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El texto cotidiano me llevó a recordar algo que me ocurrió y pensar en que resultado
obtuve de ese suceso, si fue bueno o malo. Para esto plasme algo que para mí fue
de mucha felicidad, regresándome a ese momento para poder describirlo en unas
palabras, fue una buena experiencia.
Y por último en el texto ficticio es bueno hacer volar la imaginación o ver como los
demás pudieron ir más allá en sus pensamiento y plasmaron todo esto, llevando al
lector a esos instantes que ocurrían solo en su cabeza.
El ejercicio en general estuvo excelente ya que a veces tenemos mucho que contar
pero nunca nos detenemos a hacerlo, como también es bueno recordar que estos
tipos de texto que hacen parte del discurso narrativo.