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René Laurentin EL DEMONIO ~SIMBOLO O REALIDAD? a LO NV Desclée De Brouwer 4. 15. 16. 17. 18, Biblioteca Manual Desclée LA BIBLIA COMO PALABRA DE DIOS, Introduecién general a la Sa Escritura, por Valerio Mannucci. (5* edicién) igrada SENTIDO CRISTIANO DEL ANTIGUO TESTAMENTO, por Pierre Grelot BREVE DICCIONARIO DE HISTORIA DE LA IGLESIA, por Paul Christophe EL HOMBRE QUE VENIA DE DIOS. VOLUMEN L, por Joseph Moingt EL HOMBRE QUE VENIA DE DIOS, VOLUMEN II, por Joseph Moingt EL DESEO Y LA TERNURA, por Erich Fuchs EL PENTATEUCO, Estudio metodoldgico, por R. N. Whybray EL PROCESO DE JESUS. La Histor DIOS EN LA ESCRITURA, por Jacques Briend EL PROCESO DE JESUS (II). La Pasién en los Cuatro Evangelios, por Simén Légasse {ES NECESARIO AUN HABLAR DE «RESURRECCION»? Los datos biblicos por Marie-Emile Boismard por Simén Légasse TEOLOGIA FEMINISTA, por Ann Loades (Ed.) PSICOLOGIA PASTORAL. Introduccién # la praxis de la pastoral curativa, por Isidor Baumgartner NUEVA HISTORIA DE ISRAEL, por J. Alberto Soggin MANUAL DE HISTORIA DE LAS RELIGIONES, por Carlos Diaz VIDA AUTENTICA DE JESUCRISTO. VOLUMEN I, por René Laurentin VIDA AUTENTICA DE JESUCRISTO. VOLUMEN II, por René Laurentin EL DEMONIO ;SIMBOLO O REALIDAD?, por René Laurentin RENE LAURENTIN Perito conciliar (Vaticano I). mbro de la Pontificia Academia Teologica de Roma. EL DEMONIO gSIMBOLO O REALIDAD? DESCLEE DE BROUWER BILBAO Titulo de Ia edicién original: Le démon mythe ou réalité? © Librairie Arthéme Fayard, Paris, 1995. Hustracién de portada: Jacob Jordaens © EDITORIAL DESCLEE DE BROUWER, S.A., 1998 HENAO, 6 - 48009 BILBAO www.desclee.com Printed in Spain ISBN: 84-330-1298 Depésito Legal: BL885/98 Impresién: RGM, S.A.- Bilbao René Laurentin. Es exegeta, tedlogo, ¢ histo- riador. Adem: i dista, posee una rara dad para plasmar la reali- dad en sus escritos. Quizas por eso estaba destinado a restablecer ante los lecto- res la auténtica imagen de Jesucristo. Participd como experto en el Concilio Vati- cano IL es miembro de va rias Academias Pontificias en Roma, éntre ellas la Ac: demia Teologica. También imparte clases en numero- sas universidades de Fran- cia, América € Italia. INDICE indice 9 1. El demonio mas alli de Ia desmitologizacién 19 Retomo del diablo 19 La problemética en la encrucijada, 19 1. ,Simbé6lico 0 real? 20 Arquetipo ancestral o adversario de la sombra? 21 3. {Mal o maligno? 21 4, ,Objeto de fe o de creencia? 22 5. Singular o plural? 24 Revelacién progresiva y marginal sobre el demo el antiguo testamento 27 El ambiente cultural 27 +1 modo de Revelacién 27 1, Emergencias culturales 28 Los dioses paganos 28 Espiritus y genios 29 Exorcismos 30 2. Depuracién 30 La luz de la Revelacién. 30 Hesitaciones y tanteos 32 Clarificacién en la Biblia y el judaismo tardio. 33 El combate espiritual 34 La inea maestra: el perverso por quien ha entrado el pecado en el mundo 35 10 EL DEMONIO ,S{MBOLO 0 REALIDAD? IIL. Cristo exorcista y la transmis La accién victoriosa de Cristo 1. El endemoniado de Cafarnaiin (Me 1, 21-28; Le 4,31-37) 2. El epiléptico endemoniado (Mt 17, 14-18; Me 9,14-29; Le 933-45) 3. La nifia cananea (Mt 15, 21-28; Me 7, 24-30) 4. El energiimeno de los cerdos (Mc 5,1-20; Mt 8,28-34; Le 8, 26-39). 5. El demonio mudo (Mt 9, 32-34 y 12,22; Le 11,14). 6. La mujer encorvada (Le 3,13). 7. Los exorcismos: actividad cotidiana de Cristo os apéstoles exorcistas, 1, Durante la vida ptiblica 2. Después de Pentecostés Conclusién n de sus poderes IV. El Combate de Satan contra Cristo Inmersin de Cristo en la vulnerabilidad humana Las etapas del combate Acto I: Amenazas de muerte desde la infancia Acto Il: La tentacién en el desierto Acto Il: La eliminacién de Cristo Movilizacién de los adversarios Movilizacidn de los discfpulos Acto IV: La prueba del abandono Acto V: Victoria “pirrica” Acto VI: El combate escatolégico V. La ensefianza de Jestis Los sinépticos. 1, Las parabolas 2. La ensefianza capital de Jestis sobre la posesién La ensefianza de Cristo en el Evangelio segiin San Juan Un adversario temible Conelusién VL. El combate espiritual de la Iglesia Los hechos de los apéstoles El apéstol Pablo 1. Los poderes de las tinieblas contra la evang acién 39 390 39) 40 43 45 45 46 47 47 48 50 53 53 33 53 54 56 57 37 60, 62 62 65 65 66 67 70 2 73 B 14 74 INDICE 2. Su teologia 3. Su combate personal 4, Certezas escatolégicas. = (0 segiin las epistolas de Juan El Apocalipsis VII. Nombres y psicologia del demonio segiin el nuevo testamento Designacién principal Apelaciones peyorativas Titulos regios y seudo-divinos El combate y la paradoja Conelusién VIII. La ensefianza del magisterio sobre el demonio Cardcter de esta ensefianza. Las intervenciones en el curso de los siglos IX. {Qué sabemos de los demonios? Balance teol6gico Naturaleza de los demonios _Cuantos?, (erarquias? 1. Los grados, 2. La ciispide pecado de los angeles? 1. La falsa pista de la sexualidad 2. Orgullo. El pecado de Lucifer La guerra de los angeles Desprecio por el hombre. Envidia {Cuando tuvo lugar la caida? Gravedad del pecado de los angeles ilmreversibilidad? {Apocatistasis? Grado de degradacién {El demonio creador del infierno? Fuego y condenacién i 74 15 15 76 8 83 83 84 85 85 86 87 87 87 89 89 89 91 92 92 93 o4 95 96 97 o7 98 99 99 99, 100 101 102 104 12 EL DEMONIO ,SIMBOLO 0 REALIDAD? EI lugar det infierno. El poder del principe de este mundo. La accién del demonio » Seduccién ss Maleficios y embrujamientos Persecucién Los mods de accién Los niveles de accién del demonio wewpe 6. Psicologia y posesién..... 7. Seguridad de la victoria... ib X. El combate de la Iglesia contra el demonio witcine Una marca renombrada oi 7 1. Los ritos 18 2. El ayuno, " 120 Importancia de los exorcismos bautismales..... 121 1. Del carisma a la ordenacién ie 122 2. La orden de exorcista 122 Conclusion it 123 XI. Recesién de los exorcismos — _125 Evoluci6n restrictiva. 125 {Por qué? mo 126 Influencia del padre de Tonquedec 128 Marginacién Oficial en 129 XII. ;Hay que liquidar al demonio hoy? gExiste? ;Actiia? Dudas para la e a 1, Fluctuaciones en la opinién preconciliar Reservas teolégicas preconciliares Desmitologizacién. Reducciones postconciliares 5. Tentativas de liquidacién EI demonio existe: critica de la eritica Critica Filosfica 1. gSimbolo 0 realidad? 2. ¢Ser o nada? 3. gPersona o abstraccién? {Por qué estas reducciones?. 1, Guerra radical a los abusos. inacion AYN INDICE 2, Idealismo filosético. 3, Psicologismo 4, Fe sin religion 5, Sobrenatural modal 7 0 XIII. La ofensiva del demonio ‘Toma de poder estructural 1, Eliminacién de Dios. 2. Cancerizacién filosé 3. Las ideologfas, frutos perversos del idealismo Antecedentes de los cultos saténicos 1. Satin y los cultos paganos - 2. Pactos con Satén 3. Sabados medievales. ~ 4, El siglo XVIL 5, El ritual de 1614 6, El silo XVII 7. El romanticismo fascinado por la belleza del diablo. Nacimiento del satanismo moderno 1, Aleister Crowley (1875-1947) 2, Expansién del satanismo. 3. La Vey y la Iglesia de Satin 4, Nasha y su nueva Biblia 5, Warnke 6. Ambigiiedad Infiltraciones satinicas en el Rock 1. Origen. 2, Satanizaci6n 3. Mensajes subliminales 4. Satanismo a las claras. 5. Nocividad 6. Hecatombes. 7. Suicidio 8, Homicidios? Reacciones y denuncias antirock 1, Defecciones 2. Acciones familiares 3. La voz de un cardenal Miiltiples infiltraciones. 146 146 146 147 149 150 150 153 155 158 158 159 159 161 161 162 163 165 165 167 167 169 170 171 171 172 174, 176 17 178 179 179 180 181 181 182 182 182 14 EL DEMONIO ;SIMBOLO 0 REALIDAD? 1. Nueva Edad 2. Feminismo 3. Juventud La nebulosa del satanismo. 1. Lo visible y lo invisible. 2. Registros y modos de expresién del satanismo Las principales corrientes 1. Amantes de lo oculto 2. Clientes de la magia 3. Religiones satinicas. 4, Sectas ocultas, Misas negras 1. Vietimas - 2. Liberacién mediante el exorcismo Conclusion... XIV. Cuestionamiento y porvenir del exorcismo. Una reforma en curso... 1. Exorcismo y liturgia Riesgos de reduccién 3. Aspiraciones principales. Reacciones de los fieles 1. Desconcierto de algunos. 2. Oposiciones 3. Suplencias - Reacciones de exorcistas practicantes 1. Intercambios 2. Aperturas al futuro XV. Las armas del demonio: tentacién y posesién, La accién ordinaria del demonio. 1. Tentaciones 2. Discernimiento espiritual por la finalidad 3. Satin contra las virtudes teologales.. 4. Satén contra los dones del Espiritu 5. Contra los carismas 6. Contra las virtudes morales 7. Desencadenamientos c: La icos. ecién extraordinaria del demonio. 183 183 183 184 184 185 186 187 187 189 193 196 198 199) 200 203 203 204 205 —-207 2 21 2M 2u1 213 213 214 219 219 219 220 220 223 223 224 225 INDICE 1. Malos tratos y malefi 2. Tentaciones 3. Posesién ¢ influencia del demonio = 4, Limites y fronteras XVI. Las armas del cristiano. Combate espiritual La armadura del cristiano. Armas ordinarias. 1. Oracién 2. Ayuno 3, Sacramentos 4, Sacramentales. Armas extraordinarias XVIL. ;Cémo se realiza un exoreismo? La clientela El ’imiento previo. La preparacién El desenvolvimiento del exorcismo_ 1, Reacciones demoniacas 2. {Didlogo? 3. {Qué formulas? 4, El nombre de! demonio 5, Discusién sobre la interpretacién de las reacciones, 6. La participaci6n del sujeto 7. Duracién 8. Renovacién Aspectos de este ministerio. 1. Valor diagnéstico de! exorcismo. 2. Trampas 3, Exorcismo a distancia Anejos: del capitulo XVII Psiquiatria y posesiGn diabslica Parapsicologia y posesion Conclusion Existencia del demonio La aceién del demonio 15 226 226 229 231 235 235 235 236 236 237 237 238 239 241 242 243 249 249 249 250 253 253 254 255 255 256 256 256 257 259 261 261 262 265 265 266 16 EL DEMONIO {SIMBOLO O REALIDAD? Exorcismos . 266 Eleccién y formacién de los exorcistas 267 El ejercicio del ministerio : 268 Prevencién. - 270 La actualidad y el porvenir 270 Epilogo: la Virgen y el demonio 273 Diez mandamientos para el combate espiritual 277 Equilibrio 271 Tentaciones 277 Auxilios 278 Vietoria 278 1. Textos del Magisterio 281 Documentos antiguos 281 Los demonios son creaturas de Dios 281 Contra la reconciliacién de los demonios segiin Origenes ......282 La influencia del diablo a consecuencia del pecado original ...283 Contra la acogida quietista de las tentaciones 283 Documentos contemporaneos. 285 El concilio 285 La congregacién de la Fe. 285 El humo de satén. Pablo VI: Homilia del 29 de junio de 1972 286 EI Mal y el maligno. En la audiencia general del 15 de noviembre 1972. 287 Sefiales de la presencia del demonio 288 EI no pecar, defensa contra el demonio 289 ‘Supresién de la orden de exorcista 289 Juan Pablo I: Exhortacién apostélica postsinodal reconciliatio et paenitentia (2 dic. 1984). 289 Juan Pablo II: Carta apostélica Parati semper. 290 Eneiclica sobre el Espiritu Santo (18 mayo 1986) 290 Audiencia general del 13 de agosto 1986 291 Audiencia general del 20 de agosto 1986. 292 Audiencia general del 10 de diciembre de 1986 293 Alocucién en el santuario de San Miguel Arcéngel 293 Alocucién a los Padres Salesianos el 4 de septiembre 1988... 294 El Espiritu Santo en la experiencia del desierto. 294 INDICE Catecismo de la Iglesia catélica La caida de los angeles y el pecado original La tentacién de Jestis (n° 538) Exorcismos. Cultos satinicos El Maligno x 2, Ritual de 1614 sobre el exoreismo Reglas que se han de observar con los endemoniados, eracion, - 3. Oraciones de la Oracién a la Virgen Oracin a San Miguel Arcéngel Bibliografia Anénimos y colectivos Bibliogratia por orden alfabético de autores. Notas fuera de texto La victoria de Cristo. Balance biblico Supresién de la orden de exorcista El obispo Kasper en la frontera Geografia de las iglesias saténicas Tipologia de las influencias del demonio segiin Dom Amorth El punto de vista de un neurdlogo. - Los nombres de los demonios Psiquiatria y posesién diabdlica Parapsicologia y posesién. 7 295 295 296 296 297 298 301 301 305 305 306 307 307 308 63 81 124 136 191 233 245 251 261 262 Capitulo I. EL DEMONIO MAS ALLA DE LA DESMITOLOGIZACION El demonio es un signo de contradiccién. En otros tiempos, suscita- ba el temor y ocasionaba frecuentes pesadillas. Hoy, es un mito para la persona ilustrada, aun la creyente. Retorno del diablo Y sin embargo, “retorna”, constatan los medios de comunicacién. Curiosamente, los anuncios publicitarios atraen con el sefiuelo de: “tren del infierno” y “belleza del diablo” . Muchos buscan captar este poder ‘oculto para conseguir éxitos en el amor, en el dinero o en la politica, y ‘algunos se jactan de ello hasta en las antenas de la televisi6n. Proliferan iglesias y sectas saténicas hasta el punto de inquietar a las policias inter- hacionales (véase el capitulo XID). La problematica en la encrucijada {Existen pues los demonios? - No, segiin la cultura predominante. No es mas que un producto de uestra psicologia, Los tedlogos de moda, incluso algunos exorcistas, se adhieren a este punto de vista, La accién del demonio y su misma exis~ toncia serfan dudosas. Ademds, esta creencia seria nociva: un alibi (una ‘eourtada) que apaga el sentido de las responsabilidades, y la posesién no seria mds que una escenificacién histérica suscitada por el exorcismo mismo, se nos dice, |, Formula reada por Baudelaire (ver pagina 149, nota 22) 20 EL DEMONIO ,SIMBOLO O REALIDAD? Ya es hora de liquidar estas supervivenci tral trasnochado. s de algo imaginario ances- ~ Pero Jestis habla de él y Jestis exoreizaba, se objeta. - Jestis no ha hecho mas que adaptarse al lenguaje de la época, pero no lo avala, responden los mantenedores de la corriente critica Esta influyente corriente esta representada incluso en el nivel de los obispos. En Italia, Dom Amorth, exorcista de Roma, refiere haber rec bido respuestas como éstas: - Yo, por principio, no nombro a ningdin exorei - {Pero cree Vd. todavia en estas cosas - Todo esto pertenece a la parapsicologia, ete. (G. Amorth, Un exor- cista raconte, Paris 1992, p. 210), Segiin estas opiniones (evaluadas més adelante, capitulo 12), el maligno no seria sino una personificaclén simbélica de! Mal, difuso en aate minsdoy Satin ao serie algatén, sino algo:'laeapeesion ialtologica de una abstracci6n y una coartada fabricada por nosotros para eludir nuestros fracasos, proyectando sobre un diablillo de servicio el fruto de nuestros errores irresponsables o el juego de desgraciados azares. Antes de la investigacién objetiva que va a seguir, era preciso tomar conciencia de esta situacién de contrastes. Esta es tanto més confusa al cstimularse dialécticamente declaraciones redimdandes y nogaciones. Los que ven al diablo por todas partes se indignan contra los que no 10 ven en ninguna; y los que no lo ven en ninguna ironizan contra los que le ven en todas. El choque neutralizante de sus opiniones adversas alien- ta el agnosticismo como un justo punto medio. Pero, ges la contradicci6n tan insoluble er, I y es la duda el justo punto medio? No para quien no permanece prisionero de problemética iaso- rias que, ante todo, es preciso superar. Esto sera el objeto de este primer capitulo: una operacién de limpieza imbélico o real? jEldemonio s un simbolo o una realidad?, es la pre 4 2, es la pregunta, Pero toda realidad es también un simbolo, ya se trate de Vercingétorix o de Juana de Arco, de Hitler 0 de Stalin; el conocimiento humano es siempre sim- bolico, mucho mas, el conocimiento de lo invisible, Por eso, el lengua- EL DEMONIO MAS ALLA DE LA. 2 je de la Revelacién contenida en la Biblia es esencialmente figurado. A tate respecto, la cuestiGn no es pues: simbolo 0 realidad, sino simbolo y realidad. En toda hipétesis, la realidad del demonio no puede expresar- ve sino en términos simbélicos, traténdose de un realidad invisible sin- gular y misteriosa, El asunto no es pues de una alternativa, sino de una correlacién, Sera preciso identificar la relacién de los dos términos. 2. gArquetipo ancestral o adversario de la sombra? {Bl demonio es un producto subjetivo de nuestra psicologta 0 un adversario real’? Es verdad que nuestra psicologfa est necesariamente comprometida cen todo conocimiento, especialmente cuando se trata de un objeto invi- Aible, Pero hay una infinidad de cosas invisibles, porque alejadas en el tiempo o en el espacio, en las que creemos lo mismo que en las que ‘Vamos, Tenemos de ellas representaciones subjetivas pero fundadas, Nos tesforzaremos por comprender por qué las filosoffas y culturas dominan- {es actuales nos empujan a reducirlo todo a lo subjetivo, sobre todo en mnateria religiosa. Mas alld de las filosoffas deformantes, es preciso fetornar a un realismo critico, a quien incumbe como propio diferenciar {us reafidades plenamente conscientes de los medios limitados del cono- timiento humano. El idealismo, que 10 reduce todo al sujeto, no es thenos ingenuo y simplista que el materialismo limitado, incapaz. de dis- {inguir la realidad material del conocimiento veridico que de ella obte- neMos: 4, {Mal o maligno? El demonio no es més que una personificacién del Mal, se sigue diciendo. Hay que rechazar este teroer dllema: se rata, no de escoger entre Mal ¥y maligno, sino de comprender, ante todo, que el Mal no ¢s nada, puesto {que es una privacién, una carencia: un desfallecimiento de} ser creado for Dios que es esencialmente bueno. El Mal no es sino amputaci6n del et, generalmente por la falta de las libertades creadas cuyo terrible poder hho es en ningin modo creacidn sino aniquilacién. En el angel cuido, domo en el hombre pecador, el Mal, esta desconcentracién o desviacion lel ser, es el resultado de una eleccién destructora. El Mal esté pues, 22 EL DEMONIO ;SiMBOLO 0 REALIDAD? esencialmente, en un sujeto, en una persona que ha rechazado su desti- no, es decir, el amor. Tendremos que volver sobre este punto esencial Comprenderemos as{ emo te6logos de alto nivel, incluidos entre ellos los cardenales Urs von Balthasar y Ratzinger, caracterizan al demonio como una entidad no-persona (pg.136). Sera importante captar bien Ia verdad profunda escondida bajo esta frmula. En efecto, si el demonio sigue siendo un sujeto libre y responsable, el pecado pervierte y destruye mortalmente su personalidad y le excluye de los derechos de la persona. La justicia humana homologa una exclusién de este género cuando encarcela a los criminales contra los derechos de las personas la libertad, Pero el problema es evidentemente mas profundo y mas radi- cal tratdndose del angel cafdo, como lo veremos, Deben plantearse otras dos cuestiones para que nuestras inteligen- cias, sumergidas en tantas confusiones, emerjan de la niebla que las envuelve. 4. Objeto de fe o de creencia? En primer lugar, el demonio es marginal, No esté a la par con el Creador. No es simétrico, a pesar de la férmula proverbial que dio fama a una obra de teatro de Jean-Paul Sartre, Le Dia~ ble et le Bon Dieu (El Diablo y el Dios Bueno). El diablo no es un dios malo, un dios de aqué abajo, como lo sostenfan el maniqueismo y todos los dualismos de la Antigiiedad. No es sino una creatura de Dios: una creatura extraviada, mutilante y automutilada. De abf su posicién paradéjica en el cosmos y en la fe: — En el cosmos, “Ios cielos proclaman la gloria de Dios”. El Crea- dor da la nota méxima, puesto que realiza la perfeccién misma de la existencia, Pero el diablo cafdo y perturbador da la nota més disonante. Cultiva el mal, que es deficiencia. Pero las deficiencias pueden venir de causas naturales y accidentales. La parte del tentador resulta, las mas de las veces, indiscernible en el pecado de los hombres. — Enel plano de la fe, las formulas bien diferenciadas del CREDO manifiestan otra prueba: Creo en Dios Padre... En Jesueristo, Nuestro Seftor «oc Bn el Eypirity Santo, EL DEMONIO MAS ALLA DE LA.. 23 El in latino (que rige acusativo) da una gran fuerza a es -ambio, se dice solamente: expresién Creo ata Iglesia. , segain el latin: Creo la Iglesia Jen acusativo, sin la particul No creo en la Iglesia (demasiado humana), sino a la Iglesia. No creo en el demonio, no creo al demonio, Creo en el combate espiritual en el que la Iglesia esti empefiada a continuacién de Cristo. Satén esta implicado en esta lucha, que constituye la trama de toda ka Biblia: desde el Génesis hasta el Apocalipsis y la experiencia cristiana bimilenaria, Aste adversario no se le puede dejar de tener en cuenta, Su inte gencia angélica supera la nuestra. Su accin es, pues, temible. Pero él no es creador como Dios. Esta creatura cafda y perversa no tiene poder mniis que para la aniquilacién y para el extravio. Asi es envilece, deso- rienta, destruye. Engallandose sobre su libertad para hacerse Dios, que ‘es como inspira hacer al hombre, se ha separado de la fuente misma, del ‘mor. Ha degradado su existencia y se ha precipitado asi en su propia indigencia. Queriendo liberarse de Dios, se ha convertido en esclavo de 4u propia miseria, Si Dios toma al demonio en serio, es que toma en serio todas las libertades que ha creado a imagen de la suya; les con- serva Ia existencia y la autonomfa en el Bien o en el Mal, si tal es su eleccidn, incluso cuando éstas se oponen a El, “Hace surgir su sol sobre Jos buenos y sobre los malos” (Mt 5,45). Atin més, contintia amando a sus creaturas extraviadas y las mantiene en Ia existencia y en su libre eleceién aun cuando éstas le combatan y se opongan a El. Es el fondo del misterio del Mal y del misterio de la condenacién, que es también un misterio de amor. 2, sta disquisicién vale para el francés y Ahioma manera lo que en farin es formula algo distinta (Creo en el Espi ‘lw Iglesia) (Nova de la trad. espatiota} para el espafiol, que traduce de la 1» Santo... Creo 24 EL DEMONIO {SiMBOLO 0 REALIDAD? 