Você está na página 1de 10

Universidad de Chile

Facultad de Ciencias Sociales


Departamento de Sociología
Sociología de Género

¿ CRISIS DE LA FAMILIA PATRIARCAL EN CHILE?


UNA APROXIMACIÓN A SUS ESCENARIOS DE DEFENSA Y RESISTENCIA

Nombre:
Camila Mella San Martín

Profesoras:
Catalina Arteaga
Silvia Lamadrid

Ayudante:
Juan Manuel Cabrera

Santiago, 21 de abril de 2009


Si él hubiera nacido mujer1

De los 16 hermanos de Benjamín Franklin, Jane es la que más se le parece en cuanto a talento y
fuerza de voluntad.

Pero a la edad que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un
talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y 10 meses después dio a luz a su primer hijo.
Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños
murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo,
instrucción y consuelo. Jane paso noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de
ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de platos, enseñó
abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller, y atendió a los huéspedes
cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar, y cuando ya
estuvieron crecidos sus hijos se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas
solteronas y de sus nietos sin amparo.

Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa,
como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió
dudar. Benjamín sigue siendo un amante fervoroso, pero Jane ignora que el sexo puede producir
algo más que hijos.

Benjamín, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es
una mujer de su tiempo, igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su
deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible
por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio.

Su caso carecerá de interés para los historiadores

1
Galeano, Eduardo: Memoria del fuego, Las caras y las máscaras, (en línea)
http://www.laotraagenda.com/2008/01/si-l-hubiera-nacido-mujer.html (17.04.2010)
El que hoy el mundo esté poblado por más de cinco mil millones de personas no es un hecho
circunstancial. La reproducción humana es más que un hecho biológico producto de millones de
óvulos intentando ser fecundados por billones de espermatozoides. La reproducción humana es
un fenómeno social y cultural antes que la simple procreación de seres humanos durante su ciclo
vital. En este sentido, la sociedad no se origina tras el simple apareamiento entre machos y
hembras. Más específicamente, se habla de un hombre o una mujer, de un varón y una dama,
categorías que trascienden la distinción macho o hembra. Los seres humanos somos criaturas
complejas: seres sociales, racionales, históricos, culturales, menos instintivos; por consecuente,
nuestro patrón de reproducción individual y social trasciende la perspectiva biológica de la
reproducción. En resumen, la relación macho-hembra como hombre-mujer no es una situación
natural en la humanidad sino que un patrón sociocultural que ha sido definido como
“patriarcado”.

Ahora bien, Manuel Castells define al patriarcado como una “estructura básica de todas las
sociedades contemporáneas. Se caracteriza por la autoridad, impuesta desde las instituciones, de
los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar. Por ello, para que se ejerza esa
autoridad, el patriarcado desde dominar toda la organización de la sociedad, de la producción y el
consumo a la política, el derecho y la cultura” 2. En este sentido, es posible agregar que toda
nuestra socio-culturalidad, por muy diversa que sea alrededor del mundo, está marcada por la
dominación patriarcal: Relaciones interpersonales, representaciones sociales, institucionalidad,
gustos, estilos de vida, y por supuesto, nuestra estructura primordial para la preservación de la
especie, la familia, están marcadas por el patriarcado. Precisamente en esta última se centrará el
presente ensayo, refiriéndose a ella como “familia patriarcal”: “Modelo de familia basado en el
ejercicio estable de la autoridad-dominación sobre toda la familia del hombre adulto cabeza de
familia”3.

Una primera distinción para abordar a la familia patriarcal es la de sexo y género. Por sexo se
considerará a la distinción biológica-morfológica (aparato reproductivo) de la persona, que
permite diferenciar entre hombres y mujeres. Por género, por su parte, se hará mención a los
roles sociales atribuidos sobre la base de la distinción entre los sexos. Así, a los hombres
corresponde al dominio de lo masculino y a las mujeres, de lo femenino.

