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"Silencio y lenguaje en el texto de Juan 8,41-59"

________________________________________________________________________________

María de Los Andes Valenzuela Corales.-

Magister en Ciencias Religiosas y Filosóficas

Universidad Católica del Maule

Contenido
"Silencio y lenguaje en el texto de Juan 8,41-59" ............................................................................... 1
1.- Introducción ................................................................................................................................... 1
2. Breve aproximación al Evangelio según San Juan .......................................................................... 3
3. Análisis: algunas consideraciones generales. .................................................................................. 5
4.- Consideraciones finales ............................................................................................................... 13
5.- Bibliografía .................................................................................................................................. 15

1.- Introducción

La cuestión relativa al silencio y el lenguaje en el evangelio según San Juan, se sitúa


como una temática de interés ya desde un planteamiento general en miras a la comprensión
global del cuarto evangelio, dadas las marcadas diferencias estilísticas y temáticas, y por las
divergencias de su estructura lingüística en relación a los evangelios sinópticos.

En este sentido, señala Armstrong que

“Al asomarse al evangelio de Juan por primera vez salta a la vista su radical diferencia
con los sinópticos. Hay un cambio radical de vocabulario y de temáticas. En vez de las
pequeñas unidades de los tres primeros evangelios nos encontramos con largos relatos de
milagro, extensos diálogos y discursos”1.

1
ARMSTRONG, Sergio. “Introducción a los Evangelios”. Primera edición. Talca: Ediciones Universidad
Católica del Maule, 2008, p.177.

1
Concordamos con éste, en que el cuarto Evangelio no solo contiene muchos pasajes
sin equivalente en los sinópticos, sino que aun los pasajes con cierta similitud son
presentados de forma totalmente diversa en cuanto al contenido, a las expresiones, giros y
silencios en el lenguaje utilizado por Jesús en su predicación.

Son tales particularidades, las que permiten desarrollar una caracterización global
del referido evangelio, desde un punto de vista literario, en orden a establecer uno de sus
rasgos literarios más típicos: el hecho de expresar profundas verdades teológicas sin
decirlas explícitamente, ya sea a través de una pregunta irónica, o por medio del uso de
símbolos fuertemente sugerentes2, que nos llevan a adentrarnos en el estudio de aquellos
elementos latentes que el evangelista no menciona de modo explícito.

Ahora bien, el texto escogido, cuyo análisis seguirá en las páginas venideras, alude
claramente al lenguaje de Jesús, dando cuenta -en un nivel ostensible- de la existencia de
una teología de la palabra en el evangelio de Juan. Sin embargo, la pregunta de
investigación que subyace a la motivación del presente ensayo, radica en determinar la
dimensión pragmática de la aludida teología de la palabra y su sentido más radical y
profundo: ¿cuál es el supuesto que subyace a lo hablado acerca del lenguaje de Jesús?

Así pues, el objetivo del presente ensayo, es justamente dar cuenta de la intrincada
concepción del lenguaje –palabra y silencio- supuesta en la teología de la palabra, que nos
muestran los discursos de Jesús descritos en el texto en estudio. Para ello, nos valdremos de
los propios silencios pragmáticos que el texto nos entrega, centrándonos particularmente en
el análisis de los versículos presententes en Jn 8, 43-44, sin que, evidentemente, perdamos
de vista el contexto global del texto analizado. De esta forma, en las páginas que siguen, se
pretende primero que todo, establecer algunas consideraciones generales en torno al
evangelio según san Juan, para luego centrarnos en el análisis pragmático específico del
texto en comento; con posterioridad y finalmente se establecerán conclusiones con miras a
corroborar nuestra hipótesis de trabajo, en el sentido de que “la teología de la palabra

2
Cf. “Características literarias del evangelio de San Juan”, Enciclopedia Mercabá, en:
http://www.mercaba.org/FICHAS/Evangelios/ev_juan_caracteristicas.htm [visitado el 05.06.2016]

2
joánica, nos remite a una idea primigenia de fractura, arraigada a un orden estructural
que fundamenta el lenguaje de las víctimas”.

2. Breve aproximación al Evangelio según San Juan

Siguiendo la tradición eclesiástica antigua, podemos sostener que el cuarto


evangelio fue escrito por uno de los doce apóstoles ─Juan, el hijo de Zebedeo─ en Efeso.

