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Rumpler Taube
Desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, se debatió sobre las posibilidades de
uso de aeronaves en la guerra.
En el Imperio alemán, los grandes éxitos de los primeros zeppelin habían eclipsado
en gran medida la importancia de las aeronaves más pesadas que el aire. De una
fuerza aérea compuesta de unas 230 aeronaves en agosto de 1914, solo unas 180
fueron de algún uso.3 Los ejercicios de aviación militar francesa de 1911, 1912 y
1913 habían iniciado la cooperación con la caballería (en el reconocimiento) y con la
artillería.4 El Reino Unido había comenzado tarde y, en un inicio, dependió bastante
de la industria aeronáutica francesa, especialmente para los motores de las
aeronaves. La contribución inicial británica al total de la fuerza aérea aliada en
agosto de 1914 (de unas 184 aeronaves) se compuso de tres escuadrones con unas
30 máquinas en servicio.3 Por su parte, Estados Unidos estaba aún más atrasado,
incluso en 1917, cuando entró en la Guerra, dependían casi por completo de las
industrias aeronáuticas francesa y británica para los aviones de combate.5
Bombardeo en la Guerra
El primer bombardeo estratégico en la historia fue también el primer caso de bombas
lanzadas sobre una ciudad desde el aire. El 6 de agosto de 1914 un Zeppelin alemán
bombardeó la ciudad belga de Lieja. Durante la Primera batalla del Marne, un piloto
alemán que volaba misiones de reconocimiento aéreo sobre París regularmente
lanzó bombas sobre la ciudad. La primera incursión dejó caer cinco pequeñas
bombas y una nota exigiendo la rendición inmediata de París y de la nación francesa.
Antes de la estabilización del frente occidental, el avión alemán lanzó cincuenta
bombas en París, ligeramente dañando la catedral de Notre Dame.
En 1914 la aviación estaba en pleno avance. Habían pasado 11 años desde el vuelo
de los hermanos Wright (puesto en duda como el primero frente al de Dumont en
1906). Hasta entonces, la única forma viable de volar que había encontrado el ser
humano era en globo aerostático. De hecho, en 1900 empezó a “flotar” el primer
zepelín. Pero en lo referente a aeronaves autopropulsadas los primeros aviones ya
surcaban los cielos, aunque de forma rudimentaria.
Cuando estalló la guerra, todas las potencias usaron los aviones para el
reconocimiento. Fue esencial cuando los soldados cavaron las trincheras y colocaron
la artillería, porque los artilleros necesitaban datos fiables para calibrar sus cañones.
Esta información se podía conseguir por tierra a un alto coste. Sin embargo, los
aeroplanos podían observar desde el cielo las líneas enemigas. Gracias a estos
datos los artilleros sabían a dónde apuntar, los altos mandos preparar los ataques y
cómo excavar los túneles.
El caza de combate
Estos primeros aviones era ligeros y sus motores, poco potentes: podían llevar al
piloto y poco más. Pronto se empezó a pensar en maneras de mejorarlos e incluirles
armas. La inteligencia militar era clave para el buen desarrollo de las operaciones
terrestres; derribar los aeroplanos podía marcar la diferencia. La cuestión era cómo.
Poco a poco aumentaron la potencia de los motores, dando origen a fuselajes más
resistentes y cargas más pesadas (más tripulación, bombas y armas). De todos
modos, hasta la primavera de 1915 todo esto se seguía haciendo de manera
rudimentaria, con fusiles, pistolas y lanzando las bombas con la mano.
Lo que Saulnier hizo fue buscar la manera de sincronizar los disparos con el giro de
la hélice para no destrozarlas (podían soportar varios disparos), pero no terminaba
de conseguirlo. La solución fue revestir las palas de la hélice con placas de metal
para que las balas rebotaran. El problema era que una de cada diez balas impactaba
y rebotaba, y alguna podía dañar el avión (a pesar de lo rudimentario, podían
aguantar muchos impactos de bala) e incluso al piloto. Roland Garros, uno de los
mejores aviadores de Francia, instaló el sistema de Saulnier en su biplano y
consiguió abatir varios aviones alemanes: el caza de combate tal y como lo
conocemos había nacido. Pero una semana después de montar el invento de
Saulnier, su avión fue abatido e hizo un aterrizaje forzoso en suelo alemán. Aunque
trató de destruirlo los alemanes rescataron el sistema de sincronización y Anthony
Fokker, ingeniero holandés al servicio de Alemania, aprendió de las ideas francesas.