Una segunda distinción es la caracterización de lo masculino y lo femenino. A grandes rasgos, lo


masculino se singulariza “en lo público, en un marcado interés en las acciones heroicas y en las
aventuras, en la fuerza, en los oficios relacionados con el trabajo físico, las ciencias naturales y en
las actividades comerciales e industriales” 4. Por su parte, lo femenino se relaciona con “lo
doméstico, la belleza, en los objetos y tareas estéticas y, sobre todo, en actividades tales como
prestar atención y cuidado a los niños, a los desvalidos y a los ancianos” 5. Debido a lo anterior, y a
modo de ejemplo, es que Jane y Benjamín Franklin tuvieron vidas tan distintas.

2
Castells, Manuel, La era de la información, p.159
3
Íbidem
4
López, Enrique, Familia y Sociedad: Una introducción a la sociología de la familia, p.27 (en línea)
http://books.google.cl/books?
id=RJpRKNGuBaUC&pg=PA26&lpg=PA26&dq=definicion+de+lo+masculino&source=bl&ots=-
GuaEuzfG_&sig=LW1G0zUfA9_caGlxEamMTjEl09E&hl=es&ei=0mvOS73APIuTuAf9yqgz&sa=X&oi=book_resul
t&ct=result&resnum=6&ved=0CCAQ6AEwBQ#v=onepage&q&f=false (20.04.2010)
5
Íbidem.
Como tercera distinción es posible afirmar que el patriarcado consiste en la dominación de lo
masculino sobre lo femenino. Desde las Ciencias Sociales el patriarcado ha sido definido como un
sistema de organización social donde los puestos centrales de poder están exclusivamente en
manos de los hombres. En este sentido, a la mujer le corresponde una posición secundaria, una
inclusión limitada que la confina a la reproducción y a la satisfacción erótica del hombre. La mujer
se transforma en una persona socialmente inactiva, a la cual le corresponde menstruar, parir,
amamantar, criar y cuidar, mientras que al hombre le pertenece todo lo demás: la política, el
trabajo, la cultura, el conocimiento. La tradición judeo-cristiana es bastante ilustrativa en este
aspecto, en resumidas cuentas, en la Biblia las mujeres no son sujetos de acción: Adán fue primero
que Eva; Eva se originó a partir de una costilla de Adán; Ester fue reina por defecto, Abraham
estaba dispuesto a sacrificar a su hijo, Jesús fue hombre y Dios (una figura masculina) eligió a
María.

Como cuarta distinción es necesario precisar que el patriarcado necesita de la familia en cuanto
ésta constituye el escenario principal para la socialización tanto de los roles masculino y femenino
(socialización de género) como de la dominación masculina. Por ello, sin la familia patriarcal, el
patriarcado quedaría desenmascarado como una dominación arbitraria, en el sentido que la
primacía hombre-mujer, masculino-femenino, develaría su carácter sociocultural, no natural.

Sin lugar a dudas la expresión “sin la familia patriarcal” resulta utópica. Las estadísticas avalan que
son el tipo de familia preponderante en el mundo; no obstante, es imposible ignorar que existen
otras formas de familia, así como también hay hombres que trascienden lo masculino y mujeres
que hacen lo mismo desde lo femenino. Sin necesidad de recurrir a libros ni estadísticas, sólo un
paneo por nuestro entorno, una lectura de diarios bastará para darnos cuenta que existen madres
solteras, hombres homosexuales, mujeres lesbianas, hogares unipersonales, mujeres que trabajan
fuera del hogar, divorcios, nulidades, y otros fenómenos que parecen poner en jaque a la familia
patriarcal. Esto corresponde a lo que Castells denomina “crisis de la familia patriarcal” 6. ¿A qué
responde este fenómeno? El caso de Chile, ¿Podemos hablar de “crisis de la familia patriarcal”?
¿Qué tan aguda es esta crisis? ¿Cuáles son sus principales expresiones? ¿Cuáles son sus bastiones
de transformación y resistencia?

Ante las interrogantes anteriores, el presente ensayo se perfila como un intento por responderlas
tomando como eje a la teoría esbozada por Castells. Asimismo, un intento por reflexionar sus
implicancias en la realidad chilena actual: sus nuevas expresiones, jerarquías, escenarios de
defensa y resistencia.

