Você está na página 1de 6

Individuo moral vs individuo normalizado

La sociedad está basada en una serie de posiciones o roles que las personas

vienen llamadas a ocupar dentro de esta estructura. Es por eso que cada ser

humano viene a ocupar esa posición que se le define y que va a determinar los

propósitos que sirve a la sociedad dentro de una red que lo relaciona con otros

seres humanos que juegan un rol complementario al suyo. En la mayoría de las

ocasiones este rol ya está predeterminado y la persona simplemente lo que hace

es seguir ese rol asignado. Por tanto, su conducta viene guidad no por lo que

esa persona en su autonomía de pensamiento quiere hacer, sino lo que se le

impuso hacer respondiendo a las normas y expectativas asociadas a ese rol en

particular.

Es entonces que el ser humanos ha desarrollado varias maneras de verse

dentro de esa sociedad en donde se manifiesta y vive; y para la cual se le ha

encargado llevar a cabo un rol en especifico. Así llegamos a la

conceptualización del individuo como un ser sujeto a la ét ico o un individuo

normalizado. En esta disyuntiva entre ceñirnos a las normas éticas o seguir las

posturas normalistas es que vamos a estar desarrollando el presente ensayo.

Los hombres en su naturaleza humanista reclaman esos espacios en los

cuales se le permite vivir libremente y disfrutando de un vida digna que busque

mantener los derechos fundamentales del hombre. Es por eso que el hombre

ético esté en búsqueda de la restauración del sujeto de derecho, del individuo

que se somete a un código moral que define su humanidad compartida con los
2

demás hombres. Es en ese estado que reconoce que es un sujeto libre, aunque se

somete a las normas que su propia individualidad le dictan.

Ese individuo que busca en la razón su identidad, pero a su vez tiene que

estar sometido al poder del Estado, la ley y la ideología que otros adoptan y

hacen aplicable a los demás. Cuando ese poder nos tiene, no nos suelta jamás y

es entonces que habría que buscar la salvación en la re constitución de una moral

individual.

Bajo ese individuo que busca la moral individual surge la resistencia hacia

ese relación de poder que lo quiere dominar, pero al que no quiere doblegarse,

sino que resurge como un individuo independiente capaz de definir su propio

camino para evitar someterse. Es entonces que se comienza a decir no e inventa

nuevas posturas sociales sostenibles que van en contra de los discursos

establecidos. El resistir al ejercicio del poder no consiste únicamente en

mantenerse firme, en prot estar, o incluso en reivindicar, sino el ejercer la

adquisición de un estilo propio que no corresponde ni a las buenas ni a las malas

conductas, sino a las que su propio sentido le indiquen.

Hacer del interés por uno mismo y del trabajo sobre uno mismo es lo que

busca el nuevo individualismo moral o ético. Es la forma de resistir eficazmente

las normas que rigen nuestras vidas, pero operando las nuestras desde los

confines de la ética y la estética. Es juzgar la vida desde un sistema de valores y

a la misma vez juzgar los sistemas de valores que utilizan los individuos en

función del modo de vida que implican. Es la forma de ver los códigos de

moralidad o sistemas de valores más o menos explícitos que enuncian las


3

prohibiciones y obligaciones que d ebe respetar el individuo moral, así como las

modalidades que cada individuo puede construir deliberadamente como sujetos

éticos.

Por otra parte, el individuo normalizado es aquel cuya de individualidad se

ve acallada por medio de distintos métodos, algunos incluso reconocidos y

apoyados públicamente, que lo llevan a una sumisión plena donde la razón lo

única que le dicta es el ceñirse a las normas establecidas por otros. Nadie quiere

ser tachado de algo que la sociedad penaliza o no aprueba del todo, así que el

individuo normalizado adopta sus d iferentes roles sin revelarse u oponerse a

ellos porque entiende que de esta manera es que puede ocultar sus

individualidades. Es un proceso que se inicia en el nacimiento y consiste en la

deformación o amoldamiento de las individualidades al sistema para que el

individuo se convierta parte de un todo y no el todo parte del individuo.

