Você está na página 1de 9

Para empezar, hay que decir que todos los seres humanos inician su proceso de

maduración neuropsicológica en el momento que es concebido, este proceso se constituye


de numerosos cambios que suceden sin control voluntario y que van permitiendo la
resolución de problemas y la adaptación a nuevas situaciones. Es un proceso complejo,
que implica una serie de nociones y cuestiones físicas o biológicas, así como también
socio-culturales y psicológicas, que influyen en gran medida en la formación de la
personalidad e identidad, y en el desenvolvimiento de la persona. Numerosos autores
plantean diversas etapas sucesivas que deben darse para llegar a un adecuado
desenvolvimiento en la adultez, de estas etapas la que nos compete en esta investigación,
es la infancia.

La infancia se extiende desde el nacimiento hasta la adolescencia, es una etapa


crucial, durante la cual existen dos aspectos fundamentales, el biológico y el psicosocial.
En relación al aspecto biológico, podemos decir que en este periodo ocurre la mayor parte
del crecimiento físico de la vida extrauterina; y a nivel psicosocial, los niños comienzan
a relacionarse y establecer vínculos con los demás, lo cual será crucial para el desarrollo
psicológico del niño. Tal es la relevancia de esta etapa, que cualquier alteración en los
procesos que en ella se dan, darán lugar a perturbaciones de gravedad variable, afectando
dimensiones psicológicas, cognitivas, conductuales, físicas-motoras, perceptivas y
sensoriales, determinando así la calidad de vida del niño. A su vez dentro de la infancia
encontramos un periodo que coincide con el ingreso a la vida escolar, marcando la
experiencia personal y el desarrollo de los niños de entre tres y seis años
aproximadamente, dicho periodo es denominado “etapa preescolar”. En está, pueden
contemplarse diversas áreas de desarrollo las cuales van generando una gran cantidad de
habilidades y destrezas neuropsicológicas que se irán desarrollando a medida que los
niños van creciendo. Durante la etapa preescolar, el desarrollo motor avanza y las
destrezas motoras maduran, permitiendo al niño/a desenvolverse física y corporalmente;
respecto al desarrollo cognoscitivo, se van adquieriendo conocimientos de propiedades
espacio-temporales, visoperceptivos y otras; a nivel socioemocional, se desarrollan
conductas expresivas y respuestas afectivas; en el área de desarrollo moral, comienza la
capacidad de razonamiento frente a situaciones buenas o malas; y en el área del lenguaje
comienzan una serie de cambios que involucran la articulación, fonación, lenguaje
expresivo-compresivo y al proceso de lecto-escritura.
La madurez, en esta etapa se refiere a la capacidad física, psíquica y social que
posee el niño, en el momento del ingreso al sistema escolar, que le permite enfrentar
adecuadamente la situación y sus correspondientes exigencias.

A continuación, se refieren algunos antecedentes en relación a los ejes temáticos


expuestos con anterioridad. Para empezar, se exponen investigaciones y trabajos
publicados en Argentina, seguido de antecedentes internacionales.

En el año 2003 el Lic. Roberto M. Paterno y la Lic. Claudia A. Eusebio, tras años
de investigación y experiencia en el ámbito de la “Fundación de Neuropsicología Clínica-
TDAH”, en Buenos Aires- Argentina, concluyeron que una evaluación neuropsicológica
completa, mediante baterías estándar o eclécticas, permite situar las perturbaciones
neurocognitivas dentro del conjunto del funcionamiento neuropsicológico global del niño
(actual estado funcional del cerebro), y a su vez permite adaptar la educación especial
implementada para estos niños que sufren alguna disfunción a nivel cerebral. Los
resultados de una evaluación neuropsicológica global, nos describirá en detalle en que
tareas o situaciones y de qué modo aparecen perturbadas cada una de las funciones
nerviosas superiores y los dispositivos básicos para el aprendizaje. Los autores recalcan
la importancia de una valoración neuropsicológica temprana, planteando que de ella
derivará la posibilidad de establecer una línea base, en cada una de las funciones
neurocognitivas, para la iniciación de la intervención neuropsicológica; permitirá hacer
referencia a las oportunidades reales (pronostico) del niño para integrar, organizar,
codificar, categorizar y comprender nueva información; y propicia información sobre que
especialistas deben intervenir en el tratamiento y/o en qué orden se los puede priorizar.
Desde el enfoque neuropsicológico, nos invitan a reflexionar sobre la integración,
estableciendo la “integración escolar” de un niño “concreto y real” dentro de un marco
científico, donde se detallen sus posibilidades y dificultades, logrando una verdadera
integración educativa y no meramente legal y/o administrativa como actualmente sucede
en muchos establecimientos escolares de la Argentina.

