en un campo de referencias dadas,
motivan a García a ensayar una explo-
ración de lo más variada. Sorprende la
ductilidad con que el autor se mueve en
distintos terrenos, hallando en ellos claves
para pensar esta complejidad desde regis-
tros tan diferentes. Filosofía, psicoanálisis,
política, antropología, anatomía patoló-
gica, literatura y la edición de libros, son
los fragmentos que iluminan distintos
aspectos sobre los modos en que fueron
pensados estos dilemas por personajes que,
quién sabe, jamás se habrían imaginado a
sí mismos en este diálogo que excede todo
tipo de fronteras.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

No hay fort sin da y, Continúa Echeverría:


valga la expresión, sin dasein.
Jacques Lacan, 1964. El verdadero ingenio no es erudito ni
pedante; hace sí uso de la erudición
para robustecerse y agrandarse; pero
1. no suicida su inteligencia convirtién-
dose en órgano mecánico de opiniones
Una sentencia de G.W.F. Hegel, con ajenas. Nuestros sabios, señores, han
la fuerza de una maldición, atormentó estudiado mucho, pero yo busco en
a los profesores de filosofía de nuestra vano un sistema filosófico parte de la
América durante generaciones. El razón argentina y no lo encuentro;
oráculo dice: busco una literatura original, expre-
sión brillante y animada de nuestra
Lo que hasta ahora acontece aquí no vida social, y no la encuentro; busco
es más que el eco del viejo mundo y el una doctrina política conforme con
reflejo de ajena vida. Más como país nuestras costumbres y condiciones,
del provenir, América no nos interesa, que sirva de fundamento al Estado,
pues el filósofo no hace profecías 1. y no la encuentro (p. 16).

Esta sentencia de 1830 es repetida, Eco y reflejo, sentenció Hegel. Para


aun con más énfasis, por Esteban Echeverría se trata de rechazar los ecos y
Echeverría en 1937: reflejos de España y cambiar la relación
que sus mayores tienen con el conjunto
Yo podría, señores, preguntaros del saber que llega de Europa. Se trata,
cuáles son los principios de vuestro en suma, de saber vestir:
credo político, filosófico y literario;
podría hacer la misma pregunta a Todo el saber e ilustración que
esa multitud de hombres doctos tan poseemos no nos pertenece; es un
vanos de suficiencia y avaros de saber. fondo, si se quiere, pero que no cons-
¿Qué me contestarán? El uno, yo soy tituye una riqueza real, adquirida
utilitario, con Helvetius y Bentham; con el sudor de nuestro rostro, sino
el otro, yo sensualista, con Locke y debida a la generosidad extranjera.
Candillac; aquel, yo me atengo al Es una vestidura hecha de pedazos
eclecticismo de Cousin; éste, yo creo diferentes y de distinto color, con la
en la infabilidad de Horacio y de cual apenas podemos cubrir nuestra
Boileau; muchos, con Hugo, dirán miserable desnudez. Yo no dudo, y
que ésta es absurda. Cada uno, en debo creerlo, pues lo oigo a menudo
suma, daría por opiniones suyas las repetir, que nuestro país cuenta con
de su autor o libro favorito 2. talentos distinguidos, con muchos
hombres de luces; pero, señores, esa
Es verdad que cada uno se toma por tan decantada sabiduría, ¿por qué
otro, pero aquí el problema parece ser no sale a la luz? (p. 17).
que ese otro no pertenece al conjunto
sobre el que se intenta decir algo, no Este arlequín vestido con pedazos de
se encuentra en el ámbito de lo que diferentes colores, después de haber
entonces llaman la patria. experimentado la miserable desnudez

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

de la separación de España, es la figura Así el gaucho argentino, el hacen-


de un argentino en 1837, que busca en dado, el negociante, son más aptos
la oscuridad el fiat, que espera el genio para la política práctica que nues-
destinado por la providencia. Mientras tros alumnos crudos de Quinet y
tanto, dice Echeverría: Michelet, maestros que todo conocen
menos Sudamérica (p. 80).
[...] procuremos, como Descartes,
olvidar todo lo aprendido, para La palabra “romanticismo” no tiene
entrar con toda la energía de nues- aquí una función conceptual, sólo
tras fuerzas en la investigación de la intenta subrayar la emergencia de
verdad (p. 19). una sensibilidad, de la sensibilidad
misma como algo digno de tenerse
Juan María Gutiérrez, compañero de en cuenta... Por ejemplo, en nuestras
Echeverría en aquel año 1837, no cree anteriores citas de Echeverría encon-
que haya que olvidar todo. La literatura tramos que subraya dos palabras:
es particular, pero la ciencia es universal, fiat y genio (ahí tenemos el Sturm und
Drang, aunque el autor no lo sepa, que
[...] es una matrona cosmopolita, que estaba en el aire de los tiempos).
en todas las zonas se aclimata (p. 30).

De Italia rescata a Dante, Galileo, 2.


Miguel Ángel, Colón, Filangieri y
Becaria; de Inglaterra a Shakespeare, Thomas F. Glick en un artículo llamado
Bacon y Newton; de Alemania “El impacto del darwinismo en la
Europa mediterránea y Latinoamérica”
[...] la fuente fecunda de erudición afirma, citando investigaciones ante-
profunda”; de Francia vale todo. riores propias, que entre 1902 y 1909
¿Y la madre patria?: “Yo busco un Sempere (editorial de Valencia) vendió
español que colocar al lado de los que en Hispanoamérica 29.000 ejemplares
dejo nombrados, y no lo encuentro. del Origen del hombre, 6.500 del Origen
Busco algún descubrimiento, algún de las especies y de las obras de Haeckel,
trabajo inmortal de la razón 8.000 ejemplares de los Enigmas del
española, y no lo encuentro (p. 33). universo, y más de 1.600 de Historia de
la creación:
El arlequín romántico, a pesar de los
colores variados de su traje, ignora la El darwinismo del siglo XIX[...]
pintura de España y desprecia su lite- –afirma Thomas F. Glick– fue el del
ratura. La comedia dell’arte dispone Origen de las especies y de la selec-
de otras máscaras que serán modelos, ción natural, mientras que el darwi-
aunque todavía no está definido el nismo de 1900 en adelante fue el del
libreto. Entre la “miserable desnudez” Origen del hombre y de la selección
y los “pedazos de diferentes colores” sexual. Este hecho, que ha pasado sin
existe una tensión, una escisión que comentarios entre los historiadores
es a la vez íntima y social según la de Hispanoamérica repercutió en:
respuesta a Sarmiento escrita por la eugenesia, varias polémicas femi-
Juan Bautista Alberdi: nistas (como el sufragio, el divorcio),

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

el acercamiento médico a los roles y Literaria Argentina Anastasio


sexuales, la recepción de la psicología Martínez (Buenos Aires, 1927), en
freudiana y toda una gama de fenó- tres tomos y con prólogo de David
menos, psicológicos y médicos 3. Peña y una de La Cultura Argentina,
colección La Historia, de Orientación
Thomas Glick, cuando se refiere a la Cultural Editores (Buenos Aires,
Argentina recuerda la novela de Eduardo 1952), en tres volúmenes, con prólogo
Holmberg –Dos partidos en lucha, de José Luis Busaniche.
1875– en la que aparece Darwin en La información de la edición 2001
Buenos Aires, para resolver una disputa. sugiere que uno podría estudiar en cada
Dos años después, en 1877, Darwin período (1907, 1927, 1952, 2001) la
se convierte en socio de la Sociedad lectura que se hizo del mismo libro.
Científica Argentina. Según Thomas Mejor dicho, para usar la diferencia
F. Glick sólo tenía dos opositores del propio Ramos Mejía, los signos
serios: José Manuel Estrada y Pedro provocados por los rasgos que leemos.
Goyena (este último seguía la línea de Esto supone que cierto anacronismo es
la derecha católica española). inmanente a las mutaciones semán-
El 19 de abril de 1882 se celebró un ticas de las mismas palabras y al movi-
homenaje a Darwin en el Teatro miento del conjunto de lo legible, que
Nacional, con intervenciones de modifica al contexto.
Holmberg y Sarmiento, al que asis- El anacronismo en psicoanálisis es
tieron 3.000 personas. En el parlamento asumido en el término retroacti-
Eduardo Wilde defiende a Darwin y al vidad, según el modelo de la frase que
positivismo contra argumentos cató- encuentra su sentido en su punto final,
licos, a propósito de la Ley 1.420, en pero también del conjunto de frases
1883/84. Esta información de Thomas que realizan un ensamblaje particular
F. Glick permite situar la importancia que algunos autores designan como
del tema de la imitación, ya que Gabriel discurso (transfrástico).
Tarde y otros lo tomaron de Darwin. Ramos Mejía, refiriéndose a Juan
Manuel de Rosas, escribe:

3. Un rasgo de pluma, un recibo o la


carta pueril de familia, la cuarteta
La primera edición de Rosas y su tiempo, juguetona u obcsena hecha por
de José María Ramos Mejía, apareció en él, pues también solía tener sus
Buenos Aires en 1907. Emecé editores momentos de poética alegría,
que vuelve a publicar el libro en 2001, estampa sin quererlo un rasgo de
informa que aquella primera vez fue temperamento; tienen, para mi
editado por Félix Lajouane y Cía. en punto de vista, mayor importancia
dos tomos: a pesar del gran tiraje y el que toda la copiosa documentación
precio elevado –según José Ingenieros– de su cancillería, en la que el Ilustre
se agotó en pocas semanas. Restaurador de las Leyes y Gran
La segunda edición corregida apareció Americano “hace prosa” a sabiendas
por Lajouane en tres volúmenes que es lo suculento y sugestivo. En
ese mismo año, y existen al menos efecto, el hecho de tener tiempo y
dos más: la de Edición Científica humor para consagrarle un cuarto

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

de hora a las décimas y seguillas, no denes producidos por la mazorca frente


es un rasgo que vale un signo? 4. a su casa, está allí hasta incitando la
curiosidad de la grafología, para los
Las palabras enfatizadas por el autor que creen en ella, porque, en efecto,
(recibo, poética, humor, signo) son injer- algunas veces la letra de Rosas parece
tadas en una prosa donde se espera traducir ciertos estados alarmantes
–según dice– “la del ánimo. El perfil y el nerviosismo
Nos interesa entresacar lo que copiosa docu- del trazo traicionan vivamente movi-
Ramos Mejía supone a partir mentación de su mientos ambiguos de la sensibilidad.
de una trama de referencias, cancillería”. Es Y sin embargo, la mano que los hacía
señaladas por nombres de decir, se propone no era de las que temblaban por el
autores, que operan como una lectura de los miedo o el horror (p. 21).
metalenguaje que descifra detalles particu-
mediante injertos el “lenguaje- lares, de los rasgos Este método se complementa con la
objeto” constituido por rasgos que conducen entrevista de actores secundarios del
y huellas de aquel tiempo fuera de la prosa período que intenta estudiar Ramos
“gobernado” por Rosas; rasgos pública a la vez Mejía, período designado como “su
y huellas que se acumulan en que revela algo tiempo”, el tiempo de Rosas. Aquí la
documentos públicos, detalles diferente en esa perspectiva del detalle se invierte: nada
privados que se encuentran en prosa. El llamado de lo que pasó en ese tiempo puede
cartas y otros escritos, memo- paradigma indi- ser independiente de la existencia de
rias que fueron construyendo cial, usado por Rosas, nada puede ser una simulta-
un pasado. La doble perspec- Sigmund Freud, neidad sin consecuencias: se impone
tiva del paradigma indicial y es propuesto en una misteriosa sincronía. Por eso, dice
de la historia ordena el mate- el párrafo citado Ramos Mejía:
rial del que dispone. por Ramos Mejía.
Pero se aplican a Al tendero, al pulpero y al soldado,
cosas diferentes, ya que para Sigmund tres de los principales personajes del
Freud se trata del olvido de nombres y peculiar Buenos Aires rosín, hay que
palabras, de los recuerdos encubridores hacerlos hablar y obligarlos a que
de la infancia, de diversos actos fallidos. nos cuenten cómo actuaron y cómo
Rosas, según Ramos Mejía, “hace vivieron, lo mismo que al escribiente
prosa” a sabiendas (es decir, no se y al copista, que fueron los agentes
parece al personaje de Moliere que literarios de la tiranía (p. 24).
hacía prosa sin saberlo) y también
puede hacer algo poético. Nos interesa entresacar lo que Ramos
En el contexto que propone Amalia, Mejía supone a partir de una trama de
la novela de José Marmol, los unita- referencias, señaladas por nombres de
rios son poéticos y los federales son autores, que operan como metalenguaje
prosaicos. Rosas puede hacer las que descifra mediante injertos el
dos cosas, poesía y prosa: reúne los “lenguaje-objeto” constituido por
contrarios, se eleva por encima de sus rasgos y huellas de aquel tiempo “gober-
enemigos y sus seguidores: nado” por Rosas; rasgos y huellas que
se acumulan en documentos públicos,
La carta, la terrible carta al ministro detalles privados que se encuentran en
Mandeville con motivo de los desór- cartas y otros escritos, memorias que

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

fueron construyendo un pasado. La El espiritista es la sombra del posi-


doble perspectiva del paradigma indi- tivista que sabe que la materia es
cial y de la historia ordena el material maternal, que sabe que algo puede
del que dispone. materializarse, que sabe de algunas
De un lado la psicología, del otro la inquietudes:
historia:
La íntima y prolija disección del
Los hechos psicológicos, dentro de alma (si me permitís este sacrilegio
los cuales están incluidos necesaria- materialista) con las generalizaciones
mente las pasiones y los sentimientos que fluyan, son en estos casos tan
humanos, viven indisolublemente indispensables como la sintomato-
ligados a una clase de fenómenos logía y las intimidades menos confe-
físicos que la ciencia estudia todos sables para el diagnóstico de una
los días: los cambios molecu- enfermedad. ¿Por qué tenía Rosas
lares de los centros cerebrales, que esos caprichos de histrión? ¿Por qué
nadie está en aptitud de conocer era inerte y helado su corazón? ¿De
mejor que el que los ha estudiado qué provenían esas particularidades
en el sano, por medio de la fisio- fisiológicas que lo hacían tan original
logía cerebral, y en el enfermo, en y que parte tuvieron en la persona-
las interesantes evoluciones de la lidad de su gobierno? ¿Qué papel,
enajenación mental” (p. 27). en fin, y para no enumerarlos todos,
desempeñó el medio, sobre todo el
Por otro lado [...]un poco a lo Suetonio medio y el momento social, la raza
y un poco a lo Taine (p. 29): del y la familia en el desarrollo y tempe-
primero cierta curiosidad femenina y ramento de la tiranía... Problemas
del segundo “la ciencia hipotética” de todos que el distinguido publicista ha
la historia. debido por lo menos tantear a la luz
De esta manera podrá evitar que el de la copiosa documentación de los
paseo por los lugares de los aconte- archivos de Rosas, que se le abrieron
cimientos, por lugares que fueron de par en par. Era un recurso fecundo
habitados por Juan Manuel de Rosas, para la embriología política de ese
conduzca a percibir “extrañas reen- caso, ya que de estudiar engendros e
carnaciones” surgidas del relato de un informes productos se trata y puesto
acompañante del autor: que el de la personalidad íntima de
don Juan Manuel está tal vez dentro
Ante aquel vivo relato, en el lugar de los límites de esa teratología creada
mismo del drama, la imagina- por Paul de Saint Victor, cuyos viejos
ción predispuesta de un espiritista anales cuentan interesantes ejemplos”
hubiera producido maravillosas (p. 52-53).
materializaciones, haciendo surgir
de entre las brumas de la soledad, y La frase que comienza con la introduc-
de todas piezas, la interesante figura ción del término alma, con la consi-
del hermoso macho bravío que llegó guiente ironía referida al materialismo
a dominar al Río de la Plata desde en que milita, plantea una sintomato-
aquella habitación de modesto logía mediante preguntas que pasan
capataz (p. 33). por el conjunto de su “biblioteca” y

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

concluyen en un término extraño: cita más de lo que se lee, de la misma


teratología (es decir, el estudio de las manera que se leen cosas que no se
anomalías y de las monstruosidades de citan. Por lo tanto, cierta cautela no está
los seres vivientes). de más, aun sabiendo que la función de
Como sabemos, nuestros positivistas la cita tiene su complejidad.
eran verdaderos teratólogos y uno de
los más famosos –José Ingenieros–
encontró en su alianza con los juristas 4.
y la policía la manera de estar siempre
provistos de monstruos para estudiar María Laura Piva en su trabajo sobre
(criminales, locos, degenerados). Domingo Cabred concluye:
Rosas, un monstruo magnífico, es
empequeñecido por sus deudos, que Se ha intentado mostrar que la
tratan de hacerlo entrar entre los cuestión de las causas de la locura
demás patriotas en una de esas “biogra- aparecen de modo diferente en los
fías ceráficas para niños”, mientras textos de Cabred. En las interven-
que Ramos Mejía busca la grandeza ciones públicas de este médico predo-
y los amonesta: “Forcejeáis –se les minaba la atribución de la locura a
podría decir– por meterlo al lado de factores que tenían que ver con cues-
Jorge Washington o del amable don tiones ambientales: consecuencias
Valentín Alsina, cuando su lugar está negativas del avance de la “civiliza-
donde verosímilmente lo colocaría la ción”, crecimiento vertiginoso de la
historia: al lado de Ricardo III, tal vez, ciudad inmigratoria, sobresaltos de
con su grandeza trágica un poco desa- la coyuntura política[...]. Al hablar
gradable, esperando un Shakespeare como especialista, en los textos desti-
americano que en la prosa varonil nados al público médico, Cabred
y sonora del canciller don Pedro, o se mostraba muy interesado por la
el verso iracundo de Hugo, le haga idea de la causalidad orgánica y
repetir como un castigo tardío aquel exhibía esperanzas en el progreso
monólogo inmortal del matador de de los estudios anátomo-patológicos
Buckingham: que lograrían determinar las rela-
ciones enfermedad / lesión que para
Jamás mis ojos derramaron una muchas patologías aún resultaba
lágrima de piedad, ni aun a la desconocida. Es en este contexto
muerte de mi padre, en que todos los donde se ubica la creación del
presentes tenían las mejillas mojadas Laboratorio de Psiquiatría donde
like trees bedath the rain (p. 55). se investigaban problemas que poco
tenían que ver con la locura enten-
José María Ramos Mejía (1849/1914) dida como una cuestión vinculada
tenía una biblioteca que en 1907, a lo social 5.
cuando publica el libro del que nos
ocupamos, se presentaba actualizada El discurso público promueve ideales,
en diversas disciplinas. Nombres y el discurso del laboratorio apunta
términos que se injertan en su prosa, al encuentro de las causas reales de
así como palabras en otros idiomas, lo la locura. Este doble discurso suele
muestran. Pero sabemos que siempre se volverse automático.

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5. la creación de un estándar institu-


cional que resiste algunas décadas.
Otto Fenichel (1898/1946) publica
en 1945 The psychoanalytic Theory of
Neurosis, libro al que se refiere Torres 6.
Norry en 1959, y que será traducido
por Mario Carlisky. Desde entonces Elisabeth Roudinesco concluye un
funcionó como una enciclopedia que reportaje con una variación del oráculo
sustituyó la consulta directa de la obra de Hegel:
de Sigmund Freud.
Jacques Lacan llamó a Otto Fenichel Cuando más se quiere lograr una
“el gran recolector”, máximo exponente explicación unívoca del ser humano,
del “catálogo” de las referencias acumu- cuanto más se dice que el hombre es
lativas sobre un tema que se relativiza en puramente químico, cuanto más se lo
diversas definiciones. Esa sensibilidad reduce a un objeto, más se hace surgir
fue apreciada en Los Angeles, donde del otro lado
enseñó y practicó el psicoanálisis en los el pensamiento Según Witold Gombrowicz,
últimos años de su vida, y también en mágico, el [...] escuchó de otro profeta
Buenos Aires donde su obra conoció oscurantismo. esta amarga comprobación: A
un éxito considerable. Estamos en un los argentinos todo les entra,
La primera edición en Buenos Aires mundo donde, pero les entra tan fácil que es
pertenece a editorial Nova y se realiza por un lado, como si no les entrara.
en 1957, cuando comienza el auge de se opone un
la psicología. La segunda, en la misma oscurantismo religioso y, por otro,
editorial, es de 1964. La tercera, en un cientificismo mortífero. Hay que
1966, pertenece a la editorial Paidos. encontrar una tercera vía. Segura-
Un libro de 1945 injertado en nuestra mente será Europa quien la inven-
lengua en 1957 tarda otros siete años en tará. Pero como América Latina es un
convertirse en un “clásico” que ocupa el reflejo de Europa, ustedes serán euro-
lugar de los libros de Sigmund Freud, peos con nosotros 6.
en un momento en que comienza a
consolidarse lo que Oscar Masotta El reflejo, salvífico para Roudinesco
llamó “aire de revival freudiano”. parece condenatorio para Hegel, que a
El libro de Otto Fenichel cumplía pesar de no querer hacer profecías anti-
bien esta función, no sólo por su cipó la posición de Gabriela Mistral:
índice onomástico y temático, sino
también por cierto “eclecticismo” que Tenemos que confesar que la imita-
no olvidaba los aportes de discípulos ción aparece en nosotros más que
y disidentes de Sigmund Freud. Los como un gesto como una naturaleza:
psicoanalistas estaban demasiado nuestra piel toda poros es lo mejor y
ocupados con sus respectivas “clínicas” lo peor que no ha tocado en suerte y
–por lo general, cada uno especializado a causa de ella vivimos a merced de
en el tema por el que se dio a conocer– la atmósfera 7.
y no se molestaban en consultas más
detalladas. La descripción de casos y Esa porosidad, algunas décadas
las explicaciones sumarias acompañan después, será una desventaja según

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Witold Gombrowicz, quien escuchó En efecto, el problema planteado


de otro profeta esta amarga compro- por la Crítica de la razón dialéctica
bación: puede reducirse a éste: ¿en qué
condiciones es posible el mito de la
A los argentinos todo les entra, pero Revolución Francesa?[...] Y estamos
les entra tan fácil que es como si no dispuestos a admitir que, para que el
les entrara. hombre contemporáneo pueda desem-
peñar plenamente el papel de agente
Y en el mismo número de Revista de histórico tiene que creer en ese mito,
Occidente que publicó la declaración y que el análisis de Sartre desprende
de Gabriela Mistral, Julián María admirablemente el conjunto de condi-
insinúa que para entrar hay que salir: ciones formales indispensables para
que este resultado quede asegurado 8.
Y si se mira bien se advertirá que casi
todos los escritores de Hispanoamé- No olvidemos que la invitación de
rica que son leídos en toda ella, que Roudinesco sigue a un diagnóstico
pueden considerarla como su público, donde la ciencia y el oscurantismo
han alcanzo esta situación –que religioso serían superados en una
debería ser la normal– no directa- tercera vía (Europea, no la de Tony
mente, por irradiación directa desde Blair). Esa tercera vía podría forta-
su país nativo a los restantes, sino lecerse con el demonio de miles de
desde una sociedad distinta, quizá analogías, como ya lo hicieron en su
España, hoy más probablemente momento en la URSS.
Francia o los Estados Unidos, cuyas Por la analogía los acontecimientos
traducciones o comentarios hacen futuros son las conclusiones de una
que el escritor llegue a ser conocido anterioridad, y las contingencias del
desde afuera [...] modelo se transforman en leyes a
seguir para alcanzar un fin. La analogía
Para Julián María no existe la América con Termidor operó en tres momentos
Latina de Roudinesco, ni siquiera la diferentes de la revolución:
Iberoamérica de los socialistas españoles,
sino la pura y dura Hispanoamérica. Así la Revolución Francesa perturbó
Si uno se toma en serio la propuesta las conciencias[...] –escribe Tamara
de Roudinesco podría concluir que Kondratieva–, “siendo a la vez repri-
lo mejor sería valerse del reflejo para mida en tanto que fuente de pertur-
convertirse en europeos en masa y bación. Esto lleva a pensar que la
después retornar triunfal gracias a la insistencia soviética en una ruptura
porosidad descubierta por Gabriela total con el precedente francés disi-
Mistral, sin descuidar la liviandad mula de hecho una continuidad que
advertida por el profeta citado por parece situarse más allá del “conte-
Witold Gombrowicz. Una operación nido de clase” diferente, tan procla-
así podría dejar sin efecto a la maldi- mado. Si la diferencia de ideas y
ción de Hegel. contenidos de clase es bien real, se las
La invitación de Roudinesco no publica demasiado ostensiblemente
llevaría al corazón del problema, al porque, detrás de esa pantalla móvil,
menos como lo anuncia Levi-Strauss: se abrigaban valores e ilusiones que

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constituían el fondo común de los que sus cambios políticos no se impu-


revolucionarios del siglo XVIII y sus sieron por la violencia como en el
sucesores del siglo XX 10. resto del continente: desde el eclecti-
cismo de Vistor Cousin trasladado por
El poder de la analogía, que algunos Monte Alverne (1785/1869) hasta el
manuales de retórica dan como equi- positivismo de Augusto Comte que
valente a homología, surge del dar a introduce, entre otros, Luis Pereira
entender una correspondencia estruc- Barreto (1840/1923), supieron eludir
tural. El análisis semántico puede las luchas entre la iglesia y el libera-
mostrar la diferencia entre los sistemas lismo masónico (que hacía empezar
comparados, pero lo que causa la al “progreso” en la Revolución Fran-
analogía no se disuelve con su aclaración cesa). El antagonismo entre la Iglesia y
(de la misma manera, el chiste produce el liberalismo masónico es responsable,
algo que su explicación no produce). según Leopoldo Zea, de la violencia en
La continuidad disimulada en el caso el resto del continente11.
del precedente francés y la revolución
soviética puede confirmarse con el
ejemplo de García Márquez. Su perso-
naje Gabriel sale de Macondo para la
ciudad de París.

[...] con dos mudas de ropa, un par


de zapatos y la obras completas de
Rabelais.

Es decir, Cien años de soledad que


pasa por ser algo de lo “maravilloso
latinoamericano” contiene la clave de
su heteroglosia, de su exaltación de la
glotonería y la potencia sexual, en su
recurrencia a Rabelais donde podemos
encontrar, con Bajtín, la parodia, lo
carnavalesco y el dialogismo.
Por su parte, en El siglo de las luces,
publicada en 1962, Alejo Carpentier
insinúa un paralelo entre la Revolución
Francesa de 1789 y la cubana de 1959.
Brasil parece ser la excepción a la
regla. Por una ironía de la historia
no cumple con el postulado de la
necesidad del mito de la Revolución
Francesa como condición del hombre
moderno para desempeñar su papel,
según Levi-Strauss. Es por eso que
Leopoldo Zea ha podido oponer Brasil
al resto de América Latina, al mostrar

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La Ilustración europea, enemiga de cree encontrar en Helvecio la suposi-


los mitos, generó ese mito poderoso ción de que la idea fructífera se parece,
que Levi-Strauss coloca en la actua- en lo casual, a la teja que se desprende
lidad como una fuerza clave. ¿Qué del techo y topa con una cabeza. Sería
entendía la Ilustración por mito? La un resto de lo que se llamaba inspira-
analogía, pero también las alegorías y ción, si bien aparece ahora con restos
las imágenes, organizan el mito de una más sencillos, mientras que Diderot ve
manera que Levi-Strauss redujo a una la omnipresencia de Prometeo.
“lógica sensible” que sería reducida, en Juan Bautista Alberdi, como tanto
última instancia, al grupo de Klein y tiempo después lo hará Levi-Strauss
algunas figuras topológicas. en El pensamiento salvaje, coloca en
Por el contrario, Hans Blumenberg un lugar clave el modelo (mito) de la
ha podido mostrar que existe una Revolución Francesa:
etiología y una dinámica del mito,
que en el caso de la función mítica La revolución argentina es un detalle
de la Revolución puede nombrarse en de la revolución de América; como
Prometeo (héroe de la inmanencia de esta es un detalle de la de España;
las fuerzas humanas). como ésta es un detalle de la revolu-
Según Hans Blumenberg el mito de ción francesa y europea. Ocultar este
Prometeo había quedado vacante y origen europeo y general de la revolu-
en una función indeterminada, en el ción de América con el objeto de hacer
momento en que Diderot refuta la la corte al vulgo americano, es echar
antropología de Helvecio. Eso ocurrió la política americana en el sentido
en 1774, y Diderot constataba que de las prevenciones contra Europa,
había muchos hombres del tipo de y ve peligros para la independencia
Ixión o Prometeo, así como muchos americana en lo que ha sido cabal-
buitres devoradores de carne, lo cual mente origen de ella y puede todavía
quiere decir que la situación que hace ser origen de su grandeza venidera 12.
necesario a un Prometeo se repite,
siendo algo constitutivo de la huma- Sin embargo Juan Bautista Alberdi no
nidad que no podría mantenerse saca las consecuencias de lo que dice
en marcha con los dones recibidos en la página siguiente:
de una sola vez. Y esto competería,
prosigue Blumenberg, a todos aque- [...] la revolución maduró fuera del
llos que se dejaran someter al suplicio, país y tuvo sus principales causas en
comparable a la rueda de Ixión, de la Europa, al revés de la revolución
atención intelectual, devorados ince- de los Estados Unidos. Las colonias
santemente por el buitre de las consa- inglesas se habían gobernado por
bidas carencias. Esta pluralización de el sistema representativo desde su
Prometeos se hace en el ámbito de fundación, y allí sí que la libertad
la filosofía de la historia: el progreso colonial fue el punto de partida de
no cambio la situación del individuo su libertad patria e independiente.
que esté dispuesto a impulsarlo activa- Cuando los Estados Unidos sacu-
mente, pues su buitre es el castigo que dieron su dominación de Inglaterra,
le impone la idea y el esfuerzo por dar esta nación estaba en paz y gozaba de
el paso siguiente. En cambio, Diderot la plenitud de su poder.

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En la revolución de Sud América, completamente en silencio cualquier


al contrario, la palabra de orden mueca extraña, se volvía súbita-
fue España ha caducado; pues, en mente para mirarme[...] Los monos
efecto, hacía dos años que estaba en más evolucionados con los que hice
poder de Napoleón[...] 13. ensayos con un espejito se compor-
taron en forma distinta; pusieron sus
Se originó en Europa, pero su porvenir manos detrás del espejo, y al hacerlo
–como lo advirtió Sarmiento– estaba mostraban cierto sentido, pero lejos
más relacionado con el “modelo” de de obtener placer al contemplarse a
Estados Unidos basado en la educación sí mismos, se enojaban y no querían
de los plebeyos, que en remedar una mirar más 15.
alianza “aristocrática” al modo Francés
con la autoridad necesaria para pres- Supongo que a Jacques Lacan le habrá
cindir de la colaboración de la plebe. gustado este quiasmo entre la imagen
Tulio Halperin Donghi estudia las del niño y la voz del padre que le hace
consecuencias de tener como modelo abandonar la imagen para localizar el
a Europa (J.B. Alberdi) y estar atento a punto de emisión. El espejo de Darwin,
los Estados Unidos (Sarmiento)14. como sabemos, tuvo seguidores.
Jacques Lacan eclipsó a varios, ante-
riores y posteriores: Wallon, Stutsman,
7. Gesell, Amsterdam, Zazzo.

El 27 de diciembre de 1839 nació el


primer hijo de Charles Darwin, al que 8.
llamaron William Erasmus. Darwin
comenzó a registrar sus acciones y Suele llamarse el primer “romanti-
expresiones. En el cuaderno de notas cismo” a la expansión, en lenguas
William Erasmus es apodado Doddy. vulgares, de la lírica y la novela en la
Cuando es traducido al inglés un Europa del siglo XII. Esta sensibilidad
artículo del filósofo francés Hippolyte que comienza en lengua francesa, se
Taine sobre la adquisición del lenguaje transfiere a otros idiomas, transpor-
por su hija, Darwin recurre a las anota- tando los ideales poéticos de la cortesía.
ciones sobre Doddy para responderle. Mientras la Iglesia impone el matri-
Estamos en 1877 y en Esbozo biográfico monio como sacramento, el amor cortés
de un bebé leemos: exalta la pasión y las formas poéticas y
refinadas del erotismo, defendiendo la
A los cuatro meses y medio sonreía libertad para el amor.
repetidamente ante mi imagen y la La trágica pasión de Tristán e Isolda, el
suya en un espejo, y es indudable que adulterio cortés de Lanzarote y Ginebra,
las confundía con objetos reales; pero la historia de amor de Abelardo y Eloísa,
reveló cierto sentido al sorprenderse acompañan la Búsqueda del Santo Grial,
que mi voz llegara por detrás de él. la épica del Rey Arturo.
Como todos los bebés, disfrutaba al El trasfondo mítico de estas expre-
verse en el espejo, y en menos de dos siones poéticas muestra que los modos
meses comprendió perfectamente que de vida toman del reservorio cultural
era su imagen; en efecto, si yo hacía aquello que los consolida: el pasaje

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del latín a las lenguas vulgares supone Rafael, Leonardo, Miguel Ángel y
un público que no es el eclesiástico, Donatello –por nombrar algunos– imitan
supone el público de una sociedad los temas de una mitología pagana.
cortés y caballeresca. El cuerpo humano del Renacimiento
No se trató de una ruptura con el responde a cánones analíticos: en la
pasado clásico, sino de la recuperación configuración de Policleto la cabeza
de ciertos temas de los poetas latinos debe ser un séptimo y medio de la
y de los mitos griegos. Las lenguas altura del cuerpo; en la de Lisipo, un
romances y germánicas, en contraste octavo y medio. Durero y Leonardo
con la realidad histórica, se convertían da Vinci establecen diagramas
en vehículos de antiguos ideales. precisos para la figura ideal, que
En un poema de Pierre de Vic, monje obedecen a reglas empíricas obte-
de Montaudon (ca 1180-1213), las nidas a partir de la escisión del rostro
imágenes se quejan a Dios de que ya por el número áureo.
no las pinten, pues las mujeres han La belleza, cuando no se establece en
suplantado a los cuadros de tanto términos geométricos, es ordenada
“acicalarse”. en proporciones, series matemá-
La caída de Bizancio en 1453 y la ticas y simbólicas que recomponen
traducción en Italia de los manuscritos el cuerpo de la cabeza a los pies. La
antiguos favorecen difusión en Europa mujer debe tener tres cosas blancas
de las prácticas y las fórmulas de la (la piel, los dientes y las manos),
Roma Imperial. El rostro y el cuerpo tres rojas (los labios, las mejillas y las
se conciben ahora según las leyes de la uñas), tres negras (los ojos, las cejas y
armonía pitagórica y del ideal platónico las pestañas) y responder a los siete,
de lo Bello, lo Justo y lo Verdadero. nueve o treinta y tres cánones del
Desaparece el canon medieval de la cuerpo ideal16.
ninfa, se valoran las redondeces de la La cosmética, basada en una farma-
mujer (Tiziano: Venus del espejo). copea que se sirve de la botánica, las
La paradoja está en la exclusión prácticas escatológicas y la magia,
de la sexualidad por estos ideales. crea una belleza ilusoria cuyo modelo
El nacimiento es este ideal de pintor. La bionda
En un poema de Pierre de de venus (1478) veneciana, una mezcla para teñir de
Vic, monje de Montaudon de Botticelli, rubio, libera al cabello de su color
(1180-1213), las imágenes se c o m p o s i c i ó n natural. La tez blanqueada y mate.
quejan a Dios de que ya no las mitológica que Los dientes se frotan una vez por
pinten, pues las mujeres han encarna los semana con una mezcla de polvo de
suplantado a los cuadros de valores de la coral rojo, sangre de dragón, tártaro
tanto “acicalarse”. filosofía neopla- de vino blanco, hueso de jibia, hueso
tónica es menos de melocotón y canela. La piel debe
sensual que El jardín de las delicias ser tan transparente que cuando una
(1500) de Hieronymus Bosch. El mujer bebe, ha de poderse ver el vino
erotismo sutil y refinado de Venus está a su paso por la garganta17.
lejos de las ideas estrictamente medie- Se empolvan los pechos, se aclaran las
vales acerca del cosmos y del hombre manos, los lunares postizos cubren las
que se despliega en todos sus detalles pecas o los granos:
en la gozosa proliferación de Bosch.

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A finales del siglo XVI, aunque la


práctica del teñido, los afeites y la
depilación ya se ha extendido a todas
las clases urbanas acomodadas, la
moda de los cuidados de belleza
sufre una caída que únicamente se
verá compensada por el uso de los
perfumes. Las exigencias de la higiene
se concretan en la preocupación por
la ropa limpia. El aseo se hace en
seco, friccionando el cuerpo con telas
perfumadas, y aunque la aparición
del término “maquillaje” data de esa
época, alberga un sentido vulgar y
peyorativo (“trucar”, “enmascarar”)
que conservará hasta el siglo XIX 18.

De manera correlativa, también los


hombres recurren a similares artificios.

9.

Gobiernan el mundo las ideas, exclama Al referirse a la mención de Kant en


Comte. Obedecemos a nuestros senti- Fragmento de Alberdi, Dotti comenta:
mientos, dice Spencer. Ideas y senti-
mientos son tan sólo la careta de nuestros La indicación de las fuentes pari-
intereses, afirma Marx. Y Nietzsche por sinas es significativa, pues la difu-
fin: es mi voluntad la que arbitraria- sión y discusión del kantismo en
mente fija los valores de la existencia. Francia es la instancia mediadora
entre el texto original y la recep-
Alejandro Korn, 1918. ción de Kant en la Argentina, hasta
comienzo del siglo XX 19.
Las constelaciones de nombres propios, Emilio Vaschetto se ocupa del
las constelaciones de afirmaciones y contexto y [también] la obra psiquiá-
negaciones, tienen siempre un sello: trica de Alejandro Korn La conciencia
el eclecticismo. Esa es una de las difi- y la ironía acerca de los aparatos de
cultades para establecer “corrientes” experimentación 20.
y marcar diferencias entre diversos En el año 1927 Alejandro Korn escribe:
autores que se valen de una determi-
nada figura conceptual (para usar esta ... otro caso es Freud. Nadie ha de
expresión de Jorge Dotti, quien en negar el valor de sus investigaciones
su libro La letras gótica se ocupa de la de psicólogo y de psiquiatra, pero hay
recepción de Kant en Argentina, desde quien supone que ha descubierto la
el romanticismo hasta el treinta).

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importancia del problema sexual. conocida en Italia con el nombre de


Antes de Freud no la hemos sospe- jettatura y entre nuestros paisanos con
chado; después de Freud sabemos el de daño se halla tan generalizado,
que toda la humanidad padece una que no puede, en manera alguna
obsesión subconsciente que la obliga considerarse loco a todo aquel, que se
a ver en el más inocente adminículo suponga víctima de maleficios. Pero
un trasunto del falo 21. sobretodo, si estas manifestaciones
eran la expresión de un estado pato-
Contra la supuesta prioridad de lógico, síntoma de un delirio de las
Freud, Korn recurre a Platón, Pascal y persecuciones incipiente, ¿por qué no
Darwin, lo que lo obliga a sustituir el han persistido luego del crimen, por
falo por la bestia y exhortar de manera qué no han continuado con su evolu-
sorpresiva: “Sed compasivo con el ción progresiva en vez de desaparecer
animal, sobre todo si lo lleváis en las de una manera completa?
entrañas”. Consuelo: “También esta
ráfaga ha de pasar”22. La desaparición del delirio después del
Unos años antes Korn expone la aporía asesinato de su mujer, si recordamos la
del inconsciente en los siguientes tesis de Jacques Lacan, lleva a la para-
términos: noia de autocastigo. Cuando Korn
hace el informe, que fue publicado en
No obstante, queremos que haya 1902, el sujeto está preso. No delira,
algo ajeno al proceso consciente, que no se altera, dice Korn. Es dócil, era
sea su negación y lo llamamos lo dominado por su mujer.
inconsciente. Y bien, hemos vuelto a
realizar una concepción. Lo incons-
ciente mismo no existe sino en cuento
lo pensamos y, en el acto de pensarlo,
ha dejado de ser inconsciente 23.

Mi ventaja sobre el hombre que piensa,


dijo alguna vez Jacques Lacan, es que él
no se da cuenta de que primero habla.
Uno podría, de manera insidiosa,
mostrar que el estilo y el vocabulario
de cualquiera escapa a su argumenta-
ción. Y Alejandro Korn, por supuesto,
no es la excepción.
Un ejemplo, el informe que como
psiquiatra presenta Alejandro Korn
sobre un uxoricidio perpetrado por
un italiano de 56 años, jornalero y
analfabeto:

[...] alguna vez amenazaba con


suicidarse y creía haber sido embru-
jado por ella. La superstición popular

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NOTA

1. Hegel, G.W.F., Lecciones sobre la filosofía de la historia, Madrid, Alianza, 1994.


2. Echeverría, Esteban, El ensayo romántico. Buenos Aires, Centro Editor, 1967, p.16.
3. Glick, Thomas F., “El impacto del darwinismo en la Europa mediterránea y Latinoamérica”, en Lafuente,
Antonio y Sala Catalá, José, eds. Ciencia colonial en América, Madrid, Alianza, 1992.
4. Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, Buenos Aires, Emecé, 2001, p. 19.
5. Piva, Maria Laura, “El Pinel argentino: Domingo Cabred y la psiquiatría de fines del siglo XIX”, en
Monserrat, Marcelo comp., La ciencia en la Argentina entre siglos. Buenos Aires, Manantial, 2000.
6. Roudinesco, Elisabeth, Entrevista en Página 12, 23/8/2004.
7. Mistral, Gabriela, “La lengua de Martí”, en Revista de Occidente, N° 3 (mayo 1966). Conferencia en
La Habana, 1938.
8. Lévi-Strauss, Claude, El pensamiento salvaje. México D.F., FCE, 1964, p. 368.
9. Véase: Kondratieva, Tamara, Bolcheviks et Jacobins: itinéraire des analogies, Paris, Payot, 1989.
10. Kondratieva, Tamara, “Los efectos del imaginario surgido de la Revolución Francesa sobre la vida política
en U.R.S.S.”, en Descartes: el análisis de la cultura, N° 7 (junio de 1990), pp. 125-130.
11. Véase: Zea, Leopoldo, “Romanticismo y liberalismo en Brasil”, en Dianoia (1964).
12. Alberdi, Juan Bautista, Grandes y pequeños hombres del Plata, Buenos Aires, Plus Ultra, 1974. p. 62.
13. Op. cit. p. 63.
14. Véase Halperin Donghi, Tulio, Una nación para el desierto argentino, Caracas, Buenos Aires, Biblioteca
Ayacucho, Editores de América Latina, 2004.
15. Darwin, Charles, “A biographical Sketch of an Infant”, en Mind, N° 2 (1887), pp. 285-294.
16. Véase Paquet, Dominique, La historia de la belleza, Buenos Aires, Grupo Zeta, 1998.
17. Véase op. cit.
18. Op. cit.
19. Dotti, Jorge, La letra gótica, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 1992, p. 41.
20. Inédito.
21. Korn, Alejandro, “Filosofía argentina”.
22. Op. cit., p. 241.
23. Korn, Alejandro, La libertad creadora, Buenos Aires, Claridad [1a ed. 1920], 1963, p. 53.

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316

Filosofía y catalepsia
Por Silvio Juan Maresca

Una creciente ola de cuestionamientos


acechaba a la filosofía académica de
comienzos de los 70. Una crítica genera-
cional que se plegaba a las convulsiones
sociales y políticas de la época, y amenazaba
las certezas filosóficas de las aulas universita-
rias. Silvio Maresca narra los derroteros de la
experiencia de la “filosofía de la liberación”.
Que intentó abrirse terreno a partir de la
búsqueda de una singularidad desde la que
pensar nuestras realidades continentales.
La desaparición y el exilio fueron las condi-
ciones que produjeron la mutación de
aquella empresa convirtiéndola en una nueva
corriente: la “filosofía latinoamericana”,
unas veces afirmada en sus certezas ante-
riores, y otras culposa y adaptativa, Maresca
le reprocha haber reaccionado vehemente-
mente contra las corrientes posmodernas,
potenciales aliadas contra la racionalidad
occidental, con similares argumentos
contra los que otrora se levantaba. Situa-
ción que deja a la filosofía –según el autor–
en “estado de catalepsia”.
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La filosofía latinoamericana se pensadores de razonable formación


encuentra hoy en estado catalép- universitaria se atrevía a cuestionar
tico. Por no hablar de la filosofía las certezas consagradas de la filo-
de la liberación. No necesito aclarar sofía occidental o, cuanto menos, su
una vez más que cuando digo “filo- adopción dogmática por parte de los
sofía latinoamericana” me refiero profesores de filosofía nativos.
a una filosofía original, que lleve Desde su establecimiento, a prin-
la impronta de su gestación en un cipios del siglo XX, y su posterior
horizonte histórico-cultural relativa- consolidación bajo la consigna de la
mente ajeno al europeo-occidental; “normalidad filosófica”, el mundo
una filosofía, en fin, “original”, no filosófico académico argentino jamás
porque agregue su grano de arena había experimentado algo semejante.
a la evolución consabida de la filo- La realidad de los
sofía europea (hoy también nortea- pueblos latinoa- No necesito aclarar una vez
mericana) sino porque marque una mericanos, sus más que cuando digo “filo-
disidencia en cuanto a los supuestos padecimientos sofía latinoamericana” me
básicos del pensar filosófico. Con y sus luchas, refiero a una filosofía original,
“filosofía latinoamericana” no sus anhelos que lleve la impronta de su
aludimos pues –lo hemos repetido más hondos, gestación en un horizonte
hasta el cansancio– a una filosofía de se filtraban histórico-cultural relativa-
suyo universal, que se desarrollaría –interpretación mente ajeno al europeo-occi-
por accidente en América Latina, mediante– por dental; una filosofía, en fin,
pero cuyos puntos de partida, temas, las puertas y las “original”, no porque agregue
preocupaciones y demás no dife- ventanas de las su grano de arena a la evolu-
rirían en nada respecto a los insti- aulas, invadían ción consabida de la filo-
tuidos por el mundo nordatlántico. los congresos, sofía europea (hoy también
Tampoco en esta línea, vale decirlo, relegaban a un norteamericana) sino porque
nos lucimos demasiado hoy por hoy. segundo plano marque una disidencia en
Nuestros actuales aportes latinoa- las tradicio- cuanto a los supuestos básicos
mericanos a la filosofía así llamada nales disputas del pensar filosófico.
“universal” son menos que modestos. entre escolás-
ticos, existencialistas, positivistas,
fenomenólogos. Fueron vertiginosos
El resplandor inicial tiempos de zozobra, en los cuales la
clase profesoral llegó por momentos a
En lo sucesivo me referiré a la expe- sentirse acorralada.
riencia argentina, única que conozco Hijos dilectos de la universidad, los
medianamente. A comienzos de jóvenes rebeldes no se conformaban
los años 70, el hasta ese momento con el pautado y pausado ascenso
apacible mundo académico argen- hacia la titularidad de las cátedras;
tino, apacible sin perjuicio de sus querían algo más y en el fondo
naturales desavenencias, se vio distinto: forzar el ingreso a la univer-
conmovido por una impensada sidad del mundo que los rodeaba y
eclosión: al calor de una conste- con el cual se sentían profundamente
lación de acontecimientos locales comprometidos. Pero en abierto
y externos un grupo de jóvenes contraste con los clásicos marxistas

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

latinoamericanos, incapaces de enta- de descolonización, producto casi


blar una discusión filosófica seria siempre de la lucha de los movi-
(eran tiempos de Politzer, aunque mientos de liberación nacional,
con Gramsci y Althusser se empe- los pueblos del Tercer Mundo,
zaba a elevar un poco la puntería), conducidos por lúcidos y presti-
pretendían hacerlo con las mejores giosos líderes, parecían orientarse
armas: traduciendo a categorías filo- protagónicamente hacia un nuevo
sóficas la problemática histórica, ordenamiento del planeta, basado
social y política que los acuciaba. en el respeto hacia las diferencias
La mejor tradición alberdiana, casi culturales, la justicia, la eliminación
olvidada después de Alejandro Korn, definitiva de la miseria y de la explo-
volvía por sus fueros. tación del hombre por el hombre.
Otro aspecto digno de nota es que el Jean Paul Sartre escribía por esos días
movimiento de la filosofía de la libe- un encendido y bienintencionado
ración, tal su denominación en esa prólogo a Los condenados de la tierra
etapa, se extendía por las universidades de Franz Fanon, suerte de Biblia
de todo el país. revolucionaria para los pueblos colo-
Por fin, a quienes acentuaban Entiéndase bien niales y semicoloniales en trance de
el rasgo nacional del nuevo lo dicho más liberación. América Latina, Asia,
punto de vista filosófico, se les arriba: no es que África, buscaban afanosamente
objetó (y todavía se lo hace) estos “nuevos plasmar nuevas formas de socialismo
que ningún país que haya filósofos” no acordes a sus tradiciones históricas
producido una filosofía digna ambicionasen las más entrañables, como vía propia de
de tal nombre, planteó jamás cátedras o incluso ingreso a una modernidad digna. Las
la misma como “nacional”. la conducción juventudes se hallaban movilizadas
[...] Esta objeción pasa por alto de las carreras por doquier, anhelando nuevos hori-
tanto el origen colonial de los de filosofía en zontes. La “sociedad de consumo”
países latinoamericanos que, las universi- era unánimemente repudiada. Entre
a partir de su independencia, dades estatales o nosotros, el retorno de Perón –de un
les exige afirmar su autonomía privadas, cosa que Perón a la altura de las ideas de la
y su peculiaridad con más en algunos casos época, de un Perón que predicaba “la
énfasis, como las propias tradi- obtuvieron por hora de los pueblos”– se tornaba día
ciones patrias: en el caso de la un breve período, a día una realidad más tangible.
Argentina el pensamiento filo- pero el objetivo El guevarismo y la guerrilla también
sófico de la nueva nación nace era implementar aportaban en América Latina su cuota
en el Juan Bautista Alberdi de un cambio de redentorismo, con su paulino
1837 con el mandato expreso radical, ajustar la “hombre nuevo”. La Iglesia, con su
de construir una filosofía trasmisión de la opción preferencial por los pobres y
nacional, en esos términos. filosofía a la nove- su Teología de la Liberación, acusaba
dosa concepción. a su vez profundas mutaciones. En
Hacia fines de la década del 60, prin- el campo de las ciencias sociales, la
cipio de los 70, el mundo parecía a Teoría de la Dependencia despla-
punto de trastrocarse. Finalmente lo zaba al funcionalismo y al marxismo
hizo, aunque en un sentido inverso; ortodoxo, entre otras corrientes. Nadie
algo muy difícil de prever por ese ignora el significativo influjo que la
entonces. Luego de los procesos Teología de la Liberación y la Teoría

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de la Dependencia ejercieron sobre o Levinas. La cuestión era (y es) un


nuestros jóvenes filósofos, aunque problema de perspectiva; concierne
no en todos ellos, es cierto, con la al “desde dónde” de un pensar. En
misma magnitud. Hegel, Heidegger el límite, los contenidos pueden ser
y Levinas, desde una lectura situada, cualesquiera, lo esencial reside en la
al decir de Mario Casalla, pero sobre ubicación del centro de gravedad.
todo Levinas, de la mano de Dussel, Otra crítica muy común, que creció
eran quizá los filósofos europeos más con el tiempo, fue la acusación de
frecuentados por nuestros filósofos de quedarse en lo programático, sin
la liberación. La modernidad europea avanzar (o no lo suficiente) en desarro-
aparecía generalmente como la raíz llos concretos. Crítica más atendible,
de todos los males y, en ocasiones a mi juicio, esta última, siempre y
(Dussel), el pensamiento judío era cuando se profundice en los motivos
privilegiado sobre el griego. de tal estancamiento, que están muy
Pero nada era sin conflicto, que a lejos de responder a una simple impe-
menudo se tornaba abierta confron- ricia o pereza profesional.
tación. Desde la misma emergencia Por fin, a quienes acentuaban el rasgo
de la corriente de la filosofía de la nacional del nuevo punto de vista
liberación llovieron las críticas, filosófico, se les objetó (y todavía se
muchas de las cuales se reiteran lo hace) que ningún país que haya
actualmente ante el menor conato de producido una filosofía digna de tal
un pensar situado, para hablar otra nombre, planteó jamás la misma
vez con Casalla. Sus adversarios no como “nacional”. Crítica feudataria,
sólo se refugiaron en la según ellos fácil verlo, de la presunta univer-
obvia universalidad a priori de la filo- salidad a priori del discurso filo-
sofía sino que señalaron enseguida sófico, cuya afirmación ni siquiera
la aparente incongruencia de apelar en el contexto europeo se verifica
a filósofos de la más rancia estirpe en todos los casos. Pero lo funda-
europea para apuntalar un proyecto mental no está ahí. Esta objeción
filosófico alternativo. En verdad, pasa por alto tanto el origen colo-
una crítica irrazonable. Pues jamás nial de los países latinoamericanos
originalidad alguna se construyó que, a partir de su independencia,
desde cero o echando mano exclusi- les exige afirmar su autonomía y su
vamente a contenidos culturales de peculiaridad con más énfasis, como
tipo local, de supuesta pureza incon- las propias tradiciones patrias: en el
taminada. Menos todavía en los caso de la Argentina el pensamiento
tiempos modernos. Plantear la nece- filosófico de la nueva nación nace en
sidad y pertinencia de una filosofía el Juan Bautista Alberdi de 1837 con
latinoamericana no obliga –ni ayer, el mandato expreso de construir una
ni hoy– a rechazar ideas procedentes filosofía nacional, en esos términos.
de otras latitudes o a remontarse
únicamente a los mayas o los incas,
por ejemplo. Con menor razón El desacople
cuando se trata de filósofos fuerte-
mente críticos de su propia tradi- Todos sabemos cómo terminó en
ción, como es el caso de Heidegger la Argentina y en la mayor parte de

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Latinoamérica la experiencia de fines Estados Unidos, posibilitaron el


de los 60, comienzos de los 70. La reverdecimiento de una opción
voz de la filosofía de la liberación fue política que parecía definitivamente
acallada por los bandos militares. arrojada al desván del pasado y que
Sus portadores fueron barridos de en los 70 caía fuera del foco de la
las universidades discusión. La consigna “liberación
Durante la década de los 80 la y perseguidos, o dependencia” fue reemplazada
filosofía de la liberación, sin en mayor o por “democracia o autoritarismo”.
abandonar su gesto inaugural, menor medida. Dentro de ello, la socialdemocracia,
se sometió en la Argentina a un Algunos optaron fórmula inocultablemente inter-
riguroso proceso de autocrítica por el exilio, nacionalista, se insinuaba como
y revisión. En significativos otros perma- un camino de progreso y mejora-
círculos comenzó a hablarse necieron en el miento de la vida de los pueblos o,
preferentemente de “filosofía país, viviendo su mejor dicho, de la “ciudadanía”,
latinoamericana”, despla- exilio interior, como ahora se decía, en términos
zando el rótulo “filosofía de la por así llamarlo. del “nuevo” lenguaje. En la filosofía
liberación”, después de arduas Se generó de este europea, cobraba fuerza el posmo-
y polifacéticas discusiones. modo una frac- dernismo merced al hartazgo de la
Pero, naturalmente, eso no fue tura que todavía intelectualidad de izquierda frente
todo. La autocrítica no sólo hoy persiste, en al marxismo, que como “socialismo
señaló con precisión las confu- cierta medida. real” daba testimonio de una ya
siones y equívocos de los 70 Después de irreversible esclerosis. Después de
sino que aportó simultánea- un silencio de la muerte de Mao, el socialismo
mente nuevas categorías desti- pocos años, chino –esperanza de muchos– había
nadas a sustituir los puntos de los 80 vieron virado a su vez hacia un sospechoso
vista y conceptos desechados. reaparecer en “pragmatismo”. El Tercer Mundo
la Argentina había perdido su dinámica y al
lo nuclear de la orientación de tambalear su proyecto mostraba un
los 70. Pero el panorama había crudo rostro de pobreza y atraso.
cambiado drásticamente. Por un Durante la década de los 80 la filo-
lado, el reagrupamiento de los sofía de la liberación, sin abandonar
filósofos de vocación latinoame- su gesto inaugural, se sometió en la
ricana se pobló de nuevas caras y Argentina a un riguroso proceso de
extrañó muchas otras, amén de las autocrítica y revisión. En significa-
del exilio propiamente dicho. Por el tivos círculos comenzó a hablarse
otro, la situación, el entorno, eran preferentemente de “filosofía
radicalmente diferentes. Al poco latinoamericana”, desplazando el
tiempo de iniciada la década, la rótulo “filosofía de la liberación”,
democracia representativa, de raíz después de arduas y polifacéticas
liberal, se instaló en América Latina discusiones. Pero, naturalmente,
con insospechado vigor como eso no fue todo. La autocrítica
único discurso político posible. no sólo señaló con precisión las
La monstruosa criminalidad de confusiones y equívocos de los 70
las dictaduras militares, eminen- sino que aportó simultáneamente
temente la argentina, sumado a la nuevas categorías destinadas a susti-
siempre tutelar presencia de los tuir los puntos de vista y conceptos

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desechados. Se percibió claramente una diferencia y una singularidad


que el pensamiento de los 70 apos- irreductibles. Y, como bien explicó
taba a una absoluta exterioridad de Deleuze, la diferencia difiere, no se
los pueblos no europeos respecto opone. En la oposición se trasluce la
a la ontología centroeuropea lógica del esclavo; manda el resen-
que no era tal, menos aún en la timiento. El odio al amo reproduce
medida en que con la “revolución puntualmente el sometimiento; en
post-industrial” la civilización de esos términos, la liberación es impen-
Occidente daba una nueva vuelta sable, adolece de una imposibilidad
de tuerca a su inveterada vocación lógica. La influencia de Nietzsche se
imperialista, acrecentando la facti- hacía sentir dentro del campo de la
cidad de su dominación planetaria. filosofía latinoamericana, ayudando
La discusión ya no se centraba tanto a corregir los errores conceptuales y,
en lo Universal en cuanto categoría en definitiva, históricos, de los 70.
filosófica dogmáticamente presu- La filosofía de la liberación de los
puesta sino en una universalización 70 no ignoraba
de hecho que rebasaba ampliamente a Nietzsche, La filosofía latinoamericana
los estrechos marcos de la reyerta pero lo apre- de los 80 tampoco supo apro-
académica. Esto llevó progresiva- hendía dentro vechar inteligentemente la
mente, mientras avanzaba la década de la captura irrupción del pensamiento
y se aproximaba lo que en los 90 de la interpre- posmoderno. Las más de las
se conoció con el nombre cuasi- tación heide- veces reaccionó irreflexiva-
periodístico de “globalización”, a ggeriana. Así las mente contra él sin tomar nota
la búsqueda de nuevos modelos cosas, Nietzsche de que el cuestionamiento de
lógicos y topológicos que permi- aparecía como los grandes paradigmas de la
tieran formular una exterioridad c u l m i n a c i ó n modernidad europea despe-
interior o una interioridad exterior, de la aborre- jaba el terreno, contribuía a
por así llamarlas. cida metafísica su manera a la tarea ya desa-
A su vez fue manifiesto que la moderna, como rrollada a partir de la filosofía
reflexión setentista, sin perjuicio e x a c e r b a c i ó n de la liberación, precursora en
de su prédica de una exterioridad de la metafísica tales cuestionamientos y, sobre
deudora de una geometría euclidiana de la subjeti- todo, aunque sin proponér-
de tres dimensiones, procedía según vidad, apóstol selo, desde luego, legitimaba la
una lógica fundada en la negati- de una desasida posibilidad de elaborar pers-
vidad, instrumento privilegiado voluntad domi- pectivas descentradas. Nadie
de la “totalidad cerrada”, al menos nadora. duda de que el pensamiento
con seguridad a partir de Hegel. En Lo dicho es posmoderno, que ya cumplió
suma: afirmarse a sí mismo a partir apenas una su breve ciclo, es decadente,
de la negación del otro, concebido muestra, enun- síntoma de la disolución de la
como positividad. ciada en forma cultura europea.
Es allí donde el pensamiento lati- escueta, como
noamericano de los 80 introdujo la corresponde a una síntesis. Los
categoría de autoafimación: según aportes fueron innumerables. La filo-
una lógica de la afirmación pura, sofía latinoamericana ganó durante
liberarse significa desplegar a partir los 80 en riqueza categorial, trans-
de sí la propia potencia, hacer valer formando, ampliando y refinando

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sus conceptos. Muchos puntos de con la democracia formal ni con


vista infantiles fueron abandonados la prédica “modernizadora” que
y se saldaron algunas deudas iniciales la acompañaba como la sombra al
importantes, como las mantenidas cuerpo. Al unísono, y al calor de
con la Teoría de la Dependencia la nueva realidad, iban ganando
y la Teología de la Liberación. Se espacio otros discursos: los derechos
integraron nuevos autores y perspec- humanos, las reivindicaciones de
tivas, se verificó una notable apertura las minorías. Conceptos tan caros
hacia otras disciplinas (por ejemplo, a la filosofía latinoamericana como
el psicoanálisis), se profundizó el pueblo, nación y Estado, perdían
estudio del pensamiento argentino y vigencia o eran furiosamente impug-
latinoamericano. nados por sus pretendidas resonan-
Sin embargo, sucedió una vez más lo cias totalitarias, desdibujándose la
que tan agudamente había advertido crucial diferencia entre el nacio-
Hegel: la más alta expresión concep- nalismo de los pueblos y países
tual se alcanza sojuzgados y el de las grandes poten-
El desierto crece. Y el desierto siempre cuando cias, diferencia establecida con meri-
es el peor enemigo de la filo- el mundo teori- diana claridad en los años 60-70.
sofía latinoamericana y, a zado ya ha desa- A su vez, la filosofía latinoamericana
la postre, de la filosofía en parecido o se de los 80 permaneció por lo general
general. No es delirante conje- encuentra en al margen de las universidades,
turar que pronto el mundo su ocaso; el ave no pudiendo recuperar los lugares
occidental –y todo lo que de Minerva perdidos ni lograr otros nuevos. Sin
Occidente toca– prescindirá levanta su vuelo recursos económicos, con pocas publi-
por completo de ella, o sólo la al atardecer. En caciones mal distribuidas y privada de
tolerará en formas aberrantes efecto, si bien la cátedra universitaria, su difusión se
(mejor Platón que Prozak). la filosofía lati- vio considerablemente restringida.
noamericana de La filosofía latinoamericana de los
los 80, desarrollada en la Argentina, 80 tampoco supo aprovechar inteli-
exhibía una evidente superioridad gentemente la irrupción del pensa-
conceptual frente a la filosofía de la miento posmoderno. Las más de
liberación de los 70, se hallaba en una las veces reaccionó irreflexivamente
relación mucho menos armónica con contra él sin tomar nota de que el
el contexto vigente. Así como esta cuestionamiento de los grandes para-
última se avenía cabalmente al mundo digmas de la modernidad europea
en el cual se encontraba inserta, la despejaba el terreno, contribuía a su
filosofía latinoamericana de los 80 manera a la tarea ya desarrollada a
se construía en fuerte tensión con el partir de la filosofía de la liberación,
medio. El curso del mundo se enca- precursora en tales cuestionamientos
minaba en otra dirección. Mientras se y, sobre todo, aunque sin propo-
pensaba mejor la lógica del despliegue nérselo, desde luego, legitimaba la
de los pueblos éstos perdían protago- posibilidad de elaborar perspectivas
nismo histórico, disolviéndose en una descentradas. Nadie duda de que
anomia generalizada. el pensamiento posmoderno, que
Decididamente, la filosofía latinoa- ya cumplió su breve ciclo, es deca-
mericana de los 80 no simpatizaba dente, síntoma de la disolución

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de la cultura europea. Pero, justa- Pero más allá de todo esto el verda-
mente, ¿no se trata de eso? ¿Por qué dero problema, a mi juicio, es que
defender los impugnados “grandes la filosofía latinoamericana de los
relatos” si la filosofía latinoamericana 80 no supo ver –tampoco lo ve la
nunca pretendió construirlos sino actual– la hondura del nihilismo;
apenas enunciar narraciones válidas nihilismo europeo que sigue avan-
para pueblos singulares? ¿Por qué zando, extendiéndose y profundi-
defender los impugnados “grandes zándose sin que quepa vislumbrar su
relatos” si la filosofía latinoamericana final, que parece internarse cada vez
surge (o resurge) en los 70 como esa en lo incierto del futuro. El desierto
misma impugnación aunque, claro crece. Y el desierto es el peor enemigo
está, con diferentes propósitos y de la filosofía latinoamericana y, a la
perspectivas? ¿Por qué oponerse a postre, de la filosofía en general. No
los proclamados “fin de las ideolo- es delirante conjeturar que pronto
gías”, “fin de la historia”, si las ideo- el mundo occidental –y todo lo que
logías fueron en nuestros pueblos Occidente toca– prescindirá por
productos de importación, sustento completo de ella, o sólo la tolerará
de la “colonización pedagógica”, en formas aberrantes (mejor Platón
instrumentos de dominación y alie- que Prozak).
nación colectivas y la “historia” que
el pensamiento nordatlántico dice
no fue nunca la nuestra ni nos hizo Derrumbe, persistencia y esperanza
jamás un lugar; historia universal y
teleológica cuya clausura abre la posi- El golpe del cual aún no se ha podido
bilidad de múltiples decursos vitales recuperar y que explica su actual
y diversos protagonistas? catalepsia, lo recibió la filosofía lati-
La filosofía latinoamericana no sólo noamericana en los 90, década que
desaprovechó el posmodernismo, se inaugura con la caída del Muro de
muchas de cuyas afirmaciones, como Berlín, la vergonzosa descomposición
queda dicho, jugaban a favor de de la URSS y el consiguiente triunfa-
ella, a condición de ser debidamente lismo liberal. Siempre más o menos
redefinidas y recontextuadas, sino próxima a la política, la filosofía lati-
que un número significativo de sus noamericana asistió pasmada en la
cultores se inclinó por la escuela filo- Argentina a lo que veinte años antes
sófica rival en auge por esos años: la hubiera sonado a delirio psicótico: la
racionalidad comunicativa, astucia adopción del credo neoliberal por el
de la razón imperial, ya denunciada partido popular.
en ese carácter con gran lucidez por Con el avance arrollador de la dichosa
Carlos Cullen en los 70. globalización y su grosera apología
Frente al debilitamiento posmo- a cargo de los poderosos medios de
derno del universalismo, su refuerzo difusión masiva, pareció desaparecer
insidioso por parte de la raciona- para siempre de la escena histó-
lidad comunicativa; difícil entender rica, barrido por un vendaval, todo
qué ventajas puede reportar a la filo- aquello que constituía los puntos de
sofía latinoamericana la adhesión a apoyo de la filosofía de la liberación y
este último punto de vista. el trasfondo histórico aún palpitante

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en los anhelos de la filosofía latinoa- como irreductibilidad de una dife-


mericana de los 80; no más pueblos rencia y ejercicio de la singularidad,
y ahora ni siquiera ciudadanos, vive soterrada aunque activamente
consumidores; el estado, la nación, en algunos textos y discursos.
rémoras; los movimientos nacionales Por lo demás, el nuevo siglo se inicia
de liberación, cáscaras vacías; en el con una notoria pérdida de prestigio
mejor de los casos, partidos políticos del discurso neoliberal. Por ahora,
de la democracia formal. en América Latina, el neolibera-
A partir de los primeros años de lismo tiende a ser reemplazado por
la década del 90 la producción un inocuo progresismo, una suerte
de la filosofía latinoamericana, al de izquierdismo cultural, de ribetes
menos tal como se la conocía hasta setentistas, que no pone en cues-
entonces, se detuvo. La mayor parte tión seriamente nada. No obstante,
de sus cultores viró hacia otras el clima ha cambiado. Quizá ello
problemáticas, más convencionales, represente para la filosofía latinoa-
las famosas especializaciones, agudi- mericana una nueva oportunidad.
zándose una tendencia ya existente Todo dependerá, una vez más, de
en los 80. Varios grupos se disol- la lucidez y la voluntad. Lucidez
vieron, los pensadores se disper- para adecuar sus convicciones más
saron. Hoy por hoy, pocos son raigales a los nuevos requerimientos,
quienes escriben textos, imparten replanteando todo lo que sea nece-
sus clases o pronuncian conferencias sario replantear, y voluntad para
en clave “latinoamericana”, salvo sostener sin desfallecimientos una
algunos de aquellos que dejaron el vocación de autonomía, un rasgo
país en 1976 y que, según opino, diferencial en un mundo que parece
han generado una verdadera escolás- dominado por una pasión entrópica.
tica de la filosofía de la liberación de
los 70, que reitera alambicadamente
las certezas de esos años, con leves Un capítulo aparte
modificaciones.
Sin embargo, la cosa no es tan simple No podemos finalizar este escrito
como podría parecer. Porque, simul- sin una mención a la “Historia de
táneamente, el punto de vista gene- las Ideas” (argentinas y latinoa-
rado a partir de los 70 y los 80 siguió mericanas); un capítulo aparte. La
obrando en los 90. Después de todo, “Historia de la Ideas” convivió más
y esto ha sido muchas veces dicho, o menos conflictivamente con la
quizá la filosofía latinoamericana no filosofía de la liberación y la filosofía
deba ser tanto la elaboración explícita latinoamericana durante todos estos
de una filosofía “propia” sino una años. Pero su destino siguió otros
manera irreductiblemente propia derroteros. A partir de la década
de leer todo discurso filosófico y, en del 80 creció considerablemente,
definitiva, toda realidad. Como desa- renovando sus métodos y generando
rrollo explícito, la filosofía latinoa- una respetable producción, tanto en
mericana padece catalepsia, es decir, cantidad como en calidad. Luego de
no está muerta aunque sí paralizada, la recuperación de la democracia, la
pero como perspectiva del pensar, cátedra universitaria no le fue negada,

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tampoco algún financiamiento de la


investigación; el mundo académico
filosófico argentino siempre toleró,
como cosa de segundo orden, que
se cultivase un poco el pensamiento
local, antes como curiosidad folcló-
rica o hasta etnológica, que como
algo de real proyección o trascen-
dencia filosóficas.
El problema de la “Historia de las
Ideas” es otro y, si siguen así las cosas,
tarde o temprano se presentará. Es
muy simple: para hacer historia de las
ideas argentinas y latinoamericanas
deben existir tales ideas y eso es lo que
hoy por hoy escasea, por lo menos en
la Argentina.

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Argentinidad al filo
Por Diego Sztulwark

Pensar desde el abismo. Insistir en esa difi-


cultad que reclama una osadía urgente y
desesperada. Si la filosofía pretende ser tal,
reflexiona con audacia Diego Sztulwark,
debe asumir esos riesgos y dejar de ser una
práctica endógena y autorreferenciada para
conectarse con los dramas de la existencia
contemporánea. Ni sistemas de traducción
ni inscripción en linajes previos que otor-
guen su consistencia. La pregunta por las
posibilidades de ser y por el sentido de la
vida colectiva, son las condiciones inelu-
dibles de la labor filosófica actual en una
argentina que, al borde de su desintegra-
ción, persevera en rehacerse una y otra vez.
Sztulwark sitúa el pensamiento precisa-
mente allí donde logra sustraerse del acade-
micismo y del espectáculo. En este punto
es donde puede volverse capaz de proveer
potentes imágenes creadoras para un hori-
zonte común.
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De él se dijo “cada filósofo tiene dos Massota midiéndose con Heidegger,


filosofías, la propia y la de Spinoza”. Spinoza, Gramsci y Lacan? ¿O quizás
Su filosofía está detrás de cada uno de convenga abandonar restricciones
nosotros, y nos invita a convertirnos en disciplinarias y agregar a la lista a Arlt,
el lugar donde se elabora, como Olmedo, Borges, Frondizi o Cooke
experiencia de vida, lo que la mera para abarcar el pensamiento realmente
reflexión sólo enuncia como saber, acaecido sin tanto protocolo? Y aun
y enfrentar entonces el riesgo de un cuando esta lista pueda desarrollarse
nuevo e ignorado poder. en una larga transversal, que podría
abarcar a quienes hoy están trabajando
León Rozitchner; en el terreno de la idea y sus lenguajes,
Perón, entre la sangre y el ¿cómo afirmar sin hipocresía que los
tiempo. Lo inconsciente textos de estos nombres paradigmáticos
y la política; 1998 siguen trabajando en las necesidades
de los creadores actuales?, ¿cuál sería el
índice de tal productividad y cuáles las
¿Filosofía argentina o argentinidad al motivaciones y los canales de transmi-
filo? La pregunta es sencilla: se trata de sión de estos pensares argentinos por
saber si hay y qué sería, de haber, una fuera de los dispositivos enmohecidos
filosofía argentina, o una Argentina que priman en la universidad y en las
filosófica. O, más modestamente, de instituciones dedicadas al saber?; más
indagar por el modo de ser del pensa- aún: ¿puede sostenerse que la vitalidad
miento que acompaña este ser al borde, de una cultura nacional depende de la
este filo que es a la vez clásicamente magnitud del flujo global de ideas que
“amistad”, y argentinamente, precipicio. se reproduce en su territorio?
Los términos tradicionales de esta Quizás sea esta una cuestión: decidir
discusión por la filosofía argentina si el pensamiento argentino merece
intentan nombrar un puerto de arribo, cierto estatuto (filosófico); si resulta
una solución a dilemas de larga data aceptable, para el campo de sus insti-
y una posible ubicación histórica tuciones, un pensar que ocurre en los
para el pensamiento que se ejerce en bordes; si la historia y la lengua acae-
estas tierras. Para sus detractores, se cida en la Argentina habilitan estas
trata simplemente de nombrar un aspiraciones y si, al fin, solicitar ciertos
imposible ya que, si bien la filosofía reconocimientos conduce a una reafir-
“viaja” (se ha desterritorializado de la mación activa o más bien a un sitio
antigua Grecia para reterritorializarse nuevamente secundario ya que no se
en Europa, lo que según Derrida habla trataría finalmente sino de decir, leer
de su universalidad) pareciera estar y traducir tarde y mal lo que en otro
suficientemente probado que no ha sitio se elabora con mayores recursos
llegado –y quizás no lo haga definiti- materiales y simbólicos.
vamente– a las periferias lejanas. Más aún: la propia condición perifé-
Entre ambas posiciones, la Argentina rica, cuando se torna actitud, limita
piensa, o al menos lo pretende. Y al la percepción del rasgo dramático
hacerlo se pregunta qué cosa piensa. y trabajoso de toda elaboración de
¿Es “filosofía argentina” aquello que pensamiento, y toma las articulaciones
hicieron Astrada, Dujovne, Aricó o conceptuales producidas en los centros

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económicos y culturales de un modo convertido más en una gastada polé-


ideal, modélico, como si no hubiera en mica que en un problema actual, sobre
ellas, en su tejido mas íntimo, una larga todo si advertimos que los términos de
memoria de lucha contra sus propias base (filosofía y Argentina) distan cada
tendencias coloniales, patriarcales, vez mas de ser objetividades estables y
instrumentales. La subordinación que la sola pretensión de mantenerlos
elegida, gozada como tal, no sólo sacri- unidos, de preguntarnos por su rela-
fica la afirmación de nuevas perspec- ción, se haya vuelto ilusoria. Tal vez,
tivas sino que impide incluso leer las entonces, la pregunta ya no sea por
tensiones y antagonismos en el propio la consistencia misma de cada uno de
texto central y, por lo mismo, genera los términos, incluso de cada uno de
un modo de lectura –de adhesión– los términos por separado, sino por la
radicalmente empobrecido, incluso en naturaleza de unos pliegues internos
aquello que se desea copiar. de territorio, experiencia y pensa-
La propia filosofía ha vivido de la copia miento, sin los cuales no hallamos un
y la trascripción. No ha sido menor, en sentido mínimo a la existencia.
todo caso, en su historia, la preocupación
por el carácter de
La propia filosofía ha vivido de original, copia I.
la copia y la trascripción. No y simulacro de
ha sido menor, en todo caso, textos y traduc- Recientes reflexiones realizadas por
en su historia, la preocupación ciones. Pero estas sendos filósofos en –y transmitidas por–
por el carácter de original, gradaciones de la grandes medios de comunicación
copia y simulacro de textos y autenticidad han ingresan de lleno en esta cuestión desde
traducciones. Pero estas grada- devenido, desde un común ángulo (foucaultiano) sobre
ciones de la autenticidad han el comienzo, la necesidad de precisar la posibilidad
devenido, desde el comienzo, en operaciones misma de plantear algo como una filo-
en operaciones filosóficas en filosóficas en sofía nacional. Como filósofos (uno
sí mismas. La copia como el sí mismas. La argentino, el otro europeo), ambos
primer original que funda su copia como el consideran que la filosofía no puede
jerarquía y distribuye espacios primer original aspirar a una identidad, o a una prác-
y lugares en su territorio. que funda su tica “endogámica”, sometiendo su
jerarquía y distri- pertinencia, su valor y su vigencia a su
buye espacios y lugares en su terri- capacidad práctica de vincularse con
torio. El simulacro como falso pasajero problemas de actualidad extrafilosó-
a ser denunciado. Sólo en un segundo fica. Como pensadores pertenecientes
momento –segundo, si se lo piensa como a espacios nacionales diversos, ambos
gesto crítico ante el primero– el simu- muestran una llamativa solvencia para
lacro se otorga a sí mismo el derecho a reflexionar estos temas en los grandes
la existencia plena y se reconoce como medios de comunicación. Como
creación. En ese momento, parece, el síntoma de la distribución global del
acto pensante se sabe desfundamentado poder –también en el plano de la teoría–
y, al mismo tiempo, destinado. es el filósofo europeo quien se encarga
Pero puede suceder también que la de recordar que ya no existen filosofías
ubicación periférica en la querella nacionales, aún si él mismo pertenece
sobre el copiado y el simulacro se hayan a la “tradición” de la filosofía italiana.

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

El primer caso es el del filósofo argen- es Roberto Esposito, quien habla sobre
tino Tomás Abraham. Su problema la vigencia del discurso filosófico como
es el de explicar que no hay temas ni tal. A su entender, la filosofía ya no
procedimientos de escritura filosóficos, puede ser pensada de acuerdo a rasgos
en sentido propio. No se trata sólo de un espíritu nacional que la identi-
de los estilos en filosofía (los diálogos fique, como sucedía en el siglo XIX,
socráticos de Platón, la demostración aún cuando tales rasgos persistan
geométrica de Spinoza o los aforismos como marca de tradiciones que se han
de Nietzsche), sino de una no espe- desarrollado ligados a ciertos territo-
cificidad absoluta de lenguaje que rios materiales, imaginarios y simbó-
se corresponde con una práctica de licos (nacionales, claro) específicos. Lo
producir conceptos que no reconoce a propio de la filosofía italiana –a la que
priori campo de pertinencia. Ni siquiera admite pertenecer– es, a su juicio, la
su historia misma –la de la filosofía– presencia relevante de la política (lo
puede ser enarbolada como horizonte que explica que varias de las más rele-
y campo delimitante. Su interlocutor vantes figuras del pensamiento italiano
–animador de un pretendido refugio estén íntimamente ligadas a la filo-
para la cultura– lo observa con interés sofía política –Nicolás Maquiavelo–
(“¿cómo es eso?”, “cuénteme”). La y al pensamiento político como tal
tesis de Abraham es conocida: a partir –Antonio Gramsci–).
de una larga tradición de escritura que Según Espósito la filosofía pura ha
va, digamos, de los antiguos cínicos a muerto. Gilles Deleuze se mofaba de esta
Foucault, la filosofía es más un pensa- larga pretensión de la muerte de la filo-
miento que se deja cuestionar por la sofía (“ha muerto, sí, pero de risa...”). Pero
potencia de ciertos problemas capaces, aquí se trata de otra cosa. De la muerte
ellos, de interrogar cada vez la validez de de un modo
la tradición, que un despliegue armó- endogámico de Según Espósito la filosofía pura
nico de categorías, sistemas y autores a comprender y de ha muerto. Gilles Deleuze se
los que haya que repasar una y otra vez vivir la filosofía. mofaba de esta larga pretensión
bajo la atenta regulación de los precep- Algo que dicho de la muerte de la filosofía (“ha
tores de la academia. Según Abraham, por un recono- muerto, sí, pero de risa...”).
entonces, no vale plantear cuestiones cido académico Pero aquí se trata de otra cosa.
de identidad en filosofía: así como no europeo en una De la muerte de un modo
hay problemas propiamente filosóficos tribuna de propor- endogámico de comprender y
(ninguno lo es a priori, cualquiera puede ciones no genera de vivir la filosofía.
llegar a serlo), no podemos reconocer escandalizadas
tampoco un lenguaje ni una escritura refutaciones. Con una política de citas
destinada por sí misma a dotar de interés casi idéntica a la de Abraham, Esposito
filosófico las cuestiones que trata. recuerda que la filosofía sólo puede existir
El segundo de los casos puede en una íntima relación con los no-filósofos,
llevarnos algo más lejos. Se trata de con lo no-filosófico. Si la filosofía puede
una entrevista publicada durante el ser comprendida como producción de
mes de marzo de este año en la revista conceptos, los problemas (y afectos) que
cultural del Gran Diario Argentino. la animan no están preestablecidos. La
También aquí se trata de un filósofo filosofía, para ser, requiere de su “afuera”.
entrevistado sobre la filosofía. El autor El espacio de la filosofía se extiende,

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

destrozando sus límites introspectivos, con prácticas corporales y reglas de


para abarcar aquello que Foucault deno- ascetismo. En el antiguo oriente, en
minaba una “ontología de la actualidad”, cambio, la posición del sabio no reco-
y que Esposito (fiel a la tradición en la que nocía escisión alguna entre “teoría”
se siente cómodo, pero desbordándola) y “práctica”. Su sabiduría era previa e
encuentra como cada vez más política. Lo indiferente a esa distinción. Cuando
político, entonces, atrapa doblemente a nos preguntamos, hoy, por la práctica
la filosofía: proporcionándole problemas que acompaña y alimenta al proceso
–ya que políticos son los problemas que de producción de conceptos, no lo
se presentan como derivados de la cons- hacemos ya desde la añoranza de las
titución misma de viejas escuelas, ni de la quietud medita-
Con Gramsci el marxismo aún las situaciones que tiva que autores como Françoise Jullien
puede concebirse como prác- el pensamiento atribuyen a la antigua China, sino desde
tica teórica fusionada a un piensa– pero cons- una exigencia de la acción concreta de
movimiento obrero. La polí- tituyendo también las situaciones que vivimos.
tica es la condición del pensa- su gran inquietud, Para el marxismo de la Europa occi-
miento. Pero en el período en la medida en dental la cuestión se había planteado
que va de la denuncia del que la constitu- ya con toda claridad. Alguien como
estalinismo a mayo del 68, la ción misma de las Louis Althusser dedicó buena parte de
“mediación comunista” ha situaciones pasa a su tiempo a reflexionar sobre estas cues-
quedado cuestionada. Polí- ser una pregunta tiones, y en no pocas oportunidades se
tica de partido y filosofía han esencial de la midió con el devenir político de la filo-
perdido su retroalimentación. época. Como sea, sofía auspiciado por Antonio Gramsci.
La filosofía se vuelve “crítica”, la política deja Althusser admiraba el modo en que
y la lucha política se ve progre- de ser un objeto, Gramsci captaba la relación positiva
sivamente absorbida en la o incluso un entre filosofía y política, presentando
dinámica de la guerra fría y en campo específico el campo teórico mismo como un
la construcción de los llamados para devenir una campo de batalla. Con Gramsci la polí-
estados del bienestar. dinámica proble- tica animaba desde adentro a la filo-
mática, fuente sofía (toda vez que está inscripta en un
de dilemas, imágenes y lenguajes para ambiente signado por la dinámica de
el pensamiento contemporáneo. No se luchas y coaliciones políticas) a la vez
trata tanto del desborde de un área filo- que la lucha de clases obra como noble
sófica (la filosofía política, clásicamente horizonte. Sin embargo, el francés
italiana) como de una politización de la no se sentía del todo cómodo con el
existencia que reclama del pensamiento “historicismo radical” del italiano, ya
filosófico una dedicación decidida, al que a su modo de ver, la misma lucidez
mismo tiempo que le proporciona las con la que capturaba la dimensión polí-
orientaciones para un nuevo público, a la tica de la filosofía se ausentaba de modo
vez cosmopolita y estrictamente situado. notable a la hora de comprender su
otra dimensión fundamental: la episte-
mológica, o la relación entre filosofía y
II. ciencia, que brindaba a la primera una
orientación que el lenguaje de la lucha
Antiguamente las escuelas filosóficas política –de calle o de palacio–, como
concebían su reflexión articulada mera ideología, no proporcionaba. Sólo

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“un marxista” o “un spinozista” –dice


en La ideología y los Aparatos Ideológicos
de Estado– pueden captar esta situación
del pensamiento respecto de sus deve-
nires imaginarios.
Entre la derrota de los obreros de
Turín y la emergencia del fascismo y
La revolución teórica de Marx, algo se
ha alterado. Con Gramsci, el marxismo
aún puede concebirse como práctica
teórica fusionada a un movimiento
obrero. La política es la condición
del pensamiento. Pero en el período
que va de la denuncia del estalinismo
a mayo del 68, la “mediación comu-
nista” ha quedado cuestionada. Política
de partido y filosofía han perdido su
retroalimentación. La filosofía se vuelve
“crítica”, y la lucha política se ve progre-
sivamente absorbida en la dinámica de
la guerra fría y en la construcción de los
llamados estados del bienestar. La esci-
sión de condiciones y conceptos es, en De este modo, cada nuevo diagrama
este sentido, reverso indisimulable de de poder-saber se produce y se
una derrota política y una reconversión vislumbra alterando esquemas. La
de la estructura social. política “de la vida” que propone
Karl Korsch decía que la externaliza- hacia el final de la entrevista Esposito
ción mutua de lucha política y pensa- ya no se deja leer en los términos
miento teórico nos habla de un nuevo planteados por Gramsci o Althusser,
desfasaje de dos términos que viven en que se medían en el terreno de las
una dialéctica incesante, oscilante y sin disputas ideológicas, en el escenario
adecuación final, pero con momentos de la conciencia social e individual,
luminosos de afinidad y con oscuras en el teatro de las tradiciones cultu-
escisiones entre los términos. Sea que rales nacionales, y en las arenas de los
estos momentos se piensen como sepa- partidos políticos y el poder estatal.
rados, y por tanto se pretenda esclarecer Aun si no disponemos de conceptos
la naturaleza de su relación (de determi- límpidos y unánimes para dar cuenta
nación, de mutuo condicionamiento), de estas mutaciones, no son pocos
sea que se considere que la distinción quienes, como Esposito, cifran sus
entre ejercicio conceptual y práctica esperanzas en el desentrañamiento
social como puramente formal, y sólo de la noción de biopolítica como
se distingan movimiento de composi- palabra-puerta para trasladarnos a
ción y de descomposición, giramos en un nuevo terreno superador de las
torno a las mismas preguntas: ¿bajo qué formas soberanas centralizadas de
condiciones se piensa?, ¿qué exigencias los estados nación y de su función de
organizan las prácticas? gestión capitalista de los flujos.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

III. gran público a partir, precisamente, de


estas notables tribunas mediáticas.
Pero volvamos a la cuestión planteada. En estas circunstancias no puede
De un lado, está la evidencia de que sorprender que una parte del mundo
las filosofías nacionales tal como se intelectual se vea cada vez permeado por
las comprendía durante el siglo XIX las técnicas del marketing, indispensa-
merecen ser, por decir poco, interro- bles para la disputa, por los nichos de
gadas sobre su vigencia en un contexto un mercado cada vez más competitivo.
de modificación de sus propias premisas Las tácticas de los filósofos, por acceder
históricas. Tanto la práctica filosófica a este régimen de visibilidad, pueden
como la organización tradicional del resultar sorprendentes: desde la revela-
espacio nacional han sido desorgani- ción de vidas privadas a la difusión de
zados (o, tal vez, reorganizados) en todo tipo de anecdotarios, llegándose
función de nuevas configuraciones a incluir –por qué no– fotografías de
discursivas y soberanas en curso. De las propias celebraciones vinculares
otro lado, esta alteración se verifica en que parecen interesar cada vez más al
la notable desorientación de las insti- público de a pie.
tuciones clásicas, lo que presenta, en Para bien o para mal, entonces, son
los hechos, un vacío de gestión (ideas, los grandes medios –pero también, y
directivas) de y para las situaciones. de otro modo, las cadenas de correo
Es en este electrónico– los que difunden frag-
Los medios de comunicación contexto que los mentos –no siempre arbitrarios– de las
no constituyen en ningún grandes medios tesis más relevantes del pensamiento
sentido espacios neutrales de comunicación contemporáneo. Paradojas posmo-
para el pensamiento (como masiva se hacen dernas: en el mismo momento en que
tampoco lo son la universidad, cargo de difundir la filosofía se abre a nuevos problemas
ni las editoriales). Pero su estos retazos de (y se consume de a montones) buena
malversación no reside tanto discurso filosó- parte de los filósofos de academia la
en eventuales manipulaciones fico. Son ellos reducen a la enseñanza erudita o direc-
de contenido -diciendo lo que los que, de modo tamente la disecan en la lógica buro-
conviene a la estabilidad del más rápido y de crática del sistema universitario.
régimen y callando lo que lo manera menos Claro que los medios de comunica-
desestabilizaría- sino en su p r e j u i c i o s a , ción no constituyen en ningún sentido
capacidad de decirlo todo sin toman para sí espacios neutrales para el pensamiento
que nada sea realmente dicho: ciertas inquie- (como tampoco lo son la universidad,
desplegando así un nuevo tudes desentido. ni las editoriales). Pero su malversación
despojamiento en el que lo que Y al hacerlo, no reside tanto en eventuales manipu-
se dice queda nuevamente sepa- producen un laciones de contenido –diciendo lo que
rado de los agenciamientos en plano de inte- conviene a la estabilidad del régimen y
los cuales se torna operativo. ligibilidad que callando lo que lo desestabilizaría– sino
continúa el en su capacidad de decirlo todo sin
alisamiento del espacio trasnacional que nada sea realmente dicho: desple-
operado a nivel del mercado mundial gando así un nuevo despojamiento en
con la aparición de intelectuales el que lo que se dice queda nuevamente
globales, productores de un discurso a separado de los agenciamientos en los
la vez aceptado y comprendido por el cuales se torna operativo.

