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Desandando Caminos Bicentenarios

1 º FASCICULO DE NUESTRO PROYECTO DE HISTORIA

COMISION DE EDUCACION
SUB- COMISION HISTORIA

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Índice:

Introducción

Glosario

Política

Contexto Latinoamericano

Los Personajes

Pueblos originarios

Mendoza y el Bicentenario

La Pared

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INTRODUCCIÓN

POR UN BICENTENARIO AUTOCONCIENTE


Por Manolo Giménez

Parece indudable que la Revolución de Mayo ocupa un lugar definitivo en nuestro imaginario
popular. Habitualmente, su evocación pretende situarse por encima de las interpretaciones aportadas por
los historiadores (tanto profesionales como militantes) o de cualquiera de las corrientes en las que suelen
afincarse.

El cielo gris y el imponente edificio del Cabildo; los vecinos apostados en la plaza, con impecable y
dificultosa indumentaria; la mesa en que se reúnen los miembros de la Junta de Gobierno. Todas ellas —y
algunas otras estampas del voluminoso manual escolar— han instalado en nosotros una representación
mental entrañable y casi religiosa.

¿Emblema o fetiche?

Sin embargo, no son pocos los que sostienen, con sólidos argumentos, que la del 25 de mayo de 1810
no fue, exactamente, una revolución, puesto que repetía el gesto de las juntas españolas. O que la Junta local
estaba restringida al grupo porteño y prescindía de las provincias.

También se alude a que la resistencia contra los ingleses, iniciada en 1806, o el Congreso de Tucumán
de 1816, serían referencias mucho más apropiadas. Fundamentalmente —afirman— por el acento
anticolonialista y federal que una celebración centenaria, en esta parte del mundo, amerita.

Lo cierto es que, por una u otra razón, abundan opiniones que consideran insuficiente a la efeméride
moreniana, a pesar del hito impuesto por el primer Centenario. Impuesto a tal punto que su elección actual
se presenta como una simple cuestión de sentido común.

Y es por este último aspecto, precisamente, que las posiciones críticas a la elección del año del
Bicentenario parecen estar justificadas. Porque la transfiguración del 25 de mayo de 1810 en icono
consagrado de la argentinidad, oculta gran parte de las significaciones fundamentales de nuestro devenir
histórico.

Breves precisiones

Trataré de ser más claro. La Revolución de Mayo intentó abrir el capítulo rioplatense —aunque tuvo
un eco continental innegable— de la revolución democrática y antifeudal española, que pocos años más
tarde será derrotada.

En el proyecto de sus hacedores no figuraba, en lo inmediato, la emancipación de la Corona y la


cuestión de la Independencia sólo habrá de plantearse, algo después, como respuesta a la reacción del
absolutismo.

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Por otro lado, la escasa sustentación de la vanguardia revolucionaria —que conducía Mariano
Moreno— en una clase social históricamente madura, impidió que se impusieran sus lineamientos en
materia de organización política y económica.

Así, entre otras deficiencias, el proceso político iniciado en 1810 careció de un sólido eje aglutinador;
lo que alentó múltiples formaciones estatales entre los pueblos suramericanos y resquebrajó la unidad
nacional del Imperio español en América.

Tendencia ésta favorecida por los sectores productivos y comerciales vinculados a las potencias
económicas dominantes del Viejo Mundo —posición registrada en Buenos Aires y en Lima, por ejemplo—,
a la que ni siquiera el genio político de Artigas, San Martín y Bolívar podrá revertir. De tal modo, lo que
debió constituirse como país, en el sentido territorial, y como una nación, en el sentido histórico, lo hizo en
veinte estados, en el sentido puramente jurídico.

Países artificialmente creados a contrapelo de nuestra herencia y origen común. Elementos ambos
que hablan de la existencia histórica de una nación subcontinental, en cuya base civilizatoria se funden los
rasgos ibéricos, la impronta de los pueblos aborígenes y el fragmentario aporte africano.

Dicho sea de paso, de esta dispersión proviene la mayoría de los males que afectan actualmente a
nuestros pueblos. De esta impotente condición de patria chica; de este fracaso en constituir la América
Criolla.

Un camino

El particularismo oligárquico porteño mantiene su hegemonía cultural en la Argentina de nuestros


días. No por casualidad, los héroes y epopeyas, las leyendas y literaturas, los modismos idiomáticos y
géneros musicales con mayor difusión, surgen de la subcultura del puerto de Buenos Aires y su comarca en
la pampa húmeda.

La centralidad del 25 de mayo no es ajena a este registro. Pero a pesar de ello, no debe olvidarse que
en la práctica política y en el legado doctrinario de Mariano Moreno, Manuel Belgrano o Bernardo de
Monteagudo —entre otros líderes de 1810— están cifradas algunas de las tareas pendientes de nuestros
pueblos.

Entre ellas, la de conformar un modelo de desarrollo económico autocentrado, con plena integración
de los recursos humanos, y naturales; así como de los desarrollos parciales en el campo científico, artístico,
jurídico y tecnológico. En convivencia armónica con el resto de las naciones de la Tierra y lejos de toda
subordinación al capital monopolista. Con imaginación y rigor intelectual, creo que podemos aprovechar
los festejos del 2010 para contribuir a que este proyecto sea retomado por las grandes mayorías populares.

El mito liberal de Mayo debe ser reconvertido, con un decidido ejercicio de revisión histórica, en la
convocatoria hacia una segunda emancipación. Para ello, será preciso recuperar los propósitos
revolucionarios de las principales figuras que animaron aquellas jornadas, a fin de darle una nueva
oportunidad a la integración federal de la América Mestiza.

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GLOSARIO

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS?


Por Prof. Fabricio Barrera

Bicentenario de la Revolución de 1810

Al momento de transmitir un mensaje, ya sea escrito u oral, usamos palabras que creemos que todos
las pueden comprender, pero nos equivocamos. Esto no tiene que ver con el nivel de escolaridad de la
persona que recibe el mensaje, sino con las realidades que nos toca vivir a cada uno como miembros de esta
sociedad. Según la familia en la que estemos insertos, en el barrio que nos ve crecer o en el trabajo que cada
uno tiene, esto nos condiciona para darle un significado diferente a cada palabra que escuchamos.

Por esto, a través de esta sección, intentaremos acercar a nuestros lectores la mayor cantidad de
significados que pueda tener una palabra, siempre atendiendo a las limitaciones que podamos tener, ya que
no se puede manejar el amplio conocimiento sobre el significado de las palabras por lo que antes
mencionábamos sobre la multiplicidad de interpretaciones que pueden existir.

En esta ocasión me ha convocado la difícil tarea de tratar de desentrañar el significado de dos palabras
que se utilizarán mucho el año que viene: Bicentenario y Revolución.

Con respecto a la primera, algunos podrán decir que no es muy difícil de explicarla, ya que diciendo
que es la palabra para definir el paso de doscientos años ya quedarían conformes. Pero con decir esto no
completamos su significado, ya que no es lo mismo el bicentenario de un árbol que el de una nación como la
nuestra.

Al hablar del Bicentenario de una nación, debemos tener en cuenta cuáles son los hechos que
configuran a esta última durante esos doscientos años que han ido transformando la realidad de la misma y
que configuran su presente. Nuestra nación, durante sus doscientos años, ha sufrido, por ejemplo, las luchas
interprovinciales por la implantación de un modelo de país. Y no es por una condición bárbara de nuestros
pueblos que se predisponen a luchar entre ellos, ya que tal condición no existe, sino por la necesidad de
modificar el sistema semi-colonial al que nos habían encadenado. Los pueblos del interior luchando por la
necesidad de desarrollarse y de hacer conocer su cultura en el resto de la nación, la ciudad-puerto luchando
por implantar su supremacía político-económica gracias a las ganancias que le reportaba su puerto-aduana.

Durante los doscientos años que han transcurrido, esta contradicción interna ha configurado nuestra
forma de vivir y de pensar. Al principio, morenistas versus saavedristas; después, “civilización” vs.
“barbarie”; más tarde, conservadores vs. radicales; luego, peronistas vs. antiperonistas; golpistas vs.
antigolpistas; democráticos vs. Antidemocráticos; neoliberales vs. “populistas”. Y así, se pueden encontrar
durante nuestra historia miles de versus. Pero, como dijimos anteriormente, no se llevaron adelante estos
enfrentamientos por el sólo hecho de que somos “bárbaros” que queremos vivir en lucha. Esto se explica y se
explicará, por el hecho de que en todos los países, y cada uno con sus matices, existen clases opresoras y
clases oprimidas. En nuestra nación se agrega el imperialismo económico que nos convierte en un país semi-
colonial.

A lo expuesto debemos agregar algunas preguntas, como por ejemplo: ¿Quiénes se enfrentaron?

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¿Estaban en igualdad de condiciones cuando lucharon? ¿Son las mayorías pobres y explotadas las que se
tienen que adaptar a modelos económicos impuestos desde afuera para que sólo unos pocos se enriquezcan?
¿Nosotros, nos sentimos parte de la mayoría pobre y explotada, o parte de la minoría rica y explotadora?
Respondiendo a estos interrogantes, podemos llegar a tomar posición en este enfrentamiento, y así elegir si
queremos una verdadera liberación nacional o sólo una liberación abstracta dónde por cantar un himno
propio y utilizar nuestra bandera en los actos creemos que somos efectivamente libres.

