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CAPITULO VI

LA TEORIA DEL DEBER COMPARADA CON LA TEORIA


DEL INTERES, O SEA DEL DERECHO

SIFL OBJETO de la civilizacion es, y en esto convienen todos los sistemas,


hacer marchar al hombre en busca de la perfeccion, 6 lo que es igual, en
busca de lo que DEBE ser, la doctrina que puede realizar la verdadera
civilizacion, no será la que solo enseñe á organizar la sociedad, sino la que
dando á conocer lo que es el hombre y el fin á que debe aspirar,haga
posible el sistema social que. realice ese fin. La civilizacion por consi-
guiente, debe conocer al hombre ántes de estudiar la organizacionsocial:
debe saber lo que es aquel, para poder comprend~r lo que debe ser esta.
La teoría de la sociedad debe, pues, tener por basa la definiciondel
hombre: la doctrina que mejor defina al hombre, será la doctrina de la
verdadera civilizacion.
Ahora bien: si no hemos,de suponer que el mundo es obra del acaso,
debemos ver todo lo creado como destinado· á conseguir algun fin; y sin
duda que el hombre es el ser que tiene un fin mas excelso, pues es el único
que comprende la obra de Dios, y tan necesario, que sin él no tiene sentido
la creacion.
Es por eso que hemos deducido del deber la generacion del derecho. El
hombre ha sido creado para cumplir el fin á que le destina el Autor de su
naturaleza; luego el hombre no marcha en órden, es decir, no está en su
derecho, no es lo que debe ser, sino cuando busca su fin.
Las teorías sociales que se fundan en el derecho y prescinden del deber,
carecen de basa. De dos ideas que constituyen el fundamento de una teo-
ría, aquella es la basa que puede existir por sí sola y sin necesidad de otra.
Pero el deber existe de un modo absoluto: el derecho no puede concebirse
sin un deber correspondiente. Derecho es lo que debe ser: ensáyese otra
defmicion y no se encontrará.
Así es que el lenguaje, que es siempre mas filosófico que los que lo
hablan, ha llamado en la práctica sin duda por pudor, in/eres, lo que en
teoría se llama derecho.
Cuando la razon prescinde de la verdadera naturaleza del hombre y
olvida su verdadero destino: cuando le considera no como criatura sino
como criador: cuando le ve como destinado solamente á nacer, crecer y

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pe~r.del todo sobre la tierra, no hace mas que salir de un abismo para «Sombrío cuadro, por cierto, presentaba la sociedad en cuyo centro
caer en otro; cambiar la faz actual del error para verlo por otra distinta de nació el Cristianismo. Cubierta de bellas apariencias y herida·eIlsu
la anterior. corazon con enfermedad de muerte, ofrecia la imágen de la corrupcion
El hombre queda ent6nces privado de la inmortalidad, y limitado sola- mas asquerosa, velada con el brillante ropaje de la ostentaciony de laopu-
mente á usufructuar su herencia terrenal: ya no tiene deberes que cumplir lencia. La moral sin basa, las costumbres sin pudor, sin freno las pasiones,
ni derechos inalienables; son inalienables cuando son el medio de cumplir las leyes sin sancion, la religion sin Dios, flotaban las ideas á merced de las
los deberes: solo 'tiene intereses entregados al uso de su libre albedrío, y preocupaciones, del fanatismo religioso, y de las cavilaciones filosóficas.
cuya administracion puede ceder á otros para quedar libre de cuidados, y Era el hombre un hondo misterio para sí mismo; y ni sabia estimar su
consagrarse exclusivamente á sus goces. dignidad, pues que consentia que se le rebajase al nivel de los brutos; ni
Es de este error de donde nacieron los extravíos de la civilizacion anti- cuando se empeñaba en ponderarla, acertaba á contenerse en los límites
gua; de donde nacen los de la moderna. señalados por la razon y la naturaleza: siendo á este propósito bien nota-
Segun ellas, el hombre es un ser que viene al mundo á hacer todo lo que ble, que miéntras una gran parte del humano linaje gemia en la masabyec-
pueda hacer; no tiene deberes sino derechos, que por eso llevan el nombre ta esclavitud, se ensalzasen con tanta facilidad los héroes y hasta los más
de intereses, pues son nada mas que medios de gozar. La sociedad es una detestables mónstruos sobre las aras de los dioses 1». -.....