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IV. se trata de evitar la desintegración. De


desarrollar estrategias constructivas, o
Una tesis clásica propone que la política al menos cohesión. El riesgo no es tanto
es procedimiento –en buena medida el de una edificación desviada, sino el
contingente– de autoinstitución de las de una insuficiente. El pensamiento ya
sociedades. ¿Qué sucede con el pensa- no preexiste, ya no parte de una consis-
miento que piensa estas composiciones? tencia y unos presupuestos dados, sino
Si no hay un social inmutable, ni que trabaja en las situaciones, sumer-
procedimientos que guarden eficacia al giéndose en las condiciones mismas en
margen de sus circunstancias: ¿pueden las que existe y se forja, verificándose al
sernos útiles las políticas prescriptivas, verificarlas, en su precaria solidez.
o las filosofías en que estas últimas se Las situaciones devienen problemáticas.
fundan? Si la Argentina realmente exis- No por déficit de realidad, o como
tente no pasa de ser un conjunto de signadas por un no-ser que deba ser tapo-
“restos”, ¿qué pensamiento local podría nado por alguna solución urgente antes
aspirar a estatuto filosófico alguno, sin de que la realidad misma se derrame por
pasar por la prueba de componerse en sus hendijas sino más bien al estilo deleu-
puntos de producción, de institución, ziano como positividad virtual, una Idea
de creación de subjetividades?, ¿y no que reclama ser actualizada, desplegada,
implica esta prueba, acaso, una subor- modo aún no del todo diferenciado del
dinación de toda cuestión de erudi- ser que empuja violentamente a pensar,
ción y de identidad disciplinaria a la a determinar, a crear / descubrir. Las
producción de nuevos efectos para las situaciones se tornan ellas mismas filosó-
situaciones en que opera? ficas. El pensamiento surge a condición
Hace algunos años León Rozitchner de recorrerlas, de
decía que cuando no hay vitalidad social pensar a partir de Borges decía no comprender
la filosofía no piensa: “cuando la gente ellas, y no contra cómo funcionaba la exigencia,
no se mueve la filosofía no piensa” ellas. Se trata de para un argentino, de ser argen-
(revista La escena contemporánea). El cazar signos: de tino. Como si la “argentinidad”
pensamiento no se reduce a sus determi- adentrarse en la pudiera ser concebida como
naciones, pero tampoco existe sin ellas. indeterminación punto de llegada. Si una filosofía
En rigor, su vitalidad consiste en hacer ambiente, deter- es nacional por su capacidad
de estas determinaciones unas condi- minándolo. de formular ciertos problemas
ciones de producción. La exigencia de Las situaciones comunes, y no por adecuarse
condiciones activas para el pensamiento no consisten sin a cierta idea preexistente de lo
nos es planteada nuevamente. Sólo que pensamiento, y argentino, su potencia estará
ahora esta afirmación de Rozitchner el pensamiento acorde a su disponibilidad
nos lleva a considerar la naturaleza de no opera sino respecto de la urgencia de loca-
un pensamiento que es requerido en un en situaciones. lización y de actividad constitu-
suelo nacional desestructurado y en un Este sería el tiva que se le requiera.
dinámica constituyente que no supera la meta-problema
inconsistencia crónica. en torno al cual adquieren escala y
Este fue el camino elegido por Ignacio sentido las propias situaciones. Si
Lewkowicz en su libro Pensar sin existe un pensamiento argentino,
estado: la Argentina actual condiciona entonces, sería posible reconocerlo
el pensamiento de un modo particular: en estos rasgos comunes de extrema

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precariedad, al borde del ser, y no en recorrido en torno a un problema que


una adecuación respecto de una iden- cuando hace progresar una línea discur-
tidad previa que le otorgue tradición. siva preexistente. Al punto que, en el
extremo, se podría suponer que una idea
que no altere la desesperante desapari-
V. ción de nuestras existencias, no merece
tal estatuto.
Decía Nietzsche que la muerte de dios era Como si la prueba filosófica de exis-
resistida en la sintaxis. Su problema no tencia tuviera entonces menos que ver
era el de la muerte misma de dios, sino el con la proyección de un sistema apto
de la ocupación del sitio trascendente de para comprender la consistencia dada
lo divino por lo humano. Lo que Henri del mundo, que con unas imágenes
Lefebvre veía como una divinización no activas para participar de la auto produc-
religiosa del hombre. Según Lefebvre, el ción de las situaciones en que existimos,
nihilismo moderno (europeo), la rela- empujando así a la identificación del
ción con la nada, ha dejado al hombre pensamiento con la construcción, no
solo. Esta es la verdadera prueba (el como moral, sino como requerimiento
eterno retorno), el momento decisivo, interno de cada uno de los términos. Y
en que “los débiles, los que desesperan, esta operación es la que se instala como
estarán más y más desesperados: acep- procedimiento político.
tarán la nada y desaparecerán. El hombre Si aceptamos lo “nacional” como
que ama poderosamente la existencia, en nombre provisorio-arbitrario de la situa-
quien la potencia creadora se afirma, está, ción, un pensamiento filosófico –en el
al contrario, aguijoneado por esta visión sentido de conceptual– que se quiera
de la nada. Mira el abismo sin vértigo, y argentino, será probablemente uno
por este lado afirma la alta potencia de que carezca de pasaporte nacional, y
su vida; y la afirma de nuevo, sin protec- no extraerá su valor de un mero cotejo
ción, sin apoyo, heroicamente. Acep- restringido con la tradición universitaria,
tando totalmente la prueba, triunfa en ensayística o política local, aun si no hay
ella. Lanza un decreto soberano y total razón alguna para prescindir de ellas.
que renueva el ser y proclama en fin la Borges decía no comprender cómo
verdad de un mundo sin verdad”. funcionaba la exigencia, para un
Pareciera ser que esta bifurcación ante la argentino, de ser argentino. Como si la
nada, entre desesperación y desespera- “argentinidad” pudiera ser concebida
ción, en oposición a la afirmación heroica como punto de llegada. Si una filo-
de la vida en la creación, fuese entre noso- sofía es nacional por su capacidad de
tros examen cotidiano. La opción de formular ciertos problemas comunes, y
hierro que se abre ante la muerte de dios, no por adecuarse a cierta idea preexis-
la prueba de existencia y la exigencia de tente de lo argentino, su potencia estará
una nueva soberanía sin más fundamento acorde a su disponibilidad respecto de
que el propio hacer, se nos aparece como la urgencia de localización y de acti-
dilema omnipresente de argentinización vidad constitutiva que se le requiera.
de la vida. De allí que una idea haga raíz, Es posible que la filosofía no tenga un
en este medio, cuando funda sentido más destino más noble que el de ser una
que cuando se inscribe armónicamente cuenca de imágenes disponibles para
en un linaje. Más cuando organiza un seres que se preguntan por su existencia.

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Oscar Masotta, entre la


fenomenología y el estructuralismo
Por Hernán Scholten

Hace algunos años Carlos Correas se


propuso insinuar que la muerte, el más
implacable de los destinos, podía fracasar.
Y lo hizo en ocasión de esbozar una osada
biografía, en parte autobiografía, de su
amigo Oscar Masotta. Ambos formaron
parte del grupo que se reunía alrededor
de la experiencia intelectual de Contorno.
Una constelación intelectual que en los 50
comenzó a leer tempranamente los textos
del existencialismo y la fenomenología.
Suele situarse la trayectoria de Masotta,
cuando es periodizada cronológicamente,
como el pasaje de aquel origen fenomeno-
lógico hacia las aguas del estructuralismo.
Sin embargo Hernán Scholten, quién ha
dedicado grandes esfuerzos a trabajar la obra
de Masotta, prefiere pensar este itinerario
como el de una multiplicación de lenguajes
en la que ninguno es descartado definitiva-
mente, y que han permitido al autor abordar
problemas diversos –que van desde la lite-
ratura hasta el psicoanálisis, pasando por la
semiología, el arte y la historieta– aportando
enfoques originales para el campo de la
crítica cultural. La imagen de las partidas
simultáneas del ajedrerez, es la escogida por
Sholten para ilustrar esta variopinta preocu-
pación intelectual.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

¿Quién es Oscar Masotta? Es esta cultural local: había adquirido ya cierto


una pregunta que ha sido planteada prestigio en el ámbito de la crítica lite-
en múltiples ocasiones, aunque no raria y era una figura habitual en la zona
siempre en forma explícita o directa, de la Facultad de Filosofía y Letras,
y a la que se ha intentado responder espacio privilegiado de socialización
en diversas oportunidades desde entre los intelectuales y artistas del
perspectivas muy diferentes1. Es esta momento. Ya había publicado varios
pregunta la que podemos encontrar en ensayos, referencias, reseñas e incluso el
el fondo de toda una serie de califica- adelanto de una
tivos que lo adjetivan: “existencialista”, novela que jamás ¿Era entonces Masotta un
“sartreano”, “estructuralista”, “laca- llegó a publi- mero plagiario, como llegó a
niano”, “ensayista”, “filósofo”, “semió- carse, en Centro proponer Carlos Correas? Por
logo”, “critico de arte”, “happenista”, (órgano de difu- mi parte, he preferido ubicar
“antihappenista”, “postmodernista”, sión del Centro este conjunto de textos en el
“sofista”, “polémico”, “marxista”, de estudiantes marco de la recepción del exis-
“sartroperonista”, “colonialista”, “inte- de la Facultad tencialismo en la Argentina:
lectual modernizador”, “interrogador”, de Filosofía y se trata de pensar el uso que
“difusor”, “maestro”, “mentor”, Letras), en la nuestro autor hace de las
“consumidor de libros”, “excéntrico”, Revista de la perspectivas y herramientas
“voraz”, “criticón”, “snob”, “dandy”, Universidad de de análisis sartreanas en rela-
“histérico”, “exitista”, etc. Buenos Aires, y ción con el campo intelectual
Quizá permita justificar la mayor parte Contorno (diri- y cultural y con los avatares
de estos calificativos la diversidad de gida por los políticos en la Argentina de los
referentes teóricos y temáticas que atra- hermanos David años sesenta.
viesan sus producciones, de la cual es e Ismael Viñas).
sumamente ilustrativa su cuarto libro, Su primer libro –Sexo y traición en
publicado en enero de 1969 bajo el Roberto Arlt– se edita en 1965 y reúne
título Conciencia y estructura. En efecto, una serie de ensayos correspondientes
los artículos incluidos en este volumen al período 1958-1962. Ese mismo
–escritos entre 1956 y 1967 y agrupados año se publica, en el noveno número
en tres apartados: “Filosofía y psicoaná- de Pasado y presente, su artículo
lisis”, “Crítica y literatura”, “Estética de “Jacques Lacan o el inconsciente en los
vanguardia y comunicación de masas” fundamentos de la filosofía”.
–reúnen y conectan a autores y temas En todas esas producciones es evidente
provenientes de circuitos culturales el impacto de la fenomenología, más
diversos y que, a primera vista, resultan precisamente del existencialismo
difíciles de conciliar: el engagement francés. La obra de Jean-Paul Sartre fue,
sartreano, la fenomenología merleau- durante la década de 1950 y comienzos
pontyana, la antropología estructural, de la de 1960, su referente fundamental
la semiología barthesiana, el “retorno a y es a partir de una “retícula sartreana”
Freud” lacaniano, el marxismo althusse- que aborda figuras como Roberto Arlt,
riano, las ideas de McLuhan, los análisis Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas,
de Eco– y detengo aquí un recuento que David Viñas, etc., y fenómenos como
podría extenderse mucho más. el antiperonismo2, las clases medias, el
Masotta no era en ese momento un marxismo y el psicoanálisis. Masotta da
recién llegado al campo intelectual y testimonio de esa impronta sartreana

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en la presentación de su primer libro al al pop, en el sentido de que no se ocupa


afirmar: “Cualquiera que hubiera leído a allí exclusivamente de este género. El
Sartre podría haber escrito ese libro”. ¿Era problema es, más precisamente, el de
entonces Masotta un mero plagiario, la “nueva imaginería” –término que
como llegó a proponer Carlos Correas? Masotta toma de José Augusto Franca,
Por mi parte, he preferido ubicar este a partir de un artículo publicado en
conjunto de Les Temps Modernes en 1964–, es decir
La diferenciación de la obra de textos en el marco “la técnica más general de una corriente
Masotta en diferentes etapas, de la recepción del de arte contemporáneo que se constituye
aún en las diversas formas existencialismo en en crítica a una estética de la imagen”
en que ha sido propuesta, no la Argentina3: se (Masotta, 1967:50-51). Una de las prin-
constituyen una “grilla de trata de pensar el cipales tesis propuestas allí por Masotta
inteligibilidad” adecuada para uso que nuestro que el pop-art se propone “‘rebajar’
dar cuenta de una producción autor hace de la estructura de la imagen al ‘status’ de
no poco compleja de delimitar, las perspectivas y signo semiológico” (Masotta, 1967:52).
que parece resistirse a las perio- herramientas de Si bien la bibliografía selecta de este
dizaciones esquemáticas y que análisis sartreanas volumen remite, casi en su totalidad,
cuyas características particu- en relación con el a autores de procedencia anglosajona,
lares se diluyen ante rótulos campo intelectual el abordaje masottiano se ubica desde
como “sartreana”, “estructu- y cultural y con los una perspectiva inspirada esencial-
ralista” o “lacaniana”. avatares políticos mente en la lingüística y antropología
en la Argentina de estructural francesas (Jakobson, Barthes,
los años sesenta. En este sentido, no se Lévi-Strauss, además de los trabajos
trata de una simple importación de ideas de Francastel).
o conceptos, de una mera repetición Otra problemática –ya sugerida en
de lo desarrollado con anterioridad en El “pop-art” pero que será analizada con
otras latitudes, sino de una apropiación y mayor detenimiento en Happenings,
una recreación de esas ideas o conceptos volumen colectivo que problematiza el
en relación con el panorama local: por género al mismo tiempo que propone
ejemplo, y como he mencionado y experiencias estéticas alternativas– es
desarrollado más extensamente en otro la de los medios masivos de comunica-
escrito (Scholten, 2001: 189-202), la ción. Merece destacarse, en este sentido,
explicación del interés masottiano por la inicial caracterización del happening
una figura como Roberto Arlt no se en nuestro país más como un fenó-
agota en su sartrismo. meno mediático –”el boom reciente,
Pero otro es el panorama que se en la prensa, de la palabra happening”
puede encontrar a partir de mediados (Masotta y otros, 1967)– que como
de los años sesenta: en el año 1967, realizaciones efectivas. Una indagación
Masotta publica dos libros claramente exhaustiva de estas dos publicaciones
articulados con dos tópicos ilustrativos excede el espacio y la temática que me
de la vanguardia artística del momento: interesa abordar aquí y, por otra parte,
El “pop-art” y Happenings. el lector puede acudir al estudio preli-
El primero reproduce una serie de confe- minar incluido en el recientemente
rencias dictadas en el Instituto Di Tella editado Revolución en el arte (2004).
en septiembre de 1965. En realidad no Me limito aquí resaltar algunos pasajes
es este un libro dedicado estrictamente del “Prólogo” del libro Happenings:

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LA BIBLIOTECA
Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

El conjunto de ensayos que consti- relevamiento estructuralista de la feno-


tuyen el presente volumen guardan menología sartreana? La diferenciación
bastante coherencia entre sí. Por de la obra de Masotta en diferentes
un lado los autores coinciden en etapas, aun en las diversas formas en
el tema, si bien de modo bastante que ha sido propuesta, no constituyen
especial. Pero por otro lado todos una “grilla de inteligibilidad” adecuada
remiten, en mayor o en menor grado, para dar cuenta de una producción no
a un mismo marco referencial, a una poco compleja de delimitar, que parece
misma metodología: estructuralismo resistirse a las
y antropología estructural, semio- periodizaciones ¿Es este volumen realmente
logía, comunicaciones. Es cierto que esquemáticas y ilustrativo de este cambio en
con excepción del artículo de Eliseo que cuyas carac- el lenguaje y de esta aparición
Verón el lector no hallará aquí terísticas particu- de un nuevo vocabulario? La
análisis estructurales ni semiológicos lares se diluyen respuesta depende del criterio
completos sobre el happening. Pero ante rótulos con el cual se aborde el libro:
análisis estructural y semiología no como “sartreana”, una lectura cronológica de
dejan de ser, sin embargo, el marco “estructuralista” o los artículos sin duda permite
de referencia común, la “manivela” “lacaniana”. Me apreciar una inicial valora-
(aunque bastante lejana todavía) interesa presentar ción de ciertos conceptos
hacia la que tiende nuestra reflexión. en las páginas y autores, y su posterior
(Masotta y otros: 1967) siguientes, a desplazamiento en favor de
partir de un redu- otros; pero un análisis que
Para el año 1967, y sobre todo en cido pero signifi- contemple el conjunto de los
el caso de un ávido lector de la lite- cativo número de artículos (e incluso las modi-
ratura francesa más actualizada, la fuentes, un pano- ficaciones introducidas en
aguda polémica entre fenomenología y rama general de algunos de ellos), la forma en
estructuralismo era ya conocida a nivel las relaciones que que son agrupados y el título
local –y es posible incluso rastrear se establecen entre que los reúne, permite llegar a
sus antecedentes hasta 1962, en las fenomenología y otras conclusiones. En efecto,
criticas de Lévi-Strauss a Sartre en estructuralismo se trata aquí de la conciencia
El pensamiento salvaje. Los argumentos en las produc- y la estructura, se trata no
sartreanos frente al estructuralismo ciones masot- de una disyunción entre dos
–que son propuestos principalmente tianas del período términos antinómicos sino de
como respuesta al “próximo fin” del 1966-1970. una conjunción que, aunque
hombre dictaminado por Michel Para empezar, no deja de presentar sus
Foucault en la última página de es necesario problemas, se presenta como
Las palabras y las cosas (1966)– serán constatar que el aún posible para Masotta.
frecuentemente retomados en las polé- propio Masotta
micas a nivel local: el antihistoricismo, dedica gran parte del “Prólogo” de
el antimarxismo y el antihumanismo Conciencia y estructura a esta cuestión
que serían comunes a esa por demás –bajo la forma dicotómica de una conti-
problemática conjunción de autores nuidad/discontinuidad– ubicándola
rotulados como estructuralistas4. en relación tanto con su “evolución”
intelectual como con su “evolución”
Dado este panorama ¿Se trata, en ideológica. Si esta última no existe,
El “pop-art” y en Happenings, de un según nuestro autor, la primera de ellas

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

lectura cronológica de los artículos sin


duda permite apreciar una inicial valo-
ración de ciertos conceptos y autores, y
su posterior desplazamiento en favor de
otros; pero un análisis que contemple el
conjunto de los artículos (e incluso las
modificaciones introducidas en algunos
de ellos), la forma en que son agru-
pados y el título que los reúne, permite
llegar a otras conclusiones. En efecto, se
trata aquí de la conciencia y la estruc-
tura, se trata no de una disyunción
entre dos términos antinómicos sino de
una conjunción que, aunque no deja
de presentar sus problemas, se presenta
como aún posible para Masotta5.
Esto es claramente apreciable en el único
texto estrictamente inédito incluido
en este volumen: “Anotación para un
psicoanálisis de Sebreli”6. Masotta se
introduce con este artículo en una polé-
mica circunstancial –pero sumamente
ilustrativa de los avatares de la difusión
del estructuralismo en la Argentina
hacia fines de la década de 1960– que
se había establecido entre Eliseo Verón
y Juan José Sebreli, que había formado
con el propio Masotta y Carlos Correas
un “grupúsculo existencialista” durante
la década de 1950, a partir del análisis y
“está tan explicitada que no es preciso críticas realizadas por el primero a Vida
descubrirla” (Masotta, 1968: 11). cotidiana y alienación y Eva Perón: ¿aven-
Se podría incluso deducir de sus afir- turera o militante? Si para Verón se trata de
maciones que sería algo así como una desmontar el “mito del análisis marxista”,
“constante” ideológica, el marxismo, presente en aquellos best-sellers a partir
la que justificaría la “evolución” inte- de su particular lectura del “mito”
lectual de Masotta –su cambio en el según Barthes7, para Sebreli se trata de
lenguaje de la reflexión, “la aparición justificarse y resistir los embates de la
de un nuevo vocabulario”, como lo “perspectiva estructuralista, cientificista
anuncia Bernard Pingaud en el epígrafe y neopositivista” (Sebreli, 1997:185),
de este mismo libro–. lo que él considera “la ciencia
Ahora bien, ¿es este volumen realmente oficial”, es decir el estructuralismo.
ilustrativo de este cambio en el lenguaje En su intervención dentro de esta polé-
y de esta aparición de un nuevo vocabu- mica, Masotta acude a las fórmulas
lario? La respuesta depende del criterio propuestas por algunas de las figuras más
con el cual se aborde el libro: una reconocidas del estructuralismo francés:

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

Barthes, Lévi-Strauss y, fundamental- luto, una filosofía de la conciencia;


mente, Louis Althusser. Quizá pueda y que, por lo mismo, y de manera
considerarse a esta “Anotación...” como radical, excluye a la fenomenología.
el texto más claramente althusseriano La filosofía del marxismo debe ser
de Masotta, en tanto la distinción entre reencontrada y precisada en las
práctica teórica y práctica política, entre modernas doctrinas (o “ciencias”) de
ciencia e ideología acuñadas por el filó- los lenguajes, de las estructuras y del
sofo francés cumplen allí una función inconsciente. En los modelos lingüís-
central8. En efecto, Sebreli –que, según ticos y en el inconsciente de los freu-
Masotta, “ignora la distinción misma dianos (Masotta, 1968:189).
entre código y mensaje, entre sistema
y proceso, entre estructura y aconteci- Pero, ¿se trata aquí de un aban-
miento” (Masotta, 1968:197)– sería dono de los conceptos sartreanos?
el ideólogo que pretende legitimarse al Si buscamos una respuesta a esta
desplazar fuera del terreno del terreno pregunta a partir de estos dos textos
de la “práctica teórica la discusión es posible apreciar, por un lado, que
planteada por Verón y llevarla al plano las referencias y fórmulas barthesianas
de lo “real”, al plano de la política. El y althusserianas de la “Anotación para
diagnóstico masottiano, más allá de los un psicoaná-
matices que introduce posteriormente, lisis de Sebreli”, Sebreli legitima su desho-
es fulminante: se mixturan nestidad y su poca seriedad
con una retó- intelectual mediante lo que
Sebreli legitima su deshones- rica claramente él entiende que constituye su
tidad y su poca seriedad intelec- fenomenológica: praxis política. Estructura de
tual mediante lo que él entiende comprender a comportamiento que se halla
que constituye su praxis política. Sebreli, la estruc- por detrás, como nos recuerda
Estructura de comportamiento que se tura básica del Althusser, del “estancamiento”
halla por detrás, como nos recuerda comportamiento del marxismo teórico contem-
Althusser, del “estancamiento” del sebreliano, su poráneo: “nuestra propia
marxismo teórico contemporáneo: fidelidad a “la experiencia puede hacernos
“nuestra propia experiencia puede figura sartreana recordar que se puede ser
hacernos recordar que se puede ser del «bastardeo»”, comunista sin ser marxista.
comunista sin ser marxista. Distinción son ejemplos Distinción requerida para no
requerida para no caer en la tentación en este sentido. caer en la tentación política
política de confundir, entonces, las En el caso de de confundir, entonces, las
tomas de posiciones teóricas de Marx “Roberto Arlt, tomas de posiciones teóricas de
con sus tomas de posición políticas yo mismo”, Marx con sus tomas de posi-
y de legitimar las primeras por las responder a ción políticas y de legitimar
segundas”. (Masotta, 1968:198). la pregunta las primeras por las segundas”.
“¿o conciencia o (Masotta, 1968:198).
En “Roberto Arlt, yo mismo”, se estructura? [...]
plantea, a su vez, “un cierto naufragio no es tan fácil, y es preciso al mismo
de la fenomenología”: tiempo no rescindir de la conciencia
(esto es, del fundamento del acto
Recién hoy comienzo a comprender moral y del compromiso histórico y
que el marxismo no es, en abso- político) (Ibídem).

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

En posteriores publicaciones, la preo- referidos, y está estrechamente conec-


cupación por la relación entre feno- tado con la perspectiva semiológica,
menología y estructuralismo parece cuyos componentes principales son el
desplazarse hacia el problema de la estructuralismo francés y la teoría de la
vinculación entre fenomenología o comunicación, presente en sus textos
existencialismo y psicoanálisis, que sobre el arte pop y los happenings. Se
requeriría un análisis particularizado podría llegar a afirmar, aunque esto
que no pretendo realizar aquí 9. implicaría una justificación que no
Puede resultar sorprendente entonces, puedo desarrollar aquí, que este libro
frente a esa idea bastante difundida de 1970 constituye el último jalón
y aceptada de que hacia mediados de de una empresa que gira básicamente
los años sesenta ya había sido abando- alrededor de dos problemas: por un
nado Sartre y la política, que Masotta lado, el del estatuto de la imagen, el
siga empeñado, en 1970, en “compro- del problema de lo imaginario en la
meter” al arte y a la historieta. vanguardia estética contemporánea; y,
por otro lado, aunque no independien-
Siempre nos resultará espinoso, para temente del primero, el de los medios
quienes pretendemos comprometer al de comunicación de masas10.
arte y probar que el arte tiene que En todo caso, la indagación de las
ver con la política, demostrar que producciones masottianas –y parti-
se puede comprometer a la pintura. cularmente durante el período
Sartre siempre tendrá razón [...] 1965-1971– me ha llevado a proponer
Pero ¿se puede comprometer a la histo- caracterizarlo como un intelectual
rieta? Es obvio: es imposible no hacerlo. ubicuo. A diferencia de la operación
[...] El grafismo, la imagen visual, el llevada a cabo por un “intelectual total”
tipo de dibujo, se hallan en la historieta como Sartre (Bourdieu, 1995:312 y ss.)
ligados al relato. [...] En la historieta –la cual consistió, fundamentalmente,
todo significa, o bien, todo es moral en transgredir la frontera invisible pero
y social. La historia es “prosa”, en el más o menos infranqueable que, en la
sentido de Sartre: cualquiera fuera Francia de la década de 1940, separaba
la relación entre el texto escrito y la a los filósofos de los escritores, a los
imagen dibujada, en la historieta las académicos de los artistas, “a la erudi-
palabras escritas siempre terminan por ción y la inspiración” 11–, el proyecto de
reducir la ambigüedad de las imágenes Masotta parece haber consistido más bien
(Masotta, 1970b: 9-10). (al menos entre 1965 y 1971) en colocar
sus apuestas en tableros de diferentes
Estos párrafos –reproducción, con juegos, en diferentes circuitos de produc-
algunas ligeras modificaciones, del ción intelectual y cultural locales, cada
texto de presentación de la revista uno de ellos con su configuración y reglas
LD [Literatura Dibujada] que, bajo la particulares: literatura, filosofía, arte,
dirección de Masotta, llegó a publicar arquitectura, psicoanálisis, marxismo,
tres números entre 1968 y 1969– no etc. Pero es al considerar sus produc-
implican pensar en algo así como un ciones dedicadas al arte y los medios
“retorno a Sartre”. Su abordaje de la de comunicación de masas donde las
historieta se circunscribe esencialmente diferencias se vuelven más notorias:
a dos artículos, la revista y el libro ya si Sartre podía integrar o anexar a sus

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

análisis y teorizaciones diversos géneros al cuadro, según Masotta– se


artísticos (literatura, poesía, pintura, constituye ya no a partir de una
música) con el fin de poner en cuestión “inherencia vital” con el mundo, de
la [im]posibilidad de un “arte compro- nuestros “proyectos”14, sino a partir
metido”, Masotta no sólo se proponía del “código de ruta” (los carteles y
estudios teóricos que –desde una pers- señales viales), de un código social,
pectiva bastante diferente– permitieran de una estructura.
dar cuenta de las características particu- Roberto Jacoby ha propuesto pensar
lares de estos “nuevos fenómenos”, sino las aproximaciones teóricas masot-
que fue también un activo promotor tianas en términos de bricollage o de
y productor de novedosas experiencias patchwork (Jacoby, 2000:104-114).
estéticas hacia mediados/fines de la
década de 196012. En todo caso, para
Masotta, la perspectiva fenomenológica
respecto del arte no permite esclarecer,
al menos directamente, las caracterís-
ticas de producciones estéticas como
el pop y los happenings 13 ni tampoco
proyectar algo como un “arte de los
medios de comunicación masiva”.
Sin embargo, esto no implica que las
categorías fenomenológicas fueran
totalmente desechadas para abordar
estos fenómenos. Para citar tan solo
unos pocos ejemplos, es posible
apreciar como los happenings son
definidos por Masotta y por Alicia
Páez en relación con lo imaginario
sartreano. Por otra parte, las referen-
cias a Schilder y a Vuelo nocturno de
Saint-Exupery, la idea de un cuerpo-
avión o cuerpo-coche sugeridas
para pensar la obra de D’Arcangelo,
remiten casi explícitamente a Oscar Masotta
Fenomenología de la percepción de
Merleau-Ponty. Ahora bien, estas refe- Lo particularmente interesante de su
rencias fenomenológico-existenciales propuesta es que permite comprender
funcionan, dentro del texto masot- que la exigencia de recurrir a nuevos
tiano, como punto de partida para referentes teóricos surge a partir de
mostrar algo diferente o incluso los problemas y objetos que Masotta
inverso: el happening es un “despla- aborda y no exclusivamente de su
zamiento de lo imaginario” y la obra “necesidad imperiosa” de seguir la
de Lichtenstein requiere ubicarse en moda –la cual, por otra parte, no
un nivel metaimaginario, el cuerpo- debe rechazarse sino ser reconsiderada
coche en la obra de D’Arcangelo desde una dimensión más sociológica
–cuya ausencia es la que da “sentido” que psicológica o individual–.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

Y dentro de este bricollage o patchwork Ahora bien, lo que he presentado y


teórico, la fenomenología y el desarrollado hasta aquí constituye
estructuralismo juegan un papel esencial tan solo un punto de partida para dar
en relación con la ubicuidad masottiana. cuenta de las herramientas teóricas a las
En este sentido, tanto la ambición totali- que Masotta recurre y de las “partidas
zadora del pensamiento sartreano como simultáneas” en las participa durante
la amplitud y heterogeneidad de los el período 1965-1971. Explicar los
análisis estructuralistas –desde los trabajo avatares de la trayectoria intelectual
barthesianos sobre el catch, el bistec y las de Masotta requiere, inevitablemente,
papas fritas a la exégesis althusseriana colocarse desde una perspectiva que
de la obra de Marx, pasando por la vaya más allá de la figura y la obra en
antropología lévistraussiana, el “retorno sí mismas e indagar las características
a Freud” lacaniano– le permiten a y avatares de cada uno de los ámbitos
Masotta circunscribir y analizar objetos de producción simbólica (literatura,
hasta entonces no apreciados por la estética, filosofía, psicoanálisis, etc.)
intelectualidad local o aportar una en los que interviene activamente. Y
perspectiva renovada sobre tópicos ya es fundamental, sin duda, tener en
estudiados anteriormente. O incluso, cuenta la resonancia particular que
cuestión que no había sido destacada adquiere, en cada uno de los casos, la
hasta hace relativamente poco tiempo, coyuntura política y la radicalización
proponer nuevas líneas de producción ideológica que comienza a desplegarse
para una vanguardia estética. hacia mediados de la década de 196015.

BIBLIOGRAFIA

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- Sebreli, Juan José (1964) Buenos Aires, vida cotidiana y alienación, Ediciones Siglo Veinte. (1966) Eva Perón
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escritos, ciudades bajo ciudades, Buenos Aires, Sudamericana.

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

NOTAS

1. Entre los cuales se destacan La operación Masotta. Cuando la muerte también fracasa de Carlos Correas, el
conjunto de textos compilados por Marcelo Izaguirre bajo el titulo Oscar Masotta, el revés de la trama y las
entrevistas incluidas en Puzzle(s) Masotta de Rosângela Rodrigues de Andrade.
2. Véase “La tragedia del hombre en el radicalismo” en Clase Obrera, N° 54, agosto de 1955; “El proletariado
en la alternativa” en Clase Obrera, N° 56, octubre de 1955 y “Sur o el antiperonismo colonialista” en Contorno,
N° 7/8, julio de 1956.
3. Para ampliar esta temática véase Carlos Correas (1994) y Hernán Scholten (2000).
4. Véase “Entrevista de Bernard Pingaud” en Sartre por Sartre, selección de Juan José Sebreli, Buenos Aires,
Jorge Álvarez, 1969, pp. 207-217. El impacto de la obra de autores estructuralistas a nivel local es actualmente
indagado por Cynthia Acuña, en una investigación que lleva por título “La recepción del estructuralismo
francés en el campo intelectual argentino de los años sesenta”.
5. Que más tarde Masotta abandone esta conjunción no implica que esta se transforme, necesaria e inmedia-
tamente, en una disyunción exclusiva.
6. Estimo necesario destacar aquí, por una parte, que varios artículos fueron objeto de no despreciables modi-
ficaciones a la hora de ser incluidos en este libro –el caso más significativo quizá sea el artículo dedicado a la
novela Un Dios cotidiano de David Viñas, originalmente publicado en 1958; por otra parte, aparece publicado
aquí el texto “Roberto Arlt, yo mismo”, que corresponde a la presentación de su primer libro.
7. Sobre esta particular lectura del concepto barthesiano de mito por parte de Verón, véase Cynthia Acuña y
Hernán Scholten (2000: 249-250).
8. Sobre estas distinciones en la obra de Althusser, véase La revolución teórica de Marx, México, Siglo XXI, 1967
y Para leer El Capital, México, Siglo XXI, 1969.
9. Esto exigiría, en primer lugar, presentar al menos un esbozo de las relaciones que se establecen entre fenome-
nología y psicoanálisis desde la década de 1930. En segundo lugar, delinear la forma en que el propio Masotta
plantea esta relación en anteriores artículos, y revisar el recurso al psicoanálisis existencial sartreano apreciable
en varios de sus escritos. Finalmente, es necesario tener en cuenta que el propio Masotta ya plantea, durante
un seminario dictado en 1969 y publicado bajo el título “Psicoanálisis y estructuralismo”, si “se puede hablar
de estructuralismo cuando se trata del pensamiento psicoanalítico de Jacques Lacan” (Masotta, 1970a: 34).
Incluso llega a sugerir el reemplazo del término “estructura” por “maqueta”. En términos generales se podría
afirmar que, entre 1969 y 1976, Masotta ubica esta relación en términos que van desde una oscilación entre
la exclusión y la sucesión entre ellos (J. Laplanche y otros, 1969: 7) hasta sostener el carácter “pre-freudiano”
del “análisis existencial”, pasando por un “verdadero alcance (a-fenomenológico, habría que decir) de la
metapsicología de Freud” (Masotta en Jacques Lacan, 1970: 9 nota 4).
10. Entre los “objetivos teóricos” que figuran en el “Primer proyecto para la Primer Muestra Argentina de la
Historia Mundial de la Historieta” (probablemente de comienzos de 1967), redactado por Masotta, figuran:
“sentar las bases para investigación ulterior de la historieta como lenguaje, y en sí misma, de su función en el inte-
rior de las comunicaciones de masas”. Agradezco a Germán García haberme facilitado una copia de este material.
11. Un análisis mucho más exhaustivo y fundamentado de la trayectoria intelectual de Sartre puede encontrar
en Boschetti, Anna (1991).
12. Sobre este tópico, véase el ya mencionado estudio preliminar de Ana Longoni a Oscar Masotta, Revolución
en el arte, Buenos Aires, Edhesa, 2004. Se trata de una compilación que reúne casi todos de los escritos
masottianos relativos a la estética y los medios de comunicación de masas que, en su mayor parte, no había sido
reeditados en casi treinta años.
13. Esto permitiría también entender, al menos parcialmente, el hecho de que el propio Romero Brest
–que solía recurrir a las categorías de Sartre y de Merleau-Ponty en sus análisis- haya decidido, justamente,
“suspender el juicio” frente a las “hamburguesas” de Oldemburg o La Menesunda de Marta Minujin. Un
análisis más exhaustivo sobre esta cuestión puede encontrarse en el magnífico libro de Andrea Giunta
(Giunta, 2001: 219-236) que, llamativamente, no incluye casi ninguna referencia a Masotta.
A su vez, no se debe perder de vista que las conferencias de Masotta sobre el pop surgen, según su propio autor,
a partir de la Antiestética de Luis Felipe Noé –uno de los primeros autores, sino el primero, que se ocupa a nivel
local del arte pop–, que recurre explícita y frecuentemente a las concepciones sartreanas sobre el artista y el arte
para formular el papel del “caos” en la producción estética contemporánea.
14. Véase Merleau-Ponty, M.: Fenomenología de la percepción, Barcelona, Planeta, 1993, Cap. I. El Cuerpo
(especialmente III. La especialidad del cuerpo propio y la motricidad).
15. Sobre las características que adquieren las conexiones de la producción intelectual y cultural con los acon-
tecimientos políticos a nivel local, en el período 1955-1976, es posible consignar una significativa cantidad
de publicaciones, entre los cuales merecen destacarse los libros y artículos de Oscar Terán, Silvia Sigal (1991),
Andrea Longoni y Mariano Mestman (2000), Andrea Giunta (2001), Carlos Altamirano (2001), Beatriz Sarlo
(2001) y Claudia Gilman (2003). En diferentes artículos, seminarios de grado y presentaciones en Jornadas y
Congresos hemos comenzado a indagar, junto con Julio Del Cueto, este tópico en relación con la producción
de conocimiento psicológico en Argentina.

345
346

La desviación en el origen. Notas sobre la


investigación en José Aricó
Por Verónica Gago

América Latina y marxismo han sido los términos de


una profunda desavenencia. Una historia de equí-
vocos y desencuentros, cuya compleja relación difí-
cilmente hubiera podido ser pensada sin el conjunto
de investigaciones que emprendió José Aricó. Una
producción filosófica dispersa en variedad de formas y
temas. Dicha condición, fue muchas veces considerada
como carencia por su “inorganicidad”. Sin embargo,
Verónica Gago, encuentra allí la clave de su potencial.
En efecto, no se trata ya de emplear criterios externos
de valoración, esto es, lamentar la ausencia de un
corpus estructurado, sino de situarse en la pregunta
sobre los modos de escritura inmanentes al propio
plan de investigación que el autor ha trazado. Editor,
escritor, articulista, prologuista y comentarista, Aricó
se propuso reorganizar los debates y textos existentes
procurando fundar una nueva perspectiva: intentar
religar ambos puntos de esta controversia. Para tal
empresa, fue necesario recurrir a dos nombres que
hacían del desvío y la heterodoxia la condición del
pensar. Antonio Gramsci y José Carlos Mariátegui son
convocados por Aricó en su ensayo por nacionalizar el
marxismo produciendo un punto de vista histórico-
concreto. Gago descubre una indagación poco cono-
cida en los últimos textos del cordobés, quién a partir
de la lectura de la incipiente producción del autono-
mismo italiano, avisora la crisis de la forma estado y de
otros postulados tan caros al marxismo, procurando
ir más allá del pensador alemán, Karl Marx, desde las
entrañas de su propia obra.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

En el prólogo a la compilación de mente a ese problema, encontramos


entrevistas de José Aricó (Entrevistas en ese zigzagueo pensante un modo de
1974-1991, CEA, Córdoba, 1999), la escritura investigativa.
Horacio Crespo plantea que la obra Aparece un doble montaje: el plan
del cordobés tiene la característica de de investigación y el espacio o plano
ser una producción dispersa. Se refiere que ese plan traza. Ese plan –y esa
a una dispersión física, de formatos y situación que delimita– no son más
de objeto; y en esa razón encuentra una que una apuesta, una hipótesis que
causa de su invisibilidad. La pregunta permite plegar las perturbaciones
a la que abre esta observación es un del investigador
dilema clásico: la dispersión ¿alcanza junto a las preo- Habría que precisar la cues-
para organizar una filosofía? La discu- cupaciones de eso tión de fondo: a qué llamamos
sión podría también plantearse sobre que toma el papel investigación filosófica y por
el punto de vista desde el cual se de lo investigado qué el trabajo de Aricó se deja
produce la idea misma de dispersión. o de aquellos a pensar desde esas coorde-
Es decir, en relación a qué imagen de quienes pretende nadas. Si una investigación
totalidad corresponde especularmente interrogar. A eso filosófica es aquella que trata
aquella de la fragmentación. tal vez se deba de indagar las voluntades que
Como lo fallido e incompleto, la que las biogra- están detrás de cada construc-
dispersión remite espontáneamente fías, como narra- ción de conceptos que se identi-
a una falta de organicidad que usual- tivas históricas, fican con el nombre de un autor
mente resta peso filosófico a cualquier se parezcan tanto pero que realmente obedecen
producción que se pretenda, precisa- a las investiga- a un problema que distribuye
mente, filosófica. Tal vez resulte más ciones filosóficas elementos y traza fronteras
productivo, para lo que aquí nos cuando logran dando contorno justamente a
interesa, desplegar la pregunta por la contar una ese problema, encontramos en
dispersión de otro modo ya que en vida como una ese zigzagueo pensante un modo
el caso de Aricó sus textos permiten secuencia imper- de la escritura investigativa.
pensar el problema en términos dife- sonal. O, dicho
rentes: ¿qué tipo de escritura y qué más clásicamente: las investigaciones
formatos construye una investiga- filosóficas envuelven siempre una
ción? O mejor: ¿qué textos produce dimensión biográfica que ilumina la
y, a la vez, dan cuenta de una investi- atracción por ciertos problemas y preo-
gación filosófica? cupaciones y que despoja, al mismo
Antes habría que precisar la cuestión tiempo, el carácter personal-privado
de fondo: a qué llamamos investiga- de esos problemas en nombre de una
ción filosófica y por qué el trabajo de encrucijada de otro tipo. Pensada así,
Aricó se deja pensar desde esas coor- la investigación filosófica se aleja de la
denadas. Si una investigación filosó- construcción de un sistema o, como
fica es aquella que trata de indagar las dice Oscar del Barco para hablar de los
voluntades que están detrás de cada textos inéditos de Marx (“Introduc-
construcción de conceptos que se ción” a las Notas marginales al “tratado
identifican con el nombre de un autor de economía política” de Adolph
pero que realmente obedecen a un Wagner; cuaderno 97 de Pasado y
problema que distribuye elementos y Presente), adviene una escritura obse-
traza fronteras dando contorno justa- siva que no halla una “textura global”.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

Usualmente las formas de los textos el investigador duplicará –con una


dispersos funcionaron como notas diferencia de tiempo, de información
marginales de una obra mayor, deve- e incluso de pasiones– lo que otros ya
lando los bordes menos prolijos de hicieron, dijeron o pensaron? ¿Cómo
un autor o una época. Sin embargo, no condenar a la investigación a una
estábamos tratando de una obra suerte de misión de orden y repetición,
–la de Aricó– que no tiene la sombra de de relevamiento sin fin y de acumula-
otra más ordenada, sino que su misma ción sin otro sentido que la acumu-
estructura es una cantidad de prólogos, lación por sí misma? Aquí tal vez la
comentarios, notas, artículos y algunos investigación filosófica se apropia
pocos libros de una enseñanza nietzscheana: la
¿Cómo se planteó Marx el muy diversos repetición diferencial. Una suerte
análisis de la realidad no occi- entre sí. Todos de continuidad alcanzada por suce-
dental para que sean posibles escritos con sivas ampliaciones, contorsiones y
sus proposiciones y su menos- tonos distintos, contracciones, que agrupan, realinean
precio por América Latina? a los que habría o descomponen lo ya pensado. Un
El interés de esta “incompren- que agregar la conjunto de movimientos que muchas
sión” toma toda su relevancia entrevista como veces deben olvidar o anular antes que
en la medida en que –hipotetiza género de una glosar y enumerar cierta parte de la
Aricó– inaugura una secuencia obra. Y a la trans- realidad para lograr un gesto de inno-
de incomprensiones a punto versalidad que la vación. Así, más que confiar en los
tal de definir el marxismo en constituye inten- aportes de un descubrimiento reve-
América Latina como “una tábamos llamarle lador (que tal vez aparezca como efecto
expresión gramatical de una investigación filo- o corolario), lo que volvería novedosa
dificultad histórica real”. sófica. Tal vez esa una investigación es su capacidad de
Una gramática equivocada, conexión interna reorganizar lo que otros dijeron e
la del marxismo con América esté dada por lo inventaron, las escrituras ya existentes,
Latina, que le atribuyó –a este que trama ese alrededor de un nuevo punto de vista.
continente– predicados que carácter fragmen- Darle una nueva determinación a un
no la nombraban. Sea por la tario: el hecho de problema que se desarma en nombre
rigidez de unos sujetos inexis- ser textos exigidos de otro. Lo que muchas veces supone
tentes, sea por la terquedad por circunstan- abandonar la pretensión de retotaliza-
de unas condiciones que cias muy diversas, ción en nombre de una maniobra de
nunca se completaban. retomados entre otro tipo.
sí un poco silen-
ciosamente. Ese mismo recorrido
incorpora en Aricó una tarea funda- ¿Qué hacer con Marx?
mental: la de editor, que reúne en los
cuadernos de Pasado y Presente una ¿Cómo lograr ese nuevo punto de
línea bibliográfica activa al interior de elaboración y reorganización de lo que
su labor investigativa. existe? Carlos Franco, en su contun-
Ahora, si el investigador se confunde dente prólogo al libro de Aricó Marx y
–o queda tomado– en ese plano que América Latina, desarrolla una serie de
traza por lo que otros escribieron e hipótesis metodológicas que enumeran
investigaron, por símiles inquietudes y lo que hizo posible –como sustrato
perplejidades, ¿cómo no suponer que teórico interpretativo pero también

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

“psicológico”– la valoración de Aricó le atribuyó –a este continente– predi-


sobre Marx y, por lo tanto, el modo cados que no la nombraban. Sea por
en que el cordobés juzga su “desen- la rigidez de unos sujetos inexistentes,
cuentro” con este continente. Aparece sea por la terquedad de unas condi-
así la discusión también metodológica ciones que nunca se completaban.
sobre los textos de Marx. La obra del Más que la rápida etiqueta de euro-
filósofo: ¿es un núcleo original que se centrismo, conocida y a mano, Aricó
despliega o, más bien, ejes teóricos intenta reconstruir –desde el interior
“discontinuos fundados en distintos mismo del pensamiento de Marx– las
momentos de su reflexión” que condiciones en que el alemán pensó las
funcionan a espasmos y por rupturas? realidades coloniales, en particular a
Sucesivos Marx, dice Franco. Un Marx partir del “viraje estratégico” que logra
hecho desde sus “puntos de fuga” que tras el análisis de la situación irlandesa.
deshace simultáneamente toda iden- Especialmente porque Aricó quiere
tidad marxista, esa que se constituye demostrar –y este es otra de las origi-
al administrar la unidad ilusoria de nalidades de su investigación– que la
una obra. El método marxiano queda imagen del eurocentrismo de Marx
también ligado a una temporalidad y es producto de la versión “oficial” de
unas condiciones contextuales. la “intelligentzia marxista” que puso
Emerge así una única filiación posible: al margen los textos marxianos refe-
una creatividad que anuda cada vez ridos a España, Rusia o Irlanda por ser
método y teoría con las especificidades escritos “de circunstancias”.
de los problemas tratados. A ese acto El juego de reenvíos y deconstruc-
creativo, dice Franco suponiendo su ciones es permanente: si Marx sufre
coincidencia con Aricó, es a lo único un viraje tras el análisis de la situa-
que se le puede llamar marxismo sin ción colonial irlandesa y elabora un
dejar de advertir que es al mismo programa de acción (autogobierno
tiempo un exceso nominar eso que e independencia, revolución agraria
pasa como creación de tal modo defi- y protección aduanera) se pregunta
nitivo o clasificatorio. Aricó por qué esos puntos no fueron
Aricó arma su investigación alrededor tomados ni por la II Internacional ni
de una pregunta que zanja los textos por los movimientos socialistas en los
marxianos por otro lugar: ¿cómo se países dependientes e incluso por qué
planteó Marx el análisis de la realidad los socialistas argentinos se opusieron
no occidental para que sean posibles sistemáticamente a “cualquier tipo
sus proposiciones y su menosprecio de control estatal del comercio exte-
por América Latina? rior que afectara en alguna medida
El interés de esta “incomprensión” los intereses corporativos del prole-
toma toda su relevancia en la medida tariado urbano”. Aricó lo plantea de
en que –hipotetiza Aricó– inaugura manera clara: “La lucha de clases y la
una secuencia de incomprensiones a lucha nacional, que a partir del “caso
punto tal de definir el marxismo en irlandés” resultan en el pensamiento
América Latina como “una expresión marxiano interdependientes, aunque
gramatical de una dificultad histórica distinguibles desde el punto de vista
real”. Una gramática equivocada, la de las clases sociales en juego, en el
del marxismo con América Latina, que movimiento socialista internacional

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

“En América Latina, por tanto, el


proceso aparecía invertido de manera
tal que la ‘nación’ no resultaba ser el
devenir estado de una nacionalidad
irredenta, sino la construcción de una
realidad inédita”.
Para Aricó, Marx hace un inesperado
repliegue sobre Hegel ante eso que
se escapa de su comprensión, incluso
cuando esa comprensión estaba total-
mente sacudida por la aparición de
realidades otras, periféricas, distintas.
Lo que Marx “no veía era el proceso
histórico concreto de constitución de
las naciones latinoamericanas, por lo
que esa capacidad ‘nacional’ que se
sentía cada vez más proclive a reco-
nocer a Irlanda, China, India, España,
José Carlos Mariátegui Rusia o la misma Turquía, no pareciera
estar dispuesto a admitirla en países
como México, Argentina o Brasil, por
resultaron acciones separadas y en ejemplo. No porque la negara explíci-
gran parte contradictorias”. tamente en la teoría, sino por la inca-
Pero aún corrido Marx del eurocen- pacidad de reconocerla en las luchas
trismo, América Latina no parece concretas de estos pueblos”.
interesarle. Y tras la operación de La singularidad de América Latina no
desmontar tal argumento, Aricó pudo ser comprendida porque Marx
transforma este desprecio en una no visualizó allí una voluntad popular
tensión política. La identificación activa, sino una clase dirigente que
de los procesos latinoamericanos buscaba identificar la nación con el
con el bonapartismo europeo encar- estado. Entonces, al hegelianismo de
nado en Bolívar y la herencia de la Marx en la visión de América Latina
noción hegeliana de “pueblos sin como un lugar que carecía de las deter-
historia” bloquean, para el cordobés, minaciones capaces de dar espacio a
la posibilidad de Marx de entender una lucha nacional, se le suma el anti-
América Latina. Porque si Marx era hegelianismo de Marx: la negativa a
capaz de entender y valorar la auto- reconocer en el estado “una capacidad
nomía de las realidades nacionales sólo de ‘producción’ de la sociedad civil”.
era a condición de verificar que “el Imposible para Marx reconocerle una
pueblo que lucha sea vital”. Vitalidad eficacia propia al estado, dice Aricó,
que América Latina, pensada como un sin romper su sistema.
territorio vacío, no tiene donde cobijar. La tesis de Aricó, entonces, corre el
Una América Latina sin interioridad, mote de eurocentrismo para concluir
según la imagen que se hace Marx, que es el carácter “esencialmente
no parece tener el fundamento real de estatal” o de construcción “desde
las luchas sociales por devenir nación. arriba” de las naciones latinoameri-

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

canas lo que obturó políticamente la Lenin en Lima


comprensión de Marx de la singu-
laridad del continente. Y éste es su La cuestión de la anomalía latinoa-
punto ciego: reemplazar en la figura mericana emerge una vez que Aricó
de Bolívar el “movimiento real” de las ha hecho de ese “desencuentro” un
fuerzas sociales latinoamericanas a la problema teórico. Y si en Marx y
vez que no observar en el carácter esen- América Latina se plantea la cuestión,
cialmente estatal de sus formaciones es alrededor de Mariátegui y los orígenes
nacionales una “autonomía de lo polí- del marxismo latinoamericano donde
tico” que aparece como retroceso desde se exponen algunas hipótesis de cómo
la perspectiva marxiana. Sin embargo, llevar a la práctica ese creatividad
dice Aricó, ese privilegio de situaciones asociada a una filiación marxiana de
estrictamente políticas aparece en los otro tipo. Un
“puntos de fuga” de Marx. Precisa- marxismo, en este La singularidad de América
mente, más allá de su sistema. caso encarnado Latina no pudo ser compren-
Es esta reconstrucción genealógica del en Mariátegui, dida porque Marx no visua-
pensamiento de Marx lo que la inves- que necesita de lizó allí una voluntad popular
tigación filosófica de Aricó encara a d j e t i v a c i o n e s activa, sino una clase dirigente
para dar cuenta de esa repulsión mutua tales como “inspi- que buscaba identificar la
entre el marxismo y América Latina ración idealista” nación con el estado. Entonces,
que empieza en el propio Marx y o de aclaraciones al hegelianismo de Marx en
tiñe al siglo veinte. Nos parece que que avisen que las la visión de América Latina
este modo de adentrarse en Marx lecturas de Marx como un lugar que carecía de
abre en Aricó un método al estilo del son hechas “a las determinaciones capaces
“materialismo del encuentro” para través de” Croce de dar espacio a una lucha
decirlo con las palabras de Althusser. y Gobetti. Aricó nacional, se le suma el antihe-
Un pensamiento puro de la desvia- discute espe- gelianismo de Marx: la nega-
ción, que revela las combinaciones cialmente con tiva a reconocer en el estado
fortuitas con las que inevitablemente el enfoque de la “una capacidad de ‘produc-
se teje un “pensamiento de la coyun- revista argentina ción’ de la sociedad civil”.
tura”, es decir, un pensamiento polí- Claridad que a Imposible para Marx reco-
tico que deja redescubrir a Marx bajo la hora de sinte- nocerle una eficacia propia al
los influjos de esa corriente subte- tizar la figura del estado, dice Aricó, sin romper
rránea nombrada por Epicuro. En peruano habla su sistema.
palabras del filósofo francés el mundo de una “oposi-
aparece así como “totalidad única no ción no resuelta” entre un andamiaje
totalizada, sino vivida en su dispersión”. intelectual “europeizante” y una
Una dispersión extraña, capaz de hacer realidad singular. No se trata, para
consistir algo más allá del sistema. Aricó, de contestar desde una teoría de
Y aquí Aricó redobla su apuesta para la recepción y mostrar la admisión más
poder pensar algo así como la desvia- trunca o menos lograda de esas ideas
ción en la desviación: la construcción que vienen “de afuera” y su acepta-
de la nación latinoamericana y su rela- ción “interna”, sino del análisis de las
ción con el Estado desde una perspec- condiciones, las necesidades y el azar
tiva que no se resigna a dejar de lado en que es posible el encuentro o no de
el marxismo. ciertas preocupaciones.

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El punto que le interesa como investi- Que logran aclimatarse. Para Aricó,
gador es la operación de Mariátegui de Mariátegui y Gramsci teorizan la
“traducir”, lo que para Aricó va a signi- encarnación por excelencia capaz de
ficar “peruanizar” ese flujo de ideas, dar lugar a un universal concreto: la
experiencias y tendencias. La estrategia nación. Cuando este arraigo cultural
es de nacionalización. Y por esa vía se y político se reconoce, la “aplicabi-
logra una universalidad. Esa parece ser lidad” deja de ser la medida de prueba
la hipótesis de Aricó para leer las tesis de los enunciados teóricos. La nación
mariateguianas. Aquí el juego de remi- se torna el “lenguaje concreto de la
siones y parentescos aparece como la situación”, lugar material de elabora-
nervadura de la investigación. Fue ción y territorio de nuevas conexiones.
Gramsci –insiste Aricó– quien teorizó Así, el “leninismo” de Mariátegui es
las condiciones para que una verdad el que logra aferrar la teoría política
se convierta en universal: si pasa a ser de Lenin y la experiencia bolche-
“un estímulo para conocer mejor la vique por fuera de la “adscrip-
realidad efectiva ción” ideológica. La dinámica, en
Recurriendo a una metáfora en un ambiente cambio, es la del encuentro y hay un
meteorológica, suele decirse distinto del que clima “bergsoniano” y “soreliano”
que hay “climas” propicios la vio surgir” y si –dice Aricó– que lo permite.
para la emergencia de ciertas una vez ocurrido Sin embargo, porque se trata de
verdades que se van volviendo lo anterior “se naciones en construcción –con la
universales aquí y allá, que incorpora a la complejidad que Aricó anotó a propó-
logran tomar cuerpo y ligar realidad con la sito de la indiferencia de Marx– es
territorios y épocas. Que fuerza de una que habilitan un lenguaje y un pensa-
logran aclimatarse. Para Aricó, expresión propia miento también sin acabar. Aricó expli-
Mariátegui y Gramsci teorizan y originaria”. cita una idea del peruano: en América
la encarnación por exce- “Traducibilidad” Latina el “referente práctico” –o, el
lencia capaz de dar lugar a un gramsciana de movimiento real– del pensamiento se
universal concreto: la nación. la que hace uso encuentra en continua constitución,
Mariátegui (y que de allí que la actividad teórico-práctica
Aricó pondrá a prueba después con tiene un carácter fundacional antes que
Juan B. Justo). Es esta situación dirigente. Las tradiciones revoluciona-
concreta, a su vez, la que posibilita rias radicales del movimiento social
explicar el impacto de Gramsci en latinoamericano y el pensamiento
América Latina: la traducibilidad de marxista se encuentran sólo si logran
los conceptos políticos gramscianos constituir un “terreno común” capaz
se debe a que encajan en las peculia- de cobijar una expresividad propia.
ridades nacionales, a que sus “suge- ¿La hipótesis de Aricó sobre la impor-
rencias teóricas” se dejan usar por las tancia del itinerario de Gramsci en
realidades nacionales. América Latina es la misma que
Recurriendo a una metáfora meteoro- sostiene la “incomprensión” de Marx
lógica, suele decirse que hay “climas” sobre estas tierras?
propicios para la emergencia de ciertas La incomprensión que arranca con
verdades que se van volviendo univer- Marx y que se conecta con toda una
sales aquí y allá, que logran tomar serie de desencuentros posteriores
cuerpo y ligar territorios y épocas. (cristalizado especialmente con los

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partidos comunistas latinoameri- en la medida en que abrió paso a la


canos) se resuelve, o logra un punto especificidad de la situación colonial.
de ruptura, con Gramsci, ese desvío Aricó torsiona ese Marx “a través de”
teórico del marxismo capaz de pensar las lecturas de Gramsci y Mariátegui.
la revolución bolchevique como una
revolución contra El Capital. Una
nueva desviación de esa desviación La línea italiana
requería un Gramsci latinoamericano.
Fue Mariátegui quien teorizó lo que ¿Hay una línea que va de Maquiavelo
le permite decir a Aricó –en referencia a Gramsci y que condensaría repú-
al movimiento socialista en América blica y socialismo bajo la proble-
Latina– que El Capital se convirtió mática general del modo en que se
en estas tierras “en el libro de los constituye una comunidad política?
burgueses”, por ser capaz de funda- Pareciera que algo cercano a esto
mentar la necesidad y progresividad interesó a Aricó. El socialismo era
del capitalismo según el modelo para él a la vez la tonalidad con la
europeo (Marx y América Latina, cual debía poder pensarse la proble-
p. 76. Es interesante traer aquí una mática social y política moderna, el
nota que parece llamarle la aten- nombre bajo el que habría que poder
ción a Aricó: según una ironía de reunir los modos de articulación de
Engels, fue el tiempo de estudio que lo que podríamos llamar “lo común”,
Marx le dedicó al movimiento social y el sitio siempre incompleto desde
ruso el culpable de que El Capital el cual convocar, a partir de precisas
quedara inconcluso). interrogaciones, las aportaciones más
El internacionalismo formal que Aricó diversas al fenómeno de lo humano.
le critica a los partidos comunistas y al Toda la imaginación política actual
movimiento socialista oficial se resume cabía, para Aricó, en la recreación de
en una frase que elige citar de Engels, carácter socialista, y era allí, en esa
cuando le escribe una carta al italiano recreación, que debían provocarse las
Giovanni Bovio: “En el movimiento nuevas programáticas.
de la clase obrera, según mi opinión, Podríamos preguntarnos, entonces,
las verdaderas ideas nacionales, es decir qué es lo que le permite a Aricó pensar
correspondientes a los hechos econó- el marxismo italiano, incluso aquel
micos, industriales y agrícolas, que posgramsciano que con Mario Tronti
rigen la respectiva nación, son siempre investigó en los Grundrisse las claves del
al mismo tiempo las verdaderas ideas capitalismo posfordista y la vía “catas-
internacionales. La emancipación del trófica” de superación del capitalismo.
campesinado italiano no se cumplirá En el epílogo a la segunda edición
bajo la misma forma que la del obrero (1982) de su libro sobre Marx, Aricó –al
de fábrica inglés; pero cuanto más uno interior de una discusión sobre la “crisis
y otro comprendan la forma propia de del marxismo”– recoge la idea de que
sus condiciones, más la comprenderás es la fuerza de trabajo autonomizada
en la sustancia”. Aricó retoma esa del capital la que abre las brechas de
interdependencia que Marx vislumbró apertura en las relaciones de dominio.
en la cuestión irlandesa y que marcó un “La antítesis descubierta por él (Marx)
punto de inflexión en su pensamiento entre desarrollo de la productividad

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social general y reducción al tiempo de estado en el sentido de que la parte


trabajo funda la posibilidad de pensar ‘estado’ de los sistemas políticos tiende
una forma política de la crisis, que en las a perder peso relativo respecto de las
condiciones de las sociedades actuales demás partes del mismo sistema”. Y
se expresa como una diseminación más extensamente: “Y esta crisis es
de las fuerzas productivas en su nega- acompañada de manera paralela y
tiva de ser modeladas por el tiempo convergente por una crisis general del
de trabajo” (p. 216). Y más adelante: partido político. El punto crítico que
“El dominio capitalista, en adelante, atraviesa hoy el hecho histórico de
deberá redundarse en una posicio- la organización de las masas, señala
nalidad de poder colocada fuera de la Tronti, deriva del hecho de que tanto
relación ‘económica’ que representaba el estado como el partido “han perdido
el capital, pero la ‘crisis de gobernabi- el monopolio de la política”.
lidad’ que involucra una fase semejante La notable dilación de la subjetividad
muestra obstáculos insorteables que que tanto el capitalismo como el socia-
plantea la no asimilabilidad de la subje- lismo crearon en las últimas décadas
tividad separada de lo social dentro de –y que tuvieron en 1968 un agudí-
la síntesis sistemática” (p. 219). simo momento de manifestación– no
Resulta curioso que alguien con tanta pareciera ser integrable a través de los
sensibilidad respecto de la dimen- mecanismos de una sociedad alta-
sión propiamente política –o de la mente conflictuable en Occidente o
articulación hegemónica, como diría de un sistema fuertemente ideologi-
Laclau– haya realizado con interés zado como en los países del socialismo
estas tempranas lecturas de lo que “real”. El hecho de que esta tendencia
décadas más tarde se discutiría en a la crisis del estado en los actuales
la Argentina con la traducción de sistemas políticos se manifieste de
los textos de Antonio Negri (Aricó las más variadas maneras no alcanza
coincide en una expresión que será el a velar la nitidez de un proceso para
título del libro del italiano en el que el que hoy se ha acuñado el término
analiza precisamente los Grundrisse “ingobernabilidad”. (p. 220)
cuando dice: “Dentro del espacio Marx empieza a escribir los Grundrisse
de las proyecciones morfológicas durante su exilio en Londres. A la vez
fundamentales de Marx, vale decir estudia la política internacional y la
‘dentro’ suyo, hoy es preciso ir ‘más historia diplomática (Ver K. Marx/F.
allá’ de él”). Y lo sorprendente es que Engels, Historia diplomática secreta
resalte lo que éstas tienen de aper- del siglo XVIII, Cuaderno N°87,
tura a una redefinición de lo polí- Pasado y Presente, México, 1980).
tico a partir de la propia saturación Escribe a Engels en 1857: “Trabajo
del espacio político estatal, escenario como un loco noches enteras para
tradicional de la lucha hegemónica. coordinar mis estudios económicos,
Así, en una nota al pié del texto que para dotar de claridad a los Grundrisse
venimos reseñando, comenta Aricó, a antes del déluge... Trabajo como un
propósito de la crisis de subjetividad condenado. Habitualmente hasta las
plateada por el antagonismo entre cuatro de la madrugada. Se trata en
fuerza de trabajo vivo autonomizado y realidad de un doble trabajo: 1) la
el par estado-capital: “crisis de la forma elaboración de las líneas fundamen-

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tales de la economía..., 2) la crisis ser capaces de mostrarse como una


actual” (citado en Marx más allá de excepción que confirme la regla, sino
Marx, A. Negri, Akal, 2001, Madrid). en pensar “las diferencias, el parale-
Lo político, dice Aricó, aparece en lismo, la discontinuidad temporal de
este momento para Marx como un los procesos de transformación”, tal
“autónomo lugar de resistencia contra como le interesa a Marx –en palabras
el dinamismo revolucionario de la de Aricó– cuando cuestiona la idea
sociedad civil”. Anomalía marxiana, misma de un “paradigma”.
anota Aricó. Cuando Marx inves- Pero como Aricó tampoco quiere
tiga los mecanismos de la política descartar un “falso” Marx para inau-
internacional, reconoce la resistencia gurar otro verdadero, ni trazar fron-
que “la política” de las relaciones de teras de autoridad entre sus textos,
fuerza entre los estados le opone al anuncia que esas tensiones políticas
despliegue de las fuerzas productivas. al interior del pensamiento marxiano
Aricó encuentra en el Marx del exilio sólo pueden recorrerse desde una
londinense, en el escritor de artículos “ensayística”. La investigación filosó-
para el New York Daily Tribune, un fica del cordobés se hace de un pliegue
Marx que, forzado a ver lo político y más: una escritura que logra sustraerse
lo estatal como un obstáculo real, se a toda pretensión totalizante. Es decir,
ve empujado a subvertir “la supuesta una escritura capaz de dar cuenta que
relación de determinación entre lo que organiza los textos de Marx es
base y superestructura” para analizar una función estratégica: la de valorar
los casos “nacionales”. Es sólo en fuerzas en juego. La voluntad que
el análisis de los casos concretos anima esa valoración no es la prioridad
–advierte Aricó como paradoja–, y de la coherencia de un sistema, capaz
no en sus otros textos, donde privi- de colapsar sólo excepcionalmente. A
legia la autonomía de lo político. esa voluntad, más bien, la mueve una
Aquello que Aricó subrayó como necesidad: la de investigar cómo la
“puntos de fuga” de Marx aparecen radicalidad se encuentra o no con un
en los escritos que debe hacer “pane territorio, unas fuerzas de cooperación
lucrando”, normalmente conside- social y un pueblo vital capaz de abrir
rados sus escritos menores. un espacio revolucionario.
Pero Aricó, vimos, lleva a fondo esa
anomalía marxiana que se desata para
pensar las realidades coloniales. Poner
de relieve las anomalías, sin embargo,
puede ratificar la norma o el sistema
que éstas desafían o ponen en cuestión.
Lo que le interesa a Aricó de Marx
–y creemos que es el método que toma
Aricó para su propia investigación– es
la anomalía en sí misma, irreductible
en su propia singularidad, sin tributos
ni referencias al sistema global.
Porque precisamente la fuerza de esas
anomalías en tanto tales no reside en

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El legado filosófico
de Enrique Marí
Por Claudio Martyniuk

Cuando la muerte opera como principal agente


del olvido –tal y como ha sugerido Enrique
Marí– el recuerdo es el único signo de existencia
de una cultura humana. Claudio Martiniuk,
quién ha trabajado junto a Marí, evoca los
principales temas de preocupación del filósofo
y epistemólogo bajo este supuesto. Su trayec-
toria no está exenta de curiosidades. El corri-
miento del campo exclusivo del derecho hacia
otros núcleos problemáticos, en apariencia tan
ajenos, son parte de esta peculiar trayectoria.
Marí reivindica la ciencia pero rescatándola
de todo tipo de escencialismos. Su crítica a la
uniformidad del discurso jurídico, lo lleva a
concluir que este debe comprenderse más por
el sistema de exclusiones que establece que por
lo que afirma. Discurso científico y ficcional no
son esferas contradictorias, ya que este último
se encuentra desprendido de las experiencias
de la vida. Por el contrario, la constituyen
en la misma medida que los enunciados de la
ciencia. La crítica consiste entonces, para Marí,
en develar los enigmas que toda formación
discursiva trae consigo, sabiendo que allí no
se juega meramente el problema de la verdad,
sino el de la existencia misma.
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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

Mientras seguía dictando sus cursos de analizando, desde la epistemología,


grado de Epistemología de las Ciencias los límites de la formalización de las
Sociales en la carrera de Sociología y normas jurídicas. Para su presentación
de posgrado en Derecho (ambos de en aquella revista, declaró Enrique:
la Universidad de Buenos Aires), a
fines de junio de 2001, Enrique Marí Como no he encontrado en el ejer-
comienza a padecer la enfermedad que cicio de mi profesión razonamientos
el 3 de julio le causaría la muerte. Tenía lógicos ni menos aún verificaciones
73 años. Poco antes había concluido empíricas del Derecho, me hallo en
su teoría de las ficciones. Nunca lo tren –bajo sugerencia de Hume– de
conformó el silencio como respuesta a arrojar sin conmiseración mi diploma
la muerte: escribió acerca del silencio a la hoguera, por no contener otra
que rodeó el caso Althusser (en el cosa que sofística e ilusión.
número 2 la revista “Icaria”, de 1981);
no se conformó con el “Duro, muy Licenciado en filosofía (su tesis,
duro” de Derrida, y analizó el sentido Neopositivismo e ideología, la publica
del silencio de los filósofos, inscripto Eudeba en 1974)
en una gramática escéptica, y citó a integraba, en Leer, problematizar, comple-
Raúl González Tuñón: aquel momento, mentar a la epistemología
la cátedra de Jorge neopositivista con el cons-
...Y sólo el viento respondió / con su Lucio Rébori tructivismo y el materialismo
eterno arrastrar de papeles inútiles / de Filosofía del propio de la filosofía francesa;
que arrojan al alba los filósofos. Derecho. Bajo la trazar la intersección entre
última dictadura el derecho y el psicoanálisis,
Pero no confió tan sólo en el viento. militar desaparece primero, el derecho y la lite-
Sobre la muerte escribió más adelante: Rébori. Marí, ratura después; agudizar la
fuera de la univer- tensión y desmontar el repre-
Aunque la muerte es el más poderoso sidad argentina, sentacionalismo que hace de
agente del olvido, éste no es omnipo- pasa los años la filosofía y de la mente un
tente, porque desde siempre contra 1977 y 1979 en espejo de la naturaleza –y su
el olvido –en nuestro caso– de los Alemania como teoría de las ficciones es su
desaparecidos, de los niños robados, profesor invi- crítica mayor–; chocar todas
los hombres han levantado las tado. Recuperada las fuerzas interpretativas
murallas del recuerdo, de modo tal la democracia, sobre un espacio mínimo pero
que las huellas que permiten seguir vuelve a la labor transfinito, el espacio discur-
su memoria conforman los signos u n i v e r s i t a r i a , sivo de “El Banquete” (así su
más seguros de la existencia de una enfrentando las libro “El Banquete” de Platón,
cultura humana. adversidades deri- Biblos, Buenos Aires, 2001):
vadas de concursos tales las zonas de trabajo inte-
Este abogado en mayo de 1973, en la montados a partir lectual de Marí.
revista “Nueva Ciencia”, publicará uno de la lógica del
de sus primeros trabajos: “¿Computa- amiguismo y el prejuicio ideológico.
doras jurídicas o jibarismo social?”, en Criticó el camino que opone ciencia
el cual discutía con Roberto Vernengo, a cultura, ciencia a valores, ciencia a
uno de sus profesores en los cursos de justicia, y formula la necesidad de
doctorado de la Facultad de Derecho, recuperar la noción de progreso sin

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

caer en esencialismos, insertándola, marcha perserverante hacia esa zona en


pensaba Enrique, en la realidad social penumbra; un recorrido movido por el
y oponiendo a esa realidad social lo placer de la lectura y la escritura, por el
único que se le puede oponer, que deseo que lo hizo sujeto –no algoritmo–
es la transformación de la sociedad: de sus investigaciones.
“La única solución es la transfor- En “‘Moi, Pierre Rivière...’ y el
mación, el posterior nacimiento del mito de la uniformidad semántica
discurso del progreso sobre la base de las ciencias jurídicas y sociales”
de una transformación social de las (Revista de la Facultad de Derecho
formas de producción, distribución y de la Universidad Complutense,
consumo de la ciencia y de la sociedad” 59, Madrid, 1980; reproducido
(Congreso Nacional de Filosofía y en Papeles de filosofía I, Biblos,
Ciencias Sociales, Comuna de Puerto Buenos Aires, 1993) formula y desa-
General San Martín, 1986). rrolla un estilo de análisis que va a
Leer, problematizar, complementar estar en el núcleo de aquello que difu-
la epistemología neopositivista con samente se va a llamar teoría crítica
el constructivismo y el materialismo del derecho –y que para Marí bási-
propio de la filosofía francesa; trazar la camente se relacionaba con la crítica
intersección entre el derecho y el psicoa- de teorías–. En este texto se refiere
nálisis, primero, el derecho y la literatura al desajuste que se registra entre el
después; agudizar proceso de formación y el producto
Marí, investigador que se la tensión y formado, a la ruptura, la distancia, la
concibe a sí mismo dentro desmontar el brecha; constata que en ese proceso
del campo de la racionalidad representaciona- no hay continuo; afirma que no hay
científica, enseña a articular lismo que hace homogeneidad ni uniformidad en el
las relaciones entre la teoría de la filosofía y discurso jurídico. Señala que se trata
del derecho y el dominio de la de la mente un de comprender por lo que se descarta,
epistemología de las ciencias espejo de la natu- pero de una manera compleja:
en general, y en particular de raleza –y su teoría
las sociales; a analizar la cone- de las ficciones El discurso jurídico debe compren-
xión entre el derecho y la teoría es su crítica derse y evaluarse no sólo por lo que
de la historia y la sociedad. mayor–; chocar descarta de sí sino por lo que ates-
todas las fuerzas tigua con esa exclusión. Es evidente
interpretativas sobre un espacio que esto le acuerda una atmósfera
mínimo pero transfinito, el espacio extravagante de clandestinidad. Pero
discursivo de “El Banquete” (así su los juristas saben que en el límite esto
libro “El Banquete” de Platón, Biblos, es así: el discurso jurídico es en gran
Buenos Aires, 2001): tales las zonas medida un discurso clandestino.
de trabajo intelectual de Marí, zonas
ensombrecidas, no transitadas; sólo por Marí, investigador que se concibe a sí
desvíos –sus desvíos– se puede llegar a mismo dentro del campo de la racio-
ellas. Zonas que alojan lo ideológico, lo nalidad científica, enseña a articular las
inconsciente; zonas de violencia discur- relaciones entre la teoría del derecho y
siva encubierta por míticas uniformi- el dominio de la epistemología de las
dades, zonas de ficciones, zonas de ciencias en general, y en particular de
interrogación sobre lo no sabido. Una las sociales; a analizar la conexión entre

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

el derecho y la teoría de la historia y la de formación que entrelaza y criba


sociedad. Crítico de la teoría del derecho discursos, los incorpora y expulsa una
aceptada, de la pureza que viste el ropaje de su dominio, los aplica y debilita,
de los recursos lógico-metodológicos, los integra y frustra, organiza con ellos
del artefacto productor de una serie su campo semántico y los desconoce.
autocontrolada de preguntas, se Las respuestas, entonces, “en contraste
califique de analítico o de crítico. con la Teoría Pura del Derecho, a
(Entre paréntesis, acerca del trabajo la que tomo como paradigma de
crítico, sus pretensiones e ilusiones, ‘la concepción aceptada’, habría que
en La teoría de las ficciones –Eudeba, buscarlas en las regiones de perte-
Buenos Aires, 2002–, apoyándose en nencia de ‘las impurezas de la teoría’.”
Ricardo Piglia señala que “el crítico (“Doxa”, N° 1, Alicante, 1984). ¿Y
actúa como un detective que trata qué mayor impureza que la ficción?
de descifrar un enigma, aunque no Y se desvía por esa pestilencia.
haya enigma. Es un descifrador de En contraste al Tractatus de
oráculos, lo que implica sostener Wittgenstein, recuerda que “en el
que intenta determinar el régimen universo de las ficciones ni la claridad
de verdad del oráculo. El crítico es el ni el silencio son valores absolutos. La
lector de la tribu; Benjamin leyendo claridad por sí misma puede llegar a
el París de Baudelaire. El que borra la ser tediosa y marchar por andariveles
incertidumbre que define a la ficción, contrarios al secreto o al misterio
tratando de hacer oír su voz como una que la ficción desea despertar. Puede
voz verdadera, pero la ilusión de obje- resultar demoledora de la ilusión y
tividad de los críticos es una ilusión los ensueños
positivista.”) Pensamiento divergente, que se atribuyen En contraste al Tractatus de
su desvío explora en las regiones de a las respuestas Wittgenstein, recuerda que
exclusión que crean el espacio intrasis- creativas del arte “en el universo de las ficciones
temático de la teoría, dirige la mirada a y la literatura. ni la claridad ni el silencio
lo externo, que también reconoce en lo El cuanto al son valores absolutos. La
interno (un ejemplo es la problemática silencio, tampoco claridad por sí misma puede
de las ficciones). vale como stop llegar a ser tediosa y marchar
Se pregunta en “‘Moi, Pierre de la palabra, por andariveles contrarios al
Rivière...’ y el mito de la uniformidad como censura o secreto o al misterio que la
semántica...”: ¿con qué categorías autocensura para ficción desea despertar.
conceptuales hay que dar cuenta de no penetrar en
la presencia en el campo de produc- la órbita de la metafísica. Vale más
ción semántico del derecho, de bien cuando, a partir de él, se desatan
otros discursos que no obstante ser nuevos sonidos, nuevos significantes y
distintos en su origen y función lo sentidos. El lenguaje de la ficción, en
determinan y fijan las condiciones de efecto, levanta ‘las alas del deseo’, y en
su aparición material? Y advierte que su poético descenso sobre la realidad
el principio de control de la produc- lo hace en forma vaporosa.” (La teoría
ción del discurso interviene y desa- de las ficciones, p. 132 y sig.). De la
parece, se torna evanescente; así sólo imaginación fantástica, la ficción libre
el desvío de los caminos de pensa- de controles veritativos y opuesta a la
miento transitados muestra la regla verdad (por cierto, por lo menos a una

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N° 2-3 | Invierno 2005 Sensibilidades críticas

tenemos del mundo, y basta con citar


el caso del Derecho romano para
advertirlo. Marí interpela el desinterés
por el Derecho romano señalando el
efecto de desconocimiento que ello
trae: es un manto sobre la historia de
las prácticas jurídicas, es un obstáculo
para comprender el funcionamiento
de las ficciones en el derecho). Lector
reflexivo, su escritura trabaja con la
representación sabiendo que la versión
realista no es la única representación
que se puede concebir.
Un cierto neokantismo (la razón no
es causada, legisla; el juicio sintético a
priori, más allá de la distinción entre
verdades de la razón y verdades de
Enrique Marí idea de verdad) científica, empírica y hecho, entre ideas y hechos; se extiende
experimental; de la filosofía relativista la noción de intuición que ya no se
que reduce el lenguaje a mero e insu- agota en la representación sensible
perable contenido metafórico; de la –forma de representación pasiva–,
verdad-garantía de la cognición que pasando a diferenciarse entre intuición
es opuesta a la ficción-imaginación empírica de cosas espacio-temporales
“libre de ataduras” para conformar de intuición pura del espacio y tiempo
un dualismo que escinde verdad de mismos; y la imaginación, conce-
ficción: de estas perspectivas parte bida como una facultad que parti-
Marí para desviarse y encontrar que la cipa de la pasividad de los sentidos
ficción “no vaga desatada de las expe- y de la actividad del entendimiento,
riencias de la vida”. produce representaciones como si
Verdad y ficciones se intersectan y dependieran inmediatamente de la
cobran sentido por mutuo apoyo presencia del objeto) lo hará sostener
y referencias recíprocas, provocan que las ficciones provocan conoci-
turbulencias de sentido, conforman una mientos, que las ficciones participan
masa fangosa de lo empírico y lo imagi- en la formación de ideas, impresiones
nario, y –como recuerda Marí que y conceptos. Y ese realismo román-
señala Juan José Saer en El concepto de tico –constructivismo tal vez sería un
ficción– no hay un paraíso de verdad término menos perturbador, menos
sin su fruto prohibido: la ficción. comprometido con el realismo y más
Lector de la tribu, lee en ella, lee a claramente alejado del gótico y de
ella, borra incertidumbre sin caer en Macondo, pero Marí-lector suele abrir
ilusiones, y en ese trabajo de lectura los ojos dentro de las aguas del desvío
reconoce a la sociedad como traba- donde nada, y así nada empapado, en
jada por ficciones, asentada en ellas. este caso, de la terminología de David
(La teoría de las ficciones no es un libro Novitz, y aun en esta situación no
que devuelva la imagen que los lectores podría afirmarse que Enrique compar-
tiera la metafísica en que se sostiene la

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

visión de Novitz; nada por esa meta- movimiento de báscula entre lo real
física– se presenta como diferente del y lo imposible, montajes de motivos
empirismo, fenomenalismo, textua- y deseos; que la ficción tiene un lugar
lismo, pragmatismo, como alejado del sólo allí donde la verdad tiene lugar.
platonismo lingüístico y del escepti- ¿Pero qué verdad es esta? El movi-
cismo más extremo: el que es a la vez miento entre la verdad y la ficción
interno y externo; en cambio –y como demandó un cierto desvío.
lo aclaró Nelson Goodman, el filósofo Marí finaliza Neopositivismo e ideología
que entiende que para comprender la citando una carta que Althusser le
cognición es tan importante conocer remitió a Sciarretta, el 15/2/72: “En
las artes como conocer las ciencias– el cuanto ‘al problema de la verdad’,
realismo romántico se concibe como en general, es una ‘cuestión’ típica-
manera de hacer mundos. La imagina- mente filosófica que forma parte de los
ción fantástica participaría, entonces, ‘fantasmas’ de la
y de la misma forma que Popper reco- filosofía. Yo diría Herencia de Wittgenstein, no
noció ese papel para la metafísica, en que la noción se halla en Marí una metafísica
la elaboración de conjeturas, y es que de ‘verdad’ es correctiva. Sería un desastre
esta imaginación constructiva permi- extraña a la prác- creer que la potencia de la
tiría negociar, forcejear con el mundo tica científica (no ficción sea total; ello no haría
y dar sentido de la experiencia que contraria, sino más que oscurecer, ocultar
se tiene de él. Así se desvía de otra extraña), donde y mistificar el vacío de cada
unilateralidad: aquella que concibe se demuestran situación. Hay sí, una filo-
a la imaginación como moldeando proposiciones, sofía conciente de su histori-
directamente al mundo externo y a los teoremas y leyes, cidad, hay una filosofía que no
estados internos; de aquí que la imagi- etcétera, sin que es filosofía de la historia, que
nación quede sujeta a revisión. jamás aparezca piensa a partir de lo pensado y
Sin distinciones entre las condi- la cuestión de que conecta tradiciones inte-
ciones de verdad y las condiciones la verdad. La lectuales. Hay en Marí una
de aserción, pero por la invocación verdad me parece filosofía en la historia.
de convenciones que suspenden los el elemento y
compromisos ilocucionarios de las la forma ideológica en las cuales se
expresiones: de aquí que una obra refractan necesariamente las demos-
ficticia no necesariamente consista traciones científicas: es imposible
en un discurso ficticio. Con efectos omitirla, pero al mismo tiempo no es
perturbadores, seductores, las ficciones necesario dejarse llevar por su meca-
suscitan sueños, sus imágenes evocan nismo de reconocimiento. Efectiva-
más que informan, cosechan signos, mente, es el mecanismo de recurrencia
acumulan voces, desbordan un campo que, una vez reconocida la verdad,
referencial porque incrementan la red ‘practica’ este reconocimiento en el
de sentido a través de la formación retorno sobre su pasado, sobre su
de clima, el modo fluyente de la exis- prehistoria, e identifica su pasado (lo
tencia a través del lenguaje peregrino. reconoce) casi en el sentido en que
De Bentham a Lacan, recordando a puede decirse que un padre ‘reconoce’
Tomás de Aquino, para señalar que la a sus hijos y, simétricamente, un hijo
verdad tiene estructura de ficción, que a su padre... “No finaliza allí el pensa-
la ficción es, más que pestilencia, un miento de Marí. Sigue, y se desvía del

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camino transitado por Althusser. taciones no epistémicas (sin adquirir


Recorrió la epistemología y la teoría creencias), pero también forjando
del derecho, la literatura y el derecho; creencias. Las ficciones, claro, no son
“reconoce” a sus maestros, pero “hechos naturales” (Searle señala que
advierte ficciones en la práctica de los “hechos naturales” son indepen-
identificaciones y reconocimientos. dientes de los sistemas de creencia de
Aún, entonces, bajo aquella refrac- los observadores), pero intervienen
ción, La teoría de las ficciones es un en la narración de los sucesos. Con
desvío, un intenso desvío. respecto a los hechos sociales (y para
Y es también un desvío en otro sentido: Searle son tales los que la gente cree
ante la rectificación ontológica que que son tales), las ficciones muestran
practica la ciencia, las ficciones son la función de la imaginación en la
presentadas por Marí concretando una génesis de una verdad.
tarea similar, complementaria, que se Además, concreta Marí un desvío
muestra en percepciones y represen- analítico. La teoría de las ficciones

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Sensibilidades críticas N° 2-3 | Invierno 2005

está construida a partir del presu- Marí considera que la mayoría de


puesto de la prioridad del lenguaje las atribuciones de significado están
sobre el pensamiento. La fuerza de indeterminadas, y se aparta del mito
las ficciones es la fuerza ilocutiva. El según el cual los significados estarían
externismo que hace que el significado dispuestos en un museo, exhibidos
no sea por completo independiente con las palabras que los expresan
de la verdad es tan conjetural como el mediante etiquetas. Y como siempre
realismo, el cual a su vez hace posible rechazó el programa que trató vana-
que los enunciados sean verdaderos mente de reducir cada afirmación no
pese a que ni siquiera en condiciones empírica a afirmaciones empíricas,
cognoscitivamente ideales se podría rige, para un Marí nunca atomista,
establecer con certeza esa verdad, pero el principio del contexto, de compo-
no necesariamente ficción, verdad y sicionalidad: las palabras, como lo
realismo se oponen, ya que la dife- aclaró Frege, sólo tienen significado en
rencia entre condiciones de verdad el contexto del enunciado, y enseñó a
y condiciones de constatación dejan interpretar el significado en referencia
un espacio abierto que, en cambio, a una gama de contextos primarios en
no siempre admite el verificacio- los que la palabra aparece: eso hizo en
nismo que sostiene que las condi- relación a la palabra “ficción”.
ciones de verdad se manifiestan en Herencia de Wittgenstein, no se halla
nuestra experiencia (desde esta pers- en Marí una metafísica correctiva.
pectiva, Borges entendió a la ficción Sería un desastre creer que la potencia
como lo inverificable). La ficción, de la ficción sea total; ello no haría
múltiple interno a la situación que más que oscurecer, ocultar y mistificar
constituye: así existen los objetos el vacío de cada situación. Hay sí, una
ficticios y los mundos posibles; así se filosofía conciente de su historicidad,
trata de enunciados que tienden a la hay una filosofía que no es filosofía
desviación, que contienen predicados de la historia, que piensa a partir de
imprecisos, nombres propios que no lo pensado y que conecta tradiciones
designan nada, quizás proposiciones intelectuales. Hay en Marí una filo-
paradójicas. Herencia de Quine: sofía en la historia.

