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San Pío

de Pietrelcina

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domingo, 6 de noviembre de 2016

Mes de Noviembre

1 El deber es antes que cualquier otra cosa, aunque sea santa (CE, 60).

2 Hijos míos, estar así, sin poder cumplir mi propio deber, es inútil; es mejor que me muera (T,
96).

3 Un día uno de sus hijos espirituales le preguntó: Padre, ¿cómo puedo crecer en el amor?
Respuesta: cumpliendo con exactitud y con recta intención las propias obligaciones, guardando
la ley del Señor. Si haces esto con constancia y perseverancia, crecerás en el amor (LdP, 91).

4 Hija mía, para tender a la perfección es necesario poner el máximo interés en actuar en todo
para agradar a Dios y en buscar evitar hasta los más pequeños defectos; cumplir los deberes
propios y hacer todo lo demás con más generosidad (FSP, 79).

5 En todas las cosas y siempre, más rectitud de intención, más exactitud, más puntualidad, más
generosidad en el servicio del Señor, y entonces serás como el Señor quiere que seas (GB, 48).

6 Reflexiona sobre lo que escribes, porque el Señor te pedirá cuentas de ello. ¡Estáte atento,
periodista! El Señor te conceda las satisfacciones que deseas por tu profesión (CT, 177).

7 También vosotros, los médicos, habéis venido al mundo, al igual que yo, con una misión que
cumplir. Escuchad con atención: Yo os hablo de obligaciones en un momento en que todos hablan
de derechos. Tenéis la misión de curar al enfermo; pero si no lleváis amor al lecho del enfermo,
no creo que las medicinas sirvan de mucho... El amor no os puede hacer prescindir de la
palabra. ¿Cómo podríais manifestarlo si no es con palabras que consuelen espiritualmente al
enfermo? Ser portadores de Dios para los enfermos; eso será más útil que cualquier otro cuidado
(LCS,5-V-58, p.28).

8 Sed como pequeñas abejas espirituales, que no tienen en sus colmenas más que miel y cera.
Que vuestra casa, gracias a vuestra conversación, esté llena de dulzura, de paz, de concordia,
de humildad y de piedad (Epist.III, p.563).
9 Emplead cristianamente vuestro dinero y vuestros ahorros, y desaparecerá tanta miseria; y
tantos cuerpos que sufren y tantos seres afligidos encontrarán consuelo y alivio (CE, 61).

10 No sólo no tengo que repetirte que, al marcharte de Casacalenda, devuelvas la visita a tus
conocidas, sino que lo considero una gravísima obligación. La piedad es útil para todo y se
adapta a todo según las circunstancias, menos a lo que sea pecado. Devuelve las visitas y
tendrás también el premio de la obediencia y la bendición del Señor (Epist.III, p.427).

11 Yo deseo que todas las estaciones del año se encuentren en vuestras almas; que a veces
experimentéis el invierno de muchas esterilidades, distracciones, desganas y aburrimientos;
otras, los rocíos del mes de mayo con el perfume de las santas florecillas; entre los calores, el
deseo de agradar a nuestro divino Esposo. No queda, pues, más que el otoño, en el que no veis
grandes frutos; pero sucede con mucha frecuencia que, a la hora de trillar los cereales y de
pisar las uvas, uno se encuentra con cosechas mucho mayores que las que prometían las siegas y
las vendimias. Vosotros querrías que todo sucediese en primavera y en verano; pero no, mis
queridísimas hijas, es necesario que existan también estas vicisitudes tanto en el interior como
en el exterior. En el cielo todo será primavera en cuanto a la belleza, todo será otoño en el
gozo, todo será verano en el amor. No habrá ningún invierno; pero aquí el invierno es necesario
para ejercitarse en la abnegación y en las mil virtudes, pequeñas pero bellas, que se practican
en tiempos de esterilidad (Epist.III, p.587s.).

12 Os lo suplico, mis queridas hijas, por el amor de Dios: no tengáis miedo a Dios porque él no
quiere haceros mal alguno; amadlo mucho porque os quiere hacer un gran bien. Caminad
sencillamente con la seguridad de que acertáis en vuestras decisiones, y rechazad como crueles
tentaciones esas reflexiones espirituales que hacéis de vuestros males (Epist.III, p.569).

13 Entregaos totalmente, mis amadísimas hijas, en las manos de nuestro Señor, ofreciéndole los
años que os restan de vida y rogadle siempre que los emplee y se sirva de ellos en aquella forma
de vida que más le agrade. No inquietéis vuestro corazón con vanas promesas de sosiego, de
agrado y de méritos, sino presentad a vuestro divino Esposo vuestros corazones totalmente
vacíos de todo otro afecto que no sea su casto amor, y pedidle que lo llene, limpia y
sencillamente, de los impulsos, deseos y voluntad que sean de su agrado, para que vuestro
corazón, como una madreperla, no conciba más que con el rocío del cielo y no con el agua del
mundo; y veréis que Dios os ayudará y que haréis mucho, tanto al elegir como al actuar
(Epist.III, p.569).

14 El Señor os bendiga y os haga menos pesado el yugo de la familia. Sed siempre buenos.
Recordad que el matrimonio comporta obligaciones difíciles que sólo la gracia de Dios pude
hacerlas fáciles. Mereced siempre esta gracia y que el Señor os conserve hasta la tercera y
cuarta generación (AD, 169).

