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AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a la UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES por


habernos suministrado los libros de la biblioteca facilitándonos de
esta manera la información necesaria y a su vez por brindarnos las
instalaciones del centro de cómputo para poder realizar la
redacción del presente trabajo.
INDICE

CAPITULO I: INEGECUCIÒN DE LA OBLIGACIÒN


1.1. CONCEPTO 3
1.1.1. AUSENCIA DE IMPUTABILIDAD(CAUSA NO 3
IMPUTABLE) EN QUIEN ACTUA

1.1.2. DE ORDINARIA LA RESPONSABILIDAD CIVIL 4


1.2 CASO FORTUITO Y FUERZA MAYOR 4
1.2.1 CASO FORTUITO 4
1.2.2. AL ACONTESIMIENTO ES IMPREVISIBLE 6
1.3. EXTINCIÒN DE OBLIGACIONES POR CAUSA NO 6
IMPUTABLE
1.4. DAÑOS Y PERJUICIOS NO IMPUTABLES 6
CAPITULO II: DOLO Y CULPA

2.1. DOLO 8
2.1.1. PRECEDE CON DOLO QUIEN DELIBERADAMENTE 8
NO EJECUTA LA OBLIGACIÒN
2.1.2. CLASES DE DOLO 8
2.1.3. REQUISITOS 9
2.2. CULPA 9
2.2.1. LOS GRADOS D CULPA Y DE QUE CULPA SE 9
RESPONDEN EN MATERIA CONTRACTUAL
2.2.2. CULPA INEXICUSABLE POR NEGLIGENCIA GRAVE 10
NO EJECUTADA LA OBLIGACIÒN
2.3. CULPA LEVE 10
2.4. INDEMNIZACIÒN POR DOLO Y CULPA LEVE INEXCUSABLE 11
CAPITULO III: DAÑOS MORALES
3.1. DAÑOS EVITABLES POR EL ACREEDOR 13
3.2. NULIDAD DE ESTIPULACIÒN 14
3.3. INDEMNIZACIÒN POR DAÑO MORAL 15
3.4. INCUMPLIMIENTO DEL PAGO EN CUOTA 16
3.5. DAÑOS Y PERJUICIOS 16
3.5.1.DAÑOS DIRECTOS E INDIRECTOS 18
CONCLUCIÒN
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCIÓN

En época romana se utilizada la palabra obligación en el sentido de deber jurídico,


pero también empleada para el hecho de obligarse, para designar el vínculo
jurídico entre sujeto activo y sujeto pasivo, e inclusive en el sentido del derecho
del sujeto activo (como en la expresión obligaciones adquiere), en el primer caso,
hablar de debe. Las obligaciones se originan en relaciones jurídicas en virtud de
las cuales una persona se compromete a ejecutar una determinada prestación a
favor de otra. Ahora bien, podemos encontrar relaciones en las que existen
obligaciones recíprocas, en las que cada una de las partes de la relación está
obligada a realizar una prestación en favor de la otra, y obligaciones unilaterales,
en las que sólo una de las partes se obliga a efectuar una prestación a favor de
la otra.

El tema de la ejecución y la inejecución de las obligaciones no solo presenta una


faceta de orden jurídico entre las partes, sino también otra de naturaleza social,
pues la sociedad en su conjunto le interesa que las obligaciones se cumplan y
que no abunden deuda que se dejen de pagar, ya que una situación de esta
naturaleza conduce a la proliferación de conflictos entre particulares, lo que
conlleva a un desmesurado aumente de litigios y congestión en los tribunales de
justicia, por acción de quienes recurren al estado para hacer valer los derechos
que no se vieron honrados por aquellos a quienes correspondía hacerlo.

Ahora bien como se mencionó anteriormente el Incumplimiento de las


obligaciones es aquel que se produce cuando el deudor no ha cumplido con lo
estipulado, o sea, el deudor es responsable de los daños y perjuicios que
ocasiones el incumplimiento por causa imputable a su persona como lo es el dolo
y la culpa, quedando liberado, el incumplimiento surge por un caso fortuito o fuerza
mayor. Antes de desarrollar las distintas reglas que contiene el Código Civil para
la determinación de la responsabilidad por la inejecución de obligaciones y el
deber de indemnizar a la persona perjudicada, es necesario precisar que esta
responsabilidad es lo que se conoce comúnmente como “responsabilidad
contractual”. Esto se debe a que la gran mayoría de incumplimientos están
referidos a obligaciones derivadas de contratos. Sin embargo, existen otros actos
jurídicos derivados de la voluntad de una persona, distintos a los contratos, que
generan obligaciones, como es el caso de la promesa unilateral. Es por ello, que
el sistema de responsabilidad por el incumplimiento de obligaciones
convencionales o derivadas de la voluntad de una persona no es uno de
“responsabilidad contractual” sino uno de “responsabilidad por inejecución de
obligaciones” como bien lo denomina el Código Civil. Veamos cual es la
definición de los actos que generan obligaciones comprendidas en el ámbito de
la responsabilidad por inejecución de obligaciones.
LOS ALUMNOS
INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES

CAPÍTULOS I
IINEJEUCION DE OBLIGACIONES

1. CONCEPTO:
Según EUGENIO MARÍA RAMÍREZ CRUZ 2016 Las normas sobre mora antes
del pago y las obligaciones con cláusula penal se trasladan a la inejecución
porque ambas operan sólo en los casos de inejecución o de incumplimiento
parcial, tardío o defectuoso.