363
Hubo un momento funda-
mental para la filosofía
argentina. Por vez primera
se realizaba en el país un
congreso que, convocado
desde la propia presidencia
de la nación, logró reunir
El congreso a una cantidad de figuras
variadas de la escena filo-
sófica nacional e interna-
de 1949 cional. Del extranjero, Karl
Jaspers, Benedetto Crocce,
José Vasconcelos, Galvano
Della Volpe, Martín
Heidegger y otra larga serie
de nombres del debate filo-
sófico más avanzado del momento, se dieron cita, sea con su
presencia, con el envío de alguna ponencia, o en forma de adhe-
sión, en la ciudad de Mendoza para participar de las sesiones
plenarias del congreso. Entre los filósofos argentinos que asis-
tieron, estuvieron Carlos Astrada, Luis Juan Guerrero, Nimio
de Anquín, Rodolfo Agoglia, Miguel Ángel Virasoro, Eugenio
Pucciarelli y una larga lista de nombres que conformaban el
campo intelectual del momento.
La presencia de Perón en el congreso de Mendoza, tiñó su conte-
nido. Desde la convocatoria y la organización hasta la ponencia de
clausura leída por él mismo, el evento en su conjunto se manifes-
taba como un escenario estratégico del peronismo en el que daría
a conocer sus puntos de vista –justicialistas– en el contexto de
posguerra donde el marxismo y el existencialismo se abrían paso.
Así fue como La comunidad organizada, texto célebre que luego se
convertiría en manual doctrinario, hizo su aparición en la voz del
general que se medía con la intelligentzia allí reunida.
No es posible hacer una lectura de la filosofía argentina y pasar por
alto este acontecimiento. El modo de recobrarlo que encontramos,
fue el rescate de algunos de los debates que allí se dieron. El lector no
sólo encontrará en ellos la riqueza de las discusiones del momento,
sino también un conjunto de intensidades, estilos y lenguajes que
no resultan muy familiares a nuestra contemporaneidad filosófica.
El filósofo Ernesto Grassi, en su visita a la Argentina elaboró
una reflexión acerca del carácter a-histórico de la naturaleza en
América, nuevo continente que no había visto sometidos sus paisajes
al imperio de la técnica, situación predominante en Europa. Esta
consideración mereció una respuesta de Carlos Astrada, para quien
la naturaleza era parte de un ser-ahí en el mundo, que por el
mero hecho de existir, ya adquiría el peso de la cultura que lo
habitaba. Por lo que no era factible considerar la naturaleza como
algo ajeno a la historia. Grassi contesta concediendo en algo a las
posiciones de Astrada, pero manteniéndose en sus impresiones sobre
la a-historicidad natural americana, a la que auguraba el futuro.
Hans Gadamer, quien también asistió al evento mendocino,
presentó una ponencia acerca de las posiciones que por aquel
entonces libraban una disputa acerca del sentido de la historia.
La distancia que separa el historicismo idealista y el perspectivismo
nietzscheno es recorrida por Gadamer quien encuentra mayor
afinidad en esta última posición.
Jean Hyppolite es otro de los que resonó en el congreso de 1949. Su
ponencia, enviada para la ocasión, trazaba el recorrido que iba del
bergsonismo al existencialismo como dos aportes fundamentales que
modificaron irreversiblemente la cultura francesa. Las diferencias
entre ellos, en ocasiones excesivamente acentuadas en la pluma de
Jean Paul Sartre, son repasadas por Hyppolite quien encuentra en
el análisis de las dos modalidades de ser (auténtica e in-auténtica)
formuladas por el bergsonismo, el núcleo de las desavenencias exis-
tencialistas. Si para los primeros el ser se integraba en un conjunto
de fuerzas que lo excedían, para los segundos no existían dos posibili-
dades de ser sino una modalidad única en la que lo in-auténtico era
una fuga de sí. Por lo que el existencialismo, primero de la mano de
Heidegger y luego con Sartre, ponían el límite del ser en lo humano.
Finalmente, Roberto Baschetti elabora un repaso minucioso sobre
ciertas alternativas del Congreso de Filosofía. Desde sus asistentes,
el decreto de convocatoria, las sesiones plenarias y las ponencias,
hasta el discurso presidencial y un análisis de sus principales puntos,
dando un panorama general de los sucesos mendocinos.
366

Polémica
Carlos Astrada - Ernesto Grassi

Naturaleza e historia fueron las coordenadas


que han suscitado una profunda discusión a
propósito de la visita a la Argentina del filósofo
europeo Ernesto Grassi en ocasión del Primer
Congreso de Filosofía de 1949. Grassi sostenía
que la naturaleza sudamericana carecía de
historia puesto que aún no había sido sometida
a las peripecias culturales del hombre técnico
y científico que efectivamente se comprobaban
en el viejo continente. El porvenir, de compro-
barse las tesis de Grassi, correspondía al joven
continente que desplegaría su potencial trans-
formador sobre estas tierras.
La réplica no se hizo esperar y llegó de la mano
de, quien quizá por ese entonces fuera el filó-
sofo más destacado del país, Carlos Astrada,
que cuestionó las posiciones del europeo. Para
Astrada, la naturaleza sólo existe en tanto habi-
tada por lo humano. Es el estar en el mundo
lo que impide considerarla como a-histórica.
Grassi vuelve a contestar aceptando las obser-
vaciones del argentino pero dudando sobre la
tentación de reducir el conjunto de las fuerzas
naturales a lo histórico. Mucha agua ha corrido
bajo el puente desde que se dio aquella discu-
sión. Pero, por las intensidades y estilos poco
frecuentes en la actualidad, hemos recobrado
estos textos a partir de la generosa sugerencia
de Guillermo David, quien realiza una breve
observación preliminar.
LA BIBLIOTECA
El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

La naturaleza argentina –los Andes, la Pampa– ha impresionado profundamente a


algunos filósofos europeos que nos visitaron con ocasión del Primer Congreso Nacional
de Filosofía. Esta naturaleza a escala cósmica y la realidad argentina, nuestra forma
de coexistencia o convivencia –en relación a ella y dentro de su grandioso marco– han
suscitado reacciones vivenciales que ya tienen dimensión filosófica en el plano de la
problematización. Así surgió –como se verá–, primero en el diálogo amistoso y luego
en la exposición doctrinaria, la reflexión sobre el problema de naturaleza e historia
en el ámbito argentino, encarado con diferente espíritu y desde supuestos anímicos
también distintos por nuestros amigos europeos y también por nosotros, para quienes
este problema no es solo una oportunidad meramente teórica, sino también una desazón
que nos acucia, una inquietud que la llevamos en el pulso mismo de nuestra vida.
El filósofo Ernesto Grassi es quien ha planteado este problema en forma más peren-
toria. Con él iniciamos su discusión desde posiciones parcialmente opuestas y en las
que sin duda gravitan aquellos distintos supuestos anímicos. Para Grassi, la natura-
leza en la Argentina –tal como ella impera a escala extrahumana en los Andes y la
Pampa– proporciona al europeo una vivencia enteramente nueva, intacta, extraña,
pues él se enfrenta aquí a una naturaleza ahistórica. Así, ante los Andes, el hombre
europeo hace una experiencia de la naturaleza en una forma que él ya había perdido,
pues el milenario proceso de la vida histórica occidental la ha dejado en total olvido.
Él no puede abarcar espiritualmente nuestra naturaleza desde ninguna de las acti-
tudes que lo han llevado a experimentar de un modo u otro la naturaleza de su propio
ámbito, aproximándola a su existencia y humanizándola. Si quiere habérselas con
aquella y encararla desde un punto de vista que la haga accesible a su comprensión,
tiene que apelar a la historia para hallar en el hombre griego primitivo una actitud
de contemplación anonadante, de soledad, de taciturnidad ante la rigidez inalte-
rable, actitud similar a la requerida por la naturaleza andina, para que ésta no
escape del todo a una perspectiva mínimamente humana.

Contacto con la naturaleza filosóficas? Por cierto todo aconteci-


ahistórica y la problematicidad miento puede motivar reflexiones, pero
del mundo occidental técnico a primera vista no parece poder ocupar
Por Ernesto Grassi la Argentina, en este aspecto, una posi-
(München Universität) ción especial, ya que en absoluto se trata
de un país particularmente misterioso.
Dedicado a Nosotros, los europeos, nos represen-
mis amigos argentinos tamos este país más bien como una de
y a mi hija Adriana. las últimas creaciones de nuestro mundo
occidental, que ahora allí, a 12.000 kiló-
metros de la madre patria ofrece nuevas
1. La tarea floraciones. ¿Qué ha de significar justa-
mente la Argentina para nosotros?
¿Puede un viaje a la Argentina devenir Sin embargo, el viaje a Mendoza para
en motivo de experiencias y reflexiones asistir al pie de los Andes al Primer

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 El congreso de 1949

Congreso Argentino de Filosofía resultó de enfrentarse a la naturaleza de


para mí una vivencia enteramente una manera del todo diversa.
inesperada, de la que ahora quisiera IV. Describir con la ayuda de las
informar: esta vivencia está condicio- vivencias de la Pampa y de los
nada por un problema, que nos afecta Andes, el encuentro con una
especialmente a nosotros los europeos naturaleza atécnica y ahistórica.
y que aquí iré destacando poco a poco.
En efecto, subsiste la duda de que si
yo seré capaz de realizar mi propósito, 2. La asfixia en la historia como expe-
a saber, trasmitir lo experimentado riencia básica del mundo occidental
tanto al europeo como al argentino
y exponer nítidamente los problemas Las vivencias que quisiera describir son
que condicionan tales vivencias. Pues las de un europeo que vive y obra en el
he aquí lo peculiar: hay vivencias que mundo del pensar, de la historia, de la
difícilmente encuentren su equivalente palabra. En occidente vivimos prepon-
en Europa, y por otra parte vivencias derantemente en un mundo histórico.
que a su vez probablemente sean del La naturaleza ha sido humanizada por
todo extrañas para un argentino. De nosotros en todo sentido y lo ha sido
ahí que en cierto sentido me encuentre ante todo por el desarrollo paulatino
ante una tarea parecida a la de comu- y en parte continuo del arte, por cuya
nicar a un ciego, mediante descrip- mediación hemos ganado siempre
ciones, colores que él no conoce. nuevos aspectos a la naturaleza. Así
Sin embargo creo poder cumplir de se nos brinda la naturaleza a través
alguna manera mi cometido y lo creo de la visión que de ella han tenido
por una determinada razón: las viven- el hombre primitivo, el romano, el
cias –al contrario de lo que solemos gótico, el renacentista, el barroco, el
creer– no son algo primario, inme- hombre moderno.
diato, pues ellas sólo son posibles en Pero la naturaleza también es humani-
atención a un mundo de pensamientos zada en tanto es puesta y limitada dentro
y problemas que representan algo de las fronteras de la obra humana, ya
universal, de modo que si empren- sea cuando nuestro saber técnico nos
demos nuestro relato con miras a ellos, la hace sevicial, o bien cuando ella es
también podemos acariciar la esperanza para nosotros motivo de interrogantes
de realizar determinadas vivencias. filosóficos. Más aún, a esta naturaleza
Las etapas que aquí quisiera recordar pertenece también el mundo de las
son las siguientes: pasiones, al que asimismo hemos huma-
I. Quisiera aludir al hecho del nizado completamente, pues, ¿qué otra
mundo histórico dentro del cual cosa son las pasiones sino impulsos de
vivimos en Europa. la vida biológica, que se desenvuelve
II. Insinuar al hilo de un ejemplo en las distintas escenas del botín de
la caducidad de nuestro mundo caza, de la experiencia, del poderío, de
técnico. la expectación placentera –esperanza–
III. Plantear el problema de si, al y de la expectación dolorosa –miedo–?
lado de la realidad tal como nos En lo puramente instintivo aparecen
la trasmiten las ciencias de la también las necesidades biológicas
naturaleza, existe la posibilidad periódicamente, pues se desprenden

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LA BIBLIOTECA
El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

una tras otra, tal como la necesidad de Así lo natural en el occidente está
conservación de la vida las hace surgir constantemente entremezclado con
y desaparecer. Pero en nuestro mundo una obra humana, con la historia de
europeo estas pasiones están del todo un drama en continuo desarrollo: el
señoreadas y disgregadas por exigencias imponerse o no imponerse del hombre
humanas. Recurrimos a experiencias, frente a lo instintivo de la naturaleza.
instalaciones técnicas, a mediciones, Aun los tiempos de la barbarie, de
para orientarnos de nuevo en la realidad, las derrotas de lo humano sólo están
porque sabemos que ya no estamos más presentes para nosotros en atención
de manera originaria ni en la naturaleza a una humana unidad de medida
ni en las pasiones. Así resultan nuevas que nace de la experiencia de estar
pasiones: surgen en atención a nuestra extraviado el hombre y del intento
desorientación , del impulso de volver a de superar este extravío. Podemos
nosotros mismos y así son llenadas con afirmar que cada pulgada de esta tierra
contenidos inderivables de lo puramente está empapada de estas decepciones,
biológico. Surgen así, en el mundo occi- esperanzas, pasiones, ensayos técnicos,
dental por ejemplo, pasiones nuevas a preguntas y respuestas y sólo en vista
las que se reconoce un valor especial, a este desenvolvimiento enlazamos
como por ejemplo el del amor humano: lugares, tiempos, acontecimientos,
amamos a otro ser humano no desde instituciones, artes y ciencias, es decir,
el impulso biológico, no sólo ciega- vivimos ante todo en forma histórica.
mente reclamamos de él fidelidad, acaso Pero, ¿qué entendemos en general por
porque vivimos como monógamos, historia? Es imposible aproximarse a
como también lo son algunos animales, las experiencias de aquí quiero hablar
sino porque en el otro ser humano sin plantear este problema. Historia
buscamos nuestro centro de gravedad, el significa ver la realidad atendiendo a la
centro de gravedad de una vida humana, experiencia de épocas humanas, es decir
o sea la salvación de nuestra desespera- la distinción de un pasado –de lo que
ción y desarraigamiento, y empezamos a ya no es más– y un futuro –de lo que
odiarle si nos decepciona, si no encon- todavía no es– sobre la base del instante
tramos en él lo que buscamos. (De esta en que se manifiestan las exigencias de
manera el mundo de las pasiones se tiñe una necesidad, que de ningún modo
con elementos completamente nuevos: coinciden con la necesidad biológica.
por ejemplo la solidaridad de dos seres Sólo con miras a esta nueva necesidad,
vivos se eleva a la altura de una nueva o sea a este reclamo podemos hablar
obra, la de la amistad. La amistad, que de un “aún no” y de un “ya no”. Así,
verbigracia une a varios investigadores en historia en tanto experiencia humana
una común tarea, tiene también su raíz es el presente de reclamos que no se
humana en la búsqueda de una orienta- agotan en la vida meramente instin-
ción en la selva de la humana desorien- tiva. Porque no nos agotamos en las
tación, y las enemistades que surgen en pasiones puramente sensibles, porque
el ámbito de la ciencia no sólo nacen de de continuo tenemos que orientarnos
la vanidad del erudito, sino de la preocu- en unidades de medida y estamos
pación por el camino que se cree haber consignados a experiencias que de ellos
hallado y que nos parece peligrar por las parten, surge un mundo humano y una
afirmaciones de otros.) historia como triunfo o derrota de ese

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intento humano de imponerse. Por lo viviente y finalmente termina por


eso hemos dicho antes que nuestras aniquilarle, ya sea un hombre, ya sea
esperanzas y experiencias penetran el una cultura. Deberíamos, pues, tener
mundo, la naturaleza, la realidad y por como más importante y primordial la
cierto que transforman cada árbol, cada capacidad de poder sentir en un deter-
montaña, en el signo de una época, de minado grado ahistóricamente, en
una humana realización. Por eso, hoy, tanto en ella reside el fundamento sobre
en nuestro mundo occidental apenas el cual se puede levantar algo bueno,
existe ya la experiencia de la distancia sano y grande, algo verdaderamente
o de lo inesperado y no tanto porque humano. Dentro de un exceso de estu-
nuestra Europa está tan densamente dios históricos el hombre deja de serlo y
poblada, porque una ciudad está junto aquella atmósfera de lo ahistórico jamás
a la otra, sino porque cada humana hubiera empezado ni osaría empezar.”
posibilidad ya está exactamente deter- (De la ventajas e inconvenientes de los
minada espacial y temporalmente. estudios históricos, pág. 102-106).
Nosotros apenas percibimos este hecho, G. B. Vico ha expresado en una cone-
de tal modo este mundo ha llegado a xión distinta de problemas algo análogo,
ser nuestra realidad cotidiana. Así ya cuando esbozó su teoría del eterno
apenas nos queda la posibilidad de retorno de la barbarie: el refinamiento
distanciarnos de nuestra historia, más del entendimiento trae consigo la enaje-
bien aquí y allá se apodera de nosotros nación de lo originario, de lo natural y
el sentimiento de que nos ahogamos en por lo tanto la aparición de una degene-
la historia. Tenemos conciencia de que ración que lleva a una segunda barbarie,
la vida en el occidente parece moverse la cual es mucho peor que la primera,
en un cementerio, en el que nada puede de la vida animal. “Como semejantes
ser tocado pues cada modificación, cada pueblos según la modalidad de las fieras
renovación significa la destrucción de se sublevan y enfurecen cuando se fasti-
algo venerable. No hay una pulgada de dian por una nimiedad, de modo que,
tierra libre y en ninguna parte podemos a pesar de todo el cuidado y plenitud
renovar nuestra postura sin destrozar corporales, en una depravación animal
la flor de un recuerdo. Sólo allende, y en un completo aislamiento espiritual
en el nuevo mundo tenemos plena y de la voluntad a causa de la voluntad
conciencia de que nos asfixiamos en la misma, apenas pueden entenderse dos
historicidad. Nietzsche ha dicho que de ellos, siguiendo cada cual su gusto
hay un grado de historia, un grado de y su temperamento; como a conse-
recuerdo en el que fenecemos, en que cuencia de esto transforman en eternas
se hunde una cultura, “siempre hay un luchas partidarias y en desesperadas
algo por lo que la felicidad es felicidad: guerras civiles, las ciudades en bosques,
el poder olvidar, o dicho en forma más los bosques en cuevas de trogloditas, así
erudita, la capacidad de sentir durante se oxidan las malintencionadas sutilezas
su vida ahistóricamente. Toda acción de las malas fuerzas del entendimiento
requiere saber olvidar, como la vida que los volvió animales inhumanos
de todo lo orgánico necesita no sólo mediante la barbarie de la reflexión, en
de la luz sino también de la oscuridad. tanto ellos antes lo fueron en la barbarie
Hay un grado de insomnio, de rumia, de la existencia sensible.” ¿Debemos
de sentido histórico que perjudica a nosotros, entonces, olvidar nuestra

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existencia histórica y volver a la prima- ducción a un mundo en el que nuestras


riedad de la naturaleza? ¿Significa esto unidades de medida y nuestro sentido
renunciar a nuestra humanidad? histórico no rigen ya.

I. II.

Tendríamos la posibilidad de lograr el 1. El problema de la realidad.


acceso al nuevo mundo mostrando y
resumiendo los distintos momentos de Quizá nos hemos ido demasiado
una vida cultural argentina. Pero care- en descripciones. Pero tenemos por
cemos de la preparación que tal tarea adecuado despertar también en esta
supone, ni ella nos conduciría a la meta forma preguntas en el lector. ¿Cuáles
de nuestras intenciones. Queremos son los problemas que posibilitan
emprender otro camino, a saber tales experiencias? Un concepto deter-
partiendo de una experiencia, fundada minado de la realidad, que ahora
en un fenómeno de principio. Gene- debemos tener en cuenta. Enten-
ralmente creemos apreciar las distancia demos por realidad generalmente lo
con un concepto de medida. De hecho que es palpable, visible, audible, olfa-
esta medición puramente espacial es tible. Y ésta parece ser la grande, inme-
insuficiente para proporcionarnos diata realidad, sobre cuya base solo
una intuición inmediata de las distan- podemos entendernos nosotros recí-
cias; por eso recurrimos a mediciones procamente. Una concepción seme-
temporales para tener conciencia de jante, que en parte es verdadera, ¿agota
distancias. Llevamos a cabo tales medi- ella la esencia y el sentido de las cosas?
ciones por medio del reloj y podemos Para responder a esta pregunta
decir que en occidente vivimos debemos, ante todo, colocar frente a
preponderantemente en la medición frente a dos concepciones: la de las cien-
temporal artificial, es decir humana. cias naturales y la del común entendi-
¿Existen posibilidades vivenciales que miento humano. El desenvolvimiento
cancelan la validez de semejante medi- de las ciencias naturales ha conducido
ción temporal y así conducen ante siempre más a dar otra interpretación de
nuevas experiencias, en las que aparece la realidad olfatible, audible, palpable
precisamente la no-continuidad de o sea sensible, con el planteamiento
las impresiones? Mas aún si hay otros de la tesis de que estos momentos
mét5odos, acontecimientos y distan- sensible habían de ser sólo relativos y
cias que no recurren a instrumentos, que no se les puede atribuir objetividad
¿qué otras perspectivas abren para porque son mera apariencia. Esta tesis
nosotros? ¿Pueden los sentidos trans- continúa aseverando que la realidad
mitirnos inmediatamente distancias verdadera, objetiva, es aquella que está
y diferencias temporales, y hacerlo de detrás del velo de las cualidades sensi-
manera que nuestro mundo cotidiano bles, y a la que sólo las ciencias natu-
sea destruido? Si logro responder a estas rales –física, química- miden, registran,
preguntas fundándome en un deter- revelan, por medio de instrumentos,
minado ejemplo, entonces a mi modo tornándose útil–. La creencia en que las
de ver hubiera logrado la mejor intro- ciencias naturales con eso no se pierden

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en especulaciones teóricas, abstractas, atrapar. Desde este punto de vista


indeterminadas –como podría ser podemos representarnos la física como
el caso para la filosofía– resulta del el bosquejo de sistemas de coordenadas
hecho de que las ciencias naturales nos en las que ella determina, localiza,
permiten disponer de la naturaleza, limita todo y siempre precisamente con
que por medio de ellas podemos prever respecto a lo conforme al número.
acontecimientos decisivos: parece que Pero si ustedes piensan que estas
ellas nos brindan comprobaciones redes, estos sistemas de coordenadas,
de que no se engañan. Así el hombre son urdidos y arrojados para atrapar
moderno empieza paulatinamente a la realidad, se presenta entonces la
creer que su mundo biológico y fisioló- cuestión de si la realidad coincide y
gico es algo irreal, como directa conse- se agota con tales representaciones
cuencia de esto se inclina a evadirse de esquemáticas. Esto, inmediatamente,
la inmediata naturalidad. En lugar de la parece no ser el caso, pues la física
naturaleza del hombre ingenuo surge la deja en sus mallas varios restos; por
naturaleza de las ciencias naturales que ejemplo, un momento no inesencial:
se disuelve en fórmulas matemáticas, el de la vida, ya que esta de ninguna
instrumentos de medición, registros. manera se deja atrapar por mediciones.
De ahí que antes de hacernos la Tomemos un ejemplo: podemos medir
pregunta, si está justificada la tesis que las calorías de un ser viviente, pero no
niega la objetividad del mundo sensible podemos leer en nuestros instrumentos
–no obstante hallarse en contradicción el sentido que para la vida tienen. Lo
con el común entendimiento humano mismo podemos medir la intensidad
ingenuo– tenemos que plantear y de un foco luminoso, pero de ninguna
contestar otra pregunta. ¿En qué consiste manera derivar y determinar de ahí su
la esencia de la naturaleza que es objeto sentido para un ser viviente, si para él
de las ciencias naturales? Tomemos el significa un llamado seductor o una
ejemplo de la física: por su desenvol- advertencia. Del hecho que la física no
vimiento esta ciencia desplaza cada agota la realidad –podríamos demostrar
vez más sus propios límites. Siempre también que la biología deja residuos
busca nuevos puntos de partida, desde sin solucionar y justo fenómenos que
lo que puede determinar la realidad y son específicamente humanos– resulta
llevarla mediante experimentos a dar una comprobación peculiar y revolu-
una respuesta. Todos estos puntos de cionaria. Lo mensurable no agota la
partida, que siempre disuelven lo real realidad, sino que se muestra como el
en nuevos y complicados productos, resultado de una manera de atrapar lo
están dentro del marco de lo cuantita- real, una acción para captarlo. Tanto
tivo y de lo mesurable. La cantidad y lo la física como la biología, como cada
mesurable son el dominio de la física, una de las ciencias particulares, presu-
de modo que todo está determinado ponen una realidad que está delante de
en el recuadro de los números. Así la las mismas ciencias naturales. Conside-
red de la enumeración, de la medi- rada más de cerca aparece evidente esta
ción, es arrojada al mar de la natura- comprobación, pues recurrimos a las
leza para ver qué podemos atrapar; es ciencias particulares para comprender
patente aquí que sólo lo susceptible de un mundo que es en si, que nos
medida y lo numerable pueden dejarse amenaza, que nos incumbe, que en mil

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necesidades se hace presente. Pero ahora rias. La naturaleza nos obliga a realizar
estamos ante una dificultad funda- determinadas acciones no sólo para
mental y en apariencia insuperable: preservarnos o para conocer el sentido
sólo podemos alcanzar esta realidad en de la vida, sino también nos cons-
sí por la ciencia; pero, por otra parte, las triñe a acciones para en general reali-
ciencias particulares solo pueden atra- zarnos y vivir. En este caso las cosas se
parla a través de los propios esquemas, presentan precisamente a la inversa de
de las propias redes, es decir, siempre lo que parecía al principio de nuestra
solo desde el punto de partida de una consideración: espacio y tiempo como
determinada perspectiva y sin poder representaciones de la ciencia física y de
por eso captar la realidad tal como es la orientación mediante instrumentos
en sí. ¿Quién nos asegura que junto a son sólo un momento en la vida; mas
las ciencias particulares a que hemos también hay modos “naturales” muy
llegado, no existen otros mil posi- distintos de orientarse, de experimentar
bles bosquejos, que mientras no han el espacio, de vivir el tiempo, modos
sido realizados nos dejan encubierta la que en su primordialidad hemos olvi-
inconmensurabilidad y el ocultamiento dado completamente, porque nosotros,
de la naturaleza que es en sí? Precisa- seres humanos, no vivimos ya inmedia-
mente en conexión con tales reflexiones tamente en la naturaleza.
nace la ulterior tesis de la finitud y La inmediatez de una tal naturaleza
relatividad de todo lo humano. Así, el la encontramos en un mundo entera-
resultado de esta dificultad es doble: mente distinto, en el mundo atécnico,
por una parte no sabemos ya en abso- ahistórico de la Argentina, y en tanto
luto lo que es realidad en sí; por otra europeos, sentimos su fascinación.
parte estamos obligados a reconocer Aquella ansia, que aparece en cuantos
como realidad tan sólo lo que se deja europeos han estado en Oriente o
atrapar por las ciencias particulares. en África, ansia de la que se nos dice
¿Puede esta aparente contradicción no poder liberarse jamás de ella, y
superarse y como se aviene tal tenta- que como una especie de enfermedad
tiva con la previamente insinuada perdura en la sangre, verosímilmente
experiencia? ¿Qué podemos reconocer haya de entenderse desde aquí. Hay un
como naturaleza en sí, de cuyo conoci- mundo en sí cerrado de la vida inme-
miento y de cuya disponibilidad se trata diata, con su propia seguridad, con su
en las ciencias naturales? Naturaleza es propia certeza, frente al que los instru-
la coacción de ingresar en determinadas mentos de medida fracasan del todo. Y
acciones, acciones a las que las mismas precisamente aquí, en este lugar, quiero
ciencias naturales pertenecen. La física plantear el interrogante: aquel otro
se esfuerza por poner a su disposición mundo, que se vislumbra al irrumpir
la realidad por medio de mediciones, y a través del mundo técnico, es sólo
la biología, como doctrina de la vida, un mundo de lo puramente biológico
realiza otras operaciones que las de la como le es propio al animal, o llegamos
física para escudriñar e inferir el sentido además a posibilidades del todo hetero-
de lo viviente. Pero aquí advertimos de géneas, a otras realidades en las que las
pronto que las ciencias naturales sólo humanas unidades de medida, como
son determinadas acciones, junto a las número, signo, palabra, expresión, no
cuales hay otras mucho más origina- tienen ya ningún sentido; mundos que

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otras culturas han vislumbrado y reco- ha de entenderse una tal realidad?


nocido, aquellos mundos de que hablan ¿Cómo algo infra o suprahumano?
los místicos cuando nos los describen y Nosotros, precisamente nosotros que
afirman que proximidad y lejanía, arriba vivimos completamente, hasta la asfixia,
y abajo, ayer, mañana y ahora llegan a en la historia, ¿podemos admitir una
ser aquí expresiones sin significado. vida ahistórica? ¿Vida ahistórica no es
Quiero hacer surgir en forma concreta ya una contradicción? ¿Cómo podemos
al hilo de un ejemplo esta pregunta, a la captar el sentido de semejante contra-
que no he de responder aquí, sino que dicción? Estas son preguntas que surgen
sólo quiero dejarla formulada. en el encuentro con la naturaleza de la
Argentina, en los Andes, y que adquieren
una especial perentoriedad para nosotros
2. La naturaleza ahistórica. europeos, que quizá ya estamos al final
de una historia.
¿Qué es, por ejemplo, la naturaleza tal Si entendemos como naturaleza la
como la experimentamos allá en los coacción que nos lleva a accionar; si
Andes? Una naturaleza que precisa- aún el arte, en tanto imita la natu-
mente ahí se nos aparece como una raleza, significa una exhibición de la
negación de toda actuación, como una naturaleza en tanto acción –de acuerdo
realidad cerrada en sí, carente de historia, a la concepción aristotélica–, yo afir-
de tiempo. ¿Pues en qué había de poder maría que en el encuentro con la
medirse en alguna forma un acontecer? naturaleza, así como tuve de ella la
¿En vista de qué puede ser esperado vivencia en la Argentina, aparecen dos
allí algo que aún no es? El día sucede al posibilidades opuestas: una de ellas es
día, la noche a la noche, en una marcha la que experimenta la naturaleza como
circular idéntica, en la que a lo sumo mundo puramente biológico, y en ella
el cambio de las sobras puede repre- reconocer seguridad, certeza instintiva
sentar una modificación; una modifi- para hundirse en su anonimato.
cación, empero, que en su regularidad
aun subraya más lo idéntico. Por eso
allí la palabra tampoco tiene ya ningún Historicidad de la Naturaleza
sentido. La palabra es expresión y como Por Carlos Astrada
tal siempre es respuesta a exigencias que
la vida pone, y por lo tanto es un dife-
renciar, un destacar y un limitar. Pero, Nuestra naturaleza –la intemperie
también, ¿para qué diferenciar algo? El cósmica de la Pampa y de los Andes–,
sentido de las cosas aparece ante uno comparada con la europea, tan saturada
en aquellas solitarias montañas como de historia, tan humanizada por el arte
un secreto que carece de toda nece- y las empresas de los hombres, es, sin
sidad de comunicarse. Hasta el “estar duda, ahistórica. Pero cualquiera sea la
con otro” carece de sentido, porque el actitud en que nos coloquemos frente
estar con otro supone exigencias, reali- a ella –ya la científico-natural en vista
zación, historia. La soledad presupone, a su dominio técnico, o la contempla-
en cambio, pura contemplación, pura tiva del arte, o la que la encara como
consideración de aquello que es siempre una realidad vinculada, por el esfuerzo,
taciturnidad e inmovilidad. Pero, ¿cómo a la obra del hombre y su experiencia–,

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pensamos que su ahistoricidad es sólo decir montaña, mar, manantial, árbol–,


relativa en comparación con aquel con Rilke, o, por último, como confor-
punto de referencia. midad a fin, la naturaleza es siempre
La naturaleza en nuestro ámbito solo objeto de una vivencia más o menos
es, pues, relativamente ahistórica, es histórica, vivencia que va desde las
decir, atendiendo a su escasa o mínima fórmulas matemáticas de la física en
densidad demográfica, ya que hace función del propósito de dominarla
mucho comenzó para nosotros el técnicamente hasta el goce estético ante
proceso de transformación del espacio sus formas múltiples y el temor anona-
geográfico en medio histórico, o sea en dante y reverencial en presencia de su
tiempo de nuestro mundo histórico- poder incontrolable.
espiritual. Ciertamente, es tan dilatado Descubrimos la naturaleza –el ente
el escenario en que transcurre la vida natural– existencialmente a partir
de los argentinos, que frecuentemente de nuestra mundanidad; y si consi-
no es fácil –y no sólo para el europeo– deramos la naturaleza como nuestro
percibir la estructura existencial de “paisaje”, aunque se trate de uno tan
nuestra convivencia y la relación –de dilatado y escaso de sustancia humana
lucha y penetración– en que estamos como la pampa argentina, flanqueada
con esta naturaleza nuestra, tan rígida por el macizo andino, toda naturaleza,
e imponente. A esto se agrega, como ya aun en su máximo alejamiento para las
lo hemos hecho notar en otro lugar, que posibilidades del hombre, es siempre
al hombre argentino, por su modalidad histórica. Así lo entendió el romanti-
ontológica, “no siempre le es dable, sin cismo con su gran don de adivinación,
esfuerzo, centrarse en su peculiar exis- y acertó, no obstante haber quedado
tencia y desde esta establecer y señorear fuera de su alcance la raíz existencial
un equilibrio con su contorno físico, y de la comprensión ontológica de la
uno de convivencia o coexistencia con naturaleza, es decir, inferirla a partir
su contorno humano”1. de la idea de mundo del ente humano,
Considerando el problema en general única manera de acceder a ella en tanto
y desde supuesto estrictamente filo- naturaleza para nosotros.
sóficos, pensamos que no hay natura- Por el contrario, si partimos de una
leza ahistórica. Para todas las actitudes “naturaleza” supuesta totalmente ajena
pluralistas fundamentales con rela- a “nuestro” mundo, no podríamos
ción a la naturaleza, esta siempre está llegar jamás a la comprensión de este,
circunscrita por la historicidad, como ni a su proyección o bosquejo existen-
esencial acontecer del ente humano. Ya cial, y, por consiguiente, a centrarnos
la concibamos como Deus sive Natura, en la mundanidad, desde la cual cono-
con Spinoza, o como plenitud viviente cemos los entes (las cosas) intramun-
y en devenir, con Goethe, o como danos, y entre estos damos también
símbolo, con Novalis, o como estricta con el ente natural, el que se presenta
legalidad, con las ciencias naturales, o como un caso límite de la posibilidad
como drama y representación de Dios, de aquellos.
con las religiones monoteístas, o como Le debemos a Heidegger el haber plan-
fuente de revelación divina, con Rogerio teado este problema en sus verdaderos
Bacon, o como la última consistencia términos y sobre la base de una estricta
existentiva de las cosas –que podamos elucidación del fenómeno “mundo” y

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un ajustado enfoque ontológico de la La naturaleza real no es toda la


naturaleza y del ser de lo histórico. naturaleza. Lo que una vez allí
Nos dice: ha acontecido continúa viviendo,
excepto en la naturaleza real. Todas
La naturaleza es por sí misma un estas leyes relaciónanse ya desde lejos
ente, al que se lo encuentra dentro con la moralidad de la naturaleza 4.
del mundo y es descubierto por
distintos caminos y sobre distintos Aquí, “naturaleza real”, supuesta
peldaños... Al ente como naturaleza independiente de lo humano, aparece
el Dasein solo puede descubrirlo en como el límite más allá del cual no
un determinado modo de su estar- podemos hablar de naturaleza desde
en-el-mundo... Pero asimismo el la perspectiva de nuestra munda-
fenómeno “naturaleza”, acaso en el nidad, de todo aquello que una vez ha
sentido del concepto de naturaleza acontecido en virtud de situarnos en
del romanticismo, es tan solo ontoló- alguna de las actitudes mediante las
gicamente comprensible a partir del cuales, en nuestro mundo histórico,
concepto de mundo, es decir, de la vamos existencialmente al encuentro
analítica del Dasein 2. de la naturaleza. Y como remate de
esta certera visión, Novalis agrega: “La
Por consiguiente, en la historicidad del naturaleza no es nada más que puro
estar-en-el-mundo del ente humano pasado, libertad pretérita, y por esto
está ya involucrada la naturaleza. enteramente terreno de la historia”5.
Cualquiera sea la actitud en que nos Como vemos, Novalis, en quien la
coloquemos frente a ésta, todo ente conciencia romántica se muestra más
natural está ya dentro de la perspectiva sensible y penetrante, aprehende, sin
existencial de nuestra mundanidad. “acaso”, el fenómeno “naturaleza”
Heidegger subraya aún: desde la perspectiva histórica de lo
humano. Sólo que para él, como para
La naturaleza es histórica... como los demás corifeos del romanticismo,
paisaje, como dominio de coloniza- centrados en la primacía radicalmente
ción y de explotación, como campo subjetiva del sentimiento, quedó
de batalla y lugares destinados en ella velada la estructura ontológica que
para el culto 3. hace filosóficamente comprensible el
concepto de naturaleza.
No hay, pues, una vivencia de una De modo que la vivencia de una natu-
naturaleza ahistórica, humanamente raleza –la nuestra– como naturaleza
intacta, es decir, concebida esta natu- ahistórica revela y documenta, bien
raleza como ajena a toda relación con el analizada en su trasfondo filosófico, la
ente humano, cuyo estar-en-el-mundo historicidad de esta naturaleza en un
es ya acontecer histórico. Entre los doble aspecto. Primero, por ser una
románticos, Novalis tuvo la intuición vivencia suscitada desde alguna de
clarividente de la historicidad de la las actitudes por las cuales se instaura
naturaleza. En uno de sus Fragmentos, históricamente una relación con la
el precisamente titulado Naturaleza y naturaleza europea, y esto ya involucra
Espíritu, escribe, al referirse a las leyes a la nuestra en una perspectiva humana
naturales: por comparación. En segundo lugar,

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porque tal vivencia supone –lleva a fica, acerca del carácter histórico o no
aceptar– que el hombre argentino se histórico de la naturaleza argentina,
relaciona de algún modo con su propia entre los profesores Carlos Astrada y
naturaleza, aunque su actitud difiera de Ernesto Grassi.
todas aquellas (lo que no es en absoluto El problema era el siguiente: la mayor
el caso) mediante las cuales el hombre parte de la naturaleza sudamericana
europeo se relaciona con la suya. es aún no histórica, al contrario de
La “ahistoricidad” de nuestra natura- lo que sucede en Europa –esta era la
leza es en parte un problema de incre- tesis que yo sustentaba– puesto que en
mentación demográfica y de cultura, aquella naturaleza no ha sido asimi-
vale decir que ella en su impotencia lada por el hombre ni en su mundo
apenas cela la meta histórica de su artístico, histórico o técnico. La expe-
progresiva humanización, de una riencia de una naturaleza tal suele ser
empresa espiritual de “hombres en desconocida para el europeo, pues sus
soledad” –originariamente distantes vivencias de la realidad están ínsitas
de las densas caravanas humanas y sus dentro de las mediciones de una
puntos geográficos de cruce–, pero ciencia técnica (matemática, geome-
resueltos a la tarea creadora, tarea tría, física, etc.) o dentro de las confi-
poética, artística, científica, técnica, de guraciones de un arte de evolución
poblar de ensueños y realidades su dila- secular, o encuadradas por hazañas
tado contorno natural. Empresa ardua, humanas, es decir, por la historia. Esta
sin duda, verdadera hazaña prome- era mi tesis general, que acaso no se
teica en la era de la nueva mitología desprendía con toda nitidez del texto
de la técnica, la de transformar nuestro publicado en castellano. Sin embargo,
agreste paisaje originario en ámbito las descripciones que contenía, aunque
dentro del cual se conjuguen victo- de carácter aparentemente literario,
riosamente naturaleza e historia –por supongo que habrán contribuido a
impregnación y absorción de la primera aclarar mi tesis, pues la experiencia no
por la segunda– en la experiencia inte- técnica de la distancia, la vivencia de la
gral de la humanidad argentina. estancia en tanto realidad al margen de
la historicidad, la doble significación
Cuadernos de Filosofía. Fascículo III. del caos, acaso proyecten alguna luz
Año II. Marzo-octubre de 1949; sobre el problema de la historicidad
núm. 3 y 4 del hombre, tal como lo veo yo.
En una réplica de extraordinaria
agudeza y penetración, Carlos Astrada
Naturaleza e historia. Respuesta a ha rectificado mi tesis al señalar que,
Carlos Astrada en sentido riguroso, no hay naturaleza
Por Ernesto Grassi no-histórica, pues la naturaleza existe
siempre sólo en tanto un momento del
humano estar-en-el-mundo. Por eso la
Advertencia preliminar. forma en que yo he hablado de natu-
raleza no-histórica tenía que ser admi-
El tercer fascículo (Marzo-Octubre de tida con cierta reserva.
1949) de los Cuadernos de Filosofía ha Considero que esta discusión puede
dado a conocer una polémica filosó- ser de suma importancia, y por cierto

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desde varios puntos de vista. Por lo “estar-en-el-mundo”. Pero, ¿se agota


pronto arribamos a un verdadero colo- con esto el problema de la naturaleza
quio entre la vieja Europa y la nueva y el interrogante de si hay una natura-
América del Sud. ¿No constituye esto leza no-histórica? Los últimos escritos
ya una prueba de que el centro de de Heidegger, algunas de sus referen-
gravedad de la cultura occidental se cias en la interpretación de Hölderlin
desplaza de uno a otro continente? y algunos de los ensayos de su último
¿Acaso no se evidencia así la impor- volumen Holzwege, prueban que
tancia espiritual de la Argentina y no también para él se da la posibilidad de
se perfila de esta manera cada vez más nuevas conclusiones que van más allá
el gran cometido cultural de este país, de Sein und Zeit y precisamente con
cometido que puede constituir una respecto a la cuestión de si todo puede
incitación para la juventud estudiosa? ser resuelto en lo meramente histórico.
También desde otro punto de vista Pero aquí no nos proponemos inter-
considero de suma importancia esta pretar a Heidegger ni caer en una
discusión. El problema filosófico a especie de nuevo ipse dixit, sino
dilucidar aquí surge no sólo a raíz de que, ante todo, procuramos que los
interrogantes teóricos, o en función pensamientos que le debemos den
de interpretación de textos, sino nuevos frutos. Los aportes de Astrada
desde lo inmediatamente vivido, a y Guerrero6 prueban ser mucho más
partir de una situación existencial. La importantes que las repeticiones
naturaleza se muestra aquí como algo de algunos pedantes y dogmáticos
nuevo, como algo que el europeo, discípulos alemanes de Heidegger.
a tal grado entretejido en el mundo De ahí mi gratitud por la hospitalidad
técnico, parece haber olvidado. Pero que los “Cuadernos” me brindan, la
si precisamente ha impresionado con que me permite proseguir la discu-
tal intensidad al europeo, ¿no consti- sión partiendo de esta pregunta. Junto
tuye esto una prueba de que la natu- a la realidad existencial humana, que
raleza ya ha sido totalmente olvidada exhibe carácter histórico, ¿es o no
por él, porque por lo general vive en es dada una realidad que no puede
un mundo abstracto y por lo tanto ya resolverse en la peculiaridad del estar-
ha perdido todo contacto verdadero en-el-mundo del hombre? Mas, ¿esta
con la naturaleza inmediata? Una tal pregunta no documenta de suyo una
experiencia, ¿no es ya un signo trágico contradicción, ya que toda realidad a la
más, signo de que la cultura nacida en que hacemos referencia es experimen-
esta atmósfera abstracta ha perdido el tada por el hombre y es por lo tanto ya
acceso a las fuerzas originarias y por lo un momento de su estar-en-el-mundo
tanto tiene que palidecer y agotarse en y adhiere un carácter histórico?
un racionalismo?
Finalmente, también por las razones
que siguen parece necesario continuar El ente como aparecer
la discusión. Es sin duda justo afirmar
–tal como lo hace Astrada– que sólo Para responder a esta pregunta debemos
se puede hablar de naturaleza en tanto llevar a cabo paso a paso una investi-
el hombre la vive y por lo tanto se le gación. La primera tarea que se nos
enfrenta como un momento de su presenta es la de examinar si es posible

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hablar de una naturaleza en el sentido en tanto somos objeto para nosotros


tradicional realista. La naturaleza en mismos, jamás podemos ser hallados
tal caso coincidiría con un ser-en-sí idénticos. Aun la repetición de una
objetal, yaciente en el fondo de las apariencia la determina como una
apariencias: como tal sería una realidad “otra” y por lo tanto, de acuerdo a la
no-histórica, en tanto que indepen- célebre sentencia, jamás nos es posible
diente de la experiencia humana. sumergirnos dos veces en el mismo río
Los supuestos de todo interrogar, de de las impresiones sensibles.
todo afirmar y negar, de toda actitud Aquí debemos dar un esencial paso
son apariencias que los sentidos nos adelante: ahí donde todo siempre es
transmiten. Bajo el término aparien- nuevo, siempre distinto, no es posible
cias entiendo lo que se muestra a tomar medidas, no es posible prever.
través de los sentidos y que como tal Las apariencias que trasmiten nuestros
es determinado con el término fenó- sentidos tienen sin embargo junto al
meno (phaenomenon de φενομενο carácter de la constante alteridad, de
aparecer, mostrarse). Toda exteriori- la relatividad y mutabilidad respecti-
zación filosófica acerca del ente puede vamente, el de la incumbencia.
sólo partir de estas apariencias, pues En todo lo que transmiten nuestros
aun el intento de hallar y de afirmar sentidos se trata de apariencias, que
algo en-sí-entitativo detrás de las mejor contempladas se revelan como
apariencias, sólo es posible al querer momentos de un impulso. Se trata
obtener conclusiones acerca de aquello de hambre o de hartura, de miedo o
que acaso sea su fundamento. Cuando de confianza, de amor o de odio. El
de algún modo no se quiere proceder hombre experimenta pues que, en este
dogmáticamente, ¿qué otro punto mundo de apariencias –en que origi-
de partida podría escogerse? Pero si nariamente se siente perdido– todo
se quiere concluir del aparecer a lo le incumbe y que se trata de vida y
en-sí-entitativo surgen grandes difi- muerte, logro o fracaso, verificarse o
cultades: lo en-sí puede revelarse sólo sucumbir. Repito: el hombre no expe-
por su para-nosotros y apenas vemos rimenta en abstracto las apariencias de
la posibilidad de saltar el círculo de los sentidos. Las apariencias no son
hierro de ese aparecer. objeto de un contemplar, de un mirar
¿Cuáles son las cualidades de las racional, sino momentos de la nece-
apariencias sensibles, o sea, de las sidad de salir del paso con ellas. Recor-
percepciones sensibles? Los fenómenos demos que aun en la fenomenología
sensibles son –al menos tal como los de Husserl el problema de la inten-
experimenta el hombre– siempre cionalidad es un factor decisivo y, de
de otra especie, diversos. Lo que en hecho, toda la fenomenología exis-
comparación con algo aparece grande tencial de Heidegger ha brotado de la
es en comparación con otra cosa, nueva interpretación de la intenciona-
pequeño, y lo que comparado con lidad. Observemos el último término
algo aparece como caliente resulta frío utilizado por mí: tenemos que salir del
respeto a algo distinto, etc. Además paso, tenemos que componérnoslas
hay que advertir que no sólo las (zu Rande Kommen) con los fenó-
apariencias de los objetos son siempre menos, pues será decisivo para nuestra
relativas, sino que nosotros mismos, dilucidación.

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Adelantemos otro paso más: puesto Lo objetivo como lo no-cosificado


que el hombre se siente perdido en
el mundo de las apariencias sensi- Ahora tenemos que preguntar: ¿qué
bles como en un bosque en que todo es lo aquí mentado al decir objetivo?
aparece como relativo, tan pronto así y ¿Cuál es la autoridad de la τεχναι
tan pronto de otro modo, un mundo (tecnaí) que nos permite distinguir
tal es experimentado como una selva “parecer” y “ser” subjetivo y objetivo?
virgen. El hombre bosqueja unidades Se hace patente la vinculación con
de medida para orientarse, sobre el nuestra pregunta originaria de si hay
fundamento de las cuales empieza a una naturaleza que es en sí. Pues de
determinar, a limitar: pasa del mundo haber lo objetivo de una realidad que
de lo relativo al de lo objetivo. ¿qué en sí es cósica, esta realidad cósica que
significa aquí objetivo? Aquello en sí es, sería lo no-histórico, lo no
que hace posible la distinción entre existencial que buscábamos. Como
apariencia y ser (por ejemplo, con veremos, no puede ser hallada una tal
respecto a la presupuesta escala del especie de realidad cosiforme.
termómetro, establecemos el calor o el Ante todo: nosotros determinamos las
frío de algo y la temperatura es objeti- apariencias basándonos en las unidades
vamente determinada sobre la base de de medida escogidas, principios que
la unidad de medida, es decir su ser es por lo pronto pueden ser momentos
diferenciado del aparecer puramente puramente subjetivos, porque son en
subjetivo). Fuera de esta unidad de cierto sentido instrumentos con que
medida no hay ni subjetivo ni obje- el hombre trabaja para evadirse del
tivo, ni distinción entre apariencia mundo del caos sensible y para crear
y “ser”, ni siquiera la posibilidad de un mundo ordenado, un cosmos. ¿Qué
decir si el frío es carencia de calor o si es lo objetivo aquí? ¿Acaso aquello
el calor es carencia de frío. que yace detrás de las apariciones y a
Es evidente que la distinción entre lo que intentamos corresponder con
apariencia y ser sólo tiene validez nuestras unidades de medida? ¿Lo
mientras nos movemos en el recuadro objetivo sería, por lo tanto, lo que
de los principios supuestos. Fuera de obtenemos si restamos el aporte de
ellos la distinción entre objetivo y las unidades de medida? Esta es la
subjetivo no tiene ningún valor. De concepción corriente de lo objetivo,
ahí surgen lo que los griegos deno- pero que muy pronto se revela como
minan τεχναι (tecnaí) y nosotros insostenible. Pues si los principios
ciencias particulares: fundamentar, son necesarios como medios, como
demostrar, aquí sólo significa deter- instrumentos para desempeñarnos
minar, respectivamente mostrar algo en el caos de los sentidos, entonces la
con miras al fundamento, axioma, resta de las unidades de medida, por
principio, unidad de medida, las que el hombre intenta acercarse al
elegidos para arraigar en él las imaginado ser en sí, significaría volver
apariencias en sí huidizas. Estas son a hallar la realidad otra vez así como
las primeras medidas que el hombre era antes de estos esfuerzos técnicos,
toma para desempeñarse dentro de la pero este era el caos, la impenetrable
realidad, para componérselas en ella, maraña originaria que ninguna orien-
para orientarse. tación admitía. El hombre apeló a

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unidades de medida, de principios, del mundo de las apariencias sensibles


precisamente porque se hallaba ante y de “saber desempeñarse” frente a
un caos, y volvería a hallarse de nuevo ellas. Solo dentro de este límite, de este
ante aquel caos. margen, pueden confirmarse o fallar los
Con esto aparece renovada la axiomas y los principios aislados que
pregunta: ¿qué es entonces lo obje- el hombre bosqueja. Esta necesidad
tivo? Hemos de admitir acaso que no primordial, este margen primordial es
lo hay y que todo es solo determinado sencillamente lo objetivo.
de acuerdo a convenciones arbitrarias ¿Qué carácter tiene lo objetivo? No
basadas en unidades de medida, en el de lo cósico, de lo presente, que se
axiomas, en principios que el hombre supone solo ha de ser contemplado
mismo proyecta? Es evidente que no para ser aprehendido. Nosotros lo
es este el caso: las unidades de medida experimentamos más bien por la
no pueden ser proyectadas arbitraria- “necesidad”, es decir en la emergencia
mente por el hombre, pues algunas de desenvolvernos en un sentido
unidades de medida se confirman y determinado para componérnoslas,
otras no. Tomemos un ejemplo: la es decir en la experiencia de que algo
unidad de medida de la cantidad se nos incumbe y nos arranca de la indi-
confirma para todo lo que puede ser ferencia. Pero esto que nos arranca
determinado por la numeración, es de la indiferencia, que nos manifiesta
decir para el dominio de lo que deno- una multiplicidad de diferencias, aun
minamos físico. Pero se ponen de dentro del no-saber cómo y dónde, es
manifiesto dominios de fenómenos, el símbolo de un vínculo con respecto
de apariencias, que no pueden ser del cual las apariencias recién pueden
captados en la red de lo numerable, ya ser delimitadas y determinadas de una
que una función orgánica no es deter- y otra manera. Vivimos pues dentro
minable sobre la base de la cantidad de un borde, término o límite estable-
sino solo ocn respecto a su sentido. Es cidos, que determina nuestra realidad.
así como el hombre se ve constreñido Sólo ahora estamos en condiciones de
a acudir a otros principios, a otros entender el significado del término
axiomas que prueban su validez en el zu Rande Kommen (componérnoslas)
dominio de lo viviente. como fundamento de la apariencia de
¿Cuál es, pues, el fundamento de las lo objetivo. Sólo dentro del “borde”,
ciencias técnicas que por lo general es ínsito en el “límite” de lo que nos
hoy descuidado? Es el fondo existen- incumbe, de lo que nos constriñe a
cial, que introduce al hombre en el volvernos en una dirección, podemos
componérselas dentro de la realidad lograr o frustrar, podemos distinguir
sensible. Pero, ¿qué es entonces lo lo subjetivo y lo objetivo, o sea ver
objetivo? ¿Dónde nos enfrentamos también surgir una meta, alcanzarla o
con él? Lo objetivo no coincide ni con no. Lo objetivo es la unidad en tanto
un supuesto inalcanzable cósico “en-sí” un realizándose dentro del cual se
detrás de las apariencias, ni con los prin- sub-dividen las apariencias y reciben
cipios, axiomas, las unidades de medida su sentido y significado: lo objetivo
de las ciencias particulares, sino con la es un mandato, un juego que debe
primordial necesidad existencial del ser cumplido, cuyas reglas están esta-
hombre de “componérselas” dentro blecidas. Estas reglas no pueden ser

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inventadas por el hombre, porque solo sabido que consta de tres momentos:
con miras a su subsistir surge de todos pasado, futuro y presente; pero en
modos la posibilidad de la experiencia cuanto intentamos decir en qué
del no saber desempeñarse, del no consiste su ser, nos topamos con contra-
componérselas, del triunfar o fracasar. dicciones. ¿Cómo podemos decir que el
Por eso también puede aparecer el futuro es, si per definitionem es aquello
fracasar, y aun la misma renuncia es que aun no es? ¿Cómo podemos decir
una de las formas de reconocerlo. que el pasado es, si es simplemente lo
Es patente que hasta este punto sólo que ya no es? Y en el instante en que
hemos enfrentado una realidad que procuramos captar el ser del presente,
muestra un humano carácter del se revela como algo desvaneciente, que
“estar-en-el-mundo”. Repito ahora la ya no es presente sino pasado.
pregunta: ¿puede darse la posibilidad Este carácter vano otorga al tiempo un
de que no se resuelva en el humano aspecto enigmático. Hago aquí una
“estar-en-el-mundo”? Planteo ahora pregunta previa: ¿acaso la causa de
la tesis fundamental: esta es solo una nuestro fracaso en el intento de captar
forma de lo objetivo. la esencia del tiempo reside en que lo
consideramos como algo cósico mien-
tras que no es ésta su esencia? Pero, ¿es
El fenómeno del tiempo dada alguna otra manera de ser que la
cosiforme? Hemos visto que lo objetivo
¿Cómo es, por lo pronto, experi- tampoco ha sido por nosotros hallado
mentada la realidad? En el impulsivo como algo cósico, sino como un
mundo biológico de los sentidos. Mas mandato, al que son propios vincula-
solo es posible iluminar su esencia ciones y reglas mediante las que surge
fundamental partiendo del problema la obligación de volverse, de orientarse
del tiempo. –la necesidad simplemente–. En razón
Ya en mi escrito anterior he señalado de la necesidad de volverse triunfo y
el problema del tiempo y las distintas fracaso emergen como posibles metas.
posibilidades de experimentarlo. Solo ¿El tiempo acaso habría de mostrar
la diversa especie y modalidad de expe- una estructura parecida?
rimentación temporal posibilitan una ¿Dónde vive el porvenir, dónde está?
diferenciación entre vida histórica y En la espera. ¿Dónde vive el pasado,
no-histórica. dónde está? En el recuerdo. ¿Dónde
El fenómeno del tiempo resulta a vive el presente, dónde está? En la
primera vista enigmático: por lo pronto instantánea atención. Pero el a-tender
parece ser un fenómeno que surge junto sólo es posible en cuanto a lo que nos
a las apariencias y en ellas, pues por lo incumbe: sólo por la presencia de lo
general entendemos por tiempo como lo a nosotros incumbiente podemos
que en ellas roe, las reduce y resuelve: el esperar (futuro), recordar (pasado) o
tiempo devora las apariencias y las hace determinar algo así como a nosotros
desaparecer. El tiempo en cada caso presente. Por eso San Agustín dejaba
jamás sería idéntico a las apariencias, nacer el tiempo del instante –como
sino algo que ocurre “en ellas”. ad-tentio–, como tendere ad, como
Por lo demás, apenas sabemos en qué impulso hacia algo por la presencia de
es reconocible la esencia del tiempo. Es lo que a uno incumbe. Y la presencia

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de lo que nos incumbe tiene el carácter Así el animal, el ser orgánico viviente,
del instante, porque solo en función sufre la impresión de la realidad en la
de este conseguimos diferenciar y deli- escena de la alimentación y la alimen-
mitar algo. Si nada nos incumbiese, tación misma como algo que consume
nada distinguiríamos, nada veríamos, precisamente ahora, o todavía no, o
ni esperaríamos ni recordaríamos. ya no. La alimentación lo mismo que
Aquí hay que observar algo esencial: el soporte o sujeto del impulso hacia
el tiempo se revela al contrario de la alimentación solo son concreta-
lo que antes creíamos, no como algo mente pensables dentro de la unidad
que carcome el ente y lo disuelve: ser del marco, del margen de aquello que
y tiempo se revelan como inseparables. incumbe en la escena de la alimenta-
Todo lo que aparece muestra un ción y con respecto del cual quien se
carácter temporal: solo podemos alimenta tiene la vivencia del todavía
distinguir algo por la presencia de lo no y del ya no y del ahora.
que nos incumbe. La identidad de ser Es de importancia notar cómo esta
y tiempo se revela como la verdad exis- experiencia del todavía no, del ya y del
tencial fundamentante. ahora, ni aun en lo biológico puede ser
¿Qué alcance y significación puede conocida a posteriori, es decir como
tener la dilucidación del fenómeno resultado de una experiencia. Sólo
del tiempo con respecto al problema la presencia de lo incumbiente en el
de una no-histórica realidad? ¿No impulso por la alimentación permite
prueba ella precisamente lo contrario? en general experimentar algo como
Llegamos aquí al punto crucial de nutritivo o no-nutritivo.
nuestra polémica. La vida de lo biológico, de lo pura-
mente orgánico, está determinada
por el hecho de que lo seres vitales
Lo conforme a tiempo en lo biológico están completamente insertos en
los vínculos de lo incumbiente y de
La experiencia del tiempo no es idéntica ninguna manera pueden apartarse de
a la experiencia de la historicidad. Tal ellos. De ahí una primera consecuencia:
como ahora señalaré los animales expe- el anonimato de lo biológico, que salta
rimentan impasibles el tiempo, sus a la vista, porque las acciones biológicas
acciones son siempre como veremos, pueden asimismo ser simplemente
conformes al tiempo –en esencial provocadas por medio de simulacros
oposición con el hombre–; por eso lo sin tener en cuenta algo determinado
que en ellos ocurre es siempre solo lo o el caso singular. La segunda conse-
idéntico, jamás algo nuevo y por tanto cuencia es la asombrosa y fundamental
no puede hablarse de ellos como de conformidad al tiempo de la acción
seres históricos. biológica: puesto que está firmemente
Hemos dicho que la realidad con su enraizada e inserta en lo biológica-
diversidad aparece primordialmente mente incumbiente, las necesidades
a través de lo que los sentidos tras- además surgen en forma prematura
miten, mas esto que aparece jamás o tardía. De ahí se hace comprensible
tiene un carácter abstracto sino que la asombrosa puntería del instinto de
emerge siempre como momento de los animales. El tiempo, o bien el ente
un pujar, de un impulso hacia algo. es experimentado por los animales

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fundamentalmente conforme al tiempo. Evoco aquí los bellos versos de Rilke


La tercera consecuencia es el orden (IV Elegía de Duino):
del mundo biológico en el que todo
está distribuido y delimitado: de ahí Nosotros no concordamos. No
que si nos asomamos más al mundo avisados como lo están
de lo biológico hallamos en él solo Las aves migratorias. Superados y
una legalidad férreamente cumplida, tardíamente
que asiduamente ponderamos como Nos imponemos súbitamente a los
ejemplo y modelo de la vida humana. vientos
Aquí rige el tiempo en lo conforme a E invadimos lagunas en que no
tiempo: es para los animales el tiempo tenemos parte.
de las pasiones que admite sólo la repe-
tición de lo idéntico. Por lo demás las acciones humanas,
a diferenciad de las del animal, jamás
son anónimas, sino que son siempre
Lo no conforme al tiempo de la individuales y a saber en el sentido
humana experiencia que en seguida diremos. Como el
hombre no acierta a desempeñarse en
¿Cuál es la posición con respecto al el mundo de los impulsos, proyecta
hombre? Es muy característico que ni unidades de medida por las que deter-
bien el hombre es abandonado a su mina las apariencias: la proyección de
impulso biológico, instintivo, pierde unidades de medida no es meramente
su control. Posiblemente sea ésta la una sustitución de la certeza originaria
razón por la que Maquiavelo por de los impulsos sensibles, sino que ellas
ejemplo, quien veía en las pasiones tienen una significación mucho más
de los hombres el factor originario de fundamental.
las acciones humanas, sentenciara en No habría de hallarse el hombre ya en el
forma tan pesimista sobre la natura- mundo de los sentidos solo por haberse
leza humana. Ni bien los hombres se apartado de su protección, caería solo
abandonan a sus pasiones, en contra- en la indiferencia, es decir se revelaría
posición con el animal, entran en solo como un ser viviente orgánico,
desorden, destrucción. enfermo, decrépito. Por el contrario,
Pero, ¿qué significa que ni bien el el hombre es, a diferencia del animal,
hombre se entrega a sus pasiones arrebatado no solo por las pasiones
se arroja en el caos? Significa que sensibles sino también por otras: su
esencialmente no acierta a desem- capacidad patética es manifestación de
peñarse en los impulsos, en las una nueva modalidad de ser afectado, o
pasiones (lo que ya hemos estable- sea de un nuevo margen, de una nueva
cido). El hombre recurre a unidades objetividad dentro de la cual ha de ser
de medida para orientarse, porque estructurada la de la vida orgánica. Esta
el mundo de los sentidos le engaña es simplemente la obra del hombre a
constantemente. diferencia del animal. Historia no es
Así el hombre experimenta el tiempo sino la realización o no-realización, el
siempre en el constante ser prema- logro o el fracaso del hombre frente
turo o tardío, que es –en contraste a su tarea, que no es decidida por
con el animal–, lo intempestivo. el hombre en tanto especie sino en

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cada instante sólo por el individuo. rado, o al menos de haber insinuado


Historia es el acaecer o no-acaecer de el doble sentido en que puede y debe
lo humano sobre lo que ha de decidir hablarse de una realidad no-histórica.
cada individuo, de ahí que la historia Pero sería aun posible volver a la obje-
humana jamás sea anónima. Precisa- ción originaria y preguntar de nuevo:
mente hablamos de historia humana si el hombre vive lo no-histórico –por
ahí donde no nos encontramos en el ejemplo lo impulsivo– solo en tanto un
dominio de lo biológico –sino en lucha momento de su ser histórico, ¿cómo
constante contra lo prematuro o lo puede entonces hablar en general de
tardío–, en un dominio en que el orden una realidad no-histórica? ¿No es ésta
ha de ser en cada caso creado. una contradicción? Este argumento
Pero también es tenebroso y asom- que ponen en juego algunos existen-
broso aquel otro orden que incumbe cialistas parece mutatis mutandis en
al hombre y que subsiste, pues solo cierto sentido idéntico al que durante
con respecto a él puede distinguir los largos años expresaban los idealistas:
momentos temporales “ya”, “ya no”, o todo aquello de que podemos hablar
“todavía no”. Es el mundo de lo eterno solo aparece en tanto momento de la
del que habla Aristóteles en el libro XII conciencia, así hemos de reconocer
de la Metafísica, es la segunda forma como lo primero y lo originario solo
de lo no-histórico (junto a lo impul- la conciencia, que ha de ser clarificada
sivo) ante la cual quienes lo contem- no ya en su objetividad subjetiva sino
plan sólo pueden callar, pues toda en la trascendental. De este esfuerzo
palabra está de más. nacieron, desde Descartes a Hegel, los
Existe pues un doble mundo no-histó- desesperados intentos por ganar una
rico: el de los animales y el de lo eterno, nueva concepción idealista de la obje-
que incumbe al hombre. Esto lo ates- tividad en la que al fin es superado el
tiguan constantemente todos los seres dualismo de res extensa y res cogitans.
vitales, hombre y animal: los animales Lo objetivo, empero, jamás coincide,
en cuanto realizan lo eterno sobre la como ya hemos mostrado, con un
base de lo siempre idéntico, conforme objeto, de especie sensible o racional,
a tiempo y anónimo; el hombre en sino con lo primordial incumbiente y,
la experiencia de lo no-conforme a ante todo, la de objeto y sujeto.
tiempo, que solo es posible sobre la Pero no es suficiente señalar este nuevo
base del estar presente lo nuevo sólo a concepto de la objetividad, sino que
él incumbiente. Digo “nuevo” porque hemos de estar atentos para mantener la
le arranca del mundo de los sentidos, apertura de este concepto de la objeti-
lo mismo que del de la indiferencia. vidad. Mostraré en un ejemplo lo que
Lo entrega a nuevas pasiones que son aquí entiendo por apertura. La incum-
origen de su historia. bencia (o bien lo objetivo) que aparece
en los impulsos sensibles y con respecto
a lo que adquiere un sentido: lo nutri-
El desocultamiento como lo tivo o lo no nutritivo, lo visible o lo no
incumbiente (ad-viniente) visible, lo audible o lo no-audible es
una incumbencia (un ser afectado) muy
Hemos llegado pues a nuestra meta. otra de la que el hombre experimenta
Tengo la esperanza de haber acla- concomitante con la vida vegetativa

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o sensitiva. Es la experiencia de logos Si el concepto de lo objetivo se


en tanto invitación para seleccionar, determina en tanto desocultación y
escoger y fundamentar. Nace de la expe- presencia de lo incumbiente, resulta
riencia de un orden que le corresponde y posible enfrentarse en forma inequí-
que puede realizar o extraviar y en el que voca al idealismo sin decaer en el
reside el origen de la historia humana. realismo7. La totalidad de las críticas
De ahí que se identifique el problema hechas al idealismo hasta el presente
de lo objetivo con el interrogante del se esforzaban en mostrar siempre solo
estar desoculto, de la a-letheia, o sea de lo cosiforme (cósico) objetivo. Aun el
lo que es arrebatado a la lethe, al olvido. idealismo fundaba lo objetivo sólo en el
En cambio aquello que el hombre evoca acto de pensar trascendental. Podemos
y aguarda es algo muy distinto de lo ahora señalar que no sólo estas son las
que el animal evoca y hacia lo que puja: objetividades dadas, puesto que hay
lo objetivo del mudo sensible de los distintas formas de lo incumbiente. Los
animales tiene el carácter de lo conforme distintos grados de la realidad son al
a tiempo, por lo que nos vemos compe- mismo tiempo los grados de lo objetivo.
lidos a hablar de dos formas diferentes Quienes identifican el existencialismo
de lo objetivo, como desoculto. Sólo con la estructura del estar-en-el-mundo
cuando se plantea el problema de lo del hombre pasan por alto que la expe-
objetivo en tanto interrogante de lo riencia del tiempo en lo no-conforme al
desoculto y por lo tanto no predetermi- tiempo es sólo una forma de la incum-
nado en algún sentido, es posible salir bencia (del estar afectado). El análisis
asimismo del desfiladero del idealismo. minucioso de lo desoculto es la tarea
Lo que se revela en la especial forma de del existencialismo.
lo desoculto de la conciencia, se revela
sólo como una forma de lo desoculto
sin decaer por eso en el dogmatismo Cuadernos de Filosofía. Fascículo V.
ingenuo de un realismo primitivo. Año III, nº 6. Marzo-junio de 1950.
Sólo entonces reconocemos, que págs. 28-39.
el signo distintivo del hombre es la
historia y que ni los animales ni lo Investigación de Guillermo David
divino pueden tener historia. Traducción del alemán: Carlota T. de Mathaus.

NOTAS

1. El Mito Gaucho, Buenos Aires, 1948, p. 11.


2. Sein und Zeit, pp. 63 y 65.
3. Ídem. Págs. 388-389.
4. Novalis Sämtliche Werke, Bd. IV, ed. Diederichs, Leipzig, p. 280.
5. Ibíd.. Bd. IV, ed. cit., pp. 280-281.
6. Ver sus exposiciones en el Congreso de Filosofía últimamente celebrado en Argentina.
7. Ver E. Grassi: Vom Ursprung der Geisteswissenschaften und Naturwissenschaften, Bern, 1950; y Wirklichkeit
als Geheimnis und Auftrag; y Die Exaktheit der Naturwissenschaften und die Philosophie Erfahrung, Bern, 1945.