La segunda palabra que nos convoca, es la palabra Revolución. Aunque académicamente esta palabra
sea fácil de definir como un “cambio violento en las instituciones políticas de un Estado” o como “alboroto
o sedición”1, existen otras formas de explicarla. Carlos Tilly la define como “…una transferencia por la
fuerza del poder del Estado, proceso en el cual al menos dos bloques diferentes tienen aspiraciones,
incompatibles entre sí, a controlar el Estado, y en el que una fracción importante de la población sometida a
la jurisdicción del Estado apoya las aspiraciones de alguno de los bloques.”2 Además de esta completa
definición, Tilly agrega que existen dos momentos diferentes para que se produzca una revolución.

El primero es la Situación Revolucionaria, que consta de algunas causas:


1-aparición de contendientes, o de coaliciones de contendientes, con aspiraciones, incompatibles
entre sí, de controlar el Estado o una parte del mismo.
2-El apoyo de esas aspiraciones por parte de un sector importante de los ciudadanos.
3-La incapacidad (o falta de voluntad) de los gobernantes para suprimir la coalición alternativa y/o el
apoyo a sus aspiraciones.

Con este sólo momento no basta para que se produzca la revolución, sino que este primer momento
debe producir un Resultado Revolucionario, que de lugar a la revolución en sí: ésta “se produce cuando
tiene lugar una transferencia de poder de manos de quienes lo detentaban antes de que se planteara una
situación de soberanía múltiple, a una nueva coalición que gobernará, en la que pueden estar incluidos
algunos elementos de la coalición gobernante anterior”3.

Pero esta sería una explicación demasiado simplista del término, a pesar de que pueda parecer extensa.

El término Revolución es muy complejo de explicar, ya que pueden existir de esta palabra
interpretaciones diversas, porque existen diversas ideologías que utilizan esta palabra para definir sus
acciones. Es lícito que lo hagan, pero desde nuestro punto de vista no es legítimo.

Los avatares de este bicentenario, como ya explicamos, se llevaron a cabo en una lucha entre dos
modelos de país a imponer: el modelo antipopular-pro imperialista y el modelo nacional y popular. El
primero de estos, utiliza la palabra Revolución para denominar sus movimientos antinacionales-pro
imperialistas que derrocaron gobiernos. Lo hacen porque interpretan a esta palabra desde el más puro
literalismo, aplicando a rajatablas las definiciones antes mencionadas. Ejemplos de esto sobran:
“Revolución Libertadora”, “Revolución Argentina”, etc. Ustedes agreguen el resto…

La palabra revolución no sólo debe ser analizada en el literalismo de las definiciones y conceptos.
Deberíamos entender a las revoluciones como el suceso que devuelve soberanía a quienes la necesitan, a

1 Real Academia Española


2 TILLY, Carlos; “Las revoluciones europeas 1492-1992”, pág. 26. Barcelona. Crítica. 1995.
3 TILLY, Carlos; pág. 33. Op. Cit.

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quienes verdaderamente necesitan de la protección estatal y no a un grupo reducido que se beneficia con
negociados, que los realizan a través del aparato estatal. La debemos entender como la “transferencia de
poder” que logra beneficiar a las mayorías.

Con este pensamiento podríamos ya concluir que el movimiento de mayo de 1810 no fue
revolucionario porque se benefició, luego de este, a un grupo reducido de Buenos Aires y no a todo el país.
Lo que debemos agregar a esto para entender a la Revolución de Mayo como tal, es que los grupos
dominantes porteños se encargaron de eliminar a los verdaderos revolucionarios del medio de la lucha para
tomar las banderas de esta revolución sólo para beneficiarse con el libre-cambio que les ofrecía Inglaterra a
los comerciantes ingleses que habitaban la ciudad-puerto.

BIBLIOGRAFÍA

TILLY, Carlos; “Las revoluciones europeas 1492-1992”. Barcelona. Crítica. 1995.


(este libro fue consultado sólo para obtener el concepto de revolución más claro que yo he conocido
hasta el momento)

Mucho de los otros temas que he tratado están influenciados por pensadores del campo nacional y
popular como: Norberto Galasso, Juan José Hernández Arregui, Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz.

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POLÍTICA DE 1810 A 1853
Por Prof. Armando López

De la revolución a la organización. 1810-1853.

El virreinato del rió de la plata, aun antes de mayo del 10, estaba lejos de conformar un cuerpo
homogéneo. Por el contrario, diversas regiones, con pueblos e idiosincrasias distintas, conformaban un
heterogéneo mosaico.

El inicio del proceso revolucionario acentuó más la s disímiles realidades, económicas, sociales y
políticas de los territorios que conformaban el ex- virreynato.Así, los objetivos que se plantearon los
hombres de mayo, se dirigieron a:

A- Derrotar a los ejércitos realistas.


B- Configurar un nuevo sistema económico, político y social.
C- Organizar al país mediante un orden constitucional.

La guerra de la independencia fue larga, abarcó desde el mismo 1810 hasta 1824 (batalla de
Ayacucho. Ocasionó grandes gastos y pérdidas, traslados de poblaciones, cambios geopolíticos y atrasó la
organización del país, al estar sus sucesivos gobiernos concentrados en la lucha contra los realistas.

Sin embargo, paralelamente, se iba prefigurando otro conflicto. Los pueblos del interior, el litoral, el
noroeste, cuyo y centro, se veían perjudicados por el librecambio impuesto desde Bs.As.. Sin dudas las
conveniencias de la ciudad puerto eran diametralmente opuestas a la de las futuras provincias, con algunos
matices.

El librecambio beneficiaba a Bs. As. , tanto al sector de comerciantes importadores como a los
grandes estancieros exportadores; ambos hacían grandes negocios controlando el puerto y la aduana. Los
productos que ingresaban al país, provenientes sobretodo de Gran Bretaña, perjudicaban a la precaria
industria del interior, abastecedora del mercado interno que ya existía. (textil, azucarera, vitivinícola, etc.)

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De manera tal que los pueblos del interior comenzaron a protestar, promediando la segunda
década del siglo XIX, ante el librecambio impuesto desde el puerto. Tales protestas, fueron lideradas por los
llamados caudillos, quienes representaban el reclamo provinciano. Muchos de estos caudillos pelearon en la
guerra independentista, pero luego ante la indiferencia porteña dirigirán sus armas contra aquella. Podemos
mencionar a José Artigas, Estanislao López, Francisco Ramírez, Facundo Quiroga, etc...

Los distintos gobiernos que se sucedieron a partir del 10, Primera Junta, Junta Grande, Primer
Triunvirato, Segundo Triunvirato, Directorio; no pudieron dar una respuesta satisfactoria a los reclamos del
interior. La Asamblea del año XIII, si bien dictó medidas de carácter revolucionarias en el aspecto social, no
resolvió el problema del puerto y la aduana.

En 1819, el Directorio pretendió imponer una constitución, la cual era centralista y antiprovinciana.
Los caudillos van a la guerra, se produce la batalla de Cepeda; el último Director, José Rondeau es
derrotado por las fuerzas de López y Ramírez. Ante lo sucedido, en 1820 el país se queda sin gobierno
general, cada provincia sé autogobierna; con la idea futura de llamar a un congreso que dicte una
constitución y organice al país.

El problema era quien controlaría el puerto y la aduana. Surgen dos ideas económicas. los
librecambistas y los proteccionistas. Los primeros, pretenden sostener el orden económico desde Bs. As. ,
los segundos exigen gravar con tasas e impuestos a los productos extranjeros que competían con los del
interior, o directamente cerrarles el ingreso. Estos grupos se van a identificar en dos partidos, unitarios y
federales, aunque con el tiempo las diferencias entre uno y otros no serán claras y se hicieron relativas.

En 1826 se dictó una nueva constitución, también centralista como la del 19, aunque menos
aristocratizante. Igual fue rechazada por los caudillos. Paralelamente se iniciaba la guerra contra Brasil
(1826-1828), que había invadido la Banda Oriental, el momento no podía ser peor.

Bernardino Rivadavia, unitario, a la sazón presidente, debe renunciar debido a su pésima conducción
del tratado de paz con Brasil. Otra vez queda el país sin gobierno general y la constitución del 26 sin efecto.
Como en 1820, cada provincia se gobierna por sí sola; en bs. As. asume Manuel Dorrego, federal genuino,
quien durante su corto desempeño, firmará la paz definitiva con Brasil. Esta paz implicará la independencia
de la Banda Oriental (Uruguay), cabe mencionar que bajo este tratado espurio se movió la mano aviesa de
Gran Bretaña.

Ante este hecho, algunos hombres del partido unitario culparán a Dorrego e influirán sobre la
voluntad de Juan Lavalle, guerrero de la independencia y en la contienda contra Brasil.

Este derroca a Dorrego, el1 de diciembre de 1828, y lo fusila el 13 del mismo mes. Este tremendo
error será el comienzo de la guerra civil entre unitarios y federales. También catapultará la figura del
estanciero Juan Manuel de Rosas, quien usará la muerte de Dorrego y usufructuará las banderas del
federalismo.