Por otro lado, Abad S., Brusasca M. C., y Labiano L. M. (2009), a través de un
proyecto académico financiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Facultad de
Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis-Argentina, brindan un
panorama general de las posibilidades de la Neuropsicología Infantil actual y la
importancia de instrumentar evaluaciones diagnosticas en fases evolutivas tempranas.
Proponen que la identificación de alteraciones cerebrales menores o mayores, en los
primeros años de vida, aumenta considerablemente la probabilidad de realizar
intervenciones exitosas. El conocimiento neuropsicológico se conceptualiza como una
herramienta valiosa en las áreas de diagnóstico, prevención, terapia y rehabilitación,
considerando fundamental realizar intervenciones a partir de claros modelos teóricos,
priorizando aspectos emocionales del niño, adaptándose a sus necesidades particulares y
al contexto sociocultural de pertenencia de este.

Tras una intensa revisión bibliográfica, las autoras concluyen que en la actualidad
la neuropsicología infantil se encuentra en un momento crucial de su formación, cada vez
son más los investigadores y especialistas interesados en aplicar los conocimientos
neuropsicológicos en el análisis de casos de problemas durante el aprendizaje escolar. Si
en etapas iniciales la disciplina trabajaba exclusivamente con niños con daño cerebral
comprobado, ahora la atención principal esta puesta en aquellos niños con problemas
comportamentales o cognoscitivos, sin trastornos neurológicos comprobados (Akhutina,
1997; Quintanar y Solovieva, 2000). La necesidad de identificar los signos neurológicos
menores en la edad preescolar, refuerza la importancia de esta disciplina en el ámbito de
la educación. Para concluir, se aborda la idea de que la intervención y rehabilitación del
fracaso escolar suele realizarse de forma tardía, perdiendo eficacia terapéutica y
agravando las dimensiones iniciales del fracaso en el niño. Se sugiere que “Implementar
acciones neuropsicológicas diagnósticas tempranas sería la mejor forma de evitar
limitaciones y perturbaciones en el desarrollo ulterior de la persona”.

En correspondencia al tema, Alonso Alfonsina (2011), llevo a cabo su tesis para


la obtención del título de grado de Lic. En Fonoaudiología y Terapia del Lenguaje,
aplicando el “Cuestionario de Madurez Neuropsicológica Infantil” (CUMANIN). La
creciente preocupación por las dificultades madurativas en niños de 3 a 6 años alentó el
interés por la utilización de dicha prueba, con el objetivo de evaluar a través de una prueba
neuropsicológica, la madurez del niño en una etapa crucial del desarrollo cerebral. La
evaluación neuropsicológica se realizó por medio de la administración de una serie de
pruebas que miden distintas áreas de funcionamiento cerebral, específicamente funciones
cognitivas superiores como, funciones sensoriomotrices, el lenguaje, funciones
perceptuales y memoria. La población investigada fue conformada por niños de Nivel
Inicial, sala de 5 años, de la Escuela “Normal Superior General Manuel Belgrano” de
Caucete, San Juan- Argentina. La muestra se tomó con un total de 22 niños entre 61 a 78
meses de edad, alumnos de una de las salas de la institución escolar, de manera aleatoria.
Conforme a los resultados, Alonso, A. arribo a las siguientes conclusiones:

- Hay que tener en cuenta las características del nivel sociocultural y entorno
familiar, ya que ocasionalmente no logran seguir el ritmo madurativo de
crecimiento en los niños, lo que conlleva a que, en el caso de hallar CD bajos,
como sucede en el presente trabajo, los mismos mantengan el mismo nivel y
entren en meseta, donde muchas veces persisten con las dificultades,
manifestando en un futuro variados trastornos en sus aprendizajes escolares.
- Plantear a los docentes la necesidad de modificar la condición de enseñanza
cambiando la manera tan mecánica para obtener los adecuados aprendizajes.
- Sugerir a los profesionales fonoaudiólogos e integrantes de gabinetes
escolares utilizar el test psicométrico “Cuestionario de Madurez
Neuropsicológica” CUMANIN, en la población de Nivel Inicial, ya que ha
demostrado su validez y confiabilidad.
- Derivar hacia una exploración neuropsicológica específica aquellos niños
tipificados con bajas puntuaciones, evaluando otros factores como:
inteligencia, condiciones socio ambientales, biomédicas, etc.
- Realizar una evaluación neuropsicológica en todos los preescolares al inicio
del ciclo lectivo y llevar a cabo evaluaciones de seguimiento y propuestas de
intervención, al detectar perfiles de bajo rendimiento.

