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DEFENDIENDO LA DEFENSA:
FUNDAMENTOS DE LA INTERVENCIÓN HUMANITARIA
Resumen
Introducción
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Hace referencia a la firma de dos de tratados el 15 de mayo y el 24 de octubre de 1648. Con la firma de estos
tratados se puso fin a la Guerra de los Treinta Años en Alemania y a la Guerra de los Ochenta Años entre
España y los Países Bajos.
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Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991, demandaron al orden global nuevas dinámicas
políticas. El principio de no intervención se vio en la necesidad de replantearse, y encontró
sus primeros obstáculos en 1991 y posteriormente en 1994 en el conflicto armado en
Ruanda, por lo que la intervención humanitaria y la violación de la soberanía de los Estados
se convirtieron en temas de urgente discusión.
Sin embargo, con la llegada del siglo XIX donde se utiliza por primera vez el concepto de
intervención humanitaria. En este contexto, el concepto de intervención humanitaria se
utilizó con el fin de justificar el intervencionismo sobre los pueblos otomanos a fin de
proteger a las poblaciones cristianas en dichos territorios. Si bien estas concepciones
decimonónicas parecieran lejanas, colocaron sobre la mesa la capacidad de contar con
mecanismos internacionales para la regulación de conflictos y para el mantenimiento de la
paz.
Después de las Guerras Mundiales, la tensión acumulada entre las potencias vencedoras
generó un mundo bipolar. Fueron diversos los factores que impidieron a las dos potencias
del siglo XX enfrentarse en un conflicto armado, pero el temor a un nuevo conflicto
internacional, y el temor a las armas nucleares fueron los principales motivos. Por razones
geopolíticas, durante la Guerra Fría prevaleció el principio de no intervención en torno a los
conflictos internos de las naciones.
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Sin embargo, con la caída del muro, el principio de no violentar la soberanía de los países
se vio duramente cuestionado. Ante el reacomodo de fuerzas, el principio de no
intervención se replanteó bajo los siguientes parámetros:
Los horrores que se vivieron durante la Segunda Guerra Mundial demandaron a los países
soluciones para evitar su repetición. La conformación de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) y la posterior Declaración de Derechos Humanos fueron las instituciones
que redefinieron la política no solamente en el interior de los países sino también en
materia de política exterior.
Sin duda, colocar la defensa de los Derechos humanos como uno de los ejes centrales para
el mantenimiento de la paz conllevó un sinnúmero de dilemas y ajustes en el quehacer
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La aparición de la intervención humanitaria no puede explicarse sin los reacomodos geopolíticos que se
dieron con la ruptura del equilibrio político dado en la Guerra Fría. El proceso de globalización implicó un
debilitamiento de algunas estructuras estatales, y afectó a aquellas que contaban con poca capacidad
institucional y de adaptación, lo que conllevó posteriormente a conflictos de carácter tradicional con base en
elementos raciales, étnicos y religiosos los cuales fueron los que replantearon tanto el principio de no
intervención como de intervención humanitaria ante las crisis humanitarias que desataron.
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político internacional, destacando entre ellos el replanteamiento del derecho a la soberanía.
Las violaciones de los Derechos fundamentales por parte de los Estados ya no podría ser un
asunto interno, pues demandaría la atención y respuesta de la comunidad internacional,
debido a que dichas violaciones no solamente atentarían contra la integridad de las
poblaciones sino también con los acuerdos internacionales.
Además, las misiones de paz deben estar autorizadas por el gobierno que administra dicho
territorio. El dilema surge cuando un gobierno no aprueba la injerencia de la ONU en su
soberanía, pero se está produciendo una situación de emergencia humanitaria que requiere
intervención internacional. A este tipo de intervenciones que no cuentan con autorización
del gobierno, pero sí cuentan con la aprobación de la ONU, se las denomina
“intervenciones humanitarias”. La intervención humanitaria es controvertida por cuanto
avalan la injerencia externa y puede vulnerar la soberanía de los Estados, cuando las
fuerzas de intervención se implican en los conflictos si tener el consentimiento previo del
gobierno o de las facciones rivales. (Palomo, 2014, p. 336).
* Intervención militar
* Debe de entenderse como un último recurso, su uso se considera en tanto se han agotado
otro tipo de recursos diplomáticos, económicos, políticos y jurídicos.
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Si bien la intervención humanitaria puede ser sometida a crítica en tanto su utilización
únicamente en caso de crisis humanitaria debido a violaciones en torno a Derechos
humanos, es posible argumentar y legitimar la intervención en primer lugar desde esa
causa. La legitimación de los Derecho humanos legítima también las intervenciones.