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Los límites de la razón histórica


Por Hans-Georg Gadamer

El alemán Hans Gadamer fue uno de los


visitantes que, munido de sus preocu-
paciones filosóficas, recaló en Mendoza
para el congreso del 49. Allí presentó una
ponencia en la que expuso las posiciones
que en ese momento libraban un combate
sobre el sentido de la historia. De un lado,
el idealismo historicista que auguraba una
finalidad dadora de sentido. Del otro, se
agrupan Nietzsche y su perspectivismo
como “acontecimiento histórico universal”,
Dilthey que le proponía al historicismo
una “vuelta a la vida”, y Heidegger, quién
descartaba las posibilidades de un universal
comprender histórico. Gadamer se sitúa en
las cercanías de estas últimas opciones cues-
tionando la teleología trascendente que el
historicismo persistía en augurar.
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El interrogante por el sentido de la se torna acaso la razón extraña a sí


historia no tiene solución cuando no se misma por tal saber tan extraña como
concibe una meta en la cual la historia lo es frente a todas las demás perspec-
termine, ya sea puesta esta meta por la tivas dentro de las cuales ella se mueve
Providencia divina, ya sea alcanzable por al tener una comprensión histórica, es
la perfección humana. La esencia del decir, al reefectuar perspectivas ajenas?
“historicismo” consiste precisamente en Nietzsche resolvió esta cuestión en
que tal meta parece inconcebible: nada sentido afirmativo. El perspectivismo
existe que ponga fin a la historia, sino radical de la “voluntad de poder” implica
tan sólo metas finitas de los hombres la autoenajenación de la razón. Por
colocados en ella. Es esta la verdad cierto, parece sencillo refutar la doctrina
pregonada por la conciencia histórica. de Nietzsche valiéndose del arsenal de
¿Qué es esta conciencia histórica, este la filosofía idealista de la reflexión. ¿No
nuevo sexto sentido del hombre? se refuta, acaso, tal doctrina a sí misma,
Le trae una amplificación grandiosa de porque comprende toda verdad como
su mundo por todos aquellos mundos perspectiva de la
pretéritos que él comprende. Pero el vida dirigida hacia
enseñar al hombre a ver el mundo con el aumento de su La cuestión decisiva consiste
cien ojos a un tiempo, ¿no significa poder, y pretende, en saber si un presente puede
precisamente perder el “mundo”? sin embargo, concebir su propio derecho por
Y el mundo de la historia misma que se entender la pers- medio de la razón, aunque tal
despliega ante él en una nueva variedad pectividad de presente confiera, a sabiendas,
infinita, ¿qué es para él, que se sabe a sí todas las pers- una sola perspectiva hacia la
mismo finito e histórico? pectivas? ¿No verdad. ¿No se torna acaso la
Ninguna de las ciencias modernas, ni refuta, con ello, razón extraña a sí misma por
siquiera aquellas que tanto promo- sus propias ense- tal saber-tan extraña como
vieron nuestra dominación de la natu- ñanzas? Esta obje-
raleza y nuestra organización técnica, ción es demasiado lo es frente a todas las demás
llegan a equiparse, en cuanto a la signi- trivial. Pasa por perspectivas dentro de las
ficación humana revolucionaria, al alto el hecho de cuales ella se mueve al tener
desenvolvimiento del sentido histórico que la doctrina una comprensión histórica, es
debido a las ciencias históricas. de Nietzsche decir, al reefectuar perspec-
Saberse a sí mismo histórico, ser concien- quiere y soporta tivas ajenas?
temente algo condicionado, esta verdad la contradicción
del relativismo histórico es de una inme- que implica, y que es precisamente el
diata y tremenda gravedad vital. Tanto derrumbamiento de la fe idealista en la
más, cuando en vez de pensarla tan sólo razón, lo que le sirve de fundamento.
en forma académica, se la practica polí- Tal vez esta doctrina no sea una teoría
ticamente. Ella confiere a la existencia racional, libre de contradicciones, pero
histórica de la humanidad una tensión a es la doctrina de quien filosofa a marti-
punto de romperse. La significación de llazos, y así realiza su dominio. Su escep-
las ciencias para el destino del hombre en ticismo práctico frente a la razón no
este planeta, por incomparables que sean es menos real que lo que era la fe en la
sus resultados, no depende de su propio razón práctica del idealismo.
progreso sino del desenlace de esta revolu- Frente al acontecimiento histórico-
ción histórica en la que nos encontramos. universal representado por la filosofía
La cuestión decisiva consiste en saber si de Nietzsche palidecen las formas
un presente puede concebir su propio académicas, mediante las cuales ha
derecho por medio de la razón, aunque sido pensado el problema filosófico
tal presente confiera, a sabiendas, una del historicismo. Sin embargo, ha sido
sola perspectiva hacia la verdad. ¿No fructífera la asiduidad consecuente con

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que Guillermo Dilthey se lo había plan- conciencia hacia sí misma. Por cierto,
teado en medio de la época del idea- Hegel concibió la autoconciencia filosó-
lismo gnoseológico. Tampoco Dilthey fica de la razón absoluta como término
encontró otra salida a la aporía del histo- absoluto de ese movimiento. En ello no
ricismo que la vuelta a la “vida”. Pero le puede conseguir la concepción historia
según él, la vida se encamina hacia la del mundo que alcanza con Dilthey sus
reflexión. Es verdad que hay que libe- últimas consecuencias. No existe ninguna
rarse del conocimiento por medio de conciencia en cuyo presente la historia
conceptos, y reducir toda metafísica sea superada y concebida. Pese a toda
filosófica a la labor de la vida misma que la expansión infinita de la propia vida
produce el pensamiento. Pero la estruc- que debemos a la comprensión histó-
tura antinómica de las concepciones rica, ella misma sigue siendo finitamente
del mundo es, no histórica. Pero, ¿qué significa entonces
Kant y el idealismo partieron obstante, la expre- el ideal de la ilustración histórica? ¿Es
de la siguiente premisa: todo sión verdadera consecuente con su propia historicidad?
saber de sí mismo es, a su vez, de la multilatera-
lidad de la vida.
¿No piensa, acaso, su propia razón finita
bajo el ángulo de una visión divina, es
susceptible de tornarse objeto La razón histó- decir, como omnipresencia de la historia
de un nuevo saber. rica, que restringe en el comprender? Ciertamente evita
el horizonte a las consecuencias de Hegel, porque no
una cierta época y, por tanto, todas las quiere “concebir “ la historia. Pero en
pretensiones de validez absoluta, sigue el ideal de comprensión, la ilustración
siendo razón. Pese a todo. Cura las histórica se proyecta sobre un presente
heridas en la particularidad histórica. universal que, aun sin poner en tela de
Es el ideal de la ilustración histórica, de juicio su propia finitud, no obstante la
la razón histórica hecha soberana; ideal olvida. La infinitud del comprender a
que ha llegado a su perfección en la qué se dedica ¿no es acaso una ilusión?
universalidad del comprender histórico. En efecto, Nietzsche tuvo en este
Esta fe en la ilustración histórica sabe punto una visión más acertada cuando
encontrar su fundamentación. Según en su segunda Consideración intem-
ella, es evidente que el movimiento diri- pestiva, Sobre el provecho y perjuicio la
gido hacia la toma de conciencia repre- historia para la vida, limita la ilustración
senta un proceso infinito e irreversible. histórica. Según él, una enfermedad
Ya Kant y el idealismo partieron de la histórica ha atacado a los alemanes,
siguiente premisa: todo saber de sí mismo una costumbre de valerse de medidas
es, a su vez, susceptible de tornarse objeto extrañas cambiables y de tablas y valores
de un nuevo saber. Así como sé, puedo siempre distintas. Esto destruye la única
también saber que sé. Este movimiento fuerza plástica capaz de conferir vitalidad
de la reflexión es infinito. Mas para la a una cultura. Toda cultura tiene nece-
autoconciencia histórica ello significa sidad de un horizonte cercado de mitos.
que el hombre histórico, al buscar su Si la razón histórica no quiere volverse
autoconciencia, transforma de este modo contra la vida, tiene que practicar la
precisa y constantemente su ser. Al conce- historia correctamente y no desvincu-
birse, ya se ha tornado distinto de aquel lándola del horizonte vital, sostén de
que quiso concebir. Cuando alguien una cultura. En verdad, Nietzsche no se
llega a tener conciencia de la cólera que detiene posteriormente en esta exigencia
lo domina, esta autoconciencia alcanzada intempestiva. Supe, por sus presagios,
equivale ya a una transformación y hasta que la llegada del nihilismo europeo era
superación de la propia cólera. Hegel es inevitable y le opuso la tentativa deses-
quien en su Fenomenología del espíritu perada de establecer nuevos valores. El
descubrió este movimiento de la auto- intento de interpretar todo suceder sobre

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la base del principio de la “voluntad de tomar decisiones que hacen historia y


poder” supera las ilusiones de la razón saber de ellas. Tampoco el hombre
porque quiere entender la razón como individual que no se experimenta ante
ilusión. La razón del hombre es, en el “tú” porque no lo deja hablar, puede
realidad, finitamente histórica y amena- comprenderse a sí mismo.
zada por ilusiones; pero ella misma no De ello se desprende la siguiente conse-
es mera ilusión. Sin duda, al aferrarse al cuencia: la razón histórica no es la
tradicional y clásico concepto de razón, facultad de”superar” el propio pasado
en el sentido de entender la razón histó- histórico en el presente absoluto del
rica como la facultad que hace presente saber. La misma conciencia histórica
a todo ente tal como es, resulta que esta es histórica. Así como el Dasein en
razón del hombre es por cierto sola- su actuar histórico, ella experimenta,
mente una “pequeña razón”, “soñando debido a la corriente, una constante
sobre el lomo de un tigre”. desviación; no está situada, en actitud
Pero ¿es correcto pensar así? Ahí está estética, lejos y a distancia de la historia,
el quid que indica nuevos caminos a sino en medio de su curso. Es verdad
la investigación del presente. Martin que puede elevarse reflexivamente
Heidegger en su memorable obra Ser por encima de su momento histó-
y tiempo colocó la historicidad de la rico. Decimos que tiene conciencia
existencia humana tan radicalmente de época. Época equivale a punto de
en el centro del filosofar, que junto apoyo. Esta conciencia pone un alto
con las ilusiones de la razón histórica “ideal” en medio de la corriente del
(Dilthey) caduca también el desespe- suceder; fundándose en este el presente
rado desilusionamiento intentado por histórico, y originándose en él también
Nietzsche. El ser del Dasein humano el pasado, se convierte en una imagen,
es histórico. Esto no significa que tenga en un cuadro histórico, es decir, en una
presencia en bruto, propia de la exis- unidad de sentido permanente. Pero
tencia de la naturaleza, sino tan sólo la conciencia de
que es más perecedero y variable que época, siendo
esta. Tampoco significa que ese ser se ella misma histó- El ser del Dasein humano es
conozca como histórico, que tenga rica, vuelve a histórico. Esto no significa
una conciencia histórica. Antes bien, disolver necesa- que tenga presencia en bruto,
posee tal conciencia porque es histó- riamente aquel propia de la existencia de la
rico. Es su futuro, a partir del cual se firme punto de naturaleza, sino tan sólo que es
temporaliza en sus posibilidades. Pero arranque que nos más perecedero y variable que
su futuro no es su proyecto libre, sino confirió. Sea que esta. Tampoco significa que
un proyecto arrojado. Lo que puede ser se entienda como ese ser se conozca como histó-
es lo que ha llegado a ser. El ideal del decadencia de un
universal comprender histórico es una mundo pasado o
rico, que tenga una conciencia
falsa abstracción que olvida la histori- como nacimiento histórica. Antes bien, posee tal
cidad. En eso tiene razón Nietzsche: de uno nuevo, ya conciencia porque es histórico.
sólo cuando estamos situados dentro como decadencia
de un horizonte determinado, somos de la época burguesa del Occidente,
capaces de ver. Nietzsche llama a tal o como comienzo de un nuevo orden
horizonte cerco de mitos. También en planetario del cosmos, en tanto que
esto tiene razón, si mito significa estar histórica, es devenir y perecer simultá-
determinados por algo que posee un neamente. Vale para ella, por mucho
poder de enunciación absolutamente que se entienda primariamente como
imperativo. Sólo un Dasein obediente a disolución de lo viejo, la palabra de
sus propias tradiciones, es decir, a aque- Holderlin: “esta disolución ideal no
llas a cuyo patrimonio pertenece, puede tiene temores”.

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392

Del bergsonismo al
existencialismo
Por Jean Hyppolite

Dos grandes acontecimientos filosóficos


fundamentales marcaron la vida cultural
francesa hasta mediados del siglo veinte,
después de los cuales no ha vuelto a ser la
misma. El primero se origina en tiempos
previos a la guerra mundial de 1914. Se trata
del vitalismo inspirado en Henri Bergson.
El segundo transcurre en los pliegues del
otro gran episodio bélico mundial: el exis-
tencialismo, que encontró en la figura de
Jean Paul Sartre su principal artífice.
Jean Hyppolite desde La Sorbona, corazón
de la filosofía francesa, envió una ponencia al
congreso de Mendoza que hasta el momento
no había sido traducida al castellano. En
ella se propone trazar el itinerario que
recorre estos puntos de inflexión, intentando
develar aquello que de existencialismo se
encontraba latente en el bergsonismo y los
problemas que este último no llegó a pensar.
Hyppolite expone las diferencias entre
ambas corrientes alrededor de las modali-
dades de ser –auténtica e inauténtica como
fuga de sí–, reflexiones que han provocado
debates significativos en la filosofía. Es por
ello que rescatamos y ponemos en circula-
ción este original texto. Agradecemos espe-
cialmente el esfuerzo de Mario Goloboff en
la traducción, sin el cual no hubiera sido
posible ofrendar al debate esta contribución.
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I. en Francia a Kierkegaard, a Heidegger y


a Jaspers; finalmente, la novela de J. P.
Uno de los grandes acontecimientos Sartre, La náusea, es de 1938. Nosotros
filosóficos en Francia antes de la guerra no hablamos además del libro de J. P.
de 1914 ha sido sin ninguna duda el Sartre sobre la Imaginación, anterior a
desarrollo, el crecimiento armónico, de la guerra, pero cuya significación verda-
la filosofía bergsoniana. El bergsonismo dera debería revelarse más tarde, después
ha renovado todos los problemas, ha de Lo imaginario y sobre todo El Ser y
liberado a una generación que estaba la Nada, que apareció en 1943. Pero si
prisionera de una falsa concepción de la es realmente verdad que el movimiento
ciencia. Después de Bergson, el raciona- existencialista se prepara antes de 1939,
lismo francés no podía ser más el mismo es cierto que su éxito data de la guerra
que antes. Oponiéndose en primer lugar y que para apreciar su importancia,
a Bergson, el idealismo brunschviegiano su influencia,
presentaba una concepción de la inteli- la significación, El bergsonismo ha renovado
gencia liviana y viviente, que prolonga hay que situar su todos los problemas, ha libe-
hasta nuestros días los trabajos episte- emergencia en el rado a una generación que
mológicos de G. Bachelard, tan atento al contexto histó-
rico de la guerra
estaba prisionera de una falsa
devenir concreto del pensamiento cien-
tífico. De la misma manera, la filosofía mundial, de la concepción de la ciencia.
del espíritu, que con R. Le Senne había ocupación y de Después de Bergson, el racio-
comenzado por inspirarse en el libro de las amenazas que nalismo francés no podía ser
Hamelin (Ensayos sobre los elementos de pesan hoy sobre el más el mismo que antes.
la representación) ha ampliado sus bases destino humano.
de partida. R. Le Senne y L. Lavelle, Del bergsonismo al existencialismo,
de un modo diferente por otra parte, hay ahí un itinerario del pensamiento
han sabido aprovechar el bergsonismo francés que nos parece tener una
y su concepción de la duración, tanto significación muy importante. Hay
como el racionalismo de Hamelin. Las sin duda una parte de arbitrariedad
nociones de existencia, de obstáculo, de en el hecho de enfocar ese único itine-
valor han sido retomadas en una filo- rario. Nosotros no lo disimulamos,
sofía que pretende seguir siendo fiel a pero hay que elegir y adoptar algunas
ciertas tradiciones, pero que, al mismo referencias. Nosotros mismos somos
tiempo, se abre a todas las influencias tomados en el devenir de la historia,
que permiten situar al hombre en rela- y la filosofía no puede desinteresarse
ción al mundo y al valor. del devenir humano. Ahora bien:
Sin embargo, al día siguiente de la guerra nos parece que el pasaje del bergso-
de 1939, un nuevo acontecimiento filo- nismo al existencialismo nos hace
sófico se produjo en la filosofía fran- tomar conciencia de un modo mejor
cesa, que fue la aparición y el éxito de de nuestra situación histórica. Hasta
lo que se ha llamado el existencialismo. pensamos que la mejor manera de
Ciertamente, ese acontecimiento no comprender el éxito del existencia-
data exactamente de la guerra. Los lismo (que es más una atmósfera
principales trabajos de Gabriel Marcel, común a pensadores muy diferentes,
en particular el Diario metafísico, y el que cierta filosofía particular), es la
artículo en la Revista de metafísica que de preguntarnos qué insuficiencias se
le ha consagrado Jean Wahl, son muy revelaban en el pensamiento bergso-
anteriores; de la misma manera que los niano para hacerlo criticable (muchas
Estudios kierkegaardianos de Jean Wahl, veces, por otra parte, injustamente) por
que han hecho conocer al mismo tiempo nuestros modernos existencialistas.

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Trataremos de mostrar esas insufi- el yo se ve en el espacio y, refractándose


ciencias, intentando aclarar por ellas a través del mundo y de la vida social, se
las exigencias a las cuales responde aparece a sí mismo como dispersado en
el pensamiento existencialista actual, una multiplicidad de momentos exte-
y también la crisis de la filosofía que riores los unos a los otros. Cada uno de
esas mismas exigencias representan. esos momentos, al adoptar el molde del
Notemos al pasar las influencias de lenguaje, adquiere allí la trivialidad, de
la filosofía alemana que se ejercieron tal suerte que el sujeto es allí un personaje
sobre los existencialistas franceses: anónimo que ama, odia o acciona, como
Husserl, Heidegger, Jaspers y también se ama, se odia o se acciona en general.
la Fenomenología de Hegel. Este yo no vive en la duración continua
Nuestra tarea está ahora definida: y plena, sino en el tiempo que no es más
develar indirectamente, por decirlo que la duración refractada en el espacio.
así, el existencialismo en el bergso- Desde que este yo es algo sin unidad
nismo, mostrar lo que falta al bergso- verdadera y sin libertad, no se posee a
nismo para satisfacer ciertas exigencias sí mismo; vive en el olvido de sí mismo
contemporáneas, y es, podría decirse, inauténtico. Noso-
Si el pensamiento bergsoniano y ello sobre tros somos lo que los otros son y hemos
perdido el sentido de la unidad y de la
ha marcado un despertar de algunos puntos
necesariamente originalidad de nuestra vida. Es, por el
la filosofía francesa, ella se limitados. Se contrario, negándonos a esta dispersión,
desarrolla de todas formas en puede, en la gama evitando esta caída en el tiempo espa-
una atmósfera que sobrepasa de los existencia- cial como nosotros podemos conquistar
demasiado la condición humana; lismos, distinguir nuestra autenticidad. Acabamos de
su filosofía de la religión, dos polos, el exis- emplear los términos de autenticidad y
por otra parte, no llega a ser tencialismo ateo y de inautenticidad para caracterizar lo
empero una filosofía religiosa. el existencialismo que Bergson llama el yo profundo y el
cristiano, el de yo superficial, pero es muy destacable
Sartre y el de Gabriel Marcel, si se quiere que Bergson no presente esta oposición
dar nombres para ilustrar un poco más como una crisis posible. El filósofo se
precisamente estas doctrinas. Si el limita a elaborar su concepción de la
pensamiento bergsoniano ha marcado duración que supone una crítica del
un despertar de la filosofía francesa, ella tiempo científico y del tiempo social, y
se desarrolla de todas formas en una para ello señala la distinción entre el yo
atmósfera que sobrepasa demasiado la profundo que dura y el yo superficial que
condición humana; su filosofía de la exterioriza las fases de su vida dándoles
religión, por otra parte, no llega a ser la consistencia de las cosas. Él refuta
empero una filosofía religiosa. Son dos cierto asociacionismo, de moda en su
aspectos que retendremos. época, pero sin insistir sobre el carácter
trágico, existencial diríamos hoy, de esta
caída casi inevitable, contra la cual, en
II. todo caso, es necesario luchar siempre.
Bergson ha hecho un libro sobre lo
En su primera obra, el Ensayo sobre los cómico –del mecanismo adosado sobre
datos inmediatos de la conciencia, Bergson lo viviente– mas no sobre lo trágico.
opone dos concepciones diferentes del Pero él tenía sin embargo en esa distin-
yo, bajo el nombre de yo profundo y ción del yo superficial y del yo profundo
de yo superficial, que conducen a dos una posibilidad de analizar la existencia
maneras radicalmente diferentes de humana que el filósofo ha dejado de lado.
existir para el yo mismo. En la primera, Uno de sus discípulos, que era también

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un gran poeta, Charles Péguy, ha sabido de la existencia auténtica no es el tiempo


por el contrario vincular esta distinción mundano de la existencia inauténtica. A
de Bergson al divertimento de Pascal. la cuestión “¿Quién vive en el mundo?
No es sólo porque nosotros tenemos “el ¿Cuál es el sujeto del In-der-Welt-Sein?”
hábito de vivir en medio de las cosas”, puede responderse de dos maneras dife-
o que “nosotros nos expresamos necesa- rentes. Una desemboca en la existencia
riamente por palabras y pensamos habi- inauténtica del Se que se pierde en el
tualmente en el espacio” que corremos el mundo al punto de confundirse casi
riesgo de olvidarnos a nosotros mismos, completamente con las cosas que están
pero es porque nosotros rechazamos el en este mundo y sirven de instrumentos
pensamiento de la muerte, o evitamos para nuestra acción, o son los objetos de
meditar sobre la condición humana, nuestra preocupación cotidiana; la otra
que nosotros nos libramos a la exterio- desemboca por el contrario en la exis-
ridad. Péguy ha expresado esta idea en tencia auténtica, que nos permite encon-
su Eva cuando él describe como la más trarnos a nosotros mismos, no fuera del
grande desgracia del hombre su desliza- mundo, como es el caso de Bergson, sino
miento hacia la mediocridad. Él había frente al mundo cuya trascendencia está
dicho, por otra parte, que era el mismo ligada a nuestra existencia misma. Estas
hombre el que “se salpica en el pecado dos maneras de existir corresponden,
y en la gracia”, de tal modo que la caída parece, primeramente a la distinción
es probablemente menos el pecado bergsoniana. En una y otra filosofía,
que eso que podría llamarse el hábito la inautenticidad y la autenticidad
del pecado original: parecen oponerse de la misma manera.
Sin embargo, el tono es muy diferente,
“Y por eso usted sabe cuánto exagera y se podría medir desde ciertos puntos
el hombre de vista por esta diferencia el foso que
Cuando dice que detesta y cuando separa la filosofía de la vida de Bergson
dice que ama de una filosofía de la existencia. Mientras
Y que no existe lugar ninguno sobre que, para Bergson, no parece tratarse
la tierra extranjera más que de una interpretación diferente
Ni para un gran amor ni para una del yo que conduce a dos maneras posi-
gran blasfemia”. bles de existir, para Heidegger la caída
en el Se resulta de una suerte de fuga
Pero dejemos a este poeta que ha sabido ante sí mismo, de un olvido dirigido
interpretar a Bergson de una manera tan por un retroceso ante la angustia de
profunda, y muchas veces tan ajena a nuestra propia condición humana, fuga
Bergson mismo, porque su interpreta- ante la angustia de asumir mi muerte,
ción del filósofo era al mismo tiempo una mi posible imposibilidad, el fin de todo
interpretación del cristianismo, y porque proyecto o el horizonte último que hace
él ha sabido, a la luz del bergsonismo, mi finitud irremediable. Por otra parte,
percibir el carácter propiamente existen- mientras Bergson opone la duración
cial de la encarnación cristiana. Conside- creadora a la concepción vulgar y espa-
remos a un filósofo alemán, Heidegger, cializada del tiempo, Heidegger parte de
que ha tenido una gran influencia sobre un análisis de la temporalidad en la cual
el existencialismo francés, y que ha hecho la contextura expresa el drama propio
la misma diferencia que Bergson entre la de la vida humana, incapaz de existir
existencia auténtica y la existencia inau- sin estar a la vez delante de sí misma
téntica, y también ha caracterizado estas (porvenir de la preocupación y hori-
dos formas de existencia mediante dos zonte último de la muerte), detrás de sí,
temporalizaciones diferentes. El tiempo puesto que se encuentra estando ahí sin

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haberlo querido ella misma, y frente al al hombre por lo que lo precede y lo


mundo que ella se vuelve presente en la sobrepasa, por el impulso vital y por el
situación fundamental. Dios que es la fuente de este impulso
Este análisis de la realidad humana es, y que encuentran los místicos, Sartre
como se ve, pese a ciertas analogías, como Heidegger se limita a la realidad
muy diferente en los dos filósofos. Pero humana, al análisis de esta existencia del
es también verdad que sus miras no hombre como ser-para-sí, radicalmente
son las mismas. Bergson no habla de la opuesto al ser-en-sí de las cosas, y esta
duración del yo en el Ensayo, más que oposición tan diferente del dualismo
para poder encontrar un día el impulso bergsoniano matiza que deja prolon-
vital de La evolución creadora y resituar garse la conciencia y extenderse a todo el
al hombre en la naturaleza universal, universo, se encuentra desde su primer
en la naturaleza natural, como lo dice ensayo sobre La imaginación: “si las
en las Dos Fuentes; Heidegger parte, al cosas son para mí, ellas no son yo”...;
contrario, de la realidad humana para “en ningún caso mi conciencia podría
tratar, a partir de ella, pero sólo a partir ser una cosa, puesto que su manera de
de ella, de edificar una ontología, y uno ser en sí es precisamente un-ser-para-sí”.
tiene el derecho de plantearse si alguna Existir para ella es tener conciencia de su
vez podrá superar este análisis del Dasein existencia. Ella aparece como una pura
humano. La filosofía bergsoniana sitúa espontaneidad frente al mundo de las
al hombre en lo que lo sobrepasa; la cosas que es pura inercia. Sin embargo,
filosofía existencial no llega a sobrepasar Sartre distingue el cogito reflexivo del
verdaderamente el Dasein humano. cogito pre-reflexivo. No habría ahí una
El existencialismo francés, el de Sartre conciencia latente, virtual, como en
por ejemplo, se ha inspirado tanto en Bergson; no obstante, nuestras inten-
Husserl y en Heidegger como en Bergson ciones son vividas antes de ser pensadas
(aunque Sartre, en su primer ensayo y conocidas. Nuestro objetivo no es,
filosófico sobre La Imaginación, haya sin embargo, el de desarrollar aquí la
maltratado particularmente a Bergson). filosofía de Sartre por ella misma, noso-
Sartre no acepta más la distinción que tros queremos oponerlo a Bergson en
hace Heidegger entre la existencia un punto fundamental: es entonces del
inauténtica y la existencia auténtica. Él ateísmo de Sartre que nosotros vamos a
parece, de todos modos, reencontrar esta hablar y de sus caracteres.
distinción cuando habla de la lucidez Heidegger ha podido ser considerado
posible de la conciencia, en el plano como un filósofo ateo pero esta tesis no
reflexivo, y de la angustia “solamente de es explícita en él. No sucede lo mismo
la toma reflexiva de la libertad por ella con Sartre, quien define la existencia
misma”. Sartre identifica el para-sí a la humana, en El Ser y La Nada, por el
libertad, nosotros estamos condenados a imposible proyecto de hacerse Dios,
ser libres, de tal suerte que la conciencia de elevar su ser-para-sí al en sí. Hay
no es jamás prisionera más que de ella que presentar algunas observaciones
misma, y que ella puede en todo instante a propósito de ese ateísmo de Sartre.
(es justamente lo que define el instante), Ha existido en la historia de las ideas
romper con su proyecto fundamental un ateísmo que consistía simplemente
que constituye su-ser-en-el-mundo. en afirmar que “Dios era una hipótesis
Pero si Sartre es un discípulo muy infiel inútil”, que el conjunto del universo
de Heidegger, no por ello deja también podía explicarse sin recurrir a esta
él de hacer de la existencia humana el hipótesis. La religión era una ilusión que
centro de su meditación y lo que es irre- debía desaparecer con el progreso de la
basable. Mientras que Bergson explica ciencia, pero para Sartre es en el corazón

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mismo de la existencia humana que está que es siempre lo que no es y no es jamás


inscripta la necesidad de sobrepasarse lo que es”. El hombre que es deseo de
y de realizarse conservándose para sí. ser Dios, es entonces una pasión inútil
Este proyecto que tiene el hombre de y sin embargo la filosofía de Sartre no se
hacerse Dios es entonces esencial a la acaba, no quiere acabarse en la desespe-
existencia humana. El ateísmo está aquí ranza. Simone de Beauvoir, intérprete
ligado a la crítica del proyecto humano de un Sartre que prepara una moral, y
fundamental. El podría conducir a una que en el tomo
filosofía de la desesperanza. Se conocen III de los Caminos
las expresiones de Sartre: “esta totalidad de la libertad Ha existido en la historia de las
cuyo ser es la ausencia absoluta es hipos- va a hablarnos ideas un ateísmo que consistía
tasiada como trascendencia más allá del del heroísmo simplemente en afirmar que
mundo; por un movimiento ulterior de humano, escribe: “Dios era una hipótesis inútil”,
la meditación ella toma el nombre de “es verdad que en que el conjunto del universo
Dios. La realidad humana es deseo de El ser y la nada, podía explicarse sin recurrir a
ser-en-sí... el ser que hace el objeto del Sartre ha insistido, esta hipótesis. La religión era
deseo del para-sí, es entonces un en-sí sobre todo, en el
que sería su propio fundamento para aspecto faltante
una ilusión que debía desa-
sí mismo... es en tanto que conciencia de la aventura parecer con el progreso de la
que él quiere tener la impermeabi- humana; en las ciencia, pero para Sartre es en el
lidad y la densidad infinita del en-sí”. últimas páginas corazón mismo de la existencia
Y para expresar las cosas de una forma solamente el abre humana que está inscripta la
menos técnica, Sartre escribe: “Así se las perspectivas de necesidad de sobrepasarse y de
puede decir que lo que expresa mejor una moral”. Espe- realizarse conservándose para sí.
el proyecto de la realidad humana es remos entonces
que el hombre es el ser que proyecta ser esta moral que Sartre no nos ha dado
Dios. Cualesquiera puedan ser los mitos pero notemos el carácter de esta descrip-
y los ritos de la religión considerada, ción de la existencia humana, tan dife-
Dios es primero “sensible al corazón del rente de la de Bergson, y que evoca a
hombre” como lo que lo anuncia y lo veces la fórmula trágica de Nietzche:
define en su proyecto último y funda- “Dios ha muerto”. Pero, tomando en
mental... Ser hombre es tender a ser serio esta expresión “la muerte de Dios”,
Dios, o si se lo prefiere, el hombre es Sartre hace de la existencia humana
fundamentalmente deseo de ser Dios”; y aquello que precede toda esencia, toda
que no se comparen estas fórmulas de naturaleza: “El hombre existe primero,
Sartre con las de Bergson “el universo se reencuentra, surge en el mundo y se
es una máquina de hacer Dioses”, o “el define después” [...] “el hombre...es tal
Creador ha querido crear creadores” como se quiere, el hombre no es nada
pues la noción de Dios es correlativa en más que lo que él se hace. Tal es el primer
Sartre de su concepción del para-sí y de principio del existencialismo”. Se ve
la anulación que hace que ese para-sí no que, en Sartre, el hombre toma el lugar
coincida jamás con él-mismo, es siempre de Dios sin poder ser Dios y se angustia
de “mala fe” a despecho de una nostalgia ante su libertad. El éxito del existencia-
de la buena fe, mientras que esta noción lismo sartreano, si se deja de lado un
resulta en Bergson de una concepción snobismo indigno del filósofo, pero que
de la duración creadora que es plenitud también ha conocido Bergson bajo otra
y que envuelve al hombre. La duración forma, reside en el reencuentro de esta
bergsoniana le parece a Sartre contraria filosofía de la angustia con las desgracias
al análisis heideggeriano de la tempora- de una época tal como jamás sin duda
lidad, que hace que el hombre sea “el ser en la historia el destino humano no ha

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aparecido tan amenazado y tan precario de Sartre como con el existencialismo


(el existencialismo sartreano parece por cristiano bajo las diversas formas que ha
otra parte orientarse hacia un esfuerzo podido revestir. Necesitamos, entonces,
heroico del hombre para superar todo ir a lo esencial. El bergsonismo ha desco-
destino), pero sería equivocado creer que nocido la angustia, él ha sobrepasado la
la filosofía de Sartre se sitúa ella misma existencia humana, y es, al contrario, de
en el contexto de esta angustia de esta existencia humana
El bergsonismo ha descono- una historia de la que parten todos los existencialistas,
cido la angustia, él ha sobrepa- cual ella se haría los unos para demostrar que la realidad
sado la existencia humana, y es, un momento. humana a pesar de su proyecto funda-
mental de ser Dios no podría arribar a esta
al contrario, de esta angustia Aunque inspirado
muy
por imposible trascendencia (Sartre se inspira
de esta existencia humana que Hegel, Sartre se aquí en los análisis de La fenomenología:
parten todos los existencia- mantiene bastante “La realidad humana es sufriente en
listas, los unos para demostrar cartesiano para su ser porque ella surge al ser como
que la realidad humana a pesar hacer una descrip- perpetuamente encantada por una tota-
de su proyecto fundamental de ción del para-sí y lidad que ella no tiene el poder de ser,
ser Dios no podría arribar a de el en-sí, de la puesto que, justamente, ella no podría
esta imposible trascendencia. conciencia y de alcanzar el ser-en-sí sin perderse como
la cosa, que tenga para-sí. Ella es entonces, por naturaleza,
un valor independiente de un tiempo conciencia desdichada, sin superación
histórico. No hay filosofía verdadera de posible del estado de desdicha.”). Los
la historia en Sartre, y es lo que lo opone otros, para descubrir detrás del fracaso
más a los marxistas ortodoxos. de la aventura humana una esperanza
Así, el existencialismo sartreano, como trascendente, revelable solamente en una
el de Heidegger, se opone a la filosofía cifra (Jaspers), o en un misterio al umbral
bergsoniana bien que tomándole tal vez del cual puede conducirnos una reflexión
un “sé lo que tu devienes” distinto del sobre la reflexión (G. Marcel). En los dos
“deviene lo que tu eres” de los filósofos casos, la filosofía no puede ir más allá de
alemanes. No hay, en efecto, lugar en la existencia humana, ella desaparece en
Bergson para la angustia humana; o ese una acción, o se acaba en una fe. Pero
lugar es tan mínimo que él desaparece estas consecuencias que manifiestan una
inmediatamente cuando se avistan las crisis de la especulación filosófica misma,
cosas desde más arriba. Pero es precisa- crisis ya entrevista al día siguiente del
mente esta posibilidad de ver las cosas de hegelianismo por un Kierkegaard, un
más arriba la que se niegan tanto los exis- Marx o un Nietzsche, no nos interesan
tencialistas ateos como los existencialistas especialmente aquí; nosotros solamente
cristianos. De allí igualmente, por otro queremos retomar una vez más nuestra
lado , el existencialismo implica cierto comparación entre el bergsonismo y el
renunciamiento al sistema filosófico. existencialismo para cernir de más cerca
Reconozcamos antes de continuar avan- esta ausencia de inquietud y de angustia
zando, toda la dificultad de nuestra tarea. en el bergsonismo o, si se quiere, para
La comparación que queremos instituir mostrar la serenidad final de esta filosofía
entre en bergsonismo y el existencia- que no satisface ni el ateo contempo-
lismo, simbólica para nosotros de un ráneo ni el cristiano.
itinerario espiritual, supondría análisis Si se quisiera extremar en el detalle la
técnicos que no podemos soñar desarro- comparación que instituimos, se descu-
llar aquí. No olvidemos tampoco que briría en el bergsonismo equivalentes
nosotros queremos comparar el bergso- de lo que Heidegger y Sartre llaman la
nismo tanto con el existencialismo ateo temporalización. La acción humana

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para ser eficaz supone precisamente estos espejismos. Pero si, en La evolución
cierto desgarramiento de la continuidad creadora, Bergson denuncia estos falsos
de la duración; el pasado se opone al problemas, él va más lejos todavía en
yo actuando para que pueda lanzarse las Dos fuentes, donde muestra cómo
hacia el porvenir, pero esta separación la inteligencia consciente del hombre,
de momentos del tiempo es, en seguida, hecha de entrada para prolongar el
sobrepasada. Esta falla en la duración movimiento de la vida y participar en el
creadora es descrita según las exigencias impulso creador, tiende a volverse contra
de una acción, así como la distinción la vida. Esta idea de una conciencia
del yo superficial y del yo profundo era de la vida que va contra la vida estaba
el resultado de cierta interpretación de en el origen de lo que Hegel llamaba
la duración y del tiempo. Bergson no conciencia desdichada: “la conciencia de
tiene en cuenta la estructura misma de la vida, escribía, es la conciencia de la
la existencia humana y del para-sí. Él la desgracia de la vida”. Bergson retoma
estudia como un filósofo especulativo este tema romántico. La inteligencia,
que reconoce la necesidad de esta sepa- hecha primero para la acción, esboza en
ración (en la cual Sartre basa la esencia la apertura de lo creable el horizonte de
del para-sí), pero que sabe por otro lado posibles; ella percibe el porvenir como
que ella no es más que un momento en proyecto, pero entonces ella se mani-
la vida universal. Antes de ella, está la fiesta como poder disolvente, descubre
vida orgánica, el impulso vital; después el riesgo, con él el fracaso posible de toda
de ella está la alegría del místico. La sere- empresa particular y, tal vez, por un
nidad final recubre lo trágico humano y pasaje hasta el límite, de toda la empresa
la inquietud, que sólo aparecen por un humana; yendo del pasado al porvenir
instante. Por eso, Bergson está, sin duda, ella toma conciencia de la muerte. Esta
muy próximo del espinozismo, a pesar conciencia de su muerte, aísla al indi-
de su teísmo afirmado en su última obra. viduo del movimiento convergente del
Pero no somos solamente nosotros grupo. De la misma forma que, en la
quienes hablamos aquí de esta serenidad sociedad cerrada, la obligación instin-
bergsoniana. Es el filósofo mismo quien tiva de los hábitos puede ser rota por
ha empleado esta expresión en las Dos una reflexión parcial de la inteligencia,
fuentes de la moral y de la religión. Es igualmente aquí la reflexión universal de
en esta obra que aparece la inquietud la inteligencia puede llegar hasta el senti-
que una inteligencia consciente puede miento de la vanidad de todo esfuerzo.
introducir en la vida universal. Es como Transpuesta al plano de la especula-
contrapartida de esta inquietud que la ción esta reflexión puede engendrar la
Religión es ahí estudiada. Volvamos angustia y la desesperación. Es entonces
entonces a esos textos. Bergson había cuando la religión, como función fabu-
ya insistido a menudo sobre los falsos ladora, interviene. Estos mitos devuelven
problemas especulativos que puede al hombre que va a desalentarse el coraje
plantearse la inteligencia cuando ella de la iniciativa y de continuar viviendo.
pasa de la acción (para la cual es primero Y estos mitos no son pura ilusión,
constituida) a la especulación. Los puesto que la religión estática es sólo un
problemas de la Nada (la obsesión del momento de la religión dinámica en la
vacío y de la ausencia), del desorden, cual la mística, tomando contacto con
son falsos problemas especulativos que la fuente del impulso creador, encuentra
vienen de una transposición al plano la alegría divina del amor.
de la especulación de ciertas exigen- Así, el momento de la inquietud,
cias prácticas limitadas. La intuición ese calambre de la vida, es apenas un
auténtica de la duración permite disipar momento superable. Bergson nos

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N° 2-3 | Invierno 2005 El congreso de 1949

presenta la angustia engendrada por la sano querer cotidiano. “Otra cosa es la


inteligencia consciente como un falso condición casi animal de un ser que no
problema que debe necesariamente se plantea ninguna cuestión, otra cosa
disolverse. No es el hecho de que esta el estado semi divino de un espíritu
inquietud o esta angustia sean siempre que no conoce la tentación de evocar
inútiles; ellas pueden ser la condición problemas artificiales por un efecto de
de una vida más alta, el término inter- la debilidad humana. Para este pensa-
medio entre lo que se podría llamar lo miento privilegiado, el problema está
infrahumano y lo suprahumano. La siempre a punto de surgir, pero siempre
misma inteligencia termina aquí por es detenido en lo que tiene de propia-
responder a falsos problemas, pero mente intelectual por la contrapartida
no, a despecho de las apariencias, con intelectual que le suscita la intuición.
sus solos recursos. En un texto de La ilusión no es analizada, no es disi-
El pensamiento y lo moviente, Bergson se pada porque ella no se declare, pero
sirve de un ejemplo trivial para mani- ella lo sería si se declarara, y estas dos
festar, en lo que nosotros tomamos posibilidades antagónicas, que son de
por un plus una simple deficiencia del orden intelectual, se anulan intelectual-
querer: “recordémonos al incrédulo mente para no dejar más lugar que a la
que cierra una ventana, después retorna intuición de lo real. “En presencia de
para verificar si está cerrada, después estos textos que oponen a la desespera-
verifica su verificación, y así continua- ción posible, siempre a punto de surgir,
mente. Si nosotros le preguntamos sus una metafísica de la esperanza cuya
motivos nos responderá que cada vez, fuente es tanto infrahumana como
al tratar de cerrar mejor la ventana, suprahumana, uno no puede impedirse
ha podido reabrirla. Y si él es filósofo, evocar las reflexiones existenciales de
transpondrá inmediatamente la hesita- G. Marcel. Pero es necesario también
ción de su conducta en este enunciado insistir bien sobre las diferencias entre
del problema: ¿cómo estar seguro, el bergsonismo y el existencialismo
definitivamente seguro, de que uno cristiano. La esperanza cristiana, aún
ha hecho lo que quería hacer? Pero la si, como en Péguy, salva lo temporal,
verdad es que su poder de actuar está es una esperanza a pesar del fracaso, de
lesionado y que ahí está el mal del cual la caída que amenaza todo lo temporal,
sufre; él no tenía más que una media del pecado en fin. Esta esperanza es un
voluntad de cumplir el acto, y es por más allá del fracaso. Ella supone una
eso que el acto cumplido le deja sólo fe y no es solamente la intuición de
una media certeza. Ahora, el problema lo real que Bergson nos presenta en la
que este hombre se plantea ¿lo resol- alegría del místico.
vemos nosotros? Evidentemente no, El existencialismo cristiano, en un
pero nosotros no lo planteamos”. G. Marcel o en un Jaspers, no ignora el
Cuidémonos, sin embargo, de creer fracaso o el pecado. Es por el contrario
que Bergson se queda ahí, denunciando profundizando esta noción de fracaso
simplemente esta transposición de una que Jaspers se eleva a la relación de
deficiencia mórbida a este plano espe- la existencia con la trascendencia. Es
culativo. Ese calambre del querer puede por la angustia ante el pecado que
atacar a toda la humanidad en marcha, G. Marcel nos conduce del rechazo a
y si la inteligencia puede responder a la invocación. Pero Bergson no conoce
la inteligencia en esta crisis es porque ni la angustia del existencialismo ateo
el llamado creador inspira a la inte- ni el pecado del existencialismo cris-
ligencia en su respuesta, así como el tiano. Ha hecho en las Dos fuentes,
empuje vital evita aún la cuestión en el una filosofía de la religión sin hablar

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El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

de ese sentimiento del pecado que Es esta serenidad de una naturaleza


obsesionaba a Kierkegaard, sin reco- extraña al hombre la que no somos más
nocer el abismo que separa la exis- capaces de comprender hoy, del mismo
tencia humana de la trascendencia. modo que no podemos llegar a ocupar
Su filosofía se acaba sin duda por esta posición de un “Dios que miraría
una filosofía de la religión en la cual desde lo alto” y se pondría así al margen
la intuición mística viene a alimentar del riesgo humano. Del bergsonismo
la intuición filosófica, pero él no es al existencialismo nosotros podemos
sin embargo un filósofo religioso. ahora percibir toda una evolución espi-
Charles Péguy, intérprete cristiano ritual. Si Bergson define la filosofía en
de Bergson, había sabido desarrollar esta fórmula: “la filosofía debería ser
sobre este punto el pensamiento de su un esfuerzo para sobrepasar la condi-
maestro en una dirección bien dife- ción humana”, nosotros debemos decir
rente. Él insistía en el envejecimiento al contrario que el existencialismo se
irremediable, el movimiento de caída muestra impotente para sobrepasar esa
de todo lo temporal abandonado a misma condición, de otro modo que
sí mismo; y el descubrimiento del por una fe que la filosofía no sabría
misterio de la esperanza, a pesar de esa justificar por ella sola. Es por eso que
caída, tenía un sentido infinitamente el existencialismo ligado a un análisis
más religioso y más cristiano que la indefinido de la realidad humana
serenidad bergsoniana. (y en este punto el análisis encuentra
Esta serenidad nosotros la encontramos sin cesar una literatura que parece
en ese texto de Dos fuentes, que nos formar parte integrante de la filosofía
servirá para mostrar la grandeza del existencial) implica una crisis de la
bergsonismo y, a la vez, sus insuficien- filosofía misma. Nosotros no podemos
cias: “Así las inquietudes del hombre más que buscar volvernos más lúcidos
arrojado sobre la tierra y las tentaciones sobre esta realidad humana de lo que
que el individuo puede tener de prefe- somos nosotros mismos y de lo que
rirse a sí mismo antes que a la comu- hacemos nosotros mismos; un sistema
nidad, inquietudes y tentaciones que filosófico que nos permitiría sobrepasar
son lo propio de un ser inteligente, se esta existencia, referirla a otra cosa que
prestarían a una enumeración sin fin. a ella misma, parece imposible. La tras-
Pero esta complicación se desvanece si cendencia vertical, como se dice, no
se reinstala al hombre en el conjunto es accesible más que a la fe. Queda, es
de la naturaleza, si se considera que verdad, el sentido de la historicidad de
la inteligencia sería un obstáculo a la esta existencia, y el ensanchamiento de
serenidad que se encuentra por todas esta historicidad en historia. ¿Cómo
partes y que el obstáculo debe ser supe- comprender el vínculo de los existentes
rado, el equilibrio restablecido. Consi- humanos, el devenir histórico, cómo
derado desde ese punto de vista, que es examinar el problema del sentido de
el de la génesis y no ya del análisis, todo esta historia, que bajo ciertos puntos de
eso que la inteligencia aplicada a la vida vista nos es dado, pero que es necesario
comportaba de agitación y de desfalle- también que nosotros constituyamos?
cimiento, con todo lo que las religiones El problema último donde se enfrentan
le aportan de sosiego, deviene una cosa hoy existencialistas, marxistas, cris-
simple. Perturbación y fabulación se tianos nos parece ser bien el de este
compensan y se anulan. A un Dios que “sentido de la historia”.
miraría desde lo alto, el todo parecería
indivisible como la confianza de las
flores que se abren en primavera”. Traducción: Mario Goloboff

401
402

El primer congreso nacional de


filosofía en la Argentina
Por Roberto Baschetti (*)

El congreso de filosofía de 1949 no careció


de curiosidades. Entre ellas, además de la
presencia de grandes nombres de al escena
filosófica mundial, un decreto presidencial
con la firma de Perón. No resulta posible
pasar por alto este hecho. Expresaba el interés
de Perón por recibir esas figuras y exponer,
en un contexto en que el marxismo y el exis-
tencialismo se abrían paso, la doctrina justi-
cialista plasmada en su célebre discurso de
cierre, La comunidad organizada.
Roberto Baschetti repasa con detalle las
dinámicas del congreso, desde los asistentes
nacionales e internacionales, los temas
tratados, las sesiones plenarias y ciertos
aspectos del discurso presidencial.
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El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

Antecedentes Que al citado Congreso asistirán


oficialmente en calidad de parti-
Ya han transcurrido 56 años de aquel cipantes, los delegados de todos los
Primer Congreso Nacional de Filosofía países iberoamericanos, incluidos
que sesionó en Mendoza entre el España y Portugal;
31 de marzo y el 9 de abril de 1949. Que en las sesiones administrativas del
Un evento que muy pocos recuerdan Congreso se constituirá la Junta Perma-
y muchos ignoran. Sin embargo, por nente de los Congresos de Filosofía, con
los temas tratados y la calidad de sus carácter de organismo universitario;
integrantes y participantes debería ser Que el Poder Ejecutivo, en la
visto como un hito importante en el persona del Primer Mandatario,
universo de la ciencia social argentina. tendrá a su cargo la conferencia
La iniciativa corrió por cuenta de la final y la presidencia de la sesión
Universidad Nacional de Cuyo, en la final plenaria de dicho Congreso;
figura de su rector Ireneo Fernando Por ello y de acuerdo a lo aconse-
Cruz cuando firmó una resolución jado por el secretario de Educación,
el 18-12-47, convocando al “Primer El presidente de la Nación Argentina
Congreso Argentino de Filosofía”.
Esa idea tomó cuerpo y forma defi- Decreta
nitiva, cuando el Poder Ejecutivo Art. 1º. Otórgase carácter nacional
Nacional dio a conocer un decreto con al Primer Congreso Argentino
fecha 20-4-48; el cual a continuación de Filosofía, convocado por la
se transcribe: Universidad Nacional de Cuyo, el
que se designa en lo sucesivo, Primer
Visto: Congreso Nacional de Filosofía.
La reunión del Primer Congreso de Art. 2º. Fíjase como sede del Congreso
Filosofía propiciado por la Univer- la ciudad de Mendoza y como fecha
sidad Nacional de Cuyo y la presen- para sus deliberaciones del 25 al
tación efectuada por el Comité 29 de octubre de este año 1948.1
Ejecutivo encargado de los trabajos Art. 3º. Confírmase en sus cargos a
preparatorios; y los miembros del Comité Ejecutivo
del Primer Congreso Argentino de
Considerando: Filosofía y al Comité de Honor,
Que las circunstancias concurrentes dejando reafirmado todo lo actuado
de ser el primer Congreso de este hasta la fecha.
género que se convoca en la Argentina Art. 4º. Por la Secretaría de
señala la trascendental importancia Educación, convóquese a reunión
que asumirán sus deliberaciones en plenaria al citado Comité en
el movimiento cultural de la Nación; Mendoza para determinar lo que
Que cooperan y tomarán parte en él corresponda en fuerza del presente
todas las Universidades Nacionales decreto y dispóngase las medidas
de la República; para arbitrar los recursos necesarios a
Que su temario relativo a la persona, los efectos de solventar los gastos que
educación y convivencia humanas origine su convocatoria y reuniones
reviste un interés capital para la hasta la suma de trescientos mil pesos
doctrina nacional; moneda nacional (m$n 300.000).

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N° 2-3 | Invierno 2005 El congreso de 1949

Art. 5º. El presente decreto será refren- cipio a una serie de temas de indu-
dado por el señor Ministro Secretario dable importancia para el momento
de Estado en el Departamento de que se vivía, no sólo a nivel local sino
Justicia e Instrucción Pública. también internacional. Se debatieron
Art. 6º. Comuníquese, publíquese, temas tales como la metafísica; la
anótese, dese a la Dirección General situación actual de la filosofía; filosofía
del Registro Nacional y archívese. de la existencia; lógica y gnoseología;
axiología y ética; psicología; estética;
PERÓN epistemología y filosofía de la natura-
Gache Pirán-Ivanissevich leza; filosofía de la historia; la cultura
y la sociedad; filosofía de la educa-
El antecedente inmediato ante- ción; filosofía del derecho y la política;
rior a este Congreso, debe buscarse historia de la filosofía y la filosofía
en 1937 cuando en el marco de la argentina y americana.
Feria Universal de París sesionó Mucho tuvieron que ver en la elección
otro, el “Congreso Descartes”; gran- de estos temas, algunos intelectuales
dioso, magnífico, espléndido, pero de reconocido prestigio en el ámbito
también impregnado por un senti- filosófico nacional y que actuaron
miento de duda, alarma e inquietud como un Comité Ejecutivo autó-
por la coyuntura mundial existente nomo. Menciono entre ellos a Nimio
que desembocaría como se sabe, en de Anquín2 (Universidad Nacional de
la segunda conflagración mundial. Córdoba), Carlos Astrada3 (Director
En ese panorama poco halagueño, el del Instituto de Filosofía de la
nazismo y el comunismo buscaban Universidad de Buenos Aires), Angel
también legitimar sus acciones en el Vasallo4 (Universidad de Buenos Aires)
mundo de las ideas. y Eugenio Pucciarelli5 (Universidad
Luego, en la Europa posterior a 1945, Nacional de La Plata).
con el fin de la gran guerra y la recons- El Congreso reunió a 147 filósofos
trucción material y económica de los entre argentinos y extranjeros de 19
países involucrados en la contienda países y en el transcurso del mismo
bélica, parecía haber llegado nueva- se consideraron 171 ponencias y
mente la hora del pensamiento y la discursos. Por su parte, los miem-
palabra; el momento del futuro y la bros relatores extranjeros al Congreso
esperanza, ahora, bajo el rigor de otras fueron 105 y los miembros relatores
premisas filosóficas, dónde el opti- argentinos sumaron 121.
mismo de la idea de progreso y la fe en Cabe mencionar la presencia física o
la razón (seriamente cuestionadas por a través del envió de trabajos acadé-
los millones de muertos en la guerra micos, entre los extranjeros más
finalizada), dejaban espacio a filosofías reconocidos por su labor filosófica,
de crisis como el existencialismo. a Karl Jaspers6 de la Universidad de
Basilea-Suiza, Julián Marías7 del
Instituto de Humanidades de Madrid;
Funcionamiento Bertrand Russell8 de la Universidad
de Cambridge; Benedetto Crocce9
El Congreso Nacional de Filosofía de del Ayuntamiento de Nápoles; José
1949 estuvo abierto desde un prin- Vasconcelos10 de la Biblioteca de

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El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

México; Galvano della Volpe11 de el título de las mismas y los autores y


la Universidad de Messina-Italia; temas desarrollados en cada una de ellas:
Jacques Maritain12 de la Universidad
de Princeton-U.S.A.; Michele Primera Sesión Plenaria
Federico Sciacca13 de la Universidad de La Filosofía en la Vida del Espíritu
Génova, Francisco Miró Quesada14 de 1º de Abril de 1949
la Universidad Mayor de San Marcos,
Lima y Hans-Georg Gadamer15 de la Filosofía y religión.
Johann-Wolfgang Goethe Universität Nimio de Anquín
en Frankfurt. Resulta destacado La filosofía nella tradizione umanística.
comentar que en la sesión inaugural Ernesto Grassi
del Congreso de Filosofía se leyó la Escenas de la vida estética.
adhesión del renombrado filósofo Luis Juan Guerrero
alemán Martín Heidegger16 quien se La notion marxiste et la notion
lamentaba de no poder estar presente aristotélicienne de contingence.
en el cónclave por compromisos Charles de Koninck.
tomados con anterioridad. Subjetividad y trascendencia. Sobre
la esencia de la filosofía.
En lo que respecta a los “miembros Angel Vassallo
relatores argentinos” hubo recono-
cimiento unánime a la labor desple- Segunda Sesión Plenaria
gada por Enrique Aftalión17, Rodolfo La Persona Humana
Mario Agoglia18, Alberto Baldrich19, 2 de Abril de 1949
el R.P. Hernán Benítez S.J20, el Padre
Juan Antonio Bussolini21, Raúl Bustos Mensch und Technik.
Fierro22, Alicia Eguren23, Carlos Donald Brinkmann
Cossio24, Octavio Nicolás Derisi25, La persona humana desde el punto
José María de Estrada26, Juan Izurieta de vista psicológico.
Craig27, Jaime María de Mahieu28, Honorio Delgado
José Enrique Miguens29, Rodolfo Fenomenología y ontología de la
Mondolfo30, José León Pagano31, el persona.
R.P. Ismael Quiles S.J32 y Miguel Octavio Derisi.
Angel Virasoro33. Das Ethos der Personlichkeit.
Nicolai Hartmann
Asimismo entre la categoría de An Approach to the Problem of a
“miembros adherentes activos argen- Philosophical Anthropology.
tinos” pueden encontrarse nombres Helmut Kuhn
que han marcado su impronta en el
saber filosófico y/o político local como Tercera Sesión Plenaria
es el caso de los sacerdotes Pedro El Existencialismo
Badanelli34, Leonardo Castellani35 y 4 de Abril de 1949
Julio Meinville36, además del político
Alberto Serú García37. L’esistenzialismo nella filosofia
contemporanea.
Las sesiones plenarias del Congreso Nicola Abbagnano
fueron seis. A continuación brindo

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N° 2-3 | Invierno 2005 El congreso de 1949

El existencialismo, filosofía de Sexta Sesión Plenaria


nuestra época. Conmemoración de los Centenarios
Carlos Astrada de Francisco Suárez, Johan
La existencia auténtica. Wolfgang von Goethe y Enrique José
Hernán Benítez Varona. Homenaje a la Memoria de
Background and Problem of Félix Krueger, Guido de Ruggiero y
Existencialism. Martín Grabmann
Karl Lowith 8 de Abril de 1949
Le primat de l`existentiel. Sa portée
étique et religieuse. Conmemoración de Francisco Suárez.
Gabriel Marcel Enrique B. Pita
Das Bild des Menschen bei Goethe.
Cuarta Sesión Plenaria Fritz Joachim von Rintelen
La Filosofía Contemporánea La filosofía como vocación y servicio.
Informes sobre Direcciones Filosóficas En honor de Enrique José Varona.
actuales en diferentes países José Vasconcelos
5 de Abril de 1959 Félix Krueger y su aportación a la
psicología actual.
La filosofía española contemporánea. Eugenio Pucciarelli
Ramón Ceñal Lorente Guido de Ruggiero.
Du bergsonisme á l’existentialisme. Miguel Angel Virasoro
Jean Hyppolite Martín Grabmann.
North-American Philosophy. Nimio de Anquin
Gustav Mueller
La filosofía italiana contemporánea.
Luis Pareyson
La philosophie allemande actuelle. El Presidente de la República en el
Wilhelm Szilasi Congreso Nacional de Filosofía

Quinta Sesión Plenaria A las 11 horas del día 8 de abril de 1949


La Filosofía y la Ciudad Humana desde la estación Retiro partió el tren
6 de Abril de 1949 presidencial con Perón y su esposa
María Eva Duarte. Iban a cerrar el
Le philosophe et la societé. Congreso Nacional de Filosofía de
Gaston Berger Mendoza. Al arribar a la provincia
The Changing Pattern of Social cuyana un día después, fueron reci-
Philosophy in the United States in bidos por la mayor parte de los inte-
the Period of the Republic. grantes del gabinete nacional (lo que
L.L. Bernard demostraba fehacientemente la impor-
Comunidad y multitud. tancia que se le daba al acto) como así
José Corts Grau también por las autoridades provin-
La filosofía y la ciudad humana. ciales encabezadas por el Gobernador
Carlos Cossio de Mendoza, teniente coronel Brísoli.
Individualitá e collettivitá. En un auto descapotable recorrieron
Ugo Spirito las calles céntricas ante la algarabía de la
multitud reunida y arribaron a la sede

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El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

central de la Universidad Nacional de pensamiento y expresar los funda-


Cuyo; en su patio de honor se hizo la mentos de su doctrina. Gracias a su
entrega de los diplomas a los primeros fe en la cultura, a la que considera
egresados del Instituto del Trabajo simiente fundamental de la felicidad
de dicha Universidad. El presidente de los pueblos, nuestro Presidente ha
de los argentinos recibió como regalo calado con profundidad la signifi-
una bala de cañón del Ejército de los cación espiritual decisiva que éste
Andes, lo que le permitió improvisar Congreso tiene para el destino de la
al respecto: cultura argentina, puesto que sólo
haciendo balance de sí misma en la
Si en horas trágicas para la República reflexión filosófica, sólo desde ahí,
esta bala era un instrumento forjador puede emprender su gran avenida de
de la libertad, en las horas felices perfección sin atajos erróneos, abierta
que vive el país podemos presuponer hacia la autenticidad de su perfil
que, en el futuro, el instrumento de nacional. Si el filósofo de antaño fue
la libertad y de la felicidad no será en vano a golpear a las puertas de los
más un proyectil de cobre sino la estrados poderosos de su tiempo para
inteligencia cultivada de los argen- llevarles los frutos de su meditación
tinos y la habilidad manual de sus recogida, hoy tenemos la certidumbre,
trabajadores para que, unidas en desde esta hospitalidad que habéis
una conjunción hermosa, que es la brindado a la filosofía y que vuestra
única que hace grandes a los pueblos, presencia atestigua nítidamente,
podamos poner en marcha esta que ella jamás llamará en vano a
Nación como la soñamos nosotros. vuestra reflexión y vigilia de estadista.
Ilustre doctor Honoris Causa de la
No era una frase de cuño retórico Universidad Argentina: os invito a
y preciosista solamente, sino que exponer vuestro pensamiento.
recordaba implícitamente, como ese
mismo año a instancias del Poder Ese pensamiento, expuesto por el
Ejecutivo se había reformado la Presidente de la Nación, se convirtió en
Constitución Nacional. una reflexión medular sobre los funda-
Luego, Juan Domingo Perón, fue mentos filosóficos y sociales de aquel
invitado a clausurar las sesiones del momento histórico; con el tiempo
magno evento cultural a través de las mutó en doctrina política al trazar las
palabras del rector de la Universidad líneas fundamentales del Justicialismo
de Cuyo y Presidente de Primer y pasó a la posteridad con el título
Congreso Nacional de Filosofía, el ya de La Comunidad Organizada. Fue
mencionado Ireneo Fernando Cruz, para muchos, un lúcido análisis que
quien públicamente expresó: evidenció una exacta comprensión del
conflicto latente que se establecía por
Sin precedencia histórica, según mi entonces, entre el adelanto científico-
entender, un mandatario que sabe tecnológico por un lado, y la preser-
salir al encuentro de los humildes, vación y exaltación de los valores de la
sabe también ascender –como hoy lo dignidad del hombre, por otro.
hace– al alto estrado de la cátedra De allí que su exposición abarcara
filosófica para debatir en ella su temas de reflexión trascendental que

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N° 2-3 | Invierno 2005 El congreso de 1949

aún hoy son motivo de preocupa- al mismo tiempo que recapitulando


ciones y discusiones en pos de un en la historia universal, aseveró que “el
futuro mejor para la humanidad. Eso amor entre los hombres habría conse-
sí, aclaró Perón, que él, no tendría guido mejores frutos en menos tiempo
jamás la pretensión de hacer “filosofía del que ha costado a la humanidad la
pura” precisamente ante los maestros siembra del rencor”.
del mundo en tal disciplina científica; También apuntó al pueblo argentino y
que estaba ahí, agregó, para ofrecer a su particular proyecto a futuro cuando
“una idea sintética de base filosófica, esgrimió que: “El grado ético alcan-
sobre lo que representa sociológi- zado por un pueblo imprime rumbo al
camente nuestra Tercera Posición”. progreso, crea el orden y asegura el uso
Sostuvo que el movimiento nacional feliz de la libertad”. Y para el hombre
argentino poseía una doctrina argentino también dejó un mandato
propia, nueva en el campo ideológico explícito en pos de su perfección:
mundial, en un todo de acuerdo con “El sentido último de la ética consiste
los hechos y el devenir que marcaban en la corrección del egoísmo”.
la realidad de nuestro país y que la Quedaba claro que, en un mundo
misma quedaba instituida con fuerza bipolar repartido entre el capitalismo
de ley en la Constitución reciente- y el colectivismo internacional, Perón
mente promulgada. apuntaba a una tercera posición
Perón confirmó que “el hombre y equidistante de ambos apotegmas
la sociedad se enfrentan con la más y consideraba superada la lucha de
profunda crisis de valores que registra clases implícita en ambas realidades,
su evolución”, y a favor del hombre sólo por medio de “la colaboración
consignaba que éste “puede desa- social y la dignificación humana”.
fiar cualquier mudanza si se halla Consideraba también al Hombre
armado de una sólida verdad”. Sobre “como portador de valores máximos
el particular recordaba que “si la crisis y células del bien general” y que había
medieval condujo al Renacimiento, la que “devolverle al Hombre la fe en su
de hoy, con el hombre más libre y la misión”, inserto en “La Comunidad
conciencia más capaz, puede llevar a Organizada a la que debemos aspirar,
un renacer más esplendoroso” y que dónde la libertad y la responsabilidad
en el haber de esa intención no debe son causa y efecto, en que exista una
ignorarse “la formación del espíritu alegría de ser, fundada en la persua-
americano y las bases de la evolu- sión de la dignidad propia”. Interpre-
ción ideológica universal”; porque taba con razón que es muy dificultoso
sin lugar a dudas el “reconocimiento para la persona lograr cierta plenitud
de las esencias de la persona humana o realización en un ámbito inhóspito,
son la base de la dignificación y del refractario o simplemente indiferente.
bienestar del hombre”. Esa idea la plasmó en una frase que
Luego, su conferencia hizo hincapié hasta hoy se repite como un acierto
en la importancia de cierto tipo de de su pensamiento: “Es muy difícil
valores y sentimientos. “Los valores que un hombre pueda realizarse en
morales han de compensar las euforias una comunidad que no se realiza”.
de las luchas y las conquistas, y oponer Los estudiosos del tema podrán
un muro infranqueable al desorden”; advertir, a continuación, que en este

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El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

discurso de cierre, Perón cuestionó a coexistencia de las libertades que


Sartre –mentor del existencialismo- procede de una ética para la que el
sin nombrarlo. Precisamente, Sartre, bien general se halla siempre vivo,
ya había publicado en forma de libro, presente, indeclinable. El progreso
su trabajo “La Náusea”, una novela social no debe mendigar ni asesinar,
clave de su pensamiento que reflejaba sino realizarse por la conciencia plena
la angustia del hombre. Si el marxismo de su inexorabilidad. La náusea está
resultaba peligroso para Perón desde desterrada de este mundo, que podrá
un enfoque filosófico, porque hacía parecer ideal, pero que es en nosotros
hincapié y se fortalecía sobre “el un convencimiento de cosa realizable.
descontento social”; en esa idea de Esta comunidad que persigue fines
“La Náusea”, del existencialismo, que espirituales y materiales, que tiende
apuntaba sobre “el descontento indi- a superarse, que anhela mejorar y ser
vidual” también lo era. Por lo que más justa, más buena y más feliz, en
el peronismo debía tomar prudente la que el individuo puede realizarse y
distancia de ambas filosofías. realizarla simultáneamente, dará al
hombre futuro la bienvenida desde
De allí que Perón cerró su confe- su alta torre con la noble convicción
rencia con este esperanzado concepto: de Spinoza: Sentimos, experimen-
Nuestra comunidad tenderá a ser tamos, que somos eternos.38
de hombre y no de bestias. Nuestra
disciplina tiende a ser conocimiento,
busca ser cultura. Nuestra libertad, (*) Licenciado en sociología

NOTAS

1. Luego la fecha fue modificada para marzo-abril de 1949.


2. 1896-1979. Filósofo cordobés. En la década del 30 militó en el nacionalismo y en 1938 presidió la Unión
Nacionalista. En Alemania siguió los cursos de Ernest Cassirer. Doctor Honoris Causa de la Universidad de
Maguncia. Catedrático de Metafísica en la Universidad Nacional de Córdoba. Simpatizó con el peronismo.
3. 1894-1970. Filósofo y catedrático nacido en Córdoba. Estudió Derecho y Filosofía. Fue profesor titular de
Etica en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de La Plata. Filósofo existencialista ligado a
Heidegger primero y luego a la concepción dialéctica marxista. En su primera época adscribió al nacionalismo,
luego fue peronista y por último maoísta, después de su viaje a Pekín en 1960.
4. 1902-1978. Porteño. Profesor en las universidades de Buenos Aires, La Plata y del Litoral. Pensador influen-
ciado por el idealismo clásico alemán, por la mística cristiana y por la metafísica francesa contemporánea.
5. 1907-1995. Filósofo y médico argentino nacido en La Plata. Entre sus maestros se contaron Pedro Henríquez
Ureña, Alejandro Korn y Francisco Romero. Docente. En la Universidad de Buenos Aires dirigió el Instituto
de Filosofía y la revista “Cuadernos de Filosofía”. Investigador Emérito del C.O.N.I.C.E.T. Miembro titular de
la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
Fundó y dirigió el Centro de Estudios Filosóficos que hoy lleva su nombre y la revista “Escritos de Filosofía”.
6. 1883-1969. Alemán. Doctor en Medicina. Profesor en Psicología. Filósofo existencial.
7. 1914-. Español de Valladolid. Discípulo de Ortega y Gasset. Aportó contribuciones a la “Filosofía”, a la
“Estructura empírica de la vida humana” y a la idea de la “Metafísica”.

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N° 2-3 | Invierno 2005 El congreso de 1949

8. 1872-1970. Inglés. Matemático y filósofo. En 1950 recibió el Premio Nobel de Literatura. Dedicó suma
atención a las cuestiones históricas y sociales de su tiempo.
9. 1866-1952. Italiano de la zona de Los Abruzzos. En Nápoles desarrolló la mayor parte de su actividad crítica
y filosófica. Fue considerado el más caracterizado representante del neoidealismo itálico.
10. 1882-1959. Mexicano de la ciudad de Oaxaca. Su pensamiento filosófico estuvo inspirado en una reacción
contra el intelectualismo y por un intento de revalorizar las posibilidades de la intuición emocional, con el fin
de constituir un sistema metafísico.
11. 1895-1968. Natural de Imola, Italia. Descubrió en el marxismo la posibilidad de articular diversas tenden-
cias del pensamiento contemporáneo.
12. 1882-1973. Parisino. Discípulo de Bergson. Se convierte al catolicismo en 1906. Fue embajador de Francia
en El Vaticano. Propuso el establecimiento de una metafísica cristiana que, al reafirmar el primado de la
cuestión ontológica sobre la gnoseológica, permitía desde su punto de vista, evitar errores y desviaciones que
desembocaban en el idealismo moderno.
13. 1908-1975. Nacido en Giarre, Catania, sur de Italia. Fundador de la revista “Giornale di Metafisica”. Pasó
de un período actualista e idealista a un espiritualismo cristiano.
14. 1918-. Peruano de la ciudad de Lima. Se interesó por la matemática, la lógica y la física. Llegó a la conclu-
sión que la filosofía no se sitúa fuera de las ciencias, sino dentro de ellas.
15. 1900-2002. Alemán natural de Marburgo. Discípulo de Heidegger. Se especializó en la exploración
hermenéutica del ser histórico, tal como se manifiesta en la tradición del lenguaje.
16. 1889-1976. Alemán nacido en Baden, Selva Negra. Rector de la Universidad de Friburgo. Pareció adherir
al nacional-socialismo pero luego renunció al rectorado y continuó la enseñanza con un bajo perfil. Luego del
triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial, recién se le permitió ingresar nuevamente a la universidad en
1952. Sus ideas revolucionaron el campo de la filosofía en el siglo XX.
17. Doctor en Derecho y profesor de la universidad de Buenos Aires. Reconocido por su labor en el ámbito
del Derecho Penal.
18. 1920-1985. Filósofo y catedrático nacido en San Luis. Profesor de Filosofía de la Historia en la
Universidad de Buenos Aires (1945) y Rector de la Universidad Nacional de La Plata (1974). Dirigió la revista
“Humanidades”. Se lo consideraba un discípulo de Carlos Astrada. Militó en el peronismo.
19. 1898-1982. Magistrado, docente, escritor y sociólogo. Catedrático en Sociología, Política Internacional
y Política Educacional. Interventor Federal de Tucumán (1943). Ministro de Justicia e Instrucción Pública
(1944). Militante peronista.
20. 1907-1996. Sacerdote, escritor y asesor espiritual de la Fundación Eva Perón. Notable orador. Párroco en
el barrio de Saavedra. Gran admirador de Evita. Crítico de Perón. Adhirió a la Revolución Cubana y en su
casa de Florida en la provincia de Buenos Aires, podía verse al lado del retrato de Eva Perón uno grande del
“Che” Guevara. Fue profesor de Antropología y director de la “Revista de la Universidad de Buenos Aires”
durante el primer gobierno peronista. Debido a serias controversias ideológicas abandonó la Compañía de Jesús.
21. 1905-1966. Nació en Chivilcoy. Teólogo, astrónomo, geofísico, geodesta y sacerdote de la Compañía de
Jesús. Doctorado en Teología en Alemania. Profesor universitario de Cosmología y Astronomía. Desde 1944
fue director del Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, en la provincia de Buenos Aires. Consultor y
asesor de Perón en temas científicos durante su primer gobierno.
22. Escritor y poeta. Funcionario del gobierno peronista. Reemplazó a Angel Borlenghi como ministro del
Interior, luego de los bombardeos a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 por las fuerzas armadas insurrectas.
23. 1924-1977. Porteña. Escritora, poetisa y docente. Estudiante y militante peronista en la Facultad de Filosofía
y Letras. Casada en segundas nupcias con John William Cooke. Al caer Perón en 1955 estuvo encarcelada desde
noviembre de ese año hasta junio de 1957. En 1960 se fue a Cuba y defendió la revolución caribeña. A su vuelta
siguió militando en el peronismo revolucionario. Fue secuestrada por un grupo de tareas de la E.S.M.A. durante
la última dictadura militar, el 26-1-77 y “trasladada” definitivamente en abril del mismo año.
24. 1903-1987. Tucumano. Jurisconsulto. Docente en las universidades de La Plata y Buenos Aires. Fundador
y presidente del Instituto Argentino de Filosofía Jurídica y Social.
25. 1907-2002. Monseñor. Doctor en Filosofía y Ciencias. Doctor en Filosofía y Letras. Fundador de la
revista “Sapientia” en 1946. Fundador de la Sociedad Tomista Argentina en 1948. Fundador de la Universidad
Católica Argentina y rector de la misma entre 1958 y 1981.
26. 1915-1997. Marplatense. Doctor en Filosofía y Letras. Docente en numerosas escuelas y universidades.
Director de Bibliotecas Públicas y Publicaciones Municipales y también Miembro Honorario de la Comisión
Protectora de Bibliotecas Populares.
27. Filósofo. Profesor de Filosofía y Lógica –de quien esta nota suscribe– en el Colegio del Salvador en 1965.
28. También conocido como “Conde Menou”. Sociólogo, arqueólogo y antropólogo francés nacionalizado
argentino. Durante la Segunda Guerra Mundial fue colaboracionista en Francia del Gobierno de Vichy y según
su propio relato voluntario de la División Francesa Carlomagno que combatió a las tropas soviéticas frente a

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El congreso de 1949 N° 2-3 | Invierno 2005

la Cancillería de Berlín en 1945. Una vez en la Argentina se instaló en Mendoza. Profesor en la Universidad
Nacional de Cuyo, miembro de la Academia Argentina de Sociología y del Instituto de Ciencia del Hombre.
Se autodefinía como un “hidalgo del pueblo”, admiraba a Aristóteles y a Spinoza. Cultivó la amistad de Perón,
llegando a ser secretario general de la Escuela de Conducción Peronista y redactor de los “Fundamentos de
la Doctrina Nacional Justicialista”. A través de sus charlas y conferencias fue de algún modo ideólogo del
grupo de Tacuara que rompió con la ultraderecha y dio lugar a la creación del Movimiento Nacionalista
Revolucionario Tacuara (M.N.R.T.), un grupo guerrillero peronista y socialista. De Mahieu cruzaba amistad e
impresiones con Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui y Rodolfo Ortega Peña.
29. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Realizó estudios de posgrado en sociología en la Universidad de
Harvard. Profesor universitario en la U.C.A. Consultor de la U.N.E.S.C.O.
30. 1877-1976. Italiano. Emigró a la Argentina en 1938. Profesor en las universidades de Córdoba y Tucumán.
31. 1875-1964. Ensayista y literato. Crítico de arte, pintor y docente. Escribió “El arte de los argentinos”
en 3 volúmenes.
32. 1906-1993. Filósofo y teólogo español nacido en Valencia. Ingresa a la Compañía de Jesús en 1922.
Diez años más tarde se traslada a la Argentina con motivo de su tuberculosis. Rector de la Universidad del
Salvador y Decano de su Facultad de Filosofía. Fundó y fue Director de la Escuela de Estudios Orientales de la
Universidad del Salvador desde 1967 y Director del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Comparadas
Oriente y Occidente desde 1973.
33. 1900-1966. Filósofo santafesino. Docente en la Universidad de Buenos Aires. Partiendo de Hegel, intentó
sintetizar su doctrina dialéctica fundamental con las corrientes del pensamiento existencialista.
34. 1899-1986. Andaluz. Jurista, teólogo y catedrático. Su accionar político-social puede rastrearse a través de
su libro “Perón, la iglesia y un cura”. Buenos Aires, 1959. Tartessos, 143 págs. Fue resistente peronista luego
de 1955 y rompió con la iglesia católica.
35. 1899-1981. Pensador católico y nacionalista. Era jesuita pero por graves desavenencias con sus superiores
de la Orden dejó los hábitos. Quien desee conocer a fondo su vida y su obra, inexorablemente deberá remitirse
al libro del Dr. Sebastián Randle, titulado “Castellani. 1899-1949”. Son 899 páginas editadas en Buenos Aires,
año 2003, por editorial Vortice.
36. 1905-1973. Presbítero. Doctor en Teología. Representante de la ultra derecha católica. Un esbozo de su
pensamiento puede encontrarse en un reportaje que le hicieron, titulado: “Julio Meinville: hay que ser fascista”.
Panorama. Año IX. Nº 237, 9-11-71.
37. Político de extracción peronista. Sin embargo, en 1965 fue el candidato del “vandorismo” para enfrentar a
Perón en las elecciones de Mendoza. Fue derrotado en las urnas.
38. Todo aquel que desee profundizar sobre estos temas podrá acceder en esta Biblioteca Nacional a las “Actas
del Primer Congreso Nacional de Filosofía – Mendoza. Argentina. Marzo 30 – Abril 9, 1949”; 3 tomos
publicados al cuidado de Luis Juan Guerrero, Secretario de Actas del Congreso y también a la “Conferencia
del Señor Presidente de la Nación Argentina Gral. Juan Perón pronunciada en el acto de clausura del Primer
Congreso Nacional de Filosofía. Mendoza 9 de abril de 1949”; publicación editada por la Secretaría de Prensa
y Difusión de la Presidencia de la Nación.

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En ciertos momentos de
imprudencia, somos llevados
a pronunciar estas dos pala-
bras juntas. Por un lado, el
contexto filosófico enmarca,
en el sentido de limitar, pero
también de nutrir todo texto
Filosofía literario. Un filósofo que así
pretenda denominarse, está
obligado a ser, al menos,
y literatura no desdeñable escritor. Por
otro lado, las inquietudes
terminales, la filosofía como
ruptura en el interior de un
lenguaje, suelen alumbrar al
mismo tiempo una obra lite-
raria. Las literaturas son pulsiones que padecen de hipertensión
filosófica cuando se plasman textualmente, cuando dejan de perte-
necer a un alma soñadora que vaga en la divina comedia de su
verbo ficcionado y de repente chocan con el rostro teórico de una
época. Y la filosofía, lo sabemos, padece obligada y felizmente de la
enfermedad de la escritura.
En esta sección de La Biblioteca asoman los jacobinos textos
morenianos, la linda, poderosa e intransigente pluma sarmien-
tina (la femineidad inmanente de la metonimia no es azarosa)
la maternidad nacional pensante (cuyos retoños son susceptibles
de ser psicoanalizados) de los textos alberdianos, la flagrante
bibliodispepsia de la seducción arltiana, los libros fatigados de
las lecturas borgeanas, el Martín Fierro (cuya imposición como
texto nacional trajo aparejada diatribas no mal fundamen-
tadas), incluso el filosóficamente injuriado Payador de Lugones,
escritos que alimentan el embrión de la simbiosis entre la litera-
tura y filosofía argentinas. Permítannos, los lectores, pluralizar el
gentilicio y confundir viscosamente por esta única vez, la riqueza
de un lazo que fundamenta el vínculo literatura y filosofía.
Una ligazón que nunca puede dejar de existir. Ni puede nunca
dejarnos tranquilos, sin incertezas.
Norberto Wilner encuentra en expresiones casi aforísticas de Borges
y Macedonio un detonante conceptual para sustentar el marco
sugestivo de sus llamados “Filosofismas locales”.
¿Por qué Macedonio Fernández no puede refutar a quienes escindieron
la filosofía de la poesía, la metafísica de la teoría política? En medio de
las tensiones epistolares entre William James y Macedonio Fernández,
Rubén Ríos afirma que para ingresar en el universo metafísico de
Macedonio Fernández se impone sortear la invención borgeana de
“Macedonio” e internarse en el tratamiento del intercambio textual
entre el “Sócrates criollo” y el gran pragmatista norteamericano.
“El estudio de la tensión entre filosofías académicas y filosofías
no-académicas podría sin duda ser un punto de inflexión para reflexionar
en torno a la filosofía que se dibuja en la producción de Macedonio
Fernández y hacerlo también respecto a las filosofías o políticas filo-
sóficas presentes en la Argentina, en el cruce de los siglos XIX y XX”,
sostiene en su artículo, “Macedonio Fernández: configuraciones de un
filosofar”, la investigadora mendocina Marisa Muñoz.
El impacto de la posterior lectura del Saint Genet sartreano provoca
un cambio de trayectoria, un viraje copernicano hacia el existencia-
lismo, en cuanto a la interpretación de Roberto Arlt. Este giro es el
punto de partida del artículo de la crítica rosarina Analía Capdevila.
El humor metafísico macedoniano, las aporías eleáticas y el irónico
refutacionismo de Borges, el retrospectivo existencialismo de Arlt,
permiten inferir la fuerte imbricación de la filosofía en la literatura,
pero no desafiar a una duda nunca cancelable, pues una indetermi-
nación profunda es lo que permite todas las relaciones entre filosofía
y literatura. Es esta misma relación, su naturaleza y motivo esencial,
la que al tiempo de practicarse funda la propia duda que la nombra.
Así, las conclusiones de esta conexión poderosa y esquiva nunca están
abiertas para la clausura; después de todo los existencialistas nos ense-
ñaron que toda filosofía (¿o literatura?) es la esperanza difusa de una
solución que sólo pertenece a la libertad humana. Esa libertad, lo
involuntario que alienta el encuentro entre filosofía y literatura, nos
permite suponer que son realidades siempre prestas a diluirse una en
otra, a veces con compromisos sartreanos, a veces con vigilias mace-
donianas. Existen, por eso, en tiempo futuro. Son la promesa de un
arte compartido en una mutua dilusión.
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Filosofismas locales
Por Norberto Wilner

Un mano a mano entre dos de los más


grandes escritores argentinos. Borges y
Macedonio Fernández se miden palmo a
palmo en expresiones que tienden a refu-
tarse mutuamente. Esta es la original manera
que propone Norberto Wilner para plan-
tear este desafío, cuyas argucias retóricas
aparecen como estiletazos derivados de los
enunciados –fragmentos convocados a esta
reunión– que les dan pie. Dotados de una
notable erudición, a la que concurren las
más variadas filosofías, antiguas y modernas,
teorías filosóficas y lingüísticas, literatura y
mitologías varias; hilvanando todos estos
elementos como piezas que se incorporan al
tablero, nacen estos “filosofismas locales”.
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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

Para cada una de las digresiones reino de los fines. Acuñar una ley moral
filosóficas que siguen, hallamos en universal y someterse a ella, es el requi-
expresiones de Macedonio Fernández sito para integrarse a este reino. Una
y de Jorge L. Borges un exacto y tal ley y su correspondiente obrar
autorizado remate. El precio de este se vale de la humanidad, tanto en la
hallazgo es propio de la magia retórica: propia persona como en la persona de
la digresión, –que aquí se denomina otro, como fin, nunca como medio.
filosofisma–, se trastoca en un subal- A su vez, la comunidad de la filía que
terno comentario a esa expresión. Tole- propiciaba Epicuro tenía alcances más
ramos con agrado esta expropiación. modestos: se filosofaba de cara a uno
mismo y a la comunidad filial, y no
…Esas personas que se ignoran, para la Hélade en su conjunto.
están salvando el mundo. En contraste, Platón y Martin
(Jorge L. Borges, Los justos) Heidegger exhiben en sus vidas ciclos
de intervención en el nivel de la Hélade
en su conjunto. En República, Platón
Una leyenda talmúdica proyecta afirma que los dramas de los estados y
la imagen de un mundo humano de la humanidad
precario, siempre al borde del colapso. misma no habrían En República, Platón afirma
Su suerte pende en cada generación de de encontrar que los dramas de los estados
la existencia de una comunidad virtual final, hasta tanto y de la humanidad misma no
de por lo menos treinta y seis justos los filósofos no habrían de encontrar final,
para legitimarlo, requisito este engaño- se convirtieran hasta tanto los filósofos no se
samente modesto. Un justo (tzadik) es en reyes en este convirtieran en reyes en este
alguien que ha erradicado de sí mismo mundo, o hasta mundo, o hasta tanto aquellos
el mal. Ante la falta de tal quórum en tanto aquellos que que ahora calificamos de reyes
los días del Rabí Shimón ben Yojai, él ahora calificamos y gobernantes no llegasen a ser
mismo un justo, descendió un ángel de reyes y gober- efectivamente filósofos.
para proceder a provocar el colapso nantes no llegasen
que aritméticamente correspondía. a ser efectivamente filósofos. Ambos
La resolución quedó sin efecto sólo retornaron igualmente con el rabo entre
porque el Rabí supo esgrimir a último las patas. Platón tiene en su haber tres
momento un versículo del libro de concurrencias al reino de Siracusa, la
Proverbios, según el cual, con un primera de las cuales data del año 388
único justo debía evitarse la destruc- a.C. Invitado por cortesanos influyentes,
ción, dado que El justo es el funda- pensó que se le brindaba la oportunidad
mento del mundo (10:25). Jorge Luis de conformar un gobierno de filósofos,
Borges retomó este relato en el poema ya que el hijo de Dionisio I había mani-
Los justos, –Un hombre que cultiva festado su interés por la doctrina del
su jardín, como quería Voltaire, o El ateniense, y disposición a cursar los estu-
que justifica o quiere justificar un mal dios matemáticos que aquella doctrina
que le han hecho, son dos de aquellos: exigía como propedéutica. La serie acci-
Esas personas, que se ignoran, están dentada de estas intervenciones concluyó
salvando el mundo, concluye el poema. en el año 353, con el asesinato de Dion
Immanuel Kant imaginaba también el cortesano influyente, y Platón en acci-
una comunidad virtual, denominada dentada huida.

