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Contenido
"Silencio y lenguaje en el texto de Juan 8,41-59" ............................................................................... 1
1.- Introducción ................................................................................................................................... 1
2. Breve aproximación al Evangelio según San Juan .......................................................................... 3
3. Análisis: algunas consideraciones generales. .................................................................................. 5
4.- Consideraciones finales ............................................................................................................... 13
5.- Bibliografía .................................................................................................................................. 15
1.- Introducción
“Al asomarse al evangelio de Juan por primera vez salta a la vista su radical diferencia
con los sinópticos. Hay un cambio radical de vocabulario y de temáticas. En vez de las
pequeñas unidades de los tres primeros evangelios nos encontramos con largos relatos de
milagro, extensos diálogos y discursos”1.
1
ARMSTRONG, Sergio. “Introducción a los Evangelios”. Primera edición. Talca: Ediciones Universidad
Católica del Maule, 2008, p.177.
1
Concordamos con éste, en que el cuarto Evangelio no solo contiene muchos pasajes
sin equivalente en los sinópticos, sino que aun los pasajes con cierta similitud son
presentados de forma totalmente diversa en cuanto al contenido, a las expresiones, giros y
silencios en el lenguaje utilizado por Jesús en su predicación.
Son tales particularidades, las que permiten desarrollar una caracterización global
del referido evangelio, desde un punto de vista literario, en orden a establecer uno de sus
rasgos literarios más típicos: el hecho de expresar profundas verdades teológicas sin
decirlas explícitamente, ya sea a través de una pregunta irónica, o por medio del uso de
símbolos fuertemente sugerentes2, que nos llevan a adentrarnos en el estudio de aquellos
elementos latentes que el evangelista no menciona de modo explícito.
Ahora bien, el texto escogido, cuyo análisis seguirá en las páginas venideras, alude
claramente al lenguaje de Jesús, dando cuenta -en un nivel ostensible- de la existencia de
una teología de la palabra en el evangelio de Juan. Sin embargo, la pregunta de
investigación que subyace a la motivación del presente ensayo, radica en determinar la
dimensión pragmática de la aludida teología de la palabra y su sentido más radical y
profundo: ¿cuál es el supuesto que subyace a lo hablado acerca del lenguaje de Jesús?
Así pues, el objetivo del presente ensayo, es justamente dar cuenta de la intrincada
concepción del lenguaje –palabra y silencio- supuesta en la teología de la palabra, que nos
muestran los discursos de Jesús descritos en el texto en estudio. Para ello, nos valdremos de
los propios silencios pragmáticos que el texto nos entrega, centrándonos particularmente en
el análisis de los versículos presententes en Jn 8, 43-44, sin que, evidentemente, perdamos
de vista el contexto global del texto analizado. De esta forma, en las páginas que siguen, se
pretende primero que todo, establecer algunas consideraciones generales en torno al
evangelio según san Juan, para luego centrarnos en el análisis pragmático específico del
texto en comento; con posterioridad y finalmente se establecerán conclusiones con miras a
corroborar nuestra hipótesis de trabajo, en el sentido de que “la teología de la palabra
2
Cf. “Características literarias del evangelio de San Juan”, Enciclopedia Mercabá, en:
http://www.mercaba.org/FICHAS/Evangelios/ev_juan_caracteristicas.htm [visitado el 05.06.2016]
2
joánica, nos remite a una idea primigenia de fractura, arraigada a un orden estructural
que fundamenta el lenguaje de las víctimas”.
No obstante lo anterior, “tal atribución sorprende a los espíritus más críticos, poco
dispuestos a ver en el pescador de lago Tiberíades al autor de una obra tan impregnada de
simbolismo y teología”3. Así pues, la doctrina ha teorizado vastamente sobre dicho tópico,
pero en la intención de no exceder el objetivo de este trabajo, nos contentaremos con
señalar la que Dufour, estima como la hipótesis más probable en la actualidad, sobre la
historia de la redacción del cuarto evangelio:
Una escuela joánica, situada ordinariamente en Efeso ─ciudad del Asia Menor─,
en donde pululaban múltiples corrientes religiosas, estaría en el origen de la presentación
designada como joánica (…) comunidad que no trabaja sin embargo a partir de
especulaciones, sino sobre los resultados y las enseñanzas transmitidas por el apóstol
Juan, hijo de Zebedeo. Finalmente un redactor-recopilador habría puesto el punto final a
la redacción del libro.4
Ahora bien, desde un punto de vista teológico, el mensaje de Jesús en Juan, pareciera
ser la teología más evolucionada del Nuevo Testamento, siendo su eje central la exigencia
moral de “amor fraterno” y el desarrollo de una cristología en la cual Cristo cede su lugar a
Dios Padre5, respondiendo siempre a una estructura elemental que gravita bajo el siguiente
presupuesto: “Dios, que amó tanto al mundo que le dio a su hijo único, es esencialmente
relación, primero con el hijo único y, por medio de él, con los hombres”6.
