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Enero-Febrero 2018
Revista Bimestral,
órgano de difusión
de la Sección Mexicana de la Sociedad Teosófica
Directorio
EDITORES
Enrique Sánchez Arrieta
Guillermo Reyes Hernández
Huauhtli Mariel Ramos
COLABORADORES
Miguel Palacios Moyotl
José Romano Muñoz
Juana Leonor Ruíz Quintero
Rubén Morales Blanco
María Guadalupe Fernández
Contenido
Editorial …………………………………………………………..…………………3
Annie Besant- la magia del verbo, JoséManuel Anacleto………. ..……………........4
Annie Besant-un tributo, Sarojini Naidu…....………….…………………………….16
Los poemas de Annie Besant, C.Jinaradajadasa…….……..…………………….18
La Condesa Wachtmeister refiriéndose a Annie Besant ,Isaac Jauli …………21
Annie Besant, el alma diamantina, C. Jinaradajadasa ..…………………………..23
La palabra náhuatl Teotl, traducida al lenguaje castellano equivale al concepto teológico de «Dios» , según el gran diccionario náhuatl
por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, con respaldo del INAH, por otro lado, puede ser una fuerza, un principio o una
energía, sacra o divina autogenerada, única y dinámica, que creó y continuamente genera, permea y gobierna el universo. Se manifiesta
de muchas formas, cíclica y regularmente, y en particular como dualidad. Teotl implica las ideas esenciales de devenir, movimiento y
cambio.
El problema, no es sólo que haya pobreza física, económica o alimentaria, el problema que enfrenta la humanidad,
es la miseria espiritual, por doquier podemos observar actos de egoísmo y de violencia, aún entre familiares,
naciones poderosas que avasallan a otras más débiles con el viejo argumento de que llevarán progreso y bienestar a sus
habitantes, la historia ha demostrado lo contrario. Las naciones invadidas son destruidas cultural y socialmente por aquellos que
les imponen sus propios "valores", a costa del dolor y la miseria de los más débiles creando en éstos, un sentimiento de desamparo
de la justicia divina, produciendo frustración y deseos de venganza. "Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los
hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias"(Don quijote de la Mancha).
¿Es la Teosofía la solución a éstos problemas?, Intrínsecamente lo es; pero no mediante la mentirosa oferta de un paraíso obtenido
por el perdón de dios, ni por medio de los sistemas de gobierno actuales que solamente los resuelven de manera parcial y efímera,
sino por la constante práctica del bien. Como es sabido, la fundación de la Sociedad Teosófica tiene el propósito fundamental de
crear las condiciones necesarias para el establecimiento de una verdadera fraternidad universal mediante la comprensión y
aplicación de las leyes eternas contenidas en el cuerpo de sus enseñanzas, principiando por el cumplimiento de sus tres objetivos
declarados. La Teosofía no ofrece recetas o soluciones "mágicas", muestra el camino para alcanzar el conocimiento que lleva al
hombre, no a conquistar a otros, sino conducirlo al conocimiento de sí mismo, reconociendo sus debilidades y fortalezas, las cuales;
son inherentes a su estado de conciencia actual. Nuestra presencia en la Sociedad Teosófica no es casual, es el fruto de las semillas
depositadas en el fértil campo del amor, a lo largo de nuestra dilatada existencia; es el cumplimiento de los anhelos de nuestras
almas por servir. Ser miembro de la Sociedad Teosófica no significa que automáticamente nos convertiremos en Teósofos, un
verdadero Teósofo, dice HPB, "debe conducirse con justicia y caminar humildemente“ y abunda: Sencillamente, que ha de olvidarse
de sí mismo por los demás.(Clave de la Teosofía), Seguidamente en el mismo texto cita a un miembro de la S.T; que a la letra dice:
"Lo que cada hombre necesita ante todo es estudiarse a sí mismo y hacer entonces un honrado inventario de su dominio subjetivo,
y por malo que éste sea, cabe la redención si con verdadera resolución se propone alcanzarla". ¿Pero cuántos lo hacen?. Todos
están dispuestos a trabajar por su propio desarrollo y progreso; muy pocos por el desarrollo y progreso de los más."(No está mal
trabajar por nuestro propio desarrollo, es nuestro deber hacerlo, porque...."Aquel, que nada tiene, nada puede ofrecer", lo que está
mal, es no compartir el fruto de ese desarrollo con los demás).Debemos prepararnos para servir de manera incondicional a toda
causa y propósito elevado, buscando siempre el bien común con la sabia guía de nuestro ser interno, desapegados de todo egoísmo.
