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Hace ya casi 100 años de la Reforma de Córdoba, donde la gran movilización de Argentina con los
estudiantes, al frente, generó el inicio de cambios importantes sobre la misión y visión de
Universidad. El cogobierno y autonomía universitaria eran unas de las principales, banderas
levantadas en las múltiples protestas y defendida por miles de estudiantes. La Autonomía entendida
como la independencia de la universidad frente a los centros de poder político y económico, y el
cogobierno como participación activa y real de estudiantes y profesores en las definiciones
académicas, administrativas y financieras de su Alma Mater.
En Colombia, inicialmente, las contantes luchas de los partidos políticos tradicionales por moldear
la Universidad a sus intereses; seguidamente, en los últimos 30 años, la sumisión de la Autonomía y
la democracia al poder monetario internacional, han generado que actualmente los órganos de
dirección de las universidades se encuentren determinados directamente por la incidencia de
instancias gubernamentales locales y nacionales. Esto último se ve reflejado en que las autoridades
académicas, como el Rector, no son designadas de forma autónoma por la comunidad universitaria
sino de acuerdo al poder con el que cuenten sus “padrinos políticos” y, por lo tanto, la universidad
seguirá el rumbo que ellos determinen, no muy diferente al actual, basado en la desfinanciación y
privatización de las universidades públicas.
Para nadie es un secreto que los proceso de designación de Rector en UNICAUCA son
antidemocráticos y clientelistas, y el actual proceso no es la excepción. El pasado 28 de febrero se
evidenció que el gobierno nacional empezó públicamente, a realizar sus jugadas para consolidar su
poder político en la elección de rector designando nuevos delegados del Ministerio de Educación y
de la Presidencia con el fin de posesionar a integrantes más obedientes a sus intereses. De igual
forma diferentes poderes políticos locales, como el Sector Productivo, Exrectores, etc., que tienen
Voz y Voto en la designación de Rector, han estado moviendo sus fichas en el tablero de ajedrez
para quedar bien ubicados. Todo este despliegue de fuerzas e influencias motivado, no sólo por la
importancia histórica de nuestra Alma Mater sino por todo el proceso de implementación de
Acuerdos de Paz, en el cual la Universidad del Cauca tendrá un papel protagónico como actor
fundamental.
El actual debate alrededor de cómo debería ser dicha designación carece de profundidad, pues no
podemos quedarnos en la tan criticada democracia liberal y representativa y menos exigir que ésta
permee nuestros procesos democráticos al interior de la universidad, manifestando que lo único
que importa es lograr una elección directa, sin detenernos a pensar realmente cual es el modelo de
universidad que queremos o cómo debería ser la participación de los estudiantes, profesores y
trabajadores, no solo en la designación de rector sino también en la ampliación de la participación
de los cuerpos colegiados o en pensarnos la real posibilidad de auto determinarnos y definir de
manera democrática el rumbo de la universidad en términos políticos, académicos, administrativos
y presupuestarios, dándonos nuestros propios organismos y autoridades de gobierno cumpliendo
con los principios y fines misionales de la educación superior. Como estudiantes universitarios
invitamos al verdadero debate alrededor de la democracia, la autonomía y el cogobierno
universitario y no solo a promover una falsa participación liberal que no garantiza cambiar modelos
excluyentes y elitistas.