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La nómina habitual del grupo poético del 27 se limita a diez autores: Jorge Guillén,
Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego,
Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, pero hubo
también muchos otros escritores, novelistas, ensayistas y dramaturgos, que pertenecen a
la Generación del 27, generalmente encabezada por Max Aub a quien le siguen algunos
más viejos, como Fernando Villalón, José Moreno Villa o León Felipe, y otros más
jóvenes, como Miguel Hernández. Por otra parte algunos otros han sido olvidados por la
crítica, como Concha Méndez-Cuesta, poetisa y escritora de teatro, Juan Larrea,
Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina, José María Hinojosa, José Bergamín o Juan
Gil-Albert. O la conocida como Otra generación del 27, según la denominación que le
dio uno de sus integrantes, José López Rubio, la formada por los humoristas discípulos
de Ramón Gómez de la Serna, es decir, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Miguel
Mihura y Antonio de Lara, «Tono», los escritores que en la posguerra integraron la
redacción de La Codorniz... y son solo unos pocos.
Por otra parte no toda la producción literaria del 27 está escrita en castellano; algunos de
ellos son autores de textos literariamente estimables en otros idiomas, como Salvador
Dalí u Óscar Domínguez, que escribieron en francés, o en inglés, como Felipe Alfau, y
algunos escritores y artistas extranjeros tuvieron también mucho que ver en esta
estética, como Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges o Francis Picabia.
Jorge Guillén
Su vida transcurre paralela a la de su amigo Pedro Salinas, a quien sucedió como lector
de español en La Sorbona desde 1917 a 1923. Estudió sus primeras letras y Bachillerato
en su ciudad natal y, aunque comenzó Filosofía y Letras en Madrid alojado en la
Residencia de Estudiantes, se licenció en la Universidad de Granada; en esos años hizo
varios viajes por Europa; en uno de ellos, en 1919, conoce a Germaine Cahen, con la
que se casó dos años más tarde. Empieza a escribir Cántico y publica crítica literaria en
la prensa y sus primeros poemas sueltos en revistas. Ya licenciado, ocupa el puesto de
lector en la Universidad de La Sorbona (París) hasta 1923. En 1926 ocupa la Cátedra de
Literatura de la Universidad de Murcia y poco después, con Juan Guerrero Ruiz y José
Ballester Nicolás idea fundar la revista Verso y Prosa para sustituir al Suplemento
Literario de La Verdad y elevarlo de nivel. En diciembre de 1928 aparece en la Revista
de Occidente la primera edición de Cántico; hace un lectorado en la Universidad de
Oxford (1929-1931) y en este último año se incorpora a la Universidad de Sevilla.
La Guerra Civil le sorprende en Valladolid y es brevemente encarcelado en Pamplona;
vuelve a su Cátedra de Sevilla y se autodestierra en julio de 1938. Ejerce su labor
docente en las Universidades de Middlebury, McGill (Montreal) y en el Wellesley
College; en 1947 muere Germaine y se jubila en el Wellesley College en 1957; marcha
entonces a Italia, donde contrae segundas nupcias en Florencia (1958) con Irene Mochi-
Sismondi, su segunda esposa, y se traslada después a Málaga; sin embargo ya había
estado en España por primera vez desde la guerra en 1949, cuando fue a visitar a su
padre enfermo. Reanuda su labor docente en Harvard y Puerto Rico, pero una caída con
rotura de cadera le aparta de la docencia en 1970; en 1976 recibe el Premio Cervantes y
en 1977 el Premio Internacional Alfonso Reyes. Fue nombrado Hijo Predilecto de
Andalucía en 1983, un año antes de morir en Málaga el 6 de febrero de 1984. Sus restos
mortales reposan en el Cementerio Anglicano de San Jorge, Málaga.
Pedro salinas
Se casó en 1915 con Margarita Bonmatí Botella, una alicantina natural de Santa Pola e
hija de un industrial con destilerías en Argel. Salinas le escribió cada día una carta de
amor y ese epistolario fue recogido en Cartas de amor a Margarita (1912–1915) por su
hija Soledad Salinas; también tuvo otro hijo, Jaime Salinas, editor y escritor, que ha
ganado el premio Comillas de biografía por su libro Travesías: Memorias (1925–1955).
En 1918 Salinas gana una cátedra en la Universidad de Sevilla (donde tuvo como
alumno a Luis Cernuda) y entre 1922 y 1923 enseñó en Cambridge; pasó luego a la de
Murcia (1923–1925). En 1925 publicó una versión modernizada del Cantar de Mio Cid.
En 1926 pasó a la Universidad de Madrid donde fundará en 1932 la revista Índice
Literario para dar cuenta de las novedades literarias hispánicas. También escribió en
Los Cuatro Vientos. Entre 1928 y 1936 fue investigador del Centro de Estudios
Históricos, donde se encargó de la sección de literatura moderna.