Su equipo ya tenía bastante avanzado su propio sistema similar al francés, y poco
tiempo después lo montó en sus cazas.
Con el mejor sistema de sincronización los aviones Fokker dominaron los cielos de la
Primera Guerra Mundial. La vida media de los pilotos aliados era de 11 días en el
frente, una situación que soportaron gracias a la avalancha de voluntarios en la
escuela de vuelo y a la industria aeronáutica francesa, que nutrió de aeroplanos
también a Gran Bretaña, la que peor cuerpo de aviación tenía al inicio de la guerra.
Con todo, los Aliados no tardaron en desarrollar sus propios sistemas de
sincronización y mejoraron los cazas. Hasta 1916 los triplanos Fokker DR I fueron los
reyes del aire, pero a lo largo del año el Nieuport 17 francés y el Sopwith Pup
británico hicieron frente al dominio alemán. Alemania perdió la ventaja en la carrera y
los británicos lograron alcanzar un buen nivel. La guerra por tierra, mar y aire, estaba
igualada.
En 1917 crearon los “barcos volantes”, grandes biplanos que se botaban al mar
como si fueran un navío y despegaban desde un puerto. Lo malo es que seguían
siendo muy pesados y tenían que volar muchas horas sobre el mar, se perdía la
ventaja de atacar desde cualquier parte y realizar vuelos más cortos. La fatiga de los
pilotos aumentaba y las travesías se convertían en el terror de los aviadores, que
podían verse en mitad del mar por cualquier avería sin la tranquilidad de tener su
barco cerca.
La solución definitiva pasaba por despegar y aterrizar en los barcos, y la Real Fuerza
Aérea Británica (RAF) investigó hasta desarrollar el portaaviones. La RAF intentó
usar paneles amarrados a las baterías de cañones de los buques, los aeroplanos
podían despegar pero no aterrizar. La respuesta fue una gran plataforma que surcara
los mares, un navío dedicado en exclusiva a transportar aviones. Aparecieron nuevas
incógnitas porque los pilotos debían aterrizar en una pista en movimiento que
navegaba un mar complicado con fuertes rachas de viento. En verano de 1917 el
primer portaaviones, el HMS Furious, comenzó sus pruebas y en 1918 realizó el
primer ataque sobre zepelines, que fue un éxito.
Pero cuando los británicos frenaron a los zepelines, llegaron los bombarderos. Desde
1917 ambos bandos pensaron en reutilizar los aviones de reconocimiento para otro
cometido. Eran aeroplanos más grandes, los motores ya tenían mayor potencia y
llevar peso era menos problemático. Al principio los pilotos llevaban en la cabina
alguna bomba por el suelo que iba de un lado a otro y la soltaban con la mano; ahora
comenzaron a acoplarlas a soportes en las alas y el fuselaje. Con grandes depósitos
de combustible, buenos motores y artilleros (defendían la aeronave de los ataques
de los cazas) aparecieron las primeras fortalezas voladoras, que tuvieron más éxito
en los ataques sobre Londres.
Al final, los alemanes abandonaron sus ataques sobre Inglaterra en mayo de 1918
porque los británicos idearon un sistema de defensa efectivo. Al mismo tiempo, los
Aliados construyeron sus propios bombarderos que podían atacar ciudades
alemanas. La carrera tecnológica convirtió a los civiles en una parte más del campo
de batalla, un engranaje al servicio del Estado que fabricaba armamento y
maquinaria militar. Atacar la industria del enemigo, además de ser vital para el
transcurso de la guerra, ahora era posible.
Bibliografía
–HOWARD, M: La primera guerra mundial, Crítica, 2002.
Al estallar el conflicto los aviones eran de tipo primitivo, sin especialización alguna y
de muy limitadas posibilidades. Sus comunes características eran: ausencia de
armamento, escasa maniobrabilidad y solidez, 100 a 120 kms por hora de velocidad
máxima, 2800 metros de techo máximo de vuelo y una pobre capacidad ascensional
de unos 100 metros en poco más de un minuto. En cambio en 1918 cualquier avión
de caza (ya existía la especialidad en los diversos tipos de avión) tenia una velocidad
de crucero del orden de los 220 kms por hora, una autonomía de 2 horas, 5000
metros de techo de vuelo y una capacidad ascensional de alrededor de 500 metros
por minuto.
