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El artículo 1218 del Código Civil prescribe que “La obligación se trasmite a los herederos,
salvo cuando es inherente a la persona, lo prohíbe la ley o se ha pactado en contrario”, si
bien según éste la transmisión opera respecto de los sucesores, es claro que en el extremo
referido a las obligaciones, éstas sólo pasan a una clase de sucesores: los herederos;
mientras que los bienes y derechos sí se trasladan a todos los sucesores en general. En
otras palabras, la transmisibilidad de obligaciones no opera respecto de sucesores a título
singular.
(c) Los antiguos legisladores romanos no requirieron facilitar la circulación de los bienes y
valores, ya que al ser el pueblo romano fundamentalmente agrícola y ganadero, el problema
de la trasmisión de las obligaciones no era preocupación para ellos.
No obstante lo señalado, la trasmisión de las obligaciones mortis causa llegó a ser admitida
en Roma, primero en su aspecto activo, esto es en las acreencias, y luego en el pasivo,
esto es en las deudas. Para ello, el Derecho Romano recurrió a una ficción consistente en
que el heredero continuaba la persona del causante y, por tanto, la obligación no dejaba de
ser un vínculo esencialmente personal. En nuestros días el principio contenido en el artículo
1218 del Código Civil Peruano de 1984, en el sentido de que la obligación se trasmite a los
herederos, tanto del acreedor como del deudor, salvo las excepciones por él previstas, es
norma de carácter universal dentro de nuestra tradición jurídica. Como enseña el profesor
colombiano Arturo Valencia Zea, la muerte de los deudores no suele ser causal de extinción
de obligaciones, pues los herederos suceden al causante en todos sus bienes y deudas,
razón por la cual el heredero está obligado a cancelar las obligaciones de su causante en
las mismas condiciones que aquel las había contraído.
2) Si las deudas del causante son superiores a los bienes que deja al morir, los herederos
sólo están obligados a pagar deudas hasta la concurrencia de los bienes recibidos; por lo
tanto, las obligaciones no se satisfacen plenamente, vale decir, se extinguen definitivamente
en la parte que no se pudo satisfacer.
El artículo 1218 del Código Civil Peruano establece un principio claro y unánimemente
aceptado: la obligación, salvo cuando es inherente a la persona (intuitu personae), lo
prohíba la ley o se haya pactado en contrario, se transmite a los herederos. Este es el
principio de la transmisibilidad de las obligaciones. Sin embargo, resulta evidente que si una
obligación no puede ser exigida a los herederos de un deudor, por parte del acreedor,
tampoco podrá ser exigida por los herederos del acreedor a aquellos del deudor.
ALGUNOS EJEMPLOS:
(a) Obligación no transmisible a los herederos por ser inherente a la persona. Sería el caso
de la persona que encarga a un pintor la elaboración de un retrato suyo. Si el pintor fallece,
la prestación no se transmite a sus herederos, ya que ellos no podrían cumplir con la
obligación, pues ninguno tendría las mismas aptitudes y cualidades de su causante (pues
no existen dos personas que tengan idénticas calificaciones artísticas). Aquí estaríamos
ante una obligación naturalmente intuitu personae.
(b) Obligación no transmisible a los herederos por prohibirlo la ley. La ley, como fuente de
las obligaciones, puede establecer esta limitación. Pero debemos distinguir en este punto
dos supuestos claramente diferenciables. En primer lugar, tenemos a las obligaciones no
transmisibles por su naturaleza -traducida ésta en normas legales específicas-. Es el caso
del contrato de renta vitalicia (artículo 1937), cuando se prevé: Artículo 1937.- "Si muere la
persona cuya vida se designó para el pago de la renta, se extingue ésta sin que exista
obligación de devolver los bienes que sirvieron de contraprestación." Otro ejemplo lo
constituye el derecho real de usufructo (artículo 1021, inciso 4): Artículo 1021.- "El usufructo
se extingue por: (...) 4. Muerte o renuncia del usufructuario. (...)"
(c) Obligación no transmisible a los herederos por pacto. En este supuesto se encontrarán
todas las obligaciones no enmarcadas dentro de las dos hipótesis anteriores, pues no se
tratará de aquellas inherentes a la persona ni de las prohibidas por la ley para transmitirse a
los herederos. En estas circunstancias nada impide que las partes estipulen la
intransmisibilidad de la obligación a los herederos del deudor, del acreedor, o de ambos.
Podría ser el caso de la obligación de pagar una suma de dinero. Esta obligación es
transmisible a los herederos por excelencia; pero nada impide que las partes, en ejercicio
de la autonomía de la voluntad, pacten que ella no se transmitirá en caso de fallecimiento
del deudor.