Su figura es polémica. Dos veces fue gobernador de Bs.As. Y encargado de las relaciones exteriores de
la confederación Argentina (1829-32) (1835_1852. Se manejó con pactos y alianzas interprovinciales,
nunca llamó a un congreso para dictar la constitución. Si bien era el líder del partido federal, nunca
nacionalizó el puerto y la aduana. En su segundo gobierno dictó una medida proteccionista (ley de

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aduanas), pero tuvo muy poca vigencia. La mayor parte de su administración fue librecambista. Fue aliado y
socio comercial de Gran Bretaña. Sometió a las provincias, las cuales se sublevaron en repetidas
oportunidades.En el período 1835-1852 desarrolló el terrorismo de estado, con un control absoluto del
poder, persiguió y asesinó opositores políticos a través de un cuerpo parapolicial, la Mazorca.

En política exterior realizó una correcta defensa de la soberanía, al enfrentarse con Gran Bretaña y
Francia, quienes pretendían navegar libremente los ríos interior argentino.

Finalmente en 1852 fue derrocado por Justo José de Urquiza, caudillo de Entre Ríos, quien se alió
con Brasil y Uruguay. Rosas se refugió en Gran Bretaña donde murió.

Urquiza representaba los intereses económicos del litoral, (entre ríos, santa fe, corrientes), quienes se
veían ahogados por el control del puerto que ejercía Rosas. No obstante, esto no justifica la alianza de
Urquiza con el extranjero para derrocar al tirano.

Al llegar al poder el entrerriano convocó de inmediato a un congreso general constituyente; el mismo


sancionó la Constitución Nacional el 1 de mayo de 1853.

Habían pasado 43 años desde aquel 25 de mayo de 1810; para que el país comenzara, un poco
tarde, el camino de la organización.

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CONTEXTO LATINOAMERICANO
Por Prof. Alejandro Falcón

Políticas y dilemas de los procesos de emancipación en los siglos XVIII y XIX para pensar desde una
perspectiva crítica la realidad latinoamericana contemporánea.

Levantamientos indígenas contra las autoridades coloniales

En 1742, en los actuales departamentos de Huánuco, Pasco, Junín y Ayacucho, se levantó Juan Santos
Atahualpa que se dirigió a la zona del Gran Pajonal, donde reclutó adeptos provenientes de etnias serranas y
amazónicas (Asháninkas, Amueshas, Machiguengas, Conibos y Piros), para enfrentarse contra el régimen
colonial. La rebelión pretendía la expulsión de los españoles de los Andes, la desaparición de los repartos y
trabajos forzados, y la instauración de un nuevo orden.

Durante muchos años los rebeldes asolaron la región y mantuvieron a raya a las tropas enviadas por
las autoridades coloniales, que se tuvieron que enfrentar a las dificultades presentadas por el territorio
boscoso típico de la ceja de selva. La táctica de lucha de los sublevados no era un ataque frontal, sino que

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aparecían súbitamente en cualquier parte y en cualquier momento. Después de diez años, las tropas
virreinales abandonaron la zona y se atrincheraron fuertemente, para evitar la expansión del movimiento.

Esta rebelión hizo que la zona del Gran Pajonal quedara en la práctica, libre del dominio hispano y
que la evangelización se detuviera, pues las misiones que había en esa región fueron abandonadas.

José Gabriel Condorcanqui, (Túpac Amaru)

Unas décadas más tarde, surgió un movimiento mucho más fuerte, que sacudió al Virreinato del
Perú. El 4 de noviembre de 1780, José Gabriel Condorcanqui, cacique de Tinta, Surimana y Tungasuca,
apresó al corregidor Antonio de Arriaga y seis días después lo mandó ejecutar públicamente. El cacique se
hizo llamar Túpac Amaru, en homenaje al último rey Inca que se reveló contra la opresión española en el
año 1571.

Túpac Amaru, era un curaca acomodado y prestigioso que se vio afectado -como el resto de la
población- por el establecimiento de aduanas y el alza de las alcabalas, reformas fiscales instituidas por el
visitador José Antonio de Areche. Por otro lado, Túpac Amaru tenía que mediar entre el corregidor y los
indígenas a su cargo. Realizó reclamos ante las autoridades coloniales en Tinta, Cuzco y Lima sin obtener
respuesta alguna.

Junto al apoyo de otros curacas, mestizos y algunos criollos, la rebelión se extendió rápidamente y
entre sus propósitos se hallaban la abolición de la alcabala, la aduana y la mita de Potosí, también proponían
modificar el esquema social vigente, pues querían que la tierra fuese para el que la trabajase, además
deseaban que ningún ser humano fuese marginado por su color de piel o su cultura.

Si bien en un primer momento Túpac Amaru afirmó que su intención no era ir en contra del rey, sino
en contra del « mal gobierno » de los corregidores, más tarde la rebelión se radicalizó.

Las noticias sobre la ejecución de Arriaga llegaron al Cuzco y sus alrededores rápidamente. El
corregidor de dicha ciudad tomó medidas y organizó la defensa, al tiempo que informó a Lima del
levantamiento y su violento inicio. El movimiento siguió creciendo, y las filas de ambos bandos se
engrosaron. El 18 de noviembre de 1780 se enfrentaron en Sangarará, donde triunfaron las fuerzas de
Túpac Amaru.

Pero finalmente, las tropas represoras enviadas desde Lima por el virrey Jáuregui derrotaron y
capturaron a Túpac Amaru en el Cuzco, donde se le hizo un juicio sumario y fue ejecutado públicamente en
la plaza mayor. Al mediodía del 18 de mayo de 1781, tras cortarle la lengua, se le tendió en el piso, ataron
sus extremidades a cuatro caballos que corrieron en direcciones opuestas para descuartizarlo y, como no
lograron su objetivo, tuvieron entonces que apresurar la ejecución cortándole la cabeza. Ese mismo día,
fueron ejecutados todos los jefes de la rebelión, entre quienes había miembros de su familia, como Micaela
Bastidas, su esposa.

La rebelión continuó en el sur andino donde parientes del ejecutado cacique, como Diego Cristóbal
Túpac Amaru y Miguel Bastidas, encabezaron revueltas. A ellos se unió el pequeño comerciante de coca,
Julián Apaza, más conocido como Túpac Catari. Este líder reunió gran cantidad de hombres de las
provincias aledañas a la ciudad de La Paz y dio inicio a un movimiento bastante violento que llegó a ejecutar

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a varios religiosos.

En 1781, los seguidores de Túpac Catari pusieron un cerco sobre La Paz que duró poco más de cien
días, y llegaron a inundarla. Los víveres escasearon en la ciudad y las pestes se propagaron.

En octubre de 1781 Túpac Catari recibió noticias de que las tropas virreinales se acercaban, y se retiró
al campo donde fue abandonado y delatado por uno de los suyos.

Capturado, en noviembre del mismo año, tras un juicio sumario, Túpac Catari fue ejecutado.

Su cabeza se exhibió en la plaza de La Paz, la ciudad que no pudo conquistar.

La gran rebelión causó la muerte de alrededor de cien mil personas, lo que ocasionó un nuevo colapso
demográfico que afectó la productividad del sur andino e hizo ver a los españoles el peligro que corrían ante
la inmensa mayoría indígena y mestiza, por lo tanto se prohibió todo tipo de manifestación artística o
literaria que hiciera alusión al pasado incaico, como la lectura de los Comentarios reales del Inca Garcilaso
de la Vega. Asimismo, se suprimieron todos los títulos nobiliarios incas, incluido el de « Curaca ». Se
prohibió hablar en quechua y usar símbolos incaicos.

La lucha emancipadora iniciada por los indígenas, respecto del dominio español, fue ocultada
durante muchos años y silenciada por los procesos de independencia de las colonias europeas que se
llevaron a cabo en el primer tercio del siglo XIX.

Procesos de emancipación latinoamericana en el siglo XIX

En el Rio de la Plata, a partir del 25 de mayo de 1810, con la formación de la primera junta presidida
por Cornelio Saavedra, se lleva a cabo, en Buenos Aires, el inicio de un proceso emancipador. Con el
dominio de Artigas en la Banda Oriental y el de Rodríguez de Francia en Paraguay, que al rivalizar por
intereses diversos dificultaron la unidad del territorio. Las Provincias Unidas del Río de la Plata obtendrían
su independencia luego de seis años, el 9 de julio de 1816, con la escisión de Paraguay, Uruguay y el Alto
Perú.

En el Alto Perú, que pertenecía hasta entonces a la jurisdicción sobre la que establecía su dominio el
virreinato de la Plata, tuvo en su primera Junta de Chuquisaca, (actual Sucre), la que rompió abiertamente
con las autoridades españolas, cuando el 25 de mayo de 1809 un triunvirato formado por Bernardo de
Monteagudo, Jaime de Zudáñez y por Lemoine, apresó al presidente de la audiencia, García Pizarro. Esta,
fue secundada por la Junta de La Paz, que se constituyó el 16 de julio de 1809 con Pedro Domingo Murillo
como presidente, pero que fue reducida pronto por los realistas al mando del general José Manuel de
Goyeneche, quien mandó ejecutar a Murillo el 10 de enero de 1810. Parecido final al de la Junta de La Paz
tuvo la que se constituyó en Quito el 10 de agosto de 1809 con Juan Pío de Montúfar. Una nueva Junta,
dirigida por Ruiz del Castillo, se creó el 22 de septiembre de 1809 y el 11 de octubre de 1810 se proclamó la
independencia de Ecuador. Pero en 1812 el virrey del Perú José Fernando Abascal y Sousa volvió a controlar
toda la región, incorporando a su jurisdicción los territorios correspondientes al Alto Perú, después de
haber evitado que se adhirieran al proceso emancipador rioplatense.