15 En la familia sé alma de convicciones profundas, y sonríe en la abnegación y en la inmolación


constante de toda tu persona (ASN, 43).
16 La abnegación más importante es la que se practica en el hogar doméstico (FM, 167).

17 Nada más repelente en una mujer, sobre todo si es esposa, que ser ligera, frívola y altanera.
La esposa cristiana debe ser mujer de sólida piedad para con Dios, ángel de paz en la familia, y
digna y agradable con el prójimo (AP).

18 Dios me ha dado mi pobre hermana y Dios me la ha quitado. Sea bendito su santo nombre. En
estas exclamaciones y en esta resignación encuentro fuerza suficiente para no sucumbir bajo el
peso del dolor. A esta aceptación de la voluntad divina os exhorto también a vosotros y
encontraréis, igual que yo, el alivio en el dolor (Epist.IV, p.802).

19 ¡La bendición de Dios os sirva de ayuda, apoyo y guía! Formad una familia cristiana, si
queréis un poco de tranquilidad en esta vida. El Señor os dé hijos y después la gracia de
orientarlos por el camino del cielo (AP).

20 ¡Animo, ánimo! Los hijos no son clavos (AP).

21 Anímese, pues, valerosa señora. Anímese, porque la mano del Señor, al sostenerla, no se ha
quedado corta. ¡Oh!, sí, él es el Padre para todos; pero lo es, de modo especialísimo, para los
desgraciados; y de modo todavía mucho más singular lo es para usted, que es viuda y viuda
madre (AdFP, 466).

22 Ponga en solo Dios todas sus preocupaciones, pues él tiene cuidado especialísimo de usted y
de esos tres angelitos de hijos con que la ha querido adornar. Esos hijos, por su conducta, serán
su apoyo y consuelo a lo largo de su vida. Preocúpese siempre de su educación, no tanto
científica cuanto moral. Téngalos en su corazón y quiéralos más que a las niñas de sus ojos. A la
educación de la mente, mediante buenos estudios, procure unir siempre la educación del
corazón y de nuestra santa religión; aquélla sin ésta, mi buena señora, causa una herida mortal
al corazón humano (AdFP, 467).

23 ¿Por qué el mal en el mundo?


Escucha con atención... Es una mamá que está bordando. Su hijo, sentado en un pequeño
taburete, contempla su trabajo pero al revés. Ve los nudos del bordado, los hilos revueltos... Y
dice: Mamá, ¿se puede saber lo que haces? ¡Se ve poco claro tu trabajo!
Entonces la mamá baja el bastidor y enseña la parte buena del trabajo. Cada color está en su
sitio y la variedad de los hilos se ajusta a la armonía del dibujo.
¡Eso! Nosotros vemos el revés del bordado. Estamos sentados en un pequeño taburete (GG, 106).

24 ¡Yo odio el pecado! Dichosa nuestra patria si, como madre del derecho, quisiera perfeccionar
sus leyes en este sentido, y sus costumbres a la luz de la honradez y de los principios cristianos
(GdT, 143).

25 El Señor hace ver y llama, pero no queremos ni ver ni responder porque son los propios
intereses los que nos agradan. Sucede también en ocasiones que, al haber oído esa voz tantas
veces, ya no se le presta atención; pero el Señor ilumina y llama. Son los hombres quienes se
colocan en una actitud que los incapacita para oír (AP).

26 Hay gozos tan sublimes y dolores tan profundos, que es imposible expresarlos con palabras.
El silencio es el último recurso del alma, tanto cuando la felicidad es indecible como cuando los
apuros son extremos (ASN, 43).

27 Conviene familiarizarse con los sufrimientos que el Señor tenga a bien enviarnos. Jesús, que
no puede soportar por mucho tiempo el teneros en aflicción, vendrá a animaros y a confortaros,
infundiendo nuevos ánimos en vuestro espíritu (AdFP, 561).

28 Todas las concepciones humanas, vengan de donde vengan, tienen su lado bueno y su lado
malo. Hay que saber asimilar y tomar todo lo bueno y ofrecerlo a Dios, y eliminar todo lo malo
(AdFP, 552).

29 ¡Ah!, mi valiente hija, que es una gracia fuera de serie el comenzar a servir a este buen
Dios, cuando la flor de la edad nos hace más susceptibles a toda clase de impresiones. ¡Oh!, qué
don tan grato cuando se ofrecen al mismo tiempo las flores y los primeros frutos del árbol. ¿Y
qué es lo que podrá apartarte de la ofrenda total de ti misma al buen Dios al haberte decidido
de una vez para siempre a dar un puntapié al mundo, al demonio y a la carne, lo que con tanta
decisión hicieron por nosotros nuestros padrinos en el bautismo? ¿O quizás el Señor no se merece
de ti este sacrificio? (Epist.III, p.418).

30 Recordad que Dios está en nosotros cuando estamos en gracia; y está, por así decirlo, fuera
de nosotros cuando estamos en pecado; pero su ángel no nos abandona nunca... El es nuestro
amigo más sincero y fiel, cuando no tenemos la desgracia de entristecerlo con nuestra mala
conducta (GdT, 205).

Marcela T. Gonzalez Grupos en domingo, noviembre 06, 2016

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