Según Felipe Osterling Parodi Cómo en las obligaciones con cláusula penal
legislada como una de las modalidades de las obligaciones, se trasladan al título
referente a la inejecución de las obligaciones, dado que las reglas sobre ambas
instituciones operan únicamente en los casos de inejecución o de incumplimiento
parcial, tardío o defectuoso de la obligación.
Según Raúl Ferrero Costa Las obligaciones nacen para ser cumplidas, vale decir
para satisfacer el interés del acreedor mediante la realización de lo permitido por
el deudor. Sin embargo, es posible que el deudor no cumpla con la prestación
debida o la cumpla en forma parcial, tardía o defectuosa (cumplimiento inexacto).

Cuando esto se verifica nos enfrentamos ante un supuesto de insatisfacción del


interés del acreedor (total o parcial) cuyas consecuencias para el deudor estarán
determinadas por las causas de aquel incumplimiento inexacto (inejecución).
Pueden darse en casos en que el incumplimiento directo de una obligación sea
imposible, ya sea por acto voluntario del deudor o por hechos ajenos a su
voluntad. Por ello no podía hablarse de una imposibilidad de cumplirla pues
existe una máxima Romana que dice: “Tenus aut quantitas nunquam perit”.

Un derecho de crédito es susceptible de violación al hacerse imposible su


realización en la práctica, lo cual pude ser imputable al deudor, o quedar este
liberado de toda responsabilidad. Las causas reconocidas en el Derecho
Romano, determinantes en la inejecución de las obligaciones imputables al

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
deudor son: Dolo y culpa. Además de estos el caso Fortuito y la fuerza mayor
constituyen también en motivos de incumplimiento de las obligaciones, aunque
por no ser imputables al deudor producen efectos distintos. La inejecución se da
por no hacer los que se obligó uno a hacer.

1.1.1 AUSENCIA DE IMPUTABILIDAD (CAUSA NO IMPUTABLE) EN QUIEN


ACTÚA CON DILIGENCIA ORDINARIA:
Quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la
inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso.
Quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la
inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso.

Se requiere a la causa no imputable, es decir, a la ausencia de culpa, como


concepto genérico exonera torio de responsabilidad. Basta como regla general,
actuar con la diligencia ordinaria para no ser responsable.
Tal principio determina las consecuencias de la ausencia de culpa.

En caso de ausencia de culpa el deudor no está obligado a probar el hecho


positivo de caso fortuito o fuerza mayor. El deudor sólo está obligado a probar
que prestó la diligencia que exigía la naturaleza de la obligación que
correspondía a las circunstancias del tiempo y del lugar, sin necesidad de
demostrar el acontecimiento que ocasionó la inejecución de la obligación
1.1.2. DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Según GEREZ AMBERTIN Marta 1993 Cabe analizar los efectos que provoca el
incumplimiento de una obligación. Si se produce por causa del deudor, aquel
verá su responsabilidad agravada debiendo responder por el retraso, generando
la mora, y por el incumplimiento originado la acción de ejecutar la obligación,
mediante la venta pública del patrimonio del deudor. Por la inejecución se debe
responder civilmente, para ello se le debe atribuir o imputarle el incumplimiento
de la obligación al sujeto, sea este acreedor o deudor
1.2. CASO FORTUITO Y FUERZA MAYOR.

Ocurre cuando falta la culpa o el dolo, o sea cuando el obligado ajusta su


comportamiento a la exigencia requerida pero por algo imprevisto o que no se
pudo evitar, se coloca en lugar de no poder realizar la prestación. En ese caso
el hecho será inimputable. El Fortuito es por causa natural (Aluvión o temporal)
y la Fuerza mayor es por causa humana (Estallido social, guerra, etc.…)
1.2.1. CASO FORTUITO

ARTICULO 1315. “Caso fortuito o fuerza mayor es la causa no imputable,


consistente en un evento extraordinario, imprevisible e irresistible, que impide la
ejecución de la obligación o determina su cumplimiento parcial, tardío o
defectuoso”

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
El caso fortuito es el imprevisto del hombre o de la naturaleza que impide o
retarda el cumplimiento de una obligación. Sus efectos son liberar al deudor
de su obligación, por lo que éste ni siquiera debe indemnizar.

Sin embargo, existen algunas excepciones a esta regla general, por los cuales
se responde del caso fortuito:

 Cuando el caso fortuito o fuerza mayor se produjo por culpa o dolo del
deudor.
Culpa leve in concreto, ésta se mide confrontando la conducta del deudor en esa
situación particular con la conducta que él mismo acostumbra seguir en sus
propios asuntos (este caso le convendría a un hombre descuidado).

Culpa levísima, agregada por los comentaristas medievales; es la falta del


cuidado extremo que una persona prudente pone en sus negocios importantes.
Corresponde a una mínima negligencia.

 Además se distinguió entre:


 La culpa in faciendo, por acción, y La culpa in non faciendo, en la que se
llega al resultado por una omisión del deudor.

Para determinar de qué culpa se responde en las obligaciones nacidas de


contratos, en el derecho romano era necesario distinguir entre:

Contratos de estricto derecho: si la obligación consistía en la datio de un


cuerpo cierto, sólo se respondía de la culpa in faciendo, ya que el deudor se
obligó a dar y no a hacer, por lo tanto, si la causa de la inejecución o del retardo
era sólo una omisión, el deudor no respondía. Si la obligación era de facere, el
deudor respondía de toda la culpa.

Contratos de buena fe: el deudor era responsable de la culpa tanto por acción
como por omisión. Para determinar hasta qué grado se respondía, es necesario
examinar a quien convenía
El contrato que originó la obligación:

 Si el negocio interesaba al deudor, éste respondía aún de la culpa leve.