En relación al aprendizaje, a nivel internacional Samuel Kirk en el año 1963,


propone a la Asociación Americana de Neurología, la introducción del término “Learning
Disabilities” para referirse a aquellos niños que presentan incapacidades para el
aprendizaje escolar, causados por factores de tipo neurofuncional. Fue tras muchos años
de debate que finalmente en la actualidad se acepta la denominación de “Dificultades de
Aprendizaje (DA)”, aunque algunos autores se niegan a la utilización de dicho termino,
planteando un sinfín de denominaciones para el problema.

Por su parte, Portellano (1991) refiere que si bien existe mayor consensó en la
utilización del término “Dificultades de Aprendizaje”, y se ha creado cierto grado de
conciencia social respecto a dicha problemática, es aún mucho el camino que queda por
recorrer, ya que no existe un conocimiento acabado sobre las DA, ni tampoco los medios
dedicados para su prevención y tratamiento son suficientes para la gran magnitud que
tiene el problema, según datos estadísticos mundiales, aproximadamente un millón de
escolares son afectados por dichas dificultades. El autor menciona que el diagnostico
precoz en edad preescolar, es el medio más idóneo para la prevención de las DA, ya que
durante esta etapa es posible identificar ciertos síntomas (trastornos del lenguaje,
dificultades psicomotoras, déficits visoperceptivos, etc.) que van a transformarse en
dificultades del aprendizaje al llegar a la edad escolar, cuando se exija la activación de
sistemas cognitivos más complejos.

Seguidamente, Cabanyes Trufeino, J. y Polano- Lorente, A. (1991) realizaron un


análisis global, desde una perspectiva neuropsicológica, de numerosos estudios realizados
hasta el año 1991 sobre los problemas de atención y sus repercusiones en el rendimiento
escolar. Se describió el fundamento neurológico de la atención y se valoró el problema
de la hiperactividad infantil en relación al aprendizaje. Se arriba a la premisa de que
“dependiendo del grado de disfunción y de la capacidad para desarrollar mecanismos
compensatorios, se producirán trastornos de aprendizaje capaces de desembocar en un
fracaso escolar”. Asimismo, se observó una diferencia significativa en las estrategias de
manejo de la información de niños con trastornos de atención o hiperactividad,
comparadas con niños normales. Al mismo tiempo, las deficiencias en la atención y en
los procesos cognitivos necesarios para diversos aprendizajes, muestran una correlación
parcialmente definida, con datos neurofisiológicos y bioquímicos que sugieren un
substrato neurobiológico vinculado a un retraso en el desarrollo del Sistema Nervioso
Central, o a una clara deficiencia -menor- de tipo neurológico. Sin embargo, esto no
justifica que este cuadro se convierta en una entidad puramente orgánica. En su abordaje
terapéutico será necesario la confluencia coordinada de pedagogos - psicólogos junto a
profesionales de la práctica médica.

Por otro lado, en el año 1999 Grajeda, H. llevo a cabo una investigación cuyo
objetivo fue promover acciones de prevención, detección y atención en el desarrollo de
niños de 0 a 6 años a través de la implementación de un programa de Estimulación
Temprana acorde al contexto socioeconomicocultural de las comunidades. Trabajo con
28 madres, con una edad entre 15 y 44 años, con la finalidad de recabar información y
transmitir la importancia de participar en actividades de un programa de estimulación
temprana. Como instrumento de investigación se utilizó una entrevista y una hoja de
observaciones. Se capacito a las madres a través de talleres, abarcando contenidos de
cuidados prenatales, desarrollo del niño, ejercicios y la importancia de la estimulación
temprana (0 a 6 años). Se concluyó que la educación preescolar, ya sea en alternativas
tradicionales como no tradicionales, constituye una estrategia eficaz para compensar
algunas de las deficiencias psicopedagógicas y mitigar futuras dificultades del
aprendizaje, derivadas de factores socioeconómicos y la escasa estimulación que reciben
aquellos niños de sectores menos favorecidos.