No importa donde nos encontremos, el tiempo, el espacio y las circunstancias, no deben ser un obstáculo, sino una oportunidad para
contribuir al desarrollo y progreso espiritual de la humanidad de la cual formamos parte, si esto hacemos; si nos damos la mano
para levantarnos unos a otros cada vez que caigamos, estaremos dando pasos firmes para acercarnos a la práctica del ideal
teosófico que es: "LA TRANSFORMACIÓN MORAL DEL INDIVIDUO".
Fraternalmente:
Aunque Annie Besant haya escrito, en algún lugar, que sólo quería como epitafio para sí
misma el de que “ella procuró seguir la Verdad”, su figura es tan luminosa, que los más bellos adjetivos,
los más inspirados epítetos le fueron consagrados por muchos de los que pudieron conocer su
naturaleza impar. Entre tanto, para nosotros, la más expresiva de todas las imágenes se debe a
Charles Blech, Secretario-General de la Sociedad Teosófica de Francia a principios de siglo: “El Alma
de Diamante”, Annie Besant fue, sí, un alma de diamante – tan fuerte y tan delicada, tan bella y tan
resistente, brillando intensamente en tantas facetas, como si fuera la exponente de cada uno de los
Siete Rayos.
El padre de Annie murió días después de ella cumplir cinco años. Comenzó
entonces una época difícil para la madre viuda, tanto del punto de vista emocional, como
económico. Sin embargo, a los ocho años, cuando (con su hermano Henry y su madre) fue a vivir
para Harrow, a una antiquísima casa que se abría para un amplio jardín, de lujuriante arbolado,
Annie vivió un periodo feliz. Ella escribió, en su Autobiografía: “No había árbol al que no hubiese
trepado, y uno de ellos, un frondoso laurel de Portugal, era mi lugar predilecto. Allí tenía mi
cuarto y mi sitio, mi estudio y mi despensa. En ésta guardaba las frutas que podía coger
libremente de los árboles y, en el estudio, permanecía horas sentada, con algunos de mis libros
favoritos”.
El tipo de educación que recibía, tanto de la madre como de la Sra, Marryat, acentuaron
la natural religiosidad del carácter de Annie, para quien los sueños místicos, las visiones de hadas y
duendes, el entusiasmo al leer las historias de los primitivos mártires cristianos – que soñaba vivir en
ella misma –, la cita de los textos evangélicos, eran mucho más seductores que los quehaceres y los
placeres de la vida terrena cotidiana. Su devoción religiosa de aquella época tenía el sello de
arrebatamiento y de la generosidad que caracterizaron toda la vida de Annie – ella sólo sabía ser
auténtica y seria, no importaban las circunstancias ni el campo de actividad. Tal condujo a que, a los 1
9 años, sin jamás haber tenido enamorados o haber pensado en eso seriamente – pues sus ideales
habían sido “mi madre y el Cristo” –, se hizo novia del Reverendo Frank Besant, con quien se casó un
año y tres meses después. Su futuro marido interpretó como interés amoroso una convivencia que,
para Annie, no era nada más que la oportunidad de conversar sobre temas religiosos. Pillada de
sorpresa cuando Frank le pidió en matrimonio, permaneció en silencio, envuelta en sentimientos de
culpa por haber dado pie a tal situación; tales sentimientos, llevados al extremo, combinados con la
esperanza de que, como “esposa de un pastor, mejor que de otras maneras, tendría oportunidad de
practicar el bien”, la llevaron a vencer su “aversión al matrimonio” y a comprometerse. Ya novia,
intentó romper el compromiso pero no fue más allá de la tentativa, para no dañar a su madre, que
consideraba suprema deshonra si su hija faltaba a la palabra dada. Así, sin entusiasmo y sin
preparación, se casó (o mejor, se dejó casar). Liviandad e irresponsabilidad – pensarán algunos;
consecuencia de la diferente focalización de sus intereses (que la volvió menos sagaz y despierta
para las “cosas comunes”) y de un escrúpulo, sentido de lealtad y de no hacer daño llevados al
extremo – pensamos nosotros. Un amigo de Annie, comentó, a propósito, con extraordinaria exactitud:
“Como ella no podía ser novia del cielo, se hizo novia del Señor Frank Besant, que difícilmente sería
un sustituto adecuado”.
¿Qué dudas eran esas, que le quitaban el sueño muchas noches y la propia voluntad
de vivir? No eran las pequeñas superficialidades sociales con las que los llamados fieles (en verdad,
y salvo raras excepciones, completamente ajenos a la verdadera vivencia religiosa, salvo en el
sentido de, por precaución, hacer un seguro para el Cielo y su Protección Divina, adhiriéndose a la
secta religiosa predominante en su medio) se ocupan una, dos, tres veces en la vida, o que los
medios informativos realzan de los discursos papales o de otras autoridades eclesiásticas; tampoco
eran preocupaciones con su salvación personal mas, sí, en lo esencial: ¿“Puede, acaso, haber un
castigo eterno después de la muerte, como las Iglesias sostienen? Existiendo un Dios Bueno, ¿cómo
puede crear la Humanidad, sabiendo previamente (presciencia divina) que la mayoría de los hombres
sufriría para siempre las torturas del infierno? Existiendo un Dios equitativo, ¿cómo podía permitir la
eternidad del pecado, de manera que el mal fuese tan duradero como el bien? ¿Cómo explicar los
puntos de semejanza entre religiones tan antiguas y el Cristianismo, si había sido educada en la
convicción de que ésta era la única religión verdadera, siendo falsas todas las otras?
