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Colegio Gimnasio Campestre San Sebastián

1. IDENTIFICACIÓN:
GUIA No. 1 FECHA: 22/02/2018
ESTUDIANTE:
AREA: Historia, Geografía, democracia y
ASIGNATURA: Filosofía
constitución política
GRADO: Undécimo DURACION EN HORAS: Dos
COMPETENCIAS: Interpretativa, argumentativa, propositiva.
DBA LC 6: Comprende diversos tipos de texto, asumiendo una actitud crítica y
argumentando sus puntos de vista frente a lo leído.
DOCENTE: Vida Patricia Durán González

2. EXPLORACION CONOCIMIENTOS PREVIOS:


Actividad individual:
SANTO TOMÁS
Razón y fe

Frente a la doctrina de la doble verdad de los averroístas latinos, Santo Tomás sostiene
que la verdad es única, aunque se puede conocer de dos maneras: por la razón y por
la fe. La razón conoce a partir de los datos de los sentidos; en cambio, la fe conoce
partiendo de la revelación divina. En consecuencia, ambas son independientes.

Las verdades de fe, o verdades reveladas, sobrepasan la capacidad de la razón


humana y las estudia la teología; no pueden demostrarse racionalmente y han de ser
aceptadas sin discusión, porque emanan directamente de Dios. En cambio,
las verdades de razón, es decir, las verdades de la filosofía, sí pueden ser
comprendidas por el entendimiento humano y son demostrables racionalmente.

Además, existen algunas verdades que la razón puede demostrar, pero que Dios ha
querido revelamos: los preámbulos de la fe. En este terreno confluyen la fe y la razón,
y la teología puede utilizar esta última para conocer la verdad revelada (teología
natural). La filosofía está, por tanto, al servicio de la teología, y como la verdad es única,
la filosofía y la razón se equivocan si llegan a conclusiones incompatibles con la fe.

Filosofía y Teología deben colaborar mutuamente. La Teología debe aprovecharse de


los métodos racionales para hacer más claras y comprensibles las verdades de la Fe.
La Fe «busca al entendimiento». Y la Filosofía debe dejarse ilustrar por la Teología y
por sus verdades de Fe para completar el conocimiento limitado, propio de la razón
humana. La razón «busca a la Fe».

Dios

Una de las verdades reveladas por la fe, pero susceptible de demostración racional, es
que Dios existe. Para demostrado Santo Tomás propone una demostración a posteriori,
que parte de los sentidos, y que va del efecto (los seres del mundo) a la causa que los
ha producido (Dios).

Tomás de Aquino ofrece cinco demostraciones de la existencia de Dios, las cinco


vías, que comparten la misma estructura: 1) se parte de un hecho de la experiencia; 2)
se aplica el principio de causalidad, advirtiendo que no puede haber una serie causal
infinita; 3) se concluye que ha de existir un ser originario, que es el que da lugar a toda
la serie: Dios.

Las vías son las siguientes: 1ª por el movimiento: va desde el movimiento del mundo al
primer motor inmóvil; 2ª por la causalidad eficiente: va desde las causas subordinadas
hasta la primera causa incausada; 3ª por la contingencia: va desde los seres
contingentes del mundo hasta un primer ser necesario; 4ª por los grados de perfección:
va desde los grados de perfección del mundo hasta un ser infinitamente perfecto; 5ª por
la finalidad y el orden cósmico: va desde el orden y la finalidad del mundo hasta una
primera inteligencia ordenadora.

Dios es el Ser. Sólo por analogía decimos que todo lo que El creó, o sea, los entes,
tienen ser, porque han recibido de Dios todo lo que son: su esencia y su existencia.
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El ser (o sea Dios), origen y causa de todo:

- Es necesario: tuvo que existir y exististirá SIempre.

- Tiene todas las perfecciones en grado infinito.

- No tiene composición (acto-potencia, substancia-accidente, esencia-existencia).

- Es inmutable.