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Filosofía y literatura

Por su parte, Heidegger imaginó certeza es la moralidad, –Kant–, o para


que el movimiento nacionalsocialista quien más vale el amor y la amistad,
debía llevar a Alemania a una trans- –Epicuro–, la política y la riqueza
formación total del Dasein (existencia, merecen por lo menos ser tratados con
ser-ahí) alemán, y experimentar así un desconfianza.
resurgimiento (Aufbruch) y un cambio
espiritual similar …el mundo fue inventado antiguo
El mundo humano es precario, al que había (Macedonio Fernández, Museo de
y la megalomanía del poder y la experimentado la la novela de la Eterna)
riqueza lleva esta fragilidad al polis helénica con
extremo. En Platón impera el el nacimiento La pareja compuesta por palabra y
eros que impulsa hacia el Ser y del pensar filo- cosa hace rato que retoza, tomadas de
el Bien. En Heidegger, impera sófico. Esa fue la mano. Se alimenta de la pregunta
la llamada del Ser que nos la misión que lo por el origen del lenguaje, ya que, si
convierte en sus mensajeros. llevó a afiliarse al a usted le conminan a brindar una
Entonces, ¿cómo dejar pasar partido nazi y a respuesta, ¿no afirmará acaso que el
la oportunidad de ganar al la aceptación del lenguaje se origina en las palabras, y
Príncipe para la magna causa? cargo de rector que las palabras nombran a las cosas?
Para quien, en cambio, la única de la Universidad En presto apoyo, vendrá el obligado
y efímera certeza es la mora- de Friburgo en recurso al Génesis 2.19, en el cual
lidad, –Kant–, o para quien mayo de 1933, Adán es convocado por Jahavé a
más vale el amor y la amistad, desde el cual se completar su acto de creación de los
–Epicuro–, la política y la proponía motivar animales mediante la atribución de
riqueza merecen por lo menos a la juventud. nombres a cada uno de ellos: Jahavé
ser tratados con desconfianza. Mientras Adolf Elohim formó pues de la tierra toda
Hitler en ese bestia de campo, y toda ave de los
mismo año, daba por agotada la etapa cielos, y las trajo a Adán para que
revolucionaria, Heidegger afirmaba viese cómo las había de llamar; y todo
que la revolución alemana no duerme, lo que Adán llamó a los animales
se enciende de nuevo a nuestro alre- vivientes, ese es su nombre. A cada
dedor. Su propósito de actuar por cosa-animal, su nombre.
líneas interiores le llevó a ganarse Filósofos recientes martillaron sobre
enemigos, todo lo cual culminó con caliente, haciendo que las cosas ya
su renuncia al rectorado en 1934, y a vinieran con las palabras inscriptas,
toda intención de influir en el curso sea porque Dios las creó con su Verbo,
político de ahí en más. –léase a Walter Benjamin: la cosa es
El mundo humano es precario, y la creada por el verbo de Dios y cono-
megalomanía del poder y la riqueza cida en su nombre según la palabra
lleva esta fragilidad al extremo. En humana–. O porque la palabra es
Platón impera el eros que impulsa hacia impuesta por el embate prepotente de
el Ser y el Bien. En Heidegger, impera las cosas, a las que dota así de cons-
la llamada del Ser que nos convierte tancia, léese en Martin Heidegger.
en sus mensajeros. Entonces, ¿cómo En todo caso, la pareja palabra y cosa
dejar pasar la oportunidad de ganar sigue retozando. Ambos, Benjamin
al Príncipe para la magna causa? Para y Heidegger, están emparentados
quien, en cambio, la única y efímera en presuponer para el lenguaje un

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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

comienzo radicado en uno de sus No quiero despedirme del platonismo


componentes, la palabra, inscripta en (que parece glacial) sin comunicar
la cosa, por acción de Dios o del Ser, esta observación… (Jorge L. Borges,
que en sí misma carece de voz propia. Historia de la Eternidad)
Mas si sólo se tratara de poner pala-
bras, ¿hubiera bastado que Karl Marx Platón nutrió a toda la Filosofía; obvia-
profiriera la palabra fuerza-de-trabajo, mente a los filósofos que se asumieron
o que Albert Einstein gritara el e=m.v2, como platónicos y lo ejercieron de un
o que Enrique Santos Discépolo excla- modo manifiesto. Con los recursos
mara Yira…Yira? ¿Hicieron falta platónicos, Anselmo de Canterbury
respectivamente El Capital, la teoría dejó demostrada la existencia de Dios,
especial de la relatividad de 1905 o el porque, si Dios responde a la idea de
poema de tango Yira…Yira? Sí, rotun- un ente perfectí-
damente. La cuestión es cuándo el simo, no puede Anselmo de Canterbury dejó
lenguaje empieza a ser tal, y no de qué no existir, porque demostrada la existencia de
partes se compone, y no confundir existir es más Dios, porque, si Dios responde
una cuestión con la otra. Si Es indu- que no existir. a la idea de un ente perfec-
dable que las cosas no comienzan; o no Nutrió asimismo tísimo, no puede no existir,
comienzan cuando se las inventa. O el a los filósofos para porque existir es más que no
mundo fue inventado antiguo, al decir quienes la historia existir. Nutrió asimismo a
de Macedonio Fernández, entonces, de la Filosofía los filósofos para quienes la
también el lenguaje ya nació antiguo, es la historia de historia de la Filosofía es la
esto es, discurso, ya sea artístico o argu- los comentarios historia de los comentarios a
mentativo, literario al fin. El discurso a pie de página pie de página al platonismo,
es quien implanta palabras nuevas, al platonismo, como Immanuel Kant, aun
y para ello se necesita ser persua- como Immanuel cuando este fuera tan crítico
sivo ¿Cómo llega a serlo? Sumiendo Kant, aun cuando de esa misma demostración
al oyente o al lector en un nudo este fuera tan anselmiana. Y también nutrió
gordiano, y poniendo en evidencia crítico de esa a otros filósofos, aquellos que
que sólo la palabra propuesta es la que misma demostra- han querido invertir el plato-
puede desmembrarlo. Esa palabra será ción anselmiana. nismo, Friedrich Nietzsche es
la única... para el nudo así expuesto. La Y también nutrió uno, o los que declararon el fin
palabra fuerza-de-trabajo supo cortar a otros filósofos, de la filosofía metafísica, equi-
el nudo expresado por Marx en el aquellos que han valente al fin del platonismo,
dilema de la economía política clásica, querido invertir caso de Martin Heidegger.
que, salvo recurriendo a la astucia el platonismo,
de los agentes, no podía explicar el Friedrich Nietzsche es uno, o los que
incremento del capital. Si el lector de declararon el fin de la filosofía metafí-
El capital aceptó ser sometido a dicho sica, equivalente al fin del platonismo,
dilema, seguramente recibió dicha caso de Martin Heidegger.
palabra con alborozo. El discurso que Pero el platonismo es imperecedero, y
plantó el dilema fue persuasivo y logró le sobrevivirá a todos sus victimarios.
instalar la palabra como si la hubiera Jorge Luis Borges hace su defensa en
dado a luz, porque de otro modo la Historia de la eternidad. No quiero
palabra hubiera quedado boyando en despedirme del platonismo (que
el limbo de los diccionarios. parece glacial) sin comunicar esta

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N° 2-3 | Invierno 2005 Filosofía y literatura

observación, con esperanza de que venéfico. Pero vio que la mera invo-
la prosigan y justifiquen: lo genérico cación moralista al Bien y a la Verdad
puede ser más intenso que lo concreto. resultaba inconducente. Los maestros
Casos ilustrativos no faltan. De chico, retóricos cabalgaban sobre recursos
veraneando en el norte de la provincia, inherentes a las energías persuasivas
la llanura redonda y los hombres que del discurso, y hasta tanto Platón no
mateaban en la cocina me interesaron, hubo descubierto un recurso equiva-
pero mi felicidad fue terrible cuando lente, presintió que la batalla estaba
supe que ese redondel era ‘pampa’ y perdida. Pero lo descubrió: lo que
esos varones, ‘gauchos’. esencialmente es cada cosa resulta
Aquí el comentario que nos cabe. La atraído por su idea, por su concepto
felicidad a la que se refiere Borges es en estado de excelencia. Esta fuerza
la felicidad platónica. A partir de la atractiva es lo que Aristóteles deno-
perfecta idea de ‘gaucho’, los gauchos minó dialektiké isj_s, energía dialéctica.
serán vistos como más o menos Recién ahí la contienda fue pareja, y a
gauchos, más o menos perfectos, y Borges le brindó una felicidad terrible.
desde sus imperfecciones aspirarán
ellos mismos a ser gauchos perfectos. …subyace la idea de estar perdido en
Hubo un momento en el cual el niño el universo, de no comprenderlo…
Borges supo esa perfección, y la supo (Jorge L. Borges, entrevistado por
como preexistente. Como el gaucho Georges Charbonnier)
en estado de perfección es lo mejor,
lo más bueno, y lo más bueno es ¿Existe algo así como La Humanidad?
la medida de cuán verdaderamente Es una pregunta que despierta
gaucho es quien se precie de tal, bien sospecha. ¿No será peligroso dudar?
y verdad se hermanan por esta aspi- Hasta ahora la susodicha Humanidad
ración de las cosas y de las almas a la se las arregló muy bien para desmentir
perfección. Y es fuente de vida, porque la existencia de algo digno de ese
cada gaucho existe como tal por gracia nombre, ya que todo, absolutamente
de la idea del perfecto gaucho. todo, ha servido para racionalizar divi-
Platón estaba en la vereda de enfrente siones y desprecios de unos contra
de los retóricos griegos, quienes se otros. Aún la misma doctrina de la
jactaban de ser los dueños de la última no-violencia ha servido para identi-
palabra en el tema que fuere, siempre ficar seres humanos acreedores a una
que la contienda se dirimiera mediante rotunda dosis de violencia. También
la palabra. Que un médico dispu- la doctrina de la universalidad de los
siera del remedio más adecuado para derechos humanos, y el dogma de
su cliente enfermo resultaba insufi- nuestra humana condición de crea-
ciente, hasta tanto no interviniese el turas de Dios han sido operadas con
retórico capaz de persuadir al cliente fines discriminatorios.
a su ingesta. Pero de la misma forma, Algún inocente platónico podrá
podría inducir a la ingestión de un aducir que la idea de La Humanidad,
veneno mortal. Esta falta de escrúpulos en su areté, en su estado de perfec-
es la que sacaba a Platón de sus casillas. ción, es única e indivisa, como única e
Aspiraba a que el retórico se atuviera indivisa es la idea del número 2. Una
al remedio benéfico, y excluyera el visión que suponga una multiplicidad

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de posibles humanidades distintas es a vivir sin arrogarnos un protagonismo


pura apariencia; sólo vale una visión que los espacios infinitos se ocuparán
sinóptica. Y como tal idea platónica, es en desmentir. Insensiblemente iremos
paradigmática, –es la Humanidad en aceptando la figura de la vida recoleta
sí, la esencial, según la medida de Dios y umbría acuñada por Virgilio, la vita
y no de los hombres–, y ejerce atrac- umbratillis, que nos habilitará para la
ción, inspirando intentos ascendentes fraternidad entre náufragos. De todos
para aproximársele. Sin embargo, el modos, siempre estaremos a tiempo
platónico deberá admitir enseguida de volver a llenar nuestro mundo de
que no todos los humanos participan sonido y furia.
de dicha perfección en el mismo
grado, y que se pondrán de mani- …sentimiento de auto-existencia,
fiesto notorias distancias entre unos sin comienzo ni subordinación
y otros. Por otro lado, tan pronto nos a Planes Ajenos o Divinidades
propongamos brindar una definición (Macedonio Fernández, No toda es
de Humanidad, –la conocida dialéc- vigilia la de los ojos abiertos).
tica descendente–, ha de cumplirse
inexorablemente aquello de que omnis En la Historia de la Filosofía, Epicuro
determinatio est negatio, toda determi- tiene mala prensa, y en el mejor de
nación es negación, todo intento de los casos se le guarda no más que un
definición de lo humano, cualquiera humilde nicho, a la sombra de Platón,
sea, –animal racional, junco pensante, a quien cuestionaba.
animal político, parlêtre, o creatura de De Epicuro (341-270 a.C) nos han
Dios–, llevará por lógica a otras tantas llegado testimonios de terceros,
oposiciones. Ninguna definición especialmente los que provienen
coadyuva a que impere entre los seres de Filodemo, un epicúreo tardío, y
humanos una mirada fraternal. fragmentos de epístolas cursadas por
Hagamos aquí brotar en nuestro auxilio Epicuro mismo. Propone abandonar
aquéllos conocidos Pensamientos de la obsesión por anticipar los desig-
Blaise Pascal: El silencio eterno de nios divinos, ya que percibimos en
esos espacios infinitos me espanta... cuánto nos sobrepasa la naturaleza
¡Cuantos reinos nos ignoran!. Comen- de los dioses en poderío y existencia.
tando La biblioteca de Babel, Borges Aconseja desacoplarse del temor a los
indica la idea que le subyace: la …de dioses, y abocarse a las tareas terre-
estar perdido en el universo, de no nales. Es lo que Macedonio Fernández
comprenderlo…el sentimiento de la denominaba Mística: sentimiento
soledad, de la angustia, de la inuti- de auto-existencia sin comienzo,
lidad, del carácter misterioso del ni subordinación a Planes Ajenos
universo, del tiempo y, lo que es más o Divinidades. Netamente defino
importante, de nosotros mismos. La Mística al estado de auto-existencia,
sospecha de que estamos solos en el no de adoración a conformidad con
universo, extraviados en el mismo nada otro, Materia o Dios. El célebre
bote, sumidos en un universo indi- tetrafármacos (cuádruple remedio) atri-
ferente, puede llegar a liberar una buido a Epicuro, dictaba: Los dioses
mirada filantrópica y piadosa. Con esta no son de temer. Ningún riesgo se
sospecha vuelta convicción, pasaremos corre con la muerte. El bien es fácil de

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procurar. El mal, fácil de soportar con cultura oficializado, que la Pedagogía


fortaleza. La naturaleza ha hecho que se encarga de gestionar: Jóven feliz,
lo necesario resulte fácil de obtener, y conduce tu barca y huye de toda forma
lo que es dificultoso lo ha hecho pres- de paideia. Estas eran las enseñanzas
cindible. Si es vana tarea la de dirimir que impartía Epicuro en su escuela
las verdades últimas, porque los dioses del Jardín, establecida en Atenas en el
están en otra, –en la beatitud y en la 306 a.C.
inmortalidad–, por lo cual no somos Simulemos un encuentro casual con
merecedores de la menor atención el Kant de Sueños de un visionario, en
divina, entonces no valen los fana- donde, a partir de atestiguar allí que
tismos doctrinarios. No hay dueños la razón humana no está dotada de
de la última palabra ni influyentes que alas como para atravesar nubes tan
intercedan ante los seres olímpicos. altas como las que nos ocultan los
Refiriéndose a los fenómenos astrales, secretos del otro mundo, concluye con
campo en donde Platón (véase, si no, una recomendación: ocupémonos de
el diálogo Timeo) gozaba aterrorizando nuestra felicidad, vayamos al jardín y
al prójimo, Epicuro escribe: recono- trabajemos. ¿Puede acaso evitarse la
ciendo que tal o cual fenómeno puede suposición de que Kant se refiere al
producirse de tal Jardín de Epicuro?
Anagramas en la Eneida, otra manera..., Los raptos epicúreos en varios de los
…que los hay, los hay. Así (asi) nos senti- grandes de la Filosofía no son raros,
lo aseguraba el padre de la remos menos hasta el punto que puede hablarse de
lingüística estructuralista perturbados que un pequeño corazón supernumerario
Ferdinand de Saussure. Su cuando sabemos de signo epicúreo latiendo en más de
Curso de Lingüística General que se produce uno, por supuesto, sin admitirlo.
es un libro que resultó del de una (única)
dictado de clases recogidas manera determi- …he encontrado en la matemática
por algunos de los escasos nada. Estamos y la filosofía posibilidades literarias
discípulos que congregaba en pues ante un sobre todo para la literatura que más
la universidad en Ginebra, y método de las me apasiona: la literatura fantástica
que él mismo no vio editado. múltiples expli- (Jorge L. Borges, entrevistado por
Mucho menos sus apasionados caciones (expre- Georges Charbonniere)
estudios noctámbulos sobre los sión empleada
anagramas a los que pretendía en la epístola a Una obra de Immanuel Kant,
haber identificado en variadas Pitocles), o ante Fundamentación de la Metafísica de
poéticas latinas, estudios que una especie de las Costumbres, invita a pensar en el
después de su muerte fueron principio de regocijo de una lectura literaria que
hallados ocupando decenas de indiscernibilidad. puede perderse por acción del furor
cuadernos, para los que buscó Todo lo cual docendi, que no trepida en hacer de
algún eco condescendiente en abona un marco todo texto magno un objeto didáctico.
el medio académico. de tolerancia que El docente de la asignatura Ética clasi-
hace posible la ficará la moral kantiana en la gaveta de
comunidad basada en la filía (amor, las éticas formalistas, porque manda
amistad), liberada de la prisión de someter la máxima que preside un acto
la riqueza y la política, y sobretodo a la prueba que consiste en su eleva-
de la paideia, esto es, el cuerpo de ción a ley universal. Si por la forma

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universal, la máxima, –por ejemplo concuerda. La compulsión que exhibe


siempre que contraigas un préstamo, la moralidad a favor de la universa-
te comprometerás a su cancelación–, lidad del deber, y la intolerancia a
supera la prueba, será incorporada al la excepción, es hasta tal punto digna
corpus de leyes. Es el caso del préstamo: de la literatura fantástica, que para
¿cancelarlo siempre o dejar alguna vez el mismo Kant, querer explicarla
de cancelarlo? Si mi máxima fuera: es totalmente imposible para noso-
contraerás préstamos que te propongas tros los hombres. Pero hay más: esta
no cancelar, destruiría la institución compulsión, aunque inexplicable, es
del préstamo. Por la sola forma lógica, la fuente de dignidad más impor-
que revela una flagrante contradic- tante para el ser humano, ya que
ción lógica entre préstamo y no no hay otra cosa que confiera tanta
cancelación, esta máxima se autodes- dignidad como el actuar atenién-
truye. Si alguien evadiera la máxima, dose a normas que no responden a
querrá justificarlo, pero seguramente ninguna tutela o voluntad ajenas,
será conciente que está actuando por sino sólo a la compulsión y a la capa-
excepción. Hasta aquí la clasificación cidad propias por juzgar sin excep-
didáctica no ha trastabillado, porque ciones. Hasta punto tal que también
todo confirma el carácter formalista de la santidad de los santos será some-
la moral kantiana. Pero en el mismo tida a su tribunal. Esta es la pará-
libro, otro ejemplo cuya máxima bola que Kant ha descripto, parábola
determina que todos los talentos que no se detiene en la dignidad que
personales deben ser cultivados, no confiere juzgar según la universa-
entraña las mismas consecuencias lidad, sino que avanza hasta cerrar el
ya que, no porque algunos hombres círculo: las cosas serán buena o malas
dejen de cultivar sus talentos, irán los a juzgar por su coincidencia con la
talentos a extinguirse. La máxima vale inexplicable voluntad humana de
sólo porque el ser racional quiere nece- universalidad. Ella definirá la natu-
sariamente que todas las facultades en raleza, el ser de las cosas, que desea
él se desarrollen. Este ser de las cosas es ver imperante, –no despilfarrarás el
lo que dicho ser racional quiere, y por talento–, investida de la autorizada
eso vale. Liberar la Fundamentación, figura del deber.
como a tantas otras obras filosó-
ficas, de la égida académica, debiera ¿Qué tipo de sentencia (me pregunté)
llegar a permitir una lectura lite- construirá una mente absoluta?
raria, en nada menor a la lectura del (Jorge L. Borges, La escritura del dios)
Dr. Jekill y Mr. Hyde.
Anagramas en la Eneida, …que los hay,
…La matemática y la filosofía, la los hay. Así lo aseguraba el padre de la
metafísica, siempre me han intere- lingüística estructuralista Ferdinand
sado. No diré que sea matemático de Saussure. Su Curso de Lingüística
o filósofo, pero he encontrado en la General es un libro que resultó del
matemática y la filosofía posibili- dictado de clases recogidas por algunos
dades literarias sobre todo para la de los escasos discípulos que congre-
literatura que más me apasiona: la gaba en la universidad en Ginebra, y
literatura fantástica. Borges, pues, que él mismo no vio editado. Mucho

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menos sus apasionados estudios los que, una vez revelados, dejaban
noctámbulos sobre los anagramas a los trasuntar la verdadera intención de los
que pretendía haber identificado en versículos. Ellos sí tenían la respuesta a
variadas poéticas latinas, estudios que la pregunta que inquietaba a Tzinacán,
después de su muerte fueron hallados el protagonista del relato La escritura
ocupando decenas de cuadernos, para de Dios: ¿Qué tipo de sentencia (me
los que buscó algún eco condescen- pregunté) construirá una mente abso-
diente en el medio académico. En un luta…una sentencia escrita por un
pasaje del segundo canto de la Eneida dios?. Los nombres del Ein Sof (el ser
de Virgilio, Saussure aseguraba escu- infinito) y de las sefirot (que encauzan
char en su lectura, y por más de una las emanaciones divinas), pasan desa-
vez, la palabra Priamides, nombre que percibidos, escabullidos debajo de
alude a Héctor, hijo de Príamo, audi- vocablos inocentes. Lo que auxilia
ción discutible porque dicha palabra aquí no es un oído sensible, como
está cortada en sílabas, y sembrada en en los anagramas de Saussure, sino
forma dispersa en el poema. Lo difícil la adecuada doctrina de fe que alerta
fue asegurar que a la percepción. Para esa doctrina,
Actualmente es frecuente dicha resonancia el Dios creador y demiúrgico es una
el recurso de intercalar una respondiera a entidad subordinada, que forma parte
ventana, donde se recuadra en una siembra del total dispositivo divino. Si en las
tipografía destacada una frase, i n t e n c i o n a l primeras palabras del Génesis 1:1,
extraída del cuerpo del texto. procedida por –Al comienzo creó Elohim (Elohim,
He aquí que esta frase con Virgilio, y no a como Jehová, es uno de los nombres
llamativa frecuencia es reco- un efecto sonoro del Dios creador)–, se sabe leer que
gida de la misma ubicación a casual. El hecho Al-comienzo es un seudónimo de la
la que yo sabía ir a sorprender es que Saussure sefiráh de más próxima emanación al
el meollo ¿Qué es lo que lleva no logró ser Ein Sof, ello arroja como resultado
al autor a instalarlo en dicha convincente. La que también Elohim es una creatura:
ubicación? ¿Lo que le precede pasión empeñada Al-comienzo, (esto es, el Ein Sof) creó
es sólo un relleno? en la revelación a Elohim (esto es el Dios creador). El
de los anagramas Ein Sof es la causa por encima de todas
era comprensible, porque el Curso las causas. El seudónimo (Al-comienzo)
trata del valor de los signos lingüís- del Ein Sof está ahí, porque Él lo
ticos, mientras que la razón de ser grabó, construyó y sostuvo de un
del lenguaje, esto dicho por Saussure modo oculto, conteniendo el secreto
mismo, es otra: es el discurso, de la del más recóndito misterio, tal como
índole que fuere. La voz Priamides lo comenta el Zohar, enciclopedia
requiere de un discurso poético, tanto canónica de textos cabalísticos. Si estos
como un llamativo acorde sonoro hubieran sido los anagramas que deve-
reclama una secuencia musical. Una laban a Saussure, podría él haber sido
palabra es un anagrama si resulta de acreedor de la bendición que alcanza
la transposición o de la dispersión a al hombre libre, que para el Zohar es
partir de las letras de otra palabra. Los quien eleva su frente para revelar e
cabalistas hebreos enseñaban que la interpretar cosas, y no teme. Pero ni
Biblia era un texto sembrado por obra tan siquiera recibió la bendición del
divina de anagramas y seudónimos, mundo académico.

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¿Quién podría negarle a Meister el bien, tal como aparece en el diálogo


Eckhart (¿-1372) el derecho a afirmar Menón (99 e). Se propone instalar la
en uno de sus sermones que todo cris- tesis de que la virtud llega por favor
tiano debiera aspirar a ser un adverbio divino. Dicho así, a secas, la tesis
(Biwort) del Verbo que es Dios, cuando no ganará ningún adepto. ¿Cómo
en un versículo aparece un adverbio, proceder, pues? Platón trae a colación
adosado al término templo de Dios: otras dos tesis, de cuya insuficiencia se
ha resplandecido en el templo de Dios valdrá: una, la virtud se tiene por natu-
como (quasi) una estrella matutina en raleza, y la otra,
medio de la niebla? El adverbio quasi la virtud es ense- No hay diálogo si no hay
es, entonces, un seudónimo que alude ñable. Ni una ni predisposición, si no hay
a la condición del cristiano cabal: la de otra resultan. La un crédito recíproco, prove-
ser un adverbio del Verbo. primera no es niente de la confianza que
cierta, la prueba pudieran despertarse entre si
...los peces no se deducen; las está en que nunca los dialogantes, o de un interés
verdades tampoco (Macedonio ocurrió que se por la diferencia que cada
Fernández, No toda es vigilia la de encerrara en la uno aporta. Pero, al final de
los ojos abiertos) acrópolis a algún cuentas, no habrá acontecido
niño descubierto el diálogo si en alguna de sus
He aquí el relato de una presunción, con la virtud vueltas de tuerca no se puso
suscitada por la lectura asidua de diarios incorporada de de manifiesto un saldo signi-
y publicaciones periódicas. En los mass nacimiento, para ficativo, y la correspondiente
media gráficos, son habituales las notas que nadie los aceptación del mismo.
de comentario, rubricadas con la firma corrompiera, y
de su autor. Debiendo enterarme de una vez que llegasen a adultos fueran
su contenido en un lapso reducido de útiles a la patria. La segunda tampoco,
tiempo, me sorprendí reiteradamente porque los estadistas virtuosos supieron
a mi mismo yendo a levantar siempre enseñar a sus hijos los secretos de la
a la misma ubicación una muestra de equitación o los del combate, pero
no más de un párrafo: pasando un esos hijos nunca salieron imbuidos
tanto la mitad de la nota, digamos, al de la virtud de la que hacían gala sus
promediar el 60 % de la misma. Allí padres, que con seguridad quisieron
me procuraba el meollo. Actualmente transmitirles. Llegados a este punto,
es frecuente el recurso de intercalar sumido el lector en la perplejidad del
una ventana, donde se recuadra en dilema, estará ávido de una resolución.
tipografía destacada una frase, extraída Pero, ahora sí, la tesis antedicha será
del cuerpo del texto. He aquí que esta bienvenida, porque las dos tesis prece-
frase con llamativa frecuencia es reco- dentes no han resultado, y esperaron
gida de la misma ubicación a la que yo con ansiedad la solución. Platón la
sabía ir a sorprender el meollo ¿Qué tiene: la virtud es de otro orden, es
es lo que lleva al autor a instalarlo en un don divino, que no se enseña ni
dicha ubicación? ¿Lo que le precede es se hereda. Esta teatralización es la que
sólo un relleno? nuestro notero helénico desplegaría en
Supongamos que el autor de la nota el 60 % previo, y es allí donde haría
es Platón, discurriendo acerca de la su aparición triunfal la tesis, que no
virtud, entendida como el saber hacer resulta de una deducción ni de una

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síntesis. Pescar o no pescar es lo que cultivando alguna vocación por el


resulta de una jornada de pescador; exilio, y de habitar el mundo con la
los peces no se deducen; las verdades liviandad propia de un estado de trán-
tampoco. Los peces y las verdades se sito, v.gr. los judíos, los gitanos y, por
imponen en virtud de su capacidad causa del internacionalismo del que
resolutiva imprevista. hacían gala, los comunistas.
¿No es esta teatralización la que reali- Desapego, desasimiento, nos llevan
zamos en nuestro hablar discursivo sensiblemente a pensar en el exilio
cotidiano? ¿No es acaso habitual que como opción espiritual, como modo
dramaticemos un intríngulis para de estar en el mundo. Los cabalistas
vender nuestra opinión, legitimada hebreos se animaron a dejarlo por
precisamente por resolver lo que sentado como un espacio imbuido
otros, según nuestra propia coreo- de divinidad. Véase la interpreta-
grafía retórica, no pueden? Nuestra ción atribuida en esta tradición al
creatura estuvo antes y fuera del siguiente versículo del Cantar de los
discurso, pero, para ser aceptada, cantares (5:2). Porque mi cabeza está
armamos un proceso de gestación, cubierta de rocío y mis cabellos de la
de modo tal que aparezca como un humedad de la noche. Dios fue quien
resultado, aunque hubiera precedido sumió al pueblo de Israel en la intem-
al proceso. La Retórica clásica supo perie, pero su amor le llevó a acom-
categorizar estas estrategias discur- pañarlo al exilio. Ante la incredulidad
sivas en término de oikonomía, o de su amada, es precisamente la testa
articulación modular del discurso, cubierta de rocío y de humedad prueba
metábasis, o transformación súbita y de que, sin cobijo, comparte con ella
sorprendente de la tensión, y éxodos, la exposición a los elementos. Con su
o salida al reposo por desanuda- boutade, –Soy un europeo nacido en el
miento. Pero debiera irse más lejos: lo exilio–, Borges también nos deshinibe
retórico no es una fioritura ocasional para pensar el exilio.
para ornamentar el discurso, sino que De Meister Eckhart, quien después
el acto de hablar o escribir discursiva- de fallecido cargó con una condena
mente implica hacer ejercicio de retó- papal promulgada en 1329, proviene
rica, porque hablar es intervenir en la un término afín en el idioma alemán
voluntad de nuestros interlocutores, y de la época, para cuya traducción
para intervenir se requiere persuasión. al castellano se recurrió a Teresa de
A menos que lo nuestro sea del orden Ávila: desasimiento. En un sermón,
de lo asumidamente imperativo. Eckhart hace su presentación
sobre la parábola del evangelio de
Soy un europeo nacido en el exilio Lucas (19:12), donde se relata que
(Jorge L. Borges, 10.2.1983, un hombre noble fue a un país lejano
Clarín, entrevista por para ser coronado rey, lo cual alude
Marie-Banier François) a un irse, a una renuncia gozosa de
sí mismo y de todo lo prescindible,
Los nacionalsocialistas germanos se para ganar todo, para ser devuelto a
definían por la opción sangre-y-suelo sí mismo. La condición de rey ya no
(Blut-und-Boden), para distinguirse perderá la dimensión del exilio, de la
de, y aislar a, los sospechados de estar cual ha resultado.

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En una alocución de Martin ejerce predominio, inspirada en una


Heidegger que data de 1955, búsqueda compartida de la verdad. La
volveremos a encontrarnos con el cultura escolar ha levantado un monu-
desasimiento, aunque otras traduc- mento al diálogo, con Sócrates como
ciones al español optaron por el prócer. En el diálogo Gorgias, Platón
término serenidad. El término original lo pondrá en duda. En esta obra, los
en idioma alemán es Gelassenheit (del interlocutores del personaje Sócrates
verbo lassen = dejar, soltar, ceder), se muestran abrumados, pero no
con el cual se propuso promover el convencidos, con claras expresiones
desasimiento para con las cosas y para de ofuscación y fastidio hacia Sócrates.
con el pensar calculador, tal que, a la Véase este extracto:
espera de un Dios vivo, el misterio y
el sentido oculto del mundo técnico
no se vieran obliterados. Calicles: ¡Qué violento eres, Sócrates!
Sin embargo, Heidegger añoraba un Si quieres creerme, renuncia a esta
nuevo arraigo, porque el hombre disputa o termínala con otro.
es una planta que requiere de la Sócrates: ¿Quién querrá ser ese otro?
tierra para elevarse al éter del espí- Por favor, no dejemos sin terminar
ritu: Todo lo esencial y grandioso esta discusión.
ha surgido cuando el hombre tenía Calicles: ¿No podrías terminarla
un hogar y estaba enraizado en una solo, sea hablando o contestándote
tradición. Preguntamos nosotros: tu mismo?
¿por qué, más bien, no permanecer
en el modo del habitar de las especies O este otro extracto:
migratorias, y no en el de las plantas,
arraigando pero sólo para recuperar Sócrates: ¿Admitimos ésto como cierto?
la movilidad? El arraigo y el apego Calicles: Sí, si así lo prefieres...
vividos por unos como apropiación, Te concedo también esto para que
entrañan el exilio como castigo de puedas terminar tu discurso.
destierro para otros. Por eso, amigo,
más vale desconfía de todo enal- Tras la fachada de un diálogo, Sócrates
tecimiento del arraigo... y anhela arrincona a su interlocutor mediante
adquirir esa mirada fraternal tal que silogismos que amenazan con el
te permita amar, y no excluir, al ridículo a quien se le resista:
prójimo en la diferencia.
Sócrates: El que está castigado,
cuando se lo castiga, sufre por lo
…el silogismo es probablemente tanto una cosa justa.
el más auténtico Vacío que se ha Polo: Aparentemente.
dado… (Macedonio Fernández, Sócrates: ¿No habíamos convenido
No toda es vigilia la de los en que todo lo justo es bello?
ojos abiertos) Polo: Sí.
Sócrates: Lo que hace la persona que
El concepto de diálogo lleva a idea- castiga y lo que sufre la persona casti-
lizar una relación simétrica de dos gada es, pues, bello.
o más personas, en donde ninguno Polo: Sí.

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El silogismo no es mucho más que el Este libro viene a llenar un gran


enunciado a secas de su conclusión, vacío, con otro
salvo los lacónicos asentimientos (Macedonio Fernández, Museo de la
del interlocutor Polo. Al decir de novela de la Eterna)
Macedonio Fernández: el silogismo
es probablemente el más auténtico En un diálogo registrado en 1953
Vacío que se ha dado, aun cuando con un profesor japonés de nombre
la ‘demostración’, la ‘aplicación’, Tezuka, Martin Heidegger procura
etc., todo lo que no es una humilde desalentar la solicitud de definiciones
mostración, también es vacío. Es que le formula su interlocutor, y reme-
evidente que en el Gorgias, Platón no mora que su trayectoria académica y su
deja bien parada la virtud dialógica de obra escrita estuvieron signados desde
Sócrates. ¿Existe, pues, algo así como un principio por el tema del habla,
el diálogo? Si por diálogo se entiende Sage en idioma alemán. Al momento
‘búsqueda conjunta y encuentro de este diálogo, casi cuarenta años
final de una verdad’, puede sospe- después de este principio, Heidegger
charse que está actuando la versión ruega a su interlocutor que le ahorre
edificante acerca del lenguaje, la cual el intento de definir la Sage. Se resiste
lo imagina como carente de inten- a ponerla enfrente como un objeto
ciones premeditadas y de voluntad de examen, –Hablar sobre el habla
de intervención. No hay diálogo si convierte casi inevitablemente al habla
no hay predisposición, si no hay un en un objeto–, e invita al profesor a
crédito recíproco, proveniente de cejar en la pretensión de hacer teoría,
la confianza que pudieran desper- pretensión que nos llevaría a decir
tarse entre sí los dialogantes, o de no otra cosa que: el habla es..., o el
un interés por la diferencia que cada habla consistió al principio en..., o
uno aporta. Pero, al final de cuentas, el habla fue causado por..., o el habla
no habrá acontecido el diálogo si en es posible gracias a... Es en ese sentido
alguna de sus vueltas de tuerca no se que aspiran a pronunciarse disciplinas
puso de manifiesto un saldo significa- como la lingüística, la antropología,
tivo, y la correspondiente aceptación el psicoanálisis, la teología. ¿Porqué
del mismo. Si este saldo es deduc- no? Ferdinand de Saussure, padre de
tivo, como en el caso de nuestro la lingüística estructural, al respecto
Sócrates, estamos ante un acto de jugó limpio, afirmando que estudiará
pobre retórica impositiva. Si el saldo la lengua, y no el habla, porque, de
es una suma ecléctica de las opiniones entre la maraña del habla, la lengua es
vertidas, el resultado será un híbrido lo único pasible de ser objetivado.
efímero. Lo decisivo es que, como Cuando se objetiva, se quiere esta-
en la buena retórica, el saldo cons- blecer una verdad. Lo menos que se
tituya algo novedoso y convincente. puede decir es que la noción de verdad
El mismo pudo preceder al diálogo es ineficaz. Macedonio Fernández
mismo, premeditado por alguno de escribió: Este libro viene a llenar
los dialogantes, o surgir como súbita un gran vacío, con otro. No bien se
iluminación en el transcurso del quiere establecer una verdad obje-
diálogo. En ambos casos, lo decisivo, tiva, sobreviene un otro gran vacío.
lo que le ha justificado, es ese saldo. Buda dijo, según el monje Kosen,

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que el verdadero budismo no es una


verdad, porque toda verdad puede ser
refutada. Y cuando se trata de la Sage
misma, salta todo por los aires. Ello
ocurre porque el habla es interven-
ción, no espejo. Cuando hablo quiero
convencer, provocar que se acepte
algo, reponerme como actor armando
un relato que me tenga como protago-
nista. Lo verdadero, si es que queremos
seguir hablando en términos de
verdad, es lo que logra convencer,
ya sea porque abre una perspectiva
inédita, o porque tiene la capacidad de
resolver un intríngulis en el que otros
quedaron varados. El habla es un acto
retórico, no especular.
Heidegger invita a un silencio de
teorías, al menos en cuanto al habla.
Queda, según él, ejercer el habla
poética, pero no como un acto de
voluntad, sino recién entonces cuando
nos lo sea dictado por gracia del Ser,
y así sus dictados nos conviertan en
sus mensajeros. ¿Será que cuando
devienen grandes, –grandes en edad
y en vigencia–, los filósofos bajan sus
pretensiones de teoría?
Pretenderemos al menos que el habla
y el arte son hermanos: lo verdadero
tiene que persuadir, lo bello también.
Ambos tienen que dar en el blanco, en
el blanco del alma, a la que tienen que
deslumbrar, según Platón en República
(VII, 518 b):

al pasar de la ignorancia a la luz,


queda (el alma) deslumbrada por su
vivo resplandor.

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Macedonio Fernández
y el sueño americano
Por Rubén H. Ríos

La impronta transgresora de los textos


macedonianos supera ampliamente –en la
perspectiva que ofrece Ruben Ríos– la visión
borgeana, un tanto reduccionista, del
“Sócrates criollo”. Su escritura “en objeto”
subvierte al lector, por estar desprovista
de sentido para aquellos que lo buscan
ávidamente, partiendo de las estructruras
convencionales del abordaje teórico lite-
rario y de plataformas encuadradas en la
filosofía apodíctica.
Constructuor de teleologías alternativas,
incluso de la nulidad teleológica, en su
sustantiva polémica con William James
alrededor del pragmatismo, Macedonio se
torna, más pensante, (desprovisto, además
de la limitante dualidad sujeto-objeto) para
quienes lo niegan como pensador o como
imagen del pensamiento. La carencia de rela-
cion entre lo sensible y la imagen pensada
del pensador, distorsiona los argumentos
negadores de Macedonio que se quiebran
bajo la presión de sentidos superfluos.
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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

I. (para nada episódico) dedicado a


Macedonio; el retrato, para ir al grano,
Sin duda, el aspecto (o el haz de aspectos, un tanto costumbrista y anecdótico, que
más bien, y que parten de una raíz en nos brinda Borges del amigo de su padre
común, por otro lado) menos estu- y posteriormente amistoso maestro
diado, menos examinado y desplegado, suyo –a partir de
de la obra de Macedonio Fernández un famoso texto Deberíamos someter a
(1874-1952) corresponde a su pensa- de 1960–, de un sospecha el capítulo borgeano
miento. A lo que él denominaba –pese anciano genial y (para nada episódico) dedicado
al explícito antiacademicismo, de modo excéntrico, suerte a Macedonio; el retrato, para
tradicional– metafísica y que hoy, de Sócrates criollo ir al grano, un tanto costum-
después de todo, ese decir así, se ha entregado a los brista y anecdótico, que nos
vuelto inapropiado, un poco obsoleto, y puros deleites del brinda Borges del amigo de su
aun más: equívoco. Porque esa escritura pensamiento y padre y posteriormente amis-
en objeto, como la denomina (fascinado) para quien (y con toso maestro suyo –a partir
Germán García1, ese discurso en abismo, esto Borges lo dice de un famoso texto de 1960–,
ese balbuceo de lo sensible que prac- todo) escribir no de un anciano genial y excén-
tica Macedonio en sus textos –siempre era una tarea. trico, suerte de Sócrates criollo
fragmentarios, inconclusos, como los Y bien, no entregado a los puros deleites
restos de un naufragio– denominados sólo la distin- del pensamiento y para quien
metafísicos, llevaría adelante una radical ción borgeana (y con esto Borges lo dice todo)
infracción a las estructuras de la meta- entre continente escribir no era una tarea.
física occidental que han modelado y contenido
nuestra noción de realidad o del ser; en –palabra e idea, concepto y significante–
una palabra: del mundo. es harto cuestionable, sino que contra-
Además, al parecer, para aproximarse dice al mismo Macedonio. Dice éste:
al Macedonio pensador habría que
atravesar ( y armados tan sólo de Hago libro con lo pensado hace años,
algunas discutibles categorías o seudo- con lo que percibí claro recién ayer
categorías del supermarket del pensa- y con lo que indago aun mientras
miento contemporáneo) la versión escribo la página. Aun más: en el
ciclópea y absorbente elaborada por la tópico Tiempo trabajaré la vista del
crítica literaria, –más o menos desde la lector; los libros deben ser trabajo a
primera edición de Museo de la Novela la vista, provienen de un hombre
de la Eterna (1967)–; pero –como que como todos tiene muy pocas,
contraparte– sobre todo, y de ello casi ninguna verdad profunda,
dan muestras por ejemplo Oscar del plenamente poseída 4.
Barco2 y más recientemente Horacio
González3, habría que “matar” Como si fuera poco Macedonio agrega:
(como solicitaba teatralmente Witold
Gombrowicz, dicen, desde la cubierta ... en arte también debe ser así, nada
del barco que lo alejaba para siempre de trabajo inconsciente y de arre-
de Buenos Aires) a nuestro quizá más bato, ni la simpleza de aspirar a
grande escritor; es decir, a Borges. hacer caer al lector en la ilusión de
Dicho de otro modo: deberíamos realidad, de estar presenciando, y no
someter a sospecha el capítulo borgeano leyendo ficción. William James así se

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N° 2-3 | Invierno 2005 Filosofía y literatura

mostraba; yo hallo en su ejemplo estí- de lectura (o de escritura), que en el


mulo a seguir mi gusto igual al suyo. fondo le impide leerlo. O leerlo (y en
esto Borges prefigura la tendencia
Retengamos esa mención al filósofo dominante del asedio a Macedonio,
neoyorkino y profesor de Harvard incluso habría que considerar sino
William James (1842-1910), y en tal difunde esa familiaridad excesiva,
contexto. Pero, entrando en tema, hay que acorta demasiado las distancias,
más. Si Borges algo naïf, de llamarlo por el nombre
Si Borges no se instituye como no se instituye de pila), siguiendo el armado de su
el Platón del Macedonio socrá- como el Platón antología publicada en 1961, exac-
tico –según lo inventa–, no lo del Macedonio tamente al revés: desde la metafísica
es tanto (aunque tiene su peso) socrático –según hacia la literatura. Sin embargo, los
por el mito borgeano del Libro lo inventa–, no lo textos filosóficos están ahí, publi-
(la publicación) en el horizonte es tanto (aunque cados, desde el comienzo; y con todas
constitutivo de todo texto, y tiene su peso) por las claves, las pistas. Sin ir más lejos,
que tal vez le haría confundir el mito borgeano en 1907, el Ensayo de una nueva teoría
escribir con publicar. Se del Libro (la de la psiquis 5.
trata, en realidad, de que publicación) en Escrito este al que, prolíficamente, se
Macedonio no es un maestro el horizonte cons- vuelve una y otra vez como en un rito
ágrafo, únicamente –ni prin- titutivo de todo neurótico. Por asunción o por alusión
cipalmente– un expositor oral. texto, y que tal vez más o menos tangencial, más o menos
Los ocho volúmenes de sus le haría confundir directa. Casi todos los estudiosos de
obras completas, los inconta- escribir con Macedonio han sentido el hechizo
bles manuscritos inéditos, al publicar. Se trata, –el encanto al menos, como cuando se
respecto, lo prueban. Eso sí – en realidad, de hojea una vieja revista de modas– de
lo que debe darnos una señal que Macedonio ese lejano texto han captado, de uno u
de la vasta dimensión de su no es un maestro otro modo, la suntuosidad, el fulgor,
empresa intelectual, y no tal ágrafo, única- el momento stard-top de Macedonio
vez sólo de su imposibilidad–, mente –ni prin- (un oscuro pensador de provincias, un
en vida, publicó poco. cipalmente– un literato extravagante) descorriendo,
expositor oral. apenas, su relación epistolar –filosófica,
Los ocho volúmenes de sus obras precisando– con uno de los más céle-
completas, los incontables manuscritos bres filósofos de la época. Claro, es
inéditos, al respecto, lo prueban. Eso William James: el mayor psicólogo de
sí –lo que debe darnos una señal de la todo tiempo y filósofo de la emoción,
vasta dimensión de su empresa intelec- del pluralismo y del pragmatismo...
tual, y no tal vez sólo de su imposibi- dice Macedonio por 19296; mi total
lidad–, en vida, publicó poco. maestro enfatiza en 19447.
Borges, en todo caso, reconoce En fin, se trata de cierta discusión
haciéndole justicia –y con cierta carga con William James (fechada aquí en
emotiva infrecuente en él, con admi- 1906, pero que se extendería proba-
ración y nostalgia–, como pocos, en blemente hasta 1909 a través de dos
Macedonio al pensador y no parcial- cartas más)8 acerca –en el dominio de
mente al literato. Sin embargo, la psicología prefreudiana– de la conti-
habría un prejuicio básico, acaso un nuidad de los estados de conciencia,
deslumbramiento, y hasta un modelo según postula Macedonio, bajo el prin-

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cipio –digamos– de la intensidad (que absurdo, su humorismo11), entonces se


subsume Imagen, Sensación, Afección, jugaría ahí mismo –en la palabra, en la
Representación: lo que Macedonio escritura– toda o gran parte de la dife-
denomina Especificidad). Y a la cual rencia filosófica entre William James y
James, en la carta transcripta en el Macedonio.
Ensayo de una nueva teoría de la psiquis, Pero en qué consiste su pase de manos,
no se opone de modo frontal, aunque le su gesto? Uno de los avisados, cabe
resulta decididamente paradójico. suponer (maliciosamente) antes que
Pero no nos engañemos; si bien el otros, sería –otra vez– Borges. En
problema no es menor (es, a decir una carta (sin fecha12) Macedonio le
verdad, crucial), la diferencia no afecta comunica:
la devoción –mayor que la ofrendada
a Schopenhauer9– de Macedonio por ...lo que me preocupa es la Metafísica;
James. Recordemos, por ahora y al es decir redondear a William James,
pasar, aquel texto de 1944: que es todo lo que falta a la huma-
nidad consciente.
Sé que hago metafísica poco acadé-
mica; –dice Macedonio– mi total Y todavía más frontalmente se lo hace
maestro William James no la hacía saber, por 1942, a González Lanuza:
poco ni mucho y después de él ya no
se puede ser original en metafísica no Yo retengo la pretensión de completar
académica, que ya quedó inventada; a William James que lo supo todo
soy sólo una manera de exponerla 10. salvo un casi que yo creería poder
llenar; usted conocerá mi síntesis
Lo cual no significa (sino Macedonio, metafísica pronto: adición sola, no
nuestro primer metafísico al decir de síntesis, a lo que faltó mínimamente
Scalabrini Ortiz en el prólogo a No toda a William James 13.
es vigilia la de los ojos abiertos (1928), no
iría más allá de lo meramente epigonal) Completar a William James, sumarle
que su pensamiento no se atreva a la un “casi” que falta, plegarle un suple-
autonomía. O a la originalidad. Quiere mento mínimo al pragmatismo: eso (y,
decir –y lo dice, en todo caso– que al parecer, en el actual estado de remo-
James (y, tal vez con injusticia, no ción de sus papeles, no otra cosa) ha
Schopenhauer) inventó una modalidad sido –por lo menos desde finales de la
a la que adscribe, esto es metafísica no década del 30– el proyecto “filosófico”
académica. Y se reserva –y tratándose de Macedonio Fernández. En cuyo
del estilo de Macedonio no habría que caso nos encontramos, de entrada, con
considerarlo irrelevante, ni menor–, en algunas (pocas) certezas y en un hori-
cambio, una manera propia. zonte desconocido.
Ahora, en esta manera (si resulta
imposible, o forzado, distinguir en la
escritura de Macedonio continente II.
de contenido, forma de fondo, pues
todo se resolvería en la inmanencia Para introducirnos, como Teseo pero
de la palabra y por ahí se filtra, en sin ovillo alguno, en la intrincada rela-
una especie de demostración por el ción Macedonio-James, o aun peor: en

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la relación de Macedonio con el prag- Primera gran toma de distancia con


matismo e, incluso con el utilitarismo, respecto al psicólogo James, desde ya.
ambas doctrinas pertenecientes a la Sin embargo se trata de una sustracción
tradición angolsajona –lo apropiado –del yo, por supuesto, aunque quizá
sería despejar el camino hacia ese en tanto sólo cierto ultraveloz y enre-
laberinto. En suma, abrir la discusión dado montón o haz de percepciones sin
iniciada en 1906 entre ambos, echar identidad real, al modo de Hume– y
una mirada ahí, donde hoy quedan no de una adición, tal como lo enuncia
sólo restos– señas vagas, códigos –y con insistencia– en la carta de 1942
arruinados, relentes –de aquella a González Lanuza. Pero todo ello,
correspondencia (y testimoniada al cabo, no haría más que ilustrarnos
unilateralmente por Macedonio)– al Macedonio consabido del almismo
aunque quizá no importe tanto lo ayoico, al filósofo de esa única realidad:
discutido sino los bordes, sino el halo, lo Psíquico; y nada del que comple-
el juego de sombras. taría a James, y quizá al pragmatismo.
En principio todo se muestra o se El camino inverso –complementario–
organiza en torno a la tesis sinestésica a recorrer consiste en seguir las adhe-
de Macedonio: no existe lo especí- siones de Macedonio a James. Seguirlo
fico en el orden de los sentidos, de por ejemplo –momento sensacional,
la sensibilidad14. digamos full colors, del pensamiento
Sé que hago metafísica poco Sin embargo, argentino– cuando, en cierta carta, le
académica; –dice Macedonio– si en 1906 con apostrofa al filósofo Carlos Astrada:
mi total maestro William esto no alcanzaba
James no la hacía poco ni para provocar Como empiricista radical al estilo de
mucho y después de él ya no la refutación W. James, no creo en ninguna clase
se puede ser original en meta- de William ni necesidad de fundamentos 17.
física no académica, que ya James, por
quedó inventada; soy sólo una 1930 la produ- O en otra carta18, esta vez a Adolfo de
manera de exponerla. cirá –de paso, Obieta, donde asevera:
refutando a su
oponente– él mismo15. Y, en el movi- Mi teoría que creo la tomo de
miento –movimiento princeps– que lo W. James es que: el Interés, Voluntad,
arrastra fuera de la esfera psicológica, Deseo (estado sentido), actúa direc-
hundiendo al ser (la univocidad) en el tamente sobre cierta parte de la
mar sin orillas de lo múltiple sensible. Materia, del Mundo, poquísima; es
En rigor (y en particular) buena parte nuestro cuerpo, y de este cuerpo muy
de las escasas objeciones a James poca parte...
apuntan, para decirlo todo, preci-
samente al soporte psicológico de Pero, por lo demás –y tenemos muy
la sensibilidad16: a la antropología, poco o casi nada– las breves referen-
la egología, al yo, o dicho de otro cias a James basculan entre la cita de
modo, a la subjetividad, la conciencia. apoyatura o el reconocimiento.
Esta última –según Sartre y algunos Es como si Macedonio hubiera ocul-
otros– siempre conciencia de algo tado (o, quizá, olvidado o, acaso,
y, a la vez, conciencia de conciencia: postergado) el sistema (o la falta de
autoconciencia. sistema) de articulaciones, de enva-

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ginamientos, desplazamientos, inte- psyché, el genial autor de Museo de la


graciones o desintegraciones, el Novela de la Eterna– con una filosofía
hipertexto (acaso la síntesis metafísica (rescatada en la posmodernidad por
que le promete a Gonzalez Lanuza el filósofo estadounidense Richard
en 1942) –en definitiva– que como Rorty) de lo útil y de lo instrumental,
consecuencia hiciera conexión –acople la felicidad laxa y el reformismo polí-
suplementario, adición– con William tico: tan luego él, un utopista? En
James. Y a todo esto, cabe preguntarse: principio, y aproximándonos con
¿cuál James? Porque, descontado, no cautela, bastante.
se trataría de todo James. En realidad, James en la primera conferencia
a Macedonio le interesa –y así lo hace (Pragmatismo se compone de ocho
saber19– dos campos discursivos: la conferencias pronunciadas entre
psicología y el pragmatismo. noviembre de 1906 y enero de 1907,
Ahora bien, Macedonio (el Macedonio es decir en momentos que se inicia
básico) –en la elaboración del la supuesta correspondencia con
almismo ayoico (así como su tesis Macedonio), y apelando al argu-
del Ostensibilismo –“todo es lo que mento ad homini –como dirían los
parece”– supone la liquidación del ser lógicos–, abre fuego contra el racio-
como fundamento)– ha eliminado, ha nalismo –los principios universales,
restado, sustraído, suprimido al sujeto las abstracciones– a favor del empi-
clásico, y luego, por necesidad, a toda rismo –los hechos, la experiencia,
psicología. De modo que la cobertura las percepciones–. El punto es que
de esa falla mínima que encuentra en de esta divergencia filosófica (algo así
James, la pretensión de completar a como idealismo versus sensualismo)
William James –como dice en la carta James, tomando partido por uno de
a González Lanuza– que Macedonio los bandos –muy nietzscheanamente,
retiene (Yo retengo la pretensión de podría decirse, aparte de cierta divi-
completar a William James afirma) sión entre espíritus delicados y rudos–,
en 1942, si se llevó a cabo, envía a la hace una diferencia temperamental entre
vía regia del pragmatismo. Nos coloca, filósofos 21. Reducción, por supuesto,
como ante un building repentinamente que pone en escena –concepto mate-
nimbado de magia y secreto, frente rialista– el cuerpo; el cual a la vez –al
a un texto central –la cumbre para decir de James– contra la perfección
Macedonio– de James: Pragmatismo 20. eternamente completa del funda-
Y, a la vez, también, quizá nos hace mento absoluto (lo suprasensible) de
sentir la cercanía de esa obra para- las cosas, remite a lo sensible.
digmática o emblemática dedicada Aquí, por fin, hallamos un delgadísimo
a John Stuart Mill (por paradoja o hilo de donde tirar. En este sentido,
ironía) nunca más lejos de Macedonio en el sentido ontológico, Macedonio
–nunca más lejos de su vuelo filosófico, completaría a James más allá del
de su agramatismo, de esa figura fami- sujeto. O, mejor, de cierto sujeto.
liarizada con la sensibilidad que insiste Subsumiría entonces, siendo lo propio
en la cultura argentina desde hace del almismo ayoico, los temperamentos
tanto tiempo. Pues, verdaderamente, –la expresión– en la substancia (si se
qué tendría que ver Macedonio –el tratara de un subjectum a lo Spinoza)
pensador de la inmanencia sensible o de la psyché del mundo. Se intro-

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duce, así, cierta alteración de impor- beneficioso para la vida); y en tanto se


tancia en el dualismo –teoría/práctica, trata de creencias –“útiles”–, además, el
sujeto/objeto, res cogitans/res extensa– mismo movimiento capta a la religión.
que persiste, y fundacionalmente, Así James, en la tercera conferencia,
en los presupuestos y supuestos del superpone (con inspiración, hay que
pensamiento jamesiano. decirlo, un poco fundamentalista)
Esto puede apreciarse en la segunda materia, energía, Dios, plan de la
conferencia (“El significado del prag- Naturaleza, en cuanto –no importa el
matismo”), en la cual James –operando nombre teológico– nos otorgan unas
con el esquema ideas/hechos– esta- vacaciones morales, “la promesa” de un
blece el gran principio pragmático: porvenir mejor23.
En Macedonio, comparando, todo
un significado que no sea práctico sucede menos dramáticamente. No
es, para el pragmático, como si no hay drama, sino tragedia. Al fatum
existiera22. (darse, “donación”) del acontecer
sensible –y no sería posible otro acon-
O, mejor dicho, como si sólo exis- tecer más que el del afecto– pertenecen
tiera en abstracto (“verbalismos”, diría tanto las “ideas” como los “hechos”.
Macedonio), en los papers de los depar- No hay diferencia. Más todavía:
tamentos de filosofía. Procedimiento “no hay más que descripción de una
que, desde ya, Experiencia imprevisible24”; y a eso
En Macedonio, comparando, pretende vaciar lo denomina (y no a algo oculto)
todo sucede menos dramáti- de toda tras- Misterio: a ese carácter gratuito,
camente. No hay drama, sino cendencia a los errático, del mundo25.
tragedia. Al fatum (darse, s i g n i f i c a n t e s Hundido el fundamento de las cosas
“donación”) del acontecer ontológicos, pero sensibles, Macedonio es más radical
sensible –y no sería posible para sujetarlos que James. Más interesante. Nada
otro acontecer más que el del mejor a otros lo obliga a recurrir a fundamentos
afecto– pertenecen tanto las s i g n i f i c a n t e s ad hoc, a significantes prácticos (a las
“ideas” como los “hechos”. No – “ r e a l i d a d ” , creencias, en suma26), para disimular
hay diferencia. Más todavía: “hechos”, “expe- la incertidumbre de la vida humana, o
“no hay más que descripción de riencia concreta”, no humana. Esa preocupación –por la
una Experiencia imprevisible”; “efectos prác- “vida”, el “mundo”– de su maestro en
y a eso lo denomina (y no a algo ticos”– no menos Macedonio no tiene lugar. O tiene
oculto) Misterio: a ese carácter trascendentes, no un lugar de pasaje (“El zapallo que se
gratuito, errático, del mundo. menos ontoló- hizo cosmos”, por ejemplo, algunos
gicos, sólo hay un textos de sesgo biologista), siempre
reemplazo de teleología: las teorías son experimental. Se lo dice a Astrada en
instrumentos útiles para la vida. Y no, una exclamación: Nadie sabe qué le
por ejemplo, para descifrar el enigma conviene más a una especie, ni siquiera
del universo o captar lo verdadero. si le conviene ¡vivir!27
Inevitablemente esta reapropiación Con todo, la vida –producto de
o inversión del sentido, en vista a un golpe de dados que se repite (“...a cada
fines prácticos, de la tradición filo- momento debe repetirse el azar que
sófica, también absorbe a la noción por primera vez originó la vida...”)28–,
de verdad (es verdadero aquello que es se comporta como una voluntad de

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vivir; es decir, quiere, aunque no todo riencia de la conciencia humana bajo


querer da lo mismo: una estructura más amplia: la del
bildungsroman instrumental y utili-
...debe suprimirse el rótulo tario del pragmatismo33.
‘seres vivientes’ o vivos –escribe El sentido de todo ello, sin duda,
Macedonio– y reemplazarse por falta. En Macedonio también, pero
‘seres sobrevivientes’; debe hablarse falta en general y no cada momento
de especies o individuos sobrevi- en particular (y esto, justamente, por
vientes. Un ser vivo común, o sea aquello). Puesto que la vida, y la vida
sobreviviente, no es más que un humana (en especial), como parte de
individuo que se adaptó mientras la inmanencia sensible, se constituye
perecían muchos otros cualesquiera teleológicamente. Lo que sucede,
iguales (...) Un sobreviviente no a diferencia de James (para quien
debe tener nada que no sea teleo- cualquier teleología de efectos prác-
lógico; pero hay una superior a la ticos, útiles, es preferible a ninguna),
teleología del Longevismo: la teleo- y porque éste atiende al sentido del
logía del Hedonismo29. objeto en vez de al campo de posi-
bilidades de lo sensible, es que en
Aquí nos aproximamos finalmente a Macedonio –el Macedonio utopista–
un suplemento de relativa importancia se desarrolla crispadamente una crítica
al sistema de James. Mientras en a la teleología vital del antrophos. Al
Macedonio el ser (lo Uno), en realidad, para qué. A eso apunta –es decir: al
no es –no existe, puesto que el mundo surgimiento de otra sensibilidad y
sensible, la psyché, no tiene sustancia otra teleología, en todo caso– la fuerte
y, por lo tanto, habría sido dada la crítica social y política (y también la
nada en vez del ser30–, y no siendo preocupación constante por el dolor,
sino pura representación sin voluntad las enfermedades, etc.).
en el sentido de Schopenhauer (o puro
modo, pura “Naturaleza naturada”,
puro “cuerpo”, según las categorías de III.
Spinoza), puro fenómeno, carece de
determinación, de teleología. Observemos, antes de avanzar sobre
En James, por el contrario –según la las consecuencias de esta crítica sobre
cuarta conferencia–, el ser ( lo Uno) el humanismo de James (séptima
sólo puede concebirse en términos conferencia), que tal “adición”
teleológicos, si bien se trata –dentro, de Macedonio al pragmatismo
una vez más, de cierta inversión del –la dimensión crítica– comporta
dispositivo hegeliano, al parecer, cierta performatividad antipragma-
tomado de Schiller– de una teleología tista. Hiere el núcleo del pensamiento
abierta o negativa31, donde lo Uno (el de James, pero también la teleología
ser unívoco) estaría hipotéticamente al de la felicidad –extraída o heredada
final –y no al principio– del proceso del american dream–, esa eudemono-
pragmático del mundo, siempre frag- logía del pragmatismo posmoderno
mentario (múltiple) y plural32. De este de Rorty. Es como si, con Macedonio
modo (quinta y sexta conferencia), la –que no haría más que radicalizar la
épica de James hace ingresar la expe- desfundamentación de su maestro34–,

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garía el suplemento definitivo (y el


más problemático) a William James.
De manera que éste, sobre la base
de un devenir múltiple (tendiente, y
quizá a perpetuidad, como el perso-
naje de Kafka que jamás llega al
castillo, a la unificación del mundo),
en la séptima conferencia, distingue
–en el constructo humanista– tres
partes (muy apegadas al empirismo)
de la realidad: las sensaciones (“que
nos son impuestas sin que sepamos de
donde vienen”), las relaciones entre
las sensaciones o entre sus copias en
nuestra mente (de dos tipos: mudables
y fijas, esenciales estas últimas asig-
nadas a la teoría del conocimiento), y
las verdades previas (“adicional a esas
percepciones, aunque en gran parte
basada sobre ellas”).
Las dos primeras partes son mudas,
Macedonio Fernández mientras la tercera –el tejido de las
creencias– concentra el lenguaje,
la instrumentalidad pragmática las descripciones de la realidad; o, en
(y el proceso de mutación que supone) rigor, la “realidad” misma, puesto
sufriera una conversión de sentido. Es que para James no existe la realidad
decir, la “acción” (pragma), orientada en sí –círculo vicioso– sino solamente
más allá del (lo) útil; en suma, como si nuestra creencia acerca de la realidad.
la teleología de universo abierto –pero De ahí que, rectamente, el estatuto
de economía cerrada– de James (o de del hombre –contra el fondo evanes-
Rorty) se ensanchara. cente del mundo– corresponda al del
¿Hacia dónde? Hacia lo ilimitado, sin creador 35. Si bien lo es sólo en parte (la
duda. Para Macedonio todo es posible, ya parte humana), actúa como el agente
que la inmanencia sensible –la psyché, principal de la astucia de la razón prag-
los estados del mundo experimentados mática. Es decir, es un creador instru-
por una sola sensibilidad y no por los mental, del medium teleológico.
sujetos– no responde a ninguna ley, a Por supuesto en Macedonio, por
ningún fundamento: sólo “fenomena- empezar, no hay sensaciones (affectus)
lismo”, acontecer, y bastante caótico por un lado, y percepción heurística
por poco que se piense. Ahora, en –mediante la creencia– de la realidad
cuanto al hombre (o, mejor dicho, a por otro. Esto porque, como sabemos,
los hombres), a la humanitas, en torno la dualidad sujeto/objeto ha sido, en
a la cual gira la séptima conferencia de él, abolida. Todo lo que hay –o, mejor
Pragmatismo, cabe decir igualmente que no hay (la donación de la nada, de
otro tanto. Porque es allí, con relación lo insustancial)– sería el flujo sensible:
al hombre, donde Macedonio agre- si se quiere, el Alma del Mundo del

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Timeo de Platón –esa psyché compuesta posibilidad, en la ontología negativa


del Ser, lo Mismo y lo Otro a la de la psyché, resultaría por completo
manera de una esfera de doble hélice imposible. Todas las oscilaciones
intermedia entre lo sensible y lo inteli- –los embrollos– de Macedonio37 se
gible– sometida a una inversión (como basan, por el contrario, en un concepto
pedía Nietzsche) en la cual lo Otro (la tomado de la tradición metafísica, es el
alteridad, la pura diferencia pero no de concepto de representación quizá here-
algo, la diferencia en-sí) se convierte en dado en especial de Schopenhauer y, en
el principio propio de la sensibilidad definitiva, de toda
desencadenada. la metafísica de la Todas las oscilaciones –los
Por lo que el hombre –si es que nos conciencia que, embrollos– de Macedonio
mantenemos en ese registro– no como un falso se basan, por el contrario,
tendría oportunidad de agregar, de juego de espejos, en un concepto tomado de
añadir, cosa alguna a la “Externalidad”, crea la presencia la tradición metafísica, es el
como la llama Macedonio, quizá en donde no la hay. concepto de representación
distorsionada sintonía con el mundo O nunca la hubo. quizá heredado en especial de
como absoluta percepción del obispo Ya que, desde Schopenhauer y, en defini-
Berkeley. No hay exterioridad posible. luego, sólo tiva, de toda la metafísica de
No hay cosa extensa, se entiende. puede haber la conciencia que, como un
En segundo término –y entraríamos, re-presentación falso juego de espejos, crea la
al parecer, en cierto umbral de indeci- (mediación) de presencia donde no la hay.
dibilidad– está la cuestión a dilucidar la presencia, del
de las “copias”, como dice James con ser, en tanto que éste se concibe como
Hume, de la instancia sensible. La cues- presencia (ente). Pero la afectividad, la
tión (a dilucidar), en el pensamiento sensibilidad, en este caso, es (si puede
de Macedonio, de las “imágenes” en decirse así) el no-ser mismo, por lo tanto,
cuanto re-presentación o copias de la supone la disolución inmediata de todo
sensibilidad o psyché. El problema no ente (presencia presente) en un estado
es para nada secundario, puesto que afectivo, y como tal –sentir sin imágenes,
–y en eso le va la suerte de Macedonio sin percepción– irrepresentable. Y más
en ciertos debates del pensamiento aún: como tal contingente. Con esto
contemporáneo–, allí mismo, quizá Macedonio se resguardaría de la meta-
se decide ( sobre todo) si se trata de física de la presencia, pero generaría un
un pensador de la tradición metafísica problema mayor.
(ontoteología, en jerga heideggereana), Queda claro algo: lo sensible permanece
o no. O, dicho todavía más sofistica- irreductible a la mediación. Y si la
damente, si Macedonio forma parte de psyché se define como el continuum de
la metafísica de la presencia, o no. los estados irrepresentables en –prepo-
Eso –el rebasamiento de la metafí- sición de lugar– una sola sensibilidad o
sica– anuda y desanuda las aporías, afecto, o bien esta produce (igual a una
las vacilaciones, de Macedonio, ante physis) los estados, o bien los traduce.
(como lo advierte, en su libro, Horacio Pero, tanto en lo primero como en
González36) la relación –o falta de rela- lo segundo, la sensibilidad misma (si
ción– entre lo sensible y la imagen. En existiera) no sería más –recordando
realidad, entre los estados del mundo a Derrida– que una huella. En esa
y la representación de estos. Pero tal diferencia (se diría, entre el no-ser y

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el ente) Macedonio hallaría el motivo mudez, el lenguaje –las descripciones–


principal para llamar a su pensamiento viene a llenar esa carencia de modo
idealismo. Porque, en principio, todo creador, pero siempre de modo útil. La
discurso –escena privilegiada de la saga pragmática de James –saga, por lo
representación de la conciencia– que demás, fácilmente superponible a la
pretenda la transparencia ontológica se de la técnica “provocante de la natu-
enroscaría sobre sí mismo: no tendría raleza” (Heidegger) con fines prácticos
otro destino que la circularidad auto- o razón instrumental (Horkheimer)–
referencial, logocéntrica. no admite, concluyendo, otro modo
Todo el tiempo la escritura de creador para el hombre. Incluso,
Macedonio (que explícitamente éste como fabricante de creencias (la
renuncia a ser otro cosa que texto) da realidad misma, para James), sirve al
testimonio del carácter intratable de lo deber-ser de la teleología negativa de
sensible. Más todavía: “afectividad”, lo útil, de la utilidad. Y, como tal, el
“sensibilidad”, “afecto”, etc., confor- pluralismo se revela –con todos los
marían –lo mismo que el universo slogans democráticos– un estrecho
entero del lenguaje– sólo puros signi- corredor que rechaza lo inútil, el
ficantes sin correlato “real” de un exceso, “el gasto puro”; en otras pala-
incondicionado extralingüístico. bras, lo ilimitado.
No obstante, a ese nivel, habría De la misma manera que hay algo reli-
que conjeturar, por el contrario, gioso –del orden de la escatología–,
un condicionado lingüístico (sólo un y cierta teología negativa (el “misterio
producto del lenguaje); y en conse- original”) que hace posible esta
cuencia, admitir –como insinúa razón instrumental, alimentando la
Macedonio (“no hay más que descrip- conciencia iluminada de la “creencia
ción de una Experiencia imprevi- en la creencia”, también la intervención
sible”)– que la psyché consistiría (sin humana –cautiva de la finitud en el infi-
consistencia alguna) únicamente en nito potencial del devenir– se somete
la praxis del lenguaje nombrando o (ahora, a nivel del ente objetivado) al
describiendo el acontecer errático del límite infranqueable, utilitarista, deshis-
mundo. Es decir, lo que Macedonio torizado, profano, del trabajo.
define como “idealismo” (si se quiere, Casi, podría decirse, que con el prag-
algo así como el espíritu absoluto inver- matismo de James asistimos a una
tido, sensible, aunque sin dialéctica, transfiguración del esclavo hegeliano;
“nominalista”), y que, según la lógica extraña transfiguración de tipo antro-
irrepresentable o impresentable de la pológico (“humanista”, aunque de un
inmanencia de la sensibilidad, cabría humanismo zoológico y anonadado38)
denominar (dado el poder performa- que renuncia a la lucha por la libertad.
tivo del lenguaje que, virtualmente, Por lo menos. Y coloca en su lugar la
“hace mundo”) pragmatismo poiético o lucha por la supervivencia a través de
mitopoético del acontecimiento. la generación de instrumentalidad.
Todo ello, en James, se encuentra (se En cambio, con Macedonio, de
refleja) como en una remake dema- acuerdo a “esa única realidad: lo
siado concebida para hacer buenos Psíquico”, el hombre (el sujeto) se
negocios. Si la sensibilidad (que, en desvanece en la nada. O en la inma-
él, no es irrepresentable) adolece de nencia sensible, lo que vendría a ser lo

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mismo, aunque “nada” –la palabra–


no significa “vacío”. Allí actúan, por
doquier, los sense-data del viejo empi-
rismo desubjetivizados y desobjetivi-
zados, sin fundamento, –y aquello que
lo es todo– isomorfos al lenguaje.
De existir (ontológicamente hablando,
en el sentido fuerte) una entidad –por
decir así– llamada “sensibilidad o
psyché ”, de ella no tendríamos más que
ecos, trazos, marcas o huellas, pero al
no existir en-sí, sino como autoposición
del pensamiento de Macedonio que
tacha la instancia suprasensible de la
metafísica, el lenguaje (que tampoco
existiría, en sentido objetal) agota
–recubre– toda la dimensión del “ser”.
Por lo cual, psyché sería el nombre de
la actividad incesante de la producción
inmanente de los estados del mundo en
mento– al pensamiento de James
el nombrar. Supone, en todo caso, la
(y por extensión, al pragmatismo) lo
nada –¿el silencio?– como sus bordes,
trasciende. Y en mucho. Ese “casi”
aunque no como su límite.
(de acuerdo a Macedonio) que le faltó
Aquí entramos, y a través de caminos
a James (en vocabulario metafísico:
–o de desvíos– por completo diver-
que el “ser no es dado”) se convierte, al
gentes, a una zona vecina de las tesis
fin, por un desplazamiento al interior
tardías –“nominalistas”– del viejo
del pragmatismo, y desde un exterior
Heidegger acerca del lenguaje39.
“místico”, en el pretexto para proyectar
Y donde –salvando las distancias,
otro horizonte, otra sensibilidad, quizá
todas las distancias del caso– la
el esbozo de otro pensamiento.
psyché se asemeja (comparten la
De modo que sobre James (y para
misma tonalidad, el mismo rechazo
quedarnos en James) cae un efecto
de la operatividad técnica) al Canto
cascada de transmutación o de
(“melos”) del Mundo, al modo
aniquilación en el corazón de la
mismo del Ereignis, del –traduciendo–
concepción humanista; lo que no es
“evento que co-apropia” donando, así,
poco por tratarse, en el fondo, de un
el ser, nada menos: el ser. Punto denso
humanismo. No a favor, sin embargo,
de confluencia –tal vez de encruci-
de lo inhumano o lo no-humano
jada– que enunciaría de algún modo
(o, incluso, de esa “eternidad”
lo mismo: “¿el ser es la donación de la
sospechosa, algo teologizada, que
palabra?” Quizá.
Macedonio le adjudica a la sensi-
Pero volviendo de estas oscuridades,
bilidad a la manera de Spinoza o,
para volver a la cuestión central,
incluso, de Berkeley), sino más bien
a William James, a esta altura se
a la inversa. Esto es: –corriendo el
hace evidente que la “adición” de
peligro de resubjetivizar todo o algo
Macedonio –el complemento o suple-

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peor, quien sabe– la psyché no sería (aunque ya no sería el “hombre”, el


posible sin el antrophos o sin aquello “sujeto” tal como lo conocemos) tiene
que, en su lugar, hable. No digamos que asumir la tarea –que le vendría
–esa “invención reciente”, como impuesta por la inmanencia irrepresen-
dice Foucault– el “hombre”. Pero la table de la sensibilidad– de “hacer” el
psyché (dejando entre paréntesis el mundo describiendo lo que aun no tiene
“hombre”) requiere de cierta subjeti- nombre, lo que aún no ha advenido, o
vidad que escuche, hasta lo inaudito, está por advenir, a la palabra, al mundo.
el “Canto del Mundo” y diga, nombre Tarea esta, para decirlo todo, más que
lo innombrado. Lo otro, la alteridad. humana, “sobrehumana”. O dicho,
Lo que aún no “es”. abusando del entrecomillado, con una
Mientras en James (y quizá, por defi- fórmula retórica: “el nominalismo
nición, en los humanismos metafí- de la sensibilidad” de Macedonio
sicos) el hombre ante los sense-data del Fernández sería justamente un
campo de objetos y sus leyes, envuelto “superhumanismo”. Y tal tarea, al
en sus creencias útiles, en sus egologías, menos, tendría un “nombre” provi-
en su mathesis universalis, como un sorio, un nombre que no lo nombra
cruzado escéptico –y ascéptico– en su o lo tergiversa, un nombre melan-
armadura, se re-presenta a sí mismo por cólico y aproximado, menesteroso
medio de la creación de instrumenta- y destellante, arcaico e improbable:
lidad al servicio de la racionalidad del pensamiento poético, mitopoiético (de
dispositivo técnico, guiado a su vez por poíesis: “invención”, “creación”), esto,
una teleología ciega (o la del american por supuesto, si algo así es posible o
dream), en Macedonio el “hombre” simplemente todavía pensable.

NOTAS

1. García Germán, Macedonio Fernández: la escritura en objeto, Buenos Aires, Siglo XX, 1975.
2. Del Barco Oscar, “Macedonio Fernández o el milagro del ocultamiento”, en La intemperie sin fin, México,
Universidad de Puebla, 1985.
3. González Horacio, El filósofo cesante, Buenos Aires, Atuel, 1995.
4. Fernández Macedonio, No toda es vigilia la de los ojos abiertos, Obras Completas, vol. VIII, Buenos Aires,
1990. Nota al pie insertada por Adolfo de Obieta en “Yo sé la palabra en la boca del ser” (1930), p. 355.
5. Fernández Macedonio, Papeles Antiguos, Obras Completas, vol. I, Buenos Aires, 1981, pp. 74-81. Publicado
originalmente en “La Universidad Popular”, N° 10-12.
6. Fernández Macedonio, NVA, op. cit., “Extractos de correspondencias espiritualistas”, pp. 237-238.
7. Fernández Macedonio, NVA, “Verdades pedantes frías y verdades calientes” (1944), p. 380.

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8. Cf. En “Extractos de correspondencias espiritualistas” escribe Macedonio: “William James, viviendo en


Cambridge, Massachussetts, U.S., calle Irving 95, envíame dos fotografías suyas y varias cartas interesándose por mi
preconización espiritualista y por una teoría psicológica de la Especificidad, original mía, que, parece, singularmente
le impresionó. La impugna, pero queda en hacer observaciones ad hoc y exhórtame a observar en sensaciones de más
extensión y duración, pues yo negaba la pura especificidad estimándola aperceptiva y no inmediata. Me escribió con
fecha noviembre 3 de 1908 y luego en agosto 27 de 1909 (...) Mi teoría se la expuse en inglés y francés (...) Yo mani-
festábale pensar que su teoría de la Emoción era, de inspiración o de consecuencia, optimista. Si bien por otro lado,
en NVA, “Definiciones de ideas y vocablos”, p. 307, parágrafo 6, Macedonio asegura que la correspondencia
con James se produce entre 1906 y 1911, cuando James muere en 1910.
9. Fernández, Macedonio, Epistolario, Obras Completas, vol. II, Buenos Aires, 1991. Carta a Juan B. Justo,
marzo de 1926, pp. 151-153. “...creo que el único pensamiento claro (pero ni completo, ni realmente honesto
siempre, algo teatral) es el de Schonpenhauer”.
10. Fernández, Macedonio, op. cit., “Verdades pedantes frías y verdades calientes”.
11. Hay que subrayar aquí cierta conexión, también, con James. En Cuadernos de todo y nada, Buenos Aires
1972, pp. 32-33, Macedonio anota: La vivencia de absurdos. De William James debió decirse: Hizo llorar a la
Tautología pero sonreír, vivir y ser vividos a los absurdos. Yo lo imito: soy como su Jefe de Trabajos Prácticos en mi
humorismo. Comprender los absurdos significa comprender que todo es posible.
12. Fernández, Macedonio, op.cit., Carta a Jorge Luis Borges, sin fecha, p. 24.
13. Fernández, Macedonio, Ibíd, Carta a Eduardo González Lanuza, junio 30 de 1942, pp. 75-76.
14. Cf. ...llamamos color y forma a una sensación que no ocurre nunca sin cambio en ese grupo de sensaciones que
llamamos ojo. Este el asunto prominente de mi correspondencia con el psicólogo James entre 1906 y 1911. Las
veinte páginas en que le expuse mi tesis negando la especificidad sensorial, visión, audición, contacto, nacieron de
un ensueño del que no supe al despertar si estaba tejido con imágenes visuales (pasaje de una novela o escena visual
de la vigilia) o auditivas: el canto de Hans Sachs en Meistersinger..., como llamamos naranja a un conjunto de
sensaciones cuya reunión es de gran frecuencia: cierto olor, resistencia o rigidez, sabor, color y forma cuya reunión
(espacial-temporal) es frecuente, se llama naranja”. (NVA, “Definiciones de ideas y vocablos”).
15. Cf. Lo que yo he negado al negar la Especificidad o Variedad en mi correspondencia con William James fue
absolutamente confuso. La Variedad es tan eminente que precisamente anula la noción de ‘ser’. Lo que debí negar es
la supuesta semejanza entre fenómenos puros por provenir de un mismo órgano (complejo material), ojo, oído, piel.
Por su parte William James estuvo acertado en no admitir mi teoría, y tan equivocado como yo en lo que me opuso:
que una sensación más extensa y prolongada hacia manifiesta la diferencia. Por duración o amplitud de aplicación
en el punto de origen, una variedad pura no varía psicológica o metafísicamente, y lo que pueden llegarme son
datos causales, noticias (que son otros estados puros) a su vez irreductibles unos a otros en su Variedad metafísica o
psicológica. Una variedad no varía por ella, y si tuviera sentido decir que varía (lo simple no varía sin dejar de ser
totalmente, en todo lo que es), aparecer otra variedad no es variar la anterior. Ante la variedad (de lo simple, pues
otra cosa no merecería tal nombre) el pensamiento ha concluido. Ella es todo el misterio, y quizá, que concluya el
pensamiento, como ella lo impone, es la plena comprensión (como diferente de Intelección), la claridad, la cesación
del misterio, el estado místico. (NVA, “Yo sé la palabra en la boca del ser”).
16. Cf. El verdadero problema para el Idealismo Psicológico Pluralístico, diremos al estilo James, es el de la simul-
tánea percepción por toda la pluralidad de psiques, de multitud de estímulos de sensación que parten del Mundo
Exterior, o sea de esa materia cuya existencia como externalidad, como diferente de los estados psíquicos que se
dice provoca, niego. (NVA, “Metafísica”,1930-1950, p. 414). O también: Los psicólogos pueden escribir amplios
capítulos sobre la asociación de ideas, emociones, efectos de la atención, inhibiciones, memoria, evocación, etc., pero
ninguno, creo, podría aseguraros haber percibido la prelación temporal mínima: (como en toda secuencia causal) 1,
entre la voluntad de mover un brazo y el movimiento de éste; 2, entre la voluntad de atraer, mantener o desterrar
una imagen y la retención o alejamiento de ésta. Este es un caso de los que llamaré mínimos del ser; en este caso es
mínimo de tiempo; otros son mínimos espaciales; quizás otros de intensidad. Estos hechos de minimalidad del Ser
estorban en extremo la indagación metafísica; hay muchos volúmenes, errores y dudas de metafísica que no son más
que oscuridades debidos a los mínimos. Las teorías de la emoción han padecido mucho con ellos; con James, con
Lange, con Ribot, con Wundt, no estamos seguros todavía si la emoción ( sentida) y su gesticulación son simultáneos,
son de distinto instante, y en tal caso cual es antecedente. (...) Todo el problema dualismo cuerpo-alma depende de
este mínimo. (NVA, “El ensueño es un trámite”, p.334.) O aún más: Dos situaciones de tropiezo de metafísicos,
que aparece en los que estudian todo, son: cómo pensar en lo ‘interior’ de otro sin revestirlo de cierta externalidad.
Baldwin: no es posible intuir el sentir de otro. Kant Pero este intuir es inteligible como ‘conocer’ en la acepción de
James, y acaso en todo intuir no hay halo y proceso a-perceptivo? Si lo hay, lo mismo es sentir lo propio que intuir
lo subjetivo de otro, y siendo ambos actos de intuición algo a-perceptivos podemos decir que no es imposible sentir
el estado psíquico de otro; no sentir por simpatía igual estado que otro sino el mismo estado sentido por dos yo. Esto
sugiere que lo que no hay es el yo-otro, o sencillamente el ‘yo’(...) qué queda de los esquemas, nociones, de los conoceres
como los entiende James? (NVA, “Ella”, pp. 220-221)

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17. Fernández, Macedonio, op. cit., Carta a Carlos Astrada, sin fecha, pp. 140-142. Hay otra carta a Astrada,
noviembre 2 de 1933, pp. 135-137, que da una idea bastante precisa de la posición de Macedonio respecto de
la filosofía universitaria, sólo por esta frase: ...igual posibilidad de darse el ser o el no-ser y estar dado el ser. Está
implicada naturalmente toda la investigación sobre la inanidad o validez de las abstracciones Ser, No-Ser.
18. Fernández, Macedonio, op. cit., Carta a Adolfo de Obieta, sin fecha, pp. 215-217.
19. Fernández, Macedonio, op. cit., “Diario de vida e ideas”, p. 100. Dos ideas preciosas tiene el médico yanqui
William James: la absolutamente propia de la teoría de la emoción (simultánea se dice con la de Lange) y la impor-
tantísima de pragmatismo que quizá arrancó en aquello de ‘creer que se cree’, de Spencer, idea que se decide mejor en
James. También en, op. cit., Carta a Borges, diciembre de 1938, pp. 23-24, Macedonio recomienda la lectura
de “Pragmatismo de W.J. y el último capítulo de su texto de psicología”.
20. James, William, Pragmatismo, Aguilar, Buenos Aires 1975. Trad. de L. Rodríguez Aranda.
21. James, William, op. cit., “El dilema actual en la filosofía”. Dice, p.e., James: Los temperamentos, con sus
apasionadas tendencias y oposiciones, determinan a los hombres en sus filosofías, ahora y siempre.
22. James, William, Ibíd, “El significado del pragmatismo”.
23. James, William, Ibíd, “Algunos problema metafísicos considerados pragmáticamente”.
24. Fernández, Macedonio, op. cit., Carta a Borges, sin fecha, pp. 19-23.
25. Fernández, Macedonio, Ibíd, “ Este mundo no tiene Rumbo (dinámico) ni Perfil o Modo de Ser; por tanto
no tiene Identidad, como nosotros tampoco tenemos”.
26. Aún menos a la creencia en Dios. El misticismo de Macedonio –”Crítica del Ser”– es a-teológico.
Cf. Epistolario, op. cit., Carta a Francisco Rodríguez Egaña, abril 2 de 1936, pp. 191-192, donde alude a la
“novedad de la concepción del estado místico a-teológico”. En todo caso, para Macedonio, Dios nada resuelve,
nada dice del “Misterio”. En NVA, op. cit., “Codear fuera a Kant es lo primero en metafísica”, p. 349, lo dice
claramente: “El problema metafísico es un problema para Dios como para el espíritu humano”.
27. Fernández, Macedonio, op. cit., Carta a Carlos Astrada, setiembre 2 de 1939, pp. 139-140. También,
dentro de la misma línea desfundamentante, en Cuadernos de todo y nada, op. cit., pp. 133-135, Macedonio
escribe: Como el girar de los planetas, la vida no se propone nada (...) Mejor decir que la vida existe como pudo no
existir; que surgió de una casualidad y que por cualquier accidente eventual –aumento de varios grados en la tempe-
ratura del mar, del aire, de la tierra o disminución por enfriamiento del sol o cualquier otro causa– puede desaparecer
cualquier día. La misma idea puede encontrarse en Teorías, op. cit., Crítica del Dolor, “Arte de Vivir”, p. 46.
28. Fernández, Macedonio, Teorías, op. cit., Apéndice de “Para una teoría de la salud”, p. 312.
29. Fernández, Macedonio, Cuadernos de todo y nada, op. cit, pp. 36-37.
30. Cf. Fernández, Macedonio, op. cit., Carta a Adolfo de Obieta, febrero 5 de 1933, pp. 218-219.
31. James, William, op. cit., “Lo Uno y lo Múltiple”, p. 16. “ Es dogmatizar a riesgo propio clamar que
existe una unidad teleológica absoluta, decir que hay un propósito al que se hallan subordinados todos los
detalles del universo”.
32. James, William, Ibíd, El pragmatismo, al hacer depender la indagación empírica final de lo que pueda ser entre
las cosas el equilibrio de la unión y desunión, se coloca claramente del lado pluralista. Y hasta admite que puede llegar
un día en que la unión total con un conocedor, un origen y un Universo consolidado en cada aspecto concebible sea
la más aceptable de todas las hipótesis. Entretanto, la hipótesis opuesta, la de un mundo todavía imperfectamente
unificado, y quizá destinado a permanecer siempre así, debe ser abrigada con toda sinceridad. Esta última hipótesis
es la doctrina del pluralismo.
33. James, William, op. cit., “Concepción de la verdad según el pragmatismo”, p. 173. En cuanto la realidad
significa realidad experimentable, tanto ella como las verdades que el hombre obtiene acerca de ella están continua-
mente en proceso de mutación, mutación acaso hacia una meta definitiva, pero mutación al fin y al cabo.
34. James, William, op. cit., “Pragmatismo y humanismo”, p. 201. Detrás de los simples hechos fenoménicos, como
acostumbrara decir mi viejo amigo ‘rudo mental’ Chauncey Wright, el gran empirista de Havard de mi juventud, no
hay nada. Cuando un racionalista insiste en que detrás de los hechos existe el fundamento de los hechos, la posibilidad
de los hechos, el empirista más rudo lo acusa de tomar el simple nombre y naturaleza de un hecho y de agitarlo detrás
del hecho como una entidad duplicada que lo hace posible.
35. James, William, op. cit., Ibíd, p. 197. Tanto en nuestra vida cognoscitiva como en nuestra vida activa somos
creadores. Añadimos, tanto al sujeto como al predicado, parte de la realidad. El mundo es realmente maleable, está espe-
rando recibir su toque final de nuestras manos. Como el reino de los cielos, sufre voluntariamente la violencia humana.
36. Cf., González, Horacio, op. cit., “El sueño, la muerte, el idilio”, p. 165 y ss.
37. Cf., Fernández, Horacio, op. cit., “Verdades pedantes frías y verdades calientes”.
38. Cf., James, William, op.cit., “Pragmatismo y religión”, p. 227. Personalmente no creo en modo alguno que
nuestra experiencia humana sea la más alta forma de experiencia que exista en el Universo. Creo más bien que
estamos en la misma relación con la totalidad del Universo que nuestros perros y gatos lo están con la totalidad de
la vida humana.
39. Cf., Heidegger, Martin, De camino al habla, Barcelona 1990, Trad. Y. Zimmermann.

