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Innuendo

DEFENDIENDO LA DEFENSA:
FUNDAMENTOS DE LA INTERVENCIÓN HUMANITARIA

Resumen

El presente trabajo pretende realizar un breve recorrido histórico a través de la categoría de


intervención humanitaria y de los principales argumentos de discusión en torno suyo. Con
base en lo anterior, se busca entender los principales argumentos que lo legitiman como un
mecanismo internacional legal y legítimo para la detención de crisis humanitarias, pero
remarcando que los mecanismos que regulan su actuación parecen ser insuficientes el
mantenimiento de la paz a nivel internacional.

Introducción

Los procesos que reconfiguraron los espacios durante el siglo XX conllevaron


implicaciones mucho más amplias que un cambio en la geografía global. Las dos Guerras
Mundiales, los períodos entreguerras, el ascenso de regímenes fascistas y posteriormente la
Guerra Fría, fueron procesos que provocaron la aparición de fenómenos novedosos que
exigieron un replanteamiento de los postulados teóricos existentes, y reconfiguraron la
forma de hacer política a nivel internacional.

Si bien desde el Tratado de Westfalia1 el principio de no intervención rigió el orden


internacional condenando la intervención a la política interna de los Estados, la idea
perduró casi hasta a mitad del siglo XX. La autodeterminación de los pueblos y el la
soberanía de los Estados fueron dos pilares fundamentales en la construcción de las
relaciones internacionales.

Sin embargo, la acumulación de distintos elementos y procesos históricos que encontraron


su punto más álgido con la caída del muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión de

1
Hace referencia a la firma de dos de tratados el 15 de mayo y el 24 de octubre de 1648. Con la firma de estos
tratados se puso fin a la Guerra de los Treinta Años en Alemania y a la Guerra de los Ochenta Años entre
España y los Países Bajos.

1
Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991, demandaron al orden global nuevas dinámicas
políticas. El principio de no intervención se vio en la necesidad de replantearse, y encontró
sus primeros obstáculos en 1991 y posteriormente en 1994 en el conflicto armado en
Ruanda, por lo que la intervención humanitaria y la violación de la soberanía de los Estados
se convirtieron en temas de urgente discusión.

Del porque el derecho de intervenir

Antecedentes: De la guerra justa al mundo post Guerra Fría

Si bien la noción de la intervención es de fecha relativamente reciente, sus orígenes son de


antigua data. Las primeras nociones informales del derecho a intervenir se encuentran en
las discusiones en torno a las guerras justas. Teóricos como San Agustín, Francisco de
Vittoria y Hugo Grocio fueron de los primeros en considerar las condiciones necesarias
para considerar a una guerra como justa.

Sin embargo, con la llegada del siglo XIX donde se utiliza por primera vez el concepto de
intervención humanitaria. En este contexto, el concepto de intervención humanitaria se
utilizó con el fin de justificar el intervencionismo sobre los pueblos otomanos a fin de
proteger a las poblaciones cristianas en dichos territorios. Si bien estas concepciones
decimonónicas parecieran lejanas, colocaron sobre la mesa la capacidad de contar con
mecanismos internacionales para la regulación de conflictos y para el mantenimiento de la
paz.

Después de las Guerras Mundiales, la tensión acumulada entre las potencias vencedoras
generó un mundo bipolar. Fueron diversos los factores que impidieron a las dos potencias
del siglo XX enfrentarse en un conflicto armado, pero el temor a un nuevo conflicto
internacional, y el temor a las armas nucleares fueron los principales motivos. Por razones
geopolíticas, durante la Guerra Fría prevaleció el principio de no intervención en torno a los
conflictos internos de las naciones.

2
Sin embargo, con la caída del muro, el principio de no violentar la soberanía de los países
se vio duramente cuestionado. Ante el reacomodo de fuerzas, el principio de no
intervención se replanteó bajo los siguientes parámetros:

1. Estados Unidos como hegemón global requería de una legitimación a través de


mecanismos que permitieran asimilar y defender los valores que encabezaba y había
establecido.