 Si el negocio sólo interesaba al acreedor, el deudor no respondía más que
de la culpa grave.
 Si beneficia solo al acreedor, el deudor responde únicamente de la culpa
grave.
 Si beneficia a ambas partes, el deudor responde de la culpa leve.
 Si beneficia únicamente al deudor, éste responde de la culpa levísima.

Los casos fortuitos o de fuerza mayor tienen iguales características.


Teóricamente, sin embargo, cabe hacer una distinción. Así, se considera que el

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
caso fortuito alude solo a los accidentes naturales lo que en el Derecho
Anglosajón se denomina «Act oj God (hecho de Dios)-; en cambio, la fuerza
mayor involucra tanto los actos de terceros como los atribuibles a la autoridad
denominados en el Derecho Anglosajón «Act oj Prince» (hecho del Príncipe).

Como ya se ha expresado, ambos consisten en acontecimientos extraordinarios,


imprevisibles e irresistibles para el deudor y, desde luego, independientes de su
voluntad.

En todo caso fortuito o de fuerza mayor hay, necesariamente, ausencia de culpa.


Estos eventos configuran, definitivamente, causas no imputables. Con el fin de
evitar posibles confusiones, conviene precisar términos.

Acontecimiento extraordinario es todo aquél que sale de lo común, que no es


usual. La previsión, por su parte, debe considerarse al tiempo de contraerse la
obligación; a diferencia de la resistibilidad, que se presenta al momento de
cumplirla. Si el acontecimiento fuera irresistible desde el momento en que se
contrajo la obligación, el acto jurídico sería nulo, porque tendría objeto imposible.
El requisito de la previsión se exige cuando el deudor no previó lo que debía, o
cuando, habiendo previsto el acontecimiento, se obliga a algo que
presumiblemente iba a ser imposible. En ambos casos el acontecimiento es
imputable al deudor, pues equivale a un hecho suyo. Pero la previsibilidad no
debe apreciarse en abstracto, porque si así lo hiciéramos prácticamente todo
acontecimiento sería previsible; y no existiría, por tanto, el caso fortuito o de
fuerza mayor.
1.2.2. EL ACONTECIMIENTO ES IMPREVISIBLE

Cuando los contratantes no tienen motivos atendibles para presumir que éste
vaya a suceder. La noción de imprevisibilidad se aprecia, pues, tomando en
consideración todas las circunstancias de la obligación. La rareza, el carácter
anormal del evento, las remotas posibilidades de realización, configuran el caso
fortuito o de fuerza mayor.

1.3. EXTINCIÓN DE OBLIGACIONES POR CAUSA NO IMPUTABLE AL


ACREEDOR

Según FELIPE ÜSTERLING PARODI 1984 La obligación se extingue si la


prestación no se ejecuta por causa no imputable al deudor. Si dicha causa es
temporal, el deudor no es responsable por el retardo mientras ella perdure. Sin
embargo, la obligación se extingue si la causa que determina la inejecución
persiste hasta que, al deudor, de acuerdo al título de la obligación o a la
naturaleza de la prestación, ya no se le pueda considerar obligado a ejecutarla;
o hasta que el acreedor justificadamente pierda interés en su cumplimiento o ya
no le sea útil.

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
También se extingue la obligación que sólo es susceptible de ejecutarse
parcialmente, si ella no fuese útil para el acreedor o si éste no tuviese justificado
interés en su ejecución parcial. En caso contrario, el deudor queda obligado a
ejecutarla con reducción de la contraprestación, si la hubiere.”

Sin embargo, el concepto de imposibilidad de la prestación sin culpa del deudor,


por el de inejecución por causa no imputable al deudor. Agrega el segundo
párrafo del precepto comentado, que, si la causa que impide la ejecución de la
prestación es temporal, el deudor, mientras la misma perdura, no es responsable
por el retardo en el cumplimiento. Y añade luego, que la obligación se extingue
si la causa que impide la ejecución perdura hasta el momento en que, en relación
al título de la obligación o a la naturaleza de la propia prestación, el deudor no
puede ya ser considerado obligado a ejecutarla, el acreedor ya no tiene interés
en su cumplimiento, o este cumplimiento deja de serie útil. En consecuencia, la
imposibilidad temporal, por causa no imputable al obligado, no irroga
responsabilidad por el retardo en el cumplimiento de la obligación. La obligación,
por lo demás, se extingue también, sin responsabilidad para el obligado, cuando
el retardo es de tal naturaleza que el deudor no puede ya ser considerado
obligado a cumplirla, el acreedor pierde interés en ella o ésta se torna inútil.
Concluye el precepto señalando que la obligación que solo es susceptible de
ejecutarse parcialmente se extingue, si ella no es útil para el acreedor o si éste
no tiene justificado interés en su ejecución parcial. La norma agrega que, en caso
contrario, el deudor queda obligado a ejecutarla, con reducción de la
contraprestación, si la hubiere.
1.4. DAÑOS Y PERJUICIOS POR EJECUCIÓN NO IMPUTABLE

El deudor no responde de los daños y perjuicios resultantes de la inejecución de


la obligación, o de su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, por causas no
imputables, salvo que lo contrario esté previsto expresamente por la ley o por el
título de la obligación.

Establece que el deudor no responde de los daños y perjuicios resultantes de la


inejecución de la obligación o de su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso por
causas no imputables, salvo que lo contrario esté previsto expresamente por la
ley o por el título de la obligación.

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES

CAPITULO II:
DOLO Y CULPA

2.1. DOLO

Según ALESSANDRI RODRIGUEZ, ARTURO 1988 Se presenta cuando,


deliberadamente, no se ejecuta la obligación. Es un incumplimiento intencional.