Por otro lado la aviación la aviación militar, apenas existente en 1914, en 1918
alcanzo ya una vigorosa personalidad propia, con una clara división en sus distintas
modalidades de empleo, con una organización basada en la existencia de grandes
unidades aéreas y con una precisa formulación de los puntos básicos del arte militar
aéreo.
Al iniciarse la guerra la situación aérea entre los principales países beligerantes, así
como la evolución sufrida, eran las que se exponen a continuación:
En 1917 se formo la primera gran unidad (la primera brigada aérea) que al año
siguiente contaba con la ayuda de otras 7. El 1 de abril de 1918 la aviación inglesa
adquiría plena independencia al fusionarse el Royal Flying Corps y el Royal Naval Air
Service, formando entre ambos la Royal Air Force, mas conocida de ese momento en
adelante por sus siglas RAF.
Cuando termino el conflicto, la RAF tenía en Francia 1799 aviones (además de otros
450 en la metrópoli y las colonias) de ellos 747 cazas. Había formado a 27333
pilotos, su producción total había alcanzado los 47873 aparatos y la media de
producción en 1918 era de 3500 aviones (contra 53 en 1914).
Estados Unidos: Aunque este país no entro en la guerra hasta el mes de abril de
1917, su preparación militar para la misma era ya bastante intensa desde hacia algún
tiempo. Sin embargo no había ocurrido lo mismo respecto a la aviación, aspecto que
había sido notoriamente descuidado, hasta el punto que en el momento en que se
sumo al conflicto y cuando los demás países beligerantes contaban sus aviones por
miles, las fuerzas aéreas estadounidenses, con solo 250 aviones, ocupaban el 14°
lugar en la tabla de las principales aviaciones del mundo. En aquel momento podían
alinear 83 pilotos, 109 aviones (el resto no siendo aptos para el combate) 1 dirigible y
3 globos.
Ya en guerra, los estadounidenses siempre actuaron usando material aliado (un total
de 5000 aviones) aunque si bien llegaron a fabricar unos 4800 aparatos, tipo De
Havilland británicos. Al concluir la guerra, contaban en Europa con 740 aviones, 800
pilotos y 500 observadores. Su balance total, incluyendo las cifras correspondientes
a la escuadrilla Lafayette, formada por pilotos voluntarios, fue de 781 victorias y 289
perdidas.
Otros Países: Al entrar en la guerra, Italia tenia unos 80 aviones, Austria 36 y Bélgica
30. En otoño de 1918, Italia disponía ya de 1758 aparatos, había formado 5100
pilotos, 500 observadores y 1000 ametralladores, había fabricado un total de 12000
aviones y alcanzado 763 victorias aéreas al precio de 1600 bajas propias entre el
personal volante. Por su parte Bélgica termino la guerra con 127 aviones y Austria,
que fabrico 5431 con unos 290.
En 1915 aparecieron, como se vera mas adelante, los núcleos elementales de lo que
en lo sucesivo seria la aviación de caza y bombardeo. Pero los logros mas
importantes de ese año fueron la ya aceptada capacidad de la aviación para el
reconocimiento táctico del campo de batalla, y el acertado empleo de la fotografía
aérea y del enlace aire-tierra por telegrafía sin hilos.
En 1916 y gracias al autentico forjador que para la aviación fue la batalla de Verdún,
es cuando el arma aérea comienza a adquirir su verdadera dimensión. Se llega a la
plena especialización de misiones, doctrinal y técnicamente, aparecen los primeros
grupos específicos de aviación naval, las de caza y bombardeo perfilan su propia
personalidad y el reconocimiento alcanza un nivel matemático al poderse obtener
fotografías aéreas del campo de batalla a escalas 1/10000, 1/5000 y 1/2000. Se
demuestra ya la irreversible necesidad de tener una potente industria aeronáutica
capaz de atender las crecientes exigencias cuantitativas y cualitativas de la guerra
aérea.
En 1917 fue cuando por primera vez apareció el concepto de masa aérea, no solo en
el aspecto simplemente numérico (Francia dispone de unos 2000 aviones e
Inglaterra 550 en el frente) sino por la creación de las primeras grandes unidades
aéreas. Alemania por ejemplo crea la primera ala de caza (Jadgdgeschwader)
integrando cuatro escuadras de caza en una unidad superior, en tanto que Inglaterra
crea la primera brigada aérea. También ese año se caracteriza por la aparición,
todavía rudimentaria, de la cooperación aeroterrestre del bombardeo nocturno de tipo
regular y de la caza nocturna.