Estos y otros problemas similares tacaban en puntos tan importantes y serios para
Annie que (no encontrando respuesta satisfactoria, después de una exhaustiva búsqueda) le
impidieron de seguir considerándose cristiana o siquiera, como el marido pretendía imponer, de
participar en actos y ceremonias que presuponían que lo fuese. Delante de las más serias
interrogaciones sobre el sentido de la Vida, ella no podía fingir, ni para sí misma ni para nadie. (Años
más tarde al renunciar al materialismo, definió la exigencia que la verdad, fuese cual fuese, le
suscitaba, diciendo:”...no me atrevo a comprar la paz con una mentira; una imperiosas necesidad me
Así, cuando el marido le dio a elegir entre dos únicas opciones, la sumisión al
fingimiento o la separación, ésta fue inevitable, por muy incómoda, dura y hasta escandalosa que
fuese en la época. Siendo difícil, a seguir, la lucha por la sobrevivencia, bien más dolorosa fue la
pérdida de la custodia de sus hijos, impuesta en tribunal por hombres llenos de prejuicios religiosos.
La decisión se basó, exclusivamente, en las opciones filosóficas de Annie que, decían, no le
permitirían ser una buena educadora. Sin embargo, seguido de alcanzar la mayoría de edad y la
libertad de elegir, ambos, los dos hijos se juntaron a la madre, a la que continuaron adorando con
devoción y orgullo...
Así, en plena década de 1880, Annie Besant era una figura ampliamente reconocida y
famosa, especialmente en Gran Bretaña. A la vez, por detrás de su carácter voluntarioso y del vigor
de su inteligencia, existía un enorme corazón, lleno de ternura, que se expresaba a través de
Annie Besant llevó los libros para casa y, al leerlos se quedo asombrada. Los velos se
abrían. Allí estaban las ligaciones que preveía y buscaba, pero aún le faltaban, para acceder de la
ciencia puramente materialista a la ciencia del espíritu, a la filosofía integral, a la divina sabiduría
(”teo”+”sofía”). Le damos de nuevo la palabra: “¡Cómo me era familiar el asunto!¡ Cómo volaba mi mente,
presintiendo las conclusiones! ¡ Cuán natural me parecía el tema, cuán coherente, sutil e inteligible”.
Estaba maravillada, ofuscada por la luz que me mostraba tantas partes de un grande todo y resolvía
todas mis dificultades, enigmas y problemas”.
“Encontré a H.P.Blavatsky sola, me aproximé a ella, me incliné y le besé sin decir una
palabra, – ‘¿Usted ingresó en la Sociedad?’ – Sí – ¿Leyó el relato?’ – Sí – ?¿Y entonces?’ Caí de
rodillas, apreté sus manos entre las mías y, mirándole a los ojos le respondí: – ‘¿Quiere aceptarme
como discípula y darme la hora de proclamarle al mundo como mi instructora?’ Su austero semblante
se modificó e irreprimibles lágrimas le llenaron los ojos, después, con una dignidad más que regia,
colocó su mano sobre micabeza, diciendo: ¡Qué noble mujer es usted! ¿Qué el Maestro le bendiga!
De hecho, en los años siguientes, y a lo largo de los restantes 44 años y medio de suvida,
Annie Besant no perdió oportunidad de defender a su gran Amiga (a la que comprendió más íntima y
profundamente que nadie), de dar a conocer al mundo su obra, de poner de relieve su inmensa
Sabiduría y noblísima estirpe. Lo hizo de modo sereno, inequívoco, entusiasta – con el extraño sentido
de gratitud y honradez que siempre le caracterizó. Es un dato muy curioso y simbólico que el contenido
del primer libro de Annie Besant editado después de haber asumido la Presidencia de la Sociedad
Teosófica (“H.P.Blavatsky y los Maestros de Sabiduría”) sea justamente una vigorosa defensa de H.P.B.
