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COLABORAR.
PARA EL ASISTIDO
La movilización no es una acción unidireccional del auxiliar hacia el paciente sino
que, cuando este último colabora, se convierte en una acción conjunta donde el
asistido es el protagonista, de ahí la importancia que tiene el que también éste siga
unas normas básicas de mecánica corporal. En este apartado nos referiremos a la
postura correcta que debe adoptar el paciente a la hora de realizar la movilización.
Cuando el paciente está acostado.
Los miembros del paciente deben estar alineados a lo largo de su cuerpo. Además,
el colchón sobre el que se encuentre acostado debe ser firme para que el apoyo sea
uniforme y estable.
Cuando el paciente está de pie.
Si el paciente está de pie, las normas básicas que debe seguir para realizar la
movilización son las siguientes:
o Separar ligeramente los pies para así aumentar su base de
sustentación y mejorar su propia estabilidad.
o Procurar que la cadera se mantenga siempre encima del espacio
delimitado por el ancho de los pies.
o Contraer los músculos abdominales y glúteos y mantener la espalda
recta, echando los hombros hacia atrás.
o
Cuando el paciente está sentado.
El asiento debe permitir que el paciente mantenga la espalda recta y apoyada.
Las caderas, rodillas y tobillos del paciente formarán ángulos rectos, debiendo
estar los pies siempre apoyados en el suelo. Si éstos no alcanzaran a llegar al
suelo, se colocará un taburete debajo de los mismos para evitar que queden
colgando en el aire.
PREPARACIÓN PARA EL TRASLADO
Para realizar de forma adecuada un traslado o movilización es necesario realizar
ciertas acciones previas que nos faciliten el trabajo:
Llevar ropa adecuada para la acción que vamos a realizar; es decir, ropa que
facilite los movimientos y que nos sirvan con protección en función del estado
del paciente.
Utilizar un calzado con suela antideslizante.
Contar con los recursos humanos necesarios, no efectuar solos el traslado si
no estamos seguros de poder. Así mismo hacernos con los recursos
materiales necesarios (ayudas técnicas).
Conocer y respetar las normas de la mecánica corporal.
Dejar el entorno accesible, retirar todos los objetos que puedan molestar.
Explicar al paciente el procedimiento, indícale a donde se dirige o a donde se
moviliza y solicitar en la medida de lo posible su colaboración.
Durante la acción de movilizar se deben dar órdenes concretas, concisas y
directas al paciente y al resto de los compañeros para evitar malos
entendidos y ayudar a una perfecta coordinación.
MOVILIZACION
MOVILIZACIÓN DE PERSONAS DEPENDIENTES
Existen diversas técnicas de movilización. La elección de una u otra va a depender,
en muchos casos, de los recursos materiales y humanos de los que en cada
momento se disponga. En algunas de ellas va a ser necesaria la presencia de más
de un auxiliar; en otras, nos podremos ayudar con otros medios materiales como la
sábana entremetida o la cama articulada.
A la hora de poner en práctica estas técnicas, y siempre que el estado general del
paciente lo permita, el auxiliar debe hacer partícipe a éste de la actividad que se va
a realizar, informándole de cómo se va a llevar a cabo el procedimiento, del fin que
perseguimos con el mismo e incentivándole a que colabore.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta que la movilización de ancianos presenta
dificultades añadidas debido a que, en algunos casos, supone la aparición de
trastornos, mareos o dolor en el paciente, lo cual se transformará en quejas,
desganas, etc.
Ante situaciones en las que el anciano presente dificultades para realizar la
movilización o resistencia a ponerla en práctica, el auxiliar deberá responder
siempre con paciencia y profesionalidad, tratando a los pacientes, en todos los
casos, con educación, respeto y cariño.
Durante todo este proceso el otro brazo del auxiliar se mantiene por detrás de
la espalda del asistido para evitar que se vaya hacia atrás.
De sentado a de pie.
Cuando el paciente está sentado en la cama.
El auxiliar se sitúa enfrente del asistido para proporcionarle seguridad y
protección, colocando uno de sus pies delante de cada uno de los del
paciente para que hagan de barrera en caso de que pudiera resbalar.
El auxiliar lleva sus brazos a los omóplatos del asistido pasándolos por
debajo de las axilas.
Una vez hecho esto, se procede a levantar al asistido tirando de él
suavemente.
En el caso de que el paciente pueda colaborar, se le pide que se agarre a los
hombros del auxiliar.
ACOMPAÑAMIENTO EN LA DEAMBULACIÓN
La marcha es una capacidad que con gran frecuencia se ve seriamente afectada por
los cambios que se producen como resultado del envejecimiento; tanto es así, que
podemos decir que la mayoría de los ancianos presentan dificultades en la
deambulación.
Entendemos por deambulación o marcha la capacidad del individuo para trasladarse
de un sitio a otro.
La marcha depende de dos factores relacionados entre sí, aunque bien
diferenciados:
Equilibrio: es la capacidad de un individuo para mantenerse erguido y
estable.
Locomoción: es la capacidad para iniciar el movimiento y, una vez hecho,
mantenerlo rítmicamente.