puede una nube traer el blanco que una esperanza previa avisó y salvar el verde bajo la sal de los seres que habitan vestidos de luz la sal del cielo un destello de objetos inertes refractarios del espacio en medio de materia gris una fracción de luz que envuelve la piedra seca grises especímenes de la nube sin rastros del cian prometido tanta necesitad de luz a la distancia de una vida puede una nube hablar el verbo de los vientos acaso un espejismo del aire un brillo fugaz de la piedra que se desprende de su luz apropiarse del blanco que colma los espacios menos afortunados se trata de nubes se trata de la ligereza del ambiente de lo solubles que somos dentro del ahora busco el espacio que no puede estar a tientas busco la nube que volvió desprovista de sol busco y en mitad del aire se esparce la sal no solamente era un estupor general era la certeza de un árbol vivo un viento vivo una tarde inesperadamente blanca permeada de gris afinar vientos un grito en seco y montaña andar en rojo la luz limpia el cielo no puede ser azul es blanco blanco neón el cielo azul no es más que un mito del futuro una sugestión de la mente un recurso inútil de redención una sinapsis fallida del blanco coordinar el viento en pocas palabras que las tormentas azoten tus manos y que la piedra que cargamos se torne gris y asuma la forma sin temor que la nube sea ese grito que se niega a salir así van las cosas a donde no deben sin esfuerzo convulsivas estropeadas sin sentido y rojas incluso verdes las cosas que poco saben y avanzan torpemente y sin sol cosas que se vierten en agua se desmoronan que piden perdón cuando las tocas seco brutal augurio de vidrio nubes salpicadas fuerza que deja y arrastra gritar ser verde pretender un cielo rígido tiempo que escansea apetito barato explicación que se da en piedra ablación puntos en equis sombra y fuga una nube una nube y lo demás no puede ser delante de una nube la nube que tapa el sol levitar esperar que el día se apiade de tantas cosas que dejaron de ser luz vas a decir algo desde lejos vas a decir que todo es silencio luz vas a apagarme a dejar las luces apagadas luz que de lejos me dejas a oscuras es así ni marea ni sustancia pesado y grueso la más potente gladiola el zarpazo de los dinosaurios la vitrina cargada de fuego vísceras y hambre en comparación con qué sentimental refugio piedra que se seca y ya no habla yo no quería nada sutil yo quería todo sublime sublime y mío lo que no se ve y sin embargo tiende a refugiarse a tornarse gris lo que parece que está firme lo que hiere que demuestra frío aunque siga donde empezó intento que se queda quieto en poco menos que el verde intento de que las cosas sean piedras inamovibles y viento derretido gritos que se esparcen en el aire poder que se escurre por montañas y vidrios andar vil y sincero gritar verde aunque no se entienda el blanco no captar más que la acumulación de frío intentar en vano que los números regresen a su lugar aspirar a rojo fútil dañino duro beso vil devastar miradas ojo que se queda quieto para servir al verde sin imitarlo este año no lloré frío este año no lloré nieve este año no tampoco ella porque la forma deja de serlo cuando soy así las cosas reverdecen en vientos y fuegos soy verde y decido soy verde y ato soy sonido ni vidrio ni mezo frío sol y el blanco me sobrecoge rugidos viento escanciado gritos verde que corre y se escapa cúmulos de roca hielo seco que se adhiere a las manos un día se acabó el rojo las banderas ondearon sin el cian la historia no concluye el magenta está por verse ahora decir piedra bastaría para aplastarte las oportunidades de ser luz en medio del aire el espacio que se colma con miles de blancos demasiada liviandad para no compartirla andar a tientas en medio del camino que poco trae un frío que augura ternura la ternura que viene desprovista de compromiso la sal del sol que se esparce las ansias que se vuelven masa fría arriba de nuestras narices súbito de blanco impregnándose despacio en medio de tanta calma somos eso que se puede la materia de los soles que se esparcen en el aire del mediodía en medio del camino una nube acompaña el rojo sin más cómo se dice dolor en un idioma que no duela el sonido de un mar que no existe la piedra errática de lo que llega a su sitio la luz de la estrella de cada noche la naturaleza de la elipsis furia de dedos atados olía a sal y el frío dulce y cruel la cubría en tonalidades gruesas aparentes tanto avanza sin descanso en medio del camino que tanto blanco trae en calma demarcación astral impureza afán amarillo espeso qué pide el aire sino blanco qué pide la piel sino más piel limitarse de qué sirven los siglos de cielos a la luz de la luz que entrega su cuerpo sin encandilarlo es la frescura del ambiente esa pieza que le falta al sol cuando el aire se impregna en los párpados y la memoria un campo de gloria el cielo simplemente no puede ser azul el cielo es un sacrificio del viento efervescencia espacial purificación solemne cada luz más cian fríos de furias un peñasco que se desploma ante la indiferencia del mar limpias las nubes del sol sin campos que se resistan somos demasiados y es el aire el que brinda por nosotros no hay mayor confianza que la que se deposita al fondo de la tierra donde el trueno no puede arrasar demasiada esperanza para dejarse llevar por el frío basta con que los ojos se cierren de golpe para que todo cobre sentido en medio del blanco que te deja al descubierto el viaje que se aproxima hacia el viento que se aproxima a su vez hacia un espacio igual de afortunado asistir al festejo del hoy que el cian trae como señal de victoria mis dedos te muestran en medio del aire el aire que es nube en medio del sol el sol que en luz no es más que día y viento la luz que repleta de oportunidades te deja a la vista ser piedra de aire viento fugaz la visita de la calma que se esparce en horas imprevistas augurio de vidrio la transparencia del fruto cuadrado mitad de azul a la espera nubes que sufren de furia y marea que flotan al contacto del sol nubes que no saben a dónde más ir y por eso vuelan todo el frío y toda la tierra que no te falte el cian ni el bien común que no te falte nadie ni la dicha que aún no llega porque así es como se alimentan los días de la vida que al menos no te faltan las piedras que nacen luz el sol que se adapta a las condiciones del aire las cosas que se dejan ir sin esperar respuesta