5. ;Singular 0 plural? Se habla mas frecuentemente del ser maléfico en singular: el diablo, el demonio, satin, Para satin, es 16gico, pues es el nombre bajo el cual se designa al “jefe de los demonios”. Pero cuando se dice “el diablo” (y cn la literatura raramente se encuentra Jos diablos), resulta paradgjico, pues se trata de una multitud. Entonces, ;por qué el lenguaje (corriente € incluso teol6gico) privilegia el singular? La paradoja se pone de relie~ ve en el evangelio. Cristo pregunta al poseso de Genesaret: —~2Cudl es tu nombre? Y el demonio responde en singular... para desembocar en un plural: —Legién es MI nombre pues SOMOS muchos. ¥ le SUPLICABA con insistencia que no LOS expulsase (Mc 5.10). Este desaffo a la gramitica refleja la paradoja del reino de aqui abajo. Tiene su unidad deletérea: la de una oposicién organizada contra Dios. Pero es una unidad negativa divivida, tanto ms confusa cuanto que es destructora. Al contrario de la creacién que es armonia, la accién de aqui abajo promueve (si se puede hablar asf) decadencia, degradacién y caos. Lucifer y Satén, creaturas supremas, pero descarriladas, conservan un poder jerérquico en el inferno. Pero es una dictadura aplastante, disociante, abrumadora, Eso hace del infierno, y a veces del mundo, el campo cerrado de una obscura relaci6n de fuerzas. El infierno no es una jerarqufa, sino la inversién de una jerarqufa, donde el més perverso ejer- ce el dominio del fondo del abismo, para el reino del Mal. La singularidad del lenguaje traduce la singularidad del demonio, su marginalidad, la inversi6n que caracteriza su genio del Mal... y el cono- cimiento global e indeterminado que de é1 tenemos. Asi como e! cono- cimiento de Dios es tonificante, por misterioso y vertiginoso que sea, ast el conocimiento del demonio es decepcionante, dificil de apresar, como el del vacfo, que ha sido siempre la obsesién de la investigacién cienti- fica, En Ia confusién actual de los espititus, era preciso situar estas para- dojas en las que permanece confusamente hundida nuestra cultura. Sobre el terreno as{ descombrado, se comprenderd mejor esta ensefian- za de la Revelacién, la doctrina que la interpreta y las experiencias cris- tianas, comprendida la del exorcismo, inseparable de esta ensefianza oblicua, EL DEMONIO MAS ALLA DE LA. 25 No nos extrafiemos pues de los caminos complejos de esta revela- cién, sta es lacdnica y ambigua en palabras. Es ms clara como com- bate; por eso nos ha parecido necesario analizar separadamente esta censefianza parsimoniosa, lacnica, muchas veces indirecta y mezclada, y la praxis de Cristo y de la Iglesia, Pero la teorfa y la praxis convergen y se juntan, La luz es a este precio (véase nofa a continuaci6n). NOTA METODOLOGICA Este libro se refiere mds precisamente a la situacién de la Iglesia lati- na actual. En las Iglesias ortodoxas 0 coptas, y también en algunas. confesiones salidas de la Reforma protestante, ta tradicién de los exorvismos permanecié viva y fue ampliamente practicada. Por lo dems, la historia de los exorcismos se quedé en un estado elemental, no slo porque este rito permanece generalmente discreto, secreto y poco documentado, sino porque no existe todavia un estu- dio de conjunto ex professo, que sintetice In totalidad de tos docu- rmentos dispersos desde el origen, en la diversidad de los tiempos ¥ de los lugares, A pesar de una bibliograffa impresionante (véase), ha sido preciso trabajar con materiales de la orilla, marginales, indirec- tos. Capitulo II REVELACION PROGRESIVA Y MARGINAL SOBRE EL DEMONIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO El ambiente cultural El demonio no esté ausente del Antiguo Testamento, pero ocupa slo tun puesto marginal, implicado en el ambiente cultural que va a esclarecer y decantar la Revelacién, En efecto, la Revelacién del Antiguo Testamen- to no ha caido de! cielo. La Biblia ha sido escrita por hombres enfrentados con la historia, en el seno de 1a cultura primitiva, Todos los pueblos cir~ cunvecinos crefan en la existencia misteriosa de seres invisibles, en parte tmaléficos: Egipto al oeste, Siria y Babilonia al este y, més proximos, més temibles en tierra de Israel, los Cananeos, con sus divinidades a las que se les sacrificaban nifios. El sacrificio de Isaac, pedido a Abraham, su padre, pero rehusado por Dios, seri su antidoto y su negaci6n, al mismo tiempo que la figura del Hijo de Dios, muerto por nosotros. El modo de Revelacion Es aleccionadora la emergencia de la verdad a partir del magma cul- tural, Importa comprender, no solamente la influencia de las creencias ambientales sobre la Biblia, sino también la depuracién y la critica de estas intuiciones confusas a la luz de Dios. El mecanismo fundamental es el siguiente: Yahvé se revela gradual- mente al patriarca Abraham, a Moisés y a los profetas, como Dios Santo, ‘Trascendente, Perfecto. El pueblo elegido descubre progresivamente el ‘carfcter absoluto de stu Dios, as{ como su bondad y misericordia, més all de Ia justicia, Esta RevelaciGn progresa hacia el cumplimiento y la expli- citacién dltima por Cristo y Juan Evangelista: Dios es Amor (1 Jn 4,8 y 16). Se precisaba tiempo y toda una pedagogfa para que los patriarcas y Joy profetas descubrieran su santidad y su misericordia trascendente, 28 EL DEMONIO ,SiMBOLO O REALIDAD? mediante una revelacién inmediata y personal, dada libremente y sin fractura, en su vida y en su cultura Por lo que respecta a Abraham, en cuanto se le puede captar a través de la distancia hist6rica de los textos, Dios comenz6 a revelarse mas mediante la imagen de pequeitos genios familiares que de la de grandes dioses miticos: se manifiesta a Abraham como una persona, un amigo, un protector, muy cercano, pero sin ninguna metafisica explicita. Exige todo y promete todo, pero sin revelar su naturaleza. Fue poco a poco, y final- mente durante el exilio, como se revelaron, segtin todas sus dimensiones, la trascendencia y la omnipotencia del Creador de todas las cosas entre- vistas por Abraham. Tal es el micleo dindmico de la Revevelacién biblica. Este nticleo: el Yahvismo, o Revelacién de Yahvé, Dios santo y tras- cendente, El que solo existe y hace existir todas las cosas, va a esclare- cer las diversas creencias y a disipar de ellas todos los elementos tenebrosos e ilusorios; y asf rectificar, restituir y elucidar las intuiciones verdaderas de esta cultura, En lo que concieme al demonio, esto vendri de manera particularmente Jenta, progresiva, marginal, pues el demonio no est en el centro, sino en la periferia de la Revelacién. La luz del Yahvismo va a realizar lo siguiente: — desmitologizar y reducir a su nada todos estos genios y las divinida- des cuyos idolos destruyen y todos esos mitos tenaces que no han cesado de habitar el espiritu humano, si se juzga por el puesto que tienen todavia en el ocultismo y las magias, en nuestra cultura, denominada modema; —identificar estos seres visibles como criaturas de Dios: angeles fie~ les, 0 caidos, convertidos en los adversarios de los hombres y de Dios. Vamos a asistir a esta gran intensidad del proyector de ta luz divina sobre la civilizacién circundante, 1, Emergencias culturales Los hombres han sentido siempre, hasta el dia de hoy, Ia solidaridad misteriosa de su mundo material con un més alld invisible. Las repre sentaciones simbdlicas de este mas alld eran frecuentes en el pueblo de Dios y aparecen de muchas maneras a través de la Biblia, Los dioses paganos Existian, cierto, los dioses extranjeros de los cultos paganos: no solamente las grandes civilizaciones del Este, de donde venfa Abraham, REVELACION PROGRESIVA Y MARGINAL... 29 y de Egipto, lugar de la cautividad inicial, inspiradora de una sabiduria cuyos frutos recogen y bautizan Salomén y sus herederos, sino también las religiones locales de la tierra prometida con su culto naturalista y Vitalista y la prostitucién sagrada que no ha cesado de ejercer un temi- ble atractivo sobre Israel (Dt 23,19; 0s 4,14;1 R 14,24; 22,47; 2 R 23,7. \Véase Nm 25,1-3 para los antecedentes). La luz del yahvismo ha redu- cido doblemente estos falsos dioses, sea hasta su anulacién, sea hasta su condicién de creaturas extraviantes, de demonios empefiados en un combate espiritual contra Dios y contra los hombres. Esta linea es fun- damental. Espiritus y genios Por lo demas, habfa en el mundo antiguo toda una multitud de espi- ritus y de genios mas 0 menos benéficos o maléficos, a los que se trata- ba de captarselos o concilidrselos. Se les ve aflorar, de manera marginal, incluso heteréclita, segtin la multiplicidad de las culturas ambientes: — Asmodeo, “el peor de los demonios”, homicida de los siete pri- meros maridos de Sara (Tb 3,8.17; 6,14; 7.11; 8,5). —Los sedim, de origen babilénico, destinatarios de los sacrificios de nifios (Dt 32,17; Sal 106,37; Suppl. Diet. de la Bible 12,1992, col.8). — Los se'irim, los demonios-machos cabrios que frecuentan las rui- nas de Babilonia y de Edom (Lv 17,7; 2 R 23,8; 2 Cr 11,15; Is 13,21; ‘M4, 14). Algunas biblias traducen por sdtiros — Lilit, demonio hembra de la noche (Is 34,14). — Azazel, a quien se le echa (al desierto) el chivo emisario (Lv 16,8,10.26). La Biblia los menciona ocasionalmente mediante alusi6n, Igualmen- {e, todos los animales miticos que han inspirado o influenciado la ima- inerfa diabstica: avestruces (Is 34,13 ss.), lobos, chacales, ete. (Langton ‘50-52; Supplement Dict. de la Bib. 12,11-14). Y hay, en fin, toda suerte de espiritus maléficos: — Keteb: demonio peligroso (Sal 91,5). — Los espiritus malos (1 R 22,22 s.; 2 Cro 18,21). — Los espiritus de discordia (Je 9,23; 1S 16,14-16.23; 18, 10; 19,9). 30 EL DEMONIO ;S{MBOLO 0 REALIDAD? — Los espititus de destrucci6n (Jr 51,1). — Los dingeles crueles (Pr 17,11). — Los angeles de muerte (Pr 16,14). — Los Angeles de infortunio (Sal 78,49) o el angel de las destruccio- nes (Ex 12,23; 2 § 24,16; Is 54, 16; 1 Cro 21,15). Estos no son dioses (Elohim), sino nutidades, “nadas” (en hebreo : Elilim): palabra que aparece unas 15 veces, en acepci6n peyorativa, para significar globalmente el no-valor de estos pretendidos dioses 0 demo- nios. Exorcismos La religin babilénica personalizaba estos seres diversos; los exorci- zaba para librar a las personas y los lugares mediante ritos magicos 0 médicos: tal era, particularmente, el caso de los sétiros velludos (Lv 17,7; Is 13,21; 34,13). Los hombres tenfan ya la preocupacién por la liberacién y el desembrujamiento que tienen todavia un puesto conside- rable en nuestras “evolucionadas” civilizaciones, ; En efecto, este pasado no esté tan superado, de tal manera que bas- tantes hombres hoy, a veces cultivados y sabios, han vuelto a caer en el habito de esas ereencias y magias irrisorias, que la Biblia ha ido depu- rando progresivamente o eliminando, a la luz del Yahvismo. 2. Depuracién La luz de la Revelacién El mecanismo de esta depuracién, que desprendié el micleo de ver- dad contenido en estas creencias confusas, es el siguiente: La Revela- cién biblica prohibia reconocer otro dios que no fuera Yahyé: todo poder auténomo que fuera independiente del Creador de todas las cosas. Es el punto de partida del Decdlogo: No tendrés otro Dios que a Mi No te hards ninguna imagen esculpida (para evitar toda idolatria, ningin culto con- ccurrente al del Dios invisible, Texto capital; Ex 20,17; Dt 5,6,22). Esta lexicografia es, pues, reveladora del peligro y de la seguridad REVELACION PROGRESIVA Y MARGINAL... 31 que conviene; ésta serd la actitud de Cristo frente a la arrogancia de los poderes infernales. Jestis no discute con el demonio. Le manda ¢ invita {1 sus disefpulos a mandarle en su nombre. Es la experiencia de los san- tos y de los verdaderos exorcistas. Leyes rigurosas e intransigentes protegen este precepto: Si w hermano, t hijo, t hija, ta esposa que reposa en tu seno, tu amigo que es tu ‘otto yo, tratan de seducirte en secreto diciéndote: “Vamos a servir a otros dioses (desconocidos de iy de tus padres, de entre ls dio- ses préximos o lejanos que os rodean de tin extremo a otro de la tierra),/..J m0 le escuchar ni le perdonaris (Dt 13,7-14) Sigue el precepto de lapidar a estos impios. La importancia de conservar Ia fe en Yahvé, Dios tnico, llevaba, pues, consigo negociaciones y medidas radicales hasta la pena de inuerte, para manifestar que 1a muerte espiritual del hombre es peor que la muerte biol6gica. Al mismo tiempo, profetas y salmistas descu- ben, poco a poco, su futuro eterno en Dios. Lo descubren en la ora- vidn. E! salmo 73 es testimonio de este descubrimiento imprescriptible, El sulmista, fiel a Dios, no se beneficia de esta fidelidad. Es vietima de las njusticias de este mundo y objeto de burla de los malvados: ricos, gor- ‘dos y triunfantes. Es un escéndalo, pues la Revelacién biblica ensefiaba Jo contrario: las retribuciones terrestres. La prosperidad prometida a los os (Sal 37; 62,13; 112; 127;128 etc.) quedaba desmentida. Pero el Imista, turbado, termina comprendiendo: él estd con Dios en su prue- Dios es todo, y é1 nunca seré separado de Dios. Concluye como sin- is de esta experiencia profunda: oro Tui /Yahvé/, Té estis siempre conmigo, TW me tienes (asido) /eomo Creador! y ‘despues de esta vida me tomarés como has tomado a Henoc: Gn 5,22-24; Si 44,16; 49,14; Hb 11,5; y a Elias: 2 R 2, 1-15; 1 M 2, 2,58: el mismo verbo lakah, frecuen: fowmente mal traducido; ef, Sal 73,23-24] La fe en Yahvé, nico Dios, llevaba consigo también medidas contra ‘magos y los nigromantes, que pretendian liberar de estas malas nicias, como los desembrujadores de hoy (Lv 19,31; 206-27). A purtir de estas luces y pricticas, los seres misteriosos, multiplica- por la cultura ambiente, fueron: — ya identificados a Dios, reabsorbidos en Dios. Es el caso del angel turno con quien lucha Jacob junto al yado del Yaboq (Gn 32, 25-31; 32 EL DEMONIO ,SIMBOLO 0 REALIDAD? ef. tal vez Ex 4,24-26; Am 3,6 donde la redaccién biblica parece admi- tir que Dios es el autor del infortunio). — ya identificados como creaturas ¢ hijos de Dios: angeles santos 0 caidos segtin el caso, pero en dependencia de la omnipotencia divina, Hesitaciones y tanteos Esta decantacién no sucedis sin tanteos 0 confusiones. Es la ley constante de nuestra indagacin sobre Dios hasta el dia de hoy. Las ambigtiedades humanas no serdn superadas sino en la eternidad, Estos tanteos no suceden sin interferencias y cortocircuitos. La Biblia atribuye a Dios sentimientos pasionales. Es para dar a entender su ardiente amor respecto de nosotros: no menos vivo que el amor huma- no. La Biblia también le hace a veces a Dios autor de los males que sobrevienen sobre la tierra. Ve a Dios en los castigos. Esta ambigiiedad ¢s debida a una filosofia todavia simplista, ignorante de la Causa prime- ray trascendente, Siendo Dios la Causa universal, los autores sagrados le atribuyen a Dios todas las causas segundas; ven castigos divinos alli donde Ia libertad de los pecadores provoca su autodestruccién. Pero la justicia de Dios no es punitiva: es inmanente: Dios ha puesto al hombre en manos de su “consejo” (es decir, de su albedrfo o liber- tad responsable: Si 15,14) En plena autonomia, los hombres construyen y destruyen su vida. Si el alcohélico sufre una cirrosis del higado, no es Dios quien le inflige esta enfermedad desde el exterior: es el alcohol del que libremente se ha impregnado. Igualmente, esto vale para el sida y otras ETS propagadas por la degradaci6n de las costumbres humanas, aun sucediendo, por des- gracia, que las consecuencias desagradables se extienden bastante mas alld de las libertades que fueron su causa. El Mal debe reclasificarse como la obra del pecado, no como un castigo vindicativo 0 un rencor, totalmente extraiio a Dios En resumen, a través de hesitaciones y aproximaciones innumera- bles, la fe en Yahvé ha disipado progresivamente las ilusiones de otros tiempos (que, para muchos, siguen siendo ilusiones de hoy). Ella ha efectuado una auténtica desmitologizacién, rectificando los errores ambientales y asumiendo su parte de verdad, en referencia a Dios Cre- ador, De este modo, se ha establecido un doble destindamiento esclare- cedor: REVELACION PROGRESIVA Y MARGINAL... 33 ~ entre Dios y sus creaturas, — y, en éstas, entre los dingeles (Th 8,3) y los demonios, enemigos Wel hombre (Tb 6,8) a quien combaten (Tb 8,3) como enemigos de Di Clarificacién en la Biblia y el judafsmo tardio aquemos, para terminar, la linea maestra de la Revelacién sobre los diablos 0 demonios, como se les quiera Hamar. Esta erne a satan y su combate, que esté en el origen del infortunio del hombre: el pecado original. Este nombre propio, satan, procede del Yerbo hebreo satdn, que significa atacar *: es el acusador y el adver- surio del pueblo de Dios. Aparece en la cuarta visién del profeta Zaca- las: stab Josué vestido de ropas sucias, en pie delante del éngel, A su derecha estaba cl satin para acusarle, Dijo el angel de Yahvé al satin: Yahvé te reprima, satin. Reprimate Yahvé, Fi dngel le retira entonces al Sumo Sacerdote sus ropas s ‘dos suintuosos"; pone sobre su cabeza una tiara diciendo: “Mira, he passdo por alto ‘gobernariis mi casa.” (culpa. /. ; 4. A Dios se le Hama Satin en el Pentateuco”, escribe H. A. Kelly oe oe pls. Pita en apoyo Nm 22.32, donde el éngel del Senor ms 0 menos identficado con como un sadn, porque tu vor no es la buena ante mi ‘ior tnsn pet ds. exo die ei pn pons [eo ost) en bebe san), Noes pues el subran,sin el vrby lo qu fs enti uy gene ops see atnbue io. Figo de os Seta “the” vend es diaholén”, es decir para oposcin, Kn una par a Biblia utiliza el Yoo dnc send ener pr signif la pin de Dos al, peo no Hain de satin. Ms dsconecrtante ol rsmenocomplemenrio de Kelly En 2 8.241: "la ira de Yahveé" inspira a David la idea de efectuar el censo que 7 reprocha @ foninacn Pero el Lito de as Canis, edadoso de poner de cee Wash Asn de Dios, anys eta de ens asain (1 Cr 21,7) y solamente lee fh Ye. No hay pes ninguna conasin ene Dios y satin, per el acto espe A sardn -tentar, probar- puede atribulrsele a Dios: equivoco que se ha dejado subs Ds on ta tradcekn atl (ances) det Pate Nuesto(cesona por Crmigns “Ne nous induis pas en tention”, (La traduccién actual espana dice: “No nos dejes ‘one en ta tentacion") 34 EL DEMONIO ,SIMBOLO O REALIDAD? En el libro de Job, satin, el adversario, pone a Dios ante este desafio: que le permita tentar a Job, amigo de Dios, y este hombre santo no resis- tird a la prueba. Pero, a pesar de su dramdtico debate interior, la fideli- dad de Job seré mas fuerte que todas las catiistrofes, sufrimientos pruebas. Job, finalmente, ser recompensado. , En este estadio, satdn no se presenta todavia claramente como el espiritu del Mal. Liega a proponer su desatio deslizdndose entre los hhijos de Dios” (los angeles) recibidos en audiencia por Yahvé, Pero el texto no nos dice si es, también él, un hijo de Dios, ni si quiera un angel Su silueta queda imprecisa, Lo que esta claro, es que este tentador cst subordinado a Dios, su Creador y Seftor: y es sefialadamente un espiritu perverso, puesto 280 busca a toda costa la perdicién y Ia cafda del justo, En 1 Cro 21,1, satdn se alza contra Israel e incita a David a hacer el censo de los israelitas. El libro de los Reyes interpretaba ya este acto, megalémano y posesivo, del rey como un pecado. David sera castigado Por ello, pero seguird el perdén (2 S 24,1-9). Fue mas tarde, am el Libro de las Crénicas (siglo ID atribuye esta falta a satin, cuya identi- dad va descubriendo poco a poco. ve Bl Sid 21.27 invita al peed Cuando el impo male a sain, as isms se maldce esse hace a ne, plice e hijo del diablo* pees incest El combate espiritual A partir del exilio, la luz progresa. El ist P la luz . El judafsmo (distingue) a los ange- les caidos como auxiliares de satin, nen eta E] pueblo de Dios descubre esta verdad en la experiencia misma del combate espiritual. La Biblia evoca las rebeliones contra Dios, la guerra de fos astros (Is 14,12 s.; Ez 28,2) y el combate escatolégico. En Dn 13,13 y 21, Miguel y sus angeles socorren a Israel. 