Con la Declaración de Derechos humanos se crea una base no solamente normativa sino
también jurídica que dota de igualdad a los individuos sin importar raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. La importancia de dichos
Derechos precisamente radica en la capacidad que tuvieron de otorgar una base mínima de
dignidad y de igualdad a los individuos, por lo que no reconocer el deber de su defensa, es
olvidar que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros” (Declaración Universal de Derechos, artículo 1).
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Situación donde se vulnere de forma sistemática y/o abrupta la vida de los individuos poniéndolos en
situación vulnerables llegando incluso a peligrar su vida, y/o verse en la necesidad de desplazarse a otro
territorio.
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Finalmente, el argumento más polémico gira en torno a la soberanía de los países pues las
intervenciones humanitarias (pese a lo que se pueda argumentar) no violentan la soberanía
de los Estados. Lo anterior se sustenta bajo el entendimiento de la soberanía nacional como
un derecho y no un privilegio, y la no vulnerabilidad a la integridad estatal per se.
Para aquellos que argumentan estar en contra de las intervenciones humanitarias por la
violación al principio de no intervención y a la soberanía de los países, hay que recordar los
principios básicos del Estado para entender que es allí mismo en donde se legitima la
intervención humanitaria. Cuando se argumenta que las intervenciones humanitarias
violentan la soberanía de los Estados, es necesario recordar que la soberanía no es un
privilegio que recaiga en los Estados sino una responsabilidad.
Aunado a lo anterior hay que entender que la intervención humanitaria tiene como fin el
detener la violación sistemática de Derechos humanos, por lo que las intervenciones se
realizan en contra de la violación de Derechos fundamentales, no contra el territorio ni el
Estado en sí mismo. Por lo anterior, las intervenciones humanitarias no atentan contra la
independencia ni el territorio del Estado en cuestión.
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regulado bajo consideraciones particulares pues no es un problema exclusivo de estos
supuestos.
La guerra civil en Ruanda en 1994 es uno de los conflictos que cuestionó y puso a prueba la
fortaleza de la intervención humanitaria. El desarrollo del conflicto y el papel que
desempeño la ONU hicieron visible los problemas no de legitimación del deber de
intervención, sino de los mecanismos para la implementación de salvaguarda de Derechos
humanos.
Un punto que replanteó el genocidio tutsi, es que si bien los Estados tienen el deber de
intervenir en casos de violación masiva y sistemática de Derechos humanos, el mínimo
necesario se cuestiona, pues la comunidad internacional podría ayudar a crear las
condiciones para evitar crisis políticas de esa naturaleza. La intervención humanitaria si
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bien es un mecanismo legítimo para la defensa de los Derechos humanos, pareciera que
demanda el acompañamiento de mecanismos para la prevención de dichas violaciones.
Conclusiones
Sin embargo, los argumentos que permiten sostener la intervención humanitaria como un
mecanismo de paz siguen siendo válidos, sin embargo, Kosovo y Ruanda demostraron que
no son los argumentos lo que fallan al momento de intervenir, sino la capacidad de
ejecución4 de las instituciones encargadas de ello. Se demostró históricamente que las
intervenciones humanitarias son política y moralmente defendibles, pero lo que se demanda
es un replanteamiento de la instrumentalización del mecanismo.
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En 1999 la ONU declaró las principales culpabilidades en torno a la masacre en Ruanda: a) Falta de
voluntad de las potencias para intervenir, b) Timidez pasmosa y cobardía de la ONU, y c) La retirada de
Bélgica después del asesinato de 10 de sus paracaidistas.
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Referencias
Baer, Daniel. (2011). The ultimate sacrifice and the ethics of humanitarian intervention.
Review of International Studies, 37, pp. 301-326
Hobbes, Thomas. (S/A). Leviatán. 19 de noviembre de 2017, de Uruguay Piensa Sitio web:
http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/749.pdf
Nerdin, Terry. (2002). The Moral Basis of Humanitarian Intervention. Ethics &
International Affairs 16, n° 2. Pp. 57 – 70.
Pattison, James. (2013). Is There a Duty to Intervene? Intervention and the Responsibility
to Protect. Philosophy Compass pp. 570–579
S/A. (2017). Genocidio de Ruanda: la historia de los hutus y los tutsis. 16 de noviembre de
2017, de UNHCR-ACNUR Sitio web:
https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/genocidio-de-ruanda-la-historia-de-los-
hutus-y-los-tutsis