Un uso de la memoria

“El ser humano se distingue de las otras especies

animales por la conciencia que tiene de estar inscrito
en el curso del tiempo. Él sabe que es mortal, que su
vida tendrá un fin, él sabe también que ella tuvo un
comienzo que liga ese momento inicial al momento
presente. Esta continuidad se presenta a su conciencia
bajo la forma de una narración, reescrita a lo largo de
toda su existencia…”
Tzvetan Todorov

Mi primer acercamiento hacia la lectura fue como muchos con un cuento infantil, o al
menos ese es el primer recuerdo que tengo, era una linda edición de ‘La Cenicienta’ que
recibí como regalo de la Señora Amelia, jefe de mi abuela y amiga de la familia en ese tiempo,
este cuento contenía imágenes que permitían el entendimiento, esto alrededor de los 4 o 5
años; aunque puede ser una tontería este cuento sirvió para ver la dualidad de mi padre,
desde mis primeros recuerdos note cómo podía alterarse sin una razón clara, en unas
vacaciones de semana santa en la casa de mi bisabuela, en donde leí aquel cuento por primera
vez, quiso enseñarme a escribir mi nombre completo, no sé si en realidad hice muchas planas
a lápiz rojo o si he alterado el recuerdo con los años lo que si tengo claro es lo que escribía
‘Camila A. Pardo’, él decía o más bien gritaba: “ese no es su nombre, se le colocaron dos
nombres y dos apellidos” repetí muchas veces las planas de mi nombre completo Camila
Alejandra Pardo Cruz, ahora entiendo que mi papá no obraba mal creo que era una manera
de que mantuviera el apellido de mamá para darle la importancia y el respeto que merece al
igual que al suyo, solo que como él mismo ha dicho no fue la manera de actuar en esta y
otras ocasiones, mi padre me ha enseñado grandes cosas en la vida pero se equivocó como
cualquier hombre en la crianza de su hija sin quitar culpas a mi madre, una gran lección
aprendida es que en cualquier momento podemos movernos de un polo a otro por la acción
de alguien más, pasar del negro al blanco o viceversa sin ninguna clase de intermedios o
matices. Retomando algo del cuento que evoca el recuerdo, lo veo más como una apariencia,
el hecho de criar a alguien con falsas ilusiones en un mundo en el que no necesariamente
por el esfuerzo se recibe una recompensa semejante, pero en el que si se llega a cometer
alguna falta se le castiga de una manera mucho mayor solo para demostrar el poderío de
otros pero no hablo de una falta que rompa una ley jurídica si se quiere decir sino de leyes
que hemos aceptados como individuos de la sociedad a la que pertenecemos y no queremos
ser aislados, sociedad en la que hemos aceptado que a una persona homosexual se le diga
‘maricón’ abiertamente y sin ninguna consecuencia, en la que niños mueren de hambre por
negligencia estatal y la ayuda de la desviación del rio Ranchería para conveniencia de los
industriales que desangran el planeta y lo condenan a la muerte, donde sindicalistas y líderes
sociales son asesinados por los herederos del paramilitarismo en la periferia del país pero
sean calificados como hechos aislados, donde en vías de superar un conflicto armado se
presentan oponentes que son defendidos por el pueblo que han ayudado a asesinar, ¿no son
evidentes los falsos positivos bajo el mandato de Uribe y la implicaciones de este?, no
entiendo como alguien de esta clase puede tener tanta acogida en muchas de las familias
colombianas, ¿se nos he permitido obrar mal si dicho acto es aceptado por la mayoría de la
sociedad? , considero que sí, la legalidad puede ser creada todo depende de las circunstancias
pero el recibimiento social es mucho más importante y algo más complejo de obtener, es
claro que todos estos razonamientos no fueron hechos a tan corta edad, la influencia de este
cuento fue como ya dije antes complementada con mi padre.

