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INTRODUCCIÓN

A continuación se presenta un trabajo de investigación en el cual se explica sobre


la distribución de ingreso la cual es un indicador económico global en cual muestra
una relación entre la población y el ingreso nacional. También se presenta los
temas de los ingresos y gastos de consumo y la desigualdad de renta.

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DISTRIBUCIÓN DE INGRESO
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La Distribución del Ingreso, es un indicador económico global que muestra
la relación entre la población y el ingreso nacional en un periodo determinado de
tiempo. Muestra la forma en que se distribuye el ingreso nacional entre los
diferentes factores de la producción (tierra, trabajo, capital y organización). De esta
manera, a la tierra le corresponde la renta; al trabajo, el sueldo y el salario; al capital,
la ganancia y el interés; y a la organización, el beneficio.
El análisis de la distribución de la renta puede realizarse desde cuatro perspectivas
diferentes:
 Sectorial: reparto de la renta entre los distintos sectores productivos que componen
el PBI (agricultura, industria, construcción y servicios).
 Espacial: reparto de la renta en el territorio.
 Funcional: reparto de la renta entre factores de producción. Este enfoque ya fue
contemplado por los autores clásicos, quienes distinguían entre terratenientes,
capitalistas y trabajadores.
 Personal: reparto de la renta (disponible) entre individuos o familias
independientemente del sector en que se produzca, de la región en que se obtenga
o el factor productivo al que remunera.
 El ingreso nacional así generado se conoce como la “torta económica”;
imaginemos una torta que debe dividirse entre los diferentes invitados a una
fiesta. A menos que la torta crezca en tamaño, si un invitado recibe una
porción mayor es a costa que otro reciba una menor. Por lo tanto, toda
modificación en el sistema de reparto de la “torta económica” implica la
alteración de las porciones que venían recibiendo los demás factores. Si la
torta crece, es decir, si ocurre crecimiento económico, es posible que los
trabajadores aumenten su participación relativa en la misma.

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 Obviamente, siempre que se altere la “ración de la torta” que percibe un factor
de producción a costa de otro, se genera un conflicto que se agudiza en
circunstancias recesivas o lo que es lo mismo, cuando la torta disminuye. De
ahí que sea clave no solo que la torta crezca, sino que exista un mecanismo
que determine cómo se va a distribuir el aumento. Así, la primera conclusión
es que para redistribuir antes se debe crecer. ¿Y quién se encarga de la
redistribución? Pues el gobierno, en sus tres niveles a partir de los impuestos
que recauda y que son fruto del mismo crecimiento.
 Cada vez son menos los que proponen que primero hay que redistribuir y
luego crecer, pues ello iría contra el crecimiento. Cualquier alternativa que se
plantee debe ser pro-crecimiento con redistribución. ¿Y qué pasa si varios
sectores no están conformes con la “actual” distribución de la torta? Pues
tenemos un conflicto, que solo disminuirá si el gobierno usa bien los recursos
que tiene, dotando de buena educación, salud y seguridad a los habitantes
de un país, así como un acceso igualitario a servicios básicos de calidad. Sin
embargo, la idea de “quitarle a unos para darle a otros” no conduce a nada.
De ahí que el crecimiento sea primero.
 Entonces, de lo que se trata es de “repartir el ingreso nacional”; en una
economía de mercado, la distribución de ingresos está determinada por la
venta de los servicios de los factores. Por ejemplo, un trabajador, de acuerdo
con su calificación, recibirá una remuneración mensual, que será el “pago al
factor de producción”. En consecuencia, el ingreso de un trabajador está
determinado por la distribución de las capacidades para obtener dicho
ingreso, mientras que el ingreso del capital está determinado por la
distribución de la riqueza, que a su vez se relaciona con factores como la
herencia y el ahorro a lo largo del ciclo de vida. De aquí emerge un patrón de
distribución.
 Veamos un ejemplo. Supongamos que una fábrica de ropa ha obtenido a lo
largo del año un determinado ingreso por ventas. ¿A quién le corresponde lo
obtenido? Evidentemente a todos aquellos que han contribuido a la
producción de la ropa; los que vendieron las materias primas e insumos

