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ESTER BOSERUP LAS CONDICIONES DEL DESARROLLO EN LA AGRICULTURA La economia del cambio agrario bajo la presién demogrdfica Con un. prologo de NICHOLAS KALDOR ESCUELA NACIONAL BE AGRICULTURA DEPARTAMENTO DE ECONOMIA CHAPINGO, FEXICO, EDITORIAL TECNOS MANDRID CONDICIONES DEL DESARROLLO EN LA AGRICULTURA propiedad ristica como un factor enddgeno, con el resultado de que las hipétesis arbitrarias o irreales sobre el régimen de pro- piedad pueden ser obviadas en el andlisis de los problemas in- versionistas. La_escuel: z esucitado la viel: que el crecimiento demogr4fico debe ser consider: como_ iH especialmente _a_la produccién agri Hemos “aicanzado la conclusién, que desarroliamos en los’ si- guientes capftulos, de que en la mayor parte de los casos la pro- duccién de un drea determinada responde mucho més generosa- mente a un incremento de trabajo de lo que suponen los autores de poblacién, encofitradas (hasta épo pocas recientes) en las comuni- dades preindustriales, no pueden explicarse en términos de insu- i imenticias, debidas_a_una_superpoblacién, y y_que _deben introducirse-otros_factores en la_explicacién_de de las_ten- dencias demogréficas. Se sale de los 4mbitos del presente estudio discutir aquellos otros factores (médicos, biolégicos, politicos, etcétera) que podrian explicar por qué Ja tasa de crecimiento de poblacién era tan baja en algunas comunidades primitivas, Por ello, este estudio se ocupa de los efectos que originan en la agricultura los cambios de poblacién, y no se remonta a las causas ambios demograficos en sf mismas. 22 LA DINAMICA DE LA UTILIZACION DEL TERRENO ESCUELA NACIONAL DE AGRICULTURA PSEARTAMENTO DE ECONOMIA CHAPINGS, BEXIER, La intensidad de la utilizaci6én del terreno varfa ampliamente a través del mundo. En amplias regiones de Africa y América Latina y también en algunas partes de Asia, el sistema de ex- plotacién del suelo es bastante extensivo, con uno o dos afios de cultivo, seguidos de un perfodo de barbecho de al menos vein- te afios. El otro extremo se encuentra en Hgipto y parte del lejano Oriente, donde la mayor parte de las tierras llevan dos cultivos cada afio, Entre estos dos extremos hay intensidades interme- dias de utilizacién, y es frecuente encontrar que una parte del pafs esté en cultivo muy intensivo, otra en régimen anual de cultivos y la tercera en diversos sistemas de barbecho més o menos extensivos. Cuaiquier clasificaci6n que se adopte de los sistemas de ex- plotacién del suelo con respecto al grado de intensidad del cul- tivo es en cierto modo arbitrario. En orden a simplificar el anilisis de los siguientes capitulos hemos escogido un conjunto de sélo cinco tipos de utilizaci6n agraria. Estos son como sigue, en orden de intensidad creciente: ' 1. Cultivo por rozas en monte alto. Bajo este sistema de utilizacion, parcelas de terreno son acla- radas en los bosques anualmente, y sembradas o plantadas du- rante uno o dos afios; después se deja la tierra en barbecho durante el ntimero de afios suficiente para que el bosque recon- 25 CONDICIONES DEI, DESARROLLO EN LA .AGRICULTURA quiste e] terreno. Esto significa que el perfodo de barbecho debe de ser como minimo de veinte a veinticinco afios. Este tipo de bosque se conoce con e] nombre de monte alto, para distinguirlo dei bosque o selva virgen, que nunca fue cultivado o que ha sido dejado inculto durante una centuria o mas. 2. Cultivo por rozas en monte bajo. Bajo este sistema e] barbecho es més corto, usualmente tiene de duracién entre seis y diez afios. El verdadero bosque no tiene tiempo de crecer en un periodo tan corto, pero la tierra dejada en barbecho gradualmente se cubre de matorral, e incluso algu- nas veces de pequefios arboles. El perfodo de cultivo ininterrum- pido en el sistema de rozas en monte bajo varfa considerable- mente. Puede ser tan corto como de uno o dos afios (similar al correspondiente en el monte alto), y puede ser tan largo como el propio perfodo en barbecho, es decir, de unos seis a ocho afios. Algunos autores no distinguen entre los sistemas de rozas en monte alto y bajo, sino que los agrupan conjuntamente bajo el nombre de cultivo en barbecho largo o de cultivos ocasionales. 