2. Los procesos de globalización2. Con el reacomodo geográfico y de poder, se crearon


vacíos y desequilibrios de poder que debilitaron a algunos Estados y permitió la
efervescencia de motivaciones étnicas, nacionalistas y religiosas, aunado a un aumento de
conciencia y de resistencia frente a lo global.

Repensando la soberanía y el derecho de intervenir

Los horrores que se vivieron durante la Segunda Guerra Mundial demandaron a los países
soluciones para evitar su repetición. La conformación de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) y la posterior Declaración de Derechos Humanos fueron las instituciones
que redefinieron la política no solamente en el interior de los países sino también en
materia de política exterior.

La aceptación de la Declaración de los Derechos humanos a nivel internaciones colocó una


nueva base para el quehacer de los Estados a nivel interno como a nivel internacional. La
violación de dichos parámetros se convertiría en uno de los principales problemas de
carácter político, por lo que las discusiones en torno a la defensa de los derechos sería el
principal argumento para replantear el principio de soberanía de los Estados y la
intervención humanitaria.

Sin duda, colocar la defensa de los Derechos humanos como uno de los ejes centrales para
el mantenimiento de la paz conllevó un sinnúmero de dilemas y ajustes en el quehacer

2
La aparición de la intervención humanitaria no puede explicarse sin los reacomodos geopolíticos que se
dieron con la ruptura del equilibrio político dado en la Guerra Fría. El proceso de globalización implicó un
debilitamiento de algunas estructuras estatales, y afectó a aquellas que contaban con poca capacidad
institucional y de adaptación, lo que conllevó posteriormente a conflictos de carácter tradicional con base en
elementos raciales, étnicos y religiosos los cuales fueron los que replantearon tanto el principio de no
intervención como de intervención humanitaria ante las crisis humanitarias que desataron.

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político internacional, destacando entre ellos el replanteamiento del derecho a la soberanía.
Las violaciones de los Derechos fundamentales por parte de los Estados ya no podría ser un
asunto interno, pues demandaría la atención y respuesta de la comunidad internacional,
debido a que dichas violaciones no solamente atentarían contra la integridad de las
poblaciones sino también con los acuerdos internacionales.

Es bajo este panorama que surge la noción de la intervención humanitaria como un


mecanismo que permitiría lidiar en aquellas situaciones donde las violaciones de Derechos
fundamentales fueran sistemáticas y requirieran de ayuda exterior. Sin embargo, la noción
de intervención humanitaria causó grandes revueltos por su naturaleza conflictiva y por
tratarse de un mecanismo de corte radical para asegurar la defensa de los Derechos
humanos.

Además, las misiones de paz deben estar autorizadas por el gobierno que administra dicho
territorio. El dilema surge cuando un gobierno no aprueba la injerencia de la ONU en su
soberanía, pero se está produciendo una situación de emergencia humanitaria que requiere
intervención internacional. A este tipo de intervenciones que no cuentan con autorización
del gobierno, pero sí cuentan con la aprobación de la ONU, se las denomina
“intervenciones humanitarias”. La intervención humanitaria es controvertida por cuanto
avalan la injerencia externa y puede vulnerar la soberanía de los Estados, cuando las
fuerzas de intervención se implican en los conflictos si tener el consentimiento previo del
gobierno o de las facciones rivales. (Palomo, 2014, p. 336).

Retomando la base de la intervención humanitaria, las características clave de la


intervención humanitaria se resumen de la siguiente forma:

* Intervención militar

* Invasión a otro Estado.

* La intención principal es la salvaguarda de los Derechos humanos en casos de crisis.

* Debe de entenderse como un último recurso, su uso se considera en tanto se han agotado
otro tipo de recursos diplomáticos, económicos, políticos y jurídicos.

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Si bien la intervención humanitaria puede ser sometida a crítica en tanto su utilización
únicamente en caso de crisis humanitaria debido a violaciones en torno a Derechos
humanos, es posible argumentar y legitimar la intervención en primer lugar desde esa
causa. La legitimación de los Derecho humanos legítima también las intervenciones.