No obstante lo anterior, “tal atribución sorprende a los espíritus más críticos, poco
dispuestos a ver en el pescador de lago Tiberíades al autor de una obra tan impregnada de
simbolismo y teología”3. Así pues, la doctrina ha teorizado vastamente sobre dicho tópico,
pero en la intención de no exceder el objetivo de este trabajo, nos contentaremos con
señalar la que Dufour, estima como la hipótesis más probable en la actualidad, sobre la
historia de la redacción del cuarto evangelio:

Una escuela joánica, situada ordinariamente en Efeso ─ciudad del Asia Menor─,
en donde pululaban múltiples corrientes religiosas, estaría en el origen de la presentación
designada como joánica (…) comunidad que no trabaja sin embargo a partir de
especulaciones, sino sobre los resultados y las enseñanzas transmitidas por el apóstol
Juan, hijo de Zebedeo. Finalmente un redactor-recopilador habría puesto el punto final a
la redacción del libro.4

Ahora bien, desde un punto de vista teológico, el mensaje de Jesús en Juan, pareciera
ser la teología más evolucionada del Nuevo Testamento, siendo su eje central la exigencia
moral de “amor fraterno” y el desarrollo de una cristología en la cual Cristo cede su lugar a
Dios Padre5, respondiendo siempre a una estructura elemental que gravita bajo el siguiente
presupuesto: “Dios, que amó tanto al mundo que le dio a su hijo único, es esencialmente
relación, primero con el hijo único y, por medio de él, con los hombres”6.

3
DUFOUR, Xavier. “Lectura del Evangelio de Juan, Jn 1-4, vol. I”. 2da Ed. Trad. Alfonso Ortiz. Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1993, p.12.
4
DUFOUR. “Lectura”, cit. Nota n° 3, p.13.
5
Cf. DUFOUR. “Lectura”, cit. Nota n° 3, p.24.
6
Cf. DUFOUR. “Lectura”, cit. Nota n° 3, p.24.

3
Desde una perspectiva literaria, siguiendo a Armstrong, cabe sostener que el
lenguaje de Juan es sumamente sencillo, con un estilo directo y una sintaxis bastante
elemental; pertenece a la “koiné”; es decir, al lenguaje único y común que en tiempos del
Nuevo Testamento era el heredero de la diversidad de dialectos griegos anteriores; todo lo
cual, no obsta a la notable profundidad e intensidad que caracteriza a la obra, determinada
por un lenguaje muchas veces abstracto y reiterativo, de marcada complejidad7.

En este sentido, entre los géneros literarios y recursos utilizados por Juan,
encontramos los “diálogos y controversias”, dentro del cual podemos enmarcar el cuadro
presente en Jn 8, 41-59, que será analizado en el apartado siguiente. Así las cosas, las
“controversias o litigios”, se pueden caracterizar como apotegmas o formas de la tradición
oral que tienen su punto de partida en una acción o en un comportamiento, al que se atiene
un adversario para atacar formulando una acusación o pregunta. La respuesta al ataque es
usualmente una contrapregunta o una metáfora caracterizada por contener a menudo una
cita de las Escrituras8.

Habida consideración de lo anterior, nos encontramos frente a un primer indicio


referente al lenguaje de Jesús, propicio para una caracterización posterior de la teología de
la palabra presente en el evangelio: “En el Evangelio según san Juan los interlocutores de
Jesús, con frecuencia, confunden o entienden mal sus palabras y sus gestos”9; dicha
constatación se torna gráfica y patente en Jn 8, 43, con la expresión proferida por Jesús
“¿Por qué no reconocéis mi lenguaje?”, a la cual el mismo Jesús responde: “Porque estáis
impedidos para escuchar mi Palabra”.

El trasfondo de tal aseveración, y en definitiva lo que subyace al impedimento,


debemos pues, escudriñarlo en los propios silencios pragmáticos que el texto guarda, tarea
a la cual nos avocaremos en el apartado siguiente, con la sospecha de la existencia de una
fractura en el origen, que instaura un particular orden o estructura cósmica, en el cual el
lenguaje de las víctimas cobra particular importancia.