Debo decir que durante mi primaria no fui guiada por un plan lector elegido por mis
maestros o padres, en estos años no tuve un acercamiento a la lectura más que el de textos
de colegio donde los del área de sociales fueron los mejores, acompañados por buenas
películas y explicaciones de mi maestro del área, fue solo hasta 7° grado que tomé un libro
por iniciativa propia o con algo de ayuda, fue Satanás de Mario Mendoza, este libro es grato
para mí pues no me pertenecía era de una amiga y junto a ella además de un par de amigas
nos pasábamos el libro entre clases y descansos, avanzaba con mi lectura en casa y no debía
hacer spoilers, es algo que me causa gracia son tonterías que a la edad de 12 parecen ser
cruciales e incluso hoy en día, luego de leer el final de este texto debo confesar que temía
ponerme los audífonos y subir demasiado el volumen, pensaba que podría estar sucediendo
algo afuera de lo que no me daba por enterada, si alguien cercano podría estar lastimando a
otra persona incluso más cercana a escasos metros de donde me encontraba no sabría nada
hasta que irrumpiese en mi cuarto y ya no tuviera idea de cómo actuar o una opción de
escape, esto generó una fuerte desconfianza no solo hacia las personas que llegaban a mi
vida sino también a aquellas que conocía desde que tengo uso de razón, cualquiera puede
cambiar de actuar de un instante a otro, no es necesario haber estado en algún combate de
tipo bélico, basta solo que un pequeño rasgo del día a día no funcione correctamente, además
de eso se generaron nuevas cosas en mí, me pregunte cómo funciona la mente de alguien
luego de la guerra, un soldado raso no tendrá el mismo impacto que un general o quizá sí,
¿un militar luego de la guerra puede reinsertarse como civil?, ¿olvidan en algún momento
las vidas que arrebataron por una causa que consideraban justa o son como aquel personaje
que vuelve de una guerra extranjera, vive con su madre a la que termina asesinando al igual
que a su estudiante y la madre de esta, personas que hacían de su vida una ‘normalidad’ para
luego asesinar un par de desconocidos y terminar arrebatándose la vida?, la razón de
incinerar algunos de esos cuerpos responde a exorcizar algunos de sus demonios o fue solo
un hecho cometido por impulso. Existen los matices en estos extremos eso es evidente, pero
que permite moverse entre ellos es algo que no sé pero me inquieta sé que deben afectar
muchos factores que no permiten crear una mágica fórmula para la superación de estos
eventos pero debe existir algo que una de alguna manera a aquellos que logran llevar una
vida normal; después de esto existieron pequeños cuentos o fragmentos de libros que ya no
recuerdo y no tienen cabida en este texto lo que no hace necesaria su búsqueda, digo esto
porque no son de gran relevancia, no van conectados a un momento de mi vida o no llegue
a conectarme con el mensaje del autor y eso es lo que realmente, para mí, un libro llegue a
marcar en alguna medida, el siguiente libro importante fue Una muerte anunciada por
Gabriel García Marquéz, es algo importante para mí ya que usaba de separador una hermosa
foto con mi padre de cuando era muy pequeña enfrente de la casa de mis abuelos, recuerdo
la obra pero lo que más recuerdo es esa foto, los momentos felices con mi padre no han sido
pocos pero se eclipsan con momentos de peleas, es por esto que la foto se hace tan necesaria,
me permitía ver el lado más cálido de papá pero al perder esta foto debí buscar otras que
pudieran reemplazarlas, vi los muchos álbumes que mis abuelos y mi mamá tienen, desde
que era solo un bebé hasta las celebraciones de cumpleaños en el jardín y colegio, allí
encontré fotos de momentos felices, no solo con papá sino también con mi mamá, abuelos y
tíos, todas estas fotos están guardadas en una pequeña caja en donde tengo aquellas cosas
que cargan valor emocional para mí y que suelo mirar en esos días donde la tristeza llega
sin saber por qué y se queda por un largo rato; es importante el contenido social de dicho
texto pero para mí lo realmente importante era esa foto que perdí en algún punto, mi libro
se perdió pero era algo para lo que podría ahorrar y obtener de nuevo pero la foto no, el
tiempo no es circular, no puedo ser pequeña de nuevo y tomar esa foto con mi padre una vez
más, con esto aprendí el valor de las fotos y más allá de los momentos en sí, esos que dejamos
de lado que consideramos menos importantes.

Cuando llegué a 9° grado tuve la suerte de tomar clases con mi profesor Ismael ‘cielito’
como solíamos decirle, él fue quien verdaderamente nos llevó a la literatura, su plan lector
inicio con una serie de cuentos de Julio Cortázar, entre los que recuerdo Venenos,
Continuidad en los parques y La noche boca arriba, le siguió El Túnel de Ernesto Sábato,
de cada lectura surgieron diversos interrogantes, entre esos ¿cómo es crear diferentes vidas
a partir de la nada?; en el año siguiente asistí por recomendación de un profesor a una
tertulia llamada ‘Borges y el Tango’ en la biblioteca local, se habló del surgimiento del
tango y como este creció a lo largo de la vida de Borges, no tenía idea acerca de este escritor,
nunca había leído algo de o acerca de él, luego de esta charla me interesé por la incógnita
sobre los sueños, la idea de ser la creación de otro y no tener esa ‘libertad’ tan promulgada
durante años, de ser la creación de otro la vida en si estaría planeada.

En conclusión, de acuerdo a este ejercicio de memoria tres han sido los libros que marcaron
algo en mi vida, La Cenicienta que me permite recordar una parte de mi infancia y la
influencia de mi padre, Satanás que permitió dejar de lado la ingenuidad, notar que
cualquiera esta en potencia de hacer el mal, Crónica de una Muerte Anunciada por el
separador que utilizaba y conecta de nuevo con mi padre, pero permite recordar mayor
número de momentos felices con el resto de la familia, y por último la influencia de Borges
con los diversos interrogantes a la vida que se generaron en principio por un cuento. Otro
hecho es que somos la formación de nuestro entorno eso lo aprendí con el profesor Ismael,
el transmitir a otro nuestro conocimiento es una acción que, para mí, debe ser replicada por
muchos, la gran lección es que no sirve de nada todo aquello que aprendemos sino se lo
transmitimos a otros mediante la plática, el ejemplo y en este caso la escritura.

Camila Pardo Cruz