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Contenido

¡LIBERA A LA BIBLIA! (por Peter Enns) .......................................................................................... 2


LA BIBLIA ES VIOLENTA, DIOS NO. (por Peter Enns) ..................................................................... 5
LA INERRANCIA NO DESCRIBE LO QUE LA BIBLIA ES; ALGUNOS COMENTARIOS DE MIS CHARLA
EN LA SOCIEDAD TEOLÓGICA EVANGÉLICA (por Peter Enns) ....................................................... 8
3 MANERAS EN QUE JESÚS LEÍA LA BIBLIA QUE A LOS EVANGÉLICOS SE LES ENSEÑA QUE NO
LEAN. (por Peter Enns) ................................................................................................................ 16
LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS: NO PRECISAMENTE LA MEJOR PUBLICIDAD. (por Peter Enns) ........ 19
PETER ENNS SOBRE LA BIBLIA (CON BRIAN D. MCLAREN) PARTE 1............................................ 21
PETER ENNS SOBRE LA BIBLIA (CON BRIAN D. MCLAREN) PARTE 2............................................ 24
PETER ENNS SOBRE LA BIBLIA (CON BRIAN D. MCLAREN) PARTE 3............................................ 28
3 RAZONES DE PORQUÉ PABLO ES EL TÍO LOCO DEL QUE NADIE QUIERE HABLAR (Y 2 RAZONES
DE PORQUÉ NECESITAMOS SUPERARLO) (por Peter Enns) ........................................................ 31
QUÉ ES EL “BIBLICISMO” Y PORQUÉ HACE LLORAR AL NIÑO JESÚS (por Peter Enns) ................ 35
CUANDO DIOS DEJA DE TENER SENTIDO (O MI PARTE FAVORITA DEL ANTIGUO TESTAMENTO)
(por Peter Enns) .......................................................................................................................... 37
MI METÁFORA FAVORITA PARA TODO ESTE ASUNTO DE SEGUIR A JESÚS (por Peter Enns) ..... 40
ESTOY CANSADO DE LLAMAR A DIOS “DIOS” (E INCLUSO PODRÍA SER ANTI-BÍBLICO) (por Peter
Enns) ............................................................................................................................................ 41
¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 1 DE 4) (por Peter Enns) .................................... 43
¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 2 DE 4) (por Peter Enns) .................................... 45
¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 3 DE 4) (por Peter Enns) .................................... 48
¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 4 DE 4) (por Peter Enns) .................................... 50
FE EN LA DUDA (por Peter Enns) ................................................................................................. 52
Peter Enns sobre el modelo teológico de la encarnación de las Escrituras (por Peter Enns) ..... 54
CÓMO LA SERPIENTE SE CONVIRTIÓ EN SATANÁS: ADÁN, EVA Y LA SERPIENTE DEL JARDÍN DE
EDÉN. (por Shawna Dolansky) ..................................................................................................... 56
EL EVANGELIO Y LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE, EXPLICADAS (por N. T. Wright) ........................ 59
COMPRENDIENDO EL PADRENUESTRO CON JOHN DOMINIC CROSSAN (por Ron Csillag) ......... 61
ENTREVISTA A N. T. WRIGHT: ¿POR QUÉ EL CIELO NO ES LO QUE NOS HAN DICHO? (por David
Van Biema) .................................................................................................................................. 63

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¡LIBERA A LA BIBLIA! (por Peter Enns)
Los evangélicos aman sus Biblias. Por muchas décadas hemos defendido estos textos
sagrados de los críticos que han buscado despojarlos de Dios, de lo milagroso y de
cualquier motivo por el que podríamos verlos como la absoluta palabra de Dios. Los
evangélicos correctamente reconocen que la Biblia es una obra revolucionaria por la
que vale la pena luchar, una fuente de inspiración que cuestiona continuamente
nuestras cómodas suposiciones y nos desafía a hacer mucho, mucho más.
Dicho esto, es el momento de admitir que algo ha salido terriblemente mal.
En nuestros esfuerzos por defender a la Biblia, hemos ido demasiado lejos. El creer
enérgicamente en la Biblia nos ha hecho incapaces de leer lo que dice en realidad.
Hemos domesticado la revolucionaria Palabra de Dios, convirtiéndola en un ídolo
hecho por el hombre.
Las instituciones evangélicas se han replegado a sí mismas en una esquina, por lo
que ahora disparan y atacan a los que simplemente dicen la verdad, los evangélicos
luchan por reconciliar sus creencias acerca de la Biblia, con lo que la Biblia dice. Es
hora de cambiar nuestros puntos de vista de la Biblia, no a causa de sus “problemas”,
sino debido a los nuestros.
Entonces, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Echemos un vistazo a la lógica detrás de
esta “batalla por la Biblia”.
Las razones evangélicas para la defensa de la Biblia son:
La Biblia es la palabra de Dios, significa que Dios inspiró a los hombres de antaño
para escribirla exactamente como Él quería que fuese, por lo tanto, Dios está detrás
de cada palabra.
Es un libro “escrito” por Dios, por lo tanto, nunca podrían tergiversarse los hechos, es
decir, presentarse como una historia de algo que no sucedió.
Dios tampoco podría autorizar una Biblia que sea incoherente en su contenido o diera
órdenes inmorales, ya que Dios nunca induciría a error o mentiría.
Por lo tanto, la Biblia está libre de error, y no estar de acuerdo con la Biblia es no estar
de acuerdo con Dios.
Aunque con algunos peros, sería difícil encontrar una organización evangélica que no
esté de acuerdo con esta lógica.
Pero esta lógica provoca problemas para los lectores de la Biblia. ¿Por qué? Debido a
que la Biblia misma no la respalda.
La Biblia contiene conocidos problemas históricos, inconsistencias y dificultades
morales ―tantas, que las enciclopedias, libros y ensayos escritos por los evangélicos
para “defender” a la Biblia probablemente podrían justificar su propia clasificación
numérica en la Biblioteca del Congreso―. La necesidad de producir tales extensas
defensas de la Biblia es un indicio de la profundidad del problema, y hace poco más
que retroceder a los fieles y bien intencionados lectores de la Biblia a una esquina.
Esta “batalla” es vista entre algunos evangélicos como prueba de su inquebrantable
fidelidad a Dios y a la Escritura. Pero no es fiel a ninguno, porque crea una Biblia que
no existe mientras que afirma que Dios está detrás de ella.

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Pocas mujeres y hombres capacitados en el estudio de las Escrituras dudarían en
afirmar que la Biblia tiene su cuota de problemas apremiantes. Desde la televisión por
cable, Internet, la revista Time, o la mayoría de cualquier curso universitario de
“introducción a la Biblia” ―o simplemente una lectura cuidadosa―, es un hecho que
planteará preguntas apremiantes en la mente de los lectores.
¿Qué lector de la Biblia no se ha dado cuenta de que ya en el sexto capítulo, la ira de
Dios se eleva al nivel de ahogar a todo ser viviente en el mundo a excepción de una
familia elegida (la de Noé)? Más tarde se ordena a los israelitas exterminar a todo
hombre cananeo, mujeres, niños, y animales, para que pudieran entrar en la tierra. El
asesinato de otros, ya sea ordenado por Dios, ignorado por Él, o hecho por Él, irrumpe
mucho en la Biblia. Pareciera como si la ejecución y los castigos corporales fuesen los
medios preferidos de Dios para la resolución de conflictos. Sí, hoy creemos que Dios
es amor y que debemos amar a nuestros enemigos y poner la otra mejilla, pero eso no
debería significar que deberíamos encontrar una manera de redefinir el genocidio y el
asesinato como amor.
Debemos enfrentar la realidad de que la Biblia no es atemporal en todos los sentidos,
sino que representa a una serie de comunidades antiguas luchando con preguntas
atemporales. Hoy sabemos que la esclavitud es mala, aunque es aceptada en las
escrituras sin mucha oposición. El libro de Levítico prohíbe a los israelitas esclavizar,
pero de acuerdo a Éxodo y Deuteronomio, la ley de Moisés no sólo permite a
hermanos israelitas ser esclavizados, sino que dice que un esclavo puede ser
golpeado hasta la muerte sin consecuencias si sobrevive “un día o dos”. Si muere
inmediatamente, el propietario será “castigado”, pero no con el “ojo por ojo” como si
dos hombres libres estuvieran involucrados. Después de todo, los esclavos son
propiedad. Como las hijas vírgenes cuando se trata de matrimonio. Peor aún si son
mujeres vírgenes de otras naciones: son botines de guerra divididos entre los
israelitas. Por estas cosas, incluso la NFL parece más “progresista” en comparación.
Hay muchos temas preocupantes como estos ―lugares donde la lógica, la moral, la
arqueología y la historia no se alinean perfectamente―. ¿Pero es realmente un
problema para la Biblia? ¿Eso quiere decir que en realidad ya no es “inspirada?”.
Las organizaciones evangélicas tienden a proteger a la Biblia (y a sus lectores) en
contra de la información acerca de estos problemas ―ya sea haciendo caso omiso de
las pruebas, minimizando su impacto, aislando a las personas de las mismas, o
ajustando los datos con inventivas e idiosincrásicas lecturas hasta que encajen con la
lógica descrita anteriormente. Pero es agotador y estresante tener una expectativa de
cómo la Biblia necesita comportarse, una que la propia Biblia simplemente no
respalda.

Para todos los cristianos, la Biblia es la palabra de Dios. Pero cuando esa afirmación
de fe requiere pensar que la Biblia es depositaria de una información histórica precisa,
contenido consistente y mandamientos morales atemporales, en realidad se está
creando una Biblia, no describiendo. Y ese tipo de Biblia no sobrevivirá sin cuidado
constante, vigilancia, y un suministro cíclico de enciclopedias, libros y ensayos
“explicando” los problemas y “defendiendo” a la Biblia ante la clara evidencia de lo
contrario. Y los buenos, honestos y escrupulosos cristianos tendrán que ser arrojados
al mar por su comunidad para mantener esta ilusión.

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La Biblia es lo que es, y todos somos libres de aceptarla como lo que es o alejarnos.
Pero no somos libres de crear una Biblia como nos gustaría. Como luce la Biblia es el
llamado de Dios. Aceptar esa Biblia, la que existe, es el comienzo de la verdadera
fidelidad a Dios y la sumisión a su palabra. Una vez que liberamos a la Biblia de esos
grilletes innecesarios, le permitimos una vez más ser lo que fue diseñada para ser: no
algo a lo que vamos como una guía de la verdad absoluta, sino algo que nos señala a
la fuente de la verdad, la inspiración, y la esperanza.

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LA BIBLIA ES VIOLENTA, DIOS NO. (por Peter Enns)
Cuando los dos aviones fueron estrellados contra los edificios del World Trade Center
el 11 de septiembre de 2001, la derecha cristiana apareció rápidamente con una frase
hecha: “¡Ven! ¡¡Ven!! ¡¡Esto es lo que son los bélicos yihadistas islámicos con su
violento dios!! “América, con su buen Dios cristiano, es mucho mejor. Debate
terminado”.

No pasó mucho tiempo para que hubieran algunas respuestas, por ejemplo, de los
"nuevos ateos” como Richard Dawkins y Christopher Hitchens: “Uh… momento
incómodo aquí, pero… ¿los cristianos han leído realmente siquiera su propia Biblia?
Ya sabes, ¿el exitoso y celebrado exterminio de los cananeos ―hombres, mujeres y
niños― a manos de los hijos de Israel por orden de Dios para que pudieran entrar”?

¿Cómo pueden los cristianos condenar a otra religión como inherentemente violenta
cuando sus propios documentos vinculantes representan a su Dios como
extremadamente violento, uno que ordena el genocidio y para quién el asesinato en
masa pareciera ser su método preferido de resolución de conflictos (pensar en Noé y
el diluvio)?

¿Cómo pueden los cristianos afirman hablar en nombre de Dios al condenar la


violencia divina hoy, cuando el Dios cristiano hizo la misma cosa en los tiempos
antiguos?

Esto es lo que en el negocio llamamos un “problema teológico”, y ha sido un problema


mucho antes del 9/11 y los “nuevos ateos”. Para poner un punto fino sobre ello, los
cristianos han luchado con una Biblia que en una parte representa a Dios como un
feroz señor de la guerra y luego en otra parte retrata pacificas bendiciones de Jesús y
el mandamiento de orar por los enemigos de uno.

No hay escapatoria al hecho de que los cristianos que toman la Biblia como una
confiable, fiable y precisa fuente de información dada por Dios y acerca de Dios, tienen
algo en lo que pensar.

Un posteo no va a resolver nada; sin embargo, me gustaría ofrecer dos factores


relacionados que siento la necesidad de que estén al frente y en el centro de las
deliberaciones cristianas pero que no siempre están.

En primer lugar, hay poco o ningún apoyo arqueológico para el genocidio cananeo, y
de hecho la mayor parte de la evidencia contradice de plano la idea. La mayor parte de
los pueblos que fueron destruidos de acuerdo al libro de Josué no muestran signos de
destrucción, y algunas ciudades ni siquiera estaban ocupadas en ese tiempo

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(incluyendo las ciudades a través de las que pasaron los israelitas al este del río
Jordán, en su camino a Canaán).

Estos resultados deben ser tomados en serio. Sugieren que las historias de exterminio
masivo en Canaán son exageradas, y probablemente encuentren su “gancho” histórico
en varias escaramuzas tribales de una época muy anterior.

En segundo lugar, es un punto teológico. Los escritores bíblicos representaron sus


orígenes nacionales como una gran victoria militar dirigida por Dios a la cabeza del
ejército, lo cual sabemos que era la retórica común de las culturas tribales en ese
momento. Por ejemplo, la famosa “Estela de Mesa” de la vecina Moab, utiliza la misma
retórica que el Antiguo Testamento.

Si los cristianos toman en serio el hecho de que los israelitas eran un pueblo antiguo,
en realidad también deberían esperar que escribieran sus experiencias de Dios
utilizando las convenciones culturales aceptadas de su tiempo.

Como uno de mis profesores de seminario diría: “Dios deja que sus hijos cuenten la
historia”, lo que significa que es desde su punto de vista, dentro de su propio modo de
pensar y limitaciones.

Una moderna (¡y casi perfecta!) analogía puede ayudar. Piensa en cómo los niños
hablan en el patio de la escuela de cuan grandiosos son sus padres. Hay formas de
contar la historia ―reglas del patio de la escuela― para asegurarse de que todo el
mundo sepa que su papa es el mejor. Me aseguré de que mis amigos supieran cuan
fuerte y atlético era mi padre, un verdadero héroe, y realmente creía que lo era,
aunque mirando hacia atrás veía a mi padre a través de mis lentes “culturales”.

No estaba mintiendo, y había un elemento de “verdad histórica” en mi historia. Pero, el


cómo hablaba era dictado por el amor, el orgullo (el bueno) y las “expectativas
culturales” tácitas del patio de la escuela.

Nunca mencione muchas de las cosas que hizo mi padre que también fueron
“heroicas” pero no tan emocionantes, como ir a todos mis pequeños partidos de liga o
lavar los platos. Si hubiera dicho eso, habría caído en oídos sordos. Pero a medida
que crecí y maduré de la cultura del patio de la escuela, gané una perspectiva
diferente de mi padre, una que permanece en mí como padre. Mi visión de mi padre no
permaneció estática.

Del mismo modo, la Biblia no es estática cuando se habla de Dios. Más bien, en la
Biblia cristiana vemos movimiento dinámico.

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No sólo que los cristianos tienen el factor de Jesús para dejar atrás la cultura tribal
(“bienaventurados los pacificadores”, “amen y oren por vuestros enemigos”, etc.), en el
Antiguo Testamento ya vemos algunas idas y vueltas que pone al pensamiento tribal
en tela de juicio. Por ejemplo, en el libro de Jonás Dios extiende su misericordia a la
horrible superpotencia Asiria, aunque en el libro de Nahúm será destruida por Dios y
todos los que escuchen de ello aplaudirán.

Los cristianos que deliberan sobre el difícil problema del genocidio Cananeo deberán
tener en cuenta que los escritores de Israel eran narradores, cuyas formas de pensar
acerca de Dios y de sí mismos reflejaban su entorno cultural. Y así, estas historias,
aunque en parte Palabra sagrada, no son la última palabra sobre cómo es Dios.

Para muchos cristianos, mirar el genocidio cananeo desde este punto de vista puede
ser preocupante: implica que la Biblia “se equivoca”. Pero desde mi punto de vista,
mucho más preocupante es perpetuar la idea de que el Dios del universo haya pintado
un blanco en la espalda de los cananeos.

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LA INERRANCIA NO DESCRIBE LO QUE LA BIBLIA ES; ALGUNOS
COMENTARIOS DE MIS CHARLA EN LA SOCIEDAD TEOLÓGICA
EVANGÉLICA (por Peter Enns)
Estos son los comentarios que di en la Sociedad Teológica Evangélica en Baltimore el
pasado noviembre como parte del panel de discusiones sobre el libro en el que
colaboré (junto con Al Mohler, John Franke, Michael Bird y Kevin Vanhoozer), Cinco
puntos de vista sobre la Inerrancia Bíblica. Cada uno de nosotros tenía 15 minutos
para hacer algunas observaciones antes de que empezáramos a participar unos con
otros.

En retrospectiva, no creo que se haya logrado mucho ―ni se hubiera podido― en ese
entorno y en ese lugar. Tampoco creo que el volumen pudiese haber tenido la clase de
impacto que algunos habrían esperado, ya que ―al menos así yo lo sentí―, la mayor
parte de nuestro tiempo nos lo pasamos reivindicando territorio en lugar de participar
en los asuntos importantes.

Si hubiéramos tenido unas rondas más, habría re-preguntado algunas cosas


puntuales: la naturaleza de los estudios bíblicos y la “erudición bíblica evangélica”,
especialmente a Vanhoozer y a Bird, sentí como que sus ensayos y respuestas en el
volumen perpetuaron ciertas idiosincrasias y tropos apologéticos (a los cuales otorgue
mi breve respuesta), y me esperaba un poco más de ellos (sobre todo de Bird, por su
formación en los estudios bíblicos).

Por lo tanto, la presentación de 15 minutos que di en la STE es mi intento de


profundizar un poco más sobre mi punto de vista sobre la Inerrancia desde un ángulo
ligeramente diferente, para abordar algunas cuestiones generales que me quedaron
después de que el volumen fue completado.

El post es un poco largo (2.000 palabras), pero he tenido peores.

1. La Inerrancia prescribe a la Biblia ―y a Dios― demasiado estrechamente.

El título de mi ensayo (en el libro) es “Inerrancia, independientemente de la definición,


no describe lo que la Biblia es”. Lo que quiero decir es lo siguiente:

Como sea que se defina a la Inerrancia ―estrictamente o en sus más matizadas


variedades progresistas (ambos tipos están representados en este libro)―, en mi
opinión, no encaja con lo que veo cuando abro y leo mi Biblia.