Un acercamiento a la crisis de la familia patriarcal

En un comienzo, es preciso señalar que Castells desarrolló su teoría de la “crisis de la familia


patriarcal” entre las décadas de los 80´y 90´; por tanto, es preciso entregar elementos
contextuales respecto a este fenómeno. Durante aquellas décadas se vivió lo que fue el
desmoronamiento del mundo socialista, con la consolidación, desarrollo y expansión del
capitalismo7. Asimismo, ocurrió la revolución de las telecomunicaciones, con ello, advino el
internet, la televisión satelital, la tecnología digital, la globalización. Con ello, no sólo aumentó el

6
Castells, Manuel, Op. Cit. p.161
7
Lo que Castells denomina “informacionalismo” aquí se tratará con la expresión: “desarrollo y consolidación
del capitalismo acompañado de la revolución de las telecomunicaciones”
flujo y la intensidad del intercambio de mercancías, sino que también el de conocimiento,
personas (trabajadores), ideas, culturas, formas de vida, etc.

Ahora bien, Castells entiende a la crisis de la familia patriarcal como al “debilitamiento de un


modelo de familia basado en el ejercicio estable de la dominación sobre toda la familia del hombre
adulto cabeza de familia”8, identificando indicadores de esta crisis en la mayoría de las sociedades.
Respecto a ello, el autor distingue cuatro transformaciones socioculturales que han puesto en
jaque a la familia patriarcal:

La primera transformación, y en cierta medida determinante de todas las demás, es el desarrollo


del capitalismo, con la consecuente transformación del mercado laboral. Ahora bien, más que un
modelo económico es menester entender al capitalismo como una estructura de relaciones
sociales más que la simple inclusión al mundo del trabajo 9 y al intercambio de mercancías. En los
países en desarrollo, donde la gente abandona el campo en busca de trabajo, la proletarización y
la migración son a menudos fenómenos paralelos. ¿Quiénes ingresan al mercado laboral y
emigran, mayoritariamente? Las mujeres. ¿Qué sucede, entonces, con las familias? Por lo general,
la pauta es la disolución de los hogares de parejas estables (padre y madre), ya sea porque los
hijos se quedan en el campo (o emigran a la ciudad en un momento posterior), porque padre y
madre ingresan al mercado laboral, entre otros ejemplos. Uno de los indicadores más potentes
identificados por Castells es la formación de hogares unipersonales así como también la
disminución de la tasa de nupcialidad.

La segunda transformación, vinculada con la primera, es el control humano de la reproducción.


Por ejemplo, entre los principales cambios se observan a la masificación de la anticoncepción
(condón, vasectomías en menor proporción, junto con píldoras anticonceptivas, parches
anticonceptivos, dispositivos intrauterinos, etc), el desarrollo de procesos de fertilización asistida y
la posibilidad de interrumpir la gestación (aborto terapéutico, normalización del aborto).

La tercera transformación es el impacto de los movimientos feministas y de liberación sexual


(gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero), y otros movimientos sociales
aglunatinados en torno a demandas identitarias. Si bien el movimiento feminista remonta sus
orígenes al siglo XIX, lo cierto es que sus demandas han vinculado desde su reconocimiento en lo
público hasta la defensa de derechos sexuales y reproductivos, siguiendo distintas vertientes
(radical, marxista, socialista, etc). Por su parte, una línea similar han seguidos los movimientos de
liberación sexual, pero con un desarrollo visible en el siglo XX. Con ellos, la heteronormatividad
patriarcal es puesta en entredicho (desarrollo de la teoría queer, el post-feminismo, la
pospornografía, etc).

Finalmente, la cuarta transformación corresponde a la difusión de una cultura globalizada,


entendiendo por ella a la posibilidad de conocimiento de nuevas culturas, ideas, experiencias. En
este sentido, es que los movimientos feministas y de liberación sexual han logrado masificarse, así
como también se ha intensificado el debate, tanto a favor como en contra de sus postulados.