Creación del mundo

Para resolver el problema de la creación, Santo Tomás distingue entre esencia y


existencia, esto es, entre la naturaleza de un ser, entendida como simple potencialidad
o posibilidad (esencia), y su existencia efectiva, en acto. En Dios, esencia y existencia
se implican mutuamente, porque su naturaleza implica existir necesariamente, ya que
es un ser infinitamente perfecto. En cambio, los demás seres son contingentes: su
esencia no implica necesariamente existir, y, por ello, "participan» de la existencia
gracias al acto creador de Dios.

Por la creación Dios sacó a los entes de la nada, como nos enseña la Revelación. Con
e! acto creador Dios no perdió nada de su esencia, sino que se distingue esencialmente
de las criaturas o entes. Las criaturas o entes participan de! ser de Dios sólo en e!
sentido analógico: son algo y tienen perfecciones pero, como acabamos de ver,
esencialmente distintas de las de Dios (los entes son contingentes, compuestos,
mutables).

Antropología y teoría del conocimiento

Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás concibe al hombre como una única sustancia,
compuesta de materia (cuerpo) y forma (alma racional). No obstante, frente a
Aristóteles, y de acuerdo con el cristianismo, mantiene que el alma humana es inmortal.

El hombre es la más importante de las criaturas por su alma racional y espiritual. Dios
creó e! alma de cada hombre singularmente. Por su alma, el hombre es imagen y
semejanza de Dios. El Alma es la forma sustancial del cuerpo, esto es, aquello que hace
que e! hombre sea lo que es en todas sus dimensiones: espirituales, corporales,
sensitivas, etc. El alma forma con e! cuerpo una unidad sustancial. El hombre tiene sólo
un alma que es de naturaleza intelectiva. Virtualmente tiene funciones sensitivas y
vegetativas confiriendo así la unidad sustancial al hombre. El ser y el obrar del hombre
adquieren unidad y coherencia en virtud de que el alma es única e impone la unidad a
todas las operaciones humanas.

El alma es inmortal por dos razones:

• Porque ella fue creada directamente por Dios y no tuvo origen o generación corporal.
Por eso sólo Dios podría «destruir» el alma.

• Porque es espiritual y no depende para su subsistencia del cuerpo ni de sus funciones,


aunque esté unida substancialmente al cuerpo.

La teoría del conocimiento tomista, basada, asimismo, en Aristóteles, entiende el


conocimiento como un proceso de abstracción, por el que el alma desmaterializa las
formas inscritas en la materia, colaborando en dicho proceso, por este orden, los
sentidos, la memoria, el entendimiento agente -que abstrae las formas-, y, por último, el
entendimiento paciente, que recibe la especie o forma inteligible y conoce el concepto
general.

Hay que distinguir:

• El conocimiento sensible: que proviene de las sensaciones de nuestros sentidos (vista,


oído, tacto, etc.). Este conocimiento es siempre de cosas particulares y de cualidades
sensibles. Se fija en los accidentes o apariencias directas (sensaciones) de las
cosas. No puede formar conceptos universales: árbol, hombre, justicia, flor, etc. Sólo
nos da cuenta de «este hombre» de sus cualidades sensitivas, etc.

• El conocimiento intelectual: Es obra del entendimiento. Es un conocimiento universal


o por conceptos (árbol, hombre, etc.), no sensible porque ya no necesita de la imagen
de las cosas ni de su presencia física.
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Para Santo Tomás el conocimiento intelectual se forma a partir del conocimiento
sensible, del modo siguiente:

a) Los sentidos son el origen del conocimiento en cuanto que ellos captan las cualidades
sensibles de los objetos (conocimiento sensible).

b) La imaginación forma una «imagen» o reproducción intelectual de las cosas a partir


de lo que los sentidos le ofrecen. Las imágenes no son todavía conceptos porque están
elaboradas con los datos sensibles. La imagen de este o de aquel objeto (árbol, flor,
hombre, etc.) no es un concepto.

c) El entendimiento forja un «concepto» universal a partir de las imágenes


prescindiendo de sus cualidades sensibles, materiales y particulares para retener sólo
la esencia universal de las cosas: árbol, flor, hombre, etc. Estos son los conceptos
(=concebidos). En cuanto que el entendimiento es su autor le llama Santo
Tomás entendimiento agente. En cuanto que los conceptos quedan «impresos» en el
entendimiento, le llama entendimiento paciente.