reunion de hombres que sacrifican una parte de sus intereses para conser- ¿Pero á qué ir tan léjos? Preguntemos á'nuestras sociedades contempo-
var el resto: esa es la definicion de la sociedad. El hombre puede hacer ráneas qué hace su civilizacion, cuando prescinde del deber y se atiene al
todo lo que no esté prohibido por la ley: esa es la definicion de la libertad. derecho, ó sea, al intereso t

La voluntad general puede disponer todo lo que crea conforme con el «Su bondad es por cálculo, nos dirán, no por ternura: viste al desnudo
interes público: esa es la definicion de la ley. La regla del hombre y la de la pero no le abriga ni calienta en su seno: abre asilos á la miseria, pero no
sociedad para obrar bien, es la utilidad pública: ese es el principio de vive ni llora con ella en sus pobres é inmundas mansiones; socorre elin-
legislacion. Ya la moral no tiene sancion; pues para eso redobla la socie- fortunio, pero no comparte con él sus desgracias: el religioso y el cura son
dad las sanciones del código penal. Es bueno que el individuo tenga una los únicos inseparables compañeros del pobre: pobres ellos mismos, tie-
religion, no para que sublime su alma esperando la inmortalidad, sino para nen para sus compañeros las entrañas de Jesucristo: los andrajos, la paja,
que tema al Dios que castiga al que no se somete á la voluntad del que las llagas y los calabozos no les inspiran ni disgusto ni repugnancia: en su
gobierna. No hay bien ni mal, sino lo que la ley manda ó prohibe: la pena concepto la caridad ha peñumado la indigencia y la desgracia 2». .
de muerte es santa cualquiera que sea el crÍmen á que se aplique: la policía Hasta el nombre del amor á nuestros semejantes lo ha cainbiado lateo-
'inquisitorial es útil, y desde luego respetable y sagrada: el tiranicidio ría del interes: lo he llamado filantropfa. Ella nos aconseja que amemos á
tambien es justificable, y la delacion; el hombre, en una palabra, no es la humanidad por nuestro propio interes, para que no nos expongamos al
nada; vive porque á la sociedad le conviene que viva, y rpiéntras le con- resentimiento de los demas, ni rebajemos la idea que tenemos de la natura-
venga que viva; hasta ridículo seria hablar en semejante sistema de dere- leza humana viendo á nuestros semejantes hambrientos y andrajosos: ,la
chos inalienables; los derechos del hombre están reducidos á tener pan y caridad nos manda amar al prójimo, porque es nuestro hermano,á quien
juegos ... ¡juegos! ya ni eso siquiera, ¡pan y trabajo! A la sociedad sí le ama Dios como nos ama á nosotros, y porque es de ese modo que se-mani-
conviene que sus súbditos se diviertan para que estén contentos; pues para fiesta nuestro amor á Dios. La filantropía nos dice, es útil manifestar amor
eso tiene paradas militares y loterías y burdeles, y... pero mejor es que la
historia hable por nosotros.
Preguntémosle qué cosa era el hombre cuando vino el Cristianismo al
mundo. 1 BaImes.