4, La Biblia de Senslén raduceSie2127:°C raduce Sir 2127: “Cutndo el impto mae a Sa ‘sf mismo se maldice” i ‘pasa Sis seals adams. Aad pe de pia ua ntexptv “El aor ie Sunt ear (to 1-2) ge ir Cre to ‘ir @ un ser exterior, maldice su propia ” tn ‘ona male su propa perversa volun” (Nota de avers REVELACION PROGRESIVA Y MARGINAL... 35 Se vuelve a encontrar este combate de Miguel en Qumran (1 QM 17,6-8:; 1 QS 3,13-4;26). La comunidad no especula sobre eso, pero distingue progresivamen- {e al adversario, llamado muchas veces Belial (1 QS 4: 4 veces; 1 Q: 12 veces; CD: 6 veces; 1 QH: 12 veces; nombre que aparece en muchos ‘otros pasajes, pero como nombre propio). Se le identifica como la Polencia del Mal, jefe de los espfritus de las tinieblas, hostil a los hom- yes y a Dios (Suppl. Dict. de la BIBLE 12,21). © practican, contra estos adversarios misteriosos, ritos de protec- ldn, tales como el agua lustral, Por lo que se refiere al exorcismo, éste aparece ya hacia el aio 200 antes de Cristo, en el libro de Tobias (6.8; 4.2), més allé de 1a magia ambiental: es la obra del poder del nombre de “Dios (Zi 3,2; Judas 9), en respuesta a la oracién del justo. El rito que ‘Ruluel prescribe a su companero de ruta, sin desvelar todavia su nom- ‘fue: (sacarle 1a hiel, el corazén y el higado al gran pez , Tb 6,2-6; 11,7- 19) no es més que un medio de hacer participar a su protegido en la obra Me Dios (Tb 12). Ein resumen, la luz de la Revelacién ha ayudado a los sabios, a los fetus y a los tedlogos judios a desenredar los lazos misteriosos con el alld: Dios y sus creaturas, buenas o malas por su libertad, dngeles y nonios, Asi se ha venido a distinguir entre los “hijos de Dios” (Jb 46), creaturas del otro mundo, a los angeles guardianes y protectores )y & los Angeles caidos, convertidos por su rebelién en enemigos de y de los hombres, a los que quieren arrastrar en su cafda. EI combate espiritual y estas pruebas son el lugar revelatorio de in, fuente de la desgracia. La Iinea maestra: el perverso por quien ha entrado el pecado ‘el mundo. El relato de 1a caida en Génesis (3,1-16: texto que se remonta al siglo {on tiempo de Salomén) es portador de gran luz. No es un documen- hhist6rico, sino que, bajo apariencia de imagenes ingenuas, explica el jen del Mal, que ha entrado en 1a humanidad por la puerta grande de Hibertad, a instigacién del tentador. A través de simbolos admirable- fe expresivos, es como se revela la realidad original del pecado. relato se sitiia en el primer plano de la historia de Ia salvaci6n, El folato revela la génesis del hombre: creaciGn y cafda. 36 EL DEMONIO ;SIMBOLO 0 REALIDAD? __Al tentador de Gn 3,1-5 (que el libro de Ia Sabiduria, primer siglo - de Cristo, identificar’ como satan) se le descubre bajo los rasgo la serpiente, que se perfila insinuante, traidora y temible. Los con- cordistas admit i i = \s admiraban la verdad “cientifica” del castigo que le fue infligi: Maldita seas entre todos " wa xls los animales del campo, sobre tu viente te arrastrars (Gn 7 =o dicen: los dinosaurios caminaban muy bien sobre sus pies. 4 Biblia revela ya la evolucién de los reptiles hacia la reptacién. mre es vano querer identifcar ls perspectivas de la Revelacion ica con las de a ciencia. Tales perspectivas no se sitiian en el mismo plano. Dios enseia el porqué del Mal mediante el género sapiencial poético; la ciencia descubre el origen de los astros y de la vida a ait de hechos datables y verificables. La profundidad del relato brblca ests en otro nivel. El relato biblico manifiesta el sentido del destino humano, La serpiente era el mas astut L stuto de todos los animales del ca habia hecho Yahvé Dios (Gn 3,1). kines ee estd representado como creatura de Dios: la mis astuta de tod La ensefianza subyacente es que el demonio se ha degradado y rebajado al nivel de los animales. No aparece todavia como un espiritu caido, Pero ya es como tal su modo de hablar y comportarse: Dios lamer: sCémo esque Dios oh det les del jardin? ante 10 comnfis de ninguno dle los Arbo- Pregunta humildemente. Dice algo pa ae mente. Dice algo para saber la verdad. La mujer “Poems comer del rut de os bes dl “Pon J oles del jadi. Mas del ro del bo! que as ‘dio del jardin, ha dicho Dios: “No comiis de él ni lo toquéis, so pena de mug 5 1 Reps ase amor "De ana mane oh Dit se muy bien que el dfa en que comiereis de él, ibriran sy seis como di ses, conocedores del Bien y del Mal (Gn 32-5). earns / Este texto penetrante caracteriza muy bien la tentacién: la serpient interpreta el don de Dios como una prohibicién generalizada, ai desconfianza: Dios no cs un padre, sino un tirano celoso de su poder El tentador exci alsciean Heteaeitee tate aie La mujer vio que el drbol era bueno para c Leunivioge ea eae comer, apetecible la vistay excelente para Satan juega la carta del atractivo sensible del fruto (del atractivo sen- REVELACION PROGRESIVA Y MARGINAL... 37 sual del alimento, a saber, del sexo, inherente a la naturaleza humana) para arrastrar a los primeros hombres a un pecado mds grave, su pecado te dngel, la desconfianza respecto de Dios, la rebeli6n contra Dios, la Teatacién de erigitse a sf mismo en Dios, independiente, autonome, al titulo de una ciencia perfecta. Satén pone en duda el precepto divino ‘nsinuaindolo como attificio perverso: de un Dios celoso de preservar st monopolio abusivo. De ninguna manera mois Ex que Dos sabe muy bien que da en que cones Be dts os abirén los ojos y seri como dioses, conocedores del Bien y del Mal Dios es, pues, mentiroso. Los limites que impone a Ia libertad del horn- bre son el edlculo de un dominio arbitrario, Pero queda “prohibido prohi- bie" se dird una y otra vez.en Mayo del 68. Dios quiere impedit al hombre que e convierta en un dios, su igual, mediante “el conocimiento del Bien Y de! Mal”, es decir, de todas las cosas: siendo como es la agai! de dos > vnttarios el modo semitico de significar la universalidad o totalidad, La tentaci6n asf formulada contiene una patente verdad humana. Esto seri aie tarde la ilusi6n del cientificismo seguro de poseer, por fin, la Jlave del saber. De esa manera, el hombre liberado iba a poner fin a la guerra, ala pobreza, a a enfermedad y, tal vez, a la misma muere La vreneia iba a dar al hombre ka libertad y la felicidad que impedia la ima- jen ilusoria de Dios con sus prohiiciones y coacciones. Dios no esta Tetrés de nosotros como Creador, esta delante de nosotros en ¢l porye- hit, precisaban algunos, serd nuestra obra. EI superhombre crear su pro- pia felicidad y su propia divinidad. El relato del Génesis, viejo relato de tres milenios, es profético. La tentacign que se sitia en Tos orfgenes (Gn 31-15) se ha realizado de thanera patente en el alba del siglo XX, para producir las desilusiones feuya magnitud apreciamos hoy. La historia humana comienza por lades- tonfianza respecto de Dios, por la autodestruceién del hombre. pues, Miendo creatura de Dios, no puede realizarse mis que en Dios y por Dios, por lo tanto, por el amor creador. ¥ si corta este lazo vital y radi- teal con su creador, perece como la planta desarraigad o la rama corti: ilu del érbol en que ha brotado y crecido. Seré preciso, finalmente, due Dios mismo se haga hombre con los hombres, prisionero de sus Tir tionesy solidario de sus sufrimientos, para exorcizar a ilusion y él ciclo {infernal que provoca la desgracia del hombre, 'Al término del relato, Dios, compadeciéndose de la debilidad del 38 EL DEMONIO ;SIMBOLO O REALIDAD? hombre, anuncia lo que seguirfa, Serfa un combate sin tregua entre la descendencia humana y el tentador. Dios dice a la serpiente: Pondré enemistad entre ty la mujer, entre tw linaje y su linge. Este te aplastaré la cabeza mientras acechas ti a su calcafiar (Gn 3,15). Asi comicnza, desde el origen, el combate espiritual al que esté entre- gada la humanidad: éste duraré hasta el fin del mundo. Tiene su origen en una rebelién, pues, en lugar de aceptar al Creador y el amor que regu- aba su relacién con Dios, el hombre los ha sustituido por la descon- fianza, Se ha alzado sobre su autonoméa, como un gallo sobre sus espolones, para erigirse en un pequefio Dios de pequefios pies. No puede menos que venirse abajo y hundirse en su propia miseria. Es la perma- nente ilusién de la historia del pecado, sis (Gn 3) describe este drama con un realismo Hlamativo, sin pesimismo ni desesperanza. El hombre es arrojado del Edén, pero per~ manece en pie, con su libertad, frente a la reptacién del adversario. La serpiente no puede atacar al linaje de la mujer sino en el caleaiar. Dios arroja al hombre del paraiso (lugar de la amistad con Dios), pero per- manece con él: le da paternalmente vestidos protectores (Gn 3,21). La serpiente, en adelante en posicién de inferioridad, continta, sin embar- {g0, temible (segiin Gn 49,17), hasta la victoria aparente de satin, que es la muerte de Cristo, El libro de la Sabiduria (Sb 2,22-23) pone de relie~ ve el sentido del drama: Dios cre al hombre incorruptible. Le hizo imagen de su misma naturaleza. Mas por 1a envidia del diablo, entr6 ta muerte en el mundo, y la experimentan Tos que le per- tenecen Identifica al tentador del Edén con el poder de las tinieblas, enemigo de Dios. El libro de la Sabiduria precisa el motivo de su tentacién: la envidia respecto del hombre, amigo de Dios y su imagen, a pesar de su condicién inferior de animal. Si, Dios nos ha creado a Su imagen: libres y espirituales, a pesar de nuestra condicién corporal, y el demonio quiere desfigurar este icono de Dios, a la imagen de su propia degradaciGn: pues tal fue su pecado: que- rer hacerse otro Dios, igual y rival de Dios. Capitulo TI CRISTO EXORCISTA Y LA TRANSMISION DE SUS PODERES El Nuevo Testamento es una etapa sucesiva. No nos da sobre los demo- nios, ni tampoco sobre los Angeles, una ensefianza directa y formal, infor- mandonos ex professo sobre su creaciGn y su naturaleza. Nos proporciona solamente informaciones ocasionales y dispersas, pues la Revelacién no ha sido concebida para nuestra curiosidad, sino para nuestra salvaci6n: ella ‘nos manifiesta lo que es itil para conocer el amor que Dios nos tiene y res ponder a él, en el combate espiritual del Bien y del Mal, de Dios y del maligno, que es nuestro pan cotidiano. El resto formar parte de nuestra admiraci6n sorprendida, al témino de nuestro destino terrestre La accién victoriosa de C El Nuevo Testamento nos ensefia, ante todo, concreta ¢ hist6rica- mente, la praxis victoriosa de Cristo contra el adversario. Comencemos por abi. |. El endemoniado de Cafarnatin (Mc 1,21-28; Le 4,31-37) Desde el comienzo de su ministerio en Cafarnatin, Jestis arroja a los demonios: Habia,en su sinagoga, un hombre poseido por un espfritu inmundo que se puso gr tur: Qué tenemos nosotros contigo, Jests de Nazaret? {Has venido a destruimos? Sé quign eres ti: el Santo de Dios. Entonces, Jestis le conminé diciendo: Caillate y sal de él. ¥ agitindole violentamente el espiritu iamundo, dio un fuerte grito y salio do 6L(Me 1,23-25; Le 4,33-37) Segiin Marcos, es el primer signo de Cristo: el que acredita su auto- ridad (Me 1,27; Mt 4,24 y su fama se extendis “por toda la regiGn de 40 DEMONIO ;SIMBOLO 0 REALIDAD? Galilea” Me 1,28), Este milagro es un exorcismo. El poseso se muestra agresivo. Jestis conmina y ordena, el demonio se va, manifestindose de manera violenta. Cristo inaugura su victoria, 2. El epiléptico endemoniado (Mt 17,14-18; Me 9,14-29; Le 933-45) __El segundo caso polariza todas las discusiones reductoras del exor- cismo. Es el de “nifio epiléptico” traido a Jestis por su padre en situacién desesperada, Como de ordinario, es Marcos quien lo cuenta con més detalles Lucas lo resume y Mateo lo estiliza mas. Citaremos a Marcos afiadien- do dos cliusulas interesantes, propias de Lucas. Después de la transfigura Santiago y Juan y encuentra a los otros nueve discipulos en con los escribas y una “turba numerosa” in, Jestis desciende del monte con Pedro, vusién a altar Elen propunt: «De que dcatecon toss" Wve ds ents naeoe aura qu poled oer, o hoe scar capaeajn, ctr: Soren Hej gu upai Ts WAG dies Ge Oeics Geers ee podido.» " Fl les responde: «jOh generacién inerédula! ;Hasta cuando estaré con vosotros? Hasta cudndo habré de Soportaros? ;Traédmelol» * Y se lo trajeron. Ape fcc terse ee sae" mc compedcet de ronda Sesile dj ud eves desl peccal Takreer Depa in eres Ain, tl pale de mocha =e, a Scinicks “Cuttin joni rims niece ty MER ate essa gta egos wie estan a GEERIE RE oo tomandole de la mano, le levant6 y él se puso en pie: * Cuando Jests entré en casa, i papi cx pln aus danulen seo meses Sapper eee its Les le eEna ca nna pacer ogo eee OR IAT, 29 *y el ayuno”, afiade Mt 17,21, seguin manuscritos serios). . De aqui es de donde han partido todos los intentos de reducir todos los exorcismos de Jestis a curaciones: — Se trata de una epilepsia, se dice; Jestis o sus disefpul tomado por una posesién demor svelte CRISTO EXORCISTA Y LA TRANSMISION DE... 41 Se puede, en primer lugar, preguntarse si el cuadro clinico es sufi- ciente para hablar de epilepsia. — Si, me ha respondido un especialista, pero a base de una traduc~ n insatisfactoria. 1. El grito es, muchas veces, el comienzo de una crisis generalizada. 2. Siguen la caida (el nifio es derribado en tierra) y la pérdida de conocimiento total. 3. La fase t6nica est caracterizada por la rigidez. 4, Viene, después, la fase elénica con movimientos convulsivos: la respiracién es estercérea, con baba: echa espumarajos. La mandibula sti apretada, con peligro de morderse la lengua. Rechina de dientes. 5, La fase de recuperacién es a veces larga y penosa: “a duras penas Je abandona, dejandole quebrantado como muerto™. Esta tiltima notacién s propia de Lucas: el médico. {Prueban estas coincidencias que el Evangelio confunde posesién y enfermedad? {Exorcismo y curaci6n? No, por muchas razones: 1. Sisse reconoce tan fécilmente el cuadro de la epilepsia en la mayo- ria de las traducciones, es que, por claridad, éstas han adaptado la des- cripcidn a este cuadro, Pero el griego dice otra cosa: — Réssei (regnymi, forma ressé) no significa que el nifio “es dert- bado en tierra “desgarrado”, como desgarra la reja del aarado la tierra (Mc 9,18). Es verdad que més adelante el nifio, llevado ante Jestis, cae a tierra (verbo nesé). Rexainé no significa rigidez, sino consuncién. 2. Otros rasgos son extrafios a la epilepsia: — El mutismo de! nifo (9,17). — Los impulsos de suicidio hacia el agua y el fuego (Mc 9,22). — Las reaeciones del nifio ante Cristo responden a las caracteristicas especificas de la posesién. El poseso reacciona violentamente ante La proximidad del exorcista, aun sin conocerle como tal: “enseguida”, subraya Marcos, — Los gritos y convulsiones que sobrevienen entonces no dependen de la epilepsia, sino de reacciones frecuentes del demonio que habla y rita por boca del poseso y le agita desde el interior antes de marcharse. 42 EL DEMONIO ;S{MBOLO 0 REALIDAD? 3. La coincidencia entre una enfermedad de sintomas identificables y la posesién no excluye esta tiltima, pues, muchas veces, (segiin la expe- riencia secular de los exorcistas) el demonio utiliza las predisposiciones naturales del sujeto: ataca su punto débil. Resulta pues dificil excluir su acci6n, aun en caso de enfermedad diagnosticable, Los exorcistas ponen la diferencia segtin el contexto espiritual, pero también, segtin la ambi- giedad del diagndstico médico y las sorpresas de la terapéutica, cuando los remedios tienen un efecto paraddjico: nulo 0 contrario a su eficacia especifica, lo veremos mis tarde; y, sobre todo, cuando el exorcismo efectiia una liberacién perfecta, alli donde los remedios resultaban ino- perantes. —Todavia hoy, me escribe un exorcista, el demonio posee el arte de disimularse, incluso detras de una enfermedad o la apariencia de una enfermedad. 4, Finalmente, de manera més general, Jestis y los evangelistas dis- tinguen constantemente posesién y enfermedad, a nivel de diagndstico: exorcismo y terapia, a nivel de ritos. Para los posesos, Jestis no efectiia tun gesto terapéutico (imposicién de manos, uncién), sino que “ordena al espiritu inmundo”* quien muchas veces resiste y reacciona hablando por la boca forzada del poseso. Jesiis le interroga (Mc 5,19), dialoga (Me 3,9-12) 0 le hace callar ( 1,24-25.35). Le interpela (Mc 3,8; 9,25) y le ordena (Mc 1,27), etc., siendo asf que en las curaciones no hay ni didlo- £0, ni combate, Resumiendo, se ha hecho cuadrar demasiado fécilmente la traduccién del relato evangélico con los sintomas de la epilepsia. En consulta tele- fonica un medico exigiria mas precisiones. Se ha reducido este caso demasiado unilateralmente y se ha generalizado abusivamente esta iden- tificacién a todos los exorcismos, Si se puede argilir partiendo de algunas ambigtedades, éstas no autorizan las conclusiones que se sacan de ellas La leccién final de Jestis se refiere a la fe, la oracién y el ayuno nece- sarios en el combate espiritual, 5, -Cillate, sal de este hombre, dice al poseso de Cafamatin (Me 1,25) ~ Sal de este hombre, espiritu inmundo, dice al Geraseno (Mc 5,8) - Espirit mudo y sordo, yo te fo ondeno, sal de ly no vuelvas mis, tudo a la manera de un epiléptica (Me 9,28), ice al nifio agi- CRISTO EXORCISTA Y LA TRANSMISION DE... 4B Los disefpulos, a pesar del poder recibido, no han podido expulsar al demonio. Estdn por ello desconcertados. Cristo incrimina la insuficien- cia de la oracién, “y del ayuno”, segtin varios manuscritos (Me 9,29; Le 2,37): leceién para los exorcistas en sus fracasos y en las largas esperas necesarias en algunas liberaciones. La fe del padre, requerida por Jestis quien ayuda a Ia humilde debili- dad de este hombre, sustituye la insuficiencia de los disefpulos a quienes invita, también a ellos, a la humildad. Es una gran leccién y muy actual. 