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El conocimiento del lenguaje como objeto de investigación.

Chomsky.

Se ha concebido frecuentemente este estudio como una investigación sobre la


naturaleza del entendimiento y el pensamiento bajo el supuesto de que “las lenguas son
el mejor espejo de la mente humana” (Leibniz). A menudo se pensó que la “sustancia”
invariante era la mente y sus actos. Uno de los más importantes gramáticos racionalistas
del siglo dieciocho definió la “gramática general” como una ciencia deductiva referente
a “los principios inmutables y generales de la lengua escrita o hablada” y a sus
consecuencias; es “previa a cualquier lengua” porque sus principios “son idénticos a los
de la misma razón humana en su operaciones intelectuales” (Beauzée). La “gramática
particular” no es una “ciencia” auténtica en el sentido de esta tradición racionalista,
porque no se basa únicamente en leyes universales y necesarias; se trata de un “arte” o
técnica que evidencia la forma en que las lenguas concretas encarnan los principios
generales de la razón humana. Otros, en especial durante el período romántico, arguyeron
que la naturaleza y el contenido del pensamiento se encuentran determinados en parte por
los recursos disponibles para su expresión en las lenguas particulares.

La gramática generativa de una lengua particular es una teoría cuyo objeto es la


forma y el significado de las expresiones de esa lengua. Su punto de vista es el de la
psicología del individuo. Le interesan los aspectos de la forma y el significado que están
determinados por la “facultad lingüística”, que se concibe como un componente particular
de la mente humana. La naturaleza de esta facultad es el objeto de una teoría general de
la estructura lingüística que pretende descubrir el sistema de principios y elementos
comunes a las lenguas humanas conocidas; a menudo se denomina a esta teoría
“gramática universal”. La GU se puede considerar como una caracterización de la
facultad lingüística genéticamente determinada. Se puede concebir esta facultad como un
“instrumento de adquisición del lenguaje”, un componente innato de la mente humana
que permite acceder a una lengua particular mediante la interacción con la experiencia
presente, un instrumento que convierte la experiencia en un sistema de conocimiento
realizado.

(i) ¿Qué es lo que constituye el conocimiento del lenguaje?


(ii) ¿Cómo se adquiere el conocimiento del lenguaje?
(iii) ¿Cómo se utiliza el conocimiento del lenguaje?
Una gramática generativa particular es la respuesta a la primera pregunta, una
teoría que trata el estado de la mente/cerebro de la persona que conoce un lenguaje
particular. La respuesta a la segunda le proporciona una especificación de la GU; la GU
es una teoría del “estado inicial” de la facultad lingüística, previo a cualquier experiencia
lingüística. La respuesta a la tercera pregunta consistiría en una teoría de cómo el
conocimiento de la lengua en cuestión entra en la expresión del pensamiento y en la
comprensión de ejemplares y, en segunda instancia, en la comunicación y en otros usos
del lenguaje.

Existe alguna propiedad de la mente/cerebro que diferencia a los humanos de las


piedras, los pájaros o los monos.

Las gramáticas tradicionales y estructuralistas no examinan la cuestión de cómo


el lector de la gramática usa esa información para obtener el conocimiento que se utiliza
para formar e interpretar expresiones nuevas, o la cuestión de la naturaleza o los
elementos de ese conocimiento. En contraste con ella, la gramática generativa trata ante
todo de la inteligencia del lector, los principios y los procedimientos que le han llevado a
la obtención de un completo conocimiento de una lengua.

Una creencia corriente hace treinta años era la de que la adquisición del lenguaje
es un caso de “sobreaprendizaje”, el lenguaje era considerado como un sistema de hábitos,
del que se suponía que en gran medida estaba sobredeterminado por los datos disponibles.

La realidad es justamente la contraria: el lenguaje plantea de forma clara y aguda


lo que a menuda se ha denominado “el problema de Platón” (¿Cómo es que los seres
humanos cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados son capaces
de saber tanto?), el problema de “la pobreza de estímulo”, de la explicación de la riqueza,
la complejidad y especificidad del conocimiento compartido, considerado las limitaciones
de los datos disponibles.