2 Chateaubriand.

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al prójimo para que nos esté agradecido, y nos lo recompense cuando no-
guerras, y el sistema dellaissez faire ~ de esta m~era pretextoálos ~as
sotros lo necesitemos: la caridad nos dice, amad al pr6jimo y hacedle todo odiosos monopolios; los grandes fabricantes arruman á los pequei'ios, el
el bien que podais sin publicar vuestros beneficios, pues la recompensa comercio en pequei'io sucumbe bajo el comercio en ~de; l~ usura,
solo debeis esperarla del mismo Dios. La filantropía desconfia de su pro- feudalidad moderna, peor que la antigua, va poco á poco rnvadiendo·el
piopoder, y ha tenido que imponer la beneficencia por medio de las leyes; país, y sobre la propiedad pesa una contribucion de mil millones; á los
ha abierto los teatros y los salones de baile para arrancar de este modo lo artesanos duei'ios de su trabajo, se van sustituyendo otros que no 10son; los
supérfluo á aquellos hombres que, obedeciendo á las inspiraciones de su capitales se lanzan á impulsos de una oprobiosa avidez en especulaci?nes
civilizacion, no se resuelven á socorrer al necesitado, sino á medias con
aventuradas; todos los intereses están en lucha unos con otros; e~propleta-
sus pasiones: la caridad rehusa los placeres, y se quita el pan de la boca, rio de VIDa&hace la guerra al propietario de bosques; los fabncantes de
con tal de tener el consuelo de poder enjugar una sola lágrima de las mu- azúcar de remolacha á las colonias que la fabrican de cai'l.a;los puertos de
chas que hace derramar el hambre y la enfermedad. La filantropía socorre mar á las fábricas del interior, las provincias del Sur á las del Norte; unas
al necesitado para no tener que soportar el espectáculo de la miseria; da la ciudades á otras; por aquí desespera al capitalista la superabundancia de
limosna y vuelve la cara; ve á un pobre, le arroja el mendrugo y corre para
capitales; por allí se cierran los talleres y se d~esperan los jomale~~;.el
no oir sus lamentos, ni presenciar su abandono: la caridad solicita la casa comercio ha degenerado en un tráfico de líCItas tretas Y de pefffiludos
del pobre y quisiera llevarle la comida á los labios; no espera que el nece- embustes· la nacion camina hácia la reconstitucion de la propiedad feudal
sitado lo solicite, sale y corre en su busca para llevarle el pan para el cuer-
por medi¿ de la usura, y háci8¡.laoligarquía del dinero por medio del crédi-
po, y el consuelo para el alma. La filantropía es hija de las necesidades del
to; de todos los descubrimientos de la ciencia se han hecho otros tantos
hombre: la caridad es hija de la misericordia de Dios. La filantropía no
medios de opresion; de todas las conquistas de la inteligencia humana so-
pasa de un cálculo, porque no es mas que una idea; la caridad es una nece- bre la naturaleza, armas para combatir á la misma humanidad, y la tiranía
sidad de nuestro corazon, porque es un sentimiento. se halla, digámosl0 así, multiplicada por el progreso mismo. El proletario
Pero no nos limitemos á rasgos particulares, examinemos en conjunto
no es ya mas que un ente pegado á un manubrio, Ú obligado en caso de
el carácter de esa civilizacion, y para ello tomemos el retrato del pueblo
crísis á pedir pan á la limosna 6 al motin; el padre del pobre s~ va á l~s
mas culto, tal como nos lo pinta uno de los mismos que sienten el mal: se sesenta mos á morir al hospital; la hija del pobre se ve á los diez y SeiS
trata, no del pueblo inglés, el mas abyecto y degradado del viejo mundo, ni
obligada á prostituirse para vivir; el hijo del pobre condenado está á los
del de Alemania, el mas desprovisto de vida política; se trata del pueblo siete años á respirar la pestilente atm6sfera de las fábricas para aumentar
frances, el mas espiritual, y por eso el que mejor representa el carácter de
algun tanto el salario de la familia; el artesano áquien carga de hijos la
esa civilizacion de goces y de placeres, de esa civilizacion de la concurren-
imprevision de la miseria, el proletario en fin, que amenaza al Es~docon
cia; civilizacion que hemos llamado industrial, pues su gran fin parece ser una inundacion de mendigos: he aquí elcuadro que presenta la SOCIedad».
convertir al hombre en instrumento de produccion: civilizacion que pro-
«Hánse, por otra parte, destruido las ceremonias del culto;ningunape-
clama lafilantropia, no la caridad.
go existe por las tradiciones; el espíritu de exámen lo niega !odosin aflf-
«Extrañasituacion es la que crea la pugna que con el nombre de concu-
mar nada, y el afan de adquirir es la única religion que practican los mas.