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recibirán su parte; los obreros, el personal administrativo y de ventas y los
directivos recibirán la suya; quienes prestaron el dinero, percibirán sus
intereses, etc. Una vez realizados los pagos, cuyas remuneraciones están
estipuladas en distintos contratos, queda un remanente que son los
beneficios netos que recibirán los propietarios de la empresa.
 Como el reparto de la “torta” es ingreso para quienes participaron en el
proceso productivo y se realiza en función de lo que hizo cada uno, se
denomina “distribución funcional del ingreso”. Esta última muestra cómo se
reparte el ingreso generado en una economía entre todos y cada uno de los
factores de producción. ¿Qué opina lector de la distribución funcional de
ingresos? Es natural que todos queramos recibir más; pero, ¿estaría bien
que sea así o debe existir algún criterio que indique cuándo debe recibirse
más?

INGRESOS Y GASTOS DE CONSUMO

Manejar dinero es una tarea que demanda planeación, administración y toma


de decisiones responsables, más aún cuando esta incide sobre su patrimonio y
bienestar. Al igual que las empresas, usted debe llevar un control de sus finanzas
haciendo una correcta planeación financiera familiar y personal, de la cual el
presupuesto es la piedra angular. Saber Más, Ser Más le guía en algunos conceptos
previos para la construcción de su presupuesto.

El primer paso es entender los conceptos y tipos de ingreso y gasto:

Los ingresos

Los ingresos son las entradas de dinero o recursos de la familia. Los más
importantes usualmente son el pago de su salario o pensión, en el caso de los

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pensionados; sin embargo, no olvide tener en cuenta otros posibles ingresos como
arriendos, intereses de inversiones, comisiones, bonos, entre otros. Los ingresos
pueden ser de dos tipos:

Ingresos fijos: Dinero que recibe periódicamente (ingresos por alguna renta o
pensión de jubilación. En el caso de los asalariados: sueldo, prima y cesantías).
Estos ingresos no varían significativamente en el corto plazo y la fecha en la que se
perciben es fácilmente predecible.

Ingresos variables: Son los que no se reciben de manera constante (horas


extras, comisiones, premios, ganancia por alguna inversión que haga, trabajos
independientes, o herencias).

Los gastos

Los gastos son los distintos usos que se le dan al dinero. Estos pueden ser
necesidades, obligaciones o gustos personales. Registre y organice cada uno de
sus gastos, pues solo así podrá saber cuánto dinero se necesita para vivir por un
tiempo, y si hay gastos que se puedan moderar. Los gastos también pueden ser de
dos tipos:

Gastos fijos: Son salidas de dinero permanentes en el corto plazo, con las que
siempre hay que cumplir (arriendo, cuota del crédito hipotecario, mensualidad de
colegios o algún pago para educación, impuestos, servicios públicos, alimentación,
útiles de aseo, transporte, servicios de salud, seguros, pago de otro tipo de créditos
u obligaciones, entre otros).

Gastos variables: Salidas de dinero que se presentan y que son difíciles de


controlar (vestido, emergencia de salud, viajes, entretenimiento y diversión,
compra de regalos en una fecha especial, imprevistos, entre otros).

En general, los ingresos que recibe una persona son estables. Un empleado, por
ejemplo, recibe cada quince o cada treinta días su sueldo. Por el contrario, los

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gastos varían cada mes, lo que hace que a veces nos sobre dinero y en otros casos
nos toque recurrir a nuestros ahorros o pedir dinero prestado para cubrir el faltante.

