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ANALISIS

El debate sobre la seguridad en


la globalización

Mariano Aguirre1

En la última década la cuestión de la defensa rededor de 30 Estados débiles o frágiles. Si se


y la seguridad se ha normalizado para un sector suman los Estados en los que hay violaciones ma-
de la población mundial, y se ha vuelto mucho sivas de derechos humanos y violencia esporádi-
más acuciante y grave para otro. Al desaparecer ca, pero estructural, entonces la lista puede so-
la tensión ideológica Este-Oeste disminuyó la brepasar el medio centenar.
amenaza de una confrontación nuclear. A la vez,
los conflictos armados en Estados frágiles o El actual sistema internacional de Estados po-
periféricos se han agravado y han aumentado en see dos tendencias contrapuestas:
número. En los primeros países, las políticas de
defensa se han vuelto tecnológicamente más · Integración/desintegración. Por un lado, la in-
complejas, sofisticadas hasta el minimalismo y tegración creciente en estructuras económicas,
transnacionalizadas en sus estructuras producti- comerciales y políticas. Por otra, la desintegra-
vas y de gestión comercial. En los segundos, la ción de antiguos Estados (ex URSS, ex Yugos-
guerra se libra con armas menos sofisticadas y lavia) y el repliegue de amplios grupos comu-
asentadas cada vez más sobre economías ilega- nales en sus identidades.
les. En el mundo de la globalización, todo lo rela- · La economía global. La denominada globa-
cionado con la paz y la guerra -las concepciones lización o mundialización de las relaciones eco-
de la defensa y la seguridad, las organizaciones nómicas implica a todos los Estados y regio-
armadas legales o ilegales, la industria de las ar- nes, pero, a la vez, produce fuerte marginación
mas- se enmarca en las diferencias entre zonas de algunos países, zonas y grupos sociales.
del mundo.
Las políticas y análisis sobre la compleja reali-
La defensa y los problemas de la guerra y de dad internacional generan debates sobre el sen-
la paz en el inicio del siglo XXI se perciben de tido que tiene mantener, y con qué dimensiones,
forma distinta según dónde esté situado el obser- sistema defensivos. La seguridad y la paz son ne-
vador. La percepción y conciencia de la defensa cesidades vitales para el libre desarrollo de las
de los ciudadanos europeos se encuentra espe- sociedades; se trata de bienes comunes de la
cialmente condicionada por la incertidumbre que humanidad en la medida en que su vigencia faci-
generan una serie de problemas globales que lita la existencia de otros bienes objetivos o sub-
trascienden al Estado- nación, por la voluntad de jetivos, como la libre organización social y pro-
responder a las crisis humanitarias en Estados ductiva, la democracia, la justicia o el acceso equi-
frágiles, y por el impulso que den los gobiernos a tativo a recursos. Su inexistencia, por el contra-
la construcción de un sistema de defensa y segu- rio, es fruto de (y al mismo tiempo) da lugar a la
ridad en común. El uso de la fuerza, en algunos injusticia, la violación de los derechos humanos,
casos de forma masiva, es una constante en al- el autoritarismo y desequilibrios económicos y so-

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El debate sobre la seguridad en la globalización Mariano Aguirre

ciales. En los próximos años, previsiblemente, la Thomas Hobbes consideró, en el siglo XVII, que
complejidad del sistema internacional se confron- la falta de un ente dominador era un «estado de
tará con estas diversas percepciones y concep- la naturaleza». Sin embargo, las experiencias de
ciones de la defensa y la seguridad. la Primera y Segunda Guerras Mundiales indica-
ron la necesidad de alcanzar acuerdos en fun-
Dentro de los debates planteados, uno de los ción de establecer regímenes de gestión de esa
centrales será el de los recursos y con qué fin se anarquía. O sea, formas de combinar el interés
utilizarán. ¿Se garantiza la seguridad de una so- nacional con el interés global.
ciedad dada con un fuerte (y posiblemente caro)
sistema de defensa o nos encontramos en los paí- La Guerra Fría limitó las intenciones de los fun-
ses centrales y más ricos en una era de dadores de las Naciones Unidas y su idea de
postseguridad militar? O sea, ¿se pueden garan- Estados soberanos coordinados en función del
tizar mejor los derechos y bienes de los ciudada- bien general. En cambio, se practicó y fortaleció
nos invirtiendo más en otros sectores y menos en la concepción de seguridad asociada con balan-
defensa (militar) tradicional? Las preguntas pue- ce de fuerzas, disuasión y alianzas regidas por
den ser adecuadas si se tiene en cuenta que el Estados hegemónicos por encima de Estados
marco de referencia del funcionamiento del siste- secundarios. La dinámica militar de la Guerra Fría
ma económico internacional global es abierto, li- estaba, en parte, fundamentada en la voluntad
beral y con tendencia a privatizar y recortar los de contar con las estrategias y armamentos ade-
gastos del Estado en áreas sociales que eran prio- cuados para cubrir un amplio espectro de conflic-
ritarias durante la construcción del Welfare State. tos, desde los denominados de baja intensidad
El debate sobre la defensa y su peso es, en últi- hasta la guerra nuclear total. La teoría indicaba
ma instancia, una cuestión de asignación de re- que si se contaba con previsiones para todos los
cursos. escalones del conflicto violento se poseía una
máxima capacidad disuasoria que, precisamen-
te, evitaba que la otra parte (en ese caso la ex
La seguridad y el Estado URSS y sus entonces aliados del Pacto de Var-
sovia, y desde Moscú en sentido inverso) lanzara
El concepto de Estado y, consecuentemente, un ataque.
el de seguridad se han modificado en las últimas
décadas en el marco de la globalización de las Esta dinámica tendía a infinito en la medida en
relaciones económicas, comerciales y financie- que los avances tecnológicos permitían crear nue-
ras 2 . En su definición práctica y tradicional la se- vas armas y mejores sistemas de defensa contra
guridad es estar fuera de toda amenaza, temor y los armamentos que, a la vez, inventaba la otra
peligro. Esto implicaría una situación de absoluta parte. Esto dio lugar al denominado dilema de la
seguridad que, en realidad, es imposible de al- seguridad según el cual, para sentirse seguros,
canzar. Por ello, si bien en las relaciones interna- algunos Estados se dotan de sistemas de defen-
cionales la seguridad es un concepto central, a la sa que son percibidos por otra parte o partes como
vez se han evitado las definiciones de todo o nada. sistemas de agresión potencial. El resultado es
que los otros actores se rearman para disuadir al
Desde la creación del Estado-nación la segu- potencial agresor. Pero la desconfianza mutua
ridad ha sido un objetivo de los gobiernos asocia- puede generar crisis o ataques supuestamente
do especialmente con el poder militar para ga- preventivos por falsas percepciones o incomuni-
rantizarla. Entre el siglo XIX y el XX se consolidó cación4 .
la idea de un sistema internacional de Estados
soberanos. Cada uno de ellos mantenía su nivel La perversa tensión permanente entre dos blo-
de seguridad. En la medida en que no existía un ques supuso una inmensa asignación de recur-
gobierno o autoridad por encima de los Estados, sos al sector de la defensa. Parte de los sistemas
y que éstos competían por territorios, recursos y productivos y de investigación y desarrollo fue-
mercados, se cimentó la teoría de que el sistema ron puestos al servicio de esta máquina. Sus efec-
internacional era, por definición, anárquico3 . tos, según los estudios realizados en el curso del

