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UNA SERENDIPIA REVOLUCIONÓ LA HISTORIA DE LA MEDICINA.

“El motor de cualquier ciencia es la curiosidad humana.”-Ronald Mennickent. La


gran mayoría de descubrimientos e innovaciones que han cambiado la visión y
percepción del mundo, han nacido como fruto de la curiosidad científica por
responder a las preguntas que surgen sobre diversos problemas, especialmente
en el campo de la medicina. Sabemos que gracias a la curiosidad obtenemos
conocimiento pero ¿qué objetivo se logra al alcanzar tanto conocimiento?

Sin duda alguna, el conocimiento que adquirió a partir de sus ideas curiosas fue lo
que permitió que Alexander Fleming, un científico escocés pasara a la historia
con un premio Nobel por sus importantes aportes a la medicina, en especial por el
descubrimiento de la penicilina.

Una serendipia: así es considerada la penicilina hoy día debido a los factores que
están involucrados en su descubrimiento. Inicialmente Fleming, se dio cuenta que
ésta observación era significativa y no un experimento fallido al observar que en
una de sus placas donde cultivaba una bacteria, Staphylococcus aureus, había
crecido también un hongo que inexplicablemente inhibía el crecimiento de la
bacteria. ¿Hay un porqué que incentivara la iniciativa de estudio y próximamente
producción de la penicilina? Sí, si lo hay, al no dejar pasar inadvertido este hecho
se inició una gran cadena de investigación que se convertiría en un par de años en
uno de los sucesos más importantes para solidificar lo que serían las bases de los
antibióticos en la medicina moderna.

El éxito de la producción de penicilina no fue de un momento a otro, sólo la


Segunda Guerra Mundial proporcionó un motivo real para el inicio y desarrollo de
esta serendipia. Ya se había demostrado que la penicilina tenía gran potencial en
cuanto a sus propiedades antimicrobianas aunque su producción requería de un
arduo y complicado proceso que se realizaría gracias a un conjunto de ingenio
conformado por biólogos, ingenieros de procesos y científicos.

Cabe resaltar, que la Segunda Guerra Mundial fue arma de doble filo siendo el
precursor para el desarrollo de la penicilina y del mismo modo impidió utilizar las
instalaciones industriales para su respectiva fabricación. En este punto, sólo la
capacidad de un grupo de personas que apostaban a una de las serendipias más
importantes en el mundo de la medicina fueron las encargadas de impulsar el
proyecto. En realidad, fue más de una década dedicada al arduo trabajo de
encontrar una síntesis que fuera adecuada y compatible con la fermentación del
hongo debido a que los procesos de retro-extracción, síntesis química, métodos
de
extracción en crudo disponibles, método de salvado, entre otros presentaban
inconsistencias; eran procesos largos con extensa mano obra y dificultades en el
control de la temperatura.

. Pfizer completó en menos de un mes la primera planta de producción comercial de


penicilina por fermentación sumergida

la síntesis química

sus asociados se acercaron a las empresas farmacéuticas en los Estados Unidos para persuadirlos
a desarrollar la capacidad de producir penicilina, Estados Unidos no estaba en guerra en ese
momento. Muchas empresas y laboratorios gubernamentales, asistidos por muchas
universidades, asumieron el desafío. Particularmente prominentes fueron Merck, Pfizer, Squibb y
el Laboratorio de Investigación Regional del Norte del USDA en Peoria, Illinois. Los primeros
esfuerzos con la fermentación fueron modestos. Se hizo un gran esfuerzo para intentar sintetizar
químicamente la penicilina. Este esfuerzo involucró a cientos de químicos. En consecuencia,
muchas empresas al principio se mostraron reacias a comprometerse con el proceso de
fermentación, más allá de la fase de planta piloto. Se pensó que el sistema de fermentación de la
planta piloto podría producir suficiente penicilina para satisfacer las necesidades de las pruebas
clínicas, pero la producción a gran escala pronto se realizaría por síntesis química. En ese
momento, EE. UU. las empresas habían logrado un gran éxito con la síntesis química de otras
drogas, lo que les daba a las empresas un gran control sobre la producción de la droga. La síntesis
química de la penicilina demostró ser extremadamente difícil. (Se logró en la década de 1950, y
la ruta de síntesis aún no es competitiva con la fermentación). Sin embargo,

El problema era típico de la mayoría de los nuevos procesos de fermentación: un producto valioso
tenía niveles muy bajos. La baja tasa de producción por unidad de volumen requeriría reactores
muy grandes e ineficientes, y la baja concentración (título) hizo que la recuperación y purificación
del producto fuera muy difícil.
Este logro requirió un alto nivel de trabajo multidisciplinario. Por ejemplo,
Merck se dio cuenta de que los hombres que entendían tanto la ingeniería como la
biología no estaban disponibles. Ingeniero químico y microbiólogo de Merck junto
a cada aspecto del problema. Planearon, ejecutaron y analizaron conjuntamente el
programa experimental, "casi como si fueran hombres" (véase el capítulo de Silcox
en Elder, 1970). El progreso con la fermentación de la penicilina ha continuado, al
igual que la necesidad de interacción de biólogos e ingenieros. Desde 1939 hasta

«Es un hito en la historia de la medicina y podemos afirmar que hay un


antes y un después. Con ella se consiguió vencer a un gran número de
microorganismos responsables de producir infecciones y demostrar la
necesidad de disponer de antibióticos en la terapéutica», explica Rafael
Cantón, Jefe del Servicio de Microbiología del Instituto Ramón y Cajal de
Investigación Sanitaria(IRYCIS). Aunque han pasado 70 años desde este
descubrimiento, «hoy en día, la penicilina, sus derivados y los compuestos
relacionados, denominados genéricamente como antibióticos beta -
lactámicos, continúan siendo el grupo de antibióticos que más se
utilizan».

Como las personas, estudiosos y científicos unieron esfuerzos

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