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LA ESCUELA CLÁSICA Los positivistas del siglo XIX, bautizaron con el nombre de Escuela
Clásica, a todo lo anterior a ellos: a las doctrinas que no se adaptaban a las nuevas ideas, a
los recientes sistemas. Bajo la etiqueta de clásicos se suele agrupar a autores y tendencias
divergentes en muchos puntos de vista, en algunos casos, inclusive, contradictorias, pero
que presentan una serie de concepciones unitarias acerca de postulados fundamentales,
que fue lo que permitió a los positivistas reunirlas con propósitos didácticos. El mundo
clásico partió de una imagen excelsa, ideal, del ser humano como centro del universo, como
dueño y señor absoluto de sí mismo, de sus actos. El dogma de la libertad que hace iguales a
todos los hombres (sin diferencias entre el hombre delincuente y no delincuente) y
fundamenta la responsabilidad: el absurdo comportamiento delictivo solo puede
comprenderse como consecuencia del mal uso de la libertad en una situación concreta, no a
pulsiones internas ni a influencias externas. Para los clásicos, el delincuente es una suerte de
pecador que optó por el mal, pudiendo y debiendo haber respetado la ley. Existe algo muy
importante en la escuela clásica que se recoge de sus autores: la defensa de las garantías
individuales y su reacción contra la arbitrariedad y los abusos de poder. Se reconocen como
representantes destacados de la escuela clásica del derecho penal, además de Cesare
Beccaria, entre otros a Giovanni Carmignani, Pellegrino Rossi y Francisco Carrara.
LA ESCUELA POSITIVA La aparición del positivismo fue consecuencia del auge alcanzado por
las ciencias naturales en los estudios filosóficos del siglo XIX, y se hizo sentir en todas las
disciplinas incluyendo al derecho, la psiquiatría, la criminología y la psicología. El positivismo
es una postura filosófica que tuvo un impacto y por tanto una influencia enorme en el
campo de lo científico y por supuesto la búsqueda del conocimiento comprobable y válido
también hizo eco, como se señalo anteriormente, en la criminología, el derecho penal y la
política criminal; así lo indica Elbert (2001:50): El positivismo está estrechamente ligado a la
búsqueda metódica sustentada en lo experimental, rechazando nociones religiosas,
morales, apriorísticas o conceptos abstractos, universales o absolutos, Lo que no fuese
demostrable materialmente, por vía de experimentación reproducible, no podía ser
científico. El positivismo se expandió exitosamente, como un pensamiento progresista,
revolucionario, capaz de sacar al mundo del atraso y del oscurantismo religioso o
supersticioso de los siglos precedentes. El hombre y la ciencia serían artífices de todas las
explicaciones y los descubrimientos, capaces de superar todas las enfermedades, los
obstáculos sociales y hasta la propia naturaleza. El Positivismo no niega la existencia de lo
absoluto o metafísico, pero tampoco se ocupa del problema, limitándose al estudio de lo
real. Por ello los positivistas negaron carácter científico a las disciplinas filosóficas
propiamente dichas.
Escuelas criminológicas
Entendemos por escuelas ciertas corrientes de pensamiento coincidentes en conceptos básicos de
determinada disciplina. Cuando varios autores coinciden en la concepción de algunos conceptos
fundamentales como el origen y fundamento de derecho criminal, el delito, la responsabilidad, la pena,
el método, los fines del derechos penal y otros, decimos que pertenecen a determinada escuela o que
conforman tal o cual escuela.
CORRIENTES DE PENSAMIENTOS
LA ESCUELA CLASICA
La Escuela Liberal clásica no consideraba al delincuente como un ser diferente de los demás, no partía
de la hipótesis de un rígido determinismo sobre cuya base la ciencia tuviese por cometido
una investigación etiológica sobre la criminalidad, sino que se detenía sobre todo en el delito entendido
como concepto jurídico, es decir como violación del derecho y también de aquel pacto social que se
hallaba, según la filosofía política del liberalismo clásico, en la base del Estado y del derecho.