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Como yo lo veo, la Inerrancia prescribe los límites de la interpretación bíblica de una
manera que crea conflicto un tanto inter-canónico como respecto a la información
extra-bíblica. Es por eso que “aferrarse a la Inerrancia” (como a menudo es referida)
pareciera ser una actividad de alto mantenimiento, requiriendo constante cuidado y
vigilancia.

Esta dinámica me sugiere, no sólo que el término no es apto para describir a la


Escritura, sino que prácticamente garantiza un continuó malestar dentro del
evangelicalismo cuando se levantan voces alternativas.

En mi opinión, una estricta, literalista e inerrante posición, requiere un aislamiento


intelectual que no estoy dispuesto a conceder, como estoy seguro que coinciden un
buen número de los que están aquí. Una variedad más progresista se caracteriza por
cosas tales como el verdadero trabajo respecto a ciertas cualidades literarias de la
Biblia, los géneros y los escenarios históricos, tendiendo a moderar el estricto modelo
inerrante. Pero aquí también, para mí el techo sigue siendo demasiado bajo.

Si se me permite jugar en esa metáfora espacial por un momento, la Inerrancia


estricta, hermenéuticamente hablando, es como arrastrarme sobre mi vientre a través
de un túnel estrecho y bajo; la Inerrancia progresiva (y perdón por el reduccionismo)
es como pasear dentro de una casa de un metro y medio de alto.

Sería bueno poder pararme, pero no podría hacerlo sin golpearme la cabeza, y
después de un tiempo mi espalda estaría tan rígida que no podría enderezarme
aunque quisiera.

En otras palabras, tal como yo lo veo, una forma progresiva de Inerrancia (una
posición expresada por dos de nuestros coautores) aún no proporciona el espacio
para tratar los datos y dar el tipo de respuestas que siento que son justificadas y
necesarias.

Con el fin de permitir los tipos de conclusiones interpretativas, denominaciones de


género y estrategias hermenéuticas que estoy convencido que se necesitan aplicar a
la Escritura, tendría que redefinir a la Inerrancia de un modo que me dejaría
sintiéndome deshonesto ―mi propio momento Iñigo Montoya en (la película) La
princesa novia: “Sigues usando esa palabra. No creo que signifique lo que piensas que
significa”―. Esta es la razón, por la que a partir de 2007, dejé de pertenecer a la STE.
Nada personal.

Tal vez la raíz del recelo teológico sea que para mí la Inerrancia limita a la
interpretación bíblica demasiado estrechamente, porque limita a Dios demasiado
estrechamente.

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La premisa que todos los defensores de la Inerrancia sostienen en algún nivel
―aunque en distintos grados― es que una Biblia inerrante es el único tipo de libro que,
lógicamente, Dios sería capaz de producir, el único medio por el cual un Dios veraz se
comunicaría.

Como yo lo veo, las tensiones rítmicas, recurrentes y generacionales sobre la


Inerrancia en el evangelicalismo son alimentadas por la distancia entre esta a priori
expectativa teológica sobre como Dios y su libro deberían comportarse, y los
persistentes detalles no cooperativos de la interpretación bíblica.

Veo a la Inerrancia como un modelo de la Escritura. Los modelos se usan para


explicar una serie de fenómenos. Si los fenómenos no son tratados adecuadamente,
entonces el modelo deja de tener un valor explicativo convincente, y por lo general se
suele dejar de lado en favor de otros modelos.

Uno puede refinar o matizar cualquier modelo, por cierto, ¿pero cuan matizada puede
ser la Inerrancia? Y cuando tenemos en cuenta a la función de la Inerrancia dentro del
evangelicalismo, que ha sido esencialmente defensiva, para mantener afuera a los
malos pensamientos, entonces, el matizar demasiado vuela muchos de los dientes de
la Inerrancia.

2. La Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica prescribe un modelo


inviable de la Escritura

La función prescriptiva de la infalibilidad se exhibe en la Declaración de Chicago sobre


la Inerrancia Bíblica, tanto en términos de su propia retórica, así como en la autoridad
legada posteriormente a la cultura evangélica. Siento que esta función prescriptiva ha
obstruido el tipo de diálogo crítico que emerge claramente dentro del evangelicalismo.

Aquí me gustaría mencionar sólo una cuestión para ilustrar: cómo la Declaración de
Chicago conecta a la verdad, a Dios, y a la Escritura. Encontramos esto rápidamente,
en la sección titulada “Una Declaración Breve”, que consta de cinco afirmaciones
destinadas a establecer parámetros para lo que sigue.

La primera declaración habla de Dios “quien es verdad en sí mismo, y solo habla


verdad”. Esta premisa inicial es crítica para la retórica de La Declaración de Chicago:
conecta a la Inerrancia con la naturaleza de Dios. La cual es, de hecho, una defensa
común de la Inerrancia.

Pero no estoy dispuesto a darle el visto bueno a esta afirmación.

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En primer lugar, implica que aquellos que critican a la Inerrancia se oponen a Dios
mismo. Esta es una conversación obstructiva y, si se toma en serio, erige un sistema
autorreferencial, totalmente aislado, que de hecho es lo que ha sucedido.

En segundo lugar, lo que falta aquí al principio de la Declaración de Chicago, donde


sería más apropiado incluirlo, es hermenéutica de auto-conciencia, una reflexión sobre
la naturaleza de la verdad que Dios habla… en los textos antiguos.

Que la Declaración de Chicago no le dé ni siquiera un guiño aquí a las dimensiones


hermenéuticas y teológicas de las discusiones de Dios, la verdad, y la Escritura es
algo más que un enorme agujero: colorea el documento de principio a fin y lo hace a
todas luces insuficiente para acoplarse a los mismos problemas que traen las
insuficiencias de la Inerrancia a la luz.

Lo que debería exponerse a la vanguardia de manera explícita aquí―en el principio―


es la manera en que Dios habla en la Escritura, es decir, a través de los modismos, las
actitudes, suposiciones y cosmovisiones generales de los autores antiguos. Sé que la
Declaración de Chicago hace una insinuación sutil a esto más adelante, pero muy
ambigua, muy poca y muy tarde.

3. Israel creía en muchos dioses

Considera el fenómeno en el Antiguo Testamento: que el Dios de Israel no es la única


deidad sino una de muchas.

Por ejemplo, en el Salmo 95 la grandeza de Yahvé es proclamada por medio de una


comparación con otros dioses: “El Señor es el gran Dios, Rey grande sobre todos los
dioses”.

Job 1-2 y el Salmo 82 comienzan con Yahvé presidiendo un consejo divino. En Job la
escena es dominada rápidamente por “el acusador”, pero en el Salmo 82 Jehová
reprende a los otros dioses por no impartir justicia en la tierra como deberían.

Y en Éxodo 12:12, la última plaga es descripta como la coronación del juicio de Yahvé
sobre “todos los dioses de Egipto”.

Dado que, como se nos dice en la Declaración de Chicago, en la Escritura es Dios


quien habla, y Dios sólo habla verdad, y que no se equivocaría ni nos engañaría, ¿a

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qué conclusión llegamos? ¿Que de hecho hay otros dioses, algunos de los cuales son
subordinados de Yahvé y otros con quienes contiende?

Se podría sugerir soluciones para esto: estos no son dioses sino ángeles, demonios o
hipérboles. Pero el Antiguo Testamento no dice nada de esto, e inventar cosas para
proteger un dogma nunca es buena idea.

Dios, quien (de acuerdo con la retórica inerrante) sólo habla verdad cuando nos habla
de sí mismo, dice “dioses”. Si “los días son días” (Génesis 1), inundaciones son
inundaciones, cananeos muertos son cananeos muertos, entonces seguramente
dioses son dioses.

¿OK? ¿No debería la lógica inerrantista seguir hasta el final?

O considera Deuteronomio 32: 8, donde el alto dios Elyon ―también conocido por
nosotros de la religión Ugaritica― reparte las naciones a los dioses menores, uno de
los cuales es Yahvé, cuya “parte fue su pueblo, Jacob es su parte asignada”, por lo
que Quemos consigue Moab, Baal obtiene a los cananeos, y así sucesivamente.

(Tendrías que consultar un buen comentario o Biblia de estudio para ver esto. Los
primeros Escribas judíos cambiaron el texto para adaptarlo a las estrictas normas
monoteístas. Las Biblias inglesas reflejan esta tardía “corrección” de lectura, pero sin
verlo en las notas de traducción nunca lo sabrías).

¿Estamos ―acorde a la lógica inerrante― obligados por la Escritura y el Dios que habla
verdad a decir, por lo tanto, que el Dios de Israel al igual que los otros dioses,
responde y esta étnica y geográficamente atado a una autoridad superior?

El lenguaje de la Declaración de Chicago no me es útil en estos casos. ¿Qué significa


hablar de este tipo de cosas como la “verdad” de Dios y por lo tanto “infalible”?

Entiendo que la Inerrancia, como comúnmente ha sido defendida, sólo tiene que ver
con lo que la Biblia enseña o afirma (como algunos de mis co-autores repiten), pero
veo un montón de enseñanza o afirmaciones al menos ocurriendo aquí en estos
versículos.

Si estos textos que nos hablan de Dios al final no son “afirmaciones”, no estoy seguro
de lo que significa la palabra.

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También soy consciente de que estas descripciones de Dios no están en todas partes
en el Antiguo Testamento, ¿pero importa realmente? ¿Somos libres para “escoger y
elegir” lo que queremos creer?

Estas declaraciones son tan… claras… Dios habla claramente… si no seguimos su


clara palabra aquí, ¿qué razón tendríamos para seguir su palabra en cualquier lugar?
Lo siguiente que haríamos seria negar la resurrección.

Perdona la retórica. Sólo trato de hacer un punto, y espero que no sea demasiado
sutil.

4. La Inerrancia no describe lo que la Biblia hace.

No creo que existan los dioses del antiguo Cercano Oriente, ni tampoco que nuestro
Dios presidiera una reunión del consejo celestial, ni que haya estado bajo la autoridad
de Elyon.

Creo, sin embargo, que los antiguos israelitas creían eso, pero eso no significa que su
creencia en ese momento de la historia redentora representara la absoluta “realidad
espiritual”, por así decirlo.

Ahora, ¿por qué digo eso? No es porque le falte el respeto a la Biblia. Tengo dos
razones.

Una de las razones es el Nuevo Testamento. Una visión canónica nos conduce a lo
largo del argumento bíblico, por así decirlo, por lo que creo que hay un solo Dios, no
muchos (una visión que ya se hacía eco en otras partes del Antiguo Testamento).

La Escritura es variada y se mueve, así que por razones bíblicas internas, no espero
que cada parte de la Escritura ―incluso las partes que hablan de Dios― proporcionen
absoluta e infalible verdad.

La segunda razón es lo que conocemos a través del trabajo histórico y arqueológico


sobre el antiguo entorno tribal en el que los antiguos israelitas participaron. Entender
algo sobre el mundo de la Biblia nos puede ayudarnos aquí.

La manera en que se describe a Dios en Job o en los Salmos, etc., tiene perfecto
sentido en ese contexto cultural. Pero la afirmación de apertura de la Declaración de
Chicago, sobre que Dios “quien es Verdad en sí mismo y solo habla verdad”, me

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parece fuera de tópico, las palabras no se diseñaron para hacer frente a lo que vemos
aquí.

Aplico este mismo tipo de pensamiento a los tres temas tratados en el libro,
especialmente a dos de ellos, la historicidad de la caída de Jericó y el mandamiento de
Dios de exterminar a los cananeos.

Para entender ambos apelo al (1) movimiento del evangelio alejándose del
pensamiento tribal acerca de Dios y a (2) los datos arqueológicos y literarios del
contexto cultural de Israel.

Es por eso que propongo la común y casi mundana conclusión (y tienes que leer mi
ensayo en el libro para obtener los detalles) que las historias de Jericó y el exterminio
cananeo: (1) no son “históricas” en ningún sentido en el que normalmente usamos la
palabra, ni tampoco (2) proporcionan una inalterable, permanente, absoluta imagen de
Dios.

Ciertamente puedo entender y respetar el por qué los antiguos israelitas hablaban de
esta manera. Pero, al igual que el tema de muchos dioses en el Antiguo Testamento,
esto no significa que los episodios de exterminio de Jericó y de los cananeos sean la
última palabra histórica o teológica.

No creo que esté descartando el Antiguo Testamento, tampoco esto es (¡por amor de
Dios!) Marcionismo dualista, que dice que los dioses del Antiguo Testamento son dos
dioses diferentes. No estoy diciendo que haya dos dioses; solo Dios es el Dios de las
Escrituras. Pero Dios es retratado de manera diferente por los escritores bíblicos en
diferentes momentos y lugares.

En el Antiguo Testamento, Dios ya es retratado de diversas formas. En el Evangelio,


los cristianos creen, que la mirada más completa de Dios se obtiene a través del
Evangelio.

Reconocer este diverso retrato de Dios, especialmente cuando llegamos al Nuevo


Testamento, no es más que un aspecto de lidiar con la “Biblia en contexto” y la
complejidad canónica del problema de la continuidad y discontinuidad entre los
testamentos.

Y hacerlo, simplemente es participar en el proyecto teológico cristiano que ha sido


parte de la conciencia de la iglesia desde Pablo y los escritores de los Evangelios,
¿qué hacemos con la historia de Israel a la luz del acontecimiento de Cristo? Esto no
es nada nuevo.

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5. Un “Modelo de Encarnación” es más útil.

Para mí, la Inerrancia o la Declaración de Chicago no llegan a hacer frente a este


fundamental reto hermenéutico para los lectores cristianos de la Biblia.

Continúo pensando, sin embargo, que un modelo de encarnación de la Escritura es


útil. No es nuevo. No lo inventé. Alguna forma de ello se remonta por lo menos a
Atanasio. Y nadie, mucho más que yo, afirma esta analogía. Lo que afirmo una unión
hipostática en la Escritura (!!).

Es una analogía, explicar una cosa por medio de otra. El objetivo principal de esta
analogía es presentar una visión de la Escritura donde el contexto histórico deja de ser
un gran obstáculo doctrinal, un problema a resolver, y se convierte en otra imagen de
cómo Dios voluntariamente y amorosamente participa en el drama humano.

Proporciona el lenguaje teológico para por qué la Biblia actúa así… antigua, por qué
vemos el uso de lenguaje y conceptos míticos en el Antiguo Testamento, una escena
de una sala de juntas celestial o por qué el Dios de Israel es retratado como un
guerrero tribal para quien los asesinatos masivos parecen ser su método preferido de
resolución de conflictos.
No creo que la Inerrancia sea la categoría adecuada para abrazar la dinámica
complejidad de las Escrituras.
Pero un Dios que se dedica a encontrarnos donde estamos (esta es una buena
noticia) y una Escritura que muestra esta enérgica, implacable ―y misteriosa―
interacción entre el Espíritu de Dios y las culturas antiguas… bueno, no diré que no lo
entiendo. Y entiendo que este pensamiento pueda ser preocupante, a unos más que
otros.
Pero como diría C.S. Lewis, la encarnación es, después de todo, “una doctrina
incurablemente irreverente”. No es cómoda. Incluso es un poco inquietante cuando
pensamos en cómo a Dios le gusta aparecer.
Un modelo de encarnación no es la única o la mejor manera de pensar en la Biblia en
todo momento. Pero cuando el tópico se convierte en asuntos históricos ―el núcleo de
nuestro libro y el corazón del debate de la infalibilidad― al menos me da el lenguaje
teológico con el que hablar de lo que veo en las Escrituras con respeto y admiración.
En resumen, para mí la infalibilidad es un modelo de Escritura que no describe bien lo
que la Escritura es. Tal vez en nuestra era actual, Dios no nos esté llamando a
revitalizar una defensa, a enquistarnos, o a formular más complejas y sutiles defensas
sobre lo que sentimos que la Biblia tiene que ser, sino a enseñarles a las futuras
generaciones ―en la academia, en la iglesia, y en el mundo― mejores maneras de
encontrar a Dios en la Escritura que tenemos.

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3 MANERAS EN QUE JESÚS LEÍA LA BIBLIA QUE A LOS
EVANGÉLICOS SE LES ENSEÑA QUE NO LEAN. (por Peter Enns)
Para los evangélicos -y yo me cuento entre ellos- Jesús y la Biblia son importantes en
la lista de prioridades. No sólo los evangélicos, sino todos los cristianos creen que
Jesús es el Salvador, y que la Biblia nos habla acerca de él.

Pero ver cómo estas dos prioridades se juntan -ver cómo Jesús leía su Biblia (Antiguo
Testamento cristiano)- puede crear algunos momentos incómodos, porque Jesús leía
su Biblia de formas que a los evangélicos se les enseña una y otra vez que no lo la
lean.

1. Jesús no se adhería a lo que “dice la Biblia”, sino que la leía con un toque
creativo que tenía poca o ninguna conexión con lo que el escritor bíblico
realmente quería decir.
A los evangélicos se les dice que respeten la Biblia “apegándose al texto” y no yendo
más allá de ella. Jesús hizo lo contrario.
Por ejemplo, en el libro del Exodo (capítulo 3), Dios habla a Moisés desde una zarza
ardiente. Siendo este el primer encuentro, Dios se presenta a sí mismo (versículo 6):
“Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. En otras
palabras, “el que habla contigo, Moisés, no es otro que el Dios de tus antepasados, y
tengo un gran trabajo para ti: ir a Egipto y sacar a mi pueblo de la esclavitud”.
Aparece Jesús. Lo encontramos en el Evangelio de Lucas (capítulo 20) debatiendo
con un partido religioso conocido como los saduceos. Una de sus creencias era que
después de tu muerte, eres alimento de gusanos. Otros judíos, incluyendo a Jesús,
eran del partido fariseo. Ellos creían que Dios un día resucitaría a los muertos.
Así que para probar su punto - que los saduceos estaban equivocados y que Dios de
hecho resucitaría a los muertos- Jesús recita el versículo anterior de Exodo, en el que
Dios se presenta a Moisés.
No hay un “sentido profundo” para Exodo 3: 6. Dios simplemente está presentándose
a Moisés. No es un código para “Voy a resucitar a los muertos”.
Lo que Jesús hace aquí no sentaría bien con la mayoría de los cristianos si, por
ejemplo, su pastor se levantara y predicara así. Le pedirían a él o a ella que tratara de
apegarse mejor al texto y si no que empezara a buscar otra línea de trabajo.
Pero lo que Jesús hace aquí en el Evangelio de Lucas, por extraño que nos parezca,
era normal en el judaísmo primitivo. ¡Lucas nos dice que algunos de los escribas
estaban muy impresionados con la habilidad de Jesús para manejar la Biblia tan bien!

Para Jesús, como para sus compañeros Judíos, la Biblia estaba lista y dispuesta para
ser manejada de forma creativa a fin de producir nuevos e inesperados significados
que fueran mucho más allá de lo que esas palabras significaban cuando fueron
escritas.