Espejo y Salas (2004), realizaron un estudio en Chile, se utilizó una muestra de


106 niños de primaria, evaluando las áreas de desarrollo psicomotor, y el rendimiento
escolar en lenguaje y matemáticas. Primero calcularon el coeficiente de Spearman para
relacionar ambas variables, demostrando que si existe una relación estadísticamente
significativa entre el desarrollo psicomotor y el rendimiento escolar en niños de primaria.

Respecto a la temática de las DA, Solovieva, Y.; Bonilla Sánchez, M.; y Quintanar
Rojas, L. (2006) en su trabajo, mostraron los aportes del análisis neuropsicológico en
casos de problemas de aprendizaje en adolescentes. Para ello, se analizaron dos casos de
género femenino, quienes asistían a una escuela secundaria particular de la Ciudad de
Puebla, y presentaban un bajo rendimiento académico. Se utilizó la ‘Evaluación
neuropsicológica breve para adultos’, la ‘Evaluación de la actividad intelectual’ y la
‘Verificación del éxito escolar en adolescentes’. Los resultados del análisis
neuropsicológico mostraron, en ambos casos, debilidad funcional de los factores de
regulación voluntaria de la actividad y de la organización secuencial motora, que afectan
de manera sistémica al aprendizaje escolar en general. Se concluyó que la identificación
de los mecanismos cerebrales débiles en su funcionamiento permite precisar la causa del
fracaso escolar, así como realizar un diagnóstico más preciso en los casos de problemas
en el aprendizaje escolar.

Morán (2007), realizó una investigación con el propósito de analizar las


habilidades motrices básicas de un grupo de niñas y niños de 5 años de edad. La
metodología fue exploratoria y descriptiva. La muestra estuvo conformada por 25 niños
y niñas a los cuales se les aplicó el test de Mc Cleanaghan y Gallahue (1985), así como
el test de Wickstorm (1993), en la destreza de andar como instrumento de observación;
el cual se ejecutó en 6 pruebas (andar, correr, saltar, lanzar, atajar y patear). En dicho test
se evaluaron los niños y niñas con tres intentos de ejecución en cada destreza, para
determinar el desenvolvimiento psicomotor de los niños y niñas. Se concluyó que las
habilidades motrices y la educación física en el nivel inicial están conformadas por una
serie de elementos importantes para el desarrollo infantil; por lo que debe ser mejorada
en todos los sentidos: afectivo, emocional, motriz y psicológico por parte de los
profesores en la educación de la etapa inicial (preescolar), para construir un equilibrio
entre la actividad motora y los procesos cognitivos de los niños/as, favoreciendo el
adecuado desarrollo global de los infantes.

En el año 2009, Urzúa A., Ramos M., Alday C., y Alquinta A., de la Escuela de
Psicología - Universidad Católica del Norte, Chile, llevaron a cabo una investigación
sobre la madurez neuropsicológica y las propiedades psicométricas del test CUMANIN.
Dicha investigación se constituyó con una muestra de 243 infantes (119 niños y 124
niñas), de edades comprendidas entre 36 a 72 meses, pertenecientes a instituciones
públicas y privadas, que fueron evaluados con el cuestionario de maduración
neuropsicológica infantil (CUMANIN) para determinar su validez y confiabilidad en las
poblaciones preescolares chilenas. Los resultados encontrados permitieron indicar que el
instrumento posee una buena consistencia interna y es capaz de discriminar entre rangos
de edad, obteniéndose rendimientos más altos a medida que la edad avanza. No se
encontraron diferencias en puntajes por sexo, lo cual coincide con los estudios originales
de validación del CUMANIN, en España. Se concluyó que el cuestionario de Madurez
Neuropsicológica Infantil es un instrumento válido y confiable para la evaluación del
constructo de madurez neuropsicológica en la población preescolar, evaluando la
consolidación de las funciones del sistema nervioso y su sustento neurológico durante las
edades comprendidas entre 3 a 6 años, permitiendo establecer una línea base para futuros
programas de intervención, prevención y/o estimulación de dicho constructo.