En Nueva Granada, la figura de Simón Bolívar dominó el proceso independentista de Venezuela. En

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Caracas, se constituyó una Junta el 19 de abril de 1810, opuesta en principio al capitán general, Vicente
Emparán, y en defensa de los legítimos derechos de Fernando VII, pero que el 5 de julio de 1811 proclamó
la independencia del país y declaró establecida una república federal.

En lo que habría de convertirse en Colombia, la Junta de Santafé de Bogotá depuso al virrey Antonio
Amar y Borbón el 20 de julio de 1810, siendo secundada por las juntas de Cartagena, Pamplona y Socorro.
Camilo Torres y José Acevedo Gómez vencieron en Bajo Palacé al gobernador de Popayán y, en diciembre
del mismo año, se reunió el primer Congreso en Cundinamarca, donde se declaró la independencia de la
república que abría de llamarse desde el año siguiente Provincias Unidas de Nueva Granada. En abril de
1811, fue nombrado presidente Jorge Tadeo Lozano, al que sucedió Antonio Nariño en el mes de octubre.
El país se dividió pronto en dos bandos opuestos: los federalistas, dirigidos por Camilo Torres, y los
unionistas, con el propio Nariño al frente.

En Chile, tras destituir, el 16 de julio de 1810, al gobernador Francisco Antonio García Carrasco, se
concedió la presidencia a Mateo de Toro y Zambrano, conde de la Conquista, con lo que se mantuvo la
apariencia de fidelidad a la monarquía española. La Junta de Santiago se constituyó el 18 de septiembre de
1810, con Toro y Zambrano como primer presidente. Los moderados José Antonio Rojas y Juan Antonio
Ovalle, partidarios de mantener los lazos con España, se impusieron en abril de 1811 ante Bernardo
O’Higgins y Juan Martínez de Rozas. Pero en julio del mismo año, el militar chileno José Miguel Carrera
Verdugo, se hizo con el poder apoyado por O’Higgins y dictó un Reglamento Constitucional el 27 de
octubre de 1812.

En el virreinato de Nueva España, (actual México) los comienzos del movimiento independentista
tuvieron un marcado carácter popular, insurreccional y revolucionario. La conspiración iniciada (y
fracasada) en Querétaro en 1809 dio paso al levantamiento del sacerdote Miguel Hidalgo en Dolores, el 16
de septiembre de 1810. Las tropas del virrey Francisco Javier Venegas, a las órdenes del general Félix María
Calleja del Rey, vencieron a los rebeldes en Guanajuato y Puente de Calderón, y ejecutaron a los principales
responsables en 1811. Más amplitud tuvieron los levantamientos en el sur del país, donde los insurrectos
dirigidos también por un sacerdote, José María Morelos, ocuparon Oaxaca y Acapulco, convocaron el
Congreso de Chilpancingo, proclamaron la independencia de México y, en octubre de 1814, redactaron la
Constitución de Apatzingán, primera ley magna de la historia del constitucionalismo mexicano. La
enérgica y sangrienta reacción del virrey Calleja concluyó con la ejecución de Morelos en 1815 y el
restablecimiento de la autoridad real.

Las campañas militares(1814-1824)

Una vez que se había establecido una incipiente estructura política en los territorios que luchaban por
lograr la independencia de España, surgió la etapa de reacción española que condujo a la fase bélica del
proceso emancipador, cuyo punto culminante fue el nacimiento o consolidación de los estados
sudamericanos.

En Perú, los realistas controlaron la mayor parte del territorio a raíz de las victorias de Joaquín de la
Pezuela en Vilcapugio y Ayohuma en octubre y noviembre de 1813, respectivamente. Y otro tanto puede
decirse de Chile, donde la falta de entendimiento entre Carrera y O’Higgins condujo a la victoria realista de
Rancagua, en octubre de 1814. En el año 1816, la causa independentista sólo parecía victoriosa en el
territorio que habría de conformar Argentina, donde el Congreso de Tucumán proclamó la independencia

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de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 9 de julio de ese mismo año.

La guerra se generalizó en todas las regiones a partir de 1817. El Congreso de Angostura (reunido a
partir de febrero de 1819) nombró a Bolívar presidente de Venezuela; la victoria de José Antonio Páez sobre
Morillo en Las Queseras del Medio, en abril de ese mismo año, permitió a Bolívar cruzar los Andes, ocupar
Tunja, vencer en las batallas del Pantano de Vargas y Boyacá, el 25 de julio y el 7 de agosto respectivamente,
y entrar en Santafé de Bogotá el 10 de agosto de 1819. En diciembre de ese año se constituyó la República
de la Gran Colombia y Bolívar fue designado presidente. El 24 de junio de 1821, obtuvo la victoria de
Carabobo, que garantizó la independencia de Venezuela, en tanto que, en mayo de 1822, Antonio José de
Sucre venció en Pichincha. En abril de 1822, Bolívar había obtenido una nueva victoria en Bomboná, entró
en Quito en el mes de junio (liberada para los independentistas por Sucre) y se dirigió a Guayaquil.

En el sur, el general San Martín creó un ejército en Mendoza, cruzó los Andes con dirección a Chile y
obtuvo la victoria de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, con la ayuda de Bernardo O’Higgins. Todavía
los realistas lograron vencer en Talcahuano (octubre de 1817) y Cancha Rayada (marzo de 1818), y
estuvieron a punto de recuperar Santiago, pero la victoria patriota en Maipú (5 de abril de 1818) aseguró la
independencia de Chile. Los éxitos argentinos en Chile no se repitieron en la Banda Oriental, donde las
tropas federalistas del litoral (provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) vencieron a las de Buenos
Aires en Cepeda, en 1820, consolidando la segregación de Uruguay del proceso independentista
propiamente argentino. Con el apoyo de la flota que se encontraba al mando del almirante británico
Thomas Alexander Cochrane, San Martín inició la campaña de Perú, logró ocupar Lima el 9 de julio de
1821 y proclamó la independencia del país el 28 de julio siguiente. Nombrado ‘protector’ de Perú, convocó
un Congreso Constituyente en 1822 y se dirigió a Guayaquil para entrevistarse con Bolívar. En la entrevista
que tuvo lugar el 26 de julio de 1822 entre Bolívar y San Martín, en Guayaquil, se acordó que aquél se
ocupara de los asuntos de Perú y que San Martín se retirara de la escena política porque no contaba con el
apoyo de la burguesía limeña. Bolivar, con el apoyo de Sucre aseguró definitivamente la independencia de la
mayoría de las colonias hispanas en América.

Después de las rebeliones fracasadas de Hidalgo y Morelos y tras el desgraciado fracaso de la


expedición de Francisco Xavier Mina (el Mozo) en 1817, fue Vicente Guerrero quien logró mantener la
insurrección en el sur del país. En 1821, Agustín de Iturbide, militar que había combatido en las tropas
realistas, entró en contacto con Guerrero y, el 24 de febrero de ese año, lanzó un manifiesto conocido como
el Plan de Iguala (o de las Tres Garantías), que establecía tres condiciones: la independencia de México, el
mantenimiento del catolicismo y la igualdad de derechos para los españoles y los mexicanos. El 24 de agosto
de ese mismo año, Iturbide y el virrey Juan O’Donojú, que acababa de llegar de España enviado por el
gobierno constitucional, firmaban el Tratado de Córdoba, por el que se declaraba la independencia de
México.

En Brasil, donde se hallaba refugiado el rey de Portugal Juan VI, se formaron importantes núcleos
de independentistas en Bahía y Río de Janeiro, desde donde se venían difundiendo las ideas liberales y
revolucionarias procedentes de Europa. El país era un mosaico de provincias, razas y culturas diversas. En
marzo de 1817, se produjo una fallida insurrección en Recife y, ese mismo año, tropas portuguesas
ocuparon Montevideo, en un intento de anexionarse la Banda Oriental del Río de la Plata. En agosto de
1820, tuvo lugar un alzamiento en Porto y el rey Juan VI regresó a Portugal, dejando como regente a su
hijo, el futuro emperador Pedro I que aconsejado por su ministro José Bonifacio de Andrada e Silva, declaró
la independencia de Brasil el 7 de septiembre de 1822, por medio del denominado grito de Ypiranga, y se

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proclamó emperador el 12 de octubre siguiente. La primera Constitución del Brasil independiente fue
promulgada el 25 de marzo de 1824 y, un año después, Portugal reconoció su independencia. Pedro I se
mantuvo en el poder hasta que, en 1831, abdicó en la persona de su hijo Pedro II.

La emancipación latinoamericana contemporánea

En la actualidad es de vital importancia, el tratamiento y resolución de la cuestión nacional en


América Latina, donde el proceso de fragmentación fue y es la clave de nuestra dependencia semicolonial y
de nuestro sojuzgamiento. La cuestión nacional pasa por la reunificación política, económica, militar y
cultural de los estados.