Por ultimo en 1918, fue el año donde indiscutiblemente se consagro la aviación como
arma independiente, tanto en lo doctrinal como lo táctico. En el campo de las
especialidades aparece la caza de grandes altitudes, el esbozo del futuro bombardeo
estratégico y la afirmación rotunda de la cooperación aeroterrestre, de la cual no solo
no se atreven a prescindir las grandes unidades terrestres, sino que la exigen como
factor importantísimo para el logro del éxito en sus operaciones.
En efecto las grandes crisis sufridas en uno u otro periodo por las aviaciones
combatientes se debieron precisamente a la aparición en el bando enemigo de
material aéreo de mejor calidad, crisis que no cesaba hasta que esta superioridad del
enemigo no era compensada o superada por la fabricación de un tipo propio,
técnicamente mas adelantado. Así por ejemplo, la indudable superioridad alemana
en 1915 fue debida a la actuación de su superior Fokker E 1 y solo se atenuó, hasta
desaparecer cuando en 1916 aparecieron el FE 2b y el DH 2 británicos y el Nieuport
17 francés. Nuevamente a finales de 1916, la introducción de los nuevos aviones
alemanes Halberstadt D II y Albatros D I volvió a desnivelar la lucha hasta que un
año después, la presencia del Spad francés y del Bristol F2B británico la equilibraron
nuevamente.
En el verano de 1917 la pugna prosiguió con los nuevos modelos SE5 y Sopwith
Camel británicos y los Pfalz D III y Fokker Dr I alemanes, este ultimo el famoso
triplano preferido por el as alemán Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen (1892-
1918). La carrera técnica continúo en 1918, si bien la pugna se desnivelo a favor de
los aliados a causa de la superioridad numérica y de la asfixiante escasez de
gasolina que padeció la aviación alemana, con el enfrentamiento del DH 4 británico y
la ultima versión del Spad 13 francés, con los poderosos Fokker DVIII y Fokker DVIII
alemanes
AVIACIÓN DE CAZA.
*Entre los primeros aviones que alinearon los alemanes merece citarse el AGO C I.
Se trataba de un biplano de reconocimiento con fuselaje doble, propulsado por un
motor Mercedes DIII de 160 CV y que pese a ser construido en pequeña cantidad fue
muy frecuente en el frente del oeste.
Más que en ninguna otra guerra, esta faceta de la lucha aérea tuvo en esta
conflagración un carácter singularmente caballeresco que, desgraciadamente, se
perdió casi por completo en épocas posteriores. Los pilotos caídos eran enterrados
por el enemigo con los máximos honores, se expresaba el sentimiento que se sentía
por el as enemigo que desaparecía para siempre y en mas de una ocasión se
perdonaba la vida interrumpiendo el combate, al aviador enemigo que en pleno duelo
aéreo experimentaba dificultades de tipo técnico (ametralladoras encasquilladas,
etc.) al margen de la lucha en si.
La aviación de caza no existió como tal sino hasta bien entrado el año 1915. Durante
las primeras semanas de guerra los aviones, dedicados exclusivamente al
reconocimiento, iban totalmente desarmados, después solo llevaron como
armamento (hasta la citada época de 1915) una pistola personal portada por el piloto
o el observador. Así pues los primeros encuentros tuvieron un carácter accidental y
mutuamente defensivo, en los que el derribo era una tarea que dependía, mas de la
habilidad de los tripulantes, de unos disparos efectuados poco menos que al azar.
*El Halberstadt DII fue uno de los primeros cazas utilizados en Europa, aunque
pronto paso a los frentes de próximo oriente. Su armamento consistía en una
ametralladora fija Spandau y su velocidad máxima era de unos 145 kms por hora.
Parece ser que el primer combate en el que se intercambiaron disparos tuvo lugar el
1 de septiembre de 1914, si bien ninguno de los dos aviones resulto alcanzado por el
fuego de los mismos. El 26 de agosto de 1914, en el frente oriental, el teniente ruso
Piotr Nésterov (1887-1914) embistió voluntariamente con su avión al del teniente
austriaco Friedrich von Rosenthal, resultando ambos aviones derribados y todos los
tripulantes muertos (este fue el primer caso del uso del “Taran” o ariete en ruso, una
táctica de combate muy extendida en ese país y luego en la Unión Soviética,
consistente en embestir el avión enemigo con el avión propio). Pero desde el punto
de vista histórico esta acción no puede ser considerada como la primera victoria
aérea.