Dos personas pueden compartir exactamente el mismo conocimiento del lenguaje


pero diferir grandemente en su uso de ese conocimiento. La habilidad para utilizar el
lenguaje puede mejorar o empeorar sin que se produzca ningún cambio en el
conocimiento. Igualmente esta habilidad puede resultar dañada, por lo general de forma
selectiva, sin que haya pérdida de conocimiento, algo que resulta claro si la lesión que
produce el daño desaparece y se recupera la habilidad perdida.
La habilidad es una cosa, y el conocimiento algo muy diferente. El sistema de
conocimiento que de alguna forma se ha desarrollado en nuestras mentes tiene ciertas
consecuencias, pero no otras; relaciona sonido y significado y asigna propiedades
estructurales a los acontecimientos físicos en ciertas formas, pero no en otras.

Al parecer debemos concebir el conocimiento del lenguaje como un cierto estado


de la mente/cerebro, un elemento relativamente estable en los estados mentales
transitorios, es más, como un estado de una facultad diferenciable de la mente- la facultad
lingüística- con sus propiedades, estructura y organización específicas, un “módulo” de
la mente.

En modo alguno menoscabamos el estudio de la lengua en cuanto producto social.


Igualmente, obsérvese que el estudio del lenguaje y de la GU, llevado a cabo dentro del
marco de la psicología del individuo, permite la posibilidad de que el estado de
conocimiento que se alcance pueda incluir alguna clase de referencia a la naturaleza social
de la lengua.

Damos por supuesta la idealización de que la propiedad de la mente descrita por


la GU es característica de la especie, común a todos los seres humanos.

La lengua exteriorizada

De acuerdo con el uso convencional, una gramática es una descripción o una teoría
de una lengua, un objeto construido por un lingüista.

Hablamos de lengua exteriorizada en el sentido que construido se concibe de


forma independiente de las propiedades de la mente/cerebro. Bajo el mismo rótulo
podemos incluir la noción de lengua como colección (o sistema) de acciones o conductas
de cierta clase. Desde un punto de vista así, una gramática es una colección de enunciados
descriptivos referentes a la lengua-E, los acontecimientos lingüísticos potenciales o
reales. En términos técnicos, se puede considerar la gramática como una función que
enumera los elementos de la lengua-E.

La lengua-E es concebida pues como el objeto real de la investigación, la


gramática es una noción derivada; el lingüística es libre para seleccionar de una u otra
forma la gramática siempre que identifique correctamente la lengua-E. En cuanto a la
GU, en la medida en que se reconozca que se trata de una investigación legítima, esta
teoría estaría constituida por enunciados verdaderos para muchas o para todas las lenguas
humanas.

La lengua interiorizada

La lengua-I constituye pues un elemento de la mente de la persona que conoce la


lengua, que adquiere el que la aprende y que el hablante-oyente utiliza. Si se toma la
lengua como la lengua-I, la gramática sería entonces una teoría de la lengua-I, el objeto
que se investiga.

Los enunciados de la gramática son enunciados de la teoría de la mente sobre la


lengua-I, y por lo tanto enunciados sobre estructuras del cerebro formulados en un cierto
nivel de abstracción realizada sobre mecanismos. Entonces la GU se construye como la
teoría de las lenguas-I humanas, un sistema de las condiciones derivadas de la dotación
biológica humana, que identifica las lenguas-I que son humanamente accesibles en
condiciones normales.

Desplazamiento de la lengua- E a la lengua-I

Vimos anteriormente que el estudio de la gramática generativa desplazó el foco


de atención de la conducta potencial o real y sus productos al sistema de conocimiento
que subyace al uso y la comprensión del lenguaje y, con más profundidad, a la dotación
innata que hace posible que los humanos obtengan ese conocimiento. El desplazamiento
fue del estudio de la lengua-E al estudio de la lengua-I, del estudio de la lengua
considerada como un objeto exteriorizado al estudio del sistema de conocimiento
lingüístico obtenido y representado interiormente en la mente/cerebro. Una gramática
generativa persigue delinear exactamente qué es lo que alguien sabe cuando conoce una
lengua, esto es, qué es lo que ha aprendido de acuerdo con los principios innatos. La GU
es una caracterización de esos principios innatos, biológicamente determinados, que
constituyen un componente de la mente humana, la facultad lingüística.