Rafael alberti
Rafael Alberti nació en una familia de origen italiano que se dedicaba al negocio del
vino en Cádiz. Tuvo una infancia despreocupada y libre de tutela hasta que es ingresado
en el colegio de jesuitas San Luis Gonzaga del Puerto donde recibe una educación
estricta y tradicional.
La atmósfera asfixiante y la disciplina chocaban con el espíritu del joven que empezó a
obtener malos resultados académicos, siendo expulsado en 1916 por mala conducta. No
superó el cuarto año de bachillerato.
En 1917 se traslada a Madrid con su familia. Rafael decide seguir su vocación de pintor
demostrando gran capacidad estética para captar el vanguardismo de la época. Consigue
exponer en el Salón de Otoño y en Ateneo de Madrid.
En 1920 muere su padre. Ante el cuerpo yaciente de su progenitor Rafael escribe sus
primeros versos. Nace el Alberti poeta. Una afección pulmonar le obliga a desplazarse a
la localidad segoviana de San Rafael, en la sierra de Guadarrama. En el retiro comienza
a trabajar los versos que luego formarían "Marinero en tierra".
En 1927, con ocasión del tricentenario de la muerte de Luis de Góngora, aquel grupo de
poetas decide rendir un homenaje en el Ateneo de Sevilla al maestro del barroco
español. Aquel acto supuso la consolidación de la llamada Generación del 27,
protagonista de la edad de plata de la poesía española.
En los años siguientes Alberti sufre una crisis existencial debida a su delicada salud, sus
penurias económicas y la pérdida de la fe. La evolución de su conflicto interior se
manifiesta en su poesía de estos años. Prueba de fuego de la que renacerá con nuevas
convicciones e ideales. Nace el Alberti comprometido con la política, en plena dictadura
del general Primo de Rivera. Participa en revueltas estudiantiles, apoya el advenimiento
de la II República y se afilia al Partido Comunista. Para él, la poesía se convierte en un
arma necesaria para sacudir conciencias, una forma de cambiar el mundo.3
En 1930 conoce a María Teresa León con la que funda la revista revolucionaria
"Octubre". Viaja a la Unión Soviética donde asiste a una reunión de escritores
antifascistas.
En 1936 estalla la Guerra Civil. Durante este periodo Alberti fue miembro de la Alianza
de Intelectuales Antifascistas junto con otros autores como María Zambrano, Ramón
Gómez de la Serna, Miguel Hernández, José Bergamín, Rosa Chacel, Luis Buñuel, Luis
Cernuda, Pedro Garfias, Juan Chabás, Manuel Altolaguirre entre otros. En su actividad,
además de la propiamente cultural, se hicieron manifiestos, charlas y llamamientos
contra el ascenso del fascismo que representaba el Ejército sublevado de Franco, así
como la realización de boletines y publicaciones entre las que destacó El Mono Azul.
Rafael Alberti colabora en salvar los cuadros del Museo del Prado de los bombardeos,
acoge a intelectuales de todo el mundo que apoyaban a la República y llama a la
resistencia del Madrid asediado recitando versos que se difunden hasta los frentes de
batalla. .
Tras la derrota republicana, Alberti y María Teresa León se ven obligados a exiliarse. Se
trasladan a París hasta que el gobierno de Pétain les retira el permiso de trabajo por ser
considerados comunistas peligrosos. En 1940 y ante la amenaza alemana, se trasladan a
Chile acompañados por Pablo Neruda.
A partir de entonces Rafael Alberti vive un largo exilio que le llevará a Buenos Aires y
Roma. No regresa a España hasta 1977, después de la muerte del dictador Franco. Ese
año es elegido como diputado al Congreso en las listas del Partido Comunista, pero no
tarda en renunciar al escaño porque lo que desea es estar en contacto con el pueblo.4
.
Federico García Lorca
Desde los 2 años, según uno de sus biógrafos, Edwin Honig, Federico García Lorca
mostró su habilidad para aprender canciones populares, y a muy tierna edad
escenificaba en miniatura oficios religiosos. Su salud fue frágil y no empezó a andar
hasta los cuatro años. Leyó en su casa la obra de Víctor Hugo y de Miguel de Cervantes.
Como estudiante fue algo irregular. De niño lo pusieron bajo la tutela del maestro
Rodríguez Espinosa, en Almería, ciudad en la que residió con su familia entre 1906 y
1909[cita requerida]. Inició el bachillerato de vuelta a su provincia natal y abandonó la
Facultad de Derecho de Granada para instalarse en la Residencia de Estudiantes de
Madrid (1918–1928); pasado un tiempo, regresó a la Universidad de Granada, donde se
licenció en Derecho, aunque nunca ejerció la abogacía, puesto que su vocación era la
literatura.
La España de García Lorca era la de la Edad de Plata, heredera de la Generación del 98,
con una rica vida intelectual donde los nombres de Francisco Giner de los Ríos, Benito
Pérez Galdós, Miguel de Unamuno y, poco después, Salvador de Madariaga y José
Ortega y Gasset imprimían el sello distintivo de una crítica contra la realidad de España.
Dámaso Alonso