8. Cultivos de barbecho corto. El barbecho es de duracién anual o bienal solamente. En tan corto perfodo solamente pequefias hierbas silvestres pueden in- vadir el barbecho, hasta que el cultivador retorna a la misma parcela. E} sistema puede ser descrito como erial a pastos, pero es preferible el término de barbecho corto, ya que bajo ciertas circunstancias el terreno puede permanecer durante largos pe- rfodos de tiempo sin ser invadido por otra cosa que hierbas sil- vestres. Es importante distinguir pues, entre zonas de pastos usadas en los sistemas de barbecho largo y zonas de pastos usa- das en la rotacién de barbechos cortos. 4. Cultivo anual. No es considerado usualmente como un barbecho, pero po- dria ser clasificado como tal, porque la tierra permanece incul- 26 DINAMICA DE LA UTILIZACION DEL TERRENO ta generalmente durante varios meses, desde la recoleccién de un cultivo hasta la plantaci6én o siembra del siguiente. En este grupo se sobreentienden incluidos sistemas de alternativas, en las cuales uno o més de los cultivos pueden ser barbechos semi- Nados o bien forrajeras. 5. Cultivo miltiple. Este sistema de utilizacién del terreno es el ms intensivo. La misma parcela lleva en sucesién dos 0 mas cultivos cada afio. La plantacién de un nuevo cultivo tiene lugar rapidamente des- pués de que se ha levantado el precedente, y el perfodo de barbe- cho es corto e incluso inapreciable ?. Bajo la presién demogréfica, virtualmente la totalidad de las regiones subdesarrolladas han experimentado un cambio desde las formas m4s extensivas a las m4s intensivas de aprovecha- miento agricola. En muchas partes del mundo los cultivadores, segtin el sistema de rozas en los bosques, no pueden encontrar suficiente monte alto adaptable a sus necesidades. Entonces tie- nen que volver a cultivar reas antes de su plena repoblacién forestal, De esta forma el monte alto ha ido siendo reemplazado por el bajo. Anélogamente, a su vez, en regiones de monte bajo los habitantes han pasado al barbecho corto o al cultivo anual, y muchos cultivadores en barbecho corto han cambiado a siste- mas de cultivo anual con o sin irrigacién. En las regiones densa- mente pobladas del Lejano Oriente el crecimiento de poblacién durante esta centuria ha causado una raépida expansién del cul- tivo multiple. LA SECUENCIA HISTORICA El acortamiento del barbecho no es una propiedad que sea caracteristica solamente del siglo xx. Las investigaciones his- TN, det A, La plantacién de varios cultivos dentro de un corto perfodo en inmediata sucesién en ia misma superficie, seguida de varior afios de barbecho, se considera aquf como un upo de barbecho largo y no como cultivo miltiple. 27 CONDICIONES DEL DESARROLLO EN LA AGRICULTURA téricas han revelado que hubo un acortamiento gradual del bar- becho en Europa Occidental durante y después de la Edad Me- dia, que desembocé en un cambio al régimen de cultivo anual en la segunda mitad del siglo xvi. Pero la evidencia de un pro- ceso de acortamiento gradual del barbecho en Europa no se limita al perfodo del cual tenemos fuentes histéricas escritas. La investigacién arqueolégica nos ha dado indicaciones de la existencia de un sistema de agricultura basado en rozas de mon- te alto en el perfodo neolftico en Europa ®. Por combinacién de Jos resultados de las investigaciones arqueoldégicas e histéricas podemos obtener una imagen de los cambios sucesivos en Buropa desde las rozas de monte a los sistemas de cultivo variables de monte bajo y forraje, seguidos a continuacién por los barbechos cortos hasta llegar al cultivo anual de las tiltimas centurias. Nuestro conocimiento de la historia agraria es mucho més fragmentaria sobre otras partes del mundo que sobre Europa. Sin embargo, estudios del polen y otras investigaciones arqueo- légicas apuntan Ja idea del uso en el perfodo neolftico de un sistema de cultivo en parcelas forestales a través del mundo ente- ro, probablemente muy similar al tipo de cultivo que, atin hoy dfa, se encuentra en algunas comunidades primitivas. Esto con- trasta con Ja teorfa de la anticipacién, de acuerdo con la cual el cultivo intensivo en las vegas de los valles deberfa haber precedido al cultivo forestal. Dicha teorfa parece haber estado basada en la consideracién de que el cultivo en la tierra roturada de bosque es