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2. Jesús sentía que podía “elegir” qué partes del Antiguo Testamento eran
válidas y cuáles no.
A los evangélicos se les enseña en términos inequívocos que la Biblia es un paquete.
Creer lo que dice la Biblia no es como estar en una línea de buffet donde “escoges y
eliges” lo que te gusta. Sin embargo, eso es lo que hizo Jesús.
Por ejemplo, tenemos el famoso Sermón de la Montaña en el Evangelio de Mateo.
Jesús en una montaña hablando a los reunidos a su alrededor. Varias veces cita algo
de la Ley de Moisés y luego contrasta lo que dice la Ley (“ustedes han oído decir”) con
una enseñanza propia (“pero yo os digo”).
No debemos perder de vista el gran punto aquí: Jesús está actuando como Moisés. El
está en una montaña declarándole a la gente lo que Dios demanda de ellos. El
“Sermón de la Montaña” en realidad no es un sermón en lo absoluto. En primer lugar
nadie se aburría escuchándolo. Las palabras de Jesús eran una declaración pública
de que, ahora que estaba aquí, iban a haber algunos cambios.
En algunos puntos en el Sermón de la Montaña, Jesús simplemente expande lo que
dice su Biblia, como el asesinato siendo no sólo físico sino también emocional (ira) y
verbal (insultos). Pero Jesús también afirma que algunas partes de la Biblia están
terminadas y es hora de ir en una nueva dirección.
Moisés pudo haber permitido el divorcio por todo tipo de razones, pero Jesús dijo que
el divorcio sólo se permitía en caso de infidelidad.
Dios le dijo a Moisés que los israelitas debían hacer juramentos solemnes entre sí
(una especie de contrato obligatorio), pero Jesús dijo que el verdadero pueblo de Dios
no debe hacer ningún juramento. “Deja que tu palabra sea ‘Sí, sí o No, no’; porque lo
que es más que esto, procede del maligno”.
Dios le dijo a Moisés que los crímenes serian castigados “ojo por ojo” (para asegurar el
castigo al crimen), pero Jesús dijo que había que poner la otra mejilla en vez de
buscar la restitución. Al hacerlo, estarían verdaderamente siguiendo la voluntad de
Dios.
Jesús enseñó que algunas de las cosas que Dios dijo en el Antiguo Testamento eran
insuficientes, y que la verdadera obediencia a Dios significaba que era hora de seguir
adelante. Si pastores o profesores evangélicos dijeran algo así, serian despedidos
antes de terminar la semana.

3. Jesús leyó su Biblia como un Judío, no como un evangélico (o incluso un


cristiano).
Aunque que esto no sea necesario decirse, lo es. Cuando vemos a Jesús leyendo su
Biblia, vemos a un hombre judío leyendo su Biblia. Su toque creativo e incluso su
“debate” con su propia Biblia y el ir en una dirección diferente eran parte de lo que
significaba leer la Biblia en el mundo judío de Jesús.

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Eso no significa que Jesús no reverenciaba a la Biblia. Lo hacía. Pero la veneraba en
formas judías, no en formas evangélicas.
Y esa puede ser la lección más difícil de aprender para los evangélicos, que Jesús no
estaba de acuerdo con cosas de la Biblia que los evangélicos dan por sentado y
consideran no negociables, como “apegarse al texto” y “la palabra de Dios es eterna y
nunca cambia”.
Si los evangélicos (y me cuento entre ellos) prestan atención a Jesús, aprenderán una
lección vital: Nuestra propia Biblia nos muestra que interpretar correctamente a la
Biblia no es el centro de la fe cristiana. Interpretar correctamente a Jesús lo es.

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LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS: NO PRECISAMENTE LA MEJOR
PUBLICIDAD. (por Peter Enns)
Si vives en el mundo mediterráneo del siglo primero y deseas promocionar tu religión,
un “dios crucificado” no es tu título.
Sin embargo, eso es exactamente lo que encontramos en el Nuevo Testamento.
Estoy leyendo un librito de Martin Hengel, Crucifixión, escrito hace unos 40 años.
Hengel (fallecido en 2009) fue un estudioso del Nuevo Testamento y
monstruosamente inteligente.
Se me ocurrió que podían gustarte algunos fragmentos del libro que me hicieron
pensar.
La única posibilidad de algo así como un “dios crucificado” haciendo su aparición en la
periferia del antiguo mundo de los dioses, era en forma de maliciosa parodia,
intentando burlarse de la arbitrariedad e injusticia del padre de los dioses del Olimpo,
que ahora se había convertido en obsoleto. (Pág. 11)
Hengel discutirá como ejemplo Prometeo de Luciano, la historia de la crucifixión del
dios Prometeo a manos de Zeus. Hengel continúa…
No me parece que sea una coincidencia que el autor (Luciano) de esta mordaz parodia
en su De morte Peregrini, se burle de los cristianos como “pobres diablos… que
niegan a los dioses griegos y en su lugar honrar a aquel sofista crucificado y viven de
acuerdo con a sus leyes”. (Pág. 12)
Varias páginas después…
Con su paradójico contraste entre la naturaleza divina del preexistente Hijo de Dios y
su muerte vergonzosa en la cruz, el primer anuncio cristiano destrozó todas las
analogías y paralelismos que se pudieran producir con la cristología en el mundo de la
época, ya sea desde el politeísmo o desde la filosofía monoteísta. Tenemos puntos de
comparación (entre el cristianismo y otras religiones antiguas) para las concepciones
de exaltación, la ascensión y hasta la resurrección. Pero el sufrimiento de un dios
pronto tuvo que ser demostrado como mera simulación, seguido rápidamente del
castigo para aquellos humanos que habían sido tan malos como para causarlo… (Pág.
15)
Por “mera simulación”, Hengel quiere decir:
En muchas ocasiones en el mundo greco-romano nos encontramos con la idea de que
los acontecimientos ofensivos no deben atribuirse a los seres divinos venerados o a
los propios semidioses, sino sólo a sus “representaciones”. Jesús debería haber
demostrado su divinidad ya sea al ser transportado en el momento de su captura o
más tarde, desde la cruz (Pág. 16).
El judaísmo y el cristianismo tienen sentido en el mundo antiguo, reflejan las culturas
de los tiempos. Pero hay también una rareza en el cristianismo que Hengel describe
aquí.

“¡Hola a todos! Aquel que adoramos fue crucificado por los romanos. Únanse”.

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Esa línea de apertura no “encaja” entre las religiones greco-romanas. Afirmar que una
figura divina fue impotentemente golpeada, torturada y ejecutada horriblemente -
vergonzosamente-, habría sido una prueba positiva de que tal religión era solamente
una broma digna de un monólogo.
La ridiculez de la crucifixión del Hijo de Dios fácilmente puede perderse entre la gente
moderna, incluyendo los cristianos.
Pero sin sujetar firmemente el “escándalo de la cruz” (Gálatas 5:11), dejamos pasar
una importante inversión que tipifica el evangelio.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero para nosotros que
somos salvados, esto es poder de Dios. Porque está escrito:
“Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos”.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este
siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría
de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación.
(1 Corintios 1: 18-21)
En lugar de permanecer como una humillación, en un irónico y contraintuitivo giro, la
cruz se convirtió en la gran inversión, el medio de Dios para triunfar sobre los reinos de
los hombres.
Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:15).

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PETER ENNS SOBRE LA BIBLIA (CON BRIAN D. MCLAREN) PARTE 1
Peter Enns y yo este año publicamos importantes libros sobre la biblia. El Libro de
Peter se llama “La Biblia dice así” y el mío “Hacemos el camino al andar”. Decidimos
entrevistarnos uno al otro acerca de nuestros libros y lo que ellos dicen acerca de la
Biblia. Esta es la parte 1 de 3.

Brian: Peter, me encantó tu libro. No conozco muchos teólogos que puedan tocar
puntos serios con tanto humor como tú. Haces teología tipo comedia, lo que, a la luz
de la seriedad de la materia en estudio, es una buena cosa. Pienso que tanto humor
proviene del dolor y la ira. Recuerdo que Soren Kierkegaard decía: “La esencia de
todo discurso verdadero es la malicia”, a través de lo cual quería decir que a menos
que el expositor este furioso por algo, no tendría pasión. Así que… ¿es esto cierto
para ti con este libro? Si lo es, ¿cuál es el dolor o ira detrás de esto?

Peter: Gracias Brian. A mí también me encantó mi libro.

Realmente he pensado mucho en tu pregunta, pero no estoy seguro de tener una


respuesta definitiva. Todo lo que sé es que he amado bromear y reír desde que tengo
memoria (y esto me ha generado problemas ahora y cuando era un chico en el
colegio). Por supuesto, esto plantea la pregunta de por qué esto es parte de mi
personalidad. No creo, sin embargo, que el dolor o el miedo estén necesariamente
detrás del libro. Sé que muchos comediantes han sufrido emocionalmente, y me
aventuraría a sugerir que su comedia fue una forma de manejo del dolor.

Pero a mí, simplemente me gusta ver lo absurdo en las cosas. El humor puede
desarmar y poner a las personas en posición de ver las mismas viejas cosas de una
forma diferente. Estoy recordando algo que Geroge Carlin dijo (parafraseando), que la
comedia es lo que sucede cada día, solo necesitas a alguien que te lo señale. Para mí,
el humor es el tipo de sentimiento natural que toma a las personas fuera de guardia
para ver algo más profundamente o desde un ángulo diferente al que podrían estar
acostumbradas. Tal vez este sea mi “truco”.

Me agrada como te refieres a la predicación en tu pregunta. Solía decirle a mis


estudiantes del seminario que la predicación es como la definición de comedia de
Carlin: Todos los momentos de Dios están a nuestro alrededor, solo necesitamos que
nos los recuerden.

En “La Biblia dice así”, describo la percepción que algunas personas tienen de Dios
como un papá borracho al que no quieres molestar en su siesta para que no se ponga
furioso. No estoy describiendo a Dios, sino tratando de llegar a lo absurdo de cómo
algunos perciben a Dios, como alguien que arremeterá contra nosotros a la menor
provocación. Algunos dicen que me “burlo” de Dios, pero eso es perder el punto
totalmente.

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Espero, al menos, que los predicadores no tengan que estar “enojados” para ser
apasionados, como Kierkegaard lo sugirió (aunque tomo su exageración retórica en el
contexto de la iglesia complaciente que él estaba criticando). La ira es buena cuando
está bien canalizada, directamente en las cosas que merecen ira. Pero he visto
muchos predicadores que se enojan por todo, como si la única manera que
conocieran para hablar de Dios fuera mayormente enfurecerse por algo. Eso no es
buena predicación o buen pastoreo.

Peter: En mi blog he estado posteando una serie llamada “momentos ¡Aja!”, que
apuntan al momento donde empiezas a ver como el modelo de Escritura que tenías no
tiene más sentido para ti y sabes que tienes que moverte, ¿cuál es tu momento “¡Aja!”
con la Biblia? ¿Qué sucedió que te hizo iniciar tu viaje, que te hizo darte cuenta de que
“necesito encontrar otra forma de pensamiento acerca de cómo la Biblia alimenta mi
fe”?

Brian: Para mí ha habido muchos ¡Aja! Uno vino cuando yo estaba en la escuela
primaria. Soy lo suficientemente viejo para recordar los días de la segregación.
Nosotros atendíamos una iglesia blanca que estaba orgullosa de llamarse a sí misma
fundamentalista por que se ponía de pie a favor de los fundamentos de la fe.

Un domingo, mis maestros de escuela dominical (eran una pareja de esposos co-
profesores) nos dijeron que nunca debíamos tener una cita con una persona de otra
raza por que podríamos enamorarnos, y si nos enamorábamos, podríamos llegar a
casarnos, y si nos casábamos, eso sería un pecado terrible porque Dios “los creó
acorde a su clase” y había una cosa llamada “la maldición de Cam”.

Recuerdo que pensaba que esto era loco y malvado, a pesar de que posiblemente
solo estaba en quinto grado en ese momento. Mis padres no eran del todo racistas,
pero me di cuenta que la Biblia podía ser fácilmente “un accesorio del crimen” si no era
sabiamente interpretada.

Encontré la misma clase de actitudes racistas, triste decirlo, en algunos misioneros a


los que escuche hablar.

Un par de años después, en la secundaria. Estaba muy interesado en la ciencia. Un


domingo, mi maestro de escuela dominical, un hombre simple y de buen corazón, dijo,
“tienen que elegir. Pueden creer en Dios o creer en la evolución.” Recuerdo que
pensé: “Esta bien, tengo 13 años. En cinco años a partir de hoy estaré fuera de aquí”.

Para mí, la evolución era una de las cosas más bellas y lúcidas que había encontrado,
y ponerla en oposición a Dios no tenía sentido. Probablemente hubiera sido

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ridiculizado si no hubiera tenido una experiencia espiritual muy poderosa unos años
después, acompañado por algunos mentores espirituales que no tenían ese enfoque
de mente cerrada respecto a la escritura y la fe.

Esos conflictos tempranos fueron como una herida que continuaba abriéndose de
nuevo… cuando me di cuenta que mi iglesia consideraba a las mujeres subordinadas
a los hombres (en la iglesia, de todos modos), o cuando me encontré atrapado en el
fuego cruzado entre carismáticos y no carismáticos, o atrapado en el fuego cruzado
entre adoración contemporánea y tradicional, o atrapado en el fuego cruzado entre
Calvinistas y Arminianos, o -este fue un gran debate teológico en mi entorno-: entre
jeans, barbas, y cabello largo en la iglesia contra anti-jeans, barba y cabello largo.

Más momentos ¡Aja! llegaron cuando fui a la universidad y a la escuela de posgrado,


donde estudié inglés. Estudiar literatura involucra estudiar las maneras en que leemos
literatura, lo que significa estudiar teorías de interpretación.

Lo que era casi siempre de forma implicita y no reconocida en la iglesia debido a la


forma explícita y abierta a las críticas de clases iluminadas, era que todos tenemos
teorías, supuestos, perspectivas y sesgos que traemos al texto. Esa es una de las
razones por las que me hubiera gustado contar con tu libro antes, cuando estaba en la
secundaria y en la universidad. Lo hubiera devorado. (Más la próxima semana).

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PETER ENNS SOBRE LA BIBLIA (CON BRIAN D. MCLAREN) PARTE 2
Peter Enns y Yo este año publicamos importantes libros acerca de la biblia. El Libro de
Peter se llama “La Biblia dice así” y el mío es llamado “Hacemos camino al andar”.
Decidimos entrevistarnos cada uno al otro acerca de nuestros libros y lo que ellos
dicen acerca de la Biblia. Esta es la parte 2 de 3.

Brian: Con frecuencia digo que por 500 años los protestantes han tratado de probar a
los católicos que una religión puede existir con un libro infalible en vez de con un papa
infalible. Pero ahora las preguntas continúan, ¿puede una religión existir sin un libro
infalible? ¿Cómo piensas que responderán esta pregunta los cristianos dentro de 25
años? Me refiero, aquellos que ya no estén apelando a un papa o libro infalible.

Peter: Pienso que esa es una buena manera de presentar parte del predicamento de
los protestantes. Es cierto que, en cuanto a la autoridad bíblica, aunque concebida en
la vieja reacción de los protestantes contra la iglesia católica, ha tomado vida propia un
“papa de papel”, por así decirlo. Tengo amigos eruditos que llamarían esto un golpe
bajo, porque el rol de la Biblia -incluido en el Catolicismo Romano- siempre ha sido
central para la fe y la vida. Todavía, particularmente en América, no puedo dejar de
pensar que lo que los protestantes conservadores esperan que la Biblia sea para ellos
–una guía inerrante para todos los asuntos de la vida y la fe- no es lo que la Biblia
tiene la intención de ser (lo cual es uno de los temas centrales de “La Biblia dice así”).

Yo se Brian, que tú has escrito acerca de cómo la Biblia funciona singularmente en


América como una “constitución”, autoridades interpretando lo sagrado, vinculando
textos para definir leyes para el resto de nosotros, lo cual se relaciona con el rechazo
de la monarquía de parte de los colonos. Estoy de acuerdo con esta comparación y he
encontrado que es una forma útil de explicar cómo las expectativas que los
protestantes tienen de la Biblia tienen una dimensión cultural significativa.

La Biblia, sin embargo, es un problema, y estoy seguro que estás de acuerdo. Todos
los cristianos deberían querer participar, con conocimiento y humildad, de la Biblia
mientras recorremos el camino de la fe cristiana. Pero el problema al que te refieres es
acerca de las falsas expectativas sobre lo que la Biblia puede realmente hacer.

Ver la Biblia como una fuente de vínculos informativos para todos los asuntos relativos
a nuestra fe y accesible mediante la exégesis, conlleva a recurrentes problemas bien
conocidos, es decir, los cristianos rara vez están de acuerdo en cómo la Biblia debe
ser entendida y escuchada, lo que nos lleva de regreso al “papa de papel” o a la
metáfora de la “constitución”. La Biblia es muy diversa para funcionar de esa manera.
Lo que suena como una buena idea en lo abstracto, se convierte en un problema
cuando realmente comienzas a ir a la Biblia para que provea respuestas a todas tus
preguntas.

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En una palabra, encuentras que la Biblia tiene que ser interpretada. Y si la historia de
la interpretación cristiana y judía de la Biblia nos ha mostrado algo, es que la
interpretación y el contexto del intérprete nunca pueden separarse. Leemos las
escrituras desde nuestro propio punto panorámico, mucho de lo cual está bajo el nivel
de la superficie de la mente consciente.

¿Qué sucedió en el despertar de la Reforma Protestante, donde la voz clara y


autoritativa de las Escrituras fue llamada a resolver toda clase de problemas?
Diversidad interpretativa. ¿Bautizas niños o adultos? ¿Salpicas o sumerges? ¿Qué
significa cuando Jesús dijo: “Este es mi cuerpo”? ¿Está Jesús realmente “ahí” en la
Eucaristía? ¿En qué sentido está Jesús “presente” en el vino y el pan?

Esa es la razón por la que existen cientos de denominaciones y subdenominaciones


cristianas, especialmente en el protestantismo: la Biblia requiere interpretación con el
fin de ser el tribunal supremo de apelación teológica. Pero la Biblia en si misma
presenta notorias dificultades para concretar muchos asuntos. Hay suficiente
flexibilidad en ella para permitir múltiples interpretaciones legítimas. Referente a esto
es el concepto de “Inerrancia”. Este no es un término que nos guíe en el uso de la
Biblia. Funcionalmente, lo que es y cómo funciona la Inerrancia varía entre cristianos.

De todas formas, a pesar de todo eso, y finalmente respondiendo a tu pregunta, no


estoy seguro de si “¿puede una religión existir sin un libro infalible?” sea la mejor
pregunta para hacer. Supongo que en general las religiones pueden hacerlo. Si el
cristianismo puede es otra pregunta, y supongo que nunca podremos probar estar
hipótesis, porque la Biblia nunca va a dejar la vida de la iglesia.

La fe cristiana está demasiado comprometida y definida bíblicamente como para


contemplar una vida sin la Biblia.

La Escritura –en toda su diversidad, complejidad y desorden- presenta la historia


cristiana. Siempre lo ha hecho, siempre lo hará. No irá a ninguna parte, y no
deberíamos desearlo. Entonces, la pregunta que ejerce más presión, como yo lo veo,
es: ¿Qué clase de “Biblia” empleará la iglesia en la fe y la vida de las décadas
venideras, generaciones, etc.? ¿Un “papa de papel”, “constitución”? ¿O algo más?