rrencia existe entre los productores que se disputan los mercados; entre
Con esta tendencia al mercantilismo, natural es que el matrimonio~~.~a
los artesanos que se disputan el trabajo; entre los fabricantes y jornaleros
especulacion, un objeto de comercio, una especie de empresÍl indu,strial, ~
que se disputan el salario; entre el pobre y la máquina destinada á reempla- un medio de traer gente á alguna tienda; y como en ellos no hay amor, m
zarle y á hacerle perecer de hambre. ¿Tendremos que extrañar que de esta conciencia del deber, el adulterio suple á la facultad de divorciarse. Así es
pugna resulten grandes desastres? Los gruesos capitales dan la victoria en
que á los des6rdenes que en el seno de la familia nacen de la fragilidad del
las guerras industriales, como los gruesos batallones la dan en las otras
lazo conyugal, vienen á agregarse las escandalosas discusiones que en-

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gendra la codicia aguijada por el deseo de heredar; todos los días ofrecen . «Ved allí la cabeza de la opulenta familia. Está solo en su de~acho:
tiene delante el té, las letras de cambio y una voluminosa correspondencia:
los periódicos el triste espectáculo de hennaBos que se disputan los pater-
como hombre de dinero, absorben su atencion los negocios. Reunidoslos
nos despojos, y aun de hijos que delatan á sus madres ante jueces que han
miembros de la familia alrededor de una mesa á las horas de comer, y
llegado casi á familiarizarse con tan horribles reyertas. La disolucion de la
guardando el mas profundo silencio, pronto se separan, y el marido des-
familia en el seno de los trabajadores tiene distinto origen, pero un carác-
aparece hasta que la hora de la comida siguiente le vuelve á traer alIado de
ter aun mas deplorable. En los padrones de la prostitucion figura la miseria
la familia. Sale precipitadamente y va á reunirse con otros padres de fami-
como la principal tributaria, pues siendo el matrimonio para el proletario
lia, desertores como él del hogar doméstico. Ha pasado el dia en la bolsa,
un aumento de cargas, y la disolucion un medio de olvidar sus padeci-
y va á pasar la noche en los clubs. ¿En qué se emplean las preciosas horas
mientos, se ayunta la pobreza con la pobreza, lanzándose así en una via
que debieran destinarse á la educacion de la familia? Enjugar, hablar de
que de la miseria conduce al concubinato, y de este al infanticidio. Si el
pobre se casa resulta otra calamidad; pues, obligado en breve á buscar en negocios, de diversiones, de caballos, y á veces en beber con tan poca
templanza, que aquellas reuniones de padres de familia degeneran enver-
la paternidad un suplemento de salario, tiene que encerrar á sus hijos,
apénas llegan á la edad en que mas se necesita el aire, el movimiento y la daderas satumales. Esta costumbre de desvío, lamentable en cualquier
libertad, en talleres en que se pierde la salud del cuerpo por el exceso del país, es sobre todo mortal para la familia inglesa, porque la mujer en razon
trabajo y la del alma por la confusion de sexos que allí reina. Por eso se ve de su inferioridad social no ejerce mas que una débil influencia sobre los
desde las cinco de la mañana hacinarse cada dia á las puertas de las fábri- hijos. Estúdiese á una gran señora en el país de Albion, sin dejarse deslum-
cas una multitud de infelices muchachos pálidos, enclenques, raquíticos, brar por el lujo que reina á su alrededor, ni por la altivez que aparenta, que
sin expresion en los ojos, sin animacion en la fisonomía y encorvados eso no da ni consideracion, ni respeto, ni dicha. Penetremos en la vida
como viejos; pues tan cruel é insensato se muestra el régimen social fun· interior; ¡qué triste realidad se presenta á nuestros ojos! La mujer, la madre
dado en la concurrencia, que no solo comprime el entendimiento y depra- de familia no es la compañera estimada, honrada y querida de su esposo,
va el corazon del hijo del pobre, sino que agota 6 emponzoña en él el sino la primera cria9a de la casa. El inglés no pasa habitualmente sus lar-
génnen de la vida: gas noches con ella, nile confia nunca el secreto de sus asuntos; la presen-
«Ocioso es añadir que en una sociedad donde existe semejante cia de su mujer le importuna 61e inspira desconfianza para hablar con sus
envilecimiento, la caridad no es mas que una palabra, ni la religion mas amigos. Los celos, el orgullo y el despotismo han trazado un círculo á su
que un recuerdo 3». alrededor del cual no puede salir impunemente. No se crea por estoque las
No creamos que los males de la civilizacion que se funda en el derecho costumbres sean mas puras; en ninguna parte están mas relajadas que en
y que el autor citado llama de la concurrencia, se limitan á la parte pobre Inglaterra. Donde quiera que hay opresion hay descontento, y luego resis-
de la sociedad. Ya que hemos tomado de Francia el cuadro de la miseria, tencia: la mujer inglesa con mas frecuencia que cualquiera otra se resiste
tomemos de la Gran Bretaña el de la opulencia: no se dirá que buscamos contra la severidad conyugal por la criminal violacion de sus deberes. En
los ejemplos con parcialidad. ninguna nacion de Europa son· tan multiplicados como· allí los grandes
«Si queremos examinar al hombre en la familia, penetremos en una de escándalos contra las santas leyes de la familia. Hay uno principalmente
esas innumerables casas en fonna de palacios, cuyas unifonnes fachadas que abunda mas que en cualquiera otra parte, y es la subrogacion de here-
adomanIas calles de Lóndres. Desde luego nos sorprenderemos al ver el deros en el lecho nupcial, á consecuencia de ciertas sustituciones que se
conocen con el nombre de reversiones 4».
aseo, el lujo, la simetría mejor estudiada, la mas perfecta coordinacion, la
conveniencia en el conjunto y en las partes.