En los trabajos anteriores, la respuesta a (1i) era la de que el conocimiento de la


lengua consiste en el conocimiento de un cierto sistema de reglas; la respuesta a (1ii) la
de que este conocimiento tiene su origen en un estado inicial S(O) que transforma la
experiencia en un “estado estable” S(S), que entraña una lengua-I. La pregunta (1iii) se
divide en dos partes: un “problema de la percepción” y un “problema de la producción”.
La lengua-E, que fue el objeto de estudio en la mayor parte de las gramáticas
tradicionales o estructuralistas o en la psicología conductista, se concibe ahora todo lo
más como un epifenómeno1.

Resumiendo, la facultad lingüística es un sistema diferenciado de la mente/cerebro


con un estado inicial S(O) común a toda la especie y, al parecer, único en aspectos
esenciales. Con una experiencia apropiada, esta facultad pasa del estado S(O) a un estado
relativamente estable S(S), que sólo experimenta una modificación periférica. El estado
alcanzado incorpora una lengua-I. La GU es una teoría de S(O); las gramáticas
particulares son las teorías de las diferentes lenguas-I. Las lenguas-I que se pueden
obtener a partir de un S(O) fijo y una experiencia cambiante son las lenguas humanas que
son accesibles, donde por “lengua” entendemos pues lengua-I.

El sistema de conocimiento obtenido, la lengua-I, asigna un estatus a cada hecho


físico relevante, por ejemplo, a cada onda sonora. Diferentes lenguas-I asignarán un
estatus diferente dentro de estas u otras categorías. La noción de lengua-E no ocupa
ningún lugar en este panorama. Las lenguas-E son sólo artefactos, este concepto no
desempeña ningún papel en una teoría del lenguaje.

El concepto técnico de lengua-E es inseguro en dos aspectos al menos. Las lenguas


en este sentido no son objetos del mundo real, sino que son constructos artificiales. En
contraste, el estado estable de conocimiento obtenido y el estado inicial S(O) son
elementos reales de mentes/cerebros particulares, aspectos del mundo físico, en la medida
en que concebimos los estados y representaciones mentales como codificados de alguna
forma física.

Las afirmaciones sobre la lengua-I, sobre el estado estable y sobre el estado inicial
S(O) son afirmaciones verdaderas o falsas sobre algo real y determinado, sobre estados
reales de la mente/cerebro y sus componentes.

No obstante ser un constructo, la lengua-E se encuentra más alejada de los


mecanismos que la lengua-I, en un orden superior de abstracción. En consecuencia, el
concepto hace surgir una multitud de problemas nuevos. El desplazamiento constituye
también justificablemente un desplazamiento hacia la noción común de lengua. Las reglas

1
Fenómeno accesorio que acompaña al fenómeno principal y que no tiene influencia sobre él.
de la lengua no son reglas de un conjunto infinito de objetos formales o de acciones
potenciales, sino que son reglas que conforman o constituyen la lengua.

El desplazamiento de perspectiva desde el concepto técnico de lengua-E al


concepto técnico de lengua-I considerado como objeto de investigación constituye por
tanto un desplazamiento en la dirección del realismo en dos aspectos: el estudio de un
objeto real, en vez de un constructo artificial, y el estudio de lo que realmente queremos
decir con “una lengua” o “el conocimiento de la lengua” en el uso común.

El estudio de la gramática generativa se desarrolló a partir de la confluencia de


dos tradiciones intelectuales: la gramática tradicional y estructuralista y el estudio de los
sistemas formales.