A propósito de la prevención temprana, Sánchez (2011), realizo una investigación


con el objetivo de diseñar un programa de prevención del surgimiento de problemas
específicos de aprendizajes a través del desarrollo motriz y funciones ejecutivas en niños
de 5 a 6 años. Se utilizó la metodología de Integración Sensorial de Ayres. Para esto, se
realizó una recopilación de resultados de evaluaciones psicopedagógicas, efectuadas por
la investigadora a veinte alumnos pertenecientes al Programa de Atención Individual del
colegio Loyola, caracterizados por presentar signos de alerta en las destrezas básicas de
aprendizaje. A partir de los resultados, se concluyó que todos los sujetos de la muestra
poseen las habilidades básicas por debajo del percentil 75; es decir que no están
suficientemente desarrolladas para poder aprender óptimamente aprendizajes académicos
que exijan mayor complejidad, como los son los aprendizajes escolares de nivel primario
y secundario. Sánchez expone “Es realmente necesario establecer programas de
prevención temprana, que ayuden a potenciar las habilidades básicas tanto como sea
posible, con el fin de lograr un desarrollo suficiente que permita aprender adecuadamente
cuando las exigencias escolares aumentan”.

En contraste, una de las problemáticas más acusadas a la que se enfrenta la


prevención temprana, son los “Problemas del diagnóstico tardío y/o del infra
diagnóstico”. Mateo, R. y López Guinea, C. en el año 2011 publican su artículo científico
donde nos invitan a reflexionar sobre la atención temprana en niños con dificultades del
aprendizaje desde los tres años. Exponen que las dificultades de aprendizaje se presentan
durante la infancia con más frecuencia de lo que se piensa, pero por diversos motivos, se
diagnostican en numerosos ocasiones tarde o no llegan a detectarse, estos niños son los
llamados “invisibles”, son pequeños que habiendo tenido un historial de riesgo no fueron
detectados a tiempo, y ¿cuáles son las causas de que la detección no se realice a tiempo?
la falta de un lenguaje común, la heterogeneidad de formación, la escasa implantación de
la neuropsicología infantil y la poca conciencia existente entre profesionales sobre la
importancia de la detección precoz, serian entre otros, los factores causales de que muchos
niños permanezcan sin una detección a tiempo, encontrándonos en un futuro con niños y
adolescentes con problemas emocionales, fracaso escolar, trastornos comportamentales,
y problemas de adaptación familiar, social y laboral.

Parra- Pulido J., Rodríguez- Barreto L., y Chinome-Torres J. (2016) en un artículo


publicado por la Revista Universidad y salud de Colombia, resaltaron la falta de una
detección temprana y la carencia de programas de intervención neuropsicológica en
poblaciones preescolares, lo cual los llevo a emprender una investigación con el objetivo
de evaluar la madurez neuropsicológica en niños de 3 a 6 años de un colegio privado de
la Ciudad de Tunja- Colombia, con el fin de detectar perfiles neuropsicológicos
disarmonicos y diseñar un programa de corrección neuropsicológica. Dicha
investigación, se realizó a través de un estudio observacional- descriptivo y comparativo
de 46 niños (as) con edad promedio de 57 meses, teniendo como base las funciones
mentales del neurodesarrollo propuestas por Portellano, Mateos y Martínez, evaluadas
con el CUMANIN, y su historia clínica.

Los datos reportados permitieron evidenciar la conveniencia del diseño de un


programa de corrección neuropsicológica para la muestra estudiada, puesto que el 63%
de los niños presento puntuaciones por debajo de la media en por los menos dos
subescalas del CUMANIN, se sugirió “arbitrar medidas correctivas para potenciar la
función decaída, favorecida por la plasticidad cerebral infantil”. Los resultados de este
estudio no demostraron perfiles deteriorados a nivel general, y por tanto no resulta
necesario que el diseño del programa sea especifico e individual como se sugiere en casos
donde el niño evidencia tres o más escalas por debajo del centil 40 o puntuaciones
significativamente bajas (centil 20). Además, los autores añaden que la implementación
de programas individuales acarrearía costos y tiempo insuficiente cuando se trata de
poblaciones no patológicas.

Los autores arriban a la conclusión de que un programa de rehabilitación o


estimulación neuropsicológica general, diseñado de forma lúdica, con juegos temáticos,
de roles, reglas y creativos, los cuales son actividades rectoras en la edad preescolar que
benefician la adquisición de normas y relaciones sociales; el desarrollo del pensamiento
reflexivo; la regulación de la conducta y desarrollo de la imaginación, permitirán al niño
apropiarse de una adecuada base para la actividad escolar formal que se exige en nivel
primario. El diseño de dicho programa debe fortalecer las áreas globales del desarrollo
estudiadas en el CUMANIN, teniendo en cuenta el nivel de madurez alcanzado por los
niños para cada grupo etario, sus zonas de desarrollo próximo y los procesos
neuromadurativos demandados en cada una de las actividades que se propongan dentro
del programa.

1.

Você também pode gostar