7
Cf. ARMSTRONG. “Introducción”, cit. Nota n° 1, p. 197
8
Cf. ARMSTRONG. “Introducción”, cit. Nota n° 1, p. 198
9
NUREÑA, Marcos. “Los malentendidos entre la samaritana y Jesús en Jn 4,1-42”, Teoliterária V. 4 - N. 8:
2014, p. 1, en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5363321.pdf [visitado el 05.06.2016]

4
3. Análisis: algunas consideraciones generales.

Para el desarrollo de este apartado, debemos primero que todo, hacer presente que el
texto analizado –bastante extenso- comprende los versículos 41-59 del capítulo 8, y se
encuentra dentro del contexto conocido como “Fiesta de las tiendas”10.

En una perspectiva general de análisis, es posible, siguiendo a Schnackenburg11,


dividir el texto en dos apartados fundamentales: las cuestiones relativas a la discusión en
torno a “los hijos de Abraham y los hijos del diablo”, versículos 8, 37-47 y aquellas
cuestiones relativas a la “unidad de Jesús con Dios y su superioridad sobre Abraham”,
versículos 8, 48-59. En estricto rigor, nuestro análisis comprendería parte de una y otra
cuestión, sin embargo cabe hacer presente que nos centraremos de modo particular, en
analizar los versículos 8, 43-44, sin que evidentemente perdamos de vista el sentido de la
pericopa en su totalidad. Así pues, los versículos que serán estudiados versan como sigue:

Biblia de Jerusalén Biblia Nacar Colunga


43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque estáis 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír
impedidos para escuchar mi Palabra. mi palabra.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir 44 Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis
los deseos de vuestro padre. hacer los deseos de vuestro padre. El es homicida desde el

10
“Una de las tres grandes fiestas del calendario litúrgico hebreo, incluso la más grande, según y Flavio
Josefo. El nombre común, fiesta de los Tabernáculos-entre los judíos de habla griega: “skenopegia”, o sea "la
instalación de la tienda" (Jn. 7,2)-trae a la mente la costumbre establecida por la ley de Levítico 23,40, de
erigir en los tejados de las casas, incluso en calles y plazas públicas, chozas de ramas y follaje en las que
estaban obligados a vivir durante la celebración entera todos los que no estuviesen exentos debido a
enfermedad o debilidad.
La fiesta comenzaba en el decimoquinto día del séptimo mes, Ethanim de Tishri (aproximadamente
nuestro septiembre), y duraba siete días (Lev. 23,34-36). Cada israelita varón, según la ley, estaba obligado a
ir a Jerusalén, y "todos los pertenecientes al pueblo de Israel", estaba obligado a vivir en las chozas que,
aunque conllevaba un poco de incomodidad, al mismo tiempo contribuía mucho a la reinante alegría de la
celebración. Entonces, la distinción entre ricos y pobres se flexibilizaba algo en el campamento general, de
esta manera la fiesta tenía una influencia social más beneficiosa. El primer día se consideraba el más solemne
y como si fuese un sábado, cualquier trabajo servil estaba prohibido en ese día (Lev. 23,39; Núm. 29,35);
durante toda la octava se ofrecían numerosos sacrificios (Núm. 29,12-39) y el octavo día [llamado el más
solemne de la fiesta en Juan 7,37], también se consideraba un sábado igual al primero, marcado por sacrificios
especiales propios, se tumbaban las chozas y las personas retornaban al hogar”. ANASTASIO, José Luis.
“Fiesta de las Tiendas”, EC, Enciclopedia Católica On line, en:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Fiesta_de_las_Tiendas [visitado el 05.06.2016]
11
SCHNACKENBURG, Rudolf. “El evangelio según San Juan”, tomo II, Barcelona: Herder, 1980, p.p. 280-
299.

5
Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no
verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo
dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira.
la mentira.