3
DUFOUR, Xavier. “Lectura del Evangelio de Juan, Jn 1-4, vol. I”. 2da Ed. Trad. Alfonso Ortiz. Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1993, p.12.
4
DUFOUR. “Lectura”, cit. Nota n° 3, p.13.
5
Cf. DUFOUR. “Lectura”, cit. Nota n° 3, p.24.
6
Cf. DUFOUR. “Lectura”, cit. Nota n° 3, p.24.
3
Desde una perspectiva literaria, siguiendo a Armstrong, cabe sostener que el
lenguaje de Juan es sumamente sencillo, con un estilo directo y una sintaxis bastante
elemental; pertenece a la “koiné”; es decir, al lenguaje único y común que en tiempos del
Nuevo Testamento era el heredero de la diversidad de dialectos griegos anteriores; todo lo
cual, no obsta a la notable profundidad e intensidad que caracteriza a la obra, determinada
por un lenguaje muchas veces abstracto y reiterativo, de marcada complejidad7.
En este sentido, entre los géneros literarios y recursos utilizados por Juan,
encontramos los “diálogos y controversias”, dentro del cual podemos enmarcar el cuadro
presente en Jn 8, 41-59, que será analizado en el apartado siguiente. Así las cosas, las
“controversias o litigios”, se pueden caracterizar como apotegmas o formas de la tradición
oral que tienen su punto de partida en una acción o en un comportamiento, al que se atiene
un adversario para atacar formulando una acusación o pregunta. La respuesta al ataque es
usualmente una contrapregunta o una metáfora caracterizada por contener a menudo una
cita de las Escrituras8.
7
Cf. ARMSTRONG. “Introducción”, cit. Nota n° 1, p. 197
8
Cf. ARMSTRONG. “Introducción”, cit. Nota n° 1, p. 198
9
NUREÑA, Marcos. “Los malentendidos entre la samaritana y Jesús en Jn 4,1-42”, Teoliterária V. 4 - N. 8:
2014, p. 1, en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5363321.pdf [visitado el 05.06.2016]
4
3. Análisis: algunas consideraciones generales.
Para el desarrollo de este apartado, debemos primero que todo, hacer presente que el
texto analizado –bastante extenso- comprende los versículos 41-59 del capítulo 8, y se
encuentra dentro del contexto conocido como “Fiesta de las tiendas”10.
10
“Una de las tres grandes fiestas del calendario litúrgico hebreo, incluso la más grande, según y Flavio
Josefo. El nombre común, fiesta de los Tabernáculos-entre los judíos de habla griega: “skenopegia”, o sea "la
instalación de la tienda" (Jn. 7,2)-trae a la mente la costumbre establecida por la ley de Levítico 23,40, de
erigir en los tejados de las casas, incluso en calles y plazas públicas, chozas de ramas y follaje en las que
estaban obligados a vivir durante la celebración entera todos los que no estuviesen exentos debido a
enfermedad o debilidad.
La fiesta comenzaba en el decimoquinto día del séptimo mes, Ethanim de Tishri (aproximadamente
nuestro septiembre), y duraba siete días (Lev. 23,34-36). Cada israelita varón, según la ley, estaba obligado a
ir a Jerusalén, y "todos los pertenecientes al pueblo de Israel", estaba obligado a vivir en las chozas que,
aunque conllevaba un poco de incomodidad, al mismo tiempo contribuía mucho a la reinante alegría de la
celebración. Entonces, la distinción entre ricos y pobres se flexibilizaba algo en el campamento general, de
esta manera la fiesta tenía una influencia social más beneficiosa. El primer día se consideraba el más solemne
y como si fuese un sábado, cualquier trabajo servil estaba prohibido en ese día (Lev. 23,39; Núm. 29,35);
durante toda la octava se ofrecían numerosos sacrificios (Núm. 29,12-39) y el octavo día [llamado el más
solemne de la fiesta en Juan 7,37], también se consideraba un sábado igual al primero, marcado por sacrificios
especiales propios, se tumbaban las chozas y las personas retornaban al hogar”. ANASTASIO, José Luis.
“Fiesta de las Tiendas”, EC, Enciclopedia Católica On line, en:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Fiesta_de_las_Tiendas [visitado el 05.06.2016]
11
SCHNACKENBURG, Rudolf. “El evangelio según San Juan”, tomo II, Barcelona: Herder, 1980, p.p. 280-
299.