Nuestra integración se debe desarrollar según nuestros propios moldes y parámetros. Lo político y lo
económico deben formar una misma estructura para que no se repita lo que sucedió en nuestro primer
proceso emancipador, (lo que se unía por las armas y la tradición histórica se desunía por los intereses
comerciales y localistas, antagónicos al proyecto “continental” de los libertadores). La emancipación de los
pueblos latinoamericanos, fortalecidos con la inclusión de Brasil y su capacidad cultural, política y
económica, no sólo encuentra plena vigencia, sino que, como consecuencia de la crisis mundial del
imperialismo, reflota la ideología libertadora de San Martin y Bolívar que nos brinda la clave de la
revolución latinoamericana: no habrá independencia ni prosperidad sin unidad.

Nuestro enemigo de hoy es el imperialismo encabezado por los Estados Unidos, y la realidad
demuestra que sólo unificando nuestros intereses y propósitos podremos hacerle frente. En este sentido, es
acertada la estrategia de la conformación de la Comunidad Sudamericana de Naciones; la suscripción de
acuerdos y negociaciones bilaterales entre la Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Venezuela; la
suscripción del Consenso de Buenos Aires para alcanzar un tratamiento conjunto de la deuda externa; la
consolidación de la unión entre la Comunidad Andina de Naciones y el Mercosur, más la iniciativa de
sumar a su homólogo caribeño, el Caricom; la propuesta de creación de un Fondo Estructural del Mercosur,
un Banco Internacional Latinoamericano y un Banco Sudamericano para el Desarrollo; la creación de la
agencia de noticias latinoamericana, Telesur, en contraposición al monopolio transnacional de
telecomunicaciones; la creación de un Fondo no Retornable para atender los más agudos problemas que se
originan por la pobreza; la creación de organismos multilaterales regionales (sin el panamericanismo de la
OEA); la propuesta de fundar una Confederación Latinoamericana de Trabajadores; la propuesta de crear
las Fuerzas Armadas del Mercosur y, por último, la creación de una empresa multiestatal latinoamericana de
hidrocarburos. Estas iniciativas –algunas ya funcionando y otras en vías de hacerlo– llevan la impronta de
un sello independentista, popular y latinoamericano, que sólo alcanzará sus objetivos con la participación
activa de los pueblos.

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LOS PERSONAJES
Por Prof. Susana Valle Rocha

EL FUEGO DE MAYO DE 1810: MARIANO MORENO

Nació en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778. Hijo de don Manuel Moreno y Argumosa,
natural de Santander que trabajaba en un puesto subalterno en la Tesorería de las Cajas Reales; su madre,
Ana María Valle, fue una mujer que sabía leer y escribir, esto era un privilegio para la época. La familia vivía
en una casona en el barrio del Alto, en San Telmo.

Mariano Moreno fue un alumno destacado en la escuela del Rey y durante su secundario, en el
Colegio de San Carlos, por eso al finalizar sus estudios recibió un título de honor. Su talento y dedicación
al estudio le franquearon el afecto de personas interesadas en la literatura, que le abrieron las puertas de sus
bibliotecas privadas, se trataba de eclesiásticos.

Gracias a la generosidad de los miembros de la Iglesia fue que Mariano pudo seguir estudios
superiores.

La ilusión de sus padres era que el joven se recibiera de doctor en Teología, pero él ya estaba decidido
a seguir la carrera de Derecho. Se estableció en Chuquisaca, cuyo nombre español era Ciudad de La Plata
que había sido fundada por los indios, era un pueblo triste, asentado en un lugar estéril, los cerros elevados
dificultaban el acceso y la falta absoluta de árboles hacían de aquel lugar, un sitio inhóspito. Se explica el
asentamiento porque allí había minas de plata, a pesar de todo lo anterior, era el punto de reunión de todos
los interesados en ahondar en el conocimiento del nuevo pensamiento europeo que se impartía en su
prestigiosa universidad. Allí funcionaba también la Academia Carolina, un cuerpo de practicantes letrados
que dictaban un curso superior al universitario. Para obtener el título de abogado, había que cursar en ella
dos años y rendir un examen teórico final.

Llegó a la ciudad alto peruana en 1799 y permaneció cinco años en ella. Allí lo esperaba para alojarlo
como huésped en su residencia el canónigo Matías Terrazas.

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Moreno emprendió el estudio del inglés y del francés, para sacar partido de la extensa obra escrita en
esas lenguas. Aprendió los idiomas con llamativa rapidez. Era un hombre sensible, que se aproximó a las
ideas de vanguardia a través de su intelecto y en contacto con la explotación que sufrían los indígenas en las
minas del Alto Perú.

En la biblioteca de Terrazas, Moreno tuvo a su disposición las obras que preanunciaron la Revolución
Francesa, que le desplegaron un mundo nuevo de ideas. Montesquieu, Locke, Voltaire, Diderot, la Historia
filosófica y política de la industria y el comercio europeo en las dos Indias, texto del Abate Raynal, le
ayudaron a tomar conciencia del fanatismo y la superstición de su época. La obra Dudas sobre el orden
natural de las sociedades del abate Mably, le otorga la base de su crítica frontal al régimen imperante. En
Política indiana de Juan de Solórzano y Pereyra encontró la defensa de los criollos contra los ataque de los
funcionarios españoles, el autor sostenía la igualdad de derechos entre los españoles peninsulares y los
españoles americanos. En los escritos del fiscal de la Audiencia de Charcas, Victorián de Villalba Discursos
sobre la mita de Potosí descubrió la esclavitud a la que eran sometidos los indios en las minas.

1° DE ENERO DE 1809: LA ASONADA

El 1 de enero de 1809, fue una verdadera revolución de independencia, de la metrópoli: un


movimiento antinapoleónico, antiafrancesado, fernandista, juntista; por eso Mariano Moreno y Juan
Larrea, integrantes del Primer Gobierno Patrio, aparecen al lado de Martín de Álzaga en dicha
oportunidad. También estaban dentro de la misma idea de formar junta: Hipólito Vieytes, Juan José
Castelli, Nicolás Rodríguez Peña y otros, pero Cornelio Saavedra, jefe de Patricios –la fuerza
predominante- no dio su consentimiento porque “las Brevas no estaban maduras” según su difundida
expresión. Apoyó al virrey Santiago de Liniers a permanecer en el cargo, hasta que llegó Baltasar Hidalgo
de Cisneros.

LA REPRESENTACIÓN DE LOS HACENDADOS

La Representación de los Hacendados es un escrito jurídico de 1809, presentado al virrey Cisneros en


nombre de los agricultores de ambas bandas del Plata. Su propósito es lograr establecer relaciones
comerciales con Gran Bretaña. Por más que se destaque la apremiante situación económica y la alianza
anglo-española se necesitaba cierto grado de desprejuiciamiento para aprobar semejante solución, sobre
todo la propuesta de tomar un empréstito de con un interés el 12% anual. Aquí, Moreno hizo alusión a los
cánones que prohibían la usura:

“...[...]...si no tienen [la Real Hacienda, el Consulado y el Cabildo]


suficientes ingresos para responder, nada se aventaja con su
hipoteca, pues de los prestamistas desconfiad. Si sus
fondos se consideran bastantes, háganse cargo de aliviar
directamente apuros...[...]...”.

Para Moreno el abrirse al comercio inglés era un mal necesario que se puede dirigir al bien general
procurando sacar provecho.

“...[...]... prohibir el comercio libre es atentar contra los sagrados

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derechos de la propiedad y de la libertad del hombre y del ciudadano...[...]....”

Encontramos en el texto argumentos, aparentemente contra el proteccionismo:

“...[...]...¡Artesanos de Buenos Aires! Cuando os digan que los ingleses


traerán tejidos y muebles hechos decid que lo deseáis, para que os
sirvan de regla y adquirir por su imitación la perfección en el arte que
de otro modo no podéis esperar...[...]...”

Lo que plantea es que se puede adquirir la perfección en la elaboración de artesanías, o sea traer los
modelos para realizarlos acá.

Por todo lo expuesto, Mariano Moreno fue en el siglo XIX y la primera mitad del XX, el gran prócer:
de la nacionalidad civil, de los liberales y de los socialistas. El partido Socialista nacido a fines del siglo XIX
y el partido Comunista creado a principios del siglo XX, comparten a Mariano Moreno como prócer
máximo de la nacionalidad junto con los liberales, que en la Constitución de 1853, han incorporado el
fomento de la inmigración “gobernar es poblar”.

ROUSSEAU EN LA GENERACIÓN DE MAYO

Mariano Moreno fue el paladín de la Independencia, el más importante pensador roussoniano en el


Plata y el más enérgico propulsor de la acción política entre sus contemporáneos.

La obra que le hizo comprender que el cambio debía ser radical en la estructura colonial. El Contrato
Social de Juan Jacobo Rousseau, libro de cabecera de los hombres de la Revolución Francesa, Mariano
Moreno la sentía como si hubiese estado escrita para él. Se transformó en su libro de cabecera. Uno de los
párrafos reza:

“...[...]... el hombre es libre, pero se halla encadenado


dondequiera que esté; si el hombre renunciará a su
libertad, estaría renunciando a su misma condición de
hombre, a los derechos de la humanidad y a sus deberes...[...]...”.