El hombre también pasa por un proceso autorregulación, en donde él mismo

contribuye un balance, muchas veces inconsciente, basado en los

costo/beneficios de su actuación, seg ún el sistema de valores de cada categoría

social a la que desea adscribirse prescribe. Es por eso que hablamos de

normalización, porque la persona respeta las normas a toda costa y hasta en

ocasiones obliga a los demás a que las cumplan, todo porque él es tá en la

obligación de hacerlo y así lo hace. Ya el camino hacia la normalización arruina

toda noción de nuestra individualidad y las posibilidades o imposibilidades en

nuestras vidas están ya entonces guiadas por el factor suerte, ya que aunque se

sigan las pautas el éxito no está garantizado.


4

Es así que el hombre normalizado considera que el cometer errores

significa romper la norma. Por eso es socialmente inaceptable cometer errores,

ya que al hacerlo estarías yendo en contra de las normas. Por otra part e, corregir

los errores según los criterios por este tipo de sociedad normalista se ve como el

rompimiento de las normas porque el individual al hacerlo está intentando

recuperar sus individualidades.

Es por eso que el individuo normalizado sigue las norm as y el orden

establecido sin un cuestionamiento acerca de su propósito o beneficio. Cede su

integridad individual y se transforma en un individuo social porque está sujeto a

las normas que son requeridas. Este individuo, contrario al individuo moral, se

somete sin vacilaciones a un sistema que lo ahoga. Pierde su libertad de

pensamiento, obra e individualidad.

Ante estos dos tipos de individuos es necesario llegar a un punto medio

donde podamos, de un lado seguir la norma, mientras que del otro podamos

seguir siendo nosotros mismos. Vivir en sociedad no implica el perder nuestra

propia forma de pensar y tener el control de n uestras vidas. El vivir en sociedad

implica seguir unas normas de conducta que nos ayudarán a mantener un orden.

Es por esa razón que se crean las normas, no para dominar a los individuos.

Yo prefiero el hombre que sabe distinguir entre lo que le es bueno y malo,

porque lo decide él mismo y no porque lo decide la sociedad a la que pertenece.

No obstante, esto no quiere decir que tenemos que ir por todos lados imponiendo

nuestras propias reglas o normas, sino que dentro de l sistema establecido se

pueda tomar esa decisión que le conviene siguiendo unas normas


5

predeterminadas. Si vivimos sin normas, entonces la individualidad no

funcionaría ya que no conocemos donde empieza nuestro espacio de acción y

donde termina. Sería un caos dentro de la sociedad el vivir sin normas porque

todos atenderíamos nuestros mejores intereses y no el colectivo, dejando por

tanto de existir la vida en sociedad.

Todo contamos con la razón para hacer estas determinaciones y dejarnos

guiar por el análisis que hemos hecho de la situaci ón que se nos presenta. En ese

análisis tienen que intervenir supuestos que son aprendidos y adoptados que

precisamente provienen de las normas dictadas por la sociedad. Si queremos que

se adopte una nueva norma, entonces debemos comenzar a educar a las de más

personas para que compartan esa nueva idea con nosotros y se comience a

utilizar esa nueva idea como una norma aceptable dentro de la sociedad.

En resumen, proponemos que la mejor forma de cumplir con las normas,

pero a la vez con nosotros mismos como seres humanos es analizar las

situaciones que se nos presentan y escoger dentro de las alternativas que

tenemos disponibles aquella que nos permite llegar a ese punto medio. El punto

de encuentro entre el individuo moral y el normalizado, el punto donde

conservamos nuestro criterio propio, dentro de un marco de normas sociales que

guían nuestra conducta. Una sociedad donde los hombres puedan sentirse libres

de pensamiento y acción, pero ciñéndose a lo que la sociedad desea para

proteger la convivencia.

Referencias

Benedito, G. (1979) Rol del psicólogo: Rol asignado, rol asumido y rol posible,
Funciones de la Psicología , 403-419.
6

Roudinesco, E. (2000). La derrota del sujeto. Los medicamentos del espíritu. El


alma no es una cosa. El hombre conductista. ¿P or qué el psicoanálisis? 15 -
37.

Você também pode gostar