En este artículo, sin embargo, interesa especialmente realzar que también H.P.B., se
refirió de forma repetida – y altamente elogiosa y enfática – al cariño, atracción y admiración que A.B. le
despertó. Citamos algunas palabras escritas por el propio puño de Helena Blavatsky: “Mi amiga y
colega, Annie Besant, que es hoy mi brazo derecho”; “Los discursos fueron dados por Sinnett y
otros pero, no es necesario decir, nadie habló tan bien como Annie Besant. ¡ Oh, Cielos, cómo
habla esta mujer! Espero que usted pueda oírla”; “Qué mujer de gran corazón, noble y
maravillosa es ella!”; Y sintetizando todo en una frase, así definió H.P.B. a Annie Besant: “única,
incomparable”.
De esta forma, habiendo convivido con ella sólo dos años (bastante menos que
con otros compañeros de trabajo), Helena transmitió a Annie la lideranza espiritual, del núcleo
más interno, de la Sociedad Teosófica (permaneciendo el Coronel Olcott como su Presidente) e
hizo constar claramente su voluntad, antes de desencarnar, en Mayo de 1 891 (aunque ya lo
pensara interiormente desde pocos meses después al primer encuentro con Annie Besant; ver,
en relación a esto el Cap. 28 del libro “When Daylight Comes”, de Howard Murphet, cit.).
De ese modo, A.B. se entregó al nuevo trabajo, que abrazó con toda la fuerza del
alma, con una generosidad que jamás midió sacrificios, con un ánimo inquebrantable de luchadora,
entretejido en una espontánea afectividad, en una amplia cultura y en un genio literario y oratorio
que rápidamente hicieron de ella la más celebrada figura de la Sociedad Teosófica. Representó,
de esta forma, una fuente de prestigio, de brillo y de solidez para la ST, contribuyendo más que
nadie para su rápido crecimiento en número de miembros y en pujanza en el mundo.
Poco tiempo (tres meses) después de su adhesión, disponía su casa para ser la sede
de la ST de Inglaterra, ya que era imposible seguir pagando la anterior localización. Su contribución
para el crecimiento de la biblioteca de la sede mundial de la ST en Adyar (un importante centro de
estudio no sólo para teósofos como, también, para innumerables estudiosos y eruditos) fue igualmente
relevante en los años que siguieron.
Fue, no obstante, como conferenciante que su trabajo alcanzó mayor brillo y fulgor. Tal
había sido anticipado por H.P.B. cuando, confirmando una importante experiencia espiritual de Annie
(en Fontainebleau, en el Verano de 1889), señaló que su trabajo principal sería “La Magia del Verbo”.
Se cuentan por millares las conferencias que Annie Besant dio, llegando a disertar tres en el mismo
La IndiaBien-Amada
Aunque continuaba a viajar por todo el mundo, transportando su entusiasmo, sus siempre
nuevas iniciativas, su palabra inspirada y alentadora, fue en la India que, a partir de 1 893, Annie
encontró su hogar. Fueron verdaderamente impresionantes su dedicación para el renacimiento de la
cultura y de la espiritualidad hindú, su amor por las gentes entre las que eligió vivir, su constante
atención a los problemas contemporáneos y a las perspectivas futuras de la vieja Âriavarta [3] . Ella fue
una valiente anticolonialista avant la lettre, con la singular peculiaridad de ser nativa del país
colonizador. Dirigiéndose a los pueblos occidentales, en un texto significativo, escribió en algún sitio: “La
India tiene mucho para ofreceros en el dominio religioso. Os puede dar una religión científica, cosa que
mal siquiera podéis imaginar. Aquí (en Occidente), la religión, frecuentemente, no es más que una
creencia ciega o un delirio emocional. En la India, la religión es intelectual y científica. La psicología hindú
hace parte de la religión. La India comprende el mental y el espíritu, y sabe como pueden ser
desenvueltosy entrenados. En lo que Oriente y Occidente, en cuanto a eso, difieren, es que la ciencia
occidental está limitada al mundo físico en cuanto la India es científica en su religión y conduce la
ciencia en el dominio de la psicología, preferentemente al dominio físico “(L´Avenir Eminent, 1916,
Editions Théosophiques, París). Es digno de notar la anterioridad con que esto fue proclamado en
relación al gran interés que muchas eminentes figuras de la ciencia, desde hace 30/35 años, vienen
demostrando por la espiritualidad oriental. No debemos omitir la gratitud y la justicia a quien la merece:
tal vez aún hoy (los que no tenemos el estúpido complejo de superioridad de nuestra deshumana y,
tantas veces, brutal y tiránica civilización euro-americana) no nos hubiésemos dado cuenta de los
tesoros de la vieja y profunda filosofía y psicología oriental, si no fuese por la pionera determinación de
Helena Blavatsky, Henry Olcott, Annie Besant...