5
Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no
verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo
dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira.
la mentira.
12
Cf. CARBULLANCA, César. “EL silencio en los textos”. Material de apoyo para la cátedra Introducción a
la Biblia, Universidad Católica del Maule, 2016, p.2.
6
culturas13. Los galileos, por el contacto con otros pueblos estaban más abiertos a otras
culturas y modos de ser, por eso eran de un espíritu religioso menos observante y
escrupuloso que los judíos de Judea. Estos, más minuciosos y legalistas, consideraban a la
zona semi pagana y desde tiempos pasados la llamaban "Galilea de los paganos”14.
Por tal razón, podemos concluir que ya a partir de la distinción espacial que
evidenciamos en el texto, éste nos remite a la pregunta ¿quiénes son entonces los que
reconocen el lenguaje de Jesús?; es curioso que al parecer quienes lo entienden o
reconocen, justamente son los galileos, no siendo por tanto extraño que Jesús comenzara su
ministerio en dicha región; así pues, la mayoría de las parábolas de Jesús tienen como
marco la vida pesquera o agrícola galilea, en donde al parecer sus habitantes sí pueden
entenderle.
13
Cf. MORACHO, Félix. “Lo que Jesús hacía y decía”. Editorial San Pablo, Montevideo, Uruguay, segunda
edición, 1996, p. 15.
14
Cf. MORACHO. “Lo que”, cit. nota n° 13, p. 15-16
15
Cf. JEREMIAS. Joachim. “Jerusalem en tiempos de Jesús”. Biblioteca Bíblica Cristiandad, Madrid,
España, segunda edición, 1980, p. 91.
16
Cf. JEREMIAS. “Jerusalem”, cit. nota n° 15, p. 92.
7
tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta” y con Mt 26, 69
“Lo llamaban «Jesús el Galileo»”, en lo que respecta a silencios geográfico-contextuales.
Finalmente, cabe sostener que la festividad religiosa de las tiendas, nos ayuda a
corroborar, desde una perspectiva estrictamente literaria, la pertenencia del cuadro, al
género de los apotegmas, particularmente la “controversia o litigio”, pues estas
controversias se tienen siempre con motivo de una fiesta judía, teniendo por interlocutores a
los judíos de Jerusalén y centrándose en temas doctrinales de importancia para el judaísmo
observante de la región de Judea, como en este caso ocurre con la filiación de Abrahám y la
filiación divina. Como señala Armstrong:
Todas estas controversias avanzan, poco a poco, hacia una enseñanza cada vez
más profunda, con una técnica literaria muy clara: el malentendido. Éste consiste en que
Jesús hace una declaración y los interlocutores la entienden mal. Estos
malentendidos dan pie a una aclaración posterior de Jesús. En estas controversias el
malentendido es, a veces, grosero y se hace presente la ironía que caracteriza a tantos
fragmentos de este evangelio17.
Con todo, la cuestión que subyace a este análisis, es en definitiva teorizar en torno a
un motivo de fondo, que nos permita comprender por qué la existencia de un determinado
grupo que no comprende el lenguaje de Jesús, ¿qué disquisiciones de tipo ideológicas
subyacen a tal fractura? Es esta pues, la cuestión que será analizada a continuación.
17
Cf. ARMSTRONG. “Introducción”, cit. Nota n° 1, p. 199.
18
MATEU SERRA, Rosa. “El lugar del silencio en el proceso de la comunicación”, Tesis doctoral bajo la
dirección de SERRANO I FARRER, Sebastià. Departamento de Filología clásica, francesa e hispana, 2001, p.
25.
8
3.1.2 Antecedentes ideológicos:
Siguiendo a Mateos y Barreto19, cabe precisar que en el evangelio según san Juan,
los adversarios de Jesús ya en varias ocasiones han mostrado no comprender lo que éste les
decía (7,35s, 8,19.27.37). Esa imposibilidad de comunicación, según los autores, nace de la
percepción de sus adversarios, los que ven como una amenaza el mensaje que Jesús
propone:
“El amor al hombre, la ayuda a los débiles, el don de sí mismo a los demás, son conceptos
que les repelen, porque exigen la ruptura con el orden injusto que sostienen y en el que
ocupan una posición de dominio. Ellos son los hombres de la situación; Jesús es el
hombre del pueblo (6,42; 7,52) que se pone de parte de los débiles, de los ignorantes
considerados malditos por los fariseos (7,49). Jesús es la negación misma de todo su
sistema. Ellos, para defenderlo, habían creado una ideología que Jesús rechaza (5,17).”20
Brown, precisa que la utilización del verbo “oír”, avkou,ein,, con acusativo, es una
construcción que normalmente se refiere a la capacidad física de oír, más que a entender o
prestar atención. La precisión es mucho más radical, para Brown, “los judíos están tan
obcecados que son incapaces de oír, se han vuelto sordos”.21
Ahora bien, iniciado el versículo 8,44, Jesús lanza abiertamente el reproche: los
judíos a quienes se dirige, los impedidos de escucharle, lo están, por cuanto descienden del
diablo -tou/ diabo,lou- según reza la Septuaginta y su modo de proceder, muestra de quien
19
Cf. MATEOS, Juan; BARRETO, Juan. “El evangelio de Juan. Análisis lingüísticos y comentario
exegético”. Madrid: Ediciones Cristiandad, tercera edición, 1992, p. 423.