La mente criminal
La criminología actual, a partir del año 1930 , se caracteriza por la tendencia a superar
las teorías patológicas de la criminalidad, es decir aquellas que se basan en las características
biológicas y psicológicas que diferencia-rían a los sujetos "criminales" de los individuos "normales", y
en la negación del libre arbitrio mediante un rígido determi- nismo. Estas teorías eran propias de la
criminología positivista que, inspirada en la filosofía y en la psicología del positivis-mo naturalista,
predominó entre fines del siglo pasado y comienzos del presente.
Sigue a la concepción patológica dé la criminalidad (reacción, según se verá, y a anticipada
por Durkheim en los tiempos del predominio de tal concepción), la matriz positivista subsiste hasta
nuestros días como fundamental en la historia de la disciplina.
Émile Durkheim (Épinal, Francia, 15 de Abril 1858 - Paris, 15 de noviembre 1917)
Y ello no sólo porque la orientación patológica y clínica continúa imperando en la criminología oficial,
sino también porque las escuelas sociológicas que se desarrollan desde los años treinta en adelante,
especialmente en Estados Unidos, contraponiéndose como "sociología criminal" a la
"antropología criminal", han continuado por mucho tiempo y en parte continúan considerando la
criminología sobre todo como estudio de las causas de la criminalidad. Aunque estas orientaciones
hayan desplazado generalmente la atención de los factores biológicos y psicológicos a los sociales,
dando mayor importancia a estos últimos, el modelo positivista de la criminología como estudio de las
causas o de los factores de la criminalidad (paradigma etioló- gico) -con el fin de individualizar las
medidas adecuadas para extinguirlos, interviniendo sobre todo en el sujeto criminal (icorreccionalismo)-
persiste de manera dominante dentro de la sociología criminal contemporánea. Al menos, según se ha
indicado en la introducción, mientras este modelo no ha sido puesto en duda y parcial o totalmente
sustituido por un nuevo paradigma científico, el del labelling approach paradigma de la reacción social).
La conciencia de que no es posible considerar la criminalidad cobro un dato preconstitui¬do a las
definiciones legales de ciertos comportamientos y de ciertos sujetos es característica, como se verá
detalladamente más adelante, de las diversas tendencias de la nueva criminología inspirada en este
paradigma. La consideración del crimen como un comportamiento definido por el derecho, y el rechazo
determinismo y de la consideración del delin-cuente como un individuo diferente, son aspectos
esenciales de la nueva criminología.
Teoría de la anomia
Para Durkheim, es un Estado social, caracterizado por un debilitamiento general, en la conciencia
colectiva, en el que se vuelven poco claros los fines del accionar. Es el fracaso o la ausencia de un
siste¬ma de convicciones morales arraigadas colectivamente para una persona o grupo social.
Robert Merton redefinió el concepto de anomia, de forma más concreta, como aquel proceso, propio de
las sociedades modernas, que resulta del cambio rápido de los valores sociales, sin que dé tiempo a
su sustitución por otros valores alternativos. Como resultado de ello, los individuos se que¬dan sin
valores y normas que sirvan como referentes para su conducta.
Teorías del control social o de los vínculos sociales de Hirschi
Travis Hirschi expone que: "todo individuo es un infractor potencial y sólo el miedo al daño irreparable
que pudiera ocasionarle el delito en sus relaciones interpersonales e institucionales, lo frena". Por lo
tanto, la causa de la criminalidad resultaría del debilitamiento en el individuo de todos los lazos o
vinculaciones que lo unen a la sociedad. Los cuatro factores que determinan la vinculación del
individuo a la sociedad:
1. Apego o lazos emocionales con otras personas.
2. Compromiso o inhibiciones sociales por temor a pérdidas.
3. Participación en actividades convencionales
4. Creencias favorables a los valores establecidos. Contexto de ruptura de los mecanismos de
vinculación social informal:
LA ESCUELA POSITIVA
CESAR LOMBROSO
Esta es todo lo contrario a la Escuela Clásica, la Escuela Positiva si tuvo una existencia real, con un
grupo de juristas que retaron a otros juristas del campo para poder imponer sus ideas.
Una clase de intelectuales que hacen de LOMBROSO un jefe y sus conocimientos una doctrina.
FERRI nos dice que " la escuela positiva consiste en lo siguiente: estudiar al delito, primero en su
génesis natural, y después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente a las varias causas que
lo producen los diversos remedios, que por consiguientes serán eficaces " Debido a los excesos de la
Escuela Clásica, nace la Escuela Positiva. Todo se debió al abuso de la dogmática, al olvido
del hombre delincuente a sus creencias de haber de haber agotado la problemática jurídico-penal.