4 Gaume: «Historia de la sociedad doméstica.»
3 Luis Blanc: «Historia de diez años.»

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No es preciso mas: aquí tenemos los resultados de la teoría social que chos, y que se compromete á respetar los de los demas, pero solo miéntms
se funda en el interes, .6 llámese el derecho.
así le convenga para conservar los suyos. Todo hombre es un enemigo que
La3 consecuencias ya las hemos apuntado: cuando no hay moral, se
amenaza á la-sociedad, al mismo tiempo que se cree amenazado por ella
suple su falta con el código penal, cuando la conciencia no tiene debe~s Todo hombre debe vivir preparado para la defensa y aun para el ataque,
que respetar, es preciso contener al hombre amenazándole con la cuchilla pues conviene muchas veces prevenir la agresion haciéndose uno mismo
del verdugo. . . el agresor, y aquí tenemos justificada ya la asercion de Hobbes: el estado
El hombre no puede ser libre sino sometiendo su conciencia al deb.er. natural del hombre es el estado de guerra. El hombre que no siga el prin_
Si se quiere independizarle de este, para dejarle solo el derecho, es preciso
cipio de Helvecio es un imbécil; pues no hay razon alguna para que no
reconocer la necesidad de dar á la sociedad el poder de defenderse y de busque su interes, 6 sea su derecho, con preferencia al de los demas.
defender á los demas. La consecuencia forzosa es EL SOCIAilSMO, 6 sea la
Bentham tiene razon en decir que toda leyes un mal; porque toda ley priva
omnipotencia social. . al hombre de un bien, 6 por lo ménos de una ventaja Rousseau tambien
Visto el hombre como un ser libre de deberes que cumplir. y solo arma-
encuentra la justificacion de su teoría: el hombre es un ser depravado por.
do de derechos que hacer respetar, no es ya un ser sociable que busca la
la sociedad; pues ~sta no hace otra cosa que prestar toda la fuerza comun
reunion con sus semejantes para ayudarlos en la realizacion de su destino.
Es un ser egoista que viene á la sociedad á buscar garantías para sus dere-

sustitucion en el alma de un nómero cualquiera de sus miembros, de las pasiones del bruto
por los sentimientos del hombre. t
Queremos agregar algo mas sobre la Inglaterra, porque se ha hecho ya u~ hábito el p~sen-
tar á esta nacion como un modelo de buenas sociedades, solo porque no tiene conmociones «Digo los sentimientos del hombre, la dignidad humana, porque es necesario reconocer
interiores d mano armada; como si el bienestar de las naciones consisti~ra solo en la paz. que hay otra especie de dignidad que sostiene y contiene á esa nacion mas que ning¡¡naotra;
Tomaremos un cuadro que presenta Augusto Nicolas en su luml~osa obra "DEL y es la dignidad de la ley y del ciudadano. La Inglaterra parece grande bajo este respecto, y
PilOTESTAN11SMO», á cuyas doctrinas atribuye 61todos los males de esa naclon, com~ lo ha~e por esto es que nos seduce é impone. El espíritu nacional lo es todo en Inglaterra, hace las
tambien Gaume; y si nosotros los referimos á la doctrina del derecho, consecuencia legíti- veces de todo, de religion, de naturaleza, de conciencia. El respeto, tan edificante á primera
ma del Racionalismo, 6 sea Naturalismo, 6 llámese Filosofism~, es .por~ue el vista, que aill se nota por la religion, proviene principalmente de que es una religion nacio-
Protestantismo no es mas que un Racionalismo parcial, un Racionallsmo il6~lco. El nal. cuya autoridad espiritual se personifica en la corona, y mana de ella; y de que mas bien
Protestantismo es el que ha producido el Racionalismo exagerado; porque reconOCiendola es Anglicanismo que Cristianismo. Este sentimiento de identificacion de la religion con la
necesidad de un 6rden sobrenatural, es decir, de una autoridad superior á la razon, pone nacionalidad, de Dios con el César, es tan profundo en el corazon de los ingleses, que toda-