20
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.423.
21
BROWN, Raymond. “El evangelio según san Juan”. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1999, p. 657.
9
son hijos, secundan los deseos de su padre pues lo propio del hijo es hacer lo que al padre
le agrada (8,29).22
22
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.424.
23
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, (nota filológica 7,20), cit. nota n° 19, p.369.
24
Cf. SCHNACKENBURG. “El evangelio”, cit. nota n°11, p.285.
25
Cf. MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.424.
26
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425.
10
contraponiendo a Jesús –el nuevo santuario- y el Tesoro, santuario del templo idolátrico
donde se aloja el dios y padre de los judíos dirigentes. Así pues, en aquel recinto de culto,
conviven momentáneamente la presencia del Padre, en Jesús y la del diablo (enemigo) en
el Tesoro.
27
Al respecto ver: MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425; SCHNACKENBURG. “El
evangelio”, cit. nota n°11, p.285-286; BROWN. “El evangelio”, cit. nota n° 21, p. 657; MOLONEY, Francis.
“El evangelio de Juan”, Navarra. Editorial Verbo Divino, 2005, p. 295-296.
28
MOLONEY. “El evangelio”, cit. nota n° 27, p. 296.
11
Abel-. Brown es mucho más específico y va más lejos: la alocución “asesino desde el
principio” se refiere probablemente a la muerte de Abel, en manos de Caín.
Aunque aún más extrema, no deja de ser interesante la teoría propuesta por Díaz, en
“Dos notas sobre el Targum palestinense”, según la cual en el tárgum palestinense de Gn
5,3 no se especifica que Caín fuera hijo de Adán, sino únicamente que Eva era su madre.
Según esta tradición, Caín era hijo de Eva y del ángel malo Samael. Para Brown29, si el
versículo 44 aludiera a la referida tradición podríamos comprender mejor, porque Jesús
dice que los judíos tienen por padre al diablo, pues quieren darle muerte de mismo modo
que Caín, hijo del diablo, dio muerte a Abel. La teoría redunda en la idea ya expuesta en
torno a que el padre de los judíos aludido en el versículo 44, sería Caín y no el diablo.
Así pues, a partir de la pragmática analizada, el lenguaje de Jesús, inaudible para los
detentores del poder, implica la elección definitiva entre uno u otro padre; ¿se plantea
alguna posibilidad de saltar la profunda hendidura? ¿Existe posibilidad de rebasar el
silencio, en post de un lenguaje diáfano al entendimiento de las autoridades judías?, pues
estimamos en concordancia con Mateos y Barreto, que el escenario descrito en el versículo
final, 8,59: “Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del
29
BROWN. “El evangelio”, cit. nota n° 21, p. 657.
12
Templo”, marca de modo inexorable la decisión de los judíos: “Al intentar matarle, habrán
hecho su opción definitiva”30
La inquietud inicial que origina nuestro trabajo, nos llevó al intento de discernir la
estructura silenciosa del texto analizado, y las consideraciones pragmáticas relativas al
lenguaje de Jesús, descrito en el mismo.
Es en este sentido, en el que la sangre de Abel que clama (Gn 4,10), se transforma
en el lenguaje originario de los condenados al silencio. No es Abel quien clama, sino su
sangre desde el suelo, aunando lenguaje y silencio.
30
MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425.
13
nuestro análisis, en que la verdad aludida en el texto, se refiere a un modo de obrar que
favorece la vida, en oposición a la mentira, propiciadora de muerte, esclavitud y supresión
de vida, identificada con el sistema judío y que implica que todo aquel que se identifica con
aquel orden injusto se haga cómplice de esa mentira31 y homicida “desde el principio”.
31
Cf. MATEOS; BARRETO. “El evangelio”, cit. nota n° 19, p.425.
14
5.- Bibliografía
*Obras completas:
*Publicaciones electrónicas:
15