En el dolo, el deudor sabe de la existencia de una obligación cuya ejecución debe


realizar, pero no lo hace, y es consciente de este incumplimiento; no hay
negligencia, pero si hay intencionalidad. conducta antijurídica consciente y
querida por el deudor; definida como un acto u omisión voluntaria del deudor que
retarda o impide la ejecución de una obligación, hecha con el propósito de
beneficiarse o de ocasionar daño al acreedor. Siempre se responde del dolo;
además éste no se presume, si al acreedor interesa deberá probar que hubo dolo
del deudor.

2.1.1. Procede con dolo quien deliberadamente no ejecuta la obligación

Define el dolo. Se entiende por dolo la intención de no cumplir, aunque al


proceder así el deudor no desee causar un daño. El dolo existe cuando el deudor
tiene la voluntad de no cumplir su obligación, ya sea con el propósito de causar
un daño al acreedor o no. Y esta característica, justamente, hace al dolo diferente
de la culpa, sea que se trate de culpa inexcusable o de culpa leve. El dolo se
manifiesta como una acción u omisión. La primera forma es propia de las
obligaciones de no hacer y la segunda se aplica, generalmente, a las
obligaciones de dar y de hacer. La característica predominante del dolo, como
se ha expresado, es la intención de no cumplir. La intención, sin embargo, es un
elemento subjetivo, difícil muchas veces de precisar. Puede darse el caso, por
ejemplo, de que exista negligencia con una dosis de intención. Por ello, como
luego veremos, el Código señala igual responsabilidad para los casos en que el
sujeto proceda con dolo o con culpa inexcusable.
2.1.2. CLASES DE DOLO:

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
Es preciso distinguir entre el dolo civil y dolo penal:

 Dolo Civil.- En el dolo civil interesa la conducta asumida por el deudor en


el incumplimiento de sus obligaciones civiles libremente aceptadas por él
al momento de la celebración, por eso se exige la preexistencia de las
relaciones obligacionales; es decir, el vínculo jurídico previo entre él y su
acreedor.
 Dolo Penal.- Este dolo penal tendrá que analizarse todas las variables
mentales, conscientes y voluntarias asumidas por el sujeto para llevar a
cabo un acto criminal.
 Dolo como Vicio de la Voluntad.- Este dolo es diferente también del dolo
considerado como causa de la inejecución de las obligaciones. El primero
consiste en maniobras que emplea una persona para inducir a otra a la
celebración de un acto, alterando su libertad de decisión. Por esa razón
dicho acto deviene en anulable. El segundo surge con posterioridad a la
celebración de las obligaciones; concretamente, en el momento de la
ejecución o cumplimiento, mediante el deudor busca hacerla imposible.
2.1.3. REQUISITOS:

a) Conocimiento de la obligación preexistente. No sólo debe tener


conocimiento que la obligación existe, sino también su exigibilidad. El
olvido no es desconocimiento; el olvido no dará lugar al dolo, pero sí a la
culpa, porque hay negligencia.
b) Conciencia del incumplimiento. Forma parte de la mala fe, ya que el
incumplimiento es un acto ilegítimo y el deudor es plenamente consciente
de esto.
c) Consumación del incumplimiento.

2.2. CULPA

es la falta de diligencia o cuidado en el cumplimiento de la obligación, sin el


propósito de dañar. Se incurre en ella cuando hay una acción u omisión
voluntaria del deudor, pero no intencional. En cuanto a su gravedad se distingue
entre culpa grave, culpa leve y culpa levísima. De la culpa grave siempre se
responde.

2.2.1. LOS GRADOS DE CULPA Y DE QUÉ CULPA SE RESPONDEN EN


MATERIA CONTRACTUAL:

1) Culpa grave: consiste en un descuido extremo. Es una negligencia tal que


no la hubiera cometido ni aún una persona descuidada.
2) Culpa leve o levis: es la falta del cuidado que da a las cosas un buen
padre de familia, o sea, un hombre medio. Esta corresponde a la

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
responsabilidad general del deudor por el incumplimiento. Se distingue
entre:

 Culpa leve in abstracto, que es aquella cuya apreciación se hace


comparando la conducta del deudor con la de una abstracción: la figura
de un hombre medio (el buen padre de familia). Esta es la regla general.
 Culpa leve in concreto, ésta se mide confrontando la conducta del deudor
en esa situación particular con la conducta que él mismo acostumbra
seguir en sus propios asuntos (este caso le convendría a un hombre
descuidado).
 Culpa levísima: agregada por los comentaristas medievales; es la falta
del cuidado extremo que una persona prudente pone en sus negocios
importantes. Corresponde a una mínima negligencia.

2.2.2. CULPA INEXICUSABLE POR NEGLIGENCIA GRAVE NO EJECUTA


LA OBLIGACIÓN

Según SANTOS BRIZ JAIME 1986 considera a la culpa que ella prevé que el
obligado, como regla general, no responde de los daños y perjuicios derivados
de la inejecución por causas no imputables, salvo que así lo establezca
expresamente la ley o el pacto entre las obligado, aun cuando la inejecución de
la obligación o su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso obedezca a causas
no imputables. También es posible que tal responsabilidad se atribuya por pacto.
La estipulación -de ascendencia romana- se sustenta en el principio de la libertad
de las convenciones, ya que no compromete el orden público. En estos casos,
el deudor desempeña, en cierta forma, el papel de asegurador, pues libera al
acreedor de los riesgos. Los contratantes, en consecuencia, están en aptitud de
convenir válidamente que el deudor responderá de los daños y perjuicios
resultantes de la inejecución de la obligación, aun cuando ésta tenga su origen
en una causa no imputable. Por tratarse de una regla excepcional, ella debe
constar, en forma indubitable, en el contrato.