Así, Annie Besant es una referencia ineludible de la historia de la India. Ese hecho es
plenamente reconocido por Gandhi, Nerhu y otros líderes indios (ojala, sin embargo, hubiese sido mejor
comprendida). A cierta altura, Besant y Gandhi divergieron políticamente, lo que nunca puso en causa
una mutua admiración. En el 1º centenario del nacimiento de A.B., él dijo: “Cuando la Sra. Besant vino a
la India y cautivó a todo el país, entré en íntimo contacto con ella y, aunque tuviéramos diferencias
políticas, mi veneración por ella no se enfrió nada. Espero, pues, que las celebraciones sean dignas de
esa gran mujer”. Al contrario de M. Gandhi, Annie preconizaba una transición más gradual y menos
populista, daba prioridad a una verdadera reeducación de los hindúes (que despertase su antiguo
esplendor) y apostaba en el debilitamiento de las tensiones internas, sintetizando todo en la paráfrasis:
“¡ De qué le valdría a la India conquistar el mundo, si perdiese su alma!”. El futuro mostró que ella tenía
razón.
Annie nunca tuvo miedo de enfrentar al mundo para exponer sus ideas, siempre más
amplias. Era una verdadera fuerza, hablando, escribiendo y actuando con un saber hacer tan
primoroso, que constituía una autoridad natural, llena de afectuoso encanto y,no obstante, de sobria y
elegante altivez – nunca soberbia – delante de la limitada mentalidad común. Como invariablemente
acontece con todos los grandes pioneros de la evolución humana, sufrió varios sinsabores y muchos
ataques – pero siempre por la calumnia y por la astucia, jamás con valentía y frontalidad. Mismo las
disputas entre terceros (sus colegas de trabajo) se aplacaban “por respeto a Mrs. Besant”, “por
consideración a Mrs. Besant” o simplemente se desvanecían delante de su presencia tan digna y
poderosa. Eso sólo dejo de ser así cuando, en el crepúsculo de su existencia, su corazón de león se
despedazó y cayó enferma.
La Ardiente Peregrina
Alguien escribió un libro sobre Annie Besant con el título “The Passionate Pilgrim”. Eso fue ella –una
ardiente peregrina, una apasionada guerrera que jamás se permitió dejar que se perdiese el
estandarte que se le confiara. Usando una expresión popular, de ella se puede decir que “ trabajaba en
serio”. Su ritmo de trabajo era impresionante: cerca de 15 horas por día, incluso con 80 años. Qué
grande, qué extraordinario ejemplo de quien, no obstante, tenía una vida interior tan rica y preciosa!
Para nosotros, Annie Besant representa el poder y la inspiración de un mar inmenso de estandartes de
todos los colores, inscritos con los más bellos símbolos de la creatividad humana.
El final de su vida quedó oscurecido por el dolor de ver – justamente cuando la fuerzas,
al fin, le comenzaron a escasear – como algunos de aquellos en quienes más depositara su amor y su
esperanza abocaron en actitudes insensatas, de extremos opuestos (y, por eso, conflictivas).
En 1931 , cerca de los 84 años, como resultado de una caída, se debilitó hasta el punto de
tener que pasar gran parte del tiempo en la cama. Reunió todas las fuerzas que le quedaban para la
Convención Teosófica del final de 1932 y, a partir de ahí, su fuerza vital fue abstrayéndose, hasta fallecer,
el 20 de Septiembre de 1933 (homenajeada en los días siguientes por decenas de millares de
personas), con casi 86 años de una existencia consagrada a estudiar, amar y servir. A su lado estaban
dos de los compañeros que, a pesar de todo, mejor pudieron compartir su labor y sus anhelos:
C.W.Leadbeater y (cogiéndole la mano) C. Jinarajadasa, que sería Presidente de la Soc. Teosófica
entre 1946 y 1953. En el órgano oficial de esta institución (“The Theosophist”), en el número de Octubre
de 1933, finalizó el anuncio de la muerte de Annie Besant con estas palabras:
“¡Vuelve en breve, Oh combatiente, y dirígenos una vez más!
Todo el mundo, todo lo que queda del mundo civilizado, está unido en la celebración
del aniversario del nacimiento de alguien que nació lejos, muy lejos de India, una pequeña niña
risueña, una niña como cualquier otra, que vertía las mismas lágrimas, reía de igual modo, que
bailaba al sol. Y quién podría haber predicho hace cien años que esta niña crecería y se convertiría
en una de las figuras inmortales de la historia. Todo el mundo sabe la historia de los primeros años
de Annie Besant. Cuando en su juventud, ella mostró algunos signos de ese espíritu activo que la
convirtió en una de las más grandes rebeldes del mundo. Pero no fue hasta que pasó por un largo
aprendizaje en Inglaterra -hasta que llevó a cabo sus primeras guerras contra la injusticia, hasta
que en la camaradería de grandes reformadores enseñó el evangelio de la emancipación para la
humanidad¬- que ella llegó a la India.