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fin de la Guerra Fría, y con posterioridad, mues- ferencia desde poderes militares particulares y
tran que fueron muy perniciosos, especialmente dispersos al control estatal o monopolio legítimo
para Estados Unidos y para la ex URSS. Y si el de la defensa. En el Estado democrático, la defi-
primer país tuvo capacidad para diversificar su nición de la seguridad está reglamentada y en-
aparato industrial y recuperarse, en el caso del cuentra legitimidad en los marcos institucionales
segundo, en gran medida, el desmoronamiento (la Constitución) y en el mandato que reciben los
del poder soviético se debió a la incapacidad de legisladores y los gobiernos por parte de los ciu-
mantener la carrera armamentística y satisfacer dadanos para tomar decisiones de corto y largo
las demandas crecientes de la propia sociedad. plazo acerca de su concepción. Esta interrelación
entre el marco constitucional, la legislación y la
Puesto en perspectiva global, es muy grave el gestión del gobierno deberá reflejar el mayor gra-
peso económico que tuvieron tanto el rearme do posible de consenso entre instituciones del
constante de los países más ricos desde el final Estado y la sociedad para alcanzar una percep-
de la Segunda Guerra Mundial, como el gasto en ción común de seguridad, una definición sobre el
armas de los países periféricos o del llamado interés nacional y una política de Defensa a la
Tercer Mundo en sus guerras de liberación y po- que se dotará de los medios económicos, huma-
líticas y conflictos posteriores. Desde los años 60, nos y de infraestructura necesaria. Esta política
las Naciones Unidas y otros organismos indica- de seguridad estará profundamente vinculada a
ron el peso negativo que tenía el rearme en el la política exterior y, en la era moderna, a la polí-
desarrollo. Cuarenta años después el gasto mili- tica comercial.
tar continúa siendo un lastre en problemas como
la deuda externa de muchos estados, además de En las sociedades regidas por dictaduras o en
la dispersión masiva de armas (especialmente li- Estados frágiles en situación de caos, la defini-
geras) que son producidas, vendidas, revendidas ción de la seguridad no depende del pacto demo-
y usadas en conflictos que causan una terrible crático, sino de los intereses particulares de las
destrucción de infraestructura. élites que gobiernan o de los diferentes actores
en pugna. En la sociedad internacional actual se
está trazando una peligrosa distancia entre los
Democracia y seguridad Estados democráticos que definen la seguridad
por medios democráticos (con mayor o menor
La seguridad es un concepto subjetivo. Se tra- transparencia y eficacia) y aquellos en los que rige
ta, dice Art, «de un estado de conciencia en el el interés particular. Este se manifiesta en el re-
cual un individuo -sea el más importante político pliegue de comunidades enfrentadas hacia sus
mundial o un ciudadano medio, se siente libre de identidades étnicas, religiosas, nacionales, fami-
daños por parte de otros». Esto significa que «un liares e inclusive mafiosas. Esto tiene serias con-
Estado (o sus líderes y ciudadanos) se sienten secuencias para las sociedades sometidas a gue-
seguros cuando consideran que nada adverso rras internas entre diversos actores (como en
puede sucederles por parte de otros Estados o Somalía y otros países del Africa Subsahariana)
por parte de actores no estatales extranjeros»5 . y para las relaciones entre Estados de estas ca-
La subjetividad está dada por el carácter comple- racterísticas, dado que las tensiones con sus ve-
jo de las sociedades y las relaciones internacio- cinos regionales evolucionan con más facilidad
nales. Cuanto más diversa y democrática es una hacia la violencia (por ejemplo, entre la Repúbli-
sociedad, más variará la percepción subjetiva de ca Democrática de Congo o ex Zaire y sus veci-
la seguridad. Inclusive si hay un acuerdo casi to- nos).
tal, será diferente la percepción cuantitativa y cua-
litativa de la seguridad: ¿cuánta se precisa?, ¿qué El Estado moderno se rige por una serie de
cantidad de medios es suficiente?, ¿cuánto cuesta valores comunes que de forma explícita o implíci-
y qué recursos le asignamos? ta aceptan todos los ciudadanos. En el Estado
democrático hay espacio y normas para regular
La respuesta a estas preguntas se encuentra la disidencia de aquellos ciudadanos que discre-
en la historia y creación del Estado moderno, la pan con el funcionamiento del Estado o de secto-
que, precisamente, ha estado vinculada a la trans- res de la sociedad. Los grupos de intereses (por