Incurre en culpa inexcusable quien por negligencia grave no ejecuta la


obligación. Esta culpa inexcusable es justamente la negligencia (culpa lata dolo
aequiparatur) que linda con el dolo; por la gravedad que ella reviste; y al ser los
límites entre el dolo y la culpa inexcusable con frecuencia borrosos, se atribuye
iguales consecuencias jurídicas a quien actúe de cualquiera de estas dos
maneras.
2.3. CULPA LEVE

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
Según lo señala FELIPE ÜSTERLING PAROID 1984. Actúa con culpa leve quien
omite aquella diligencia ordinaria exigida por la naturaleza de la obligación y que
corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.

Cuando el deudor, por falta de diligencia ordinaria, omite ejecutar la prestación


prometida, incurre en culpa. El resultado dañoso, no querido por el deudor,
obedece a su imprudencia, torpeza o, en general, a su falta de diligencia.
Conviene tomar nota de que la regla se refiere claramente a la falta de diligencia
ordinaria como constituyente de la denominada culpa leve, pues, en caso de
negligencia grave, estaríamos ante un caso de culpa inexcusable. En la culpa
leve, a diferencia del dolo, no hay intención de no cumplir, no hay mala fe de
parte del deudor. Y, a diferencia de la culpa inexcusable, no hay negligencia
grave, sino tan solo la falta de diligencia ordinaria. La negligencia consiste en
una acción (culpa in facíendo) u omisión (culpa in nonfaciendo) no querida, pero
que obedece a la torpeza o falta de atención del deudor o, en general, a la
omisión de la diligencia ordinaria que exija la naturaleza de la obligación y que
corresponda a todas las circunstancias, ya sea que se trate de las personas, del
tiempo o del lugar.

Relativo a la culpa leve, al igual que el artículo 1319, referente a la culpa


inexcusable, están destinados a dar pautas generales o líneas directivas al juez;
pero toca a éste, en cada caso, apreciar si la acción u omisión del deudor
contraviene la obligación y, si lo hace, decidir si tal contravención, conforme a
dichas pautas, obedece a culpa inexcusable o a culpa leve. Las reglas previstas
están plenamente justificadas. En esta materia, las situaciones de hecho son
siempre distintas y ello origina una singular dificultad para apreciarlas con una
idea abstracta y genérica, como por ejemplola del «buen padre de familia» o la
del «comerciante honesto y leal». Lo que debe apreciarse y juzgarse, en
definitiva, es la conducta de determinado deudor ante determinado evento, y no
el proceder genérico de un miembro de la especie humana. Es prudente, por
ello, que el concepto de culpa no se atenga a principios rígidos; pero también es
necesario que el juez aprecie y decida, para cada caso concreto, si el deudor
incurrió en culpa inexcusable, vale decir, si actuó con negligencia grave, o si
procedió con culpa leve, esto es, omitiendo tan solo la diligencia ordinaria debida.
Corresponde al juez decidir si es culpa inexcusable o culpa leve, pues la realidad
supera al apreciarlas con una idea abstracta y genérica, como por ejemplo la del
“buen padre de familia” o la del “comerciante honesto y leal”.
2.4. INDEMNIZACIÓN POR DOLO Y CULPA LEVE INEXCUSABLE

La indemnización, para ser completa, debe comprender todo lo necesario a fin


de colocar al acreedor en la misma situación jurídica en que se encontraría si la
obligación hubiese sido cumplida.
Artículo 1321.- Queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no
ejecuta sus obligaciones por dolo, culpa inexcusable o culpa leve. El

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
resarcimiento por la inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial,
tardío o defectuoso, comprende tanto el daño emergente como el lucro cesante,
en cuanto sean consecuencia inmediata y directa de tal inejecución. Si la
inejecución o el cumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la obligación,
obedecieran a culpa leve, el resarcimiento se limita al daño que podía preverse
al tiempo en que ella fue contraída

 El primer párrafo del artículo 1321 del Código omite la palabra


«morosidad», pues la mora supone dolo o culpa. Omite, asimismo, la
expresión «el que de cualquier modo contraviniere a ellas», pues si la
obligación fuera contravenida sin dolo o sin culpa no habría
responsabilidad, salvo que la ley o el pacto la atribuyeran. La
indemnización, para ser completa, debe comprender todo lo necesario a
fin de colocar al acreedor en la misma situación jurídica en que se
encontraría si la obligación hubiese sido cumplida.
 segundo párrafo del artículo 1321, el acreedor tiene derecho de exigir el
resarcimiento por el daño emergente y el lucro cesante. Las pérdidas que
sufre el acreedor como consecuencia de la inejecución de la obligación, o
de su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, corresponden al daño
emergente; las utilidades que deja de percibir, por iguales motivos,
corresponden al lucro cesante. El daño emergente es el empobrecimiento
del patrimonio del acreedor.
 El tercer párrafo del artículo 1321 establece, sin embargo, una importante
restricción para los casos en que el obligado proceda con culpa leve. En
estas hipótesis, el resarcimiento se limita al daño que podía preverse al
tiempo en que la obligación fue contraída. La sanción, por consiguiente,
es menos severa que si la inejecución o el cumplimiento parcial, tardío o
defectuoso de la obligación, se produjera por dolo o por culpa grave del
deudor.