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Macedonio Fernández:
configuraciones de un filosofar
Por Marisa Muñoz (*)

Los textos de Macedonio se insertan en el


drama existencial, relevando y entrando en
conflicto con visiones elaboradas y reela-
boradas por teorías instaladas (Nietzsche,
Schopenhauer). Trágicas sensibilidades
trascendidas enriquecen el inhallable y
revulsivo sentido de su prosa filsófica que
por la convergencia de sus estigmas vitales,
deviene literaria en la semántica de épica
y tambien de lírica. Sus aproximaciones
teóricas que intentan despojar al sujeto de
su tendencia al solipsismo preservante y
demandante, otorgan fortaleza al tronco de
un pensamiento que siempre llega a tiempo
para la huida.
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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

I. los tres en abierto cuestionamiento a la


transparencia de la mirada. Debemos
Nietzsche habló de las “ventajas” y decir, sin embargo, que es precisamente
“desventajas” que caracterizan a los pensa- sobre este descentramiento de la sujeti-
dores tomando como eje la referencia a vidad moderna, donde adquiere plena-
sus “almas”. Kant y Schopenhauer se mente sentido la propuesta teórica
encuentran en una posición desventajosa: de este filósofo del Río de la Plata.
Macedonio tiene la clara conciencia de
sus ideas no representan la historia de que el “yo” ha dejado de ser dueño en
un alma apasionada, no hay detrás de su propia casa, tal como lo dijera Freud
ellas una novela, no hay crisis, catás- al comenzar el siglo XX.
trofes ni horas de angustia; su pensa- El desafío en que nos encontramos,
miento no es, a la vez, la involuntaria entonces, es restituir las voces del autor
biografía de su alma, sino, en el caso dentro del universo de voces en que
de Kant, la de un “cerebro”; en el caso se encuentra inserto, atravesadas estas
de Schopenhauer, la descripción y el voces por la conflictividad propia que
reflejo de un “carácter”... provee el espesor histórico desde el cual
son enunciadas. Locus enuntiationis
No cabe duda, si seguimos el esquema escurridizo y complejo.
nietzscheano, de que Macedonio Ahora bien, volviendo a las llamadas
Fernández sería un alma aventajada. “ventajas” y “desventajas” del alma de
En similitud a las observaciones reali- los pensadores,
zadas por Nietzsche, Macedonio no sería extraño En similitud a las observa-
emprenderá la crítica a estos filósofos que, desde otros ciones realizadas por Nietzsche,
y se inclinará con reverencia a la esquemas el autor Macedonio emprenderá la crítica
Pasión opuesta a la “longevística”, el se encuentre, a estos filósofos y se inclinará con
“vivir por vivir”. Reacio a ser llamado a partir de sus reverencia a la Pasión opuesta a
filósofo, Macedonio dice, además, p r o p o s i c i o n e s la “longevística”, el “vivir por
no simpatizar con el “rótulo helado y prácticas filo- vivir”. Reacio a ser llamado filó-
de la Filosofía”, y agrega que “... sólo sóficas, en sofo, Macedonio dice, además,
un Emerson o un Nietzsche pueden posiciones desven- no simpatizar con el “rótulo
salvar a la Filosofía”1. Ventaja y salva- tajosas pues, se helado de la Filosofía”, y agrega
ción se convierten en grietas por las le podría objetar, que “…sólo un Emerson o un
que se sigue colando una praxis filo- apelando no ya Nietzsche pueden salvar a la
sófica poco ortodoxa, huellas de una al “alma” como Filosofía”. Ventaja y salvación
modernidad cuyas categorías centrales Nietzsche sino a se convierten en grietas por las
comienzan a ser cuestionadas. la “filosofía acadé- que se sigue colando una praxis
En este sentido, Macedonio Fernández mica” que adolece filosófica poco ortodoxa, huellas
es exponente, a nuestro juicio, de un en más de un caso de una modernidad cuyas
sujeto que expresa en sus tesis la crisis de las condiciones categorías centrales comienzan a
de la “sujetividad” moderna, su descen- para ser incorpo- ser cuestionadas.
tramiento y pérdida de transparencia. rado al llamado
No vamos a teorizar sobre el “desfon- proceso de “normalización” en la filo-
damiento del yo” que ha sido uno de sofía propuesto por Francisco Romero.
los ejes de los filósofos llamados de la El estudio de la tensión entre “filosofías
sospecha (Nietzsche, Marx y Freud) académicas” y “filosofías no académicas”

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podría sin duda ser un punto de nitos borradores. En fin, podríamos


inflexión para reflexionar en torno a trazar la “involuntaria biografía” de
la filosofía que se dibuja en la produc- este filósofo itinerante: desde las tertu-
ción de Macedonio Fernández y hacerlo lias familiares que tuvieron de anfi-
también respecto a las filosofías o polí- triona a su madre; la muerte de Elena,
ticas filosóficas presentes en la Argentina su compañera; las innumerables piezas
en el cruce de los siglos XIX y XX. En por las que deambula en pensiones
este sentido, damos importancia al de Buenos Aires, en fin, cada espacio
trabajo intelectual realizado con espíritu habitado nos da la impresión que
genealógico pues permite indagar sobre remite a “un cuarto propio”, tomando
el pasado y la memoria buscando locali- esta imagen con la que Virginia Wolf
zaciones críticas2. trata de representar la construcción
Ahora bien, se puede responder sin de la sujetividad/subjetividad de las
tantas prevenciones: ¿Cuál es la filosofía mujeres en un intento de romper
de Macedonio Fernández?, ¿Dónde las lógicas que separan los espacios
está dibujada esta privados de los públicos.
La filosofía del autor se ha filosofía? ¿Qué Desde esta biografía filosófica posible
expresado en ensayos, novelas, alcances tiene esa en torno a Macedonio Fernández
poemas, atravesados estos filosofía? Nuestra se podrían trazar genealogías con la
espacios productivos por un respuesta es que muerte, el amor, la pasión, el lenguaje,
hilo que anuda teoría del sí, efectivamente, la comunicación, la risa, la tragedia.
arte, humorística y filosofía. hay una filo- No sería desacertado decir que en
Nosotros decimos filosofía, sofía en la obra Macedonio la problemática del ethos,
Macedonio habló de Metafísica del autor. Hay, de la morada, del “cuarto propio”
en un acto de protesta contra la asimismo, un filó- asume distintos niveles que nos hacen
filosofía vigente de su época. sofo, un sujeto, reflexionar sobre los modos en que se
con una profunda desarrolla su vida subjetiva-objetiva.
necesidad de comunicar, aun cuando En este sentido, esta biografía posible
algunos núcleos de sus tesis metafísicas del autor no estaría ajena a nuevas
confinen su propia voz al silencio. formas de moralidad que en el siglo XX
La filosofía del autor se ha expresado en aparecen asumiendo el papel de crítica
ensayos, novelas, poemas, atravesados social contra la hipocresía, el dogma-
estos espacios productivos por un hilo tismo, las apariencias, la mercanti-
que anuda teoría del arte, humorística lización de la vida. Arturo Roig ha
y filosofía. Nosotros decimos filosofía, propuesto la categoría de “moral
Macedonio habló de Metafísica en emergente” frente a la de “eticidad
un acto de protesta contra la filosofía del poder” para expresar las tensiones
vigente de su época. sociales en las que se juegan los sujetos
Podríamos hacer referencia a la filo- en el mundo social y en cuanto insertos,
sofía que está dibujada en los sucesivos como diría Marx, en las condiciones
gestos vitales a partir de los cuales el materiales de existencia3.
autor expresa y revela los malestares Asimismo, la problemática “Muerte-
presentes en la cultura que le toca Eternidad” que está desarrollada en sus
vivir. Su espacio construido fuera de escritos no podemos remitirla mecáni-
las Academias, su política en torno a camente a la muerte de Elena aunque
las publicaciones, la redacción de infi- sí podemos ver cómo es profundizada

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a partir de ese hecho decisivo en la vida tesis siempre se plantea como aproxi-
de Macedonio. Los primeros escritos maciones, pues el lenguaje, mediación
del autor indagan sobre la “naturaleza inevitable con la que luchó tantos
del yo” y diremos que en los últimos años, nunca alcanzó a ser un instru-
también los atraviesa. En los escritos mento transparente7.
de 19084, está ya enunciada la Pasión y La mudanza de autor-lector-personaje
todo un programa filosófico articulado que pone en ejercicio Macedonio
en una nueva ontología que comen- Fernández bien podría darnos pie para
zaba a dibujarse tempranamente en la cruzar las trayectorias de Macedonio
filosofía argentina que por esos años y “Deunamor”, el “No Existente
se caracterizaba por un clima fuerte- Caballero”, personaje que aparece
mente positivista y cientificista. en No todo es vigilia y reaparece en
Museo de la novela de la Eterna. Incluso
podríamos pensar la historia de la
II. filosofía en la Argentina a partir de la
hipotética visita de Hobbes a Buenos
Respondidas, en parte, las preguntas Aires, que relata Macedonio8. Trasto-
que hicimos en torno a la filosofía de camientos en los
Macedonio Fernández, quisiéramos que se juega, a La falta de claridad aunque
ahora restituir, en alguna medida, nuestro juicio, la no de profundidad eran en
el marco sobre el que Macedonio ruptura de linea- la autocrítica de Macedonio
Fernández constituye su crítica de lidades tempo- los vicios de este libro. Sin
la vigilia. Haremos, entonces, un rales y espaciales. embargo, y pese a que en sus
repaso a algunas de las tesis que están Emergencias que últimos años sintió madurar
expuestas en su ensayo filosófico No nos proponen su metafísica, la comunicación
todo es vigilia la de los ojos abiertos nuevos modos de sus tesis siempre se plantea
(1928)5. Elegimos este texto en cuanto de trabajar con como aproximaciones, pues el
condensa, a nuestro entender, gran el pasado o de lenguaje, mediación inevitable
parte del ideario del autor y, al mismo instalarnos en el con la que luchó tantos años,
tiempo, sus permanentes miradas presente. Merece nunca alcanzó a ser un instru-
de distanciamiento. Precisamente la un desarrollo mento transparente.
insistencia en corregir el borrador se aparte, que no se
convierte en parte del mismo y nos abordará en este escrito, la convergencia
revela en sus tensiones los intereses que de Metafísica, Artística y Humorística
se van jugando en sus preocupaciones en la apuesta macedoniana.
teóricas. El autor, redactó, aunque Asimismo, el ensayo filosófico del
quedó inconcluso, un opúsculo a que hablamos se ha podido situar en
No todo es vigilia..., publicado póstu- un contexto de mayor comprensión
mamente con un título de tintes al editarse nuevamente junto a otros
heideggerianos “Yo sé la palabra en escritos metafísicos previos y poste-
la boca del Ser”6. La falta de claridad riores a dicho texto. Esta ampliación
aunque no de profundidad eran en la ha permitido poner especial atención
autocrítica de Macedonio los vicios de en el ejercicio “reiterativo” del autor
este libro. Sin embargo, y pese a que por pensar ciertos temas que indu-
en sus últimos años sintió madurar dablemente forman parte de nuestra
su metafísica, la comunicación de sus historiografía filosófica. Nos referimos

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tesis en relación a textos definitivos o


cerrados, no sucedía lo mismo con los
títulos de esos escritos a los que daba
una atención especial pues eran una
especie de “umbral”, (no metafísico
aunque con posibilidades de un uso
metafísico) para entrar y salir de los
textos. Pensemos, por ejemplo, en el
título de la novela Museo de la Novela
de la “Eterna” y la Niña del Dolor, la
“Dulce Persona” de-un-amor que no fue
sabido 10. En este sentido, da la impre-
sión de que el autor ponía a prueba
a los lectores, al lenguaje mismo en
su doble función óntico-ontológica
y al sujeto mismo de la enunciación
en cuanto al ejercicio de las compe-
tencias que le permitan comunicar lo
incomunicable. Palabras como “signos
suscitadores de imágenes” y no como
adecuaciones transparentes entre
significados y significantes.
Ha llamado la atención la indistinción
con que ha circulado el título de su
ensayo filosófico: No todo es vigilia…
/ No toda es vigilia…11 Entendemos
que la proposición adquiere sentido
al oponerse al imperio de la vigilia
a lo que podría denominarse una y problematizar la Realidad, el Ser,
“nueva ontología” que puede ser seña- Mundo, la Existencia, el Sueño, los
lada en sus escritos y en la que ya han Ensueños. La “protesta” que se argu-
reparado algunos filósofos9. Sin querer menta en este libro asume, en medio
entrar aquí a analizar, en detalle esos de una escritura que por momentos
escritos anteriores o posteriores en lo histeriza la situación comunicativa,
que tengan de anticipación o madu- una posición decisiva de enfren-
ración de las tesis que están expuestas tamiento a entender Vigilia por
en No toda es vigilia..., se podría decir Realidad. Esa es precisamente la iden-
que este libro y su título asumen con tificación que se intenta horadar en
fuerza el ideario macedoniano. todo el texto. Los “ojos abiertos” de la
Publicado, como hemos dicho, en vigilia se corresponden con la mirada
varias ediciones, el ensayo ha sido que va tras las causas de los fenómenos
motivo en su recepción, de nume- e interponiendo sucesivas media-
rosos comentarios. Si bien Macedonio ciones a la Realidad a la que final-
tuvo una relación con sus escritos a mente presentan como “necesitada de
los que en general daba el nombre de documento”. En esta dirección cobra
borradores y esto les agrega un parén- sentido la crítica formulada a Kant y

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la interrogación filosófica en torno a ensueños a todos los seres humanos


la Realidad desde los postulados de y que les permiten, precisamente,
una Metafísica de la Afección. interrogar la realidad de la vigilia.
El eje a partir del cual se organiza el Los metafísicos, dice, refiriéndose a
ensayo es la ruptura de la hegemonía Schopenhauer y en menor medida a
de la vigilia entendida falsamente como Kant, reducen estos hechos a clasifica-
“la Realidad” por los “pensadores de la ciones entre “sueños cortos”, “sueños
especulación” y equipararla a la cate- largos”, “ensueño primero”, “ensueño
goría de “ensueño”. No se trata de segundo”. Macedonio opera el tras-
contraponer sueño y vigilia sino más tocamiento para asegurarse la ruptura
bien de mostrar la indistinción entre de la linealidad
ambos. Si la Realidad es definida en temporal, ingresa ¿Qué valor asigna el autor a
función de la ley de causalidad y de la categoría de la palabra en tanto enuncia al
la categoría de substancialidad, esto Ensueño como mismo tiempo la ausencia de
conlleva el planteamiento de una emergencia a un un lenguaje que sea acorde a los
trascendencia de la externalidad y la tiempo homo- postulados idealistas dentro
búsqueda de esencias. El autor discute géneo y le abre al de los cuales él se encuadra?
tesis de Kant y Schopenhauer y se vale de presente la puerta Se piensa con percepciones e
ciertos personajes para darle impulso a a la afirmación imágenes, nos dice, y se comu-
sus tesis. La hipotética visita de Hobbes de la “Eternidad nica con palabras. Pero si las
a Buenos Aires, el encuentro con de la sensibilidad palabras son como lo seña-
Dalmiro Domínguez y la búsqueda del nemónica”. lamos anteriormente, “inade-
gran metafísico de Buenos Aires que es El Ensueño confi- cuaciones verbales”, ¿qué
el mismo Macedonio, le permite plan- gura una puerta, alcances tiene la comunica-
tear el desarrollo de la pregunta ¿Sueño un umbral para ción? En todo caso, ¿cuál sería
o Realidad? Estas “figuraciones”, a acceder al Ser y la función que asume ese lector
nuestro juicio, no obedecen mera- para librarse de tan mentado por el autor en
mente a estrategias ficcionales sino que una tempora- su obra? Precisamente éste es
forman parte del “fantasismo del Ser” lidad limitante uno de los puntos de fuga en
que pone en juego el autor con la inten- en la que se cons- sus ensayos, que nos remiten a
ción de operar ontológicamente sobre truyen lenguajes tensiones no resueltas.
los entes para jaquear las identidades poblados de
de los sujetos. “inadecuaciones verbales”. Materia,
Podemos preguntarnos por qué elige al Tiempo, Espacio, Yo, Sustancia,
Hobbes citado por Schopenhauer y no Nóumeno, son inexistencias en cuanto
directamente al filósofo de la voluntad, “inadecuaciones” y en la medida en
o a Kant, o a otros metafísicos reco- que no tienen ninguna imagen o
nocidos por él mismo. Macedonio percepción propia que les pertenezca
confiesa, en este libro, no haber leído de modo exclusivo, es decir, como
a Hobbes por considerarlo un jurista, contenido de la palabra. Sin embargo,
pero sin embargo, en esos “pensares y este es a nuestro juicio un punto
ocasionales” del filósofo relatados por importante, el autor no entiende que
Schopenhauer, la interrogación metafí- estas “inexistencias” sean negadas en
sica adquiere todavía más hondura pues sí mismas. Paradojas en las que tran-
surge del asombro o del entimiento sita el sujeto, en el que la subjetividad
de extrañamiento que producen los asume caracteres episódicos.

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Ahora bien, ¿qué valor asigna el autor “casi” deja pasar una pequeña luz a lo
a la palabra en tanto enuncia al mismo que por momentos se torna dramático
tiempo la ausencia de un lenguaje que y amenazante: la incomunicación.
sea acorde a los postulados idealistas No son pocas las contradicciones que
dentro de los cuales él se encuadra? Se se juegan en el texto a partir de las
piensa con percepciones e imágenes, cuales Macedonio pone en juego una
nos dice, y se comunica con pala- maquinaria compleja para expresar
bras. Pero si las palabras son como su concepción metafísica. El ansia de
lo señalamos anteriormente, “inade- Eternidad es amenazado por el ansia
cuaciones verbales”, ¿qué alcances de mundo; la negación del yo es
tiene la comunicación? En todo caso, vencida en ocasiones por la Altruística
¿cuál sería la función que asume ese o Pasión que remite al “amor entre
lector tan mentado por el autor en su iguales”. La Pasión, esa ventaja del
obra? Precisamente este es uno de los alma que señalara Nietzsche y con la
puntos de fuga en sus ensayos, que nos que comenzamos este escrito es quizás,
remiten a tensiones no resueltas. a nuestro entender, el ancla que le
El autor vuelve sobre las “inadecua- permite a Macedonio escapar a lo que
ciones verbales” y les asigna un uso podría ser una filosofía solipsista o a un
posible: ayudan a aludir y/o refutar a irrealismo, ambos calificativos, usados
otras “inadecuaciones verbales” que más de una vez por especialistas para
hay en la mente del lector o interlo- referirse a sus concepciones.
cutor. Debemos decir, sin embargo,
que aún este uso se desdibuja por
momentos y el autor expresa:

...diré que hablo para mí, no porque (*) UNCuyo - CRICYT Mendoza
necesite hablar, palabras para pensar,
sino para estimularme y para guardar
signos de evocación, para volver a
pensarlo, signos que han de llevarme
a imágenes –y ellos son imágenes
auditivas, visuales también- sin lo
cual de nada me sirvieran. Y esto lo
digo también para mí (…) Escribo
para mi yo futuro...12

En este punto inevitablemente entra


en juego una tensión que enfrenta por
un lado la Metafísica esbozada por el
autor, caracterizada como una vivencia
íntima intransferible y, por otro lado, el
lenguaje en posición de comunicación
que instituye la presencia de “otro”.
Sujetos, y este término es nuestro, que
a modo de mónadas “casi” cerradas
intentan establecer comunicación. El

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NOTAS

1. El texto citado de Nietzsche aparece en Aurora, parágrafo 480. Buenos Aires, Obras Completas, Tomo V,
M. Aguilar Editor, 1948. Las palabras de Macedonio Fernández pertenecen a una carta dirigida a Ildefonso
Pereda Valdés publicada en Museo de la Novela de la Eterna. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982,
pp. 432-433. Con estudio preliminar y crítico de César Fernández Moreno.
2. Cfr. Horacio González, El filósofo cesante. Gracia y desdicha en Macedonio Fernández. Buenos Aires, Atuel,
1995; Marisa Muñoz, “Macedonio Fernández: localizaciones críticas en la historiografía filosófica argentina”,
en Páginas de Filosofía, Año IX, N° 11, agosto, 2004, pp. 165-174.
3. Cfr. Arturo Roig, Ética del poder y moralidad de la protesta. Respuestas a la crisis moral de nuestro tiempo.
Mendoza, Editorial Universitaria de la Universidad Nacional de Cuyo, 2002, 275; “Macedonio Fernández y el
malestar de la cultura. Diario Los Andes, Suplemento Cultural, Mendoza, 3 de marzo de 2003.
4. Cfr. “Bases en Metafísica”, “La Metafísica”, “Acción psíquica entre conciencias”; “Cómo son diferentes la
vida y el ensueño”; “Metafísica”, “Metafísica y teoría de la ciencia”; “Existencias e inexistencias”; “Naturaleza
de la conciencia”. Obras Completas, Vol. VIII, pp. 43-189.
5. No toda es vigilia la de los ojos abiertos; arreglo de papeles que dejó un personaje de novela creado por el arte,
Desamor el No Existente Caballero, el estudioso de su esperanza. Buenos Aires, Gleizer, 1928, 201 p. Este libro
se volvió a publicar en 1967 por el Centro Editor de América Latina, agregándose otros escritos metafísicos
del autor y con las correcciones que dejara indicadas el autor. En 1974 comienza la edición de las Obras
Completas de Macedonio Fernández por la editorial Corregidor, el volumen VIII No todo es vigilia…, vuelve
a agregar otros textos y aparece con las advertencias de Adolfo de Objeta. De los diez volúmenes proyectados
se han editado nueve de los cuales algunos han sido reeditados. En el libro de Carlos García hemos encontrado
los datos que permiten reconstruir esa primera edición. Cfr. Macedonio Borges. Correspondencia (1922-1939).
Buenos Aires, Corregidor, 2000.
6. Obras Completas, vol. VIII, pp. 351-359.
7. Adolfo de Obieta reproduce en una nota a pié de página pequeños fragmentos escritos por Macedonio:
“Vuelvo por centésima vez y sin poseer todavía la verdad…”; “Doctrina definitiva. Integrando aclarando y recti-
ficando errores e incoherencias de la teoría metafísica ensayada en “Vigilia”, que además de errores de teoría que
confieso y he corregido y he corregido todos alcanzando ahora toda la verdad propiamente metafísica, apareció
con trastrueque y omisión de páginas del manuscrito por negligencias mías”; “Metafísica - 100° Comienzo”,
en Obras Completas, vol. VIII, p. 354. Asimismo en el Epistolario es posible rastrear los proyectos de libros y
publicaciones que finalmente nunca fueron publicados.
8. Es interesante la lectura del libro de Eduardo Holmberg, Dos partidos en lucha: fantasía científica,
Editorial El Argentino, Buenos Aires (1875). En este texto el autor ficcionaliza la recepción de las tesis
darwinianas en un congreso de ciencia en los que habría dos grupos diferenciados: los “Darwinistas” y los
“Rabianistas”(antidarwinianos) en Buenos Aires con la mediación de la presencia hipotética de Darwin.
9. Cfr. Arturo Roig, El espiritualismo argentino entre 1850 y 1900. Puebla, México, Cajica, 1972, 590 p.;
Francisco Leocata, Las ideas filosóficas en la Argentina. Etapas históricas II. Buenos Aires, Centro Salesiano
de Estudios, 1993; “Dossier sobre Macedonio Fernández”, en Páginas de Filosofía, Año IX, N° 11, agosto,
2004; Raúl Cadús, “El salto metafísico”, en Hugo E. Biagini y Arturo Andrés Roig (Directores) El pensamiento
alternativo en la Argentina del siglo XX. Utopía, identidad e integración (1900-1930). Buenos Aires,
Editorial Biblos, Tomo I, 2004, etc.
10. El concepto de “umbral” ha sido trabajado por Ana María Camblong. La “umbralidad” reviste carac-
teres espaciales, procesuales y temporales que permiten dibujar múltiples configuraciones de los discursos de
Macedonio Fernández mostrando la riqueza y complejidad a través de distintas dimensiones: epistémicas,
pragmáticas y ético-políticas. Es, según la autora, la “construcción paradojal” la que introduce la “umbralidad
discursiva”, en Macedonio. Retórica y política de los discursos paradójicos. Buenos Aires, Eudeba, 2003, 468 p.
Véase también la edición crítica de Museo de la novela de la Eterna coordinada por Ana Camblong y Adolfo de
Objeta, Madrid, Archivos ALLCA XX-Université de Paris X-UNESCO-Fondo de Cultura Económica, 1993.
11. La indistinción en el título del libro aparece con la publicación de las Obras Completas por Corregidor y no
ha sido modificado en las sucesivas ediciones.
12. Obras Completas, Vol. VIII, p. 315.

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Arlt, existencialista
(Acerca del buen uso del Saint Genet)
Por Analía Capdevila

Sartre se preanuncia en los textos de


Arlt, rescatándolos del anacrónico cánon
antiliterario que los reducía a una serie de
peripecias indignas de sublimación, sin
indagaciones ontológicas, ni insoporta-
bles interrogantes acerca de qué manera un
sujeto individual como conciencia, tiene al
ser como punto de llegada. Partiendo del
Saint Genet, comediante y mártir de Sartre,
Analía Capdevila emprende una movilizante
travesía por textos de Carlos Correas, Oscar
Masotta y Juan José Sebreli, en los cuales el
Drama inherente al origen de Arlt, lo abruma
de un modo que supera los límites de una
interpretación psicoanalítica, y lo conducen
a elegir el Mal para luego, en una circula-
ridad vindicatoria, volver para disolver las
genealógicas tragedias. El ejercicio literario
como acto sacrificial, en la visión de Sebreli
reconoce una contraposición por parte de
Masotta que alude a una dialéctica entre la
vida y la obra. Para Correas Los siete locos
tiene una densidad que que anula cualquier
“remanente inescencial”, que consagra la
voluntad de inventar lo nuevo. En Sartre,
Masotta, Correas y Sebreli las singularidades
divergentes, sólo confluyen en el revulsivo e
inmanente, interrogante arltiano ¿Cuál es el
sentido de mi vida?
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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

En el prólogo a la cuarta edición de términos generales, el resultado de esa


su biografía Roberto Arlt, el torturado, operatoria, en lo que se refiere a la obra,
fechado en enero de 1973, Raúl Larra fue el rescate de la literatura arltiana
reconoce, entre otros, como uno de los en toda su complejidad y en toda su
atributos de la obra arltiana, su facultad controversia, y en lo que respecta al
de prefigurar el existencialismo. “Arlt es autor, la vindicación de cierto maldi-
ya todo un caso en la historia de nuestra tismo violentamente lúcido, reverso
literatura –afirma Larra–. El examen de ostentoso de un proyecto artístico que
su obra permite los más variados enfo- sorprendía por su original radicalidad.
ques, las más variadas discusiones. Se Dos efectos saludablemente decisivos
puede hablar de su existencialismo, un que revolucionaron por completo el
existencialismo precursor, anterior a ámbito de la crítica literaria argentina
Sartre, se puede hablar de su montaje (no sólo de la crítica arltiana) produ-
del absurdo, anterior a Ionesco y cida hasta el momento y que fueron
Durrenmat. Se pueden contravertir sus patrocinados casi excluyentemente
posturas ideológicas, su anarquismo por algunos escritos de Sartre difun-
más temperamental que conceptuoso. didos por aquel entonces en el país.
Lo importante es considerarlo unido a En varias oportunidades, Carlos Correas
sus circunstancias de tiempo y lugar y ha dado testimonio acerca del impacto
comprenderemos entonces sus caídas y que entre los jóvenes de la llamada “nueva
también sus toques de grandeza.” En el generación” produjo el pensamiento de
revés de ese recuento generoso de Larra, Sartre. “Pienso que Sartre se convirtió
que estima en su variedad la amplitud en ejemplar para nosotros porque por su
de los efectos propiciados por la lite- intermedio nos uníamos o escapábamos
ratura de Arlt, se oculta en verdad el a la angustia de la soledad (...) en Sartre
acuse de recibo (el segundo en orden de encontrábamos los más eficaces medios
llegada) de las críticas que se le venían para luchar contra los enemigos literarios
haciendo a su libro desde su publica- internos de la época. Así, la idea del arte
ción, en el año 1950. Es seguro que el como fundación humana del mundo,
biógrafo estaba pensando en el estudio contra los majaderos surrealistas; la idea
de Oscar Masotta, Sexo y traición en de la escritura como imaginería corro-
Roberto Arlt, escrito entre 1957 y 1959, siva de lo real, contra los comunistas,
y publicado en 1965, en el que se ensa- faltos de la malignidad necesaria para
yaba una interpretación del sentido de el valor estético. Y Sartre era también
la obra arltiana desde algunos postu- nuestra arma en común para vencernos
lados de la fenomenología existencial entre nosotros, los contornistas, la unión
de Jean-Paul Sartre. en el combate para decidir quién resul-
En todo caso, el existencialismo avant taría el único que sería nuevo y daría
la lettre de Roberto Arlt acerca del la pauta”. Ese valor de uso, puramente
que nos advierte Larra, es el resultado negativo y guerrero, fue, para Correas,
de una operación de lectura, la del lo que hizo que Qué es la literatura se
ensayo de Oscar Masotta, por aquel convirtiera para su generación en un
entonces un joven crítico que cuestio- “canon”, sobre todo para el grupo de
naba la dogmática del realismo socia- los jóvenes malditos de Contorno que él
lista, doctrina oficial del arte del PC, mismo conformaba junto con Juan José
desde la filosofía de la existencia. En Sebreli y con Oscar Masotta.

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Lecturas tronchadas, malenten- Publicado en Francia en 1952 por la


didas, embaucadoras, ideas apenas editorial Gallimard, el Saint Genet
sospechadas, alusiones y referen- consiste, básicamente, en la aplicación
cias incomprensibles por falta de del psicoanálisis existencial, un método
contexto, intuiciones aproximativas, que Sartre ya había puesto a prueba en
y sin interés, iluminaciones anti- su Baudelaire (1947) y que continuará
cuadas o caducas. No sólo provo- desarrollando con posterioridad en
caban las consabidas insolvencia e su inconcluso Flaubert, el idiota de la
impostura; nos daban también, para familia (1971-2), a la vida y a la obra
satisfacer nuestras pulsiones belicosas, de su amigo, el escritor Jean Genet. Un
consignas puramente episódicas. método que pretende elucidar, en toda
su irreductibilidad, de qué manera un
Tales fueron, según Correas, las primarias sujeto individual, en tanto conciencia,
condiciones de recepción de la obra de llega a ser lo que es. Se trata de una inda-
Sartre entre estos jóvenes con veleidades gación ontológica, que, según Sartre,
intelectuales, condiciones que, a pesar muestra en su desarrollo los límites de
de su precariedad, las interpretaciones (para él parciales)
La serie de los títulos –“Inocencia o tal vez gracias a del marxismo y del psicoanálisis, y que se
y culpabilidad de Roberto Arlt”; ella, posibilitaron dirige a descubrir “la verdadera concre-
Sexo y traición en Roberto Arlt y una estimación ción del sujeto” esto es, “la totalidad de
Arlt literato– bien podría indicar moderna –en más su impulso hacia el ser, su relación origi-
la superación de la fenomeno- de un sentido– del naria consigo, con el mundo y con el
logía existencial como “instru- primer escritor Otro, en la unidad de relaciones internas
mento” del análisis literario: moderno de la lite- y de un proyecto fundamental”.
de una primera apreciación, ratura argentina. Con todo, el libro de Masotta tiene un
sumaria, de la problemática En ese contexto antecedente importante, también él
existencial de Arlt apuntada por preciso de inspirado en aquel estudio de Sartre.
Sebreli (los complejos de culpa- a p r o p i a c i o n e s Me refiero al artículo “Inocencia y
bilidad del artista y su relación apresuradas, la culpabilidad de Arlt”, publicado en el
con el Mal), al tratamiento de aparición del número 223 de Sur, de julio-agosto de
los temas fundamentales en su Saint Genet. 1953, firmado por Juan José Sebreli,
obra (la sexualidad y la traición) Comediante y ocasional colaborador de la revista de
para culminar, en el libro de mártir fue, en Victoria Ocampo. También tendrá su
Correas, con la aplicación rigu- lo que respecta continuidad en Arlt, literato, ensayo
rosa del psicoanálisis existencial específicamente a filosófico de Carlos Correas, elaborado
de todo Arlt, de su vida y de su la crítica arltiana, entre 1977 y 1984, y publicado en
obra, y del vínculo dialéctico un momento 1996 por la editorial Atuel. Los tres,
entre ambas, condensada para decisivo. Es la escritos bajo el influjo persistente del
el crítico en el epíteto “literato”. lectura de ese Saint Genet, conforman, a mi entender,
libro de Sartre esa versión existencialista de Arlt que
–“obra maestra de la crítica contem- intentaré describir en este artículo.
poránea” en palabras de Sebreli; “la La serie de los títulos –“Inocencia y
obra crítica más importante de nuestro culpabilidad de Roberto Arlt”; Sexo y
tiempo” según el propio Masotta–, la traición en Roberto Arlt y Arlt literato–
que precisamente producirá el viraje bien podría indicar la superación de
necesario para aquella modernización. la fenomenología existencial como

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“instrumento” del análisis literario: Casi en los mismos términos, el


de una primera apreciación, sumaria, artículo de Sebreli apunta los prin-
de la problemática existencial de Arlt cipios de un programa semejante a
apuntada por Sebreli (los complejos cumplir con Roberto Arlt, fundado en
de culpabilidad del artista y su relación la reconstrucción del “contexto onto-
con el Mal), al tratamiento de los temas lógico, económico, social y psicoló-
fundamentales en su obra (la sexualidad gico” del “hombre Arlt”, resultado de
y la traición) para culminar, en el libro la síntesis de todas esas “estructuras” en
de Correas, con la aplicación rigurosa una “unidad orgánica y esquemática”
del psicoanálisis existencial de todo Arlt, que las trasciende. De ese programa
de su vida y de su obra, y del vínculo futuro, Sebreli se centra solamente en
dialéctico entre ambas, condensada el tema de la elección original de Arlt,
para el crítico en el epíteto “literato”. que estaría en la base de su proyecto
de ser escritor, planteando una hipó-
tesis que parece tomada directamente
Apuntes para un del Saint Genet (aunque también
psicoanálisis existencial resuenan algunas de las conclusiones
del Baudelaire de Sartre). Para Sebreli,
Casi en su totalidad, el artículo de habría en Arlt una “maldición onto-
Sebreli se encuentra contenido en lógica”, mezcla de inferioridad y de
una cita del epílogo del Saint Genet masoquismo, que pesa sobre él desde
que lleva por título “Plegaria por el su infancia, momento decisivo en el
buen uso de Genet”, en la que Sartre que se vive, debido fundamentalmente
enumera resumidamente los come- al trabajo de humillación al que lo
tidos de su libro: somete su padre, como un ser pasivo,
negativo, puramente inmanente. Tal la
Mostrar los límites de la interpreta- culpabilidad de Arlt a la que elude el
ción psicoanalítica y de la explicación título del artículo y que es la que estaría
marxista y que sólo la libertad puede en el origen de su elección del Mal, que
dar cuenta de una persona en su tota- es el medio a partir del cual Arlt logra
lidad, hacer ver esta libertad en lucha alcanzar cierta trascendencia, a través
con el destino, al principio aplastada de la literatura. “Cuando Arlt elige el
por sus fatalidades y luego volviéndose Mal es ya el futuro novelista”, afirma
sobre ellas para digerirlas poco a poco; Sebreli, e inmediatamente agrega:
demostrar que el genio no es un don “tenemos ya en nuestras manos el hilo
sino la solución que se inventa en los que nos conducirá a través de toda la
casos desesperados, encontrar la elección vida de Arlt: una infancia desastrosa lo
que un escritor hace de sí mismo, de su lleva al culto del Mal, el Mal lo lleva a
vida y del sentido del universo hasta en la Imaginación, la Imaginación lo lleva
las características formales de su estilo y al Arte y el Arte finalmente lo libera
su composición, hasta en la estrucutra del Mal y de su regresión eterna a la
de sus imágenes y en la particularidad infancia”. A partir de esta hipótesis, se
de sus gustos; exponer detalladamente explican para Sebreli ciertos aspectos
la historia de una liberación: eso es lo controvertibles de Arlt escritor, como
que yo he querido hacer, y el lector dirá el de su “sistemática negación del
si lo he conseguido. mundo de la cultura”, su “jactancia de

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N° 2-3 | Invierno 2005 Filosofía y literatura

barbarie”, su “manía de escribir deli- motivo que pertenece por cierto a una
beradamente con faltas de ortografía”, visión existencialista del mundo), no es
la oscilación de los tonos perceptible tanto, para Sebreli, como lo quieren los
en su prosa, sus pasajes abruptos del partidarios locales del realismo socia-
sentimentalismo a la humorada y de lista –léase, los críticos comunistas–,
la humorada al cinismo, y también, su el resultado unívoco de las determina-
afición al ocultismo, su delirio de gran- ciones sociales de los personajes sino
deza, su gusto por lo extraño y lo artifi- más bien un fenómeno de época refle-
cial. Todo esto indicaría, para Sebreli, jado por Arlt a partir del cual surgen
la extravagancia de Arlt, su culto a la una serie de “intuiciones metafísicas”
rareza, que no es más que impulso que descubren, en su trascendencia,
original hacia la trascendencia del ser. “aspectos verdaderos de la condición
En lo que hace a la idea misma de humana”. Su “terrorismo teórico”, el
creación literaria, los presupuestos en uso ostensible de los “lenguajes destruc-
juego en esta sumaria exégesis de Arlt, tivos”, desde el lunfardo hasta el tango,
son reconocible- el “recurso a la fantasía” obedecen para
En lo que hace a la idea misma mente sartreanos: Sebreli a ese deseo de negación a partir
de creación literaria, los la escritura como del cual Arlt concibe la literatura como
presupuestos en juego en esta “escape, catarsis o un acto sacrificial, de aniquilamiento y
sumaria exégesis de Arlt, son conquista del ser”; de repudio del mundo, situándose en él
reconociblemente sartreanos: la literatura como como un mártir o un santo.
la escritura como “escape, “pasión inque- Esta hipótesis acerca de la santidad –un
catarsis o conquista del ser”; brantable de vivir motivo sobre el que Sartre reflexiona
la literatura como “pasión una condición largamente en el Saint Genet– es la que
inquebrantable de vivir una hasta lo último”, le permite encontrar a Sebreli, prome-
condición hasta lo último”, la la imaginación diando el final del artículo, la clave para
imaginación como “el poder como “el poder un buen uso de Arlt entre nosotros,
taumatúrgico de inventarse taumatúrgico de “los argentinos, los americanos”. Pero
a sí mismo”, de escaparse de inventarse a sí aquí, más que la impronta de Sartre,
la contingencia a través de mismo”, de esca- se reconoce la de Murena. Porque lo
la irrealización del mundo, parse de la contin- que Sebreli propone es convertir a Arlt
etc. Son esos presupuestos los gencia a través de en “el Mito de nuestra ciudad” y a las
que, según Sebreli, aseguran la irrealización del historias vividas por sus personajes,
una comprensión correcta de mundo, etc. Son “esos monstruos absurdos que pueblan
ciertos aspectos de Arlt, que esos presupuestos sus libros”, en “el reflejo del drama de
debería explicar las “limita- los que, según nuestro pueblo”. “Es necesario leer a
ciones estéticas de su obra”, Sebreli, aseguran Arlt, aunque su lectura no sea más que
superando (de eso se trata) la una comprensión una experiencia de humillación y de
lectura que izquierda ortodoxa correcta de ciertos profunda desesperanza para los argen-
venía haciendo de su obra. aspectos de Arlt, tinos (...) Él nos ha dado nuestra imagen
que debería agrandada hasta los últimos límites del
explicar las “limitaciones estéticas de horror, horror en el cual él mismo estaba
su obra”, superando (de eso se trata) hundido y del que no pudo salvarse
la lectura que izquierda ortodoxa venía nunca”. Arlt como “héroe del fracaso”
haciendo de su obra. Así, por ejemplo, la y como “mártir” dispuesto a cumplir
angustia de los personajes arltianos (un en el mundo una “misión profética”,

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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

la de revelar la “profunda ilegalidad a recorrer si se quiere progresar en la


vital” de los argentinos y de los ameri- comprensión de Arlt: el relevamiento
canos. La tesis, en estos términos leve- de la problemática de lo social. En ese
mente diversos, había sido desarrollada sentido, el libro de Masotta avanza un
por Murena unos años antes en su nota paso más allá y se convierte, por eso
“Rostro de Roberto Arlt”. mismo, y a propósito de la obra de
Arlt, en un ensayo certero acerca de la
idiosincrasia de la clase media.
La comprensión de la obra Desde el principio, Masotta tiene claro
no sólo el cometido de su estudio, sino
En la nota al pie número 34 de “La también el lugar
pancha de metal”, segundo apartado que ocupa en ese A eso se dedica, distintivamente,
de Sexo y traición, Masotta se refiere al proceso dialéctico Sexo y traición, a describir las
artículo de Sebreli para marcar su límite en el que supues- significaciones inmanentes
metodológico. Dicha nota no figura en tamente cada de la obra, el mensaje de Arlt,
la versión original que apareció en la nueva lectura entendido como una unidad
revista Centro, sino que fue agregada avanza en el escla- sintética de sentido, “eso que
especialmente para el libro. recimiento de un la obra, a su manera, dice”,
autor, respetando refiriéndolo a “las estructuras
Sebreli –dice Masotta– ha sugerido el precepto de sociales efectivas” en las que
la importancia que tiene, para un totalidad que, ese mensaje se resignifica. Y
psicoanálisis de Roberto Arlt, el papel según Sartre, lo hace desde la perspectiva
del padre en las novelas. Es significa- debe guiar toda del lector, más precisamente,
tivo que en El juguete rabioso exista labor crítica. En de un “lector ingenuo”, de
un silencio completo referente al padre la nota 31 de la tal modo que en su remedo se
de Astier; en las otras novelas, el perso- versión original, pueda recuperar la conmoción
naje hace revertir al padre el origen de suprimida en el que produce una obra como
la humillación, a un padre autoritario, libro, Masotta así la de Arlt, el sentido de ese
castigador. En el origen de la obra exis- lo declara: “horroroso” que nos interpela.
tiría así un problema de autoridad: la
humillación del niño ante un padre Entiendo que es preciso, antes de
que lo rechaza y lo obliga a vivir en hablar sobra la vida de un autor,
el seno de una percepción desvalorativa ponerse de acuerdo sobre lo que verda-
de sí mismo. Pero a nuestro entender, deramente ocurre dentro de su obra.
si se quiere comprender esta obra e Hoy se habla mucho sobre la unidad
intentar un verdadero psicoanálisis de la vida y de la obra; tal vez sería
del escritor, habría que rescatar en esa mejor hablar de dialéctica entre una
referencia a la infancia humillada por y otra. Pero antes de pasar a ella, es
un padre autoritario, la conciencia del preciso describir las significaciones
niño de la humillación social que pesa inmanentes de la obra. Por otra parte,
sobre ese padre que lo humilla. y si la descripción es justa, puede
dar cuenta de aquella unidad. Si el
La crítica de Masotta a la hipótesis de sentido de una vida no se separa del
Sebreli, que marca sus limitaciones sentido de la obra, entonces es posible
respecto del método de Sartre que está encontrar esa totalidad de sentido
aplicando, señala también un trayecto tanto en la una como en la otra.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Filosofía y literatura

A eso se dedica, distintivamente, Sexo se revive desde adentro (como expe-


y traición, a describir las significaciones riencia) más que de lo que se reconoce
inmanentes de la obra, el mensaje de desde afuera (como contenido). Lo que
Arlt, entendido como una unidad sinté- Masotta está discutiendo en su libro es
tica de sentido, “eso que la obra, a su la categoría del reflejo, y lo está discu-
manera, dice”, refiriéndolo a “las estruc- tiendo con los defensores locales del
turas sociales realismo socialista, que leyeron a Arlt
Masotta reconoce como efectivas” en las en el nivel explícito de las ideas antes
conflicto fundamental sobre que ese mensaje que en el nivel inmanente de la obra
el que se estructura el universo se resignifica. Y literaria. En su polémica con Larra, que
ficcional arltiano (y que lo hace desde la en los dos capítulos del libro (“Silencio
también es el del Saint Genet perspectiva del y Comunidad” y “La plancha de
de Sartre), el del vínculo entre lector, más preci- metal”) funciona como disparador de
el yo (o la conciencia) y el samente, de un sus argumentos, Masotta termina por
mundo o entre la libertad y “lector ingenuo”, impugnar el reduccionismo de clase,
el determinismo. La respuesta de tal modo que un lugar común de la crítica arltiana
que los personajes de Arlt le en su remedo se –Arlt como el escritor representativo
dan a esa tensión, el modo en pueda recuperar de la clase media y sus personajes como
que sobrepasan los condicio- la conmoción prototipos del pequeño burgués– con el
namientos que le vienen del que produce una fin de afirmar el costado progresista de
mundo es, para Masotta, lo obra como la de su literatura. No hay que olvidar que
que hace al hombre de Arlt: lo Arlt, el sentido de el interés de Masotta se dirige a recu-
artliano por excelencia. ese “horroroso” perar para la izquierda no ortodoxa el
que nos inter- contenido político de la obra de Arlt,
pela. El principio que sustenta esa tarea sin olvidar el precepto sartreano de
proviene también de Sartre, que juzga la contemporaneidad, la interroga-
a la obra literaria como la empresa por ción acerca del presente y de la propia
la cual un hombre nos cuenta de qué condición de clase.
modo, en tanto conciencia dispuesta Masotta reconoce como conflicto
hacia el mundo, hacia las cosas, hacia fundamental sobre el que se estruc-
los otros hombres, y hacia sí misma, tura el universo ficcional arltiano
en un movimiento vertiginoso de idas (y que también es el del Saint Genet
y vueltas, se constituye como ser. Ahí de Sartre), el del vínculo entre el yo
reside, creo yo, el acierto metodoló- (o la conciencia) y el mundo o entre
gico del libro de Masotta, en el hecho la libertad y el determinismo. La
de haber propuesto, siempre a partir de respuesta que los personajes de Arlt
Sartre, una lectura que asuma la posi- le dan a esa tensión, el modo en que
ción del lector como uno de sus más sobrepasan los condicionamientos
preciados predicamentos. que le vienen del mundo es, para
De lo que se desprende, a su vez, una Masotta, lo que hace al hombre de
premisa con valor heurístico: que el Arlt: lo artliano por excelencia.
realismo –y particularmente el de Arlt– De allí, de ese conflicto, se derivan los
es más una cuestión de efectos indi- “temas” de la literatura de Arlt –de los
rectos (oblicuos) que de contenidos que el título del libro, Sexo y traición,
manifiestos, de lo que se presenta más sólo apunta los más “comercialmente
que de lo que se representa, de lo que atractivos”–, temas que Masotta va

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relevando en la lectura de su obra dialéctica del Bien y del Mal de la que


narrativa y que configuran lo que dice estar aplicando sus conclusiones
caracteriza como “realismo metafísico”. generales. Masotta lee El juguete rabioso
A saber: el hombre de Arlt como natu- como una novela de aprendizaje,
raleza muerta, como un ser condenado de aprendizaje del Mal, como una
de antemano a ser lo que es, que elige “verdadera fenomenología de la apari-
coincidir con esa condena; el crimen ción del Mal”, el relato de un desa-
y el robo como actos realizados en rrollo rigurosamente dialéctico, regido
busca de cierta autonomía; el recurso por la búsqueda de una autonomía del
al sueño como vía para convertirse ser. Astier, un “puro-para-los-otros”
en otro; la imposibilidad de contacto que carece de “para-sí”, anhela el
entre humillados; la sinceridad sobre- ser. Degradado ontológicamente
actuada y el cinismo lúcido como al comienzo de la novela, inicia la
denuncia de la hipocresía; el espiri- búsqueda de su trascendencia en el
tualismo, el idealismo y la puerilidad camino del Mal. Cada nuevo acto
como reverso de una sexualidad alie- que comete se diferencia de los ante-
nada; la abyección como ética negra del riores porque explicita un contenido
mal; el proyecto revolucionario como inédito. Así, la sucesivas “maldades”
anarquismo al revés; etc. –desde la aventura del pequeño cañón
Como para el Genet de Sartre, para hasta la traición al Rengo, pasando por
los personajes de Arlt se trata de el robo a la biblioteca y el intento del
conseguir cierta autonomía a través incendio a la librería– no son, para
del Mal. “La culpabilidad –dice Sartre el personaje, más que tentativas de
en el Saint Genet– suscita ante todo acceder a aquella autonomía, tentativas
singularidad”. Es ese afán el que cons- que se configuran como ascesis, como
tituye sus historias en historias de vida. un proceso de despojamiento progre-
Y lo logran, también como Genet, sivo a través del cual se convierte en
haciendo coincidir el determinismo un “objeto criminal”; en un “objeto
inicial que padecen con la libertad que libre”, en el “hombre espejo”. De allí la
conquistan progresivamente, porque ambivalencia de la traición, entendida
se trata de un proceso dialéctico en por Masotta como un doble desape-
el que se superan etapas sucesivas. gamiento de Astier, en el reenvío del
En cada nueva acción, en cada nuevo sentido de ese acto a las determina-
acto en el que se juegan su destino, los ciones de clase: del lumpemproleta-
personajes de Arlt nos muestran, según riado (al delatar al Rengo, Astier toma
Masotta, de qué modo la oscuridad distancia de la clase que ese personaje
absoluta de una conciencia mistificada representa para mantenerse fiel a la
puede coincidir con la lucidez total. que representa el ingeniero, que es la
En este contexto, la lectura que hace clase media) y de la clase media (Astier
Masotta de El juguete rabioso –uno traiciona su decencia y con ella la posi-
de momentos más brillantes de Sexo bilidad de pertenecer a esa clase). Y
y traición–, es donde se vuelve más también su ambigüedad, en tanto la
evidente su deuda con el Saint Genet de traición es un acto moralmente bueno
Sartre. Deuda reconocida por el mismo cuya condición de posibilidad es el ejer-
Masotta en una nota a pie de página en cicio del Mal. Doble faz que da cuenta
la que nos remite a la descripción de la de la coincidencia entre libertad y

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determinismo y que Masotta se anima llegar al corazón de lo real y reconocer


a leer en las imágenes metálicas de sus leyes de funcionamiento efectivas.
Arlt (la plancha de metal) que estarían O al menos, no son sólo eso. Extre-
metaforizando –”manifiestan como en madamente perspicaces a causa de una
espejo”, dice Masotta– la intención que sensibilidad encendida, profundamente
subyace en la delación de Astier. lúcidos, Astier, Erdosain o Balder
De estas significaciones se deriva el son agentes concientizadores que nos
sentido político de la novela de Arlt, interpelan como a sus semejantes.
concebido como un efecto ideoló- Cuando Masotta llega a este nivel en la
gico, en el que se accede a una toma comprensión de la obra de Arlt, guiado
de conciencia. Astier es un “destapa por sus propias intuiciones, ha dejado
cloacas” que pone al descubierto atrás al Saint Genet de Sartre.
que “la sociedad es una jerarquía de
verdugos” y que, en la moral social, el
Bien y el Mal no se excluyen. Todo Arlt
En este otro nivel, más inclusivo,
donde se intentan determinar signifi- Una nota a pie de página de Sexo y
cados que trascienden la obra de Arlt, traición en Roberto Arlt, cuyo párrafo
pero que están final es un agregado a la primera
Arlt literato es un libro riguro- sugeridos por ella, versión, anuncia o anticipa el ensayo
samente desmesurado. Exce- Sexo y traición en de Carlos Correas. Me refiero a la nota
sivo en su empeño (se presenta Roberto Arlt es, 22 de “La plancha de metal”, donde
como un ensayo filosófico, como se dijo, Masotta aclara, en relación al tema de
como “una reflexión materia- un ensayo sobre la sinceridad, la disparidad (hoy en día
lista totalitaria” sobre el escritor la clase media. más que evidente) entre sinceridad
argentino) y generoso en su Ese sería, para del autor y sinceridad de los perso-
factura escrituraria: hay allí un Masotta, el tema najes; una distinción elemental que
estilo que oscila entre la plebeya rector que unifica no habían tenido en cuenta los comu-
mordacidad de cuño arltiano y las significaciones nistas. Luego de definir el propósito de
la elegante concisión borgeana. que emanan del su libro, la descripción de las significa-
universo ficcional ciones inmanentes de la obra de Arlt,
arltiano. Más precisamente, la afecti- Masotta sugiere:
vidad propia del hombre de clase media:
su “vertical grosería”, su profunda ridi- Pero una verdadera labor crítica
culez, su temor, su fastidio, su aburri- excedería este trabajo; yo me propongo
miento, su patetismo y su recaída en el describir ‘estructuras significativas’
sentimentalismo; en suma: su histeria. –cosa que no se había hecho aún con
Arlt, dice Masotta, nos hace vivir desde Arlt– es decir, describir simplemente
adentro la singularidad de esta clase a eso que la obra, a su manera, dice.
través de sus personajes, esas “indivi- Un trabajo posterior debiera rebasar
dualidades sobresalientes” que exceden el análisis de las novelas, para conver-
en mucho a la noción de tipo. Porque tirse en un psicoanálisis existencial e
los personajes de Arlt no son el típico histórico del hombre Arlt y no ya del
pequeño burgués, “el hombre de la hombre de Arlt. Este psicoanálisis
medianía”, ese sujeto alienado en una investigaría el nivel del entrecruza-
conciencia mistificada, incapaz de miento dialéctico de la obra con la

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vida del autor, la relación entre la como tarea reparadora, al proponer


‘autenticidad’ de sus personajes, la la aceptación en bloque de Arlt, de su
insinceridad constitutiva del autor, vida y de obra, (de la publicada y de la
y la presunta sinceridad del hombre inédita), cosa que, según Correas, no
Arlt. Se vería entonces cuáles mitos había sido hecha hasta ese momento.
sociales de la obra y la vida de Arlt Lo que, desde otro punto de vista, es
revelan y denuncian, y cuáles otros, también una exigencia del método, que
en cambio, afirman. aspira a la totalidad, esto es, al desa-
rrollo completo de un objeto en una
A casi quince años de la propuesta de argumentación dialéctica. De allí, el
Masotta, Correas acepta el desafío. retorcimiento del estilo de Correas, en
Arlt literato es un libro rigurosamente el que cada concepto, cada frase, cada
desmesurado. Excesivo en su empeño enunciado, entra en tensión comple-
(se presenta como un ensayo filosófico, mentaria con su contrario simétrico
como una “una reflexión materialista en aras de promover un rebasamiento.
totalitaria” sobre el escritor argentino) Lo que exige, por parte del lector, una
y generoso en su factura escrituraria: atención en extremo vigilante, teme-
hay allí un estilo que oscila entre la rosa de perder el curso especulativo.
plebeya mordacidad de cuño arltiano En Arlt literato, Correas reconstruye el
y la elegante concisión borgeana. Es, proyecto artístico de Arlt en su singu-
también, un libro provocador en su laridad irreductible, esto es, como elec-
anacronismo, que ambiciona hacer ción original, como el corolario de una
jugar en el presente –el presente de su pesquisa ontológica en la que se realiza
escritura, los perversos años de la dicta- como ser en el campo de la alteridad
dura militar– los efectos de una dife- –o, “en el infierno de los otros”, para
rencia temporal: escribir, a mediados decirlo con Sartre–, en y por la libertad.
del setenta, un ensayo sobre Arlt desde Ser un intelectual (que se pregunta por
el “sartrismo”, desde el “triunfante la posibilidad misma del ser hombre); ser
Sartre de los años cincuenta”. Es, por un literato (que comunica la monstruosa
último, y quizás por todo esto, un libro experiencia en que consiste esa interro-
justo (como pocos) con la literatura de gación); ser un escritor (que inventa un
Arlt, que cumple, como sus personajes, estilo absoluto en el que se exprese lo
aunque en otro sentido, con un destino dramático de la apuesta). Tal la entidad
maldito: casi no ha sido leído por nadie. que se ha dado como conciencia libre
Se podría pensar, como el mismo “el hombre Arlt”; tal lo que ha hecho de
Correas lo ha sugerido implícitamente, sí con lo que han hecho de él.
que su libro está escrito para discutir Los peripecias de esa aventura metafísica,
un argumento de Masotta, aquel que que Correas entiende como una verda-
sostiene que “en el hombre de la clase dera labor de conquista, tienen un corre-
media hay un delator en potencia, que lato ficcional en la literatura; porque allí,
en sus conductas late la posibilidad de la en las historias de vida de los personajes
delación” –”me sigue irritando [la tesis arltianos, se juega también el mismo
de Masotta], siento que si lo tuviera derrotero ontológico. “El hombre de
adelante se la discutiría de nuevo”, Arlt”, que Correas reconstruye en la
confiesa Correas en la página 341–. lectura ordenada de sus obras, no es
Pero, además, el ensayo se presenta más que la suma de los posibles destinos

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imaginados por el escritor para su propia pero la literatura sigue siendo uno de
vida, en un afán sostenido de conjura. los caminos de la salvación. Lo nuevo de
En esto, Correas es más que fiel a Sartre. Arlt, es que la pregunta acera de quién es
Su lectura sospecha, en el todo de su el hombre nos lleva a la invención de un
obra, y en cada una de sus partes, al “ser social insólito”, como “nuestra posi-
artista, y detrás de él, al hombre. bilidad humana más profundamente
El asunto que subyace a la literatura de verdadera”; no el ser que es el Otro para
Arlt, para Correas, es la pregunta acerca los otros sino el ser que es el Otro para
de ¿quién es el hombre? O mejor: ¿es sí. Un trabajo penoso, que comprende
posible ser hombre? El recurso propuesto “todas las formas de la aflicción y el pate-
a esa interpelación tismo de la vida humana”, dice Correas.
Correas va dibujando el trayecto es, para decirlo Arlt literato recompone ese trabajo de
de este recorrido de Arlt, releva en términos singularización que caracteriza a los
sus momentos más impor- precisos, “el juego personajes de Arlt como un proceso
tantes, que coinciden, muchas de aprehensión dialéctico en el que todos ellos, cada
veces, con los momentos más inmediata de lo uno a su modo, progresan en la elec-
brillantes del libro: el relato de la burgués”. Eso ción de los medios de los que se valen
iniciación de Astier (y de Arlt en es lo que Arlt le para acceder a la trascendencia, que
la literatura); la descripción del propone al lector a es el ámbito de la libertad. El devenir
sistema de la miseria; la diferen- través de las histo- “raro”, la “extravagancia” como rareza
ciación entre el lenguaje seño- rias que cuenta auténtica, es encontrar el ser, no en la
rial enfático y el estilo plebeyo; en sus libros. Ese generalidad sino en la particularidad,
el análisis de los neologismos es el drama que en la profundidad de cada uno, que es
arltianos (“encurioseado”; viven sus perso- lo único que se encuentra en todos.
“aciegado”), la interpreta- najes, porque para Así, el aprendizaje de Astier, es el
ción del suicidio de Erdosain ellos, “lo burgués” desarrollo en etapas de un anhelo, el
(que se vuelve premonitoria es, precisamente, de asumir la totalidad de la condi-
del final del propio Correas); lo que les impide ción humana. Un afán planteado por
la lectura de El amor brujo el cumplimiento el personaje según una “política de la
(la más generosa y justa que se de sus poten- barbaridad”, entendida como cate-
haya hecho sobre la “novela cialidades más goría ética y ontológica. Inventar,
mala” de Arlt), el examen del humanas. La robar, delatar son acciones que
tema de la porteñidad en las respuesta a la que buscan afirmar la trascendencia,
Aguafuertes porteñas. arriban no es para algo que Astier sólo encuentra en
nada alentadora el ser inexplicable (para sí y para los
–lo que habla del riguroso realismo de otros). En ese sentido, la traición es
Arlt–: lo burgués es el fracaso del hombre un acto casi perfecto, debido a que
y el hombre es el fracaso de lo burgués. propone una consustancialidad entre
La moraleja que se desprende de una tal agente y paciente, entre victimario y
evidencia, –y que es lo que nos dejan víctima. Traicionar es traicionarse,
como legado esos personajes– es que el dice Correas apoyándose en Sartre,
rescate debe comenzar por la autodes- es cambiar el destino del prójimo y
trucción: matar al burgués que hay en también el propio destino. El costo
mí. Estamos en el extremo opuesto de de una tal temeridad es el despojo y el
la literatura edificante –lejos, muy lejos desapegamiento, la irrevocable soledad
del humanismo sencillista de Boedo–, de Astier al final de la novela.

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Con esa tarea de despojamiento de sí más brillantes del libro: el relato de


(en busca de la singularidad) continúa la iniciación de Astier (y de Arlt en la
Erdosain. La santidad, asociada para literatura); la descripción del sistema
Correas al trabajo, la humillación, la de la miseria; la diferenciación entre
fantasía, el crimen, la violencia subver- el lenguaje señorial enfático y el estilo
siva, la locura y el suicidio son los plebeyo; el análisis de los neologismos
recursos a través de los cuales el personaje arltianos (“encurioseado”; “aciegado”),
quiere acceder al ser, aunque sea intermi- la interpretación del suicidio de
tentemente. Por último, Balder, el puro Erdosain (que se vuelve premonitoria
ser “disocial”, encuentra en su apega- del final del propio Correas); la lectura
miento lúcido y repulsivo a “lo burgués” de El amor brujo (la más generosa y
–un recurso superior a los anteriores, justa que se haya hecho sobre la “novela
dice Correas, que conjuga la pasividad mala” de Arlt), el examen del tema de la
de Erdosain con el trabajo reflexivo del porteñidad en las Aguafuertes porteñas.
Astrólogo–, avanza hasta el límite posible En cada uno de esos momentos, Correas
a través de “la extranjerización en el seno nos enseña cómo y por qué hay que leer a
de la sociedad”. Balder, el personaje abso- Arlt desde la filosofía, desde la filosofía de
luto, descubre lo burgués, lo interioriza la existencia. Porque no se trata de cual-
para volverse contra él en la abominación quier perspectiva que pudiéramos encon-
y la repulsa. Como si llegara al corazón trar a mano, sino de aquella que más le
secreto de “lo real efectivo” atravesando conviene a esa literatura. Hay un tras-
toda “apariencia inesencial”: “ser burgués fondo filosófico en la literatura de Arlt,
es ser simplista con razón y aprobación al que Correas lo llama “densidad”, “el
social”, tal la certeza de ese sondeo en el todo despojado de su remanente inesen-
que se experimenta el vacío de lo burgués cial”, una cualidad mensurable en y por
o lo burgués como vacío. “Esto es lo el acto de la lectura. La densidad de Arlt
nuevo de El amor brujo –dice Correas– y (que Correas dice que no es “adocenada”,
no es posible ir más allá por este camino.” esto es, propia de la simpleza o de la
La virulencia de Arlt, tantas veces vulgaridad) es, ella también, una secuela
señalada por los críticos, su empeño en de la totalización, una voluntad completa
la denuncia de “lo aberrante social” es, de inventar lo nuevo. Un valor hetero-
para Correas, de parte del escritor, un géneo a la Cultura, a las Bellas Letras,
ejercicio de ascesis maldita. Arlt quiere a la Tradición o al Canon; por eso le
desembarazarse, a través de la litera- molesta a Correas las tesis que hablan de
tura, de los valores burgueses, pero Arlt como del recién llegado que busca
sabe que es tarea difícil, sino impo- su lugar, que quiere insertarse en la gran
sible. El subterfugio que encuentra, Literatura, compartiendo sus valores
entonces, consiste en postular como espirituales. Hay algo más en este escritor
salida, a través de sus personajes, la salvaje, hay un impulso hacia la “radi-
encarnación, escandalosa y osten- calización absoluta”, aquella que desba-
tatoria, de esos valores que, vividos rata esos valores y crea otros, inéditos y
desde adentro, muestran su falsía. propios. Pero que lo hace pensando en
Correas va dibujando el trayecto de este el lector. Fuera de Arlt (y también de
recorrido de Arlt, releva sus momentos Borges), dice Correas, “jamás ningún
más importantes, que coinciden, otro escritor argentino ha creado en
muchas veces, con los momentos medida tan extrema la actividad del lector

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en la literatura”. Porque la densidad es o puede cumplirse alimentándose de la


surge de una participación –específica, vida del autor en el mundo, en su país,
distintiva– del lector en la obra, que está en su tiempo y en la clase social a la que
mediada por el estilo. pertenece o a la que se refiere– produ-
Es el estilo de Arlt el que exige del lector cirá esencialmente ideas nuevas.”
una “comprensión afectiva”, que no se De Sebreli a Masotta y de Masotta a
distancie demasiado de las palabras, que Correas se ha producido un desplaza-
no llegue de inmediato a la cosa signi- miento en el sentido apuntado en la
ficada, sino que la experimente, que la cita. Si en un principio las ideas de
sienta, que la viva. Tal la fenomenología Sartre probaban su eficacia en la oposi-
de la lectura que describe (y propone) ción de circunstancia –la polémica
Correas. Lo opuesto a la identificación con la ortodoxia comunista–, con el
de lejanía que propician las Aguafuertes correr del tiempo, y a medida que se
porteñas, en la que el lector se mantiene abandonan como “influencia”, han
a distancia del objeto (en ese caso: propiciado un nuevo descubrimiento:
“lo porteño” o “la porteñidad”). la singularidad de Arlt; la valía de un
Es en este sentido que Correas dice que proyecto artístico profundamente
Arlt trabaja con la “materialidad”, que original, cuyo tema, precisamente, es
se nutre de la “materialidad vivida”. No la singularidad del hombre, o mejor,
sólo porque es un escritor que piensa, la (posible) singularidad del hombre
a través de la ficción literaria, sobre las común. Es en ese punto donde Arlt
condiciones históricas y materiales de se encuentra con Jean-Paul Sartre,
la existencia –el hambre, la violencia, porque la singularidad, se sabe, es el
el deseo, la angustia, el desasosiego, núcleo de su teoría existencial.
la locura, la muerte–, sino porque ¿Qué hacer con lo que han hecho de
también, y sobre todo, invita a pensar mí? Esa pregunta sartreana nos ofrece
al lector a través de su estilo, del trabajo la clave para pensar el drama de los
sobre la materialidad de la lengua. personajes de Arlt, porque, formulada
en otros términos, tal vez más nove-
lescos –¿cuál es el sentido de mi vida?–
Acerca del buen uso es el asunto sobre el que no dejan de
de Jean-Paul Sartre reflexionar sus conciencias atribu-
ladas. Los temas de la literatura de Arlt
En el epílogo a Arlt literato, Carlos –el monstruo, la “voluntad de vivir en
Correas ha reflexionado sobre lo que dioses”, “la vida fuerte”, “el ser a través
supone asumir una perspectiva filosó- del crimen”–, no son más que las
fica para pensar la creación literaria: alternativas pensadas como respuesta
“La redacción de un texto ‘influido’ a aquella pregunta. Y constituyen las
filosóficamente contiene la cualidad peripecias que forjan el destino de los
de ir suprimiendo esa influencia en y personajes, destino que Arlt se figura
por su desarrollo mismo. En efecto, si como “un camino largo y tenebroso”
el autor cifra el poder, la comunica- que hay que recorrer hasta el final.
ción y el futuro de su obra en su propio Se podrá pensar que allí, en el final
pensar, y no se limita a copiar donde- del trayecto recorrido, esos personajes
quiera las lecturas que realiza para darse se enfrentan con el fracaso porque
ánimo, entonces ese pensar –que sólo aquellas peripecias no son más que

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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

acciones fallidas; es cierto, “el suceso inefable, porque surge de una situación
extraordinario” nunca llega. Pero sólo –el hombre en su circunstancia concreta,
si se los juzga desde una moral del o, siempre según Sartre, “el ser en situa-
éxito. Porque para esos personajes, ción”, como “centro de una indetermi-
llegar hasta el final, experimentar nación irreductible”–.
el fracaso, es ya estar en otra parte o Son estas las cuestiones que han sido
ser otro del que se era. Tal la “auten- relevadas por las lecturas existencialistas
ticidad” de Astier, de Erdosain, de de Arlt que han querido dar cuenta de
Balder o de “Las fieras”, que consiste, la “ontología filosófica” que subyace en
como lo sugiere Sartre, en la osadía de su obra. Es cierto, también, que han
“vivir hasta el límite una condición”. caído las certidumbres que sostenían
Es verdad que las determinaciones toda ontología (el autor, la conciencia,
sociales explican a los personajes de Arlt el sentido de la historia) y, tal vez,
–se ha dicho hasta el cansancio: la clase habría que agiornar la perspectiva filo-
media, tensionada entre los ideales de la sófica, leer a Arlt después de “la muerte
burguesía y la contramoral del lumpem- del autor”, después de la “escisión
proletariado–, pero no justifican esas, del sujeto”, después de “la teoría del
sus elecciones particulares: su regodeo acontecimiento”. Tal vez. Lo que sí es
en la infamia, en la humillación, en lo seguro, es que hay un costado filosófico
abyecto, Guiados por lo que Arlt llama de su literatura, un sustrato intelectual
“el demonio de la perversidad”, esos –además del sustrato perceptivo– que no
personajes ejercen, en ese deleite gozoso, ha sido lo suficientemente desentrañado
la denuncia de la morbidez social, por la crítica literaria y que hace que su
situándose no como sus víctimas puras realismo sea “un realismo de ideas”.
sino también como sus agentes o sus Por otra parte, en este terreno más ceñido
emisarios. La “comedia de la conciencia” de la crítica literaria, hay un valor que se
de Astier, el espiritualismo idealista de afirma en estos escritos, un valor que
Erdosain, el moralismo de Balder son debería ser retomado como una profe-
los recursos a partir de los cuales esos sión de fe de la lectura: el de la conmo-
personajes encarnan los valores sociales ción. Escribir acerca de las obras que no
que padecen y lo hacen para hacer más interpelan, en un diálogo en el que se
visibles su carácter arbitrario, infundado. comunican dos subjetividades inestables,
Es esa su única (y última) posibilidad de en tren de manifestarse. Así lo quiere
ser singulares, de salirse de la medianía. Sartre, así lo propone Sebreli, así lo hacen
En este sentido, el pesimismo de Arlt es Masotta y Correas, quienes, a propó-
nada más y nada menos que el alcance sito de Arlt, y a partir del resultado del
efectivo de su visión realista del mundo, cotejo de sus propias experiencias vitales
para nada ingenua, sumamente rigu- con las de sus personajes –la histeria de
rosa. La rareza, un término que también la clase media, en el caso de Masotta,
se encuentra en Sartre y que en Arlt la vindicación del “ser salvaje”, en el
toma el nombre de angustia, lucidez de Correas–, han sabido experimentar
o locura, es lo que queda de aquella cierta comunidad en la extranjería,
denuncia como su remanente insumiso. cierta comunión en la excentricidad. Y
Pero además, siempre ella también es un la extranjería o la excentricidad son (o
límite absoluto, también ella es radical. deben ser) esas raras certidumbres que,
Lo que hace que no se confunda con lo aún, no habría que abandonar.

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N° 2-3 | Invierno 2005 Filosofía y literatura

NOTAS

1. Ya en el Prólogo a la segunda edición de Roberto Arlt, el torturado, fechado en 1956, Larra se hacía cargo
de las objeciones de Contorno, esos “jóvenes con inquietudes políticas y sociales” que, según él, se mostraron
desconcertados por su biografía porque “no lograban compaginar mi imagen de Arlt con el contenido de
sus libros”. Esto, desde la perspectiva de los contornistas, que le habían dedicado algunos párrafos a Larra
en el segundo número de la revista, consagrado al autor de Los siete locos, era la incongruencia flagrante que
se producía entre la imagen condescendientemente bonachona que allí Larra construye de Arlt y una obra
contradictoria y complicada, producto de una rebeldía extrema que no tolera encasillamientos ideológicos.
A tal punto se hizo cargo Larra de las objeciones que corrigió algunos enunciados de su libro en los que era
evidentes el reduccionismo inicial que le habían imputado debido a su interés desmedido por hacer de Arlt un
escritor filocomunista. Para una crónica de esta polémica cfr. Avaro, Nora y Capdevila, Analía: Denuncialistas.
Literatura y compromiso en los ‘50; Santiago Arcos, Buenos Aires, 2004.
2. Editado por Losada en 1950, ¿Qué es la literatura? apareció como la traducción de Situations II, publicado
por Sartre en Gallimard, en 1948. Reúne, junto al ensayo homónimo, la “Presentación de Les temps modernes”
y el artículo sobre “La nacionalización de la literatura”. Para una historia de la influencia del pensamiento de
Sartre en nuestro país cfr. Terán, Oscar: “Rasgos de la cultura argentina en la década de 1950”; En busca de
la ideología argentina, Buenos Aires, Catálogos, 1986 y Correas, Carlos: “La historia del existencialismo en
Argentina”; Cuadernos de Filosofía, Nueva época, N° 49, Buenos Aires, Siglo XXI, 1994.
3. La primera declaración está tomada del reportaje aparecido en la revista El juguete rabioso, Año I, N° 1,
noviembre de 1999; la segunda pertenece a La Operación Masotta (cuando la muerte también fracasa), Buenos Aires,
Catálogos, 1991.
4. La afirmación de Sebreli pertenece a la contratapa de la primera edición de Sexo y Traición en Roberto Arlt;
la de Masotta a la Encuesta: La crítica literaria en la Argentina, dirigida por Adolfo Prieto y publicada por el
Instituto de Letras de la Universidad Nacional del Litoral, Rosario, 1963.
5. El ser y la nada (1943), Buenos Aires, Losada, 1979.
6. Cito la traducción de Luis Echávarri para la edición de Losada, Buenos Aires, 1967, a la que le hice
algunas correcciones.
7. En La Nación del 11 de marzo de 1951; reproducida en El pecado original de América, Buenos Aires, Sur, 1954.
8. Sexo y traición en Roberto Arlt apareció como libro en 1965 en la editorial Jorge Alvarez. Es la recopilación
de una serie de artículos, escritos y publicados por Masotta en los últimos años de la década del cincuenta, a los
que el autor les hizo una serie de modificaciones importantes. Ellos son: “Silencio y humillación en Roberto
Arlt”, El litoral, Rosario, 6 de agosto de 1958; “Roberto Arlt al día”, Fichero, Año I, N° 1, 1958; “Roberto Arlt,
la plancha de metal”, Centro N° 13, tercer trimestre de 1959; “Seis intentos frustrados de escribir sobre Arlt”,
Hoy en la cultura N° 5, 1962.
9. Además de algunas correcciones estilísticas, además de la reescritura de algunos párrafos confusos en el
original, como el que se refiere al transitivismo y la culpabilidad sexual, además de la supresión del epígrafe de
Jean Disanti tomado de Historicidad y Verdad, de alguna frase exaltadora de Sartre (“Sin duda que en adelante
no se podrá ya hablar del problema del Mal sin detenerse en las reflexiones de Sartre [en el Saint Genet]”, de
alguna que otra diatriba contra algún personaje de la época (Ghiano, Beatriz Guido), además de todo esto, en
la versión que presenta para el libro, Masotta ajusta el léxico, refina su terminología teórica, sobre todo la que
se relaciona con el marxismo, con el propósito de desdibujar un poco la impronta sartreana de su discurso. Así,
por ejemplo, “ideología imperante” se transforma en “ideología dominante” o “situación social” en “extracción
de clase y condición social”. Por otra parte, Masotta agrega nueva terminología, habla de síntoma, de relación
isomórfica, de potlach, de Arlt como etnólogo, etc. Los cambios realizados estarían indicando su abandono
de la fenomenología existencial y su pasaje al estructuralismo (a la antropología estructural) y al psicoanálisis.
Pasaje que Masotta reconoce en el impresionante escrito autobiográfico que lee en la presentación de su libro,
“Roberto Arlt, yo mismo” (Conciencia y estructura, Buenos Aires, Jorge Alvarez, 1968), en el que le atribuye al
Saint Genet de Sartre la totalidad de sus intuiciones sobre Arlt. Horacio González, en “Oscar Masotta, provi-
soria ontología de la lectura”, ha pensado, precisamente desde Sartre, las derivaciones de esta atribución; Actas
del “Coloquio Sartre”, realizadas en la UBA, en agosto de 2004, publicadas en Internet.
10. Tomo de Hernán Scholten el término “precepto de contemporaneidad”. Cfr. Oscar Masotta y la
fenomenología. Un problema en la historia del psicoanálisis; Buenos Aires, Atuel-Anfora, 2001.
11. A propósito del tema de la imposibilidad de contacto entre humillados Masotta reconoce también el
parentesco de la obra de Arlt con Sartre y con Genet. Su descripción de las tres vías que constituyen, en el
relato “Las fieras”, la comunicación entre humillados —ni el silencio absoluto, ni la asunción de la palabra
sino el asentimiento del “orgullo demoníaco” en la palabra infame—, es uno de los pasajes mejor escritos
de Sexo y traición.
12. En “Arlt: todos nosotros”, Jorge Quiroga señala esta dimensión de la obra arltiana; El juguete rabioso, op. cit.