Años más tarde tradujo esta obra al español, con elogios hacia su autor. En ella, el porteño, dejó
asentada su firme postura social: destacar la primacía de los derechos de los ciudadanos por sobre los
intereses de una nobleza en descomposición.

LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810

El 25 de Mayo fue el comienzo de una revolución muy limitada en sus manifestaciones, porque
existía el profundo temor de incomodar a Inglaterra, que en aquel momento estaba detrás de una alianza
con España. Los cabildantes y los integrantes de la Primera Junta se cuidaron de mencionar una palabra que
estaba absolutamente prohibida: INDEPENDENCIA.

En el decir, se asegura que esta Revolución se hizo para defender estos territorios para Fernando VII,
que aún estaba preso de Napoleón en Bayona.

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El 26 de mayo la Junta expide un documento y proclama que se ha constituido para garantizar la
fidelidad a Fernando VII y su adhesión a la santa religión católica.

El 27 de mayo se da conocer una Circular por la que se solicitan a las provincias enviar Diputados
para integrarse a la Junta. Las provincias que no enviaron diputados recibieron expediciones militares, tales
fueron las que se dirigieron al: Alto Perú, Paraguay y Uruguay.

El Doctor Mariano Moreno no participó en los días previos al 25 de mayo y tampoco en ese día.
Elevó una protesta ante la Audiencia por acto violento de nombramiento y finalmente es Manuel Belgrano
el que lo convence en aceptar el nombramiento de Secretario de la Junta.

Esta Junta tiene representantes:


De la Iglesia: el sacerdote Alberti
Del comercio: Larrea y Matheu
De los criollos revoltosos: Castelli y Belgrano
Del poder militar: Saavedra y reforzando las decisiones Azcuénaga.

Hay, como se puede apreciar una distribución de los factores de poder. No cometemos sacrilegio si
decimos que el principal motivo de la Revolución de Mayo fue económico, porque se aprovechó la
debilidad política y militar de España, ocupada por los franceses, para romper con la obligación de
comerciar sólo con la metrópoli. Mariano Moreno lo había expresado muy gráficamente en su
Representación de los Hacendados. Fue entonces la Revolución de Mayo también la forma de abrir el
comercio a Inglaterra y romper con la exclusividad con España. Esto afectaba a un sector importante que
ya había sido perjudicado cuando el virrey Cisneros comenzó con el Libre Comercio, o sea los que se
beneficiaban con el monopolio.

Recordemos que desde las Invasiones Inglesas en Buenos Aires, los grupos económicos se dividieron
en dos fracciones bien marcadas y enfrentadas:
Los comerciantes monopolistas y los ganaderos exportadores.
Los comerciantes españoles querían ser los únicos autorizados para introducir y vender los
productos extranjeros que llegaban desde España.

Los primeros querían comerciar directamente con Inglaterra, estaban disgustados con Moreno por su
Representación de los Hacendados que tuvo un efecto concreto en el Decreto de Libre Comercio.

LA GAZETA DE BUENOS AYRES

Entre las obras de Mariano Moreno la creación de La Gazeta de Buenos Ayres es muy importante,
porque desde el periódico impulsó la Revolución y divulgó el Contrato Social de Rousseau, en entregas
semanales, censurándole las partes vinculadas a la religión católica, pero dejando intacto todos los aspectos
ideológicos del progresismo del siglo XIX.

En uno de los primeros números de la Gazeta declaraba:

“...[...]...el pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca pueda

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obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por
el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar a las de Europa; lo seremos solamente cuando
renazca en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso...[...]...”.

Al referirse a las ideas religiosas de Rousseau, nos dice:

“...[...]...Como el autor tuvo la desgracia de delirar en materias


religiosas, suprimo el capítulo y principales pasajes donde ha
tratado de ellas...[...]...”.

El Mariano Moreno de La Gazeta de Buenos Ayres es el periodista que emerge para esparcir las ideas,
fomentar la comunicación y el pensamiento. Pese a sus obligaciones de gobierno se daba el tiempo para
escribir. No existía la libertad de prensa, ya que los hombres de Mayo pensaban que el paso del despotismo
a la democracia debía hacerse por grados; primero había que destruir a los partidarios del absolutismo, a los
enemigos del sistema republicano, para sí después entrar en la libertad de prensa.

EL PLAN REVOLUCIONARIO DE OPERACIONES DE 1810

La autenticidad de “Plan de Operaciones” hoy fuera de cuestión, pone de relieve el carácter


hispanoamericano de la Revolución, la independencia intelectual de sus autores, así como el carácter
“jacobino” de sus jefes. Se trataba de considerar a la Revolución de Mayo como hija de un vasto proceso
desarrollado simultáneamente en España y en la América Hispánica. Las ideas expuestas en el “Plan
Revolucionario de Operaciones” alteran tradicionalmente la imagen ofrecida por los relatos de Mayo.

El Dr. Norberto Piñeiro incluyó en su edición crítica de los “Escritos de Mariano Moreno”. En el
Archivo de Indias de Sevilla se encontró una copia de un documento titulado ”Plan que manifiesta el
método de las operaciones que el nuevo gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata
debe poner en práctica hasta consolidar el grande sistema de la obra de nuestra libertad e independencia”. El
documento del Archivo era una copia de la copia original. Otra de las copias fue a Buenos Aires a manos
del General Mitre que terminó extraviada. Paul Groussac, director de la Biblioteca Nacional –autor franco
argentino que desmerecía a la sociedad intelectual del país- mantuvo el carácter apócrifo del documento
porque juzgaba de modo desdeñoso la formación intelectual del Dr. Moreno, según el francés ignoraba a

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Montesquieu, desconocía la existencia de la Revolución Francesa.

En 1921 el presidente de la Academia de Historia, Dr. Ricardo Levene asumió la tarea de demostrar
lo apócrifo del documento. Concibe como probables autores del “horrible engendro” a Manuel Moreno,
Cavia, Álvarez, Agrelo, y Monteagudo. Solicitó al Archivo General de Indias de Sevilla copias fotográficas
de la copia de la copia existente en esa Institución. Se la sometió a un estudio caligráfico y se llegó a la
conclusión de que la letra del documento era la de don Andrés Lavares de Toledo, uruguayo, capitán de
Urbanos en 1807. Conocer la identidad de quien escribió la copia de la copia no niega la paternidad del
documento original al Dr. Mariano Moreno, esta situación no debió ser desconocida para el Dr. Levene.

Dejando de lado el documento y tomando en cuenta la opinión de los contemporáneos sobre la


política morenista en los días de la revolución, se verá que el Plan de Operaciones que era la norma práctica
en los hombres de Mayo, que a su vez reflejaba la ferocidad de la lucha contra el absolutismo era
considerado como un plan terrorista.

Desconocer el Plan es desconocer la verdadera naturaleza de la política revolucionaria llevada a cabo


por algunos miembros de la Junta, entre ellos Belgrano, Azcuénaga, Matheu, Larrea y cuya manifestación
más clara es el Bando del 1 de agosto de 1810, que dice:

“Por cuanto la moderación y la templanza no producen fruto


alguno y son repetidos los desengaños de esta Junta
Gubernativa, que ve convertidas en desprecio las leyes y
las medidas suaves con que ha procurado reducir a los
díscolos a su deber...[...]...”.
“...[...]...se resuelve:
1°...[...]...todo el que se ausente sin licencia el
gobierno le confiscará sus bienes, con la
sola constancia de su salida.
2°...[...]...todo dueño de buque que transporte
pasajeros sin licencia, irá a la cadena por
cuatro años y el barco quedará confiscado.
3°...[...]...a quien no entregue las armas, se
lo castigará hasta con la muerte...[...]”.

Estos Bandos eran típicos en la época. En las Instrucciones de Moreno a Castelli dice:

“...[...]...La Junta aprueba el sistema de sangre y rigor


que V. E. propone contra los enemigos y espera
tendrá particular cuidado de no dar un paso adelante
sin dexar los de atrás en perfecta seguridad...[...]...”

El estudio del documento devuelve a las jornadas hispanoamericanas de Mayo su verdadero sentido.

Ahora, trataré de mostrar al Moreno violento, al Moreno fanático de sus propias ideas, capaz de
todo por la Revolución. Un jacobino que lo único que hizo fue aplicar la moralidad de su época. Él era un
estudioso y la historia que le demostraba que todas las grandes revoluciones incluían hechos sanguinarios a

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los que sin duda, no les encontraba justificación en tiempos de paz.

En la redacción del plan de operaciones participó también el Doctor Manuel Belgrano:

“...[...]...se deberá montar una oficina de seis u ocho sujetos que escriban cartas anónimas, fingiendo o
suplantando nombres y firmas para sembrar la discordia y el desconcierto, cuidándose de imponer los
ánimos del populacho contra los sujetos de más carácter y caudales. Los Bandos y mandatos públicos deben
ser muy sanguinarios y sus castigos muy ejecutivos. La Gazeta debe dar noticias muy halagüeñas, lisonjeras
y atractivas, ocultando en lo posible los pasos adversos y desastrosos porque lo malo se debe saber lo menos
y la mayor parte de la gente no debe conocerla...[...]...”.

Con respecto a los hacendados aclara:

“...[...]...a los hacendados que sigan al partido contrario deberá


expropiársele los bienes para servir a la manutención del
ejército...[...]...”.

