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¿Enseña el pasaje del joven rico que

Jesús espera que Sus seguidores


renuncien a todas sus posesiones
para seguirlo?
Es verdad que Jesús dijo al joven rico que renunciara a su fortuna
y lo siguiera (Marcos 10:21). Otra vez dijo: “Es más fácil que un
camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el
reino de Dios” 1 (Marcos 10:25).
En otras ocasiones, Jesús no reprendió a amigos que tenían
propiedades ni los mandó a vender sus casas y sus negocios. De
hecho, Muchas veces comía con personas y se hospedaba en sus
casas. Amigos como María y Marta o Zaqueo el publicano
evidentemente no eran gente pobre. Incluso Él fue sepultado en el
sepulcro recién excavado de José de Arimatea, un miembro
adinerado del Sanedrín.
Entonces, ¿por qué puso Jesús lo que parece ser un requisito
severo para este joven en particular? (Mateo 19:16-22; Marcos
10:17-31; Lucas 18:18-30).
Jesús conocía el corazón del joven. Sabía que estaba buscando una
forma de ganarse la salvación a su manera. Puede haber pensado
que el Maestro le daría una tarea específica o una buena obra que
hacer que le diera la vida eterna, una obra que no le exigiera
humillarse ni colocar su vida incondicionalmente bajo la
autoridad de Cristo. Pero en lugar de ello, Jesús puso un requisito
que ilustraba claramente el asunto básico: el deseo del joven de
retener el control de su vida.
Jesús no quiso decir que la salvación en realidad se pueda ganar
por medio de buenas obras. Incluso si el joven rico hubiera
repartido todas sus riquezas para seguir a Cristo, no se hubiera
ganado la salvación. Sin embargo, de haberlo hecho, hubiera
renunciado a su deseo de autonomía y hubiera reconocido la
autoridad de Dios de hacer lo que Él quisiera con su vida.
Jesús sintió compasión por este joven. Pero puesto que sabía que
el joven quería manipular a Dios, no tuvo otra opción más que
despedirlo con una clara comprensión de su fracaso.
La Biblia dice claramente que la posesión de riquezas implica
responsabilidad, incluyendo la responsabilidad de ser compasivo
con el pobre. Pero la Biblia no dice que todos los cristianos deban
vender todo lo que tienen y dar las ganancias a los pobres. Los
corazones de algunas personas, como el del joven rico, pueden
requerir medidas así de drásticas. Pero para otros, darlo todo sería
un acto de mala mayordomía, una falta de disposición a usar los
dones de Dios de manera sabia y compasiva.
Por otro lado, Jesús indicó que una persona pobre está en una
mejor posición espiritual para recibir el evangelio (Mateo 19:23-
24; Lucas 6:24-25). El pobre no puede acudir a las riquezas para
que lo protejan de la realidad de su pobreza espiritual y
dependencia de Dios. La gente pobre tiene sus preocupaciones,
igual que la gente rica. Pero la pobreza es una bendición
disfrazada cuando hace difícil para la persona mantener la ilusión
de tener el control, y cuando le facilita ver su necesidad de Dios.
Además, las mejores cosas de la vida no están relacionadas con la
riqueza. Una persona que tiene buena salud está mejor -incluso
materialmente- que una persona adinerada que tenga una
enfermedad incurable. Una persona con un ingreso pequeño
puede disfrutar de la amistad, el amor y la belleza del mundo
natural tanto como una persona de dinero.
Lo que de verdad importa es el papel que desempeñan las
posesiones en nuestra vida. ¿Procuramos las posesiones para que
nos den significación y seguridad, o las procuramos como
bendiciones que nos pueden ayudar a cumplir nuestra tarea en el
reino de Dios?
El apóstol Pablo no dejó duda alguna en cuanto a los medios de
nuestra salvación y seguridad:
Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de
vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe
(Efesios 2:8-9).

¿Y nuestras necesidades físicas? Aunque Jesús no nos dice que las


posesiones sean malas en sí mismas, sí definió claramente dónde
debe estar nuestro enfoque:
Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas (Mateo 6:33).

Escrito por: Dan Vander Lugt

1. ¿Qué quiso decir Jesús con eso de que sería más fácil que un
camello pasara por el ojo de una aguja, y no que un rico
entrara en el cielo? Los estudiosos de la Biblia han dado una
diversidad de respuestas a esta pregunta. Algunos han
considerado la expresión “ojo de una aguja” como un
término que denota una puerta para entrar en Jerusalén tan
pequeña, que un camello podía pasar por ella sólo después de
haberse despojado de toda su carga y colocarse de rodillas.
Otros han dicho que la palabra griega que se traduce
“camello” debería cambiarse un poco para que signifique
“cuerda”. En otras palabras, es más fácil que una cuerda pase
por el ojo de una aguja y no que un rico entre en el cielo.
Ninguna explicación es esencial para interpretar el
pasaje.Jesús presentó una imagen deliberadamente absurda
para causar una fuerte impresión en los que lo escuchaban.
Él quería que sus discípulos reconocieran que las riquezas
pueden ser un gran obstáculo para la salvación. Luego, para
expresar que no todas las personas con dinero rechazan la
salvación añadió: “Para los hombres es imposible, pero no
para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.”
Por medio de la obra del Espíritu Santo, hasta la gente rica a
veces reconoce su pobreza espiritual, se arrepiente de sus
pecados, y sigue a Cristo.

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