En otras palabras, ¿qué expectativas de la Biblia tendremos mientras tratamos de


seguir a Jesús aquí y ahora? ¿Para qué está la Biblia? ¿Qué tan diferente serán
contestadas estas preguntas hoy y mañana de lo que han sido contestadas durante el
último siglo o algo así en los contextos conservadores?

De nuevo, he tratado de dejar bien claro en ““La Biblia dice así” que la Biblia no es el
problema. El problema comienza cuando ponemos nuestras propias expectativas de la
Biblia sobre la Biblia, y la misma simplemente no las puede soportar sin mucho

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balbuceo. Al respecto, no solo puedo, sino que creo que el cristianismo debe aprender
a existir sin un “libro infalible” como el que ha estado operando al menos en el
cristianismo conservador occidental. La pregunta que necesita hacerse más
deliberadamente es: ¿” Para qué infalible”? Esta, creo, es una pregunta muy
importante que debemos hacernos continuamente.

Mi breve respuesta a esa pregunta es que la Biblia es un modelo para la lealtad y


humildad de nuestro propio diverso camino espiritual de fe en Dios y en Cristo,
moviéndonos a través de un más grande amor por Dios y los demás. “Conocer las
Escrituras” no es la meta final. La meta final es conocer a Dios en Cristo. La Biblia no
dice “¡Mírame!” sino “Mírame y podrás ver a través de mí, más allá de mí, a Dios”.
Más que ser el “centro” de nuestra fe, la Biblia se quita del centro y pone a Cristo en el
centro, en donde él pertenece.

Peter: Cuando cursaba mi posgrado -en realidad una pregunta de dos partes-
comenzaba a rondarme: “¿Qué es la Biblia, realmente, y que hacemos con ella?”
Darme cuenta que nunca antes me había hecho esas preguntas, me llevó a un
momento de profunda autoconciencia, pero desafiar mis preconceptos profundamente
a través de un serio estudio de la Biblia, hizo que surgieran de nuevo y han estado
pegados a mi desde entonces. Entonces, sé que esto es totalmente injusto, pero,
¿cómo le contestarías a una persona curiosa que sabe poco o nada del cristianismo y
realmente quiere saber qué piensas? ¿Cuál es tu gancho de venta para esta
pregunta?

Brian: Yo le diría que la Biblia es una biblioteca –una colección de artefactos literarios.
La primera y más larga parte se trata del pueblo judío, y abarca varios siglos de su
historia. Incluye poesía, un poco de filosofía, un género fascinante llamado profecía (lo
que es algo como un comentario ético-social hoy en día) y un montón de narraciones.

La segunda parte recolecta literatura de los primeros años de un movimiento que


surgió dentro del judaísmo, centrado en la vida y enseñanza de Jesús. Esta colección
empieza con cuatro evangelios, otro género único, que no debe confundirse con una
simple biografía o relato histórico. Estos son seguidos de una especie de apéndice o
secuela llamada Hechos de los apóstoles.

Entonces continua con una serie de epístolas o cartas formales que circularon entre
los primeros centros de este movimiento. Finalmente hay un texto enigmático llamado
Revelaciones o Apocalipsis, el cual es un ejemplo de un género llamado Literatura
Apocalíptica Judía.

Juntos, estos documentos son tremendamente importantes, porque nos ayudan a


reconstruir una conversación vital a través de muchos siglos sobre Dios y la vida. En
esa conversación, millones de personas han encontrado significado y propósito para

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sus vidas; de hecho, entrando en esa conversación, han experimentado un encuentro
y compromiso con Dios. (Entrega final la próxima semana).

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PETER ENNS SOBRE LA BIBLIA (CON BRIAN D. MCLAREN) PARTE 3
Peter Enns y yo este año publicamos importantes libros sobre la biblia. El Libro de
Peter se llama “La Biblia dice así” y el mío “Hacemos el camino al andar”. Decidimos
entrevistarnos uno al otro acerca de nuestros libros y lo que ellos dicen acerca de la
Biblia. Esta es la parte 3 de 3.

Brian: ¿Cuál es tu mayor esperanza para el libro? ¿Qué considerarías exitoso?

Peter: Además de ser entrevistado por Brian McLaren y que el libro tenga una tapa
amarillo canario que pueda ser usada como un velador, mi más grande esperanza
hacia el libro es que ayude a las personas a ver que su fe no descansa en “aguantar”
la clase de Biblia que muy en el fondo saben que es una a la cual no pueden aferrarse.

Les quiero dar licencia para desacoplar la viabilidad de su fe de la necesidad de basar


su fe en una Biblia libre de problemas. Espero que mi libro ofrezca un conjunto de
expectativas diferentes acerca de lo que la Biblia es y lo que hay allí por hacer para
nosotros de manera tal que tenga sentido para ellos en su propio peregrinar cristiano.

Espero que quienes lean el libro sean desafiados y/o alentados a sentir la libertad de
pensar acerca de Dios y sus vidas en comunión con Él de maneras que no esperaban.
Por supuesto que no puedo definir qué eso.

Para aquellos a quienes la Biblia se ha convertido en un obstáculo en su fe más que


una fuente de fe, espero que sean capaces de tomar un profundo respiro y sepan que
no hay necesidad de seguir mirando desde el filo del abismo y considerar saltar.
Regresen al sendero y continúen caminando.

Tengo esperanza en que aquellos que han dejado su fe vean que quizás la fe que
dejaron era una fe falsa, una parodia, una forma de cristianismo donde la Biblia era
cargada con falsas expectativas de exactitud científica o histórica y mandamientos
morales absolutos, y que se alejaron de la fe porque honestamente no podían
reconciliar las expectativas no negociables con su propia razón y experiencia.

Quiero que las personas honren y respeten las escrituras como una aprobada
compañía de Dios en sus propios viajes de fe, pero sin pensar en la Biblia como un
manual del propietario o un completo libro de “Cómo hacerlo”. Quiero que vean que
honrar y amar la biblia no significa vivir con la presión constante de “entender la Biblia
correctamente” o sufrir las consecuencias de un quisquilloso, puntilloso Dios, si no lo
hacen.

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Más bien, quiero que vean su fe en Dios como una fuente de gozo, amor,
contentamiento, confort y esperanza, y a la Biblia como un libro que en su propia
antigüedad y algunas veces en sus extravagantes maneras, comunica y modela esa fe
para ellos.

Peter: Con tres de veinti y tantos descendientes, he tenido toda clase de ocasiones
para reflexionar en como “la cultura evangélica dominante” no les ha suministrado una
historia convincente, una que los conecte y los ayude a encontrar sentido en el mundo
en el que viven. En una palabra, el enfoque casi exclusivo en el mantenimiento de la
ortodoxia (“ser fieles al pasado”) ha venido a expensas de entregarles una fe viable en
su viaje de vida (“ser fieles al futuro”). Estoy seguro que en tus viajes y
conversaciones te has encontrado con muchas personas con percepciones similares.
Me encantaría escucharte comentar un poco acerca de lo que piensas que significa
para la iglesia tomar responsabilidad de ser “fieles al futuro” y no solo al pasado.

Brian: Guau. Esa es una pregunta realmente importante. Frecuentemente cuento la


historia acerca de una conversación con un padre cuyo hijo “salió del closet” poco
después de que uno de mis hijos adultos lo hiciera. “Si acepto a mi hijo como un
hombre homosexual”, dijo con lágrimas, “siento que estoy rechazando a mi padre,
quien nunca hubiese estado dispuesto a aceptar a mi hijo. Si acepto a mi hijo como un
hombre homosexual, siento que estoy rechazando a mi padre”. Siendo fieles a
nuestros ancestros podemos traicionar a nuestros descendientes.

Esa es una de las razones por las que amo tanto a Jesús. Como lo trato de explicar en
“Hacemos el Camino al Andar”, su declaración, “Yo no vine a abolir la ley y los
profetas, sino para cumplirlos” aborda este problema poderosamente. La tradición
antigua fue un camino, una manera de tratar con las realidades en el tiempo y en el
espacio en el que surgieron. Esto coloca a la persona es una trayectoria que intenta
que sus descendientes tengan que discernir. Jesús entendió que, a veces, volcar la
tradición era necesario para cumplir su propósito.

Entonces, centrarse en tabúes de comida pudo haber sido esencial en un punto de su


historia. Pero ahora, él dijo, es tiempo de darse cuenta que lo que entra en la persona
no es lo que importa; es lo que sale de ella lo que importa. Similarmente, los sacrificios
y el templo tuvieron su función social y espiritual en el pasado, pero ha llegado el
tiempo de darse cuenta que ni el templo ni los sacrificios realmente importan. Lo que
Dios deseaba era compasión, no sacrificios… y el Espíritu estaba disponible en
cualquier lugar, no solo en este o ese templo o en esta o esa montaña.

Las religiones y las personas que no entienden y no cumplen la intención de la


tradición se vuelven frágiles y reaccionarias, retrospectivas y temerosas del presente y
el futuro. Las religiones y las personas que entienden lo que Jesús quiso decir acerca
del cumplimiento de la tradición se vuelven creativas y guías sabios hacia el futuro.
Pienso que eso es lo que personas como tú y yo estamos tratando de hacer, Peter,

29
entender nuestra tradición, entender su mayor y mejor intención, buscar vivirla y
extender esa intención en nuestro propio presente y futuro.

30
3 RAZONES DE PORQUÉ PABLO ES EL TÍO LOCO DEL QUE NADIE
QUIERE HABLAR (Y 2 RAZONES DE PORQUÉ NECESITAMOS
SUPERARLO) (por Peter Enns)
El apóstol Pablo escribió gran parte del Nuevo Testamento y trazó un curso que los
cristianos han estado siguiendo (y luchando con) desde entonces. Para muchos
cristianos -especialmente para los evangélicos conservadores- los escritos de Pablo
forman las enseñanzas fundamentales de sus iglesias, desde la solución de disputas
en la iglesia a la centralidad de la muerte y resurrección de Cristo.

Así que aquí está la ironía: las cartas de Pablo han formado durante mucho tiempo el
núcleo de la teología cristiana, pero el manejo de Pablo de su Biblia lo hace ver como
el tío loco al que tratas de evitar por completo.

He aquí por qué.

1. Pablo lee la Biblia fuera de contexto.


A los lectores cristianos modernos se les ha enseñado a leer la Biblia “en contexto”.
Eso significa “respetar” lo que los autores bíblicos tenían la intención de comunicar,
prestando mucha atención a las palabras que usan y recordando de colocarlas en su
momento histórico específico en el tiempo.

Leer “en contexto” proporciona un límite necesario alrededor de la Biblia que la


protege de fantasías subjetivas, y de lectores incompetentes o perturbadores que
hacen que la Biblia diga lo que quieren que diga.

Estoy de acuerdo con leer “en contexto”, ¿pero sabes quién no leía en contexto?
Pablo no leía la Biblia de esa manera. El contexto no lo ataba como a los lectores
modernos.

Por ejemplo, en Romanos, Pablo argumenta que la muerte y la resurrección de Jesús


ha hecho compañeros plenamente iguales a gentiles y judíos ante los ojos del Dios de
Israel.

Pero ese no es el problema. El problema es cómo Pablo respalda esa afirmación con
su interpretación de la Biblia.

En Romanos 9: 25-26, Pablo cita dos pasajes del libro del profeta Oseas (1:10 y 2:23),
donde Dios dice que aquellos que son “pueblo ajeno" serán llamados “mi pueblo” y
serán “hijos del Dios viviente”.

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Pablo lee “pueblo ajeno” como refiriéndose a los gentiles quienes luego son llamados
por Dios para convertirse en “mi pueblo”, ¡haciendo a los gentiles compañeros iguales
con Israel, el cual ha estado en la mente de Dios todo el tiempo!

Sólo, Oseas no habla de Dios teniendo misericordia de los gentiles. “Pueblo ajeno” se
refiere al rechazado y obstinado Israel, a quien Dios restaurará como su amado pueblo
después de un período de castigo.

La forma en que Pablo interpreta estos textos no es lo que Oseas quiso decir. De
ningún modo.

2. Pablo no se limitó a leer las escrituras en forma extraña; también aceptó las
lecturas extrañas de otros que le precedieron.

En 1 Corintios 10: 1-22, Pablo habla de los israelitas y su período de vagancia en el


desierto como una advertencia a sus lectores de ser fiel a Dios hoy. Según el Antiguo
Testamento, Dios proveyó a los israelitas agua de una roca, a principios de los
cuarenta años de comenzar a vagar (Éxodo 17) y al final (Números 20).

Hay algunos intérpretes judíos que manejan esta escritura de una manera creativa al
afirmar que las dos rocas que les abastecieron de agua eran en realidad una y la
misma. También creían que la roca acompañaba a los israelitas por el desierto como
una fuente de agua móvil.

Aparece Pablo. En el versículo 4 él conecta no sólo este episodio del Antiguo


Testamento con Cristo (como siempre), sino con la idea de la roca móvil también. Y
así, en la interpretación de Pablo, Jesús es la “roca espiritual que siguió” a los
israelitas en el desierto.

También, en Gálatas 3:19, Pablo dice que la Ley en el monte Sinaí dada por medio de
Moisés fue “ordenada por medio de ángeles”. (Hechos 7: 52-53 y Hebreos 2: 2-3 dicen
algo similar).

Puedes leer el Antiguo Testamento al revés, hacia atrás, o en Klingon, y no vas a


encontrar ninguna mención de una roca siguiendo a los israelitas en el desierto o de
ángeles involucrados en la entrega de la Ley.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que Pablo no sólo está usando su imaginación
en su propio estilo interpretativo; una presencia angelical en el monte Sinaí cuando

32
Dios le dio la Ley a Moisés era parte de la herencia judía de Pablo. Aquí es donde
tener en cuenta el lugar y el momento durante la interpretación bíblica es clave.

Y así, Pablo acepta interpretaciones de fuentes externas al Antiguo Testamento que


no están en el Antiguo Testamento, un acto que despeina a muchos lectores cristianos
conservadores que creen que Pablo no debería aprobar este tipo de tonterías. En
cambio, se supone que Pablo debería corregir la “mala interpretación” e interpretar
correctamente la Biblia.

3. Pablo puso un versículo de la Biblia en contra de otro.

A los cristianos conservadores, en particular, se les enseña que las diversas partes de
la Biblia son cohesivas. Teológicamente hablando, toda la Biblia está “en la misma
página”, y los fieles lectores tienen que asumir eso desde el primer momento.

Pablo aparentemente no recibió el memo. En Romanos 10: 5-8, Pablo cita 2 pasajes
de la ley de Moisés y los enfrenta uno contra otro para hacer un punto sobre Jesús.

En primer lugar, Pablo cita Levítico 18: 5, donde el Señor le dice a Moisés que los
israelitas “Observen mis estatutos y mis preceptos, pues todo el que los practique
vivirá por ellos”. Esencialmente dice, guardar la ley es posible y una buena cosa.

En el siguiente versículo, Pablo cita Deuteronomio 30: 13-14. Aquí, también, los
mandamientos de Dios a los israelitas son realizables. No están en los cielos o en
algún otro lado del océano, no están fuera de su alcance, sino que están justo aquí,
“en tu boca y en tu corazón, para que los cumplas”.

Tal y como están, estos dos textos de la Ley están en completa armonía. Pero Pablo
encuentra una manera de contrastarlos, enfrentar uno contra el otro. Pablo vence a
Levítico 18: 5 con Deuteronomio 30: 13-14.

Levítico 18: 5 presenta un problema para Pablo. El ha estado discutiendo durante todo
Romanos que “la vida” no viene de la obediencia a la ley, sino por la fe en Cristo.

Para vencer a Levítico, Pablo llama a Deuteronomio. Pero, ¿cómo puede hacer eso,
ya que ambos dicen lo mismo?

A pesar de que Deuteronomio dice claramente que la Ley de Dios está aquí -lista y en
espera de ser obedecida-, Pablo afirma que Deuteronomio no se trata de la Ley de

33
Dios en lo absoluto. En su lugar, se trata de tener fe en Cristo, libre de la ley de
Moisés.

Es difícil pasar por alto la idea de que Pablo lee Deuteronomio contra la corriente,
completamente fuera de contexto, y sólo ver lo que quiere en estos textos.
¿Por qué Pablo hace estas cosas? Dos razones.
(1) Pablo era judío. Mucho antes de que Pablo apareciera en escena, el judaísmo
tenía una historia de compromiso creativo con su escritura. “Apegarse al contexto” no
era su grito de guerra. “Encontrar maneras para que nuestra antigua escritura nos
hable a nosotros hoy”, lo era.
Pablo era judío y manejaba su Biblia con similar flama no contextual para permitir que
las escrituras hablasen “en la actualidad”. Lo que nos lleva a la segunda razón.
(2) Pablo era un seguidor de Jesús. Paul leía su Biblia en formas creativas e
innovadoras debido a su herencia judía. La extensión de su creatividad se explica por
su fe en Cristo.
Pablo no era impulsado por convicción a leer la Biblia “en contexto”. Era impulsado por
su creencia de que Jesús era el Mesías y que resucitó de entre los muertos por el Dios
de Israel.
Para Pablo, la escritura era en última instancia acerca de Jesús, e interpretar
“correctamente” la Biblia significaba inclinarla hacia Jesús.
Aquí es donde algunos cristianos podrían tener un problema, y simpatizo 100% con él.
También practico el arte de la interpretación bíblica prestando mucha atención a lo que
significan los textos bíblicos en su contexto.
Pero Pablo no lo hacía. Y eso es un problema.
Comencé este artículo con algo irónico y creo que sería apto acabarlo con ironía.

Tal vez el problema no sea cómo Pablo leía la Biblia, sino cómo los lectores cristianos,
quienes dicen que leen la Biblia en su contexto, en realidad no lo hacen.
Porque si lo hicieran, este antiguo judío llamado Pablo con sus antiguas formas judías
de leer la Biblia, no sería llamado loco, sino que sería entendido en el contexto de su
tiempo.
Pablo tendría un asiento a la cabeza de la mesa de Acción de Gracias y nos dirigiría al
resto de nosotros en una conversación permanente sobre la vida de Jesús el Mesías.

