Ayer (11 de febrero) el Papa anunció que va a renunciar el
próximo 28 de este mes por edad avanzada y siente que no tiene ya fuerza física para cumplir con el ministerio de Papa. Tiene 85 años de edad y 7 de pontificado. Es un gesto de grandeza, generosidad y humildad. Quince días después de la renuncia y antes de los veinte días se reunirán en cónclave en el Vaticano los 120 cardenales electores de la Iglesia Católica, que están en los cinco continentes. Se hospedarán en la casa de Santa Marta (en el mismo Vaticano), que tiene 120 habitaciones y 20 salones. Y en dos o tres días, si Dios quiere, elegirán al nuevo Papa. Así fue la última elección, del Papa Benedicto XVI. Cuando murió el papa Juan Pablo II el 2 de abril de 2005, dieciséis días después, el 18 de abril, se reunieron los cardenales, y el 19 por la tarde había ya un nuevo Papa, Benedicto XVI. Y lo mismo fueron las últimas elecciones de Juan Pablo II, Juan Pablo I, Pablo VI y Juan XXIII. No hay campaña electoral, y ninguno quiere ser elegido Papa. El elegido por los hermanos cardenales, lo acepta por obediencia y humildad. La elección es transparente. Antes de entrar en el cónclave, todos los cardenales celebran juntos la Santa Misa y piden por la elección del Papa en la basílica de San Pedro. Luego van en procesión a la capilla Sixtina, donde quedan ellos solos, no pueden hablar por teléfono ni tener correspondencia o cualquier otro contacto con el exterior (radio, televisión…). Y los cardenales tienen que guardar secreto antes, durante y después de la elección. Comienzan las votaciones por voto secreto. Cada cardenal está sentado en la gran mesa que en forma rectangular y a la vista de todos está en la capilla. Cada uno tiene ante sí una tarjeta de votación, en la que escribe el nombre de quien él elige. Dobla la tarjeta, sale al pasillo y camina hasta el altar, en donde hay una urna para depositar la tarjeta. A la vista de todos. Tres cardenales hacen el recuento de votos, a la vista de todos. Van leyendo las tarjetas, una a una, y escribiendo el nombre del elegido en una pizarra. Si ninguno ha obtenido el número de votos requerido (dos tercios de los votantes), se queman las tarjetas con una substancia que sale humo negro por una chimenea al exterior. Y se hace otra votación. Cuando uno obtiene los dos tercios de votos, es el elegido. Le preguntan si acepta. Y escoge el nombre. Es el nuevo Papa. Se queman las tarjetas con otra substancia y sale humo blanco por la chimenea al exterior. Y ya sabe todo el mundo que hay un nuevo Papa. Después sale un cardenal al balcón y anuncia: Gaudium magnum nuntio vobis: Papam habemus (os anuncio una gran alegría: tenemos Papa), y el nombre es… Y al momento sale el nuevo Papa, que dirige sus primeras palabras y da la bendición a la ciudad y al mundo. Y esto lo tendremos, si Dios quiere, hacia el 20 de marzo.
Qué diferente es la elección del Papa a la elección de cualquier
Presidente
Cuando muere o renuncia el Papa, a los quince días, sin
campaña electoral, se reúnen los electores, máximo 120 cardenales menores de 80 años, de todo el mundo, de todas las culturas y lenguas, y en dos o tres días de votaciones transparentes, con voto secreto, eligen al nuevo Papa. Y ninguno quiere ser elegido. Y el que es elegido, acepta por obediencia y humildad. ¿En qué país del mundo hay unas elecciones así: sin campaña electoral, transparentes, y que ninguno quiera ser elegido? Sólo en la Iglesia Católica en la elección del Papa. Y qué bien elegidos. Por ejemplo, en los últimos cien años. Hace cien años, en 1913, estaba de Papa San Pío X. Luego Benedicto XV en 1914, Pío XI en 1923, Pío XII en 1939, Beato Juan XXIII en 1958, Pablo VI en 1963, Juan Pablo I en 1978 sólo 33 días, Juan Pablo II también en 1978, Benedicto XVI en 2005, y ahora en 2013 el que los 120 cardenales elijan. Todos ellos muy sabios y muy santos.
