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La Asunción: Santa María del Cielo

Xabier Pikaza
13 Agosto 2010
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php

El 15 de Agosto celebra la Iglesia católica la Fiesta de la Asunción de María, la Madre de


Jesús. No es una fiesta que se expresa en forma conceptual (en un plano de dogma), sino
en un plano simbólico, de descubrimiento gozoso de la gran Figura de la Mujer Celeste,
que es ahora signo de la nueva Humanidad.

Ésta es una fiesta bíblica, vinculada al más cordial y enigmático de todos los libros de la
Biblia, el Apocalipsis, donde aparece el signo de la mujer celeste. Por eso, la lectura básica
de ese día es el Apocalipsis 12. Ahora quiero ofrecer un comentario de ese texto
fascinante, para los que tengan tiempo de meditar este día.

Tomo mi reflexión de un comentario al Apocalipsis (Estella 2000), siguiendo unos temas


que he venido exponiendo este año de forma detallada (comentando precisamente el
libro del Apocalipsis) detallada. Buen día a todos, un día con la Mujer Celeste signo de
salvación, que para los católicos se encuentra asociada a la madre de Jesús (a Israel, a la
Iglesia). Otro día hablaré de Santa María de la tierra y de la historia (aunque bien leído
este tema de Santa María del Cielo habla también de las mujeres y los hombres de la
tierra)

El texto. Apocalipsis 12

Mujer y Dragón en el cielo

Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol, con la luna bajo sus
pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. 2Estaba encinta y gritaba en la
angustia y torturada de su parto.

Entonces apareció en el cielo otra señal: un enorme Dragón de color rojo con siete
cabezas y diez cuernos y una diadema en cada una de sus siete cabezas. Con su
cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra.

Y el Dragón se puso al acecho delante de la Mujer que iba a dar a luz, con ánimo de
devorar al hijo en cuanto naciera. La Mujer dio a luz un Hijo varón, destinado a
regir todas las naciones con vara de hierro; y su Hijo fue raptado (=elevado) hasta
Dios y hasta su Trono. Mientras tanto, la Mujer huyó al desierto, donde tiene un
lugar preparado por Dios para ser allí alimentada durante mil doscientos sesenta
días… (Ap 12, 1-6).

1
– Una Mujer, vestida de Sol (La Gran Señal: Ap 12, 1-2),

Una mujer, vestida de sol, con la Luna bajo sus pies y una Corona de doce astros sobre su
cabeza (12, 1). Es figura del cielo con sus signos principales (sol, luna y estrellas).
Posiblemente debamos interpretarla como Virgo, un signo del zodíaco.

En el principio del gran drama de la historia, como expresión de Dios y sentido de la vida
humana se presenta ella. Está encinta y grita en la angustia y tortura del dar a luz (12, 2).
Las diosas celestiales (de tipo helenista) giran sin cesar en su cielo, nunca se angustian, no
deben dar a luz.

Esta mujer, en cambio, es maternidad dolorida. ¿Quién ha cohabitado con ella? ¡No se
dice! El varón no aparece. O quizá no tenga varón: es mujer fecunda por sí misma,
expresión del más hondo principio divino de la vida. Se ha abierto el templo israelita, se ha
mostrado el Arca de la Alianza para que podamos descubrirla. ¿Quién es? No parece
diosa; es figura del pueblo israelita, pronto a dar a luz a su Mesías.

– Un Dragón rojo. Es la otra señal en el cielo (12, 3).

En principio, el Dragón puede ser figura ambivalente o positiva (cf. Est 11, 2-12). Pero en
su conjunto, dentro de la Biblia, representa al enemigo grande, Serpiente Tannín,
monstruo de las aguas, hidra de siete cabezas, que Yahvé derrotó para fundar la historia
buena (cf. Is 27, 1; Sal 74, 13; 91, 13; Job 7, 12; 26, 13)

Más aún, el Dragón es símbolo del enemigo mitológico de Dios en muchos pueblos. Este
Dragón rojo (sangre y muerte) tiene siete cabezas, como quiere el mito (siete es
perfección, aquí perversa). Tiene diez cuernos, que expresan el poder, en signo que
parece tomado de Dan 7, 7.24 donde los cuernos son la fuerza destructora de la Bestia
que se opone a los santos de Israel. Las diademas simbolizan gloria en sus cabezas.