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Filosofía y literatura N° 2-3 | Invierno 2005

467
Universidad
y filosofía Las relaciones entre univer-
sidad y filosofía están
tramadas de numerosos
aconteceres políticos que han
enriquecido esta relación
desde sus orígenes. La univer-
sidad supo albergar, en sus momentos de mayor democratización,
a muchos de los más destacados filósofos, profesores y alumnos que
convivieron –muchas veces de modo crítico– en el seno de sus aulas.
Alguien dijo alguna vez, que los pasillos universitarios son los ecos
de todas las revoluciones fracasadas. Sus debates, en ocasiones,
adoptaron la forma del afiche y la asamblea. Otras veces se mani-
festaron en grandes conferencias y seminarios. Una filosofía que
nunca pudo reducirse al tamaño de sus pizarrones. La calle fue,
en sus momentos más salientes, un ámbito que se confundía con
las sedes académicas. Pero también la universidad fue espacio de
terror, listas negras y oscurantismo. Su historia es la de una convul-
sión que la atravesó rehaciendo sus sentidos. Entre la dicha y la
tristeza oscilan sus recuerdos, teñidos a menudo en forma de olvido
o de evocación nostálgica. La riqueza de sus glorias convive con la
flaqueza de sus tiempos inciertos.
Una rutina agobiante invade las prácticas universitarias actuales.
Un modo burocrático que deviene homogeneización de sus
lenguajes, sus recursos y sus formas de pensar. Encerrada sobre sí
misma –sólo abierta a los flujos globales desterritorializados que
resultan modelo académico a imitar– la universidad, y en ella
probablemente la acción filosófica, se reproduce en un vacío que no
logra repensar sus sentidos.
Hugo Biagini recuerda las derivas de la Reforma Universitaria.
Desde el suelo larvario de la hora latinoamericana, hasta algunos
de los principales nombres de esta gesta –centrándose en la figura de
Deodoro Roca– los puntos salientes del movimiento reformista son
examinados por Biagini.
María de Pauli ofrece una interesante lectura sobre los modos en
que el conocimiento fue desarrollándose desde la antiguedad hasta
nuestros días. Si en sus comienzos, el conocimiento era construido
en base al recurso de la oralidad, la modernidad intentó subor-
dinar los sentidos sonoros al imperio del ojo. Objetivo que, por otra
parte, nunca se ha logrado del todo, en la medida en que la lucha
por el sentido de las palabras implicó poner en juego la totalidad
de los sentidos corporales en la tarea del filosofar. De Pauli advierte
sobre las tendencias burocratizantes de la universidad de nuestros
días, no sólo en el tipo de lenguajes que aparecen en ella, sino en sus
propios procedimientos de enunciación.
Gregorio Kaminski, Samuel Cabanchik y Silvia Ziblat fueron
consultados sobre sus experiencias cotidianas en la práctica de ense-
ñanza de la filosofía que viven en las aulas universitarias argen-
tinas. Todos ellos, conocidos profesores, comparten sus perspectivas
críticas de una labor que no se resigna a desaparecer.
Olgária Mattos, profesora de la Universidad de São Pablo,
encuentra en la revuelta parisina del 68 un interesante momento
en el que la filosofía, verdadera pregunta por el sentido, y la
universidad, encontraron sellados sus destinos. Matos reflexiona
sobre las principales cuestiones que atravesaron este movimiento,
las preguntas que éste se hizo y las modificaciones sociales que llevó
a cabo en la escena del espacio público la insurgencia estudiantil.
470

Deodoro Roca, el movimiento reformista


y la integración latinoamericana
Por Hugo Biagini

Pocas veces la filosofía universitaria argen-


tina se vio conmovida tan radicalmente
como en los sucesos de la reforma universi-
taria. Hugo Biagini recrea el suelo larvario
sobre el que emerge este acontecimiento. El
arielismo y el americanismo antimperialista
como sensibilidades que atraviesan las fron-
teras y contagian el naciente optimismo a
escala continental.
La hora americana era anunciada por un
puñado de apellidos, entre los que sobre-
sale Deodoro Roca, de los que es difícil
sustraerse a la hora de rememorar este
autoexamen que la universidad se hizo a sí
misma desde sus propias capas internas, en
este caso estudiantiles.
Lecturas posteriores de estos sucesos han
descuidado un aspecto medular: la auto-
nomía universitaria proclamada en la
reforma, resultaba inescindible de su vincu-
lación con los movimientos populares del
momento. Varias décadas mas tarde, la
autonomía académica fue entendida como
un repliegue de la universidad sobre sí
misma, impermeabilizándose frente a las
prácticas sociales.
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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

Si en nombre del orden se nos quiere se proclamó el continente como el


seguir burlando y embruteciendo, vínculo natural y a las distintas nacio-
proclamamos bien alto el derecho nalidades como meros accidentes de
sagrado a la insurrección. Entonces la historia. Un giro muy marcado
la única puerta que nos queda abierta se verifica en otro precoz evento: el
a la esperanza es el destino heroico de la Congreso de Estudiantes de la Gran
juventud. El sacrificio es nuestro mejor Colombia, celebrado en Bogotá
estímulo; la redención espiritual de las hacia 1910, donde se emite un docu-
juventudes americanas nuestra única mento de grueso calibre antiimperia-
recompensa, pues sabemos que nuestras lista: además de afirmarse allí que la
verdades lo son –y dolorosas– alianza de las repúblicas convocantes
de todo el continente. –Colombia, Venezuela, Ecuador–
se extenderá a los otros puntos de
Manifiesto liminar de la Sudamérica, se niega la afinidad con
Reforma Universitaria los americanos del norte, denuncián-
dose el monroísmo acomodaticio y la
agresión de las águilas septentrionales.
El humus universitario. Hacia las postrimerías de la Primera
Guerra Mundial, todo ello se vería
Los movimientos estudiantiles han reforzado, por otros influjos y predi-
ejercido a menudo un papel rele- camentos como el que ejerció franca-
vante en el desarrollo de la conciencia mente el Premio Nobel de Literatura
continental y universal, por haberse Romain Rolland –de mucho ascen-
adelantado a muchos grandes asuntos diente epocal y con vínculos directos
como el de la unidad y la solidaridad con nuestras organizaciones estudian-
latinoamericanas, una cuestión ya tiles– mediante su promoción del
presente en las reuniones interna- diálogo intercultural y su postura sobre
cionales de estudiantes que tuvieron la conflictividad intergeneracional, su
cabida en nuestro hemisferio antes adhesión a la Revolución Rusa o su
de la guerra del 14, bajo el empinado visión de los jóvenes como un revul-
credo arielista de la juventud como un sivo insurgente contra las injusticias y
factor decisivo para el cambio histó- el malestar social.
rico. Durante el primer encuentro, Por otro lado, con la generación
realizado en Montevideo hacia 1908, de 1900, se reanudan los plan-
se proclamó que había llegado la teamientos indoamericanistas y
hora de la emancipación, del resur- se buscan modelos culturales que
gimiento político y cultural, bajo el surjan del propio medio circun-
ideal común de la unión americana; dante, tomándose a lo concreto como
luego, en la ciudad de Buenos Aires punto de partida de lo universal.
para el Centenario de la emancipa- En ese aspecto, si bien hubo casos
ción, se aseveró que la juventud debía paradigmáticos como el Ateneo de
provocar una significativa reacción la Juventud en México, los planteos
moral en el Nuevo Mundo. El último no sólo exhibieron una faceta inte-
de tales congresos internacionales lectual sino que también adoptaron
celebrados en el Cono Sur se llevó ribetes institucionales específicos, por
a cabo hacia 1912 en Lima, donde ejemplo, a través de gestiones presi-

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N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

denciales como la llevada a cabo en la persistente de “América, ¡la hora!”,


Argentina por Hipólito Yrigoyen, el el pensador cordobés estimaba que
cual, desde una mirada krausista, se había llegado el momento de romper
inclina hacia una política exterior de el yugo factoril con Europa y acceder
neutralidad y autodeterminación, de a una verdadera libertad ætras
confianza en nuestro común destino un siglo de pseudoindependencia:
latinoamericano. Si a tales antece- “El régimen social consagrado por
dentes les añadimos algunos factores Europa ha carecido de eficacia para
de relevante magnitud interna y exte- hacer efectiva la paz y con la paz el
rior –Revolución Mexicana, I Guerra bienestar del mundo [...] Una nueva
Mundial, Revolución Rusa, demo- estructura se levantará sobre el orden
cratización gubernativa en el Plata, de cosas abatido. ¡América, hazte
corrientes vitalistas e idealistas–, ojo! ¡América, hazte canto! [...] un
puede inferirse que se había generado momento histórico hay que decide
el clima para el célebre estallido con el el derrotero en el oscuro laberinto de
cual irrumpe la Reforma Universitaria las encrucijadas; una hora sin retorno
en Córdoba hacia 1918, cuya proyec- pone sus vibraciones en el reloj del
ción dio lugar a que la misma reforma tiempo, señalando el camino de la
fuese visualizada como la segunda acción”. Según Taborda, estaban
aventura común de los países lati- dadas las condiciones para sobrepasar
noamericanos, tras los cien años de la mera democracia electoralista, al
mutua soledad que siguieron al ciclo servicio de una clase parasitaria y de
de su independencia política. un sistema en el cual los partidos
Cuando hace eclosión el movimiento poseen un mínimo de soberanía y un
reformista en Córdoba, aparece allí máximo de autoridad. Una genuina
el libro Reflexiones sobre el ideal polí- democracia americana debía basarse
tico de América, en el imperio de la opinión pública y
Cuando hace eclosión el publicado por social, en un estado cooperativo donde
movimiento reformista en uno de los prin- se entone el himno de la solidaridad,
Córdoba, aparece allí el libro cipales referentes desaparezca el analfabetismo, se cues-
Reflexiones sobre el ideal teóricos de ese tionen los medios de servidumbre y la
político de América, publi- m o v i m i e n t o : tierra no resulte objeto de apropiación
cado por uno de los princi- Saúl Taborda, en privada. Para viabilizar tales objetivos
pales referentes teóricos de ese cuyo texto puede tenía que socializarse la industria, la
movimiento: Saúl Taborda, explicitarse el banca y el transporte mediante un
en cuyo texto puede explici- célebre postu- dictamen inapelable que expropia en
tarse el célebre postulado del lado del mani- beneficio de los pueblos. Toda una
manifiesto liminar de 1918 fiesto liminar de plataforma maximalista que dista de
sobre el advenimiento de una 1918 sobre el poseer la tónica pequeño-burguesa
hora americana. advenimiento de que se le asignó prejuiciosamente a
una hora ameri- los primeros reformistas argentinos.
cana. En dicha obra, Taborda avanza La épica estudiantil llegaría a una
sobre las reiteradas expresiones meta- de sus máximas expresiones cuando,
fóricas del Nuevo Continente como en el México de 1921, con una
tierra promisoria, sol de primavera alta representatividad, la juventud
o Atlántida encantada. A la voz universitaria anuncia que luchará

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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

contra el nacionalismo y el milita- En el congreso internacional de


rismo, por una nueva humanidad, Costa Rica (1933), con la renovada
por asociaciones federativas regio- presencia de la España republicana, el
nales y por la integración en una estudiantado se adelanta a propiciar
comunidad universal –ideario que la aspiración, aún incumplimentada,
procuró plasmarse en una Federación de la ciudadanía iberoamericana,
Internacional y extenderse por el unos 60 años antes de la creación de
resto del mundo. Unos tres años la Comunidad Iberoamericana de
después, el dirigente peruano Haya Naciones, cuyos logros reales todavía
de la Torre, al hacerle entrega a los son objeto de
universitarios mexicanos la “Bandera dudosa expec- Tenía que socializarse la
de la nueva generación hispanoame- tativa. Entre industria, la banca y el trans-
ricana”, se sentía en condiciones de tanto, México porte mediante un dictamen
aducir que el ensueño bolivariano, vuelve a ser inapelable que expropia en
de fusionar a nuestros pueblos, se ha sede de grandes beneficio de los pueblos.
reencarnado en el credo y el accionar asambleas supra- Toda una plataforma maxi-
de las juventudes. nacionales: el malista que dista de poseer
Concomitantemente, vendría esa Primer Congreso la tónica pequeño-burguesa
formidable prédica sustentada por la Iberoamericano que se le asignó prejuiciosa-
Unión Latinoamericana, impulsada de Estudiantes mente a los primeros refor-
en sus inicios por José Ingenieros, (1931), donde mistas argentinos.
el cual anunciaba que la revolución se promueve la
universitaria –en tanto reorientación ciudadanía universitaria para todos
científica de los estudios, cogobierno los claustros, un acuerdo para que los
y demandas populares– se proyec- alumnos expulsados de su país por
taba más allá de los histriones del razones políticas pudieran continuar
patriotismo por toda la América sus estudios en otras naciones junto a
Latina y que la juventud que no se la creación de la Casa del Estudiante
encuadraba con las izquierdas cons- Iberoamericano; el Primer Congreso
tituía una mera vejez sin canas. de Estudiantes Antiimperialistas de
Dicha entidad –avalada por miles de la América (1936), que postula la
estudiantes y automarginada de los formación de un Frente Popular, la
diferentes gobiernos para preservar Gran Central única de Trabajadores
su libertad de opinión ante las y una Agencia Interamericana de
impopulares potencias extranjeras– Información. Por otra parte, no
reivindica una Reforma Universitaria cuesta advertir el antagonismo y la
integral, pretende suprimir la prolongada incompatibilidad axioló-
Unión Panamericana y repudia la gica entre militarismo y movimiento
penetración capitalista, para propi- estudiantil que, desde sus inicios ha
ciar una unificación jurídica, política, desarrollado una fuerte campaña
económica e intelectual que permi- contra el espíritu guerrero y chovi-
tiera salvaguardar la soberanía de nista. La nueva generación reformista
nuestro continente austral y obtener se enfrentó aquí con toda una plata-
la nacionalización de las fuentes de forma patriotera a la cual le opuso la
riqueza, la repartición de la tierra y la consigna de vivir y no de morir glorio-
socialización de la industria. samente. Además de la preservación

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N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

del demos y el autonomismo univer- países que conforman otras regiones


sitarios, esa cruzada juvenil bregó de nuestro continente no impi-
por la Segunda Independencia, por dieron cultivar esa fraternidad sino
la emancipación intelectual, social y que además fueron valientemente
nacional, responsabilizando primor- repelidos y desenmascarados por
dialmente al imperialismo y a la los mismos estudiantes en cuestión,
cultura utilitaria de Occidente por quienes no sólo proponen soluciones
el atraso de nuestros pueblos. En para sortear dichos enfrentamientos
complicidad sino que también llegan a establecer
Si Moreno refutaba en su intro- con los bárbaros numerosos acuerdos y convenios en
ducción al Contrato Social del Norte, los favor de dicho afán integrador.
de Rousseau el pretendido sectores gober- En medio de esa empresa, el movi-
soporte celestial de la realeza y nantes aparecen miento estudiantil, reconoció como
acudía a la voluntad colectiva, en la mira como grandes paladines a Rafael Altamira,
Deodoro Roca [...] denunciaba sus aliados Ingenieros, Vasconcelos, Unamuno
en el Manifiesto Liminar de la incondicionales: Haya de la Torre, Varona, o Alfredo
Reforma un régimen acadé- las oligarquías Palacios quien, reflejando una
mico anacrónico montado criollas, los convicción generalizada, enfatizó
sobre el derecho divino del grandes terrate- que los cimientos para una confe-
profesorado universitario. nientes y comer- deración iberoamericana debían ser
ciantes, el clero colocados por la juventud libre de
y las fuerzas armadas, los políticos compromisos con el pasado y de
engañosos que frenan la concientiza- mezquinas rivalidades.
ción de las masas. Junto a sus innovaciones intrauni-
Como respuesta a la xenofobia y al versitarias y de extramuros –que van
provincianismo se fue articulando desde la autonomía académica a la
una plataforma operativa cuyas unidad obrero-indígena-estudiantil
principales banderas implicaron y a la lucha contra el imperialismo–,
diversos elementos aglutinantes a el movimiento reformista ha forjado
partir del ideal americanista, con el en millares de páginas sus acerca-
cual se apuntaba a fusionar nues- mientos efectivos a la mancomunión
tros estados en un conglomerado de latinoamericana y a la unificación
naciones ante los peligros comunes integral de nuestros pueblos, erigién-
que amenazaban la integridad terri- dose en uno de los más importantes
torial. Junto con las diferentes apro- precedentes culturales con el que
ximaciones a los indígenas, obreros deben contar emprendimientos
y campesinos, se estrecharon los regionales como los del Mercosur.
contactos con las juventudes del Es que la Reforma Universitaria en
mundo y muy especialmente la Latinoamérica constituye una de
unión entre el estudiantado latino- las tantas expresiones que revierte
americano, tanto para favorecer el la trillada versión sobre los ascen-
intercambio académico e intelec- dientes hegemónicos desde el norte
tual como para estimular la protec- hacia el sur para entroncarse con
ción mutua. Los espurios conflictos otras vertientes originales como el
fronterizos entre Argentina, Brasil, modernismo literario o las teorías de
Chile, Perú, Bolivia, Paraguay y los la liberación.

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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

El “numen” de la Reforma. continental. Las vanguardias juve-


niles universitarias se asignan un
A la resonancia americana que pose- rol determinante en el logro de esos
yeron dos fenómenos históricos objetivos, a los cuales cabe añadir
como la Revolución de Mayo y la la implementación de la conciencia
Reforma Universitaria, se suma el social y hasta de una nueva civili-
hecho de que ambas presentan una zación. El movimiento reformista
línea enunciativa concomitante. Si preconizó la confraternidad entre los
Moreno refutaba en su introduc- pueblos, rechazando la política caci-
ción al Contrato Social de Rousseau queril junto a las crecientes manifes-
el pretendido soporte celestial de la taciones chovinistas y jingoístas.
realeza y acudía a la voluntad colec- Se trata de una línea de pensamiento
tiva, Deodoro Roca –junto con otros vigorizada por los reformistas cordo-
miembros de la Federación estu- beses de 1918. Deodoro Roca cues-
diantil cordobesa– denunciaba en el tiona los extravíos evidenciados
Manifiesto Liminar de la Reforma durante la Colonia y el siglo XIX
un régimen académico anacrónico –cuando se transitaba por la tierra
montado sobre el derecho divino de América sin vivir en ella–, mien-
del profesorado universitario. Allí se tras destaca la actitud de las nuevas
reclamaba el poder de decisión para generaciones que, sin cerrarse a la
los estudiantes, en tanto soberanos cultura mundial, se preocupan por
primordiales de una universidad los propios problemas y sienten como
democrática. Dicha pieza no sólo se el mayor imperativo la urdimbre del
dirigía proféticamente a los hombres hombre americano. Aquellos líderes
libres de nuestro hemisferio sino que estudiantiles creyeron que se estaba
también anunciaba una inminencia asistiendo en América a un ciclo
rupturista similar a la de Mayo. Según estructuralmente distinto, de amplia
llegó a parangonar Enrique González democracia y con un cambio total
Tuñón, si Moreno fue el abogado en los valores humanos, mientras
de la revolución, Deodoro puede ser aludieron a la decadencia de Europa,
considerado como el abogado de la sumida en el exhausto belicismo de
Reforma y su adalid por excelencia. los Estados nacionales. Se propiciaba
Una meta básica consistía en predis- el nacionalismo continental para
ponerse creativamente para el adveni- acabar con un estatuto factoril y para
miento del hombre genuino y de la producir una revolución ecuménica.
americanidad, lo cual representaba, Con la unificación de Indoamérica el
con palabras de Deodoro Roca, el imperialismo debía sufrir un fuerte
más fuerte imperativo de su tiempo desequilibrio al no tener pueblos para
y circunstancia, mientras que la sojuzgar, con lo cual se preparaba el
Reforma –”levadura de procesos más fin del sistema capitalista.
vastos”, según la calificara el propio En Deodoro Roca, la inquietud
Roca– puede asociarse íntimamente americanista e integradora se mani-
con el esfuerzo por materializar un festó desde sus primeros escritos.
acariciado anhelo: nuestra inde- Ya en su temprana tesis doctoral,
pendencia económica y cultural, Monroe-Drago-A, B, C. Reflexiones
la afirmación nacional y la unidad sobre política continental, dicha

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temática quedó bien nítidamente periódicos de su provincia como


y en íntimo vínculo de oposición La Voz del Interior, El País y Córdoba,
dialéctica con el expansionismo colo- diversas apoyaturas le sirvieron a
nialista estadounidense. Deodoro Roca para refrendar sus
Repasemos sus principales enuncia- postulaciones americanistas. En un
ciones. En primer término, debe acla- principio, el redentorismo juvenil,
rarse que cuando Deodoro se refiere a que lo llevó a atribuirle una función
Latinoamérica o a Sudamérica tiende descollante a su propia generación
a recurrir, como resultó bastante dentro de la universidad y a la vez
frecuente en el siglo XIX, al nombre de esta casa para urdir el eslabona-
genérico de América o americanos. miento de nuestros pueblos. Por lo
Más allá de esa reapropiación concep- demás, fue creciendo en él la fe en la
tual y más allá de los descorazonadores articulación de una nueva izquierda,
vaivenes históricos –especialmente que reunía no sólo a personalidades
provocados por las reacciones y intelectuales o políticas –Ingenieros,
gobiernos antidemocráticos junto De la Torre, Ponce– sino a comba-
al conservadorismo y fascismo crio- tientes de la talla de un Sandino,
llos–, Deodoro no dejó de apostar ni quien, más allá de su coyuntural
de pugnar por fracaso militar, representaba para
Un verdadero maestro en el porvenir de Deodoro un símbolo de futuro.
historia de las ideas, Arturo nuestra América, Finalmente, se encontraban también
Roig, concluyó un estudio a la cual las distintas acciones y emprendi-
sobre Deodoro, al cual privi- concebía como mientos motorizados por el mismo
legia entre “las voces más una unidad Roca: desde su defensa profesional de
valientes y pujantes en la ideal y como un los trabajadores y la gente común, a
denuncia de la presión social y mundo auroral. su dirección de la sección cordobesa
del imperialismo”. Si bien no podía de la Unión Latinoamericana y a su
soslayar el hecho creación de comités continentales por
de que constituimos un archipiélago la paz y la libertad, a favor de los presos
desmembrado e inconexo, alentaba la y exiliados político-sociales, contra
idea de una América Latina rediviva una serie de objetivos de diverso
y de una nueva nacionalidad supra- alcance: las dictaduras y semidicta-
territorial, alejándose de tantas acti- duras –tropicales o no–, la carrera
tudes chovinistas que apartaban a los armamentista, la guerra del Chaco y
argentinos del resto de los pueblos su trasfondo rapiñero, el racismo, el
latinoamericanos. Mientras sostenía antisemitismo y el imperialismo, el
la posibilidad de un desarrollo cual, junto a las contradicciones del
endógeno y la instancia liberadora sistema capitalista, representaría una
de una segunda independencia, plan- de sus mayores preocupaciones.
teaba como asunto impostergable la Ya desde sus comienzos académicos,
construcción de una alianza econó- con su apelación a la doctrina Drago,
mica entre nuestros países, antici- Deodoro estaba pretendiendo
pándose con ello a la existencia de un rescatar el derecho de los estados a
mercado común sudamericano. mantener su soberanía, la seguridad
Junto a sus colaboraciones en diarios y la paz, a asumir una posición que
como Crítica de Buenos Aires y en revigorizara el espíritu continental

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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

de las repúblicas hispanoamericanas.


El planteo de Drago cuestionaba las
premisas y supuestos darwinianos
a que apelaban los tributarios del
intervencionismo para justificar la
conquista de los inestables países
sudamericanos y para introducir
entre ellos un supuesto orden civi-
lizatorio, lo cual llevaría, según la
acotación deodórica, a justificar
políticas tutelares centradas en el
mito de nuestra irremediable inca-
pacidad constitutiva.
Deodoro no vacila en calificar a la
doctrina Monroe como raciona-
lización perversa que, al estilo del
panamericanismo –esa oficina del
Departamento de Estado norteame-
ricano–, ha operado en el continente
al servicio de Wall Street y de los
intereses petroleros de las grandes
corporaciones monopólicas. Simul-
táneamente, nuestro autor ha ido
examinando el nuevo imperialismo
encarnado en el capitalismo anglo-
sajón y el yanqui en particular, los
cuales, imbuidos de una misión
mesiánica, han hecho estragos insti-
tucionales entre nosotros y se han
apoderado de nuestros recursos Seoane, siendo también visitado por Deodoro Roca
sin necesidad de anexionarnos. un adolescente que daría mucho que
Contrario sensu, Deodoro no deja de hablar varias décadas más tarde a
celebrar al “admirable país mexicano” propósito de la revolución mundial:
que, frente a la indiferencia mundial, Ernesto Guevara, cuando aún residía
se manifestó por una ayuda franca y en Córdoba. La atmósfera que se
abierta al pueblo español cuando se respiraba en ese rincón privilegiado
produjo el sofocante levantamiento fue puesta bien de manifiesto por
nacionalista. Luis Emilio Soto en un artículo
Un espacio alternativo, de contes- sobre el primer libro póstumo de
tación y propuesta, ha sido encar- Deodoro:
nado por el célebre sótano en la casa
de Deodoro, donde se dio cita la Durante más de veinte años, aquella
intelligentsia combativa de nuestro catacumba ha sido por excelencia la
continente: desde Waldo Frank sede de una generación de escritores
hasta Haya de la Torre, Henríquez y universitarios […] un rompeolas
Ureña, Máximo Soto Hall, o Manuel ideológico [que] no era propicio

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N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

para devaneos narcisistas sino para Sea como fuere, resultan significa-
contemplar nuestros conflictos con tivas las aportaciones de Deodoro
una mentalidad americana. Diríase Roca a un sentido de la integración
que el ‘sótano de Deodoro’ comuni- regional en América Latina distinta
caba con el resto del Nuevo Mundo a la del llamado realismo periférico,
a través de selectas galerías. Los con sus estrategias para incorporarse
vestigios del último centro colonial indiscriminadamente al sistema
y los reactivos revolucionarios de la internacional, mantener la domina-
Reforma, convirtieron a la docta ción y aumentar las desigualdades.
ciudad en un sismógrafo que registra, Por lo contrario, frente a la moder-
mejor que ningún otro de los nues- nización excluyente, se insinúa,
tros, las inquietudes continentales. en nuestro autor, una perspectiva
(Sur, 128, 1945, p. 87) donde las políticas de integración
deben suponer no sólo la unifica-
En buena medida, el arielismo juve- ción de los mercados sino también el
nilista –prácticamente indisoluble ensamblaje cultural y socio-político,
como otros nutrientes de la Reforma con democracia participativa, dere-
Universitaria– vuelve a hacerse chos humanos y justicia social.*
presente cuando en un día de junio
de 1942 desaparece ese máximo
animador de la Reforma que fue
Deodoro Roca. En tal circunstancia,
Arturo Capdevila asoció su partida
de este mundo con un llamado para
seguir luchando por la misma causa
en el más allá:

¿Por qué se fue? ¿Por qué partió?


Aquí diré lo que avizoro.
Vinieron ángeles, dijéronle:
—Vamos, Deodoro.
Una revolución Ariel intenta,
y es su bandera un meteoro
de libertad y de esperanza.

Tampoco faltó quien no ha vacilado


en comparar a Deodoro Roca con un
prototipo del Renacimiento, por la fe
que aquel llegó a tener en el hombre
como arquitecto de su propio destino.
Por su parte, un verdadero maestro
en historia de las ideas, Arturo Roig,
concluyó un estudio sobre Deodoro,
al cual privilegia entre “las voces más
valientes y pujantes en la denuncia de
la presión social y del imperialismo”.

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* Entre las fuentes consultadas, véase: D. Roca: El difícil tiempo nuevo, Buenos Aires, Lautaro, 1956, selección,
prólogo y notas de Gregorio Bermann; Ciencias, maestros y universidades, Buenos Aires, Perrot, 1959, selección
y notas de Horacio Sanguinetti; El drama social de la universidad, Córdoba, Editorial Universitaria, 1968, selec-
ción y prólogo de Gregorio Bermann; Prohibido prohibir, Buenos Aires, La Bastilla, 1972, prólogo, selección
y notas de H. Sanguinetti; Deodoro Roca, el hereje, Buenos Aires, Biblos, 1999, selección y estudio preliminar
de Néstor Kohan; La trayectoria de una flecha, Buenos Aires, Librería Histórica, 2003, edición e introducción
general de H. Sanguinetti. S. Taborda, Reflexiones sobre el ideal político de América, Córdoba, La Elzeveriana,
1918; A. A. Roig, “Deodoro Roca y el ‘Manifiesto’ de la Reforma de 1918”, en su libro La universidad hacia la
democracia, Mendoza, EDIUNC, 1998, pp. 147-176; H. Sanguinetti “Deodoro Roca, o la temprana lucidez”,
en A. Ciria y H. Sanguinetti, Los Reformistas, Buenos Aires, Jorge Alvarez, 1968, pp. 243-269. H. Biagini,
La Reforma Universitaria: antecedentes y consecuentes, Buenos Aires, Leviatán, 2000; Gabriel del Mazo,
La Reforma Universitaria, tomo 3, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1968.

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Filosofía: de la oralidad a la escritura


Por María De Pauli (*)

La oralidad ha sido el modo en que las expe-


riencias y los conocimientos se han trans-
mitido de generación en generación en la
antigüedad. Así, la boca y el oído resultaban
los recursos prioritarios en la elaboración de
la palabra colectiva, llegando incluso en los
orígenes de la filosofía a subordinar las escri-
turas. La memoria, hecha de repeticiones y
variaciones, emanaba de una labor anónima
que confinaba la palabra no dicha al olvido.
Con el avance de la modernidad, la mate-
rialidad de la grafía fue sustituyendo a la
oralidad. La obra escrita devino reproduc-
ción a la espera de ser redescubierta por
lectores que la incorporan a la tradición.
Sin embargo –piensa María De Pauli– la
práctica filosófica no pudo nunca subordi-
narse al imperio del ojo. Ella, en su preten-
sión de ser tal, no cesó dejar de producir
ruidos e involucrar el cuerpo entero en el
hacer porfesoral filosófico. Estaba en juego
una disputa por el valor de la palabra. De
Pauli, en este bello texto, reflexiona sobre
la aparición de un conjunto de dispositivos
que han trocado la filosofía burocratizando
sus lenguajes y administrando sus flujos
de producción, logrando mercantilizar sus
procedimientos de enunciación.
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“Por la boca y el oído” titula Marcel se lee a través de la audición en las


Detienne el capítulo II de La Invención recitaciones públicas de filósofos,
de la Mitología, en él recorre una serie médicos e historiadores. Al punto que
de trabajos que en registro historiográ- la figura del intelectual con un libro
fico, antropológico o lingüístico, han en la mano, dedicado a una “lectura
contribuido a amenazar el “dogma autista”, convoca a la risa a los especta-
de la naturaleza escrita de la cultura dores de Aristófanes.
griega” –de una supuesta “revolución
de la escritura en el país de Homero”, El libro, que lentamente se va convir-
acontecida a mediados del siglo VIII tiendo en mercancía, se escribe en el
antes de la era cristiana–, y han permi- seno de un amplio sistema cultural
tido reconocer y explorar, temporali- cuya trasmisión continúa haciéndose
dades y modos de proceder propios de por la boca y por el oído. Hasta bajo
la memoria hablada y de la memoria las propias ventanas de Platón.
de lo escrito.
Diferente a las civilizaciones china y Esta afirmación de Detienne nos sirve
mesopotámicas, en las que la técnica de advertencia sobre la existencia de
escrituraria fue reservada a especia- una complicada complicidad entre
listas con funciones de inventario oralidad y escritura en los orígenes
y codificación al servicio del poder de la filosofía, que son también los
centralizado, en la ciudad griega, orígenes de su enseñanza.
por el contrario, la tardía aparición Complicidad que resulta del juego
de depósitos de archivos, el escaso entre la memoria hablada y la memoria
número de letrados, el origen privado letrada en una cultura a mitad de
de las primeras escuelas, permiten camino entre lo oral y lo escrito, como
pensar que fue considerable la lo fue la cultura griega hasta el siglo IV
distancia entre escritura y poder polí- antes de nuestra era.
tico. La escritura política, la exhibi- La memoria social, aural, que opera
ción pública de las leyes, procuraba en las sociedades cuya cultura “se teje
más la visibilidad que la lectura y entre la boca y el oído”, es una acti-
no tuvo como propósito sustituir la vidad cognoscitiva que asegura la
palabra en tanto instrumento privile- reproducción de los comportamientos
giado de la comunicación. La palabra de la especie humana y del grupo
seguía manteniendo superioridad produciendo la tradición al tiempo
respecto al discurso escrito como lo que la transforma, al trasmitirla de
testimonian Esquilo en Las suplicantes generación en generación.
y en el Fedro Platón. Uno de los rasgos característicos
Si bien es la filosofía, nos recuerda de esta memoria anónima, es que
Detienne, junto con la investigación en ella la creación va mezclada con
histórica y médica, uno de los nuevos la trasmisión, y la repetición con la
saberes que se servirá de la escritura variación, en un proceso de organi-
para producir una distancia crítica zación “homeostática” que realiza la
con la tradición, el libro, ya sea por memoria cuando selecciona entre las
su rareza como objeto o por el escaso variantes individuales las que están
número de letrados, es recepcionado destinadas a perdurar . Esta selec-
en la escucha. No se lee con los ojos, ción de lo memorable es resultado

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de la fuerza de control que ejerce padres y de sus aldeas , del contexto


la aceptación otorgada en la vida indispensable para que tenga lugar la
social. Así como un relato debe ser “rememoración constructiva”.
oído y aceptado por la comunidad Si en la tradición oral la palabra que
para formar parte de la tradición y no ha sido oída y recepcionada en el
no quedar confinado al olvido como presente está destinada irremediable-
palabra jamás dicha , los relatos mente al olvido y no podrá formar
conocidos por todos, fundados en jamás parte de lo memorable, en el
la audición compartida, retienen los campo de la escritura, contrariamente,
pensamientos esenciales que la aten- la materialidad de la grafía permite
ción mantenida en el tiempo por un que una obra pueda esperar siglos
grupo humano, ha producido. hasta encontrar lectores que la incor-
Muy diferente resulta el trabajo poren en un lugar de importancia en
de la memoria en sociedades cuyo la tradición letrada.
resguardo está encomendado a espe- Este rodeo por el texto de Detienne
cialistas en mnemotecnia, que, como nos ofrece en la letra, unas voces y
los brahmanes de la India védica, se un lenguaje singularmente significa-
someten a un aprendizaje de muchos tivos para pensar las condiciones y el
años dedicados a la recitación sentido de nuestra práctica de profe-
“palabra por palabra” para mantener sores de filosofía.
inalterables los himnos sagrados que En las prácticas cotidianas de ense-
no confían a la escritura a la que ñanza de la filosofía solemos tener
consideran impura. encuentros maravillosos con lecturas
Salvando la existencia de estos memorables que han rescatado a un
“profesionales de la memoria oral”, el texto del olvido, y sintomáticamente
tipo de memoria que retiene palabra decimos, si tal es el caso, que estamos
por palabra sólo puede existir en ante un “lector que supo prestar
sociedades en las que el aprendizaje oídos”. Es que la tradición filosófica
está dado por la alfabetización en la se nutre de diálogos diferidos, el de
combinatoria de lectura y escritura Platón con Sócrates y con Homero
frente a un texto que, como modelo inicia ese camino. Y se trata, además,
fijo, es soporte indispensable de la de una tradición letrada que así como
memoria fiel. Porque es el texto el necesita conservar y conocer sus
que posibilita la corrección de inexac- fuentes escritas, no puede producirse
titudes y la repetición exacta a través y reproducirse como tal, en el mero
de un “mecanismo que subordina al sometimiento del ojo a la letra, en la
ojo, a la mirada, la palabra que se ha literalidad que silencia la palabra, que
vuelto silenciosa”. Se trata del meca- obliga a medir, a contar, y finalmente
nismo que constituye un sistema de a abandonar las palabras.
aprendizaje cuya forma más antigua La lectura filosófica de una tradición
estaría dada en la escuela sumeria, de textos reconocidos como tales
con sus “profesionales de la escritura” puede o no producir un nuevo texto
dedicados a la copia literal, letra por que la integre como lectura memo-
letra, palabra por palabra, escribas rable, pero no puede, si se precia
formados en un medio artificial y de filosófica , dejar de producir un
separados tempranamente de sus cierto ruido, porque bien sabemos,

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en los años de docencia transcu- hemos transitado con interés, aunque


rridos, que no se presta verdadera- la historia de la recepción y la crea-
mente oídos a aquello que no provoca ción filosófica en la Argentina, que ha
suficientes resonancias. sido motivo de debates y exposiciones
La enseñanza de la filosofía compro- frecuentes, es un tema que no estoy en
mete el cuerpo entero del profesor condiciones de abordar.
de filosofía, no sólo el ojo y la mano, Sí me interesa destacar que la
también la boca y el oído. Y no la Universidad Argentina de las últimas
mano del escriba vacía de presente y décadas, ha visto romperse paulatina-
de pasado, alejada de la tierra fértil mente la delicada trama de oralidad y
de significaciones y prácticas social- escritura que supo sostener el carácter
mente compartidas, del mundo que mundano y público de la filosofía y
habla a la vez que otorga la palabra, su enseñanza.
ya para justificarlo, para rememorarlo Un baquiano avizorado (quizá un
o para contrariarlo. experto en gestión y organización
Para la tradición de pensamiento institucional de la educación) podría
que va de Homero a Aristóteles, un trazar el mapa de la diáspora que,
hombre separado del grupo social por instinto de
estará también privado del sentido s u p e r v i v e n c i a Sí me interesa destacar que
de la justicia y del pudor público, individual y la Universidad Argentina de
y, por tanto, también privado de profesional, ha las últimas décadas, ha visto
logos. La filosofía en su enseñanza llevado a los romperse paulatinamente la
ha sido y es una actividad mundana, profesores de las delicada trama de oralidad y
esencialmente mundana y decidi- aulas a los escri- escritura que supo sostener el
damente interesada por la idea y la torios, del estrado carácter mundano y público
naturaleza de la justicia, desde Platón a los formularios, de la filosofía y su enseñanza.
a nuestros días. Mundana y adversa a de los debates a
los dogmas , ya que no es la voz de los las ponencias. En un camino de ida
cánticos sagrados la que templa sus que no es por igual de vuelta.
cuerdas vocales. Como el instinto de supervivencia,
Ni copia fiel ni recitación litúrgica, individual y profesional, es astuto
la filosofía y su enseñanza instituyen en pergeñar tretas, artimañas y
siempre un ámbito de disputa por el zangamangas, los profesores hemos
valor de la palabra. Ese ámbito, claro desarrollado un buen número de habi-
está, posee reglas y procedimientos lidades y capacidades especiales para
para la constitución de sus discursos, sortear los obstáculos que representan
pero como juego agónico que la filo- las nomenclaturas, las taxonomías, las
sofía es, nada memorable se produce palabras contadas y los espacios clau-
en ella sino por el deseo de superar surados. De ello dan cuenta más de
permanentemente sus propias condi- un correo electrónico que las mismas
ciones y reglas. asociaciones gremiales nos reenvían,
La filosofía en la Argentina ha tenido describiendo con ingenio semejantes
y tiene, dentro y fuera de sus univer- avatares, correos que finalmente nos
sidades y de sus escuelas de filosofía, han resultado hilarantes: si nuestra
lecturas notables y páginas memo- astucia intelectual nos protege,
rables que los profesores de filosofía podemos reír en paz.

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Sin embargo, ni son las categorías, son quienes instauran un nuevo ámbito
ni las denominaciones, ni el vocabu- sustitutivo del agonismo, en la disputa
lario, ni la reducción del vocabulario, por el valor de la palabra. Ámbito que,
ni el lenguaje de marketing empre- como hemos señalado, es constitutivo
sarial dominante, el lugar donde de la filosofía y su enseñanza.
ocurren los cambios profundos en Es ese desvío del pensamiento hacia
las formas del pensamiento, aunque una destinación técnica su transfor-
desde luego son sintomáticos de mación profunda, la mercantilización
los mismos, porque bien sabemos del pensamiento no está dada tanto
que la colonización de un territorio por las jergas en uso aunque se nutran
comienza por incautar las palabras de la terminología economicista, sino
que lo nombran. En el sueño colo- por la administración del pensamiento
nial, una vez perdida la hoja de ruta, que al direccionar sus flujos y reflujos
perdido estará el territorio. va modificando las formas de produc-
El lenguaje de los formularios es la ción de sus lenguajes.
“apariencia necesaria” (en un sentido Quizá sea esta “revolución” de la
similar al que da Marx a este concepto) escritura administrada, que orga-
que adquiere el producto de nuestro niza la “producción y distribución”
trabajo de profesores cuando no está de los saberes, y hace innecesaria
ya, prioritariamente, dirigido al usuario la presencia de los cuerpos, la que
tradicional, el público de las aulas, de los modifique profundamente una forma
salones de actos públicos, o de las biblio- de hacer filosofía que todavía existe
tecas, según sea el caso, sino a distintas entre nosotros.
categorías de comités de técnicos
evaluadores y expertos que no siempre
son necesariamente pares en el sentido (*) Profesora Escuela de Filosofía -
teórico disciplinario del término, pero Facultad de Humanidades y Artes - UNR

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Interrogaciones
Gregorio Kaminsky, Samuel Cabanchik y Sivia Ziblat

Momentos muy especiales han marcado la


relación entre la filosofía y la universidad.
Muchos de los grandes nombres de la labor
filosófica han transitado las aulas univer-
sitarias, primero como alumnos y luego
como destacados profesores. Sin embargo,
ese círculo virtuoso, tanto más cuando la
universidad logró ser afectada por diná-
micas sociales creativas, parece encontrarse
en crisis. Una rutina burocratizante y espe-
cializadora ha acechado las academias en los
últimos años.
Hemos consultado a tres profesores,
quienes desde sus experiencias personales
en las clases que brindan cotidianamente en
la universidad, comparten sus impresiones
sobre su labor. Para ello hemos preparado
unas preguntas que expresaban nuestras
inquietudes iniciales.
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1. ¿Es posible considerar la existencia de una producción filosófica en la


universidad argentina?
2. ¿Qué debates significativos se han generado en la universidad en los
últimos años?
3. ¿Qué relevancia tiene la filosofía en la universidad actual?
4. ¿Piensa que hay una filosofía en sus prácticas de enseñanza?
5. ¿Sobre qué autores y bibliografías elabora sus interrogaciones filosóficas?
6. ¿Encuentra marcas de las tradiciones filosóficas argentinas en las filosofías
universitarias de esta época?
7. ¿Existen bibliotecas filosóficas de importancia en nuestro país?

Gregorio Kaminsky Es curioso que desde hace unos años


en la universidad actual la matrícula de
Las preguntas que formulan son muy Filosofía haya aumentado considerable-
amplias y, asimismo, abigarradas. Pero mente. En los primeros noventa, con
no incurriré en el subterfugio de hacer el apogeo de la ‘salida laboral’ frente
referencia a su sintáctica o su esté- a la ‘vocación’, la inscripción parecía
tica para no responderlas, aunque no augurar la extinción. Pero en estos años
puedo hacerlo al pie de la pregunta ni ha vuelto a crecer de modo exponencial,
dar el pie de su orden y numeración. porque si la falta de trabajo es generali-
Me parece que hoy en la Argentina zada, entonces es bueno retomar la guía
existe una producción filosófica que vocacional. Ya no se trata de dilettan-
entra y sale, que atraviesa la universidad tismo cuando ninguna carrera profe-
(pública, gratuita y laica) y mantiene sional augura conchabo.
una brecha. Brecha, entre surco y Creo que esto ha hecho posible un
zanja, de quienes no pueden hacer de retorno al trabajo de ideas-fuerza de
ella su seno. Se notan producciones de autores fundamentales que Deleuze
quienes piensan como intelectuales y denomina ‘personajes conceptuales’.
que, luego, existen como universitarios. Pero, y de modo sumario como
Predomina el territorio de la revista y las preguntas, noto poca relevancia
ocurre que la universidad no las cali- –aunque no irrelevancia– de la filo-
fica sino al revés: son las numerosas sofía en la universidad actual y escasos
revistas artesanales las que califican debates significativos, tal vez tangen-
la universidad. La filosofía académica ciales a otro tipo de preocupaciones. En
no produce por sí misma una revista, cambio, otros circulan por otras facul-
aunque la presida el logo y la sigla tades, carreras o cátedras. La filosofía
universitaria, y la cuestión específi- como puro telón, como trasfondo de
camente editorial no es menor sino otras cuestiones ‘realmente existentes’ a
grave. Entre 1994-1995 reiniciamos la que se valora en importancia.
Cuadernos de Filosofía, fundada por En las filosofías universitarias se
Carlos Astrada. Se publicaron los advierte muy poco de las tradiciones
números 40 y 41 de una Nueva Época filosóficas argentinas, tal vez en
intencionada en establecer continui- historia de las ideas y en cierta socio-
dades, pero todo cayó en saco roto. logía e historia social nacional. Pero

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sí un mercado mayorista de papers y que en esas publicaciones la mayoría de


otros productos de envase curricular. los autores de los trabajos publicados
Finalmente, no sé si hay una filosofía son filósofos argentinos que actúan en
en mis prácticas de enseñanza, aspiro, la universidad argentina y que a veces
al menos, a que en sus contenidos versan sobre otros trabajos producidos
haya cierta ventriloquia de autores y por otros filósofos argentinos actuales.
bibliografías. Esto último todavía no es lo frecuente
que sería deseable, pero es una prác-
tica en crecimiento. A este elemento
Samuel Cabanchik se agrega uno tanto o más importante:
los autores en cuestión pertenecen a
1. Sí, es posible en al menos estos dos diversas generaciones, acentuándose
sentidos abiertos por la pregunta: a) la renovación generacional. Todo esto
porque hay una producción filosófica permite inferir que hay una comunidad
en la universidad argentina y b) porque filosófica viva en la universidad argen-
puede seguir habiéndola. Respecto del tina y que puede seguir habiéndola.
primero de los sentidos, cabe destacar,
como un ejemplo a título de ilustra- 2. Los debates que se generan en la diná-
ción, la cantidad de exposiciones, de mica referida en la respuesta a la pregunta
gran variedad temática, en los congresos anterior, suelen estar atomizados según
bianuales organizados por la Asociación las exigencias de la especialización y
Filosófica de la República Argentina las afinidades grupales. Desde luego,
(AFRA), en diferentes sedes universitarias muchos de ellos podrán ser significativos
del país. Hablamos de cientos de partici- para quienes los protagonizan y para un
pantes que se renuevan parcialmente con círculo restringido, pero no logran tras-
cada edición, pues la sede se traslada de cender de un modo más general y, sobre
provincia en provincia para fomentar la todo, no logran perforar el techo de esa
participación local, lo que facilita dicha atomización disciplinar. El diálogo no
renovación. (A esto se suman numerosas alcanza generalidad ni en la participa-
reuniones especializadas que se realizan ción de sus actores ni en la recepción
todos los años en diversas zonas geográ- del público. Tampoco hay una agenda
ficas de nuestro país). temática común que reúna y potencie
Otro ejemplo es la existencia de un debate más amplio. Un diagnóstico
proyectos filosóficos grupales de inves- sobre las causas de esta situación, segu-
tigación insertos en la vida universitaria, ramente debería incluir el corsé de las
con una importante continuidad en el exigencias de la especialización, apunta-
tiempo. Uno más es la continuidad lada por la burocratización de la produc-
de publicaciones nacionales especia- ción académica. Con “burocratización”
lizadas en filosofía o que al menos en me refiero a que la instancia mediadora
sus artículos, ensayos y notas, incluyen que se consituye en “el Otro para quien
muchos contenidos filosóficos. (No se produce” está conformada por los
las nombro a todas porque un olvido organismos de financiamiento y evalua-
en esto podría ser involuntariamente ción, que tienden a reproducir y afianzar
significativo, en sentido negativo). las condiciones descriptas. Así las cosas,
Apuntando ya al segundo sentido de los filósofos cuya práctica se mantiene
la pregunta, es digno de ser destacado predominantemente en el marco de la

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universidad, disponen de escasas ener- 5. Los autores son muchos. Predominan


gías y tiempo para aplicar su capacitación unos u otros en función de la materia
profesional a debates de interés público. del caso. Pero en resumen, se destacan
aquellos que se han constituido para mí
3. La respuesta a esta pregunta se super- en fuente permanente de alimentación
pone parcialmente con las anteriores. La de mi propia producción filosófica. En
relevancia es importante en un sentido esto reconozco tres maestros principales:
y pobre en otro. Importante porque la Nelson Goodman, Jean-Paul Sartre y
continuidad democrática y la creciente Ludwig Wittgenstein. A las obras de estos
diferenciación de una política de inves- autores se suman las de otros vinculados
tigación, han contribuido a un mejora- con ellas de diverso modo: ampliatorio,
miento notorio en la calidad profesional explicativo y polémico, dentro de las
del trabajo académico –esto, a pesar de tradiciones en las que sus pensamientos se
las muchas falencias del sistema de inves- inscriben: la filosofía analítica, el pragma-
tigación implementado hasta ahora–; tismo y la filosofía de la existencia.
pobre por un factor difícil pero no impo-
sible de superar, que describiré como 6. En la medida en que las tradi-
“falta de riesgo en la apuesta del pensar ciones mencionadas en el punto ante-
filosófico”. En general, los filósofos rior han sido o son muy importantes
argentinos, incluso cuando debaten entre dentro del desarrollo de la filosofía en
sí, lo hacen con una escasa autonomía de la Argentina, sí las encuentro, pero
lo que se produce en los grandes centros no a través de lo que otros filósofos
de producción filosófica. El pensamiento argentinos del pasado o del presente
ya no está tan limitado al otrora masivo han producido dentro de esas mismas
“diálogo con los muertos”, esto es, los tradiciones, con algunas excepciones.
grandes maestros de la tradición, pero de
todos modos sigue siendo masivamente 7. Existen pequeñas bibliotecas especiali-
dependiente de la creación filosófica zadas, todavía más en el ámbito privado
externa. Es decir, que por falta de una que público, aunque parte del financia-
actitud más autónoma –no estimulada miento de la investigación universitaria
por el medio– y por falta de una difusión se ha volcado a la compra de libros
más amplia de la producción, las obras y revistas que van enriqueciendo las
de los filósofos argentinos es poco rele- bibliotecas existentes. Sin embargo, aún
vante para el avance creativo del pensa- queda mucho por hacer en esta materia.
miento filosófico.

4. Pienso que hay algunas filosofías o Silvia Ziblat


métodos y tradiciones emparentadas
entre sí, en las que mi propia produc- 1. Existe producción filosófica, sin duda.
ción filosófica está comprometida y No sistemática, porque en general,
que aspiro transmitir. Me interesa la no recibe el apoyo oficial. Se trata de
transmisión tanto de contenidos como esfuerzos de personas y grupos. Aún
de un acto filosófico que se produzca así, creo que es importante señalar que
en el seno de una práctica del filosofar. esto ha cambiado positivamente entre
Sobre el logro de este intento no me nosotros. Cuando yo era alumna, mis
cabe a mí pronunciarme. profesores no escribían. Salvo el caso de

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N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

Conrado Eggers Lan, que era un hele- para la investigación y cuya categoriza-
nista de nivel internacional, a quien ción denigra a los docentes. Más allá de
EUDEBA publicaba, conocí pocos que puedan aparecer y hayan aparecido
escritos de mis profesores. Se daba clase, trabajos valiosos, el sistema somete al
se enseñaba y no se escribía mucho, más docente a una carrera absurda de escri-
allá de una “ficha” de cátedra; a veces, tura de papeles, compulsiva, carrera
a las perdidas, algún artículo. No hay siempre perdida. Nadie puede investigar
libros de Andrés Mercado Vera, brillante seriamente con ese incentivo, sobre cuya
profesor de filosofía moderna, si se me base se consuma una grave patología en
permite este pequeño homenaje. la vida académica: ni se enseña, ni se
Hoy se valora, por razones muy aprende, ni se estudia, ni se investiga.
variadas, la producción escrita y esto es Se llenan papeles para ganar el concurso
bueno. Animarse a plasmar ideas sobre que viene. Las categorizaciones nacieron
lo estudiado, comprometerse con una perversas: ostenta una falsa moderniza-
interpretación y dejar que circule, no ción, una falaz actualización, un simu-
sólo lo de “los grandes” que escriben lacro de primer.
en otros lugares, sino también nuestros Ese ámbito no es universitario en serio,
propios resultados de comprensión. no hace a la cultura ni al bien público.
En la Universidad hay una producción Está al servicio de las carreras privadas,
filosófica permanente, que se realiza del currículum individual, según crite-
gracias al esfuerzo de grupos de docentes y rios ajenos a la universalidad del saber.
alumnos. Sólo como ejemplo menciono La fiebre investigativa forma parte de
la revista de nuestra cátedra de Filosofía, esta patología. Investigar no es empa-
en la Facultad de Ciencias Sociales, pelar, no es publicar delirantemente,
Diaporías. Su existencia se sustenta sobre acorde con el último y efímero grito
el esfuerzo intelectual y económico de los de la moda intelectual, sino ahondar
compañeros. La rescato como genuina, reflexivamente, en las cuestiones. Estas
porque aparece como una necesidad políticas erráticas sólo consolidan el
de profundizar en los temas que nos poder de las camarillas universitarias y
acucian y como una forma de compro- no tratan seriamente del saber ni para
miso con la tarea docente. Digo que la investigación ni para la docencia.
es genuina, porque está pensada desde La alternativa está, como siempre, en
un interés filosófico, social, un interés la construcción del poder desde abajo,
teórico y práctico según el sentido filosó- ese poder compartido y ese saber
fico y también según el sentido común. modesto y difundido de los grupos que
Y como el nuestro hay muchos otros toman sobre sí el esfuerzo de manera
emprendimientos análogos. explícita, sin hipocresías académicas.
Existe otro gran circuito productivo,
generado a partir del sistema de catego- 2. La universidad pública se encuentra
rizaciones e incentivos para la investiga- golpeada fuertemente por las polí-
ción. Este sistema ha sido muy criticado y ticas vigentes que datan ya de muchos
denunciado, como producto de las polí- años. Las universidades nacionales, que
ticas neo liberales en la Universidad. Se deberían ser particularmente cuidadas,
trata de un sistema perverso, alienante, para que formaran allí los profesionales
que no levanta el nivel de nadie; que no superiores que respondieran a todas las
implica renumeración ni sostén material necesidades sociales, sufren el abandono,

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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

la pérdida de nivel, el hacinamiento, el antropología, sino el necesario pensa-


desprestigio de sus docencias. La Ley de miento acerca de todas las prácticas.
Educación Superior, sancionada ya hace Cuando se pretende forma sólo expertos
diez años se ha encargado de quitarle a en algo, la filosofía sobra. El experto es
la enseñanza superior pública oficial su una parcialidad, una herramienta más o
rol de formadora específica en favor del menos sofisticada, una pieza de un engra-
negocio universitario privado. En ese naje. La ausencia de lo filosófico tiene que
contexto las grandes discusiones pierden ver con ese profesional de nuevo tipo:
altura, porque, ante la limitación, se eficiente, no inteligente. Brindarle Ética y
discuten espacios, más que ideas, y el Deontología profesional no hace más que
público queda ajeno. exacerbar ese perfil fragmentado, consoli-
Sin embargo, la universidad se defiende, dando la parcialidad del experto.
como siempre, desde abajo. Desde abajo La filosofía hoy no es relevante en la
quiere decir desde grupos de estudiosos, Universidad, porque se abandona
docentes, alumnos y público en general, lo intelectual. El intelectual implica
que inventan lo que falta a una política universalidad, el experto es una figura
oficial servidora de modelos que no que hace a una totalidad falsa, carente,
sirven al país. Es desde esos grupos desde enferma, es decir, encerrada.
donde surgen cátedras libres, abiertas Esta situación coincide con una gran
y colegiadas en las que se discute sobre oferta filosófica lateral, generalmente
derechos humanos, sobre modelos privada, que en muchos casos roza las
económicos alternativos, sobre educa- técnicas de autoayuda y en otros intenta
ción, sobre salud; desde jornadas armadas llenar un vacío académico (como
de la nada se reflexiona sobre la litera- también abrir espacios laborales para los
tura, la historia, la filosofía, los procesos dedicados a la filosofía). Aun cuando
contemporáneos. Talleres participativos, estas opciones tuvieran muy buen nivel
asociaciones diversas, no siempre cons- –y en muchos casos es así– esas prácticas
tantes, no siempre sistemáticas, dan filosóficas no se hallan en el ámbito
batalla por la memoria y el proyecto. propicio. Una institución privada puede
Se trata de debates significativos, si se ofrecer ilustración, versación, cultura
entiende por tales a los que construyen general. Me inclino a pensar todavía en
poder, no a los que ejercen poder: algo que la Universidad Nacional es el lugar
así como el conatus spinocista. de la gestación de proyecto de trabajo,
de estudio, de justicia para la sociedad,
3. Entiendo que ínfima. Lo filosófico de verdaderos proyectos colectivos en los
está presente sólo en carreras huma- que lo personal encuentra realización.
nísticas. Con un criterio equivocado Las formas de sobrevivencia son sólo eso:
lo filosófico se ubica en la carrera de formas de sobrevivencia y surgen de las
Filosofía y en estudios “afines”, tales crisis limitantes, del achicamiento de los
como Ciencias Sociales o Humanas. espacios públicos. La vida de lo filosófico
La filosofía es un ejercicio de reinstala- está en el espacio público. Si no está allí,
ción crítico de la propia práctica especí- sólo es un adorno, no la construcción de
fica, incluye una historia de esa práctica y una conciencia.
un posible proyecto social con esa prác-
tica. La filosofía no es un mero cuerpo 4. Resulta difícil contestar a este inte-
de contenidos afín a la sociología o a la rrogante evitando caer en el moralismo

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o la pedantería. De todos modos es del poder político en la revolución


bueno responder, aun con ese riesgo. burguesa. En este sentido, el trabajo
Hay, sí, una, varias filosofías en mi prác- en la cátedra a la que pertenezco, que
tica docente, como un conglomerado tiene como titular al profesor Rubén
de ideas que se encarnan en el quehacer Dri, abrió enormemente este cauce de
mismo. Lo filosófico es la elaboración pensamiento. Encontré mucho de lo
de una conciencia conceptual acerca que andaba buscando desde la época
de la práctica insoslayable que es la de estudiante, por lo que estoy muy
vida; es un cuerpo de saber teórico agradecida a este feliz hallazgo.
concreto sobre la historia, la sociedad, Con los límites del ejercicio de muchas
el obrar, la ciencia, el conocimiento, horas de clase y considerándome docente
el arte, que otorga sentido y, desde más que investigadora, he tratado de
luego, un sentido puesto en cuestión dedicarme a algunos aspectos de la
una y otra vez. Si no fuera así la ense- filosofía de Spinoza, apenas sugeridos
ñanza sería una transmisión irreflexiva durante la carrera pero que cobraron
de un conjunto cualquiera de saberes vigor en el contexto de la cátedra,
atesorados. Lo filosófico en la práctica alentados por Dri. He tratado de reco-
docente está obrando en la concepción rrer lo mucho que hay de bibliografía
del mundo como un despliegue histó- en castellano desde nuestro clásico,
rico conflictivo, contradictorio, que León Dujovne, hasta las publicaciones
busca su superación, siempre abierta. actuales, que son muchas, incluyendo
En la enseñanza uno es, patentemente, las traducciones, y los últimos trabajos
sustancia que resiste hacer sustancia; que conozco sobre el tema como los del
sustancia que quiere ser sujeto, y sujeto joven filósofo argentino Diego Tatián o
es activo, pensante y obrante, con un la brasileña Marilena Chaui.
rostro enfrente y una utopía adelante, En lenguas extranjeras me arreglo con
como construcción de sentido. el francés, lo que me permitió acceder
No quiero parecer edificante ni altiso- a la lectura de autores franceses desde
nante. Lo dicho se particulariza en lo el clásico Victor Delbos hasta los más
cotidiano y se encarna en pequeñas acti- actuales Henri Laux, Gilles Bove,
tudes, en gestos hasta triviales, frente a Pierre Macherey, Etienne Balibar
situaciones de lo más diversas e impre- y otros varios, y a los traducidos al
visibles, frente al espanto de la rutina francés, como el monumental trabajo
y para espantar la rutina. Lo filosófico de Kolakowski sobre la religiosidad en
está en situarse, no como cosa dentro el siglo XVII, y muchos otros.
de una institución, sino en ponerse La filosofía de Kant es un de los ejes del
como sujeto activo en un proceso. Lo programa de la cátedra en que trabajo
intento con todas mis fuerzas. No es un y de ella me interesan últimamente las
mérito. Lo otro es la muerte. cuestiones políticas planteadas en sus
textos tardíos, con no mayor pretensión
5. Siempre me interesó la filosofía que elaborar trabajos de cátedra, lo cual
moderna, la peculiar constitución es para mi una exigencia bastante grande.
del sujeto moderno y la búsqueda de
unidad entre la rica gnoseología que 6. Sería necesario tener presentes todas
reflexiona sobre la revolución coperni- las tradiciones filosóficas argentinas,
cana y las polémicas sobre la legitimidad y en este sentido el panorama es rico.

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Sin embargo, haciendo un recorte, virtud intelectual y que consiste, a veces,


quisiera rescatar los debates sobre la en la adhesión acrítica a ciertas corrientes.
sociedad y el estado como aparecieron No se trata de la procedencia de los
con Echeverría, Sarmiento, Alberdi, autores sino de cómo nos situamos ante
Fragueiro y otros. Se trata de proyectos ellos. De nuevo, no ser sustancia que
políticos para una nación, con matices registre un accidente más sino tornarse
entre románticos y positivistas. Aquí, sujeto activo puesto en perspectiva, es lo
la tradición ofrece reflexiones sobre un que nos hace falta. Recuperar lo mejor
proyecto de país. de las tradiciones filosóficas argentinas
La filosofía universitaria ha retomado constituye una tarea a continuar en la
esa senda en circuitos pequeños. Uno de cual lo que importa no es lo barrial ni
ellos ha sido la revalorización de la filo- lo folclórico, sino la puesta en situación
sofía nacional en la Facultad de Filosofía histórica y la actitud crítica.
y Letras, en el ámbito de una materia,
Pensamiento Argentino, que durante 7. Sí, las hay y muy considerables,
décadas había sido abandonada y que a como la Biblioteca Central de la
partir de 1984 se revitalizó, primero con Facultad de Filosofía y Letras de la
Gregorio Weinberg y luego con Oscar UBA, y también las de los diferentes
Terán y los grupos que los acompañaron. institutos de la Facultad. Cuentan con
Fuera de esto, son los universitarios un buen bagaje de estudios clásicos
–no la universidad como tal– quienes y buena documentación, aunque
conforman enclaves inquietos por la entiendo que sin adquisiciones signifi-
cuestión, en esfuerzos no tan institucio- cativas en los últimos tiempos.
nalizados y sí francamente desprotegidos. Es importante la Biblioteca Filosófica
Un ejemplo de ello es el reciente libro de de la Facultad de Humanidades de la
Juan Carlos Saccomano, El cristal sin Universidad de La Plata, la Biblioteca
azogue. Un estudio sobre la particula- del Congreso Nacional, aunque sin
ridad argentina, que resulta paradigmá- gran actualización, y desde luego la
tico: analiza nuestro pasado y presente Biblioteca Nacional.
y propone la realización de un proyecto Una importante biblioteca filosófica es
de justicia; ofrece una reflexión sobre la del Colegio Máximo de San Miguel,
nuestra herencia filosófica y un análisis actualizada además en materia de revistas
de nuestra postura frente a ella e invita a especializadas. Desde la vertiente protes-
la construcción de un proyecto popular. tante hay que destacar la Biblioteca de
Se trata de un esfuerzo aislado, susten- la Facultad Evangélica de Teología en el
tado en una comunidad de intelectuales, barrio de Flores, en la calle Camacuá.
de amigos. No es de la universidad. La gente que se dedica al pensamiento
Rubén Dri estudió el comportamiento argentino tiene un gran lugar en la
de la iglesia argentina, la de la jerarquía Biblioteca Miguel Cané, de Capital
y la del pueblo. Sus publicaciones no Federal en Carlos Calvo y Av. La Plata.
son de la universidad. Graciela Bosch Desde luego este panorama es muy
estudia el pensamiento de Rivarola y incompleto: habría que mencionar las
de Ramos Mejía: no tiene, para ello, grandes bibliotecas del interior tales
“incentivo universitario”. como las de Córdoba, por designar un
También forma parte de nuestra tradi- lugar principal. Por desconocimiento
ción filosófica académica algo que no es seré injusta con muchas otras.

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494

La revolución estudiantil
de los años 60
Por Olgária Mattos (*)

El enigmático Mayo del 68 puede pensarse


como una peculiar situación capaz de tras-
tocar todos lo órdenes de la vida. Puede
decirse que la universidad, y en ella muy
especialmente la filosofía, no fueron ajenas
a ese acontecer que hizo vibrar sus rutinas
bajo esa radical pregunta por el sentido de la
vida. Sartre, Foucault, Lefort y Castoriadis
son sólo algunos de los nombres que parti-
ciparon de la agitación parisina.
Olgária Mattos, profesora de la Universidad
de São Paulo, realiza una revisión de los
significados más hondos de la revuelta estu-
diantil y los modos en que ella modificó las
percepciones respecto a diferentes dimen-
siones de la vida social expresados en los
cambios culturales irreversibles tramados
de los anhelos de cambio de aquellas gene-
raciones. Estos acontecimientos son anali-
zados a través de la obra de Luiz Carlos
Bresser-Pereira.
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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

(De Em busca do novo: O Brasil e o de guerra total y de opresión totali-


desenvolvimento na obra taria, de barbarie mecanizada y de
de Bresser-Pereira, asesinato burocrático en masa (...).
FGU, São Paulo, 2004) Del mismo modo, sólo retrospecti-
vamente se podrá saber si, con toda
La revuelta estudiantil de 1968 la carga simbólica que supone, el
reconstituye, al tiempo que amplía, derrumbe de las ciudadelas del capi-
el campo abierto por el Mayo francés. talismo en el sur de Manhattan signi-
Metacartesiano y metamarxista, éste fica un corte de la misma dimensión
continúa siendo en gran medida, que un agosto de 1914, o si tal catás-
como los sucesos esenciales de la trofe no hace más que confirmar de
historia, un enigma. A diferencia de manera dramática y deshumana la
lo sagrado, que se deshace a partir del vulnerabilidad de nuestra compleja
momento en que es comunicado, el civilización –vulnerabilidad de la
enigma permanece merced a los inte- que desde hace mucho tiempo se tiene
rrogantes que suscita. A diferencia, conciencia– (...). En ocasión de la
también, de acontecimientos como el Revolución Francesa, Kant habló
del 11 de septiembre de 2001 en los después de una “señal de la historia”,
Estados Unidos –el ataque terrorista destacando la “tendencia moral de
que culminó con la destrucción de la humanidad” –es decir, un movi-
las Torres Gemelas en Nueva York–, miento menos ambiguo–, y es sobre
1968 no es sólo una fecha o una época, todo la manera como él trabaja la
sino un fenómeno de la historia que historia y como la historia lo trabaja
se remonta a las comunas de París, –su Wirkungsgeschichte– la que
de 1789, 1830, 1848, 1851 y 1871. determina su orden de grandeza
Ciudad de las grandes esperanzas histórica1.
revolucionarias, la capital del capital
es también escenario de los grandes Piénsese, para comenzar, en algunas
acuerdos de paz, como el del fin de la publicaciones escritas al calor de los
guerra de Vietnam. En cuanto a hacer acontecimientos de 1968 –como
de los ataques sufridos por los Estados La brèche2 y el libro de Luiz Carlos
Unidos una fecha que señala un “corte Bresser-Pereira3–. Así como aquél
epistemológico” en la historia del escoge 1968 como un momento
mundo –a la manera de la Revolución disruptivo de la historia del capitalismo
Francesa o de la Primera Guerra –la brecha–, este último escoge una
Mundial–, es preciso esperar todavía cuestión de la historia de la cultura,
el veredicto del tiempo: en particular la tecnociencia y la buro-
cracia, para reflexionar acerca de 1968,
¿Es lo que sienten los contemporá- de la contemporaneidad y de su futuro,
neos en un instante dado, impor- aunque designándolo de otra forma,
tante para un diagnóstico de larga toda vez que sus premisas son dife-
duración? Cuando estalla la Primera rentes. Así, Bresser-Pereira escribe:
Guerra Mundial, pone fin a un
período de paz que hoy podría, en (...) en la segunda mitad del siglo XX,
cierto sentido, significar que nada una gran revolución se esboza –la
nuevo sobrevino. Pero abre un siglo primera gran revolución desde el

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N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

comienzo de la Edad Moderna–, convencido, no obstante, de que “es


la revolución de la contracultura. mejor equivocarse dentro del Partido
Esta revolución todavía permanece que tener razón fuera de él”; de allí
subterránea, todavía no ha defi- la defensa de la Unión Soviética,
nido plenamente sus objetivos (si es considerada un “Estado obrero con
que ha de hacerlo algún día), pero una deformación burocrática”, o la
ya es una revolución en marcha. Y Revolución Rusa bajo el estalinismo
si resultase victoriosa, habrá sido como “revolución traicionada” o
mucho más revolucionaria que el “Termidor soviético”5. Después
cualquier otra revolución ocurrida Lefort reconoció en el pensamiento
desde que el racionalismo burgués y de Trotsky una variante liberal de la
después tecnoburocrático se hicieron propia burocracia, de la ideología y, en
cargo del mundo4. obras más recientes como La invención
democrática, el filósofo vendría a desa-
El Mayo francés introdujo nove- rrollar la crítica al totalitarismo:
dades en la crítica al militante profe-
sional, desde el partido-vanguardia, En el totalitarismo, la ideología se
desde el heroísmo revolucionario suelda al partido y se convierte en
o el ascetismo bolchevique y sus “ideología de granito”. La certeza
valores propios hasta el campo (que ella quiere producir) no se
del resentimiento –la oposición atiene a las “ideas” que directa o
amigo-enemigo–. El flower power no indirectamente permiten justificar
significó un pacifismo de la buena el estado de hecho de las cosas esta-
conciencia o una contrafigura frente blecidas, se aferra al hecho del estar-
a la violencia de las armas, sino que junto (l’être-ensemble), cada cual en
vino a cuestionar lo que se entiende comunión con los otros, detentadores
por política y revolución. Todos aque- de un saber último6.
llos que luchan por el poder se iden-
tifican clandestinamente con aquellos La experiencia comunista y soviética
que lo ejercen, pues pretenden el como “fenómeno ideológico total” es
mismo lugar. Reconocieron que la inseparable de la interrogación acerca
lógica del vencedor y del vencido hace de la sociedad de masas y de la propia
del primero apenas el “vencedor del democracia.
momento”, y de todo vencido, una Si Lefort inaugura un nuevo campo
víctima. Así, la Comuna estudiantil de pensamiento político a partir de
también trae consigo la presencia de análisis sobre el totalitarismo –fusión
la revista político-intelectual inaugu- entre sociedad civil y Estado–, Luiz
rada por Claude Lefort y Cornelius Carlos Bresser-Pereira inicia sus
Castoriadis, Socialisme ou Barbarie, reflexiones para la vida democrática
que ya en los años 1945 desarrollaba y sus aporías de la modernidad, seña-
la crítica de la burocracia, tal como lando el poder de la ideología de la
la oposición trotskista al estalinismo racionalidad tecnológica, o mejor, la
comenzaba a desarrollarse hacia el ratio tecnoburocrática, como la génesis
final de los años 1920. El trotskismo metafísica y política del malestar de los
produjo una crítica al totalitarismo y jóvenes en 1968 –extensivo a nuestra
a la lógica implacable de su ideología, contemporaneidad–:

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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

En la hora actual, lo que cabe cuestionando las implicaciones polí-


criticar es el nuevo sistema polí- ticas de la sociedad industrial, de
tico y tecnológico dominante –y este la ciencia y de la técnica que esa
sistema es el de la sociedad industrial cultura política engendra. En 1968 la
moderna–. Este sistema [recuérdese sociedad, a partir de sus estudiantes,
que el trabajo de Bresser-Pereira es tomó la palabra como lo hiciera en
de 1969, cuando existían el socia- 1789 con la Bastilla. El derecho al
lismo “real”, la Unión Soviética y el discurso, a defender intelectualmente
socialismo del Este europeo] todavía pensamientos en público, no es algo
puede ser dividido, políticamente, que se negocia
en capitalismo o socialismo, según sino que se En ese horizonte en el que la
predomine la propiedad privada o ejerce y respeta. ciencia, la ideología y la buro-
la propiedad estatal de los medios Contraponién- cracia se conjugan, contra-
de producción –si bien, tecnológica- dose al lenguaje yendo el espacio público,
mente, este sistema es uno solo–. No del resenti- el Mayo francés creó una
es preciso conocer profundamente miento propio nueva polis, cuestionando
el marxismo para saber las conse- de la izquierda las implicaciones políticas de
cuencias de este hecho: si el modo tradicional y la sociedad industrial, de la
de producción es el mismo, aunque a su lógica del ciencia y de la técnica que esa
las relaciones de producción todavía insulto y de la cultura política engendra. En
no sean exactamente las mismas, es difamación como 1968 la sociedad, a partir de sus
muy probable que la superestructura arma de supe- estudiantes, tomó la palabra
de valores y creencias –los valores y rioridad moral como lo hiciera en 1789 con la
creencias de la sociedad industrial – r e c u é r d e n s e Bastilla. El derecho al discurso,
moderna– sean semejantes 7. las expresiones a defender intelectualmente
“reaccionario”, pensamientos en público, no
De hecho, los acontecimientos poste- “conservador”, es algo que se negocia sino que
riores de la historia, con la caída del “ t r a i d o r ” , se ejerce y respeta.
muro de Berlín en 1989 y el fin del “enemigo”–, el
socialismo totalitario, pusieron de Mayo francés construye un lenguaje
manifiesto que la lucha por la libertad distinto de la revolución9. Como
consistió mucho más en la búsqueda recuerda Peter Sloterdjik, esas expre-
de la libertad de consumo que en la siones fueron inventadas por los
invención de nuevos valores y deseos jacobinos en el período de la radi-
cualitativamente diferentes de aque- calización de la revolución: “habían
llos ligados al mercado liberal. Por comprendido que, para sobrevivir en
eso, Luiz Carlos anota: “la revuelta la turbulencia permanente, es preciso
estudiantil hizo, ideológicamente, calumniar a los otros. La calumnia es
esa crítica –no sólo del capitalismo, o la primera arma del pueblo, o mejor
del comunismo burocrático, sino de dicho, de los amigos del pueblo”10. El
la sociedad industrial moderna, de la lenguaje del desprecio hace inviables
sociedad tecnoburocrática–8”. los lazos asociativos e integradores de
En ese horizonte en el que la ciencia, la intereses y pasiones, y cualquier lazo
ideología y la burocracia se conjugan, de solidaridad y de amistad. El Mayo
contrayendo el espacio público, el francés, al reinventar el ágora griega y
Mayo francés creó una nueva polis, la philía, hace que todos y cada uno se

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extroviertan en el espacio público. La no devaste el planeta. En 1968, la


visibilidad no es la del control11 sino la palabra liberada fue expresión de
del diálogo sin segundas intenciones; todas las esferas de la vida –profe-
la idea de mala fe se eclipsó y, de sional, personal, colectiva, ecológica
manera análoga a la Grecia clásica, la y sobre todo amorosa: “on ne tombe
mentira y la difamación fueron consi- pas amoureux d’un taux de croissance”
deradas asunto de sociedades totalita- decía un grafito de la Sorbona–.
rias (o, en la formulación griega, de En el horizonte de las experien-
ciudades gobernadas por tiranos). cias totalitarias, de izquierda o de
La relación entre democracia y visibi- derecha, del terrorismo de grupos
lidad en todo, se definía con respecto y del de estados14, la democracia se
a la experiencia contemporánea, en la reveló como el futuro del socialismo:
cual la visibilidad total significa espec- rechazo de la obediencia y de la servi-
táculo, y espacio público, imagen dumbre voluntaria. Si la primera
pública. Visibilidad también como es resultado de un conflicto que se
control total del individuo-ciudadano impone violentamente por las armas,
que, por ese motivo, pierde derechos siendo la fuerza la forma de domina-
y libertades por la constitución de ción y opresión, la servidumbre es de
una cultura del pánico. Considérese otra naturaleza: oxímoron de la vida
la sociedad norteamericana después política, es el deseo de servir, libre-
del 11 de septiembre, cuando la insis- mente, a un señor, jefe carismático,
tencia de los medios sobre el terro- vanguardia o partido político; es el
rismo lo refuerza: “el terrorismo es la rechazo de la libertad y de la respon-
multiplicación de actos de violencia sabilidad, una vez que la acción se
puntuales por medio de la propa- transfiere, por procuración, al Jefe,
ganda del agredido(...). Los Estados el Único, o mejor dicho, el Uno15.
Unidos, con la pretendida guerra En ese sentido, la experiencia demo-
contra el terror, cometieron una equi- crática de 1968 fue el espacio privi-
vocación espiritual mayor –no una legiado de cuestionamiento de todas
equivocación política, sino espiritual, las figuras del totalitarismo, del ejer-
deseando ser, al mismo tiempo, super- cicio de un poder que se funda sobre
potencia y supervíctima–”12. Su antí- el terror permanente y la ideología;
tesis se encuentra en el ejemplo del dominación esta que se ejerce desde
Mayo de 1968 –“hagan el amor y no el exterior, pero también desde el
la guerra” y la flor en lugar del fusil–. interior de la subjetividad forjada
Rechazo, pues, de la política implí- para la servidumbre, contraria a la
cita en la oposición amigo-enemigo13; libre facultad de juzgar.
rechazo de la política de la violencia; Recuérdese que Hannah Arendt, en
el rechazo planteado por la Comuna su estudio Eichmann en Jerusalén,
estudiantil es el de la legitimidad destaca en él, no el demonio patoló-
moral, pues se abandonan todos los gico nazi, sino el hombre en su abso-
“valores agresivos” y belicosos. En luta incapacidad de pensar por cuenta
vez de pensar una sociedad sin valor propia. El proyecto de dominación
de cambio, el Mayo quiere democra- total tiene por impulso básico la nega-
tizar el lujo y la abundancia, inven- ción de la pluralidad y de la legiti-
tando un “desecho” alternativo que midad de los conflictos, pluralidad

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Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

que es reconocida y constitutiva de la de la vida pública –la que escinde


sociedad democrática. El rechazo del gobernantes y gobernados, compe-
conflicto y la criminalización de los tencia y éxito, por un lado, fracaso e
movimientos sociales de emancipa- incompetencia social por otro–. La
ción, de los derechos y libertades, se sociedad toma para sí la organiza-
traducen en un emprendimiento de ción de la coexistencia social: ningún
organización y desresponsabilización poder trascendente podría ejercerse
total de la sociedad, tal como ocurrió, en su nombre o sobre ella. Vivifi-
por razones diferentes, en el nazismo cando y reinventando la tradición de
y en el comunismo, sumándose a sus la democracia del ágora griega, del
procedimientos la atomización y masi- pensamiento de Rosa Luxemburg y
ficación de la sociedad. La tentativa de Hannah Arendt, para mencionar
de organización total de la sociedad16 algunas experiencias del pensamiento
busca, antes que nada, incorporar a político, la Comuna estudiantil fue el
los individuos a colectivos y final- Gran Rechazo de la política gestada
mente al pueblo Uno –el totalitarismo en la desconfianza, cuyo espacio no
es el régimen que hace advenir a la es el de la discusión, el del pólemos
unidad–17. Así, “Ni dieu ni maître” –sino de la “guerra” de intereses
no remite solamente a la divisa anar- nunca explicitados, aunque perma-
quista, puesto que el Mayo francés le nentemente ideologizados–. Si la
confirió un sentido inédito, liberado guerra oficial entre estados cesa en
de la tradición del resentimiento de las un determinado momento, el “espí-
izquierdas tradicionales. ritu de la servidumbre voluntaria”
En la senda de Nietzsche18 y su análisis puede volverse permanente, pues
de la voluntad de venganza, y de el resentido nunca se convierte en
Freud19 –que reconoce una revancha amigo20. Rechazo, pues, de la polí-
en el “deseo de igualdad”–, un nuevo tica del resentimiento, de la lógica del
savoir-vivre se establece en 1968, una lucro, de la servidumbre voluntaria,
fiesta colectiva en un espacio público de la omnipresencia de la publicidad,
compartido, donde el deseo se aparta de la sociedad del consumo y del
de la impotencia y de la lucha mortal espectáculo. Ésta es vista como indi-
por la posesión de bienes materiales sociable de los incontrolados desarro-
y de la fuerza sobre los hombres, que llos de la tecnociencia y encuentra en
tradicionalmente se ejercen mediante la publicidad a su gran aliada, pues
las astucias de la fe en el saber y en ésta, lo destacó la primavera de Mayo,
el poder. En la senda de la Beocia, el se funda en una “mímesis de apropia-
Mayo francés sacó a la luz la diferencia ción”: cada uno desea tener aquello
entre amistad y complicidad, constitu- que el Otro, por principio, ya poseyó.
yendo la primera –a semejanza de la He aquí por qué frecuentemente los
philía griega– la esfera en que todos anuncios de los medios procuran
los hombres son iguales en tanto todos instalar la idea de que la mayor parte
son igualmente legisladores. de los consumidores ya disfruta de
En este sentido, los estudiantes, un producto, cuya compra se busca
comenzando por París, crearon un inducir por la compulsión mimé-
espacio público innovador de las tica. Antes de que el pensamiento
formas convencionales de ejercicio pueda ejercerse, la publicidad se

499
LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

propone inscribir en la propia espon- las de conceptos o performativos jurí-


taneidad un desempeño impulsivo dicos recientes de “crimen contra la
que imita el deseo del protagonista humanidad”, etc., e incluso su histo-
que se encuentra ante nuestros ojos: ricidad), y después el propio concepto
cada cual desea el deseo de aquel que de derecho, e incluso el concepto de
desea, y de allí la importancia de los historia 22. Pues la justicia no consiste
modelos de identificación colectivos. sólo en derechos, ni siquiera en los
Al criticar a la sociedad de consumo, deberes que, de manera todavía más
el Mayo de 1968 se incluye en los paradójica, deben, deberían ir más
movimientos actuales de antipubli- allá de la obligación y la deuda 23.
cidad, muy activos en París21.
El Mayo de 1968 evidenció las impos- Pero el Mayo francés comportó, en
turas de la sociedad de consumo y la sus prácticas discursivas y acciones,
miseria del bienestar que prometía. cambios en todos los dominios de
Su Eros político tuvo como pulsión la vida social, en el trabajo y en las
esencial la pasión de vida que, con empresas, en las vacaciones y en el
alegría, hizo vacilar conformismos y ocio, en la industria y, en particular,
partidos organizados, y estuvo en el en el automóvil y en su impacto en
origen de la contracultura de movi- las ciudades, en la publicidad, en el
mientos liberadores con aspiraciones, cine, en los medios24. El Mayo de
como el Movimiento de Liberación de 1968 fue portador de la crítica a la
la Mujer, los derechos de la naturaleza perversión del ideario de Marx en
y el de protección de los animales. El cuanto al fin de la sociedad centrada
Mayo francés confirmó, ampliándolo, en el trabajo alienado: la automati-
el concepto de derechos humanos: zación no proporcionó tiempo libre
sino que produjo la masa de los seres
Desde la revolución francesa y sus “superfluos” disponibles para diversas
primeras declaraciones, hasta los formas de genocidio.
de las que siguieron a la Segunda En cuanto a la gestión tecnoburocrática
Guerra Mundial, los derechos de la ciencia y de la sociedad, remite a
humanos no dejaron de enriquecerse, las relaciones del hombre con la natu-
de especificarse, de determinarse raleza. En 1939, Benjamin escribe:
(derechos de la mujer, derechos del
niño, derecho al trabajo, derecho a Con los obreros alemanes, bajo una
la educación, derechos del hombre forma secularizada, la vieja ética
que van más allá de los derechos protestante de la obra celebraba
del hombre y del ciudadano, etc.). su resurrección. El programa de
Para confirmar, afirmativamente, Gotha 25 ya trae consigo los trazos
su historicidad y perfectibilidad, no de esa confusión. Definió el trabajo
se debe impedir nunca cuestionar, de como la fuente de toda riqueza y de
manera tan radical como sea posible, toda cultura: “el trabajo es el Mesías
todos los conceptos en juego: la de los tiempos modernos. En el
humanidad del hombre, lo “propio mejoramiento del trabajo reside la
del hombre”, y allí se hacen presentes riqueza, que hoy puede traer lo que
todas las cuestiones de los seres ningún redentor consiguió”. Esta
vivientes no humanos, pero también concepción de trabajo sólo considera

500
LA BIBLIOTECA
Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

los progresos en el dominio de la gralmente hacia la “optimización” del


naturaleza, no las regresiones de la tiempo, es decir, la superexploración
sociedad. Prefigura ya los trazos de del trabajo; la ciencia y la técnica se
esa tecnocracia que habrá de encon- convierten en fuerzas productivas
trarse más tarde en el fascismo 26. con su discurso intimidante de auto-
Notablemente, una concepción de justificación ideológica. Uno de sus
la naturaleza que rompe de manera aspectos se encuentra en la privati-
siniestra con aquellas utopías socia- zación de los servicios públicos y la
listas anteriores a 1848. Tal como creación de particularismos en la
se concibe al presente, el trabajo sociedad. Si durante la industria-
apunta a la exploración de la natu- lización en el siglo XIX las organi-
raleza, exploración que con ingenua zaciones patronales, renuentes a la
inocencia se opone a la del proleta- creación de una sociedad de derechos
riado (...). A esta idea corrompida sociales, pretendieron resolver cues-
del trabajo corresponde la idea tiones con filantropía, la posmoder-
complementaria de una naturaleza nidad capitalista busca transformar la
que “está allí, gratis.” 27 pobreza en asunto de ONG o de asis-
tencia social, privando a la sociedad
El Mayo de 1968 apuntó y destacó, en de iniciativas políticas, convirtiendo
los bastidores de la fachada de bien- a los excluidos del progreso y de la
estar y racionalidad, los mitos de la modernidad en eternos necesitados y
vida moderna y su multitud solitaria, en incompetentes sociales. La priva-
en la cual los individuos no parecían tización de los servicios públicos
infelices sino viviendo en el exterior de genera la sociedad de la inseguridad
sí mismos, bajo el dominio de las cosas. social, que no detiene la pobreza,
Así, el teatro de Ionesco y de Beckett en cuanto actúa según un principio
también se encuentra en la Comuna de desmoralización y de disolución
estudiantil, en el cuestionamiento del social, minando la estructura psíquica
hombre y de su destino en la moder- de los individuos:
nidad capitalista. Sus personajes viven
en un mundo marcado por el nonsense “La inseguridad social hace de
y por la incomunicación, todos insta- la existencia un combate por la
lados en un tiempo espacializado, supervivencia sostenido día a día, y
abstracto y vacío, donde la palabra es cuyo desenlace es en todo momento
inútil y el descanso imposible. incierto.” 29
El Mayo de 1968, al cuestionar la
reforma universitaria, la privatiza- Los servicios públicos significaban
ción28 de y en la educación, reve- una especie de propiedad social en
laba el límite de una sociedad , antes homología con la propiedad privada.
pautada por las humanidades, en el Los servicios públicos consistían en
conocimiento, y por la calidad de los dispositivos que permitían al mayor
servicios públicos, en la sociedad. La número posible el acceso a bienes
idea de una educación formadora del sociales esenciales que no pueden estar
carácter y del ciudadano, que culti- a cargo de empresas privadas. Servi-
vaba la literatura, la filosofía y las cios no rentables, accesibles a todos,
artes, se vuelve ahora, clara e inte- constituían un factor por excelencia

501
LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

de cohesión social entre diferentes eficacia política en los términos prag-


segmentos de la sociedad moderna. máticos convencionales, y sí reco-
Para que la modalidad de la ideo- rrer aquí y allá lo que puede ofrecer
logía llamada liberal se estableciese, a la democracia su experiencia radical
fue necesario el cambio de menta- e innovadora en la lucha contra
lidad y de comprensión del mundo preconceptos y exclusiones. Esa ágora
–la asunción de la economía, por la moderna devolvió a la sociedad la
sociedad, como un círculo cerrado iniciativa política para solucionar
de fenómenos objetivos, de números conflictos y equilibrar intereses y
irrefutables–, lo que ocupa el lugar pasiones. Valiéndose de pensadores
de la acción humana en la sociedad. como Adorno, Weber, Lukács, entre
Recuérdese que uno de los grafitos de otros, pero diferenciándose de ellos
1968 manifestaba ya esa percepción: en cuanto al desencanto, Luiz Carlos
“allons enfants de l’apathie”. En lo que rastrea la necesidad de la ficción y de
se refiere a la tecnociencia y al modo lo simbólico, de la que fue portador el
de producción tecnoburocrático inconsciente político latente o mani-
–como ya observaba Bresser-Pereira–, fiesto de 1968. Con él se reabrió un
ambos comportan una nueva percep- campo de investigación de lo especí-
ción del tiempo, y la disolución de fico político para la comprensión de
formas de subjetivación conocidas los totalitarismos, de la democracia
hasta hoy: la percepción del tiempo y de sus paradojas, entre ellas la del
promovida por la tecnociencia, por la consumo. La moderna sociedad de
ingeniería genética, etc. trae consigo masas promete felicidad a través del
la idea de la prolongación, en prin- consumo y la frustra, creando malestar
cipio indefinida, de la vida –cuyo en la civilización:
corolario perverso pero visible es el fin
de la dignidad del descanso–, noción La creencia en una ley y orden
hasta hace poco ligada a la idea de natural, de base racional, que fue
la jubilación garantizada como un una de las bases del racionalismo y
bien de todos y no sólo de aquellos de su expresión política más típica,
que, por la propiedad privada que el liberalismo, cayó por tierra (...).
detentan, no necesitan de ella como Y el hombre moderno es fruto bási-
un bien colectivo. Sus presupuestos camente de esta crisis. Sus valores y
ideológicos están formulados por creencias ya no tienen más la segu-
Bresser-Pereira: ridad y la firmeza de quien tenía
la tradición, la religión o la razón
“El primer postulado de la ideo- como base 31.
logía tecnoburocrática es el de que
ella misma no es ideológica (...). Las Esta parece ser la respuesta a un
ideologías son, todas ellas, expresiones mundo que, después de guerras,
emocionales e irracionales. Traducen pobreza y descontento, se deseaba
intereses y pasiones. No son cientí- confortable y sin historia. De allí
ficas, no son técnicas.” 30 también la presencia de Lafargue y del
Derecho a la pereza 32: “no cambien
No se trata, entonces, de valorar el de empleo, cambien el empleo de
movimiento estudiantil sólo por su sus vidas”. La alienación no es un

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LA BIBLIOTECA
Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

fenómeno ligado solamente al modo


de producción capitalista y a la circu-
lación de las mercaderías. Significó
para la Comuna estudiantil, como
hoy también se advierte, la atención
vuelta hacia la pérdida de los usos y
de los sentidos de nuestras vidas, tal
como el Mayo lo eternizó: “vivre sans
temps morts, jouir sans entraves”. Por
eso el Mayo señalaba, y vivió, un
camino de liberación, de felicidad,
de revolución:

Decimos a todos los esclavos de una


producción inútil casi en un 100%:
¡Paren! A los demás les decimos:
ustedes serán rebasados. El primer
resultado de ello será el dejarnos de
envenenar el Planeta, el segundo,
pasaremos a tener tiempo. Recu-
perar el tiempo de la reflexión, el
tiempo de la curiosidad, el tiempo de
valorar bien, el tiempo del deleite y
del deseo, el tiempo de preguntar qué
vale o no la pena –y colocarnos todos
en ello, miles de seres pensantes–; he
aquí la Revolución 33.