En este caso la prestación sólo puede ser cumplida por la persona elegida en función de
sus calidades y cualidades personales, por lo que no se puede pretender que el heredero
efectúe el cumplimiento, aun teniendo calidades o cualidades parecidas (salvo que el
acreedor lo autorice). Esta posibilidad se presenta, desde luego, en las obligaciones cuyo
objeto consiste en una prestación de hacer, tales como en los contratos de prestación de
servicios, contratos derivados de la propiedad intelectual, entre otros; mas es muy difícil que
se dé en las obligaciones con prestaciones de dar y menos aún en las de no hacer.
B. TRANSMISIÓN PROHIBIDA POR LA LEY. En este caso es la propia ley la que ordena
que el cumplimiento de la prestación no se traslade a los herederos. Uno de los casos
típicos es el contrato de comodato; pues en este contrato, conforme lo precisa el artículo
1733, las obligaciones derivadas de este contrato no se trasmiten a los herederos del
comodatario; sin embargo, la transmisión sí es posible cuando el bien haya sido dado en
comodato para una finalidad que no pueda suspenderse.
El inciso 1 del artículo citado, precisa que el acreedor podrá emplear las medidas legales a
fin de que el deudor le procure aquello a que está obligado. Es decir, desde el momento que
el derecho de crédito constituye una situación jurídica protegida por el ordenamiento jurídico
frente al incumplimiento de la prestación debida, el acreedor puede accionar para pretender
obtener la tutela jurisdiccional de su derecho.
IV. EL PAGO
Concepto. La palabra “pago” viene del latín “pacare”, que significa satisfacer, pacificar,
aplacar. El pago o “solución” es la ejecución de la prestación debida, (…)183 . Para Pothier
las obligaciones pueden extinguirse de diferentes maneras, una de esas maneras es “el
pago real”. Pago real, afirma Pothier, “es el cumplimiento real de lo que uno se ha obligado
a dar o hacer. Cuando la obligación es de hacer alguna cosa, el pago real de esta
obligación consiste en hacer la cosa que uno se ha obligado a hacer. Y “cuando la
obligación es de dar alguna cosa, el pago es la traslación de la propiedad de esta cosa”184
. Por su parte, Ferrero señala “que el pago es la forma normal de extinguir las
obligaciones”185. El pago debe entenderse, dice Ferrero, citando a Colin y Capitant, como
“el cumplimiento de la obligación”186 . El pago puede definirse, según Osterling Parodi y
Castillo Freyre, “como el medio ideal de extinción de las obligaciones. El pago implica la
ejecución de la obligación en las condiciones convenidas en su origen, es decir el
cumplimiento dentro de los términos previstos. Pagar es actuar conforme a lo debido. Pagar
es llegar al destino natural de toda obligación. Significa la ejecución voluntaria de la misma,
en estricto orden a lo convenido o previsto por la ley”187 . Nuestro Código Civil define al
pago, cuando en el artículo 1220 prescribe que “se entiende efectuado el pago sólo cuando
se ha ejecutado íntegramente la prestación”; es decir, que el pago se hará efectivo solo
cuando se haya ejecutado íntegramente la prestación debida (dar, hacer o no hacer).
Por su parte el Código Civil argentino una de formas cómo las obligaciones es mediante el
pago (artículo 724). El pago, precisa el su artículo 725, es el cumplimiento de la prestación
que hace el objeto de la obligación, ya se trate de una obligación de hacer, ya de una
obligación de dar. El Código Civil español también señala que las obligaciones se extinguen
por el pago o cumplimiento (artículo 1156). No se entenderá pagada una deuda sino cuando
completamente se hubiese entregado la cosa o hecho la prestación en que la obligación
consistía (artículo 1157). Nótese que mientras el Código Civil argentino no incluye a las
obligaciones de no hacer, el Código Civil español, incluye tanto a las de dar, hacer y no
hacer, tal como lo hace nuestro Código Civil peruano. Pues nosotros consideramos que
también hay pago en las obligaciones de hacer, y este consiste en la abstención del deudor,
pues el pago es precisamente la abstención de una determinada conducta. Nuestra
jurisprudencia ha definido al pago, en armonía con la doctrina y la legislación. Así, “El pago
o cumplimiento es la realización de la prestación que le proporciona al acreedor el objeto
debido para la satisfacción de su interés, al mismo tiempo que extingue el vínculo y libera al
deudor”188; “El pago es el modo normal de extinguir la obligación mediante el cumplimiento
de la prestación objeto de la misma”189 . El pago o cumplimiento, es entonces, el modo
normal de extinguir las obligaciones, mediante la ejecución total o integral de las debidas
prestaciones en las que consisten las obligaciones. El pago libera al deudor. Requisitos. Los
requisitos del pago podemos reducirlos a cinco: a) Una obligación preexistente ya que no
podría darse cumplimiento a una obligación inexistente. Si así ocurre se nos presenta un
supuesto de pago indebido, del que se tratara más adelante.