Por consecuente, y volviendo sobre la historia de los hermanos Franklin, las probabilidades que
Jane sea consciente que su cuerpo y su vida trasciendan la maternidad, son mayores. En este
sentido, lo que sucede es un desacople del axioma patriarcal: matrimonio, familia,
8
Castells, Manuel, Op. Cit., p.163
9
Entendido en respecto a la teoría del valor.
heterosexualidad y deseo bajo un mismo techo. Por ejemplo, ya no confluyen todos ellos en la
esposa, lo femenino puede gustar de lo femenino, así como lo masculino de lo masculino (o de
ambos). Ahora bien, ¿es esto un fenómeno nuevo o es tan sólo su desnaturalización y
visibilización? ¿Qué tan conocido (vuelto consciente) y cuán practicado?

¿Crisis de la familia patriarcal en Chile?

Castells, a partir de las transformaciones socioculturales especificadas anteriormente, identifica


cuatro indicadores principales que pondrían en entredicho a la familia patriarcal, en cuanto forma
de familia predominante, jamás dictando fecha de expiración.

Los dos primeros indicadores, y principalmente relaciones con las transformaciones en la


estructura económica, son la disolución de los hogares de parejas estables y la relación familia-
trabajo. Por “parejas estables” Castells entenderá a la conformación biparental y heterosexual de
la familia, amparado bajo el matrimonio legal. Ahora bien, la encuesta CASEN de 2003 devela que
la población (mayor de 12 años) que se declara soltera “soltera” sobrepasa a la población
“casada”10. Asimismo, se aprecia un aumento de las personas bajo el vínculo de convivencia. Por
su parte, un estudio realizado por el INE entre 1980 y 2005, señala que la tasa de nupcialidad ha
disminuido de 7,7 a 3,3, mientras que la de nulidad ha aumentado de 35,7 a un 65,2 11.
Paralelamente, el mismo estudio denota un retraso en la edad para contraer matrimonio: En 1980
le edad promedio era de 26,6 años en hombres, y 23,8 en mujeres. En el 2005, fue de 31,1 y 28,4
años, respectivamente.

Los otros dos indicadores que Castells identifica son las diversas estructuras de hogares y el
cambio generacional. A modo de ejemplo, se aprecia que hoy un tercio de los hogares consta de
jefa de hogar, tendencia en ascenso12. Asimismo, conocidas son las estadísticas proporcionadas
por el INJUV, las cuales indican el descenso de la edad de iniciación sexual bajo los 18 años, tanto
para hombres como para mujeres13.

¿Qué indica lo anterior? Si bien la gente sigue contrayendo matrimonio, lo hace en menor
proporción y a mayor edad respecto a generaciones anteriores. Lo cierto es que parecen cobran
mayor popularidad otros regímenes de pareja, como la convivencia y la posibilidad de varias
parejas a lo largo de la vida14. Ejemplo de lo anterior es que los nacidos fuera del matrimonio
superan a los nacidos en su interior a partir de 2001 15. No obstante, la tasa de fecundidad de
encuentra a la baja. Por otro lado, la vida sexual no parece postergarse. ¿Podremos, entonces,
hablar de la vulneración del axioma patriarcal? Volvamos sobre la pregunta, ¿es esto algo nuevo o
10
MIDEPLAN, División social, Encuesta CASEN 2003, con factores de expansión en base a CENSO 2002.En:
Centro de Documentación de SERNAM
11
Las cifras son de acuerdo a cada 1.000 matrimonios. INE, compendio estadístico, últimos datos disponibles
a noviembre de 2007. En: Centro de documentación de SERNAM
12
Específicamente, el 31,5% de los hogares declara una jefa de hogar, y un 68,5% un jefe de hogar.INE,
Encuesta Suplementaria de Ingresos, trimestre octubre – diciembre, 2002. En: Centro de Documentación de
SERNAM
13
INJUV, Quinta Encuesta Nacional de Juventud,2009, En: Centro de Documentación de SERNAM
14
Inferencia a partir del aumento en la tasa de nulidad, que permitiría contraer nuevos regímenes de pareja.
15
A partir de 2001, se observa que el porcentaje de los nacidos fuera del matrimonio supera a los nacidos en
su interior. Para el 2005, la proporción es la siguiente: 41,6% dentro del matrimonio, y 58,4% fuera de él.
Servicio Nacional de Registro e Identificación e INE, Anuarios de Estadísticas Vitales, 1990 a noviembre de
2007. En: Centro de documentación de SERNAM
tan sólo la visiblización y documentación de ciertas prácticas? Si en caso de ser nuevo, ¿qué tan
nuevo? ¿estamos frente a un cambio generacional? Respecto a ello, la postergación de la vida en
pareja puede ser consecuencia de la vulneración del axioma patriarcal, por tanto, una mayor
concentración del individuo y a su proyecto vital. De la misma forma, puede relacionarse con las
mismas lógicas del mercado laboral, en donde cuya inserción llevaría a postergar la vida en pareja
(muchas empresas prefieren contratar a personas jóvenes, solteras y sin hijos, objetivo realizable
gracias a la biología de la reproducción).