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ejemplo, en este campo, desde grupos pacifistas auge de las ONGs como en las manifestacio-
hasta empresas fabricantes de armas) son parte nes y políticas de numerosos Estados y orga-
de la vida activa del Estado moderno. El sistema nizaciones multilaterales y en la creciente acti-
internacional no tenía, en sus orígenes, valores vidad de las fuerzas armadas en misiones de
comunes. Cada Estado perseguía su interés na- este tipo8 .
cional. Las relaciones entre Estados constituían • Las nuevas formas de relación entre los Esta-
las relaciones internacionales y la geopolítica. Una dos democráticos. Por efecto de las relaciones
serie de cuestiones han modificado, sin embar- políticas, económicas y comerciales, la tenden-
go, esta concepción y han generado una profun- cia a la formación de bloques comerciales, y
da y creciente interdependencia, o sea, una si- los sistemas de control democrático internos,
tuación mundial en la cual lo que ocurre a los ac- la gestión de los conflictos evita que se pro-
tores en diferentes partes del mundo de un siste- duzcan enfrentamientos armados entre Esta-
ma les afecta entre sí6 . dos democráticos. Esta tendencia tiende a ex-
tenderse a la gestión entre Estados periféricos,
con resultados notables o frágiles, como entre
Redefinición de la seguridad Perú y Ecuador o India y Pakistán.
• La vinculación entre defensa del Estado, en
El concepto de seguridad en el Estado mo- abstracto, y la garantía de las necesidades
derno se ha modificado en las últimas dos déca- humanas básicas, en concreto. El Estado con-
das debido a una serie de factores, entre otros: tinúa siendo la unidad clave del sistema inter-
nacional y el punto de referencia para los ciu-
• El fin de la Guerra Fría y de la polarización ideo- dadanos, pero la globalización de la economía
lógica entre capitalismo y comunismo. mundial conduce a que, en muchos casos, los
• Los cambios en la práctica de la guerra moder- ciudadanos se sientan desprotegidos frente a
na, como producto de la alta tecnología aplica- trastornos económicos (por ejemplo, la crisis
da a los arsenales. Los países más avanzados asiática y la rusa de 1998), medioambientales
industrialmente cuentan con armas que han (cambio climático), poblacionales (movimientos
transformado la guerra en una práctica alejada migratorios y de refugiados), que no pueden
de los campos de batalla tradicionales, ha dis- controlar los Estados individualmente.
minuido abrumadoramente la posibilidad de
sufrir bajas propias y ha dejado que, en gene- La fallecida investigadora Susan Strange con-
ral, la guerra directa y tradicional se libre en sideró, en su último artículo, que el sistema de
países periféricos y más atrasados. La única Estados-nación-Occidentales ha fracasado, lo que
situación en que los soldados occidentales es- no significa que haya colapsado respecto de su
tán actuando cuerpo-a-cuerpo es en misiones sostenibilidad de largo plazo. Este fracaso lo iden-
de mantenimiento de la paz. tifica en tres ámbitos del sistema de Estados: a)
• La ruptura entre la necesidad de contar con la ecología, en la medida que el sistema «es in-
seguridad para el entorno propio (o la Patria) y capaz, por su naturaleza, de corregir y revertir el
la preocupación moral por la seguridad de los proceso de destrucción ambiental»; b) el finan-
otros. Uno de los avances éticos de las socie- ciero, porque es incapaz de gobernar y controlar
dades democráticas es la preocupación y el las instituciones y los mercados que ha creado,
contar con la voluntad de proteger a los indivi- además del comercio y los instrumentos necesa-
duos de otras comunidades, culturas, y Esta- rios para la «economía real»; c) el social: el siste-
dos diferentes a los nuestros. El jurista Richard ma de Estados es incapaz de mantener un ba-
Falk considera que el antiguo orden está basa- lance sostenido entre el poder constante de cre-
do en «el realismo estrecho de las modernas cimiento (...) de la clase capitalista trasnacional y
concepciones patrióticas de ciudadanía leal y el de los que carecen de todo (have-nots), las
Estado soberano que asocian el deber político subclases sociales, los descontentos que en Fran-
y la identidad con las fronteras nacionales»7 . cia les llaman les exclus -inmigrantes,
Con raíces en la tradición cristiana, la preocu- desempleados, refugiados, campesinos, y todos
pación humanitaria se manifiesta tanto en el aquellos que sienten que la globalización no hace