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES

CAPITULO III:
DAÑOS MORAL

3.1. DAÑOS EVITABLES POR EL ACREEDOR

Según FELIPE ÜSTERLING PAROID 1984Se refieren a los hechos dolosos o


culposos del acreedor que hubiesen concurrido a ocasionar el daño, y a los
perjuicios que el acreedor hubiera podido evitar usando la diligencia ordinaria.
La inejecución de la obligación puede también obedecer a culpa del acreedor: a
culpa exclusiva de éste, o a culpa del acreedor concurrente con la del deudor.
Es evidente, en el primer caso, el efecto liberatorio y, desde luego, la
inimputabilidad del deudor. Este tema no merece mayores comentarios. El
segundo caso puede ser más complejo.

Se trata de una cuestión de apreciación que el juez debe evaluar. Si el hecho


doloso o culposo del acreedor ha concurrido a ocasionar el daño, la entidad del
resarcimiento se reduce en proporción a la gravedad de tal hecho y a las
consecuencias que se hayan derivado del mismo. La responsabilidad por la
inejecución de la obligación es compartida entre el acreedor y el deudor; se
configura una situación intermedia entre el daño inimputable y el daño debido
por entero a culpa del deudor. Esto es lo que en doctrina se conoce con el
nombre de concurso de culpas, en el cual cada sujeto responde en proporción al
grado ele su culpa eficiente.

Puede considerársele también como ejemplo: lo que en doctrina se llama


compensación ele culpas, en la cual no se hace referencia, naturalmente, a la
compensación en sentido estricto. Se considera razonable, y así lo establece el
artículo 1327 del Código, que el deudor no deba resarcimiento por los daños que
el acreedor perjudicado hubiera podido evitar usando la diligencia ordinaria. Se
supone que ya ocurrió el incumplimiento; pero se supone, además, que el
acreedor, por su parte, se ha abstenido culposamente de hacer algo para evitar

13
INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
el mayor daño. Es evidente que el acreedor no debe agravar, con su propio
comportamiento, la situación del deudor que ha incumplido.

 El primer caso, el efecto liberatorio y, desde luego, la inimputabilidad del


deudor.
 El segundo caso puede ser más complejo. Se trata de una cuestión de
apreciación que el juez debe evaluar. Si el hecho doloso o culposo del
acreedor ha concurrido a ocasionar el daño, la entidad del resarcimiento
se reduce en proporción a la gravedad de tal hecho y a las consecuencias
que se hayan derivado del mismo. La responsabilidad por la inejecución
de la obligación es compartida entre el acreedor y el deudor; se configura
una situación intermedia entre el daño inimputable y el daño debido por
entero a culpa del deudor. Por perjudicado hubiera podido evitar usando
la diligencia ordinaria. Se supone que ya ocurrió el incumplimiento; pero
se supone, además, que el acreedor, por su parte, se ha abstenido
culposamente de hacer algo para evitar el mayor daño. Es evidente que
el acreedor no debe agravar, con su propio comportamiento, la situación
del deudor que ha incumplido.

ARTICULO1327: El resarcimiento no se debe por los daños que el acreedor


habría podido evitar usando la diligencia ordinaria, salvo pacto en contrario.
3.2. NULIDAD DE ESTIPULACIONES

Según VER MAZEAUD Admite que el acreedor pueda renunciar, antes de la


época señalada para el cumplimiento de la obligación, a hacer efectiva la
responsabilidad en que incurriría el deudor por inejecución bajo culpa leve. La
ley, sin embargo, sanciona de nulidad estas cláusulas cuando por ellas se trata
de restringir o exonerar de responsabilidad al deudor que incumple la obligación
por dolo o por culpa inexcusable. Regla similar adopta el Código al tratar de la
responsabilidad extracontractual o delictual (confróntese el artículo 1986).
Conviene aclarar que el problema de la validez o nulidad de estas cláusulas se
suscita únicamente cuando ellas se estipulan antes de que se origine el daño.
Nada se opone a que el acreedor, después de producido el daño, renuncie a
exigir el pago de la indemnización, ya sea que se trate de responsabilidad
contractual o extracontractual, por dolo, culpa inexcusable o culpa leve del
deudor.

La renuncia a posteriori del acreedor o, en el caso de la responsabilidad


delictual, de la víctima o de sus herederos, constituiría una simple condonación
o remisión de la deuda. Solo se permite tal exclusión o limitación en el caso de
incumplimiento por culpa leve. En la eventualidad del dolo, es unánime la opinión
de que el pacto sería ilícito. Esta regla tiene origen romano. Sería inadmisible
que el deudor que deliberadamente incumple su obligación quede exento de
responsabilidad, no solo por evidentes razones morales, sino porque

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
jurídicamente la obligación carecería de sentido, pues el deudor tendría la
facultad, a su arbitrio, de cumplir o incumplir el contrato. Aceptar que el deudor
puede faltar intencionalmente a lo que prometió, equivaldría a admitir que puede
obligarse bajo condición potestativa, esto es, que puede no obligarse a nada.

Solo se permite tal exclusión o limitación en el caso de incumplimiento por culpa


leve. En la eventualidad del dolo, es unánime la opinión de que el pacto sería
ilícito. Esta regla tiene origen romano. Sería inadmisible que el deudor que
deliberadamente incumple su obligación quede exento de responsabilidad, no
solo por evidentes razones morales, sino porque jurídicamente la obligación
carecería de sentido, pues el deudor tendría la facultad, a su arbitrio, de cumplir
o incumplir el contrato. Aceptar que el deudor puede faltar intencionalmente a lo
que prometió, equivaldría a admitir que puede obligarse bajo condición
potestativa, esto es, que puede no obligarse a nada. Equiparar la culpa
inexcusable al dolo tanto para los efectos previstos por el artículo 1328
comentado, como para los que determinan el ámbito de la responsabilidad es
perfectamente válido.