Escenarios de defensa y resistencia

¿De qué manera está cambiando la división sexual del trabajo? ¿Supone la condición de asalariada
una mayor autonomía y control personal para la mujer? En definitiva, ¿supone cierto
empoderamiento de lo femenino desde lo femenino? Está claro que las mujeres tienen un mayor
peso en el mercado del trabajo que hace cincuenta años, pero ¿bajo qué condiciones sucede?
Sirvámonos de algunas estadísticas a modo de ejemplo: El único sector económico en que hay más
mujeres que hombres es en servicio. Por otra parte, casi terrenos casi exclusivamente masculinos
son los sectores de la minería, canteras y servicios de utilidad pública 16. Las personas ocupadas por
más de 48 horas siguen siendo hombres en su mayoría, mientras que las mueres predominan
entre las personas ocupadas con menos de 30 horas semanales 17. Por otra parte, la remuneración
media de las mujeres era de 62,4% de la de los hombres por idéntico trabajo en 1992. En el 2005
equivale al 79,918.

A partir delo anterior, ¿es posible sostener que la condición de asalariada de la mujer supone
mayor una vulneración al patriarcalismo?, o, por el contrario, ¿no supone dicho fenómeno una
integración laboral acorde a cánones patriarcales? En este sentido, se puede justificar la
contratación de mujeres argumentando la supuesta capacidad “innata” de la mujer al trabajo, su
“docilidad” que se traduciría en una baja sindicalización y al hecho que la mano de obra femenina
es más barata. ¿Bajo qué criterio “más barata”? Un criterio patriarcal: El salario del hombre
serviría para “mantener a la familia” y el de mujer “no” o, en el “mejor” de los casos serviría para
“ayudar en la casa”.

Otra interpretación al mismo fenómeno lo entrega el análisis marxista, el cual se centra en la


importancia de la labor de la mujer en el hogar como “ejército de reserva” de trabajadores. Así, se
podría recurrir a ellas en períodos de crisis, liberándose de sus “obligaciones” al cambiar las
circunstancias. De lo anterior se desprende que la pertenencia de la mujer al llamado “ejército de
reserva” está ligada a la idea que el salario de la mujer es inferior o secundario al del hombre. En
definitiva, remitimos al punto anterior desde otra perspectiva.

Para evaluar la situación de la mujer es preciso remitirnos a sus condiciones económica, social y
política. Ellas, se combinan con los estereotipos culturales que rigen las cualidades patriarcales,
dando lugar a situaciones que no siempre son fáciles de dilucidar cuando se trata de considerar la
situación de la mujer en una sociedad determinada.
16
INE, Encuesta Nacional de Empleo, Ocupados por rama de la actividad económica, trimestre octubre –
diciembre, 2005. En: Centro de Documentación de SERNAM
17
MIDEPLAN, Encuesta CASEN, Ocupados con jornadas de más de 48 horas semanales y Ocupados con
jornadas de menos de 30 horas semanales, 2003. En: Centro de Documentación de SERNAM
18
INE, Encuesta suplementaria de ingresos, Porcentaje de las remuneraciones medias de las mujeres
respecto a las remuneraciones medias de los hombres, 2005. En: Centro de Documentación de SERNAM
En el ámbito social, se supone que la educación beneficiaría la participación de la mujer en el
mercado laboral, pues mejoraría sus oportunidades, facilitaría la movilidad social, aumentaría con
ello sus expectativas y debilitaría las barreras culturales del patriarcado. Sin embargo, se sabe que
a medida que la mujer aumenta su nivel educación, la diferencia entre las remuneraciones medias
de hombres y mujeres se agudiza19.