Mujer y Dragón.

Forman una pareja simbólica primordial, en muchos mitos. Suele hablarse de una mujer
buena, perseguida por un Dragón perverso, pero liberada por un héroe que la protege
para casarse con ella. Es muy posible que ese mito esté en el fondo de nuestro texto,
como indica su fin feliz (al fin se casan mujer y salvador); pero aquí ese salvador es el
mismo hijo de la mujer, amenazado antes por el Dragón; es posible que aquí devorar al
Hijo no significa matarlo, sino apoderarse de él para llevarle por un camino distinto al
Dios.

Paremos un momento. Podemos suponer que la Mujer ha salido del templo de Dios, como
fuente de vida que brota de su fuerza creadora (como Eva de paraíso). ¿De dónde brota el
Dragón? Conforme al mito antiguo, existía por sí mismo desde siempre. . Estaba ahí, no
debía explicarse su origen. Para Juan, en cambio, su figura plantea problemas: ¿Lo ha

2
creado Dios perverso? ¿Es ángel caído? Más tarde, lo identificará con el Diablo, serpiente
antigua de Gen 3 (cf. Ap 12, 9). Por ahora no explica su figura, deja que el mismo texto la
interprete.

Mujer sin marido, madre celestial.

Esta mujer de cielo, acompañada de (amenazada por) el Dragón: este signo es más fuerte
que todas las razones, más misterioso que todas las interpretaciones. Sólo por ofrecer
este signo astral y humano merece la pena el Ap. Al añadir que el Dragón mueve la cola y
barre con ella una tercera parte de las estrellas del cielo, arrojándolas a la tierra (12, 4a)
puede ofrecernos un bello juego literario: ¡cómo es fuerte este animal simbólico en el
cielo!

Pero este signo dice más: expresa el origen del mal: el Dragón es el ángel más potente de
los cielos que no ha querido servir a la mujer (humanidad) y de esa forma ha arrojado del
cielo a una tercera parte de los astros, ángeles de brillo que le siguen. Esta es la
interpretación más coherente a partir de los apócrifos apocalípticos (cf. 1 Hen; Jub; Vita
Adam). Sea como fuere, se enfrentan Mujer y Dragón.
Antes de trazar ninguna teoría explicativa debemos fijarnos en ellos. Hay aquí una Mujer
sin marido (humanidad); y hay un Dragón que se opone a la mujer porque desea el fruto
de su vida. Ella es generación, dar vida. Él es envidia hecha asesinato: devorar la vida
ajena. En el origen, no hay varón y mujer (Adán y Eva, como en Gen 2) sino Mujer y
Dragón.

La mujer es positiva: simboliza la humanidad (Eva como madre de vivientes: cf. Gen 3, 20);
no es persona diferenciada, sino maternidad que incluye a varón y mujer, no en cuanto
personas individuales , sino en cuanto portadores de vida.

El Dragón, en cambio, es principio de muerte, signo del asesinato: vive de matar; quizá
podamos identificarlo con un tipo de varón que crece (encuentra su identidad) en la
violencia, devorando la vida que otros engendraron, el Hijo de la Mujer.

¿Madre de Jesús? ¿Madre ideal, mujer oprimida?

La mujer de Ap 12 ha sido interpretada en forma popular como Madre de Jesús y


venerada como expresión suprema de lo femenino. Ella es a veces signo de la Diosa
originaria, pero aquí ha de verse a la luz del drama de Ap: en oposición a la Prostituta de
Ap 17 (y de 2, 20-23), en el camino que lleva a la Novia de 21, 9. Al principio está la madre;
al final la Mujer-Novia. Por eso no la podemos entenderla sólo como eterno femenino de
belleza celeste ni como mujer oprimida, sino como signo que vivo que va cambiando a lo
largo del libro del Apocalipsis, signo de la vida que triunfa del mal y de la muerte

Mujer del Apocalipsis, todas las vírgenes del cielo.

