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¿Y si tu supervisor pudiera identificar todas las pausas que hiciste para rascarte o
moverte nerviosamente y durante cuánto tiempo estuviste en el baño?
Lo que podría sonar como una ficción distópica podría hacerse realidad para los
trabajadores de los almacenes de Amazon en todo el mundo. La empresa ha obtenido
dos patentes para este tipo de pulsera, aunque no queda claro si Amazon planeaba
fabricar el dispositivo de rastreo y hacer que los empleados lo usen.
El gigante de las ventas minoristas en línea, que planea construir una segunda sede y
hace poco divulgó una lista de veinte ciudades potenciales donde establecerla, también
ha sido conocido por experimentar en el interior de la empresa con nuevas tecnologías
antes de comercializarlas en todo el mundo.
No obstante, los defensores de la privacidad señalan que muchas cosas pueden salir
mal, incluso con la tecnología cotidiana de rastreo. El 29 de enero, la industria
tecnológica se sacudió con el descubrimiento de que Strava —una aplicación de
ejercicios que permite a los usuarios dar seguimiento a sus actividades y comparar su
desempeño con el de otras personas que corren o van en bicicleta en los mismos
lugares— había revelado sin querer las ubicaciones de bases militares
estadounidenses y los movimientos de su personal en Irak y Siria.
Los críticos dicen que este tipo de pulseras plantean preocupaciones por la privacidad
y añadirían un nuevo filtro de vigilancia al lugar de trabajo, y que el uso de los
dispositivos podría dar como resultado empleados que reciben un trato más de robots
que de humanos.
Crawford relató que por tener que procesar cientos de artículos por hora a un ritmo tan
extremo, un día se cayó a causa del mareo.
“No había tiempo ni para ir al baño”, dijo. “Debías procesar cada artículo en segundos y
después pasar al siguiente. Si no cumplías con las metas, te despedían”.
Crawford estuvo de acuerdo en que las pulseras podrían ahorrar algo de tiempo y
trabajo, pero dijo que el rastreo era una forma de acoso y temía que los trabajadores
pudieran ser analizados injustamente si se descubría que tenían las manos “en el lugar
y el momento incorrecto”.
“Quieren convertir a la gente en máquinas”, afirmó. “La tecnología robótica aún no tiene
una calidad aceptable, así que, hasta que eso ocurra, utilizarán robots humanos”.