Ahora, abordando las condiciones culturales es preciso señalar que muchas mujeres responden a
las lógicas patriarcales. En ese sentido, las mujeres también son patriarcales en su manera de
pensar. En efecto, hablaríamos de un tipo de “resistencia de las mujeres patriarcales”. Con ello,
sucede lo que ya habíamos mencionado anteriormente: Se naturaliza e invisibiliza la dominación
masculina, es considerada como “normal”.

Respecto a las condiciones políticas, es indudable que las políticas estatales influyen en la posición
de la mujer puesto que determinan el grado de control que ella puede ejercer sobre su propia
vida. Por ejemplo, las leyes regulan el matrimonio, la fertilidad y la sexualidad (control
demográfico) y penalizan algunas prácticas como la violación, el aborto, el acoso sexual (una
medida relativamente reciente), la homosexualidad (sodomía). Ahora bien, es indudable que –en
el caso de Chile –la forma de dominación patriarcal más evidente es en el ámbito sexual. Ya lo
anunció Foucault en su tiempo: “el territorio de la microfísica del poder es el cuerpo” 20.

Ante las transformaciones socioeconómicas, el cuerpo de la mujer pareciera ser el último pero
más potente reservorio de la dominación masculina. En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la
Mujer, realizada en Beijing en 1995, se aceptaron los derechos sexuales y reproductivos como
derechos humanos. Se definen como “derechos en permanente construcción, que promueven la
autonomía y la autodeterminación de las personas para el ejercicio de su sexualidad, las orientan a
tomar decisiones informadas sobre su vida sexual y reproductiva, y les garantizan la atención
adecuada para su bienestar psíquico, físico y social” 21

No obstante, en nuestro país, aún no tienen reconocimiento real. Ejemplos paradigmáticos de esta
situación son: La decisión del Tribunal Constitucional de prohibir la entrega de la “pastilla del día
después” en los consultorios, la cual generó la movilización de miles de chilenas y chilenos en el
país, y el caso de la jueza Karen Atala. Tampoco se ha de obviar las tasas de embarazo
adolescente, la violencia sexual contra jóvenes, expulsión de los colegios de las alumnas
embarazadas, o la prohibición de algunos canales de televisión de transmitir campañas
publicitarias educativas sobre la utilización de preservativos. En definitiva, en ejemplos de cómo
justificar el patriarcado mediante el patriarcado.

Reflexiones finales

19
INE, Encuesta suplementaria de ingresos, Porcentaje de las remuneraciones medias de las mujeres
respecto a las remuneraciones medias de los hombres de acuerdo a actividad económica y nivel
educacional, 2005. En: Centro de Documentación de SERNAM
20
Foucault, Michel, “Vigilar y Castigar: El nacimiento de la prisión”, p.134, Siglo XXI Editores, 2002, Santiago
de Chile
21
Medina, Paula; Poblete, Daniela, “Construyendo el derecho a decidir: Movimiento social de las mujeres
por la liberación sexual y reproductiva en Chile”, p 114, tesis para optar al grado de licenciado en Historia,
Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2009
El presente ensayo ha querido intentar entrecruzar la tesis de Castells referente a la crisis de la
familia patriarcal con la realidad de la sociedad chilena contemporánea.

Entre los puntos de encuentro se han de mencionar las transformaciones socioculturales que
permiten que hoy se hable de la crisis de la familia patriarcal. Castells, entre ellas, enumera la
transformación del mercado laboral como resultado del desarrollo del capitalismo en la revolución
de las telecomunicaciones al final del siglo XX (informacionalismo), la transformación tecnológica
de la biología, el impacto de los movimientos sociales feministas y de liberación sexual y la difusión
de la cultura globalizada. Para cada uno de estos casos, se ejemplificó con la realidad chilena
contemporánea.