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nada por ellos y que al quedarse sin protección Para la escuela realista, el Estado es el centro
están inclinados a acercarse a los Señores de la del sistema internacional. Cada Estado persigue
Guerra, las Mafias, o los políticos fascistas de su interés y seguridad nacional. El sistema inter-
extrema-derecha»9 . nacional es anárquico en la medida en que no
tiene normas por encima del interés particular de
El sistema de Estados no controla la infraes- cada Estado. El balance de fuerzas es una forma
tructura que provee la naturaleza, ni tampoco, en de mantener el equilibrio cuando emergen los
última instancia, los recursos económicos que el conflictos de intereses. La seguridad nacional y
mismo sistema genera, ya que están en manos la defensa de la Patria y sus valores son elemen-
de múltiples actores no estatales. A la vez, no tos inherentes a la política del Estado realista. La
pone en marcha (en parte porque no puede) los economía de la defensa, desde esta perspectiva,
mecanismos para que no se agrande la brecha está subordinada a la percepción de seguridad
entre riqueza y pobreza, como lo indican los da- nacional.
tos del Informe de Desarrollo Humano de Nacio-
nes Unidas 10 . Para los institucionalistas o liberales, el siste-
ma internacional de Estados debe profundizar el
Ante estas cuestiones tanto los ciudadanos sistema de regímenes o acuerdos multilaterales
de los países más ricos como de los más pobres en torno a cuestiones e intereses comunes, con
se sienten inseguros, y si bien no pueden reque- el fin de alcanzar un cierto nivel de armonía. Los
rir de los ministerios de Defensa que les provean institucionalistas concuerdan con los realistas en
seguridad laboral, ambiental o demográfica, eso que los alrededor de 200 Estados del sistema in-
no impide que demanden a los Estados que cum- ternacional compiten (con distinta fuerza e influen-
plan un papel protector. Cuando el Estado, en- cia) por preservar sus intereses, pero consideran
carnado por los gobiernos y las élites del poder, que la paz y la seguridad se construyen generan-
no puede o no quiere cumplirlo se produce una do, precisamente, seguridad y armonía para los
desconfianza, por parte de los ciudadanos, que otros componentes de la comunidad internacio-
puede afectar a la percepción sobre la capacidad nal a través de acuerdos. Para los institucio-
de ese Estado en garantizar la seguridad en el nalistas, el concepto central es el de régimen. La
sentido tradicional. Por otra parte, es creciente la economía de la defensa de este sector es aque-
demanda de protección de los derechos huma- lla que busca la armonía de la seguridad común
nos, y de aplicación de la justicia a los violadores por encima de la seguridad particular de cada
de los mismos, por encima de las fronteras esta- Estado.
tales (como lo indica el caso del general chileno
Augusto Pinochet y la creación del Tribunal Pe- Los kantianos o idealistas ponen las necesi-
nal Internacional, en 1998)11 . dades humanas como prioridad. El Estado y la
sociedad internacional deben estar en beneficio
de satisfacer las necesidades humanas básicas
Las escuelas de interpretación y, en la fase actual de la humanidad, cooperar
para mejorar la situación de los excluidos y más
El papel del Estado moderno y, por extensión, vulnerables. La visión de los kantianos es norma-
de la defensa y la seguridad, se ha ido definiendo tiva: observan cómo es el mundo, pero aspiran a
a lo largo de los siglos. En los últimos 100 años, que su funcionamiento se aproxime a satisfacer
los denominados estudios de Relaciones Interna- las necesidades humanas. Su práctica se funda-
cionales se han ocupado de teorizar sobre la for- menta en el desarrollo de la sociedad civil y en
ma en que se organiza y funciona el sistema in- una alianza de intereses con los institucionalistas.
ternacional, y sobre cómo debería ser12 . Las tres El reforzamiento de las instituciones internacio-
escuelas principales de interpretación son la rea- nales, y una reorientación de las prioridades de
lista, la institucionalista o liberal y la kantiana o la economía de mercado podrían ayudar a una
normativa. Cada una de las estas escuelas tiene conjunción de políticas desde abajo hacia arriba
sus derivaciones, matices y debates internos y y viceversa, con el fin de construir una democra-
aquí se traza una síntesis general de cada una. cia cosmopolita13 . Para los kantianos la econo-

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El debate sobre la seguridad en la globalización Mariano Aguirre

mía de la defensa debe orientarse a disminuir, rar propuestas y estrategias más complejas y de
transferir recursos hacia otros sectores y reorga- más largo plazo en cualquiera de los terrenos que
nizarse de forma defensiva/no-ofensiva y, even- les ocupa: control de armas, defensa de los De-
tualmente, para operaciones de mantenimiento de rechos Humanos o intervenciones humanitarias 14 .
la paz.