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QUÉ ES EL “BIBLICISMO” Y PORQUÉ HACE LLORAR AL NIÑO JESÚS
(por Peter Enns)
Aquí está mi definición de “biblicismo”.
Biblicismo es la tendencia a recurrir a los versículos bíblicos individualmente o a
las colecciones de (al parecer) versos uniformes de varias partes de la Biblia, para
dar la apariencia de claras, autoritativas, y definitivas resoluciones a lo que en
realidad son complejos problemas interpretativos y teológicos generados por el
hecho de que tenemos una compleja y diversa Biblia.
Dicho de otra manera, el biblicismo es una tendencia a citar textos, en donde el
“sentido llano” de los textos se extiende como “prueba” definitiva e incontrovertible de
una posición teológica dada.
En La Biblia dice así, cuando hablo de un “libro de reglas” o “manual del usuario” en
cuanto a la manera de leer la Biblia, hablo de biblicismo.
Guarden su aliento amigos. No estoy diciendo que la Biblia no forma, da orientación
y/o directivas para asuntos de fe y la vida.
Estoy diciendo que discernir cómo la Biblia hace eso es más que recolectar versículos
de la Biblia y dejarlos caer en la mesa.
Eso es porque la Biblia fue escrita por diferentes personas, en diferentes
circunstancias, por diferentes razones, abarcando más de mil años. Fue escrita en
tiempos de paz y de guerra, en la seguridad y en el exilio, en la juventud y en la
castigada adultez de Israel, y luego bajo la ocupación romana. Sus autores fueron
sacerdotes, escribas, reyes y gente sencilla, separados por el tiempo, la política y la
geografía; por no hablar de los tipos de personalidad Myers-Briggs.

Cualquier afirmación de lo que la Biblia nos “enseña” tiene que ir más allá de la
acumulación de versos y avanzar hacia un compromiso más profundo con:
1. El contexto inmediato literario/teológico del versículo (o versículos).
2. El lugar de cualquier versículo en el contexto de la gran narrativa bíblica (el
“contexto canónico”).
3. La evidencia y la diversidad teologicamente vital, las diferencias y las varias
transformaciones que vemos a lo largo de la Biblia.
4. Los diversos contextos antiguos de los cuales surgen todas y cada una de las
expresiones bíblicas.
Estos 4 puntos están relacionados e interactuan uno con el otro. Por ejemplo: el punto
4 es, al menos, una de las razones por las que tenemos el 3; el hecho de que tenemos
el 3 nos alerta de que tenemos que tener en cuenta el 2.
Estos 4 puntos no son pasos a seguir que aseguran la correcta interpretación. Ellos no
finalizan conversaciones hermenéuticas; permiten que sucedan.
No puedo pensar en un solo punto de la teología o doctrina cristiana que pueda
mantener estos 4 factores a distancia y aún así mantener la integridad hermenéutica,
teológica y doctrinal.

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Pero el biblicismo:
es una jugada de poder, una retórica táctica de intimidación para afirmar el apoyo de
Dios para nuestras ideas.
Nos libera de la responsabilidad de respetar la Biblia lo suficiente para luchar con ella
y con lo que significa leerla bien, que es lo que Judios y cristianos han estado
haciendo desde hace más de 2.500 años.
Resume la Biblia al tomar la salida facil de leerla como si fuera una guía telefónica o
un manual paso a paso, en lugar de lo que es: una compleja y diversa mezcla de
sabias reflexiones sobre la vida con Dios, escrito por los fieles para los fieles.
El biblicismo no es bíblico, y estoy feliz de permitir que la aparente contradicción de
esa declaración se presente como lo que es.

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CUANDO DIOS DEJA DE TENER SENTIDO (O MI PARTE FAVORITA
DEL ANTIGUO TESTAMENTO) (por Peter Enns)
Entre más grande estoy, más me gustan los salmos y los libros de sabiduría como
Proverbios, Job y Eclesiastés.
Desde Génesis hasta Nehemías se cuenta una historia, la historia de Israel, desde
Adán** hasta el retorno del exilio Babilónico.
Y la historia -aunque profunda, compleja y digna que mucho más que un resumen en
un tuit- es algo así:
Dios creó un pueblo para sí, los libró de la esclavitud, y les regaló una tierra y la
promesa de su presencia si permanecían fieles a su pacto, a la ley de Moisés. La
obediencia aseguraba su perpetua existencia en la tierra (es decir, “vida”) y la
desobediencia aseguraba el eventual exilio de la tierra (es decir, “muerte”).
La historia principal de Israel es bastante clara, una lección para aprender, una historia
con una moral.
Pero los Salmos y los libros de la sabiduría, la vida no es todo en blanco y negro. La
vida es desordenada, impredecible, y a menudo no tiene sentido.
Estos libros cuestionan la historia y su moral. Ponen en duda si todo es tan blanco y
negro y concluyen diciendo “la vida no es tan simple”.
Job pierde todo excepto su vida. La escritura (por ejemplo Deuteronomio) cuenta que
tales calamidades son por la mano de Dios, en consecuencia la desobediencia. Sin
embargo vemos que con Job este no sería el caso.
Eclesiastés cuestiona el “orden mundial” que Dios ha creado: Nada de lo que hacemos
importa, ya que todos moriremos y esto nos lleva a la locura de pensar en nuestra
inútil existencia.
Muchos salmos lamentan la ausencia de Dios en el mundo. Como por ejemplo el
Salmo 73 donde el autor no puede entender como Dios permite que los malvados
prosperen.
O el Salmo 89 donde Dios de hecho es llamado mentiroso por prometer a los
descendientes del Rey David que siempre estarían en el trono en Jerusalén y luego
permitir a los babilonios acabar hasta con el último del linaje real de David y tomar al
pueblo cautivo.
Me gustan estas partes de la biblia porque mientras más grande estoy, más vivo
donde las escrituras tienen menos sentido. Ha pasado mucho en la vida. Es
demasiado complicada.
La experiencia de Job pone en peligro los cimientos de su mundo moral. Dios castiga
a los malvados, y aun así, Job no es malvado. ¿Entonces por qué Dios hace esto?
Job nunca obtiene una respuesta clara a esta pregunta, más que Dios diciéndole: “Yo
soy Dios, tu creador. Y tú no lo eres”.

Eso no lo interpreto como Dios diciendo: “Has silencio ante el supremo soberano,
humano insignificante, ¿cómo te atreves a cuestionarme?”

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Lo interpreto como: “Tu eres humano, Job, estas aquí en la tierra por el momento. No
podrás comprender del todo como trabaja el universo, o mi parte en el. La escritura de
la sagrada historia está bien así como va, pero este mundo y mi lugar en el no está
condicionado por ella. Job, no lo vas a entender”.
Ahora, para llegar a mi punto.
A mí entender, en lo que a mi mundo pequeño de pensamientos respecta, una de las
razones más importantes para no creer en Dios en el sentido convencional es el
universo que habitamos.
La moral -que discierne lo que constituye una conducta apropiada hacia los demás- es
fundamental para la experiencia humana, y en la cual la gente de fe fundamenta la
bondad de Dios y su justicia.
Sin embargo, el universo que habitamos es en gran parte sordo a nuestras
preocupaciones morales. Es un espacio vacío, distante y frio, obligado a un aparente
ciclo sin fin de destrucción y renacimiento.
Aquí en la tierra, los tsunamis destruyen costas y decenas de miles de vidas. Con
poca o ninguna advertencia somos afectados con avalanchas, huracanes, tornados,
volcanes. Nuestro ambiente es hostil, y lo sabemos, a pesar de lo que un ocasional
predicador chiflado diga en TV, que Dios no ha provocado estos desastres porque
Estados Unidos haya dejado de ser una “nación cristiana”.
Los seres humanos heridos matan y se comen unos a otros. El proceso evolutivo
entero está alimentado por el sufrimiento y la muerte en una escala masiva.
Entonces, ¿qué tipo de Dios es este, el cual permanece en este choque de intereses?
¿Un Dios que es bueno y justo, que espera lo mismo que nosotros, pero cuyo universo
opera por diferentes estándares?
No soy la primera persona en hacer estas preguntas y no tengo el interés en
responderlas. Pero creo que Job nos lleva en la dirección correcta.
La respuesta de Dios a Job, si se me permite traducir la respuesta en un lenguaje
contemporáneo, es que “lo divino es trans-racional”.
Al final, el proceso del pensamiento humano sólo podrá llegar lejos cuando este se
trata de Dios.
Y en algún momento, para la mayoría de nosotros, como lo fue para algunos de los
autores de la Biblia, Dios dejará de tener sentido.
La pregunta entonces es si la falta de conocimiento lleva a descreer de Dios o este
cuestionamiento se transforma en una invitación a buscarlo de una forma diferente;
aún mediante la confrontación y el debate, como estos libros bíblicos nos enseñan.

Se de personas que han respondido a esta pregunta de ambas maneras, como gente
cercana a mí, a quienes admiro y quiero. No estoy juzgando a nadie y no estoy aquí
para debatir este tema o intentar crear una discusión.
Solo digo que con el tiempo he llegado a responder a esta pregunta de la segunda
forma. Como creo que Job, algunos de los salmistas y el autor de Eclesiastés lo
hicieron.

38
Algunos llamaran a esta clase de fe “fideismo”, una irracional creencia en Dios en
lugar de basarse en un “sano juicio”. Pero creo que la carga de fideismo se pierde la
lección que la vida nos quiere dar, y también persiste en presumir en lo que los amigos
de Job insistían, que en lo que respecta a Dios, las cosas tienen sentido.
El tema que veo aquí no es simplemente si tu fe es “razonable” o no.
“Razonable” es relativo.
La cuestión aquí es si somos capaces de aceptar que nuestro poder cognitivo -el cual
puede ser limitado y engañoso como también liberador e iluminador- sirve para la
tarea de captar lo divino.
Eso, creo, es lo que estos libros del Antiguo Testamento buscan en su propia forma,
tiempo y lugar. Por eso me gustan.
** Veo la historia de Israel comenzando con Adán porque veo la historia de Adán como
un panorama previo de la historia de Israel. Así como Adán fue colocado en un jardín
paradisíaco y exiliado del mismo debido a su desobediencia, también Israel fue
bendecido con la exuberante tierra de Canaán y el pueblo tuvo que ser exiliado a
causa de su desobediencia, pero tal vez estoy divagando.

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MI METÁFORA FAVORITA PARA TODO ESTE ASUNTO DE SEGUIR A
JESÚS (por Peter Enns)
Palabras como “viaje” y “peregrinaje” se han convertido en muy importantes para mí,
en los últimos 10 años más o menos, para describir mi fe.
Sé que algunos podrían temblar ante la idea de utilizar una no-teológica,
insípida/endeble/colorida descripción de la fe. Y no puedo culpar totalmente a la gente
por pensar de esa manera, porque la metáfora ha sido cooptada por la mala retórica
de auto-ayuda.
Pero es una metáfora antigua y bíblica, y el casual mal uso de la misma no define su
valor.
De hecho, la vida de fe es un viaje. Proverbios -el libro central de la sabiduría en el
Antiguo Testamento- recorre la vida como un camino o sendero.
El movimiento primitivo que seguía a Jesús fue llamado El Camino (Hechos 9: 2).
La vida cristiana no se trata de construir una fortaleza y permanecer en el interior no
importa lo que suceda, sin más lugares que pisar, ni nada que descubrir.
La fe se encuentra siempre en movimiento, porque la vida sigue pasando.
Viaje no es una metáfora casual. Todos los viajes tienen tramos difíciles.
Los cielos pueden llegar a oscurecerse, el paisaje volverse árido.
A menudo podemos encontrarnos descalzos, sin una mochila o muda de ropa. Y
puede que lluevan perros y gatos.
Nos encontramos con nuevas y desafiantes circunstancias que no podemos prever.
Nunca sabemos lo que nos espera al doblar la curva.
Puede que necesitemos acostarnos sobre el suelo de vez en cuando para recuperar el
aliento, sobre todo si el camino delante es empinado. Es posible que tengamos que
descansar en un hotel al lado de la carretera. Pero continuar avanzando,
eventualmente, es un hecho.
El camino no termina, no mientras seamos de carne y hueso, al menos. No hay una
cumbre adonde llegar donde podemos mirar a los demás desde arriba.
Y es común preguntarse si estamos en el camino correcto en lo absoluto, y si el viaje
vale la pena. En realidad, no podemos saber. Caminamos por fe (mejor dicho:
confianza), no por vista (mejor dicho: certeza).
De todos modos, con el paso de los años he captado cómo esta antigua metáfora da
en el clavo. Sin duda, todavía estoy tratando de averiguar lo que significa.

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ESTOY CANSADO DE LLAMAR A DIOS “DIOS” (E INCLUSO PODRÍA
SER ANTI-BÍBLICO) (por Peter Enns)
Hace poco terminé un borrador donde hablo mucho de Dios. Y finalmente me di
cuenta de que estoy cansado de escribir “Dios” todo el tiempo. Se siente perezoso, es
como llamar a mi esposa “humana”. Siento la necesidad de encontrar alguna otra
palabra.

“Dios” es un término que encontramos en toda la Biblia. En el Antiguo Testamento es


la forma inglesa de referirse a la palabra hebrea “Elohim”.
La cosa es que Elohim era una palabra genérica en el antiguo mundo de la Biblia, una
gran cantidad de culturas la utilizaba de alguna forma.
En la Biblia puede referirse al Dios de Israel en concreto, algún otro dios antiguo, o a
un montón de dioses. Elohim incluso podría significar “ángeles” o “jueces ”.
En la antigua literatura ugaritica (el norte de Israel en la actual Siria), elohim se refiere
al panteón ugarítico de los dioses.
Eso me hace pensar que los antiguos israelitas podrían haber puesto un poco más de
esfuerzo en vez de usar una palabra común para “seres divinos” cuando hacían
referencia a “Dios”. Vaya manera de ser confusos los antiguos escritores israelitas.

Cuando los israelitas querían distinguir a su Dios de los otros dioses, usaban el
nombre personal de Dios, YHWH, que podría haberse pronunciado “Yahvé”.
Sin embargo, nuestras Biblias en inglés (español) han perdido casi por completo esa
palabra. A través de la influencia de los escribas judíos de antaño, YHWH ha sido
reemplazado en la Biblia en inglés con otro título genérico, “Señor” (deletreado con las
letras E-Ñ-O-R en minúscula, ver Génesis 2: 4).
Para complicar aún más las cosas, la manera en que los antiguos escritores israelitas
describían a su Dios YHWH, a menudo se parecía a cómo otros pueblos antiguos
describían a sus dioses.
Por ejemplo, YHWH controlando el clima y cabalgando sobre las nubes (Salmos 24 y
68) imita antiguas descripciones del dios cananeo de la tormenta, Baal (que hace
varias apariciones en el Antiguo Testamento).

Una vez más, Israel gracias por la confusión.

41
El Nuevo Testamento incurre en el mismo tipo de problema.
La palabra griega “theos” significa “dios”, y es casi tan genérica como se puede ser. Se
refiere a los seres divinos en general y a los dioses del mundo greco-romano. Razón
por la cual, en 2 Corintios 4: 4 incluso es utilizada en otro ser divino, el diablo.

Y esa es la palabra principal que los escritores del Nuevo Testamento usan para Dios.
Buen movimiento. Otra palabra griega que se refiere a Dios es “kurios”, que significa
Señor, también es utilizada por Jesús pero es genérica también. César también fue
llamado kurios.
En resumen, los escritores bíblicos, cuando hablaban de Dios, adoptaban antiguos
títulos y metáforas de las culturas circundantes. No hay nada especial acerca de estas
palabras.
“Dios” o “Señor” para ellos tenían significados y connotaciones que fueron adaptadas y
transformadas para hablar de su Dios.
Se me ocurre que, para nosotros ser verdaderamente “bíblicos” en la forma en que
nos referimos a Dios, nos podría ser más productivo seguir la práctica bíblica más que
las palabras bíblicas.
Así que me pregunto: ¿cuáles son algunos de los posibles términos, títulos,
descripciones, metáforas de nuestra propia cultura que podríamos adaptar y
transformar para hablar de nuestro Dios en nuestro tiempo y lugar en vez de utilizar
términos que esencialmente carecen de significado -como “Dios” o “Señor”- en la
cultura post-cristiana?
En realidad, no tengo una respuesta. ¿"La fuerza"?… ¿El sentido esencial?… ¿El
universo?… ¿Un poder mayor?
En mi borrador utilizo “Presencia” un par de veces, pero no estoy seguro.
Todavía estoy buscando.
Mientras tanto, déjame decir esto: si estás desconcertado por la idea de usar un
lenguaje alternativo para Dios, especialmente términos que suenan muy anti-bíblicos,
incluso paganos o “de moda” … bueno… Recuerda que la misma práctica se
encuentra esculpida en nuestra propia Biblia. Por lo tanto, ¿qué término o descripción
moderna deberíamos adoptar? No estoy seguro, pero puede que seamos más bíblicos
cuando no nos limitemos simplemente a repetir palabras bíblicas para Dios, sino que
utilizamos algunas de las nuestras.

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¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 1 DE 4) (por Peter
Enns)

No el alma
Génesis 1:26-27 dice que Dios hizo al hombre a su “imagen” y “semejanza”. Ambos
términos significan lo mismo, y así generalmente se le conoce como la “imagen de
Dios” (del latín imago Dei).
Algunos entienden a la imagen de Dios en el sentido de esas cualidades que nos
hacen humanos, por ejemplo: poseer un alma, el razonamiento de orden superior, la
auto-conciencia, la conciencia de Dios y la capacidad de tener una relación con él.
Esto parece una buena definición, ya que sólo los humanos son a imagen de Dios y
estas son cualidades que nos hacen humanos.
La interpretación de la imagen de Dios como el alma también ayuda a algunas
personas a conciliar la evolución y el cristianismo. En algún lugar a lo largo de la línea
evolutiva Dios dio a dos homínidos almas inmortales, convirtiéndose así en los
primeros seres humanos verdaderos. En otras palabras, a pesar del largo proceso
evolutivo, los seres humanos fueron “creados” sólo en este punto. Estos dos
homínidos “con alma” son Adán y Eva. Algunos dicen que esto podría haber ocurrido
hace unos 10.000 años, lo que alinea las cosas muy bien con la cronología
aproximada presentada en el Génesis.
Comprendo la motivación para esta explicación: mantener de alguna manera la
descripción bíblica de los orígenes humanos de cara a la evolución. Pero soy bastante
escéptico al respecto. Por un lado, es pura conjetura. También es difícil ver lo que se
gana aquí. Preservar la descripción bíblica de los orígenes humanos de esta manera
significa que tiene que ser reajustada mucho más allá de lo que dice.
Más importante aún, equiparar la imagen de Dios con el alma u otras cualidades que
nos hacen humanos impone una carga a Génesis 1:26-27 que no puede soportar, lo
cual nos lleva al siguiente punto.
Los gobernantes representantes de Dios
La imagen de Dios es importante teológicamente, y el tema está abierto a la discusión,
pero no es que “todo vale”. Génesis, otros pasajes del Antiguo Testamento y la cultura
alrededor de Israel nos dan una buena idea de lo que significa la imagen de Dios.
Estatua de Asubanipal, rey de Asiria (668-627 a.C.)Muchos estudiosos establecen un
paralelismo entre la imagen de Dios en Génesis y las imágenes de los reyes en el
Mundo Antiguo. Los gobernantes no podían estar en todas partes a la vez, y viajar era
lento. Por lo tanto, ellos erigían monumentos o estatuas de sí mismos a lo largo de sus
reinos. Estas “imágenes” dejaban a todos saber que el gobierno del rey se extendía
allí donde se encontraba su imagen.
Otra clase de imagen en el Mundo Antiguo es un ídolo, un objeto físico que
representaba al dios en el templo. Los ídolos no eran considerados en sí mismos
dioses. Eran estatuas que te permitían saber que el dios estaba, en cierto sentido
misterioso, “presente”.