Traducción: José Luis Moure.

(*) Ex-Directora de la carrera de


Filosofía de la Universidad de São Paulo

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Universidad y filosofía

BIBLIOGRAFÍA

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- Adorno, Theodor y Horkheimer, M., A indústria cultural. São Paulo: Abril Cultural, 1978. (Colección
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- Bresser-Pereira, Luiz Carlos. A revolução estudantil. Tecnoburocracia e contestação. Petrópolis: Vozes, 1972.
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- Castel, Robert. L’insecurité sociale: qu’est-ce qu’être protegé? Paris: Seuil, 2003.
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(october-december 2001). Paris: Galilée, 2004.
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- Foucault, Michel. Microfísica do poder. 18 ed. Rio de Janeiro: Imago, 1997.
- Grupo Krisis. Manifesto contra o trabalho. São Paulo: Conrad do Brasil, 2003. (Colección Baderna).
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événements. Paris: Fayard, 1968.
- Nietzsche, Friedrich W. Genealogia da moral: uma polêmica. São Paulo: Cia. das Letras, 1998.
- Sloterdjik, Peter y Finkielkraut, Alain. Les battements du monde. Paris: Fayard, 2003.

NOTAS

1. Derrida y Habermas, 2004:55.


2. Morin, Lefort y Coudray, 1968. Recientemente, Lefort declaró en una entrevista: “La noción de indetermi-
nación de la historia siempre me resultó esencial. Nunca suscribí la creencia en una continuidad de la historia,
en un principio de inteligibilidad que nos permitiese concebir, desde el exterior, una génesis regulada por
etapas, para dar cuenta del estado presente del mundo” (Lefort, 1996a).
3. El ensayo de Luiz Carlos Bresser-Pereira, “La revolución estudiantil”, fue escrito en 1968, pero recién fue
publicado en Bresser-Pereira (1972). Fue vuelto a publicar en Bresser-Pereira (1979), edición que empleamos
para las citas.
4. Bresser-Pereira, 1979:128-129.
5. Las obras canónicas son aquí las de Isak Deutscher y su trilogía sobre Trotsky, El profeta armado, El profeta
desarmado, El profeta desterrado y La revolución traicionada, entre otras.
6. Lefort, 1996b:21.
7. Bresser-Pereira, 1979:184.
8. Bresser-Pereira, 1979:164.
9. Basta recordar la fortuna de las expresiones “revolucionario”, “reaccionario” o “nuestra moral y la de ellos”,
para valorar el alcance de la crítica del movimiento estudiantil de 1968.
10. Sloterdjik y Finkielkraut, 2003:63-64.
11. Cf. Sobre la sociedad del control, Foucault (2003, 2000), Agamben (2002), Brossat (2000).
12. Sloterdjik y Finkielkraut, 2003:95.
13. Reléase, en particular, Clausewitz, El arte de la guerra, y Schmitt, Teología política.
14. Recuérdese el traumatismo de la descolonización de la sociedad francesa en 1962 y la larga resistencia de
Argelia contra la ocupación francesa. Hoy los ejemplos serían otros, desde Bosnia, pasando por la acción de
Putin contra Chechenia, Bush, Blair, Sharon, etc. En cuanto al fenómeno del terrorismo moderno y de alta
tecnología, los títulos son numerosos. Me límito a señalar Gore Vidal.
15. “o Uno, ou melhor, o Um” en el original (N. del T.).

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LA BIBLIOTECA
Universidad y filosofía N° 2-3 | Invierno 2005

16. La tendencia al pensamiento único y la hegemonía de las leyes, llamadas ineluctables, del mercado mundial,
por un lado, y la asimilación de esa ideología por los agentes sociales bajo el impacto de los medios llevaron a
Adorno, Horkheimer y Marcuse a considerar la sociedad unidimensional como una de las figuras del totalita-
rismo, aunque de apariencia benigna (Adorno y Horkheimer, 1978; Adorno, 2001; Marcuse, 1964).
17. Cf. Lefort (1996b:15).
18. Nietzsche, 1998.
19. Freud, 1997.
20. Kanstan, 2001.
21. Blanco de diferentes críticas, sobre todo por no disponer en sus prácticas de una visión crítica de conjunto
de la sociedad, ese movimiento moviliza a jóvenes de la periferia de París y de los “barrios sensibles” a la exclu-
sión y al desempleo. Desde el punto de vista de los teóricos de la comunicación, a la conciencia de la invasión
descontrolada y creciente del espacio público por el mercado visual se suma la crítica a la cuestión del gusto,
del mal gusto, del grotesco, del sensacionalismo y de la obscenidad, además de su imposición visual o sonora
a los ciudadanos. Para contrarrestar la hegemonía de la publicidad en las esferas colectivas, la prefectura de
París tiene como práctica ceder en el metro durante una semana espacios en blanco, normalmente ocupados
por publicidad, para la expresión de los ciudadanos. Sólo no están permitidas las inscripciones injuriosas o
consideradas antisociales o de desunión de la vida en común de los individuos ciudadanos, que se oponen al
individuo consumidor.
22. Cf. Fontenay (1998), Derrida (1994), entre otros. Actualmente se discute en Francia, tema ya aprobado
en Italia, la prohibición de alimentar forzadamente gansos y patos con el fin de dilatarles el hígado para la
producción del foie gras, en cuanto hábitos hoy innecesarios y bárbaros que implican un holocausto animal,
además de tradiciones como las corridas de toros, etc.
23. Derrida y Habermas, 2004:192-193.
24. Cf. Grupo Krisis (2003).
25. Del Partido Socialista alemán, redactado en esa ciudad, en un congreso a mediados del siglo XIX.
26. Pueden añadirse aquí el estalinismo, el culto del obrero-patrón y el advenimiento del estajanovismo como
religión del Estado.
27. Tesis N° IX de “Sobre el concepto de historia” (Benjamin, 1984).
28. “o empresariamento” en el original (N. del T.).
29. Castel, 2003:29.
30. Bresser-Pereira, 1979:110.
31. Ibíd., p. 174.
32. Indico, a título ilustrativo, el Manifesto contra o trabalho (Boitempo/Departamento de Geografía,
USP), con la participación de Anselm Jappe, Robert Kurz, Wolfgang Kukulis, éste más benjaminiano que
neomarxista o postmarxista.
33. Le Goff, 2002:259. Cita presente en la película L’an 01, de los Situacionistas y de Guy Debord, Videocasete.

505
Labor
bibliotecológica

Práctica milenaria surgida de los propios fondos de las convulsiones


sociales, guerras y revoluciones; a medida que la palabra escrita se
habría paso como forma de producción y reproducción del conoci-
miento, las bibliotecas, y con ellas la labor bibliotecológica, fueron
desplegando un conjunto de saberes y técnicas cuyas materias primas
son otros saberes. Un saber que trabaja sobre otros saberes, combi-
nando la destreza clasificatoria con una especial sensibilidad capaz
de conmoverse por los misterios y desafíos latentes en las escrituras. El
bibliotecario es un funcionario esencial de la cultura, cuyo drama es
el de percibir el libro como objeto a ser integrado a conceptos clasi-
ficatorios y, al mismo tiempo, procurarle un resguardo a su indivi-
dualidad. Se lo integra a una vastísima colección, borgeanamente
babélica, solo para que algún lector probable lo encuentre y redima
entre los pliegues del tiempo. Esos libros esperan ser redescubiertos por
nuevos lectores que interrumpen el descanso inquieto de los estantes,
en el coqueteo de toda biblioteca con una aparente inutilidad, como
lo entrevió Borges. Pero en el reverso de la fantasía del antiguo
director de la Biblioteca Nacional, la tarea del bibliotecario nunca
podría desarrollarse sin que mediara el esfuerzo de una vocación que,
en su perseverancia por atesorar y difundir esos papeles que descansan
en anaqueles silenciosos, da vida a una cultura. Por eso, las biblio-
tecas, restos de una memoria colectiva, aguardan siempre la llegada
de una nueva tecnología que se esmera en preservar sus tesoros, lo
que también es una forma de reactualizarlos. Las bibliotecas viven
porque siempre hay un vacío, siempre comentado y anhelado, el del
catálogo de los catálogos, forma inasible final que proyecta al infinito
el ideal bibliotecológico.
Ana Sanllorenti reconstruye la conflictiva historia de la tarea
catalogadora e inventaria, a través de la cual los libros fueron
botines de guerra de los ejercitos victoriosos, o bien blanco de
rituales destrucciones para negar lo cognosible trascendente de los
pueblos conquistados.
Mario Tesler descubre además de un momento de bifurcación
identitaria de nuestra biblioteca, una historia del canje de publi-
caciones afectada por las contradicciones y vaivenes de lo institu-
cional establecido.
508

Libros de la Biblioteca Nacional:


cimientos de nuestra comunidad
Por Ana María Sanllorenti (*)

La tarea de catalogar e inventariar los


fondos bibliográficos, requiere de procedi-
mientos que exceden el aspecto administra-
tivo. Esta árida tarea fue emprendida con
la decisión que implica dar fe de la exis-
tencia de modos del saber, de inquietantes
sensaciones, de vastas ignorancias posibles
y parciales descubrimientos probables, de
intentos denodados de conocimiento, si
asumimos, tal como lo sugirió Spinoza, que
la idea misma del conocer es un intento por
perseverar en el ser.
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

En el segundo subsuelo de la Biblioteca de estos instrumentos da respuestas


Nacional, allí donde las publicaciones indudables a las preguntas ¿cuáles mate-
ocupan los depósitos a la espera del riales? ¿de qué tipo? ¿cuántos? ¿en qué
llamado de sus lectores, se recrea a diario lugar preciso? Conviven biblioratos,
una escena casi fabril. El lugar especí- carpetas, cuadernos, fichas, archivos y
fico es un recinto de quinientos metros bases de datos que brindan información
cuadrados especialmente acondicionado. muy valiosa pero, aun en su conjunto,
Sucesivos grupos de estudiantes univer- resultan parciales e incompletos. Hay
sitarios sentados frente a computadoras, diferentes y paralelas secuencias de
supervisados y coordinados por bibliote- números asignados según distintos crite-
carios, toman cada libro que encuentran rios, por lo cual varios materiales, por
en carros contiguos, le adhieren etiquetas ejemplo, se identifican con el mismo
con números correlativos representados número. Aparecen sin asignar rangos
en un código de barras y, tras analizar de números dentro de las secuencias y,
la portada, el dorso de la portada, las además de estos huecos, existen piezas
primeras y las últimas páginas, ingresan bibliográficas que sencillamente nunca
en un formulario en pantalla los datos fueron registradas de modo alguno.
que describen la obra. Los libros entonces Con tecnología más actual llegaron
vuelven a los carros y son dirigidos hasta a confeccionarse diferentes bases de
su lugar en las estanterías. datos, inconexas
Esta descripción ofrece una imagen entre sí debido a Con tecnología más actual
simplificada de lo que sucede en el la discontinuidad llegaron a confeccionarse
marco del Programa Inventario 2005, de criterios que diferentes bases de datos,
a través del cual la Biblioteca Nacional no puede ser inconexas entre sí debido a la
se ha propuesto la concreción de un superada por discontinuidad de criterios
inventario global y automatizado de algún programa que no puede ser superada
libros y monografías como primera mágico que los por algún programa mágico
parte de un registro completo de todos entrecruce. Todo que los entrecruce. Todo ello
lo materiales informativos existentes ello permite la permite la conclusión de que
en la institución. conclusión de la Biblioteca carece de un
Vale preguntarse si la Biblioteca contaba que la Biblioteca registro completo y unificado
con un inventario de material bibliográ- carece de un de sus libros, publicaciones
fico, o si los catálogos que supo conse- registro completo periódicas, folletos, parti-
guir bastan para el conocimiento de y unificado de turas, fonogramas, fotografías,
cuántas y cuáles son las piezas biblio- sus libros, publi- mapas, entre otros.
gráficas que posee y debe ofrecer a los caciones perió-
lectores. Durante los casi 200 años de dicas, folletos, partituras, fonogramas,
su historia –que incluyen, más acá en fotografías, mapas, entre otros.
el tiempo, el hito de una mudanza en En ese contexto, es fácil percibir que se
1992 desde el edificio antiguo de la calle encuentra obstaculizado seriamente el
México al actual y moderno de Agüero– cumplimiento de la principal misión de
fueron muchos y diferentes los registros la Biblioteca Nacional, referida a acre-
manuscritos, mecanografiados, impresos centar, registrar, preservar, conservar,
y en formato digital que con propósito custodiar y difundir la memoria impresa
de inventario o de catálogo la Biblioteca de la cultura del país, en cualquier
fue sumando. Sin embargo, ninguno soporte permanente de información, tal

509
LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

como lo establece el Decreto 1386/96 a) Estructura lógica en los datos de


que rige a la institución, coincidente representación de las obras. Que
con el reconocimiento internacional el conjunto de datos y la estruc-
sobre el rol de las bibliotecas nacionales. tura que vincula a esos elementos
Por otra parte, en una situación de falta sea la mejor para representar
de precisión sobre las existencias, resulta unívoca y adecuadamente a cada
difícil cualquier estrategia para el desa- obra. En la actualidad y de la
rrollo de las colecciones. mano de las tecnologías vigentes,
este elemento se denomina
formato de registro bibliográfico.
Catalogar, inventariar Con otros nombres o sin ellos, el
problema de lograr esa estructura
Luego de haber hecho referencia al existe desde el nacimiento de las
panorama de la Biblioteca Nacional, primeras bibliotecas.
resultan oportunas algunas considera- b) Adecuado nivel de normalización
ciones conceptuales e históricas gene- en los datos. Que el criterio utili-
rales que permitan comprender mejor zado para el ingreso de los datos
las características pueda ser comprendido luego, en
El inventario de una biblioteca del inventario y la etapa de consulta, por cualquier
procura entonces la identifi- la catalogación, usuario y que facilite el uso de los
cación de las obras para fines procedimientos dispositivos de búsqueda y recu-
patrimoniales y administra- que forman parte peración. Sin normas claras de
tivos, mientras que los catá- esencial de la catalogación y sin normalización
logos remiten a las existencias noción de biblio- de los datos sería imposible reunir,
de material bibliográfico de teca. Tanto es por ejemplo, todas las obras de un
una o varias bibliotecas –esto así que no hay mismo autor, ya que diferentes
último para el caso de los catá- biblioteca sin libros o documentos contienen
logos colectivos–, identificadas catálogo, si como diversas formas de transcribir el
de una manera que permita su definición de éste mismo responsable intelectual.
búsqueda y localización. se entiende a la c) Exhaustividad en la representa-
nómina ordenada ción de las obras y controles sobre
de las obras existentes en una biblioteca su existencia en la institución. La
pública, privada o librería, con la indi- tercera condición nos remite al
cación, mediante una clave o símbolo inventario, es decir, al registro de
(signatura topográfica), del lugar donde las existencias de material biblio-
puede ser hallado cada libro. gráfico en una biblioteca. En
Un catálogo, entonces, representa a las términos generales, un inventario
obras de una biblioteca –obras extendidas consiste en el listado ordenado de
más allá de los libros–, y constituye una bienes de una persona o institu-
herramienta cuyas tres funciones princi- ción. El documento da cuenta del
pales son la descripción de las obras, la patrimonio individual o institu-
posibilidad de buscarlas y recuperarlas cional y tiene una finalidad admi-
por sus datos y la localización física de nistrativa. Para el caso de una
las mismas. Para que tales funciones biblioteca, se trata del registro
puedan cumplirse cabalmente, deben de los fondos bibliográficos y
darse las siguientes condiciones: documentales mediante datos

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LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

que identifican las obras. Parte juntos, la vida se encargó de sepa-


de estos datos son bibliográficos y rarlos sin llegar a prescindir del aporte
parte, administrativos, como por particular que cada uno ofrece.
ejemplo la procedencia o el precio.
Esta herramienta permite a las
bibliotecas regulares controles de Registros en las bibliotecas:
existencias de sus colecciones. Con algo de historia
el tiempo, los inventarios han ido
cambiando de soporte, desde las Cuentan que en la biblioteca del rey
tabletas de arcilla, pasando por asirio Assurbanipal (1668-1662 a.C.)
rollos de papiro, hojas de papel, almacenaban tabletas de arcilla grabada.
cuadernos, carpetas y fichas, hasta Además de las menciones del nombre del
las bases de datos. rey en cada obra –especie de ex libris–,
d) Dispositivos tecnológicos que y de las bendiciones y maldiciones
hagan posible la búsqueda. para quien las cuidara y para quien las
Guarda vinculación con las dañara respectivamente, fueron encon-
herramientas tecnológicas dispo- tradas tabletas con listados de obras
nibles en cada época, que fueron donde aparecen el título o las primeras
ampliando los puntos de acceso palabras de las obras, la cantidad de
para buscar los materiales biblio- tabletas que componía cada obra, el
gráficos. Una lista manuscrita o número de líneas y la indicación de la
impresa permite un único orden localización física. En las bibliotecas de
(por ejemplo, alfabético de autor Alejandría, así como en las de la antigua
o de tema). La reproducción Grecia y la antigua Roma, los catálogos
de fichas catalográficas habilitó tenían forma de listados e indicaban las
distintos modos de ordenamiento primeras palabras del texto –ya que el
en diferentes catálogos (por título, concepto de título no estaba aún clara-
autor, tema). Las bases de datos mente establecido y las primeras pala-
multiplicaron los datos de acceso bras identificaban la pieza–, el número
y la posibilidad de combinarlos. de líneas y el autor. El orden de las obras
era cronológico o por autor, y ya en
El inventario de una biblioteca procura Roma hubo indicios de catálogos orga-
entonces la identificación de las obras nizados por amplios temas.
para fines patrimoniales y administra- La mayoría de estos catálogos-inventarios
tivos, mientras que los catálogos remiten fueron utilizados como registros de exis-
a las existencias de material bibliográfico tencia y no para buscar y recuperar la
de una o varias bibliotecas –esto último información sobre las obras. De todas
para el caso de los catálogos colectivos–, maneras, evidencian la concepción de
identificadas de una manera que permita elementos para representar brevemente
su búsqueda y localización. Inventarios a cada documento, constituyendo una
y catálogos, diferentes y similares a la muestra de discriminación de datos con
vez, con elementos en común. En el estructuras variables y el primer paso para
transcurso de la historia de las biblio- la descripción bibliográfica y documental.
tecas, estuvieron estrechamente ligados, En los monasterios de la Edad Media
confundidos inclusive. Sin embargo, la actividad de producción de catálogos
podría decirse que, habiendo nacido se limitó a los registros de inventario.

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

Los libros estaban ordenados por una personas. En el segundo volumen,


asignación de importancia, con pree- Pandectarum, las mismas obras
minencia de la Biblia y otros textos reli- estaban ordenadas alfabéticamente por
giosos. En algunos casos se empleaba un veintiún encabezamientos de materia.
orden de amplias materias combinado Aparte, Gesner hizo otra contribución
con un orden cronológico. Los datos y difundió instrucciones para ordenar
de identidad de cada obra no variaron, libros, afirmando que su Bibliotheca
respecto a lo que podría ser utilizada como catálogo en
Uno de los primeros catálogos venía hacién- cualquier biblioteca, mediante el agre-
de biblioteca que incorporó dose, y llegados gado de la signatura topográfica (ubica-
la función de búsqueda fue los siglos XIII y ción física) y el valor de adquisición de
el Catálogo Bodleiano de la XIV se volvieron la obra. En estas tempranas instruc-
Biblioteca de la Universidad más comunes los ciones catalográficas puede observarse
de Oxford, cuya primera catálogos según el una preocupación por la normaliza-
edición de 1620 estuvo a tema, a los que a ción de los nombres de los autores y
cargo de Thomas James y Sir veces insertaban la permanente combinación entre los
Thomas Bodley. El ordena- ordenamientos conceptos de catálogo e inventario.
miento de entradas combi- por autor. Uno de los primeros catálogos de
naba los apellidos de autores y La difusión de la biblioteca que incorporó la función de
la primera palabra o palabras imprenta de tipos búsqueda fue el Catálogo Bodleiano de la
significativas de los títulos de móviles a partir Biblioteca de la Universidad de Oxford,
obras anónimas. del siglo XV cuya primera edición de 1620 estuvo a
produjo, además cargo de Thomas James y Sir Thomas
de la conocida revolución en la produc- Bodley. El ordenamiento de entradas
ción y difusión de la memoria escrita, combinaba los apellidos de autores y la
importantes cambios en la confección primera palabra o palabras significativas
de catálogos y en el modo de cataloga- de los títulos de obras anónimas. En
ción. Aparecieron catálogos y biblio- 1674 otra edición del mismo catálogo
grafías compuestos por varias partes, incorporó reglas que establecían pautas
conteniendo órdenes diferentes para para unificar diferentes formas de escri-
los mismos libros a los que hacían tura de los nombres de los autores con
referencia. Se trató del nacimiento de referencias cruzadas entre ellas, en una
otro concepto fundamental: el acceso suerte de normalización. Otros catá-
múltiple a la información. Un ejemplo logos del mismo siglo incorporan el
relevante es la Bibliotheca Universalis pie de imprenta como dato descriptivo
(Konrad Gesner, 1545), bibliografía y refinan el orden por materia, proba-
comprensiva internacional, dividida en blemente vinculado a la aparición de la
diferentes secciones. La principal era clasificación del conocimiento aportada
la lista de las obras de autores latinos, por Francis Bacon.
griegos y hebreos conocidos por el Sobre el final del siglo XVIII, el gobierno
compilador. El orden daba prioridad a de la Revolución Francesa confiscó gran
los nombres de pila, con el agregado de número de libros y manuscritos de insti-
una lista de los autores en orden inver- tuciones y bibliotecas privadas. Una
tido, es decir, con el apellido en primer disposición gubernamental de 1791
lugar tal como hoy aparece usualmente estableció reglas simples y comprensivas
en los ordenamientos por nombre de para la organización de esas colecciones,

512
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

comenzando por la reunión y nume- a modo de herramientas de búsqueda.


ración de los libros, siguiendo con su También en este siglo se establece la cata-
descripción y finalizando con el envío de logación como una especialidad dentro
las fichas completas, por correo, a París, de la actividad bibliotecaria, consolidán-
ciudad de centralización. Se estaba frente dose en la posterior centuria los métodos
a uno de los primeros registros de la utili- y herramientas para el registro bibliográ-
zación de fichas u hojas para un catálogo fico y documental hoy empleados. El
–hasta entonces listas manuscritas o siglo XX, con el especial advenimiento
impresa– y la primera noticia de un catá- de la tecnología informática y de teleco-
logo / inventario que reunía información municaciones, los catálogos se convir-
en el nivel nacional. París solicitaba los tieron en bases de
siguientes datos: un número correlativo, datos e Internet El hecho constituye una
el autor tal como aparecía en la portada, trajo su caos y su muestra del ejercicio de
el título exacto extraído del libro, lugar riqueza imposible funciones del naciente Estado
de impresión, nombre del impresor y de atrapar en catá- moderno, que dispone un
fecha de impresión, medidas del ejem- logos e inventa- inventario patrimonial de
plar y otras características excepcionales. rios. Se abrieron libros, establece un procedi-
Las fichas debían ordenarse luego alfabé- nuevas y enormes miento para la catalogación
ticamente, para ser atadas entre sí con un p o s i b i l i d a d e s y evidencia la relevancia que
hilo que atravesaba su extremo inferior para la produc- otorga a libros y bibliotecas.
izquierdo. En la parte superior de la ficha ción, registro,
quedaba anotado el nombre de la parro- acceso y difusión intelectual, afectando
quia o distrito de origen. Se hacía una necesariamente las formas de trabajo
copia de la lista para el distrito antes de y planteando permanentes desafíos y
la encomienda a la capital francesa. Bajo oportunidades a investigadores, lectores,
este sistema, en 1794 se había conse- editores y bibliotecarios.
guido el acopio de información sobre
tres millones de volúmenes. El hecho
constituye una muestra del ejercicio de El Inventario en la Biblioteca Nacional
funciones del naciente Estado moderno,
que dispone un inventario patrimonial Por supuesto, cuando el repaso se aboca
de libros, establece un procedimiento a los aspectos bibliotecológicos, está
para la catalogación y evidencia la rele- hablando a la vez de la serie de herra-
vancia que otorga a libros y bibliotecas. mientas técnicas que recogen necesidades
En el siglo XIX, junto a la expansión planteadas a partir de la producción
del número de bibliotecas públicas social de obras, para su acopio y manteni-
en algunos países de Europa y en los miento en cuando a cantidad, variedad,
Estados Unidos, se elaboran y difunden origen, temática, pensando en su dispo-
importantes códigos y reglas de cataloga- nibilidad contemporánea y el uso que
ción, así como sistemas de clasificación y harán las generaciones venideras. No
listas de encabezamientos temáticos. Se importa tanto el capital simbólico que
extiende el uso de fichas para la elabo- hemos sido capaces de producir nacio-
ración de catálogos, con la consecuente nalmente: lo decisivo es nuestra capa-
posibilidad de emplear varias formas de cidad de valorizarlo como tal y, por ende,
ordenamiento y multiplicar los puntos de generar las condiciones para preser-
de acceso, consolidándose los catálogos varlo y socializarlo.

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

nido, Indicación sobre encuadernación


junto con otro tipo de publicaciones
no monográficas (para que sean desen-
cuadernadas y reubicadas), Ubicación
física, Número topográfico (antiguo
número asignado a los libros y que, en
los ficheros manuales, remite a infor-
mación histórica), Responsable del
registro de alta. En esta enumeración
es posible encontrar dos tipos de datos:
bibliográficos y administrativos.
Los datos bibliográficos escogidos cons-
tituyen una catalogación abreviada y
la forma en que se transcriben permite
su conversión automática al formato
MARC, norma internacional para el
registro automatizado e intercambio
de datos bibliográficos. Por otra parte,
los modos y sintaxis de cada dato
bibliográfico se encuentran orientados
El paso del tiempo dirá si el procedi- por una adaptación de las Normas
miento iniciado en la Nacional dejará Angloamericanas de Catalogación 2,
una marca en la historia de las biblio- estándar también internacional. Esta
tecas latinoamericanas. Por lo pronto, normalización mejora las condiciones
se están sembrando las semillas para para la búsqueda y recuperación de la
que ello ocurra, al haberse diseñado un información.
Programa con características que ofre- Para el ingreso, edición y posterior
cerán el gozo de beneficios en el corto, consulta de los datos se realizó la
mediano y largo plazo. adaptación del Weblis, un software de
La estructura de representación de gestión de bibliotecas distribuido por
las obras del Programa Inventario UNESCO. A partir de desarrollos que
2005 recoge diecinueve datos: Fecha se encuentran en curso, este mismo
y hora de la transacción (asignado en programa será utilizado para la cata-
forma automática), Número de inven- logación completa, la consulta de los
tario (obtenido por el lector óptico lectores y la circulación del material
sobre la etiqueta con código de barras bibliográfico para su consulta en las
adherida al libro, acción constituye salas. También posibilitará la reutili-
además el recuento de los libros), zación de los de los 200 mil registros
ISBN (Número Normalizado Interna- bibliográficos hoy albergados el catá-
cional para Libros, código que identi- logo en línea de la Biblioteca.
fica a cada título publicado), Idioma, Una vez finalizada esta etapa, la
Autor personal, Otros autores, Autor Biblioteca Nacional habrá identificado
Institucional, Título, Edición, Lugar los libros de modo detallado, conocido
de edición, Editorial, Fecha de edición, su lugar de ubicación y determinado el
Descripción física (páginas/volumen), grado de conservación y la necesidad de
Estado de la obra, Notas de conte- restauración de cada pieza de ese fondo

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LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

bibliográfico. También habrá apartado


de la Colección General determinados
libros que por su valor o rareza deban
integrar la colección especial del Tesoro
o libros reservados, con especiales condi-
ciones de preservación y seguridad. Este
resultado deja sentadas las bases para
proyectos y acciones para el desarrollo
de la colección bibliográfica. Dentro
del ámbito institucional, de forma
inmediata se podrá deducir el registro
de los ítems faltantes respecto de la ley
de Propiedad Intelectual que designa
a la Biblioteca como entidad deposi-
taria de los libros y monografías que se
incorporan al Registro de la Propiedad
Intelectual en Argentina, y establecer
políticas de recuperación de los mismos.
El conocimiento preciso que sobre
sus existencias tendrá la Biblioteca se
convierte en una herramienta para la constituirá un puente que, junto a la
concreción de programas de coopera- trama de mostradores, personal para
ción biblio-hemerográfica con otras la atención en la Biblioteca, panta-
bibliotecas del país y del mundo y la llas, teclados y computadoras, abrirá el
construcción de la bibliografía nacional. acceso a los libros mismos, poniendo
El inventario como producto, puertas en movimiento textos y saberes que
hacia fuera, favorecerá la investigación vuelven a la comunidad que los produjo.
actualizada y, lo que es más importante, La Biblioteca Nacional habrá estable-
los datos de todos los libros estarán a cido raíces más sólidas para el cumpli-
mano para consultas en línea, lo que miento de su misión de resguardar y
significa poner a disposición del público difundir su patrimonio.
lector la colección completa.
El inventario como actividad es un ejer-
cicio íntimo en ese predio especial del (*) Directora de Atención al Usuario de
subsuelo, el lector no puede ver la forma la Biblioteca Nacional Coordinadora
del trabajo cotidiano. Pero el resultado General del Programa Inventario 2005

BIBLIOGRAFÍA

- Buonocore, Domingo. Diccionario de Bibliotecología, Buenos Aires, Marymar, 1986, 230 p.


- Etchepareborda, María. “Presencia de los Quesada en la Biblioteca Pública de Buenos Aires”. Revista
La Biblioteca N° 1, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2004, pp. 130-135.
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- Orera Orera, Luisa et al. Manual de biblioteconomía, Madrid, Síntesis, 1997, 509 p.
- Romanos de Tiratel, Susana. “La bibliografía nacional argentina: una deuda pendiente”. Revista La Biblioteca N° 1,
Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2004, pp. 40-51.
- Sabor, Josefa E. et al. Manual de bibliotecología, México, Kapelusz mexicana, 1984, 242 p.

515
516

Nuestras dos bibliotecas nacionales


y el intercambio de publicaciones
Por Mario Tesler (*)

La problemática bibliotecaria a través de


uno de sus aspectos olvidados, la historia
del canje de las publicaciones periódicas, es
reflejada por la minuciosa propensión inves-
tigativa de Mario Tesler, revelando lo que, a
su juicio, constituyen las carencias de índole
diversa que le dieron forma a la complejidad
de la Biblioteca Nacional. Una institución
que no escapa a los conflictivos entramados
propios de los estados nacionales.
Tesler investiga archivos y papeles que testi-
monian una actividad propia de las biblio-
tecas que nos habla del modo que éstas tienen
de vincularse con la cultura de un país.
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

Como modalidad de cooperación Por jurisdicción, aunque también por


cultural –interrumpida durante carencia de espacio físico, el Gobierno
prolongados períodos– y para el Nacional no podía ubicar la oficina de
enriquecimiento de las colecciones intercambio nacional e internacional,
propias, el canje de publicaciones en la denominada Biblioteca Nacional, en el
Argentina comenzó a ser atendido por edificio donde funcionaba la Biblioteca
los hombres de gobierno a partir de Pública de Buenos Aires. Entonces se
1870: las autoridades nacionales dieron le asignó inicialmente a esta primera
prueba de su interés mediante algunos Biblioteca Nacional una pieza contigua
decretos, expedidos en ese año, y en el al despacho que el Ministro de Interior
orden provincial –a fines de setiembre tenía en la Casa de Gobierno, a menos
de 187l– el canje lo emprendió Vicente de doscientos metros de la Biblioteca
Quesada durante su dirección en la Pública (que después será nuestra
hoy Biblioteca Nacional. Entonces esta segunda Biblioteca Nacional). Con el
era la Biblioteca Pública del estado de tiempo ese espacio fue insuficiente para
Buenos Aires, pasando a ser nacional su funcionamiento –como ha podido
recién después de la federalización de averiguarlo Amador Lucero y lo trae
la ciudad. en su libro Nuestras Bibliotecas, desde
La conveniencia en propender al movi- 1810, impreso por Coni Hermanos
miento iniciado en varias naciones en 1910– siendo necesario su traslado,
sudamericanas con el objeto de cambiar primero á los altos de la casa que forma
entre sí las publicaciones que aparecen la esquina nordeste, en la intersección
en cada una de ellas inspiró al Gobierno de las calles Defensa y Alsina y en una
nacional, presidido por Domingo segunda oportunidad a la casa de la
Faustino Sarmiento, un decreto calle de Bolivar número 90, antiguo.
mediante el cual se creó la oficina de La existencia de esta primera Biblioteca
canje internacional. Pero a esta no Nacional se prolongó durante varios
sólo se le otorgó independencia sino años, aunque por sus logros e incum-
que fue jerarquizada con la denomina- plimientos, todavía en 1878 era motivo
ción de Biblioteca Nacional, mediante de discusión. Es
otro decreto del 11 de febrero de 1870 cierto que a sus Se le asignó inicialmente a esta
que lleva la firma de Adolfo Alsina, sostenedores se primera Biblioteca Nacional
entonces a cargo de la titularidad del les opusieron una pieza contigua al despacho
Poder Ejecutivo. (Sarmiento se había no pocos con que el Ministro de Interior
ausentado a partir del 17 de enero en fundadas críticas. tenía en la Casa de Gobierno,
viaje a Concepción del Uruguay para Pero a pesar de los a menos de doscientos metros
visitar a Urquiza y regresó a Buenos dimes y diretes, de la Biblioteca Pública (que
Aires el 7 de febrero, pero sin reasumir quedan cons- después será nuestra segunda
sus funciones se fue a su isla en el Delta tancias de que Biblioteca Nacional).
del Paraná. El 24 del mismo mes, el cumpliendo con
Vicepresidente en otro decreto aclara lo prescrito en el decreto del 13 de mayo
las razones de esta ausencia y el tiempo de 1870, se estableció intercambio con
que demoró, pues en la parte introduc- varios países, entendiéndose directa-
toria dice: Estando ya de regreso en esta mente con los bibliotecarios de las otras
ciudad /de Buenos Aires / y restable- naciones y con los cónsules en ellas
cido de su salud el señor Presidente...) acreditados, y se obtuvieron valiosos

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

envíos del extranjero. Narciso Binayán obras que remite la Oficina Superior
en su artículo “Una Biblioteca Nacional de Instrucción Pública y por el
fundada por Sarmiento”, publicado en director del Observatorio Nacional
1969 por los ex alumnos de la Escuela de Washington.
Nacional de Bibliotecarios, da cuenta
de algunos resultados sobre intercambio Quien consulte la Memoria del
de publicaciones donde se advierte la Ministerio de Instrucción Pública
intervención previa y directa de las publicada en el volumen XIV Nº 2 de
autoridades nacionales. los Anales de la Educación Común,
editado por Juana Manso en setiembre
El 20 del mismo mes /de mayo de de 1874, encontrará bajo el epígrafe
1870/ don Miguel Luis Amunátegui Biblioteca Nacional esta información:
y don Félix Frías firmaban un proto-
colo que extendía el propósito ante- Según datos suministrados por el
rior. Los gobiernos de la República Gefe de la Oficina, se han distri-
Argentina y Chile se enviarán recí- buido quince mil volúmenes entre
procamente y en el más breve término publicaciones á que el Ministerio
que fuese posible, dos ejemplares de está suscrito, publicaciones oficiales
cuantas publicaciones se hagan por de las demás reparticiones de la
la imprenta... exceptuándose los Administración y obras adquiridas
diarios, hojas sueltas y opúsculos de por la Biblioteca.
interés puramente privado o que por Está establecido el canje con las
su contenido no merezcan ser consi- Repúblicas de Chile, Venezuela,
derados como producciones literarias Estados Unidos de Colombia, con
y científicas. la Institucion Smithoniana de
El 10 de agosto se aprobó la conven- Washington y con el Reino de Italia.
ción con Chile. El 11 de noviembre Por su parte, estas naciones han enri-
el vicecónsul Cav. Ricardo A. Barchi quecido el archivo de la Biblioteca
comunica desde Florencia que con sus publicaciones oficiales.
el 5 recibió la carta del 2 de setiembre
y que el 8 recibió un paquete de libros Además la colección propia de esta
que entregó al Ministerio de Instruc- Biblioteca Nacional fue puesta a
ción Pública. El 22 de noviembre el la consulta pública por decreto del
presidente de la Dirección Nacional 18 de marzo de 1875, disposición
de Instrucción Pública de Venezuela que comenzó a cumplirse a fines de
propone el canje periódico de la legis- abril, una vez concluida la mudanza al
lación, textos y demás actos que se edificio de Defensa y Alsina.
relacionan con la instrucción pública A partir de 1870, el entonces titular
de los dos países. de la Biblioteca Pública de Buenos
El impulso continuó en 1871. El Aires no dispuso del marco legal de
9 de febrero Avellaneda avisa a Félix sustentación necesario para su labor
Frías, ministro en Chile, que se le en este nuevo servicio –me refiero al
mandan 70 volúmenes más. intercambio nacional e internacional
Desde Washington, el 1º de octubre de publicaciones–, sino que vio a esta
el ministro argentino doctor Manuel biblioteca relegada por la presencia
R. García, manda un cajoncito con del inesperado contendiente, obra de

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LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

Sarmiento, Alsina y Avellaneda, impo- apreciables pero, acota Groussac en el


sible de ser soslayado. Sin embargo esto prefacio al primer tomo del Catálogo
estimuló la perseverancia de Vicente de la Biblioteca editado en l893, por
Quesada y de quienes condujeron la falta de alimentación recíproca dichas
Biblioteca Pública de Buenos Aires relaciones cesaron. Es decir que la
en su prolongada ausencia, primero al Biblioteca Pública de Buenos Aires
director interino Lorenzo Saborido y no poseía siempre tantas publica-
después a los oficiales Nicolás Massa ciones a disposición como para actuar
y Ernesto Quesada, su hijo; al mismo en reciprocidad.
tiempo que se mantenían cordiales Si el canje como modalidad está lejos
relaciones con la Biblioteca Nacional de lo que sustancialmente es la compra
de entonces, todos ellos continuaron y venta, facilitando esta distancia el no
sustentando el intercambio con otras permitir confundir la naturaleza de una
bibliotecas argentinas y muchas operación con la otra, lo mismo ocurre
extranjeras, para esto último se con la donación. Digamos que el canje
requirió la colaboración de nuestras es algo intermedio entre una y otra. Pero
legaciones diplomáticas. el canje exige un esfuerzo no compren-
Desde siempre los escritores practicaron dido por la donación y es el procurar un
el trueque de sus trabajos editados. Los fondo de interés para bien corresponder
diarios personales y epistolarios de la y no ser mera distribuidora de sus dupli-
época registran detalles sobre esto. Pero cados o de sobrantes recibidos.
el intercambio personal y espontáneo La falta de publicaciones propias de la
difiere del canje interinstitucional y entonces Biblioteca Pública de Buenos
regularizado. Por otra parte el inter- Aires y el escaso acopio de ediciones
cambio autoral preexistente no benefi- ajenas, tanto oficiales como comerciales
ciaba más que a quienes lo efectuaban. y personales, motivaron la cesación
En cambio los decretos nacionales sobre de las relaciones
canje abrigaban en su espíritu la segu- de canje tan Su condición de biblioteca del
ridad de poner todo el material editado auspiciosamente estado provincial complicaba
al alcance de cualquier solicitante y por iniciadas por aún más la política de desa-
eso en uno de ellos se dispuso remitir Vicente Quesada. rrollo que se intentaba desde
dos ejemplares de las obras que se publi- Empeñado en su dirección. Los organismos
quen a todos los gobiernos que acepten lograr mejorar nacionales y sus dependencias
el cambio, debiendo dar preferencia a esta biblioteca en todas las gobernaciones,
los que traten de educación o se refieran Manuel Ricardo como también los estados
a los sistemas políticos, a la historia y Trelles, tras provinciales, actuaban a su
geografía de sus respectivos países. asumir su direc- antojo remitiendo irregular-
Con una insistencia que le honra ción en 1879, al mente lo que editaban.
–recuerda Paúl Groussac, poco afecto querer poner al
a los comentarios laudatorios– logró día las colecciones de publicaciones
Quesada entablar relaciones de periódicas incompletas y las ediciones
canje de esta Biblioteca / Pública de individuales faltantes, se había encon-
Buenos Aires / con muchas corpora- trado con que ya en esos años el canje
ciones y establecimientos congéneres con el exterior era casi nulo y además
de Europa y América. Los resultados con la dificultad de conseguir publi-
inmediatos obtenidos fueron muy caciones editadas por organismos

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

oficiales, no ya en cantidad para canje mendaba atender dicho servicio a los


sino con destino a la colección propia empleados de la Primera Sección, inte-
para uso del público lector. grada por José María Cantilo, Alfonso
Su condición de biblioteca del estado Lizer, A. Molino Torres, Eduardo
provincial complicaba aún más la Wilde, Arturo Martín y S. B. Bonjas.
política de desarrollo que se intentaba En el prefacio al tomo primero del
desde su dirección. Los organismos Catálogo metódico de la Biblioteca
nacionales y sus dependencias en todas Nacional, sobre ciencias y artes,
las gobernaciones, como también los publicado en 1893, Groussac contó
estados provinciales, actuaban a su que hasta ese entonces hemos sido
antojo remitiendo irregularmente excepcionalmente favorecidos con
lo que editaban. Con esto se podrá donaciones.... y las que proceden
colegir y valorar cuanto empeño hubo –felizmente sin interrupción– de
de ponerse para revertir la situación de nuestro servicio de canje internacional.
estancamiento y desactualización de la Ahí también dio cuenta en 1892:
biblioteca del estado de Buenos Aires.
Después, durante cuatro años el canje La parte más importante de dichas
estuvo a cargo de una dependencia donaciones procede de obra y tésis
del Consejo Nacional de Educación, recibidas de Europa por vía de canje.
la cual por sus Y cabe aquí recordar que la sección
Otro nuevo acontecimiento c a r a c t e r í s t i c a s de Depósito y reparto, incorporada
internacional que favoreció la era más idónea á la Biblioteca desde 1889, coopera
política nacional de auspicio en misión de eficazmente al progreso de la institu-
de canje de publicaciones repartir que ción, por las relaciones que ha permi-
fue la convención realizada para efectuar tido establecer con los establecimientos
en 1902 en México, circuns- el servicio de similares y corporaciones sabias de
cripta a países del Continente canje. Entre el Europa y América. Actualmente, el
Americano. No será mera 5 de noviembre número de Bibliotecas que mantienen
casualidad, entonces, que en ese de 1884 y el correspondencia y canje con la de
mismo año 1902 por decreto 26 de octubre Buenos Aires (sic), asciende á 91.
ministerial se encomendara el de 1888 la
servicio de intercambio inter- BibliotecaNacional Pero a partir de 1890 el intercambio
nacional a la Sección Canje de se vio privada de de publicaciones además de continuar
la Biblioteca Nacional. poder efectuar considerado como actividad propia
su labor de inter- de la Biblioteca Nacional se encaró
cambio. Esta situación iniciada en el como función de especial cuidado.
último mes de la dirección de Manuel A la sección Canje de Publicaciones,
Ricardo Trelles se prolongó durante vuelta a establecer en dicha biblio-
la gestión de su sucesor José Antonio teca por decreto del 26 de octubre de
Wilde y continuó en los primeros años 1888, se le asignó en 1890 recursos
de la de Paúl Groussac. No obstante el especiales y una dotación de personal
intercambio de publicaciones aparece con dedicación exclusiva, compuesta
en el reglamento confeccionado por de dos ordenanzas, un oficial y un jefe;
Wilde, aprobado el 2 de diciembre de además para su funcionamiento fuese
1884 por el presidente Julio A. Roca; autorizó alquilar una casa, por la cual
entre otras tareas, en el artículo 3 enco- se abonaba una mensualidad de $ 300.

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LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

Tres causas concurrentes estimularon el de su fallecimiento. Fue durante su


perfeccionamiento del servicio de canje: gestión cuando el canje como servicio
se reinstaló en la Biblioteca Nacional
1ª) La transferencia de la Biblioteca y luego se le encomendó en especial el
Pública de Buenos Aires a la juris- canje internacional.
dicción nacional a partir del 9 de Y la tercera fue otro impulso favo-
setiembre de l884, aprovechando rable al aprobar el Congreso Nacional,
su ubicación dentro del territorio el 2 de mayo de 1902, la ratifica-
declarado Capital Federal de la ción de lo acordado años antes por
República Argentina. la Convención de Bruselas de 1886:
2ª) La dirección asumida por Paul establecer una oficina encargada del
Groussac el 19 de enero de 1885. servicio de canje (de acuerdo con el
3ª) La ratificación por parte de la artículo primero) y, además, ocupar a
Argentina del acuerdo interguberna- esta como intermediaria oficiosa entre
mental para el intercambio interna- las instituciones y las sociedades lite-
cional de publicaciones, concertado rarias, científicas, etc. y de los Estados
en la Convención de Bruselas cele- contratantes para la recepción y el
brada el 15 de marzo de 1886, sobre envío de las publicaciones (como se
remisión y recepción de documentos estipulaba en el artículo séptimo).
oficiales y publicaciones de carácter Otro nuevo acontecimiento inter-
científico y literario. nacional que favoreció la política
nacional de auspicio de canje de publi-
Con la primera causa la Biblioteca caciones fue la convención realizada en
Pública de Buenos Aires pasó a ser 1902 en México, circunscripta a países
Biblioteca Nacional y debió dar nueva del Continente Americano. No será
forma al trazado de sus funciones mera casualidad, entonces, que en ese
para cumplir con la misión de reunir, mismo año 1902 por decreto minis-
procesar y custodiar toda la producción terial se encomendara el servicio de
nacional y obtener la más importante intercambio internacional a la Sección
y representativa de todos los países. Canje de la Biblioteca Nacional.
Pero el 5 de noviembre, cuando aún Se conoce por referencia un catálogo
no habían transcurrido dos meses de para canje de esta época, que por su
su nueva condición, el servicio de canje utilidad efímera tal vez fue conce-
le fue asignado a una dependencia del bido con el propósito de reemplazado
Consejo Nacional de Educación. periódicamente con nuevas entregas.
La segunda causa sirvió como Lo trajo Trenti Rocamora, incluido
elemento indispensable para encarar la en su Aportes para la historia de la
misión de transformar esta biblioteca. Biblioteca Nacional de Buenos Aires
Paul Groussac, brazo ejecutor en esta y para una lista de sus publicaciones,
nueva misión (dejar de ser la biblio- dado a conocer en octubre de 1997 por
teca de una ciudad para transformarse la Sociedad de Estudios Bibliográficos
en repositorio nacional), arrancó con Argentinos. Este catálogo llevaría por
tan eficaz desempeño que, si luego cabeza de portada Biblioteca Nacional
menguó en algunos aspectos, le valió /-/ Oficina de Depósito y Canje,
permanecer en tal función cuarenta y nombre del organismo y área que lo
cuatro años consecutivo, hasta el día produjo, y por título principal el de

521
LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

Catálogo de las obras que se encuentran vinculación, intercambio y acerca-


en mayor cantidad. Confeccionado por miento con las instituciones iguales,
la Imprenta de la Biblioteca Nacional, semejantes o análogas, tanto nacio-
tendría un total 32 páginas y habría nales como extranjeras; estableciendo
sido publicado en 1902. De confir- que solamente podrían ser trasladados
marse sería este el primero en su tipo, o conmutados del organismo los ejem-
antecedente lejano de los que apare- plares duplicados de libros, diarios
cerán muchos años después, durante las y revistas destinados para el canje.
gestiones de Jorge Luis Borges, Vicente En cambio, cuando Melo determina
Sierra y Elvio Vitali. las áreas y sus tareas, el canje no está
Pero no siempre la situación fue viento presente en ninguna de ellas.
en popa. A partir de 1911 esta sección Para Martínez Zuviría a partir de 1914
no figura más en el presupuesto, sobrevino paulatinamente el aisla-
denuncia Gustavo Martínez Zuviría miento y como consecuencia inme-
en una de sus anuales Memoria de la diata el empobrecimiento. Al no llegar
Biblioteca Nacional. Sobre las conse- las nuevas entregas de las publica-
cuencias de ello dijo: desde ese año las ciones periódicas y de las seriadas estas
otras grandes bibliotecas extranjeras, a por truncas comenzaron a languidecer.
las cuales no se les retribuía en ninguna Tampoco las colecciones de ediciones
forma sus donativos, tras algunas soli- individuales fueron actualizadas con
citaciones sin resultado, borraron a la nuevos envíos.
nuestra de sus listas. Gustavo Martínez Zuviría se ocupó de
Otra memoria posterior, del mismo restablecer el servicio de canje y recupe-
Martínez Zuviría, permite suponer que rarlo como función para la Biblioteca
el servicio de canje como sección por Nacional. Además le preocupó y
lo menos sobrevivió de alguna manera, logró que este servicio se prestara para
tal vez nominalmente, desde 1914. difundir publicaciones y autores nacio-
En 1940 Martínez Zuviría recuerda nales y cuidó que no fuera un centro
al ministro de Justicia e Instrucción de redistribución indiscriminada de
Pública, Jorge cuanto duplicado se poseía.
Gustavo Martínez Zuviría tras Eduardo Coll, Por aquellos años durante los cuales
asumir sus funciones buscó que Existió la Martínez Zuviría ejerció la dirección
la solución capaz de romper sección canje de la Biblioteca Nacional, es decir
nuestro aislamiento de las hasta 1914, que desde 1931 hasta 1955, las bibliotecas
grandes bibliotecas extranjeras Funcionaba fuera nacionales de importancia y otras
y se abocó a procurar publica- del local de la similares tenían secciones dedicadas
ciones para poder responder Biblioteca, en en especial a determinados países. Y
en actitud de reciprocidad. una casa alqui- esto fue también otro de los beneficios
lada especial- que él procuró impulsar con el canje,
mente para ello a partir de 1890 y que como lo expresa en su La Biblioteca
A partir de aquel año /1914/ quedó Nacional en 1937, ampliando lo dicho
suspendido, hasta, 1932. En el regla- en la memoria de 1935:
mento interno de 1931, establecido
por Carlos F. Melo a partir del 30 /.../ en las más grandes biblio-
de abril, consta en el artículo 11 que tecas del mundo, en muchas de las
él también se dedicaría a propiciar la cuales apenas si existía algún libro

522
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

argentino, se está formando ahora, tancia que interesa mediocremente a


gracias a nuestros envíos, verdaderas las bibliotecas que reciben una dona-
secciones de libros y publicaciones ción o un canje. Con este criterio
con datos precisos y frescos acerca de expuso públicamente la necesidad
la República Argentina. de recibir en donación todo tipo de
No hay para qué decir la importancia publicación, pero con la condición de
que tiene el que un escritor, un econo- ser libros de autores y editores nacio-
mista, un político extranjero, pueda nales. Para esta campaña el Director
hallar en las bibliotecas de su país de la Biblioteca Nacional invirtió
noticias exactas referentes al nuestro, no más que la suma necesaria en la
que tan desairadamente suele quedar confección e impresión de una página
cuando se refieren a él con ignorancia con el texto del requerimiento, del
de su geografía o de las verdaderas cual se hicieron 74.850 ejemplares;
condiciones de su vida actual. este trabajo lo efectuaron entre José
M. F. Vítola y Fausto Vázquez en el
En lo que atañe a este tema, Gustavo taller tipográfico del organismo, y de
Martínez Zuviría tras asumir sus su difusión se encargaron gratuita-
funciones buscó la solución capaz mente los medios periodísticos.
de romper nuestro aislamiento de Además, Martínez Zuviría, procuró
las grandes bibliotecas extranjeras obtener de las autoridades una disposi-
y se abocó a procurar publicaciones ción por la cual todas las reparticiones
para poder responder en actitud de oficiales enviasen gratuitamente a la
reciprocidad. Para ello prescindió de Biblioteca Nacional cien ejemplares
que estas sean propias o editadas por de sus publicaciones, lo cual se mate-
otro. En realidad –estima Martínez rializó el 25 de noviembre de 1932
Zuviría en su informe anual de 1933 con un decreto del Gobierno nacional,
a Manuel María de Iriondo, ministro expedido por el departamento de
del cual dependía– esta es una circuns- Justicia e Instrucción Pública.

* Las cantidades alternativas aparecieron en la memoria correspondiente al año 1933, impresa en 1934.

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

A partir de entonces y con el aporte Argentina y recibió un total de 310.921


de donaciones particulares, entregadas piezas, llegadas de los más diversos países
por editores, entidades y autores, más y de las cuales 39.084 se incorporaron a
lo proveniente de todas las reparti- las colecciones de la Biblioteca Nacional
ciones oficiales y lo publicado por la para consulta del público.
misma Biblioteca Nacional, la Sección Claro está que esta cantidad de ejem-
pudo incorporar mayor número de plares ingresados, los 39.084, impor-
ejemplares para remitir y a su vez tante por sí es mucho más significativa si
recibir envíos en cantidad ciertamente se sabe que Martínez Zuviría recibió de
equitativa. Desde ese momento la su antecesor Carlos Francisco Melo un
Sección Canje fue un verdadero centro patrimonio que en su conjunto contaba
nacional para el intercambio de publi- con 265.899 piezas bibliográficas.
caciones; inicialmente a cargo sola- Para mejor valorar el aporte obtenido
mente de Leonardo Benítez ayudado por medio del canje conviene mostrarlo
por el portero y un peón, que, en la comparativamente, en relación con dos
portería, hacen los paquetes y los de las tres fuentes de ingreso posible de
llevaban al correo. Con el tiempo este entonces. Las cantidades en cualquier
servicio fue jerarquizado. año de ese septenio, 1933-1939, son
En el reglamento para la Biblioteca demostrativas, por lo cual he tomado
Nacional de 1937, aprobado el 13 de a 1938. Durante ese año la Biblioteca
setiembre, se establece en el artículo 13 Nacional compró 1.046 volúmenes y
el canje como función propia del orga- recibió 3.359 en su condición de ente
nismo, destinando el artículo 50 para receptor de lo que algunos llaman el
indicar cómo se debía llevar el control Depósito Legal y otro Ley 11.723, en
administrativo y el 53 qué piezas tanto la Sección Canje envió 45.273
podrán ser usadas con tal fin; en cuanto publicaciones y recibió 52.302, de las
a las obligaciones de la jefatura están cuales fueron ingresadas 7.029 al patri-
contemplados en los artículos 51 y 52. monio bibliográfico.
Las reparticiones públicas no respon- En lo que va de 1940 a 1950 y luego
dieron por igual en el cumplimiento durante la primera mitad de la década
del decreto mencionado de 1932, pero siguiente se mantuvieron esas cifras.
aunque con demoras se fueron efec- Con el retiro de Gustavo Martínez
tuando las remisiones de todo cuanto Zuviría de la dirección en marzo de
editaban. (Años después se generalizó 1955, el servicio de Canje comenzó
el vicio del incumplimiento que minó a decaer vertiginosamente y luego fue
y luego acabó con esta disposición.) abandonado como tal.
La sección se instaló pasado el primer En los primeros años, posteriores al reem-
trimestre del año siguiente y recibió, en plazo de Martínez Zuviría, la inercia
los restantes nueve meses que durante el permitió que subsistieran las recepciones,
año 1933 alcanzó a funcionar la “Sección pero de manera cada vez más esporá-
Canje”, unas 20.288 piezas que distri- dica. Muchos años después alguna que
buyó inmediatamente entre más de 300 otra propuesta sobre la reanudación del
grandes bibliotecas del extranjero. servicio quedó en apronte, y una fue
En lo que resta de esa década, o sea abandonada en el inicio. Algunas cons-
desde 1933 a 1939, la Sección Canje tancias documentales nos permiten hoy
envió 271.807 publicaciones editadas en saber más sobre estas iniciativas.

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LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

Se encuentra en el Archivo exigen una determinación inmediata


Institucional Histórico de la que, de adoptarse, deberá dirigirse no
Biblioteca Nacional el borrador de solamente al establecimiento de canje
respuesta al Expediente 053899/62, con la Biblioteca Nacional de Chile,
caratulado Canje c./ Chile, donde sino con todas las similares con las
la dirección, a cargo de Jorge Luis cuales se han mantenido relaciones
Borges desde 1955, expuso sobre el de este tipo, y que son aproximada-
servicio de intercambio suspendido mente doscientas bibliotecas.
y como entendía poder remediarlo. El medio por el cual esta Repartición
Dirigido a Héctor Blas González, espera superar esa y otras dificul-
entonces Director General de tades, es el mecanismo previsto por
Cultura del Ministerio de Educación el Decreto 8607/61, que se cumple
y Justicia, dice lo siguiente: dentro de las normas establecidas en
los decretos 9530/58, 11041/59,
Señor Director General: En el punto 3331 y 8725/61, o sea por el proce-
5º del Memorandum de fs.2, la dimiento del concurso. El primero de
Embajada de la República de Chile éstos, realizado
puntualiza que: El Sr. Guillermo en octubre del Respecto al canje de publica-
Feliú Cruz, Director de la Biblioteca año anterior, ciones desde la asunción de
Nacional de Chile ha hecho saber fue de antece- Borges, a fines de 1955, hasta
informalmente que esa biblioteca dentes y por lo 1972 solamente existen estas
suspenderá el canje con la argen- tanto no resultó constancias: tres listas con un
tina, a menos que esta última remita del mismo total de 576 títulos.
publicaciones a Santiago. La infor- ninguna alta
mación dada por el Sr. Feliú Cruz que modificase en este sentido nues-
establece que Chile ha enviado 307 tros cuadros de personal; el segundo,
publicaciones en 1961 y Argentina efectuado en abril último, y extendido
no ha remitido ninguna a Santiago. a todo el personal del Ministerio, sólo
La información es exacta y la razón dio como resultado la posible incorpo-
de hecho que la ha motivado puede ración de un Encargado de Discoteca
concretarse así: La Oficina de Canje y un Oficial de lª Carpintero, dado
–medio importante para el manteni- que esta prueba todavía no ha sido
miento de las relaciones interbiblio- homologada por el P.E.
tecarias, su finalidad específica– cesó Para el concurso abierto, tercera
de funcionar en 1959 debido a la etapa destinada a cubrir 46 vacantes
escaséz de personal y a razones de de presupuesto, deberá declararse
economía que impusieron diversas desiertas las anteriores pruebas en que
restricciones en la previsión del no hubo participantes, gestionarse
franqueo (Res. Nº 1 de 15.XII.58). luego nuevos candidatos dentro de la
En las circunstancias actuales porque Administración Nacional y si ello no
atraviesa la Biblioteca, con un notorio diere resultado, efectuarse recién el
déficit de agentes, apenas bastantes mencionado concurso abierto.
para cumplimentar sus servicios En espera de estos resultados o de que
esenciales, resultaría prácticamente –conforme a la posibilidad entrevista
imposible dar curso a las sugerencias recientemente (nota D.G.C. 368
contenidas en este expediente, que de 14.VI.62), para subsanar las

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

situaciones de mayor apremio– solamente existen estas constancias:


pudiera obtenerse la incorporación tres listas con un total de 576 títulos.
de un mínimo de diez agentes que En 1974, cuando ya ocupaba la direc-
aliviasen las tareas que pesan sobre los ción Vicente Sierra, se puso en circu-
otros, esta Biblioteca ha demorado su lación la cuarta lista con las mismas
informe en estos actuados, informe que características de las anteriores: un
no puede ser otro, dadas las circuns- total de 187 asientos de publicaciones,
tancias aludidas, que lo manifestado entre ediciones individuales y las publi-
ut-supra, y que la Biblioteca Nacional caciones periódicas oficiales, donde
Argentina no puede exponer en el alcanza a 106 la suma de autores extran-
extranjero como razón de su silencio, jeros más las ediciones de otros países.
por razones del más elemental decoro. Horacio Hernández, nombrado el
19 de junio de 1979, fue otro de
Tres listas de canje confeccionadas los directores que manifestó querer
por la Sección Canje Nacional e reanudar el canje, pero no como
Internacional aparecieron en el curso una de las funciones de la Biblioteca
de 1972, último año de la dirección Nacional sino ante la imposibilidad
de Borges. La primera de ellas está de contar con presupuesto para efec-
mecanografiada y fechada en marzo. tuar adquisiciones. Para él el canje no
De las 173 publicaciones ofrecidas, fue más que una alternativa, que usó
48 eran extranjeras. Las otras dos como una posibilidad supletoria.
listas fueron impresas en los talleres Junto con sus antecesores Manuel
gráficos del Ministerio de Cultura y Moreno y José Antonio Wilde,
Educación. La segunda lista apareció Hernández integra el terceto de
en julio con 123 asientos, de los cuales graduados en ciencias médicas que
41 son libros y el resto publicaciones dirigió este organismo, a lo cual se debe
periódicas. En esta oportunidad, de las sumar su desempeño en la Biblioteca
41 publicaciones individuales tan sólo de la Facultad de Ciencias Médicas de
4 son ediciones extranjeras, pero entre la Universidad Nacional del Litoral y
lo editado en nuestro país encontramos –con posterioridad– como director de
traducciones de autores como Dale su similar en la Universidad Nacional
Carniege, Arthur Hailey, K. Heberger, de Buenos Aires. Por su formación
Ernest Hemingway, W. Hennig, Jean profesional y su experiencia laboral en
François Lyotard, Gastón Ossa, Henri estas dos bibliotecas, los antecedentes lo
Charriere, Lobsang Rampa, Jean comprometían aún más en el tema. En
François Revel, Lawrence Sanders, esas disciplinas el canje actualizado de
Robert J. Serling, Alejandro Solyenitsin publicaciones fue una fuente de valor
y Vivian Wallace. para la investigación y la actualización
En la tercera, que no tiene indicado de los profesionales, por entonces los
el mes de publicación, figuran 280 impresos en las formas tradicionales
asientos, de los cuales los primeros fueron el principal medio de comuni-
141 son obras y el resto publicaciones cación de los conocimientos.
periódicas; de estas 141 obras 86 eran A pesar de lo señalado, Hernández no
ediciones extranjeras. Respecto al canje pudo lograr revertir el abandono en el
de publicaciones desde la asunción de cual se encontraba el ingreso de publica-
Borges, a fines de 1955, hasta 1972 ciones a la Biblioteca Nacional: las limi-

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LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

taciones presupuestarias han impedido Lejos de poder mantener la regularidad


la adquisición de revistas o la suscripción prometida con entregas cuatrimestrales
a publicaciones periódicas /.../, lo que ha y la continuidad de su edición, esta
redundado en el envejecimiento y obso- revista dejó de aparecer después de su
lescencia del patrimonio bibliográfico tercer número, cuyo trabajo de prepara-
nacional. En relación con la produc- ción terminó el 26 de octubre de 1983.
ción autoral, tampoco ingresaban libros Al final de la primera entrega aparece
y folletos, separatas y sobretiros en la una página con la Ficha de suscripción,
medida necesaria. precedida de un párrafo en el que se
indica su periodicidad y el destino de
En tal situación actual –reconoció ese cada tirada. En este último aspecto se
Director– no teníamos más que una aclara que la mayor parte de los ejem-
opción: o nos resignábamos a que plares estará dedicada al canje de publi-
nuestra Biblioteca Nacional creciera caciones similares de todo el mundo, con
exclusivamente con ejemplares de el convencimiento de que esto permitirá
libros y revistas que ingresaban a la rehacer y actualizar nuestro rico fondo
institución por la vía del Depósito de revistas y publicaciones científicas,
Legal de obras impresas en el país –lo humanísticas y literarias extranjeras.
que nos arrastra insensiblemente al Entonces, para una publicación perió-
aislamiento cultural–; o bien actua- dica, órgano de difusión de un orga-
lizábamos nuestro caudal bibliográ- nismo oficial, las tiradas nunca eran
fico a través del canje /... / inferiores al millar de ejemplares; si el
destino de la mayor parte /.../ fue el canje
Como no pudo comenzar a normalizar de publicaciones /con las/ similares de
siquiera las colecciones de publicaciones todo el mundo, es de suponer que como
periódicas con compras y suscripciones, mínimo la cantidad empleada para tal
para salvar este obstáculo añejo, a prin- fin no fue inferior a 500 ejemplares.
cipios de 1983 pergeñó editar una En la segunda entrega o tercer número
revista para –según sus palabras– echar aparece una sección mal llamada Libros
mano del recurso del canje. A mediado recibidos. El propósito de Hernández
de abril en el número 1-2 de la Revista expuesto en el Prólogo para un Tiempo
de la Biblioteca Nacional apareció un Nuevo de actualizar el canje interna-
Prólogo para un Tiempo Nuevo de su cional bibliográfico, más lo aclarado
autoría donde se lee: en la página destinada a la Ficha de
suscripción, de que la mayor parte de
Para superar estas limitaciones, que la tirada sería para el canje de publi-
no parecen tener solución a corto caciones con las similares de todos el
plazo, se puede echar mano del recurso mundo, permite deducir que en Libros
del canje que originará la edición recibidos se informaría sobre los frutos
de la revista oficial de la Biblioteca del canje. Entonces además de libros
Nacional, siempre que tenga una era de esperarse la llegada de boletines,
razonable periodicidad, una conti- revistas, números de series, anuarios y
nuidad asegurada y una jerarquía otras publicaciones de aparición perió-
científica y literaria que le permita ser dica, por lo cual correspondía haberla
fiel reflejo del alto nivel alcanzado por denominado a esa sección con el gené-
nuestra ciencia y nuestra cultura. rico de publicaciones recibidas.

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LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

El contenido de la sección Libros de la Ciudad de Buenos Aires. Además


recibidos permite deducir un resul- de estos 43, uno había sido editado por
tado inicial adverso a la intención de la Fundación Banco de Boston, que,
Hernández de compensar la falta de según la Guía de bibliotecas y centros
presupuesto y mantener las suscrip- de documentación de la República
ciones con la publicación de la Revista Argentina de Daniel H. González no
de la Biblioteca Nacional. A esta tiene hemeroteca, 2 provenían de edito-
conclusión se llega teniendo en cuenta riales comerciales, y 7 publicados por
que entre el número 1-2 y el 3, de Ediciones Culturales Argentinas, que era
acuerdo con lo registrado en los respec- la editorial de la Secretaría de Cultura de
tivos colofones, transcurrieron 6 meses, la Presidencia de la Nación cuya única
y sin embargo la revista no acusó la biblioteca en su jurisdicción es –precisa-
recepción de ninguna publicación del mente– la Biblioteca Nacional.
exterior. De 46 publicaciones recibidas, Otro aspecto significativo es la anti-
44 habían sido editadas en Buenos Aires güedad de estos ejemplares: tan sólo 6
y sólo 2 provenían del interior, una de habían sido impresos en1983, cuando
Salta y la otra de la provincia de Buenos apareció la revista de la Biblioteca
Aires; de este total 43 son libros, entre Nacional; 10 eran del año anterior,
los 3 restantes tenemos una revista, un y otros tantos de 1981; 8 correspon-
boletín y un número de una serie. dían a 1980, 2 de 1979, 6 de 1978 y 2
De acuerdo con lo establecido por la de 1977; pero al ordenar los registros
Ley de Propiedad intelectual, de las cronológicamente se verifica que
46 publicaciones que registró la sección también habían enviado 2 cuya fecha
Libros recibidos, 43 eran libros o folletos de edición databa de 1972.
que debían llegar a la Biblioteca Nacional Si bien el abandono del Servicio de
sin necesidad de recibir a cambio la Canje a mediados de 1955 no es
revista del organismo –en particular los imputable solamente a los hombres
editados por universidades y academias que se sucedieron en la dirección de la
nacionales, que en este caso eran 4– y 29 Biblioteca Nacional, sería interesante
de ellos editados por la Municipalidad poder conocer cuáles fueron sus actua-

Edificio de la Dirección
de Correos y Telégrafos
Nacionales en 1881,
año en que fue sede de
la Biblioteca Nacional

528
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

ciones administrativas por volver a que debía regir el canje en la Biblioteca


establecerlo y las respuestas de las auto- Nacional, la selección de un primer
ridades nacionales que se sucedieron en lote significativo de obras para tal fin,
el desempeño. Junto con este abandono más el catálogo de publicaciones indi-
sobrevino la distorsión del principal viduales y periódicas para su ofreci-
objetivo animador de las iniciativas miento. El 30 de diciembre de ese año,
del gobierno presidido por Sarmiento el Secretario de Cultura me incluyó
y luego precisado en varias oportuni- entre los beneficiados por la resolu-
dades por Martínez Zuviría: difundir ción que renovaba la designación por
en el extranjero nuestros libros. otro año más de los agentes de planta
En 1961 el Ministerio de Educación transitoria y, además, el Director de la
y Justicia, siendo su titular Luis R. Biblioteca Nacional el 14 de marzo de
Mac’ Kay, editó 2.700 ejemplares del 1994, por Disposición BN N° 11/94,
folleto Bases y programa del concurso después de aprobar todo lo actuado
de anteproyecto para la construcción por nuestro equipo de trabajo, me
del edificio de la Biblioteca Nacional, designó a cargo del Servicio de Canje.
en el cual aparecen enumeradas las En todo esto siempre contamos con la
necesidades que debería tenerse en presencia tutelar de González.
cuenta para la presentación de los Al margen de estas casuales formali-
anteproyectos. Aquí el canje aparece dades, el clima reinante generado en ese
inscripto en el área de Servicios de entonces por el director en la Biblioteca
extensión cultural y sobre el particular Nacional distaba de ser el requerido para
expresaba que: Constituye un servicio hacer prosperar las tareas que por ley
de enlace para el intercambio por canje debe efectuar este repositorio nacional:
de obras entre la Biblioteca Nacional y acopiar y preservar todo cuanto en el
otras instituciones similares o acordes. país se edita, todo cuanto sus autores
Debe tener muy fácil conexión con editan en el exterior, más aquello que
Recepción por cuanto la entrada y aparece en cualquier lugar y es de nuestro
salida del material se canaliza a través interés. Sería por demás injusto no dejar
de ese servicio. Consta de: Oficina constancia que González luchó contra
(3 personas y fichero para 20.000 este desgobierno, pero no siempre con
fichas); Depósito (con estantería para buenos resultados.
3.000 volúmenes). Como función de la Biblioteca Nacional,
Cuando fui designado personal de el intercambio de publicaciones a través
planta transitoria en la Biblioteca de los tiempos pasó a integrar uno de
Nacional tuve el privilegio de poder los temas sobre el cual siento curiosidad
trabajar en la reorganización del servicio y de lo cual dan prueba estas páginas
de canje, tarea que me fue truncada por no definitivas. En cuanto a sus inicios,
el proceder del entonces director, me avances y retrocesos en la materia, hoy
refiero a Enrique Pavón Pereyra. en la Biblioteca Nacional se dispone
Por resolución de la Secretaría de del Archivo Institucional Histórico que
Cultura comencé mi desempeño en el representa un filón para su estudio cier-
organismo el 20 de setiembre de 1993 tamente estimable.
y a instancia de subdirector Oscar
Jorge González, con tres colaboradores
me aboqué a preparar la normativa (*) mariotesler@yahoo.com.ar

529
LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Labor bibliotecológica

Un diario español en la
Biblioteca Nacional
Por Graciela Funes

EL MERCURIO HISTORICO Y específicamente dirigido a ese escaso


POLITICO (1738-1830) número de personas letradas y adine-
radas, a las que la Corona pretende
Esta publicación, perteneciente al llegar. Para facilitar esta tarea, se
antiguo fondo de la BIBLIOTECA imprime en un formato pequeño
PUBLICA DE BUENOS AYRES, de 13 x 8 cm. permitiendo así que
constituye uno de los más impor- sus lectores lo lleven consigo y se
tantes periódicos de España dedicados informen durante las largas sesiones
a la información política nacional e de la corte, de los hechos que ocurrían
internacional. en el mundo.

Su existencia está enmarcada en la La actual BIBLIOTECA NACIONAL


problemática del siglo XVIII que creyó necesario rescatar de las sombras
en España se inicia con el ascenso al a esta interesante publicación y es
trono de Felipe de Anjou, nieto de con ese fin que están programadas las
Luis XIV de Francia. Un integrante de siguientes tareas sobre los ejemplares:
la Casa de los Borbones, que intentará Limpieza mecánica
introducir en su nuevo reino el despo- Relevamiento de las existencias
tismo ilustrado, lo cual implicará para Relevamiento del estado de conservación
el mundo español, un cambio en las Catalogación
reglas del juego político y social de Restauración
difícil aceptación. Reubicación en el depósito
Puesta en consulta
El periódico, esta nueva forma de
comunicación escrita, se convertirá Algunas de estas tareas se encuentran
entonces en una de las vías de trans- en ejecución. En el próximo número
misión discursiva desde el estado hasta de la revista La Biblioteca, brinda-
el público lector. El MERCURIO remos más información acerca de esta
HISTORICO Y POLITICO está publicación y su entorno histórico.

530
LA BIBLIOTECA
Labor bibliotecológica N° 2-3 | Invierno 2005

Foto: Clara Guareschi

531
LA BIBLIOTECA
N° 2-3 | Invierno 2005 Semblanzas

Carlos Guido Spano:


de la barricadas parisinas
a la guerra del Paraguay
Por Susana Pereira

532
LA BIBLIOTECA
Semblanzas N° 2-3 | Invierno 2005

París 1848: La situación político-social del pueblo participante en la revolu-


resulta insostenible. La opinión pública ción–. En todas partes proclamé la
acepta las ideas socialistas de Luis Blanc. república, llegando a merecer frené-
La intranquilidad social aumenta, hasta ticos aplausos de los carboneros, los
que en febrero de 1848 un frente anti- enjabelgadores, los zapateros de viejo
monárquico y liberal gana las calles y demás gente menuda, ante quienes
con el apoyo de obreros urbanos y ensayaba mis armas oratorias... En
artesanos. El rey de los franceses Luis honor de la verdad diré que no llegó
Felipe abdica, huyendo a Inglaterra. nunca a alucinarme el ostentoso
Veinte años y en París! Este joven aparato de la Francia revolucionaria.
argentino, hijo de un guerrero de Tras de aque-
la Independencia, Tomás Guido se llas decora- Nuevamente como en las barri-
encuentra en medio de una tremenda ciones pintadas cadas parisinas, el poeta se
soledad al saber la muerte de su hermano a brochazos apersona para luchar junto a
Daniel. Mas nada pudo en toda su veía yo asomar sus hermanos, mas no llega a
vida alejar a Carlos Guido Spano de la las orejas tiempo. Al ver la sangrienta
corriente popular y el compromiso con del lobo. derrota en manos de la escuadra
la justicia. Años más tarde al recordar En los raquí- brasileña, con su rostro
aquellas jornadas expresa: ticos árboles bañado en lágrimas exclama:
de la libertad “Infame espectáculo”.
Derramé cuantas lágrimas tenía. plantados en
Luego, poniendo el oído a los rumores las plazas, me parecía que vendría
del siglo, recuperando mi energía, me pronto a posarse algún mochuelo con
lancé en febril actividad a la calle, ínfulas de águila imperial.
donde paseaba en el delirio de su
efímero triunfo la revolución demo- Acertada reflexión la de este joven
crática. Cada hora tras un aconteci- visionario, pues si el resultado de
miento, una sorpresa, una aberración, las barricadas de 1848 es la procla-
un retroceso o una nueva conquista mación de la Segunda República
sobre el régimen que estrepitosamente Francesa, más el sufragio universal
se derrumba. Nadie sabe a dónde le que llevará Luis Napoleón a ser rey
arrastra la vorágine. Se centuplica de los franceses, éste no tardará en
la potencia vital; el pensamiento es proclamarse Napoleón III.
acción, la acción es fiebre. Imposible Carlos Guido Spano llega a Río de
permanecer tranquilo cuando por Janeiro a los trece años, ya que su
doquier te solicitan el ruido de la padre ocupa la representación diplo-
calle, la palabra de los tribunos, los mática. La trayectoria de su proge-
estímulos de las aspiraciones popu- nitor le permite codearse tanto con
lares. Mezcleme al movimiento unitarios como con federales. Sin
general, peroré en los corillos, estuve embargo, después de la caída de Juan
en la asonada, subí a la tribuna Manuel de Rosas, toma partido por
tambaleante, en las salas ahumadas los caudillos del interior.
de los clubs subalternos establecidos en Amaba profundamente la literatura,
las callejuelas de la inmensa ciudad, lo cual no impide su permanente
fraternicé, en fin con la “santa compromiso con los acontecimientos
canalla” –designación dada a la gente del país. Ocupa diferentes cargos,

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fue Subsecretario de Estado en el la guerra del Paraguay resulta de gran


Departamento de Relaciones Exteriores importancia:
durante el gobierno del doctor Derqui.
Secretario del Departamento Nacional Llora, llora urutaú / en las ramas
de Agricultura, designado por el del yatay / ya no existe el Paraguay
ministro Avellaneda. / donde nací como tú / llora, llora
Es fundamental recordar su valiente urutaú!
actitud durante el ataque brasilero a
Paysandú que dará lugar a la Guerra Este argentino nacido en 1827 y
de la Triple Alianza. Guido Spano muerto en 1918, pasó los últimos
acusa al gobierno argentino por años de su vida postrado por una larga
permitir que las fuerzas rebeldes del enfermedad. Lo cual no impide que
general Flores se recluten y armen en en 1916, según relata Vicente Blasco
nuestro territorio. Ibañez dé su última estocada a la
Cientos de argentinos se alistan en cobardía. Cuenta el escritor español:
la defensa de Paysandú, entre ellos el
capitán Rafael Hernández, hermano Al terminar la guerra del Paraguay,
del autor del Martín Fierro. Nueva- Madame Lynch, la compañera de
mente como en las barricadas pari- solano López, se refugió en Buenos
sinas, el poeta se apersona para luchar Aires con sus hijos. Cuando pensaba
junto a sus hermanos, mas no llega a embarcarse para Europa agolpose
tiempo. Al ver la sangrienta derrota en la muchedumbre en el puerto...
manos de la escuadra brasileña, con Se presentó el poeta Guido Spano,
su rostro bañado en lágrimas exclama: con su romántica hermosura y un
“Infame espectáculo”. garrote... El poeta hizo descender
Con la derrota de Paysandú, Brasil, del carruaje a la señora y sus peque-
Uruguay y Argentina avanzan contra ñuelos, avanzando entre los grupos.
Paraguay. La ira del poeta queda La gente intimidada por la voz del
plasmada en su libro El gobierno y hombre, le abría paso... Besó aquella
la alianza. El presidente paraguayo mano femenina y mientras se alejaba
general López pronto es cercado. el bote, arengó a las masas populares,
Guido Spano escribe: que recobradas de su sorpresa, inten-
taban caer sobre él.
...haciendo cuestión de partido de
una cuestión internacional, sin Este gesto y tantos otros nos recuerdan
considerar a qué grado se envilece el algunos versos de su poema “At Home”:
que en los conflictos de la patria se
acoge al pabellón del extranjero que ...amar la caridad, amar la ciencia /
lo ataca. puras las manos, pura la conciencia /
dar el licor a quien nos dio la vid /
Indudablemente su prosa más fuerte La libertad amemos por costumbre /
queda en su libro Ráfagas, de tono por convicción y por deber / en ella el
autobiográfico. Entre sus poemas de despotismo estúpido se estrella: de la
corte testimonial Nenia, dedicado a Patria los hierros destrozó.

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