Con la Declaración de Derechos humanos se crea una base no solamente normativa sino
también jurídica que dota de igualdad a los individuos sin importar raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. La importancia de dichos
Derechos precisamente radica en la capacidad que tuvieron de otorgar una base mínima de
dignidad y de igualdad a los individuos, por lo que no reconocer el deber de su defensa, es
olvidar que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros” (Declaración Universal de Derechos, artículo 1).

Si alguien argumentara que la Defensa de los Derechos humanos no es causa suficiente


para la intervención en un país, surgiría la pregunta ¿Entonces que hay más moralmente
defendible? La defensa de los Derechos humanos bajo el régimen actual es lo único que
valida una intervención estatal, en tanto se busca defender la integridad de los individuos y
no se atenta contra los Estados de forma directa, sino contra el no reconocimiento a la
igualdad y la dignidad humana.

Otro de los argumentos que validan la intervención humanitaria es su carácter de catástrofe


política. En casos de desastres naturales como el caso de huracanes, terremotos, tsunamis o
cualquier evento natural cuya magnitud sea capaz de generar una crisis humanitaria3, la
comunidad internacional tendría el deber de intervenir para asegurar en la medida de lo
posible las vidas humanas, porque si la comunidad internacional ha creado mecanismos,
instituciones y no cuestiona la intervención en casos de desastres, ¿por qué no intervenir en
casos de desastre política si las vidas de los individuos se encuentran en igual o inclusive
mayor nivel de vulnerabilidad?

3
Situación donde se vulnere de forma sistemática y/o abrupta la vida de los individuos poniéndolos en
situación vulnerables llegando incluso a peligrar su vida, y/o verse en la necesidad de desplazarse a otro
territorio.

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Finalmente, el argumento más polémico gira en torno a la soberanía de los países pues las
intervenciones humanitarias (pese a lo que se pueda argumentar) no violentan la soberanía
de los Estados. Lo anterior se sustenta bajo el entendimiento de la soberanía nacional como
un derecho y no un privilegio, y la no vulnerabilidad a la integridad estatal per se.

Para aquellos que argumentan estar en contra de las intervenciones humanitarias por la
violación al principio de no intervención y a la soberanía de los países, hay que recordar los
principios básicos del Estado para entender que es allí mismo en donde se legitima la
intervención humanitaria. Cuando se argumenta que las intervenciones humanitarias
violentan la soberanía de los Estados, es necesario recordar que la soberanía no es un
privilegio que recaiga en los Estados sino una responsabilidad.

Bajo la idea anterior, ante una violación sistemática de Derechos fundamentales y la


incapacidad de los Estados para frenarla por no tener los recursos suficientes o por ser él
mismo el causante, denota la incapacidad que tiene para cumplir su función primigenia:
salvaguardar la seguridad. Si un Estado es incapaz de asegurar a su población, renuncia al
derecho de no intervención y la legitimidad de su soberanía, pues la renuncia y
transferencia de derecho no es otro sino la seguridad de una persona humana, en su vida,
y en los modos de conservar ésta en forma que no sea gravosa (Hobbes, S/A, p. 55).

Aunado a lo anterior hay que entender que la intervención humanitaria tiene como fin el
detener la violación sistemática de Derechos humanos, por lo que las intervenciones se
realizan en contra de la violación de Derechos fundamentales, no contra el territorio ni el
Estado en sí mismo. Por lo anterior, las intervenciones humanitarias no atentan contra la
independencia ni el territorio del Estado en cuestión.

Un último argumento que se cuestiona al momento de discutir en torno a las intervenciones


humanitarias es sobre los intereses ocultos de los países que intervienen. Las posiciones
estratégicas o la posesión de recursos clave podrían ser algunos de los elementos que en
primera instancia podrían condicionar las intervenciones humanitarias para otros fines, sin
embargo, si bien las intervenciones en los Estados pudieran servir de especie de trampolín
para la obtención de intenciones no humanitarias, este no es un problema exclusivo de las
intervenciones, más bien, es una característica del juego político internacional que debe ser

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regulado bajo consideraciones particulares pues no es un problema exclusivo de estos
supuestos.