Asimismo, otro punto de encuentro son los indicadores estadísticos utilizados para representar (de
alguna manera, con datos “duros”) la crisis de la familia patriarcal. En este sentido, se utilizaron
recursos del INE, MIDEPLAN, INJUV para argumentar aquello. En este punto es necesario precisar
que muchas (si no, todas) las estadísticas presentadas permitían una interpretación ambivalente
de las mismas: Por un lado señalaban tendencias hacia la crisis de la familia patriarcal así como
también su conservación y reproducción cultural. Debido a ello es que más que sostener la crisis
de la familia patriarcal, ésta es presentada como una contratendencia sociocultural que cohabita
con tendencias estabilizadoras de la misma.

En este sentido, es posible hablar –tanto desde la teoría de Castells como desde el resumido
análisis del caso chileno –que existen tanto estrategias de cambio como de resistencia. Éstas, se
analizan desde cuatro perspectivas: económica, social, político y cultural. A pesar que Castells
centra sus análisis en las transformaciones económicas, en el presente ensayo los ejemplos más
relevantes de resistencia corresponden a la de las mujeres patriarcalizadas y la situación de los
derechos sexuales y reproductivos en Chile. Respecto al primero, se señala que termina
invisibilizando al patriarcado, tanto fáctica como simbólicamente, bajo la noción de “lo normal”.
Respecto al segundo, es un tema pendiente en la legislación chilena, que pone de manifiesto el
carácter tradicional de nuestro sistema social. 22

Ahora bien, y a pesar de realizar ciertos acentos puntuales en lo que respecta a la situación
chilena, es posible sostener –y en sintonía con Castells –que la familia patriarcal sí se encuentra en
una etapa de crisis, no obstante, esto no significa que se encuentre en retirada ni que posea fecha
de expiración. En el escenario societal han emergido nuevos tipos de familia, no obstante, las
tendencias patriarcales siguen siendo predominantes. Por ello, es que hoy es posible afirmar que
las transformaciones socioculturales recientes han permitido la emergencia de nuevos formas de
vivir y pensar, cuestionando el patriarcalismo pero no condenándolo a muerte. Castells es muy
acertado al sentenciar que hoy la diversidad es la regla, en la medida en que amplía las
perspectivas analíticas de la teoría de género. Si los hermanos Franklin viviesen hoy, sería posible
que Jane y Benjamín compartieran algo más que el apellido que hace doscientos años.

Bibliografía

CASTELLS, Manuel: La era de la información: Economía, Sociedad y Cultura


22
Aunque las prácticas de la sexualidad, la familia, etc, en definitiva, sociales, no se limiten a lo estipulado
normativamente, lo cierto es que la no expresión normativa de los cambios sociales es una tendencia
marcada en la sociedad chilena. Por ejemplo, lo que significación la “nulidad” del matrimonio para evitar
hablar de divorcio
Tomo II, El poder de la identidad, Capítulo IV, El fin del patriarcado: Movimientos sociales, familia y
sexualidad en la era de la información
Siglo XXI Editores, 2000

FOUCAULT, Michel: Vigilar y Castigar, el nacimiento de la prisión


Siglo XXI Editores, 2002

GALEANO, Eduardo: Memoria del fuego, Las caras y las máscaras, (en línea)
http://www.laotraagenda.com/2008/01/si-l-hubiera-nacido-mujer.html (17.04.2010)

LÓPEZ,, Enrique: Familia y Sociedad: Una introducción a la sociología de la familia (en línea)
http://books.google.cl/books?
id=RJpRKNGuBaUC&pg=PA26&lpg=PA26&dq=definicion+de+lo+masculino&source=bl&ots=-
GuaEuzfG_&sig=LW1G0zUfA9_caGlxEamMTjEl09E&hl=es&ei=0mvOS73APIuTuAf9yqgz&sa=X&oi=b
ook_result&ct=result&resnum=6&ved=0CCAQ6AEwBQ#v=onepage&q&f=false (20.04.2010)

MEDINA, Paula (et al): “Construyendo el derecho a decidir: Movimiento social de las mujeres por
la liberación sexual y reproductiva en Chile”
Tesis para optar al grado de licenciado en Historia, Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2009

SERVICIO NACIONAL DE LA MUJER (SERNAM)


Centro de documentación (en línea) http://www.sernam.cl/cedocvi/web/fus_index.php?sec=1
(18.04.2010)

Você também pode gostar