Yo tenía quince años, era una niña soñadora. Y cuando esta mujer, en el esplendor de
su madurez llegó a India, resonó en una nación asombrada como la figura de alguna diosa que
recobra vida. No era bella en el sentido común, era majestuosa, y yo que he visto tantas reinas en
mi vida, nunca vi una tan imponente, una cuyo prestigio tuviera un efecto tan inmediato y duradero.
Ella llegó como un peregrino buscando el sendero de la sabiduría que pensó la gente de la India
podría enseñarle. Pero cuando descubrió que India había perdido su propia herencia, cuando
descubrió que los hijos e hijas de esta antigua tierra ignoraban su propia cultura, su gran filosofía, su
propia iluminación, ella misma se transformó en maestra.
Y es como maestra que la conocí. Su oratoria era incomparable, los gestos de su mano
cuando hablaba, ¡ el brillo de sus ojos cuando giraba para dirigirse a la audiencia! Cada fibra de su
ser era un éxtasis de dedicación a la causa de la India. Su primer trabajo fue a favor de la educación,
el fundamento mismo de la civilización. En la ciudad donde comenzó su primer trabajo a orillas del
Ganges, está su monumento más perdurable. Su trabajo educativo todavía no puede ser valorado.
Su trabajo de reforma social, y su primera batalla contra toda forma de injusticia, aún debe encontrar
un historiador con la verdadera perspectiva para apreciarlo. Pero ella es muy conocida en India,
como lo es para el mundo actualmente, y es claramente recordada por su gran trabajo político. Es
tan extraño que haya sido una mujer europea, extranjera de nacimiento y ciertamente más india que
todos nosotros, quien nos enseñara que la libertad era nuestro derecho por nacimiento, y que ningún
sacrificio era demasiado grande como para lograr esta libertad. A lo ancho y a lo largo del país ella
voló sobre las alas de la inspiración y reavivó los corazones dormidos de nuestra gente
devolviéndolos a la vida.
Recuerdo muy bien la gran sorpresa que tuve al descubrir estos poemas hace diez
años. En Inglaterra nadie estaba consciente de que ella había escrito poesía, y yo no había oído
nada sobre su talento poético, aunque todos sabían qué maravillosa poeta era en sus ideas y en su
dicción en la oratoria.
Tres años más tarde, el Sr. Voisey publicó su Libro de Plegarias Revisado, y la Sra.
Besant contribuyó con los tres poemas siguientes. El primero es muy conocido en la India, porque
la Sra. Besant vivió según sus palabras: La acción osada es la única plegaria.
Quien, amando a todos, a nadie menosprecia, Al cavilar, en reto debe tornase la fuerza Vacuo
Ypuede con el peor simpatizar, como el aire es el rogar,
Quien verdadero mártir muere, La acción osada es la única plegaria, Entonces,
Su plegaria es de verdad. aprende a orar.
Es notable que en estos tres poemas tenemos, por un lado, la aspiración a la acción heroica en
nombre de la humanidad, y por otro, la comprensión de la idea que Dios tiene de sí. Como los poemas
se escribieron en 1 875, han pasado cuarenta y dos años de tormentas y tensión, y la acción heroica,
con la aspiración a comprender el gran Ser de Todo, ha sido la base de la vida de la Sra. Besant. Los
poemas muestran cómo, si la Sra. Besant se hubiese inclinado más hacia la poesía, habría creado
bellos y numerosos poemas. También nos muestran el porqué la Sra. Besant es reconocida como la
más grande oradora en vida, ya que cuando un alma es heroica en cada fibra de su ser y una artista en
cada uno de sus instintos, esa alma en acción solo puede ser poeta y profeta, patriota y líder.
Kokin Wakashu
La autobiografía de Besant, escrita en 1893, describe su vida hasta 1891 , el año que
marca el fallecimiento de Madame H. P. Blavatsky (HPB), Co-Fundadora de la ST junto al Coronel Henry
Steel Olcott. La autobiografía de Annie Besant revela tantos eventos asombrosos, que es una de las
biografías más fascinantes que puedan leerse. Pero el año 1 891 sólo marcó el punto medio de su
memorable e incomparable vida.
Uno de esos eventos involucró a W. Q. Judge, que prosiguió luego de la partida de HPB y
que produjo muchos interrogantes en algunos miembros de la ST alrededor del mundo. Al respecto,
me gustaría compartir los siguientes hechos sobre la vida de Annie Besant, puestos en circulación en
un mensaje privado impreso por la Condesa Constance Wachtmeister en tal controvertido momento
('H.P.B., y la Presente Crisis en la Sociedad Teosófica', por Constance Wachtmeister, Women's Printing
Society, 66, Whitcomb St., Ltd, Londres, W.C.: blavatskyarchives. com/theosophypdfs/wachtmeister_hpb
_and_the_present_crisis_1895.pdf
HPB siempre me dijo que su sucesor sería una mujer, mucho antes de que Annie Besant
se hiciera miembro de la ST. Ella hizo algunos intentos con diferentes personas con la esperanza de
encontrarla, pero no tuvo mucho éxito, así que se deprimió y desanimó mucho, y dijo 'Ya no queda
nadie para tomar mi lugar cuando me marche'. Sólo fue cuando Annie Besant se unió a la Sociedad
que su esperanza revivió, porque parecía sentir que en ella había encontrado un sucesor. HPB me dijo
esto.