El Dr. Mariano Moreno expresó claramente también:

...[...]... los pensamientos de este Plan es un reconocimiento de gratitud a la Patria, ella es el objeto que
debe ocupar las ideas de todo buen ciudadano, me ha estimulado a sacrificar mis conocimientos en
obsequio de la libertad. Las operaciones que han de poner a cubierto el sistema continental de nuestra
gloriosa insurrección, dejé de lado la lisonja de sus esperanzas con la vil y servil adulación que podrían
conducir al desmoronamiento de los débiles cimientos de ella.

La verdad es el signo característico del hombre de bien: la resignación, el honor y la grandeza en las
arduas empresas, son las señales más evidentes de un corazón virtuoso, verdaderamente amante de la
libertad de su Patria. Tales son los principios que me he propuesto seguir en este Plan, sin que ninguna
política sea capaz de trastornar la rectitud de mi carácter y responsabilidad.

El emprendimiento de la obra de nuestra libertad es tan grande que La Providencia que desde lo alto
examina la justicia de nuestra causa, la protegerá, permitiendo que de los desastres saquemos lecciones
importantes. Si no se dirige bien una revolución, si el espíritu de intriga y ambición sofoca el espíritu
público, entonces se vuelve otra vez a caer en la horrible anarquía.

Las historias de las revoluciones nos instruyen de sus hechos y debemos seguirlos para consolidar
nuestro sistema.

El hombre en ciertos casos hijo del rigor, yo lo conozco, le observo sus pasiones, y combinando sus
circunstancias, sus talentos, sus principios y su clima, deduzco , por sus antecedentes que conviene
atemorizarle y obscurecerle aquellas luces que en otro tiempo será lícito iluminarle. Veamos que los tres
millones de habitantes que abriga en sus entrañas la América del Sud han sido subyugados sin más fuerza
que la del rigor y capricho de unos pocos hombres, los antiguos mandones. La moderación es una debilidad
cuando se adopta la revolución, jamás gobernante alguno adoptó ni la moderación, ni la tolerancia, el
menor pensamiento de un hombre que sea contrario a un nuevo sistema, es un delito por la influencia y el
estrago que puede causar con su ejemplo y su castigo es irremediable.

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Los cimientos de la nueva república se han cimentado con el rigor y el castigo mezclado con la sangre
derramada de todos los que pudiesen impedir sus progresos.

Si no se dirige bien una revolución, si el espíritu de intriga, ambición y egoísmo sofoca la defensa de la
Patria, en una palabra: si el interés privado se prefiere al bien general , el noble sacudimiento de una nación
es la fuente más fecunda de todos los excesos y del trastorno del orden social.

Con respecto a la Providencia no desconfiemos de ella, la mano que le dio luz a los astros, a veces
humilla los tronos, borra imperios, así como desde el polvo encumbra a un mortal desconocido.

Sentemos un principio: la filosofía que reina en este siglo demuestra la ridiculez de la grandeza y las
contingencias a las que está expuesta. La corona de España lo está demostrando, la familia real ha dejado de
serlo , perdiendo sus derechos el 25 de mayo de 1810.

La familia de los Borbones estaba en el suelo y ninguno de sus cobardes amigos acudió a darle la
manos.

Hay hombres de bien que detestan todas las ideas de los gobiernos monárquicos, cuyo carácter se les
hace terrible, y que quisieran que sin derramamiento de sangre, sancionar las verdaderas libertades de la
Patria, pero como tienen talento, algunas virtudes políticas, y buen créditos, son de temer y deben ser
separados; al igual que los que tienen deseos de gloria o vanidad de la nombradía.

Las máximas que realizan este Plan son las mejores para el desempeño y gloria de la lid a la que
estamos abocados.

Hasta ahora lo que hemos conocido son las conspiraciones y cuando tratamos de pasar a la práctica,
nos aniquilamos.

La comisión a mi cargo tiene la exposición de los artículos (son 60 artículos):

Artículo 1° En toda revolución hay tres clases de hombres:


1-Los adictos al sistema que se defiende.
2-Enemigos declarados y conocidos.
3-Silenciosos espectadores neutrales.

Artículo 2° A los verdaderos patriotas, se les debe tener consideración y sólo castigarlos si comenten
infidencia y rebelión contra los derechos de la causa que se establece, todo lo demás debe disimularse.

Artículo 3° La carrera de los ascensos en los empleos medios debe ser muy lenta. Se deben establecer
premios como escudos, columnas, pirámides, etc. para premiar las acciones de los guerreros.

Artículo 4° Con los segundos el gobierno debe tener una conducta cruel y sanguinaria.

Artículo 5° Con los segundos ante la menor semiprueba de hechos o palabras contra la causa de debe
castigar con la pena capital.

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Artículo 6° Como de los segundos se conoce su filiación, el Gobierno debe introducir espías para
tener controlado el accionar de aquellos. No se les debe otorgar empleos ni cargos...[...]...”.

Cuando se produce el intento de contrarrevolución de la mano de Santiago de Liniers y de otros


funcionarios españoles, se actuó con energía. La orden de fusilamiento la dio la Junta de Mayo a través de
su Secretario Mariano Moreno, sirva como aclaración que todos los miembros del gobierno firmaron la
sentencia, que la cumplió Juan José Castelli, fusilando al ex virrey y al gobernador de Córdoba Don
Gutiérrez de la Concha, en Cabeza de Tigre, Córdoba, el 26 de agosto de 1810.

Cuando Moreno se enfrentó al presidente Cornelio Saavedra, como consecuencia de una parte del
texto de la Circular del 27 de Mayo de 1810, en donde se leía:

“...[...]...enviar de delegados provinciales para integrarse


a la Junta...[...]...”.

Saavedra quería hacer las cosas con bondad y sin levantar oleaje y Moreno quería una Revolución, al
integrarse los diputados del interior, gracias a una maniobra de Álzaga, que utiliza un artículo del
Reglamento de la Junta e incorpora a los delegados provinciales, con lo cual consiguió cambiar el número
en las votaciones. Ante esta situación Moreno renunció y fue enviado en una misión secreta a Londres,
que probablemente fuese la compra de armas. Al mismo tiempo la Junta contrató a Mister Curtis, con una
misión igual a la que Mariano Moreno debía llevar adelante en Londres. El caballero firmó un contrato que
en su artículo 11 dice:

“...[...]...aclara que si el señor doctor don Mariano Moreno hubiese fallecido o sufrido algún accidente
imprevisto y no se hallase en Inglaterra, deberá entenderse Mister Curtis con don Aniseto Padilla, en los
mismos términos en que lo habría hecho con el doctor Moreno...[...]...°.

O eran muy previsores o algo raro estaba sucediendo. A María Guadalupe Cuenca de Moreno le
había llegado por medio de un mensajero anónimo, un paquete sellado que contenía: un velo negro, un
abanico de luto, un par de guantes negros y una misiva que le anunciaba su pronta viudez. Mariano habría
dicho antes de partir: “No sé que cosa funesta se me anuncia en este viaje”. Se embarcó en la fragata inglesa
Fama, el 24 de enero junto con su hermano Manuel y con Tomás Guido.

Manuel Moreno afirmó que Mariano había partido enfermo de Buenos Aires, que a bordo tuvo
mareos y que hubo falta de medicinas. Días después de zarpar, dejó de alimentarse y de beber. Comenzó a
deshidratarse. El capitán del barco, sin autorización de sus acompañantes, le dio una dosis de tártaro
emético, un poderoso purgante que terminó por matarlo. Sus últimas palabras fueron: ”¡Viva mi Patria,
aunque yo perezca!”

Silvia Miguens, en Lupe, sugiere la hipótesis del envenenamiento. Señala que comandaba el navío, el
capitán Ramsey, el mismo que había llevado a Buenos Aires a Madame Perichón, la amante de Liniers y
abuela de Camila O’Gorman.

Murió Mariano Moreno el 4 de marzo de 1811, en alta mar y fue tirado al mar envuelto en una
bandera inglesa. La fragata Fama jamás volvió al puerto de Buenos Aires.

25
Cuando Cornelio Saavedra tomó conocimiento del fallecimiento dijo:

“Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”.

BIBLIOGRAFÍA

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FLORIA, Carlos y GARCIA BELSUNCE, César. Historia de los arg Tomo I. Buenos Aires,
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[1975].
O’DONNELL, Pacho y otros. Historia confidencial. [5ed.]. [buenos Aires], [Grupo Editorial
Planeta], [2007].

26
PUEBLOS ORIGINARIOS
Hablemos de nuestros antepasados indios y de su presente.
Por Prof. Lic Amanda Alicia Aguilera

Estudios Históricos-Antropológicos

Hace ya un buen tiempo en el cual el territorio del cuyum, mostraba un paisaje singular.

Allá por el siglo XVI cuando los conquistadores echaron a andar por estas tierras, se dice que el norte
de la hoy Mendoza, más precisamente, en la actual localidad de Lavalle, existía un paisaje natural como
humano de compleja formación – Grupos originarios que hablaban milcallac y sus vecinos de habla
allentiac, fueron conocidos como pueblo HUARPE con su creencia en HUNUC-HUAR, la divinidad
creadora.