Las tres visiones tienen importantes elemen- Problemas globales y nuevo concepto
tos de análisis de la realidad y también limitacio- de seguridad
nes. Con posterioridad al fin de la Guerra Fría se
ha producido una conjunción de visiones entre las La gestión del medio ambiente y la relación
tres posiciones. El realismo se encuentra con res- entre las necesidades de la construcción socio-
puestas insuficientes, especialmente en la prácti- económica y los recursos naturales son dos cam-
ca política frente a cuestiones como, por ejem- pos que permiten apreciar la importancia que tie-
plo, el colapso de Estados aparentemente ne la interrelación global. Al poner en relación di-
exitosos, como ha ocurrido con Indonesia desde námica los modelos productivos y de consumo,
1997. El adoptar una tradicional política de Ra- las tasas demográficas, el uso de recursos natu-
zón de Estado no ha servido ni a Estados Unidos rales y los tiempos de renovación de estos últi-
ni a Australia o a Gran Bretaña (tres de los acto- mos se obtienen dos resultados. El primero, que
res exteriores con fuertes intereses en ese país). no es posible que una región, una sociedad dada
o un Estado practiquen políticas de gestión de su
El institucionalismo liberal, por otro lado, con- medio natural sin tener consideración de los otros
fió en que al pedir más poder para las Naciones actores internacionales y nacionales. Cada me-
Unidas y para el multilateralismo podría sustituir dida que se adopta tiene unas consecuencias que
a los Estados y sus intereses. Los Estados con pueden influir positiva o negativamente en las
intereses globales no están dispuestos a transfe- capacidades de otros actores. El segundo, es que
rir soberanía, medios y poder militar a la ONU. El las políticas de Estado se encuentran limitadas.
institucionalismo, en última instancia, está atra- Esto obliga a pactos constantes y al estableci-
pado entre la necesidad de los Estados de tener miento de regímenes de gestión, para que los ciu-
mandato y poder económico y su prédica de cons- dadanos se sientan libres de daños que puedan
truir un poder por encima de los Estados. En el ejercer otros.
caso especial del comercio de armas, Naciones
Unidas ha intentado que los Estados miembros En la etapa actual, el interés individual del Es-
declaren cada año públicamente qué venden y a tado choca con el interés general o bien común.
quién, y qué compran y a quién, pero numerosos Esto se aprecia, por ejemplo, en foros como las
Estados (incluyendo a España) limitan mucho la conferencias internacionales convocadas por la
información que proveen. Igualmente, la Unión ONU sobre medio ambiente, en las que los Esta-
Europea aprobó un Código de Conducta para la dos asisten con buenas declaraciones de inten-
exportación de armas en 1998, pero diversos ciones, pero luego, tanto ricos como menos avan-
Estados miembros limitaron su capacidad para zados, se niegan a firmar acuerdos que limiten
prevenir exportaciones a países en conflicto o en sus políticas industriales.
los que se violan los derechos humanos, o zonas
en guerra. En temas cruciales, como las migraciones, el
refugio, el crimen internacional (con especial aten-
La escuela normativa, por su parte, ha estado ción en el narcotráfico), el control de enfermeda-
durante muchas décadas ocupada en la crítica des de alcance global (el SIDA), la gestión nego-
del sistema internacional establecido y sólo en los ciada del comercio de armas y la protección de
últimos quince años ha comenzado a hacer pro- los Derechos Humanos, los Estados tienden a
puestas concretas basadas en la realidad. Al igual pactar, o deberían impulsar, formas comunes para
que los institucionalistas, el reconocimiento de las enfrentar estos problemas. La construcción de sis-
duras realidades del poder político y económico temas multilaterales de gestión está asociada al
en niveles nacionales o globales obliga a elabo- régimen de Naciones Unidas y los organismos re-

8 Fasoc, Año 15, Nº 3, julio-septiembre, 2000


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gionales. La Unión Europea es el modelo más La complejidad de estos problemas globales y