Caso Ruanda y la revaloración

La guerra civil en Ruanda en 1994 es uno de los conflictos que cuestionó y puso a prueba la
fortaleza de la intervención humanitaria. El desarrollo del conflicto y el papel que
desempeño la ONU hicieron visible los problemas no de legitimación del deber de
intervención, sino de los mecanismos para la implementación de salvaguarda de Derechos
humanos.

El 6 de abril de 1994, la muerte del presidente de Ruanda, Juvénal Habyarimana,


da comienzo a semanas de intensas masacres. Se estima que 1 millón de personas
fueron asesinadas. La ausencia de una reconciliación entre los distintos partidos de
Ruanda y la falta de respuesta de la comunidad internacional hicieron que la
tragedia se volviera aún más compleja.

La capacidad de la ONU de reducir el sufrimiento humano en Ruanda se vio


severamente constreñida por la negativa de los Estados Miembros a responder con
tropas adicionales. Fue hasta el 22 de junio que el Consejo de Seguridad autorizó a
las fuerzas francesas a enviar una misión humanitaria, llamada la Operación
Turquesa, que salvaría a cientos de civiles en el suroeste de Ruanda. En otras
áreas, los asesinatos siguieron hasta el 4 de julio (UNHCR-ACNUR, 2017).

El genocidio en Ruanda permitió entender que la intervención humanitaria es un proceso


que se encuentra legitimado, sin embargo, el diseño de su ejecución depende en gran
medida de los actores y de la disposición para intervenir en los conflictos. Bajo lo anterior
se puede entender entonces que la intervención humanitaria es totalmente legítima, pero
que requiere de mecanismos más eficientes y eficaces.

Un punto que replanteó el genocidio tutsi, es que si bien los Estados tienen el deber de
intervenir en casos de violación masiva y sistemática de Derechos humanos, el mínimo
necesario se cuestiona, pues la comunidad internacional podría ayudar a crear las
condiciones para evitar crisis políticas de esa naturaleza. La intervención humanitaria si

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bien es un mecanismo legítimo para la defensa de los Derechos humanos, pareciera que
demanda el acompañamiento de mecanismos para la prevención de dichas violaciones.

Conclusiones

Después de la Segunda Guerra Mundial, el acomodo de fuerzas políticas no solamente se


dio en espacios físicos sino también intelectuales y jurídicos. La necesidad de evitar
genocidios y violaciones masivas de Derechos fundamentales fue la necesidad primera de
los gobiernos posteriores a la guerra, por lo que la aceptación de la Declaración de
Derechos humanos en 1948 permitió asegurar un bienestar mínimo para los individuos.

Bajo lo anterior, la defensa de estas adscripciones internacionales fue el elemento que


delineó el comportamiento de los Estados desde la segunda década del siglo XX y es bajo
este contexto que nace la intervención humanitaria. Sin embargo, es en la década de los
noventa que se pone duramente a prueba con los hechos de 1991 en Kosovo y en 1994 en
Ruanda, lo que dejó visible la inutilidad de los mecanismos diseñados para el
mantenimiento de la paz a través de la figura de la intervención humanitaria,

Sin embargo, los argumentos que permiten sostener la intervención humanitaria como un
mecanismo de paz siguen siendo válidos, sin embargo, Kosovo y Ruanda demostraron que
no son los argumentos lo que fallan al momento de intervenir, sino la capacidad de
ejecución4 de las instituciones encargadas de ello. Se demostró históricamente que las
intervenciones humanitarias son política y moralmente defendibles, pero lo que se demanda
es un replanteamiento de la instrumentalización del mecanismo.

Modificar los procesos de legitimación de las intervenciones por ejemplo, o recargarse en


nociones más amplias como la Responsabilidad para Proteger, en lugar de luchar contra la
masacre, permitirán un tratamiento más amplio en torno a la protección y legitimación de
los Derechos fundamentales. Es necesario reflexionar ya no su contenido teórico sino la
implementación de los mecanismos para el mantenimiento de la paz a escala global.

4
En 1999 la ONU declaró las principales culpabilidades en torno a la masacre en Ruanda: a) Falta de
voluntad de las potencias para intervenir, b) Timidez pasmosa y cobardía de la ONU, y c) La retirada de
Bélgica después del asesinato de 10 de sus paracaidistas.

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Referencias

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https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4173276

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