TEOTLSOFIA, ENERO-FEBRERO 2018 21
Pero la Condesa tenía serias dudas sobre esta candidata que HPB había
encontrado y continúa diciendo:
Yo estuve tan desanimada con los fracasos anteriores [los fracasos con los sucesores
potenciales], que estaba determinada a protegerme y a no aceptar a Annie Besant a
menos que estuviera completamente convencida de su desinterés de propósito y de su
integridad. Pensé que también era posible que fuera una mujer ambiciosa, que se había
integrado a la Sociedad Teosófica con la idea de gobernar y de tenerlo todo bajo su control,
así que la observé minuciosamente, examinando cada acción desde este punto de vista.
Sin embargo, gradualmente la Condesa cambió de parecer desde que escuchó sobre la vida de
Besant, una vida de sacrificio constante y de esfuerzos por corregir sus propios errores. Con un
poder de voluntad indomable, supo superar los obstáculos que se le presentaron. En palabras
de la Condesa: 'Me veo obligada a confesar que mis suposiciones han sido injustas y erradas'.
La prueba que terminó de convencer a la Condesa la expresó de esta manera:
Un día vi a Annie Besant envuelta en una nube de luz, del color de la del Maestro. Él estaba
parado a su lado con la mano sobre su cabeza. Yo dejé la habitación y rápido corrí donde
estaba HPB y hallándola sola le dije lo que había presenciado y le pregunté si esto era una
señal de que el Maestro había escogido a Annie Besant como su sucesora. HPB replicó 'Sí' y
luego se alegró de que lo hubiera visto.
La condesa deja muy claro en su mensaje que durante el último año de vida de
HPB, cuando vivía en Avenue Road, Besant pasaba algún tiempo con HPB cada tarde
recibiendo enseñanzas ocultas. Y antes de que Besant partiera rumbo a América con un
mensaje de HPB para los Hermanos Americanos, HPB le dijo a la Condesa:
La Condesa señala finalmente que HPB escribió una carta a W. Q. Judge con
fecha 27 de Marzo de 1891 , de la que ella poseía de una copia. En esta carta HPB
describió a Besant como: ...el alma de honor y de veracidad sin concesiones... un diamante
inquebrantable,... tan transparente que nadie puede ver lo lleno que están sus bordes, de
puro entusiasmo y Teosofía inalterable. INEGOÍSMO Y ALTRUÍSMO son los nombres de
La Condesa termina su mensaje diciendo: 'Luego de que HPB falleciera en Londres, fui notificada de
que el [su sello] anillo se le entregara a Annie Besant según sus indicaciones expresas; supe entonces
que Annie Besant era su sucesora'.
Finalmente podemos decir que 'para conocer a un ser humano, tenemos que conocerlo desde
su nacimiento hasta su muerte'. Estas son palabras de la Dra., Annie Besant, pero no podemos
omitir el considerar los incidentes narrados por la Condesa Wachtmeister, que nos ayudan a
tener una visión de esta gran alma que difundió las enseñanzas Teosóficas alrededor del
mundo y supo cómo hacer para que llegaran a miles de corazones.
Su denuncia de la opresión
Pero una notable característica suya brilló de allí en adelante, especialmente su apasionada
La siguiente fase en su vida está marcada por su convicción de que puesto que
la religión no ayudaba y no le daba oportunidad de progresar a la humanidad, la única
solución posible parecía estar en la ciencia, así es que emprendió el estudio científico. Su
plan era obtener el grado de Licenciada en Ciencias en la Universidad de Londres y luego
una Licenciatura en Medicina. Ella aprobó el examen de Admisión de la Universidad de
Londres y luego el examen intermedio con honores en todos los temas requeridos. Por lo
tanto, vemos que ella tenía un cerebro científico muy bueno. Pero ¿por qué no continuó con
el examen de Licenciada en Ciencias? Ella lo explicó. Había un examinador en la Universidad
que le dijo de antemano que por brillantes que fueran los trabajos de investigación
requeridos no los pasaría, porque le tenía una fuerte antipatía por su ateísmo y por ciertas
actividades suyas hacia las multitudes, las que él consideraba inmorales, así es que ella
tuvo que abandonar sus estudios universitarios.