43
Las estatuas de los reyes y de los dioses nos ayudan a entender lo que significa para
los seres humanos estar hechos a imagen de Dios: los seres humanos son colocados
en el reino de Dios como sus representantes.
J. Richard Middleton (del Roberts Wesleyan College) lo plantea bien en The Liberating
Image. Él plantea que la imagen de Dios describe “el oficio o vocación regio de los
seres humanos como representantes y agentes de Dios en el mundo”. Imagen de Dios
significa que a los seres humanos se les ha dado “poder para participar en el gobierno
o administración de Dios de los recursos y criaturas de la tierra”.
Cuando uno lee Génesis 1:26-27 teniendo esto en cuenta, el punto se vuelve bastante
obvio: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree sobre los peces … aves… animales domésticos … animales salvajes …
reptiles” (NVI).
A la humanidad, creada en el sexto día, se le ha dado la autoridad para gobernar
sobre las otras criaturas que Dios había hecho en los días cuarto y quinto. Tiene esa
autoridad, porque la humanidad está hecha a imagen de Dios.
No hay nada aquí sobre un alma, la capacidad de razonar, ser consciente de Dios o
cualquier otro rasgo psicológico o espiritual. Como señala John Walton, por
importantes que son estas cualidades para hacernos humanos, no definen qué
significa imagen de Dios en el Génesis. Por el contrario, esas cualidades son
herramientas que sirven a los seres humanos en su rol de portadores de la imagen.
La frase “imagen de Dios” no es acerca de lo que nos hace humanos. Es acerca del
papel único de la humanidad en ser representantes regios de Dios en la creación. Una
vez que entendamos lo que significa la imagen de Dios en el Génesis, estaremos en
una mejor posición para ver cómo esta idea es elaborada en otras partes de la Biblia,
lo que comenzaremos a ver la próxima semana.

44
¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 2 DE 4) (por Peter
Enns)

La semana pasada vimos que la “imagen de Dios” en Génesis 1: 26-27 significa ser
gobernantes representantes de Dios en su creación. Esto es similar a dos prácticas
antiguas: reyes poniendo imágenes de sí mismos en lugares distantes de su reino y el
uso de ídolos en el culto del templo. Ambos representan al rey o al dios y señalan que
ellos están presentes.
Vamos a tomar esta idea y ver a dónde va en el Antiguo Testamento.

Sin ídolos
En la antigua Mesopotamia, toda nación tenía panteones de dioses y todos adoraban
a sus dioses a través de imágenes. Los primeros dos Mandamientos de Israel estaban
totalmente fuera de sincronía con el Mundo Antiguo. A los israelitas se les dijo: “Yo soy
el único Dios que van a adorar” (Éxodo 20:3), y “no adoren ninguna imagen en
absoluto” (20:4-6). El segundo mandamiento incluye hacer imágenes de Yahvé, que
los hijos de Israel quebrantaron en el incidente del becerro de oro en Éxodo 32.
Hay dos razones por las que a Israel se le dijo que no hiciera imágenes de Yahvé. En
primer lugar, a diferencia de los otros dioses, Yahvé es distinto de lo que él ha hecho.
Él no puede ser capturado por una imagen tallada de animales o cualquier otra parte
de la creación.
En segundo lugar, Dios ya hizo una imagen de sí mismo: la humanidad, una imagen
viva. Al tallar imágenes para adorar a Jehová, Israel estaría creando una “conexión”
alternativa con el Señor.

El rey de Israel a imagen de Dios


Hay otro ángulo importante que traer al cuadro. En el Mundo Antiguo de Mesopotamia,
los reyes eran los gobernantes representantes de los dioses; gobernaban al pueblo en
nombre de los dioses. Los reyes eran considerados como un dios, a veces se les
llamaba “hijos” de uno u otro dios, y a menudo eran adorados como dioses.
Miren el Salmo 2. Este salmo se trata de la coronación del rey de Israel. Este rey no es
un hombre común: él es el “ungido” de Dios (v. 2). Dios mismo instaló a este rey “en
Sion, mi santo monte” (v. 6).

El corazón del salmo es v 7. Dios dice al rey “Eres mi hijo; hoy me he convertido en tu
padre”. Dios ha puesto rey de Israel, su hijo, en el trono para gobernar al pueblo en su
nombre. Esta relación padre/hijo entre Yahvé y el rey se alinea con el pensamiento
antiguo de Mesopotamia. También tiene algunas implicaciones para comprender a
Jesús, a las que llegaremos la próxima semana.
A diferencia de las otras naciones, los reyes israelitas no eran adorados. Israel incluso
tenía una actitud escéptica hacia la monarquía (por ejemplo, 1 Samuel 8). De hecho,
los reyes estaban tan sujetos a la autoridad de Dios como cualquier otra persona (por

45
lo tanto, los profetas eran libres para llamar a los reyes a rendir cuentas). Pero todavía
eran ungidos para encarnar el papel regio de portador de la imagen. La historia de la
monarquía de Israel es tan trágica porque los reyes fracasaron en gran medida en
reflejar esta imagen.
La humanidad a imagen de Dios
Único de Israel, el papel regio de portador de la imagen fue conferido no sólo a un
linaje de reyes, sino también a todas las personas, una idea sorprendente en el Mundo
Antiguo.

El Salmo 8:4-6 resume acertadamente lo que “imagen de Dios” significa.


4 ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el hijo del hombre para que de él te ocupes?
5 Le has hecho un poco menor que Dios
y lo coronaste de gloria y honor.
6 Le has hecho señorear sobre las obras de tus manos;
pusiste todo debajo de sus pies.
Una reacción común de los cristianos al leer Salmos 8 es decir, “Sin duda, esto no
puede describir al ‘hombre’ en general. Se debe estar hablando de Jesús”. No tan
rápido. Llegaremos a él la próxima semana. Más bien, lean este salmo a la luz de
Génesis 1:26-27.
Este salmo habla del alto estatus de la humanidad. Al igual que en español, “el
hombre” aquí significa “humanidad”. Los pronombres en singular “él” y “su”
simplemente reflejan el hecho de que “el hombre” es gramaticalmente singular
(hacemos lo mismo en español). Del mismo modo, es tentador leer “hijo del hombre”
en el v. 4 y saltar adelante al Nuevo Testamento y pensar que quiere decir Jesús. No
lo hace (no aquí, no todavía). Simplemente significa “humano”.
Así “el hombre” es hecho “un poco menor que Dios” (v. 5). Esto es sorprendente, de
hecho, la NIV pone un poco de obstáculo traduciendo “Dios”[“God”] como “seres
celestiales” [“heavenly beings”]. En una nota al pie, sin embargo, la NIV agrega “Dios”
como una lectura posible. La NRSV tiene “Dios” [“God”]. La Jewish Publication Society
(Tanaj) tiene “lo divino” [“the divine”].
En realidad, no deberíamos atascarnos demasiado en ese punto. El hebreo (Elohim)
puede significar cualquiera de ellos, y no importa mucho al final. “Seres celestiales”
encaja muy bien con “hagamos” en Génesis 1:26, una referencia a una corte celestial
divina, una idea común en el Mundo Antiguo. (“Hagamos” no es una referencia a la
Trinidad, lo que no habría hecho ningún sentido a los israelistas, como Juan Calvino
señaló hace cientos de años). Los seres humanos están un paso por debajo de Dios y
de su concilio divino.
Si Elohim significa “Dios”, eso también refleja Génesis 1:26-27. Los seres humanos
como el pináculo de la creación, los únicos seres hechos a imagen de Dios. De
cualquier manera, el punto es que el ser humano es muy importante.
El resto del v. 5 y v. 6 rellena lo que “un poco menor que Dios” significa. Los seres
humanos son “coronados de gloria y honor” (v. 5), una frase típicamente reservada
para Dios. También gobiernan sobre la obra de las manos de Dios (v. 6), una clara

46
alusión a Génesis 1:26-27. El salmista incluso va tan lejos como para decir que Dios
ha puesto todo bajo los pies de la humanidad.
Este salmo es un buen resumen de lo que significa la imagen de Dios. No hay nada en
toda la creación que tenga un rango superior al de la humanidad. No hay nada en toda
la creación que sea más semejante a Dios que la humanidad. El salmo es recogido por
el autor de Hebreos para hablar de Jesús. La próxima semana veremos Hebreos y
otros pasajes del NT para ver cómo Jesús, y los que lo siguen, son la “imagen de
Dios”.

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¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 3 DE 4) (por Peter
Enns)

Tercera parte del significado de la “imagen de Dios” explorado por Peter Enns. Pueden
ver las partes anteriores de esta serie aquí. En esta entrega, Enns pasa del Antiguo al
Nuevo Testamento y explica por qué Jesús es el verdadero portador de la imagen de
Dios. Enlace original (en inglés) aquí.
Uno de los retratos que el Nuevo Testamento pinta de Jesús es el del portador
definitivo de la imagen de Dios. Jesús refleja totalmente la imagen de Dios; él es el
verdadero representante de Dios en su creación. Nadie encarna más plenamente esta
cualidad verdaderamente humana.
Podemos empezar donde lo dejamos la semana pasada, con el Salmo 8. Este salmo
alaba a Dios por la forma en que ha exaltado a la humanidad: el hombre es un poco
menor que Dios, coronado de gloria y honor, y todo ha sido puesto bajo sus pies. La
humanidad, en otras palabras, está un paso por debajo de Dios, se le ha dado
autoridad para gobernar la creación. Salmos 8 es plenamente compatible con Génesis
1:26-27, donde “imagen de Dios” se describe como gobernar sobre toda la creación.
En Hebreos 2:5-9, el autor anónimo cita el Salmo 8 por una razón que podría no ser
obvia a primera vista: el estatus de Jesús es superior a los ángeles, un tema que se
inició en 1:5. (De hecho, todo Hebreos es un largo argumento de “Jesús es mejor
que…”, por ejemplo, que Moisés, el sumo sacerdote, y el tabernáculo).
Salmos 8 apoya su argumento. La creación no estaba sujeta a los ángeles, sino a la
humanidad. El autor de Hebreos nos recuerda que “todo” es puesto bajo la autoridad
regia humana, todo está sujeto a él (v. 8). Pero el autor de Hebreos se lamenta: “Sin
embargo, en la actualidad no vemos que todo esté sujeto a él” (v. 8). El “él” se refiere a
la humanidad. Lo que vemos, sin embargo, es Jesús quien ahora está coronado de
gloria y de honor, a causa de su muerte (v. 9).
Jesús, que es igual que sus hermanos y hermanas en todos los sentidos (2:17), es el
“humano absoluto”, porque todo está realmente bajo su autoridad. La elevada
condición de la humanidad como portadores regios de la imagen de Dios, aunque
verdadera, no está realizada plenamente en la humanidad en su conjunto. Está
realizada plenamente en Jesús como, paradójicamente, el Hijo de Dios crucificado y
resucitado.
Jesús es el verdadero portador de la imagen. Se podría decir que Jesús es la única
figura verdadera y plenamente humana que ha vivido. Al observar al Hijo crucificado y
resucitado, vemos lo que “humano” significa en realidad, no la versión corrupta y
disfuncional que nos devuelve la mirada desde el espejo, o que vemos en otros.
Colosenses 1:15-20 hace la misma observación de una manera diferente. Jesús es la
“imagen del Dios invisible” (v. 15): gobierna la creación porque todas las cosas fueron
creadas por él. Es comprensible leer este pasaje y pensar que sólo se centra en la
divinidad de Jesús, pero eso se perdería la mitad del punto. Como el hijo resucitado,
Jesús es “cabeza del cuerpo, la iglesia, el principio y primogénito de entre los muertos”

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(v. 18). Por su resurrección, Jesús es el primero en incorporar plenamente el papel de
portador de la imagen conferido a toda la humanidad en Génesis.
Jesús hace esto no para sí mismo, sino para los que vendrían después, el pueblo de
Dios. Jesús no es simplemente “sobre toda la creación”. Él es el “primogénito de toda
la creación” (v. 15). Los cristianos, en otras palabras, siguen sus pasos. Como
primogénito de la creación se encarga de que los nacidos después logren el mismo
estado. En pocas palabras, en su resurrección, Jesús “completa” Génesis 1: 26-27,
para él y para nosotros.
Este tema ya se anunció a principios de Hebreos, 1:1-4. En el pasado, Dios había
hablado a través de profetas, pero ahora él está hablando a través del Hijo que él
mismo ha nombrado. El eco del Salmo 2, donde el rey de Israel es el Hijo nombrado
por Dios, es confirmado en v 5, donde el autor cita Salmos 2:7. Como Hijo, Jesús es el
rey davídico recién nombrado, el monarca representante. Pero este Hijo lo lleva a un
nivel superior: él es el “resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de su ser”.
Jesús es el representante de Dios como ningún otro.
La imagen de Dios en el Génesis no se trata de “lo que nos hace humanos”, tal como
el alma de uno. Se trata de la elevada función que Dios ha dado a la humanidad para
ser sus gobernantes representantes. Eso es lo que significa la imagen: nada más, pero
nada menos.
Entendido de esta manera, podemos y debemos hablar de la imagen de Dios como
estropeada, incompleta, sujeta al pecado en todos nosotros. La verdadera imagen de
Dios es realizada sólo en el Hijo de Dios crucificado y resucitado. Y esto nos da una
comprensión más plena de la encarnación. El Hijo de Dios encarnado es plenamente
Dios y plenamente humano.
Jesús es el completo portador de la imagen de Dios. Él es el más humano de cualquier
ser humano que haya vivido alguna vez. Por la fe, nosotros también participamos en la
humanidad restaurada. La próxima semana vamos a ver lo que esto significa para
nosotros hoy.

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¿QUÉ SIGNIFICA “IMAGEN DE DIOS”? (PARTE 4 DE 4) (por Peter
Enns)

La semana pasada vimos que Jesús es el humano completo, el verdadero portador de


la imagen de Dios. Él es la representación exacta de Dios, el soberano de la creación.
Esa “humanidad completada” se confiere a los que creen que Jesús es el Cristo. La
imagen se echó a perder en la humanidad en general; se restaura en el hombre,
Jesús. Todos los que están “en Cristo” (como a Pablo le gusta ponerlo) participan en la
humanidad restaurada que se inició en la resurrección de Jesús. La nueva humanidad
está abierta a todos, pero el camino de entrada es a través del Mesías resucitado.
Por lo tanto, ¿qué significa para los cristianos ser portadores de la imagen de Dios?
Significa que estamos llamados a vivir todos los días de una manera tal que encarne
cada vez más la imagen. Jesús es a la vez la causa de nuestra imagen renovada y el
modelo que seguimos al tratar de vivir de esa manera.
Y esto nos lleva a una paradoja que es fundamental para la forma en que los cristianos
ven a sí mismos como re-creados a imagen de Dios. Jesús elevó a la humanidad a su
verdadera función de portadora de la imagen, pero su encarnación fue un acto de
vaciarse a sí mismo de su derecho divino, como dice Pablo en Filipenses 2:6-7. Jesús
se humilló a sí mismo (v. 8). La encarnación es un acto de humillación.
Para los cristianos, también, participar en la imagen renovada de Dios significa seguir
a Cristo tanto en su exaltación como en su humillación. En pocas palabras, llevamos la
imagen renovada de Dios todos los días que nuestras vidas se ajustan a la de Jesús.
Pablo resume el asunto muy bien en Filipenses 3:10. Conocer a Cristo —que nunca es
una actividad mental simple, sino una trayectoria de vida— significa experimentar tanto
el poder de su resurrección, y la participación de sus sufrimientos. Esto no es una
elección de una cosa o la otra, sino una proposición de esto y aquello. Los que forman
parte de esta nueva humanidad en Cristo llevan las marcas de la exaltación y la
humillación de Jesús todos los días.
Ser parte de la renovada imagen de Dios significa ser “conformados a la imagen” de
Jesús (Romanos 8:29). Llegamos a ser más y más como él en todos los sentidos.
Los cristianos son ahora representantes plenos de Dios en su creación, pero no en el
sentido de gobernante del Antiguo Cercano Oriente, o incluso del Antiguo Testamento.
No estoy descartando eso, pero “gobierno” no es el énfasis del Nuevo Testamento. El
énfasis se ha trasladado a otras cosas. Los cristianos representan a Dios a toda la
creación a través de la humildad, el amor, la santidad.
Uno de los muchos pasajes que nos recuerdan de esto es 1 Pedro 2:9-12. Tomando
prestado lenguaje del Éxodo, Pedro les dice a sus lectores que son un “pueblo elegido,
un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios” (v. 9). Esta noble
condición no sólo les hace parte del “club de Dios”. Son el pueblo de Dios que viven
vidas buenas entre los habitantes del mundo “para que vean [sus] buenas obras y
glorifiquen a Dios en el día que nos visite” (v. 12).

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Es posible que hayan oído la expresión “Ten cuidado de tu forma de actuar. Puede
que seas la única Biblia que las personas leerán”. Ese es un buen punto, pero la
realidad es mucho más grave. Nosotros representamos al mundo lo que Dios ha
hecho en Cristo, por lo que una mejor frase podría ser: “Ten cuidado de tu forma de
actuar. Es posible que seas el único Jesús que las personas verán”.
Esto está más allá de lo que Génesis 1:26-27 era en su contexto original. No hay nada
ahí acerca de la humildad, el sufrimiento con Cristo, o vivir una vida santa. Es cierto.
Pero lo que Jesús hace a la imagen de Dios en Génesis 1:26-27 es lo que hace con
todo lo demás en el Antiguo Testamento: la transforma y la llena más allá de su
limitado significado del Antiguo Testamento. La sombra da paso a la realidad.
Sin embargo, hay una dimensión más de la renovada imagen de Dios que se parece
más a lo que vemos en el Antiguo Testamento. No es un tema dominante, pero está
ahí, no obstante. En 2 Timoteo 2:12 leemos que soportar el sufrimiento presente tiene
una dimensión futura aún no realizada: “Si sufrimos, también reinaremos con él.”
No sé lo que esto significa, pero parece que el paso final del camino cristiano es algún
tipo de autoridad gobernante escatológica. Esto no se explica en ningún lugar, y yo no
voy a aventurar una conjetura en cuanto a cómo es esto. Baste decir que hay “algo
más” en lo que Cristo en su resurrección ya ha hecho al restaurar de la imagen de
Dios. El Nuevo Testamento está más preocupado por cómo el pueblo de Dios aquí y
ahora encarna la vida del liderazgo-servidor de Jesús.
Dios hizo a la humanidad a su imagen. Esta imagen tiene un significado muy concreto
en el Antiguo Testamento: ser los gobernantes representantes de Dios sobre su
creación. Esa imagen fue estropeada, y finalmente restaurada y transformada en
Jesús, el Hijo del Hombre, la representación exacta de la imagen de Dios. Los que
están en Cristo toman parte en esta nueva humanidad.