3. La nifia cananea (Mt 15, 21-28; Me 7, 24-30) Dos evangelistas refieren otro exorcismo, realizado por Jess duran- te su viaje a la regién pagana “de Tiro y Sid6n”” Y he agut que una mujer cananea, salidn de este teritorio, se puso gritar diciendo: “Ten compasién de mi, Seftor, Hijo de David, mi hija esté atormentada por un demo- hhio» (Mt 15, 21-28: “un espiritu inrmundo”, dice Me 7, 25). Jestis la rechaza, pero ella insiste de manera conmovedora para que “expulse al demonio fuera de su hija” (Mc 7, 26). Y Jestis alaba su “fe” (Mt 15,28) y le dice: “Vee, pues por tus palabras yaa sido de tu hij el demonio", “Ella se fue a su casa, y encontré a la nifia echada en la cama y que cl demonio se habia ido” (Mc 7, 29-30) El caso parece poco instructivo, pues los evangelistas no describen ni sintomas, ni rito propio del exorcismo. Y si Marcos (7,23) emplea tres veces la palabra demonio y una vez la expresin espiritu inmundo, Mateo, mas hieratico, no recurre mas que una vez al término demonio, y slo en boca de la cananea, no hablando Jestis mas que de curaci6n, Pero esta liberaci6n es netamente una curacién espiritual: 0b, mujer, grande es ww fe! Que suceda, como deseas Y su hija quedé curada desde aque! momento El rasgo significativo es que se trata uquf de una liberacién a distan- cia, como realizan, en casos, todavia hoy muchos exorcistas. Por eso, el caso se presenta con cierta abstraccién y da lugar a la cuestién-obj {exorcismo 0 curacién?, segtin la formula conclusiva de Mateo. Es verdad que en esta época (y atin hoy), se puede confundir pose- sion y enfermedad, que muchas veces se interfieren y se Haman, la una y la otra, “curacién’: fisica o espiriual. All{ donde San Pedro resume la 46 EL DEMONIO ;SIMBOLO O REALIDAD? Jest la Hamé y le dijo: — Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Le impuso las manos, y, al instante, se enderez6 y empez6 a alabar a Dios (Le 13.10-13). Curiosamente, Lucas, el médico (Col 4,10), es mas ambiguo que Marcos, en quien la curacién no esté presentada como un exorcismo. Se pregunta, pues, por qué y en qué sentido Lucas atribuye esta patologta a in “espiritu de enfermedad” 7. Los exorcismos: actividad cotidiana de Cristo mos. Pero Los Evangelios no han relatado mis que estos exo mencionan otros muchos. En primer lugar, Maria-Magdalena, de quien Jestis habfa echado siete demonios (Le 8,2 y Me 16,9). Su liberaci6n la llevé muy lejos: en el cal- vario y en el sepuicro adonde fue la primera y mereci6 ser testigo de la primerisima aparicién (1 Jn 20, 11-18). Si los Evangelios no evocan precisamente més casos significativos de exorcismo, repiten, varias veces, que Jess realizaba habitualmente este ministerio; y lo distinguen claramente de los ritos de curacién, Al comienzo de! ministerio en Galilea, en Cafanatin: Al anochecer, le Hevaban todos los enfermos y endemoniados, y toda la ciudad esta- ba agolpada a la puerta, Jestis curd a muchos pacientes de diversas enfermedades y Janzé a muchos demonios, pero no les dejaba hablar porque te conocfan (Me 1,32- 34; ML 8,16; Le 4,40-41) La interpelacién de los demonios era frecuente, y Jesiis les hacia callar, nota este primer testimonio, precisa Lucas: Los demonios salfan y vociferaban diciendo: — TW eres el Hijo de Dios! Pero él les conminaba y no les permitia hablar, pues sabfan que era el Hijo de Dios (Le 440-41), Al dia siguiente por la maiiana, continiia Marcos, parte para otras idades, predicando en las sinagogas y arrojando a los demonios (Mc 1,39; pero Le 4,42-44 no menciona esta actividad). Un poco més tarde, cuando las turbas, venidas de todas partes, le estrechan y le obligan a predicar desde una barca, Marcos relata de nuevo: Hiabia curado a tantos, que todos los que tenfan alguna enfermedad se preeipitaban sobre él para tocaro, ¥ los espiritus inmundos, cuando le veian, se postraban ante él y gritaban: CRISTO EXORCISTA Y LA TRANSMISION DE, 47 — Ti eres el Hijo de Dios. Pero él les ondenaba severamente que no to publicasen (Me 3, 10-12; Le 4,41-42; pasaje paralelo de Mt 12,15-16 no habla ni de exorcismo, ni de curacién) Lucas sitia (de manera tal vez redaccional) otros exorcismos en res puesta a los enviados de Juan Bautista: “Eres ti el que has de venii En aquel momento, Jess cuts a muchos de sus enfermedades, dolencias yespiritus ‘maligno, y dio la vista a muchos ciegos (Le 7,21; peto el pasaje paralelo de Mt 11,2- 15 no menciona estas curaciones y exoreismos). Mis tarde, en respuesta a la acusacién de sus adversarios (“Es por Belcebii, el principe de los demonios, por quien expulsa a los demo- nios”), Jestis responde: Decfs que es por el poder de Belcebs por quien expulso a los demonios: pero, si por Beleebii expulso yo a fos demonios, ,yuestros hijos, por quién los expulsan? (Le 11,18-19; Mt 12,22-29; Me 3,22-27, donde Jesis habla menos expresamente de sus exorcismos: volveremos sobre la ensefianza de esta discusiGn), En Lucas (13.32, propio de Lucas), Jes amenazado por Herodes, Id a decir a ese zorro: ~ He aqui que yo armojo a los demonios y realizo curaciones, hoy y manana, y pasa- do maftana terminaré (Le 13,32 sin paralelo). Es de notar que Me 1,27 y 39 vincula los exorcismos a la proclama- cién de la Buena Nueva, En el Evangelio segtin San Juan, no se men- smo, pero a Jestis se le acusa de estar posefdo (7,20; 5) y Jestis estigmatiza a sus adversarios ciona ningiin exor 8,48-49.52; 10,20; ef. Le 1, com “hijos del diablo”, “padre de la mentira” (Jn 8,44) ~ensefianza par- ticular mente vigorosa y estructurada que analizaremos més adelante (cap. 5). Entonces, c6mo se ha podido afirmar: “Juan nada dice sobre esta odiosa supersticin que esté ya a punto de su ocaso” (Stanley Hall, Jesiis... in the the Light of Psychology, (1923, p.625)? Los Apéstoles exoreistas |, Durante la vida piblica. Segiin los Evangelios sinépticos, Jestis envié a sus discipulos en misiGn, en varias ocasiones, para anunciar la Buena Nueva con los sig- nos de su poder: sanar y exoreizar ‘Llama entonces 4 10s Doge y los envia « misién de dos en dos, dndoles poder sobre 48 EL DEMONIO ,SIMBOLO O REALIDAD? tos espiitusinmundos (Me 6,13; ef. Mt 10,1-2; Le 9,1: “Les dio poder y autoridad sobre los demonios con el poder de sanar las enfermedades”), Aqui todavia, los dos poderes estén netamente distinguidos. En la misi6n de los 72 discipulos, material propio de Lucas (10,1-2), el dis so de Cristo no precisa la misién de exorcizar (ni tampoco de sanar), pero fiicilmente se la presupone puesto que los 72 dicen a la vuelta: “Seftor, hasta los demonios se nos sometian en tu Nombre”. Y Jestis responde: “ur ‘Vefa a Satin cayendo del cielo como un rayo [..]-Pero no os alegréis de que los espf- fitus os estén sometidos; alegraos més bien de que vuestros nombres estan escritos ce los cielos (Le 10,18-20). Vista la eficacia de los exorcismos de Jestis, y de los discipulos en su nombre, hubo imitadores marginales. El apéstol Juan los reprime y dice a Jestis: “Maestro, hemos visto a uno que echaba a. los demonios en tu nombre y no anda con nosotros, y se lo hemos prohibido, porque no es tu disefpulo" (Me 9,38; Le 9,49). Pero Jestis responde: No se lo prohihis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre, puede después hablar mal de mi; el que no esté en contra de nosotros, est a nuestro favor” (Me 9,39; Le 9,50 se atienen a la formula breve: “No lo impidiis. El que no esta contra nosotros, est a favor nuestro”).* Seguin el final de Marcos, antes de dejar a sus discipulos, Cristo les prescribe la misién de exorcizar hasta el fin del mundo: "A Jos que erean les acompatfarn estos prodigios: en mi nombre echariin los demo: ios; hablariin lenguas nuevas (..) Pondréin sus manos sobre los enfermos y los cura~ rin (Me 16,17-18), E] exorcismo esti mencionado en primer lugar. 2. Después de Pentecostés Después de la marcha de Cristo y el nacimiento de la Iglesia, los apéstoles continuan, pues, exorcizando: 6. No confundir esta formula de abertura ecuénica: “Quien no est contra noso- tros, est a nuestro favor”, con la formula exclusiva de Mateo (12,30) y Lueas (11,23) “Quien no esti conmigo esta contra mf”, Estas f6rmulas aparentemente contradictorias tienen en mira dos aspectos de la exigencia evangélica: abertura a todos, pero radicalis- smo en la exigencia de perfeccidn, CRISTO EXORCISTA Y LA TRANSMISION DE. 49 En Jerusalén les trafan los enfermos y personas pos todos los curaban(Heh 5,16). por espititus inmundos, y a Lo mismo por lo que respecta a Felipe, en Samaria: ‘De muchos espiritus salfan los espiritus impuros dando grandes voees (como cuan- do los exorcismos de Jesis, Hch 8,7) Siguen las curaciones de paraliticos y de incapacitados, netamente stintas de los exorcismos, que retornan claramente sin ambigtiedad en os Hechos de los Apéstoles: Una muchacha tenfa un espiritu adivinador (...) Iba detris de Pablo y de nosotros, sritando: — Estos hombres son siervos del Dios Alisimo: y os anuncian el camino dela sa vacién. Eso lo hizo muchos dias, hasta que Pablo, ya cansad, se volvi6 y dijo al cespiritu: “En nombre de Jesucristo, te ordeno salir de esta mujer”. Y en el mismo i ‘ante el espiritu sali6” (Heh 16, 16-18) Lo mismo en 19,11-12: Dios hacta milagros extraordinarios por medio de Pablo, hasta el punto de que con ‘solo aplicara los enfermos los pafiuelos 0 cualquier otra prenda de Pablo, se curaban ls enfermedades y salfan los espiritus malignos (Heh 19, 11-12). Aqui como en el Evangelio (Mc 9,38; Le 9,49), algunos no cristianos intentan utilizar la receta, para ellos magica, pero el resultado les es menos favorable: Algunos exorcistas judios ambulantes intentaban invocar también el nombre de ests, el Sefor, sobre Los que estaban posefdos por espirtus malignos diciendo: —i0s conjuro por este Jess a quien proclama Pablo! Hacfan esto los siete hijos de Esceva, sumo sacerdote judfo, Pero el espiritu maligno les respondié: “Conozco a Jesis y sé quién es Pablo, Pero vosotros, ;quiénes sois? EI hombre posefdo del espirita maligno, salt6 sobre ellos, se apoders de 1os dos, y Jos maltrat6, de modo que escaparon de aquella casa desnudos y heridos (..) temor entonces se apoders de todos y el nombre de Jests, el Sefior, foe glorificado (Hh 19, 3-17) En los Hechos de los Apéstoles, Ia lucha contra satan se presenta tam- bién como lucha contra la magia: Simén Pedro afronta victoriosamente 4 Sim6n Mago, a quien parece haber convertido Felipe. Pero el mago quiere comprarle el poder sobre el Espiritu Santo (Hh 8,13-24). Mais adelante, el mago Elimas disuade al procénsul Sergio inclinado a creer (Heh 13,4-12). En Efeso, los ne6fitos, venidos de la magia, lanzan a las Hamas una masa de libros mégicos de un enorme valor de mercado: “Cincuenta mil piezas de plata” (Heh 19,13-19). 50 EL DEMONIO ;S{MBOLO 0 REALIDAD? Pablo condena la hechiceréa, inmediatamente después de la idolatra, entre las “obras de Ia carne”, enemigas del espiritu de Dios (Gal 5,20). En la misma carta, pregunta a los Galatas: “;Quién os ha embrujado?” (3,1). Pone a los Corintios en guardia contra el culto de los demonios (el de Jos {dolos), incompatible con la comunién con Cristo (1 Co 10,21 22). Es siempre el mismo combate contra satin y las miltiples ramifi- caciones ¢ interferencias que tiene, en los cultos paganos, los cfrculos espiritistas, o entre la proliferacién de magos y hechiceros... que encuen- tran hoy una enorme clientela entre los bautizados. El Evangelio, como los Hechos de los Apéstoles, son, pues, claros, Jestis no ha cesado de combatir a los demonios. Los ha arrojado, Ha dado a sus diseipulos el poder de hacerlo en su nombre. Es un ministe- rio especifico y victorioso: uno de los signos distintivos del Reino. Conclusién Jestis nos ha revelado la accin perniciosa e hipécrita del demonio (Mt 13,25), y hasta qué punto puede entrar en el hombre, desestabilizarlo, poseerlo, hacer de los hombres sus hijos, a su imagen y para su servicio (Jn 8,44). Nos pone en guardia contra el enemigo (Mt 13,30): un enemigo mortal, fisica y, sobre todo, espiritualmente, pues satin defiende la reale- 7a que habfa recibido sobre este mundo mediante una guerra permanente donde nuestro combate espiritual exige discernimiento y perseverancia, 1. Jestis realiz6 exorcismos. Era un uso judfo, Pero lo hacia con “autoridad”, Y era éste uno de los elementos mas nuevos, mas impre- sionantes de su ministerio: de aqui, la envidia acusadora de los escribas (Le 11,15-18) y la emulacién de sus adversarios (Le 9,38; Heh 9,17-37 antes citados) ; 2. Muchas veces el demonio habla por el poseso. Reconoce a Cristo, que le hace callar. Se resiste, conjura a Jestis para que le deje en paz. Negocia, hablando por boca de su victima, Al marcharse, la agita desde el interior y lanza por su boca un ditimo grito, que traduce su furor por tener que abandonar la morada: cosas todas que suceden en los exorci mos de hoy dfa, sin que los exorcistas las provoquen. 3. Jestis y los evangelistas distinguen netamente, exorcismos y cura- ciones (véase antes p. 36, 42 y 44). Ven ahi dos funciones diferentes: para sanar, Jess impone las manos, administra (o hace administrar) unciones, Nada de todo esto sucede en los exoreismos del Evangelio. CRISTO EXORCISTA Y LA TRANSMISION DE... 51 Jestis ordena al demonio ~ilicito ocupante. Media a veces didlogo. dis- ccusién, ya sea que el demonio reconoce y conjura a Cristo, ya sea que Jesiis le impone silencio, le pregunta su nombre o lo arroja. Los ritos cespecificos del exorcismo se han perpetuado en la tradicién cristiana. Bl cjemplo de Jesiis invita a los exorcistas a ordenar al demonio sin vana palabreris Los que asemejan terapias y exorcismos de Cristo no han visto nunea un exorcismo y no han prestado atencién a la especificidad de los textos evangélicos, bien diferenciados: tanto pot los hechos y el discernimien- to de Cristo, cuanto por los ritos bien distintos, a pesar de la ambigiiedad de la palabra curacién que puede caracterizar el final de una enfermedad ‘© de la posesi6n. 4, Una vez en el Evangelio, ejercié Jestis este ministerio a distancia en favor de la nifia hija de la Cananea, Esto va en contra de ciertos intentos semioficiales de desaconsejar o impedir los exorcismos a distancia. Poco importa que no se le dé este nombre y que se hable de liberacién, siendo centonces incompleta la estructura normal del exorcismo, pero este modo de acci6n inaugurado por Cristo ha perdurado hasta hoy en la tradicién y experiencia cristianas. Y este tipo de liberacién, muy Hamativo, presenta un interés apologético cierto, En semejante caso, ignorando el sujeto todo Jo relativo a fa accién ejercida por el exorcista, se puede hablar de auto- sugestion. Y las liberaciones son a veces sorprendentes. Algunos exorcis- tas han descubierto esta posibilidad de liberacién a distancia, en ‘ocasiones, cuando la persona posefda o maltrecha se encontraba distante © inaccesible. Esto no es forzosamente un carisma particular; es un caris- ma que se revela en ocasiones, sobre la marcha. A un exorcista que conozco, no le gusta hacer uso de él, porque se expone entonces a graves consecuencias incompatibles con su vida sobrecargada de trabajo. El exorcismo es, pues, un rito confiado imperativamente por Cristo a su Iglesia hasta el fin de los siglos. Después de una institucién tan for- mal, gpor qué la Iglesia no ha visto en ella un sacramento? 1. La raz6n es que los sacramentos de Cristo dan ta gracia y Ia vida precisamente en Jesucristo. Ahora bien, el exorcismo no tiene como efecto formal la reconciliacién o el perdén del pecado; el exorcismo libera del dominio corporal y psfquico de Satan. 2, Ademés, Jos sacramentos obran ex opere operato, infaliblemente; el exorcismo, como los sacramentales, de los que forma parte, obra ex 52 EL DEMONIO ,SiMBOLO 0 REALIDAD? opere operantis, segiin los dones y el empefio del exorcista, asi como el del exorcizado, 3. Por fin, el exorcismo es el ejercicio de un carisma que requiere del ministro disposiciones y cualidades en las que el obispo pone una parti- cular atencién antes de nombrar a este ministro: no solamente la santi~ dad, la prudencia, sino también dones de discernimiento, de autoridad y de influencia. Bs por lo demas un hecho general el que la Iglesia ordena y consagra, mediante estos ministerios, disposiciones y vocaciones que no son dadas igualmente a todos, sino que deben ser discernidas por los que ordenan. Capitulo IV EL COMBATE DE SATAN CONTRA CRISTO Cristo ejercié su poder contra el demonio. Acta como vencedor que manda con autoridad, subraya el Evangelio. Inmersién de Cristo en la vulnerabilidad humana Por lo demas, Cristo ha querido asumir totalmente la debilidad huma- na, como lo expresa tan claramente la Carta a los hebreos Sumo Sacerdote, tomado de entre los hombres, /../ es capaz de mostrarse compren- sivo con los ignorantes y extraviados, ya que también 61 esta rodeado de debilidad y por esta raz6n oftece sacrificios (Hb 5,1-5). ~ Aunque era Hijo, en el sufrimiento, aprendid a obedecer; ast alcanzé la perfeccién ¥ se convirtié, para todos aquellos que le obedecen, en principio de salvacién eterna (Hb 58-5). El sentido profundo queda confirmado en Hb 2,10: El Padre hizo perfecto, mediante los sufrimientos, al Jefe /Jestis/, que /nos/ guia hacia Ia Salvaci6n, De tal manera su debilidad humana ha sufrido las tentaciones y las acciones destructoras del demonio, en todas las etapas de su vida. Las etapas del combate Acto I: amenazas de muerte desde la infancia Verdadero hombre, nacido de una mujer (Ga 4,4), después de nueve meses de gestacién (implicitamente tenido en cuenta en la cronologia de Lucas 1-2(1)), Jestis astume toda la condicién humana, comenzando por 54 EL DEMONIO ;SIMBOLO 0 REALIDAD? la condicién de nifo (en francés enfant, infante: del latin, infans, el que no puede hablar). La Palabra trascendente del Padre se ha abajado hasta este mutismo. Ha tenido que aprender de su madre la lengua de los hom- bres: su lengua materna, aqui abajo. Desde su infancia, lanz6 contra Jestis sus ataques el demonio, a tra- vés de su supésito 0 agente, Herodes, que intenta hacerle mori y perpe- tra para ello, a ciegas, sin alcanzar su objetivo, la matanza de los inocentes (Mt 2,13-18). Acto II: la tentacién en el desierto La primera profeeia mesiénica (Gn 3,5) anunciaba una dura lucha perdurante contra el tentador (la serpiente) y la descendencia regia de la ‘mujer, una lucha, por lo tanto, entre el Mesias y el demonio: Pongo una enemistad entre ti: la mujer, entre tu descendencia y ta suya. Ella a card a tu cabeza y tu atacars su calcalal (Gn 3.15, ctado antes (eap. 2). Este texto predice, no una victoria facil, sino un afrontamiento. pues el ataque de la serpiente al calcafal es terrible. En el mismo libro del Génesis, la profecta de Jacob sobre los doce patriarcas, sus hijos, tiene en relevante consideracién a Dan por ser: sempiente en el camino, como vibora sobre el sendero, que muerde los talones del caballo y hace caer por ders al jinete Los Padres griegos habjan comprendido muy bien la gravedad del combate espiritual, viendo en la muerte de Cristo, este triunfo aparente, pero momentaneo del demonio, la mas grave realizacién de esta morde- dura en el talén anunciada por Gn 3,15? En esta lucha, Jestis no ha querido ser el invulnerable. Descendido a la arena humana, no se sustrajo a la tentaci6n. Esta se ha desencadenado con- tra él, con gran virulencia, por cuanto satin descubrié en él, en el comien- zo mismo de su ministerio, el supremo peligro que amenazaba a su reino. El racionalismo apriori que elimina al demonio del Evangelio como de la vida actual, considera las tentaciones de Cristo como un relato mitico, que expresa de manera imaginaria a lucha abstracta de Cristo R. Laurentin, Gn 3,15 dans ta tradition, in Etudes mariales 12, 1954, pp. 77-136. EL COMBATE DE SATAN CONTRA CRISTO i] contra el Mal. Pero, ;por qué las tentaciones relatadas por el Evangelio han de ser una invencién una vez. que, a través de los siglos, ha desen- cadenado el tentador sus ataques contra los santos, temibles adversarios de su reino? Esté también el caso de San Pablo, abofeteado cada dia por un dngel de satan (2 Co 12,7), texto que, asimismo, se empefian con afin cn reducir, Satin ha perseguido también a los Padres del desierto y a muchos ottos, hasta el cura de Ars, Yvonne-Aimée de Malestroit, Padre Pjo, Marta Robin, y contemporaneos sobre los que disponemos de docu- mentacién considerable, guardada en secreto por prudencia y pudor. Los que conocen bien a Marta Robin piensan que murié de un tiltimo asalto del adversario, Y muchos otros que conozco, contintan discretamente esta lucha hasta el dia de hoy, abrumados por las tentaciones y también por los malos tratos del demonio. La Biblia no puede comprenderse sin referencia a la experiencia cris- jana integral. Demasiados intelectuales de gabinete reducen los hechos spirituales a los discursos y prejuicios de la filosofia reinante: el idea- lismo que explica todo mediante la subjetividad, Procediendo asi, des- conocen la experiencia misma de Cristo y de la Iglesia, familiar todavia hoy para los verdaderos exorcistas. Puesto que el demonio no se equivoca respecto de los santos, jcémo no iba a atacar muy en primer lugar al Hijo de Dios (Me 1,24) venido para vencer la muerte en todas sus formas? El supremo adversario del demonio, Jesucristo, fue sometido a la suprema tentacién, como lo rela- tan los Evangé El relato estd estilizado, interpretado, reducido a un disefio, pero no imaginario, ni inventado: Y concluida toda tentacin, el diablo se alej6 de él, hasta el momento oportuno (Le 413) La palabra griega kairos (momento propicio) es muy expresiva en grie- 120. Designa esos momentos inestables de la historia donde todo se decide El Evangelio manifiesta la I6gica de las tres tentaciones que escalan Jos tres registros vulnerables del corazén humano: 1. Tentacién de la carne, en el momento del hambre, después de eua- renta dias de ayuno: “Si tt eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mt 4,3; Le 4,3). A esta sugerencia humana, Jestis responde con la Palabra de Dios: “No sélo de pan vive hombre” (Dt 8,3). 56 EL DEMONIO ,S{MBOLO 0 REALIDAD? 2. Tentacion de gloria, con presunciGn y ostentaciGn: que “se arroje” del “pindculo del templo” para venir a caer entre su pueblo, “llevado por la mano de sus éngeles” (Mt 4,5-7; Le 4,9-12), como las divas contem- pordineas surgen en la gloria luminosa de los proyectores y de una mis ca exaltante. Jestis responde humildemente con la Palabra de Dios: “Esta escrito: tentards al Seftor, tu Dios” (Dt 6,16; Le 4,12). 