ARTICULO 1328
Es nula toda estipulación que excluya o limite la responsabilidad por dolo o
culpa inexcusable del deudor o de los terceros de quien éste se valga.
También es nulo cualquier pacto de exoneración o de limitación de
responsabilidad para los casos en que el deudor o dichos terceros violen
obligaciones derivadas de normas de orden público

3.3. INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL

Según VER MAZEAUD Se refiere al daño moral por inejecución de las


obligaciones. Daño moral es el daño no patrimonial, es el inferido en derechos
de la personalidad o en valores que pertenecen más al campo de la afectividad
que al de la realidad económica. Son, en cuanto a la naturaleza del derecho
vulnerado, aquéllos que recaen sobre bienes inmateriales, tales como los que
lesionan los derechos de la personalidad; y también los que recaen sobre bienes
inmateriales, pero que independientemente del daño moral, originan, además,
un daño material. Y, en cuanto a sus efectos, son susceptibles de producir una
pérdida pecuniaria, o son morales strictu sensu, cuando el daño se refiere a lo
estrictamente espiritual. Daño moral, «que no puede haber Código con
soluciones que pugnan contra el más elemental sentido jurídico. Por encima de
textos literales, fuera de preceptos taxativos, está el espíritu de la legislación,

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
está la conciencia jurídica, que valen, cuando son generales y fuertes, como aquí
pasa, por todos los artículos imaginables.

Según ESPIN, DIEGO 1970, por su parte, expresa que «el perjuicio que
experimenta el acreedor no es siempre de naturaleza patrimonial. Aunque con
menor frecuencia, el retardo o el incumplimiento pueden afectar otro género de
facultades, todavía más preciosas, como aquellas que integran la personalidad
misma o determinan sentimientos legítimos.
Las normas de justicia imponen la obligación de indemnizar siempre el
detrimento irrogado, sea que se trate de daños exclusivamente patrimoniales, o
de daños morales que engendren o no perjuicios económicos. Aunque es poco
frecuente encontrar en materia contractual intereses lesionados de carácter
exclusivamente moral, ello no es objeción para que no se reparen cuando se
demuestre su existencia. En el campo contractual, al igual que en el
extracontractual, es mejor buscar una reparación imperfecta -la entrega de una
suma de dinero por concepto de indemnización-, a dejar, simplemente, sin
protección alguna un derecho vulnerado. En suma, cuando el daño moral existe,
su sanción debe seguirle como consecuencia necesaria, cualquiera que sea su
procedencia y naturaleza.

El deudor no cumple su obligación cuando y como debiera, el acreedor tiene el


derecho de obtener una indemnización por daños y perjuicios, es decir, una
suma en dinero equivalente al provecho que hubiera obtenido del cumplimiento
efectivo. Y exacto de la obligación, a título de indemnización por el perjuicio
sufrido". Indemnizar quiere decir poner a una persona, en cuanto sea posible, en
la misma situación en que se encontraría si no se hubiese producido el
acontecimiento que obliga a la indemnización.

3.4. INCUMPLIMIENTO DE PAGO EN CUOTA

El precepto establece un supuesto adicional a los que prevé el artículo 181 de


pérdida por parte del deudor del derecho a utilizar el plazo concedido a su favor.
Su propósito no es otro que asegurar que el acreedor vea satisfecho su crédito
cuando debiendo efectuarse el pago en cuotas periódicas, el deudor incumple
tres cuotas, sucesivas o no. En este caso, la falta de pago dará lugar al
vencimiento automático de las demás cuotas, cuya cancelación podrá exigir el
acreedor La norma admite el pacto en contrario.
3.5. DAÑOS Y PERJUICIOS

Según FELIPE ÜSTERLING PAROID 1984 Para que haya un daño contractual
resarcible no basta que se incumpla la obligación y que el incumplimiento sea
imputable al deudor. Es necesario, además, que el incumplimiento produzca un
perjuicio. Toda reclamación de daños y perjuicios, aunque se funde en un
derecho inobjetable a exigirlos, requiere la prueba de su existencia. Para declarar

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
la responsabilidad no basta comprobar judicialmente la infracción de la
obligación; es preciso demostrar la existencia de los daños y perjuicios. A este
respecto, establece el artículo 1331 del Código Civil que "la prueba de los daños
y perjuicios y de su cuantía también corresponde al perjudicado por la
inejecución de la obligación, o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso".
Por ello, el incumplimiento de un contrato no origina necesariamente el derecho
a una indemnización. Tiene que haber un daño. La responsabilidad civil, a
diferencia de la responsabilidad penal, no es punitiva. Así, si el deudor incumple
su obligación por dolo o por culpa y el acreedor no sufre daño alguno, entonces
no hay lugar a la indemnización; por ejemplo, cuando el mandatario no adquiere
las acciones que le encomendó comprar su mandante y éstas bajan de valor en
el mercado, siendo posible obtenerlas. Por un precio inferior. En éste caso qué
se indemnizaría? El principio general admite, sin embargo, excepciones. Las
excepciones más frecuentes se presentan en las obligaciones con cláusula penal
y en las obligaciones de dar sumas de dinero.