Aumentar los ingresos posiblemente está fuera de su alcance, ya que tendría que
solicitar un aumento o cambiar de empleo, aspectos que no dependen de usted, por
lo que es mejor priorizar sus gastos, es decir, identificar cuáles de ellos
corresponden a necesidades que debemos suplir, y cuáles de ellos cubren deseos
que hacen nuestra vida más amable, pero que no son indispensables.

El gasto en consumo final consiste en el gasto realizado por las unidades


institucionales residentes en bienes y servicios que se utilizan para satisfacer
directamente las necesidades o carencias individuales o las necesidades colectivas
de los miembros de la comunidad. El gasto en consumo final puede realizarse en el
territorio económico o en el resto del mundo.

La diferencia entre estos conceptos reside en el tratamiento de determinados bienes


y servicios financiados por las administraciones públicas o las ISFLSH, pero
suministrados a los hogares como transferencias sociales en especie.

El gasto en consumo final de las administraciones públicas incluye dos categorías,


similares a las de las ISFLSH:

El valor de los bienes y servicio que producen las propias administraciones


públicas y que no constituyen ni formación de capital por cuenta propia ni ventas;

Las adquisiciones por parte de las administraciones públicas de bienes y


servicios producidos por productores de mercado, que se suministran a los hogares,
sin ninguna transformación, como transferencias sociales en especie. Esto significa
que las administraciones públicas no hacen sino pagar por los bienes y servicios
que los vendedores suministran a los hogares.

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DESIGUALDAD DE RENTA
Durante los últimos años el interés por la distribución de la renta y la riqueza
se ha incrementado a prácticamente el mismo ritmo que aquellas empeoraban.
El último hito de esa creciente relevancia lo constituyó la publicación por parte de
Oxfam del informe Una economía al servicio del 1%. Acabar con los privilegios y la
concentración de poder para frenar la desigualdad extrema. En él la ONG alertaba
de que en 2015 únicamente 62 personas (frente a las 388 de 2010) poseían la
misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad.
El informe de Oxfam se ha unido a los múltiples estudios realizados por distintos
organismos internacionales (como el Banco Mundial, el FMI, la OCDE,
el PNUD o UNICEF) y los análisis de economistas de renombre
(como Atkinson, Piketty o Stiglitz), alguno de ellos premio Nobel. Según Branco
Milanovic, “nunca en la historia había habido tanta desigualdad” como ahora.
A pesar de la evidencia aportada por esos organismos y académicos, otras
instituciones y economistas han comenzado a publicar
diversos artículos de opinión en los que tratan de negar las explicaciones dadas al
fenómeno y cuestionan su importancia misma. Según este tipo de argumentos,
lo relevante no es la desigualdad de la renta, sino la evolución de la pobreza y sólo
el crecimiento económico permitiría, gracias al “efecto goteo” (trickle down, en
inglés), salir de ella.
Distribución de la renta
Las políticas redistributivas que busquen reducir la desigualdad supondrían un
obstáculo a dicho crecimiento, ya que eliminarían los incentivos al trabajo y la
inversión. Más aún, al impedir que cada quien sea recompensado por su esfuerzo,
estarían destruyendo la supuesta base meritocrática de nuestra sociedad.

Existiría un trade-off (o incompatibilidad) entre eficiencia y equidad, por lo que


bastaría con asegurar la igualdad de oportunidades en el mercado para que la

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desigualdad de la renta se convirtiese en un motor del progreso. De este modo,
quienes nos preocupamos por ella estaríamos, en realidad, “sucumbiendo a la
tentación de la envidia”. Ese es, en resumen, el mantra repetido por múltiples think
tanks y líderes de opinión.
Sin embargo, varias son las cuestiones que dejan de lado. En primer lugar, la
distribución de la renta es uno de los determinantes últimos de las tasas de
crecimiento económico. En efecto, según novedosos análisis macroeconómicos,
existen, de manera general, dos tipos de economías: unas “guiadas por los
beneficios” y otras “guiadas por los salarios”.
En las primeras la reducción de los salarios y el consiguiente incremento de la
rentabilidad empresarial promueven la mejora de la competitividad externa y la
inversión. De esa manera, impulsan el crecimiento, a pesar de la creciente
desigualdad a la que van asociados. En las segundas, sin embargo, los menores
salarios y mayores beneficios disminuyen el consumo interno, ya que concentran la
renta nacional en las manos de las familias de mayores ingresos, las cuales tienden
a ahorrar una proporción mayor de sus ingresos.