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FE EN LA DUDA (por Peter Enns)
Si has seguido a Jesús por más de 45 minutos, sabes que una vida de fe está, con
más frecuencia de lo que quisiéramos admitir, acompañada por la otra cara de la fe: la
duda. Tarde o temprano, algo sucede en que ya no estás tan seguro de algo de lo que
solías estar seguro. Llegará el día, siempre sucede, cuando tengas que admitirte a ti
mismo: “Ya no sé lo que creo”.
La duda viaja por muchos caminos diferentes y finalmente encuentra su camino a
nuestra puerta. Y ciertamente, cuando la duda llama, puede ser incómodo,
desconcertante, desalentador y deprimente. A menudo tampoco sabemos qué hacer al
respecto. No te sientes cómodo, especialmente con las personas que han llegado a
esperar que seas “sólido” en la fe.
Y hablar con tu pastor o mentor espiritual es lo último que deseas hacer, en parte
porque sientes que podría ser juzgado o humillado. El único lugar donde podemos y
debemos tener la libertad de hablar sobre esto, es el lugar en el que menos lo
podemos hacer.
Pero la duda no es un signo de “fe débil”. No es evidencia de que estás roto y
necesitas ser reparado, un signo de desobediencia a Dios o de algún pecado oculto y
no identificado en tu vida.
En mi experiencia, he llegado a ver tres verdades interconectadas sobre la presencia
de la duda en la vida de la fe: la duda es esperable como una parte normal de la fe; la
duda es experimentada por los escritores bíblicos; y la duda en realidad hace algo
positivo por nuestra fe que nada más puede hacer.

LA DUDA SUCEDE
No tienes que ir a buscar dudas. La duda te encontrará, especialmente si estás
viviendo una vida de estar presente en tus propias experiencias.
Piensa en cosas que hayan introducido dudas en tu fe. Pudo haber sido una gran
tristeza o lucha. Pero también puede haber sido un momento normal en los asuntos
normales de tu vida.
Es posible que haya leído un libro o visto una película que presenta una forma de ver
el mundo que te parece atractiva, incluso vivificante, pero que no puede conectarse
con el mundo definido por tu fe, por lo que comienzas a hacerte preguntas.
O tal vez conoces a un nuevo amigo que es maravilloso, pero que no piensa del
mundo y de Dios ni remotamente como tú, y entonces comienzas a considerar que tal
vez aquello en lo que crees no es tan especial.
Tan sólo vivir y respirar presenta amplias oportunidades para superar la duda.

LA DUDA ES BÍBLICA
Una de las cosas más útiles que he encontrado en mi vida de fe es ver cómo los
personajes bíblicos luchan con su fe como nosotros.

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Aproximadamente la mitad de los 150 salmos tienen algo de lamento, algunos causan
tristeza debido a la ausencia de Dios, algunos luchan sobre el significado de todo y si
realmente vale la pena confiar en Dios. Algunos de mis salmos favoritos que te
impresionan por su honestidad son los Salmos 44, 73, 88 y 89. Y hay otros.
Podemos incluir aquí otros libros como Job, Eclesiastés y Lamentaciones. Integrada
en la Biblia está la experiencia de la duda y el valor honesto de los escritores bíblicos
para contarla tal como es. Me resulta reconfortante en mis propias luchas con la fe,
saber que cualquier grito o período depresivo que pueda estar pasando encuentra eco
en aquellos que vivieron hace 3.000 años.

LA DUDA ES BENEFICIOSA
La experiencia de la duda es la experiencia de la ausencia de Dios. Sin embargo,
como Juan de la Cruz y Teresa de Ávila (entre muchos otros) han observado, lo que
está “ausente” no es tanto Dios como nuestra interpretación de Dios.
Todos estamos sujetos a confundir nuestra interpretación de Dios con lo real. Eso es
parte de la experiencia humana. Dios misericordiosamente nos deja allí por un tiempo,
para entender a Dios como somos capaces, pero de maneras que también limitan a
Dios a nuestras percepciones. Cuando sentimos que estamos dejando a Dios atrás, de
hecho podemos simplemente estar dejando atrás al Dios que hemos llegado a
entender, el Dios limitado por nuestra propia pequeña imaginación.
La duda hace algo por nuestra fe que nada más puede hacer. Apaga las luces,
presiona el botón de resetear, restriega el barro apelmazado (elija su metáfora
favorita), lo que nos lleva a otro nivel de fe, no tanto a un nivel más alto de
entendimiento (aunque puede ser eso), sino a un nivel más profundo de conciencia de
la presencia de Dios, que no puede ser capturada por nuestro pensamiento limitado.
Estar en un período de duda no es una señal de que estás roto y necesitas reparación.
De hecho, es una señal de que estás en un verdadero viaje de fe.

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Peter Enns sobre el modelo teológico de la encarnación de las
Escrituras (por Peter Enns)

El Cristianismo es una fe enraizada en hechos históricos. Los cristianos, por tanto,


toman en serio a la Historia. Se puede confirmar esta idea hojeando una Biblia de
estudio decente. Está llena de mapas, cartas, líneas de tiempo y notas al pie. A la
mayoría de los cristianos les gusta ver cómo su fe encaja en el Mundo Antiguo. Nos
sentimos más conectados con el mensaje de la Biblia cuando entendemos su contexto
histórico.
Sin embargo, la naturaleza histórica del Cristianismo crea un problema. El estudio
moderno de la historia que rodea a los acontecimientos de la Biblia ha planteado
algunos desafíos muy serios a ciertas ideas tradicionales dentro de la fe cristiana.
Parece que el estudio histórico de la Biblia y las expectativas de las personas acerca
de la Biblia pueden entrar en conflicto. ¿Cómo pueden estos dos mundos dialogar el
uno con el otro?
Como primer paso, tenemos que pensar en nuevas formas de hablar acerca de la
Biblia para que la labor histórica de los eruditos bíblicos no sea percibida
automáticamente como una amenaza para los lectores. En otras palabras,
necesitamos modelos teológicos que muestren un claro respeto hacia la Biblia y hacia
los desafíos de la investigación histórica que tenemos ante nosotros.
Uno de estos modelos teológicos se llama modelo de encarnación. En pocas palabras,
es la idea de que la Biblia no es un libro caído del cielo más de lo que Jesús es un
superhombre que cayó del cielo. Más bien, al igual que Jesús era un ser humano, la
Biblia es un libro que refleja totalmente sus contextos culturales. Jesús es “Dios
encarnado”, tanto divino como humano. Del mismo modo, la Biblia es un libro que
habla la palabra de Dios pero que refleja completamente los pensamientos, ideas y
puntos de vista de los autores humanos.
Un modelo de encarnación no es de ninguna manera el único modelo para pensar
acerca de la Biblia. Tampoco es necesariamente el mejor modelo. Es sólo una manera
de hablar acerca de la Biblia en donde los desafíos de la investigación histórica
puedan ser vistos bajo una luz diferente. Un modelo de encarnación nos ayuda a ver
que debemos esperar que la Biblia lleve las marcas de las perspectivas y visiones de
mundo de los escritores antiguos.
El modelo de encarnación no es una tendencia reciente en la teología cristiana, ni
tampoco es considerada peligrosa. Los teólogos de Princeton B.B. Warfield y A.A.
Hodge, famosos por defender la doctrina de la infalibilidad de la Escritura, adoptaron
este punto de vista en el siglo XIX, al igual que más tarde los teólogos reformados
holandeses Hermann Bavinck, Abraham Kuyper y Herman Ridderbos. C.S. Lewis
escribió sobre el tema para las personas de a pie. Estos expertos pueden no haber
abordado todos los desafíos que están frente a los lectores contemporáneos, pero el
mensaje llega fuerte y claro: la Biblia refleja plenamente la época en que fue escrita.

Los escritores bíblicos escribieron en las maneras que les parecían naturales y
apropiadas en su mundo. Esto significa que no se puede esperar que operen bajo los
estándares científicos o históricos que tenemos hoy.

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De hecho, la naturaleza misma de la “inspiración” significa que la palabra de Dios debe
estar totalmente revestida del lenguaje humano de la época. Cualquier otro tipo de
Biblia es en realidad inconcebible. Cuando Dios habla, se sitúa necesaria y
voluntariamente al nivel humano. Lo hizo con Jesús, y no debería sorprendernos si la
Biblia refleja el mismo patrón divino de comunicación.
Si vemos a la Biblia de esta manera, podemos empezar a ver los desafíos de la
investigación histórica como una ventana a través de la cual mirar en lugar de un muro
contra el cual golpearnos la cabeza. Si tenemos la expectativa de que la Biblia refleje
sus contextos históricos antiguos, podemos estar más dispuestos a que nuestra propia
forma de pensar se vea desafiada. En vez de oponernos a cambiar nuestra forma de
pensar podemos abrirnos a ver cuán profundamente se involucra Dios en la historia
humana cuando habla.
No deberíamos tener que construir una reja alrededor de la Biblia para protegerla de
las conclusiones de la investigación seria. Eso no significa que todos los resultados de
la reflexión histórica sean correctos o beneficiosos. Pero sí significa que debemos
crear una “cultura de la expectativa” que celebre el trabajo de investigación histórica
en lugar de resistírsele debido a los desafíos que plantea. Esto ayudará a aliviar la
tensión que muchos lectores cristianos han vivido por generaciones.
La investigación histórica y la fe cristiana, no importa cuán difícil sea, no es un asunto
de “o esto o lo otro” sino de “esto y lo otro”.

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CÓMO LA SERPIENTE SE CONVIRTIÓ EN SATANÁS: ADÁN, EVA Y LA
SERPIENTE DEL JARDÍN DE EDÉN. (por Shawna Dolansky)

Shawna Dolansky es Ph.D. en historia antigua de Israel en la UC San Diego, EE.UU.,


profesora en la Carleton University en Ottawa, Canadá, y co-autora de The Bible Now
(Oxford University Press, 2011) junto con Richard E. Friedman.
Presentada como “la bestia más inteligente de todas las bestias del campo que YHWH
Dios había hecho”, la serpiente en el Jardín del Edén es retratada como sólo eso: una
serpiente. Satanás no aparece en Génesis 2-3, por la simple razón de que cuando se
escribió la historia, el concepto del diablo aún no se había inventado. Explicar a la
serpiente en el Jardín del Edén como Satanás hubiera sido un concepto tan extraño
para los antiguos autores del texto como referirse a la visión de Ezequiel como un
OVNI (¿pero busquen en Google “visión de Ezequiel” ahora, y verán que mucha gente
hoy en día ha hecho esa conexión!). De hecho, aunque la palabra satán aparece en
otras partes de la Biblia hebrea/Antiguo Testamento, nunca es un nombre propio; dado
que no existe un diablo en la cosmovisión del antiguo Israel, todavía no puede haber
un nombre propio para tal criatura.

El sustantivo satán, en hebreo “adversario” o “acusador”, aparece nueve veces en la


Biblia hebrea: cinco veces para describir a un oponente militar, político o legal
humano, y cuatro veces con referencia a un ser divino. En Números 22, el profeta
Balaam, contratado para maldecir a los israelitas, es detenido por un mensajero del
Dios de Israel, YHWH, descrito como “el satán” que actúa en nombre de Dios. En Job,
“el satán” es un miembro del consejo celestial de Dios, uno de los seres divinos, cuyo
papel en la historia de Job es ser un “acusador”, un estatus alcanzado por las
personas en el antiguo Israel y Mesopotamia para los propósitos de procedimientos
legales específicos. En el caso de Job, lo que está a prueba es la afirmación de Dios
de que Job es completamente “irreprensible y recto” frente a la afirmación del satán de
que Job solo se comporta porque Dios lo ha recompensado. Dios argumenta que Job
es recompensado porque es bueno, y no bueno porque es recompensado. El satán
desafía a Dios a apostar que si se le quita todo al pobre Job, ya no será tan bueno, y
Dios acepta. Aunque ver a “el satán” como Satanás haría que este retrato de Dios
fuera más fácil de aceptar, la historia demuestra lo contrario; como el mensajero de
Yahvé en Números 22, este satán actúa según las instrucciones de YHWH (y como
resultado de la jactancia de Dios) y no es una fuerza del mal independiente.

En Zacarías 3, el profeta describe una visión del sumo sacerdote Josué en un concilio
divino similar, que también funciona como un tribunal. Delante de él está el mensajero
de YHWH y el satán, quien está allí para acusarlo. Esta visión es la forma en que
Zacarías pronuncia la aprobación de YHWH al nombramiento de Josué al sumo
sacerdocio frente a los miembros de la comunidad adversaria, representados por el
satán. El mensajero reprende al satán y ordena que se reemplace la ropa sucia de
Josué, ya que le promete a Josué que continuará teniendo acceso al concilio divino.
Una vez más, el satán no es el Satanás de quien leemos en el Nuevo Testamento.

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La palabra satán aparece una sola vez sin “el” en frente de ella en toda la Biblia
hebrea: en 1 Crónicas 21:1. ¿Es posible que finalmente tengamos retratado a
Satanás? 1 Crónicas 21 es paralelo a la historia del censo de David en 2 Samuel 24,
en el que Dios le ordena a David “contar el número de Israel y Judá” y luego castiga al
rey y al reino por hacerlo. El Cronista cambia esta historia, como lo hace con otras,
para retratar la relación entre Dios y David como inflexible; escribe que “Satanás se
levantó contra Israel y provocó a David para que contara a Israel” (1 Crónicas 21:6-7;
27:24). Aunque es posible leer “Satanás” aquí en lugar de “un satán”(el hebreo no usa
letras mayúsculas ni artículos indefinidos, por ejemplo, “un”), nada más en esta historia
o en ningún texto durante otros 300 años indica que la idea de un malvado príncipe de
las tinieblas existiera en la conciencia de los israelitas.

Entonces, si no hay un Satanás en la Biblia hebrea, ¿dónde entra el diablo en los


detalles del Edén?
La cosmovisión de los lectores judíos de Génesis 2-3 cambió profundamente en los
siglos desde que la historia fue escrita por primera vez. Después de que se cerró el
canon de la Biblia hebrea, [1] surgió la creencia en ángeles, demonios y una batalla
apocalíptica final en una comunidad judía dividida y turbulenta. A la luz de este final
inminente, muchos se volvieron a una interpretación renovada del comienzo, y el
Jardín del Edén fue releído y reescrito para reflejar las ideas cambiantes de un mundo
cambiado. Dos cosas separadas sucedieron y luego se fusionaron: Satanás se
convirtió en el nombre propio del diablo, un poder sobrenatural que ahora se oponía a
Dios como el líder de los demonios y las fuerzas del mal; y la serpiente en el Jardín del
Edén llegó a ser identificada con él. Mientras comenzamos a ver la primera idea
ocurriendo en textos dos siglos antes del Nuevo Testamento, la segunda no ocurrirá
hasta más tarde; la serpiente del Edén no es identificada con Satanás en ninguna
parte de la Biblia hebrea o del Nuevo Testamento.

El concepto del diablo comienza a aparecer en textos judíos del segundo y el primer
siglo A.E.C. En 1 Enoc, el “ángel” que “llevó a Eva por mal camino” y “mostró las
armas de la muerte a los hijos de los hombres” era llamado Gadreel (no Satanás). Por
la misma época, Sabiduría de Salomón enseñó que “por la envidia del diablo la muerte
entró en el mundo, y los que están de su lado lo sufren”. Aunque esta puede ser la
primera referencia a la serpiente del Edén como el diablo, en ningún texto ni en ningún
documento que tengamos hasta después del Nuevo Testamento, se interpreta
claramente Satanás como la serpiente en el Edén. En Qumrán, sin embargo, Satanás
es el líder de las fuerzas de la oscuridad; se dice que su poder amenaza a la
humanidad, y se creía que la salvación traería la ausencia de Satanás y el mal.

En el siglo primero E.C., Satanás es adoptado en el naciente movimiento cristiano,


como gobernante de un reino de tinieblas, un oponente y engañador de Jesús (Marcos
1:13), príncipe de los demonios y la fuerza opuesta a Dios (Lucas 11:15-19, Mateo
12:24-27, Marcos 3:22-23, 26); El ministerio de Jesús pone fin temporalmente al
reinado de Satanás (Lucas 10:18) y la conversión de los gentiles los lleva de Satanás
a Dios (Hechos 26:18). Más conocido es que Satanás pone en peligro a las
comunidades cristianas, pero caerá en el acto final de salvación de Cristo, descrito en
detalle en el libro de Apocalipsis.

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Pero curiosamente, aunque el autor de Apocalipsis describe a Satanás como “la
serpiente antigua” (Apocalipsis 12:9; 20:2), no hay un vínculo claro en ninguna parte
de la Biblia entre Satanás y la serpiente parlante del Edén. El motivo de mito de
combate del Antiguo Cercano Oriente, ejemplificado en la batalla entre Marduk y
Tiamat en Enuma Elish y Baal y Yam/Mot en el antiguo Canaán, típicamente
representaba al malo como una serpiente. La caracterización de Leviatán en Isaías 27
refleja muy bien tales mitos:

En ese día YHWH castigará


con su espada dura, grande y fuerte,
Leviatán, la serpiente huidiza, Leviatán,
la serpiente retorcida,
y matará al dragón que está en el mar.

Así que la referencia en Apocalipsis 12:9 a Satanás como “la serpiente antigua”
probablemente refleja monstruos míticos como Leviatán en lugar de la criatura hábil,
con piernas y parlante en el Edén.
En el Nuevo Testamento, Satanás y sus demonios tienen el poder de entrar y poseer
personas; esto es lo que se dice que le sucedió a Judas (Lucas 22:3, Juan 13:27, ver
Marcos 5:12-13, Lucas 8:30-32). Pero cuando Pablo vuelve a contar la historia de
Adán y Eva, echa la culpa a los humanos (Romanos 5:18, ver 1 Corintios 15:21-22) y
no a los ángeles caídos, ni a la serpiente como Satanás. Aun así, la fusión era
inevitable, y parecerá natural que los autores cristianos posteriores (Justino Mártir,
Tertuliano, Cipriano, Ireneo y Agustín, por ejemplo) den por hecho la asociación de
Satanás con la serpiente parlante del Edén. De manera más conocida, en el siglo XVII,
John Milton elabora poéticamente el papel de Satanás en el Jardín, en gran detalle en
Paraíso Perdido. Pero esta conexión no se hace en ninguna parte de la Biblia.

Notas:
[1] El libro de Daniel fue el último libro en ser incluido en la Biblia hebrea/Antiguo
Testamento, y data de alrededor de 162 A.E.C.

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EL EVANGELIO Y LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE, EXPLICADAS (por
N. T. Wright)

Trevin Wax: ¿Podría darnos una breve definición de “evangelio”?


