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EL GUERRILLERO DE LA LIBERTAD

POLÉMICA SOBRE SEXUALIDAD DE MANUEL RODRÍGUEZ 1

por Ernesto Guajardo

El 19 de agosto de 2002, Camilo Taufic publicó en El Periodista un


artículo titulado “¿Manuel Rodríguez pudo haber sido gay?”. A instancias
de Miguel Paz, por entonces editor general de dicho medio, escribí el
siguiente texto, en donde refuto las argumentaciones de Taufic. El título del
texto fue asignado por el medio de comunicación. Respecto del debate en sí,
incluso hoy lo que me parece más criticable es el laxo y tendencioso uso de
las fuentes que hizo Taufic, que su tesis propiamente tal.
La publicación de esta respuesta se debe, en primer lugar, a la
lectura del libro Dicen... de Manuel Rodríguez, de Roberto Soto Aliaga,
publicado en 2017, en donde también se detiene a realizar una crítica del
artículo de Taufic y, además, a que el texto en cuestión aún se puede
encontrar en internet en la siguiente URL: https://goo.gl/nkxjCx, pero no así
esta réplica.

1
Publicado en El Periodista, Santiago, año 1, número 19, 2 de septiembre de 2002, pp. 32-33.
¿Escasa imaginación o deficiente investigación?

Taufic argumenta que el recurso del enmascaramiento guerrillero, en condiciones de