avanzado de edificación multiestatal, la que co- el impacto de los mismos sobre millones de per-
menzó con acuerdos económicos y comerciales sonas han colaborado también en la ampliación
y que tiene la pretensión de abarcar otros aspec- del concepto de seguridad. La guerra es un fenó-
tos de la organización política y social de los eu- meno menos frecuente en países económicamen-
ropeos y sus relaciones con el mundo, incluyen- te fuertes y democráticamente consolidados, pero
do políticas de seguridad. la incertidumbre y la inseguridad medioambiental,
económica, laboral y familiar es mayor que hace
La gravedad e impacto de algunos de los pro- varias décadas atrás. En cualquier estrato de las
blemas globales, y la relación entre éstos y los sociedades avanzadas la sensación de inseguri-
conflictos sociales y armados, ha conducido a una dad es fuerte. Al mismo tiempo, alrededor de tres
redefinición o ampliación del concepto de seguri- cuartas partes de la población mundial vive por
dad. Los ejemplos son numerosos. Así, por ejem- debajo de los mínimos necesarios para cumplir
plo, se ha establecido la vinculación entre pobre- las necesidades humanas básicas en alimenta-
za, debilidad del Estado democrático (o fragilidad ción, sanidad, educación y vivienda17 .
del Estado), desigualdad profunda en el reparto
de la renta y el acceso a bienes, y la violación de Esta incertidumbre ha llevado a que la seguri-
los Derechos Humanos como fuentes de conflic- dad se contemple como una necesidad que no
tos armados 15 . sólo depende de eventuales amenazas o ataques
externos tradicionales. La percepción de que las
Dice un informe del Comité de Asistencia para fronteras son débiles y que la capacidad de nues-
el Desarrollo, de la OECD: «(l)os conflictos inter- tros Estados nacionales es limitada ha debilitado
nos de los Estados ocurren especialmente en y ha vuelto más complejo el concepto convencio-
países en desarrollo, muchos de los cuales su- nal de seguridad y, por extensión, el de defensa.
fren ciclos de violencia militar y civil (...) Las cau- Esta es una perspectiva reactiva que se basa en
sas de conflictos son variadas y se interrelacionan. la comprobación fáctica y la comparación: ¿para
Es difícil definir claramente el peso o influencia qué invertir más en, por ejemplo, la moderniza-
de los diferentes elementos. Estos alcanzan des- ción de las fuerzas armadas si las amenazas rea-
de condiciones sociales desestabilizadoras, como les no pueden ser enfrentadas por ellas?
la extrema disparidad social y la exclusión, hasta
la falta de mecanismos apropiados de gobierno Precisamente al ser reactiva, su argumenta-
para conciliar pacíficamente los diferentes intere- ción puede ser débil frente a los contrargumentos
ses dentro de la sociedad»16 . Estas causas que que se presentan desde, por ejemplo, medios mi-
se relacionan con la desigualdad profunda en el litares. Primero, que no exista una amenaza con-
reparto de la renta y el acceso a bienes, provo- creta ahora no significa que no pueda surgir en el
can la crisis del Estado. futuro. Nadie amenaza a España, por ejemplo,
con armas de destrucción masiva, pero dentro de
Igualmente, la escasez progresiva de recursos diez años un régimen radical antioccidental en
naturales (debido a una gestión inapropiada) pue- Argelia o Marruecos podría usar la amenaza como
de agudizar las competencias entre comunidades. instrumento para exigir ventajas de algún tipo.
Las migraciones y la presencia masiva de refu- Ante esa eventualidad, se dice, habría que tener
giados pueden incrementar los conflictos racia- estrategias, recursos y medios para defenderse.
les y sociales, o la competencia por recursos, en
las sociedades receptoras. En otro campo, la es- Este tipo de argumentos son legítimos y de
tructura global del narcotráfico se asienta tanto peso, y no necesariamente van en contra de la
en la demanda como en la falta de opciones para concepción ampliada de la seguridad. Por el con-
los campesinos que deben dedicarse al cultivo trario, ambas escuelas o corrientes -y sus acto-
de la droga, la falta de mercados o precios com- res políticos- deberían discutir cuál es el marco
petitivos para sus productos legales y la incapa- más adecuado de seguridad para afrontar situa-
cidad de los Estados débiles en proporcionar se- ciones de inestabilidad que pueden afectar nues-
guridad y garantías a una parte de los ciudada- tra seguridad. Por ejemplo, en el contexto medi-
nos.
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El debate sobre la seguridad en la globalización Mariano Aguirre

terráneo, la defensa militar ante eventuales des- cada vez más obsoleto para resolver las disputas
pliegues de armas de destrucción masiva puede por bienes, territorio y poder político. Las relacio-
no sólo complementarse, sino tener una alianza nes entre los sistemas democráticos han alcan-
muy útil en todos los mecanismos de seguridad zado un grado de sofisticación que permite resol-
no militar que se construyan entre el Norte de Afri- ver o negociar los problemas por intereses sin
ca y Europa. El desarrollo económico equilibrado recurrir a las armas. Una de las mayores críticas
de las sociedades más pobres de la región y en- que se le hace a los Estados que son fuertes pro-
tre el Norte y Sur de la misma, la intensificación ductores y vendedores de armas -como Francia,
de las relaciones culturales y políticas, la promo- Gran Bretaña y Estados Unidos - es que forjan
ción de la democracia, de los derechos humanos mecanismos no militares de seguridad entre sí,
y la gobernabilidad serán factores que coopera- pero fomentan o ayudan, a través del comercio
rán para que el uso de la fuerza sea una opción de armas, a perpetuar la lógica de la guerra en
menos factible18 . Si el argumento según el cual otras zonas del planeta.
los Estados democráticos no se hacen la guerra
entre sí es real, entonces la promoción de la de- Al mismo tiempo, existe un consenso social a
mocracia y del desarrollo económico sería la me- favor de que el Estado cuente con fuerzas arma-
jor estrategia de la prevención de conflictos en el das y políticas de gestión de la defensa militar. La
medio y largo plazo. posesión de mecanismos de defensa tradicional
es contemplada como una necesidad implícita por
parte de los ciudadanos. A la vez, desde las fuer-
Razón de Estado y razón moral zas armadas se manifiesta una defensa corpora-
tiva de su existencia y misión de protección del
La seguridad desde la perspectiva realista tie- Estado y la sociedad. La legitimidad de la exis-
ne una fuerte vinculación con la fuerza militar. La tencia de la política de seguridad y, por exten-
seguridad desde las escuelas institucionalistas y sión, de las fuerzas armadas gira, en este caso,
normativa está relacionada con la denominada alrededor de la idea tradicional del Estado.
seguridad no (necesaria o exclusivamente) mili-
tar. La primera se basa en la defensa activa di- En el final del siglo XX, las sociedades demo-
recta o disuasiva del Estado mediante la defini- cráticas avanzadas (especialmente las europeas)
ción de una estrategia y unos medios humanos y viven en un estadio de superposición de ambas
técnicos adecuados que pueden conducir al uso concepciones de la seguridad. Por una parte, el
de la fuerza. ciudadano busca una seguridad no militar en los
aspectos antes indicados. A la vez, tiene la nece-
La segunda concepción se fundamenta en que sidad, en muchos casos subjetiva (al no existir
la seguridad de una sociedad dada se apoya so- una amenaza concreta o inmediata), de seguri-
bre dos pilares: dad militar.
• seguridad interior para los ciudadanos (a tra-
vés de la vigencia de derechos, acceso e igual- En los últimos 15 años se ha sumado un nue-
dad de oportunidades a bienes esenciales, vo factor a esta combinación de conceptos: la
equilibrio entre la sociedad y el medio ambien- cuestión humanitaria. El impacto de las guerras
te, entre otros factores); en Estados frágiles y las crisis humanitarias con
• seguridad exterior, dada por una relación coo- sus hambrunas, movimientos masivos de refugia-
perativa y no competitiva entre Estados demo- dos y desplazados interiores han incrementado
cráticos del sistema internacional que actúa en el interés, la preocupación moral y la participa-
el marco de conjuntos subregionales (por ejem- ción de los Estados, organizaciones multilaterales
plo, los Estados de la región mediterránea) y y ciudadanos de los países democráticos y avan-
de instituciones multilaterales (como Naciones zados en esas crisis. Dos de las formas más evi-
Unidas)19 . dentes de participación es a través de las ONGs
y de las fuerzas armadas nacionales en misiones
Entre las sociedades democráticas económi- internacionales.
camente avanzadas la guerra es un instrumento