*Entre los aviones que alcanzaron fama legendaria durante la guerra destaca
indudablemente el Fokker Dr I triplano de caza que estuvo en uso operacional
durante 1917 y 1918 y que equipo numerosas Jagdstaffeln. El celebre von
Richthofen perdió la vida cuando fue derribado uno de estos aparatos. Su
armamento consistía en dos ametralladoras gemelas Spandau montadas sobre la
nariz y que disparaba entre las palas de la hélice. Iba normalmente propulsado por
un motor Oberursel de 110 CV que le permitía alcanzar los 166 kms por hora a 4000
metros.
Esta corresponde al sargento francés Frantz y al mecánico de la misma nacionalidad
Quenault, que el 5 de octubre de 1914 y a bordo de un Voisin, derribaron al Aviatik
alemán que era tripulado por el teniente von Zangen (observador) y el sargento
Schlichting (piloto). Aunque a partir de ese momento los derribos menudearon (a
fines de noviembre los ingleses habían derribado 4 aviones y los franceses otros
mas) el avión de caza no nació hasta abril de 1915, cuando el piloto francés Roland
Garros (1888-1918), celebre por sus vuelos pre guerra mundial, instalo en su avión
un mecanismo muy primitivo, inventado por su ingeniero Gilbert mediante el cual la
cadencia de fuego estaba mas o menos ajustada al ritmo de giro de la hélice,
reforzada esta con gruesas planchas metálicas deflectoras. Garros pronto tuvo que
tomar tierra por averías en la zona alemana, y ahí el nuevo sistema fue examinado
por el ingeniero holandés Fokker, al servicio alemán. Apenas unas semanas
después, este presentaba otro mecanismo, basado en el francés, pero
extraordinariamente mejorado, que resolvía totalmente los problemas de
sincronización de tiro a través de la hélice.
*Entre los famosos aviones con que estaban equipadas las fuerzas francesas puede
mencionarse el Nieuport, con todas sus series desde la 10 a la 23. En la imagen se
muestra el Nieuport 17, que entro en combate en 1916 y fue utilizado también por
Bélgica, Estados Unidos, Inglaterra y Rusia.
En números redondos las victorias aéreas obtenidas en la Gran Guerra por las
distintas aviaciones beligerantes fueron las siguientes: Alemania 6300, Austria 430,
USA 781, Francia 2500, Inglaterra 6800, Italia 763 y Rusia 152. Estas cifras no
corresponden ni mucho menos a las perdidas sufridas por el bando enemigo, ya que
en todos los casos, las perdidas fueron mucho mayores como consecuencia de
accidentes, desapariciones, etc.
*Los restos del triplano Fokker Dr I de von Richthofen recuperados por el escuadrón
N° 3 del Australian Flying Corps en Bertangles, el 22 de abril de 1918. En primer
plano se pueden ver sus dos ametralladoras Spandau.
LA AVIACIÓN DE BOMBARDEO
Esta tuvo un desarrollo menos espectacular que la de caza, aunque no por ello
menos positivo. Por parte alemana, ya a fines de 1914, se habían organizado 3
grupos de bombardeo (de 6 escuadrones cada una). Inglaterra siempre presto gran
atención a la fuerza de bombardeo, actuando dentro de este campo casi desde el
comienzo de la guerra. Francia quedo un poco más retrasada al respecto, si bien en
1915 y principalmente en 1916 dispuso ya de unidades especializadas.
*Secuencia que muestra un bombardero pesado Gotha G.IV de la KG3 volando
sobre Inglaterra.
Aunque desde 1915 los alemanes habían ya atacado Inglaterra mediante incursiones
de zepelines, no fue hasta 1916 cuando un avión bombardeo Londres por primera
vez, el 28 de noviembre, siendo sus protagonistas los tenientes Brandt e Ilges, los
cuales abordo de un biplano de reconocimiento, lanzaron algunas pequeñas bombas
sobre la estación Victoria.
En el orden anecdótico cabe destacar el vuelo del teniente francés Marchal quien el
20 de junio de 1916, partiendo en solitario de Nancy, atravesó toda Alemania para
arrojar unos panfletos sobre Berlín y poco antes de aterrizar en territorio amigo de
Rusia fue hecho prisionero al tener que tomar tierra por avería en el frente polaco. Su
vuelo fue muy meritorio, puesto que recorrió 1370 kms, cifra muy significativa si se
tiene en cuenta que el último record de distancia en 1914, era de 1021 kms. Otra
hazaña histórica fue la del teniente ingles Morrish quien el 20 de mayo de 1917
hundió al submarino alemán U 36, consiguiendo la primera victoria de la historia en la
lucha del avión contra el submarino.