Para cada lengua-E, sea cual sea la forma que elijamos de definir esta noción,
existen muchas gramáticas. La lengua-E no se encuentra “dada”. Lo que se le “da” al niño
es una serie finita de datos, sobre cuya base la mente del niño construye una lengua-I que
asigna un estatus a cada expresión, y que podemos concebir como generadora de una
lengua-E de acuerdo con una u otra convención estipulada.

Es preciso indicar que las caracterizaciones acostumbradas de la “lengua” como


código o juego apuntan justamente a la lengua-I, no al constructo artificial que es la
lengua-E. Un código no es un conjunto de representaciones, sino más bien un sistema
específico de reglas que asigna representaciones codificadas o representaciones de
mensajes. El concepto saussureano de langue, aunque mucho más limitado en su
concepción, se puede interpretar en este sentido como apropiado.

La base empírica del estudio de la lengua-I

Los datos referentes al carácter de la lengua-I y del estado inicial podrían proceder
de fuentes muy diferentes, aparte de los juicios referentes a la forma y el significado de
las expresiones: los experimentos de percepción, el estudio de la adquisición y del déficit
o de lenguas inventadas en parte, como el criollo, o del uso literario, o del cambio
lingüístico, de la neurología, de la bioquímica, etc.

Es importante tener presente que el estudio de la propia lengua puede proporcionar


datos cruciales referentes a la estructura de alguna otra, si seguimos aceptando el plausible
supuesto de que la capacidad de adquirir el lenguaje, el objeto de la GU, es común a toda
la especie.
Si lo que nos interesa es descubrir las propiedades reales del estado inicial de la
facultad lingüística y de sus realizaciones particulares como lenguas-I potenciales o
reales, hemos de abandonar la ideología, y hemos de considerar que una teoría de la
lengua se encuentra sujeta a cambios en concordancia con la base de datos referentes a
otras lenguas, o a datos de otras clases.

Es recíproca la interdependencia de las ciencias del cerebro y el estudio de la


mente. La teoría de la mente trata de determinar las propiedades del estado inicial S(O) y
de cada estado obtenible S (L) de la facultad lingüística, y las ciencias del cerebro tratan
de descubrir los mecanismos cerebrales que son realizaciones físicas de esos estados.

Algunas consecuencias del desplazamiento del objeto

En resumen, podemos concebir el conocimiento que una persona tiene de una


lengua particular como un estado de la mente, que se encarna en una cierta disposición
de mecanismos físicos. Realizamos la abstracción de la lengua-I como “lo que es
conocido” por una persona en ese estado de conocimiento. Este sistema finito, la lengua-
I, es lo que el lingüista generativo debe caracterizar.

Considérese el estudio de la estructura fónica, si se considera la lengua-E como el


objeto de investigación, el problema es descubrir los elementos, las propiedades y la
disposición en que se subdivide el flujo del habla. Sin embargo, si nos centramos en la
lengua-I, el problema es más bien diferente: el de encontrar representaciones mentales
que subyacen a la producción y a la percepción del habla, y las reglas que relacionan esas
representaciones con los acontecimientos físicos del habla.

A medida que nos movemos a otros niveles de la investigación de la lengua-I, nos


encontramos con más datos de que las representaciones mentales son abstractas en este
sentido. Los sistemas de reglas y de principios que las forman y las modifican son muy
simples y naturales, aunque interaccionan entre sí hasta obtener estructuras de una
complejidad considerable y para determinar sus propiedades de una forma muy precisa.

Como una hipótesis empírica preliminar, podemos considerar que la lengua-I es


un sistema de reglas de alguna clase, una realización específica de las opciones que
permite la GU, fijada por la experiencia que se presente.

La teoría de la estructura lingüística (GU) tendrá a su cargo la tarea de especificar


estos conceptos de forma precisa. La teoría ha de proporcionar gramáticas para las
lenguas-I que, en principio, puedan ser obtenidas por una mente/cerebro humana, ante la
experiencia apropiada, y ha de restringirse además de tal modo que determine
exactamente la lengua-I, dada la clase de datos que bastan para la adquisición de la lengua.

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