3. Tentacién del poseer y del poder que dirige a este mundo: “Te daré este poder y la gloria de estos reinos, pues me han sido entregados, y se los doy a quien yo quiero, Si, pues, ti te prosternas ante mi, te pertenecersin totalmen- te" (Le 45-7). El demonio hace ostentaci prendente, pero numerosos text riencia lo confirman, mn de su poder sobre este mundo, Es sor- ys de la Escritura (véase cap.5) y la expe- Jestis responde siempre segiin la palabra de Dios: Aprate, satin, pues esta escrito: “Al Sefor, tu Dios, adorarés y a él s6lo servis” (Mt 4,10), El demonio sabe tender trampas mediante el atractivo de Ia gloria, del poseer y del poder, como sabe tender el lazo de la came. Pero sus tentaciones, Hevadas al paroxismo, se quebraron en el Sefior. Es verdad que todo eso parece inverosimil, pero tales inverosimilitu- des se producen en a vida de los santos, y hasta en nuestro siglo, inclu- so los transportes corporales como el de Jestis seguin el Evangelio, para sorpresa de los que son testigos de estos hechos, Segiin su biografia minuciosa, éste fue el caso de Benita Rencurel, la vidente del Laus. ‘Desde 1684 hasta su muerte en 1718, /.... muchas tardes se siente transportada ‘camente: cogida por las picrnas y cargada sobre las espaldas como un saco de tigo, se siente sujetads /... sucada fuera de su habitacién /../, su cuerpo es martiizado. Esta transportacién termina casi siempre con una impresién de caida violenta de la que queda contusionada y a veces herida. (Marie-Agnes Vallart Rossi, Une laigue ‘missionnaire: Benoite Rencurel (1647-1718). Le temoignage du Laus, Paris, Nouve- Me Cité (1986) pp. 102-103, con referencia a matiples testimonios de archivos). Acto III: la eliminacién de Cristo. En el Evangelio de Juan (8,44), Jesiis atribuye al demonio los com- plots que traman su muerte después de la corta tregua que siguid a las tres tentaciones precisas (Le 4,13): EL COMBATE DE SATAN CONTRA CRISTO 57 ‘Concluidas todas las tentaciones, el diablo se alej6 de él hasta el momento favorable, Los Evangelios precisan diversos aspectos de su téctica, que movili- za los adversarios y desmoviliza 0 coloca en la oposicién a los mismos disefpulos. Movilizacién de los adversarios Muy rapidamente, desde el capitulo tercero de Marcos, surgen de todas partes los adversarios contra Jestis; y esto entre aquellos que ten- drian que serle favorables. Los fariseos, que eran la élite (Mc 2,24), se retinen “en consejo con los herodianos con miras a eliminarle” (3,1-6); los escribas le acusan de estar poseido por Belcebii (3,22-30) y empren- den contra él una guerra a fondo, Su familia viene a arrancarle de su ministerio, considerado por ésta como una crisis de locura (Me 3,20 y 31-35). Los Gerasenos, a los que ha liberado del terrible energiimeno, le ruegan que se vaya de allf (Mc 5,17; Mt 8,34). Segtin Marcos (3,23), los escribas le acusaban de arrojar al demonio en nombre de Belcebu. Segtin el Evangelio de Juan, los adversarios Ie dicen més radicalmente todavia: “Tienes un demonio” (Jn 7,20; 8,48; 10,19). Reaccionan asf porque ha manifestado claramente su complot: {Por qué tratdis de matarme? (7,19; 8,37). Pero confirma y preci osotros hacéis las obras de vuestro padre (8.41). Vosotros sois del diablo, vuestro padre, y son los deseos de vuestro padre lo que que- éis cumplir. Se trata de un combate a muerte, pues Jestis precisa: - fl era homicida desde el principio Jn 8, 44) El tentador empuja a las turbas a politizar el reino de Cristo (Jn 6,14- 15), pues las aparta de Cristo (6,60-66); la mayor parte de los disefpulos le abandonan, y no quedan mas que los doce. Jestis le pregunta: = {Tambign vosotros quersis iros"? (In 6,67). Movilizacién de los discipulos 1, Tentacion de Pedro Aqui, Sim6n Pedro confiesa su fe en nombre de todos (In 6,68). La 58 EL DEMONIO ,SIMBOLO 0 REALIDAD? misma confesién hace segtin Mateo (16,16, Cf. Le 9,20). Jess alaba esta fe que viene de Pedro y hace de Sim6n el fundamento humano de su obra: ‘Ti eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Me 14,16), Pero Pedro, embriagado por este honor, le reprende a Crist desviarle de su Pasién. ¥ Jestis responde en términos severos: iApértate de mi, Satings, pues eres para mi un escandalo! (Mt 16,23). Jestis no atentia sus términos. Después de haber alabado a Pedro, le ama satdn, pues el apéstol versétil, décil hace poco a las mociones del Padre, se ha entregado a las inspiraciones del demonio, Jesis denuncia claramente la causa. Igualmente, en la titima Cena, Jestis advierte a Pedro: “Satin os va a erbar como el trigo” (Le 22,31). Pero Pedro protesta: “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré” (Me 14,31). Pero, desgraciadamente, no podré ni siquiera velar en Getsemani, como le pedia Jestis (Me 14,32-42), Ademés, incapaz de compasién, se duerme, y después de un arranque de valor para atacar a la tropa que viene a detener a Jestis, negaré a Aquel por quien se manifestaba dis puesto a dar su vida, Satin sabe cémo tentar a éste, impulsivo, seguro de si, pero todavia inconstante y débil; 1a roca todavia no pasa de ser arena, Pedro resiste, sin embargo, a las tentaciones de desesperacién. Remonta el precipicio en que se hundira Judas. Sabré, mas adelante, dar esta advertencia que repite la Iglesia cada dfa en el oficio de Comple- t Sed sobrios y velad, pues vuestro adversario, el diablo, anda dando vueltas como un Je6n rugiente, buscando a quién devorar. Resistid firmes en la fe (1 PS, 8-9). Retengamos la lecci6n: satén pone toda su astucia y todas sus fuer- zas en tentar a los elegidos y a los santos, los que estén Lamados a las ms altas vocaciones, No hay pues que extraflarse de los abandonos que se han multiplicado en el seno del clero y de la vida religiosa: mas de 40.000 sacerdotes, entre los mejores, en el huracéin de la tentacién sin precedente, que siguié al concilio. 2. Posesién de Judas Lo que satdn no pudo llevar a término con Pedro, lo va a conseguir EL COMBATE DE SATAN CONTRA CRISTO 59 con otto diseipulo, Habiéndolo dejado todo por Jestis, Judas le va a \raicionar finalmente de manera decisiva. El cuarto evangelista desci- fra la progresiGn del cerco y conquista de la plaza por parte del adver- sario, 1. Judas permanecié con Cristo cuando se efectué el gran distancia- miento afectivo, después de la multiplicacién de los panes, pero ya Jess jerne Ia obra del Mal que progresa en él: “YNo 08 elegt yo a los doce? ;, sin embargo, uno de vosotros es un demonio? Hiablaba de Judas, hijo de Simén Tscariote, pues éste lo iba utraicionay, y era uno de los doce (In 6, 70-71). Es ya un demonio, como Pedro era satan en Mateo (16,23), pero de Judas el demonio no saldré 2. En Juan (124-7), Judas aboga aparentemente en favor de los pobres, pero “era un ladrén, pues tenia la bolsa y substra‘a lo que se depositaba en ella”, Satin le ha enredado en su avaricia y su duplici- dad. 3. Al comienzo de la Ultima Cena, precisa Juan: EI diablo habia puesto ya en el corazén de Judas /... Ia intencién de entregarle, Jestis lo sabe: “Uno de vosotros me va a entregar”, afirma (13,22). Con todo conocimiento de causa y con todo respeto a su libertad, le dirige un ltimo gesto a su discipulo: le ofrece el bocado de la amis- tad, Judas, que ya se habfa dejado lavar los pies, sin ningin reparo, icepta el ofrecimiento por pura convencién. Se hunde en la duplici- dad: Y tras el bocado ent6 en él satin. Jess le dijo: “Lo que vus a hacer, hazlo pronto” /../ Judas tomé el bocado y salié enseguida. Era de noche, concluye udmirablemen- te Juan (13.27-30). Satdn esta a punto de lograr su empefio. Y sin embargo, Jestis dird poco después, durante su discurso de despedida: Viene el principe de este mundo. Sobre mi no tiene ningiin poder, pero es preciso ‘que el mundo reconazca que yo amv al Padre y que hago lo que el Padre me ha onde nado (In 14,31). La Pasién es la obra del principe de este mundo, Sus maquinaciones Utilizaron todas las fuerzas utilizables: desde adversarios hasta el di pulo fiel, Pero Jestis permanece duefio del juego, Podria enviar doce egiones de angeles contra sus adversarios (Mt 26, 53). 60 EL DEMONIO ,SIMBOLO 0 REALIDAD? En el terreno de las empresas humanas, Jestis no ha triunfado, No ha utilizado el milagro para restablecer la situaci6n; su vida terrestre termi- naen un fracaso. Ha Hlevado hasta el extremo su “admirable intercambio” con la humanidad. No solamente se ha hecho hombre para comunicarnos la vida divina, sino también, segtin San Pablo, “se ha hecho pecado por nosotros” (2 Co 5, 21): no que él haya pecado, sino que ha tomado sobre éLel pecado y la desgracia de los hombres. Va a asumir todas las angus tias hasta la muerte, pasando por el abandono: la ultima y la mas radical de las tentaciones. Acto IV: la prueba del abandono La red se estrecha, pues, contra Cristo, que lucha con sus solas fuer- zas de hombre, Satin ve aproximarse su victoria, como sucede frecuen- temente en este mundo. El Salvador va a morir torturado. Va a ser raido de la faz de la tierra. Pero esto no le basta al tentador, Su victoria absoluta serfa que el Salvador, destructor de! pecado, entrase en la drbita del pecado, Para eso, el adversario lanza su suprema tentacién, la que desencadena contra los mas grandes santos: les vela psicolégicamente la concien- , precedentemente extitica, de su perfecta unién con Dios. Muchos santos y almas escogidas han sufrido este asalto supremo: San Pablo de la Cruz, fundador de a congregacién de los pasionistas, Bernardi- ta de Lourdes, Teresa de Lissieux y otros que he estudiado en otra parte’. Santos canonizados, asi como humildes cristianos que conozco, se encuentran hoy sumergidos en la idea engaiiosa imeprimible de estar abandonados al Dios, de ser odiosos a Dios: de igual de Cristo “hecho pecado por nosotros” (2 Co 5,21). Estos contindan el admirable inter- cambio del Santo con los pecadores. Este abandono que los enemigos de Dios han merecido, donde se hunden, por lo demas, sin preocuparse de ello, los santos sometidos a la prueba ta asumen como una pesada carga 8. R.Laurentin, La Passion de Madame R., (1993, pp. 32-48), (Diario de una mis- tica asediada por el demonio) EL COMBATE DE SATAN CONTRA CRISTO 61 interior. Se sienten “en la mesa de los pecadores”, como decfa Teresa de Lissieux, sumergida como estaba ella en este estado. La fe y la esperan- za estin en ellos psicolégicamente arrancadas de rafz. El amor de Dios hacia ellos esti eclipsado pese que, en esta prueba, Dios les da la mani- festaci6n suprema de su amor. Esta tentacidn de Cristo habfa comenzado sin duda durante la agonfa, cuando Jess tomé sobre é1 el pecado del mundo y fue sumergido por este océano, En todo caso, en el momento en que los sutrimientos de la Pasi6n aleanzan su paroxismo, su lamentacin expresa esta prueba de vértigo: Dios mio, Dios mio, ;por qué me has abandonado’ (Me 15,34). No es sino la recitacién de un salmo, subrayan los exegetas reducto- res, Sf, es el comienzo de! Salmo 22, pero no es una recitacién conven- cional. Bs la expresién de la titima angustia que Jestis toma sobre sf por nosotros. Confirma asf la dimensién profética de este salmo. No confundamos: no es en su divinidad inalterable donde Cristo se siente abandonado; es en sue humanidad, de cuya debilidad se ha reves- tido, pues, si la divinidad y la humanidad estén unidas en la persona misma del Hijo de Dios, esto es, “sin mezcla”, sin hibridaci6n de las dos naturalezas, preci io de Caledonia (Denzinger-Sch. 302). Ast la humanidad de Cristo puede asumir toda nuestra debilidad, hasta estar privada psicolégicamente del sentimiento de 1a unién a Dios, como lo experimentaran tantos otros santos, en los que se extingue momenténea- ‘mente la conciencia de su perfecta unién de amor con Dios. La unién permanece, pero se eclipsa. Habia sido extética; permanece oculta. La entacién del demonio no puede quitarles ni esta unién, ni su amor total- mente desinteresado, Al contrario, éstos reaccionan mediante un don mis radical y mas totalmente desinteresado, en este sufrimiento extremo fen que queda frustrado todo deseo humano: son ta prueba de un supre~ ‘mo desinterés. Sumergidos en la obsesin de su condenacién, estén dis- puestos a aceptarla como justa pena de sus pecados y por la salvacién de los demas. — Acepto el infierno, pero que sea la tinica. Cerrad sobre mf la puer- ta, ha dicho Mme. R. después de muchos de entre estos santos. el conei Estos casos limite ayudan a entrever el misterio del abandono de Cristo, verdadero Dios en su psicologia de verdadero hombre. 62 EL DEMONIO ;,SIMBOLO 0 REALIDAD? Acto V: victoria “pirrica” El demonio consiguid la muerte de Cristo, Tiene el gozo perverso de haber eliminado al justo. Le borra de la superficie de la tierra. La mor- dedura en el talén (Gn 3,15) ha hecho su obra. Es pues su victoria, pero una victoria como la de Pirro. Se va a volver contra él. /Serd el eterno regador regado/. Pues Jess ha muerto por amor y su amor destruye la muerte por caminos ajenos a toda magia. Sin embargo, la victoria de Cristo no es inmediata; su muerte se pro- longa en el descendimiento a los infiernos. Comparte, durante tres dias, a condicién de las almas separadas y su mansién de exilio, Su divinidad ilumina esta mansién infernal antes de que él libere de esa mansi6n a los Patriareas y los santos de los milenios que le han precedido. Algunos pie- san que Jestis habria Hevado su descenso hasta visitar el mismo infierno de los condenados; estos intérpretes entienden as{ el texto paradéjico de la Carta a los Filipenses: Para que al nombre de Jestis se doble toda rodilla, en los cielos, en la tierra y en los, infiernos (Fip 2,10), Esta hipstesis mistica no es més que una conjetura. Acto VI: el combate eseatoligico Después de su descendimiento hasta los abismos, Cristo triunfa por a Resurreci6n y la Ascesi6n. Vencié al mundo (Jn 16,33). El infierno no tiene ya ningtin poder sobre él, pero su victoria no ha reducido todavia a satdn a la impotencia, Este prosigue el combate contra su cuerpo misti- Co que es la Iglesia: contra nosotros que somos sus miembros. Y este combate durard hasta el fin del mundo. Nuestra tarea es, pues, sostener, 4 Io largo de los siglos, un rudo combate para la victoria defi Cristo. LA VICTORIA DE CRISTO. La seguridad de Jestis en la victoria La victoria de Cristo Jalona todo el Nuevo Testamento en la humildad perseguida de su vida piiblica, y Jestis 1a proclama: el mis fuerte (el mismo Jestis, Le 14,22) triunfard sobre el “Princi- pe de este mundo”, —Tened confianza, yo he vencido al mundo, dice en Jn 16,33 la vispera de su Pasi6n, Victoria asegurada de los Apéstoles Esta victoria se afirma en las epistolas de San Pablo: Jestis arrastrard los poderes vencidos detris de su carro de vencedor (Col 2.15). “EI humilde cordero inmolado” (5,12), conyertido en sobera- no de la historia humana, reportard la victoria definitiva (Ap 5,5) y someterd a todas las fuerzas adversas (Ap 17,1 19,11-21), hasta Ja climinacién de Ja muerte: “el dltimo enemigo” (1 Co 15,24). La victoria asegurada de los cristianos Esta victoria es también la del pueblo nuevo a quien también agobian las tribulaciones (2 Co 4,7-18), pero el Sefior los lleva consigo en su triunfo (2 Co 2,14). Nacidos de Dios, también los cristianos han “vencido al mundo (1 Jn 7,4) y al maligno” (I Jn. 2,13). Su victoria es su fe (5,5), fatal para los anticristos (4,4). Es la victoria de un combate espiritual (Rm 12,21), en el que nada puede separarlos del amor de Cristo (8,35). El simbolo de la corona EI Nuevo Testamento no cesa de ensalzar esta gloria, bajo el simbolo de la corona preparada para los elegidos: una corona de vida (St 1,12; Ap 2,10), una corona de gloria (1 P 5,4) y de ju: cia (2 Tm 4,8); corona imperecedera, sin comparacién con las de aqui abajo (1 Co 9,25; ef. X. LeGn-Dufour, Vocabulario de Teo- logia Biblica). Capitulo V LA ENSENANZA DE JESUS El Evangelio nos ha dado a conocer el doble combate de Cristo con- tra el demonio (cap.3) y del demonio contra Cristo y su Iglesia (cap.4). Mis alld de esta praxis, ,nos ha dado Cristo una ensefianza propiamen- te dicha? Si, pero ocasional, fragmentaria y, de ordinario, oblicua. Pero esta ensefianza preciosa atraviesa en filigrana todo el Evangelio. Los sinpticos |. Las pardbolas - Jestis explica asf la pardbola de la semilla: ‘Si uno oye la palabra del Reino /.../, viene el Maligno y le arrebata lo sembrado en el corazén de ese hombre, Este es lo semvbrado a lo largo de camino (Mt 13,18-19), No sea que crea y se salve, precisa Lucas (8,12). Marcos designa al adversario, en el lugar paralelo, bajo el nombre de satdin (4,15). Satdn no se contenta con arrebatarle la buena semilla del “Hijo del hombre”; siembra también la cizafia, La siembra de noche (Mt 13,24), Esta cléusula indica su manera disimulada, Trabaja en la sombra, camu- flado, La cizata son los hijos del maligno, y ef enemigo que la ha sembrado es of diab precisa ests en Mateo (13,39). La tentacién y los que la escuchan ahogan el trigo que erece, y el pecado prolifera, 66 EL DEMONIO ;S{MBOLO O REALIDAD? Pero al fin del mundo el Hijo del hombre enviard a sus angeles, que recogerin de su Reino a todos los que son causa de secado y a todos los agentes de injus- ticias, y los echarin al horno ardiente: allf sera el Hlanto y el crugir de dientes Entonces los Justos resplandecerin como el sol en ef Reino de mi Padre (Mt 13, 42-43), Algunos teslogos deducen de aqui que los demonios que recorren el mundo y los condenados no serén arrojados al infierno propiamente dicho hasta el fin del mundo; pero esto no es més que una hipétesis. En todo caso, la parabola de la cizaiia indica el cardcter colectivo, universal y prolongado de la accién de satén: “el campo es el mundo” (Mt 13,38) y la accién maléfica persistiré hasta el “fin del mundo” (13,39). Jestis invita a los discipulos a terminar la oracién fundamental dirigida al Padre con las palabras “Lfbranos del mal” (Mt 6,13, peticién que falta en Le 11, 2-4). Muchos exegetas, asf como el Catecismo de Juan Pablo Il, estén de acuerdo en traducir la expresién final apo fou ponerou, no en neutro, lo malo (el mal), sino como personal, el Maligno, referido a satén. El empleo de la palabra, frecuente en Mateo, los textos paralelos (Jn 17,15; 2Ts 3,3) y la frase antecedente del Padre Nuestro imponen este sentido, como lo ha establecido muy bien J. Dupont (Le Notre-Pére: Etude sur les Evangiles synoptiques (1985) pp. 865-67) y A. Carmignac (A I’é- coute du Pater (1971) p.87, 17-118). 2. La ensefianza capital de Jestis sobre la posesion Mis alld de su praxis victoriosa y de su ensefianza simbélica, Jestis, nos informa, de manera pertinente y siempre actual, sobre la acci6n insi- nuante del demonio, con ardiente empefio por tomar posesién de los hombres. Nos alecciona, no solamente sobre la téctica del tentador, sino también sobre el modo de accién paroxistica que son la posesiGn o la obsesin: Cuando el espfritu impuro ha salido de un hombre, anda errando por lugares éridos buscando descanso, y, al no encontrarlo, dice: ~ Volveré a mi casa de donde sali, Al volver, la encuentra libre, barrida y arreglada, Entonces va y trae consigo otros siete espiritus peores que él, y entran y se instalan allt, Asf el estado final de aquel hombre resulta peor que el principio (Me 12,43-45; véase Le 11, 24-26: casi idéntico), LAENSENANZA DE JESUS 67 El texto es instructivo para los exorcistas. Estos, con frecuencia, tie- nen que recomenzar, pues el demonio retorna, y, a veces, con més viru- lencia que antes. Pero Jestis aclara también el sentido de esta habitacién extra y escandalosa. ,Por qué? Es porque el demonio, desestabilizado, sin espe- ranza, huye de su desgracia, Sus combates sobre Ia tierra son una huida hacia adelante, Sus conquistas de poder maléficas, sobre ta tierra que fue su dominio y su misién, son un alivio para él. Puede asf habitar y poser tun lugar ademas det infierno. Bs para él un alibi, una diversi6n; se con suela mediante el ejercicio de su poder... Defiende, por lo tanto, el domi- nio conquistado. Se incrusta, se resiste y los exorcistas tienen la ruda experiencia de este fendmeno La palabra “h del demoni “inquilino injusto”, que se instala como en su propia casa, a niveles dife- rentes, para invadir y esclavizar a la persona (aquel 0 aquella) donde ha entrado, y servirse de ella para sus fines: el cuerpo que manipula, la voz que utiliza para hablar en lenguaje humano, la psicologia que domina y obnubila, aplasta y neutraliza, o desenfrena segtin el caso, pues deprime 4 los santos y exalta a los pecadores, encendidos por Ia llama de sus pasiones y de sus furias destructoras hasta en el culto litirgico de satan (véase cap. 13). ita” expres netamente la presenci Esta habitacién puede ser colectiva, precisa Cristo, ~ Por parte ocupante, puesto que el demonio puede volver reforzado con otros: “siete demonios peores que é1”. De esto también, tienen expe- riencia los exorcistas practicantes. - Por parte ocupada, pues puede habitar, no s6lo en una persona, sino también en una comunidad, una “generacién” dice Jestis (Mt 12,39; 164 tc), a saber, en lugares y objetos, que son, a veces, los vehiculos de su infestacién. La ensefianza de Cristo en el Evangelio, segdn San Juan El cuarto Evangelio no refiere ningin exorcismo, subrayan los que niegan la existencia del demonio. {Seria porque lo ignora? No, muy al contrario, este tedlogo nos ofrece una ensefianza mas fundamental, més 68 EL DEMONIO ;S{MBOLO 0 REALIDAD? formal, mas estructurada, que retoca y completa, en perfecta coherencia, los Evangelios sindpticos.’ El demonio ocupa en la teologia jodnnica un puesto importante. El evangelista explicita mas claramente los términos (del demonio) en su carta, que es como un comentario del Evangelio: Quien peca es de! diablo, porque el diablo es pecador desde el principio /...1. FE que ha nacido de Dios no peca Porque la semilla de Dios permanece en él; ¥ no puede pecar porque ha nacido de Dios Juan expresa constantemente (por la particula ek) estas dos depen- dencias en contraste, que constituyen a los justos y a los pecadores: —los que son de lo alto y los que son de este mundo (In 8,23; 3,3.7).. — del Padre (1 Jn 2,6). — engendrados det Espiritu o de la carne (3,3) — de Dios (7,17; 847; 1 Jn. 3,10; 4,1.3.4.6, 7; 5,18-19), Si la sime- tria puede parecer perfecta en Lin 3,8-9 y en ottos sitios, considerada mas de cerca, la expresiGn esté fuertemente diferenciada, pues “el Dia- blo y el Dios Bueno”(segtin e! titulo de una obra de teatro de Surtre) no es mas que una falsa simetria, —Por lo que respecta al diablo, Jess no habla de generacién, ni de nacimiento, pues el maldito no da la vida, sino la muerte. La oposi 4 entre un nacimiento y un antinacimiento, segtin el genio diabélico de la inversi6n: pues el maligno, autor del Mal, amputa, divide, desinte- 9. Se menciona el espiritu de las tinieblas 14 veces en el Evangelio 7 veces en la Primera Carta 15 veces en el Apocalipsis 10 veoes como diablo (didbotos) de las cuales tres en el Evangelio 8 veces como satin (Sarands): 1 vez en el Evangelio, 13,27; 9 veces como demonio (daimonion. de las cuales 6 en el Evangelio 6 veces como “el malvado” (i ponerds), de ls cuales I vez-en el Evangetio (17,15) 3 veces como el principe de este mundo: en el Evangelio solamente. Silencioso sobre los exorcismos, Juan cuenta (mis en detalle y en profundidad) un rminimun de milagros (4 en total: Cand, la multiplicacién de los panes, el ciego de naci miento y l paralitico), LA ENSENANZA DE JESUS 69 gra, corrompe y mata, El homicidio no es en modo alguno paternidad. Sin embargo, el evangelista hace, simbslica y paraddjicamente, de estas dos influencias dos filiaci En esto reconocemos a los hijos de Dios y a los hijos del diablo: El que no practica la Justicia no es de Dios, ni cl que no ama a su hermano (1 Jn 3.10). Y Jestis procede de igual manera en su discusién con los fariseos. Se dive a si mismo Hijo del Padre; y ellos le dicen “nacido de adulterio”, segtin su interpretacién de la concepcién virginal. ¥ él replica: ‘Vosotros hacéis lo que habeéis aprendido de vuestro padre (3n 8.38). ‘YVosotros hacéis las obras de vuestro padre (In 8,41), ‘YVosotros sois de! diablo, vuestro padre, y son los deseos de vwestro padre to que ‘vosotros queréis cumplir (8,44). Nosotros hemos nacido a la imagen del Padre en verdad; y el demo- nio nos quiere hacer nacer, o mas bien des-nacer a su imagen, que es mentira y caos. Hay, pues, dos influencia antagGnicas: una que viene del Padre que engendra, la otra que viene del demonio “padre de la menti- ra” (8,44), homicida desde el principio (In 8,44) e inspirador de todos los homicidas (1 Jn 3,15), comenzando por el que traman los adversarios de Cristo (In 7,19-20; 8,37.40; 11,53). Asi pues, el Evangelio de Juan opone constantemente at Dios y a satin como: — vida y muerte, — verdad y mentira, — luz y tinieblas, — justicia e injusticia, —alto y bajo. Lo alto es el cielo, es el Padre y el Espiritu Santo, que engendran desde la esfera celeste (In 3,3), Lo bajo es el infierno (no explicitamen- te) y el mundo, donde el demonio explota los deseos culpables de la carne, es decir del egoismo salvaje. No se podria expresar de manera més fuerte y més tajante la oposi- cidn entre Dios y el demonio, entre el Bien y el Mal. Segtin el pensa- miento fundamental del evangelista, se trata, en definitiva, de la oposicisn centre el amor y el odio, pues, para Juan, Dios es amor (1 Jn 4, 8 y 16) y 70 EL DEMONIO ;SiMBOLO 0 REALIDAD? nos da este amor que es su vida, su mismo ser (Jn 17,26). Este amor fue toda Ia vida de Cristo, Cristo ha dado del amor la mayor prueba: su muerte, y nos hace vivir este Amor. ~ Amar (en el sentido divino: agapein) recurre 35 veces en el Evan- gelio de Juan (mas que « el total de los otros tres Evangelios) y 21 veces cn sus epfstolas. Segiin el discipulo que Jestis amaba, el Amor se opone al odio, fuen- te de la mentira, de las tinieblas y de la muerte: “Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mf antes que a vosotros” (Jn 15,18). Pero, todavia una vez mds, la simetrfa de los términos no debe ocul- tarnos la disemetria profunda que traducen éstos. La disemetria aparece estadisticamente, Juan no cesa de decirnos que somos “de Dios” (12 veces), pero no dice ms que una vez “ser del demonio” para significar st influencia degradante. En resumen, se trata de una antinomia radical entre contrarios, donde Dios es todo y satén no es mas que una amena- za. Se trata, pues, de un paralelismo verbal como entre “el Ser y la Nada” (otro titulo de Juan-Pablo Sartre). Un adyersario temible Sin embargo, Jestis toma en serio al adversario. Reconoce el poder real de satén. Le designa, por tres veces, “como el principe de este mundo” (Jn 12,31; 14,30; 16,11), en plena convergencia con el apés- tol Pablo (Ef 2,2; 2 Ts 2,9-10; ef. 2 Co 4.4 y | Co 2,6): coincidencia notable dadas sus inspiraciones teolégicas muy diferentes. Pero este poder de satan sobre el mundo no se extiende en absoluto ‘a Jestis, que no es modo en alguno de este mundo y que trasciende las vicisitudes: EI principe de este mundo est para llegar. Sobre mi no tiene ningiin poder (In 14,30), Mas atin, pese a su victoria aparente que se acerca (la muerte de Jestis), ces ahora cuando el principe de este mundo va a ser echado fuera, Y yo, cuando sea levantado de la tierra /sobre la cruz, atraeré a todos Jos hombres hacia mi (In 12,31-32) Esta exclusién del demonio, Jesis la consideraba como 1a conse~ cuencia de un juicio: "Es ahora el juicio de este mundo” (Jn 12,31). LA ENSENANZA DE JESUS 1 El juicio vendra del Espiritu Santo, por lo tanto, del interior, precisa el tercer texto: EI Paréclito convencerd al mundo en lo seferente a la justicia, yen to referenteJui- cio: en lo referente al pecado, porque no cree en mf; en lo referents a a justici, por- ‘que voy al Pade, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el principe de este mundo esta ya juzgado (Jn 16, 8-11. Jesis puede pues decir: — Yo he vencido al mundo (Jn 18,23: cf. | Jn 2,13-14; 4,4). Frente al adversario que domina todavia el mundo -el feudo y reino ‘que se Ie habfa entregado cuando era todavia un éingel de luz-, el comba- te de Jestis es terrible y aparece ambiguo por muchos respectos. Los jefes religiosos del tiempo no acertarian a reconocerle Para ellos, es del demo- nnio, Este reproche recurre tres veces de manera cada vez més firme: 1. Cuando predica en el templo, durante la fiesta de los Taberndiculos, y reprocha a sus adversarios por querer matarle, le replican: — Tienes un demonio (Jn 7,20). 2. En el capitulo 8, | papeles: iseos rehusan su testimonio, invirtiendo los —Con razén decimos que eres samaritano /hereje/ y que estas endemoniado (8.48). — esis contest6: Yo no estoy endemoniado, honro a mi Padre, pero vosotros me deshonrais a mi (849). 3. Finalmente, en reacci6n a su pariibola del Buen Pastor: —Tiene un demonio, Delira {Por qué le escuchis? (In 10,19). Ast pues, Jests apa- recerd como vencido, Su carrera terminara con el fracaso, la condenacién y Ia muer- te, ¥ pese ala discreta victoria de su Resurreccién, el adversario conserva su poder, {que se ejercers contra sus disefpulos. Por esto, siendo ef mundo de satén, su prinel- pe, Jesis ruega por su preservaciin, no por su “salida” de este mundo: No te ruego que los saques de este mundo sino que los guardes de! maligno (In 15; ef, LJn 213-14). El porvenir sera pues un largo combate para los disefpulos de Cristo. No se podia encuadrar con mds fuerza el luminoso contraste entre Dios que es Amor y da la vida y el demonio, homicida desde el principio, que siembra la muerte en su absurda descendencia (In 8,44; 1 Jn 3,15). Si ‘el mundo entero yace en poder del maligno (1 Jn 5,19), la victoria de Cristo es ya la de sus discipulos (1 Jn 2,13; 5,18-19; véase también capi- tulo IV, Acto V; Victoria de los cristianos sobre el mundo y el maligno), 2 EL DEMONIO {Si{MBOLO O REALIDAD? Conclusion Jestis nos ha revelado la accién perniciosa e hipécrita del demonio (M1 13,25), y hasta qué punto puede entrar en el hombre, desestabilizar- Ie, poseerle, y hacer hombres hijos suyos a su imagen y a su servicio. Nos pone en guardia contra el “enemigo” (Mt 13,30-39); un enemigo mortal (Jn 8,44; 1 Jn 3, 8. 12), fisica y, sobre todo, espiritualmente, El “principe de este mundo” pervirtié Ia realeza que habia recibido sobre este mundo, El combate espiritual comenz6 desde el origen: Cristo esti totalmente comprometido en él y la lucha duraré hasta el fin del mundo (Mt 13,39), Esta reclama discernimiento y perseverancia Capitulo VI EL COMBATE ESPIRITUAL DE LA IGLESIA El combate de satan contra Cristo es una realidad abrumadora: desde cl primer intento en la infancia (Mt 2), hasta la tentacién en el desierto, el complot que tram6 su muerte y las tentaciones iiltimas que aleanzaron su paroxismo en la agonfa sobre la cruz. Este combate es ahora el de la Iglesia. Se manifiesta en la historia, Esti atestiguado discretamente en los Hechos de los Apéstoles y, de manera mas explicita, en las Epfstolas. Es objeto de una enseianza hist6rico-teol6gica en el apéstol Pablo y en el Apocalipsis. Los Hechos de los Apéstoles En la historia de la primitiva Iglesia, relatada por los Hechos de los Apéstoles, el demonio al que combate la Iglesia y expulsa por los exor- cismos, produce, no solamente las persecuciones, sino también las divi- siones que amenazan y desestabilizan a la Iglesia. Este combate aparece cn filigrana, ya que tanto en este Libro como en el Evangelio, Lucas, el més optimista de los autores del Nuevo Testamento, habla muy poco del Mal y del diablo, pero su historia de los origenes, claramente, es la cr6- nica de un combate. Los adversarios de Jestis no deponen las armas. Persiguen a los cris- tianos: a los doce (Heh 1-8), después al apéstol Pablo (Heh 14-28). Los mismos cristianos continéan siendo tentados. Ananfas y su mujer venden generosamente sus bienes para los pobres... pero ocultan una parte de ellos. Pedro desenmascara severamente al tramposo: ";Por qué has deja- do entrar a satan en tu coraz6n?” (Heh 5,3). 4 EL DEMONIO ;SiMBOLO 0 REALIDAD? Los apéstoles disciernen y combaten al demonio, a todo lo largo de los Hechos (véuse cap: II). El apéstol Pablo |. Los poderes de las tinieblas contra la evangelizacién Las epistolas de Pablo completan, de manera convergente y a veces dramatica, el cuadro discreto de los Hechos de los Apéstoles. Las ten- ones y las divisiones que atraviesan la evangelizacién y la vida de las, Iglesias, son una constante. Pablo, perseguido, tiene que combatir a los judaizantes que siembran la cizafia y amenazan con bloquear la expan- n de la Iglesia. Evoca Pablo a este respecto su altercado con Pedro (Ga 2,11-21) que no cuentan los Hechos de los Apéstoles. Pablo es consciente de que no se trata de simples luchas humanas: Nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espiritus ‘del Mal queehabitan los espucios celestes (Ef 6,12) El principe de las potestades aéreas, el espfritu que actiia en los que se rebelan con- tra Dios (Ef 2,2,) El dios de este mundo ciega sus pensamientos para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo que es imagen de Dios (2 Co 4,4) Sittia Pablo estas potestades en los cielos (Ef 2,2; 3,10; Flp 2,10) 0 en el aire (Ef 2,2), entre la mansién terrestre de os hombres y la man- sin celeste de Dios: frecuentan lo que Pablo llama en ottos pasajes los elementos det mundo (Ga 4,3), andlogos a la cizaiia del Evangelio. Son Estos los espiritus infieles que quieren esclavizar a los hombres al peca- do (Ef 2,2). Pero Cristo “ha venido a librarnos de esta esclavitud” (Ef 1,21; Col 1,13;2,15-20), Con su fuerza y su armadura teologal (Ef 6,11- 13), podemos nosotros, en adelante, luchar victoriosamente contra ellos. 2. Su teologia Pablo esclarece la historia de esta lucha desde muy cerca de su expe- riencia personal. Fue, en primer lugar, el combate de los poderes del Mal contra Cristo y su victoria, puesto que estos poderes consiguieron elimi- narle de este mundo: Estos poderes han crucificado al Seftor de la gloria (1 Co 2,8), EL COMBATE ESPIRITUAL DE LA IGLESIA 15 Pero este éxito aparente, cruel y limitado, fue su derrota. Por su cruz, en efecto, Cristo: despojé los principados y las potestades, y los expuso a la publica irrisién, incorpo- rindolos a su cortejo triunfal (Col 2,15), Pablo evoca aquf los triunfos militares, donde el general victorioso Hlevaba en su séquito a sus enemigos encadenados. De antemano espera, pues, por el momento, es él el que est encadenado, Es porque el triunfo conseguido por Cristo no ha puesto todavia fin al poder de ése a que Hama, no solamente el “principe” (Ef 2,2; ef. 1 Co 2,6), sino también “el dios de este mundo” (2 Co 4,4). Sin embargo ya es victorioso y podemos ya luchar victoriosamente con él, y vencer al Mal mediante el Bien” (Rm 12,21). 3.Su combate personal El apéstol vive él términos misterio Un dngel de satands esté encargado de abofetearme (2 Co 12,1) mo cotidianamente este combate, que evoca en Sabe que satén tiende trampas a los cristianos hasta en su generosi- dad, Esposos que viven por ascesis un tiempo de ayuno sexual deben estar en guardia para que Satin no se valga de su continencia para ten- tarlos (I Co 7,5). Es preciso estar atentos a sus ardides (2 C 11,3) y ala seduccién de sus acélitos: los “superapdstoles” que vienen a la comuni- dad a predicar otro evangelio (2 Co 11,4-6). No déis ninguna oportunidad al diablo, dice a los Efesios (4,27). Y para eso revestfos de la armadura de Dios, para que poddis resist a las maniobras del diablo (6, 11-12) . 4, Certezas escatolégicas Pablo tiene la certeza de una répida victoria: El Dios de la paz aplastardé muy pronto a satan bajo vuestros pies (Rm 16,20). Pero teme la persistente seducci6n de la culpa original: ‘Temo que, como Ia serpiente engaié con su astucia a Eva, pervierta también vues- {ros pensamientos apartdndoos de la sinceridad para con Cristo (2 Co 11,3). En una de sus primeras cartas (Ts 2,3-8), Pablo evoca el tiltimo com- bate que seri radical: e1 del Anticristo al que designa con otros nombres: 16 EL DEMONIO ;SiMBOLO O REALIDAD? Antes ha de venir la apostasia, y ha de aparecer cl hombre impio, el destinado a la perdicidn, el adversario, el que se levanta contra todo lo divino y todo lo que tenga cardcterreligioso, hasta Hegar a sentarseen el santuario de Dios. Pablo se refiere a este misterio como a una ensefianza ya bien cono- cida de los Tesalonicenses, que aqui no hace mas que recordar a grandes rasgos: 4No recorddis que, estando todavia entre vosotros, os decia ya esto? /Este adversa- Tiof: sabéis muy bien qué es lo que le retiene ahora, impidiendo su aparicién hasta sit iempo, Realmente el misterio de iniquidad est ya en accidn, slo falta que el que ahora lo retiene sea quitado de en medio (2 Ts 2, 6-8). El Anticristo no es el mismo satan, puesto que est calificado como “hombre impio”. Parece ser mas bien el tiltimo agente e instrumento del tentador, Este nuevo Judas va a conseguir una aparente muerte de la Iglesia, como el primer Judas, uno de los doce, habfa maquinado la muerte de Cristo. La venida de este hombre inicuo, bajo la influencia de satin, iré acompatiada de toda suerte de prodigios, de sentales y de portentos engafosos, asf como de todas las seducciones propias de la Maldad para aquellos que estin abocados a la perdicién por no haber aceptado el amor de la verdad, que los habria salvado (2 Ts 2, 9-10), El tiltimo triunfo de Cristo vendra, pero después de esta tiltima con- centracién de a iniquidad, bajo la influencia paroxistica de satin: Cuando se manifieste el hombre de la iniquidad, el Sefior le hard desaparecer con el soplo de su boca (Is 11,4) y le aniquilard con et resplandor de su venida (2 Ts 2.8). Entonces el Sefior se manifestaré desde Io alto del ciclo con sus dingcles poderosos cnire llamas de fuego para confundir@ los que no conocen a Dios y no abedecen al Evangelio de Jess, nuestro Seftor. Todos estos sulririn el castigo de una perdiciGn «eterna lejos de la presencia del Sefior y de su gloria esplendorosa, cuando venga para ser glorificado en sus santos y admirado por todos los que creyeron (2 Ts 1,8-10). El apéstol no ensefia este misterio por curiosidad, sino porque forma cuerpo con el combate actual: Desde ahora, sf, e! misterio de iniquidad esté ya en accidn, insiste en 2,7. Su paroxismo final no serd mas que un triunfo aparente, antes de la victoria final de Cristo, sobre la cual insiste Pablo frecuentemente (1 Co 15,23; 1 Ts 2,19; 3,13; 2 Ts 2,1-8: citado aquf; cf. 2 P 2,16) El Anticristo segdn las Epistolas de Juan Las epistolas de Juan convergen con Pablo en lo tocante a la lucha y al Anticristo, que serd el paroxismo final de la lucha, Pudiera parecer EL COMBATE ESPIRITUAL DE LA IGLESIA 7 que Juan reduce al adversario escatolégico a los adversarios actuales Repite en efecto: “EL que niega que Jests sea el Cristo (el Mesfas), ése es el Antictisto (I Jn 2,22) “Todo espiritu que no confiesa a Jesus no es de Dios; a est el espiritu del Antcrs- to (1 n42) Han irrumpido en el mundo muchos seductores que no confiesan a Jestis como el imesias, hecho hombre, Ese es el seductor, el Anticristo (2 Jn 7). Estos textos parecerian reducir al Anticristo a los apdstoles que estigmatiza Pablo. Sin embargo, sitiia claramente al Anticristo en el futuro y recuerda, también 61, la ensefianza que ha dado a este respecto: “Habéis vido decir que ha de venir el Anticristo"(1 Jn 2,18). No cuestiona la verdad de esta ensefianza, pero insiste para que no se sumen al ejército del adversario. Lo mismo en 4,3: Habéis ofdo decir que estaba pura venir iP (in). bien, ya esi en el mund Dicho de otro modo, la lucha ya ha comenzado, En resumen, como Pablo, Juan no separa el combate actual del com- bate escatolégico: su prolongacién y su desemboque. Esta ensefianza permanece misteriosa, pero no tiene nada de esotérica, pues explicita a la vez. la ensefianza del Antiguo Testamento y la de Cristo. 1. La idea de un combate supremo est presente en el Antiguo Testa- mento. El Apocalipsis de Isafas (27,1) evoca el enfrentamiento escatol6- ico entre Yahvé y la serpiente (el adversario de Gn 3,15), interpretado por Sb 2,22-23): quel dia el Sefior castigari con su espada dura y fuerte, a Leviatin, la serpiente hui- diza, a Leviatén, la serpiente tortuosa: mataré al dragén que habita en el mar (Is 27, 1). Este combate contra el advers marino, esté evocado en Is 51 io, bajo la imagen de un monstruo al 74, 13 s; 89,10 s. Mas ampliamente, la Biblia describe un combate contra Yahvé de fuerzas historicas: en el primer plano, los reyes paganos que se hacen ses (Ez 28,24; Is 14,14), Asi Gog, rey de Magog (Ez 38,2 y 39,5), Antioco Epifanes: el impio que toma el lugar de Yahvé (Dn 11,36): El rey actuard a placer; se hari orgulloso hasta engreitse por encima de toda divini dad (ef. 8.45 11,3 y 16). 80 EL DEMONIO ,SIMBOLO O REALIDAD? Este serd el timo juicio (ef, Ap 20,11-15) (ver cuadro pg.81-82)"" que pone el calderén a este importante tema biblico. Resumiendo, el combate de la Iglesia contra el Mal, pero tam! contra satin, el piromano del Mal se sitia entre un ya que es la vietoria de Cristo, y un todavia no que serd su vuelta para un triunfo total y defi- nitivo. Entre los dos, el demonio, radicalmente vencido, conserva algo del misterioso poder que tenfa originariamente sobre la tierra, de suerte que Ja victoria de Cristo no ha extinguido el incendio de! Mal, del que somos testigos. Los textos citados describen, en diversos grados, dos formas. - La persecucién de los poderosos de este mundo que blasfeman con- tra Dios (Cf Ap 13,1-10). - La seduccién de los falsos profetas y del Anticristo mismo que seduciré a los hombres para hacer adorar a los fdolos: la Bestia del Apo- calipsis (13,11-18). La imagen profética resulta dificil de descifrar. No esti hecha en modo alguno para satisfacer nuestra curiosidad. ‘Toda esta ensefianza nos invita a la vigilancia y a la valentfa, como Jo hace tan perfectamente la primera Carta de Pedro retomada en la litur~ gia de nuestras Completas: “Sed sobrios y velad, pues vuestro adversa~ tio, el diablo, como un leén rugiente anda dando vueltas, buscando a quign devorar. Resistidle firmes en la fe” (1 P'5,8). 