Se han escrito tantas cosas sobre sus características: Leyendas, cuentos, historia novelada y poesía,
pero te vamos a acercar una perspectiva nutrida por, la arqueología, la etnohistoria y la antropología. La
primera se relaciona con el trabajo de excavaciones, en sitios establecidos por la prospección y se estudia los
restos materiales (huesos y elementos culturales). Esta ciencia es muy interesante y basa su fuente en la
datación con C.14. La etnohistoria, la realizan los historiadores que investigan sobre documentos escritos
en la época de la conquista de los españoles y posteriormente documentación colonial del Virreinato. La
antropología socio-cultural nos aproxima a la realidad actual de los pueblos originarios, cuya situación es de
absoluta desigualdad, diríamos por una herencia de años de conflictos interétnicos, que serán temas

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también tratados, para conocer cuales ideas y cuales leyes, los asisten.

Vamos a comenzar por decirte que todo pueblo originario, tuvo una visión del mundo, que era
complementaria (según algún antropólogo), ejemplo: el sol – la luna; el cielo – la tierra; el hombre y la
mujer; premio – castigo, y otras conexiones entre otros habitantes fuera del núcleo y de las personas con la
tierra.

La PACHAMAMA, tan reverenciada aún en nuestro norte argentino ha sido una de las deidades de
mayor vigencia en el mundo indígena.

En ese mundo de relaciones físicas, espaciales y humanas, se instaló una lógica de funcionamiento: La
reciprocidad. Producto de este principio, los originarios establecieron vínculos estables de organización,
tanto familiares, como económicas, lo que incluía la caza y la pesca en principio y la agricultura más tarde.

Como dicen que, “ la caridad bien entendida empieza pos casa”, nuestros primeros convocados serán
los Huarpe, no obstante la tierra mendocina supo de otras presencias genuinas locales como los puelches,
los picunches y pehuenches. Estos singulares grupos, mal llamados “araucanos”, dado que les corresponde
reconocerlos como “mapuche” (gente del pueblo). Ellos hicieron avanzadas hasta el centro de nuestra
provincia, en sus temidos “malones”, que venían desde el área de Neuquén y Río Negro.

Otros indios hicieron incursiones por estas zonas, al S.E. los pampas, al E. los Lules y los Vilela.
Todas estas tribus defendieron lo que ellos entendían eran sus dominios y hasta 1879, con la Campaña del
Gral J A Roca, no fueron apaciguados. Aún en el siglo XX, hubo algunos malones.

El dominio fue lento, pero finalmente logró la dominación . El destino de estos pueblos fue aciago.

Hoy sus descendientes circulan buscando alguna reivindicación. Creemos que no por ser sólo indios
originarios, sino porque la ley Nacional en su Artículo 75, contempla sus derechos como un ciudadano
incorporado a la organización nacional.

Constitución de la Nación Argentina

Art 75. Corresponde al Congreso Inc 17. Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos

“Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer


la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que
tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano;
ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su
participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las
provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.

La legislación existe, se debe hacer cumplir. La problemática de la identidad Huarpe aún tiene debate
en los claustros académicos. De ello te contaremos más adelante. De los Huarpe conoceremos y
reconoceremos sus costumbres. Un adelanto “los canales” de riego, esta práctica de aprovechamiento del
suelo y el agua nos la transmitieron ellos.

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En principio debemos abrir el abanico de estudios sobre Huarpe y verás como difieren los enfoques
¿porqué?, el hombre es problemático y contradictorio. Pero, ¿ nos animamos? a CONOCER, y luego
ANALIZAR y finalmente a OPINAR. Te ofrecemos singularidades y prácticas vigentes de un pasado que
busca un lugar en el emprendimiento de cambiar la educación vigente por una más amplia concepción,
donde lo diferente no remita al término desigualdad. Te animas al desafío.

BIBLIOGRAFÍA

AZCONA, Jesús, “Para comprender la Antropología”, Navarra – España, Ed Verbo Divino, 1987.
Centro de Culturas Originarias Kawsay, “Metodología Propia-educción diferente”, Cochabamba
– Bolivia, 2005.
GODOY, María Verónica, “Los Huarpes y su cultura”, Mendoza, Municipalidad de
Mendoza, 1998.
MARTINEZ SARASOLA, “Los hijos de la tierra”, Buenos Aires, Emece Editores S.A.,
2004.
SOLÁ, María Delia, “Aborígenes Argentinos”, Buenos Aires, Gradifco, 2006.

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LA PARED
Por Prof. Jorge Lafi

Hay un niño en la calle


A esta hora, exactamente,
hay un niño en la calle.
Le digo amor, me digo, recuerdo que yo andaba
con las primeras luces de mi sangre, vendiendo
un oscura vergüenza, la historia, el tiempo,
diarios,
porque es cuando recuerdo también las presidencias,
urgentes abogados, conservadores, asco,
cuando subo a la vida juntando la inocencia,
mi niñez triturada por escasos centavos,
por la cantidad mínima de pagar la estadía
como un vagón de carga
y saber que a esta hora mi madre está esperando,
quiero decir, la madre del niño innumerable
que sale y nos pregunta con su rostro de madre:
qué han hecho de la vida,
dónde pondré la sangre,
qué haré con mi semilla si hay un niño en la calle.

Es honra de los hombres proteger lo que crece,


cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate,
transitar sus países de bandidos y tesoros
poniéndole una estrella en el sitio del hambre,
de otro modo es inútil ensayar en la tierra

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la alegría y el canto,
de otro modo es absurdo
porque de nada vale si hay un niño en la calle.

Dónde andarán los niños que venían conmigo


ganándose la vida por los cuatro costados,
porque en este camino de lo hostil ferozmente
cayó el Toto de frente con su poquita sangre,
con sus ropas de fe, su dolor a pedazos
y ahora necesito saber cuáles sonríen
mi canción necesita saber si se han salvado,
porque sino es inútil mi juventud de música
y ha de dolerme mucho la primavera este año.

Importan dos maneras de concebir el mundo,


Una, salvarse solo,
arrojar ciegamente los demás de la balsa
y la otra,
un destino de salvarse con todos,
comprometer la vida hasta el último náufrago,
no dormir esta noche si hay un niño en la calle.

Exactamente ahora, si llueve en las ciudades,


si desciende la niebla como un sapo del aire
y el viento no es ninguna canción en las ventanas,
no debe andar el mundo con el amor descalzo
enarbolando un diario como un ala en la mano,
trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
golpeándonos el pecho con un ala cansada,
no debe andar la vida, recién nacida, a precio,
la niñez, arriesgada a una estrecha ganancia,
porque entonces las manos son dos fardos inútiles
y el corazón, apenas una mala palabra.

Cuando uno anda en los pueblos del país


o va en trenes por su geografía de silencio,
la patria sale a mirar al hombre con los niños desnudos
y a preguntar qué fecha corresponde a su hambre
que historia les concierne, qué lugar en el mapa,
porque uno Norte adentro y Sur adentro encuentra
la espalda escandalosa de las grandes ciudades
nutriéndose de trigo, vides, cañaverales
donde el azúcar sube como un junco en el aire,
uno encuentra la gente, los jornales escasos,
una sorda tarea de madres con horarios
y padres silenciosos molidos en la fábricas,

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hay días que uno andando de madrugada encuentra
la intemperie dormida con un niño en los brazos.

Y uno recuerda nombres, anécdotas, señores


que en París han bebido
por la antigua belleza de Dios, sobre la balsa
en donde han sorprendido la soledad de frente
y la índole triste del hombre solitario,
en tanto, sus señoras, tienen angustia y cambian
de amantes esta noche, de médico esta tarde,
porque el tedio que llevan ya no cabe en el mundo
y ellos son los accionistas de los niños descalzos.

Ellos han olvidado


que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños
que viven en la calle
y multitud de niños
que crecen en la calle.

A esta hora, exactamente,


hay un niño creciendo.

Yo lo veo apretando su corazón pequeño,


mirándonos a todos con sus ojos de fábula,
viene, sube hacia el hombre acumulando cosas,
un relámpago trunco le cruza la mirada,
porque nadie protege esa vida que crece
y el amor se ha perdido
como un niño en la calle...

Armando Tejada Gómez


(Mendoza, 21/4/1929 - Buenos Aires, 3/11/1992)

Este poema de Tejada Gómez refleja indiscutiblemente tanto su vida como su compromiso social, el
cual, por supuesto, lo llevará al exilio durante la última dictadura. Pero al leerlo uno se da cuenta que
los compromisos humanos trascienden la época del comprometido, lo que resulta, por lo menos,
vergonzoso. ¿Cómo es posible que aún en el día de hoy, y con consecuencias a muy largo plazo, haya
no sólo niños, sino familias enteras en la miseria? Tal vez en base a esta pregunta podamos establecer
un examen de nuestra clase política que nos permita hacer elecciones más acertadas. La evaluación
sería más o menos así: cuando un candidato prometa erradicar la pobreza, pregúntele cómo; si le
responde como, pídale que le demuestre que es posible; si lo hace, entonces puede ser un candidato
válido. Pero en nuestro país, donde las plataformas eleccionarias han sido desplazadas por las
promesas, me temo que muchos, inclusive tal vez alguno en el que usted crea, no podrían responder
ni la primera pregunta…

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