Esa disminución de la demanda obstaculiza, así, la expansión de la actividad


económica. Las estimaciones realizadas muestran que, tanto a nivel mundial, como
de muchas economías nacionales, el crecimiento se encuentra guiado por los
salarios.
Por lo tanto, las políticas que fomentan la reducción de los salarios, provocando el
incremento de la desigualdad, son en realidad contraproducentes. Una idea de la
que también se han hecho eco investigadores del FMI.
En segundo lugar, la reducción de la desigualdad de la renta es una condición
necesaria para la erradicación de la pobreza, como explica el PNUD. Es cierto que,
tal y como argumenta el último Nobel de Economía, Angus Deaton, una parte de la
desigualdad es consecuencia del proceso de industrialización, el cual permitió
mejorar sustancialmente los estándares materiales de vida, al menos de la
población de las economías avanzadas.

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Más aún, aunque no son la regla general, en algunas de las economías actualmente
semi-industrializadas dicho crecimiento también ha permitido reducir la pobreza
monetaria. No obstante, incluso en esos casos exitosos, la desigualdad ha puesto
un límite por debajo del cual la pobreza no ha podido reducirse. No sólo eso, sino
que en muchas economías el incremento de la desigualdad se encuentra detrás
del fuerte impacto que la actual crisis ha tenido sobre las condiciones de vida de
una mayoría de la población.
En tercer lugar, una cada vez mayor desigualdad de renta y riqueza puede poner
en riesgo la cohesión social,al tiempo que concentra el poder político. En efecto,
el incremento de la desigualdad de la renta se encuentra detrás del deterioro de la
exclusión social (variable en niveles especialmente altos en Andalucía).
La desigualdad importa
Esto por sí mismo supone un importante impedimento para asegurar la efectiva
participación política de todas las capas de la población. Pero no sólo eso, sino que
como distintos estudios politológicos revelan, la creciente desigualdad se encuentra
también vinculada a una cada vez mayor capacidad de influencia de los estratos
más ricos de la sociedad en las decisiones políticas.
En síntesis, la desigualdad importa, no sólo por su incidencia en el crecimiento, la
pobreza y la cohesión social, sino también para asegurar un funcionamiento
efectivamente democrático del sistema político. Lejos de existir una incompatibilidad
entre unos y otros objetivos, todos ellos sólo pueden alcanzarse simultáneamente.
No en vano, dadas las limitaciones medioambientales existentes, lograr una mayor
equidad ha pasado a ser la única manera de mejorar el bienestar.

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CONCLUSIONES

 Como conclusión tenemos que la distribución de gastos es un indicador


económico global que muestra la relación entre la población y el ingreso
nacional en un periodo determinado de tiempo. Muestra la forma en que
se distribuye el ingreso nacional entre los diferentes factores de la
producción (tierra, trabajo, capital y organización). De esta manera, a la tierra
le corresponde la renta; al trabajo, el sueldo y el salario; al capital, la ganancia
y el interés; y a la organización, el beneficio.

 Los gastos son los distintos usos que se le dan al dinero. Estos pueden ser
necesidades, obligaciones o gustos personales. Registre y organice cada
uno de sus gastos, pues solo así podrá saber cuánto dinero se necesita para
vivir por un tiempo, y si hay gastos que se puedan moderar.

 La creciente desigualdad se encuentra también vinculada a una cada vez


mayor capacidad de influencia de los estratos más ricos de la sociedad en
las decisiones políticas

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