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Hay 12 sistemas del cuerpo humano que trabajan tanto por separado como de
manera conjunta para que el organismo funcione correctamente y mantenga la
salud.
La mínima unidad funcional del ser humano es la célula. Estas se agrupan formando
tejidos, que a su vez, componen los órganos, y los diferentes órganos que
desarrollan la misma función forman un sistema.
Por lo tanto, se podría definir un sistema como el conjunto de órganos y
estructuras que trabajan de forma conjunta para cumplir una función fisiológica
determinada en el ser humano.
El cuerpo está formado por 12 sistemas y aparatos que desarrollan funciones
concretas, necesarias para el correcto funcionamiento del organismo. Estos
sistemas son:
Sistema circulatorio
Sistema respiratorio
Aparato digestivo
Aparato urinario o excretor
Sistema endocrino
Sistema inmunológico
Sistema linfático
Sistema nervioso
Aparato reproductor
Sistema muscular
Sistema esquelético
Sistema integumentario
El sistema circulatorio está formado por los vasos sanguíneos y el corazón. Este
funciona de motor, de modo que impulsa la sangre rica en oxígeno a través de las
arterias hacia todas las partes del cuerpo. Son las venas las encargadas del retorno
de la sangre pobre en oxígeno de vuelta al corazón. Su función es mover la sangre,
los nutrientes y el oxígeno para nutrir todas y cada una de las células del organismo
gracias a los capilares.
El sistema respiratorio trabaja junto con el circulatorio. La circulación menor une
el corazón con los pulmones. Permite que el oxigeno procedente de los pulmones
pase al corazón y este se encargue de distribuirla. Además, la sangre rica en dióxido
de carbono y pobre en oxígeno que llega al corazón se dirija a los pulmones para
que estos se encarguen de expulsar el dióxido de carbono al exterior.
Está formado fundamentalmente por la tráquea, los pulmones y el diafragma, y
permite la respiración a través del intercambio gaseoso.
El aparato digestivo está formado por la boca, el esófago, el estómago, el intestino
delgado, el colon ascendente, transverso y descendente, el recto y el ano. El hígado
y el páncreas trabajan conjuntamente con el resto de órganos y vísceras del sistema
digestivo, pues producen jugos que intervienen en la digestión. Todos estos órganos
se encargan de triturar el alimento para que este pueda pasar por el tracto digestivo
y se descomponga en moléculas más pequeñas.
El intestino delgado es un tubo de 2 a 4 centímetros de diámetro y de 6 a 7 metros
de longitud. Se encarga de absorber los nutrientes gracias a las microvellosidades
intestinales para nutrir las células. Sin embargo, el intestino grueso es un cilindro de
5 a 10 centímetros de diámetro y de 1,60 a 1,70 metros de longitud. Su función es
la de absorber el líquido que se ha generado tras el proceso digestivo con el fin de
hacer las heces compactas y prepararlas para expulsarlas al exterior.
El sistema urinario o excretor está formado por un conjunto de de órganos,
conductos, nervios y músculos que producen, almacenan y transportarn la orina.
Consta de dos riñones, dos uréteres, la vejiga, los esfínteres y la uretra. Una vez el
cuerpo ha absorbido los nutrientes que necesita del alimento, los productos de
desecho permanecen en la sangre y en el intestino. Los riñones son los encargados
de eliminar de la sangre los desechos.
La nefrona es la unidad funcional del riñón. Se trata de una microestructura muy
compleja en la cual se filtra la sangre para eliminar los productos de desecho a
través de la orina. Es aquí donde se pone en contacto la circulación sanguínea y los
pequeños conductos por los que circula la orina recién formada. En cada riñón hay
millones de nefronas.
El aparato urinario trabaja junto con los pulmones, la piel y los intestinos para
mantener en equilibrio las sustancias químicas y el agua en el cuerpo. Los adultos
suelen excretar una cantidad de un litro y medio de orina al día.
Por su parte, el sistema endocrino está constituido por ocho glándulas que
secretan hormonas hacia la sangre. Estas son la pineal, el hipotálamo, la hipófisis,
la tiroides y paratiroides, el timo, las cápsulas suprarrenales, el páncreas, los ovarios
y los testículos. Las hormonas viajan a los diferentes tejidos regulando las funciones
corporales como el metabolismo, el crecimiento o los procesos reproductores.
El encargado de defender el organismo frente a bacterias, virus y demás
microorganismos es el sistema inmunológico. Se encarga de combatir y destruir
agentes infecciosos invasores para que no causen daño al cuerpo humano. Pero
cuando este no funciona correctamente, no distingue las propias células de las
ajenas, produciendo las llamadas enfermedades autoinmunes. Esto es, el
organismo se ataca a sí mismo.