3.1 Análisis pragmático de Juan 8, 43-44

3.1.1 Antecedentes de contexto:

Primero que todo, es importante detenernos en los antecedentes contextuales que la


pragmática del texto nos permite conjeturar. Así pues y como ya se ha señalado, el
escenario global de la situación descrita, nos lleva a la fiesta de las tiendas, que tenía lugar
en Judea, pero según Jn 7, 1, “Jesús andaba por Galilea; y es que no podía andar por
Judea, pues los Judíos trataban de matarle”; pero el mismo capítulo 7, nos aclara que
posteriormente Jesús subió a Judea, pero no manifiestamente, sino de incognito. Mediada
ya la fiesta, subió Jesús al templo y se puso a enseñar (Jn 7, 14). Iniciado ya el capítulo 8,
se nos indica que Jesús se retiró al monde de los Olivos, pero de madrugada se presentó
otra vez en el templo, siendo este el escenario en el cual se suscita la discusión que origina
nuestro análisis.

A partir de una taxonomía de los silencios, podemos sostener que la oposición o


paradoja que se presenta en la dualidad Judea-Galilea, obedece a un silencio contextual de
tipo geográfico, pues da cuenta de elementos referenciales que nos remiten más allá de la
sola denominación del lugar, encerrando una realidad mucho más profunda en relación a
los idearios12 y significancia socio-política de las regiones mencionadas.

En este sentido, es relevante resaltar las abismales diferencias socio-políticas de


ambas regiones. Por un lado, los habitantes de Galilea eran en su mayor parte campesinos y
pescadores. Tenían fama de rudos e incultos; asimismo, aun siendo judíos, vivían en una
suerte de isla rodeada de pueblos paganos. Como era una vía comercial, existía constante
tránsito de caravanas y, por consecuencia, se producía una mayor mezcla de etnias y

12
Cf. CARBULLANCA, César. “EL silencio en los textos”. Material de apoyo para la cátedra Introducción a
la Biblia, Universidad Católica del Maule, 2016, p.2.

6
culturas13. Los galileos, por el contacto con otros pueblos estaban más abiertos a otras
culturas y modos de ser, por eso eran de un espíritu religioso menos observante y
escrupuloso que los judíos de Judea. Estos, más minuciosos y legalistas, consideraban a la
zona semi pagana y desde tiempos pasados la llamaban "Galilea de los paganos”14.

La región de Judea por su parte, cuya capital es Jerusalén, constituye el centro de la


vida política judía15, su gran importancia, se explica por tres hechos fundamentales: se
encontraban allí la corte de Herodes, donde reinaba plenamente el espíritu helenista;
también la sede de la suprema asamblea: allí tenía sus sesiones el Sanedrín, que, por su
origen y naturaleza, era la primera autoridad del país y finalmente se encontraba el templo,
único en el mundo y en donde se celebraban las tres grandes festividades de
peregrinación16, resaltando la importancia religiosa de la ciudad y remitiéndonos al
contexto particular del relato en análisis, pues como se ha visto, es en el templo en donde se
genera el dialogo entre Jesús y los judíos, con toda la significancia pragmática que ello
conlleva.

Por tal razón, podemos concluir que ya a partir de la distinción espacial que
evidenciamos en el texto, éste nos remite a la pregunta ¿quiénes son entonces los que
reconocen el lenguaje de Jesús?; es curioso que al parecer quienes lo entienden o
reconocen, justamente son los galileos, no siendo por tanto extraño que Jesús comenzara su
ministerio en dicha región; así pues, la mayoría de las parábolas de Jesús tienen como
marco la vida pesquera o agrícola galilea, en donde al parecer sus habitantes sí pueden
entenderle.

La región de Judea y particularmente el dialogo desarrollado en el templo, -con toda


la significación geopolítica, social y religiosa que conlleva-, es el lugar en donde el
lenguaje de Jesús no es comprendido, indicándonos pues, quiénes son esos, que no
entienden su lenguaje, y marcando una clara intertextualidad con Jn 7,52 “¿Es que también

13
Cf. MORACHO, Félix. “Lo que Jesús hacía y decía”. Editorial San Pablo, Montevideo, Uruguay, segunda
edición, 1996, p. 15.
14
Cf. MORACHO. “Lo que”, cit. nota n° 13, p. 15-16
15
Cf. JEREMIAS. Joachim. “Jerusalem en tiempos de Jesús”. Biblioteca Bíblica Cristiandad, Madrid,
España, segunda edición, 1980, p. 91.
16
Cf. JEREMIAS. “Jerusalem”, cit. nota n° 15, p. 92.