N. T. Wright: Podría intentar un punto de vista paulino. Cuando Pablo habla de “el
evangelio”, significa “la buena noticia de que el Jesús crucificado y resucitado es el
Mesías de Israel y, por tanto, el Señor del mundo”. Eso es lo más breve que se puede
decir.
Por qué eso es una buena noticia… En el Imperio Romano, cuando un nuevo
emperador subía al trono, obviamente había sido un momento de incertidumbre.
Alguien acaba de morir. ¿Va a ser un caos? ¿La sociedad va a colapsar? ¿Va a haber
piratas dominando los mares? ¿Vamos a tener qué comer? Y la buena noticia es que
tenemos un emperador y su nombre es tal y tal. Por lo tanto, vamos a tener justicia,
paz y prosperidad, y ¿no es eso fantástico?
Por supuesto, la mayoría de la gente en el Imperio Romano sabía que eso eran
tonterías, porque era otro viejo aristócrata presumido que iba a hacer lo mismo que
habían hecho los otros. Pero ésa era la retórica.
Pablo hace ingreso con el mensaje isaiánico: ¡Buenas noticias! ¡Dios se está
convirtiendo en Rey y lo está haciendo a través de Jesús! Y por lo tanto, ¡qué alivio! La
justicia de Dios, la paz de Dios, el mundo de Dios va a ser renovado.
Y en medio de eso, por supuesto, hay buenas noticias para usted y para mí. Pero ese
es el derivado o el corolario de la buena noticia, que es un mensaje acerca de Jesús
que tiene un efecto de segundo orden en mí, usted y nosotros. Pero el evangelio no es
en sí mismo “eres tal clase de persona y esto te puede pasar a ti”. Ese es el resultado
del evangelio más que el evangelio mismo.
Eso está muy claro en Romanos. Romanos 1:3-4: éste es el evangelio, el mensaje
acerca de Jesucristo, que descendía de David, declarado Hijo de Dios con poder; y
luego Romanos 1:16-17, que dice muy claramente: “yo no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación”. Esto es, la salvación es el
resultado del evangelio, no el centro del evangelio mismo.

TW: Si “el evangelio” en sí es la declaración del señorío de Cristo, ¿dónde entra en


juego la doctrina de la justificación?
NTW: La doctrina de la justificación entra en juego porque el plan de Dios es, y ha sido
desde la Caída, resolver el lío en que está el mundo. Nosotros los británicos decimos
poner el mundo al derecho [put the world to rights]. He descubierto que así no es cómo
lo dicen los estadounidenses, y que las personas se rascan la cabeza y dicen: “qué
curioso… ¿qué quiere decir con eso?” Significa arreglar la cosa, hacerlo todo mejor de
nuevo.

Y eso es así porque Dios es el Dios creador que no dice: “La creación era muy buena,
pero la voy a tirar a la basura”. Dice: “La creación es tan buena que voy a rescatarla”.
La forma en que hace eso es estableciendo su pacto con Abraham.

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El pacto con Abraham está diseñado, por lo tanto, no para crear un pequeño pueblo
por acá porque el resto de la creación se va ir al infierno y Dios quiere que estas
personas sean sus amigos, sino para ser el medio por el cual el resto del mundo
participe. Y eso está muy incorporado en el Antiguo Testamento.
De modo que cuando luego obtenemos los textos del Nuevo Testamento,
encontramos esta idea que Dios ahora ha hecho este gran acto de “poner el mundo al
derecho”, y es la muerte y resurrección de Jesús lo que hace eso, lo que establece
una dinámica en la que podemos mirar hacia adelante al día en que estaremos
totalmente completos (Romanos 8), cuando toda la creación será renovada.
Luego está ese asunto extraño de que estamos llamados por el evangelio a ser
personas que son renovados antes de esa renovación final Y esa dinámica es una
dinámica de salvación. Dios va a hacer esa gran cosa en el futuro, ¡y lo está haciendo
con nosotros ya en el presente!
Y entonces entra esto de la justificación, porque dentro de esa narrativa tenemos
también la idea de que, debido a que el mundo está mal, está desarticulado, es
pecaminoso y todo lo demás, esto también es un marco judicial, jurídico, y ése es el
lenguaje de tribunal-de-justicia de la justificación.
Por eso decimos que el momento futuro, cuando finalmente Dios haga lo que Dios va
a hacer, va a declarar, al resucitarlos: “¡Estas personas son justas!” Eso va a pasar en
el futuro.
Y entonces la justificación por la fe dice que el veredicto también es anticipado en el
presente. Y que cuando alguien cree en el evangelio de Jesucristo, incluso aunque su
vida moral haya sido un desastre, incluso si no es de la familia correcta, si no fue a la
escuela correcta, si no tiene dinero en sus bolsillos, Dios dice: “Tú eres mi hijo amado.
En ti tengo complacencia”. El veredicto del futuro es adelantado en el presente sobre
la base de la fe y solamente la fe, y la fe es el resultado de la gracia de Dios a través
del evangelio de Jesús crucificado y resucitado.
Ahora bien, por supuesto, hay muchas cosas diferentes que se agrupan alrededor de
la justificación. Los debates de los últimos 400 años han girado a su alrededor. Pero
ésa es la forma que encontramos en Pablo. Pablo es el comienzo de la verdadera
exposición de esto. Y ahí es adonde siempre vuelvo.

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COMPRENDIENDO EL PADRENUESTRO CON JOHN DOMINIC
CROSSAN (por Ron Csillag)

(RNS) John Dominic Crossan es posiblemente el erudito del Jesús histórico más
destacado del mundo. Veinticinco años atrás, Crossan co-fundó junto a Robert Funk el
Jesus Seminar, un grupo de expertos en su mayoría liberales que deciden sobre la
historicidad de los hechos y dichos de Jesús.
Ex sacerdote católico y profesor emérito de estudios religiosos en la DePaul
University, el nuevo libro de Crossan – su 26° – examina la Oración del Señor, o
Padrenuestro. En The Greatest Prayer,* Crossan afirma que la invocación más
conocida del Cristianismo es mal entendida y subestimada en la sociedad actual.
Algunas respuestas han sido editadas a efectos de su longitud y claridad.

P: Usted llama al Padrenuestro la “más grande oración” del Cristianismo, pero también
dice que puede ser recitada por seguidores de todas las religiones. ¿Por qué los no-
cristianos deberían recitarla?
R: Las grandes oraciones de cualquier religión deberían ser dirigidas a todo el mundo.
Si una oración sólo te habla a ti, está bien. Pero me gustaría oírte hablando con todos
nosotros. El Padrenuestro es la más grande, ya que viene desde el corazón del
Judaísmo y de los labios del Cristianismo – pero habla a la conciencia del mundo.

P: Usted también la llama la oración más “extraña” del Cristianismo.


R: Pregunte a un cristiano cuáles son las cosas más importantes sobre el Cristianismo
y vea si las encuentra en el Padrenuestro. Cuando los cristianos enfatizan lo que es
más importante para ellos, por lo general eso no está en el Padrenuestro, y ellos casi
nunca mencionan que “danos hoy nuestro pan de cada día” significa exactamente eso
– que toda persona tiene derecho a la base material de la vida. Es “extraña” en el
sentido de que hay una gran discrepancia entre lo que la mayoría de la gente piensa
que es el Cristianismo y lo que Jesús piensa que es realmente el Cristianismo.

P: El Padrenuestro se dirige a Dios como “Padre”. ¿Es eso problemático para las
mujeres?
R: Lo es, y ellas tendrán que aprender, como hemos hecho todos, lo que significa para
personas de una cultura diferente a la nuestra. Las ovejas y los pastores no me dicen
mucho, pero concedo a la gente antigua la validez de su lenguaje.
Cuando dicen “Padre”, pregunto lo que eso significaba en el mundo mediterráneo, y
significaba “jefe de hogar”. Acepto el término tradicional de “Padre”, pero no acepto los
presupuestos patriarcales. Y digo “Padre” (pero) entiendo “jefe de hogar”. Lo más
importante es que usted entienda lo que esta metáfora representa.

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P: Los expertos han demostrado que el Padrenuestro viene directamente de la
tradición judía. ¿Cómo se convirtió en la oración más conocida del Cristianismo?
R: Es absoluta, total y completamente judía. No hay nada en ella que sea
particularmente “cristiano”. ¿Creo que Jesús instruyó a sus seguidores que
aprendieran la oración tal como la tenemos en (los Evangelios de) Mateo o Lucas? Yo
no lo creo, porque no la encuentro en (los escritos de) Pablo. Lo que sí encontramos
en Pablo y (el Evangelio de) Marcos es la palabra clave: “Abba” – la metáfora de Dios
como jefe de hogar. Si se abre eso, todo lo demás simplemente fluye.

P: ¿Qué nueva luz arroja todo esto al Jesús histórico?


R: Si tuviera que resumir el Jesús histórico, se reduce a una sola palabra, casi una
proclamación extática: Dios es “Abba”. Y Dios como jefe de familia es la forma en que
los antiguos judíos, y también los primeros cristianos, obtuvieron su idea de cómo las
cosas deberían funcionar. Todos sabían cómo era una casa bien llevada, e hicieron a
Dios el Gran Jefe de Hogar en el Cielo. Lo que les horrorizaba no era la pobreza o la
riqueza, sino la diferencia entre ellos: la desigualdad.
Yo no creo que la Biblia le preocupe si todo el mundo era pobre o si todo el mundo era
rico. Lo que horroriza a la Biblia es, ¿cómo puedes tener una casa con algunos
(miembros) recibiendo mucho más que otros, y otros recibiendo mucho menos de lo
que necesitan?

P: Teniendo en cuenta el clima actual de Estados Unidos, ¿por qué nadie ha dicho que
el Padrenuestro es una oración socialista y que no debemos recitarlo?
R: Yo no creo que haya mucho en el Padrenuestro que no esté en el Juramento de
Lealtad, donde nos comprometemos a la libertad y la justicia para todos. Si la libertad
y la justicia para todos no es comunismo, socialismo o liberalismo, entonces la Biblia
no está diciendo mucho más que eso.
“Bajo Dios”, decimos, con “libertad y justicia para todos”. Eso más o menos resume el
Padre Nuestro, y resume toda la Biblia. Nadie acusa al Juramento de Lealtad de
socialismo, comunismo o liberalismo.

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ENTREVISTA A N. T. WRIGHT: ¿POR QUÉ EL CIELO NO ES LO QUE
NOS HAN DICHO? (por David Van Biema)

N. T. “Tom” Wright es una de las figuras más formidables en el mundo del


pensamiento cristiano. Como obispo de Durham [se retiró en 2010], es el cuarto
clérigo de más alto rango en la Iglesia de Inglaterra y un jugador importante en la
dividida Comunión Anglicana mundial; como académico y teólogo bíblico ha sido
profesor en Cambridge y es un héroe para los cristianos conservadores en todo el
mundo por su libro de 2003 La resurrección del Hijo de Dios, que argumentó
enérgicamente en favor de una interpretación literal de ese evento.

Por lo tanto, es una especie de sorpresa que Wright no crea en el cielo, al menos no
en la forma en que millones de cristianos entienden el término. En su nuevo libro,
Sorprendidos por la Esperanza (HarperOne), Wright cita un libro para niños de la
primera dama de California Maria Shriver llamado What’s Heaven? [Qué es el cielo],
que lo describe como “un hermoso lugar donde te puedes sentar en las nubes suaves
y hablar… Si eres bueno durante toda tu vida, entonces vas [allí]… Cuando tu vida se
termina aquí en la tierra, Dios envía ángeles para llevarte al cielo para estar con él”.
Eso, dice Wright es un buen ejemplo de “lo que no decir”. La verdad bíblica, continúa,
“es muy, muy diferente”.
Wright, de 58 años, habló por teléfono con David Van Biema, de TIME.

TIME: En un momento dado usted llama a la opinión común del cielo una “distorsión y
disminución grave de la esperanza cristiana”.
Wright: Realmente lo es. A menudo he oído a la gente decir: “Me voy al cielo pronto, y
no voy a necesitar este estúpido cuerpo allí, gracias a Dios”. Eso es una distorsión
muy perjudicial, tanto más por ser sin querer.

TIME: ¿Cómo así? Parece una forma de pensar típica.


Wright: Hay varios aspectos importantes en que no está apoyada por el Nuevo
Testamento. En primer lugar, el tiempo. En la Biblia se nos dice que mueres, y entras
en un estado intermedio. San Pablo es muy claro en que Jesucristo ya ha resucitado
de entre los muertos, pero que nadie más lo ha hecho todavía. En segundo lugar,
nuestro estado físico. El Nuevo Testamento dice que cuando Cristo regrese, los
muertos van a experimentar una vida nueva: no sólo el alma, sino nuestros cuerpos. Y
finalmente, la ubicación. En ningún punto los relatos de la resurrección en los cuatro
evangelios dicen: “Jesús ha resucitado, por lo tanto, todos vamos al cielo”. Se dice que
Cristo viene aquí, para unir el cielo y la tierra en un acto de nueva creación.

TIME: ¿Hay algo más en la Biblia sobre el período entre la muerte y la resurrección de
los muertos?

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Wright: Sabemos que vamos a estar con Dios y con Cristo, en reposo y siendo
reanimados. Pablo escribe que va a ser consciente, pero en comparación con estar
físicamente con vida, será como estar dormido. La Sabiduría de Salomón, un texto
judío de aproximadamente la misma época que Jesús, dice que “las almas de los
justos están en las manos de Dios”, y esa parece ser una manera poética de plantear
la interpretación cristiana, también.

TIME: ¿Pero no es donde está la verdadera acción, por así decirlo?


Wright: No. Nuestra cultura está muy interesada en la vida después de la muerte, pero
el Nuevo Testamento está mucho más interesado en lo que yo he llamado la vida
después de la vida después de la muerte, en la resurrección final en los nuevos cielos
y la nueva tierra. La resurrección de Jesús marca el comienzo de una restauración que
él va a completar a su regreso. Parte de esto será la resurrección de todos los
muertos, que “despertarán”, se les darán cuerpos y participarán en la renovación. John
Polkinghorne, físico y sacerdote, lo ha expresado así:
“Dios va a descargar nuestro software en su hardware hasta el momento en que nos
de un nuevo hardware para ejecutar el software de nuevo por nosotros mismos”.
Eso dice dos cosas muy bien: que el período después de la muerte es un período en el
que estamos en la presencia de Dios, pero no estamos activos en nuestros propios
cuerpos, y también que la transformación más importante será cuando estemos de
nuevo con cuerpos y administrando el reino de Cristo.

TIME: Esto es bastante diferente de la interpretación común. ¿Algunos versículos


bíblicos contribuyen a nuestra confusión?
Wright: Está Lucas 23, donde Jesús dice al buen ladrón en la cruz, “Hoy estarás
conmigo en el paraíso”. Pero en Lucas, sabemos en primer lugar que Cristo mismo no
será resucitado por tres días, por lo que el “paraíso” no puede ser una resurrección.
Tiene que ser un estado intermedio. Y los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis, donde hay
una visión de adoración en el cielo, que la gente se imagina describe nuestra
adoración al final de los tiempos. De hecho, describe la adoración que está ocurriendo
en este momento. Si lees el libro, se ve que al final no tenemos una descripción de los
cielos, sino, como he dicho, de los nuevos cielos y la nueva tierra unidos.

TIME: ¿Por qué, entonces, hemos leído mal esos versículos?


Wright: En un principio, tiene ver con la traducción de las ideas judías al griego. El
Nuevo Testamento es profundamente judío, y los judíos habían estado intuyendo
desde hace algún tiempo una resurrección final, física. Ellos creían que el mundo del
espacio, el tiempo y la materia está en un caos, pero sigue siendo básicamente bueno,
y que Dios finalmente solucionará el problema y lo pondrá nuevamente al derecho. La
creencia en esa bondad es absolutamente esencial para el cristianismo, tanto
teológica y moralmente. Pero los cristianos de habla griega influidos por Platón vieron
nuestro cosmos como en mal estado, deforme y lleno de mentiras, y la idea no era
arreglar las cosas, sino escapar de él y dejar atrás nuestros cuerpos materiales. La

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Iglesia en su mejores momentos siempre ha vuelto de nuevo hacia el punto de vista
hebreo, pero ha habido momentos en los que la visión griega fue muy influyente.

TIME: ¿Puede darnos algunos ejemplos históricos?


Wright: Dos de los más obvios son la gran poesía de Dante, que pone un Cielo, el
Purgatorio y el Infierno inmediatamente después de la muerte, y el Juicio Final de
Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, que retrata el cielo y el infierno como destinos
finales iguales y opuestos. Ambos tuvieron una enorme influencia en la cultura
occidental, tanto es así que muchos cristianos piensan que eso es cristianismo.

TIME: Pero no lo es.


Wright: Nunca, en ningún punto los evangelios o Pablo dicen que Jesús ha resucitado,
y por lo tanto nosotros vamos al cielo. Todos dicen, Jesús ha resucitado, por lo tanto,
la nueva creación ha comenzado, y tenemos un trabajo que hacer.

TIME: Eso suena mucho como… trabajo.


Es más emocionante que estar escuchando música agradable. En Apocalipsis y las
cartas de Pablo se nos dice que el pueblo de Dios en realidad va a gobernar el nuevo
mundo en nombre de Dios. La idea de nuestra participación en la nueva creación se
remonta al Génesis, cuando se supone que los seres humanos estén gobernando el
jardín y cuidando de los animales. Si transpones eso hasta el final, es una imagen
como la que se obtiene al final de Apocalipsis.

TIME: Y se relaciona con lo que usted ha escrito sobre que todo esto tiene una
dimensión moral.
Wright: Con eso, y la idea de la resurrección física que la gente niega cuando hablan
de que sus “almas van al cielo”. Si la gente piensa “mi cuerpo físico no importa
mucho”, ¿a quién le importa lo que hago con él? Y si la gente piensa que nuestro
mundo, nuestro cosmos, no importa mucho, ¿a quién le importa lo que hacemos con
él? Gran parte del cristianismo “tradicional” da la impresión de que Dios tiene reglas
arbitrarias sobre cómo debes comportarte, y si las desobedeces vas al infierno, en
lugar de ir al cielo. Lo que el Nuevo Testamento dice realmente es que Dios quiere que
seas un ser humano renovado ayudándole a renovar su creación, y su resurrección
fue la campanada de apertura. Y cuando él vuelva a cumplir el plan, no vas a ir hasta
allá con él, él va a venir aquí abajo.

TIME: Eso es muy diferente de, digamos, la visión de los libros Left Behind [Dejados
atrás].
Wright: Sí. Si va a haber un Armagedón, y todos ya estaremos en el cielo o raptados
justo a tiempo, en realidad no importa si tienes gases de efecto invernadero o lluvia
ácida antes de eso. O, para el caso, si bombardeas a civiles en Irak. Lo que realmente
importa es salvar almas para ese cielo sin cuerpo.

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TIME: ¿Alguien a quien le ha hablado ha expresado decepción por la pérdida de la
antigua visión?
Wright: Sí, es posible decepcionarse en el caso de quienes recientemente han pasado
por la muerte de alguien que aman y que quieren simplemente estar con ellos. Y yo
diría que eso es comprensible. Pero el final de Apocalipsis describe una maravillosa
participación humana en el plan de Dios. Y en casi todos los casos, cuando he
explicado esto a la gente, hay una sensación de emoción y de, “¿Por qué no nos han
dicho esto antes?”

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