luego la razon sobre la autoridad. Pero el hijo se ha hecho mas robusto q~e el padre,.y el vía no han podido comprender, á pesar de todas las lecciones que se les han dado sobre esta
Racionalismo no limita sus malos efectos á los países protestantes, los extiende tamblen á materia, la distincion entre lo espiritual y lo temporal, que es el primer elemento de la mo-
los cat6licos. derna civilizacion, ni cómo pueda un hombre llegar á ser Obispo por otra gracia que por la
"oo. ¡Ay, de vosotros, escribas y fariseos hipócritas. que sois semejantes.á sepulcros. blan- de la Reina Victoria. Lo que hemos visto, lo que hemos presenciado, respecto del estado del
queados, por fuera hermosos para los que los ven, pero que en su intenor solo encierran pueblo, nos autoriza para decir ig¡¡almente que la naturaleza y la humanidad están tan ab-
huesos de muertos y toda especie de podredumbre. (MaL xxm, 27.) .. . sorbidas por el culto de la ley y de la política, por lo m6nos, como la religion. En fin, ¿para
«Esta óltima imágen, pinta á lo vivo el estado de la ~~atcrra. Su p~g¡.osa prosp«:ndad qu6 he de ai'iadirque la conciencia universal no tiene leyes para la Inglaterra, y que no hay
oculta toda especie de podredumbre en materia de IDlsena, de embrutec1ID1entoy de mmo- nada que ella no se crea permitido por su interes, en cuanto á violacion del derecho de
ralidad, donde está sumergido su pueblo, donde ella le deja,.hácia donde ella le arroj~. Y lo gentes y de atentados patentes ó ocultos contra la justicia de las naciones?
que aun es mas grave y acusador contra ella, es que no siente su estad~; ~ qu~ ncos y «Este espíritu nacional de la Inglaterra es una especie de divinidad, de ídolo, que consagra .
pobres están ya habituados á 61;y que se necesita todo nuestro espanto 6 m~lgnaclOnpara todas las víctimas cuya inmolacion exige, como Jópiter Capitolino á Roma, 6 Juno á
que lo sepa, aunque no lleg¡¡e á comprenderlo. Hay mas todavía; y es q~ vive de esa ver- Cartago. Ella tiene rasgos pronunciados de semejanza con las sociedades antig¡¡as, en las
~enza, que hace de ella, en ci~ modo, su pedestal;.y que ~sta abY~lon de su p~eb~ose cuales la condicion de ciudadano lo era todo, por lo que basta invocarla y decir: ¡Civis
. ha hecho la condicion de su seg¡mdad Yde su prospendad. SI el sentimiento de la digrudad romanus sum! para estar al abrigo de todo insulto; pero en las que el hombre y sus senti-
humana se revelase en esas masas, en ÜlS que ni siquiera existe en girmen,la fermentaeion mientos naturales no existian, y de las cuales podia decirse con el gran poeta:
y la explosion serian tales que harian saltar la Inglaterra como una mina. Falta saber s.iuna
sociedad tiene el derecho de poner, como una de las condiciones de su existenCia, la Gracias doy á los dioses por no ser yo romano,
Pues solo así podria conservar algo humano.

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para ayudar á unos en su guerra con los otros, dar ejemplos del mal, y CAPITULO VII
poner al individuo casi en la imposibilidad de hacer el bien. Comte y todos INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO EN LA CIVILIZACION
los publicistas rotineros, que niegan todo derecho anterior á la sociedad,
tienen razon, porque no hay derechos cuando no hay deberes que les co-
rrespondan; y no teniendo el hombre en la hipótesis que refutamos deber
aigunOt todo derecho es irrisorio. ¡La teoría del derecho se destruye por sí «PERo EL MUNDO es arrastrado á pesar suyo y sin sabedo, hácia el Cristia-
misma! Todo derecho nace de la sociedad; la vida, la libertad, la propie- nismo: se le resiste, pero tiene que obedecerle; y he aquí uno de los
dad, todo lo que tenemos es un don gratuito que ella nos concede, y diaria- caractéres infinitos de laaccion de Dios en su religion. Desde el principio,
mente debemos darle gracias porque nos ha dejado vivir todavía un dia el mundo se ha resistido al Cristianismo, porque el Cristianismo es santo.