10. Sobre el juicio: Mt 25; Rm 2,3-6; 14,10:2 Co 5,10; Hb 6,2; 10.27.31: 1P 1, 17 2P410; St5,9. BALANCE BIBLICO Estadistica de vocabulario Los demonios ocupan un puesto importante en el Nuevo Testa- mento (188 menciones): — 62 veces como demonio, — 33 veces como diablo, — 36 veces como satin y 7 veces como Belcebii, designando estos dos tltimos nombres al “jefe de los demonios — 13 veces como dragén, — 37 veces como bestia, Estas dos iiltimas apelaciones aparecen solamente en el Apoca- lipsis. Situacién actual del demonio Pero el Nuevo Testamento, que abunda sobre los efectos, ordina- rios y extraordinarios, de la accién demoniaca, no describe a los demonios mismos. No nos da a conocer lo que ellos son y lo que viven: St 2,19 nos dice solamente de ellos: “Creen pero bilan’. Las dos cartas de Pedro (cuya antigiiedad y autenticidad ha esta- blecido Philippe Rolland) precisan: Dios no ha perdonado a los dngeles culpables, sino que los hi dejado en reserva en el Tirta y los ha entrenado a los abismos tenebrosos en espera del juicio (2 P 2,14). Judas, que depende de “Pedro” (como lo ha establecido Philippe Rolland) precisa que son angeles cafdos y culpabl En cuanto a los éngeles, que no han conservado su posiciin privilegiada, sino que abandonaron su propia mansién, /Dios/ les tiene en reserva para el juicio del gran dia en la eterna prisiGn en el fondo de las tinicblas Judas 6). Solamente el Apocalipsis evoca la caida de estos rebeldes, men- cionando el combate de “Miguel y de sus dngeles contra el dra- gn y sus Angeles” (Ap 12,7). A continuacién del Antiguo ‘Testamento (Dt 32,17; Sal 106,37; cf. 96,5), Pablo los identifica 80 EL DEMONIO ;SIMBOLO O REALIDAD? Este seri el tiltimo juicio (cf. Ap 20,11-15) (ver cuadro pg.81-82)"" que pone el calderén a este importante tema biblico. Resumiendo, el combate de la Iglesia contra el Mal, pero también contra satan, el pirémano del Mal se sitéa entre un ya que es la victoria de Cristo, y un todavia no que serd su vuelta para un triunfo total y defi- nitivo. Entre los dos, el demonio, radicalmente vencido, conserva algo del isterioso poder que tenfa originariamente sobre Ja tierra, de suerte que la victoria de Cristo no ha extinguido el incendio del Mal, del que somos testigos. Los textos citados describen, en diversos grados, dos formas. - La persecucién de los poderosos de este mundo que blasfeman con- tra Dios (Cf Ap 13,1-10). = La seduccién de los falsos profetas y del Anticristo mismo que seduciré a los hombres para hacer adorar a los édolos: la Bestia del Apo- calipsis (13,11-18). La imagen profética resulta dificil de descifrar. No esté hecha en modo alguno para satisfacer nuestra curiosidad. Toda esta ensefianza nos invita a la Vigilancia y a la valentfa, como lo hace tan perfectamente la primera Carta de Pedro retomada en la litur- gia de nuestras Completas: “Sed sobrios y velad, pues vuestro adversa- rio, el diablo, como un le6n rugiente anda dando vucltas, buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe” (1 P5,8). 10, Sobre el juicio: Mt 25; Rm 2,3-6; 14,10;2 Co 5,10; Hb 6,25 10.27.31: 1 P 1, 175 2P4,10; 815 BALANCE BIBLICO Estadistica de vocabulario Los demonios ocupan un puesto importante en el Nuevo Testa- mento (188 menciones): — 62 veces como demonio, — 33 veces como diablo, — 36 veces como satin y 7 veces como Belcebii, designando estos dos ttimos nombres al “jefe de los demonios”, — 13 veces como dragén, — 37 veces como bestia, Estas dos tiltimas apelaciones aparecen solamente en el Apoca- lipsis. Situacién actual del demonio Pero el Nuevo Testamento, que abunda sobre los efectos, ordina- rios y extraordinarios, de la accién demoniaca, no describe a los demonios mismos. No nos da a conocer lo que ellos son y lo que viven: St 2,19 nos dice solamente de ellos: “Creen pero tiem- blan”. Las dos cartas de Pedro (cuya antigtiedad y autenticidad ha esta- blecido Philippe Rolland) precisan: Dios no ha perdonado a los angeles culpables, sino que tos ha dejado en reserva en el Tértaro y los ha entrenado a los abismos tenebrosos en espera del juicio (2 P 2,14). Judas, que depende de “Pedro” (como lo ha establecido Philippe Rolland) precisa que son dngeles caidos y culpables: En cuanto a los Angeles, que no han conservado su posicién privilegiada, ‘ino que abandonaron su propia mansisn, /Dios/ les tiene en reserva para el juicio del gran dia en la eterna prisién en el fondo de las tinieblas (Judas 6). Solamente el Apocalipsis evoca la caida de estos rebeldes, men- cionando el combate de “Miguel y de sus angeles contra el dra- gon y sus angeles” (Ap 12,7). A continuacién del Antiguo Testamento (Dt 32,1 10 los identifica a los idolos paganos (1 Co 10,19-21), A través de este lenguaje simbdlico y elfptico se escucha una afirmacién de fe indeforma- ble. El combate espiritual EI Nuevo Testamento nos intruye solamente sobre el combate espiritual. Nos pone en guardia contra “el poder del diablo” (Hel 10,34). “Es un poder de muerte (Hb. 12.4), que habita aquf abajo” (Ap 2,13). Satdn ejerce aqui su imperio” (Heh 26,18). Paraliza ta actividad del apéstol (1 Ts 2,18); le abofetea (2 Co 12,3), Hace encarcelar a los cristianos, (Ap 2,10) Pero, sobre todo, los seduce de manera engafiosa (1 Tm 4,1). Y asf, muchos le siguen (1 Tm 5,15) y se hunden en las profundida- des de satin” (Heh 2,24), que entra en los corazones y los lena (Hh 5,3), como entré en Judas (Le 22,3 y Jn 13,27). Se convier- ten en “hijos del diablo”, llenos de perversidad (Heh 13,9 y Jn 8,44). Hay asf en este mundo adoradores de los demonios (Ap 9,20). Se les ofrece sacrificios. Se entra en comunién con ellos (1 Co 10,20): intencionadamente o por engaiio; lo que establece aqui abajo “sinagogas de satén” (Ap 2,9 y 3,9). Satdn seduciré un dia las naciones de los cuatro puntos cardinales del universo (Ap 20,8). A los que ceden a la seduccidn, Pablo prefiere claramente entregarlos a satin (1 Co 5,5 y 1 Tm 1,20) para que se enmien- den; pero a los que son solamente sus victimas, los apéstoles los exorcizan (Hch 5,16; 8,7), como Jestis les habia ensefiado. La parte de satéin es el fuego eterno (Mt 25,41 ss). Hacia alli quie- re arrastrar a Jos hombres. También hay que resistir a este “leén rugiente” (1 P 5,8); St 4,7) para lo cual estamos bien armados Resistid al demonio y huird (St 4,7), Hasta que Cristo aniqui- le, mediante su muerte, al duefio de la muerte (Hb 2,14; cf. 1 In3,8). Capitulo VII NOMBRES Y PSICOLOGIA DEL DEMONIO SEGUN EL TESTAMENTO Aquel al que Hlamamos hoy generalmente demonio, diablo o satan, el adversario de Cristo, no est designado por un nombre tinico y fijo en el Nuevo Testamento, sino por una abundante multiplicidad de términos (pg. 81). Esta multiplicidad revela la ambigtiedad del misterio de perdicién, no sin cierto malestar, ya que el ser infernal es turbador, innombrable. Mais valdrfa no hablar de él en absoluto, Pero tenemos que defendemos de é1 y no podemos ignorar al enemigo a quien el Nuevo Testamento designa por medio de eufemismos, Todas las lenguas inventan eufemismos para evocar lo que parece indecoroso 0 chocante por las razones mas diversas. Los lugares destina- dos a las deyecciones humanas reciben nombres extrafios de la mayor variedad. Se habla con palabras veladas de aquello que repugna nombrar. Designaciones principales El Evangelio designa al adversario mediante toda una constelacién de érminos seménticamente organizados en torno a tres principales, que ya hemos encontrado en e! Antiguo Testamento. 1. Demonio (griego: daimon, 1 ver; y mas frecuentemente daimo- rion, 63 veces en el Nuevo Testamento); designa toda clase de divinida- des 0 agentes c6smicos invisibles. El uso cristiano lo ha precisado en un uso peyorativo, reservado a los angeles cafdos. 2. Diablo viene del griego didbolos; significa el que divide (verbo griego: diaballo), mancha, calumnia, El Nuevo Testamento caracteriza al diablo como un ser activo, habil, ingenioso (Mc 13,39; Le 8,12; Hb 84 EL DEMONIO ;SiMBOLO O REALIDAD? Gn 3), seductor, astuto (2 Co 11,3), pero también movilizador (In 8,44; Heh 10, 38; 13,10; I Jn 3,10; 2 Jn 2,7; ef. Ap 12,9; 20,10), lento y colérico (Ap 2,10.12). Hay que resistirle (Ef 4,27; 6,6-1; 1 Tm 3,7; 2Tm 2, 26 que se refi re alos “lazos del diablo”; St 4,7; 1 P 5,8), pues es un artifice de muer- te, que destruye y se destruye (1 Tm 3,6; Heh 2,14; Ap 20,10), 3. Satén (palabra hebrea empleada sobre todo por Marcos): el “adversario”, el acusador, el calumniador, es el término mas especifica- mente biblico. La versién griega de los setenta lo traduce por Didbolos Jesiis lo identifica con Belcebi, principe de los demonios (Me 3, 22-24 y paralelos) El Apocalipsis 20,2 identifi serpiente, es el diablo y satin”. estos térninos: “El dragén, la antigua Apelaciones peyorativas Otras muchas apelaciones caracterizan su perversidad y su maldad. Elles: — el maligno: Mt 5,37; 6,13; 13,19; 13, 6,15 (“vosotros habéis vencido al maligno”, Jn 17,15; ef. 1 Ts 3,5; Ef lice | Jn 2,13-14); — El adversario (2 Ts 2,4), el “enemigo” (Mt 13,39), que siembra la cizaii — el acusador de los elegidos en el tribunal de Dios (Ap) 12,10; 1 P 5,8; antidikos); — el tentador (Me 4,15: ef. 1 Ts 3,5); — mentiroso y padre de mentira (8,44): los que le escuchan se hacen sus “hijos” a su imagen, lo que confirma Mt 13.33-39, que opone los “hijos del maligno” a los “hijos del reino”; — “homicida desde los origenes” (Jn 8,44): fue é1 quien tramé la muerte de Cristo. EI suscita el reino ilusorio del pecado (Rm 5,21; 6,12) que se identifica al reino de la muerte (Rm 5,14.17). ‘Todavia mas nombres: — Belcebui (Mt 9,34; 10,25; 12,24-27; Me 3,22; Le 11,15-19. Este término de origen fenicio (ya utilizado en 2 R 1,6 y 16) es ir6nico, pues en hebreo puede significar “sefior de los muladares” 0 “principe de las NOMBRES Y PSICOLOGIA DEL DEMONIO.. 85 moscas”: al Evangelio no le falta humor. — Belial o Beliar: probablemente una “nulidad” (2 Co 6,15; cf. 1 Sal 18,5; en uso en Qumram). — Dragén: esta palabra simboliza su temible poder en Ap 12,3-7; 13,2.4.115 16,13; 20. Igualmente, la Bestia, 36 veces mencionada en el Apocalipsis 11,7- 20,10. El dragon forma una trilogfa con la bestia del mar y la bestia de la Tierra, que imitan (al revés) la Trinidad del Padte, del Hijo y del Espf- ritu Santo. ‘Titulos regios y seudo- El Nuevo Testamento utiliza también titulos principescos que revelan el poder del demonio, pues el Evangalio admite esta potestad y no con- sidera mera jactancia © mentira la palabra del diablo mostrando a Cristo ‘en un instante todo los reinos del univers. —"Te dare todo este imperio y el explendor de estos reinos, porque son mios y se los doy a quien quiero (Le 4,5-6). Asf, Pablo da al mundo demoniaco titulos principescos o regios, sig- nificando este poder como organizado segtin una jerarquia: — dominaciones: Rm 8,38; 1 Co 15,24; Ef 1,21; 3,10; 6,12; Col 1,16; 2,10.15 (en grie arjé); —potestades (en griego, dynameis): Rm 8,38; 1 Co 15,24; Ef 1,21; 3,10; 6,125 — sefiorios (en griego kyriotétes): Ef 1,21; Col 1,16; — tronos (thronoi): Col 1,16, ete. Estos términos culminan en “principe” (Ef 2,2: ef 1 Co 2,6) y aun jos de este mundo” (2 Co 4,4), como hemos vi itulos que se com- prenden segtin la teorfa judia de los dos mundos o las dos eras. ///Nota, ‘Turmel, Marcién/// El combate y la paradoja ‘Al imperio de satin (Hch 26,18; Ga 1,4), Jestis vino a sustituir el Reino de Dios (Mt 3,2; Me 1,11; Jn 3,3-5; Rm 14,17) que es el suyo y el del Padre (Mt 13, 41-43; Jn 18,36; Col 1,13; Bf 1,3-22), Fue para destruir las 86 EL DEMONIO ,S{MBOLO O REALIDAD? obras del diablo para lo que se manifest6 el Hijo de Dios (1 Jn 3,8). Pero segiin el apdstol, estas potestades extraviadas (Rm 8,38; cf. 1 P 3,22), corrompen a las personas (Me 1,23; Heh 5,16; 10,38; Jn 8.44; ete), las in tituciones politicas (Ap 13,4), el curso de los acontecimientos (1 Ts 2,18), Ja naturaleza (Rm 8, 20-22; Ga 4,8-10), pero sobre todo a los creyentes (1 Tm 4,1; Ef 6,10-12), Estas “potestades” obstaculizan asf la salvacién. Segain la tradicién judia, el apdstol presenta a estas “potestades” como a angeles cafdos, cuya accién benéfica y protectora se ha vuelto contra Dios y los hombres a los que quisieran arrastrar en su degradacién. A pesar de los titulos gloriosos que les da, estas dominaciones no son dioses, sino creaturas (Col 1,16) usurpadoras (Ef 1,10). Cristo las ven- cid y destituyé (1 Co 1,24; Col 2,10; | P 3,23). Tenemos que contar con su hostilidad (Ef 6,12); pero éstas son incapaces de separarnos de Cris- to (Rm 8,38), si les resistimos con el poder del Espiritu Santo. Segiin la perspectiva del judaismo, los demonios permanecen como un mundo jerarquizado, donde Belcebi es el principe de los demonios (Mt 9,34; 12,24; Mc 3,22; Le 11,15) y Jestis le identifica a satin (como Jo hemos visto en Me 3,23). Conclusién — Se ve cémo se articulan la dos denominaciones y titulatur peyorativa, 1a otra gloriosa (tanto en Pablo como en Juan). una — La segunda nos advierte que el demonio no es un adversario des- defiable, Por su natuleza y por los residuos de la realeza que le habfa sido asignada sobre el cosmos, es un adversario temible del que hay que des- confiar, pues sigue siendo inteligente, astuto, mafoso, persuasivo; — Pero es un ser caido, degradado por su falta y su extravio. Es un veneido, y nosotros somos vencedores con Cristo, pero en la gracia y en Ja humildad (Mt 23,37). Esta lexicografia revela el peligro frente a la arrogancia del principe caido, pero atin mas nuestra seguridad en Cristo. Jestis no discute con él e invita a sus discfpulos a mandarle en su. nombre, sin vanas tergiversaciones. Es la experiencia de los santos y de los verdaderos exorcista . Capitulo VII LA ENSENANZA DEL MAGISTERIO SOBRE EL DEMONIO. Caracter de esta ensefianza {Se puede hablar de una enseftanza de la Iglesia sobre el demoni Teniendo el dogma por nico objeto formal a Dios Salvador de los hom- bres (Hb 11,1), el demonio no es objeto de dogma, sino de una ensefian- za indirecta, concerniente al destino del hombre, y mis concretamente, {e al combate espiritual que forma parte integrante de ese destino, El demonio es la cara negativa y el lado obscuro de la salvacién, Es un saber negativo y relativo, oblicuo y prictico: més precisamen- te, relativo a la praxis. Este saber no es objeto de contemplacién. Toda complacencia no podrfa ser sino malsana ¢ ilusoria, La iconografia de a Edad Media representan a los demonios de manera irrisoria como modo de realzar a Dios, a Cristo, su combate y st victoria. El magisterio hace abstraccién de este folklore sea el que sea st valor simb6lico, poético y dramético. Las intervenciones en el curso de los siglos Los Documentos del magisterio en la materia son, pues, raros, sobrios, de menor importancia. Estén principalmente destinados a des~ cartar la idea de que pudieran ser los demonios una divi ‘auténoma, 0 el objeto de un castigo arbitrario. Siendo los documentos poco numerosos, escasos, repetitivos, hemos preferido presentarlos cronolégicamente en el Anejol, pg. 281-299. Resumiremos aqui su contenido lacénico. 1. Los demonios son dingeles cufdos por el pecado. Creados por Dios, 88 EL DEMONIO ,SiMBOLO 0 REALIDAD? eran buenos en su origen (Denzinger, 286, 325, 457, etc (Véase Anejo 1). Por el mal uso que hicieron de su libre albedrio, se hicieron malos. Su castigo es eterno (D 411). 2. Por el pecado, el hombre ha caido bajo el dominio del que tiene el imperio de la muerte (Hb 2,14), es decir, el diablo, precisa el Concilio de Trento (Denzinger-Sch. 1511). 3. Si el demonio es vencido por Cristo, conserva, sin embargo, el poder de tentar al hombre, pero el hombre puede resistirle, con la ayuda de la gracia. No puede abandonarse a la tentacién, como lo sugerfan las peligrosas ideas misticas de Miguel de Molinos y del quietismo, para quien se puede ceder a ciertas tentaciones sin ofender a Dios (D 2191; 2241-2252): véase Anejo 1). Revistiendo siempre el error una parte de verdad, el quietismo se referia a tentaciones, irreprimibles, sexuales u otras, con las que los demonios torturan a veces a a los santos hasta el punto que se llegan a sentir cémplices de ellas. Tales apremios pueden ser saludables para rea- firmarlos radicalmente en la humildad, Pero erigir en principio estos casos limite, totalmente excepcionales, y abandonarse a ellas seria abrir la puerta a todos los laxismos 0 a todas las ilusiones: de ahi la reaccién enérgica de la Iglesia en el siglo XVII (véase pg. 282-284), Se encontrariin en el Anejo todos los textos antiguos, después los del Vaticano II y del magisterio ordinario de los tiltimos papas", incluido el Catecismo de Juan Pablo II: Este libro maduro resume lapidariamente la ensefianza tradicional sobre la cafda de los Angeles, las tentaciones y el combate espiritual. Sittia, igualmente, al contrario de algunos abandonos actuales, los fenémenos de la posesidn y de los maleficios, asf como la préctica del exorcismo (véase pg. 295-299), 1. Agnese Cini Tassinario, I diavolo secondo L'insegnamento recente della Chie’ sa, 1984, ha detallado minuciosamente estos numerosos textos posteonciliares hasta el fin del pontificade de Pablo VI. Capitulo IX {QUE SABEMOS DE LOS DEMONIOS? Balance teolégico En el curso de los siglos, los teélogos, cuya misién es la inteligencia coherente de la fe, han interpretado, sintetizado, explicitado la Revela- cién sobre el mundo de las tinieblas. {Quiénes son los demonios? {Cudntos son? {Cuil es la causa de su degradacién? Cul es su castigo? ;Su modo de acci6n? En el prolonga- miento de la Biblia que remodelaba, desde el interior, los datos cultura~ les, a la luz de la Revelacién, los intérpretes han estado mucho tiempo a tientas para dar respuesta a muchas cuestiones que planteaba el reino de Jas sombras, Han intentado resolverlo con la ayuda de cuatro fuentes de informacién o de reflexién: 1. la ensenanza biblica; 2. la experiencia del combate espiritual y del exorcismo, que es en este punto un caso limite y ambiguo; el insirumento filosdfico: Tomas de Aquino, que tenia un dominio excepcional del tema, efectué, en el apogeo de la Edad Media, una séli- da desmitologizacién. Su sintesis coherente sigue siendo una adquisi- cidn fundamental y no superada (cf. DS 3, 236); 4, las ciencias modernas, principalmente médicas, psicolégicas, psi- quidtricas, también psicoanaliticas (en la medida en que el psicoandlisis 9 una ciencia) ofrecen miltiples comprobaciones criticas. Naturaleza de los demonios La reflexién teol6gica estuvo durante largo tiempo claramente hesi- tante antes de afirmar la naturaleza puramente espiritual de las creaturas 90 EL DEMONIO ,SIMBOLO 0 REALIDAD? angélicas. A pesar de la etapa de Ia filosofia griega, que habfa tomado conciencia del espiritu, se concebia dificilmente lo que puede ser un espfritu puro, ;Tan extrafio resulta para nuestra experiencia congénita- mente corporal! Los hombres han tomado conciencia de este mundo oscuro de mane- ra, en primer lugar, simbélica y poética, La Biblia ha ejercido una eriti- ca desmitologizante sobre el conjunto de figuraciones asiro-babil6nicas, egipcias u otras y sus animales fabulosos y ha realizado en ellas una pri mera depuracién, La Edad Media permanecfa inclinada a representarse a los demonios como de animales de pies hendidos. Estas caricaturas eran una manera imbélica y humoristica para significar su condici6n degradada: “Quien quiere hacer el Angel hace la bestia”, dice el proverbio. El angel pecador quedé degradado al rango de las creaturas inferiores. Su inteligencia conserva su penetracién y su sutileza, pero ha perdido su equilibrio, acentuado sus limites, envilecido su esplendor. Esta ironfa era una revancha del hombre sobre el adversario originariamente superior. Tributarios de la ensefianza (simbslica y, por lo tanto, ambigua) de la Biblia, los autores cristianos emplearon tiempo en liberarse de la imagi- nerfa materializante. Aun San Agustin", San Fulgencio! y muchos otros atribuian al demonio un cuerpo: “sutil” y “aéreo”, pero material, Sin embargo, desde los primeros siglos, la refl istiana tendia a rechazar la representaciones, corporales 0 sensibles. Los demonios, en cuanto que estan liberados de todo cuerpo terrestre, tienen cierta de las cosas futuras, decfa ya Origenes (Comira Celso 4,92). tienen un verdadero cuerpo (Sermén 12, animales aéreos cuyos cuerpos aéteos gozan de wna naturaleza agrea y, por esta razén, no pueden quedar disueltos por la muerte. Si estos transgresores, ates de la transgresin, gozaban de cuerpos celestes, nadie se extraard dde que el castigo los haya convertido en calidad aérea” (De genesi ad ltteram, 1. 