La abstracción es este proceso por el que el entendimiento forja los conceptos


universales «abstrayendo», esto es, dejando de lado lo sensible, lo particular y lo
imaginativo (atributos del conocimiento sensible).

La abstracción es, pues, el proceso por el que se pasa del conocimiento sensible al
inteligible.

Ética y política

La ética de Tomás de Aquino es teleológica: nuestros actos tienden a un fin último que
aparece como un bien deseable, la felicidad, que se adquiere mediante el ejercicio del
alma racional (el conocimiento y la virtud). Puesto que Dios es el bien supremo, y el
conocimiento de Dios, el más elevado al que puede aspirar el hombre, una vida
dedicada a la búsqueda y al conocimiento de Dios será la más perfecta y feliz para el
ser humano.

La consideración tomista del hombre tiene su más importante repercusión en todo lo


que hace referencia a la cualificación de los actos humanos. Esta cualificación (de lo
óptimo a lo pésimo, con todas sus gradaciones) es lo que llamamos moralidad.

Sus ideas principales son:

a) El hombre es libre. La libertad es una propiedad de la voluntad humana. La voluntad


es la facultad que «apetece el bien».

b) Los actos humanos son aquellos que se realizan conscientemente. De estos actos e!
hombre es responsable.

c) El fin último de! hombre es la posesión de Dios, soberano bien. Todos los demás
fines de las acciones humanas deben encaminarse a este último objetivo. El mal
moral consiste en no proponerse como fin último la posesión de Dios.

d) Para lograr este objetivo el hombre debe cumplir lo que impone la ley natural, que es
la presencia en la naturaleza humana de la ley eterna. La ley eterna es e! designio de
Dios sobre los seres naturales, esto es, lo que Dios impuso como fin de todas y cada
una de las naturalezas creadas.

e) La ley natural impone «hacer el bien y evitar el mal». Este precepto se concretiza en
el hombre como conciencia moral u obligación de hacer ciertas acciones y evitar otras.
La razón humana está capacitada para distinguir estos preceptos de la ley natural. La
razón es, de hecho, la que impone cuáles son los contenidos de la ley natural en cada
caso.

f) La ley positiva, es el mandato razonable promulgado por la autoridad competente en


orden al bien común de una comunidad o sociedad. El hombre está obligado a cumplir
las leyes positivas justas. Y son justas todas aquellas leyes que no contradigan la «ley
natural».

g) La Ley positiva es el medio para que el Estado procure el Bien común, que es su
objetivo. La Autoridad civil debe ordenar todo para alcanzar el bien común de los
ciudadanos.
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h) Para lograr el bien común debe buscarse la paz, el buen obrar de acuerdo con la ley
natural (moralidad) y los medios necesarios para vivir. Las leyes tienen así que procurar
estos tres objetivos. Si no los procuran son «leyes injustas» y no se está obligado a
obedecerlas. La autoridad que promulga «leyes injustas» se convierte en tiranía y el
ciudadano no debe obedecer al tirano, sino derrocarlo cuando hay garantía de que su
derrocamiento no va a causar males mayores.

Aunque Santo Tomás, como todos los medievales, entendía que la autoridad, también
la civil, viene de Dios, no justifica la tiranía.

Socialización:

3. MATERIAL DE CONSULTA:

Tomado de: Diez de la Cortina, Elelena Diez de la Cortina M. . Recuperado de:


http://cibernous.com/autores/agustindehipona/teoria/biografia.html

VALORACIÓN INTEGRAL
CALIFICACION GUÍA FIRMA FIRMA
DESEMPEÑO
CUALITATIVA CUANTITATIVA DOCENTE ACUDIENTE
SUPERIOR
(96 – 100)
ALTO
(86 – 95)
BASICO
(75 – 85)
BAJO
(10 – 74)

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