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ANALISIS

Los conflictos en Estados frágiles y zonas ines- mente ser soldados y que, en muchos casos, se
tables del sistema internacional han producido un ofrecen voluntariamente para estas misiones.
aumento del número de misiones de mantenimien-
to o imposición de la paz (que incluyen desde El Estado, encarnado por el gobierno, que toma
verificación de procesos de desarme hasta el con- la decisión de enviar fuerzas a un lugar en crisis,
trol del cumplimiento de acuerdos de paz o res- asume el riesgo de que la misión resulte fallida y
cate de connacionales, protección de víctimas de que sufra bajas en sus fuerzas. En la medida en
genocidio y garantía de acceso de la ayuda hu- que ésto le puede suponer serias críticas, el Es-
manitaria). Segundo, algunas de estas interven- tado tiende a ser muy cauteloso en el envío de
ciones necesitan de la participación de fuerzas tropas. De la misma forma, los compromisos in-
armadas nacionales, aunque operen bajo man- ternacionales que tenga el Estado con otros Es-
datos multilaterales como la OTAN o la ONU. Las tados, o con intereses económicos y comerciales
misiones de mantenimiento e imposición de la paz de empresas del propio país o de países amigos
no pueden ser realizadas solamente por organi- o aliados, puede condicionar la respuesta huma-
zaciones no gubernamentales (ONGs). Pero la nitaria. De este modo, si bien la respuesta huma-
relación entre las ONGs humanitarias con un nitaria del Estado incorpora un elemento no rea-
mandato universal y las de Estados y alianzas lista (la preocupación por otros que no pertene-
militares de Estados con intereses particulares cen a la propia sociedad ni a sociedades aliadas),
deberán debatirse y clarificarse en el futuro. su forma de actuar se desarrolla en el marco rea-
lista.
Una parte amplia de ciudadanos europeos, es-
tadounidenses, japoneses y de otros países (in- Por el contrario, los institucionalistas y los
cluyendo algunos del denominado Tercer Mun- kantianos actúan y le van a exigir al Estado que
do), consideran que una misión de sus fuerzas reaccione sin mirar los intereses tradicionales
armadas es actuar en estas misiones de carácter (económicos y de alianzas), sino que ponga como
moral. A la vez, numerosos Estados responden a prioridad la seguridad de las víctimas, los dere-
este imperativo moral ofreciendo fuerzas para mi- chos humanos y el acceso a alimentos y ayuda.
siones de mantenimiento de la paz. Este es un De esta forma, la Respuesta Moral tendrá que
cambio crucial en la relación entre ciudadanos y debatir con la Razón de Estado y con la Razón
fuerzas armadas, ya que incorpora el antes men- Jurídica. Esta última se plantea si existe un Dere-
cionado componente moral, de preocupación por cho de injerencia, o un Derecho de asistencia21 a
otros -somalíes, haitianos o albaneses kosovares- las víctimas que pase por encima del principio de
que no necesariamente pertenecen al grupo na- soberanía y de no injerencia en los asuntos inter-
cional, a la propia Patria, afectando la definición nos de los Estados 22 .
tradicional de seguridad. Pese a que los fracasos
parciales de algunas misiones o al carácter mixto
de operaciones que son a la vez humanitarias y Conclusión
con un contenido político más práctico y menos
moral, las intervenciones y discusiones de la dé- La seguridad global ya no podrá ser construi-
cada de los 90 indican que será difícil dar pasos da ni mantenida con una visión estrictamente mi-
atrás en esta preocupación moral que se engloba litar. Los problemas y desafíos inducen a que se
bajo el concepto vago de lo «humanitario»20 . tenga una concepción compleja de los problemas.
Desde el campo económico es preciso situar el
La aparición del componente moral/humanita- debate en la relación entre necesidades huma-
rio acarrea debates en los que se refleja la Razón nas de un amplia franja de la población y necesi-
de Estado y la Razón Moral. O, en otros térmi- dades humanas de seguridad del sector que no
nos, la seguridad tradicional y la seguridad cos- está sumergido en la angustia de la pobreza, la
mopolita. Las intervenciones por cuestiones hu- supervivencia y la guerra. El campo común es muy
manitarias obligan a los Estados a poner en ries- amplio, y abarca desde los derechos que son co-
go a sus fuerzas. Estas fuerzas no son, en gene- munes a todos hasta el concepto moderno de ciu-
ral, conscriptos sino ciudadanos que eligen libre- dadano y de libertad en el espacio democrático.