Renuncia del Papa (28 febrero de 2013)
Renuncia El Papa Benedicto XVI renunciará oficialmente dentro de unos días, el 28. Nosotros acogemos con respeto y amor esta decisión que ha tomado por motivo de su edad avanzada y disminución de su fuerza física en los últimos meses. Sede Vacante A partir de ese día estaremos en Sede Vacante. El gobierno de la Iglesia queda en manos del Cardenal Camarlengo Tarsicio Bertone, Secretario de Estado del Papa, y del Colegio Cardenalicio, que actualmente son 211, y cuyo Decano es el Cardenal Angelo Sodano, que fue Secretario de Estado del Papa Juan Pablo II. La Sede Vacante suele durar menos de 20 días. Cardenales electores A partir del 28 de febrero todos los cardenales menores de 80 años, que ahora son 117, y son los electores del nuevo Papa, tienen que acudir a Roma, al Vaticano, para reunirse en el Cóncla, que debe empezar entre el 15 y el 20 de marzo Se hospedan en la Casa Santa Marta. Cónclave Todos los cardenales comienzan celebrando la Santa Misa en la basílica de San Pedro y piden por la elección del Papa. Después se dirigen en procesión cantando las letanías de los Santos a la Capilla Sixtina. Y allí quedan solos los 117 cardenales electores. Sin ninguna comunicación con el exterior, sin teléfonos, sin radios, sin televisión, sin periódicos. Votación Y comienza la primera votación. Todos los cardenales se sientan alrededor de una larga mesa cuadrangular, unos frente a otros, Cada uno tiene ante sí, una carpeta con boletas de votación y un bolígrafo. Escribe en secreto el nombre del que él quiere elegir, Dobla la tarjeta por la mitad, y la lleva en sus manos por el pasillo central hasta el altar, en donde hay una urna para depositarla. Allí hay tres cardenales, que cuando han depositado todas las tarjetas, las mueven y van sacando de una en una. Uno de los tres cardenales ve lo que está escrito, el otro también, y el tercero lo lee en alta voz y escribe el nombre en una pizarra… Fumata negra Si ninguno ha obtenido los dos tercios de los votos (78) se queman con una substancia especial y sale humo negro por una chimenea al exterior, y todo el mundo puede ver que todavía no ha sido elegido el nuevo Papa. Fumata blanca Cuando uno obtiene el número requerido de votos (dos tercios de los votantes), es el elegido, el nuevo Papa. El cardenal decano se acerca a preguntarle si acepta, Y al aceptar, le pregunta qué nombre quiere elegir. Se queman las papeletas con otra substancia y sale humo blanco por la chimenea al exterior. Y todo el mundo sabe que ya ha sido elegido el nuevo Papa. Esto puede suceder a los dos o tres días de cónclave. Así ha sido en los últimos cónclaves de Benedicto XVI, Juan Pablo II, Juan Pablo I, Pablo VI… Enfermos Voto de los cardenales enfermos en la Casa de Santa Marta. Salen tres cardenales del cónclave con una pequeña urna cerrada con candado y con una ranura para depositar la tarjeta del enfermo. Y regresan con el voto secreto del enfermo, y lo depositan en la urna con todos los demás. ¡Que diferente es la elección de un Papa a la elección de un Presidente Sin campaña electoral La Sede Vacante suele durar menos de veinte días desde que muere o renuncia un Papa hasta que es elegido el nuevo Papa. En esos días se prepara el cónclave, llegan todos los cardenales electores a Roma y se realizan las votaciones. Las votaciones son plenamente transparentes Todo se realiza estando sólo los 117 cardenales electores. Y a la vista de todos. Se recuentan todos los votos, que tienen que coincidir con el número de votantes. Y si hay un error, se tiene que repetir la votación. Ninguno quiere ser elegido Al Papa Pablo VI cuando se dirigía como cardenal al cónclave en el que fue elegido, un periodista le preguntó: Eminencia, ¿desearía ser elegido? Y contestó inmediatamente: “Tendría que estar loco para desearlo”