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Trastornos del neurodesarrollo

El cerebro del niño no es una réplica del cerebro del adulto en miniatura, sino que es un cerebro
en continuo desarrollo, con un crecimiento a veces vertiginoso, y sujeto a un sinfín de
modificaciones y conexiones debidas a la continua estimulación que le proporciona el entorno en
el que se desarrolla.

Es fundamental conocer el desarrollo del sistema nervioso y sus diferentes etapas para
comprender los déficits que pueden aparecer por un desarrollo anormal del cerebro o a causa de
daños en el mismo a edades tempranas. Dependiendo del momento en el que se produzcan estas
anormalidades o daños (durante el embarazo, en el periodo perinatal o en el transcurso de la
infancia), sus repercusiones variarán.

Algunos de los trastornos incluidos en esta clasificación pueden solucionarse completamente


mediante una intervención adecuada. Otros son crónicos, pero en este caso también es
fundamental una correcta intervención, ya que es posible mitigar en mayor o menor grado y, en
algunos casos, incluso eliminar, las consecuencias negativas o síntomas producidos por el
trastorno en cuestión.

* La discapacidad intelectual cumple todos los criterios para pertenecer a esta categoría, pero
hemos considerado justificado asignarle una sección propia.

Trastorno de atención con hiperactividad (TDAH)

Se caracteriza por síntomas manifiestos de desatención y/o impulsividad-hiperactividad. Se


presentan subtipos dependiendo de si el síntoma predominante es el déficit de atención, la
hiperactividad-impulsividad o si ambos equivalentes.

Las principales manifestaciones de cada una de las áreas son:

Desatención:

- Falta de atención a los detalles y comisión de errores por descuido.

- Dificultad para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.

- Se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes.

- Parece no escuchar cuando se le habla directamente.

- No sigue instrucciones ni finaliza tareas.

- Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.

- Evita en la medida de lo posible tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.

- Es descuidado en las actividades diarias.

Hiperactividad:

- Se remueve en el asiento o mueve en exceso manos y pies.

- Se levanta en situaciones en las que debería permanecer sentado.


- Exceso de energía.

- Corre o salta excesivamente en situaciones inapropiadas (en adultos, sensación de inquietud).

- Dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividaes de ocio.

- Habla en exceso.

Impulsividad:

- Se precipita en las respuestas sin haber dejado acabar la pregunta.

- Tiene dificultades para guardar turno.

- Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.

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