7
tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta” y con Mt 26, 69
“Lo llamaban «Jesús el Galileo»”, en lo que respecta a silencios geográfico-contextuales.

Finalmente, cabe sostener que la festividad religiosa de las tiendas, nos ayuda a
corroborar, desde una perspectiva estrictamente literaria, la pertenencia del cuadro, al
género de los apotegmas, particularmente la “controversia o litigio”, pues estas
controversias se tienen siempre con motivo de una fiesta judía, teniendo por interlocutores a
los judíos de Jerusalén y centrándose en temas doctrinales de importancia para el judaísmo
observante de la región de Judea, como en este caso ocurre con la filiación de Abrahám y la
filiación divina. Como señala Armstrong:

Todas estas controversias avanzan, poco a poco, hacia una enseñanza cada vez
más profunda, con una técnica literaria muy clara: el malentendido. Éste consiste en que
Jesús hace una declaración y los interlocutores la entienden mal. Estos
malentendidos dan pie a una aclaración posterior de Jesús. En estas controversias el
malentendido es, a veces, grosero y se hace presente la ironía que caracteriza a tantos
fragmentos de este evangelio17.

Concluyendo con lo expuesto, podemos sostener que la taxonomía del silencio


analizada nos ayudó a dar un paso, para comprender a grandes rasgos, quienes son aquellos
que no comprenden el lenguaje de Jesús, y la forma en que el evangelista formula desde un
punto de vista literario esa imposibilidad de comprensión; a lo cual sólo podemos agregar
que el contexto de la fiesta de las tiendas y el recurso del malentendido, nos sitúa en la línea
del silencio epistemológico, resaltando el hecho de que “compartir la misma lengua no
implica necesariamente entendimiento, aunque lo creamos inconscientemente”18.

Con todo, la cuestión que subyace a este análisis, es en definitiva teorizar en torno a
un motivo de fondo, que nos permita comprender por qué la existencia de un determinado
grupo que no comprende el lenguaje de Jesús, ¿qué disquisiciones de tipo ideológicas
subyacen a tal fractura? Es esta pues, la cuestión que será analizada a continuación.

17
Cf. ARMSTRONG. “Introducción”, cit. Nota n° 1, p. 199.
18
MATEU SERRA, Rosa. “El lugar del silencio en el proceso de la comunicación”, Tesis doctoral bajo la
dirección de SERRANO I FARRER, Sebastià. Departamento de Filología clásica, francesa e hispana, 2001, p.
25.

8
3.1.2 Antecedentes ideológicos:

Habiendo dado ya por sentada la cuestión relativa al lenguaje de Jesús y la


particularidad en torno a éste –hay quienes se encuentran impedidos de entenderle- y
dilucidado a grandes rasgos quiénes parecen ser aquellos que no le comprenden, nos
interesa puntualizar la ideología que subyace a tal impedimento.

Siguiendo a Mateos y Barreto19, cabe precisar que en el evangelio según san Juan,
los adversarios de Jesús ya en varias ocasiones han mostrado no comprender lo que éste les
decía (7,35s, 8,19.27.37). Esa imposibilidad de comunicación, según los autores, nace de la
percepción de sus adversarios, los que ven como una amenaza el mensaje que Jesús
propone:

“El amor al hombre, la ayuda a los débiles, el don de sí mismo a los demás, son conceptos
que les repelen, porque exigen la ruptura con el orden injusto que sostienen y en el que
ocupan una posición de dominio. Ellos son los hombres de la situación; Jesús es el
hombre del pueblo (6,42; 7,52) que se pone de parte de los débiles, de los ignorantes
considerados malditos por los fariseos (7,49). Jesús es la negación misma de todo su
sistema. Ellos, para defenderlo, habían creado una ideología que Jesús rechaza (5,17).”20

Brown, precisa que la utilización del verbo “oír”, avkou,ein,, con acusativo, es una
construcción que normalmente se refiere a la capacidad física de oír, más que a entender o
prestar atención. La precisión es mucho más radical, para Brown, “los judíos están tan
obcecados que son incapaces de oír, se han vuelto sordos”.21

Ahora bien, iniciado el versículo 8,44, Jesús lanza abiertamente el reproche: los
judíos a quienes se dirige, los impedidos de escucharle, lo están, por cuanto descienden del
diablo -tou/ diabo,lou- según reza la Septuaginta y su modo de proceder, muestra de quien

19
Cf. MATEOS, Juan; BARRETO, Juan. “El evangelio de Juan. Análisis lingüísticos y comentario
exegético”. Madrid: Ediciones Cristiandad, tercera edición, 1992, p. 423.
20
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.423.
21
BROWN, Raymond. “El evangelio según san Juan”. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1999, p. 657.