conspiratividad o clandestinidad, pueden ser indicios de travestismo. Si ello es así, una gran
cantidad de patriotas, guerrilleros o combatientes, de las más diversas causas, pueden ser
definidos como posibles travestidos. Solo en nuestro país, durante la década de los ochenta,
varios compatriotas recurrieron al enmascaramiento, para desarrollar su lucha contra la
dictadura.
El autor se apoya en uno de los elementos constituyentes del imaginario construido
en torno a Rodríguez: sus anécdotas durante el periodo de la Reconquista española. Un
dato: prácticamente ninguna de estas anécdotas puede confirmarse, históricamente
hablando. De hecho, de los diez libros publicados sobre Rodríguez, durante el siglo XX, solo
uno de ellos, (Manuel Rodríguez, de Eulogio Rojas Mery, editado en 1953) identifica el
origen documental de algunas de estas anécdotas: el archivo documental del historiador
Ambrosio Valdés Carrera, quien publicó en 1887 un folleto sobre Rodríguez.
Taufic también despliega sus sospechas sobre el “voto de castidad” que habría
asumido Rodríguez, durante el periodo de la lucha por la Independencia. Considera que es
una “castidad rara”. Solo dos recordatorios: Gandhi, al interior de la lucha no violenta, y
Omar Cabezas, en La montaña es algo más que una inmensa estepa verde, testimoniando
desde la lucha armada, dan cuenta de que no es una opción extraordinaria, independiente de
las geografías y tiempos históricos en los cuales se asuma.
El autor insiste con su referencia al “voto de castidad”, apoyándose en Alberto Blest
Gana. Pues bien, en La novela histórica en Chile (1973), José Zamudio señala que la obra
Durante la Reconquista no puede reemplazar a la historia auténtica, y que no posee otro
valor que el verismo literario que se desprende de la evocación de las épocas pasadas.
Complementa esta opinión Guillermo Gotschlich, en El realismo en la novelística de Blest
Gana (1992), cuando sostiene que “es un hecho de toda evidencia que el autor previó la
necesidad de tener como figura protagónica a Malsira, prescindiendo de un tipo clásico
heroico, como pudo ser Manuel Rodríguez. La posible sujeción a este como protagonista,
habría planteado exigencias de composición mucho más ligadas al verismo histórico o de
una biografía novelada del héroe, limitando posiblemente la expansión de la realidad a un
personaje determinado”.
Por otro lado, el periodista señala que el hecho de crecer rodeado de hermanos
podría ser una causal de homosexualidad... ¡por favor!, lo mismo se sostiene de los hijos
únicos... Cuando el prejuicio analítico está instalado, el elástico se puede estirar en cualquier
dirección.
Para analizar la relación de Carlos Rodríguez con su hijo, más que la especulación,
convendría estudiar la obra de Alejandro Chelén Rojas, El guerrillero Manuel Rodríguez y
su hermano Carlos: precursores de la democracia y la libertad (1964). También es de interés
el artículo “Apuntes sobre la familia del padre de la patria don Manuel Rodríguez
Herdoyza”, publicado en la Revista de Estudios Históricos, en 1994.
Rodríguez era amigo de los hermanos Carrera, y Luis Carrera tenía “modales
femeniles”, según Vicente Pérez Rosales. Es extraño que un periodista con extenso oficio en
el cuerpo no examine las características de la fuente que cita. Pareciera ignorar que, hasta
bien entrado el siglo XX, las miradas sobre el proceso de la independencia de Chile se
dividen entre “o’higginistas” y “carrerinos”. Eso puede explicar su búsqueda de argumentos
en Francisco Antonio Encina, quien definió a Rodríguez como un “desconformado
cerebral”. Tal vez no encontró la referencia, porque consultó el resumen de la Historia de
Chile de Encina, no la obra completa.
Taufic declara no saber lo que significa el icono distintivo de los “Húsares de la
Muerte”: dos tibias cruzadas bajo una calavera, y ve en ello una expresión de
exhibicionismo. Es extraño, porque en su artículo cita a Ricardo Latcham (Manuel
Rodríguez: el guerrillero, 1932) y en dicha obra se explica aquello. También es útil consultar
el artículo de Gustavo Opazo Maturana, “Manuel Rodríguez en la batalla de Maipo”,
publicado el 5 de abril de 1953, en El Mercurio. “Luchar hasta la muerte”, es lo que
representa el símbolo, si eso es una expresión de exhibicionismo, pues bien —nuevamente—
una gran cantidad de personajes históricos puede ser acusado de ello.
En la presentación de su artículo, Taufic incurre en un error grave. Señala que “desde
la prisión, poco antes de ser asesinado, le escribe (a un bandolero montaraz o un fino
petimetre de los salones santiaguinos, el autor no lo precisa), las siguientes palabras: ‘Obra,
obra, obra. Vente, vente, vente. Vuela, vuela, vuela, al lado de tu Rodríguez’”. Pues bien,
primero, el destinatario de dicha nota era el comandante Ambrosio Cramer, quien se
encontraba en Argentina: ni bandolero montaraz ni petimetre. Segundo, la nota se redactó
luego de la derrota de Cancha Rayada, el 22 de marzo de 1818, cuando se requería
organizar la resistencia en Santiago; Rodríguez es apresado en abril de ese año, y asesinado
el 26 de mayo, por lo tanto, la nota no se escribe “desde la prisión, poco antes de ser
asesinado”. De hecho, la nota ni siquiera es la que cita Taufic, sino la siguiente: “Al
comandante Don Ambrosio Cramer. Vuelve donde se halle. (Firma de Vera). Ambrosio,
vente, vente y vente. Obra, obra y obra por la libertad. Vuela, vuela Ambrosio a los brazos
de tu (firma de Rodríguez)”, la presencia de ambas firmas demuestra que se trata de una
nota oficial, no personal. El documento completo, junto con el proceso que suscitó en contra
de Rodríguez se puede conocer en la Revista Chilena de Historia y Geografía, publicada el
cuarto trimestre de 1912.
Por último, que Rodríguez no haya huido, cuando le advierten que corre peligro
constituya una posible expresión de masoquismo... hasta el propio articulista duda de la
eficacia de un argumento que linda con lo burdo.
Aun cuando Taufic relativiza en su artículo cada una de sus afirmaciones, logró su
objetivo: generó reacciones. Sin embargo, hubiese sido deseable que su voluntad provocativa
fuera más documentada y analítica. Él lo sabe, cuando afirma que su tesis puede
comprobarse: “atando cabos sueltos, dispersos en muy distintos rincones de la memoria
histórica nacional, y luego de retorcerla, y entrecruzarlos de manera acuciosa (...) construir
una frágil red”. Así es, precisamente, tan frágil red, que se deshace ante la más leve brisa. Si
Taufic desea profundizar su hipótesis, le recomendamos dos fuentes, que al parecer las
desconoce: Manuel Rodríguez en Yerbas Buenas (1963), de Manuel Balbontín, en donde se
relata que Rodríguez ¡disfrazado de mujer! intentó asesinar al oficial español Antonio Pareja.
Si desea una aproximación sicológica a la biografía de Rodríguez, Manuel Rodríguez:
biografía de un rebelde (1973), le puede ser de utilidad.
En definitiva, que no se haya construido la hipótesis planteada por Taufic, no se debe
a “la escasa imaginación nacional”, sino a que no existen los elementos necesarios para
construirla. Pero, aunque existieran, —y he aquí lo más importante— ¿es relevante toda esta
discusión?

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