El Folleto Knowlton
Este periodo fue seguido pronto por el del famoso folleto Knowlton. Un individuo llamado
Knowlton había publicado en EEUU un folleto sobre el control de la natalidad, que había sido
reimpreso en Inglaterra en 1 833 y nadie había hecho ninguna objeción. Entonces un hombre en
Bristol lo reimprimió en 1884, pero agregó algunas ilustraciones pornográficas que no estaban
En esta fase de su vida como atea, la Dra. Besant dictó algunas brillantes
conferencias sobre Ateísmo. Ella no creía en Dios, creía que era solamente por medio de la
ciencia que podía haber algún tipo de felicidad para la humanidad. En esta época, un poeta
inglés, Gerald Massey, vio que ella, aunque atea, estaba siempre defendiendo la causa del
oprimido, y escribió un poema que es de lo más sorprendente porque nunca la conoció;
solamente sabía acerca de ella. Pero en este poema la describió tan brillantemente como
nunca se había hecho antes.
Fue en esta época que la Dra. Besant estaba fascinada con la India y escribió
una serie de cuentos muy ocurrentes para niños, “Biblioteca para Padres Jóvenes”, publicado
en 1885. En la primera historia, “El Ganges y la Doncella del Río”, da una descripción de India,
aún antes de verla. También escribió historias acerca de Hipatia y Bruno (ella nada sabía en ese
momento del misterio detrás de estos dos mártires, que fueron sus propias encarnaciones
pasadas), dos personajes que dejaron un mensaje inolvidable a la humanidad. También deseo
mencionar que escribió un folleto llamado “La Historia Natural del Diablo Cristiano”. Puede que
estuviera muy fascinada con su sátira de las tradiciones cristianas; esta faceta del diamante es
algo muy atractivo.
Métodos Constitucionales
Llega a la Teosofía
Es en esta época que la Dra. Besant llega a la Teosofía. Ella narró todo esto en su
Autobiografía. En esta época solamente había unos pocos libros de literatura teosófica, Isis sin
Velo, El Mundo Oculto, Buddhismo Esotérico y La Doctrina Secreta. Después que la Dra. Besant
se convirtió en teósofa, hizo algo que ningún otro habría hecho. Tomó las verdades de la
Teosofía de estos libros y las presentó en conferencias públicas, llenas de idealismo y belleza.
Éste es el notable don que ella tenía; presentó todas estas maravillosas Verdades con belleza.
Siempre la encontramos dando a nuestro trabajo teosófico un aspecto que nunca existió antes.
Particularmente pienso en una conferencia suya, que no escuché porque estaba en América
en esa época. Era una conferencia sobre la “Vida Espiritual para el Hombre de Mundo”, dada
en la Sociedad de Abogados de Londres, exquisita en su forma, no podía haber una
presentación más artística de un gran tema. Uno puede tomar esta conferencia, analizarla
sección por sección, y ver cómo se presentó el tema en conjunto con una perfecta simetría.
La Dra. Besant me dijo una vez que Robespierre es uno de las grandes figuras
patéticas de la historia, porque él vio un ideal a realizar pero no tenía la fuerza para hacerlo. En
vez de ser él quien creó el Terror, para ella el Terror creció para ser lo que fue, a causa de que
retiró su mano guiadora. Ciertamente las últimas páginas de su capítulo sobre Robespierre al
describir su fin, dejan una profunda impresión sobre la mente del lector.
Investigaciones clarividentes
Desde muy temprano en su vida ella fue “observada” por su Maestro y escuchó Su
voz. Cuando joven y estando desesperada, consideró suicidarse a causa de la completa
desdicha de su vida matrimonial. Cuando tuvo la botella de cloroformo en su mano escuchó una
voz diciendo: “Cobarde, cobarde, quien sueña con el martirio y no puede ni siquiera soportar
unos pocos años de dolor”. Esto sacó a relucir el espíritu guerrero en ella y arrojó la botella de
cloroformo por la ventana. Luego, durante su fase de Socialismo y Fabianismo, una noche en
su oficina en Fleet Street, cuando estaba desesperada porque la Verdad parecía inalcanzable,
escuchó la misma voz que le hablaba: “¿Estás dispuesta a sacrificar todo para encontrar la
Verdad?” Y ella respondió “Sí Señor”. Entonces la voz continuó: “La encontrarás pronto”. Unas
pocas semanas después su amigo William T. Stead, editor de The Review of Reviews, le envió
dos volúmenes de La Doctrina Secreta de H.P.Blavatsky. Ella los leyó, vio donde se encontraba
la Verdad y pidió al Sr. Stead que le presentara a HPB.
Esta es una rápida descripción de esta alma diamantina resplandeciendo con brillantes colores.
Pueda que todos algún día adquiramos algo de la cualidad de brillo y resistencia de esta alma
diamantina que era la verdadera naturaleza de la Dra. Annie Besant.