9
son hijos, secundan los deseos de su padre pues lo propio del hijo es hacer lo que al padre
le agrada (8,29).22

Tal precisión nos sitúa en el ámbito del silencio epistemológico; la utilización de la


expresión “diablo” en el propio contexto del texto analizado, plantea en 8,48, la
ambigüedad en relación a la expresión “demonio” - daimo,nion – pues daimonion y
diabolos, no son sinónimo en Juan23. Entonces ¿a qué alude Jesús con la expresión
“vuestro padre el diablo”?, la doctrina no es pacífica sobre este punto, por cuanto el
enunciado se podría traducir literalmente del griego como “vosotros descendéis del padre
del diablo”, dando lugar a la teoría según la cual originariamente se penaba en el “padre”
Caín; una tradición antigua en la que se entiende a Caín como el padre de los judíos, más
para Schnackenburg, el texto no lo dice, y sólo se trataría de conjeturas.24

Mateos y Barreto25, nos entregan pistas importantes al respecto. Así pues, el


concepto diabolos, es la traducción griega del hebreo Satán, que literalmente significa el
adversario/enemigo, particularmente en un contexto judicial, pero generalizado más tarde,
como el enemigo del hombre que procura su ruina. Contextualizado el silencio, la mención
del “enemigo” como padre de los dirigentes judíos se encuentra en relación con la
insinuación de idolatría hecha por Jesús, a la que ellos han reaccionado con violencia.

El padre de ellos, de quien aprenden su modo de obrar, es el dios a quien sirven,


por oposición al Dios verdadero, de forma tal que esta segunda actuación de Jesús en el
templo y la oposición establecida entre los dos padres-dioses, corresponde a la denuncia
hecha ya en su primera actuación en el templo con ocasión de la Pascua. Jesús los acusa
allí, de haber convertido la casa de su Padre en una casa de negocios (2,16), eliminando del
templo la presencia de Dios, sustituyéndola por el interés económico. Para Mateo y
Barreto26, éste es el Dios del templo que los hace idólatras. De ahí que al presentar en el
centro de esta sección (8,20) la mención del Tesoro, el evangelista estuviera

22
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.424.
23
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, (nota filológica 7,20), cit. nota n° 19, p.369.
24
Cf. SCHNACKENBURG. “El evangelio”, cit. nota n°11, p.285.
25
Cf. MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.424.
26
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425.

10
contraponiendo a Jesús –el nuevo santuario- y el Tesoro, santuario del templo idolátrico
donde se aloja el dios y padre de los judíos dirigentes. Así pues, en aquel recinto de culto,
conviven momentáneamente la presencia del Padre, en Jesús y la del diablo (enemigo) en
el Tesoro.

Entonces, ¿quién es el diablo, aludido en este silencio epistemológico?,


concordamos con Mateo y Barreto en que Jesús, identifica al enemigo del hombre con el
dinero, motor oculto, pero todopoderoso, de la institución corrompida, entregándonos una
importante clave heurística, en orden a que el fundamento en la fractura del lenguaje que
impide a Jesús ser oído, se sustenta en una orden estructural y de relaciones de poder, que
nos remita a la cosmogonía del origen: “Éste fue homicida desde el principio, y no se
mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él (…)”.