Por su parte, en el último año de la guerra los ingleses dispusieron del avión pesado
Handley Page O/400 de gran radio de acción, que en su primera versión apareció en
1917. El ultimo gran bombardero alemán Siemens-Schuckert R VIII de 6 motores de
300 CV y que tenia una autonomía de 8 horas en vuelo, pero que solo se construyo
un prototipo que no llego a volar ya que se averió durante las pruebas al finalizar la
guerra.
EL GLOBO Y EL DIRIGIBLE.
El globo fue muy empleado en la Gran Guerra, si bien durante la misma se confirmo
su decadencia y desaparición, salvo en su empleo como globos de barrera antiaérea.
Ambos bandos lo usaron profusamente, en especial en su versión de anclaje fijo a
efectos de dirección y corrección del tiro de artillería. Sin embargo la aparición del
avión caza, muchos de cuyos pilotos de especializaron en el derribo de los
indefensos globos, convirtió al globo en una presa fácil, lo que termino por hacer
desistir de su empleo.
El dirigible, especialmente por parte alemana, tuvo una intervención muy activa en la
guerra, si bien durante la misma se demostró irrefutablemente su tremenda
vulnerabilidad. El alto grado de esta y los escasos resultados alcanzados
determinaron unos meses antes del fin de la guerra, que el alto mando alemán
desistiera por completo de su empleo, cuando menos en el aspecto ofensivo.
A partir del otoño de 1914, la flota de dirigibles alemanes (la más potente del mundo
con sus aeronaves de 18000 y 25000 metros cúbicos) alternaba ya sus habituales
reconocimientos lejanos con bombardeos contra Amberes y Ostende. En 1915 la
acción se incremento y el 19 de enero 3 dirigibles atacaron algunos puntos del
sudeste de Inglaterra y en mayo agudizaron este tipo de ataques como consecuencia
de haber sido adelantadas las bases de los dirigibles a la costa belga. El 7 de junio el
teniente británico Warneford abatía el primer dirigible LZ 37, sobre el cielo de Brujas,
con el insólito procedimiento de arrojarle bombas de su avión.
*Fotografía en vuelo del dirigible alemán L 48 (LZ 95) en 1917. Este zepelín realizo
varios raids sobre Suffolk hasta que fue derribado el 16 de junio de 1917 pereciendo
con el 16 miembros de su tripulación y dejando 3 sobrevivientes, rarisima ocurrencia
dentro del servicio en los dirigibles donde por lo general toda la tripulacion moria en
la caida.
1916 comenzó con una incursión de 8 dirigibles contra Inglaterra, de los cuales uno
fue derribado. Pero no fue hasta la noche del 2 al 3 de septiembre del mismo año
cuando la defensa inglesa consiguió derribar un dirigible sobre su territorio (todos los
demás lo habían sido sobre el mar o sobre territorio belga o francés) y el autor de la
hazaña fue el teniente Leefe-Robinson y la victima el SL 11. El 23 de septiembre son
derribados otros dos dirigibles de una formación de 11 y en la noche del 1 al 2 de
octubre muere el capitán Mathy al ser derribado su dirigible L 31. Las crecientes
perdidas alemanas determinaron al mando germano a imponer una pausa en las
operaciones, al menos mientras no entraran en servicio los dirigibles gigantes de
55000 metros cúbicos.
En otro orden de ideas, cabe destacar el notabilísimo vuelo del dirigible L 59, de
68500 metros cúbicos, que partió de Jamboli (Bulgaria) con la misión de socorrer a
las fuerzas germanas en África Oriental. Cuando se hallaba sobre Kenia recibió la
orden de regreso, haciéndolo sin novedad después de haber volado 7000 kms en 96
horas.
CONCLUSIONES GENERALES.
La Primera Guerra Mundial supuso la plena consagración del aeroplano como arma
de guerra. La aviación militar, que empezó siendo un simple y poco prestigiado
elemento auxiliar de los dispositivos de observación, acabo no solo teniendo una
personalidad propia, sino también una estricta especialidad derivada de sus
modalidades de empleo.
Los pasos más importantes de esta evolución, una evolución que modifico los
principios tradicionales del arte de la guerra, fueron los siguientes:
1914: la aviación es un mero servicio auxiliar del mando, a efectos del
reconocimiento, aspecto en el que poco a poco consigue aventajar a la caballería
clásica.