3, € 10, n° 14-15 PL 34, c. 284-285, etc). Resumiendo, se habrian degradado de la condi- cidn celeste (espiritual), para caer en el universo e6smico, al nivel de dos elementos, los mis sutiles: el fuego y el aire. 13. Fulgencio, trbutario de San Agustin, estima que los demonios tienen un cuerpo creo, en tanto que los dngeles buenos tienen un cuerpo etéreo o de fuego (De Trnitate, €8, PL 65, c, 104; of DIC (4, 379), {QUE SABEMOS DE LOS DEMONIOS? o1 La naturaleza incorporal de los demonios excluye en ellos Ia concu- piscencia sexual, notaba el Criséstomo." Fue Tomds de Aquino quien dio una coherencia filoséfica a los datos revelados mediante una reflexién profunda sobre la naturaleza espiritual de los fngeles, su pecado, su degradacién. Su reflexién comparativa con la condicién de los hombres es iluminadora. — Los individuos de la especie humana estén diferenciados hasta el infinito por la materia y sus relaciones cuantitativas, pero los angeles no pueden serlo sino de manera cualitativa: cada angel constituye, pues, por sf solo, una especie tinica, observaba Tomas de Aquino. — Toms de Aquino elaboré una teorfa de! conocimiento angélico, anéloga a aquella que la filosofia idealista atribuye indebidamente a los hombres. Pero Tomas de Aquino tenfa muy viva conciencia de Ia dife- rencia en la analogfa: los hombres no conocen sino por induccidn a par- tir de realidades sensibles y estin demasiado inmersos en su cuerpo (instramento conjunto) para poder pensar sin imégenes. Los angeles acceden directamente a lo inteligible, a la esencia misma de las cosas, ‘Tomas de Aquino diferenciaba el conocimiento de los angeles, més 0 menos elevados en la jerarquia, por el mayor o menor numero de ideas que organizaba su saber: teniendo los menores un conocimiento més fragmentario por un lote de ideas ms numerosas; y abrazando los dnge- les superiores todas las cosas mediante un més pequeiio niimero, inclu- so una sola idea, con una luz interior cada vez més intensa, segdin su clevacién en la jerarquia, Tienen asf una comprensién cada vez miis amplia, simple y luminosa de todas las cosas. 4Cudintos? Durante siglos, se planteé la cuestién del nimero de los angeles, pero los tedlogos, por ingeniosos que fueran, no han logrado formarse, ‘seste respecto, ninguna hipétesis. Todo lo més se puede conjeturar un 14, Descurta la interpretacién sexual del pecado de tos dngeles segiin Gn 6, 1-2, pues ‘una naturaleza ineorporal no ha podido tener concupiscencia. En consecuencia, estima {que los “hijos de Dios” mencionados por Gn 6, 2 son hijos de Set (in Gen., Homilias 22,2,3 PG $3, 187-189). 92 EL DEMONIO {S{MBOLO 0 REALIDAD? niimero importante, considerando la fascinante generosidad del Crea- dor. Su creatividad es, en efecto, sorprendente, por la variedad e impor- fancia numérica, tanto en lo infinitamente grande, como en lo infinitamente pequefio: ya se trate de millares de millones de galaxias, de millares de millones de estrellas en cada galaxia o de millares de millones de células en nuestro cerebro, sin hablar de la variedad inau- dita de minerales, de vegetales, de animales y de humanos. Esto suge- riria cifras astronémica Se podria objetar que los hombres pueden ser innumerables porque sus almas, aun idénticas, estin diferenciadas hasta el infinito por la materia que elas asumen. Asi, las huellas digitales estén diversificadas hasta el infinito, sin confusién posible entre dos individuos. No exis- tiendo este factor de diferenciacién para los dngeles, y constituyendo de cada ‘ingel una especie para é1 solo, como hemos visto, se dira que esto limita su niimero. Pero, ,quiénes somos nosotros para plantear limites a la generosidad de Dios y a las posibilidades infinitas de su creatividad en el orden cualitativo? gJerarquias? ‘Que existe un “jefe de los demonios” era la opinién de los fariseos (Mt 9,34; 12,12 y paralelos), el Sefor no lo cuestiona, e incluso caracteriza el dominio de satin como “nacién” y “reino”, lo que implica un orden mis © menos jerdrquico. En Mt 25,41, Jestis habla del “fuego preparado para el diablo y sus angeles”; y el Apocalipsis dice igualmente: “El dragén y sus fingeles” (12,7). Por tiltimo, el apéstol Pablo los caracteriza como “autoridades, potestades y dominaciones de este mundo de tinieblas”. |. Los grados Fue el Seudo-Dionisio", fascinante autor del siglo VI, quien intenté identificar la jerarquia de los Angeles. Los organizé en tres estratos ter- narios, formando los nueve coros de angeles El Corpus de las obras de Dionisio comprende: De divinis nominibus (13 capt tulos); De mystica theologia (5 capttulos); De Coelestihierarchia (15 eapitulos). De Eelesidstica hierarchia (7 cap,:en la Pur. Griega,t lly IV) {QUE SABEMOS DE LOS DEMONIOS? 93 ‘Tronos, querubines, serafines, potestades, virtudes, dominaciones, Angeles, arcdngeles, principados . Describfa la vida y el funcionamiento segtin la filosoffa griega de la participacién y de la comunicacién: como una cascada de iluminaciones que parte de Dios, fuente de toda luz La Edad Media identificaba a Dionisio con el fildsofo ateniense con- vertido por San Pablo con ocasidn de su discurso al Are6pago (“Dionisio Acropagita”: Hch 17,34). Tomas de Aquino adopt6, pues, su sistema. Pero, estos nombres designan categorias distintas? {Es completa cesta lista? Lo ignoro,tendriais que despreciarme, a mia quien trattis de gran doctor, decfa ya San Agustin (Cont, Prisc. L114; PL 42,678, y Enchiridion 38 PL 40,25 y en otros sitios. Igualmente, 8. Juan Crisdstomo y S, Cirilo de Jerusalén; Initarion theologi- ‘que, Paris, Cerf, U, 1952, p. 461). Dionisio deduce las propiedades de cada uno de los nueve coros de los dingeles de sus nombres: desde los serafines “inflamados de amor” hasta los “Angeles”, los “mensajeros” servidores y “correos” de Dios". Es un admirable edificio poético y filoséfico, biblico y mistico, pero los fundamentos de esta jerarquia son de lo més hipotético. 2. La etispide Siendo los demenios las ruinas caidas de este edificio angélico, gqué queda de sus cualidades y propiedades especificas? Seguin la Escritura, los autores estén generalmente de acuerdo en poner en la ctispide de la creacién divina un ngel supremo, al que se le ha dado el nombre de Lucifer, segtin Is 14,12-13: “;Cémo has cafdo de los cielos, Lucifer, hijo de la aurora!” (segtin un apéstrofe dirigido al rey de Babilo- nia). En latin, Lucifer significa el “porta-luz”. Designa la estrella de la 16, Habfa encontrado en el Antiguo Testamento los dngeles (149 veces), los queru- bines (Gn 3,24; 18 4,4; 2 $ 6,1; Dn 3,55; ef. Heh 9,5), los serafines (Is 6.2); y los otros, Principalmente en las epistolas de Pablo, como lo hemos visto en el capitulo 7: tronos (Col 1,16), aredngetes. (ITs 4.16 y Judas 9), 94 EL DEMONIO ;SIMBOLO 0 REALIDAD? ‘mafiana: el planeta Venus que brilla el primero y se extingue el dltimo a la aurora; pot eso dice Dios a su Hijo en el Salmo 109,3: “Ante Luciferum _genui te: antes de lucifer (es decir, antes de la estrella de la mafiana), te he engendrado.” En cuanto al angel Lucifer, habfa sido creado en primer lugar, y ipidamente se emborraché de orgullo, dice San Gregorio Magno (in | R 3,5,9; PL 79, 205 y 222). Los exorcistas estin divididos en cuanto al nombre del primer dngel: Lucifer o Satén? Algunos piensan que satin es el segundo de Lucifer: otros, a la inversa; otros los identifican. Es decir, nuestros limites sobre el conocimiento individual de los angeles por los que se interesan muchos exorcistas, ya que una tradicién, que se remonta al mismo Cris- to y esta codificada por los rituales del exorcismo, invita a plantear la pregunta: {cual es tu nombre? (Me 5,9)."" Pero primeramente, ,,c6mo los angeles, estas creaturas maravillosas, se han convertido en demonios? EI pecado de los Angeles? Es éste uno de los puntos sobre el que mas a tientas han andado los autores. |..La falsa pista de la sexualidad Muchos autores antiguos se ha extraviado por una falsa pista: el texto mal desmitologizado de Gn 6,1-4 les'parecia indicar un pecado erético de los dngeles “fornicando” con creaturas terrestres. Los gigamts, hijos de Dios, se unieron con las hijas de los hombres y éstas les die- +o hijos, Estos son los héroes de los tiempos antiguos: hombres de renombre, pero ‘Yalwé vio que la malicia del hombre era grande sobre la tierra y'que su corazén no formaba sino pensamientos malvados alo largo del dix; Yahvé se arrepinti de haber hecho al hombre" (Gn 6, 1-4), De esta tradicién popular, la Biblia hizo una segunda versién del pecado original, pero de menos valor y de segunda clase. El libro de Henoc (importante apécrifo del Antiguo Testamento, cuyo texto lo ha completado y mejorado Qumran), creador de la primera demonologia, 17. Ver ta nota fuera de texto, cap. 17 (pg. 251-252), {QUE SABEMOS DE LOS DEMONIOS? 95 interpretaba ya como pecado carnal de los singeles, seducidos por la her- mosura de las mujeres, La segunda epfstola de Pedro (2,4) y la epfstola de Judas (6-7) aluden a Gl, sin hablar de pecado sexual Multitud de Padres de 1a Iglesia adoptaron esta tltima interpretaci6n, Incluso San Agustin, polarizado por la sexualidad, permanece hesitante (Quaestiones Hept. 1,3). Sin embargo desde el siglo II, Justino, mértir, corregia esta interpre- twci6n mitolégica de Gn 6,1-4: “El demonio estaba ya caido de la gra- cia cuando tentaba a Eva", observaba 61 (Didlogo 1). La naturaleza spiritual de los angeles no era compatible con el pecado de la carne, observaba de manera parecida San Juan Cris6stomo (Homilia 22 sobre Genesis 2, aqui p. 190). Observaron otros que los hijos de Dios no designan angeles (no obs- tante Job 1,8), sino mas bien los hijos de Set. Las fantasias de Henoc y de las Clementinas influyeron las especula- ciones de la Edad Media sobre los demonios en forma masculina o feme- nina: “incubos” o “sticubos”, sin olvidar ningtin sexo. La demonologia se ‘quedé obsesionada por la tendencia a confundir demonios y sexualidad. 2. Orgull {Cul es pues la naturaleza del pecado de los angeles? Esencialmente, un pecado de orgullo, hay acuerdo en esta afirmaciGn desde Sto. Tomas de Aquino. Se deduce de la naturaleza de los angeles: de 1a autonomia que la libertad les confiere y de su “esplendor” a la imagen espiritual de Dios (Toméds de Aquino, De malo q, 16 a2). Por otro lado, la tentacién que les inspira a los primeros hombres (“Seréis como dioses”, Gn 3,6) se parece ‘ala imagen de su pecado: para hacer de los hombres, hijos de Dios, “hijos del diablo”, segiin la expresi6n del mismo Jestis (In 8,44; 1 Jn 3,10.12). Esta era la opinién de Origenes, que identificaba la caida del prime- ro de los Angeles con la del rey de Tiro, apostrofado por Ezequiel (28,12- 19). De hecho, los términos desbordan poética y proféticamente todo lo que pudiera decirse de un soberano terrestre: Era el sello de una obra maestra, leno de sabiduria, acabado en belleza. 96 EL DEMONIO ,SIMBOLO 0 REALIDAD? Ean Edén estabas, en el jardin de Dios. ‘Toda suerte de piedras preciosas formaban tu manto: rubi, topacio, diarnante, crisélito, piedra de nice, jaspe, afiro, malaquita, esmeralda;(..) "-Querubn protector de alas desplegadas te haba hecho yo 6) Paiste perfecto en tu conducta desde el dia de tu ereacion, hasta el dia en que se hall en ti iniguidad, ‘Pero tu corazén se ha enorgullecido por causa de tu bel- dad: thas corompido tu sabiduria por causa de tu esplendor ‘Yo te he precipitado en tierra, ( Eres un objeto de espant 1 has desaparecido para siempre. Se ha intentado, desde hace mucho tiempo, analizar las motivaciones de este pecado narcisista. Para Scott, es un amor de sf mismo en ruptura con el amor de Dios Creador que implica el orgullo y lleva a la lujuria, Para Tomas de Aquino, es una independizaciGn de Dios, Satan se erige en Dios, en independiente del Creador, deseoso de encontrar su felicidad en él mismo. Esta ruptura y este repliegue irrisorios fabricaron su desdi- cha, Estas son las variantes de la opinién comin. El angel, dotado de su naturaleza espiritual y aut6noma, rehus6 ser dependiente respecto de Dios, fuente de su ser y de su felicidad. Prefirié su autonomfa cerrada a la adoracién y a la accién de gracias. Quiso independizarse de Dios y de su amor. Se hundié en su narcisismo. EI pecado de Lucifer Segiin muchos autores, Lucifer, el primero de los dngeles tanto en orden de creacién como en grandeza, lleg6 hasta querer hacerse Dios y reinar asf sobre los otros dngeles nacidos después de él. Enorgullecido de su esplendor, se hizo, como los reyes y poderosos de la tierra, el cen tro de su culto. Tal tentacién es verosimil, pues satin expresé la misma locura a Cristo: “Todo esto te lo daré, si cayendo a mis pies, me adoras” (Mt 4.9). Llevé su descaro hasta querer hacerse adorar por el Hijo de Dios abaja- {QUE SABEMOS DE LOS DEMONIOS? 97 do al rango de los hombres. Después de haber inspirado, o desviado en su provecho, los cultos paganos", como lo ensefia la Biblia, suscita hoy cultos formalmente satdnicos, mas numerosos de los que muchos ni ima- ginan (véase cap, 13). Algunos autores piensan que Lucifer, convencido de su prestigio y de su esplendor, sublevé a los otros dingeles contra el Creador, erigiéndose como su Dios, pues satan es el remedador del Creador. La guerra de los angeles Esta pretensién movilizadora suscit6 la guerra de los ngeles, ya evo- cada en Dn 10, 13-21, en la tradicién Judia (Henoc Etiépico 40,1) y en el Apocal - cap.6). Pero “Miguel y sus dingeles” (Ap 12,7), inferiores en naturaleza, fue- ton vencedores por la fuerza de Dios, La creatura suprema, que habia querido hacerse Dios, cayé de la gloria hasta el fondo del abis Desprecio por el hombre Se han buscado al pecado de los angeles otros motivos que pueden retenerse como complementarios, en referencia a los hombres. La tradici6n Judia habia ya observado que satdn, dngel cafdo, habia rechazado honrar al hombre -su inferior imagen de Dios (La Vida de Addn y Eva, 13,16). Mas profundamente, una tradicién cristiana piensa que la rebelién de satin fue provocada por el misterio de la encarnacién. Los angeles habfan rehusado adorar al Verbo encarnado: este pequefio animal humano, abaja- do a una naturaleza inferior a la de ellos, Habrian rehusado, al mismo tiempo, la superioridad de la Madre de Dios, de humilde linaje, y sin embargo, llamada a convertirse en la primera de las creaturas: La reina de los angeles y del mismo Lucifer. 18, Cuando ef demonio revela su nombre a algunos exorcistas, a veces, es el nom- tie de divinidades paganas bajo el que se oculta (resultado de un estudio realizado entre ‘una docena de exorcistas sobre los nombres de los demonios tales como ellos los reco- plevon; véanse agut pg. 251-252, cap. 17) 98 EL DEMONIO ,Si[MBOLO 0 REALIDAD? Envidia En esta tradicién, muchos autores atribuyeron en la antigiedad a satin un pecado de envidia respecto de los hombres. ;Envidiarian la extrafia preferencia que Dios manifiesta a este miserable animalillo, o bien el privilegio que Dios ha dado al hombre (Gn 1,28) de procrear, de lo que los angeles son incapaces? ;Ha quedado resentido y celoso de la realeza que ha dado Dios al hombre sobre el planeta Tierra, el mas mara- villoso de todos? {EI “principe de este mundo” ha querido defender su reino terrestre contra lo que le parecié una usurpacién? Es un hecho que el dngel cafdo siempre envidia al hombre y le profesa un odio sin tegua, redoblado de desprecio. Su lucha se ejerce sobre un doble campo de batalla: 1. Se deleita en hundir la debilidad humana, en degradar la sensuali dad y, especialmente, Ia sexualidad de los hombres, por debajo de los animales, haciendo de ellos esclavos de sus deseos desarreglados que terminan en autodestruccién, Pervierte sus instintos animales y les pre- cipita en lo grotesco: bulimia ruinosa y alcoholismo, erotismo desenfre- nado, perversiones sexuales, droga y tabaquismo. Es el gozo sardénico y la risa de satén. 2. Pero, todavia se afana encarnizadamente por hacer caer al hombre en su propio pecado, rebelandole contra Dios: de] pecado original a los amtiteistas modernos, de! marxismo al cientificismo que crefa poder abo- lir y remplazar a Dios. Los partidarios de la “muerte de Dios” Marx, Nietzsche y Freud se han convertido asi, en el siglo XX, en los guias privilegiados de varias generaciones: “los maestros de la sospecha”, — Satin se enfurece ante los santos que no ceden, fortalecidos de la gracia divina, Se desencadena para precipitarlos en la traicién y deses- peracidn. Lo ha logrado en los dos terrenos con Judas e hizo sucumbir en las negaciones al fogoso y generoso Pedro, Su odio culmina respec~ to de la Virgen Maria que ha tomado el primer puesto entre las puras creaturas, ya que ella ocupa el primer puesto en la jerarquia de los ami- gos de Dios-Amor: el trono perdido por Lucifer, el culto inmenso que satin hubiera querido arrogarse a titulo de su supremacta, por su humil- dad, Maria lo recoge... pero en Dios. El pecado de envidia no es, evidentemente, el pecado original del demonio, pero es el que inspira su encarnizamiento contra los hombres, Es por eso un pecado segundo y secundario en la érbita del primero. {QUE SABEMOS DE LOS DEMONIOS? 99 {Cudindo tuyo lugar la caida? Los tedlogos dudan sobre el momento de la cafda: desde la creaci6n de los angeles 0 poco después? {Habjan sido creados en condicién de naturaleza o habjan sido ya clevados desde el primer momento a la condicién sobrenatural (como Adin), pero sin gozar todavia de la visién beatifica, que recompensard a los ngeles buenos? Aceste respect, estin divididas las opiniones. Todos estin de acuer- do en pensar que el pecado, anterior a la ereacién del hombre, les preci- pits en la degradacién y la malicia generalizada. Gravedad del pecado de los angeles Los teélogos estén de acuerdo en la gravedad radical de esta culpa. Se fundan en las apreciaciones severas de la Biblia: —Dios interroga a los hombres después de su caida y los invita a ta esperanza, pero no dialoga con el demonio y el maldito (Gn 3, 12-15). — Reviste paternalmente de tinicas protectoras a la pareja pecadora, arrojada del paraiso. Pero maldice y degrada a la serpiente (Gn 3,14). Cristo, que hace todo para socorrer a las “ovejas perdidas” (=peca- doras), aparece sin compromiso ni consideraciones con el demonio en Jos exorcismos y condena sin apelacién stestos reprobados al fuego etemo, preparado para el diablo y sus ngeles (Mt 21.41) alrreversibilidad? ‘Su pecado es sin posibilidad de retorno, pues los Angeles no tienen la ambigtiedad, la maleabilidad, la convertibilidad que caracteriza al ani- mal racional, ni tiene sus capacidades de renovacién a través de la con- dicién temporal y material. El pecado del ser puramente espiritual es entero, todo de una pieza, compromete definitivamente su libertad y su entero destino. Este andlis coincide, en alguna manera, con la perspectiva de los fil6- sofos, segtin los cuales, toda creatura racional, incluso el hombre, no cjerceria durante su vida més que wn acto libre, comprometiendo toda su existencia, Esta elecci6n decisiva, preparada por todo un pasado, com- 100 EL DEMONIO ;SiMBOLO 0 REALIDAD? prometerfa irreversiblemente el porvenir. Sea lo que sea de es iién extrema, son poco numerosos los momentos determinantes en una vida, y esta ley interna de la libertad es radical para el nge! No es mis capaz de conversién que el hombre después de la muerte, tuna vez concluido su destino, més alld de las vicisitudes del tiempo. Esta constatacidn da una respuesta coherente al problema del Mal, Dios dio a los angeles y a los hombres la divina chispa de la libertad. Respeta la eleccion de ésta y no fuerza el amor, fuera del cual no hay sino desdicha, Esta constatacién satisface la I6gica, pero no el sentimiento. ,Cémo el Sefior de bondad tolera la desdicha eterna de las creaturas que ha crea- do El con un amor de Padre? Este punto misterioso de la doctrina ha suscit des, ado muchas perplejida-

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