El principal medio de difusión de esta escuela fue la revista "Archivi di psichiatria, scienze penali e
antropología criminales.
Enrico Ferri
Enrico Ferri (1856-1929) fue un político, criminólogo y sociólogo italiano y además estudiante
de Cesare Lombroso. Sin embargo, mientras que Lombroso investigó los factores fisiológicos que
motivaban a los criminales, Ferri investigó los factores sociales y económicos. Ferri fue el autor
de Sociología Criminal en 1884, editor de Avanti, un diario socialista, como a su vez un anti-reformista
dentro del Partido Socialista Italiano, fue elegido por el fascismo como senador vitalicio en 1929, luego
de que se hubiese declarado adherente de la ideología fascista en 1923, sin embargo no puede asumir
su puesto debido a su muerte.
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". La vida de esta escuela ha sido agitada y fecunda, llena de aciertos y de errores también, así como
ha tenido muchos que la apoyan también están los que la contradicen. Otro conocimiento que FERRI
nos explica es: "la escuela criminal positiva no consiste únicamente, en el estudio antropológico del
criminal, pues constituye una renovación completa, un cambio radical de método científico en el
estudio de la patología social criminal, y de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y
jurídico que nos ofrece. La ciencia de los delitos y de las penas era una exposición doctrinal de
silogismos, dados a luz por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra escuela ha hecho de ello
una ciencia de observación positiva, que, fundándose en la antropología, la psicología y
la estadística criminal, y así de como el derecho penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la
ciencia sintética que yo mismo la llamo sociología criminal, y así esta ciencia, aplicando el método
positivo al estudio del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa que llevar a la ciencia
criminal clásica el soplo vivificador de las ultimas e irrefragables conquistas hechas por la ciencia del
hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas evolucionistas ".
Dentro de los representantes esta escuela, tenemos a LOMBROSO, FERRI Y GAROFALO, esto no
quiere decir que sean todos sino que con ellos son con los cuales se marca el principio de una
corriente que llegaría con fuerza hasta nuestros días.
LOMBROSO, FERRI Y GAROFALO
Historia de la Criminología
El período pre-positivista
Período preparatorio para la aparición de los clásicos, y luego la corriente
positivista dirige sus estudios al delincuente, a las causas y origen de la
conducta criminal. Luego de esa preparación surge la criminología como
ciencia.
El Contrato Social
Rousseau en sus ideas expresa: “El hombre lleva en sí mismo su valor, que
no le es dado por el puesto que ocupa (rey o príncipe), sino por el simple
hecho de ser hombre. Y por esto que todos los hombres son iguales.
El Espíritu Nuevo
A finales del siglo XVII se producen cambios de actitud frente a los hechos
humanos, que son abordados desde su problemática propia y no en relación
a una realidad divina (Dios).
Para ese momento, los hechos eran juzgados y apreciados en una óptica
teológica, regida por el Creador. Las normas morales estaban inscritas en la
naturaleza humana; la Sagrada Escritura era la palabra de Dios, era la
doctrina de Dios revelada a los hombres.
Los reformistas clásicos buscaron poner límite a los abusos que en nombre
del sistema criminal se cometían. César Beccaria con su filosofía penal, y
John Howard con su lucha de humanización penitenciaria, inician el
movimiento de reforma en este campo.
César Beccaria
En su obra “De los delitos y de las penas”, critica las leyes imperantes que
califica de “heces de los siglos bárbaros”. Dice: “el verdadero derecho de
castigar radica en la necesidad de defender las (libertades) convenidas, para
el sostenimiento de la comunidad política”.
El Evolucionismo de Darwin
Tema 4
CRIMINOLOGÍA
SEXO
SEXO FEMENINO
SEXO MASCULINO
En cuanto a los Adolescentes masculinos los delitos más comunes son el porte
ilícito de armas y el robo, arrebaton como carteras, celulares etc.
Por su parte las adolescentes femeninas los delitos más comunes son: las
lesiones personales en riña y agavillamiento.
CRIMINOGENESIS
Genotipo
Fenotipo