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El debate sobre la seguridad en la globalización Mariano Aguirre

Situado el debate entre economía (recursos) y 14. Sobre una síntesis posible de realismo y liberalis-
defensa (seguridad) en la interacción positiva de mo, ver Hoffmann, World Disdorders, p. 54-69.
la globalización, será cuestión de tiempo y acción 15. Entre la creciente bibliografía ver Jeni Klugman,
política saber si el sistema internacional avanza- «Social and Economic Policies to Prevent Complex
Humanitarian Emergencies», Policy Brief, nº 2,
rá hacia un uso racional o irracional de recursos
United Nations University/World Institute for
ante los múltiples problemas que enfrenta. Development Economic Research, Helsinkim 1999.
16. Development Assistance Committee, Conflict,
Peace and Development Co-operation on the
Notas Threshold of the 21st Century, Development Co-
operation Guidelines, OECD, Paris, 1998, pp. 15-
1. Director del Centro de Investigación para la Paz 16 (hay edición en castellano, editada por el Minis-
(CIP), Madrid. Miembro del Transnational Institute, terio de Asuntos Exteriores español).
Amsterdam. 17. Informe de Desarrollo Humano, 1999.
2. Ver Daniele Archibugi, David Held & Martin Köhler 18. Ver Mariano Aguirre, «La prevención de conflic-
(Eds.), Re-imagining Political Community, Polity tos», Política Exterior, septiembre, 1998.
Press, Oxford, 1998. También, el ensayo de David 19. Entre la numerosa bibliografía acerca de los nue-
Held en Martin Jacques (Ed.), ¿Tercera Vía o vas concepciones de la seguridad ver J. Ann Ticker,
Ultraliberalismo?, Icaria, Barcelona, 2000. «Revisioning Security», en Ken Booth and Steve
3. Martin Wight , Power Politics, Pelican, Smith (Eds.), International Relations Today, Polity
Harmondsworth, 1979. Press, Cambridge, 1995, pp.175-197; Ted Robert
4. N. J. Wheeler & Ken Booth, «The Security Dilemma», Gurr, «Comunidades en conflicto y seguridad glo-
en J. Baylis & N. J. Rengger, Dilemmas of World bal», en Mariano Aguirre (Ed.), Raíces de los con-
Politics, Oxford University Press, Oxford, 1992. flictos armados. Anuario CIP 1995-1996, CIP/Icaria,
5. Robert J. Art, «Security», en Joel Krieger (Ed.), The Barcelona, 1995; Michael T. Klare, «Redefinir la
Oxford Companion to Politics of the World, Oxford seguridad: los nuevos cismas globales» , Thomar
University Press, Nueva York, 1993, p.819. E. Homer Dixon, «La escasez medioambiental, la
6. Joseph S. Nye, Jr, Understanding International violencia y los límites del ingenio», y Mark
Conflicts, Longman, Nueva York, 1997, p.162. Juergensmeyer, «El nacionalismo religioso: ¿una
7. Richard Falk, «Una revisión del cosmopolitismo», amenaza global?», los tres ensayos en M. Aguirre
en Martha Nussbaum y Joshua Cohen (Ed.), Los (Ed.), Las guerras modernas: pobreza, recursos,
límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y «ciu- religión. Anuario CIP 1997, CIP/Icaria, Barcelona,
dadanía mundial», Paidós, Barcelona, 1999, p.67. 1997.
8. Michael Ignatieff, El honor del guerrero, Taurus, Ma- 20. Ver los ensayos de Adam Roberts y Xabier
drid, 1999. Etxeberría y otros autores en Unidad de Estudios
9. Susan Strange, «The Westfailure System», Review Humanitarios (Ed.), Los desafíos de la acción hu-
of International Relations, vol.25, nº3, julio 1999, manitaria. Un balance, Icaria/CIP/MSF/Instituto de
p.346. Derechos Humanos-Universidad de Deusto, Barce-
10. UNDP, Informe de Desarrollo Humano, Madrid, lona, 1999.
1999. 21. Ver Marie-Josée Domestici-Met, «Contra el ham-
11. Acerca de los cambios de percepción sobre la se- bre, las herramientas del derecho. Una obligación
guridad y el papel del Estado, ver Stanley Hoffmann, objetiva de actuar», en Geopolítica del hambre. In-
World Disorders. Troubled Peace in the Post-Cold forme 1998-1999, Acción contra el Hambre, Madrid,
War Era, Rowman & Littlefield, Oxford, 1998, capí- 1999, pp.170-189.
tulo 1. 22. Ver ensayo de Joana Abrisketa en Unidad de Es-
12. Una excelente antología explicada de textos sobre tudios Humanitarios, Los desafíos de la acción hu-
la configuración de las relaciones internacionales manitaria, 1999. También, Françoise Bouchet-
es la de Evan Luard (Ed.), Basic Texts in Saulnier, Dictionnaire Pratique du Droit Humanitaire,
International Relations, Macmillan, Londres, 1992. La découverte, 1998.
13. Una visión filosófica y cultural de las tres visiones
se encuentra en Wight, op.cit.

12 Fasoc, Año 15, Nº 3, julio-septiembre, 2000

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