El problema de los daños y perjuicios por la inejecución de las obligaciones


emanadas del contrato conduce a decidir si ellos deben determinarse según el
día en que se produjo la inejecución o según el día en que se dicta la sentencia
condenatoria. El tema es de singular importancia, pues estando constituida la
indemnización generalmente por una suma de dinero, ella puede ser insuficiente,
si se calcula su cuantía al día en que se produjo el daño, para reparar los
perjuicios el día de la sentencia. El problema está vinculado a la devaluación
monetaria y al. Alza de los materiales, mano de obra y, en general, de los bienes
objeto de la obligación. La indemnización, en nuestro concepto, debe ser igual al
valor del perjuicio en el día en que se dicte la sentencia condenatoria: ella debe
permitir que el acreedor, sin desembolsos adicionales, reponga las cosas al
estado en que debían encontrarse de haberse cumplido la obligación. De lo
contrario no se resarciría íntegramente el daño. Y no se diga que el mayor valor
de los materiales y mano de obra obedece a la devaluación monetaria. No puede
aducirse que el aumento de perjuicio no es causado por la culpa del responsable,
sino por la baja del poder adquisitivo de la moneda. El deudor que incumplió su
obligación pudo proveerse, en la época del incumplimiento, usando la moneda
más sólida que no entregó a su acreedor, de bienes que, justamente por la
devaluación, han aumentado de valor. La indemnización, si apreciamos;
Pecuniariamente el monto de los perjuicios al día del incumplimiento y no · del
pago, conduciría a permitir que el deudor, aquel que no ejecutó la obligación 'Por
dolo o por culpa, se enriqueciera a costa del acreedor, que sólo ejercitó un
legítimo derecho: exigir en su oportunidad el cumplimiento de una obligación
válidamente contraída. Carece de sustento, por último, la argumentación de que
el perjuicio resultante de la devaluación monetaria ordinaria es imprevisible. En
primer término porque la devaluación monetaria es un fenómeno generalizado y,
por tanto. Perfectamente previsible. Y en segundo lugar, porque si el deudor

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES
hubiera indemnizado de inmediato al acreedor, sin esperar la expedición de una
sentencia condenatoria, no habría sufrido esos efectos.

3.5.1. DAÑOS DIRECTOS E INDIRECTOS

El daño llamado indirecto o mediato, o sea aquel que es reflejo lejano del
incumplimiento, no es resarcible, según el mismo artículo 1321 del Código Civil.
Sólo es susceptible de indemnizarse el daño directo e inmediato. Este principio
de causalidad jurídica supone un nexo, también inmediato, de causa a efecto, de
manera que se pueda inferir que el daño no se habría verificado sin el evento
doloso o culpable a que dio origen el deudor. En el caso del daño indirecto, el
nexo de causalidad entre el incumplimiento y el daño desaparece, en el sentido
de que entre uno y otro se introducen factores extraños. Explicaba Pothier a título
de ejemplo que, si el deudor no entregaba el caballo objeto de la obligación de
dar, en tiempo oportuno, por culpa, era responsable por el mayor precio que
debía pagar el acreedor por otro caballo. Pero si a causa de la demora el
acreedor no cobraba cierta suma de dinero en el lugar donde debía haberse
trasladado con el caballo objeto de la obligación, el deudor no respondía de este
perjuicio. El primero era directo; el segundo indirecto. Excepcionalmente, agrega
Pothier, el deudor respondía de este último perjuicio cuando había sido previsto
al contraerse la obligación. Si el deudor entregaba al acreedor, dolosamente, una
vaca infectada, respondía no sólo por el daño en la vaca misma, sino por el resto
del ganado que sufría el contagio. Pero et deudor no era responsable de las
consecuencias lejanas y circunstanciales de la inejecución dolosa, por ejemplo,
si como consecuencia del contagio el acreedor no había podido cultivar las
tierras y había quebrado.

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INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES

CONCLUSIÓN

Lo que en ciertas oportunidades es caso fortuito o de fuerza mayor, en otras no


lo es. Pero lo expresado no significa que todos los acontecimientos que se
presenten sin culpa configuren casos fortuitos o de fuerza mayor. Usualmente el
deudor tan solo debe probar que ha actuado con la diligencia requerida, vale
decir, sin culpa, para quedar exonerado de responsabilidad. Generalmente el
deudor no precisa demostrar el caso fortuito o de fuerza mayor.

Las disposiciones contenidas en el Código Civil sobre estos aspectos, son de


fundamental importancia para permitir un adecuado funcionamiento del sistema
de obligaciones y regular las situaciones en las que una persona se vea
perjudicada por el incumplimiento de sus prestaciones.

En nuestro derecho no es necesario que la ejecución directa de la obligación sea


imposible para pedir la indemnización de daños y perjuicios. El acreedor, dentro
de los límites que vamos a señalar, puede renunciar a la prestación en forma
específica, y demandar, en cambio, el resarcimiento en dinero. La doctrina
enseña que el hecho de pedir en los casos necesarios la prestación en forma
específica, en lugar del equivalente, no es una obligación, sino una facultad del
acreedor.

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BIBLIOGRAFÍA

 ALESSANDRI RODRIGUEZ, ARTURO (1988) Teoría de las obligaciones.


 ESPIN, Diego (1970) Manual de Derecho Civil Español. Volumen 3.
Editorial revista de Derecho Privado. Pág. 13
 Eugenio María Ramírez Cruz (2016) Jurista y Analista Político. Libros.
Edición Perú. pág.464
 FELIPE ÜSTERLING PAROID (1984) Libro VI sobre "Las Obligaciones"
Editorial Jurídica. Pág. 335
 GEREZ AMBERTIN Marta (1993) Las voces del superyo. Editorial
Manantial.
 SANTOS BRIZ JAIME (1986) La Responsabilidad Civil. Derecho
Sustantivo Y Derecho Procesal. 4ª Edición, Actualizada Y Revisada.
 VER MAZEAUD. ob cit, pág. 12

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