Centremos finalmente nuestro análisis en la referida expresión. La doctrina es más


o menos pacífica en sostener que en ella, Jesús alude al relato de los orígenes 27, según el
cual la serpiente (Gn 3,1), identificada más tarde con el diablo/enemigo, causó la muerte al
hombre con el engaño. Los dirigentes judíos, que tienen por padre al Enemigo, representan
el linaje de la serpiente. El texto aludido, se encuentra en manifiesta intertextualidad con
1Jn 3,8, dentro de la misma tradición joánica: “Quien comete el pecado es del Diablo, pues
el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras
del Diablo”, y es probable que ambos provengan de Sab 2, 23-24: “En verdad, Dios creó
al hombre para que no muriera, y lo hizo a imagen de su propio ser; sin embargo, por la
envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la sufren los que del diablo son”.

Ahora bien, para Moloney28, la descripción de diablo previamente aludida, se basa


en sus acciones “desde el principio”, quien por medio de la mentira y del engaño, quitó a
Adán la promesa original de la inmortalidad que Yahvé le había hecho. Es por tanto, un
mentiroso y un asesino cuyo engaño también condujo al primer asesinato –al de Caín por

27
Al respecto ver: MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425; SCHNACKENBURG. “El
evangelio”, cit. nota n°11, p.285-286; BROWN. “El evangelio”, cit. nota n° 21, p. 657; MOLONEY, Francis.
“El evangelio de Juan”, Navarra. Editorial Verbo Divino, 2005, p. 295-296.
28
MOLONEY. “El evangelio”, cit. nota n° 27, p. 296.

11
Abel-. Brown es mucho más específico y va más lejos: la alocución “asesino desde el
principio” se refiere probablemente a la muerte de Abel, en manos de Caín.

Aunque aún más extrema, no deja de ser interesante la teoría propuesta por Díaz, en
“Dos notas sobre el Targum palestinense”, según la cual en el tárgum palestinense de Gn
5,3 no se especifica que Caín fuera hijo de Adán, sino únicamente que Eva era su madre.
Según esta tradición, Caín era hijo de Eva y del ángel malo Samael. Para Brown29, si el
versículo 44 aludiera a la referida tradición podríamos comprender mejor, porque Jesús
dice que los judíos tienen por padre al diablo, pues quieren darle muerte de mismo modo
que Caín, hijo del diablo, dio muerte a Abel. La teoría redunda en la idea ya expuesta en
torno a que el padre de los judíos aludido en el versículo 44, sería Caín y no el diablo.

Con todo, independiente de la teoría seguida, lo cierto es que la alusión a los


orígenes, en intertextualidad con Gn 4, 1-14 es clara. La violencia que irrumpe y que funda
la cultura, se encuentra dominada y manchada por esta profunda fractura del lenguaje, que
impide a esos “descendientes del pecado de Caín”, escuchar el lenguaje de Jesús. En
palabras de Mateos y Barreto,

“Ellos son homicidas desde el principio (8,40: “Tratáis de matarme a mí,


hombre), como lo es el Enemigo, que encarnado en sistemas opresores ha sacrificado
siempre (desde el principio) el hombre al interés económico. Ellos son mentirosos (8,55)
porque el Enemigo que los inspira lo es y lo ha sido siempre”

Así pues, a partir de la pragmática analizada, el lenguaje de Jesús, inaudible para los
detentores del poder, implica la elección definitiva entre uno u otro padre; ¿se plantea
alguna posibilidad de saltar la profunda hendidura? ¿Existe posibilidad de rebasar el
silencio, en post de un lenguaje diáfano al entendimiento de las autoridades judías?, pues
estimamos en concordancia con Mateos y Barreto, que el escenario descrito en el versículo
final, 8,59: “Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del

29
BROWN. “El evangelio”, cit. nota n° 21, p. 657.

12
Templo”, marca de modo inexorable la decisión de los judíos: “Al intentar matarle, habrán
hecho su opción definitiva”30

4.- Consideraciones finales

La inquietud inicial que origina nuestro trabajo, nos llevó al intento de discernir la
estructura silenciosa del texto analizado, y las consideraciones pragmáticas relativas al
lenguaje de Jesús, descrito en el mismo.

Como primer paso en nuestro análisis, partimos sosteniendo la existencia de una


teología de la palabra en el texto joánico, más, a nivel latente, precisábamos determinar el
alcance de tales postulados teológicos. Así pues, como primera afirmación fáctica, cabe
sostener la existencia de un lenguaje por parte de Jesús, que es incomprendido, no
escuchado por un determinado grupo. Las disquisiciones pragmáticas, en orden al silencio
contextual presente en el texto, nos llevaron a sostener con bastante claridad y precisión,
quienes son aquellos que no escuchan el lenguaje de Jesús.