3
Muchas representaciones de la Madre de Jesús (y la misma liturgia católica de su Asunción
al Cielo) asumen los símbolos de la Mujer de Ap 12. La más famosa es la Virgen de
Guadalupe de México. Pero a su lado podemos citar cientos y cientos de vírgenes celestes
que llenan la geografía sagrada del viejo mundo católica.

Tanto el Ap 12 como el conjunto de la iglesia católica han tenido que acudir al mito para
decir lo indecible, mostrar lo indemostrable: el origen positivo de la vida (Mujer), el riesgo
envidioso, violento, de la muerte (Dragón). Se puede y debe suponer que esa muerte
pertenece a lo demoníaco, como dirá luego Ap 12, 9, pero todavía no hace falta explicarlo.
Quizá es mejor pensar que forma parte de la misma estructura de violencia de la historia
humana: antes que realidad externa, el Dragón es un elemento de nuestra conflictividad
individual (envidia) y/o social (deseo de matar, asesinato).

Es evidente que Ap 12 ha interpretado este mito en perspectiva israelita: la Mujer que da


a luz es Israel, grávida de Dios, en camino de esperanza mesiánica; el Dragón es Satán,
enemigo del pueblo elegido, el Hijo a nacer el Mesías... Estos elementos son claros, no
hace falta resaltarlos: los judíos del tiempo de Jesús se creían portadores de un poder de
salvación (pueblo mesiánico); estaban amenazados por el gran Dragón, los pueblos
adversarios.

Pero Ap 12 desborda los esquemas judíos, ofreciendo un simbolismo que nos abre a la
totalidad de lo humano, es decir, a la humanidad católica o universal. Ahí reside su
grandeza y universalidad.

Para describir la lucha final y la victoria de la Vida (mujer) sobre la Muerte (Dragón) Ap 12
ha vuelto al principio de la historia, reescribiendo Gen 1-3 desde Jesús. Por eso, superando
el mito común de los pueblos religiosos y la espera israelita, cuenta en forma cristiana el
nacimiento histórico y/o pascual de Jesús: y (ella) alumbró... Eso significa que la Mujer ha
dado a Luz, ha logrado concebir y alumbrar la vida sobre el mundo (12, 5):

– Alumbró un Hijo Varón (arsen)... Este hijo "varón" (varón significa aquí fuerte, y puede
ser tanto varón como mujer...) se refiere más en concreto a Cristo. Así se celebra la
"fiesta" de la Mujer que logra dar a luz, triunfando así de la muerte. Como he dicho, el Hijo
Varón que nace de la Mujer, superando la muerte del Dragón, es Cristo, que que nace
María brotando de Dios (cf. 2, 18). La Mujer es el principio de la Nueva Humanidad. Sin
ella la existencia humana muerte, según el Apocalipsis. Hay humanidad, existe futuro,
porque ha existido y sigue existiendo la Mujer..

– Que debe pastorear... Será Rey fuerte, dirigente de pueblos (en la línea de Sal 2, 8-9,
aplicado a los cristianos en Ap 2, 26-27; cf. SalSal 17, 23-24), como proclamó la voz del
cielo (Ap 11, 16; cf. 19, 15).

– Y fue raptado su Hijo hacia Dios y hacia su trono. El hijo de la mujer es el Cordero de Ap
5, que participa de la gloria de Dios, siendo rey (11, 15; cf. 17, 14) y fuente de vida (22, 1-

4
5). Este "Cristo raptado" (resucitado) volverá.... para rescatar a los hijos de la mujer, para
liberarlos de una vida donde parece que triunfa la muerte. Por eso, mientras vuelve, son
muchos los que miran hacia el cielo, para descubrir los signos de la Mujer Madre, la Madre
de la nueva humanidad.

Conclusión

Este día, 15, de agosto, Iglesia católica celebra la fiesta de la Mujer Celeste, simbolizada
por María, la Madre de Jesús, utilizando unos signos del Apocalipsis.

Ciertamente, los católicos sabemos que es una mujer concreta, María de Nazaret, con una
historia muy fuerte de fidelidad a Dios y de solidaridad en medio de las pruebas (como
indica su himno del Magnificat)

Pero muchos han visto en ella el signo y promesa de la Mujer celeste, el signo de la
victoria de la vida y del amor sobre la muerte y la violencia, simbolizadas por el Dragón.

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