muy dificil de ser acometide por pueblos primitivos. Pero esto, sin embargo, representa ignorar el hecho de que el método que se empleaba para el aclareo era el fuego, y no se realizaba una tala regular del monte. Actualmente parece que los exper- tos en Ja materia tienden a considerar que el cultivo a orillas de los rfos fue realizado por los descendientes de tribus que habfan perdido Ja ticrra forestal que cultivaban, bien por desecacién, 2 0, C, Stewanp, «Fire ag the first Great Force employed by Man, en W. L. Tuonas, jr. (ed), Man's Role in Changing the Face of Earth (Chicago, 408). pp. ; K. J. Nang, «Early Food Producing Popula. tonsa, ibid., ). 134-47; C. Darvy, «The Clearing of the Woodland in Europes, ibid, "BB, 183-210, J. Iversen, The Influence of Prehistoric Man on Vegetation (Copenhagen, 1948) . 28 DINAMICA DE LA UTILIZACIGN DEL TERRENO bien por agotamiento de la fertilidad, y que terminaron concen- tréndose a lo largo de los rfos. E] Sahara y otros desiertos préxi- mos a regiones de ancestral cultivo riberefio estén siendo inves- tigados para buscar una evidencia que apoye o refute estas teo- rias *. La ordenacién hist6rica de los diferentes tipos de cultivo es diffeil de establecer, porque la mayor parte de los sistemas agri- colas de hoy dia (excepcién hecha de la moderna agricultura mecanizada e hidropénica) tiene miles de afios de antigliedad. Pero esto no constituye ya obst4culo para una discusién analftica del proceso general del desarrollo agrario, porque algunas tribus pudieron haber descubierto que las orillas de un determinado rfo eran aptas para ser sembradas y dar cosechas anualmente sin previa preparacién del terreno, con independencia de que el cultivo en parcelas forestales hubiese tenido lugar antes o des- pués en la vecindad. Aunque ni siquiera pudiéramos estar segu- ros de que los sistemas de explotacién extensivos hubiesen pre- cedido a los intensivos en todas y cada una de las partes del globo, no hay razén légica para dudar que existe una secuencia histérica general del desarrollo agricola, que evoluciona més rApidamente en unos sitios, mas Jentamente en otros, desde la agricultura extensiva hacia la de utilizacién intensiva. La clasi- ficacién en tipos, segtin el grado de uso a que se somete la tie- rra, es algo més que un intento de identificar y clasificar diversos tipos de agricultura existentes en la actualidad y en el pasado. Se ha procurado que, al mismo tiempo, dé cuenta de los princi- pales estadios de la evolucién real de la agricultura primitiva, durante los tiempos prehistéricos y en el pasado més reciente. Uso DE LA TIERRA EN LOS TROPICOS En las centurias precedentes, los emigrantes europeos y log oficiales coloniales de aquellas regiones donde predominaba el] ® R.O. Wayte, «Evolution of Land Use in South-Western Asie en L. Dupuxy Stamp (ed), «A History of Land Use in Arid Regions» (Ui co, Paris, 1961), pp. 57-114, y otros articulos de dicha publicacién. 29 CONDICIONES DEL DESARROLLO EN LA AGRICULTURA barbecho largo, pasaron por alto el detalle de que el bosque y el matorral servian de barbecho para Ja poblacién aborigen. Gran- des cantidades de estas tierras fueron expropiadas para uso de los colonos europeos 0 compafifas plantadoras, y se instituyeron bosques acotados, donde no se permiti6 a los nativos aclarar parcelas para su cultivo. Se pensé que ello no causaria perjuicio alguno a la poblacién nativa, porque se les permitié continuar en posesién de la tierra que tenfan en cultivo activo, y les fue dada ademas una cierta cantidad de terreno inculto. Esta tltima se consideré como una superficie con destino a la extraccién de petréleo y otros materiales y como una posibilidad de expansién del cultivo en el caso de que sobreviniese un incremento de poblacién. Esta clase de politica agraria ignoraba el hecho de que una gran parte de los territorios, de los que los nativos quedaban excluidos, hab{an servido anteriormente como barbechos en rota- ciones de tipo periédico. La expropiacién de estas tierras debe- ria necesariamente forzar a los agricultores a un acortamiento del perfodo en barbecho, y algunas veces e] suelo se tornaba exhausto por cultivo excesivo. El agotamiento del terreno en las reservas nativas y Jas quejas de los indigenas abrieron