Ahora bien, la ideología de fondo en que se enraíza ese “malentendido”, nos ha


llevado a sostener la existencia de una violencia originaria, que fractura el lenguaje de los
hombres, convirtiéndonos ya desde los orígenes, en “víctimas y victimarios”, con una
compleja y poco prometedora capacidad de encuentro entre ambas concepciones del
lenguaje.

Es en este sentido, en el que la sangre de Abel que clama (Gn 4,10), se transforma
en el lenguaje originario de los condenados al silencio. No es Abel quien clama, sino su
sangre desde el suelo, aunando lenguaje y silencio.

Son pues, aquellos homicidas desde el principio –dirigentes y autoridades judías-


quienes representan en el texto, al orden que oprime y esclaviza, y que condena al silencio a
los herederos de Abel; quienes representan la mentira, contraria a la verdad expuesta por
Jesús en 8,40. Así pues, apoyándonos en la tesis de Mateos y Barreto, concordamos en

30
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425.

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nuestro análisis, en que la verdad aludida en el texto, se refiere a un modo de obrar que
favorece la vida, en oposición a la mentira, propiciadora de muerte, esclavitud y supresión
de vida, identificada con el sistema judío y que implica que todo aquel que se identifica con
aquel orden injusto se haga cómplice de esa mentira31 y homicida “desde el principio”.

En definitiva, finalizamos nuestro trabajo, con la convicción más o menos clara de


que “la teología de la palabra joánica, nos remite a una idea primigenia de fractura,
arraigada a un orden estructural que fundamenta el lenguaje de las víctimas”, lenguaje
que emerge del silencio, como sangre que lava, expía pero además crea, en oposición al
lenguaje de los victimarios, como mentira que destruye.

31
Cf. MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425.

14
5.- Bibliografía

*Obras completas:

- ARMSTRONG, Sergio. “Introducción a los Evangelios”. Primera edición. Talca:


Ediciones Universidad Católica del Maule, 2008.
- CARBULLANCA, César. “EL silencio en los textos”. Material de apoyo para la
cátedra Introducción a la Biblia, Universidad Católica del Maule, 2016.
- DUFOUR, Xavier. “Lectura del Evangelio de Juan, Jn 1-4, vol. I”. 2da Ed. Trad.
Alfonso Ortiz. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1993.
- JEREMIAS. Joachim. “Jerusalem en tiempos de Jesús”. Biblioteca Bíblica
Cristiandad, Madrid, España, segunda edición, 1980.
- MATEOS, Juan; BARRETO, Juan. “El evangelio de Juan. Análisis lingüísticos y
comentario exegético”. Madrid: Ediciones Cristiandad, tercera edición, 1992.
- MATEU SERRA, Rosa. “El lugar del silencio en el proceso de la comunicación”,
Tesis doctoral bajo la dirección de SERRANO I FARRER, Sebastià. Departamento
de Filología clásica, francesa e hispana, 2001.
- MOLONEY, Francis. “El evangelio de Juan”, Navarra. Editorial Verbo Divino,
2005.
- MORACHO, Félix. “Lo que Jesús hacía y decía”. Editorial San Pablo, Montevideo,
Uruguay, segunda edición, 1996.
- SCHNACKENBURG, Rudolf. “El evangelio según San Juan”, tomo II, Barcelona:
Herder, 1980.

*Publicaciones electrónicas:

- ANASTASIO, José Luis. “Fiesta de las Tiendas”, EC, Enciclopedia Católica On


line, en: Fiesta_de_las_Tiendas [visitado el
05.06.2016]
- NUREÑA, Marcos. “Los malentendidos entre la samaritana y Jesús en Jn 4,1-42”,
Teoliterária V. 4 - N. 8: 2014. en:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5363321.pdf [visitado el 05.06.2016]
- “Características literarias del evangelio de San Juan”, Enciclopedia Mercabá, en:
http://www.mercaba.org/FICHAS/Evangelios/ev_juan_caracteristicas.htm [visitado
el 05. 06.2016]

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