mas ... ¡Veamos adonde va á dar el hombre cuando prescinde del deber! ... Ninguna otra religion fué jamas el blanco de una hostilidad tan encarniza-
La sociedad tiene á su vez que armarse multiplicando sus penas, y rodeán- da. Pero tambien desde el principio se apoderó el Cristianismo del mundo, .
dose de barreras que contengan á esos seres dañinos que se llaman hom- y fué siempre mejorándolo con un mejoramiento cada vez mas creciente,
bres; y como el gobierno, ó sea la autoridad encargada de conservar la y que no conoce fin, porque es la verdad en su mas elevado poder. Este
existencia de la sociedad, se compone de hombres que tampoco tienen carácter infinitamente perfeccionador del Cristianismo, á traves de la re-
deberes sino derechos, siempre que puedan convertirán á la sociedad en su sistencia incesante de su objeto, es admirable. Los incrédulos no niegan el
patrimonio, y cuando no puedan, no harán mas que procurado. ¿Y qué hecho; al contrario, lo encuentran tan divino, que de él han sacado la doc-
otra cosa hacen los gobiernos de Europa? Salus popu/i suprema lex esto: trina panteística del progreso/es decir, de la perfeccion divina identificada
esta es la llave para resolver todos los problemas sociales; y de aquí se con la humanidad, y uniéndose á ella cada vez mas. Pero lo que destruye
deducen fácilmente la esclavitud, la tirarúa del esposo, el envilecimiento esta doctrina, no diremos por medio del raciocinio, lo cual seria muy fácil,
de la mujer, el derecho de matar á los hijos que no sirvan para soldados, el sino por el hecho, es que la humanidad no present6 nunca este fenómeno
tormento, la pena de muerte, y tantos y tantos horrores, que nos hacen sino bajo la influencia del Cristianismo, pues en todas las otras doctrinas
considerar las sociedades como formadas, no por seres inteligentes, sus- siempre permaneci6 estacionaria é inactiva, ó si activa, effmeraen su mo-
ceptibles de direccion y de reglas, sino por bestias feroces incapaces de ser ralidad. El progreso social continuo no existe sino en la sociedad cristiana.
contenidas de otro modo que por el dolor y la muerte. Solo el Cristiamsmo pudo domar esa bestia feroz; y sin enervarla, mas
¡Ay! de la sociedad si esas teorías hubieran llegado á dominada en rea- bien dejándole toda la independencia salvaje de su naturaleza, que á veces
lidad! ¡Los cortos períodos en que así ha sucedido, y en los cuales parece se manifiesta hasta en nuestros siglos civilizados, por medio de extravíos
que la Providencia ha abandonado el mundo á la direccion de esas doctri- individuales y con frecuencia colectivos, que parece van á resucitar la an-
nas, nos hacen ver claramente cuáles son sus tristes consecuencias! tigua barbarie, no deja de conducirla hasta la civilizacion, y de conducirla
aun por medio de esos mismos extravíos 1».
y debemos recordar que la doctrina que tiene tanto poder, es la única
que se apoya en el deber. El Cristianismo no le habla al hombre de lo que
puede ser, sino de lo que debe ser, es decir, de su fin, que es buscar la
Si esto sucede con el hombre, ¿qué seni con el cristiano? Puede decirse que para la Inglate- perfecciono No le prometo descanso sino lucha: no felicidad y contento
rra el Evangelio, del cual hace gran comercio, no ha sido aun publicado en el mundo. Para sino dolores y sufrimientos: no le manda que se eleve sino que se humille.
eOa no se ha dicho todavía: Dad al Clsar lo qUl!es MI Clsar, y á Dios lo qUl!es M Dios: ni
tampoco: ¡Bienaventurados los pobres! ¡Bienaventurados los misericordiosos! ¡Bien-
y con todo, la doctrina de la humildad es la única que tiene poder para
aventurados los qUl! han hambre y sed M justicia! ¡Desdichados aqUl!llos por quienes
suceda el escándalo! ¡Desdichados los ricos! Esto no ha sido dicho todavía.,.
1 Augusto Nicolas, «Estudiós filosóficos sobre ~l Cristianismo,..

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