los ojos de los europeos, y les ensefié la existencia de sistemas de cultivo en barbecho largo, y desde entonces ello ha sido objeto de escu- dios por economistas, agrénomos y antropdlogos sociales. La mayor parte de las regiones en donde el] barbecho largo predomina hoy dfa, pueden localizarse en Jos trépicos, y esto puede explicar ampliamente por qué los sistemas de barbecho Jargo fueron considerados como una adaptacién a las condicio- nes especiales del sueto y de] clima en la zona tropical. Como ejemplo de esta linea de pensamiento tenemos el libro de Pierre Gourou, muy Iefdo: El mundo tropical‘. Presupone de hecho que el terreno en la mayor parte de la zona tropical no puede ser empleado en otros sistemas de cultivos que no sea el barbe- cho largo, Desde su punto de vista, solamente el suelo voleanico o el que reciba regularmente aportes en su horizonte superior, 4 P. Gourou, Les pays tropicaur (Paris, 1947; edicién inglesa revisada, The Tropical World, Londres, 1954) 30 DINAMICA DE LA UTILIZACION DEL TERRENO procedentes de otras zonas (por aluviones o mecanismos simila- res), puede ser capaz de soportar cultivos m4s intensivos. Este pesimismo al considerar la fertilidad de la tierra tropical se da la mano con la interpretacién maithusiana de la situacién demogra- fica en los trépicos. E) profesor Gourou supone que la mayor parte de los trépicos se encuentra poblada en forma dispersa y poco densa, porque la tierra es incapaz de soportar el cultivo mas de un afio entre cada veinte, y, por consiguiente, no es apta para sostener una poblacién numerosa. La conclusién de Gourou es que el contingente humano de ios trépicos ha crecido hasta el limite que imponen las disponibilidades del territorio, y que para acomodar mayor poblacién hay que recurrir en gran parte a la industrializaci6n y a las relaciones comerciales con otros paises. La creencia sobre las escasas posibilidades de uso intensivo de la tierra en los trépicos no fue dejada sin respuesta. Se dis- cutié en la Conferencia Interafricana del Suelo en Leopoldville (1955) ©. Tanto en dicha conferencia como en contribuciones re- cientes de muchos expertos, entre los cuales se incluye el mis- mo Gourou, se ha tomado un punto de vista mucho més optimis- ta respecto al plan de divulgar los procedimientos para el cul- tivo intensivo del terreno en Africa y otras regiones tropicales *. 5 Colaboractones presentadas en la II Conferencia Interafricana de Suelos, Leopoldvilie (Brusclas, 1955). Ver la Memoria presentada por H. Ving, «Is the lack of Fertility of Tropical African Solis exaggerate?», idid., pp. 389-406. *” En un articulo publicado en 1962, Gourou dice lo siguiente: «En fin, se ha dicho demasiadas veces que los suelos tropicales eran de una utilizacién delicada..., séanos permitido pensar hoy dia que Africa no earece de extensiones cultivables; se recolecta cada afio un tres por ciento de su superficie total mientras que la superficle cultivable representa por lo menos el cincuenta por ciento de la superficie total.» P. Gourou, ‘Les conditions du developpement de l'Afrique Tropical», en Geneve: Afrique, Acta africana, vol. I, nim. 1 (1962), pp. 4950. Ver también P. dourou, «The Quality of ‘Land Use of Tropical Cultivators, en W. L. Tuomas, op. cit, pp. 33646; A. T. Grove, «Population, Densities and Agriculture in Northern Nigeria, en Bansoun y Proraero (ed.), Essays on African Population (Londres, 1961), pp. 115-36; K. M, Barsour, ‘Population, Land and Water in Central Sudans, ibid, pp. 137-58; R. Du- Mont, L Afrique noir est mal pattie (Paris, 1962}, p, 10; R. Monet, «Les rotations et I'agriculture centrafricaines, y finalmente, H. Lavps.our, «Fallowing Techniques of Tropical Scilse, memoria presentada en la Con 31 CONDICIONES DEL DESARROLLO EN LA AGRICULTURA barbecho largo, pasaron por alto el detalle de que el bosque y el matorral servian de barbecho para la poblacién aborigen. Gran- des cantidades de estas tierras fueron expropiadas para uso de los colons europeos 0 compafifas plantadoras, y se instituyeron bosques acotados, donde no se permitid a los nativos aclarar parcelas para su cultivo. Se pensé que ello no causaria perjuicio alguno a la poblacién nativa, porque se Jes permitié continuar en posesién de la tierra que tenian en cultivo