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Se dice que necesitamos 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 para mantener nuestro equilibrio
emocional y 12 para recorrer el camino del crecimiento.
Si bien los científicos no han comprobado el número de abrazos necesarios para sentirnos bien, lo
que han comprobado mediante distintos experimentos es que la ausencia de contacto físico amoroso
aísla al individuo emocional y socialmente.
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y posiblemente el más sensible; la piel también
señala nuestros límites, límites que pueden convertirse en barrera sino nos comunicamos a través de
ella.
Fuera de toda connotación sexual, dar y recibir abrazos nos aporta muchos beneficios; te contamos
algunos:
El contacto físico tiene muchos modos de expresarse dependiendo de las culturas, la educación y las
creencias de las personas. Así pues, pide permiso para dar un abrazo. Si necesitas uno, pídelo y
explica como quieres recibirlo.
Hay abrazos cortos y eternos… Un abrazo dura lo que dura tu necesidad de el, un pequeño gesto
hará entender a quien te abraza que debe devolverte tu espacio. Concluye tu abrazo con un
agradecimiento sincero.
En el experimento pidieron a 404 adultos sanos que respondieran a un cuestionario que medía el
apoyo social percibido. Estos fueron entrevistados durante las dos semanas siguientes, en las que se
les preguntaba acerca de la frecuencia de conflictos con terceros y los abrazos que habían
recibido.
Finalmente, se les expuso a un virus del resfriado común, y se sometieron a una cuarentena para
observar los signos de infección y evolución de la enfermedad, mientras permanecían aislados.
Y sí, se cumplieron las mejores previsiones posibles, demostrando el gran efecto protector que
tiene el amor sobre la salud. Comprobaron que los participantes con mayor apoyo social y menos
conflictos eran los menos propensos a enfermar de gripe, siendo concretamente los abrazos los que
explicaban un tercio del efecto protector contra la infección.
La explicación podría residir, como apunta Sheldon Cohen director de la investigación, en el papel
que tienen los abrazos como inductores de la sensación de protección, disminuyendo nuestro estrés
y aumentando nuestro sistema inmunológico.
Si estás deprimido o sufres ansiedad, si el estrés o la preocupación son constantes en tu vida, eres
más vulnerable a las infecciones. ¿Cómo puedes protegerte? En el artículo de hoy, te presentamos
uno de los mejores remedios naturales, sin efectos secundarios, ni contraindicaciones: el
abrazo.
Veamos sólo algunos más de los innumerables beneficios que puede tener en tu vida este valorado
recurso afectivo:
La autoestima se va construyendo desde que eres pequeño. En esos primeros años de tu vida el
apego y los vínculos afectivos que mantengas son especialmente importantes en la elaboración de
un buen concepto de ti mismo, lo que se reflejará en una sana autoestima.
Los abrazos y las caricias son una forma de ser validado, de sentirte arropado, seguro y confiado.
Un niño que ha estado carente de abrazos y expresiones afectivas, es más probable que se
convierta en un adulto con inseguridades y baja autoestima.
El contacto físico es un potente inhibidor del estrés. Los abrazos y los besos aumentan los niveles
de la hormona oxitocina, activando unos mecanorreceptores de la piel llamados Corpúsculos de
Pacini, los cuales se encargan de regular la presión arterial.
De esta manera, es más probable también que la ansiedad se mantenga en un nivel óptimo.
Se comprobó como el abrazo y las caricias mejoraban el sistema inmunológico en pacientes con
cáncer, mejorando la calidad de vida, frente a los pacientes que no contaban con este tipo de apoyo
más emocional.
Los abrazos son uno de los mejores analgésicos que existen, favorecen la circulación en los tejidos
blandos, disminuyendo la tensión muscular y produciendo un efecto de distensión o relajación.
Todos hemos tenido ocasión de comprobar en alguna ocasión cómo el contacto físico y ese apoyo
social facilita el afrontamiento del dolor, alejando la atención de la zona dolorida.
La expresión y búsqueda de afecto ha sido, desde tiempos inmemorables, la forma más rápida de
mejorar sustancialmente el estado de ánimo. Hasta tal punto que algunas terapias han incorporado a
sus tratamientos contra la depresión y la ansiedad la llamada abrazoterapia.
No hace falta tener pareja, ni ser una persona especialmente extrovertida para poder beneficiarse de
un abrazo. Es más, puedes disfrutar de tu soledad elegida en determinados momentos, si así lo
deseas, pero no desaproveches la oportunidad de poder abrazar y ser abrazado, la ganancia para
tu salud física y mental es incalculable.
Finalizamos con un vídeo que muestra un pequeño experimento social: el gran poder que tienen los
abrazos. Observa cómo una gran mayoría de gente regala un abrazo cuando alguien se lo pide con
un cartel.