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Con cínicas criticas a la sociedad actual y las disparidades que esta

conlleva, este artista realiza obras con técnicas de graffiti y extencil, con
temas de guerras, militarismo, trabajo infantil, cambio climático y consumo
desenfrenado.

Sonríe: La felicidad que nos promete la publicidad no se refleja en las caras


de quienes viven y trabajan en esa sociedad.

Estatua de la libertad: “Se necesita mucho valor para levantarse de manera


anónima en una democracia occidental y pedir cosas en las que ya nadie
cree, como la paz, la justicia, y la libertad”, Banksy

Alguien para sacar la basura: “No necesitamos más héroes, solo a alguien para
sacar la basura”, Banksy

Tiempos violentos: Hollywood tampoco escapa de la sagaz mirada del


artista británico

Arte rupestre: Cuestiona en los muros de las diferentes ciudades


los conceptos de arte y belleza

Sigue tus sueños. Cancelado: La simbólica frase de los años 60, siendo
cubierta/cancelada por un empleado anónimo del mundo globalizado.

El muro: Una de sus obras más conocidas realizada en el muro que divide a
Palestina de Israel, solidarizándose para que este muro deje de existir.

Al otro lado del muro: Otro más de sus grafitis a ambos lado del muro

Shop until you drop, conocidísima obra hecha en Mayfair, Londres;


criticando el consumismo desenfrenado

Polémica. Niña vietnamita: Una de sus más polémicas obras: inserta una
conocida fotografía de una niña vietnamíta que fue quemada por napalm, de
la mano de dos emblemáticos símbolos de la cultura norteamericana:
Mickey y Ronald McDonald.

Banksy, vendido CULTURA 28 JUN 2013 -


Las obras del grafitero son objeto de colección y se venden a precios astronómicos, a
pesar de que expresan inconformidad con las prácticas comerciales.
Banksy, el anticapitalista. Banksy, el pacifista. Banksy, el crítico de nuestro tiempo.
Esos epítetos se leen aquí y allá en noticias y críticas sobre la obra del grafitero,
cuya identidad es desconocida: dicen que es inglés, dicen que tal vez sea un
colectivo de artistas, dicen que comenzó su carrera en 1990. Más allá de las
cronologías, Banksy se cotiza día a día como uno de los artistas más vendidos de
su generación, apenas superado por Damien Hirst y David Hockney. Sus grafitis
hacen referencia a la existencia banal en un mundo capitalista, a la guerra, a las
barreras sociales y a la hipocresía de la política. Se ha hecho una imagen de
artista rebelde, pues pinta en las paredes que quiere, en los países que quiere, sin
pedir permiso a nadie.
Pero esa imagen parece diluirse en las subastas. El 27 de junio, en la subasta de
arte contemporáneo que realizó la casa Bonhams en Londres, su grafiti „Love is in
the air‟ fue vendido por US$249.000. Creada en 2006, la obra, que muestra a un
joven en actitud de ataque con un ramo de flores en la mano derecha, ha sido
replicada en muros de varias ciudades. En esta ocasión, el dibujo fue vendido
sobre un lienzo, hecho con esténcil y enmarcado. Como un cuadro cualquiera.
Como un cuadro clásico.
El precio del grafiti no superó el de otra de sus obras, „Space Girl and Bird‟,
entregada el 27 de abril de 2007 en US$576.000. Otra tres obras suyas, en grupo,
sumaron US$304.000 ese mismo año. En Sotheby‟s y Christie‟s otros de sus
trabajos han obtenidos precios entre US$100.000 y US$300.000. Y si no fuera por
la imposibilidad de vender un muro de una calle cualquiera (pese a que meses
atrás fue subastado uno en cerca de US$500.000 y luego fue retirado de la venta),
Banksy quizá sería uno de los más cotizados, al mismo nivel de Hirst, cuyas obras
obtienen millones de dólares y son cada vez más buscadas por coleccionistas y
galeristas.
La primera paradoja es, pues, visible: el anticapitalista Banksy se vende mejor que
otros artistas que está de acuerdo con dichas prácticas comerciales. La segunda
es más matizada: la obra de Banksy, que debía estar en la calle, es vendida en
una casa de subastas que desde 1793 se encarga de distribuir obras de artistas
clásicos. El grafiti, además, está enmarcado: de ese modo pierde toda esencia,
porque si el grafiti no está en la calle no es grafiti: es una pintura más. Los
términos entonces cambian; ya Banksy no es quien se escapa a la policía y a las
miradas de todos para crear su arte, sino que lo expone como se expondría un
cuadro de Rembrandt: en la clásica galería con los clásicos coleccionistas. Banksy
no sería así más que un artista que cambió el óleo por el esténcil.
Pero ¿no afecta en ningún sentido el cambio de material? ¿No tiene acaso una
fuerte influencia en el significado de la obra el hecho de que sea creada con
esténcil? Quizás. Lejos de esas implicaciones, la pregunta debería ser más
amplia: ¿cuánto de lo que hace Banksy es en realidad arte? “El arte de Banksy no
es más interesante que pinturas kitsch como „El mayordomo cantante‟ o el retrato
reciente de la Duquesa de Cambridge —escribe el crítico de arte Jonathan Jones
en su blog de The Guardian—. Sus imágenes son triviales, su política inexperta,
su manipulación de la fama sólo otro poco de comercio de tercera categoría”.
El hecho de que las obras tengan precios astronómicos, en algunas ocasiones,
guía las tendencias críticas sobre ellas mismas. Sucede así, por ejemplo, con las
instalaciones de Damien Hirst: vendidas por millones de dólares —en 2008 su
calavera de diamantes fue comprada por US$100 millones, aunque parte de los
compradores eran sus propios galeristas—, son relacionadas con el gran arte y la
explosión contemporánea. El mismo fenómeno toca a Banksy: su obra es alabada,
criticada y censurada de acuerdo con sus precios de venta. “Glorificar a un artista
sin dones —continúa Jones— por sus acrobacias cínicas es decir a los jóvenes
que el trabajo duro y la educación son irrelevantes: el camino para ser interesante
en la Gran Bretaña moderna es ser como Banksy”.
El comentario de Jones se parece, en muchos sentidos, a las palabras de las
autoridades de Westminster, Inglaterra, que en 2009 decidieron borrar uno de los
grafitis de Banksy argumentando que “si permitimos esto entonces tendríamos que
decir que cualquier niño con un esténcil produce arte”. ¿La obra de Banksy va más
allá de la mera práctica artística? ¿Es un grito político, un líbelo no más, o también
posee esa altura que tiene todo arte de descubrir el mundo? ¿Cuánto de burla
existe cuando Banksy vende sus obras a esos precios? ¿Cuánto de revelación de
la banalidad del mercado artístico?
“Me encanta el modo en que el capitalismo encuentra espacio incluso para sus
enemigos”, dijo Banksy en una entrevista con The New Yorker. Quizá esa sea la
respuesta más acertada.

http://www.elespectador.com/noticias/cultura/banksy-vendido-articulo-430718

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