activo, y les fue dada ademas una cierta cantidad de terreno inculto. Esta dltima se consider6 como una superficie con destino a la extraccién de petréleo y otros materiales y como una posibilidad de expansién del cultivo en el caso de que sobreviniese un incremento de poblacién. Esta clase de politica agraria ignoraba el hecho de que una gran parte de los territorios, de los que los nativos quedaban excluidos, habfan servido anteriormente como barbechos en rota- ciones de tipo periédico. La expropiacién de estas tierras debe- ria necesariamente forzar a los agricultores a un acortamiento del perfodo en barbecho, y algunas veces e] suelo se tornaba exhausto por cultivo excesivo. El agotamiento del terreno en las reservas nativas y Jas quejas de los indigenas abrieron los ojos de los europeos, y les ensefié 1a existencia de sistemas de cultivo en barbecho largo, y desde entonces ello ha sido objeto de escu- dios por economistas, agrénomos y antropdlogos sociales. La mayor parte de las regiones en donde el barbecho largo predomina hoy d{a, pueden localizarse en los trépicos, y esto puede explicar ampliamente por qué los sistemas de barbecho largo fueron considerados como una adaptacién a las condicio- nes especiales del suelo y del clima en la zona tropical. Como ejemplo de esta linea de pensamiento tenemos e] libro de Pierre Gourou, muy lefdo: El mundo tropical‘. Presupone de hecho que el terreno en la mayor parte de la zona tropical no puede ser empleado en otros sistemas de cultivos que no sea el barbe- cho largo, Desde su punto de vista, solamente el suelo volcénico o el que reciba regularmente aportes en su horizonte superior, 4 P. Gourou, Les pays tropicaur (Paris, 1947; edicién inglesa revisada, The Tropical World, Londres, 1954) 30 DINAMICA DE LA UTILIZACION DEL TERRENO procedentes de otras zonas (por aluviones o mecanismos simila- res), puede ser capaz de soportar cultivos mas intensivos. Este pesimismo al considerar la fertilidad de Ja tierra tropical se da la mano con ia interpretacién malthusiana de la situaci6n demogrd- fica en los trépicos. E] profesor Gourou supone que la mayor parte de los trépicos se encuentra poblada en forma dispersa y poco densa, porque la tierra es incapaz de soportar el cultivo mas de un afio entre cada veinte, y, por consiguiente, no es apta para sostener una poblacién numerosa. La conclusién de Gourou es que el contingente humano de los trépicos ha crecido hasta el mite que imponen las disponibilidades del territorio, y que para acomodar mayor poblacién hay que recurrir en gran parte a la industrializacién y a las relaciones comerciales con otros paises. La ereencia sobre las escasas posibilidades de uso intensivo de Ja tierra en los trépicos no fue dejada sin respuesta. Se dis- cutié en la Conferencia Interafricana del Suelo en Leopoldville (1955) §. Tanto en dicha conferencia como en contribuciones re- cientes de muchos expertos, entre los cuales se inchuye el mis- mo Gourou, se ha tomado un punto de vista mucho més optimis- ta respecto al plan de divulgar los procedimientos para el cul- tivo intensivo del terreno en Africa y otras regiones tropicales *. 5 Colaboractones presentadas en la II Conferencia Interafricana de Suelos, Leopoldvilte (Bruselas, 1955). Ver la Memoria presentada por H. Vine, «Is the lack of Fertility of Tropica) African Solls exaggerate? n, ibid. 389-406. i un erticuto publicado en 1962, Gourou dice lo siguiente: «En fin, se ha dicho demasiadas veces que los suelos tropicales eran de una utflizacién delicada..., séanos permitido pensar hoy dia que Africa no carece de extensiones cultivables; se recolecta cada afo un tres por ciento de su superficie total mientras que la superficie cultivable representa por lo menos el cincuenta por ciento de la superficie total.» P. Gourou, «Les conditions du developpement de l'Afrique Tropical», en Geneve: Af , Acta africana, vol. I, ntim. 1 (1962), pp. 4950. Ver tamblén P. Gourou, «The Quality of ‘Land Use of Tropical Cultivatorss, en W. L. Tuomas, op. cit, pp. 33646; A. 'T. Grove, «Population, Densities and Agriculture in Northern Nigerian, en Barsour y Prornero (ed.), Essays on African Population (Londres, 1961), pp. 115-36; K. M, Barnoun,

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